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quinta edicion vr sisi y nee ROBERT H. FRANK PRIMERA PARTE Introduccion nomfa, En el Capftulo 1 aplicamos los principios del andlisis coste-beneficio a toda juna variedad de decisiones que nos resultan familiares por la experiencia. Su objetivo es, que el lector entienda intuitivamente lo que significa «pensar como un economista». En el Capitulo 2 desarrollamos el analisis basico de oferta y demanda, que es nuestro ins- trumento analitico para explicar los precios y las cantidades de bienes que se comercian en los mercados. Veremos que, aunque los mercados que no estin regulados pueden no generar siempre los resultados que nos gustaria, suelen producir los mejores resultados posibles en cada circunstancia y que los intentos de los podetes piblicos de ayudar a los pobres regulan- do los precios y las cantidades a menudo producen, por el contrario, efectos secundarios que no se deseaban. Veremos que es mejor ayudar a los pobres adoptando programas que aumen- ten su renta, E: Los dos primerus capftulos repasamos la materia del curso introductorio de microeco- CAPiTULO Pensar como un economista de escasez. Muchas personas, cuando oyen esta definicién por primera vez, reaccionan afirmando que esta disciplina es de escasa importancia para la mayoria de los ciudadanos de los paises desarrollados para quienes, después de todo, la escasez material es en buena me- dida una cosa del pasado. Sin embargo, esta reacciGn se debe a que se adopta una visiGn muy limitada de la escasez. Incluso cuando Ios recursos materiales son abundantes, es seguro que otros recursos importan- tes no lo son. Arist6teles Onassis tenfa varios miles de millones de délares cuando muri, Posefa ‘més dinero del que posiblemente podfa gastar y lo uilizaba para adquirir cosas como travesaffos de marfil de ballena finamente trabajados para los taburetes del bar de su yate. Y, sin embargo, tenfa un problema de escasez mucho mayor, en un importante sentido, que los que podamos te- ner alguna vez la mayorfa de nosotros. Onassis fue vietima de una miastenia grave, una enfer- medad neurol6gica degenerativa y progresiva. Para él, la escasez que contaba no era el dinero sino el tiempo, la energfa y la capacidad fisica necesaria para realizar las actividades ordinarias. El tiempo es un recurso escaso para todo el mundo, no sélo para los enfermos terminales. Por ejemplo, cuando vamos a ver una pelicula y hemos de elegir, no es el precio de las entradas cl que nos impone limitaciones a la mayorfa de nosotros, sino el tiempo. Si no disponemos més que de unas cuantas noches libres al mes, ira ver una pelicula significa no poder ir a ver otra 0 no poder cenar con los amigos. El tiempo yy el dinera no san Ios tinins recursas eseasas importantes, Pensemos en la deci- sién econémica que tenemos que tomar cuando un amigo nos invita a desayunar a un bufet. Se trata de comer todo lo que se quiera y hemos de elegir 1o que vamos a tomar. Incluso aunque no fuéramos ticos, el dinero no seria lo importante, pues se puede comer gratis todo lo que se quie~ ra. El tiempo tampoco es un obstéculo, ya que tenemos toda la tarde y preferimos pasarla en compaiiia de nuestro amigo que en cualquier otra parte. En este caso, el recurso escaso impor- tante es la capacidad de nuestro est6mago. Hay un montén de comidas favoritas ante nosotros y hemos de decidir qué vamos a comer y en qué cantidad, Comer otra «tostada» significa nece- sariamente tener menos sitio para tomar mas huevos revueltos. Aunque en este caso el dinero m0 cambie de manos, no por eso es menos econémica nuestra decisién. En foda decisiGn hay en mayor o menor medida un problema de escasez. Algunas veces 1a escasez de recursos monetarios es la ms importante, pero no lo es en muchas de las decisiones I A MICKUECONOMIA es el estudiv de la manera en. que eligen los individuos en condiciones 3 CAPETULO 1; PENSAR COMO UN ECONOMISTA més acuciantes. Hacer frente a uno u otro tipo de escasez constituye la esencia de la condi humana. De hecho, si no tuera por este problema, la vida perderfa en gran parte su intensidad. Para una persona que viviera indefinidamente y que tuviera unos recursos ilimitados nunca ten- dria importancia casi ninguna decisi6n. En este capitulo examinamos algunos de los principios basicos de Ia teorfa microeconémi- cca y vemos cémo podria aplicarlos un economista a toda una variedad de decisiones en las que hay un problema de escasez. En capitulos posteriores presentamos el desarrollo mas formal de la teoria, De momento, nuestro tinico objetivo es entender intuitivamente lo que significa ‘«pensar como un economista». Y la mejor manera de hacerlo es analizar una serie de problemas ue nos son familiares por la experiencia real. Enfoque de las decisiones basado en el anilisis coste-beneficio Exsémpto 1.1 Muchas de las decisiones que estudian los economistas pueden formularse de la siguiente manera: {Debo hacer la actividad x? En el caso de la persona que esté considerando la posibilidad de ir al cine, «;,.. hacer Ia ac- tividad x%> podria ser, por ejemplo, «;,.. ver Casablanca esta noche?». En el caso de la perso- nna que va a desayunar a un bufet, podria ser «;... comer otra tostada?». Los economistas res- ponden a esas preguntas comparando los costes y beneficios de la actividad en cuestiGn. La regla que utilizan es cautivadoramente simple, pues si C(x) representa el coste de hacer x y B(x) los beneficios, tenemos que: Si B(x) > C(x), debe hacerse 2; en caso contrario, no. Para aplicar esta regla. es necesario definir y medir de alguna manera los castes y los be- neficios. Los valores monetarios constituyen un stil comiin denominador para este fin, incluso cuando la actividad no tiene relacién alguna con el dinero, Definimos B(x) como la cantidad ‘monetaria maxima que estarfamos dispuestos a pagar por hacer x. A menudo se trata de una ‘magnitud hipotética, incluso aunque en realidad no cambie el dinero de manos. C(x), por otra parte, es el valor de todos los recursos a los que debemos renunciar para hacer x. En este caso, tampoco tiene que entrafiar una transferencia explicita de dinero. En la mayorfa de las decisiones, no es facil expresar algunos de los beneficios 0 de los cos- tes en téminos monetarios. Para ver qué se hace en esos casos, examinemos la sencilla decisidn siguiente. ¢Debemos bajar el volumen del tocadiscos? Nos hemos sentado en una eémoda sila y estamos escuchando un disco cuando nos da- ‘mos cuenta de que las dos canciones siguientes no nos gustan. Si tuviéramos un repro- ductor de discos compactos, lo programarfamos para que se las saltara, pero como no lo tenemos, debemos decidir si nos levantamos y bajamios la miisica o nos estamos quietos y esperamios que acabe. El beneticio de bajar el volumen es mo tener que aguantar las canciones que no nos gustan. El coste es la molestia de tener que levantarnos de la sill. Si estamos muy c6- modos y la musica sdlo es algo molesta, probablemente no nos moveremos. Pero si no Hle- ‘vamos mucho tiempo sentados o si la musica es realmente molesta, es mas probable que ios levantemos MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 5 Precio de reserva de la actividad x Precio al que a una persona le daria igual hacer x que no hacerlo, ¢ Tnetuso Cuando se lrata dé Sencillas decisiones como ésta, es posible expresar los cos- tes y los beneficios relevantes en términos monetirios. Consideremos, en primer lugar, el” osie de levantarse de fa sill. Si una persona nos ofreciera | centavo por levantamos de una cémoda silla y si no hubiera ninguna otra raz6n para hacerlo, ,aceptartamos la oferta? Si somos como Ia mayoria de las personas, no la aceptariamos. Pero si nos ofrecieran 1,000$, nos Ievaniarfamos al instante. Nuestro precio de reserva, es decir, a cantidad mi rnima por la que nos levantarfamos de la silla se encuentra entre | centavo y 1,008. ara ver dénde se encuentra esa cantidad mfnima, imaginemos que realizamos una su ‘basta mental con nosotros mismos en la que vamos subiendo poco a. poco la oferta co- menzando por 1 centavo hasta que legamos a un punto en el que apenas merece la pena levantarse. El lugar en el que se encuentre ese punto dependers, evidentemente, de las cir > etinstancias. Si somos ticos, tenderé a encontrarse.en un lugar mds alto que si samos po > bres, ya que en ese caso una cantidad dada de dinero parece menos importante, si nos en contramos con fuerzas, se hallaré en iun lugar més bajo que-si estamos cansados; y ast sucesivamente, Supongamos, para facilitar el andlisis, que nuestro precio de reserva por le- vvantamos de la silla es de: 18. Podemos realizar una subasta mental parecida para averiguar Ta cantidad maxima que estariamos dispuestos a pagar a una persona para que bajara la = milsica. Este precio de reserva mide los beneficios de bajar la misica, Supongamos que = son 75 centavos. Seutin nuestra regia formal de decisi6n, tenemos que x = abajar cl tocadiscos y que BUx) =0,758 < C(#) = 15, lo que significa que debemos quedamos sentados. Escuchar las ‘dos canciones siguientes seré desagradable, pero menos que levantarse. Si fuera al con ‘trario, tendriamos que leyantarnos y bajat la mtisica: $i B(2) y C(x) fueran iguales, nos da: ia igual cualquicra de las dos posibilidades. Una nota sobre el papel de la teorfa econémica ‘al vez parezca algo extrafia, por no decir absurda, la idea de que todo el mundo puede calcu- Jar, en realidad, los costes y los beneficios de bajar el tocadiscos. Los economistas han sido ob- Jeto de duras criticas por postular supuestos poco realistas sobre el comportamiento de los in- dividuos, y los profanos en seguida se preguntan de qué sirve imaginar a una persona tratando de averiguar cudnto estarfa dispuesta a pagar por no tener que levantarse de la sila. Esta critica tiene dos respuestas. En primer lugar, los economistas no suponen en modo al- uno que los individuos realizan explicitamente célculos de este tipo. Se trata, mas bien, de que ‘muchos economistas sostienen que podemos hacer itiles predicciones si suponemos que actiian como si los realizaran. Esta idea ha sido expresada vivamente por el Premio Nobel Milton Friedman, quien la explica analizando las técnicas que utilizan los buenos jugadores de billar. Sostiene que los golpes que eligen y la manera especifica en que intentan realizarlos pueden predecirse extraordinariamente bien suponiendo que los jugadores tienen muy en cuenta todas las leyes relevantes de la fisica newtoniana, Naturalmente, muy pocos buenos jugadores han es- tudiado fisica y casi ninguno es capaz de recitamos leyes como «el éngulo de incidencia es igual al dngulo de reflexién». Tampoco es probable que conozcan las definiciones de las «co- lisiones elésticas» y del «momento angular». Friedman sostiene que, aun asf, nunca habrian lle- gado a ser buenos jugadores si no hubieran jugado siguiendo los dictados de las leyes de la fi- sica, Nuestra teoria del jugador de billar parte del supuesto, poco realista, de que lus jugadures conocen las leyes de la fisica. Friedman nos insta a juzgar esta teorfa no por lo preciso que sea su supuesto esencial, sino por lo bien que predice el comportamiento. Y en este sentido. sus re- sultados son realmente satisfactorios. 6 ‘CAP{TULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Todos nosotros, al igual que los jugadores de billar, también debemos adquirr la capacidad necesaria para abordar las distimtas situaciones. Muchos economists, entre 10s que se en- cuentra Friedman, creen que podrfamos comprender mejor nuestro comportamiento si supu- siéramos que actuamos siguiendo las reglas de decisidn racional. Piensa que tanteando aca- bamos asimilando estas reglas, lo mismo que los jugadores de billar asimilan las leyes de la fisica. La segunda respuesta a la acusacién de que los economistas postulan supuestos poco rea- listas es admitir que la conducta real suele diferir de las predicciones de los modelos econé- micos. Asi, como sefiala el economista Richard Thaler, solemas comportarnos como novatos ‘mas que como expertos jugadores de billar, sin saber qué golpes vamos a dar ni cémo debemos picar la bola correctamente para que quede en buena pasicién para el siguiente golpe. Veremos abundantes datos que confirman esta idea. Pero incluso cuando los modelos econémicos fracasan desde el punto de vista descriptivo, suelen ofrecer orientaciones muy utiles para tomar mejores decisiones. Es decir, aun cuando no siempre predigan cémo nos comportamos en la realidad, a menudo pueden aportarnos sitiles, ideas para conseguir nuestros objetivos de una manera més eficiente. Si los jugadores novatos dc billar no han interiorizado atin las leycs pertinentes de la fisica, pueden consultarlas para me- jorar. Los modelos econdmicos suelen desemperiar un papel parecido en las decisiones ordi narias de los consumidores y de las empresas. De hecho, este papel es por si solo un motivo apremiante para aprender economia. Algunas trampas habituales en la toma de decisiones Algunos economistas se quedan desconcertados si un profano les dice que una gran parte de lo que hacen se reduce a aplicar el principio segtin el cual debemos realizar una actividad si y Sélo si sns heneficins son superiores a sms castes. ;No parece que eso sea snficiente para man= tener atareada todo el dia a una persona que tiene el titulo de doctor! Sin embargo, la cuestién es més complicada de lo que parece a primera vista. Las personas que estudian economia en seguida descubren que medir los costes y los beneficios es una tarea complicada. De hecho, tiene mis de arte que de ciencia. Algunos costes parece que estin deliberadamente ocultos Ja vista. Otros parecen importantes, pero cuando se examinan més de cerca, se observa que no lo son. La economfa nos ensefia a identificar los costes y los beneficios que son realmente impor- tantes, Los principios que utilizamos son sencillos y de sentido comin, pero son principios que muchas personas desconocen en Ia vida diaria. Un importante objetivo de este libro es ensefiar al Iector a tomar mejores decisiones y una de las mejores maneras de hacerlo es examinar los ti- pos de decisiones que muchas personas toman incorrectamente. ‘TRAMPA 1. NO TENER EN CUENTA LOS COSTES IMPLICITOS Existe una trampa en las actividades cuyos costes no son todos explicitos. Si hacer la actividad x significa no poder hacer la y, el valor que tiene para nosotros hacer la y es el coste de opor- tunidad de hacer la x. Muchas personas toman malas decisiones porque tienden a no tener en cuenta el valor Ue esas oportunidades perdidas, Bsta idea sugiere que casi siempre es til con vertir las preguntas del tipo «,debo hacer x?» por otras del tipo «,debo hacer x 0 y?». En el se- gundo caso, y es simplemente Ia alternativa a.x que tiene un valor mds elevado. Bastard un sen- cillo ejemplo para remachar el clavo. ‘MICROECONOMIA Y CONDUCTA, 7 Esempto 1.2 Exempto 1.3 ¢Dehemos ir a esquiar hoy o trabajar como ayudantes de investigacién? Hay-urias pistas de esquf cerea de la universidad. donde solemos ir'a esquiar. Sahemos por experiencia que ir a esquiar tiene para nosotros un valor de 608. Los costes de un dia as- cienden a 408 (esta cantidad comprende el bitlete del aurobris, el billete del telesqui y el ‘equipo. Pero esos no son los tinicos costes de ir a esquiar. También hay que tener en cuen- nel valor de la altemnativa més atractiva a la que renunciamos por ir a esquiar. Suponga ‘mos que si no vamos a esquiar, trabajaremos en nuestro nuevo puesto de ayudantes de in- vestigacién con uno de nuestros proiesores. Nos pagu 45$ al dia y-nos gusta lo suficiente Cconio para estar dispuestos a hacerlo gratuitamente. Por lo tanto, la pregunta que hemos de hacemos es la siguiente: <;debomos ir a esquiar 0 debemos quedaiiius y trabajar como ayudantes de investigacion?» © En cate caso, el coste de esquiar no es solamente el custe explcito (405), sino también el coste de oportunidad de los ingresos que perdemos (45S). Por lo tanto, los costes tota- Jes ascienden « 858, autidad superior a los beneficios de 60S. Dado que C(x) > B(x), de~ ‘beios quedamos y trabajar con nuestro profesor. Sin embargo, una persona que no taviera cu cuenta el eoste de oportunidad de los ingtesos perdidos, tomaria la decision incorecta de ira esquiar. Obsérvese el papel que desempefian en el Ejemplo 1.2 nuestras ideas sobre el trabajo. El he- cho de que éste nos guste lo suficiente para que estemos dispuestos a hacerlo gratuitamente no es sino otra forma de decir que no tiene costes psiquicos. Eso es importante, ya que significa que si no lo hiciéramos, no estarfamos escapando de algo desagradable. Naturaimente, no todos Jos trabajos entran dentro de esta categoria. Supongamos, por el contrario, que el trabajo con- sistiera en limpiar plains en el camedor por el mismo dinero, 45S al dfa, y que fuera tan des gradable que no estuviéramos dispuestos a hacerlo por menos de 30S al dfa. Si el encargado del ‘comedor nos permitiera tomamos un dfa libre cuando quisiéramos, revisarfamos nuestra deci- sin sobre la posibilidad de ir a esquiar. gDebemos ir a esquiar hoy o limpiar platos (igual que el Ejemplo 1.2, salvo la alternativa)? Existen dos maneras eqaivalented de exaniinar sata dbsieien: Una es decir que uno de los beneficios de ir a esquiar es no tener que limpiar platos. Dado que nunca estarfamos dis- puestos.a hacer ese trabajo por menos de 208 al dia, para nosotros evitar esa tarca tiene ese valor. Por lo tanto, ir a esquiar tiene el beneficio indirecto de no limpiar platos. Si lo su- ‘mamos al bencficio directo de 605 de ir a esquiat, teuinius ique B(x) = 90$. Desde este punto de vista, C(x) tiene el mismo valor que antes, a saber, los 40S que cuesta esquiar ‘ms los 45$ del coste de oportunidad Ue Jos ingresos perdidos, es decir, 858. Por lo tanto, ahora B(x) > C(x), fo que significa que debemos imnos a esquiae. ‘Oura forma de Hegar al mismo resultado consistiria en sopesar los aspectos desagra- dables del trabajo de limpiar platos y el sueldo. Seguin este enfogue, restariamos los 305 dliarios que Valen para nosottos estos aspectos de los ingresos de 458 que pereibirfamos si lo hiciéramos y dirfamos que el coste de oportunidad de no trabajar en el comedor es de 158 diatios solamente; En ese caso, C(x) = 408 + 158 = 558 <.B(x) = 608, y la conclusion 8, de nuevo, que debemios innos a esquiar. Da lo mismo la manera en que valoremos los aspectos desagradables de limpiar platos, Es exttaordinariamente importante, sin embargo, que lo