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a a Centro Editor de América Latina Jacques Le Goff HIN A Hey — eR Are eee es RUE RTC See Meg ety Scene acc) A a Ea Gericr aan Mess een ee nr See cur aren ee en el arco entero de su vida ee eRe at) feces erat CE) eee en et eee acres tanta caridad en el mas elevado Pea aia eet Scr Ree eet? ate cate et wy admiracion general. Catélico 0 no, Cena een) escrito acerca de él, ha quedado Sue ee aru ec) CSN cen er et COE On Senora tie eeu Cae eee aoa UNE een eae COSesien ie Wace) ES el comer i eT nee ac ery Peo OAC nce Mes) Une tea gC at et ONC Pre Orn eee Prensa eat eiey Y proponienco a Cristo mismo como Seu nae ses tcIeS eee Reet art CON auction tes ree ace! Pouce rues comth) horizonte infinito: sustrayéndose Crue Rc eCriice la soledad para instroducirse en Drea Ree eRe Cerca ees rompis en forma definitiva con Seon csa ees seer Cece eeu ee Pech EwuNeC eet} Fo eaceMunaurce mes las criaturas y toda la creacién, Cea etnies POP ee nese Reece aie CCRC lemurs Oe mas Pern eer nara Meribel tis Cue ene ea ae pou eeu eu icy ete eg eM eA eae IIe Ceres Ponce} (enone ea Obese remem wert yr Stearic ica beurre Cae eran eA Nuwar) ucran aye acu ees ae ecu ORS keun ak as Oc ue Ue ICM Ry Cone tL Corea curr Cae Cor Ree sae ard Pearce ar CCE N ia Me el Preece ec cor ie ema 21 - Leén Xill, C. Falconi Bets ea ene Sa oreo) ee Eee an ie rv elect) ee eee ee aetna cues 14 + Garcia Lorea, R. Alberti eee Cenc ee eerste nee Pra eerie sae Cee ae Ce Pee eee 26 - Ramsés ll, S. Bostico 5 ere eT rae ea Fe ea eee ere eae morte ome ee aoa peer a Merete Sen eMart Ey eUL Va ica nce ety Pec iem tre) Die tes mere] Coen atl SOR a ec CeO ee eee orn Peery eee el ei [vine perenne Pipe ae nia Ser Coa a camera eer ker a ae Peers oi eeicem eer Cea res Pen Reece Coe eerie wey re Se acer Coes Alinari: p. 62. ccna non Cau nace ae eee ea ac aH BOE Drea a) Se ee ee ee Pa ei terre tend Ree ee aed re en ee eer Cae eee Sern ead Cerin rrr Panne eae aecent id Amorrortu e Hijos S.A., Luca 2223, CeCe Ce erat) 1181 6 1182 En Asis nace Franelsco Bernardone. 1183 ‘Tratfdo de Constanza entre Federico Bar- barroja y Ta Liga Lombard ust Saladino conquista Jerusalén, de la burguesia y el pucblo de Asis contra la nobleza: toma de la Roca y comienzo de la lucha contra Perusa 1302 Batalla del Puente de Sa ‘eae prisionero en Perusa, 1203-1204 Los eruzados de la cuarta eruzada conquis- tan Constantinopla, 1204 Enfermedad de Franciseo. 1205 Franseisco marcha a Ja guerra en las Pallas. Visita Spoleto y regresa a Asis 1206 Gonversién de Francisco; apelacién all Gri cifijo do San Damin; eneuentro con el le- pprosos renimcia a los bienes patemos. En 1 mismo afio tiene Iugar cl Coneilio de Montpellier en el que Santo Domingo de- cide combatir Ia herejia citara con el ejem= plo y la predicacién, 1208-1229 Cruzida contra los albigenses. 1209 Invoeaciin del Evangelio on Ia Poreiineula. Bemardo de Quintavalle y Pedro Cattani son los primeros adherentes de Francisco. 1210 Francisco se traslada a Roma con sus prt meros doce discfpulos y obtiene del papa Inocencio TIT la aprobacién verbal de la ‘primera Regla de los Frailes menores (per- ida). a Juan, Francisco Francisco dé Asis Jacques Le Goff ain La Diota de Nuremberg proclama a Fede- rico IL, rey de Sicilia, emperador del Sacro Imperio Romano Germénico. 1212 Cruzada de los “Nios”, Vietoria de los cistianog espaiioles sobre los musulmanes en Las Navas de Tolosa. Toma del habito de Santa Clara en la Porekincula, El no- vio en que visja Francisco con destino a Tierra Santa es arrojado por la tormenta contra a costa dilmata, 1218 El conde Orlando de Chiust hace donacién de la Verna a Francisco, Em Partida de Francisco hacia Marruecos. ferma en Espaia y retoma a Ttall 1215 Cuarto concilio de Tetrin en el que quizis hha paticipado Francisco. Coneesin de a Carta Magna en Inglaterra 1216 Muerte de Inocencio IM en Perusa. Hono rio IIL concede a Francisco la indulgencia de Ja Porcitincula (?). iT Capitulo de Ie Poretineula: expedicién de misioneros fuera de los confines de Italia, En Florencia, el eardenal Ugolino convence a Francisco, en visperas de marcharse a Francia, de quedarse en Italia, 1219-1920 Franciseo en Oriente (Hgipto, Acre), s0 traslada probablemente en visita a los Tu- gares Sagrados, 1220 En Acre, Francisco se entera del martirio de varios de sus compaiieros que fueron a Ma miccos, y de las divergencias producidas en el seno de su Orden en Ttalia, a donde re toma. Deja el gobierno de la Orden a Pe- ‘dro Cattani, EI Cardenal Ugolino es nom- bbrado protector de Ja misma. — theta aaa 1201 Muerte de Pedro Cattani: fray Elias e5 el nuevo ministro general. Francisco redacta luna nueva Regla que no recibe aprobacién ni de la Orden ni do la curia romana, Re= daccién y aprobacién de la Regla de Ia Ter cra orden, 1222 15 de agosto: Francisco predica en Ia Plaza Mayor de Bolonia, 1323 Francisco eseribe una nueva Regla, que prueba Honorio I (Regula bullata). 25 de diciembre: Francisco celebra Navidad en GCreceio. 1224 En el monte de La Verna, Francisco recibe los estigmas, 1235 Cae enfermo y permanece dos meses ceres de Santa Clara en la iglesia de San Damn, donde compone el Cantico de fray Sol y se somete en. vano a tratamiento en manos de los médicos del papa, en Rieti. ‘Trasla- dado 2 Siena, eseribe su testamento (fines de 1225 0 comienzos de 1226). 1236 Muerte de Francisco en Ia Porciiineula, 1998 El papa Gregorio IX (ex eardenal Ugolino) canoniza a Francisco (16 de julio) 1330 25 de mayo: se coloea el cuerpo de Fran cisco on la Basiliea de Asis, cuya construc cién ha comenzado fray lias, para que sirva de tumba al Santo, 25 de setiembre. Con tabula Quo eloganti Gregorio IX im terpreta le Rogla de Francisoo en sentido moderado y niogn fuerza do ley al Testa mento de Francisco en el seno de la Oden do los Frailes Menores. sates taki - — Francisco de Asis E Mergaritone PArerz0, San Francise Ase Segunda mitad del siglo xu, Si Pesacoteca Nacional. En busca del verdadero san Francisco da mis facil a prior! que presentar a san eiseo de Asis, Ha dojado muchos ex sos que nos informan acerca de su sensi- fidad, de sus intenciones y de sus ideas. igo de la sencillez. en las obras como en ‘da y en su ideal, deliberadamente igna- do las sutilezas escolésticas, no ha en- ‘wuelto su pensamicnto ni sus desahogos lie os oon un vocabulario o un estilo docto fescuro que requiriera un grande esfuerz0 ehucidacién 0 de interpre Nuevo de santo, caya santidad se reveld mis ‘que a través de los milagros por cierto m= 20s y la ostentaciin de virtudes por demis raras y espléndidas~, en el arco ‘su propio ambiente con muchos bidgrafos ‘20 slo bien documentados sino también ecupacdos por pintarlo en el marco de esa ‘erdad, de esa sencillez y de esa sinceridad siempre irradiaron de él en forma natu- y espontinea. Amigo y hermano de to- Jas criaturas y de todo lo creado, prodigé ata solicitud y fraternal comprensién on tanta caridad en el més elevado sen- oria To considera retribuido por una tia simpatia y admiracién afectuosa go- ‘Todos los que ban hablado o eserito a de é| —catélicos, protestantes, no anos y no creyentes~, todos han sido esjonados y a menudo encantados por fascinacién. La gcografia y Ia historia mbién le han suministrado naturalmente ftrasfondo, el ambiente fntimo que pone ‘manifiesto con fuerte evidencia los pro- Fandos vinculos que Jo unfan a su pais: a ciudad, situada a Ja vera de los caminos, I punto donde se encuentran la lanurg J montans, al aleance de los hombres y las ermitas. A su Umbria cruza- de caminos por sus montes y sus valles, 1a de silencio y de rumor, de Inz y de bra, agricola y comercisl, en la que pero prosa a veces de bruscas T~ fen armonfa con los drboles, J Jas rocas, los rios sinuosos, poblada ‘ssa multitud do animales nobles y fa- las eabras, los buoyes, los pjaros Jos que se distinguen las palomas, las jas a las que prodicé, ol halcin, ol Tas abejas Inboriosas y Ja. humilde que venia a cantar en su propia ma- ‘Talia dividida entre el pape y el em- ciudades alzadas una conta ott, ¥ pacblo, tradiciones rurales y o de na economia cada vez més etrada, impregnada del dinero, y que To unian a su época, ese tiempo ut ‘les pasiones y al refinamiento de los ‘Parece ficil encuadrarlol Y Franciseo de Asis fen este luminoso trasfondo el historiador deseubre otto inestimable don: la poesia ‘que emana de san Francisco, la leyenda ins- prada en él desde los tiempos en que vivia, forman parte en tanta medida de su perso naje, de su vida y de sa aceién que en él se confunden verdad y poesia. Un siglo ateis se sorprendia ya Emesto Rendn: “de que su maravillosa Teyenda pudiera ser es tudiada destle muy cerea y confirmada en Jas grandes lineas de la cxtica” Y sin embargo... el simple, el limpido san Francisco, objeto de tantas narraciones y retratos, asoma detris de ma de las mis intrineadas euestiones de Iz historiografia medieval. Y paradéjicamente so esti obli- gado a enfrentar a este hombre, que tanto desconfiaba de los libros doctos y de la ferudieién, con wna referencia, por lo me- nos, a las razones que hacen tan dificil Ia cexploracién de las fuentes, San Francisco en sus escritos La primera difieltad deriva de Tos mismos escritos de san Francisco. Ante todo el Santo, en su humildad, no bab ounex de Si mismo. Por lo tanto, no podemos espe- rar de su obra ninguna informacién precisa ascerea de su vida. En ella no se encuentran ‘mds que alusiones y algunos modos de com- Portamiento que propone a titulo de elem plo sus hermanos. Asi es como en el Tes- amento,o| mis “autobiogrificn” de sus es exitos, recuerda que siempre traté de tra- bajar con sus manos para_que les otros frailes hicieran lo mismo: "Y yo trabajaba con mis manos, como quiere trabajar; y quie 0 también que trabsjen todos los otros fralles, en honrado trabajo”. Por ora par- te, por lo menos uno de sus eseritos mis im- portantes, la primera Regla que escribi6 en 41209 6 1210 para sus eompaferes, parece Ihaberse perdido. Sabemos, sobre todo por 1 mismo Francisco y por san Buenaventuc 4 