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Universidad Catélica del Norte Escuela de Derecho Antofagasta Materiales docentes Curso: Historia del Derecho | El Derecho Romano y su Proyeccién a Hispania Profesor: José Antonio Gonzdlez P. Afio 2008 El material que incluye la presente recopilacién se entiende reproducido para uso exclusivamente diddctico en la Escuela de Derecho de Ia Universidad Catélica del Norte. Prohibida su reproduccién y su uso para fines ajenos a los autorizados por el arficulo 38 de la Ley nim. 17.336 sobre propiedad intelectual, Escuela de Derecho — Universidad Catélica del Norte ‘Av. Angamos 0610, Antofagasta, Chile S TEMA 4 EL DERECHO ROMANO Y SU PROYECCION A HISPANIA 1. FL DERECHO ROMANO EN SU EPOCA DE ESPLENDOR! 'SU APLICACION EN HISPANIA A) Lacreacién det Derecho en Roma ‘Cuando Roma comenzé la dominaciGn de la Peninsula, su régimen politico era el de la repblica, caracterizado por el equilibrio entre los Srganos heredados de la anterior etapa monarquica, el Senado y los co- rmucios, los cuales junto a los magistrados compartian el poder. En el aio 27 a.C., con Octavio Augusto, surge el principade, que se prolonga has- tala segunda mitad del siglo m, y durante el cual el equilibrio de pode- res es Slo aparente, puesto que éstos son realmente ejercidos por el Principe. En ambos periodos Koma realiz6 su gran obra del Derecho, el Enstrumento para hacer viable el poder, que lleg6 a alcanzar entonces tal nivel de esplendor que permite definir a ésta como «época clasica del Derecho romano». El sistema de produccién de normas ofrecia entonces una gran com- plefidad, pues también era compleja la estructura del poder. De una arte, a los comicios o asambleas populares, érgano supremo de sobe- Fania popular, correspondia la creaciOn de las leges, aunque su actuacién se veia mediatizada por un magistrado (en el caso de las leges rogatae, la iniciativa, propuesta 0 rogutio correspondia a un magistrado, y 1a apro- bacién o iussum, a la asamblea; en ef caso de las leges datze, era el pueblo elgue delegaba Ia funcionlegilativa en un maghtado); De ors elSe- nado, que durante el principado ampliarfa sus antes reducidas compe- tencias en asuntos politico-administrativos, interviniendo en cuestiones 39 de derecho privado, més propias de los comicios, decidia sobre los asuntos que le concernfan mediante sus senalusconsulta, A su ver, los magistrados, con sus edicts, fueron rium, corrector y complementatio del ntes para los tribunales. La costumbre, for- ma primordial del Derecho en los primeros tiempos de Roma, quedé re- legada a un tltimo lugar, ya que las leges y los fitra dejaban escaso es. pacio sin regular y a merced de normas conswetudinarias. B) El Derecho romano clésico en Hispania Aunque la condicién personalista del Derecho romano permite sux poner que por él se regirian en general todos os ciudadanos rumanos establecidos en Hispania y los indigenas asimilados a ellos, en la prac. tica las normas romanas se aplicaron s6lo parcial y muy limitadamente. ‘Aunque los estudios epigraficos de D’Ors, principalmente, han demos. trado la presencia en Hispania de instituciones romanas como el mini Cipio, el patronato, la tutela, la esclavitud y otras, no existe un cuadro de conjunto de la vigencia del Derecho de Roma y parece evidente que andes jurisconsultos fueron desconoci- judicial, concebido especialmente para ma, era dificilmente aplicable en las rocesales propias del Derecho de in embargo, en la ciudad de Con- {rebia, en tomo al afio 86 aC. Segiin revela una tabla de bronce, hallada hace pocos afios en la localidad zaragozana de Botorrita, la controversia entre dos poblados indigenas sobre la titulanidad de unas terras nee rimida por un tezcero imparcial, una junta de magjstrados de la vecina Contrebia, con Ia intervenciGn del gobernador romano, que aplicé Ins reglas del Derecho de Roma para solucionar el conflicto. 