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Tena: Semmelweis y la investigacién de la etiologia en la fiebre puerperal PEDRO MANUEL ACOSTA-GRANADO," JOSE LUIS ARREDONDO-GARCIA,” JOSE LUIS TORRES-COSME.” RESUMEN ‘Se concen en Ia historia de la ciencia y el desarrollo del conocimiento muchos casos de muj: res y hombres cuyos descubrimientos y aportaciones fueron rechazados inicialmente y racono cidos hasta después de su muerte. Ignaz Philip Sommolwois es uno do estos casos on la me: dicina, Su aportacién, no obstante, tuvo un impacto trascendental en la practica de la obstetrcia ¥ en @! control de las infecciones hospitalarias. ‘A poco mas de 150 afios de la invastigactén realizada por Semmelwels sobre la “etiologia y pro- filaxis de la fiebre puerperal", es pertinente hacer una reflexién sobre aquellos aspectos que ain hoy en dia mantionen su vigencia en la busqueda de explicaciones a fos retos de la practica mé- dica y la investigacién en salud La 6poca en que vivié Semmelweis estuvo marcada por una gran convulsién social en toda Eu: ropa y en el terreno de tas ideas y Ia ciencia se exporimentaron cambios que marcan atin hoy ‘nuestro pensamiento. PALABRAS GUIA: Semmelweis, fiebre puerperal, lavado de manos EL CONTEXTO HISTORICO SOCIAL, Enel Siglo XIX, Europa experiment6 durante su primera mitad enormes convulsiones sociales. Los antecedentes de las revoluciones de Inglaterra y Francia. asf como la guerra de independencia de los Estados Unidos, habian confirmado el ascenso al poder politico y 1a decadencia de los poderes mondrquicos. El ansia expansionis- ta del capital en sus nuevas metrépolis, aunado al auge de las ideas liberales, impulsaron al desarro- de la burgues lo de procesos de liberacién nacional que, parti cularmente en América, culminaron con la inde- pendencia de las colonias de Espafia y Portugal. Guerras y politicas intervencionistas de Estados Unidos le siguieron, cobijadas bajo la doctrina Monroe ("América para los americanos"), entre “+ hoenqatr cde, Dt deer Nev Pm "Gee mess nt rine Pemite 238 VOL. 18 No. 9; JULIO-SEPTIEMBRE, 1909 Jas gue destaca la intervencién norteamericana en México en 1847. En todo el mundo, pero sobre todo en Europa, se pas6 de formas de dominacién basadas en Ia So- beranfa del Soberano ul concepto de Soberan Nacional, dando lugar a la formacién de los Esta- dos-Nacién. La respuesta de los viejos poderes monérquicos y feudales, mediante intentonas de restauracién de las antiguas reglas, provocaron en casi toda Europa rebeliones de los pueblos, cuyo climax fueron las grandes revoluciones de 1848, que transformaron en forma sustancial el mapa politico del Viejo Continente. Los derechos del hombre fueron consignados como principios uni- versales, dando soporte ideolégico a la creacién de nuevos estados, basados en formas de gobierno de tipo representativo y en los cuales se elabora- ron constituciones que consignaban en rango de ley aquellos derechos. EI desarrollo de Ia gran industria provoco, en un proceso desigual en todos los paises, pero que sc extendié desde el siglo XV al XIX, la formacién de ciudades que fueron creciendo en poblacién, mostrando graves desigualdades sociales. Se fue- ron consolidando con ellas y con el ascenso de la nueva clase en el poder, instituciones sociales li- _gadas al estado, en un intento de éste tiltimo de in- cidir en las contradicciones que maduraban en el seno de las naciones emergentes y de los proble- mas que la nueva organizacién social generaba. En ef terreno ideolégico se operé un gran cam- bio. El auge de Jas posiciones liberales y de la ciencia misma puso en cuestién Ja validez de los antiguos dogmas. El somereio y el crecimiento de Ia industria 1o requerian, y la clase social que los cencubevada asumis los nuevos valores, hasta con- solidar st poder. Una nueva ideologfa se abria pa: so. Las ciencias y las artes experimentaron enton- ces grandes