que est regla era breve y simple, y se ‘componia esencialmente de algunos pasajes ddel Evangelio, Peto las tentativas emprem- spor clertos historiadores para recons- ‘ruin son demasiado aventuradas, y es in posible apoyarse en este documento funda- mental para decide i en esta época Francis: co habia aceptado la idea de hacer de sl y dle sus partidarios una nueva “ovden” inte- grada en el seno de la Iglesia, o si no pen- saba mis que en la constitucién de un pe- quono nicleo de Inieos, independiente det ‘organism eclesiéstico. Se han perdido igual- mente —salvo doseubsimintosinmprobables ebidos al colo con que los eruditos “fran scanizantes” han agotado el material de Jos archivos y bibliotecas— eartas, poemas y cantos, Hemes consorvado de estos poc- sas, el que probablemente fuera Ta obra raestra del santo, el Céntico del hermano Sol, pero si hubiéramos conservado los otros, parte en latin, parte en italiano, € incluso ftros tal ver en francés, tendriamos uma imagen completa de san Francisco poeta que representa un momento esencial de su porsénalidad. Estas pérdidas van acompanadas de incer- tidumbre acerca de la autenticidad de algu- ‘nos de Jos escritos que nos han sido trasmi~ tides bajo el nombre de San Francisco. Es- tas dudas no conciernen sino a los textos considerados en general como secundarios; pero para algunos de ellos el planteo de Ia discusién no earece de importaneia para el cconoeimiento del pensamiento del santo. Asi 1h carta dirigida “e todas las potestades, todas los oénsules, jueces y rectores del mun- do entero, coma a todos los otros a los cuales puede Hegar el documento” y conocida bajo el nombre de Carta a las regidores de los pueblos,'no puede ser atribuida a san Fran- iseo sino en sazin de su contenido, Nin ‘guna prueba externa permite afirmar su ‘autenticidad. Abora bien, si las recomen- aciones que contiene esa carta pueden co- responder a Jas intenciones, por lo demis bien conocidas, del Santo, si la exhortacién que formula a los gobernantes en el sentido de respetar y hacer respetar los mandamien- tos de Dios parecen convenir a una época fen que Ja cristiandad abarcaba al mismo tiempo el poder temporal y el poder espi- ritual, y a un hombre que siempre se pre ‘ocupé por restablecer Ja concordia, In paz, el amor en Tas comunidades civiles y por contribuir a la salud de las eolectividades ‘como a la de Tos individuos, la carta en cnes- tion presenta también ciertos aspectos des- concertantes, La insistente alusién a la proximidad del fin del mundo evoca més Jas ideas apocalipticas de ciertos ambientes franciseanos del siglo xin que Ia posicién propia de san Francisco que, si mis de u ‘ver se ha referido a In importancia de lx preparaeién para el Jueio final en lu vida de los eristianos y de los elérigos, no parece ha Der ereido en la inminencia histérlea de este acontecimiento, Mis atin, este gesto espec- tacular favoreceria un franciscanismo mani- ficstamente “politico”, en el que se inspi- arian gustosos ciertos tributes. contempo- émeos, pero que va més allé de Ja accién y del pensamiento més profundes y mis diseretos de. Francisco. Hoy se tiende a considerar anténtica la carta eserita a fray Antonio de Padua, pero resulta dudosa su forma, y la aprobacion que Fran- cisco, en contradiecién con su habitual des- cconfianza por Ia ciencia, tribnta a la ense- fianza escolar de la toologia, es desconcer- tante, Finalmente, sila interpretaci6n de los textos auténticos de san Francisen deja eseasis po~ ssbilidades de graves divergencias, dadas la sencillez y la claridad del lenguaje y el es tila de su antor, no puede decirse lo mismo fen lo que respecta a las cireunstancias de su ‘composicién. En qué medida, por ejemplo, intervinieron presiones externas para que el Santo introdujera modificaciones a Ia Regla del aio 1921, que ni el papa ni una parte de Ta Orden de los Menorés * aprobaron? Se Jia ereido recientemente —en mi opinién, sin Fandamento alguno— poder atenuar el al- feance del Testamento con la pretensién de que san Francisco, postrado por la enfer= ‘edad, dict6 su texto bajo In influencia de fos frailes menores del convento de Siena, ‘que le habian brindado hospitalidad, y que fl rigorismo de este escrito refloja mas la pposicién “extremista” de esos frailes que Ia del Santo. Asi, a través del esboz0 sumario de los pro- blemas planteados por las obras de Francis fo, se capta Ia fuente principal de las difi caltades de Ia historiografin franciscana: la eexistencia, durante su vida, de dos tenden- clas en el seno de la Orden, ambas movidas por la intencién de atraer hacia si al funda- or y de interpretar en el propio sentido sus Palabras y sus escritos. Entre los rigoristas qué exigian de los Menores la préetica de tuna pobreza total, individual y colectiva, el echazo, tanto en las iglesias, como en los feonventos y en Is Titurgia de los oficios de Ta Orden, de toda aparatosidad, el aparta- rmiento en relacién con Ja curia romana, sos: ‘pechosa de caer demasiado ficilmente en ppactos con el siglo, y los moderados ~con- ‘yencidos de la necesidad de adaptar el ideal de la pobreza a la evolucién de una Orden ‘eada vez mis numerosa, de no alejar con el rechazo de todo placer exterior a las masas fque cada vez se volvian mas 2 los Menores, de considerar a Ia Santa Sede como la fuen- fe antéation de Ta verdad y de la autoridad fen uma Iglesia de la exal formaba parte la Orden, ¢dénde colocar al verdadero Fran- El problema de las biografias ‘Para encontrar la respuesta, es preciso inte ‘grar Ia Jectura de las obras del Santo con fl examen de su vida. Pero aqui Ia dificul- fad ex mayor, Las divergencias on cl sono dde Ta Orden de los Menores durante el siglo ‘xi han tenido por resultado el privarnos de fuentes plenamente atencibles sobre la ida del fumdador. Tales divergencias en- fre los frailes menores remontan a la vida ‘de Francisco; ellos le obligaron a regresar “Ge Tierra Santa en 1220, a redactar en 1221 ‘sea mueva Regla que pronto debia modifica, 4g dejar desde 1290 la direccién de la Orden ‘en manos de Pedro Cattant y luego, tras Ta ‘muerte de éste, 2 fray Elias, Ellos contri ‘buyeron a su retiro en La Verna en 1224. ‘Las divisiones en la Orden se agudizaron Gespnés de la muerte de Francisco, tanto fonis que fray Elias, que la rigid hasta 1299, “no obstante haber cedido el_ministerio [geeeal a Joan Parenti desde 1227 2 1252-, EE orients decididamente por el camino de ‘aparatesidad, de Ta que es simbolo la Sim de la suntuosa basiliea de San Fran- de Asis, exasperando con ello a los Francisco de Asis partidarios de la austeridad. Durante Ia segunda mitad del siglo, los contrastes —a ppesar de las intervenciones pontificias y mu- cchas veces a causa de ellas~ se radicalizaron y las dos tendencias se constituyeron en ‘yerdaderas facciones adversarias. Los con- ccentuales aceptaron observar la Régla in- terpretada e integrada con las bulas ponti- ficias que mitigaban el cumplimiento de Ta pobreza, mientras que sus adversarios ~The ‘mados generalmente espirituales (sobre todo en Provenza) o jrailecitos (especiaknente en Italia), impregnados cada vez mis de las ideas milenaristas que remontaban a Joa quin de Fiori, acentuando el rigorismo y Ia hhostiidad hacia Roma, se encontraron re- ucidos a posiciones heréticas. La gean es: peranza que en ellos hizo nacer en 1294, la eleceién al trono papal del ermitaito Pedro de Morrone, se extinguirfa pronto, puesto que, al cabo do sois meses, Colestino V es- tabe obligado a la “gran renuncia”: a la renuncin de la tiara. Si bien es cierto que grupos de espirituales hhan sobrevivide hasta fines del siglo xv (fralecillos irreducibles 0 menores rigoris- tas, designados después con el nombre de obsercantes), puede considerarse concluida la disputa franciseana en el afio 1822 con la bula Cum inger nonnnutlos del papa Juan XXII, que la resolvia en el sentido mas'eon- trario a la pobreza absoluta y a las orien+ taciones espirituales. Pero para las fuentes de la historia de san Francisco de Asis el episodio decisiva de ‘esta lucha tuvo lugar entre los afios 1260- 1286. Siempre habia habido en Ta Orden partidarios del justo medio, deseosos de im- poner a las dos facciones extremas un com- promiso. Eos pensaben como Dante de Ja familia de san Francisco: “Su fomilia, que anduvo rectamente siguiendo sus hue- Tas, ha carbiado tanto, que pone los talo- nes donde 61 ponia la punta del pie, y pronto 80 verd Ia cosocha del mal cultico cuando la cizana se queje de que et granero se te hha cerrado. Bien creo que quien recorriese hhoja por hoja nuestro volumen, aun encon- traria pdgina en la que leyese: Yo soy el que soli’; pero no serd de Casale ni de Acquas- perta, de donde vienen los que a la regla 0 la huyen o tratan de estrecharla”. ‘Aquel en cuya boca Dante pone esas pala bras, es precisamente san Buenayentur que electo en 1957 para el ministerio gene ral de los moderados con el objeto de resta- blecer la unidad de la Orden, debia hacer adoptar una medida cargada de consecuen- as para la historiografja de san Francisco. Los franciseanos tanto de ima como de Ia otra tendencia habfan multiplicado las bio affas del Santo atribuyéndole discursos.y Actitudes conformes con sus respectivas po- sioiones. Ya no se sabia més a cuél Francis co creer. El expitulo general de 1260 con- fi6 a san Buenaventura la misién de des- cribir la vida oficial de san Francisco que Ja Orden, a partir de ese momento, habia tenido que considerar correspondiente al verdadero Francisco. Esta vida o leyenda (llamada Legenda maior para distinguiela de una Legenda minor, compendiada bajo Ja forma de leceiones litirgieas para uso del coro, en labor debida al mismo Buena~ ventura) fue aprobada por el capitulo ge- neral de 1263; como asimismo por el de 1266, el que con el objeto de poner término a las eontroversias, resalvié. prohibir a Tos frailes la Jectura de cualquiera otra biogra- fia de san Francisco, ordenindole destruir todas los eseritos precedentes referentes a I vida del Santo. Sorprendente resolucidn 4ésta, dictada seguramente por el