0 ‘ Més dlaramente se constata, en cambio, Ia efectiva observancia de determinadas nermas, creadas por el poder central romano 0 por las att~ toridades provinciales delegadas de é roblem: de mormas de derecho piblico ‘en aspectos de derecho priva- que tavieron incidencia en las Tispania, A ellas suele conceSrselas como «derecho pro- vincial hispénico». a) La «Lex provinciae» A este grupo de normas pertenecerian los foederu 0 tratados de amis- tad o de sumisiGn que establecen las bases de las relaciones de tipo pé- blico entre las ciudades incorporadas y Roma, relaciones que se perflla_ rian en la ley provincial que Roma otorga a cada una de sus demarcaciones territoriales. En el caso de Hispania, se tratacfa de la lex © formula provinciae, desconocida pero mencionada en un pasaje de Apiano Alejandrino. Schulten y otros investigadores suponen que tal ley fue otorgada inmediatamente después de la caida de Numancia, ha- cad. .C, y cabe imaginar que los diez senadores que Roma en- vié a la Peninsula, segin era costumbre, para estudiar sobre el terreno los problemas y conocer las posibilidades y los recursos del pais, redac- tarian, de acuerdo con los ps ‘ontenidos en los tratados y por encargo del Senado, esta lex a modo de marco constitucional otorgado, dentro de cuyo ambito seria organizada la provincia, fijéndose la con. dicién de las ciudades, sus servicios y tributos a Roma, el caracter y las atribuciones de los magistrados, ete. No es casual la fecha de esta ley, que coincide con el momento de su- peracién del mayor escollo con que trope26 la operacién de someti- miento de Hispania, Sélo después de ocupar Numancia inicié Roma la organizacidn administrativa del territerio peninsulas, aunque el fin de Ja conquista estaba atin més lejos de lo que entonces se sospechaba. by) Las leyes para las colons y fos mun A la clase de las leges datae pertenecieron las leyes que Roma pro- porcioné para determinadas colonias (ciudades de nueva fundacién, en a su mayoria habitadas sélo por ciucladanos romanos) y municipios (por lo general ciudades incigenas preexistentes las que se otongé la eit dadanfa o la latinidad y se organizaron de acuerdo con el correspon diente modelo romano). De algunas se conservan sélo pequenos frag- mentos, otras se conocen mejor, y entre éstas destacan la ley colonial de Urso y las municipales de Imi, Salpensa y Malaca. En todas ellas, ins- critas en tablas de bronce, se regulan materias estrictas de organizacion, urbana y municipal, pero también algunos aspectos del Derecho priva- do en los que cabe alguna intervencion o supervisién de los magistra- dos locales o la cura (tutela, manumisién de esclavos, prestaciones de colones, etc) De la ley de Urso —Osuna— (conocida también como Lex colonize Genetioae Jutiae, en alusién a su fundador, Julio César), que dataria del afio 44 a.C, se conservan unos cincuenta capitulos en cuatro bronces, en Jos que tal vez se contiene una reedicion interpolada del siglo 1 d.C, fe- cha en la que atin estaria en vigor la citada ley. Dela ley de Imi, hallada en 1981 en un lugar préximo a Sevilla, El Saucejo, se han recuperado seis de las diez tablas de que constaba. Pro- bablemente fue grabada en el afio 91 d.C. Tanto esta ley como las de Sal- pensa (municipio cercano a la actual Utrera) y Malaca (Malaga) parecen claramente copias de un modelo de ley municipal bésica, que seria un texto de Domiciano, tal vez del afio 90 dC, la Lex Flavia Municipalis, que a su vez era una reforma de la Lex Julia Municipalis de Augusto, del aio 17 aC, aplicable a los municipios itélicos, y jue Domiciano procura su adaptacién a los de Hispania, medida explicable tras la con. cesiGn del ius lati! por Vespasiano. Las tres tratan de asuntos relativos a la administracién y la hacienda local, a Ja jurisdiccién, el nombramiento y la competencia de los jueces, y al urbanismo y organizan como municipios los anteriores nc ‘leos urbanos del mismo nombre, a la vez que aplican de forma parti. conceslido unos afios antes con cardcter general para ©) Las bromces para los distrites mineros Leyes provinciales serfan también las que iban destinadas a deter- minades explotaciones mineras, de interés especial para Roma, Son las ‘que se contienen en los llamados «bronces de Vipasca 1 y I, encontra- dos en una antigua mina cerca de Aljustrel, en el Alemteio portugués. 