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FLACSO PLIS D393 c7 DOCUMENTO DE TRABAJO PROGRAMA FLACSO-CHILE NUMERO 383, Septiembre 1988, BIBLIOTECA FLACSO SANTIAGO: 179 LA CONSTRUCCION DEL "SI MISMO" EN EL RELATO AUTOBIOGRAFICO* Carlos Pifia Una versién bastante m&s breve de este texto fue presentada co- mo ponencia al Seminario "Autobiograffa, testimonio y literatu- va documental", organizado por el Instituto Francés de Cultura de Santiago, septiembre-noviembre 1987. Agradezco los comenta- rios y sugerencias del profesor Guy Mercadier, que me permitie- ron ampliar y redefinir algunas de las cuestiones: aqu{ plantea- das. También agradezco la generosa colaboracién de Marisa Weins- tein y Hernan Pozo. . Esta serie de Documentos es editada por cl Programa de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO), en Santiago de Chile, Las opiniones que en los documentos se presentan, asi como los andlisis e interpretaciones que en ellos se contienen, son de la responsabilidad exclusiva de sus autores y no refleja necesariamente los puntos de vista de la Facultad. “ RESUMEN La hipétesis central que se argumenta en estas p4ginas sostiene que la naturaleza del llamado relato autobiogr&fico es la de un discurso especifico de cara4cter interpretativo, que se define por construir y sostener una figura particular de “si mismo, y tal construccién es realizada en términos de un “personaje?. ic esta forma, el relato autobiografico alude m4s al caudal interpretativo del sujeto y a la imagen que construye -para ser proyectada y consumida por su interlocutor y por 61 mismo-, que a una descripcién de hechos histéricos La pregunte, entonces, desde un punto de vista metodolégito, no puede estar referida a qué tan “verdadero? o “fiel» a los hechos es tal o cual relato, sino |qué estructuras de atribucién de sentido operan en é1. ‘En consecuencia, el estudio de los relatos de vida debe basarse en la existencia de un modelo consistente de andlisis textual que desglose, describa y explique los procedimientos de generacién y articulacién de la categorfa nuclear que compone ese tipo de narracién: el personaje,] En la primera parte se define y caracteriza la naturaleza del discurso autobiogréfico en el contexto de las ciencias sociales. En la segunda y tercera se describen dos factores principales que influyen en el perfil final que asume cada relato de vida particular: la situacién biogréfica del narrador y 1as condiciones materiales y simbélicas en que tal narracién es producida. En cuarto lugar, se propone una serie de categorias distintivas para analizar la estructura del relato autoblogréfico y los principales mecanismos con los que e] hablante construye su personaje. INDICE Introduccién..... 1. Carécter interpretativo del discurso autobiogréfico......... oe 2. Construccién del relato: la situacién biogréfica....... 3. Construccién del relato: las condiciones materiales y simbélicas de su generacién........... 4, Elaboracién del personaje-narrador: estructura y mecanismos. A) El personaje-narrador.. B) La estructura del texto.......seseeeeeeeeeeeeeee C) La €etiqueta sem4ntica® del personaje........... Notas. Bibliografia............seseee ee 24 37 52 53 61 ez 91 95 2 / "yLa vida noes m4s que una sombra que pasa, wn pobre cémico que se vaponea...; se sep vont una historia narrada por un idiota, 4 gran ruido y furia, pero vacia Bh te ie s -significacién. ere ° : mee : > .* (Macbeth) Lo usual envlos textos m4s o menos -especializados de estos dltimos affios, es postular que la riqueza-del material documental que reside en el actual uso de las historias de vida; testimonios y relatos autobiograficos, se fundamenta en su capacidad para dar cuenta de la «subjetividad» de los . protagonistas de la historia -los sujetos anénimos que. son despreciados por los enfoques exclusivamente macrosociales-, permitiendo asi..el rescate de la “verdad? contenida en su punto de vista, ‘en-su éptica socialmente delimitada. En otra parte (Pifia, ©1986) he analizado-las causas y caracteristicas c de este proceso, mediante el cual.los sujetos