deseo de poner fin « las divisiones internes, y facili- tada por cierta insensibilidad de la época por la objetividad cientifica, pero reveladora de un desprecio de Ia autenticided tanto mis extrailo si se piensa que san Francisco hhabia proclamado jastamento lo contrario respecio a la letra y al espiritu de los textos auténticos, y que en su Testamento habia declarado: “EI ministro general y todos Jos ‘otros ministros y custodis, por obediencia cestin obligados a no agregar nada ni a qui lar nada a estas palabras. Més atin, deben tener siempre consigo este escrito junto con Ja Regla, y leer también estas palabras” Gierto es que desde 1280 el papa Grego- rio TX, con Ia bula Quo elongati, habia per mitida a los frailes menores no tomar en cuenta este pasaje del Testamento de san Francisco. Si podia pasarse por encima de las palabras del Santo, con mayor razén podia hacérselo sobre Ia de sus biégrafos Desraciadamente para los historiadores, los franeiseanos obedecieron Ia orden de 1266, 4 tal punto que Ia investigacién de los ma nuscrites no destruidos results totalmente infructuosa, Pero en este punto atin puede confiarse en los descubrimientos. Después de la publieacién en 1768 por parte de los Bollandistas, de Ia Leyenda llamada de los tres compareros, y do Ta primera biografi, | Primera Vida, de Tomés de Celano, pu- dieron descubrirse hasta el dia de hoy una serie de manuseritos que obvian, en parte, las catastréfieas eonseeuencias del auto de fe de 1268, Otro inconveniente es que la Leyenda de san Buenaventura es casi inuti- lizable como fuente de la vida de san Fran celseo y debe ser verificada, de todos modos, con documentos més seguros. En efecto, totalmente absorbid por su misién de pack ficador, sin Buenaventura, a pesar de haber sentido profunda veneracién por san Fran- citeo y haber indagado en fuentes ante res auténticas, realiz6 una obra tendenciosa yy fantistica, ajena a las exigencias de lt Ciencia histériea modema. Fantistiea, por- que combinaba elementos a veces contra- dictorios tomados de diferentes fuentes sin discemimiento oritico. Tendencioss, porque silenciaba todo aquello que pudiera haber demostrado que la orden franciseana se ha~ bia alejado de algunas doctrinas de san Francisco, incluso en algunos puntos esen= Francisco de Asis Francisco de Asis cies: la cioncia y Ia ensefianza, el trabajo manual, Ia frecuentacién de los leprosos, Ia pobreza de las iglesias y de los conventos. En realidad, el san Francisco que resulta dle todo esta esti mis cerea del de los con= vontuales que del de los espiritusles, Hasta fines del siglo xxx sora este san Fran= ciseo corregido, mutilado y eduleorado por Buenaventura, hecho aun més insipido por el recurso a una medioere obra de devociénn de Bartolomé de Pisa, eserita en la primera mitad del siglo x1v y aprobada por el Capi- tulo general de 1399, el san Francisco con= siderado auténtico. Las exigencias de la critica historica moder= ra condujeron, a fines del siglo xx, a una completa revision del san Francisco tradi= ional. Poeden considerarse como. prelu= dios de esta revisién la celebracién del sépe timo centenario del nacimiento de Francisca, ‘en 1882, y la publieacidn con motivo de la misina fecha, de Ia encicliea Auspicato con ‘cessum de Leén XIII. Pero el punto efe vo de partida en la investiguetén acerca del verdadero san Francisco, data de la obra fundamental del protestante Paul Sabatier, aparecida en 1894, Desde este momento Ia historiografi iseana se ha desarrollado, y también com= plicado, a tal punto que no podemos ofre= ‘eer aqui més que una sintesis muy esque mitica, from TLos datos esenciales de la vida de san Fran ciseo giran en torno de dos personajes, une de los cuales representa a los franciscanos moderadlos, y el otro a los franciscanos i= goristas. Es preciso destacar que se bam descubierto con mayor facilidad los manase eritos del grupo moderado que Tos de Ta facoidn adversa, de manera que To que hoy constituye In cuestién de las fuentes frame ciscanas es, sobre todo, la critica de las fuentes de la tendeneia “espiritual”. Sin embargo, las obras pertenecientes al primer grupo no son abjeto de fécil inter pretacién, ‘Todas representan el material empleado por el franciscano Tomés de Ce Jano, que las compuso a pedido de altas personalidades eclesiésticas. Famoso por Ia elegancia de su estilo, escribié primeramente, a raz de una soliitud que Ie formulé Gro gorio IX, una vide do san Francisco, Ia Vida Primera, terminada en 1228. Esta vida. muy documentada, calla todo rastro de dic ‘vergencias surgidas tanto en el interior de la Orden como entre Ia Orden y la curia xo ‘mana, arroja mucha Iuz sobre el fraile Elias, a la sazin sumamente poderoso, y se inspira en los modelos hagiogrificos tradicionales: Ih vida de san Martin de Tours, de Sulpiecio Severo, y la vida de san Benito, de Gregorio Mayno. Hacia el afio 1230 Tomés de C= Jano redacté un resumen para los maitines, Ja Legenda Chori En 1264, Crescencio de Jesi, general de le Orden, pidi6 a ‘Tomas de Celano que inte grara la Vida Primera con otra vida que suministrara nuevos elementos a Jos fralles que no hablan conocido a san Francisco, y pidié a todos los que pudieran brindar ayu- da a Tomés, que eseribieran a su manera sus propios reenerdos de la vida del Santo. Asi la Vita Secunda plantea varios e impor~ tantes problemas: geufles son sus relaciones y sus diferencias respecto de la anterior Vi- ta? gin qué medida traduce los aportes de los compiladores de memorias que su- ‘ministraron In documontacién a Tomis Ce- Jano? ¢Hasta qué punto gravitan en ella los adornos que la reviste el recuerdo? Entre los que ayudaron a Tomés de Celano fen su obra, habia tres frailes que habian ‘conocido muy bien al Santo: Rufino, Angel y Leén, este diltimo, personaje central del otto grupo de bidgrafos de Francisco, Esta tolaboracién, que por lo demas es nmy die fil de precisar, complica ulteionmente el problema de a Vita Secunda, En la carta que habian escrito en 1246 a Tomés enviindole su Legenda, los tres com- Daerosafimmaban: “antes que referirmila- aos que en verdad no constituyen ln san fidad sino solamente In manifiestan, hemos Becta rencoparans pr’ bnvcr ‘conovee la vida eaifiante y Ins verdaderas intencio- nes de nuestro beatisimo Padre”. Esta con cepeiin nuova, “prozresista’, de la santidad no stisfaca las necesidades de las rultita- des scostumbradas a ser sotisfechas con los milagros. Y para responder a esta neces- dad tradicional, Tomis de Clan, a pedo del nuevo general dé la Orden, Joan de Par- sa, tavo que redaelar en 1258 xn Trotado sobre ls milagrs de san Francisco, Si bien se trata de milgros cumplidos por el Santo sobre todo después de su muerte y el Tra- indo es asi un complemento de las dos Vidas, ni es empero sin paso aris en la bidgratia cxpirtual de sun Francisco, Frente « este conjunto coherente, slid, exactamente da- fado, de los esritos de Tomés de Celano, el grupo adversario de los bidgrafor de Fran. cisco presenta mimerosas lagumas y grandes snoertdmbres. El pereonaj central ea en ealidad de nformador, oen calidad de ator, ts fray Loén, confesr do san Francisco y, por consguiente, en condiciones de conocer Ia vide interior del santo, Pero ninguna de las obras quo ls critica Te atribuye tiene el caricter de segura autentcided, La Leyen- dia do ls tres compateros (Legenda trum sociorum) que ha llegado « nests manos, no es probablemente el original enviado a Tomis de Celano, sino verosinilnente una cempilaciin de principion del siglo xv, que Se basaba, junto con ln Vite Secunda de To rms, en fuentes genuinas Teonlanas no til- zadas por Tomas y quizis, entre estas iti- teas, en ol texto original de fray Leda. El Speculum perfectionis (0 Espejo de la per- fecctin del fraile menor), no debe haber Sido obra auténtica de fray Leén, sino haber sido compuesto después de su muerte, me- Gizote una transcripeién directa de narra ones y eseritos de Leta. El Manuscrito Philipps es una antigua versin de los Actus 1. Asis: catedral do 8. Rufino, 2. Bl convento de 8. Damién, 8. Cruciffo que segtin la tradicién habria hablado a Francisco en la Iglesia de 8. Da- mién, Fines del siglo XI. Asis, Iglesia de S. Clara (Alinari) 4. La ermita de las Gércelos. 5. Ermita de las Cérceles: Ia selea. Francisco de Asis LL, Rostro de un monjo dibujado on an ma nuserito de ye del siglo XIU, Bibl. Vaticana, 2090, f. S4v. 2. Detalle del primer retrato del Santo, de futor andnimo, Sacro speco de Subiaco. Alinasi) Deati Francise tet soiorum eius (Actos de son Francisco y de sus compaieros), com- pilacién del siglo xv, proxima a las Ploe- filles, Este manwsrto inclave probabla- tneite parigrafos que reprodcen un texto origin de fray LeGn. Finalmente, el ms allow de estos textos es quizis Ia Legenda antigua editada en 1296, que parece ser el mis auténtico de los texts atibuidos 2 fay Loin, pero que plantea cuestiones todavia no resulta. Por Io tanto, la uiizcién de esto grupo de textos presenta dificltades veins. Si, fren- te al san Franciso “oficial”, patece presen- tar un san Frenciso mis intransigente, me- nos arnanerado, més verdadero, no debe ok idarse que deforma igualmente al santo funque en un sentido opuesto. Y el histor iador, al que mucho Te agradaria.cotejar la wersin “revised y corregida” de san Fran- «seo con lade fay Lan, eth obliga a= fonocer que el auto de fede 1286 loge pr econocer que el ato de fe 1268 Togr pi warlo, hasta nueva orden, de textos que po- dian haberle servido con toda seguridad. Entre ls tos textos que proveen datos bio- szificos de san Francisco, debe reservarse Jugar spare a dos obras do carter ms Te fgendari que histéieo, pero que han desem- ppetado um papel de primer plano en la mi- tologia franciseana. La primera, el Sacrum Commercium bet Brancosct cw domina Paupertate (Las bo- alos sogrades del beato Rrancisca con fa vi en Pobreza), pequeha epapeya compuesta ‘en 1277, presenta un tema surgido sin duda_ tlorante Ta vida del santo y destinado a te: ner gran suerte ix segunda, las Floreciles, ox wna compilac cin en italiano que