cambios, incorporando nuevos princi- pios y valores, ampliando horizontes, antes prohibidos. y sentando las bases de la ciencia mo- deena. DESARROLLO DE LA CIENCIA Y LA TECNICA, EI Siglo XIX, inserto en el amplio proceso de revolucidn industrial iniciado siglos antes, fue el isica, las Matemé- la Quimica y la Biologia, en particular. La- place desarrollé la teor escenario del desarrollo de la del sistema solar, se dio gran impulso al conocimiento de las estrellas y la astrofisica sents las bases para su pleno desarrollo ‘como ciencia. Las matemst -as y el céleulo fueron dosarrollados a ta par de la fisie: iniciéndose los cuestionamicntos paradigmiticos que darfan lugar en el siguiente siglo a la aparicién de la fisica cudntica y la relatividad general. En 1a quimica, Dalton establecié la teorfa atémica de la materia y Berzelius inicié ta conceptualizacién del andlisis, quimico moderno, En Biologfa, Linco planteé una clusificaciOn de tos vegetales y a la morfologia comparada de Hunter y otros, siguieron las teorias de la evolucién y el desarrollo de las especies de Lamarek y Darwin. A finales de este siglo, la ge- nética aparecié como una ciencia de pujante desa- rrollo. En el terreno del método, habiéndose superado el oscurantismo de la sociedad feudal y sus dog- mas religiosos. a los principios de autopsia (vision YOU. 19 No, 9: JULIO-SEPTIEMBRE, 1990 Sommelwois y la fiobre puerperal de las cosas por uno mismo) y de la hermeneya (referencia interpretativa de "lo que se ve" a “lo que es"), se sumaron 1) la observacién directa (con la ampliaci6n de las capacidades naturales del hombre para observar los fenémenos, de la invencién de multitud de instrumentos); 2) la mensuracién cientifica (la medicién de diversos fenémenos, incorporando nuevas cualidades me- dibles, particularmente de los procesos fisico-qué micos, la energfa, la materia y el metabolismo, en- tre otros); y 3) la experimentacién cientifica (con 1a capacidad de reproducir fenémenos y manipu- Jarlos, en situaciones relativamente controladas). El positivismo aparecié como el marco filoséfico de este proceso de avance de la ciencia LA INTRODUCCION DEL METODO: CIENTIFICO A LA MEDICINA En la medicina, se pasé de la concepeién de ta naturalphilosophie de la enfermedad, herencia de una filosoffa cldsica, y de Ia sujecién a los dogmas de la fe religiosa, a 1a visién anatomopatolégica (con su soporte en la lesi6n anatémica), luego a la mentalidad fisiopatolégica (concibiendo a la en fermedad como un desorden energético-funcio- nal) y, por Ultimo, a la mentalidad etiopatolégica (con Ja asignacién de la causalidad de los procesos morbosos a un agente externo). ‘A manera de ejemplo y sin restar importancia a muchas aportaciones al saber de la medicina, ‘este siglo se pueden mencionar los trabajos de Ru- dolph Virchow sobre la fisiopatologfa, de Laén- nee sobre la exploracién con instrumentos (el es- fetoscopio), de Pasteur y Koch, con ef descubri- miento de los microorganismos, de Lister y las medidas antisépticas, asf como de los miembros de la Escuela de Viena (Skoda, Rokitansky y He- bra, entre otros), quienes realizaron estudios ana- tomopatolégicos. Los principales centros de desarrollo del conoci- miento, en las ciencids en general y también en la medicina, se dieron fundamentalmente en Inglate- ra, Francia, los imperios Austro-Hiingaro y Pru- siano, y Estados Unidos, aunque la dingmica in- ternacional de la expansi6n del capital y sus pro- cesos divulgaron répidamente esta vision y sus descubrimientos. Perinatol Reprod Hum 23D Acosta-Granado PM, y col EL HOSPITAL: CENTRO DE ATENCION ¥ GENERACION DE CONOCIMIENTO. La expansién de las ciudades ocurrida a lo largo de los iltimos siglos, con grandes carencias higié- nicas y condiciones extremas de hacinamiento, habfa generado Jas condiciones para el desarrollo de nuevas condiciones epidemiolégicas. La vision de la salud pablica y los