hagamos solamente de una de las «dos formas. ;No los contabilicemos dos veces! , Exempto 14 CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA FI Ejemplo 1.3 muestra claramente que existe una relacién recipraca entre los castes y las beneficios, No incurtir en un coste es lo mismo que obtener un beneficio, Por la misma razén, no obtener un beneficio es lo mismo que incurrir en un coste. Con todo lo evidente que parece, a menudo se pasa por alto. Consideremos, por ejemplo, el caso de un estudiante extranjero de doctorado que ha recibido hace poco el titulo y que esté a punto de volver a casa. La legislacién de su pafs permite a las personas que regresan del ex- tranjero llevarse un automévil nuevo sin tener que pagar el arancel normal de 50 por 100. El suegro del estudiante le pide que le lleve un Chevrolet nuevo de 10,0008 y le envéa un talén por esa cantidad, lo que pone en aprictos al estudiante, Tenia pensado comprar un Chevrolet con el fin de venderlo en su pafs. Dado que, como hemos sefialado, normalmente hay que pagar por los auroméviles nuevos un impuesto de un 50 por 100 sobre las importaciones, un automsvil de ese tipo se venderfa en un concesionario de su pafs por 15,0008. El estudiante estima que él po- dria Venderlo fécilmente por 14.0008, lo que le reportaria un beneficio de 4.000S. For lo tanto, el coste de oportunidad de llevar el automdvil a su suegro por 10.000S seria de 4.0008. No ob- tener este elevado beneticio serfa un elevado coste. Al final, es la decisién que toma, ya que para 41 tiene més valor Ilevarse bien con su familia. Incluso desde un punto de vista estrictamente econémico, la mejor decisién no siempre es la que nos reporta més dinero, {Qué debemos hacer primero? ¢Trabajar 0 ir a ta universidad? Los costes de ir 4 la tuniversidad no son meramente los’ gastos de matricula, alojamiento, comida, libros, marerial, etc. También comprenden el coste de oportunidad de Jos ingresos que perdemos mientras estamos estudiando. La cantidad que ganamos aumenta conforme ‘¢s mayor nuestra experiencia, Cuanto mayor es ésta, mas elevados son los ingresos a los qué debemos renunciar para ira Ja universidad. Por fo tanto, cuando menot es este coste de oportunidad es al terminar los estudios secundarios. Por lo que se refiere a los beneficios, una de las grandes ganancias de los estudios uni versitatios es que permiten percibir unos ingresos mucho mayotes. Cuanto antes vayamos a la universidad, durante mds tiempo podremos obtener este beneticio. Otro beneficio lo constituyen los aspectos agradables de ir a la universidad comparados con fos de trabajar. En general, los tipos de empleo que tiene la gente tienden a ser menos desagradables (0 ms agradables) cuanto mayor sea el nivel de estudios y Ia experiencia que tenga. Por lo tanto, asistiendo a la universidad se evita tener que realizar los trabajos menos agradables. Por consiguiente, para la mayorfa de las personas tiene sentido ir primero a la universidad y después trabajar. Ciertamente, tiene més sentido ir a los 20 aftos que a los 50. Z ‘Una excepcién frecuente a esta regla general la constituyen las personas que son de~ ‘masiddo inmaduras cuando terminan los estudios secundarios para recoger los beneficios de los estudios universitarios. En su caso, a menudo es més sensato trabajar un aio 0 dos, antes de-iraaJa universidad, es E] ejemplo de fa universidad constituye una ilustracién perfecta del argumento de Friedman sobre la manera en que debe evaluarse una teoria, Nadie pretende decir que las personas que es- ‘én a punto de terminar los estudios secundarios eligen el momento de ir a la universidad ha- ciendo complicados célculos sobre los costes de oportunidad. La mayorfa de los estudiantes ‘van, por el contrario, a la universidad en cuanto terminan los estudios secundarios, simplemente porque es lo que hace la mayorfa de sus compaiieros. Es lo que hay que hacer. Pero eso no tiene en cuenta las causas por las cuales la mayoria de los compafieros optan por ir a la universidad. Algunas costumbres, como la de ir a la universidad nada més terminar Jos estudios secundarios. no surgen de la nada. Toda una multitud de sociedades diferentes han MICROECONOMIA Y CONDUCTA 9 Esempto 1.5 tenido siglos para realizar experimentos con esta cuestién. Si hubicra una manera significati- ‘vamente mejor de ordenar los periodos de aprendizaje y de trabajo, ya lo habria descubierto al- guna hace tiempo. La costumbre actual probablemente ha sobrevivido porque es eficiente. Es posible que no calculemos explicitamente el coste de oportunidad de los ingresos perdidos, pero solemos comportamos como si lo hiciéramos ! Como quedard patente en el siguiente ejemplo, el hecho de no tener en cuenta los costes de ‘oportunidad suele Hevanos a juzgar enréneamente 1o que exige de ciertas transacciones la justicia, Es justo cobrar intereses cuando se presta dinero a un amigo o a un familiar? ‘Supongamos que un amigo nds presta 10,0008 y que lo-que mis le preocupa de la deci ‘sidn de cobrar o no intereses es saber si es «justo» hacesly: Podrfa depositar el dinero en setbanco, donde obtendria, por ejemplo, un tipo de interés de un 5 por 100, es decir, 500S al ao. Si:nos cobra 5005 de inteieses por cada afio que dure el préstamo, recuperaré me- ramente el coste de oportunidad del dinero. Si no nos cobra intereses, es 1o mismo que si nos hiciera un 1egalu de 500S a ano. Ahora bien, podria muy bien querer regalamos todos 40s aos esa cantidad 0, de hecho, una aun mayor, Pero nadie dirfa que es injusto que no dubs liaga todos los afios un gran regato de dinero en efectivo, Y tampoco tiene més senti- do decir que es injusto que recupere el coste de oportunidad de prestarrios el dinero, Sin embargo, en nuestra sociedad muchas personas tienen la impresién de que prestar di- ‘nero con intereses es de alguna manera una préctica fea. Una muestra de ello es la siguiente car- 1a que aparecio en la columna de Ann Landers ?, ‘Querida Ann Landers: ‘Tengo cuatro hijos que han tenido éxito en su matrimonio y en su carrera, Siempre he intentado tratarlos de una manera ecunime en cuestiones como los gastos de matricula y los préstamos para comprar una casa. Mi politica ha sidu cobrarles un bajo tipo de interés por los prestamos para no favorecer a ninguno de ellos. Recientemente, mi hija mayor me pidi6 un préstamo a dos aiios para ayudarle a comprar una casa més grande. Tanto ella como su marido tienen un buen trabajo, pero no querian tener que re- curt a activos no liquidas... Le envié como siempre un cheque acompafiado de una nota para que la firmara y me la devolviera. La nota era un acuerdo para pagar intereses, Inclui también un plan de devolucién del préstamo, Para mi sorpresa, cobré el cheque y me develvié la nota con la referencia los intereses tachada. Después ha estado pagéndome mensualmente el principal solamente. Hace poco fui de visita a su casa y discutimos la cuestiOn. pero no fuimos capaces de resol- verla... {No es razonable mi politica? ;Cémo resolveria usted este problema? Carl (Akron) La respuesta de Landers comienza diciendo: Querido Car Para empezar, yo nunca cobraria a un hijo mio intereses por un préstamo, Sin embargo, como se ‘rata de su dinero, usted tiene todo el derecho del mundo a hacer lo que le parezca... * Eso no significa que todas las costumbres fomenten necesariamente Ia eficiencia, Por ejemplo, las circunstancias, pueden cambiar de tal forma que una costumbre que antes fomentaba la eficiencia ya no la fomente. Esa costumbre po- fa cambiar con el tiempo. Si enibaryo,mnuchos bios y costumbres tardan en cambuar una vez que est firmemente araigados. 2 Ithaca Journal, 7 de juli de 1992, pig. OB. 10 Evempto 1.6 FIGURA 1.1 El dinero puede vutlizarse para crear ‘un activo productivo, ‘como los rboles, fque aumentan de valor con el paso del tiempo, Prestar a una persona dinero es renunciar a la ‘oportunidad de recoger la ganancia erivada de una inversion de ese tipo. Los intereses| pagados por los préstamos no hacen Sin teller este coste de oportunidad, CCAPETULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Si Carl no hubiera cobrado a su hija intereses, le habria hecho, en realidad, un regalo, del cual tres cuartas partes se habrian financiado con ta futura herencia de sus otros tres hijos. Y, sin embargo, a Ann Landers y a muchas otras personas aparentemente no les tranquiliza que un economista les diga que el tipo de interés no es mAs que el coste de oportunidad en que incurre el prestamista por no depositar el dinera en un banca. Quiz4 crean que la respuesta del econo- mista da por sentada la cuestiGn que se plantea en el siguiente ejemplo. Por qué pagan intereses los bancos? Supongamos que somos duefos de tun banco y que una persona depasita 10.0008 el t de enero sin que fengamos que pagatle intereses. En ese caso, podriamos comprar con ese di- nero un activo productive, por ejemplo, una parcela con Arboles. Supongamos que éstos crecen a una tasa anual del 6 por 100 y que el precio de un arbol es proporcional a la can- tidad de madera que tiene. Al final del afio podriamos vender los érboles por 10,6008 ¥ te ‘ner 600$ ms que antes. Peio esa misma opcién fa tiene Ia persona que deposita cl dinero cn nuestro bared. {Por qué va a damos los 600$ que podria ganar? Sélo estaré dispuesta a dejamos wiiizar el dinero si le compensaunius por el coste de oportunislad de no emplearle ella. Si le pa~ gamos un 5 por 100 de intereses, obtendré 5008, cantidad que probablemente le resultard ceptable, ya que no tendré que cuidar los drboles ella nisin (o prestaile el dinero a al {guna persona que los cuide). Nos quedamos con los 1008 restantes por cuidarlos Si los intereses son realineute un reenbolso por el coste de oportunidad del dinero, {por qué hay tantas personas hostiles hacia los que prestan dinero? Tal vez porque las personas que piden préstamos suelen ser pobres, mientras que las que lus conceden suelet set tices, Petu €90 0 € siempre asf, El ex multimillonario Donald Trump pide préstamos para financiar sus proyectos inmobiliarios y a veces el dinero procede de los fondos de pensiones de trabajadores de bajos salarios. Sin embargo, lo més normal es que los intereses consistan en transferencias de dinero de personas que parecen necesitarlo desesperadamente a personas que parecen tener mais de lo que pueden gastar. Obsérvese, sin embargo, que incluso en este caso son las diferencias de ri- queza, y no los propios intereses, lo que constituye un motivo mas l6gico de preocupaci6n. El bienestar de los pobres puede mejorar si se encuentra algtin medio para aumentar su riqueza. Sin embargo, no los ayudan necesariamente las leyes y las costumbres que ponen trabas a las personas que quieren pedir préstamos. EL TIPO DE INTERES REFLEIA EL COSTE DE OPORTUNIDAD DEL DINERO 1 deenero 31 de diciembre MICROECONOMIA Y CONDUCTA ul Con todo lo sencillo que resulta el concepto de coste de oportunidad, es uno de los més im- Portantes en microeconomia. El arte de aplicarlo correctamente reside en ser capaz de recono- cer la altemnativa més valiosa que se sacrifica cuando se realiza una actividad dada, ‘TRAMPA 2. TENER EN CUENTA LOS COSTES IRRECUPERABLES EJEMPLO 1.7 En muchas ocasiones, un coste de oportunidad no parece relevante cuando, en realidad, lo es Otra de las trampas que se encnentran en Ia toma de decisiones consiste en que a veces un gas to parece un coste relevante cuando, en realidad, no lo es. Eso es lo que suele ocurrir con los castes irrecuperables, es decir, con los costes que no pueden recuperarse en el momento cn que se toma una decisién. Estos costes, a diferencia de los costes de oportunidad, no deben tenerse en cuenta, como se verd claramente en el siguiente ejemplo. (Debemos ir a Boston en automévil 0 en autobiis? Estamos planieando hacer un viaje d¢ 250 millas a Boston. Nos da exactamenie igual ir en autom6vil que eri autobyis, salvo en lo que se refiere al coste, El billete de autobus cuesta 100S. No sabemos oudnto cvesta it en automévil, por lo que Hamamos a Hertz para ha- cera na idea. El representante de Hertz nos dice que en el caso de un automévi de la marca del nuestro los costes de un afio normal en el que se récorran 10.000 millas son los. siguientes: Seguro 000s. Intereses 2.000. Gasolina y aceite 1.000)" ‘Mantenimiento 1,000" § Total 5.0008 ‘Supongamos que calculamos que estos costes ascienden 4 0,50S por milla y que un'via~ > {Je de 250 nillas en automévil nos costard 1258. Dado que esta cantidad es mayor que los 100§ que cuesta el billele de autobis, decidimos ir en este tltimo medio de transporte. Si decidimos de esta forma, cometemos el error de contabilizar los costes irrecupera- bles. El seguro y los intereses no varfan con el nimeéro dé millas que conducimos al aio: ‘Son costes irrecuperables y son tos mismos, independientemente de que vayamos 0 no en automovil a Boston, De los costes enumerados, la gasolina, el aceite y el mantenimiento son los Unicos costes que varian con el niimero de millas recorridas. Son 2.000$ por cada 10.000 millas, es decir, 0,20S por milla. A 0,208 la milla, s6lo nos cuesta 50S ir en auto- mivil a Boston, y dado que esta cifia es mucho menor que el billete de autobis, debemos “it en automévil Obsérvese el papel que desempefia en el Ejemplo 1.7 el supuesto segain el cual, dejando a un lado los costes, nos da igual cualyuiera de los dos medios de transporte. Eso nos permite decir que la tinica comparacién importante es el coste real de los dos medios. Sin embargo, si prefitiéramos uno de los dos, también tendriamos que sopesar esa preferencia. Asi, por ejempo, si estuviéramos dispuestos a pagar 60S por evitarnos la molestia de tener que con- cis, el coste real de ir en automovil no seria de SUS sino de 110, por lo que deberfamos ir en autobis. 12 Exempto 1.8 CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA El lector encontrard a lo largo de todo el libro ejercicios como el que presentamos a conti- nuacién que lo ayudardn a asegurarse de que comprende los conceptos analiticos importantes, Dominard mejor la microeconomia si los tesuelve conforme vaya avanzando. Ezercicio 1.1 (gBn qué variarfa, en caso de que variara algo, su respuesta a la pregunta planteada en el Ejemplo 1.7 si la molestia de conducir tuviera un coste de 20S y si le pusieran, en pro- ‘medio, una multa-de-tréfico de 288 por cada 200 millas que tecorriera? - ‘Verifique el lector que su respuesta coincide con las que figuran al final de cada capitulo, Naturalmente, los ejercicios serdn mucho més titles si los hace antes de consultar las res- puestas. El experimento de la pizza En una pizzeria existe la posibilidad de tomar cuanta pizza se quiera por 3$. Se paga al ‘entrar y el camarero trae tantos trozos de pizza como se desee. Uno de mis colegas rea-~ luz6 et siguiente experimento: puso a un ayudante a atender a un grupo de esas’. El «camrareto» seleecioné al azat la mitad de las mesas y antes de tomar nota devolvi6 35 a {odas las personas que las ocupaban. A Ia otra mitad no fe devolvi6 niada. A continuacién Ilev6 cuidadosamente la cuenta del nimero de trozos de pizza, que tomaba cada co- mensal, ,Qué diferencia predice usted que habrfa entre las cantidades que tomaron estos dos grupos? ‘Seguramente, Ios comensales de cada grupo se preguntaron: «;Debo comer otro 11070 de pizza?» En este caso, la actividad x consistia en comer otro trozo mas, C(x) era exac- tamente cero para ambos grupos: incluso los miembros del grupo a los que no les devol- vvieron 3S podian tomar tantos trozos como quisieran sin pagar més. Dado que el grupo al que se le devolvi6.3§ se eligié al azar, no hay raz6n alguna para suponer que a sus miembros les austaba la pizza ni més ni menos que a los dems. La regla de decision era para todos seguir comiendo hasta que ya no reportara ningin placer adicional comer “otto trozo. Por lo tanto, B(x) deberfa ser igual para los dos grupos y'los miembros de los “dos grupos deberian seguir comiendo hasta que B(x) fuera cero. ‘De acuerdo con esta razonamiento, los das grupos deherian camer, en promedio, la “misma cantidad de pizza. El precio de admisién de 3§ és un coste irrecuperable que no ‘debe influir en la cantidad de pizza que se cama. Sin embargo, el grupo al que no se le de- “volvieron los 38 comié, de hecho, mucha mds pizza: ‘Aunque nuestra regla de decisién, basada en el anélisis coste beneficio, no supere la prue- 'ba de la prediccién en este experimento, este resultado no pone en cuestién su mensaje para las personas que toman racionalmente sus decisiones. Los dos grupos debe? fan haberse compostado 6gicamente de la misma manera. Después de todo, la inica diferencia que habfa entre ellos era que los clientes del grupo al que se le devolvieron 3$ tenfan una renta a lo largo de toda su vida mayor en 3S que la de los dems. Seguramente, nadie cree que una diferencia tan pequefia pue- da influir en el consumo de pizza. Parece que los miembros del grupo al que no sé le devol- 5 Véase Richard Thaler, «Toward a Positive Theory of Consumer Choice», Journal of Economic Behavior and Or- ‘ganization, 1, 1980. MICROECONOMEA Y CONDUCTA. 