ree, cerea den si ilo después de la muerte de Francisco, bre- ves enentos elificantes, anos traducides de iversos opsclos latinos de devacién, otos que iestran con ejemplos aneesétios las miximas del Speculum perfectionis, Esta obra mey popular, después de haber sufe- do im Intento de desvalrizacén por parte de Te critica moderna, vuelve a. ganar hoy cierto crit, Parece més préxima Tes fuentes sntintices de lo que se supone, y lleva Is hella profunde de la inflacncia de los espirtuales,restableciendo cierto equ brio roto en favor del san Francisco oficial yy revelando Finalmente que san Francisco inspixé may pronto una literatura en ly que leyenda ¢ historia, realidad y ficcién, poesia Yy verdad se encuentran intimamente ligada. Vida de san Franciseo ‘Gnando Francisco Bernardone nacié en 1181 6 1182 en Asis, la madre, en ausencia det | padte, que era comerciante de tejidos y se “encontrabs en viaje de negocios por Francia, ‘hizo bantizar con el nombre de Juan Bau- ta; el santo del desierto, de la predicacién de la anunciacién por quien Francisco sin- ticular devocién. No se sabe Franeiseo de Asis ccusndo ni por qué el nombre de Francisco, centonces “singular ¢ inconsucto”, sustituyd al de Juan. De las tres prineipales hipétesis propuestas al respecto: el cambio del nom- bre por parte del padre a su regreso del pats ‘en honor al cual habria dado el nuevo nom- bre al recién nacido; el homenaje rendido aiios ms tarde a Ia made, que habria sido de nacionalidad francesa —cosa que no esti debidamente probada: la persistencia de un sobrenombre que se la habria dado en si faventud a causa de su entusiasmo por la lengua francesa, esta dtina resulta la hipé- tesis mis verosimil, El francés, que habia aprendido antes de su conversién como len- ‘gua por excelencia de la poesia y de los sentimientos caballerescos, continus siendo ‘n lengua de sus intimas efusiones, “Cuando se sentia pleno de ardor del Espiritu Santo “dice Tomés de Celano— hablaba en voz alta en francés". Cantaba en Jos bosques en francés, mendigé un dia en procura del éleo para Ia lurinaria de san Damign que estaba restableciendo, en lengua francesa. El fran~ <5 lo llenaba de embriaguez y de jabilo. En, el aio 1217 quiso partir en calidad de mi nero a Francia, a esa Francia que presen: receptiva para su predicacién y de la ‘que admiraba ta devocién eucaristica a tal punto de querer morir a causa de esta ve~ rnoracién por el Santo Saeramento. De to- dos medos, no es superfluo sefialar que, en tun tiempo en que los nombres tenian signi- ficado profundo, eargado de sentido simbé- lico, el solo hecho de aceptar y divalgar un nombre insélito ponia de manifiesto la vo- huntad innovadora de Franciseo. Pero el joven Franciseo Bernardone no per- mitia vislambrar su futura vocacion. ‘Tomas de Celano formulé contra sus padres Ta aeu- sacién de haberlo edueado en forma deplo- sable y pint6 con oscuras tintas el cuadro de su adoleseencia depravada. Lugar cormint GA qué dedicaba su tiem- nes de su ambiente, nada mis. A Tos juegos, al ocio, a las charlas, a las canciones, a Ia moda en el vestir. Trata~ ba quis de eclipsar a sus compafieros, de ser el primero en la que, con mucha exage~ racién, se defini como la “Juventud dorada” de Asis. El rasgo mds interesante reside en el hecho de que este hijo de comerciante, por un reflejo natural en In joven generactén de su grupo social, trataba de conducir un tenor de vida caballeresea, de imitar el com- portamento de los nobles més que de prac- ticar las virtudes y los defectos de ln bur- guesia mereantil. En efecto, si era "hibit en los negocios”, era sobre todo un “gran de- rochador”. La lberalidad era Ta causa que Jomancomunaba a os nobles. Tomas de Ce- ano, que lo define como “muy rico", reco rnoce por lo demés que la fortuna de que ddisponia. gracias a su padre era inferior a la riqueza de la mayoria de los jovenes nobles; “ans pobre en bienes, pero més generoso en. dar’, Ademis Ia cultura; gran admirador de Ja poesia cortés, se convierte entre sus com- ppuneros en el autor de canciones y juglares. Finalmente, el género de vida; To que Te atrae es Ia guctra, el oficio' de Jas armas. Ocasiones no le faltan, Sobre todo en Asis, sdonde se desaevolla tna doble lucha: entre los partidarios del papa y los del emperador igualmente ansiosos por. disponer de la plaza fuerte tan bien situada y de su formi- able fortaleza, la Roca; entre la nobleza y €l puchlo, es decir, entre Ins vieias familias feudales ya nueva burguesta mereantil que se apoyaba en la pequefia burguesia. para constituir una comune que asegurara a Th ciudad su independencia frente al extranje- ro germano 0 pontificio— y a Ia aristocracia feudal, Este partido “popular” parece aven- ajar a los demas. En 1220 el pueblo de Asis expulsa a la guarnicién germane de la Roca, se niega a consignar la fortaleza « los legados papales y, para mayor seguridad, la dostraye, derriba 0 incendia los palacios de los nobles en el interior de Ia ciudad y sus castillos en los alrededores, mata a una par- te de los nobles y a Ia otra la obliga a mar- char al destierro, y finalmente se protege ccercando a Ia ciudad con bastiones constrai- dlos en forma precipitada. Fs mis que pro: bable que Francisco haya tomado parte en estas luchas, Se supuso también, que traba jando en Ta constrceién de Tos bastiones se haya inieiado en esa tarea ediicia que prac- ticaré vis tarde coma constructor y restau rador de capillas ¢ iglesias, comenzando por Ta de San Damidn, También es claro que uno de los episodios de estas hichas terminé mal para Francisco Bernardone, Las familias nobles expulsadas de Asis —como la de ly futura santa Clara, | familia Offreduccio de Corin— se refn- ‘giaron en Ta antigua ciudad rival de Asfs, Perusa. Los porisinos, para restablecerlas fn sus biones y en su estado, declararon Ta guerra a Asis. Franciseo, que particip6 en In contienda que las dos ciudades trabsron en 1202 en el Puente do San Juan, sobre ol ‘Ther, fue tomado prisionora por los solda- dos de Perusa, en cuya circel pasé mis de lun aiio. Detalle caracteristico: “y, como v= via a la manera de los nobles, fue encarce- lado junto con los caballeros”. Recuperada su libertad en noviembre de 1203, no se parté del deseo de gloria militar ni a rafe de esta penosa experiencia ni a causa de tuna larga enfermedad que Io inmoviliz6 da rante gran parte del afto 1204. Bn 1205 ecidié acompatiar a las Pullas a un noble de Asis que iba a prestar servieio en los ejércttos pontificios contra las tropas impe= riales, Un suefio parece confirmarlo en esi jntencién, Ve que toda su casa esté Tena de uniformes y de armas. Suefio de noble, no de mercader, anota con algo de malicia ‘Tomas de Celano: “no era habitual en 6 ver semejanter objetos en su casa, sino ms bien montones de tefidos para vender”. Tne turos éxitos militares en las Pullss. Te que seri llamado a otras pruebas, a utilizar otras armas, las armas espirituales. Y en sfecto, ya en camino a las Pullas, en Ja ciu- dad de Spoleto, lo detieno otra vision, Ya no iri a Ins Pollas: no seri un glorioso sol- dado, Su conversién se encuentra en mar- 1a conversiin de san Francisco, segin To- is de Celano, presenta incoherencins acen- tuadas por la‘diferencia de matices entre Ja Vida Primera y la Vida Segunda. Se ha Intentado resolver estas dificultades supo- riiendo que ‘Tomis ha tenido a su dispos cin fuentes dispares, y ha tratado de armo- nizarlas sin gran éxito, interpretando ambos fentos a niveles diferentes pero no contra dictorios. En la Vida Primera, la conversion se presentaria en una perspeetiva “espti- tual” o psicolégica, mientras que en la Vida Segunda en una perspectiva “religiosa” 0 istics, No basta recmnocer que um fend- reno de conversiin es muy’ difiel de ana- Tizae y que To que mis importa para el his torlador es atenerse a Tos temas, alos epi sodiot que marean sus etapas y extmer de ellos su importancia histériea? Es significativo que, a pesar del cardeter de fluminacién sibita, de brasea routacién que reviste sempre ua conversion en una nae rracién hagiogrifica, Ia de san Francisco, segin Tomés, se desarrolla durante enatro (6 cinco afios, y sigue url itinerario que pasa 4 través de episodios miltiples. Primer epi- sodio; el saeudimiento inicial se produce du rante una enformedad. Sobze In naturaleza de tal enfermedad, que se prolongs durante seis moses, nada sabemos, pero desde este romento marea in rasgo esencial de la per sonalidad fisiea y spiritual de Francisco Es un hombre enfermo; sufrir hasta su muerte de dos males: por un lado, en los ‘jos; por el otro, de afecciones digestiva, festémago, bazo, bigado. Los viajes, ls pre- icaciones, las fatigas y las précticas ascl- fleas agravurin su mal estado de salud. Pe- 0 Francisco no ha tratado sistemétieamente Ge huumillar su cuerpo, Su actitud en este fespecto es ambigua 0 mejor dicho ambiva- Neste, El cuerpo es la fuente y eb instr #0 dol peeado. Por consiguiente, bajo aspecto es el enemigo mismo del hom- “hay muchos hombres que cuando co- ten. pecado a reciben alguna. injuria, sn menudo al encmigo 0 al préjimo no os ast: pues cada ino encierra en st ler al enemigo, esto es el cuerpo, por dio del cual poca”. (Admonicién, 10.) ¢! cuerpo es también la imagen mate- de Dios y mis particularmente de Cris- “Considers, hombre, en qué estado tan lente te ha puesto el Sefior, puesto que Tis ercado y formado a imagen de su Hijo segin el cuespo, ya su semejanza n el espiita” (Admoniciin, 5). Por lo ay que mortificar al cuerpo, pero Francisco de Asis ppara ponerlo, como el alma, al servicio del amor de Dios. El cuerpo es, en definitiva, como todas las criaturas: “hermano cuerpo” xy “nnestras hermanas las enfermedades”, son. ‘ocasiones indispensables para la salud. Pero no hay que complacerse tanto en convertirse cen esclavos de ellas si hacen al cuerpo innti- lizable para el in de la salvacién y del amor. Claro es que Francisco no tiene muy viva simpatia por los médicos, frente a los cuales prefiere al tinico verdadero médico, Cristo, pero eede gustosa y humildemente ante fray