estudios epidemiol6gicos, ‘sin embargo, se presentaron hasta el Siglo XVIII y principios del XIX, destacando entre ellos el estu- dio del célera por John Snow en Londres, que se considera el inicio de la disciplina epidemiolégica. Los hospitales, que en los tiltimos siglos se ha- bian desarrollado como respuesta ante las necesi- dades de atencién en los centros urbanos, pasaron de ser centros de atencién caritativa de los monas- terios a instituciones de carécter publico, a cargo de las autoridades de las ciudades. En los siglos XVIII y XIX fueron convirtiéndose también en centros de ensefianza para los médicos. El hospi- tal fue adquiriendo un lugar preponderante en la wansformacién de la practica médica y como es- pacio para la discusion y generaciGn de ideas y co- nocimiento. En ellos se concentraba Ia atencién de las grandes masas depauperadas, en tanto que las capas clevadas de la sociedad se atendfan princi- palmente en sus domicilios. Desde el Siglo XV, los hospitales fueron incre- mentando significativamente su capacidad de ‘atenci6n, modificando incluso patrones de com- portamiento social ante la salud y la enfermedad. La atencién de los partos en ellos empezé a adqui- rir importancia. El servicio era gratuito, a cambio de que las mujeres permitieran ser estudiadas por los médicos y matronas en formacién. En los hos- pitales, sin embargo, la mortalidad asociada a in- tervenciones quirirgicas y fiebre puerperal era elevada. Aunque en ciernes, a fines del Siglo XVIII y principios de! XIX puede ubicarse el ori- gen de la epidemiologta hospitalaria, asociada a los trabajos de obstetras y cirujanos como Liston, Charles White, Alexander Gordon, Oliver Wen- dell Holmes, quienes introdujeron a la prictica médica técnicas de manejo de heridas quirdrgicas y de antisepsia, que después serfan complement ‘das con los trabajos de Semmelweis, Lister, Pas- teur y Koch. 240 VOL. 12 No. 8: JULIO-SEPTIEMBRE, 1990 LA FIEBRE PUERPERAL La fiebre puerperal habfa sido descrita desde los, antiguos. Hipécrates y Galeno, entre otros, Ia des- cribieron en sus signos y sintomas. En el siglo XVI, se atribusa la etiologfa de la enfermedad a diversas causas: los “miasm: *, las “alteraciones telricas, cdsmico, atmosféricas", la posicién de la mujer al momento del parto, etc., todas ellas ca- rentes de un fundamento cientifico. A finales del siglo XVIII y principios del XIX, varios son los nombres de médicos que proponfan la naturaleza contagiosa de la fiebre puerperal. Destaca entre ellos, Oliver Wendell Holmes, quien con base en su experiencia elfnica y revisién de Ja literatura consigné en un ensayo en 1843 esta idea y propu- 80 el lavado de manos como medida de preven- ci6n, Sin embargo, las aportaciones de varios au- tores se referfan bésicamente a la experiencia em- pirica y carecfan de una aproximacién metodoldgica consistente para probar Ia asocia- cién causal de Ia contaminacién de las manos del médico en la presentacién de la enfermedad. La ciudad de Viena, ubicada en el imperio Aus- tohGngaro, contaba con un Hospital General, ef cual, como el resto de los de Europa, mostraba al- tas tasas de mortalidad asociada a fiebre puerperal y, ademés, diferencias notables de incidencia de es- ta enfermedad en las dos secciones en que se habia dividido el hospital para la atencién obstétrica. Desde 1840, la primera seccién era atendida por es- tudiantes de medicina y la segunda, por matronas, En 1844 ingresé al hospital, en calidad de inte- rino (ayudante médico), el Dr. Ignaz Philipp Sem- melweis, de origen huingaro, a Ia edad de 26 afios. Consternado por la enorme cantidad de falleci mientos por fiebre puerperal, se propuso realizar una investigaci6n para tratar de encontrar la causa de esta enfermedad y la explicacién de Ia vari ci6n en su incidencia en las dos secciones de aten- cin obstétrica del hospital y con las tasas prece- dentes. Los registros sébre