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PAUL RICOEUR, “LA IDENTIDAD NARRATIVA’” Una de las lineas principales de la hermenéutica filosofica de Paul Ricoeur (1913-2005) ha sido el andlisis del relato y sus implicaciones ontolgicas y epistémicas. Dentro de dicho andlisis realiza una muy pertinente distincién entre el relato historico y el de ficcién, distincion que implica no sdlo sus diferencias estructurales sino también sus pretensiones. En su obra en tres vo- lamenes Tiempo y narracién lleva a cabo tal tarea; concluye con la tesis de la identidad narrativa, la cual constituye un anilisis de la subjetividad y de su composici6n a partir del entrecruzamiento entre el relato historico y el de ficcin. Posteriormente en Si mismo como otro continuara desarrollando esta tesis, y en el articulo “La identidad narrativa” —que es el que aqui com lamos—, dentro del volumen Historia y narratividad, presenta una version sintética de las principales conclusiones. En el panorama de la filosofia del siglo Xx, que se ha distinguido en gran medida por una fructifera reflexion sobre el problema del sujeto y la subje- tividad en contraposicién con las ideas defendidas durante la modernidad, la filosofia de Ricoeur ocupa un lugar importante en la medida en que propo- ne ciertas consideraciones para pensar la subjetividad a medio camino entre las tesis del “anticogito” y las del “cogito”. La identidad propuesta por este filosofo francés no es dada, previamente constituida, ni una forma fija del conocimiento, sino que se trata de una identidad que se construye a través de un proceso, es, por ende, una identidad movil y dindmica. Las dos principales categorias empleadas para dar cuenta de la identidad y del si mismo son el idem y el ipse, las cuales entran en un juego constante de interrelacién entre lo fijo y lo movil que da lugar a la construccién de la identidad. El largo andlisis que lleva a cabo del relato le permite, en algun sentido, extrapolar algunas de las categorias propias de la narratologia y de la teoria literaria con el fin de insertarlas en el campo de la identidad. De ese modo, puede afirmar que somos narratividad, que nos encontramos entramados 339 340 LA IDENTIDAD NARRATIVA al ser la narracién de un relato, de un entrecruzamiento de diversos relat: pasados y presentes. La subjetividad queda constituida como un tex como sintesis de lo heterogéneo. Somos autocreacién incesante a partir los relatos histéricos y de ficcién que constituyen la historia de una vic: La identidad narrativa es aquella que el ser humano alcanza mediante “: funci6n narrativa. Al estar inscrito dentro de la corriente hermenéutica, la filosofia de R:- coeur encuentra en Gadamer uno de sus grandes interlocutores. Asimism: dialoga con Heidegger y Husserl, entre otros. Del lado de la teoria literar: Dorrit Cohn y Kate Hamburger representan importantes antecedentes pa: su propuesta sobre la identidad. Es considerable la influencia que ha ten: la hermenéutica de Ricoeur en los estudios posteriores de narratologia y ¢ teoria literaria. Maria Antonia Gonzalez Valer:: y Greta Rivars LA IDENTIDAD NARRATIVA! PAUL RICOEUR E 1 presente estudio retoma en el punto donde lo dejé en las tiltimas pagi- nas de Tiempo y narracion IP el problema de la identidad narrativa, es decir, de aquella identidad que el sujeto humano alcanza por la mediacién de la funcién narrativa. En dicho trabajo, abordaba esta nocién después de un largo recorrido, en el que el destino de la nocién de tiempo era la apuesta principal. Mostré que el tiempo humano se constituye en la intersecci6n del tiempo histérico, sometido a las exigencias cosmoldgicas del calenda- tio, y del tiempo de la ficci6n (epopeya, drama, novela, etcétera), abierto a variaciones imaginativas ilimitadas. Al final de ese recorrido, sugeria que la comprensién de si se