anénimos y la cvida cotidiana se han convertido progresivamente en un objeto - fde conocimiento relevante para las ciencias. sociales. (y para la industria editorial),:. lo que ha contribuido a redescubir, revitalizar y difundir el -en palabras de Bertaux . (1980)- “enfoque autobiogr4fico®, por lonque no .volveré aqui sobre tal cuestién,. El objetivo centgal. de estas paginas en cambio, es presentar y defender la siguiente hipétesis: /la naturaleza del llamado relato autobiogr4fico es la de un Giscurso especifico, de cardcter interpretative, que se define por construir y sostener una imagen particular del “s{ mismo>, y tal construccién es realizada en términos de un ‘¢personaje®.f! En consecuencia, Jel estudio de los relatos de vida debe basarse en un modelo consistente de andlisis textual que desglose, describa y explique los procedimientos de generacién y articulacién de la categoria nuclear que compone ese tipo de narracién: el personaje_| Para avanzar en la hipétesis mencionada se aborda, en primer lugar, la naturaleza del discurso autobiogréfico en el contexto de las ciencias sociales. Es decir, se especifica el tipo de donocimiento: particular que tal género puede otorgar + y Se hacen algunas consideraciones respecto al tipo de validacién metodolégica de que deberfa ser objeto. En segundo y ‘tercer lugar, se‘tratan dos de los: principales factores que influyen en el perfil final que asume cada relato de vida particular, visto” como proceso y como producto. A saber: 1) la situacién biografica del hablante’y ii) las condiciones materiales y simbélicas en que tal narracién es producida. En cuarto lugar, se define el perfil del’ personaje-narrador, se propone una serie de catégor{as distintivas para analizar la estructura del relato “autobiogréfico y se definen'y caracterizan los principales mecanismos con los que, segén m{ opinién, el hablante construye su “s{ mismo> en términos de un personaje. ehiba: E8’nécesario destacar que, en lo medular, este trabajo est& feferido exclusivamente al género denominado ‘relato autobiograéfico®, “¢relato de vida®, «discurso autobiogré fico» © autobiografia> (sinénimos, para los efectos de lo aqui planteado). Aan m4s: al interior de® tal %énero las’ afirmaciones. aqui hechas son ‘especialmente aplicables al discurso autcbiogréfico tal y como es usado actualmente en las ciencias sociales, es decir, aquel cuya preocupacién preponderante son los sujetos “anénimos>,-y donde los relatos son obtenidos generalmente mediante el procedimiento de la entrevista o la escritura solicitada. No obstante, acepto y percibo que muchas “de las*°dfgumentaciones aqui Vertidas pueden ser también aplicadas al texto autobiogr4fico de corte ms tradicional, realizados' por figuras péblicas o sujetos de élite que voluntariamente escriben su vida o sus memorias Del mismo modo, algunas de 'de'las cuestiones aqui planteadas podrian -discutirse, “pero no aplicarse ‘ autométicamente, en relacién a las historias de vida, testimonios y otros géneros “menores® (biogr&ficos oautobiogr4ficos);” talés comé 188° cartas “de “log condenados a muerte, los epitafios,® 1as~“% conversacionés *de reencuentro,’ las presentacfofies de “°Yos“” autores en las solapas de los libros, los curriculum vitae y lag, necrologias,) entre otros. - Estoy asumiendo asi las distinciones, ya muy extendidas (pero, lamentablemente, no universalizadas ain) entre el “relato autobiogréfico», por una parte, la “historia de vida> © “biografia®, por otra, y, por dltimo, el «relato testimonial» 0 €testimonio» 1/. A pesar de tratarse de tres géneros intensamente relacionados y que empiricamente suelen sobreponerse y fundirse, me parece de vital importancia resaltar sus diferencias, pues de ellas se deducen criterios metodolsgicos importantes. [La historia de vida, en priner lugar, .se caracteriza por investigar en profundiéad y extensién el recorrido biogréfico de uno o varios sujetos paralo cual utiliza una gran cantidad y diversidad de materiales] (archivos, relatos, indirectos, _cartas. reconstrucciones histéricas, contratos, etc.). En segundo