defunciones, que se Hevaban desde el siglo XVIII, permitieron a Sem- melweis desarrollar su investigacién con informa- cin de referencia en el pasado. Los datos eran preocupantes, pues las tasas de incidencia de fiebre puerperal se habian incremen: tado sustancialmente desde 1822, aio en que se habfa introducido Ia revisién anatomopatolégica Perinatol Reprod Hum de las pacientes fallecidas en el hospital por parte de los estudiantes de medicina, en su proceso de Formacién. ‘Tabla 1 ‘Tasas de mortalidad en el Hospital de Maternidad de Viena antes de 1822 hasta 1839 Hasta 1822 125-2 % Aprincipios de 1822 284% Afinalos do 1822 7.45% De 1823 a 1839 554% De 1822 @ 1839 habfa un incremento en més del 200% de Ia incidencia observada previamente (ver ‘Tabla 1). En 1833 se abrié una segunda clinica de atenciGn obstétrica dentro del hospital, observén- dose en las dos seceiones tasas de incidencia de fiebre puerperal semejantes hasta 1839. A partir de 1840, sin embargo, se presentaron tasas diferentes de mortalidad asociada a la enfermedad, con un predominio de mas del! doble en Ia primera clinica (ver Tabla 2). Cabe sefialar que en este afio, por Decreto Imperial, se asignaron todos los estudian- tes de medicina a la primera elfnica, en tanto que Jas matronas en formacién fueron asignadas @ la segunda. ‘Tabla 2 ‘Tasus de mortalidad en et Hospital de Maternidad de Viena de 1839 a 1846 pimera segunda ion Taso 75% 1840 26% 1081 3.52% 1802 75% 1883, 5.38% 180 33% 1865, 203% 1346 2.79% VOL. 18 No, 8: JULIO-SEPTIEMBRE, 1999, Semmelwals y la tiebre pusrperal LA ELABORACION ¥ ENSAYO. DE DIVERSAS HIPOTESIS. EI Dr. Semmelweis considers diferentes hipste- sis sobre 1a causa de la fiebre puerperal, contras- téndolas y observando las diferencias que se pre- sentaran en ambas clinicas. El método utilizado, as{ como el planteamiento argumentative de su in- vestigaci6n, correspondian a la nueva mentalidad introducida en la medicina en el Siglo XIX. La ob- servaci6n sistemética, la mensuracién cientifica y Ia experimentacién, en el contexto de la mentali- dad anatomoclinica y fisiopatolégica, dieron cabi- da a.una serie de pasos que lo condujeron a ensa- yar diversas hipétesis y # refutarlas, hasta encon- war aquella que no podria ser contestada. El Proceso todo, ineluidos los obstécules ni triviales-- que enfrent6, dan cuenta de la gran transformacién que para la comunidad médica, particularmente en su especialidad y para la medi cina en general, represents su descubrimiento y Ia introduceién del lavado de manos en la atencién ‘obstétrica como medida de prevencién de la fiebre ‘puerperal. Para emprender su investigacin, Semmelweis asumi6 el no descartar ninguna hip6tesis sin con- trastarla con los hechos, comparando los resulta- no pocos: dos entre las dos clinicas. En algunos casos, los datos empfricos existentes fueron suficientes para Ja refutacién de las hip6tesis, como sucedi6 con las que atribufan a los "cambios atmostérico-cés- mico-teltiricos”, o al hacinamiento de las mujeres, la causa de la fiebre puerperal. En cuanto a los “cambios atmosférico-césmico- la contrastacién de Semmelweis de la validez de esta hipStesis con los hechos emptricos fue suficiente para refutarla. Estos “cambios at- mosféricos...” estarian presentes en toda Viena y ‘en ambas secciones del hospital; sin embargo, la incidencia de la enfermedad era diferente, no s6lo ‘entre las dos clinicas del hospital, sino también en los partos que se presentaban fuera del hospital. Las mujeres que tenfan "partos en la calle" (al di rigirse al hospital) presentaban menor incidencia de la enfermedad, como también sucedia en la se- gunda seccién del hospital. Por otra parte, Ia inci- dencia diferente de fiebre puerperal observada en las dos secciones del hospital, considerando inclu- 0 que en la secci6n atendida por las matronas ha- tehiricos’ Perinat Reprod tum — 2 Acosta-Granado PM, y col. bfa mayor