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Alberto Vargas Mauricio Beuchot José Diaz José de Teresa Isabel Cabrera Carlos Pereda Edgar Gonzalez Argumentacion y Filosofia Cuedernos Universitarios 25 Division de Ciencias Sociaies y Humanidades Departamento de Filosota Area de Logica y Filosofia de la Ciencia 6. {Qué es una falacia? Carlos Pereda Dos objeciones frecuentes contra an argumento son: et apoyo interno que dan las premisas a la conclusién es insu- ficiente o las premisas no éstén externamente apoyadas 0, al menos, no estén, desde st punto de vista extem af arsumento, suficientemente apoyadas. En el primer caso, se trata de un argumento formalmente incorrecto, en el segundo, solerios estar frente a un argumento con, por lo ‘0¢nos, una premisa fal, por ejemplo, la conclusion: Socrates es griego no recibe apoyo interno de las premisas: todos los hombres son mortales, ‘Séerates es hombre, En cambio, el argumento: todos los mexicanas son reortales Socrates es mexicano, por lo tanto, Sécrates es mortal. i) Si bien es un argumento formalmente correcto, no ob. tante, es también un argumento atacable pues su segunda premisa no tiene apoyo extemo, es fsa.” Incoreccién formal y folsedad son términos eriicos, También tas palabras “falacia”, “falaz” son términog criticos, Afirmar sin embargo en un debate “Wo que hag dicho es una falacia” © “Pedro €s falaz” no critica rmeramente a un discurso 0 a una persona, més bien, ine ‘troduce un acto de censura, eventualmente, de condena. cién. (Se comete, entonces, en una falacia una falta més rave que la ausencia de apoyo intemo 0 externa a fa cone clus Atist6teles responde afirmativamente. Las faacias son: argumentos que parecen ser tates (Ret. sof. 1,164 a 20).2 stave vgs gat sents mid nl ant mn ny ea yon ce biseamente, rear oe ates. La primera const en efor Sater ae as ms rt sei ji, ees me a ure rain ee ee ee orci et fr ee St, 2 Una afizmacién similar encontramos en la Retérica, U, 1500.38. eS na ‘La tradicién, en ningin caso, se ha alejado de esta se5- puesta, (Esta ver, €] uso tampace se aparta dela etimologta, La palabra castellane “falacia” ~y palabras similares como ‘falacia” en portugués, “fallacia” en italiano, “fallacy” en inglés 0 “fallace” en francés— proviene del verbo tino Jallo, engatar. Adersis, en atin esta palabra se usa de ma- nera casi intercambiable con les vooes pardlogismus ~del ariogo mapa contra Noyauos, Fazonamiento, arguments- cién-— y sophisma —oogcyua.,argucia, taco argumental-), Podemos, pues, partir de la siguiente reconstruccién de falacia: (D Elargumento A es una falaca sy sla si (@) Aes un mal argumento pero (b) A parecer un buen argumento. En la reconstrucci6 (1) hay. por lo menos, tres dficul tades a aclarar: por un lado, las expresiones “buen argu- mento” y “mal argumento” y por otro,el verbo “parecer”. Comienzo discutiendo Tas dos primeras expresiones, els- borando con cierte atencién los conceptos que presuponen. Cualquier argumentar tiene una de las siguientes dos relaciones.con algin problema: con argumentos o se pro ccura resolver problemas 0 formularlas ~a partir de dificul- tades 0 conflictos no suficientemente articulados—. Pare referirme a las acciones de formular y resolver problemas, © al menos, de procurar hacerio, usaré el concepto més general de tratar problemas. Argumentar es, pues, una ‘manera de tratar problemas cuando diferentes creencias entran en desacuerdo. De ahi que si o se tiene un proble- ‘ma cyo trato se busca, no se puede disponer de le opera- cin amade “argumentar”. Ciertos enunciados con apa- riencia de argumentos, pero sin eS funcién, no son us argumentos. Solemos confirmar estos negativamente; ‘cuando, por ejemplo, en una discusién, exclamamos: “Sig las distintas fases de tu argumento pero no me doy cuenta qué es Jo que se quiere con é1, no veo a gué se est apun. tando”, ea realidad, no acabamos de entender Ia argumen.. taci6n, no sabemos de qué se discute. No importa que los problemas se reduzcan a una pregunta delimitada sobre luna creencia nimia o resulten de antagonismos entre con- juntos de creencias en tomo a una cuestién considereda ‘muy relevance; comprender una argumentacién incluye detectar el problema que esa argumentacion quiere tratar, cen el sentido de que no es posible comprender una res- puesta ignorando a pregunta que se responde. Escribo, ;por eso, la primera condicion de la