2 oR me fragmento II contiene una fer dicta (ley que contiene normas para la fciminotroci6n de cletts blenesestataleso municipales) disigidaal pro. curator mietallorum de Vipasca por un funcionario superior (procsrator ‘metallorum de Lusitania 0 de Hispania) y trata sobre cuestiones genera- les acerca ce concesiones mineras. El fragmento I, més importante por ser especifico del Derecho provincial hispénico, contiene la disposicién consiguiente del procurador de las minas de Vipasca regulando los de- rechos de los arzendatarios de las minas y de los concesionatios de los servicios de este distrito minero de Flispania. 4) Otras disposiciones provinciales fo se conserva ningtin senadoconsulto referente a Hispania, pero Piney Tito Livio haces austones a los. Sega el historia latino, algunos se ocupaban de la divisién de las provincias, la creacién de co- Tonias, la condicién de algunos hispanos y de la supervision de los ma- sistradc Bn Is epoca sea deben sbicare algunas dels penta et 5 imperiales relativas a Hispania, que trataban de asuntos mu laparesfesde cuesiones municipales, penales yjudiciales a eras bre familia, donaciones y fideicomisos. Por diltimo, debe ser mencionada una disposiciOn singular, que tie- ne el mérito de ser la fuente jusidica hispanorromana mds antigua con- servada, un decretum que se contiene en el bronce de Lascuta, del fo 189 a.C., mediante el cual el propretor de la Hispania ulterior con- cedia la libertad a Jos siervos que vivian sometidos a los habitantes de Hasta, en la Torre Lascutana, en Cédiz. 2. EL DERECHO ROMANO BN LA FFOCA DE CRISIS: LA VULGARIZACION JURIDICA A) Elabsolutismo imperial y su reflejo en orden ia creacion del Derecho La crisis econémica, favorecida por la insuficiencia de la capacidad. tributaria y por e] anquilosamiento de la economia y la produccién, re- percutié especialmente sobre ciertas clases sociales y finalmente con- 43 ‘movis los cimientos del propio Estado, En su momento culminante, que Goinciis con la wanarqua iiltars, desde el asesnato Gel emperor Alejandro Severo en el afo 235, se hizo imposible mantener las grandes construcciones de la época de esplendor, que hubieron de ser desplaza, das por nuevas soluciones mas adecuadas a las circunstancias de en: tonces. Eneeste clima no podia extrafiar el desmoronamiento del antiguo or- republicano, mantenido de forma aparente y artificial des. y la fundacién y el desarrollo —por Diocleciano y Cons pectivamente-— de un nuevo orcien estatal, constitutive de la ‘monarquia absoluta, que se cifraba en el robustecimiento del poder cen tral del emperacor en detrimento de los comicios y del Senado, en el afianzamiento de la burocracia administrativa y en la h de las Mertades personales en provecho del Estado. Mientras el emperador pasaba a ser dorrinus ah legibus solutus —sefior absoluto, por encima de las leyes—, los otros poderes u Grganos de raigambre republicana per~ dieron toda eficacia politica En consecutencia, la concentraci6n del poder en manos del empera- dor, el absolutismo del Imperio, tuvo su refleo en el campo del Devecho ce una manera muy directa, puesto que de éf habia de servirse el poder, ¥ ast, frente a las diferentes vias de creacién de las normas que antes co. existian, se produjo entonces una simplificacién al concentrarse en ma. nos del emperador la potestad legislativa, itimo tercio del siglo m aan eran impor- n posterioridad a esa fecha desaparecen i desaparecido las leyes de los comicios y los magistrados, consiguientemente a la eliminacion 0 pérdida de eficacia de estos érganos. En su hugar, solo el emperadot le- gisla en sentido formal, especialmente desde que, a partir de Dioclecia. ‘no, la autoridad y el poder imperial se incrementaron B) Las manifestaciones del Derecho postelisico a) Las alegess 1La simplificacién del Derecho en la época postclésica se aprecia