hacinamiento, refutaba la segunda de estas hipotesis, EL APEGO A LA OBSERVACION ¥ LA CONSTRUCCION DE UN MARCO. CONCEPTUAL La construccién del marco conceptual para em- prender el andlisis de causalidad era, siguiendo el esquema anatomopatolégico y fisiopatolégico, al- 0. En el articvlo original que publics, menciona una serie de observaci tamente incisive y eri nes, que permiten ilustrar el sentido de su razona- jento: en la primera clinica,... Las pacientes cu: yo periodo de dilatacién se prolongs durante 24 horas 0 mds, invariablemente se enferma- ban inmediatamente después de dar a luz 0 al cabo de las primeras 24 a 36 horas posteriores al parto. de dilatacién en la segunda clinica no resulta- ba peligroso” "No solamente estas madres, sino también Un periodo igualmente protongado los recién nacides, tanto varones como muje- res, mortan por la fiebre puerperal... Con la excepcién de las zonas genitales, las lesiones anatomicas en los caddveres de estos recién nacidos son las mismas de las mujeres que mueren de fiebre puerperal. Reconocer estos hallazgos como consecuencia de la fiebre puerperal en las pacientes de maternidad, pe- ro negar que los mismos hallazgos en los cadd- veres de los recién nacidos son consecuencia de la misma enfermedad, es rechazar la anato mia patolégica”. "Si la madre transmite la fiebre puerperal al nino durante la vida intrauterina, entonces la diferencia en la mortalidad infantil entre tas dos clinicas no puede explicarse por la etiolo- gla aceptada, porque esta etiologta no explica de forma adecuada el origen de la enfermedad en las madres” Jas muertes en la primera clinica no se de~ bian a influencias epidémicas, sino a factores endémicos y atin desconocidos, es decir, facto- res cuyos efectos nocivos se limitaban a la pri- mera clinica”.’ 242 VOL. 19 No, 8: JULIO-SEPTIEMBRE, 1909 Estas referencias muestran ademas la construc- cin de un marco conceptual de asociacién de fac- tores y condiciones que incidian en la enfermedad, las cuales fueron dando sentido al conjunto de la investigacién y a la identificacin de asociaciones vélidas CONTROL ¥ EXPERIMENTACION ‘Todas las hipétesis sugeridas fueron sometidas a control y experimentacién. Asf sucedié, por ejem- plo, con la hipétesis de la posicién de las mujeres al momento de! parto, de la presencia del sacerdo- te y su acélito como elementos que inducfan terror y hacfan ms susceptibles a las mujeres para con- traer Ia fiebre puerperal. Todas las hip6tesis fue- ron ensayadas, sometidas a experimentacién, refu- tndose cada una de ellas. Se identificaba el factor causal a probar, se controlaba experi su presencia y ausencia, y se observaba el resulta- do, considerando su impacto en ambas secciones del hospital La muerte de un colega patélogo, el Dr. Jacob Kolletschka, tras una herida provocada con el bi turf con que se realizaba una autopsia y los hallaz~ ‘gos anatomopatol6gicos encontrados, coinciden- tes con los de las pacientes que morian de fiebre yentalmente puerperal, condujeron a Semmelweis a elaborar tuna nueva hipétesis, que fue sometida a contrasta- cin experi En sus propias palabras, tomadas del articulo se- Aalado, Semmelweis dice: ental. *.l profesor Kolletschka contrajo linfangt tis y flebitis de las extremidades superiores. Luego... murié de pleuresta bilateral, pericar- ditis, peritonitis y meningitis... vi claramente que la enfermedad con ta cual murié Ko- Hetschka era idéntica a ta que habta causado Ja muerte de tantos centenares de pacientes de ‘maternidad” "La causa que habla ocasionado la muerte del profesor Kolletschka era conocida: era la herida producida por el bisturt de la autopsia. el cual se habla contaminade por particulas de cadaveres. La causa de la muerte no era la he rida, sino la contaminacién de la herida por las particulas cadavéricas” LA FORMULACION DE UNA HIPOTESIS VALIDA, ACORDE CON UN NUEVO MARCO TEORICO. Con estos hallazgos, Semmelweis