reconstruccién de argu- eater como ara cléusula contraféctica: ‘A es un argumentar sobre las ereencias C si A es una ac- ion tal que: (1) de plantearse un problema con respecto a C, A podria tratarlo. Se objetaré: iy, digemos, los ejemplos de argumentos que aparecen en un texto de I6pica y que no se refieren a ningin problema, acaso no son argumentos? Respuesta: 10 siguen siendo en ef mismo sentido en que las ruedas col- sgadas como adomo en una pared continian siendo ruedas.. Hay que agregar, sin embargo: yo no habria aprendido comrectamente e} concepto de rieda si s6lo me hubiese enfrentado a ruedas colgadas de la pared; una carencia si ilar aquejecta a quien tuviera Gnicamente noticia de los argumentos a través de wn manual de logica Pro, regresemos a las condiciones de argumentar. Alguien confiesa: “Sibitamente, el en si de un paseo y por lo tanto, 116 subi6 de nuevo Ia inflacién este mes”. Supongamos que te. nnemos la posibilidad de proguntarle a esa persona qué quiere decir con la expresiOn “el en side un paseo” y ella responde “no sé, no entiendo”. Y si todavia insistimos acerea de la relacign que se est4 proponiendo entre el enig- ‘ma acerca del en sf del paseo” y el alarmante “subio de nuevo la inflacién este mes” y la persona vuelve a respon- demos que tampoco entiende esas expresiones pero que no puede dejar de repetirlas, no dirfamos que esa perso ra estd argumentando, Se trata, tal vez, del resultado de tun condicionamiento, acaso de uns “seducci6n’"; en cual- quier caso, no hay argumentar si ni siquiera se busca en- tender las premisas con que se opera. Segutida condicién: A-es una accién de argumentar: (2) si las premisas y sus relaciones, y las relaciones con Ja conclusi6n respectiva, se constituyen con algiin gra- do de inteligibilidad. Es titil recordar que el concepto de argumentar forma parte de una trama de conceptos como: justificar, conocer, explicar, acepter, demostrar, probar, fundamentar, prede- cit, defender, atacar, ofrecer garantias, respaldar, conven- cer, dar razones, excusar, conceder, Una trama de concep- 08 presenta algunas de las direcciones en 1as que podemios explotar un concepto, Ciertos conceptos de la trama nom bran propésitos eventuales de una argumentaci6n: argu- mentamos para conocer, explicar, convemoer, predecir, car. Por ahora, sin embargo, me interesan en le trama solo aquellos conceptos como respaldar, jusificar, probar y oftecer garantfas (quizas también el concepto de funda- rmentar, pero, por excesivamente catgado de resonancias, lo dejar6 de lado), 417 a ae ee ae No cualquier respaldo es, sin embargo, aceptable en. luna argumentacién. Los respaldos, garantias o justifica. mes a usar tienen que estat dados por apoyos cognosei- tivos, esto es, por apoyos expresables en enuinciados, capaces de ser verdaderos o falsos. De esta manera, la ter- ‘cera condicién de la reconstrucci6n exige: (3)se ofrecen apoyos cognoscitivos, internos y exter- nos, al enunciado propuesto para tratar al problema que procura tratar al argumento A (la conclusion del argument), En la anterior reconstrucci6n, las tres condiciones son ‘constitutivas desde et momento en que son las condicio. nes necesarias —{pero suficientes? que constituyen lo que es argumentar, Sin embargo, sucede algo particular ‘con estas condiciones: no necesitamos susatisfacci6n, basta la presencia de su presunci6n, para que podamos hablar de argumentar. “Presencia de una presunci6n” significa en este caso: “expresién de una pretensién, que en principio, esto es, en ausencia de razones especificas en contra, hay que aceptar, lo que no implica que esta pretension podria no cumplirse™. Por eso, las condiciones (1), (2) y (3), ade- més de constitutivas, son condiciones regulativas, ya que el grado en que un argumento es bueno o malo depende de en qué medida se cumplen las pretensiones expresadas ‘con las presunciones (1), (2) ¥ (3), Disponer de un lenguaje significa, ante todo, capacidad de juicio para, de situacién en situacién, comunicar; por ejemplo, dar una orden, narrar una historia, hacer una pro- ‘mesa o formular un argumento, y no s6lo, como se sugiere fa veces, generar un conjunto de oraciones gramaticales. (Cuando se habla de lenguajes en cuya relacion seria dis- 118, OO EO OOOO eee ee catible atsibuir funcién comunicativa ~pensemos en aqué- tos en algin sentido formalizados, como la notacién légica © quimica—, éstos