Ellas, que lo persuade, cuando la enferme- dad en sus ojos lo vuelve east ciego, 2 con- sultar a los médicas del papa, eitindole las palabras del Bclesiastés, 38, 4: “Altssimus de torra creacit medicinam et vir prudens non abhorrebit eam” (Bl Altisimo ered In ‘medicina de la tierra y el sabio no la. des- preciard). Asi es como durante su perma- rnencia en Rieti, confiado a los cuidados do los médicos pontificios, progunta a uno de sus compaficros: “Quisiera que, en seercto, te hicieras prestar una cftara, que la traje- ras aqui, y asi, con algunos honrados soni- dos darias un poco de alivio a mi hermano cuerpo leno de dolores”. Tl fraile tere lo que podré reprochérsele, y Francisca le dic ce: “Entonees, hermano, no pensemos mis en ello; bueno es renuneiar a muchas eosas con tal de np ofender 1a opinién comin” Pero durante Ia noche vendri un angel con tuna eftara, para sustituir a la eabecera del enfermo al fralle demasiado temeroso, Ra- dicada asi en el dolor fisieo, que comienza hacerlo reflexionar sobre el destino huma- no y planteado el tema, esencial para Fran- cisco, de las relaciones entre hombre inte- rior y hombre exterior, su eonversién se max nifiesta desde el prineipio con la renunela al dinero y a Jos bienes materiales, La cronologia de esta etapa es bastante con- usa en Tomds de Celano. Un psimer acto parece estar situado en el momento de su fracasada partida para Ja guerra en las Pur las. Francisco se encnentra con um pobre caballezo cabierto de harapos y le regala su manta. Evidentemente, verdadero 0 falso, el gesto tiende a hacer de Francisco un nue= vo san Martin, Y Tomas de Celano, que no deja de establecer 1 patalelo, subraya 06: mo se resuelve a favor de Francisco, que ond entera su manta, mientras que Martin no habia cedido més que won mitad. Significativa diferencia entre dos personali- dades tal ver diversas —san Francisco es, desde un comienzo, el hombre de In dadiva inteegal-, entre dos épocas indudablemente istintas. Al ilo de Tos siglos av y v Ia ne ccesidad material y espiritnal de la sociedad. ‘occidental, es la particiin de los bienes, una ‘nueva distribucién entre viojos rieos y nue vos pobres: sobre cl filp do los stglos xit 'y xin el problema es Ia aceptncién 0 el re- chazo de lo que procura el dinero al ritmno acelerado de Ia difnsién de Ta economia mo- netaria. Primer abandono, primer rechazo simbélico. De regreso en Asis, los compar fieros lo eigen jefe 0 sey de la juventud eon forme con un viejo rito folklérico. Pero este jefe profano se aleja poco a poco de sus siibditos para prepararse a una nueva vida, traslackindose a una grata remota para hacer meditacion en compaiia de un solo amigo, {ntimo confidente de sus pensamientos. Re- vela a éste lo que para él sera el tesoro escondide que dice busear, y la esposa que Jas genes de Asis conjeturan ya que se apresta a tomar. El tesoro seri a sabiduria divina, y Ia esposa, Ia vida religiosa, Est prefigurado asf el tema de sus bodas con Ia pobreza La pobreza es a quien se sproxima lenta- ‘mente, Pudoso es el relato de Toms de Celano que lo hace ir a Roma, donde se habria mezclado con In multitud de los men dicantes frente a la basilies de San Pedro. Indignado al ver a exigiidad de las ofertas ue se hacen al jefe de Ja Islesia, habsia ‘estado dispuesto a darle todo cuanto levaba ‘consigo. Pero esta exhortacidn al enriqueci= riento de Roma no condice con Francisco, y debe verse aqui mis bien uno de los epi sodios pro-romanos que Tomas de Celano y Ia comriente franciscana moderada han in- troducido —inventindolos— en la vida del nto. Los acontecimientos de este momento se sueeden con rapidez. Impresionado por el 130 estado de abandono en que se ene cwentra la iglesia de San Damian, a cujoy pplrroco le faltan Tos medias para reparatla ecoge en Ia casa patema wna partida de téneros, los carga en tmn caballo y va a vere dels, tanto los géneros como el caballo, al pueblo de Foligno. Vuelwe « Asis y xe ‘gil al pobre cura todo lo que ha obtenida de ks venta, Furioso por Ia desaparicién de sus mereancias, el padre de Francisco Jo hace buscar. Francisca se oculta en Ia ean= tina de una casa abandonada, donde su fel amigo Te sursinistra en soereto los alimentos, y finalmente, decidido a asumir la propia responsabilidad, abandona el escondite ¥ reaparece ante sus conciudadanos. Demi= crado por las privaciones sufridas, se acusa ppiblicamente de indoleneia y de haragane tla, Estupefaeta ante este cambio, la gente de Asis se burla de al, lo trata de loco, anja piedras y barro: prefiguracién de Ia persecucién, de Ta brisqueda del mi imitacién del Cristo ulteajado del Eoce ‘mo, Sensible al clamor, el padre lo prende y Jo encierra encadenado en un cuarto i comunicado de la casa, Al cabo de dias, la madre, movida por Ia compasién, libera, y €l busea proteceidn ante el ob yen presencia de éste, testigo, garante protector, piblicamente, frente 2 su enfurecido, cumple el acto solemne rmarea la ruptura y la lberaeién de Ja vi anterior, Renuncia a todos sus bienes, desviste, y, desmudo, declara su cexpoliacién, : Ha roto con la vida mundane, pero todavs ro se ha encaminado en la mueva Francisco de Asis Franeiseo de Asis leo fpr cil Teorey wey pace jradsco bj firme ficur mata Wa V ba que. Wermutl Mle bneait irioc Ub if ponoucotitura ph OPH te po BH daue met ames) IN céfelso bs ap mobo me (; a CDE, Pacer dig Po fed ut th Gt POR ud foe a cil bene ution?’ wymeac hi ailii ft 4 Nobo} ve cern : (€ upp (Aucte duct, Lartdare evearorespta (ge V2 stot pater ~ordanden pleensCudG Hi ¥ gic nec tabexanit wer: ae 4 4 ¢ tre los primeros pasos vacilantes, hay algu- ros fais, reveladores de sus. incertidu: bres, de sus dificultades para encontrar et justo tono, en el paso de una vida a Ta otra Un dia, mientras entona loas a Dios en Francés en medio de un bosque, cae sobre @l una banda de foragidos: “ZQuién eres?” = “Soy el heraldo do gran Rey". Los bandi- ‘dos le dan una tunda do golpes y lo arrojan ‘1 un foso leno de nieve: "Ve, pues, villa~ Fo, que te haces pasar por heraldo de Dios”. Y hay todavia muchos obsticulos que su- perar, Un dia, da otro gran paso; es el dini- 0 que Francisco meneiona en su Testamen- {p, al evocar su conversion. “Asi el Sefior me dio a mi, hermano Francisco, la gracia de comenzar a hacer penitencia: cuando “todavia me encontraba en ef mundo de los ‘pecados, me parecia demasiado amargo ver fa Jos Jeprosos, y el Sefior mismo me Mews fentre ellos y oon ellos usé misericordia ‘cuando me alejé de ellos, lo que antevior- mente me parecia amargo, pronto se tras utd en dolzara de alma y de cuerpo. Es: ‘peré muy poco, y sali del mundo”. El beso al leproso hizo entrar en Ja vida el tema de la repugnancin vencida, de ln cati- dad para os sufrientes y para el hermano jerpo, de In ayuda a los mis desheredados. a¥ después? En San Damién interroga a devocién nueva al Cristo sufriente y que se conserva hoy en Santa Clara— le habla rar mi easa que, como ves, esti toda. en is". Y Francisco, no habituado toda- ‘a comprender el sentido simbélico det sho divino, toma al pie de Ja letra las bras del erucifijo. Lo que cae en rut son, en efecto, kis casas materiales de froecién esphitual de la Iglesia, de Ta “ave seri amo de los grandes artifices, Fran- sco toma la paleta, se tepa al andamio y ‘se convierte en albaril. Es otro tema que isa en st vida: el abajo manual. Una ez recopstruida San Damian, Francisco va tuabajar « San Pedro cerca de los bastio- tes y Finalmente a In Poreiincula, oratorio ido en medio de los bosques pero en dad con los dos Teprosirios de Santa dena y de San Salvador Porciinesls es, sexin las palabras de Sen sventura, “el lugar que Francisco més fen el mundo”, Allies donde se cumple ‘limo acto de so conversién. Dios habla wo a Franciceo, Esta vez lo hace por 10 de la vor del cura que, en el hu- ‘oratorio de la Poreiineula, lee um da ‘ia el texto del Evangelio que Fran- escuchar por primera vez. Es el p X de Mateo: “Td, dice el Salvador, por doquiers que el reino de Dics "Le que habs recibido grata onadlo. No llevéis Francisco de Asis el camino, ni dos tinicas, ni calzados ni bastén; porque el obrero merece que se pro vea a su mantenimiento, En cada ciudad o aldes donde entréis, informéos acerca de in es digno de recibicos y permaneced con él hasta Ia partida. Al entrar en su ha- bitaeién, saludad diciendo: “Paz en esta ca- sa.” Francisco exchma: “Fsto es lo que quiero, lo que busco, Jo que deseo hacer desde el fondo de mi corazém.” Exultante de alegria, se descalza, arroja el bastén, y no tiene més que un tinica que cifie a su cine tara con una euerda a manera de einturén; Ja adorna con une imagen de la cruz, y es tan rada que crucifieard a la came con sus vicios y sus ealpos, tan misera y tan sucia que nadie en el mundo se la envidiaré. Es el “tercer afio de In conversion” de Fran- cisco, el 12 de octubre de 1208 o el 24 de febrero de 1209, Francisco tiene veintiseis © veintisiete aiios. De convertido se com vieste en misionero, San Franciseo ya ha nacido; estin por nacer Tos franclscanos. De In primera regla a ta segunda Francisco comienza, pues, a predicar “con su propia voz, que e8 coma un fuego ardien- te”, Fredica en Asis, adentro 0 frente a la iglesia en Ia que habia cumplide de mito su educacion religiosa, y dondo reeibiré In pri- ‘mera sepultura: San Jorge, hoy involuerada ‘en Santa Clara, La primera persona que convirtis al eristianismo, on este aio de 1209, es un hombre pfo y simple del que nada sabemos. Le siguié tn hombre rico, Bernardo de Quintavalle, que vende todos sus bienes y dona el producto de la venta 1 los pobres, uniéndase a Franciseo. El ter cero es otro orlundo de Asis, jurista y ea nonigo que realizi sus estudjos en Bolonia Pedio Cattani, y que seri el sucesor de Francisco en la Orden en 1220. El cuarto ces fray Exidio, ‘A partir de este momento comienza la pre~ dicacién trashumante. De tanto en tanto veremos una etapa caracterizada por un episodio oflebre 0 significative, y nos de- tendremos sobre los puntos extremos del viaje, hacia Roma o fuera de Ttalia. Pero, salve