13 vvieron 3S querian asegurarse de que «recibfan lo que valfa su dinero». Sin emharga, es muy pro~ bable que este motivo los llevara meramente a comer demasiado‘, {Qué hay de malo en pretender «recihir lo que vale nuestro dinero»? Absolutamente nada, siempre y cuando lo que nos mueva a actuar de ese modo exista antes de realizar las transac ciones. Asf, por ejemplo, es perfectamente razonable dejarse llevar por este motivo para elegir ‘un restaurante frente a otro de las mismas caracteristicas que resulta que cuesta més, Sin em- bargo, una vez averiguado el precio del almucrzo, debe abandonarse este motivo. La satisfacién {que nos reporta otro tr0z0 de pizza debe depender, pues, tnicamente del hambre que tengamos ¥ de lo que nos guste la pizza, y no de lo que paguemos por el privilegiv de comer todo lo que odamos. Sin embargo, a menudo parece que la gente no se comporta de esa manera. Tal vez la dificultad esté en que nv somos criaturas (otalntente Mlexibles. Quizd los motivos que tlenen sen- tido en una situacién no son féciles de abandonar en otra, Farrcicio 1.2 Jim gana en una emisora de radio una entrada para i a un.concierto de ja77 al are libee Mike ha pagado 188 por una entrada para el mismo concierto, La tarde en que va a cele- brarse éste esialla una tremenda tormenta Si Tim y Mike tienen los mismos gustos, {gual de ellos es mas probable que asista al concierto, suponiendo que cada uno decide asistir.o.no,al concierto bastindose en el andlisis.egste-beneficio? TRAMPA 3. FARSE UNICAMENTE EN LOS COSTES RELEVANTES Esempio 1.9 La persona que al tomar una decisién cae victima de la trampa de los costes irrecuperables tie- ne en cuenta un coste que no deberia tener en cuenta. En el caso de la trampa de los costes im- plicitos, ocurre to contrario: se pasan por alto costes que deberfan tenerse en cuenta. Pero, como ‘mostrard claramente el siguiente ejemplo, los costes implicitos no son los tnicos costes de los ‘que tendemos a olvidamos. ‘Si somos consumidores a los que nos preocupa la conservacién de la energia y no podemos al- quilar un automévil nuevo, zdebemos alquilar un Buick de hace 10 aos (1008 al afi, 10 litros or cada 100 kilémetros) 0 un Toyota de hace 10 aos (3008 al afo, 5 litros por cada 100 ki- Iémetros)? El primer impulso de muchos consumidores a los que les preacupa la conservaci6n dela energfa es elegir el Toyota porque consume menos gasolina, Peto la cantidad de Toyotas usados que hay es limitada. Supongamos que hay un total de’ 1.000 Buicks y 1.000 To yotas, Si alquilamos un Toyota en lugar de un Buick, alguria otra persona tendri que al- Guilar un Buick en lugar de un Toyota, Si nuestro objetivo es aliorrar energia, slo debe- mos aiqnilar el Toyota si la persona que acabaré alquiland ol Buick adicional ex una persona que conduce menos al afio que nosotros. “ Uns altemativa a esta explicacién es que 3S constituyen una proporcién signficaiva de la cantidad de dinero en efectivo que tlenen muchos comensales para gastar corto plazo. ASI por ejemplo, los miembros del grupo que re- cibié 38 podrian haberse abstenido con el in de qu les quedara sitio para tomar el postre que ahora podian compra. Para verificar esta explicacin, mi colega podria haber dado un regelo do 38 en efectivo al comienzo del dia a los ‘miembros del grupo al que no se le devolvieron 3S y ver si segui siendo diferent la cantidad de pizza que consumian los dos grupos. 4 FIGURA 12 EI Buick es mis barato si recore senas de 8.000 kllémetros al ako. En 250 contrario, ef Toyota es mis barato, CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA Pero {cémo. puede saberse si ocurriré eso? Si las tarifas de alquiler de los dos auio- méviles se determinan-en el mereado y la gente normalmente elige el tipo de automévil que reduce los gastos totales que origina un automévil, podemos decir lo siguiente: si eli- gimos el Toyota, sdlo dismiouité el consumo de energia de la sociedad si y s6lo si el To- yyota es mds barato para nosotros que e! Buick. Para ver por qué, obsérvese, en primer lu- gar, qne sila gasolina cnesta 01,50$ el litro, el coste anual del Buick és ees 2 : C(W) = 1008 +10 0,51 tole (b) top 208 aay: donde K es ef niimero de kilémetros que recomemos al aio. El costé del ‘Toyota es KS 5 Cin) = 300845 > 12)e" Cer) = 3008 +5 0,508 4.2), Estos dos costes serdin exactamente iguales si resulta que ¢ohducimos exactamente! 8.000 kildinetros al afio, como muestra la Figura 12 (para hallar ésta cifra, sc igualan los: primeros miembros de las Ecuaciones 1.1 y 1.2 y:se despeja K). Si recorremos més de 8.000, e1 Toyota resullard mids baralo; Si xecurrenius menos, cl Buick 1esullard sds bara to. Por ejemplo, si recorremos 4,000 kilémetros al afo, debemos elegir el Buick, aunque Jo unico que nos preocupe sea la conservacion de la energta. ero, ze6mo sabemos que la persona que alquila el Toyota que podriamos alquilar no- otros no Sera una persona que Conduce atin menos que nosotros? Si todo el mundo sigue Jaregia de «conducir el automvil més barato», es evidente que eso no ocurtira con las ta- Tis de alquilar dadas (st el Buick es mas barato para nosotros, tambien Jo sera para el que - recotra menos kilometros al abo que nosotros). Pero, ;qué ocurre si la mitad de los con * ductores, incluidos nosotros, recorren 4.000 kilémetros al afio'y todos los demas recorren. 3.000 solamente? En ese caso, el Buick resultard més barato para todo ef muinido a las ta ~ rifas.de alquiler vigentes. Nadie querré alquilar urv Toyota. Las empresas de alquiler de au- toméviles descubrirén entonces que pueden subir significativamente los precios de los Buicks y seguir alquildndolos todos. Por la misma raz6n, tendrén grandes incentivos. para reducir jas tarifas de alquiler de los Toyotas, en lugar de ver cémo se cubren de pol- yo en el aparcamiento. Al final, las tarifas de alquiler de los dos automéviles se ajustardn. de tal manera que fos Toyotas serén més baratos para los conductores que recorren mu-\' hos komnetrosy los Bulg sen més baratos para Jos que recorten pocon. Coste anual (C) en $ 800 300 Kilimetoos aruales 1K) ° 4.000 8.000 12,000 MICROECONOMIA Y CONDUCTA 1S Ezercicio 1.3 ‘Si‘el alquiler de los Buicks sube de 100§ al aio a 2008.en el Ejemplo 1.9, ;cusintos kil6- ‘metros tendsfamos que recorrer al aiio para que el Toyota nias resultara mas barato que el ‘Buick? Renee La mano invisible Una de las ideas mas importantes del andlisis econémico es la de que la biisqueda del propio provecho por parte del individuo no sélo suele ser compatible con los objetivos sociales mds ge~ nerales sino que, de hecho, incluso la exigen éstos. Asi, en el Ejemplo 1.9 hemos visto que los. consumidores que persiguen exclusivamente su propio interés elegirian los automéviles de una ‘manera tal que disminuirfa lo més posible el consumo de energia de la sociedad en sn conjun- to, Ninguno de ellos rrataba de conservar combustibles fosiles escasos para las futuras gene- raciones. Trataban simplemente de reducir lo més posible sus propins castes. De hecho, si hu- bieran tratado conscientemente de reducir el consumo total de energfa alquilando Toyotas, independientemente de lo poco 0 lo mucho que utilizaran el automévil, el resultado habria sido un mayor consumo total de energia. Los consumidores egofstas, totalmente inconscientes de los efectos de sus actos, a menudo actdan como si fueran conducidos por lo que Adam Smith llam6 la mano invisible y producen el mayor bien social. En un pasaje de La riqueza de las naciones, tal vez el més citado, Smith firma: Noes de la benevolencia del carnicero, del cervecero 0 del panadero de Ia que esperamos obtener el alimento, sino de su busqueda de su propio interés. No nos dirigimos a su humanidad sino a su egofsmo y nunca les hablamos de nuestras necesidades, sino de su provecho. Los economistas modernos a veces pierden de vista el hecho de que Smith no crefa s6lo son importantes los motivos egoistas. En su tratado anterior, La teoria de los senti- ‘mientos morales. por ejemplo, habla emotivamente de la compasién que sentimos por los de- mas: Por muy egoista que se suponga que es el hombre, hay evidentemente algunos principios en su na- turaleza que lo evan a inferesarse por la suerte de los dems y que hacen que Su felicidad sea ne- cesaria para él, aunque no saque ningun provecho de ello, salvo el placer de verlo, De este tipo es 1s piedad 0 la compasién, la emocién con que nos compadecemos de Ia miscria Ue los dems, ‘cuando la vemos o cuando llegamos a imaginarla de una manera muy realista, Que a menudo nos produce pesar el pesar de los dems es un hecho tan evidente que no hace falta dar muchos «ejemplos para demostrarlo; pues este sentimiento, como todas las demés pasiones originales de la naturaleza hnmana, no es exclusive en modo algunos de los virtuosos y humanitarios, si bien qui 24 éstos lo sientan con una sensibilidad mis exquista. Lo tiene hasta el mayor ruin, el transgresor ‘més contumaz de las leyes de la sociedad ‘Smiith era, adems, muy consciente de que el resultado de la busqueda incontrolada del pro- pio interés a veces dista de ser bueno desde el punto de vista social. Como muestra el ejemplo siguiente, e! mecanismo de la mano invisible falla cuando hay importantes costes o beneficios que recaen sobre personas que no son las que han tomado las decisiones. 16 Ejempto 1.10 Coste externo de una actividad Coste de una actividad que recae ‘en personas que no participan directamente en lla, CAPITULO 1: PENSAR COMO UN ECONOMISTA 4Se deben quemar las hojas secas 0 levarlas al bosque? ‘Supongamos que llevar las hojas cuesta 20$ y quemarlas ex casa 1$ solamente. Si a la” duefia de ta casa s6lo.le preocupan los costes que recaen directamente sobre ella, quema- xls hojas. La dificultad se halla en que la quema de hojas comporta tin importante cos- te externo, que significa un coste que recae en personas que no intervienen directamente ena decisién. Este coste extern es el daiio que hace el humo que desprende el fuego y no recab Sobre la duefia de la casa que toma la decisién de quemar !as hojas sino sobre las [persanas que viven en la direccisn en la que sopla el viento. Supongamos que cl humo produce unos daiios que ascienden a 258. En ese caso, el bien de la comunidad exige que se Hleven las hojas al bosque y no que se quemen. Sin embargo, desde ta perspectiva Ue la uefa de la casa que persigue su propio beneficio, parece que lo mejor es quemarlas *, Los wustes y los beneficios extemnos son a menudo Ia raz6n por la que existen leyes que li- ‘mitan la discrecién individual. Por ejemplo, actualmente la mayoria de los municipios tienen le- yes que prohfben quemar hojas dentro de los limites de la ciudad. Esas leyes pueden verse como ‘una manera de hacer que los costes y los beneficios que observan los individuos se parezcan ‘mas a Jos costes y los beneficios que experimenta la comunidad en su conjunto, Con una ley {que prohiba la quema de hojas, la persona que esté considerando la posibilidad de quemar ho- JA sopesa la sancién que puede acarrearle el incumplimento de la ley y el coste de transportar las hojas. La mayorfa de las personas llegan a la conclusién de que es mas barato levarlas al Racionalidad y egotsmo Criterio de la racionalidad basado en el ‘egotsmo ‘leoria segin la cual las personas racionales solo tienen en cuenta los costes y los bbeneficios que lea afectan directamente a ellas Ser racional significa tomar decisiones de acuerdo con el criterio del custe-benelivio, es decir, realizar una actividad si y s6lo si los beneficios son superiores a los costes. Esta definicién de la racionalidad puede scr objeto de dos refinamicntos importantes. Uno es el criterio de la ra- cionalidad basado en el egofsmo, segiin el cual las personas racionales conceden un gran peso \inicamente a los costes y los beneficios que les afectan directamente a ellas. Este criterio deja de lado explicitamente algunos motivos, como tratar de hacer felices a otras personas, tratar de hacer lo correcto, ete. La otra definicién es el llamado criterio de la racionalidad basado en el objetivo inme- diaty. Su nico requisito es que las personas actien eficientemente en pro de las aspiraciones u objetivos que tengan en cada momento. El atractivo de este objetivo mas general se halla en que abarca motivos tan nobles como la caridad, el deber, etc. Sabemos, después de todo, que mu- chas personas tienen esos motivos, por lo que nuestra teorfa es mAs precisa desde el punto de vista descriptivo si los tiene en cuenta explicitamente. La dificultad se halla en que el criterio de la racionalidad basado en el objetivo inmediato a menudo parece demasiado general. Por ejemplo, siel objetivo predominante de una persona obesa es atiborrarse de tarta de chocolate, esta conducta es racional seguin el criterio del objetivo inmediato siempre que esta persona no pague por la tarta més de lo necesario. El hecho de que la decisién de comerse la tarta pueda ser mis tarde motivo de profunda lamentacién o incluso la causa de una muerte prematura, no es relevante segtin este criterio. En cambio, segtin el criterio del egoismo, comer Ia tarta es irra- cional en estas circunstancias. ° Naturalmente, si la duefa de la casa tiene buenas relaciones con las personas que viven en la diecciin en la que sopla el viento, es posible que el propio beneficio aconseje transportar las hojas, con el fin de mantener esis buenas f= laciones, Pero si esas persosas son seres totalmente extraios, este motivo tendré mucho menos peso. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 17 Criterio de la racionalidad basado en el objetivo inmediato Teoria segun la cual las personas Tacionales actdan cficientemente en pro de tas aspiraciones u objetivos que tengan en el momenta de decidir. Eyempto 1.11 La teorfa formal de Ia elecci6n racional puede desarrollarse de acuerdo con cualquiera de los dos criterios de la racionalidad. Si utilizamos el criterio del egofsmo, comenzamos suponiendo implicitamente que las personas son esencialmente egofstas. En cambio, el criterio del objetivo inmediato nos exige postular supuestos sobre los objetivos de las personas. Paradéjicamente, la . La respuesta es, como cabria esperar, que debemos comprar una unidad adi- cional si y sélo si los beneficios marginales son superiores a los costes marginale. MICROECONOMIA Y CONDUCTA 21 FIGURA 1.4 CANTIDAD OPTIMA DE MEMORIA DE COMPUTADORA Seca et Precio $ por megabyte) ‘debemos comprar es oll tacantided con la ‘que el beneiclo Beneficio marginal marginal dean (valor de un megabyte megabyte adicional adicional Sarcone magia Memora optima ad outa marginal (conte de un megabyte adicional w s| cad Megabytes ot aaa se de memoria El naturalista econdmico El estudio de la biologéa nos perinite ubservar y admirar muchos detalles de la vida que, de lo contrario, se nos escaparfan, De la misma manera que para el naturalista un paseo por un si- encivso bosque se convierte en una aventura, asf el estudio de Ia microeconomia nos permite convertimos en «naturalistas econémicos», es decir, ver desde otra dptica los detalles mundanos de la existencia ordinaria, Cada uno de los rasgos det paisaje hecho por el hombre ya no es una masa amorfa, sino el resultado de un célculo implicito basado en un anilisis cosie-beneficio. ‘Veamos algunos ejemplos de naturalismo econémico. EJEMPLO 1.13 ;Por qué es tan mala la comida de los aviones? ‘Todo cl mundo se queja dé la comida que dan en los avionés; De hecho, si un réstauraite se- rio se atreviera a vervir una comida de ese tipo, quebrarfa de inmedinto. Nucstras qucjas pa fecen dar por sentado que las comidas de los aviones deben ser tan buenas como las que co ‘memos en los restaurantes. Pero (por qué? El anilisis coste-beneficio muestra claramente qué ‘Tas comparias aéreas deberian mejorar la calidad de su comida si y sdlo si los beneficios fue- ‘ran superiores a los costes. Para calcular fos beneficios de dar una comida mejor; probable- ‘mente constituya un buen indicador lo que estartan dispuestos a pagar por ello los pasajeros, en forma de tarifas mas atas. Si padicra wftecerse wha cousida ue tuviera la calidad de la que se ofrece en los restaurantes con un mero incremento de los costes de 5S, probablemente la ‘mayoria de la yente estarfa encaniada de pagarto, Sin embargo, la dificultad estriba en que so- fa, mucho més costoso preparar sin apenas tiempo una comida significativamente mejor a 39.000 pies de altura en una cocina diminuta. Podria hacerse, por supuesto. Una compara” aérea podria suprimir 20 asientos en los aviones, instalar una cocina moderna y bien equi- pada, contratar mis personal, gastar mas en ingredientes, etc. Pero estos costes adicionales se aproximarian mds a los 508 por pasajero que a los 5S. Por mucho que os quejemos de la es- |. casa calidad de la comida que dan en los aviones, pocos estarfamios dispuestos a pagar este 'eoste adicional. El triste resultado ¢s que la comida de Jos aviones seguiré siendo inevita- blemente insulsa, ya que los costes de mejorarla son superiores a los beneficios. : Muchos de nosotros respondemos con entusiasmo a la méxima «todo lo que merece la pena hacer, merece la pena hacerlo bien». Despierta, después de tudo, un cieitv urgullo por el trabajo bien hecho, que lamentablemente suele faltar. Sin embargo, el Ejemplo 1.13 muestra claramente 22 Escarto 1.14 Exempto 1.15 ‘CAPITULO 1; PENSAR COMO UN ECONOMISTA que esta méxima no tiene ningsin sentido si se interpreta literalmente, No tiene en cuenta la ne- cesidad de sopesar los costes y 10s beneficios. Para hacer una cosa bien, hay que dedicarle tiem- po, esfuerzo y gastos. Pero el tiempo, el esfuerzo y los gastos son escasos. Dedicarlos a una ac- tividad impide dedicarlos a otra. Mejorar la calidad de una de las cosas que hacemos significa, pues, reducir necesariamente la calidad de otras (otra aplicacién més del concepto de coste de oportunidad). Toda decisién inteligente debe tener en cuenta esta disyuntiva. Todo lo que vemos en la vida es el resultado de una solucién de compromiso de ese tipo. Fl hecho de que Steffi Graf juegue tan bien al tenis significa que no puede llegar a ser una con- certista de piano. Y. sin embargo. eso no significa, evidentemente, que no deba dedicar algdn tiempo a tocar el piano. Solo significa que debe conformarse con alcanzar un nivel menor en ese campo que en el tenis. éPor qué los automévites manuales tienen vince velocidades y los automdticos solo cuatro? ‘Cuainhs mas velocidades tenga la caja de cambios de un autoniévil, més gasolina ahortaid, > Las velocidades adicionales son coino la «sobremarcha» que teifan Ios automoviles de Ios. afios 40; ahorran gasolina al permitir circular a mayor velocidad con un ndmero menor de re vyoluciones del motor. La mayorfa de los automéviles que se fabrican actualmente tienen cin= ‘co velociddades en la caja de cambios mantial y s6lo tres 0 custro en la auinmatica. Dado que ‘evidentemente ef ahorro de gasolina ¢s algo bueno, ,por qué fimitar el niimero de veloc ‘daties de los automéviles automaticos? La raz6n se halla en que el ahorro de gasolina no es ‘nvéstt0 tinico objetivo. También queremos mantener el precio del automévil dentio de Junos limites. Las transmisiones automaticas son mucho més complejas que las manuales y ‘el coste dé una velocidad més ¢s, pues, mucho mayor en las primeras. En cambio, los he neficios de introducir otra-velocidad son Ios mismos en ambos casos. Si los fabricantes de aautoméviles siguen la regla que dice «atlddase una velocidad més silos haneficins son sajeros de baja renta. Esta organizacién se quejaba de que, con el método de pedir vo: + Tuntarios, los pasajeros més pobres acabarian siendo casi siempre los que se quedaran a esperar el siguiente vuelo, ‘Ahora bien, seguramente para las personas pobres la indemnizacién monetaria fa con mayor probabilidad una raz6n de peso para oftecerse voluntarias. Pero cuando ‘una persona se ofrece voluntaria, estd