son, sin embargo, derivados o, al me- ‘og, se vinculan necetariamente con los que sf comurican. Se conoce: el lenguaje natural es, en iltima instancia, metalenguaje de cualquier otro), No reducigndose las con: diciones para comunicar a condiciones grematicales, sino dleterminando éstas mas bien un aspecto de aquéllas, Ia pregunta es entonces, cules serian esas condiciones que Constituyen lo que es un lenguaje, y cémo se especifican x varias clases de comunicaciOn, digamos, cuando se for ‘mula un argumento. O preguntando mas expecfficamente {dle qué manera las condiciones (1), (2) y (3) especifican a nivel de argumento, condiciones generales que consituyen {a comunicacién? Con la congdieién (1), se introduce la presuncién de que ¢l ergumentar tiene relacién con el problema que se pro- pone tratar, lo que et una manera partivular de expreser la presuncin general de relevancia que articula toda comu- nicaci, Con la condicién (2) nos enfrentamos 8 la presunciéa de que el argumentar es inteligible, una especificacin de Ja presuncién general de comprensién, ‘A su vez, la condicion (3) expresa la presuncién de que tenemos respaldos tanto internos como externos de la conclusin expresada, condicién que aplica al argumentar Ja presuncién general de verdad, ‘Alla pregunta ;qué es argumentar? se le puede, enton- ‘ces, responder: ‘A es un argumentar sobre las creencias C si A tiene como presunciones 1a satisfacci6n de las condiciones O.@y@). 119 No debe sorprender, por otra parte, que ef contenido de las preserciones (1), (2) y (3) corresponde # los tres Componentes del significado segtin Frege: sentido, refe. rencia, fuerza. Una teorfa del semtido es una teorta de la comprensién, una teorfa de la referencia es una teoria de J verdad, una teoria de la fuerza es parte de una teorfe det valor, ¥ aunque el concepto general de significado no es de Frege, cualquier distincién acerca de cémo funcionan, dos expresiones 0 dos enunciados, puede hacerce frecuen.. temente, a partir de estos componentes.? Por ejemplo, ‘nuestra comprensién de los eunciados “todavia estén, velando al muerto” y “todavia estén velando af difunto” 8 distinta, pues si bien en ambos enunciados el compo. 2M Doe tna senna a ese fa ess sda ‘ae tect tae Go Ldn, 180, emt Sr atattnans winrar ee oma Peer ol da ea ore ace eee ace ae ae ee ee Siapeetnnceenesaae ce: ee Gel sentido a Tura, tambien la etre Darel seh St cl eieepertn pes ont Send ce or Pe as ae lego apropind, de acserdo Con i categorie loge ls cal poe cnteiae ears ite econ inl rvaniehtae hess eae ea Soenecal per siemcseanaiars Saree Se eer Base beet occa eee a ae Er evans kackmceeee eae Se Prelgteaeeeerp pangs ater: horas 120 rnente cognitive del sentido es el mismo, el “color” del sentido no lo es. También difiere el enuncisdo: “Yo escrbs don Quijote”, dicho por Cervantes o dicho por mi: cada vuno de es0s enunciados tiene una referencia propia, 0 10 que es lo mismo, estos enunciados differen en su valor de verdad. Los conceptos de sentido y referencia no aleanzan, sin embargo, para construir une teorfa del significado, una teorfa acerca de Lo que implica hablar un lenguaje, y por lo tanto, acerea de cémo funciona el lenguaje. Estos con- ceptos, aunque habiitan para entender ef provedimiento ‘de emo se asocian ciertas expresiones con ciertos objetos, ‘no permiten aclarar, por ejemplo, por qué se dicen ciertos enunciados en ciertos momentos, y qué consecuen tiene ello. Sin el concepto de fuerza no es posible dar cuenta de ta diferencia, digamos, entre una afirmacién en tanto comprobacién y una afirmacion dando aentender una ‘orden, o entre hacer una afirmacién en un discurso cient fico y'en una novela, 0 entre une afirmacién que soluci ne un problema y otra que, simplemente, desvie Ie atencién de ete problema. A partir de esta reconstruccién de argumentar es posi- ble introducir tos conceptos de argumento y de argumen- tacién como sus resultados: el argumentar genera argu mentos, y un conjunto de argumentos que buscan tratar «un problema o a varios conforma una argumentacién. ‘A los conceptos desarrollados de argumentar, argumen- to y axgumentacién podemos Yamarlos “epistémicos” y (ai ‘vez se objete que son innecesariamente complejos, ‘Ademés jqué razones hay para sustitur al concepto “pro- posicional” de argumento, a saber, un argumento como cierta secuencia de enunciados tal que unos enunciados Iamados *‘premisas” respaldan l6gicamente @ wt enuncia- do lamado “conclusién"? 