formulé su hipdtesis, en los siguientes términos: En el examen de pacientes de maternidad. embarazadas 0 parturientas, las manos, conta: minadas con particulas de caddveres, entran en contacto con los genitales de estas mujeres, y se produce la posibilidad de reabsorc el sistema vascular de la paciente. De este mo- do, las pacientes de maternidad contraen la misma enfermedad que se descubrid en Ko- Hetschka” "Entonces, si estas particulas se eliminan quimicumente, de mode que durante los exd- menes se logue a la paciente con los dedos, pe ro no con las particulas cadavéricas, la enfer medad debe de disminuir”. En mayo de 1847, el Dr. Semmelweis introdujo el lavado de manos con agua clorada después de las practicas anatomopatolégicas. Estudiantes de medi ploracién obstétrica como medida preventiva. na y médicos debian lavarse antes de la ex- Con ello se observé una reduccién dramatica de la incidencia de la fiebre puerperal (Tabla 3). ‘Tabla 3 ‘Tasas de Mortalidad en la Primera Clinica durante 1847 ao S”~*~SS Mayo 12.24% Junio 238% so 1.20% ‘Agosto 189% Septiembre 5.23% Octubre 3.95% Novlemore 407% Diciembra 299% Tiempo despuds, otros dos hallazgos modifica- ron Ia hipstesis. Tras haber realizado una explora~ cién @ una paciente embarazada con cancer de VOL. 19 No. 3: JULIO-SEPTIEMBRE, 1998 Semmeiwots y la tiebre pue cuello uterine, se realizé la exploracién de otras 12 pacientes, 11 de Jas cuales presentaron fiebre puerperal. Se observ también que la presencia de luna paciente que tenfa una infeccién de la rodilla dio lugar a un brote de casos de fiebre puerperal En las propias palabras de Semmelweis: “Las particulas de las secreciones que satu raron el aire de la sala de maternidad penetra- ron en los titeros ya lacerados en el proceso del parto, Las particulas fueron reabsorbidas y dieron como resultado la fiebre puerperal. Desde entonces tales pacientes se aisiaban pa ra evitar tragedias parecidas”. Semmelweis considers entonces que “materia pitrida procedente de organismos vivos" podria también causar la fiebre puerperal y que el meca- nismo de transmisién podria no ser sélo por con- tacto directo con las “materias puitridas”, sino a través del aire. Dos consideraciones de enorme validez y trascendencia, que serian probadas afios mas tarde. A todo lo largo de su investigacién, la medicion de las tasas de mortalidad de la fiebre puerperal fue su elemento de demostracién de las hipétesis. Cabe reiterar que, para el periodo en que se Hevs a cabo la investigaci6n. atin no se habia estableci- do la existencia de microorganismos asociados a os procesos infecciosos. Esto sucederia afios des- pués, con los trabajos de Pasteur y Koch. No obs- tante, el razonamiento inductivo permitié estable- cer una asociacién de causalidad entre “la materia piitrida.." y las "sustancias cadavéricas” en las manos de los médicos con la etiologfa de la fiebre puerperal. La observacién sistematica de los fac- tores asociados, la introduccién y control de niobras para experimentar hipétesis y la medici6n simple pero sistemstica (comparativa) de Ios re- sultados de tal intervenci6n permitieron concluir Ia asociacién causal entre las manos contaminadas del médico y la flebre puerperal. ETICA Y AUTOCRITICA Semmelweis escribirfa, con profundo sentido autecritico y ético, ante ef gacion esultado de su investi- Periaatel Reprod tum AS Acosta-Granado PM, y co! "Mi conciencia me dice que me reprucbo a mi mismo, pero solo Dios sabe el numero de aquéllas que murieron como resultado de mi actividad. Pocos de los obstetras han tenido mejor conducta con los caddveres que yo. A pesar del dolor y ta congoja por este hecho, no existe razén para negarlo. No, sdlo hay un re- medio: publicar ta verdad para todos aquellos @ quienes les concierna”. Muchos afios tuvieron que pasar antes de que el trabajo de Semmelweis fuera reconocide. El plan- teamiento concluyente, de que