encontraba mediatizada por la recepcién conjunta —en la lectura especialmente— de los relatos histéricos y de los de ficcion. Conocerse, decia entonces, consiste en interpretarse a uno mismo a partir del régimen del relato hist6rico y del relato de ficcién. Pero no fui mas alla y dejé sin precisar el término de identidad. En este nuevo recorrido, partiré de la problematica de la identidad con- siderada desde la nocién de Si-mismo (en aleman: Selbst, Selbsheit; en inglés: Self, Selfhood). Nos encontramos con un problema en la medida en que idéntico tiene dos sentidos que corresponden respectivamente a los términos 1 Conferencia pronunciada en la Facultad de Teologia de la Universidad de Neuchatel el 9 de noviembre de 1986 con motivo de la concesién a Paul Ricoeur del doctorado “ho- noris causa” en teologia. Publicada en el volumen colectivo dirigido por P. Bibler y J. F. Habermacher titulado La narration. Quand le récit devient communication. Geneve, Labor +t FIDES, pp. 287-300. (Cita tomada del texto original en francés, no incluida en la presente zaduccién. N. de los eds.) 2 P. Ricoeur, Temps et récit 111. Le temps raconté. Paris, Seuil, 1985, pp. 352-359. (Tiempo + narracién Ill. El tiempo narrado. Trad. esp. México, Siglo XXI, 1996, pp. 994-1002. N. del zad.) 341 342 LA IDENTIDAD NARRATIVA latinos idem e ipse. Segun el primer sentido (idem), idéntico quiere decir extremadamente parecido (en aleman: Gleich, Gleichheit; en inglés: same, sameness) y, por tanto, inmutable, que no cambia a lo largo del tiempo. Segun el segundo sentido (ipse), idéntico quiere decir propio (en aleman: eigen; en inglés: proper) y su opuesto no es diferente, sino otro, extrafio. Este segundo concepto de identidad guarda una relaci6n con la permanencia en el tiempo que sigue resultando problematica. Mi tema de estudio es la identidad para si como ipseidad, sin juzgar de antemano el cardcter inmutable o cambiante del si mismo. Al estudio que propongo en este momento le precede una exploracién de la reflexividad en tres ambitos en los que hoy en dia se esta investigando con una gran profundidad: a) la teoria de la accion, en la que el si mismo se designa como agente, es decir, como autor de una accion que, para él, depende de si mismo; b) la teoria de los actos de habla (speech-acts), en la que el si mismo se designa como hablante, es decir, como emisor de enunciados; y c) la teoria de la imputacién moral, en la que el si mismo se designa como responsable. Al considerar la dimensién narrativa, surgen aspectos del si mismo que no se han puesto de manifiesto en los estudios anteriores. En primer lugar, se encuentra la dimensién temporal de la experiencia humana. Aunque es cierto que el agente, el emisor de enunciados y el sujeto de la imputacién moral se designan a si mismos en la acci6n, en la enunciacién y en la asun- cién de responsabilidades, esta reflexividad, que no es intemporal, no tiene en cuenta el tiempo. LA CONEXION DE UNA VIDA Y LA MEDIACION DEL RELATO Quisiera introducir dicha dimensién temporal mediante el concepto de historia de una vida. (En qué si mismo se refleja la historia de una vida? A primera vista, este concepto nos aleja completamente del plano lingiiistico er. el que se desarrollan todas las determinaciones anteriores del si mismo. Parece que, de este modo, nos dediquemos a estudiar la intuicion o la inmediatez del sentimiento hacia el que tienden las “filosofias de la vida”. En realidad. no se trata de eso: para dar sentido al concepto de historia de una vida, ne carecemos de instrumentos lingiiisticos de cardcter analitico. El relato es le dimension lingiiistica que proporcionamos a la dimensién temporal de la vi- da. Aunque es complicado hablar directamente de la historia de una vida podemos hablar de ella indirectamente gracias a la poética del relato. Le historia de una vida