lugar, el relato de vida, es un concepto reservado sélo para la versién (oral o escrita, .en sus diferentes. modalidades y grados de estructuracién) que un individuo da de su propia vida. De este modo, una historia de vida puede tener, o no, entre sus materiales el relato que hace el propio sujeto sobre si mismo, En tercer lugar, e1 testimonio, segin. mi punto de vista, seré un nombre reservado al relato en el cual una persona se refiere, a través de sus vivencias personales. a alotir cuccy, ‘fethetne = media coctal del cual fue testigo. sin que el eje de su narracién sea necesariamente su propia evolucién a través del tiempo. ° ee 4 Como se argumentaré en el préximo capitulo, son relevantes las consecuencias metodolégicas implicadas en tales distinciones, pues tienen que ver con las diferentes potencialidades de cada género y los mecanismos de validacién interna o externa al cual deben ser sometidos‘en su recopilacién y anélisis. En las préximas péginas no se harén mayores “considerdciones respecto a las miltiples modalidades concretas que pueden adoptar las investigaciones que utilizan un enfoque biogréfico. Es as{ que en cada uno de los capitulos se habla como si se estuviese frente a los problemas de anélisis de una investigacién basada en sélo un relato de vida. Esta opcién de redaccién no debe hacer olvidar que, en general, las investigaciones definen un @isefo de acuerdo a interfogantes particulares; y*én’ é1 pueden combinar el uso de diversos tipos de materiales Adem&s, por lo comén se abarcan muestras m&s o menos homogéneas de grupos humanos especificos (campesinos; indigenas, mujeres, migrantes, etc.). Estas’ alternativas * las poseen complejidadés adicionales a las aqui enfrentadas, que se refieren, bisicamente, a la representatividad y a los criterios pertinentes en los procedimientos tombarativos” 2/ l.- Cardcter interpretativo del discurso autobiogréfico Como proposicién inicial quiero afirmar que el relato autobiogréfico no se destaca especialmente por 1a calidad o cantidad espec{fica de informacién histérica o etnogréfica que proporciona. El relato autobiogréfico -a diferencia de una historia de vida o de un testimonio- puede (sin ninguna duda) aportar material de este tipo y, eventualmente, ser itil en un estudio de reconstruccién de cierto periodo o suceso histérico,.-pero su potenciliadad especifica no reside en ser reflejo fiel de lo que fue esa vida, nunca seré la reconstruccién de los hechos y sucesos que la caracterizaron. a. Supongo que definir qué es “la vida» de una persona constituye una labor especialmente ardua. Para evadirla utilizaré el cémodo expediente de proponer que ella consiste en la sucesién discontinua de acontecimientos, hecho. actitudes y sentimientos, referidos a una individualidad delimitada -a un nombre propio-, desde el momento de su nacimiento hasta el de su muerte. Esta definicién debiera resaltar e1 que tal sucesién no es necesaria ni usualmente coherente, en el sentido que su desenvolvimiento no corresponde a un plan? trazado previamente por el mismo sujeto o por otro, o por algo externo ni anterior al individuo. También defiendo 1a posicién segén la cual se trata de emociones, relaciones y acciones entrelazadas, a través del tiempo, con las de otros individuos, en el contexto de una totalidad social y cultural que no determina absolutamente, ni .entrega, tampoco, un campo de libertad absoluto. Esto ltimo implica que hablar de la vida de una persona obliga a situarse al interior de una ambigiedad que fluctéa entre la representacién de una individualidad consistente y, simulténeamente, el reconocimiento de un fenémeno supraindividual. ox. En cualquier caso, aunque restringiésemos més aén la definicién de lo que es una vida, siempre ella aludiré a un contenido demasiado amplio y difuso como para suponer que se pueda recuperar 0 reproducir. No existe ningén archivo ni mecanismo lo suficientemente poderoso -ni siquiera el cerebro humano,. con todas las mentadas potencialidades del inconsciente- que sea capaz de retener, para después reproducir, la casi infinita