un factor asociado a la intervencién médica (las manos contamina- das) provocara o contribuyera a la presentacién de una enfermedad, fue motivo de rechazo. Cabe ‘mencionar que el articulo que daba cuenta de esta investigacién fue publicado hasta 1861 A lo largo de todo su trabajo de investigacin, Semmelweis mantuve un profundo sentido eriti- 0. Los hechos ponfan en cuestién las diferentes hip6tesis que explicaban la realidad. La medicién y comparacién de los hechos empfricos y luego su contrastacién, bajo un escenario de control (seme- Jante a lo que hoy se conoce como ensayo clfnico), fueron conduciéndolo a la formulacién de una hi pétesis valida, que se anticipaba incluso a conclu- 24a VOL. 13 No. : JULIO-SEPTIEMBRE, 1990 siones que serfan corroboradas afios después. Semmelweis murié en 1865, después de haber sido imternado en un hospital para enfermos men- tales en Viena. Muri aquejado por Ia enfermedad que habfa dado luz a Ia identificaciGn de la causa de ta fiebre puerperal, aparentemente por el resul- tado de un accidente que le produjo una herida en Ia mano derecha al practicar una operacién. EI impacto de su trabajo, que ha permitido el control de una de las enfermedades més letales asociadas a la atencién hospitalaria de los partos y que extendi6 sus alcances a la cirugia, ha sido mo- tivo de un reconocimiento explicito de parte de la Federaci6n Mundial de Cirujanos, la cual tiene en cl Medical Memorial, museo que se encuentra en Chicago, una estatua de Semmelweis, quien es considerado una de las diez figuras mas sobresa- Tiemtes de la historia médica. El impacto de su trabajo en la cpidemiologia hospitalaria, particularmente en lo que se conoce como Epidemiologfa de las Infecciones Nosoco- miales, ha sido notable. El abatimiento de las ta- sas de infeccién reconocidas en la fiebre puerperal y de las heridas quirdrgicas, ha permitido el desa- rrollo de los hospitales como centros de atenciGn que superaron el estado de alarma que los as ba ala epidemia y la muerte. ABSTRACT In the history of science and kwnowledge development, there are many cases of men ‘and women whose findings were at first rejected and accepted until they were dead. Ignaz Phillip Semmelweis is one of such cases in medicine. However, his contribution has a large impact in obstetrics and hospital infections” control. More than 150 years after Semmelweis’ research about the “ethiology and prophylaxis of childbed fever", we can make some reflexions on such aspects of his findings and method that are stil in force facing new deals to medical practice and health research. Semmelweis’ days were marked by a wide social convulsion at Europe. By the way, in the field of ideas and science there were many changes that have a great influence in ‘our present thinking. KEY WORD: Semmelweis, childbed fever, hand washing Referencias xis de la fiebre puerperal. En: OPS. El desafio de la Epidemiotogia. Washington, Publicaci6n Cientifica No. 505, Serie Paltex, 1994, P. 47- 61. Rotter, Manfred L. Semmelweis” sesquicen- tennial: a littie-noted anniversary of handwas- hing. Curr Opin Infect Dis 1998, 11: 457-60, Loyo-Gomez G. El Dr. Semmelweis y la fic- bre puerperal. Rev Fac Med Mex 1997; (): 14- 16. Ls dicina. Salvat Editores, 1973, Barcelona, to- mos Vy VI ‘n-Entralgo P. Historia Universal de a Me- VOL. 13 No. 3; JULIO-SEPTIEMARE, 1999 1. Semmelweis IP. Etiologia, concepto y profila 5. Hempel CL. Cap 2. La investigacién cientéfi- ca: invencién y contrastacién. En: Filosofia de las Ciencias Naturales, México: Fondo de Cul- tura Econémica; 1981. p. 16-37. Hempel CL. Cap 3. Contrastacién de una hi pétesis: su I6gica y su fuerza. En: Filosofia de las Ciencias Naturales, México: Fondo de Cul- tura Econémica; 1981. p. 38-56. Brom J. Esbozo de Historia Universal. 10". Ed., México: Grijalbo; 1973. p. 141-190. Perinatol Reprod Hom 2AS

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