se convierte en una historia contada. PAUL RICOEUR 343 Este recorrido por la mediaci6n narrativa resultara no solo util, sino necesario, si queremos detenernos en las dificultades e incluso en las aporias que se encuentran vinculadas a una reflexién presuntamente inmediata sobre lo que acabamos de llamar “historia de una vida”. El obstaculo se encuentra en el modo de encadenamiento, lo que Wilhelm Dilthey llamaba Zusammenhang des Lebens, el encadenamiento o la conexién de una vida. La aporia consiste en que la reflexion trata de alcanzar una nocién de identi- dad que mezcla los dos sentidos del término: la identidad del si mismo y la identidad de lo semejante. Ahora bien, ¢c6mo podria el ser humano seguir siendo sumamente parecido si no existiera en él un nucleo inmutable que eludiese el cambio temporal? Sin embargo, todo en la experiencia humana contradice esta inmutabilidad de un nucleo personal. En la experiencia interior nada elude el cambio. La antinomia parece inevitable e insoluble al mismo tiempo. Inevitable en la medida en que la designacién de una persona mediante el mismo nombre, desde que nace hasta que muere, parece im- plicar la existencia de dicho nucleo inmutable. En efecto, el nombre propio se aplica a la misma cosa en sus diversos acontecimientos, a diferencia del demostrativo, que designa cada vez algo diferente que se encuentra situado cerca del sujeto hablante. Ahora bien, la experiencia del cambio corporal y mental contradice dicha mismidad. Ademas de inevitable, la antinomia parece insoluble cuando se plantea en estos términos, a saber, mediante ca- tegorias inapropiadas para considerar la nocién de “encadenamiento de una vida”. Estas categorias son las que emplea Kant cuando habla de las de la re- laci6n, entre las que se encuentra, en primer lugar, la categoria de sustancia, que esquematiza “la permanencia de lo real en el tiempo”, definida por Kant como “la representacion de lo real como un substrato de la determinacién empirica del tiempo en general; substrato que, consiguientemente, perma- nece mientras cambia todo lo demas”.? A esta categoria y a este esquema les corresponde, en el plano del juicio, formando parte de la primera de las analogias de la experiencia, el principio (Grundsatz) de la permanencia, que se enuncia del siguiente modo: “Todos los fenémenos contienen algo permanente (sustancia), considerado como el propio objeto, y algo cambian- te, considerado como una mera determinacién suya, es decir, como un modo de existencia del objeto”.4 Pues bien, la nocién de conexién de una vida po- ne de relieve el caracter erréneo de esa categorizacién, que sdlo puede apli- 3 Kant, Kritik der reinen Vernunfi, en Kant's Werke, vol. il. Berlin, Georg Reimer, 1911, p. 137; vol. 1V, p. 102. (Critica de la razon pura, vers. esp. Madrid, Alfaguara, 1978, p. 186 [A 144, B 183]. N. del trad.) 4 Ibid., vol. il, p. 162; vol. IV, p. 124 (Vers. esp.: p. 215 [A 182, B224]. (N. del trad.) 344 LA IDENTIDAD NARRATIVA carse a una axiomatica de la naturaleza fisica. No sabemos muy bien qué reg aplicar a la hora de pensar la mezcla de permanencia y de no-permanenc: que parece implicar la conexién de una vida. Y, sin embargo, tenemos cierta precomprensién de dicha regla, en la m dida en que la nocién de conexién de una vida orienta el pensamiento hac: esa combinacién de los rasgos de la permanencia y del cambio. La mediacic”. del relato se ofrece, precisamente, en este punto. {Cémo? Eso es lo que ahot vamos a tratar de mostrar. Vamos a proceder del siguiente modo: tras habla: de la identidad que confiere la trama al relato, pasaremos a abordar la ide tidad del personaje en el relato, para alcanzar, por ultimo, a la identidad de. si mismo tal como es refigurada principalmente en el acto de la lectura. LA CONFIGURACION DEL RELATO Y LA IDENTIDAD DEL PERSONAJE El hilo