breves periodos de retiro, Francisco y ‘sus compaiieros estarin siempre marchando, predicando en ciudades y aldeas. Su campo por excelencia es Italia, de Roma a Verona, pera sobre todo la Umbria y las Mareas. Se- gin Ia Leyenda de fos tres compaiieros, la primera misién Ia cumple en Ancona, que seri un gran centro del franciseanismo y cuna de las Plorecillas. Mas tarde, cuando los ‘compaiieros llegan a acho, Francisco, que Jos envia siempre en parejas de a dos, como hace Cristo con los Apéstoles (Marcos, VI, 7; Lucas, X, 1) ~y 4 mismo va siempre ‘con un compaiero—, manda a fray Bemardo ya fray Fgidio a Santiago de Compostela. Con su compatiero, él se traslada al valle de Rieti, de donde regres con nuevos par~ tidarios, entre los cuales figura fray Angel que, junto con fy Lain y fay Rufino formar el grupo de los "tes compara Ya som doce, como los spéstols, los ane qe eaconintal ou clio d6 1500-1210, en ls Poretncule Bates y fracas so alternan en este exordo. Tos primeros sven de gran allento para confirmar a Francisco en su msi: Ios otros son demasiado fuerts como par i= Gquletarl, Enel curso de su prvern expe fia en las Mareas, donde, unto. con Sis caupeseres fos trea per les, Berard ¥ Egil en camino hac Compostela fe Jon objeto de muy poco cords acogidas fn Florencia. SI Toms de Gelano calla ests Contrarigdades insist en alganos éxito, os tres compares, que deben exagese en sen tio ives, baba, en cambio, de un fre caso total, Aparece ato motive de ingue- tad: Guido, obispo de Ais, que por To de inis dispens® su proteceiin a Frencico en fl momento de su converién, sc conviete Sino on Hon, por lo menos en deseo, Francisco tavo que recur toda su fer de peruasin para convencel de I les tiidad de su atividad y de su modo de ile Par pater find ale arms Een tisco decile marchar @ Roma con los dace tompateros y solo del papa is aprobae cada tise ced cate dao. Francisco ¢ Tnocencio 11 El viaje a Roma plantea difieiles problemas al historiador. Ante todo, la uprobacion que Francisco se aprestaba « solicitar all papa era Ja de una regla, es decir, In fundacion de una nueva orden? El texto sometido 2 Tnocencio IIT se ba perdido, y lo que ze- Fiere Tomas Celano es muy vago: “Francisco eseribié para si y para sus compatieros, pre= sentes y futuros, simplemente y en pocas palabras, una f6rmula de vida y una regla compuesta csencialmente de citas del santa Evangelio del que sélo deseaba realizar ar- dientemente su perfeccion.” Vitae formam tet regulam: parece, sin embargo, que el bié- ‘grnfo de 1228 haya agregado por propia inieiativa: regula y que la verdad resida en Ja formula vitae; vn simple Sormulario com= ppuesto de algunas frases del Evangelio, di- igidas « orientar Ia vida y el apostolado de los monjes: tra pregunta que se plantea es la siguiente: Cuil fae Ia actitud de Inocencio TH? Pa- rece que fueron tres las reunones que se llevaron 9 cabo entre Francisco y el papa, ¥y que fue dificil al Pobrecillo arraneatle Ia ‘nprobacién al pontifice. Quiénes son esos dos hombres, uno frente Al otra? Son dos pastores, cuya personali- dad, funcién y experiencia son cast total mente opuestas. Inocencio TIT, que se halla embebido de Ia espiritualidad pesimista de Ja tradieién monéstica, ha eserito un libro, Del desprecio del mundo, en las antipodas del amor que Francisoo extiende a todas oer rer ea et onc ea ea oe Ca ea eee eon ene 1. Original de ta Bula con la cual Hono- rio III aprobé la Regla (1283). Asis, Ba- silica de $, Francisco, sucristia secreta. Eranciseo de Asis ‘riaturas como momebto de su suprema as piracién al cielo. Aun cuando no es el papa “politico” que muchos historiadores ven en 4, Inoceneio IIL esti convencido del prima do del poder espiritual sobre el temporal, y ademés esta absolutamente convencido de ue el vieario de Cristo posee las dos es- padas, los dos poderes. Francisco dice: “Gudrdense los monjes todos, de ostentar ningiin poder o superioridad, especialmente entre si, Porque, en efecto, como dice el Seior en el Evangelio: Los principes de las naciones Tas dominan, y los grandes son los ‘que ejercen el poder sobre ellas. No debe ser asi entre los monjes, pero cualquiera pretenda ser mds grande entre ellos, que sea el como menor, No existen, para Francisco, ‘enemigos fuera de nosotros mismos: los ene ‘migos son nuestros vicios y nuestros peca- dos, y es necesario cuidarse de juzgar al Inoceneio TIT ve a Ia Iglesia préjimno. iada por bandas de enemigos, los espi ritus que se proelaman eristianos y sobre los cuales 6l, de tanto en tanto (sobre el Em- prerador, sobre el rey de Francia, sobre el rey de Inglaterra) dieta la excomunién y el anatoma; desde los herejes que polulan, los “pobres” de Lyon convertidos en los val enses y en los humillados que sélo se han sometido parcialmente, hasta los citaros y los albigenses contra los euales ha empren- dido Ta eruzada y esti organizando la In ‘quisicién. Ahora bien, este laico cubierto n de harapos que frente a Ta curia erasa, fas tuosa y arrogante viene a exaltar una cosa cescandaloss, la aplicacién integral del Evan- sgelo, Ja realizacién del mismo en todas sus partes, gno so encuentra, a los ojos del papa, en ol camino de ln herejia, si no es ‘ya direetamente un hereje? Un primer e0- loquio con el papa, debe haber sido por lo tanto, agitado. Inocencio III confunde, o finge confundie a este hombre “de misera tiinica, de cabellos desordenados y de in- mensas cejas negras” con un euidador de ame en paz con tu regla. Me jor es que vuelvas a tus cerdos y Tes dirijas todas las predicaciones que quieras.” ciseo corre hacia un corral, se embaduma con estiéreol y vuelve a presentarse ante el papa: “Sefior, ahora que he cumplido to que me habéis pedido, tened la bondad de eoncederme lo que con toda solicitud os pido.” El papa, concluye ol eronista inglés Mateo Paris, “arrepentido, deplor haberlo acogido tan malamente, v después de haber le invitado a lavarse Ie promete otra a diene Parece cierto que, después del primer ro- cibimiento hostil tanto de parte del papa ‘como de la curia, ranciseo haya hecho pre paratives para una teva reuniéa con In0~ cencio. Busca quien lo presente busea aliados, protectores. Esta ver. ac como intermediario el obispo Guido de Asis y, aquel que, gracias a si interveneiin ter= minaré aceptando Ia mision de preparar a Francisco el eamino de acceso all papa, es el cardenal Juan de San Pablo, de Ia familia Colonna puede someter el texto de sa “regla” al papa, ste se espanta por su severidad, La apl ‘eacién integral del Evangelio jqué Tocura! Pero el cardenal de San Pablo encuentra el fargumento eapaz de tocar al pontifice, un argumento al mismo tiempo religioso y po litieo. “Si nos oponemos al pedide de es te pobre con semejante pretexto, eno & valdni acaso a afiemar que el Evangelio no puede ponerse en prictica y a blasfemar 2 su autor, Cristo?” Inooencio III, sacudido pero no persuadido, se limita a sugerir Francisco: “Hijo mio, ve a rogar a Dios que nos manifieste su vohntad; cuando Ja co nozeamnos estaremas en condiciones de res ponderte con plena seguridad.” Francisco y sus aliados extraen todo el pro vecho posible de este nuevo margen de tiempo, y Dios manifiesta entonces su vo funtad, Tooceneio TIT tiene un sue Sin embargo, enando Francisco que la Basfliea de Letrin se inelina tanto rumbarsess. 1 1 sostione con que patece a punto de d religioso “pequetio y sucfo” sus hombros, impidiendo el dercumbe, Bl hombre del suefio no puede ser otro. que Francisco, aquel que salvar a la Iglesia de Gristo, Es entonees cuando Tuorencio TI aprueba el texto que Te sometiers Francisco, Pero lo hace utilizando muchas preeaucio- nes; da solamente una aprobacién verbal rho esetita; impone a los monjes la obedien- KK cia a Francisco, pero también a éste la obe- Gieneia al papa, Sin conferiles los dzdenes ayores, hizo tonsurar a todos los Inioos y, “sin més, concedi el diaconato a Francisco. “Por fin, los autoried solamente a prediear testo es, 2 dirigir exhortaciones morales el "pueblo. Francisco no pedia mis que oso. “Id eon Dios, hermanos, lo que habria dicho Ino- “cencio M1, segin ‘Tomis de Celano, imp fidndoles su bendicién, “y como Bl se di nav’ inspizaros, prediead a todos lap fencia, Cando el Sefior omnipotente os haga crecer en niimero y grcia, retornad Dara decirmelo jubilosos, y yo os concederé muchos mas favores y os conflaré con mayor feguridad encargos mis importantes Pero que el mismo Franciseo haya quedado satifocho de su viaje a Roma es cosa que puede dudarse si, mis que a Tomés de Ce- Tano, se consultan otras fuentes. Mateo Pa- ‘is, siguiendo las fuentes del benedictino Roger de Wendover, sitia un célebre epi io de la vida de Francisco —la predica- dén a los péjaros— on el momento. del re- reso de Homa en el valle de Spoleto. Y fofrece una interpretaciin muy diferente del clina elegiaco en el que la situarin més Htarde los bidgrafos oficiales de san Fra cisco, El Santo, angustiado por el recibi- to-que le hicieron los romanes, por sus Miciosy sus tnfamtas, habria convocado a Bos pifiros, a los més agresivos entre ello, Mos de los pcos mis vorsces, x los péjarse Ge mapita a los cvervos, y les habria ense- Fado —més que a los romanos la buena foueva. a fuente de esta anéodota to en- ntsa en el Apocalipss, XIX, 17-18: “Y visto a un Angel, erguido frente al sol, ‘on vor potente ¥ decir a todos los jatos que volaban en el cielo: vonid a unos en el gran banquete de Dios; co- ed Ia came de los reyes, la carne de los os, Ia came de les soberbios, la carne Jos eaballos y de los caballeros, la carne Tes libres y de los eslavos, de los peque- de los grandes. invectiva no condice con la imagen ee y suave dé Franeisen, y se comprende piel partido franciscana extremistn haya p atribuit al fandador de la orden la lacion de Roma y de la Iglesia con la maldita de Babllonia. La keonogra- dal siglo su conservari. semejante re Tas imagenes que representan la dicacién de Francis Tos pijaros copia todas, més 0 menos, otras imigenes con onde ol ngel del Apocalipss los pijaros a arrojarse sobre. st asta que Gott