121 re Pienso que un buen argumento segiin el concepto pro. posicional, no es condicién suficiente de lo que se considera un buen argumento, tanto en la vida cotidiana, como en la investigacion cientifica, Un buen argumento, desde el punto de vista proposicional, solo es parte de una de las condiciones necesaras (Ia condicién 3) de la que, habituale mente, juzgamos un buen argumento, Pero,ni en la vida co- tidiana ni en la investigaciOn cientifica, se diré que alguien ha dado un buen argumento cuando éste, por ejemplo, no tiene nada que ver con el problema que se esté tratando, Sin embargo, las reconstrucciones de argumeatar, de ar- gumento y de argumentaci6n eran s6lo un rodeo para elucidar lo que es un buen y un mal argumento. {Qué hhemos ganados? Por lo pronto, es necesario tener en cuenta que con las expresiones “buen argumentac” y “mal argumentar” de- signamos fos polos de una escala (incluso, tal vez, de una rétrica), esto es, un argumentar posee varios grados de bondad 0 maldad epistémica segin la medida en que se ccumplan las pretensiones expresadas en as condiciones(1), (2) y G). En la caracterizacién de “buen argumentar” hay ‘que introducir, por eso, 1a variable “en la medida M” aludir necesariamente con ests expresiin a un concepto preciso, fijo 0 general): ‘A es un buen argumentar sobre las creencias C en la medida m, si A es una accién tal que en la medida m, ‘cumple con las condiciones (1), (2) y (3). En consecuencia, estamos frente @ un msl argumentar ©, por extensin, frente a un mal argumento en la medida sm, cuando se produce el no cumplimiento en la medida m de una 0 varias de tas siguientes presunciones 12 (0) ttatar el problema que se propone, (2) hacerlo de manera inteligible, y {3) ofrecer el apaya que se dice ofrecer. Cuando no se cumplen estas presunciones, y teniendo fen cuenta qué condiciones generales de la comunicacién cllas especifican, diremos, en el primer caso, que un argu ‘mento es malo por falta de relevancia, en. el segundo, por falta de comprensién, en el tercero, por falta de verdad, ‘Todas estas faltas no producen, sin embargo, necesaria- mente, falacias, Por ejemplo, ya vimos, que no cualquier falta de verdad hace de un argumento una falacia: ‘Todos los mexicanos son mortales Socrates es mexicano ppor lo tanto, Sécrates es mortal ¢s, sin duda, un argumento cuya segunda premisa debe #er Caticada, Pero no es una falacia; segin la reconstruccién tradicional, para cometer una falacia no basta con que un argumento’ sea malo, ese mal argomento tiene ave ser tmalo de manera tal que pueda parecer bueno. Atendamos, pues, al concepto de parecer srgumental : ‘Al comienzo de Las refutaciones sofisticas, Atistoteles presenta esta capacidad de simular de Tos malos argumen- tos y Ia compara con otras simuaciones: {Que algunos razonamiento son razonamiento genuinos, mientres que otros tan s6lo lo son en apariencia, siendo asi que en realidad no lo son, es evidente, Pues lo que Sgucede en otras esferas de cosas, debido a la semejanza jque hay entre 1 que es genuino y 10 que es aparente, so mismo ocuste entre los argumentos, Hay gentes, en 123 ———<— — —eee"'_== efecto, que poseen buenas condiciones y cualidades ff slcas, mientras que otras gentes solamente paresen te Deris, y ello porque saben dar bilo a su aparienciasy las catsas do atavos, como ocurte en los corostebaley también hay gentes que son bellas porque poseen ree, mente la belleza, mientras otras hay que tienen lat cots rlencias de Is hermosura, porque se adoman y Henan de satavios; as{ ocurre también con las cosas inanimada algunas ‘deciles, en fecto, son realmente plata y or, mientras que otras no io son, aunque parescan tele g ‘uestros ojos; por ejemplo, Ios objetos hechos de liter firio amarillo parecen ser de oro, De la misma Traneyy €l slogismo y la refutacion unas veces son reales, pote, Frees no lo son, sino que pareven reales debio a Ie Anexperiencia de is iombres, Los que carecen de expe, Hencia en efecto, son iguales alos que avistan los cone a distancia, (Lar refuteciones softsticas, 1, 164 aoe 1655), La discusion aritotélica del parecer argumental es ame bigua e incluso, confunde. Los ejemplos sobre el parecer hhumano sugieren un parecer en tanto engafio cuifadosa- ‘mente articulado 0 parecer. En cambio, los ejemplos de los metales