diciendo que la indemnizacién bien merece la es pera. Una.cosa es decir que ef mundo seria mejor si los pobres tuvieran mayores in= ‘gfes08 y no se sintieran tentados por su pobreza a renuriciar a su plaza en un ayi6n. Pero {a organizacién de consumidores no proponta dar mayores ingresos 2 los pobres, sind {que queria que el sector siguiera aferrado al sistema de echar a los pasajeros de los vue~ Jos sobrecargacios independientemente del valor que concedieran al hecho de quedarse a bordo. ‘Cuesta creer que los pobres piensen que una organizacién de consumidores que lés impide obtener un dinero extra ofreciéndose voluntarios para esperar al siguiente vuelo eet defeniendo sus ines. A inl Is CAB adopts ot propueta indemaizacin ch beneficio de los pasajeros de todo tipo de rent ‘Muchos de quienes critican el sistema de mercado se quejan de que es injusto racionar los bienes y los servicios pregunténdonos cudnto estamos dispuestos a pagar por ellos. Sefialan que este criterio hace un flaco favor a los intereses de los pobres. Pero como muestra claramente el Ejemplo 2.1, existen graves contradicciones en los distintos sistemas de asignaci6n, Conside- remos, de nuevo, el caso de nuestro mercado hipotético de langostas. Supongamos que tememos ‘que el precio de equilibrio de 6S impida a muchos pobres conocer el placer de comer langostas y que adoptamos con esa idea un sistema que reparta gratuitamente langostas entre los pobres. {@No representarfa un sistema de ese tipo una clara mejora para todas las personas que sienten ‘compasién por los pobres? La respuesta es, al igual que en el Ejemplo 2.1, que con el mismo coste podemos obtener unos resultados aun mejores. Cuando un pobre, o incluso un rico, no compra langostas porque su precio es demasiado alto. esta diciéndonos. en efecto. que prefiere gastar el dinero en otras cosas. Si les diéramos a esas personas una langosta, {qué harfan con ella? En un mundo ideal, Ja venderfan inmediatamente a otra persona que estuviera dispuesta a pagar por ella el precio de equilibrio de 68. Sabemos que hay personas que quieren pagarlo, ya que algunas de las lan- _gostas que se venderfan por 6S se entregan, por el contrario, a los pobres. La venta de la lan- ‘gosta por parte del pobre a una de estas personas supone una clara mejora para ambas partes: para el comprador, porque, de no ¢er asi, no la compraria, y para el vendedor, porque para él la langosta vale menos de 65. ‘Como veremos detalladamente en capitulos posteriores, la dificultad préctica reside'en que a nuestro pobre hipotético le llevaria tiempo y esfuerzo encontrar una persona que comprara Ja langosta y probablemente acabarfa comiéndosela él mismo. Ciestanente, disfrutaria co- miéndosela, pero, de acuerdo con sus célculos, disfrutarfa atin més los 68. La estructura del problema se parece mucho a la del ejemplo del control de los precios de Ia gasolina. Este se impuso creyendo sinceramente que era necesario para proteger a los pobres de 38 ‘CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA. Ja carga econémica de una enorme subida de los precios de la gasolina. Sin embargo, lo que hizo fue provocar toda una multitud de comportamientos que no beneficiaron ni a los ricos nia los pobres. TK pesar de las afirmaciones que hacen en contra los erticos del sistema de mercado, los individuos son sumamente sensibles a los precios de la energia cuando eligen la manera de gastar su renta. Si la gasolina cuesta, por ejemplo, 1,50$ el galén, muchas personas se po- nen de acuerdo para ir en el mismo automévil o compran uno que consuma poca gasalina, si bien no harfan nada de eso si los precios fueran de 0,858 solamente. El que se considere ‘@ no que un larga viaje merece Ia pena también depende claramente del precio de la ga- solina, ‘Con independencia de que Ia oferta de combustible sea o no excepcionalmente escasa, a todo el mundo —rico o pobre— le interesa que s6lo se permita utilizarlo en lo que més se va- lora. Pero los costes de una politica que no hace eso son especialmente elevados cuando el combustible es escaso. La venta de gasolina a un precio inferior al de equilibrio es precisamente tuna politica de ese tipo. Anima a la gentc a despilfarrar claramente la gasolina, EL CONTROL DE LOS ALQUILERES FIGURA 2.6 Sise controlan los alquileres y se fjan fen 400$ mensuales, hay un exceso de ddemanda de 40.000 apartamentos al mes. Se ha dicho que la manera més segura de destruir una ciudad, aparte de lanzar una bomba nu- clear, es aprobar una ley de control de los alquileres. Ese tipo de ley, como tantas otras, tiene su origen en una sincera preocupacién por el bienestar de los ciudadanos de renta baja. Pero sus ‘consecuencias economicas no son menos perjudiciales por ser involuntarias. E] andlisis basico de la oferta y la demanda es, una vez més, lo nico que necesitamos para comprender claramente el cardcter de las diticultades. La Figura 2.6 representa las curvas de oferta y demanda de un mercado hipotético de apartamentos urbanos. En este mercado, el al- quiler de equilibrio serfa de 6008 al mes y se alquilarian 60,000 apartamentos. Sin embargo, el ayuntamiento aprueba una ley que congela los alquileres en R, = 4008 al mes, es decir, 200 por debajo del valor que equilibra el mercado. Por 400S al mes, a los compradores les gustaria al- uilar 80.000 apartamentos, pero los oferentes s6lo estén dispuestos a ofrecer 40.000. Hay un exceso de demanda de 40,000 unidades. Y si el alquiler se mantiene fijo en 4008 al mes, este exceso de demanda tenderé a aumentar con el paso del tiempo a medida que crezca la poblacién y la inflaci6n reduzca el valor del dinero. CONTROLES DE LOS ALQUILERES Alquiler (al mes) Cantidad (miles de aptos. al mes) MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 39 Ezemrto 2.2 En un mercado no regulado, la respuesta inmediata a tal exceso de demanda serfa una su- bida acusada de los alquileres. Pero en este caso la ley impide que suban por encima de R.. Sin embargo, las presiones del exceso de demanda pueden hacerse sentir por otra vias. Por ejemplo, los propietarios pueden gastar menos en el mantenimiento de la calidad de sus apartamentos de alquiler, pues, al fin y al cabo, si hay dos arrendatarios Hamando a la puerta de cada aparta- ‘mento vacfo, los caseros tienen un amplio margen de maniobra. Cuando se fijan unos alquileres inferiores a los que equilibran el mercado, es improbable que se reparen de inmediato los de- sagties obstruidos, Ia pintura desprendida y los termostatos estropeados. Pero no son estas las dificultades més graves. En la Figura 2.6 vemos que cuando s6lo se ofrecen 40.000 apartamentos al mes, los arrendatarios estn dispuestos a pagar hasta 800S al mes. Esta presién casi siempre encuentra un cauce de expresi6n, legal o ilegal. Por ejemplo, en Nueva York no es raro ver que se paguen varios miles de d6lares en concepto de «fianza» 0 ‘«comisién». Los propietarios que no pueden cobrar por un apartamento el alquilet que eyui- libra el mercado tienen también la opcién de convertirlo en una comunidad de propietarios, lo que les permite vender su activo por un precio mucho mas vereauu a su verdadero valor eco- némico. Incluso cuando los prupictarivy de apartamentos de alquiler controlado no suben de este ‘modo sus precios, se dan situaciones graves de mala asignacién, Una vida sigue viviendo de- Ccididamente en una vivienda de siete habiraciones incluso cuando se marchan los hijos, porque ces mucho mis barata que las viviendas de alquiler no controlado. Serfa mucho mejor para todos los afectados que dejara esa vivienda a una familia mayor. Pero al estar controlados los alqui- leres, tiene todos los incentivos econémicos del mundo para no dejarlo, Suponga que se bajan (se suben) lus alquileres a 2008 al mes. ;Cudl es el exceso de demanda Y qué diferencia hay entre este exceso de demanda y el que se producfa cuando se congelaban en 4008 al mes? °A 2008 al mes, a los compradores les gustarfa alquilar 100,000 apartamentos, pero los loferentes s6lo estén dispuestos a ofrecer 20.000. Por lo tanto, hay un exceso de demanda de 80,000 unidades. El exceso de demanda es mayor que el de 40.000 unidades corres- pondiente a 400S al mes. EJERCICIO 2.2 En el mercado de apartamentos descrito en la Figura 2.6, zqué ocurriria si los alquileres © se fijaran en 6258 al-mes? seats Hay maneras de ayudar a los pobres mucho més eficaces que proporcionarles gasolina ba- rata, apartamentos de alquiler controlado o langostas gratis. Una consistiria en darles una ren- ta adicional y dejarles que decidieran ellos mismos la manera de gastatla. Eu el Capitulo 18 ana- lizamos algunas de las dificultades précticas que existen para transferir poder adquisitivo adicional a los pobres. En pocas palabras, el problema mas acuciante es que resulta dificil di rigir la ayuda a los verdaderamente necesitados sin atraer a otros que podrian valerse por si mis- ‘ms. Pero, como veremos, el razonamiento econémico también sugiere vias practicas para ven- cer esta dificultad. No hay soluciones sencillas ni faciles. Pero dadas las enormes pérdidas que ccausan las medidas que mantienen los precios por debajo de su mivel de equilibrio, estas cues- tiones merecen, sin duda, que se les preste la maxima atencién, 40 ‘CAP{TULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA. Mantenimiento de los precios FIGURA 2.7 Para que el programa mantenimiento de Tos precios suta ‘efecto, estos deben fjarse en un nivel superior al que ‘equilbra el mercado. Como consecuencia, hay un exceso de feta, que es ‘comprado por e! Estado, En el ejemplo del control de los alquileres, hemos visto un caso en cl que las autoridades im- ponen un precio maximo con el fin de impedir que suba y que alcance su nivel de equilibrio. En el caso de muchos productos agricolas, los gobiernos no controlan los precios sino que los mun- tienen con el fin de que sean superiores a su nivel de equilibrio. En contraste con el primer caso, ‘que exige meramente el anuncio de un nivel por encima del cual no pueden subir los precios, el mantenimiento de los precios exige que el Estado se convierta en un activo comprador en el mercado. Por ejemplo, la Figura 2.7 representa un nivel de mantenimiento de los precios de P, en el mercado de soja. Como P, es superior al precio de equilibrio, hay un exceso de oferta de 200,000 toneladas al afio. Para mantener el precio en P, = 400S por tonelada, el Estado debe ‘comprar 200,000 toneladas anuales. De lo contrario, los agricultores tendran poderosos incen- tivos para bajar sus precio: ‘Un importante propésito de los programas de mantenimiento de los precios agricolas es ga- rantizar unos precios suficientemente elevados para que las familias de los agricultores tengan suficientes ingresos. Sin embargo, en la préctica estos programas han demostrado ser un ins- trumento extraordinariamente costnso e ineficiente para llevar a cabo esa tarea. Uno de los pro- ‘blemas que plantea es qué hacer con los excedentes que compra el Estado todos los aflos. Para producir estos excedentes se necesita trabajo, capital, fertlizantes y otras factores, todos ellos valiosos. Sin embargo, a menudo se deja simplemente que se estropeen en los silos del Estado. Otra de las dificultades estriba en que una gran parte de los excedentes se produce en grandes explotaciones agrarias cuyos propietarios no necesitan ayuda econdmica de ninguna clase. Por cada délar adicional que obtiene un agricultor de una familia necesitada, varios mas van a parar a las arcas de présperos agricultores. El mantenimiento de los precios eleva también la factura alimentaria de todas las familias y a menudo incluso los precios de bienes cuyo precio no es apoyado directamente por el Estado (véase el Ejemplo 2.4). Si la sociedad desea sub- ‘veuciouar las pequeiias explotaciones familiares, hay métodos mucho més cficientes y directos que el mantenimiento de los precios agricolas, EL MANTENIMIENTO DE LOS PRECIOS EN EL MERCADO DE LA SOJA, Precio ($ por tonelada) 600 -p 500 P= 400 300] 200] 100] Cantidad (niles de toneladas al aro) Too 200 300 400 500 600 MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA, 41 El racionamiento y la asignacién de los recursos como funciones de los precios Funcién de racionamiento del precia Proceso, ‘mediante el cual el precio dirige las, cxistencias de un producto hacia los, usuarios que més lo valoran, Funcién de asignacién del precio Proceso ‘mediante el cual el precio transmite sefiales que desvian recursos de la produccién de bienes cuyos precios son. inferiores al coste hacia la produecién, de bienes cuyos precios son superiores al cost. Los precios desempefian dos funciones importantes e independientes. En primer lugar, racionan los bienes existentes en un momento dado. La escasez.es una caracteristica general de la vida ‘econ6mica. La gente quiere més de casi todo lo que pudiera ofrecerse a un precio nulo. Los pre~ cios de equilibrio sirven para frenar esta excesiva demanda al racionar las existencias escasas y dérsclas a los usuarios que les conceden el mayur valor, Esta es 1a funcién de raclonamlento del precio. En segundo lugar, el precio es una sefial que distribuye los recursos productivos entre los di- ferentes sectores de la economia. En aquellos en los que hay un exceso de demanda, las em- presas pueden cobrar mas de lo que necesitan para cubrir los costes de produccién. Los bene- ficios resultantes actian de zanahoria y atraen mds recursos a estos sectores. El reverso de la ‘moneda es que las perdidas actiian de palo y desvian recursos de los sectores en los que hay un exceso de oferta, Esta es la llamada funcién de asignacién del precio, que es la fuerza motriz que se encuentra tras la mano invisible de Adam Smith. El control de los alquileres subvierte las dos funciones criticas del mecanismo de los precios. La funcién de racionamiento se ve socavada por los mecanismos que distribuyen la vi- vienda sin apenas tener en cuenta el valor que le conceden los individuos. Las necesidades subyacentes de los arrendatarios quedan relegadas a un segundo plano. Tanto la suerte como Jos contactos que se tengan suelen ser decisivos. Los alquileres artificialmente bajos socavan la funcion de asignacién del precio al enviar una sefial falsa a los inversores sobre la necesidad de construir viviendas adicionales. Cuando los alquileres estén controlados, los constructores ‘ganan menos de lo que podrian invirtiendo el dinero en otros sectores, por lo que apenas sor- prende que muchos hagan precisamente eso. La cruel paradoja es que en muchos lugares de al- quileres controlados lo que se necesita de forma acuciante son més viviendas sociales, no me- nos, que es precisamente lo que producirfa el mercado por s{ mismo si se les diera mas dinero a los pobres. Determinantes de la oferta y la demanda El andlisis de la oferta y la demanda es ttil no s6lo por las ideas que aporta desde el punto de vis- ta normativo a los poderes piblicos sino también para toda una variedad de fines descriptivos, ‘Y Jo que es més importante, nos ayuda a predecir cémo responderdn los precios y las cantidades de equilibrio a los cambios de las fuerzas del mercado, Como las curvas de oferta y demanda se ‘cortan para determinar los precios y las cantidades de equilibrio, todo lo que desplace estas cur- vas tenderd a alterar los valores de equilibrio de una manera predecible, En los siguientes capi- tulos, analizaremos detalladamente las fuerzas que determinan la forma y la posicion de las cur- vvas de demanda del mercado. De momento, veamos algunas cuyo papel es intuitivamente claro. LOS DETERMINANTES DE LA DEMANDA. Las rentas. Es cvidente que la venta influye eu 1a cautidad que compran los individuos de la ‘mayoria de los bienes y servicios a un precio dado cualquiera. En el caso de la mayoria de los bienes, la cantidad demandada a un precio cualquiera aumenta con la renta. Los bienes que tic nen esta propiedad se denomiinan bienes normales. Los llamados bienes inferiores (como la car- ne picada que tiene mucha grasa) constituyen la excepcin a este patron general, in ese caso, la cantidad demandada a un precio cualquiera disminuye conforme aumenta la renta. La idea es que 10s consumidores abandonan estos bienes en favor de los sustitutivos de mayor calidad (Como la came mas magra en el caso de la came picada) en cuanto pueden permitirselo. 