dla- xamente en el campo de las leges, reducidas a las constituciones impe Tales, la unica fuente auténtica del Derecho, aunque entre ellas se 0b. servan todavia diferencias en cuanto a sus denominaciones y formas de “ see , gue permiten reconocer cierta conexi6n con las formas pre- ei gera Seaat Sn ruando el emperador a través de elas hace alguna notificactn a pueblo como magistrado supremo; ma ta de dar instruc- Sones internas a fos fancionaroea su servicio; rcp st son reps adas por magistrados, funcionarios o particulare: $ deo son cecsonespudicales en poaesos de Torq temper ‘con a instancia o en apelaci6n. s de unas y otras cShsttaciones loa emperadores inten Teguar todos lo aspectos funcién de las circunstancias de la época y de la nue- utista det poder. La difewad de conocer €l gran némero de estas nuevas normas, te- endo en cuenta sv csutmo y dspein, conaesseunilsen con ‘ones 0 cédigos. De ellos, unos privado, como. Tee Gregorian, el ato 291, que ecoge conaitucones desde Adono hasta entonces, y el Cader Hermogenianius, compuesto y publicado pocos afios después, que compila leyes de Diocleciano. Sus nombres aluden a Jos juristas compiladores, Gregorio y Hermégenes. smbio, cardcter oficial el Codex Theodosianus, compuesto a instances del emperador eodosio I publicado en 438 s Oren aio después en todo e Lmperio, Recoge la legislaciin imperial desde Constantino hasta Teodosio Ty Vatentiniano Th. jucio de Biondi, no plenamente compartido, con él se trat6 de formar un cédigo de factur cristiana, b) Los ciuraw arrogarse et emperador Ia prictica de 1os rescriptos, los juristas sdleton Bs independencia que artes tenian entso de actividad dic Taminadora, y aunque continuaron emitiendo dictimenes, no lo hice funn del viejo us publiceresporden, sino como cumplido~ voluntad del principe del que eran meros instrumentos.Faltos aja esprit y del poder creador, que slo correspond a em- perador, los uristas se limitaron, en general, a interpretar, exp! tractar los escritos de los clasicos. ante més de d la jurisprudencia se encerré en el anoni- sabe 1 de los juristas postelasicos que trabajaron sobre los tex- tos dd lon discos verso fandamentalmente sobre los comentarios de 45 Paulo y Ulpiano, a la vez que sobre el Cédigo Teodosiano. Sobre ellos hicieron sus interpretaiones. Entre las refundiciones o los extractos que tratados de los clisicos figuran las obras denominadas enlentiae y Res cobtidianae (esta tiltima una refune es de Gayo), Posiblemente con una finalidad didéctica redactaron otras coleccio~ nes en las que compilaban leyes imperiales junto a extractos de obras de juristas es el caso de los Fragmenta Vaticana— 0 bien contraponian diz Versas leyes imperiales con preceptos de la ley de Moisés —as{ en la Co. tio legum Mosaicariem et Romanarum o Lex Dei—. La pobreza de la jurispnidencia postclisica determiné que en esta época siguieran utilizandose como derecho vigente y alegable en las obras de muchos de los grandes juristas del periodo Clasico: asi, las de Sabino, Juliano, Marcelo, Papiniano 0 Modestino. La profusion de textos y la dificultad o imposibilidad de contrastarlos con fos viejos ori. ginales, con frecuencia perdidos, para comprobar su originalidad, crea- Fon no pocos problemas a los jueces a la hora de valorar y aceptar 0 no la aclopci6n de crterios aclaratorios o res- llamadas sleyes de citas», a través de las cuales, entre los siglos tv y v, se precisa o limita el elenco de autores ale Sables en juicio y se fija una cierta jerarquia de valor para el caso de dis- Ctepancia entre las citas de diversos autores. De estas leyes, la mas significativa es Ia del afio 426, una constitu- cin de Teodosio Il y Valentiniano UI, que reducia el numero de juris- tas cuyas obras podian alegarse ante los tribunales a Papiniano, Pau- Jo, Ulpiano, Gayo y Modestino —el lamado «tribunal de los muertoss, los pocos cuyas obras eran asequibles y conocidas por los los juristas antiguos cuyas citas hubieran sido tecogidas es. En resumen, restringida la jurisprudencia, queda ya