La alegra verdadera, la que perdura por encima de las contradicciones y del
dolor, es la de quienes se encontraron con Dios en las circunstancias ms
diversas y supieron seguirle. Y, entre todas, la alegra de Mara: Mi alma glorifica al Seor, y mi espritu est transportado de alegra en Dios, salvador mo (Lucas 1, 46-47).