42 FIGURA 28, Los precios de los sustitutives v los ‘complementarios, las rentas, la poblacién, las expectativas sobre las variaciones futuras de os precios ye la rena y los ustos influyen en la Dosieién de Ia curva Actual de demanda de un producto, CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA Los gustos. No todas las personas tienen los mismos gustos ni todos los gustos permane- cen fijos a lo largo del tiempo. En las sociedades occidentales, la cultura inculca el gusto por sentarse en muebles almohadillados, mientras que en muchas sociedades orientales se prepara a los individuos para que se sienten con las piernas cruzadas en el suelo. Por lo tanto, la de- manda de sillones tiende a ser mayor en los paises occidentales que en los orientales. Par la misma razén, 1a demanda de minifaldas tiende a variar acusadamente de una década a otra. Los precios de los sustitutivos y de los complementarios. El beicon y los huevos de- sempefian un papel complementario en la dicta de algunas personas. Una acusada subida del precio del beicon llevaria a estas personas a reducir no sélo la cantidad demandada de beicon sin tanbigu la deuranda de huevos. Esos bienes se consideran complementaivs: la subida del precio de uno de ellos reduce la demanda del otro. En el caso de los sustitutivos cercanos, como el café y el té, una subida del precio de uno de ellos tiende a aumentar la demanda del otro. [Las expectativas, Las expectativas de los individuos sobre los niveles futuros de renta y de precios también afectan a sus decisiones actuales relacionadas con sus compras. Por ejemplo, una persona que espere obtener unos ingresos mucho mayores en el futuro probablemente gas- taré hoy mas que otra idéntica que espere obtener unos ingresos mucho menores (al fin y al cabo, cuando se espera percibir tna mayor renta disminuye la necesidad de ahorrar para el fu- turo). Del mismo modo, a menudo aceleramos nuestras compras actuales de bienes cuyos precios esperamos que suban significativamente en los meses venideros. La poblacién. En general, cuanto mayor es un mercado, mayor es la cantidad que se compra de un bien o servicio a un precio cualquiera dado. Asi, por ejemplo, en las ciudades que tienen una creciente poblacién, la demanda de vivienda aumenta de afio en afio, mientras que en las ciudades cuya poblacién esté disminuyendo tiende a descender. La Figura 2.8 representa algunos de los factores que desplazan las curvas de demanda. FACTORES QUE DESPLAZAN LAS CURVAS DE DEMANDA : : a Xx 6 G oO a a Q @ Q Q Baja procio Baja ol precio Aumenta la rents, Aumenta la rena, del complementario del sustittivo bien normal bien interior P x Pp a a ’ , we a : x QO o oy ° ° 0 Crece a poblacion Se espera Seesperaque Cambio favorable ‘que suba el precio disminuya la renta de los gustos MICROECONOMIA Y CONDUCTA 43 LOS DETERMINANTES DE LA OFERTA FIGURA 2.9 La tecrologta, los precios de lor Factores, el ndmero de empresas, las fexpectauvas sobre los precios futuros y la meteoralogla afectan a la posici6n de la curva de oferta de un producto dado, La tecnologia. La cantidad que estén dispuestos a ofrecer los oferentes a un precio cualquie- a depende principalmente de sus costes de produccién, los cuales, a su vez, estén estrecha- mente relacionados con la tecnologfa. Por ejemplo, el descubrimiento de una trampa més efi- ciente para capturar langostas reduce el coste de su captura, lo que provoca un desplazamiento de la curva de oferta hacia la derecha, Los precios de los factores. Otro importante determinante de los costes de un oferente es To que hua de payurse por los factores de produccin: el trabajo, el capital, etc. Si sube el precio de las embarcaciones para pescar langostas o e! salario que se paga a los pescadores, la curva de oferta de langostas se desplaza hacia la izquierda. El niimero de oferentes. Cuantas mAs empresas puedan ofrecer un producto, mayor seré la cantidad offecida a un precio dado cualquiera, La curva de oferta de computadoras personales se ha desplazado hacia la derecha conforme ha ido aumentando el niimero de empresas que las fabrican, Las expectativas. Los oferentes también tienen en cuenta sus expectativas sobre las va- Tlaciones de los precios cuando toman sus decisiones actuales sobre la produccién. Por ejemplo, silos ganaderos esperan que el precio de la carne de vacuno suba significativamente en el futuro debido a que hay una epidemia que esté afectando al ganado joven, es probable que retengan las existencias que tienen actualmente de ganado maduro con el fin de sacar partido a los mayores precios futuros', La metcorologia. En cl caso de algunos productos, especialmente lus agrivolas, la natu- raleza influye poderosamente en la situaciGn de la curva de oferta. Por ejemplo, en los afios de sequia la curva de oferta de muchos alimentos se desplaza acusadamente hacia la izquierda. La Figura 2.9 muestra los efectos de algunos de los factores que desplazan las curvas de oferta. FACTORES QUE DESPLAZAN LAS CURVAS DE OFERTA, P p r r 5% 5, % 5, 5, NA 5, % qt gl Mejora subida {aja de os tiposSubida de los precios Gelatecnoloya —elorsalanos de nerts de las materia primas P P P P % 5, cs 5 4, 4, 5, 4, ° 2 Q Q Aumento del nimero Se espera fuentempo Mal iempo de empr fe con fos precios * Obsérvese que la cantidad oftecida a los diferentes precios es Ia oferta, y no necesariamente ls produccin (cuan- ‘does posible almacenarexistencias). Por lo tanto los ganaderos reducen las ventas de ganado en el perfodo actual, dado ‘que pueden venderlo mas tarde cuando los precios sean ms altos, 44 CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA Ninguna de las dos listas anteriores de factores que desplazan la oferta y la demanda pre- tende ser exhaustiva. VARIACIONES DE LA DEMANDA FRENTE A VARIACIONES DE LA CANTIDAD DEMANDADA Cuando los economistas utilizan la expresién variacién de la demanda, se refieren a un des- plazamiento de toda la curva de demanda. Asf, por ejemplo, cuando varia el nivel medio de ren- ta de los compradores, la curva de demanda se desplaza, es decir, varia In demanda. Cuando ha- blamos de variacién de la cantidad demandada, nos referimos a un movimiento a lo largo de la curva de demanda. Por ejemplo, cuando baja el precio de un bien, no aumenta la demanda sino la cantidad demandada, Las expresiones variacién de la oferta y variacién de la cantidad ofrecida tienen una in ferpretaciGn semejante. Estas distinciones terminol6gicas son importantes para evitar confu- siones tanto en el aula como en los extimenes. Y si sirve de algo la experiencia de gencraciones de estudiantes, hay que hacer un esfuerzo por evitarlas. Prediccién y explicacién de las variaciones del precio y de la cantidad EJEMPLO 2.3 Para predecir o explicar las variaciones de los precios y las cantidades de equilibrio, debemos ser capaces de predecir o explicar los desplazamientos de las curvas relevantes de ofeita y/o de~ manda. Cuando las curvas de oferta y demanda tienen la pendiente convencional, se cumplen las siguientes propusiciones subre lus precius y las cantidades Ue equilibrio: * Un aumento de 1a demanda provoca un aumento tanto del precio como de la cantidad de equilibrio. + Un descenso de 1a demanda provoca una reduccién tanto del precio como de la cantidad de equilibrio. *+ Un aumento de la oferta provoca una reduccidn del precio de equilibrio y un aumento de la cantidad de equilibrio. + Un descenso de la oferta provoca un aumento del precio de equilibrio y una disminucién de la cantidad de equilibrio, Estas seneillas proposiciones nos permiten responder a toda una variedad de cuestiones. ePor qué bajan los precios de algunos bienes, como las manzanas, durante los meses de mayor Consumo, mientras que suben los de otros, como las casas situadas al borde de la playa? El aumento estacional del consumo:se debe a un aumento de Ja oferta en el caso de las ‘manzanas y de la demanda en el de las casas situadas al borde de la playa. Como muestra In Figura 2.10, catos desplazanientos explican las relaciones cstacionales obscrvadas en- ‘re los precios y las cantidades de equilibrio (los subindices i y v de la Figura 2.10 se uti- lizan para representar los valores «invierno» y «verano», respectivamente). Cuando au- ‘menta Ja demanda (como en el caso de las casas), el aumento de la cantidad de equilibrio se produce al mismo tiempo que fa subida del precio de equilibrio, Cuando aurnenta la oferta (como en el caso de Jas manzanas), el aumento de Ja cantidad de equilibrio se pro- duce al mismo tiempo que la disminucidn del precio de equilibrio. MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 45 EJEMPLO 2.4 [DOS FUENTES DE VARIACION ESTACIONAL ae Q a D Q Q Manzanas Casas al borde de fa playa a) o FIGURA 2.10 Las cantidades consumidas de manzanas de casas stuadas al horde de la playa can maximas en lor mses do Verano. (a) Los precios de las manzanas son minimos durante el verano debldo a que el aumento de la cantidad es €l resultado de un aumento de la oferta (los subindices /y v representan los valores einviernos y «verano», Fespectivamente).(b) Los previvs Ue la casas situadas al bord de la playa son maximos en el verano debido a que el aumento de a cantidad es el resultado de un aumento de la demands, Ejvercicio 2.3 Qué sucede con el precio y la cantidad de equilihrié en el mercado de pescado fresco si ‘curren los dos acontecimientos siguientes: (1) se publica un informe cientifico segiin el cual el pescado contiene mercnrio, que es t6xico para el hombre; y (2) el precio del ga» s6le0 (utiizado para los barcos de pesca) baja significativamente? Silla soja es uno de los ingredientes de la alimentacién del ganado, ;cémo afecta un programa de mantenimiento de los precios en el mercado de suja al precio y a ta cantidad de equilibrio de carne de vacuno? * EI programa de mantenimiento de los precios eleva el precio del forraje para ganado, lo ‘que provoca un desplazamiento de la curva de oferta de vacuno hacia la izquierda (véase Ja Figura 2.11), 1o cual provoca, a su vez, una subida del precio de equilibrio y una re- duccion de la cantidad de equilibrio de vacuno. Andlisis algebraico de la oferta y la demanda Hasta ahora hemos utilizado en los ejemplos el método gréfico para analizar el equilibrio del mercado, Este método es bueno para ilustrar los principios bisicos de la teorfa, pero para cal- cular los valores numéricos, normalmente es més cémodo hallar algebraicamente los precios y las cantidades de equulibrio. Supongamos, por ejemplo, que la curva de oferta de un producto viene dada por P=2430 Qn 46 ‘CAP{TULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA. FicuRA 2.11 INFLUENCIA DEL MANTENIMIENTO DE LOS PRECIOS DE LA SOJA ‘Aeievarel precio de EN EL PRECIO Y LA CANTIDAD DE CARNE DE VACUNO fa soja, que ex un factor itlzado para Precio (Spor lia) : producir care de s Socuno el programa de mantenimiento de los precios provoca 5 tn desplazariento ela curva deofera de vacune hacia la 4 izquierda. Como consecuencia, 3 aumeni el rio de ilo Sniouye 2 ‘anlidad de equillbro 1 D 111111 Cantidad (millones de libras al afto) Tod 200 300 400 500 600 ¥y que su curva de demanda viene dada por P=10-Q* (22) donde P es el precio del producto y Q" y O* representan la cantidad ofrecida y la demandada, respectivamente. En condiciones de equilibrio, sabemos que Q* = Q#. Representando este valor ‘couin por medio del sfanbolu Q” e igualando los dos primeros miembros de las ecuaciones 2.1 y 2.2, tenemos que: 2+30"= 10-0" 23) Jo que nos da Q* = 2. Introduciendo Q* = 2 en la ecuacién de oferta o en la de demanda, obte- nemos el precio de equilibrio, P’ = 8. Ni que decir tiene que podrfamos representar gréficamente las ecuaciones 2.1 y 2.2 para Ile- ‘gar exactamente a la misma solucién (véase la Figura 2.12). La ventaja del método algebraico se halla en que es mucho més sencillo que tener que trazar con precisién las curvas de oferta y demanda, FIGURA 2.12 2a CURA 2.12 ORATICOSDELASECUACIONES 21 ¥ el geomético Precio 5 ‘jeneran exactamente fos mismos precios y 12 ‘cantidades do equilibrio. Laventaia 10-D del método algebraico reside en ‘que es mas facil 8 ‘obtener soluciones runvércas exactas. El g metodo geométrico # ati porque ofrece una deseripcién intuitivamente més clara de las curvas de oferta y demanda, Cantidad MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 47 Ezercicio 2.4 Halle'él' precio y la cantidad de equilibrio de uiniereado cuyas cnrvas dé oferia'y de- manda vienen dadas por P = 4Q' y P = 12 ~ 204, respectivamente.. < Los impuestos FIGURA 2.13, La curva de oferta inicial nos indica ue precio deben Cobra los oferentes para cubrir sus costes ualquiera que sea et nivel de produccién, Desde la perspectiva del vendedor, un impuesto de T= 10 tunidades es lo mismo que un Ineremento del coste tntario de 10 Unidades. La nueva curva de oferta se ‘encuentra, pues, 10, tunidades por encima se la antigua. El andlisis de la oferta y la demanda también es un instrumento itil para analizar los efectos de los distintos impuestos. En este apartado analizaremos el caso de un impuesto constante por unidad de produccién, ;Cémo afectaré al precio y la cantidad de equilibrio de un producto la introduccién de tun impuesto de 7 = 10 sobre cada de las unidades que venda el productor? Hay dos maneras equi- valentes de enfocar esta cuestién. La primera consiste en suponer que el impuesto ha de pagarlo el vendedor. La linea SS de la Figura 2.13 representa la curva de oferta inicial. A un precio de P, = 25, los vendedores estaban dispuestos a ofrecer Q, unidades de produccién, Cuando se les obliga a pagar un impuesto de T= 10 unidades, el precio de mercado tiene que ser P, + 10 — 35 para que éstos perciban la misma cantidad neta que solian percibir cuando el precio era P, = 25. Por Io tanta, a umn previa de 35, los oferentes ofrecerin la misma cantidad de produccién que solfan ofrecer al precio de 25. La curva de oferta posterior a la introduccidn del impuesto es la curva de oferta inicial desplazada en sentido ascendente en T= 10 unidades. En la Figura 2.14, DD representa la curva de demanda a la que se enfrentan los vende- dores que han de pagar un impuesto de T= 10 por unidad de produccién, Dl impuesto hace 4que disminuya la cantidad de equilibrio de Q" a Q7. El precio que paga el comprador sube de P*a Pt y el precio, una vez deducidos los impuestos, que percibe el vendedor descieuue a P? 10. Obsérvese que en la Figura 2.14, incluso aunque el vendedur pague un impuesto de T sobre cada producto comprado, la cantidad total que percibe por unidad es inferior al antiguo precio de cquilibrio en menus de T. Obsérvese también que incluso aunque el impuesto lo pague el vendedor, lo que hace es elevar el precio que pagan los compradores, por lo que la carga del im- puesto se reparte entre el comprador y el vendedor, CUANDO EL VENDEDOR DEBE PAGAR UN IMPUESTO DE 10, LA CURVA DE OFERTA ‘SE DESPLAZA EN SENTIDO ASCENDENTE EN TUNIDADES Precio s 35=)+T] 25 =P) Cantidad 48 FicuRA 2.14 £1 impuesto provoca tuna reduccin de a cantidad de ecqlibvio de Qa Qt. HTnucvo precio que paga el comprador Sube de PP: yel {ue peribe el endedor baja de Praft-10. CAPETULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA PRECIOS Y CANTIDADES DE EQUI HA DE PAGAR UN IMPUESTO T= 10 Precio 10 CUANDO EL VENDEDOR Cantidad En tétminos algebraicos, la parte que le curresponde al veudedor, represeutada por mediv de 1, €8 la reduccién del precio que percibe, dividida por el impuesto: F=T) * T 24) Del mismo modo, la parte que le comresponde al comprador, res la subida del precio (in- ‘eluido el impuesto), dividida por el impuesto: (2.5) Esercicio 2.5 SCompruebe que 6, +1, En general, fy, dependen de las formas de las curvas de oferta y demanda. Por ejemplo, sila oferta es sumamente insensible a las Variaciones del precio, f, ser cercano a cero y ¢, serd cereano a 1. En cambio, si la demanda es sumamente insensible ai precio, ¢, sex cercano'a I y 1, serd cercano a cero. Estas afirmaciones equivalen a decir que un impuesto tiende a recaer so- bre todo en la parte del mercado que menos puede eludirlo, Si los compradores no tienen nin- sgn producto sustitutivo al que recurrir, los oferentes les traspasardn la parte del le6n del im- puesto, Pero si los oferentes no tienen ninguna otra posibilidad que seguir ofreciendo un producto, serdn los que soporten la mayor parte de la carga del impuesto. Sin embargo, en la medida en que la curva de oferta tenga pendiente positiva y la curva de demanda tenga pen- diente negativa, tanto f, como, serén positivos. La segunda manera de analizar el efecto de un impuesto de T = 10 por unidad de produc- cci6n es imaginar que el impuesto lo paga directamente el comprador y ver cOmo afecta a la cur- va de demanda del producto. En la Figura 2.15 la curva de demanda anterior a la introduecién del impuesto est representada por la linea DD. A un precio de P,. los compradores demanda- MICROECONOMIA Y CONDUCTA 49 FIGURA 2.15 Antes de que se introduzca el Jimpuesto, los ccompradores adquieren Q, Unidades al precio ,. Una vez, introducido, ol precio P, se convierte en P, + 10, torque sigmiiea que los compradores sélo adquieren Q, EL impuesto desplaza la curva de demanda fen sentido descendente en 10 ‘unidades FIGURA 2.16 El impuesto provoca una reduccion de la ceantidad de cquiltio de Q" a Qt El nuevo precio pagado por el ‘Comprador sube de Pra, +10.E1 ae eo ue percibe el vendedor baja de P a Pt EFECTO DE UN IMPUESTO DE T= 10 CUANDO QUIEN LO PAGA ES EL COMPRADOR canidad rian la cantidad Q,, Una ver introclucido el impuesto, la cantidad total que han de pagar los compradores si el precio del producto es P, ser P, + 10. Por lo tanto, la cantidad que deman- dan desciende de Q, a Q,. La cantidad demandada a cualquier otro precio después de la intro- duccién del impuesto puede calcularse de una manera parecida, La curva de demanda posterior al impuesto est representada por la linea D’D’ en la Figura 2.15. Es simplemente la curva de demanda inicial desplazada en sentido descendente en 10 unidades. Si la linea SS de 1a Figura 2.16 representa la curva de oferta de este mercado, ¢s fil ave~ riguar la influencia del impuesto sobre el precio y la cantidad de equilibrio. La cantidad de equi- librio desciende de Q* a Q? y cl precio de equilibrio de P* a P3, La cantidad total que paga el comprador tna vez introducido el impuesto aumenta a P; + 10. ¢Es distinto cl efecto de los impuestos que pagan lus vendedores del efecto de los impues- tos que pagan los compradores? En absoluto. Para verlo, supongamos que las curvas de oferta y demanda de uu iercado vienen dadas por P = Q' y P = 10 ~ Q*, respectivamente, y veamos primero cual es el efecto de un impuesto de 2 por unidad de produccién sobre el vendedor. La Figura 2.17a muestra las curvas de oferta y demanda iniciales y la nueva curva de oferta pos- PRECIOS Y CANTIDADES DE EQUILIBRIO UNA VEZ INTRODUCIDO LUN IMPUESTO DE T= 10 PAGADO POR FL COMPRANOR 50 FIGURA 2.17 El precio que perciben los vvendedores (una vex ‘deducido el impuesto}, el precio {que pagan los compradoces (include et impuesto) y a cantidad de quilibvio son tos ‘mismos cuando se ‘etabloce a Jmpuesto sobre los vendedores (panel a) que cuando se establece sobre los ‘conpradores (panel b. CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA LUN IMPUESTO SOBRE EL COMPRADOR CONDUCE AL MISMO RESULTADO. [QUE UN IMPUESTO SOBRE EL VENDEDOR Precio Precio rol? rol? s s a s 2, 6 6 5 5 4 4 2 2 Cantidad Cantidad 10 10 4s anceeeas @ © terior a la introduccidn del impuesto $°S'. Fl precio y Ia cantidad iniciales de equilibrio son am- bos iguales a 5. El nuevo precio de equilibrio para el comprador (incluido el impuesto) y la can- iad son 6 y 4, respectivamente. BI precio que perciben los vendedores, una vez deducido el impuesto, es igual a 4. Consideremos ahora el caso de un impuesto de 2 por unidad de produccién sobre los com pradores. La Figura 2.176 muestra las curvas de oferta y demanda iniciales y la nueva curva de demanda posterior a la introduccién del impuesto D‘D’. Obsérvese que los efectos producidos en el precio y en la cantidad son idénticos a los efectos producidos por el impuesto establecido sobre los vendedores del panel a. EJERCICIO 2.6 \sConsidere el caso de un mercado cuyas curvas de oferta y deminda vienen dadas por P 240" y P= 12-20% respectivamente. ,COun afectard al precio y a la cantidad de ‘equilibrio de este mereado Ia introduccién de un impuesto de 6 por unidad de produccion {© sobre los vendedores? c¥ la introduccidn de ese-mismo impuesto sobre los compradores?.