s6lo Ia via legal; pero no se trata ya de leyes nacidas del pueblo, en los comicios, ni cel Senado o de los magistrados como tales, sino leyes emanadas de le vo- tuntad omnimoda del emperador. Yeste sistema legal por antonomasia, con el que se identifica ya el Derecho romano tardio y que simboliza la centralizacién, la opresién y la legitimacién de una sociedad desigual y jerarquizada, es el que se niantendra en las épocas siguientes y se here. dara por la monarquia visigoda, 46 ©) El proceso de oulgarizacién jurtdica ee pecialmente a partir de la generalizacin de la ciudadania por — Gries rs nar ens Pt ae p26 2 perder apoyos cuando al estudiar sionogréficamente algunos ones eee seston ee ge eaten et eS territotios periféricos, s¢ habia producido un Se aes rma erage Fae at cei ciones romanas, sobre todo clasicas, el ordenamiento ar regul ae ye da social ofrecia una imagen empobrecida de aquél. A este peers at oe en teehee Sei ie ec cremetebone al proceso de transformacién y adaptacién del Derecho Smears Hage eer efencin cascatne de untacion de un modelo Sai iace de plenitude vulgarsme representa un alejaient des couse ee age 1a) Factores del proceso de vulgarizacién ‘ romano vulgarizado, Como causas ce I aparicign de un Derecho romano vulgarizado, simplitndo.sdulteado pursen apuntase creunstancae my dv cares dobido ina en e! prceso. He aqut alganas de las ms destusbles || masivo acceso de peregrinos y latinos al Derecho romano Fuera de la capital del Imperio, el Derecho de Roma difciimente po- aia regi la vida de los ciudadanos romanes, ya que en muchos cas08 20 Seria facil Hegar al conocimiento de aquél, faltarian juristas y Srganos j ” diciales que pudieran aplicatlo. Y si esto ocurria ya en la época clésica respecto de os mismos ciudadanos oriundos de Roma, se comprende gue las divergencias fueran mayores cuando comenzaron a tenes acee, 80 al Derecho culto de Roma personas que habian recibido el honos de Ja latinidad o de la ciudadanta romana, pero que antes habian so la aplicacion dei Derecho de Roma ala mayoria de los habitantes Imperio, sin distincién de niveles culturales, las diticultades para apli- ‘car éste fueron mayores. 1b) La ctisis cultural Este problema coincidis en el tiempo con la crisis cultural, econ6mi- ca y social que afecté a Roma y especialmente a las provincias — entre ellis, Jas de Hispania, las cuales patticiparon en el mismo proceso de decadencia y transformacién a que el mundo romano occidental se vio arrastrado. Las consecuencias de la gran crisis se advertirian claramen. te en el campo del Derecho. Ast, clsica que hizo posible el conoci mano no pudo mantenerse en el Bajo Imperio, base de apoyo las complicadas constracciones j plicables. ©) La falta de juristas y jueces La crisis del \perio romano occidental impidié que los grandes ju- rasen continuadores. Este agudiza a partir del 212, cuando el ntimero de juristas y jueces hubiera debido multiplicarse para extender el Derecho romano a todos, lo que evidentemente no fue factible en aquellas condiciones, ’) La ruralizacién de la vida [La misma situacion de decadencia general desplazé el centro de grax vedad de la ciudad al campo: las transformaciones sociales y econdmi. 48 ones que louan stcrpen en los medio griolasy provinces, yen miners an ©) Influencias de los pueblos germénicos y del cristianismo Jinfluencia temprana de las, los pueblos barbaros infil- dento de la pureza y de ia Gortficacion ce otasinstitucionesromanas en la media en Sheataban en contra dela doctina dela iglesia obstaclizaban a ob SEivancia dela misma b) Consecuencias y valoracién del proceso de vulgarizacién del Derecho romano is di- ue pueden resumirse en el empuje de tra: ‘onsuetudinaras y no contaminadas de ro- snanismo, y ene vel cultural a causa de la “grea de yea. demain gus Dee oe oy seminar gu erecta gu faba sc cohen yo eprops ee apa ue nae yom cn cian y inn le noma aes envio y sa fn desiniiva, 3 pesterioes ya través de los textos jundices visigodos 49

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