procesién de dimensiones y detalles que componen una vida. > eam ea Tales consideraciones no dejan de tener ;.cierta importancia, pues llevan a reconocer que..el-. relato autoblogréfico -como método y como producto- no es, no puede ser, el reflejo fiel de algo exterior a 61. Es mas, ni siquiera representa de modo necesario (estadistica 0 simbélicamente) la vida de alguien. De lo que se trata es de un material relativamente auténomo, que posee un cuerpo propio y que se constituye en algo “nuevo, en el sentido que no es la consecuencia directa, verbal y discursiva del acontecer histérico de un sujeto "Esté bien -podré exclamar algén fervoroso defensor de los relatos de vida, irritado al ver que se cuestiona su legitimidad como herramienta de reconstruccién histéri¢a-, es verdad que las autobiograf{as no nos proporcionan la totalidad de lo que ha sido 1a vida de alguien, pero se debe admitir que s{ nos pueden entregar lo m&s importante de ella". No podrfa estar m&s dispuesto a aprobar esta afirmacién. No obstante, queda el incémodo problema de detectar qué es lo que se entiende por lo «ms importante». Si nos arriesgéramos a’citar @ un foro-panel a dignatarios religiosos de diferentes confesiones, un sicoanalista, un trabajador social, un ex-presidiario, un vegetariano y un reportero gréfico, para que entre todos debatieran el punto sin duda no se llegar{a a ninguna conclusién, pero s{ seria altamente ilustrativo acerca de lo dificil que es proponer un eriterio unénime respecto a lo que constituye lo “importante? y lo {secundario® en la vida de alguien. ©! Aun historiador que busca reconstruir la vida cotidiana de. principios de siglo en Santiago, le parecer&é de vita: importaneia presionar a su anciano entrevistado para que haga esfuerzos por recordar qué tipo de sistema de evacuacién de excretas exist(a en su casa de infancia; mientras;. es probable, éste se empefa porfiadamente en hablar de su fallecida madre. A riesgo de ser repetitivo, puedo aprovechar este ejemplo para insistir en la importante diferencia metodolégica -no siempre apreciada- entre el testimonio y el relato autobiogréfico. Quien recurre a antecedentes orales de tipo autobiogréfico con el objetivo primordial de conocer cuestiones relativas a un éntorno, a un suceso o a una época; est estrictamente generando testimonios, es decir, buscando y haciendo hablar a testigos calificados,’ quienes pueden hacer un relato sobre cuestiones externas a ellos, pero en las que se vieron involucrados de un modo m&s o menos. personal. Segin- Bertaux (Op. Cit., 206), la riqueza de los testimonios se define por su potencial capacidad informativa, la cual "ést4 en directa proporcién a la ignorancia previa que el investigador o lector tenga sobre el tema. Lo “informativo» es la esencia del testimonio; en él la versién acerca de 1a propia vida queda subordinada a su, funcién de ser “ventana? a un universo cultural o histérico: 10 desconocido para el destinatario del relato: el testigo cuenta lo que su piblico no vio. Ello implica que muchos textos denominados usualmente relatos autobiogréficos . o historias de vida, pueden. ser enfocados o rescatados realmente (o simulténeamente) como testimonios, en la medida en que el interés investigativo y el contenido mismo del texto est& més referido a lo. que rodeé al sujeto que a la dimensién estrictamente autobiogréfica, centrada en su versién de lo que fue su propia trayectoria temporal. En definitiva, esta clasificacién tiene tanto que ver con la naturaleza del relato y con los intereses especificos de cada estudio, como con el papel que se le asigna a la narracién en un proceso de investigacién. Consecuentemente, los criterios de validez y confiabilidad que operanenel uso .de tal herramienta son diferentes a los que corresponden a. los relatos autobiograficos, sobre los que trata este trabajo. El problema de decidir qué importa ms y qué menos en la vida de alguien no se simplifica demasiado al plantear que lo relevante ser aquello que el mismo sujeto destaque en su relato. Aunque pueda parecer. é6ticamente apropiado no