-> ‘Cuando han de recaudarse mayores ingresos fiscales, a muchos Ifderes politicos les parece ‘itil proponer la introduccién de un impuesto sobre las ventas de las empresas, ya que «son las ‘que mejor pueden pagarlo». Pero el andlisis detenido de los efectos de los impuestos sobre las ‘Ventas muestra que su carga seré la misma independientemente de que lo paguen los compra- dores 0 los vendedores. La incidencia legal del impuesto (lo paguen los compradores 0 los ven- dedores) no afecta a su incidencia econdmica (es decir, a la parte de la carga fiscal que sopor- tan los compradores y los vendedores). Desde el punto de vista econémico, da exactamente igual quién sea la entidad que pague, en realidad, el impuesto. Una advertencia: Cuando decimos que la carga econémica del impuesto no depende de quién lo pague directamente, eso no quiere decir que los compradores y los vendedores sopor- ten por igual la carga de esc impuesto. Como hemos sefialado, la carga que soporte cada una de las partes puede ser sumamente desigual. La independencia de la incidencia legal y la incidencia ccondmica significa simplemente que ambas partes supurtarda la carga de la mista manera, i dependientemente de quién pague el impuesto. MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA SI Resumen La curva de oferta generalmente es una nea de pendiente positiva que nos dice qué cantidad ofrecerdn los vendedores a un precio cualquiera dado. La curva de demanda es una linea de pen- diente negativa que nos dice qué cantidad demandarén los compradores a cualquier precio dado. En un mercado no regulado, el precio y la cantidad de equilibrio son determinados por la in- tersecciGn de estas dos curvas. Sil precio es superior al de equilibrio, hay vendedores insatisfechos, es decir, un exceso de oferta, lo que Ileva a los vendedores a bajar los precios. En cambio, cuando éstos son inferiores al de equilibrio, hay compradores insatisfechos, es decir, un exceso de demanda, lo que lleva a los vendedores a subir los precios. El tinico resultado estahle es aquel en el que no hay ni exceso de demanda ni exceso de oferta. Dados las atributos de los compradores y de los vendedores, el precio y la cantidad de equi- librio representan el mejor resultado alcanzable, en el sentido de que cualquier otro par de pre- cio y cantidad seria peor, al menos, para algunos compradores o vendedores. El hecho de que los resultados del mercado sean eficientes en este sentido no significa que cuenten necesariamente con la aprobacién de Ia sociedad. Muy al contrario; a menudo nos la- mentamos de que muchos compradores entran en el mercado con tan poca renta. La preocu- ‘pacién por el bienestar de los pobres ha Ilevado a los poderes piiblicos de todas las sociedades occidentales a intervenir de muy distintas maneras para alterar los resultados de las fuerzas del mercado. ‘A veces estas intervenciones adoptan la forma de leyes que fijan unos precios superiores 0 infetiotes a los niveles de cyuilibrio. Esas Ieyes suelen tener consecuencias perjudiciales, aun- que involuntarias. Por ejemplo, algunos programas, como el control de los alquileres, interfie- ren tanto en la funcién de racionamiento como en la de asignacién del mecanismo de los pre- cios. Favorecen la aparicién de un mercado negro y el répido deterioro de las viviendas de Alquiler. Por la misma razén, las leyes que mantienen los precios en la agricultura tienden a en- riquecer a las grandes explotaciones agrarias y apenas contribuyen a paliar las dificultades de las pequeitas explotaciones familiares. Ln casi todos los casos, es posible disefiar otro tipo de in- tervencién mejor en todos los sentidos. Si el probiema estriba en que los pobres tienen demasiado poco dinero, la solucién es des- cubrir la manera de aumentar directamente su renta. Los parlamentos no pueden derogar la ley de la oferta y la demanda, pero sf tienen capacidad para alterar las fuerzas subyacentes que ri- gen la forma y la posici6n de las curvas de oferta y demanda, El andlisis de la oferta y la demanda es el instrumento basico del economista para predecit cémo variardn los precios y las cantidades de equilibrio en respuesta a los cambios de las fuer- zs del mercado. Cuatro sencillas proposiciones gufan esta tarea: (1) un aumento de la deman- da provoca un aumento tanto del precio como de la cantidad de equilibrio: (2) un descenso de Ja demanda provoca un descenso tanto del precio como de la cantidad de equilibrio; (3) un au- mento de la oferta provoca una reduccién del precio de equilibrio y un aumento de la cantidad de equilibrio; y (4) un descenso de ta oferta provoca un aumento del precio de equilibrio y una reduccién de ia cantidad de equilibrio. Las rentas, los gustos, los precios de los bienes sustitutivos y de los complementarios, las ex- pectativas y 1a poblacién se encuentran entre los factores que desplazan las curvas de demanda. Las curvas de oferta dependen de factores como la tecnologfa, los precios de los factores, el ni- mero de oferentes, las expectativas y, en el easo de los productos agricolas, la meteorologia. El andlisis de la oferta y la demanda constituye un itil mecanismo para comprender cémo afectan los impuestos a los precios y las cantidades de equilibrio, En concreto, nos ayuda a di- sipar el mito de que la carga de los impuestos recae principalmente en la parte que los paga di- srectamente. Bu la practica, la carga de uu impuesto recac en la parte del mercado que tiene me- nos posibilidades de eludirlo, 52 CAPITULO 2: LA OFERTA Y LA DEMANDA Temas de repaso Problemas Cul es Ia diferencia entre la MiP) cuadrados semanales) FIGURA 3.2 Lalinea B describe el conjunto de todas las estas que puede comprar el consumidor, dados los valores dela renta yylos precios. Su pondionte ela negativa del precio del alojamientadividide por sl precio de los alimentos. En ‘Valor absoluto, esta pendiente es el coste de oportunidad de una unidad adicional de alojamiento, es decir, el ‘ndmero de unidades de alimentos que deen sacifcarse para comprar una unidad adicional de alojamiento a los precios de mercado, 9 hecho de que el consumo sea un flujo nos ayuda a no preocupamos por el hecho de que los bienes puedan no ser divisible. Si consumimos 1,5 kilos al mes, consumimos 18 kilos al aff, que es un némero entero. 62 Conjunto asequible Costas situadas en 0 por debajo de la restriccién resupuestari estas en Tas gasto necesario a unos precios dados es menor 0 igual ue la enta de que se dispone. CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR mentos, respectivamente, la ordenada y la abscisa en el origen vienen dadas por (M/P,) y (M/P,). respectivamente. Asi pues, la formula general de la pendiente de la restriccién presu- puestaria viene dada por -(M/P,)/(M/P,) = -P,/P,, que no es mds que la negativa de la relacién de precios de los dos bienes. Dados sus precios Tespectivos, es la relacidn a la que pueden in- tercambiarse alimentos por alojamiento. Asi, en la Figura 3.2, puede intercambiarse 1 kilo de alimentos por 2 metros cuadrados de alojamiento. Utilizando el concepto de coste de oportu- niidad del Capitulo 1, dirfamos que el coste de oportunidad de un metro cuadrado adicional de alojamiento es P,/P, = 1/2 kilo de alimentos. ‘Ademis de poder comprar cualquiera de las cestas que se encuentran en si restriceién pre- supuestaria, el consumidor también puede comprar cualquier cesta que se encuentre dentro del tridngulo presupuestario delimitado por ésta y por los dos ejes. 2 es una de esas cestas en la Fi- gura 3.2. La cesta D cuesta 65$ a la semana, cantidad que es muy inferior a la renta del con- sumidor de 1008 semanales. I as cestas que se encuentran en el borde 0 dentro del trigngulo pre supuestario también se denominan conjunto viable o asequible. Se dice que las cestas, como la F, que se encuentran fuera del triéngulo presupuestario son inviables o inasequibles. E esté fuc- ra del alcance del consumidor, ya que cuesta 140$ a la semana. Si Vy A representan las cantidades de alojamiento y de alimentos, respectivamente, la res- triccién presupuestaria debe satisfacer la siguiente ecuacién: PV+PA=M @.1) que establece simplemente que el gasto semanal del consumidor en alojamiento (P,V) més su gasto semanal en alimentos (P,A) debe ser ignal a su renta semanal (M). Para expresar la res- tricci6n presupuestaria de la manera que se utiliza convencionalmente para representar la f6r- mula de una linea recta, despejamos A en la ecuacién 3.1 en funcién de V y obtenemos M_R RPS 3.2) La Ecuacién 3.2 es otra manera de ver que la ordenada en el origen de la restricci6n pre- ‘Supuestaria viene dada por M/P, y su pendiente por ~(P,/P,). La ecuacién de la restriccidn pre- supuestaria de la Figura 3.2 es A = 10 - 1/2V. DESPLAZAMIENTOS DE LA RESTRICCION PRESUPUESTARIA PROVOCADOS POR VARIACIONES DE LOS PRECIOS O DE LA RENTA Variaciones de los precios. La pendiente y la posicién de la restricci6n presupuestaria de- penden totalmente de la renta del consumidor y de los precios de los respectivos bienes. Alte- emos cualquiera de estas variables y tendremos una nueva restriccién presupuestaria, La Fi- gura 3.3 muestra el efecto de una subida del precio del alojamiento de P,, = S$ el metro cuadrado a P,, = 108. Dado que no varfa ni la renta semanal ni el precio de los alimentos, tam- poco varia Ia ordenada en el origen de la restriccién presupuestaria del consumidor. La subida del precio del alojamiento hace que la restriccién presupuestaria gire hacia dentro en tomo a la ordenada en el origen, como muestra el grafico, Obsérvese que en Ia Figura 3.3 incluso aunque no varfe el precio de los alimentos, la nueva restricci6n presupuestaria, B,, reduce no sélo la cantidad de alojamiento que puede comprar el ‘consumidor sino también la de alimentos * La unica excepeton la consttuye la ordenada en el origen (0,10), que se encuentra tanto en Ia restriccién presu= Puestria incial como en la nueva, ‘MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA 63 FIGURA 3.3, Cuando sube et precio del alojamiento, a ‘ordenada en el origen de la restrccién presupuestaria no Varia La restriceién Dresupuestaria iniciat Bra hacia dentro en toro a dicha fordenada en el origen. Exercicio 3.1 /Ontestré cimo afecta a la febtricci6h presupuestaria B, de la Figura 3.3 un descenso de | precio del alojamiento de 5$ el metro cuadrado « 45. 2 Enel Ejercicio 3.1 vemos que un descenso del precio del alojamiento tampoco altera la or- denada en el origen de la restriccién presupuestaria. En esta ocasi6n, la restriccién presupues- taria gira hacia fuera. Obsérvese también que en el Bjercicio 3.1, aunque no varfa el precio de Jos alimentos, la nueva restriccién presupuestaria permite al consumidor comprar cestas que contienen no s6lo més alojamiento sino también mas alimentos de los que podria comprar con la restricci6n presupuestaria inicial. EseRcicio 3.2 ~*'Muestre cémio afecti a fa restriccién presupuestaria B, de la Figura 3.3 una subida del pre- cio de Jos alimentos de 10S el kilo a 20$. El Bjercicio 3.2 demuestra que cuando varia el precio de los alimentos, la restricci6n pre~ supuestaria gira cn tomo a la abscisa en el origen. Obsérvese también que incluso aunque la ren- tay el precio del alojamiento no varien, la nueva restriccién presupuestaria reduce no s6lo la ‘calidad de alimentos que puede comprar cl consumidor, sino también ta de alojamiento. Cuando s6lo modificamos el precio de un bien, necesariamente alteramos la pendiente de la restriccisn presupuestatia, ~P,/P,. Lo mismo ocurre si modificamos los dos precios en distintas, proporciones. Pero como muestra el Ejercicio 3.3, la modificacién de los dos precios exacta- mente en la misma proporcién da lugar a urra nueva restriccién presupuestaria que ticne la mis- ma pendiente que antes. EJERCICIO 3.3 “as at 8 ERNE cpa OE gaa ES esa Spb ‘cio de los alimentos de 10 el kilo a 20$ y de precio det alojamiento de 5$ el metro cua~ drado a 10$. EFECTO DE UNA SUBIDA DEL PRECIO DEL ALOJAMIENTO. Alimentos (los cemanales) MIP, = 10 Alojamiento imetros ‘cuadrados semanales) CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR Obsérvese que en el Ejercicio 3.3 la duplicacién de los precios de los alimentos y del alo- Jamiento desplaza la restricci6n presupuestaria hacia dentro y paralelamente a la restriccién pre- supuestaria inicial. Este ejercicio nos ensefia que la pendiente de una restriccin presupuestaria s6lo nos suministra informacién sobre los precios relativos, no sobre lo altos que son en tér- ‘minos absolutos. Cuando los precios de los alimentos y del alojamiento varian en la misma pro- porcién, el coste de oportunidad del alojamiento en funcién de los alimentos sigue siendo el mismo que antes. Variaciones de la renta. El efecto de una variacién de la renta se parece mucho al cfec- to de una variaci6n proporcional equivalente de todos los precios. Supongamos, por ejemplo, que la renta de nuestro hipotético consumidor se reduce a Ia mitad, pasando de 100$ semanales @ 508. Como muestra la Figura 3.4, la abscisa en el origen de la restricci6n presupuestaria del consumidor descenderd de 20 metros cuadrados semanales a 10 y la ordenada en el origen de 10 kilos semanales a 5. Por lo tanto, la nueva restriccién presupuestaria, B,, es paralela a la an- tigua, B,, ambas ticnen la pendiente ~1/2. La reduccién de la reuta a la mitad no es muy dife- rente de la duplicacién de cada precio, en lo que se refiere a su repercusién en lo que puede comprar ¢! consumidyt, Las dos variaciones dan lugar exactamente a la misma restriccisn pre- supuestaria. Esercicio 3.4 ‘Muestre como afeeta a la restrccion presupuestariay Bde Ja Figura 3.4 un aumento de ta ‘renta de 1008 semanales a 1205. El Ejercicio 3.4 muestra que un aumento de la renta provoca un desplazamiento paralelo de la restriccién presupuestaria hacia fuera. Al igual que en el caso de una reduccién de la renta, la pendiente de la restriccién presupuestaria no varia, PRESUPUESTOS EN LOS QUE HAY MAS DE DOS BIENES FIGURA 3.4 Tanto la abscisa eel origen como la ordenada en el origen se reducen a lamitad. La nueva restriccién presupuestaria tiene la'misma pendiente {que la inical, pero festé mds cerca del orien. En todos los ejemplos que hemos analizado hasta ahora el consumidor se enfrenta a la oportu- rnidad de comprar dos bienes solamente. Ni que decir tiene que no muchos consumidores tienen ‘unas opciones tan limitadas, El problema presupuestario del consumidor puede plantearse, en su EFECTO DE UNA REDUCCION DE LA RENTA ALA MITAD. ‘Alimentos (kilos semanales) IPA = 10 Pendiente OSM/P, = 5 Alojamiento metros ° O5MiPy= 10 MiPy=20 Cuadrados semanaes) MICROECONOMIA Y CONDUCTA 65 forma més general, no como una eleccién entre dos bienes, sino como una eleccién entre N bie- nes diferentes, donde N puede ser un ntimero indefinidamente elevado. Como acabamos de ver, cuando s6lo hay dos bienes (N = 2), la restriccién presupuestaria es una linea recta. Cuando hay tres (N = 3), es un plano. Cuando hay mds de tres, se convierte en lo que los matematicos Ila- man hiperplano o plano multidimensional, La Gnica dificultad estriba en representar geomé- tricamente este caso multidimensional. No tenemos precisamente mucha habilidad para visua- lizar Ins superficies que tienen més de tres dimensiones. Alfred Marshall, economista del siglo x1x, propuso una solucién cautivadoramente senci- a para resolver este problema. Consiste en concebir Ia eleccién del cansumidor como una eleccién entre un determinado bien —lamémoslo X— y una amalgama de otros bienes, re- presentados por ¥. Esta amalgama se denomina generalmente bien compuesto. Podemos ima- ginar que el bien compuesto es la cantidad de renta que le queda al consumidor una vez com- prado el bien X. En otras palabras, es la cantidad de dinero que gasta el consumidor en bienes distintos de X. Para mostrar cémo sc utiliza este concepto, supongamos que cl consumidor tiene cl nivel de renta de MS a la semana y que el precio de X es P,. Su restricci6n presupuestaria puede repre- seuilaise, pues, como una linea recta en el plano X, Y, como muestra la Figura 3.5. Para facilitar la exposicién, consideramos que el precio de una unidad del bien compuesto es 1, de tal manera que si el consumidor no gasta ninguna parte de su renta en X, podrd comprar M unidades del bien compuesto. Lo tinico que eso significa es que dispondré de M$ para comprar otros bienes sino compra nada de X. Si gasta, por el contrario, toda su renta en X, podrd comprar la cesta (MIP,, 0). Dado que se supone que el precio de ¥ es de 1$ por unidad, la pendiente de la res- friccidn presupuestaria es simplemente ~P,. La restriccién presupuestaria resume, al igual que antes, las distintas combinaciones de ces- tas que son asequibles. Asi, por ejemplo, el consumidor puede tener X, unidades de Xe Y, unt- dades del bien compuesto de la Figura 3.5, 0 X, e ¥, 0 cualquier otra combin: ccuentre en la restricci6n presupuestaria. RESTRICCIONES PRESUPUESTARIAS QUEBRADAS. FIGURA 3.5 El eje de ordenadas ‘mide la cantidad de dinero gastado ‘mensuaimente en todos los bienes, salo-enel X Las restricciones presupuestarias que hemos visto hasta ahora eran todas ellas I{neas rectas. Cuando los precios relativos son constantes, el coste de oportunidad de un bien en funcién de cualquier otro es el mismo, independientemente de la cesta de bienes que ya tengamos. Pero a veces las restricciones presupuestarias con que nos encontramos en la préctica son Iineas que- bradas. Consideremos, a modo de ilustracién, el siguiente ejemplo de descuentos por comprar en grandes cantidades, LA RESTRICCION PRESUPUESTARIA EN EL CASO DE UN BIEN COMPUESTO y Pendiente = -Py 66 EsemPLo 3.1 HIGUKA 3.6 Una vez que el consume de energla eléctrica alcanza los 1.000 kwh al mes, e coste de oportunidad de la enerpia adicional deccionde de 0,108 el kwh a 0.058. CAPITULO 3; LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR La Gigawatt Poser Company cobra 0,108 el kilovatio-hora (kwh) por los 1.000 primeros kwh de ‘energia que se compren al mes para consumo doméstico y 0,508 solamente por cada kwh adicio~ nal. Represente graficamente la restriccién presupuestaria de un consumidor doméstico que tenga una renta mensual de 4008, considerando como bienes la energfa eléctrica y el bien compuesto. ‘Si el consumidor no compra ninguna energia eléctrica, dispondré de 4008 mensuales para Comprar otfns hienes. Por Io tanto, Ia ordenada en el arigen de su restriccién presupues- taria es el punto (0, 400), Como muestra la Figura 3.6, por cada tno de los 1.000 prime- ros kivh que compra, debe renuriciar 4 0,108, lo que significa que la pendienie de su