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LA SOBERBIA DE PACACUTEC

Hace muchos aos atrs en un pequeo pueblo haba nacido un nio nacido Pachacutec , cuando
creci se dio cuenta que tena habilidades diferentes que las dems personas , l era ms veloz y
ms fuerte , al no saber por qu era diferente se fue al santuario del dios sol a preguntarle el
porqu de la diferencia.

El dios sol le dijo: te hice ms fuerte y ms veloz para que fueras mi fiel sirviente, el que hable por
m en este pueblo. Pachacutec no quera ser solo un sirviente del dios sol; Pachacutec no quera
solo ser un sirviente del dios sol, sino quera ser un dios ,el dios sol le dijo: que el nunca sera un
dios , as que se fue enojado , prometindole que regresara por su venganza .

Pasaron aos cuando Pachacutec regres con muchos soldados a cumplir su promesa de
venganza ,aterroriz a todos dicindoles que si adoraban al dios sol el mismo les iba a matar , y
que ahora l era su dios . Toda la gente con miedo hicieron su santuario y votaron el del dios sol.

Al enterarse el dios sol que Pachacutec haba cumplido su promesa decidi enviar a su hijo para
que lo detuviera, cuando su hijo llego todo estaba un desastre no haba comida y muy poca agua.

Todos los dioses enfurecidos se fueron a reclamar al dios sol porque estaba pasando todo esto, el
dios sol sol les calmo y les dijo: ya envi a mi hijo y muchos guerreros para solucionar este
problema.

En la batalla que tuvieron Pachacutec y el hijo del dios sol, ganaron los que lucharon para el sol ,
pero Pachacutec al no estar contento con su derrota clavo una espada por la espalda al hijo del
dios sol .

El dios sol enfurecido quemo a Pachacutec y comenz un gran incendio ; toda la gente corra
aterrorizada pero se dieron cuenta que el fuego no quemaba , al otro da empez a fluir el agua y
crecer la comida todo se volvi hermoso , el dios sol triste en su palacio por la muerte de su hijo se
le ocurri una gran idea , le pidi a los pobladores que construyeran una ciudad de barro y le
pusieran CHAN CHAN en honor a el , a su hijo y a los guerreros cados que combatieron
para salvarlos.

Lucero Gamboa Salas

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