imponde. definite Ts iterpretacin idea de la es. ‘De cualquier manera, mis alld de esta faciin forzada y tendenciosa, pensa- ‘Que Francisco no pudo haber conser- fun rexverdo agradable de sus rela- com Roma y con Inocencio Il. Esto cons un buen argumento contra Franciseo de Asis €l euatto Concilio de Letrin celebrado en el afio 1215, presencia que algunos conside= ran desprovista de toda prueba. De regreso en Asis, Francisco y sus eompa- ‘heros se establecieron en wn Tano limitado por el meandro de un arroyo, el Rivo Torto, ¥y alli so alojaron en una vieja cabaiia xban- donada. Al eabo de algunos meses se vie~ ron obligados a abandonar sa refugio porque in campesino condo alli a su asno con Ja intencién de echar a Jos huéspedes, segtin 10 reliere Tomas de Colano, 0 més probable- mente porque la Hegada de nuevos monjes habia hecho ya inhabitable el miniscule alojamiento, En contra de la negativa del obispo y de Jos candnigos, el abate del monastorio be- nedictino del Monte Subasio concedié. a Francisco la eapilla de Ia Porcitimcula que tenia anexa una pequefia fraceién de terre no. La diminuta comunidad, que tha ere- ciendo dia a dia, mantenfa el misino estilo de vida, Entre los nuevos frailes Hegados fen este afi de 1210-1211, se encontraban Rufino “que elevaba oraciones aun en sue- fios, fray Ginepro “perfecto imitador de Jesits Crucificado, ese “juglar de Dios por fexcelencia, coma fue definido el “franeisea- 1no- tipo, fray Massaio del firme buen sen- tide, fray Luicido, “que munca. se quedaba mas de un mes en el mismo lugar con el pretexto de que no es de nosotros el tener tuna morada permanente aqué abajo, y final- mente el puro ¢ ingenuo fray Leén, el més Intransigente de los fieles de san Francisco, al que éste hizo su propio confesor porque fer cara y a quien Tlamaba “hermano com derito de Dios” Santa Clara Si la Poreitincula se convertiri en residencia predileeta de Francisco desde fines de 1210, ho hay que elvidar que Ia abandonars con ‘mucha frecuencia, ya sea para trasladarse predicar a Asis, a Umbria, a Talia central y septentrional, entre los infieles, 0 ya para retirarse a ln soledad, on diversas ermitas, ‘en las eéteeles de les Jaderas del Subasio, ‘en una isla del lago Trasimeno, en Monte Casale, cerca de Borgo San Sopolero, on Fuente Colombo cerca de Rieti, en un lugar préximo a Orte, en Poggio Bustone, en un ‘oratorio cercano a Siena, en Cella cerca de Cortona, en San Urbano préximo a Nari, fen Sarteano cerca de Chinsi,y finalmente en La Verna, No siempre se dispensaba tan to a 4 como a sus compafieros, una buena acogida, Fray Bernardo de Quintavalle fue reelbido a pedradas por Tos bolofeses en el ‘fio 1211, y eubierto de sareasmos en la plaza mayor de la ciudad. Pero al afio si uiente reservs para Francisco una suerte de reelutamiento excepeional. Una noble jo- ‘encita de Asis, enardecida por Ios sermones del Santo, huye de la casa paterna en com- ‘paitia de una amiga el domingo de Ramos y se refugia en Ja Porciineula, donde Fran- isco les corta los eabellos, las cubre con tun vestido dle burdo pafio semejante al suyo, y hs conduce al monasterio de las benedic- tints de San Pablo de Bastia,» pocos ki lémetgos de distancia, en ls zonas palidicas de Insult Romana, Algunos dias. después Jas muchachas se refugian en on Togie mds seguro, el monasterio de San Angel en el Monte Subasio, sobre las Circles, monaste- tio habitado por otto grupo de benedictina. ‘A Clara y Pacifica se les une una joven her- rmana de la primera, Inés, aa eual también Francisco le corta la cabellera.Transeurre lgéin tiempo al eabo dol eual el obispo Gui- do hace donacién a Clara y a las “pobres ‘mujeres (lamadas ms adelante clarsas,co- mmo se lamarin “rales menores” los francis- canes), de la Capilla de San Darin, Asi es como en las dos ramas paralelas In mas- calina y la femenina~ de Ta tradieién monis- tica inauggurada por san Benito y por santa Bscolistca, Francisco y Clara eumplirin juntos hasta Ta muerte su misén. “Puesto que os habéis eoavertido en las his y en las siervas del Padre celeste y en las esposas del Espirit Santo, excogiendo vivir segin Ja perfecetin dal Santo Evangel, 03 pro- meto velar sobre vosotras como sobre mis hhermanos,, eseribe Franciseo alas ‘Pobres Mojeres: mantendri su promese y send obe- deido|y uerdo por els como por sus Milagros y peregrinaciones El afo de 1212 0s para la oristiandad un aio de eferveseencin y de esperanza. Los eyes eristinnos de la peninsola ibrica nen sus fuerzas contra los musulmanes, y el 14 de julio de 1212 obtienea sobre los inlieles Ja mis clamorosa vietoria de la Reconauista en las Navas de Tolosa. Entre junio y septiembre, procedentes de Francia y de Alemania irsumpen por Talia septentrional nutrides grupos de jovenes ansiosos de tras Jadarse a Tier Santa, Se trata de In enue zada Vamada ereéneamente erazada “de los nifes", que tropieza con miles de dificulta- es materiales y morales, con la hostiidad {do la mayor parte de la jerarquéa eclesds- sa y que termina finalmente por disolver- se. Lo mismo que estos jévenes, Francisco ‘y uno de sus frailes se embarcan en um navio {ue parte para Sica, Pero el viento contra- rio empuja a Ja embarcacién hacia Ia costa dalmata y, no sin pocas dfcultades, logran emprender el regreso a Ancona, Deaprovis- tos de dinero, se introducen clandestinamen- te en otro navio: son descubiertos y corren €l riesgo de ser maltratados por la tipule cn, destino que el Santo consigue coujurar aplacande una tormen'a y multiplicando las provisiones como. para petit. mafar el hhambre de todas los marineros a panto de morit por Ja prolongada bonanza. No es mis que uns postergacién de su prom yeeto. Dos afios mis tarde, en 1214, parte Iuevamente, esta ver para ira predicar en tro los sarracenos, en Marruecs, donde nien- sr obtener una auiencia del ulti, conmo- vido indudablemente por la derrta de Las Navas. Pero al legar 4 Espaita eae enfermo y se ve precisado a regresar a Talia. Lo- rari complir su empresa —nunque mas no Sea que parcilimente~ sdlo“en 1219, y esta vex en Exit, Mientras tao, el nimero de los partidarios de san Francisco iba aumentando diara- tonto, al mismo tiempo que tba difondien- logo su fama, Tntre Tos revos adeptos se centan, en Florencia, Juan Parent, y en Cortona fay Elis, ambos faturos ministros generals, Se atnibuye a Franeseo una lista ada vez ids larga de milage. En Ascoli cara enfermos y convierte de una soln vez a treinta personas entre elérigos y Inios; en Arezzo, lis slendas de un caballo que él tenia en sus manos, euran a una puérpera moribunda; en Ciudad de la Pieve uno de tos suyos cura Jos enfermos tocindolos con tna cuerda sada. ya por Francisco como Cinturin; en Toseaila cura a on reno en Narnia un parilitico; exorciza a obsesor fn San Gémins, entre Todi y Teri, y en Giodid Castello, Corea de Bevania es don de habrise producido. In predcacion a los pilaros, y en Gubbio, segin las Flovectla, Habria obtenido del “hermano lobo” la co” saciin de toda ulterior amenaza. Aquel que tm objeto de burl, provocaba ahora a st piso no solo curiosdad, sino también vene- fcién y enfusiasme. Cuando se ananeia 50 entrada en una civdad 0 en wna alte, toda Ia poblacién acude gritando: “iAqui esta ot Santo!” Se echan las campanas a rebat, se va.a st encwento, le oftecen pan para que To bend, le arrancan giromes de sa in Enel atio 1215 predica durante na fiesta en el castillo de Montefeltro. El jnglar de. Dios une si vor a Ie de Tos cantores pro- fanos. Uno de los aistentes, el Conde Or- Jando de Chiusi, en Casentino, presa de femociin dona a Francisco el monte de La Verna para que funde en ln ermita para By os suyos. EI euarto concilio de Letrin Fn 1215 la Iglesia vive um gran acontect- ‘micnto: el papa Inocencio IIT reiine un con- cilio en San Juan de Letrin, el cuarto que tiene Tugar en esta iglesia. El concilio se ronumela a favor de una nueva eruzada, y pone las bases para una reforma de la Telesis, Como esta timida “actualizacion” ‘parece orientarse en el sentido deseado por Francisco, y como el papa ha hecho de la TAU mareada en Ia frente de los justos y ‘cara al Santo (que Is emplesba como sello ‘en sus cartas y Ja pintaba en los muros de la ‘emmita) el emblema de la reforma, se ha ‘queride establecer relaciones precisas entre ‘el Concilio y Francisco. Se ha pretendida ‘que asisti, y que se encontré con santo Do . ‘mingo: pero ninguna prucba existe de ello. noceacio TL, Francisco y Do- Francisco do Asis mingo, aun con espiritu y estilo diferentes, ‘ratan’ de aportar soluciones aun tinico problema: abrir para la humanidad, en un ‘momento de transformacién, mucvos cami nos hacia la salvacién. Es de estn comin sittacién objetiva de donde se dedujo mis tarde la existencia de encuentros concretos con el fin de disfrazar las divergencias que separaban a Ia ensia romana de ambos san- tos y, si no de ellos mismos, por To menos de sus hijos espirituales. Que el conetlio fmplicara una amenaza para Francisco y Do- mingo y sus seguidores, es evidente. El canon 13 probibe formalmente la formacion do muevas érdenes y el canon 10 prevé la actividad do ausiliares ante los obispos “no sélo para garantizar Ia predicacién, sino también para escuchar las conferencias, dis- tibuir penitencias y para todas las otras co- sas referentes a la salud de las alas". Se- mejante papel de ayudantes subordinados ‘In jerarquia estaba dirigido evidentemente contra las intenciones de Domingo y de Francisco, de modo que éstos trataron de neutralizar Ta amenaza de maneras diversas. En el afio 1216, Domingo, adoptando la re- gh de San Agustin para sus predicadores organizados en una confraternidad de cand- nigos regulares, logra fundar su orden bajo Ja apariencia de la simple continuacién de tuna tradicién existente, Francisco procede fen una forma mis disereta, atento a no transformar a sus partidarios en una ver~ dadera orden, a fin de permitisles conservar mayor grado do elusticidad y Hegnr més f- cilmonte, por medio de la eoexistencia de lajoos y elérigos, a constituir un punto do convergencia entre Iglesia y laicos. Se