res- tticcién presupuestaria comienza siendo dé —1/10, Cuando se compran mas de 1,000 kwh al mes, el precio baja a 0,505 el kwh, lo que significa que la pendicnte de su resiriccin » presupuestaria a partir de ese punto y hacia la derecha es de 1/20 solamente. Obsérvese que a lo largo de la restriceién presupuestaria mostrada en la Figura 3.6, el cos- te de oportunidad de la electricidad depende de cudnta haya comprado ya el consumidor. Con- sideremos cl caso de una persona que ahora utiliza 1.020 kwh al mes y esta considerand lt po- sibilidad de dejar encendida toda la noche 1a luz de la entrada, lo que supondria un consumo: adicional de 20 kwh al mes. Si deja la luz euceudida, le vostaré 1$ mas al mes. Sin embargo, si su nivel habitual de consumo fuera solamente de 980 kwh al mes, el coste de dejar la luz en- cendida seria de 25 al ies. Purtiendo de esta diferencia en cuanto al coste de oportunidad de la electricidad adicional, podemos predecir que la gente que ya utiliza una gran cantidad de electricidad (mas de 1.000 kwh al mes) dejara la luz encendida por la noche con mayor pro- babilidad que otras personas. Exercicio 3.5 ‘Suponga que Amperage Electric Power cdbrrira 0,05$ el kilovatio: hora por los 1.000 pri= ~Jeineros kwh que compra mensualmente un consumidor residencial, pero 0,108 por cada Puno de los kilovatios hora adicionales, Represente graficamente Ia restriceién presu- ppuestaria de un consumidor doméstico que tenga una renti merisual de 4008, conside- rando como bienes Ia energ{a elécirica y el bien compuesto. ;Qué ocurre si la tarifa ‘ube a 0,108 el kilovatio-hora por todos los kilovatios-hora si el consumo mensual de ‘energia supcra los 1,000 kilovatios-hora (en cuyo caso la tatifa unds alta se uplica no slo ‘10s kilovatios-hora adicionalés sino a todos)? UN DESCUENTO BASADO EN LA CANTIDAD CONSUMIDA DA LUGAR AUNA RESTRICCION PRESUPUESTARIA NO LINEAL Y(5 mensuales) 400 200 200 100 TL Cantidad tiles de kwh al mes) MICROECONOMIA ¥ CONDUCTA o7 SILA RESTRICCION PRESUPUESTARIA NO VARIA, TAMPOCO DEBE VARIAR LA DECISION EJEMPLO 3.2 cura 37 Etrabo de gasolina por valor de 208 produce eractamente el Ineo foto on recon presupuestara que a perdi de 208 on trectivo, Por lo tanto, Ia coats slogia dae seria misma, independienemente Golaenusa dela peda, ‘Aun sin saber cusles son las preferencias del consumidor, podemos utilizar la informacién pre- supuestaria para hacer ciertas deducciones sobre el comportamiento del consumidor racional. Supongamos, por ejemplo, que los gustos del consumidor no varian con el paso del tiempo y ‘que se enfrenta exactamente a la misma restricci6n presupuestaria en dos situaciones diferentes. Si es racional, deberé tomar exactamente la misma decisién en ambos casos. Sin embargo, como mostrard claramente el siguiente ejemplo, no siempre es inmediatamente evidente que las restricciones presupuestarias son, de hecho, Jas mismas. En una ocasién, Gowdy lend el depésito de gasolina de su automévil la tarde antes de irse a pescar. Cuando se levanth, descubrié que un ladrén habia robado la gasolina del depésito, que tenia una capacidad de 21 galones, dejdndole solamente 1. En otra ocasién, planed parar por el camino en una gasolinera a la mafiana siguiente antes de ir a pescar. Cuando se levanté des- cubrié que le faltaban 208 de su monedero. Si la gasolina se vende a 1$ el galén y para ir a pescar se consumen 5 galones, ;qué diferencias debe haber entre las decisiones que tome Gowdy respecto a ir a pescar en los dos casos? (Suponga que, dejando a un lado los costes mo- netarios, la molestia de tener que volver a enar el depdsito es insignificante.) ‘Suponga que la renta de Gowdy es de M$-al mes. Antes de Ia pétdida, su reatriccién, presupuestaria era la linea B, de la Figura 3.7. En los dos casos descritos, su restriccign presupuestaria en el momento en que descubre Ia pérdida se desplaza hacia dentro a Bs, Si no hace el viaje, dispone de M — 20S para gastar en otros bienes en ambos casos. Y silo luce, ticue que comprar la gasolina uecesaria a 18} yaldu en aubus casos, Ln dependientemente de la causa de ta pérdida, las oportunidades restantes son exact ‘mente las mismas. Si Gowdy tiene un reducido presupuesto, quiz4 decida cancelar ef viaje. En caso contrario, quiz lo haga a pesar de la pérdida. Pero como su restriceién presupuestaria y sus gustos son los mismos en el caso en que pierde dinero que en el ‘caso en que le foban gasolina, no seria racional que hiciera el viaje en un caso y no en Obsérvese que la situacién descrita en el Ejemplo 3.2 tiene la misma estructura que la des- crita en el ejemplo del CD roto con el que iniciamos este capitulo. También se trata de una si- tuacién en la que la decisién dee ser la misma en ambos casos, ya que lo son la restriccién pre~ supuestaria y las preferencias. LAS RESTRICCIONES PRESUPLIESTARIAS DFL ROBO DF GASOLINA Y DE LA PERDIDA DE DINERO. YS mensvales) M M~20 a Gasolina liros mensuales) ° M=20 M 68 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR ‘Aunque el modelo de la eleccién racional indica claramente que las decisiones deben ser las. mismas si lo son las restricciones presupuestarias y las preferencias, a veces elegimos de manera distinta. La dificultad se halla a menudo en que la forma en que se describen las diferentes si tuaciones nos lleva en ocasiones a pasar por alto algunas de las similitudes esenciales que exis- ten entre ellas. Por ejemplo, en el Ejemplo 3.2, muchas personas Hegan erréneamente ala con- clusién de que el coste de hacer el viaje es mayor en el caso del robo de gasolina que en el de la pérdida de dinero, por lo que es menos probable que hagan el viaje en el primer caso. Del mis- mo modo, muchas personas se sentfan menos inclinadas a comprar el CD después de haberse roto el primero que después de haber perdido 108 debido a que pensaban erréneamente que el CD costaba mas en el primer caso. Sin embargo, como hemos visto, la cantidad que se ahorra no comprando el CD o no haciendo el viaje es exactamente la misma en todas las situaciones. Recapitulando, la restriccién presupuestaria 0 conjunto de oportunidades resume las com- bbinaciones de cestas que puede comprar el consumidor. Su posicién depende tanto de la renta como de los precios. La tarea del consumidor consiste en elegir del conjunto de cestas viables aquella que més le guste, Para identificarla, se necesita algtin instrumento quc permita resumir las preferencias del consumidor respecto a todas las cestas posibles de consumo; ésta es la tarea que pasamos a realizar a continuacién Las preferencias del consumidor Ordenacién de las preferencias Sistema que permite al consumidor ordenar todas las ceestas posibles Ue ‘consumo en, funcién de sus referencias. ‘Supongamos de nuevo, para facilitar la exposicién, que el mundo esta formado por dos bienes solamente: alojamiento y alimentos. Una ordenaciOn de las preferencias es un sistema que permite al consumidor ordenar las diferentes cestas de bienes en funcién de su atractivo o de sus referencias. Consideremos dos cestas, la A y la B. Supongamos, para ser més coneretos, que la A contiene 4 metros cuadrados semanales de alojamiento y 2 kilos semanales de alimentos y a B, 3 metros cuadrados semanales de alojamiento y 3 kilos semanales de alimentos. Sino ‘conocemos las preferencias del consumidor, no podemios saber qué cestas preferird. A tiene una ‘mayor cantidad de alojamiento que B, pero una cantidad menor de alimentos. Una persona que ‘pase mucho tiempo en casa probablemente elegiré A. mientras que una persona que tenga un r- pido metabolismo probablemente elegiré B. En general. puede decirse que dadas dos cestas cualesquiera, el consumidor puede hacer una de las tes siguientes afirmaciones: (1) prefiere la A a la B; (2) prefiere la B a la A; 0 (3) prefiere por igual la A y la B. La ordenacién de las preferencias le permite clasificar las diferentes ces- tas, pero no hacer afirmaciones cuantitativas mds precisas sobre su atractivo relativo. Asi, por ‘ejemplo, el consumidor puede decir que prefiere la A a la B, pero no que la A reporta el doble de satisfaccién que la B. La ordenacién de las preferencias suele variar mucho de un consumidor a otro. A una persona puede gustarle Rachmaninoff y a otra los Rolling Stones. Sin embargo, a pesar de estas diferencias, la mayoria de las ordenaciones de las preferencias tienen en comtin algunos rasgos importantes ‘Mas concretamente, los economistas suponen, por lo general, que tienen cuatro sencillas propie- dades. Estas propicdades nos permitirén construir la representacién analitica concisa de las prefe- rencias que necesitamos para resolver el problema de la asignacin del presupuesto. 1. Completitud. Una ordenacién de las preferencias es completa si permite al consumidor ordenar todas las combinaciones posibles de bienes y servicios. Este supuesto, si se toma en su sentido literal, casi siempre es falso, pues hay muchos bienes de los que sabemos poco para eva- Juaslos con precisiGn. No obstanite, s¢ tata de un Gil supuesto simplificador para analizar las elecciones entre cestas de bienes con los que los consumidores estén familiarizados. Su verda- dero objetivo es excluir casos como el que se cuenta en la fabula del asno de Buridan. El ham- briendo animal fue incapaz de elegir entre dos montones de heno y se murié de hambre. MICROECONOMIA Y CONDUCTA. 69 2, Cuanto mas, mejor. Esta propiedad significa simplemente que, manteniéndose todo lo demés constante, se prefiere una mayor cantidad de un bien a una menor. Naturalmente, cabe imaginar ejemplos en Jos que una mayor cantidad de una cosa empeora nuestra situacién en Iu- ‘gar de mejorarla (es el caso de una persona que haya comido demasiado). Pero en estos casos normalmente hay algtin tipo de dificultad préctica, por ejemplo, un problema de autocontrol o de incapacidad para guardar un bien y utilizarlo en el futuro. En la medida en que los individuos puedan deshacerse de los bienes que no quieran, la poscsién de una mayur cantidad de una cosa ‘no puede empeorar su situacién. Consideremos, como ejemplo de la aplicacién de este supuesta, el caso de dos cestas, la A, ue tiene 12 metros cuadrados semanales de alojamiento y 10 kilos semanales de alimentos, y In B, que tiene 12 metros euadrados semanales Ue alojamiento y 11 kilos semanales de ali. mentos. El supuesto nos dice que se prefiere la cesta B a la A ya que tiene una mayor cantidad de alimentos y no una menor de alojainicuto. 3. Transitividad. Si a una persona le gustan més los bistecs que las hamburguesas y mas Jas hamburguesas que los perritos calientes, probablemente le gustardn més los bistecs que los Perritos calicutes. Cuando afirmamos que la ordenacién de las preferencias de un consumidor €8 fransitiva, queremos decir que, dadas tres cestas cualesquiera, la A, la B y la C, si prefiere Jad ala B y la B a la C, siempre preteriré la A a la C. Supongamos, por ejemplo, que A es (4, 2), B es (3, 3) y Ces (2, 4). Si el consumidor prefiere (4, 2) a (3, 3) y prefiere (3. 3) a(2. 4), ebe preferir (4, 2) a (2, 4). Por lo tanto, se supone que la relacién entre las preferencias es Como la relacién utilizada para comparar Ia estatura de las personas, Si O'Neal es més alto que Pippen y Pippen es mas alto que Bogues, sabemos que O'Neal debe ser mas alto que Bogues. No todas las relaciones comparativas son transitivas. Por ejemplo, la telacidn entre herma. nastros no Jo es. Yo tengo una hermanastra que, a su vez, tiene tres hermanastras. Pero sus her. ‘manastras no son hermanastras mias, Tampoco existe transitividad en la relacién entre las « ‘gura 3.15 es 1,0, Muestre que eso significa que el coneu disfrutaré de un mayor bie~ estar si compra menos alimentos y mas alojamiento que en A: SOLUCIONES DE ESQUINA ‘Solucién de ‘esquina En una celevcigu entte dus bitenes, caso en el ‘que el consumidor ‘no consume uno de ellos. FIGURA 3.16 Cuando la RMS del alojamiento por Alimentos siempre es ‘menor que la eniente de a resticcion presupuestaria, lo ‘mejor que puede hacer el consumidor 1s pasar toda su renta en alimentos, La mejor cesta asequible no tiene por qué encontrarse siempre en un punto de tangencia. En al- ‘gunos casos, puede ocurrir simplemente que no haya ningun punto de tangencia, es decir, 1a RMS puede ser en todos los puntos mayor o menor que la pendiente de la restriccién presu- uestaria. En este caso, obtenemos una solucion de esquina, como la que muestra la Figu- 1a 3.16, en la cual M, P, y P, son, de nuevo, 100$ semanales, 10S el kilo y 5$ el metro cuadra- do, respectivamente. La mejor cesta asequible es la A, que se encuentra en el extremo superior de la restriccién presupuestaria. En A, la RMS es menor que el valor absoluto de la pendiente de la restriccién presupuestaria. Supongamos, a titulo de ejemplo, que la RMS correspondiente a ‘Aes 0,25, lo que significa que este consumidor estarfa dispuesto a renunciar a 0,25 kilos de ali- mentos para obtener un metro cuadrado adicional de alojamiento. Pero a los precios de m cado, el coste de oportunidad de un metro cuadrado adicional de alojamiento es 0,5 kilos de al mentos. Aumenta su satisfaccin si continia renunciando a alojamiento a cambio de més alimentos, hasta que no sea posible hacerlo. Incluso aunque este consumidor considere que el alojamiento es un bien atractivo, lo mejor que puede hacer es gastar toda su renta en alimentos. Los precios de mercado son tales que tendria que renunciar a demasiados alimentos para que mereciera la pena comprar incluso una sola unidad de alojamiento. El mapa de curvas de indiferencia que muestra la Figura 3.16 satisface esta propiedad de la relacién marginal de sustitucién decreciente, es decir, a medida que nos desplazamos hacia la derecha a lo largo de una curva de indiferencia, la pendiente es menor en términos absolutos. Pero como las pendientes de las curvas de indiferencia comienzan siendo menores que la pen- diente de la restriccién presupuestaria, nunca llegan a ser iguales. LUNA SOLUCION DE ESQUINA Alimentos (kilos semanales) La mejor de las cestas posibles 7 oo toda Alojamiento (metros ‘cuadrados semanales) 78 EJeMPLo 3.3 FIGURA 3.17 En este caso, la RMS de la Coca-Cola por Joltes 2 en todos fos Duntos. Siempre que ‘el cociente de precios P/P. es menor que 2, se produce una| solucion de esquina cen la que cl cconsumidor s6lo ‘compra Jolt. En la reatriccion presupuestaria 8, lo mejor que puede hacer este es comprar la cesta A CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR Las curvas de indiferencia que no son estrictamente convexas son caracteristicas de los bie- nes que pueden sustituirse facilmente unos por otros. Las soluciones de esquina suelen produ- cirse con mayor prohahilidad en el caso de estos bienes y, de hecho, es casi seguro que se pro- duzcan cuando los bienes son sustitutivos perfectos. En ese caso, 1a RMS no disminuye en absoluto sino que es la misma en tados los puntos. En el caso de los sustitutivos perfectos, Ias curvas de indiferencia son lineas rectas. Si fueran més inclinadas que la restriccién presupu taria, obtendrfamos una solucién de esquina situada en el eje de abscisas; si fueran menos in clinadas, obtendriamos una soluci6n de esquina situada en el eje de ordenadas. Consideremos el caso de Mattingly, consumidor de bebidas de cola con cafetna. Gasta en Coca- Cola y Jolt (odo el presupuesto que tiene dedicudo u bebidas refrescuntes y que sblo le interesa el contenido total de cafeina de to que bebe. Si Jolt tiene el doble de cafeina que Coca-Cola y si Jolt cuesta I$ la botella y Coca-Cola 0,758, ;cdmo gastard su presupuesto de 15$ semanales? * "Para Mautingly, Jolt y Coca-Cola son stustifuthio’ perfecros, lo que significa que sits curva’ de indiferencia no tienen la forma convexa habitual, sino que son lineales. La linea superior de la Figura 3.17 es el conjunto de todas las combinaciones posibles de Coca-Cola y Jolt «que reportan Ia misma satisfaccin que la cesta formada por 0 botellas diarias de Jott y 30 de Coca-Cola, Dado que cada botella de Jolt tiene el doble de cafeina que una de Coca-Cola, todas las cestas situadas en esta linea contienen exactamente Ja misma cantidad de cafeina. La siguiente linea es i curva de indiferencia comespondiente a las cestas equivalentes a la (0, 20); y la tercera es la curva de indiferencia conespondiente a 1a (0, 10). A to largo de ‘cada una de estas curvas de indiferencia, la relacidn marginal de sustitucidn de Jolt por ‘Coca-Cola siempre es 2/1, es decir, 2 botellas de Coca-Cola pot cada botella de Jolt. En la misina figura, la restriecidn presupuestaria de Mattingly es B. La pendiente de ‘us curvas de indiferéncia es de—2y lade su restricoi6n presupuestaria, de —4/3. La me- jor cesta asequible es la A, que es una solucién de esquina en Ia que se gasta todo su pre- supuesto en Jolt, Este resultado tiene sentido desde el punto de vista intuitive teniendo en ‘cuenta las peculiares preferencias de Mattingly: s6lo le interesa el contenido total de ca~ {eina y, dados los precios, Jolt aporta mds cafeina por délar que Coca-Cola. Si la relacién de precios, P,/P-, fuera de 3/1 (0 cualquier otra cantidad mayor que 2/1), gastarfa toda su tenta en Coca-Cola. Fs decir, tendriamos de nuevo una solucién de esquina, pero esta vez enel eje de ordenadas. Mattingly s6lo gastarfa parte de su renta en cada uno de los bienes * sila relacisn de precios fuera exactamente 2/1. Br-ese caso, serfa buena para él-cualquier ‘combinacién de Jolt y Coca-Cola situada en su restriccién presupuestaria EQUILIBRIO CON SUSTITUTIVOS PERFECTOS Coca-Cola (botellas darias) 30) 10) Jolt tbotellasdiaras) 5 10 15 MICROECONOMIA Y CONDUCTA 79 En la mayorfa de los casos nos encontraremos con problemas que no tienen solucioncs de esquina sino interiores, es decir, con problemas en los que la mejor cesta asequible se encuen. tra en un punto de tangencia. Una salucién interior es, una vez més, aquella en la quc la RMS es exactamente igual a la pendiente de la restriccién presupuestaria, EJERCICIO 3.7 Shponga que Albert utiliza exactamente dos porciones de manteqnitla pars dada rebana’ ~ da de pan. Si cada tebanada de pan cuesta 0,108 y cada porcién de mantequilla cuesta 0,208, halle la mejor cesta asequible de Alberta si tiene 2% al mes para gastar en tostadas Ymantequilla. Suponga que Albert comienza a yigilar su colesterol, por fo que altera su referencia y utiliza exactamente una.porcién de mantequilla para cada rebanada de . Pan. ,Cudnio pan y cusnta mantequilla consumirfa mensualmente?