tienden 2 sugerimos que se habla de una ily. sin accidental, de una mirada descuidada parecer, Elaborando un poco el contrast entre parecer; y parecery gn relacén a Je condici6n (b) dela econstruccion (1) por demos decir que el enuncado: = tl argumento A parece; un buen argumento significa que el argumento A constituye una trampa en un debate, elefecto de la puesta en funcionamiento de cierto mecanis, ‘mo que necesariamente tiende a prodiuciresasimulaci6n el parecer resulta pues, de la estructura misma del argumen- to y articula una disposiciGn a engafar; el parecer es una Propiedad de los arguments, Porel contratio, el enunciado: 124 = mguneno pts oy sent s guid kgeonanu seen mintees aha ceeenapennieesa cae pecan ys ee Ends per ceo Epa oe ona iene meee hci erences aa agumento A, es, por decitlo asf, una propiedad de esos su- Sab ence eetoag cae “Tass cts eneasnagneteal ea a peso epistemolégico: s6lo el parecer ;, por tanto, hace de once pert niet aes Pero jcudles de entre las faltas anotadas, faltas de com- sinclar Solu fre pices eR eo Ese sera ° ‘Comprensi6n, verdad y relevancia son presunciones en las que descansa cualquier argumento. Pero entre la presun- elias) ie eal aer comet ye vancia hay una simetria. La presuncién de verdad articula Seolawarh iinewantenas mays 3 wah ipnancaar ta aeons ym iia aoa sama erh Gein ym ‘su realizaci6n se frustra en algin grado més o menos grave, Shea nat rt tate En una argumentacién, dudar de que s¢ realce la pre- sumcién de verdad de un argumento es la funci6n prima dna ape h Wl eG EO (@) enalgin sentido, explicito, y {o)_ que se exprese con cada afirmacion. De ahi que ciertas faltas de verdad, por ejemplo, con- tradicci6n o falsedad empirica, constituyan faltas directas, 135 EE hl testimonios de la no satisfaccién de una presunciOn abjer. ‘tamente presente en cada afirmacién, Puesto que ya en la argumentaci6n presuponemos que no hay faltas de comprensiOn o relevancia, desde el mio- ‘mento en que la comtinicaci6n funciona, slo secundaria. mente la argumentacién se ocupa también de las faltas de comprensién y relevancia, Estas constituyen, por eso, faltas indirectas, faltas que atafien la satisfacci6n de presunciones: a) implicita y (b) que no se expresan necesariamente a nivel de cada afirmaciOn, sino 2 nivel de la comunicacién en tanto tal En este sentido, les presunciones de comprensién y re- Jevancia poseen un sentido enfiticamente constituitivo: la argumentacién desaparece silos presunciones de compren- sin y relevancia dejan totalmente de cumplirse. Mientras. que las faltas de verdad, al menos habitual mente, configuran, pues, un conjunto de falta directas, las faltas de relevancia y comprensién son, en cuslquier caso, necesariamente indirectas, Las faltas directa estin abi, ha- iendo frente al primer embate de los argumentos, no nudiendo encubrirse con ningiin hébito de la comunica- jon. En cambio, para poner al descubierto les faltas in directas necesitamos dejar de lado los sobrentenidos més arraigados y preguntarnos acerca de 10 qué constituye el marco de referencia argumental, 10s. presupuestos. més generales en los que se respalda un discurso, Los argumentos con faltas directas son malos argu- ‘mentos; los argumentos con faltas indirectas son también malos argumentos pero parecen buenos, son falacas, Si aceptamos la distincién entre parecer, y parecer y entre faltas directas ¢ indirectas podemos ya reformular la re- construccién (1) de ta falacia en la siguiente: 126 ee (1%) El argumento A es una falacia siy s6lo si (a) A posee faltas indirectas y, por eso, (b) A parece ‘un buen argumento. Cada vez que en la tradici6n se ha pensado sobre ls falacias —incluso en los manuales que no hacen otra cosa que enlistar falacias~, lo que mal o bien se expone y se discute son (aunque a menudo de modo confuso 0 ign: réndolo) los tratamientos que hace Arstoteles de les fala- cias, unto a un apéadice formado por un grupo de fulacias con interés metodoldgicos o moral y politica que se in- troduce, 0 al menos, se populariza hacia el siglo XVI con ‘el nombre comin de falacias ad: hominem, ad baculur.. Podenmos considerar por eso que el corpus aristotéico mis las falacas ad constituyen los datos tradicionales a partir de los cuales hay que extraer los materiales para construir una teoria y una préctica de las falacias, Sa]

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