conductor es el siguiente: el relato construye el caracter durader: de un personaje, que podemos llamar su identidad narrativa, al construir identidad dinamica propia de la historia contada. La identidad de la histo forja la del personaje. Esta coordinacién entre la historia contada y el personaje fue sostenid: por primera vez, por Aristoteles en su Poética. De hecho, dicha coordinaci parece atin mayor en este texto,> pues adopta la forma de una subordinacié En efecto, en la historia contada, debido al caracter de unidad y completuc que le confiere la operacién de elaborar la trama, el personaje conserva, a :: largo de la historia, la identidad correlativa a la de la propia historia.® 5 En francés: “Elle y parait méme si étroite”; se propone: “En este texto dicha coorc:- naci6n aparece limitada”. E] traductor invierte el sentido de la afirmacién de Ricoeur. (N de los eds.) © En Tiempo y relato I comenté esta primacia de la elaboracién de la trama (mythe: respecto al personaje (Paris, Seuil, 1983. p. 64 (Tiempo y narracién I. vers. esp. Madrid, Cr: tiandad, 1987, p. 94). En el pasaje dedicado a las seis partes de la tragedia, la trama ocur: el primer lugar, antes de los caracteres y del pensamiento (didnoia), que junto con la tra constituyen el “qué” de la imitaci6n de la accién. Aristételes desarrolla esta subordinacic= hasta el punto de declarar: “la tragedia es imitacion, no de los hombres, sino de una accion, una vida y de la felicidad (también la desgracia se encuentra en la accién), y el fin es u: accién, no una cualidad [...]. Ademés, no podria haber tragedia sin accién, aunque podr. darse sin caracteres” (Poética, 1450 a 16-25. Madrid, Gredos, 1974, pp. 147-148). Nos d: tendremos posteriormente en esta ultima hipétesis cuando evoquemos la desaparicién de. personaje en parte de las novelas contemporéneas. PAUL RICOEUR 345, Esta correlacién no es desmentida por la novela moderna, esta ultima confirma el axioma enunciado por Frank Kermode segiin el cual, para de- sarrollar un personaje, hay que seguir narrando.” Por tanto, hay que buscar en la trama la mediacién entre la permanencia y el cambio antes de aplicarla al estudio del personaje.® Voy a recordar las lineas directrices de la teoria de la narracién que propuse en Tiempo y narracién. Posteriormente, trataré de desarrollarlas, aplicandolas a la teoria del personaje que sdlo he esbozado hasta ahora. Tomando como guia el modelo tragico de Aristoteles, he caracterizado la identidad dinamica que la Poética asigna al mythos de la tragedia mediante el conflicto que existe entre la exigencia de concordancia y el reconocimiento de las discordancias que, hasta la clausura del relato, ponen en peligro su identidad. Entiendo por concordancia el principio de orden que rige lo que Aristételes llama “disposicién de los hechos”. Se caracteriza por tres rasgos: completud, totalidad y extension apropiada. Hay que entender por comple-* tud la unidad de la composicion, que requiere que la interpretacién de una ' parte se subordine a la del todo. El conjunto de la obra, dice Aristételes, es “aquello que tiene comienzo, medio y fin”. Desde luego, un acontecimiento solo cumple la funcién de comienzo, medio o fin en virtud de la composicién poética. Al respecto, la clausura del relato, que tantos problemas plantea en la novela moderna, es la piedra de toque del arte de componer. Sucede lo mismo con la extension: la accién tiene un contorno, un limite y, en conse- cuencia, una extensi6n en la trama: “La extensién que posibilita el cambio o la transicién!® de la felicidad a la desgracia o viceversa mediante una serie 7 F Kermode, The Genesis of Secrecy. On the Interpretation of Narrative. Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1979, p. 81 y ss; véase. P. Ricoeur, Temps et récit I, p. 64 (Tiempo y narracién 1, vers. esp. p. 93. N. del trad.) 8 En francés: “avant de pouvoir la reporter sur le personnage”, se propone: “antes de poder relacionarla con el personaje”. (N. de los eds.) ° Aristételes, Poética, 1450b 26 (vers. esp. p. 152). 10 En la Poética, Aristoteles afirma que tres partes conforman el mv8og tpytzo: el na80c, la nepineterar y la ceveryveoprorc, En todas ellas utiliza la palabra petofodn para sefialar una alteracién de la suerte o del discurso. El vocablo “transicién”, que utiliza el traductor de Gredos, provoca un equivoco que no existe en renversement, usado por Ricoeur. La palabra “transicién” si bien permite recuperar el sentido de extensién temporal, no sefiala el de “inversion”, “transformacién”, que se halla en la palabra griega. Es por ello que la traduccion de Gredos ha debido utilizar dos palabras para wetooA; cambio y transicién. La palabra francesa renversement da mas ese sentido de trastocamiento que tiene la griega. Esta aclaracion ha de tomarse en cuenta en todas las ocasiones en que el concepto petaBodn es traducido por transicién, giro, cambio. (N. de los eds.) 346 LA IDENTIDAD NARRATIVA de acontecimientos encadenados segiin lo verosimil 0 lo necesaric ciona una delimitacién (héros) satisfactoria de la amplitud”.") An esa extension sdlo puede ser temporal: la transicién necesita desa en el tiempo. No obstante, se trata del tiempo de la obra, no del de los acontecimientos del mundo: no nos preguntamos por lo que héroe entre dos apariciones, que en la vida estarian separadas y que en | toria se encuentran contiguas. Sdlo la necesidad o la verosimilitud r: la extensidn del desarrollo, que es limitada en la tragedia, mas ampliz epopeya y eminentemente variable en la novela moderna. Por contraste con esta exigencia de concordancia se define, al mer.: el modelo tragico, la discordancia mas importante, que, en la cita ante: aparece como “giro” o cambio de la fortuna. La peripecia, debido a su tingencia y a su cardcter sorprendente, es la forma caracteristica del ca: en la tragedia compleja. La contingencia, es decir, la propiedad de un tecimiento de poder haber sido otro o incluso de no haber sido en m alguno, se armoniza, de este modo, con la necesidad o la probabilidad caracterizan la forma de conjunto del relato: lo que en la vida seria un suceso que aparentemente no podria vincularse a necesidad alguna, ni sic = ra a ninguna probabilidad, contribuye en el relato a la progresién de la t La contingencia, en cierto modo, forma parte de la necesidad 0 a la p> babilidad del relato. Respecto al efecto sorpresa que da lugar al asombro de. pectador, hay que sefialar que también forma parte de la comprension = conjunto de la historia contada, hasta el punto de provocar en el especta: la conocida purificacién de las emociones suscitadas por el espectaculo c== Aristételes lama katharsis. En la tragedia, consiste en la depuracion de ‘=: emociones del miedo y de la piedad. He reservado el término configurac: para aludir al arte de la composicién que media entre la concordancia + discordancia, y que regula la forma movil que Aristételes llama mytho: que nosotros traducimos por elaboracién de la trama. Prefiero hablar < configuracién antes que de estructura para subrayar el caracter dindmic: de la operacién de elaborar una trama. Asimismo, la proximidad que exi: entre las nociones de configuracién y de figura posibilita llevar a cabo uz. andlisis del personaje considerado como figura del si mismo. Quisiera afiadir un breve comentario sobre la concordancia discordante caracteristica de la configuracién narrativa. En el andlisis anterior, nos hemos apoyado, esencialmente, en el modelo tragico elaborado por Aristételes er. la Poética. En Tiempo y narracién Il, me dediqué a generalizar dicho modelc 01 Pbid., 1451a 12-14. (En espafiol, p. 155.)

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