basa cen la aprobacién verbal de Inocencio IIT, para juzgar las decisiones del coneilio como no concemnientes a sus cofrades ya recono- ids. De todos modos, al pretender eonsolidar su pposiciin frente a Tes fieles y a Ia jerarquia, apodra ser cierto que solieité y obtuvo en. f1 aio 1216 del nuevo papa Honorio TI como se ha sostenido— la indulgencia de Ja Porcitineula, esto es, la indulgencia ple- naria para todos aquellos que visitaran el santnario el dia anivorsario de su consagra- cién (2 de agosto), prvilegio excesivo que ponia al oratorio de san Francisco en el ‘mismo plano de Roma, Tierra Santa y San tiago de Compostela? La cosa es muy du- dosa desde el momento que ningiin docu- ‘mento digno de fe permite testimoniar Ia cexistencia, antes de 1277, de esta indulgen- cia, cuya leyenda debe atribuirse, por lo tanto, a la atmecién procoz que el lugar ejerce sobre multitudes de peregrinos. Como ders que sea, Francisco doté a sus pautidarios de cierta organizacién que se hi- ‘2% wweesaria. por el acrecentamiento de sa rimero y por Ja expansion de su actividad. Es muy difiell suministrar datos precisos sobre lis reuniones periédicas de los prime ros companeros del Santo, a las cuales se ha Gado, con alguna exageraeién, el nombre de capitulo, Parece que mientas los fralles eran poco ssumerases, Francisco les pidié que se teasladaran dos veces por aio a Ja Poretin- cvala: en oeasién del Pentecostés y el dia do San Miguel, Pero cuando su mimero ere- cin y su radio de accién se extendid, no puro convocarlos mas que una vez al ao. Lo ave presumiblemente empers a ocurtie ya a partir de 1216. La reunién de 1217 Teviste particular immportancia. En esta ocasin Francisco decidié extender més all dle los limites de Talia la predicacion de sus frailes. Esta es quias la xeunién que en las Florecillas se convistis en ese “Capitylo de Ios eafizs 0 bien de las esteras’, eno de fnverosimilitades, pero que rsttuye bajo Ja forma de-una amena y simple festa ccampeste, la unin de los frailes que, para es ocasiin, se habian constrnido cabarias de cata. En fin, Francseo decide partir €l mismo oon dlesting a Francia junto con fray Masseo. Al pasar por Florencia hace uma visita al ea denail Ugolino que se halla justamente pre dicando la eruzida. Pué entonces -0 con anterioridad— que el eardenal Ugolina se sintié fascinado por Ia presencia de Fran- cise? De todas maneras, a partir de este momento, Ugolino prodigaré a Francisco y 4 sus compatieros efiences consejos acompa windos de sugerencias de prudencis. Y, ‘como comienzo, persuade a Francisco para ‘que desista del viaje a Francia: gel sogaz prelado teme la difusion del entastasmo fran- iscano en Francia, 0 sabe que Francisco ariesga mucho al alejarse desu base sin hhaberse asegurado antes de Io que deja fs espaldas?. Los misioneros que habian abandonado Italia, no volviron a In cabeza dde-nada y tuvieron ademas muy mala aco- ida, especialmente en Alemania 3 Sin embargo, en 1210, Francisco retoma su viejo proyecto: Iegar a la tiera de los nx fieles, convertieos ital encuentro del mar- tito. ‘Se embares en Ancona el 24 de junio, asisié el 5 de noviembre a la toma de Damietta por parte de los eruzidos, que- dando disgustado por su sanguioria codicias obtuvo del sulin Malla Kamil una audien- fa que no condujo a ningin resultado, y tarché a Palestina donde es probable que haya vsitado el Santo Sepulero. Se entera después que cinco de los rales que habsan partido hacia Marruecos han sido sometidos Al mactisio. Descompuesto ya por la noticia, reibe en seguia a un emisurio que reclama su rogreso a Italia a causa de la. grave crisis que estalld entre los frailes durante ss ausencia, En el verano de 1220 se em- Darea de nuevo y Mega en el otojio a Ye- necia, de donde parece que vinj6 direéta- monte a Koma, Francisco se da cuenta de que no puede recobrar el dominio de Ta situacién sin obtener el apoyo de Ta enria pontifcia y, por consiguente, sin oforgarle oncesiones. Tn Ins resolciones adoptadas: desde 1221 hasta 1223, en mérito ala reor= sgnizaciin de su movimiento, resulta ay En la pégina precedente 1. La predicacién de san Francisco de Asis alos pdjaros, Detalle cel cuadro de Boru: feentura Berlinghieri. Pesci, Iglesia de San Francisco 1. S. Francisco de Asis: de autor andnimo al siglo XIII (detalle). Roma, 8. Francisco @ Ripa, Santuario de S. Francieeo (Alinari, -Ugolino, fue desi Fra 0 de Ass nudo dificil distinguir las intenciones del Santo de lo que Ie es impuesto, Qué habia sucedido? Por un lado, los ex- tremistas habian dado libre desahogo a sus extravagantes tendencias: convertirse én ver daderos vagabundos, rodearse de mujeres hasta “comer oon ellas en el miso plato”, dar vida a comunidades de leprosos de am= bos sexos. Por el otro lado, Jos laxistas que- lan abandonar todo rastro de rigorisimo, construyendo hermosas iglesias de piedra, practicando y favoreciendo Ios estuslios, so- licitando privilegios ante la curia romana, Sélo en un easo Francisco se enfurecié de siibito: en el viaje de Venecia a Roma pas por Bolonia donde fray Juan de Staccia ha fa fondado una esouela. Los eché a todos, incluso a los enformos, y maldijo a Juan. En- tonces se adoptaron una serie de medidas ‘més 0 menos conformes con sus deseos. Se jimpuso un afi de noviciado a todos aquellos. ‘que a partir de ese momento quisieran entrar a formar parte de la comunidad. Un representante de la Santa Sede, el eardenal 1ado “protector”, “gober- nador y comector de la fraternidad”. Fran- cisco cedié Ia direccién ad tiva de la comunidad a Pedro Cattani, a enya muerte, currida el 10 de marzo de 1221, sueedis fray Elias. En fin, Francisco, convertido en el jefe espirtual de la confraternidad, tuvo gue transformar a ésta en una verdadra Or den, dotada de una regla que constituye la formula” de 1210, La “Regula bullata” La Regla fue presentada al Capitulo de 1221, y suscité tales reservas por parte de los frailes como de la curia romana, que se decidié. someterla al cardenal protector. Durante el tiempo de espera, y con el fin do encundrar a la multitud de laicos ansiosos por entrar en la Orden, se instituyé una Ter- cera Orden por sugerencia probable de Ugo- lino, inspirado en exe sentida por Ia reciente institueiin de los humillados. Seguramente, Ja Tercera Orden respondia a las intenciones de Francisco, deseoso de conservar para st. confraternidad el carfeter de wna pequena comunidad de puros, Segyin Tomés de Co- Jano, el Santo habria exclamado suspirando: [Hay demasiados frailes menores! Ab! [legard el dia en que la gente, en vez de encontrarme 2 cada paso, se lamentari de verme cada tanto!, y segin las Floreeillas xia dicho a la’ gente de Cannara que yandonarlo todo para seguirle: “No os apuréis demasiadol. Pero la Tercera or- den, por Ia forma que le fue impresa, co- respondia sobre todo a los deseos de la Santa Sede de poner un dique al avance franeiscano y desviarlo a su favor, haciendo de él una milicia Toico-religiosa al servicio de los propios interosos espirituales y tem: porales. A partir de diciembre de 1221 el apa Honorio III utilizé a Tos numerasos terciarfos franciscanos de Faenza contra el 76 atilies: a all partido imperial, La ‘Tercera orden terming por convertirse en umn instrumenta de la pall tiea gitelfa. Acaso no sea easualidad el que fa primera comunidad de la Tercera ofden. franciscana se haya fundado probablemente en Florencia, ciudad gilelfa por excelencia, en marzo de 1221 y durante una visita de rancisco y del cardenal Ugolino, De todas maneras, Ia Regla de In Tercera orden, seca y juridice, redactada en 1221 y aprobada. ppor el-papa, lleva el sello personal de Fran- cisco. Fue probablemente entonees que Francisco tuvo que aprobar la. ensefanza ‘naugurada por Antonio de Padua en aquel convento de Bolonia, del que, poco tiempo antes,, habia expulsado a Juan de Staccia y sus discfpulos, culpables, Sobre todo, de ha Derse dedicado a los estudios. Pero la carta eserita por Francisco a Antonio, y de Is eual sc ha extraido esta hipétesis, no reviste se= ‘gua autenticidad. En el interin, el papa y el eardenal Ugoline habian soliitado a Francisco que retacara el proyecto de regla de 1221, Francisco se retit6 a la ermita de Fuente Colombo, cerea de Rieti, en compania de fray Teém y de ‘otro compaiiero que tenia noeiones de dere= cho, fray Bonizzo. Peto los retoques efvctua- dos, sin embargo, no le pareeleron suficientes a fray Elias que, después de haber recibido de manos del propio Francisco el texto de la rogla, Io extravi6, Francisco se consagré a rehaeer el trabajo junto con fray Ledn; Aifieil empresa, porque se sentia desalentado y acaso también amargado. Sin mucha ter nnura reclazaba a los frailes quo venian a importunarlo pare que introdujera en el texto dispcsiciones contrarias a sus intencio- nes. Finalmente, la nueva regla estuvo ya lista en la primavera 0 en el verano de 1928; enviada a Roma, donde todavia fue objeto de ot:os retoques del eardenal Ugo lino, fue aprobada por el papa Honorio TIT con In bula fechada el 29 de noviembre de 1228, Solet annuere, de donde toma el nom- bre de Regula Bullet La mayor parte de las eitas evangélieas de le Regla de 1221 habjan sido suprimidas, y los pasajes lricos habfan sido sustituidos por {érmulas juridieas. Fue suprimido un artjeulo que autorizaba a los frailes a de sobedecer a los superiores indignos, Y la misma suerte snftieron las presoripeiones relativas @ los euidados que debian prodi- garse a los leprosos y las destinadas a ob» tener de los frailes el ejercicio de una i= sgurose pobreza. La Regia dojaba de insistie fen la neeesidad dol trabajo manual y do- jaa de probibir a los frailes que tuviersn libros. consigo. Con la muerte en él alma, Francisca accepts Ja rogla asi reformada. Los biégrafos defi niieron este periodo de su vida, hacia fines de 1228, como la “época de la gran tenta cidn’ esto es, tentaciin de abandonar com= sino Ta or pletamente la nueva orden, todoxia Después se resigné y se aplacs, “Pobre hom: brecille, le dio ol Sefior,

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