® -°-%%oce%2oe%oS LAS CURVAS DE INDIFERENCIA CUANDO HAY MAS DE DOS BIENES En los ejemplos que hemos analizado hasta ahora al consumidor s6lo le interesan dos bienes. ‘Cuando hay més de dos. podemos constmir curvas de indiferencia utilizando cl mismo me. nismo que hemos utilizado anteriormente para representar las restricciones presupuestarias en el caso en que hay muchos bienes. Suponemos simplemente que el consumidor tiene que clegir entre un determinado bien, X, y una amalgama de otros bienes, ¥, que se denomina de nuevo bien compuesto. Al ignal que antes, el bien compuesto es la cantidad de renta que le queda 2] consumidor después de comprar el bien X. Asi pnes, en el caso en que hay muchos bienes, podemos continuar representando las pre~ ferencias del consumidor con un mapa de curvas de indiferencia en el plano XY. En este caso, |i curva de indiferencia no nos dice cutl cs la relacién a la que el consumidor intercambiara el bien ¥ por el X, sino la relacién a la que intercambiaré el bien compuesto por el X. El equi librio se encuentra, al igual que cn el caso de Wus bienes, en el punto de la restriccién presu- Puestaria en el que el consumidor alcanza la curva de indiferencia mas alta posible. Una aplicacién del modelo de la eleccién racional Como quedara claro en el ejemplo siguiente, el concepto de bien compuesto nos permite abor- dar cuestiones més generales que el sencillo caso de dos hienes. EJEMPLO 3.4 :Es mejor entregar a lus pobres dinero en efectivo o cupones de alimentacién? = Uno de tos objetivos del programa dé cupones de alimentacién de Estadas Unidos és ali- vViar el hambre de los pobres. Segtin este programa, las personas que poseen una deter- ‘minada renta tienen derecho a recibir una cantidad especifica de cupones de alimentaci6n. ‘Asi, pot ejemplo. una persoua que tenga una renta de 4008 al més tiene derecho x cupo. nes de alimentacién por valor de 1008 al mes. Estos cupones pueden utilizarse para comprar alimentos por ese valor. ‘Todo lo que se compre en exceso debe pagarse en £ efectivo. Los cupones no pueden utilizarse para comprar tabaco, alcohol y otros articulos, * El Estado entrega a las tiendas de alimentacién dinero en efective por los cupones qué * aceptan a cambio de los alimentos. 80 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR El coste que tiene para el Estado el consumidor de este ejeftipto es de 1008, es decir, “la cantidad que ha de reembolsar a la tienda por los cupones. Disfrutarfa este consumi- dor de tun mayor bienestar si recibiera los 100S directamente en efectivo? Podemos tratar ‘ide responder a esta pregunta averiguando con qué alternativa alcanzarfa una curva de in- diferencia més alta. ‘Supongamos que Y representa el bien compuesto y X los alimentos, Si la renta del con- suimidor es de 4008 al mes y P, es el precio de los alimentos, su equilibrio inicial es la ces- ta J representada en la Figura 3.18, El programa de cupones de alimentacion aumenta la cantidad total de alimentos que puede comprar todos los meses de 4008/P, a S00S/P,. Por °- lo tanin, desde el panta de vista de la cantidad miixima de. alimentos que pnede comprar, et ‘programa es exactamente fo mismo que una ayuda en efectivo de 1008, a Donde difieren las dos alternativas es.en las cantidades méximas que puede comprar de otros bienes. Con una ayuda en efectivo de 1008, tiene una renta mensual total de 00S, y esta es, desde luego, la cantidad maxima de otros bienes (el bien compuesto) que puede comprar. En este caso, su restriccién presupuestaria es, pues, la linea recta AF de la Figura 3.18. FF cai cece pote He es Ub plcbentatn A soepbaldbr de Hage comprar 500 mensuales de otros bienes, puesto que sus 1008 de cupones de alimenta- cin s6lo pueden utilizarse para comprar alimentos. La cantidad maxima de otros bienes que puéde comprar es 4008, En la Figura 3.18, su restriccion presupuestatia correspon diente al programa de cupones de alimentaci6n es la ADF. Pot lo tanto, en el caso en que ¥ tiene un Valor inferior a 4008, es exactamente igual que la restriecion presupuestaria Co- rrespondiente al programa de ayuda en efectivo. Sin embargo, en el caso en que ¥ tiene valores superiores a 4005, la restriccidn presupuestatia correspondiente al programa de cupones de alimentacién es totalmente plana. Obsérvese que el consumidor cuyas curvas de indiferencia se muestran en la Figh- ra 3.18 compra exactamente la misma cesta, a saber, la K, con los dos programas. En este ‘caso, el efecto del programia de cupones de alitnentaci6n es exactarente igual que el elec- to de la ayuda en efectivo. En general, esto es cierto siempre que el consumidor que re~ cibiera una ayuda en efectivo gastara en todo caso en alimentos mas de lo que permitiera la cantidad de cupones de alimentacién que recibirfa con el programa de cupones de ali- ‘mentacién, : La Figura 3.19 representa a un consumiidor en cuyo caso no ocurre asf. Con una aiyu- ‘da en efectivo, éste elegirfa Ia cesta L, que le permitirfa alcanizar und curva de indiferen- cia més alta que la que podria aleanzar con el programa de cupones de alimentacién, que le permitiran. comprar 1a cesta D. Obsétvese que esia cesta contiene exaciamente ali- ‘mentos por valor de 1008, la cantidad de cupones de alimentaci6n que recibe. La cesta L, ‘en cambio, contiene alimentos por valor inferior a 1008. En este caso, el programa de cu- ones de alimentaci6n lleva al receptor a gastar en alimentos mds de lo que gastaria si né- cibiera, por el contrario, una ayuda en efectivo. FF valor facial de los enpones de. alimentacién que recihe la mayoria de los henefi- ciatios es menor de lo que gastarfa en alimentos. Como hemos sefialado, el programma de cupones de alimentacién leva a estas personas a comportarse exaciamente igual que con un programa de ayuda en efectivo. El analisis del Ejemplo 3.4 nos leva a preguntamos por qué el Congreso de Estados Unidos. no estableci6 unas ayudas en efectivo para los pobres. La raz6n evidente es que queria ayu- darles a comprar alimentos, pero no articulos de lujo y mi siquiera tabaco y alcohol. Y, sin em- bargo, si la mayorfa de los beneficiarios hubiera gastado, al menos, tanto en alimentos como los MICROECONOMIA Y CONDUCTA. 81 FIGURA 3.18 [En comparacion con la restleeion presupuestaria ‘correspondiente ala ayuda en efectivo (AB [a restriccion presupuestaria ‘comespondionte ‘los cupones de alimentacion (ADA limita la cantiad que puede gastarse en Bienes que no sean alimentos. Pero en el ‘caso del consumidor al que pertenece cel mapa de curvas ‘de indiferencta de la figura, las cestas de equilbrio son fas mismas en los dos programas. FIGURA 3.19 El consumidor, cuya ‘curva de indiferencia fe muestra en figura, peferira la ayuda en elective ‘alos cupones de alimentacin, que le obligan a gastaren alimentos mis de logue pastaria voluntariamente, EL PROGRAMA DE CUPONES DE ALIMENTACION FRENTE [AL PROGRAMA DE AYUDA EN EFECTIVO, XP XZ $400/P, $500/P, que les permitfan los cupones, no poder utilizarlos para comprar otras cosas es una restriccién que no produce efecta alguna. Por ejemplo, si una persona hubiera gastado de todos mados 150S en alimentos, la obtencién de 100$ en cupones de alimentacién simplemente le permite recibir parte del dinero que se habria gastado en alimentos y gastarlo en cualquier otra cosa que quisiera. Desde el punto de vista puramente econémico, existen, pues, poderosos argumentos para sustituir el programa de cupones de alimentacién por otro mucho mas simple de ayudas en efec- tivo a los pobres. En cl peor de los casos, de esa manera desapareceria la molesta tarca de pedir a las tiendas de alimentacién que canjeen los cupones por efectivo. ‘Sin embargo, desde el punto de vista politico es facil comprender por qué ¢l Congreso ac- tué de esta manera. A muchos de los contribuyentes que financian los programas de lucha con- (ra la pobreza les causaria unt houdo pesat vet que sus iinpuestos ve ulilizan para comprar sus tancias ilfcitas. Si el programa de cupones de alimentacién impide, aunque sea a una pequefia minorfa de beneficiarios, gastar mis en esos bieues, evita muchas dificultades politicas, CUANDO LOS CUPONES DE ALIMENTACION Y LA AYUDA EN EFECTIVO PRODUCEN RESULTADOS DIFERENTES $7017; $408), $500/F, 82 CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR EL ENIGMA DE LOS REGALOS Resumen El Ejemplo 3.4 llama nuestra atenci6n sobre un problema que se plantea no sélo en el caso del programa de cupones de alimentaci6n, sino también en todos los dems tipos de transferencias en especie: aunque los dos tipos de transferencias a veces son equivalentes, los regalos en efec- tivo parecen claramente superiores en aquellas ocasiones en que son diferentes. Consideremos, or ejemplo, el fendmeno de los regalos. A veces recibimos regalos que son exactamente lo que nos habriamos comprado si nos hubieran dado una cantidad equivalente de dinero. Pero todos hemos recibido muchas veces regalos desacertados. Por ejemplo. ,a quién no le han regalado rnunca ropa que le daba vergiienza ponerse? La légica del modelo econdmico de la eleccién pa- rece afirmar inequivocamente que podriamos evitar el prohlema de los regalos initiles repa- lando simplemente dinero. Y, sin embargo, casi todas las sociedades contintian manteniendo el ritual de hacer regalos El hecho de que esta costumbre haya persistido no debe considerarse como una prueba de {que la gente es esttpida, sino como una prueba de que quiz haya algo en el hecho de hacer re- galos que no es capaz de recoger el modelo de la eleccidn racional. Uno de los propésitos de los regalos es demostrar afecto al receptor. Un regalo elegido cuidadosamente cumple este fin de tuna forma que el dinero no puede cumplir. También es posible que algunas personas tengan di- ficultades para darse el gusto de un Injo, aunque sca pequefio, y se sentirian obligadas a gastar los regalos de dinero en cosas puramente practicas. Para estas personas, un regalo les permite disfrutar de un peque‘to lujo sin sentirse culpables”. Esta interpretacién se ve confirmada por la observacién de que raras veces hacemos regalos puramente précticos como ropa interior co- rriente de algodén 9 jabn para la lavadora. CCualesquiera que sean las verdaderas razones por las que hacemos regalos en especie en Iu- gar de dar dinero, pareve seguro suponer que no lo hacemos porque nunca se nos ha ocurrido dar dinero, pues de vez en cuando regalamos dinero, sobre todo cuando se trata de familiares j venes que tienen escasos ingresos. Pero a pesar de las ventajas de los regalos en dinero, la gen- te parece claramente reacia a abandonar la costumbre de hacer regalos en especie. La tarea de este capftulo ha sido presentar el modelo basico de la eleccién racional del consu- ‘midor. Todas las variantes de este modelo tienen en comiin algunos rasgos; en concreto, con- sideran dadas las preferencias de los consumidores y suponen que éstos tratan de satisfacerlas de la manera mis eficiente. El primer paso en la resolucién del problema presupuestario consiste en identificar el con- junto de cestas de bienes que puede comprar el consumidor. Se supone que éste tiene un nivel de renta dado de antemano y que se enfrenta a unos precios fijos. Los precios y la renta defi- ‘nen conjuntamente su restriccién presupuestaria que, en el caso senecillo de dos bienes, es una Iinea de pendiente negativa que, en términos absolutos, es el cociente entre los dos precios. Es el conjunto de todas las cestas posibles que podrfa comprar el cousumidor si gastara toda su renta, El segundo paso en la resolucisn del problema presupuestario del consumidor consiste en Tesumir sus preferencias. En este caso, comenzamos con una ordenacién de las preferencias ‘mediante la cual el consumidor puede ordenar todas las cestas de bienes posibles. Se supone que este sistema de ordenacién es completo y transitivo y que tiene la propiedad segiin la cual ‘Para un anilisis de esta interpretacion, véase K. Thaler, «Mental Accounting and Consumer Choice», Marketing Science, 4, verano, 1985, MICROECONOMIA Y CONDUCTA 83 «cuanto més, mejor». Las ordenaciones de las preferencias que satisfacen estas restricciones dan lugar a mapas de curvas de indiferencia, es decir, a conjuntos de curvas de indiferencia, cada una de las cuales representa combinaciones de cestas entre las que es indiferente el con- sumidor. También se supone que las ordenaciones de las preferencias muestran una relacién marginal de susitucién decreciente, lo que significa que. a lo largo de cualquier curva de in- diferencia, cuanto mayor sea la cantidad que tenga un consumidor de un bien, mayor sera la cantidad que debe recihir para renmmciar a una unidad de algiin otro. La propiedad de la RMS decreciente es lo que explica la forma convexa caracteristica de las curvas de indife- rencia La restriccién presupuestaria nos indica las combinaciones de bienes que puede comprar ‘el consumidor: Para resumir sus preferencias respecto a varias cestas, podemos utilizar un ‘mapa de curvas de indiferencia 0 una funcién de utilidad, En el modelo de las curvas de in- diferencia, la mejor cesta asequible se encuentra en un punto de tangencia de una curva de indiferencia y la restriccién presupuestaria. En ese punto, la relacién marginal de sustitucién 3 exactamente igual a la relacién a la que pueden intercambiaise lus bienes a los precios de mercado. ,. Enun apéndice de este capitulo (véase el apartado «For the Instructor» en nuestra pagina Web wwnmbhe.comleconomicsifrank4) presentamos e] enfoque del problema del presupuesto del consumidor basado en la funcién de utilidad, Los temas examinados son la utilidad cardinal frente a la utilidad ordinal, la construccién algebraica de las curvas de indiferencia y el uso del célculo para maximizar la utilidad, Temas de repaso 1. Silos precios de todos los productos estén suhiendo vn 20 por 100 al afo y su empresa le concede una ‘subida salarial de un 20 por 100, ha aumentado su bienestar, ha empeorado o se encuentra en la mis- ‘ma situacién que hace un afio? 2. Verdadero o falso: Si conocemos la pendiente de la restriccién presupuestaria (en el caso de dos bie~ res), conocemos los precios de dichos bienes. Explique su respuesta, 3: Verdadero o falso: La penciente negativa de las curvas de indiferencia es una consecuencia de la rela- cin marginal de sustitucién decreciente. 4. Cite un ejemplo de una ordenacién de las preferencias respecto a Coca-Cola, Coca-Cola Light y Diet Pepsi que vile el supuesto de la transiivida. 5. Explique con sus propias palabras cémo suministra informacién la pendicnte de una curva de indife- rencia sobre lo que le gusta a un consumidor un bien en relacién con otro, ‘6. Explique por qué un consumidor suele comprar una cesta de bienes incluso aunque prefiera otra 7. Por qué son especialmente probables las soluciones de esquina en el caso de los susttutivos perfectos 8, Verdadero 0 falso: Si el mapa de curvas de indiferencia es cOncavo hacia el origen, la cesta éptima de bienes debe encontrarse en un equilibrio de esquina, salvo posiblemente cuando hay un descuento ba- sado en la cantidad consumida. 9. Si Ralph recibiera 105, no gastaria nada en atin, Pero cuando se le pregunta, declara que le da igual re- cibir atin por valor de 10S que recibir un billete de 108. ,Cémo es posible? 84 Problemas CAPITULO 3: LA ELECCION RACIONAL DEL CONSUMIDOR . La Acme Seed Company cobra a 25 el kilo los 10 primeros kilos de semillas de caléndulas que se ‘compren a la semana y a 1$ el kilo las demés. Si su renta es de 1008 semanales, represente su res- triccién presupuestaria correspondiente al bien compuesto y alas semillas de caléndulas. 2, Repita el mismo problema suponiendo que el precio de cada kilo que supere los 10 es de 4S. 3. A Smith le gustan los anacardos més que las almendras y las almendras més que las nueces. Le gus- tan por igual las pecanas y las avellanas y prefiere las avellanas a las almendras. Suponiendo que sus referencias son transitivas, qué prefiere? a) {Las pecanas o las nueces? ») {Las avellanas o los anacardos? 4. Inicinlmente, P, vale 1208 y P, es 80S. Verdadevo o falso: Si Py sube 188 y P, cube 12S, la nueva rec ta presupuestaria se desplazard hacia dentro y en paralelo a la antigua recta presupuestaria. Explique su respuesta. ‘5. Martha tiene 150S de renta disponible para gastar todas las semanas y no puede pedir ningéin présta- ‘mo. Compra Malted Milk Balls y el bien compuesto. Suponga que Malted Milk Balls cuesta 2,508 y el bien compuesto 1$ la unidad, a) Represente la restriccién presupuestaria de Martha, b) (Cuil es el coste de oportunidad, en funci6n de las bolsas de Malted Milk Balls, de una unidad ‘dicional del bien compuesto? 6. Suponga en el Problema 5 que en un perfodo inflacionista el coste del bien compuesto aumenta a 1,508 la unidad, pero el coste de Malted Milk Ralls na varia a) Represente la nueva restriccién presupuestari, bb) {Cual es el coste de oportunidad de una unidad adicional del bien compuesto? ‘7. Suponga en el Problema 6 que Martha pide una subida salarial para luchar contra la inflacién, Su jefe acepta y le sube el sueldo, de tal manera que ahora su renta disponible es de 25S al mes. a) Represente su nueva restriccién presupuestaria. b) {Cuil es el coste de oportunidad de una unidad adicional del bien compuesto? 8, Picabo, agresiva esquiadora, gasta toda su renta en esquis y fijaciones. Desgasta un par de esquis por ‘cada par de fijaciones, a) Represente grticamente las curvas de indiferencia de Picabo respecto a los esquisy las fijaciones. ) Ahora represente sus curvas de indferencia partiendo del supuesto de que estan agresiva que gas- ta dos pares de esquis por cada par de fijaciones. 9. Supongs que Picabo, agresiva esquiadora del problema 8, tiene 3.600$ de renta para gastar en esquis Y fijaciones al afio. Halle su mejor cesta asequible de esquis y fijaciones partiendo de las preferencias ‘escritas en el problema anterior. Los esqués valen 480$ el par y las fijaciones 240S el par. 10, Para Alexi el café y el té son sustitutivos perfectos: una taza de café equivale a una taza de té. Su- ongamos que tiene 90S al mes para gastar en estas bebidas y que el café cuesta 0,90S la taza y el té 1,20 1a taza. Halle su mejor cesta asequible de té y café, ;Cudnto podria subir el precio de una taza de café sin reducir su nivel de vida? 14. A Eve le gustan las manzanas pero le dan igual las peras. Trace sus curvas de indiferencia suponien- «do que las manzanas y ls peras son los tnicos bienes existentes.

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