imponer un criterio externo y metodolégicamente acertado el concebir el relato como fluyendo sin ajustarse a expectativas externas previas, en. la practica (como se ver4 mis adelante) tal presupuesto.no pasa de ser un buen, pero variable, criterio a. operativo ‘que no'soluciona gran cosa, Su pertinencia choca con que una narracién autobiogréfica-esté muy distante de parecerse a un monélogo desinteresado que realiza una persona frente a sf. [foaa narracién cuya motivacién inicial es una supuesta reconstruccién de la propia vida, es en realidad una construcciéi“discursiva de tipo interpretativo, confeccionada para un-pablico particular{ Volveré sobre .este punto e Es. frecuente, sin embargo, el que numerosos y destacados autores definan, utilicen y analicen este tipo de material enfocéndolo de un modo absolutamente distante al- aqui sostenido. En ocasiones se argumenta en torno a cuestiones absolutamente irrelevantes, como si se estuviese frente a una indagacién .sicolégica o juridica, como si el relato de esa persona fuese un camino para llegar a conocer y desentrafar su historia pasada, como si se estuviera realmente frente una vida y no a palabras: gqué motivaciones tuvo: X para actuar de tal - manera?, gvisualizé. Y la =posibilidad de opciones diferentes?, zqué circunstancia 0 factores influyeron en.tal descenlace?, ¢qué rolidugé su relacién con 2?, zpor.qué no se -segin:la expresién de-Bourdieu (1986)~ ese apoya. en cierta filoseffayde'sla existencia: de corte cw historicista que .est&.uertemente.arraigada en el sentido sieomén, segén la cual’la:vidaspuede. :ser-comprendida, -y. en 12 consecuencia relatada, en tanto sucesién articulada de acontecimientos con sentido. "Bsa vida organizada como una historia se desarrolla. segin un orden cronolégico que es también un orden légico, desde un comienzo, un origen, en el doble sentido de punto de partida, de principio, pero también de razén de ser, de causa primera, hasta su término, que es también un fin. La narracién, sea ella biogréfica o autobiogréfica.... propone acontecimientos que, sin ser todos y siempre desarrollados segin una estricta sucesién cronolégica,... tienden o pretenden organizarse en secuencias ordenadas segin relaciones inteligibles El sujeto y el objeto de la biografia,... tienen de alguna manera el mismo interés en aceptar el postulado del sentido de la existencia contada e, implicitamente de toda.existencia. ...la narracién autobiogréfica se inspira siempre, al menos en parte, en el deseo de dar sentido, de hacer sineligible, de expresar una légica a la vez retrospectiva y prospectiva, una consistencia y una constancia, estableciendo relaciones inteligibles, como aquella gue tiene el efecto en relacién a la causa eficiente o final, entre los estados sucesivos, as constituidos en etapas de un desarrollo necesario (Bourdieu, Op. Cit., 69. Destacados en el original) El postulado central que resume mi punto de vista es que e1 objeto de estudio llamado [relato autobiogréfico, en rigor esté constituido por ese discurso especifico ya no existen; residuos: de ellos’ ‘sobrévivéh en la meméPia propia y en-la de‘los. otros, sus sombras se‘pfoyectan en‘ratinarios papeles yidescoloridas fotogra#ias," la materialidad’ ‘*ée los : episédios +« mas cafacteristicos de sus vidas toy se: plasman séloia-través de 18 articulacién de sighos graficés o fonéticos.+.Pory; otra parte, quieh”habia’ se torna narrador, cede ‘a la~tentacién de ser portavoz de la° histofiat -relata; y a través de su relato cree Yevivir, repréducir,* recrear,:: reflejar;+. aspira a la veracidad.’ Pero, mientras narra, se’ difumina’ascada instante, “y cuando termina una frase para’ tomar aliento ya no existe, 14 es parte de la historia, del pasado irrecuperable; luego, sus huellas son recogidas, recorridas y rehechas constantemente por su heredero: nuevamente el narrador. Lo medular, entonces, en relacién al enfrentamiento metodolégico de un texto autobiogréfico, noes preguntarse cémo transcurrié efectivamente la vida de alguien (validez externa que se obsesionar4 y frustraré en la corroboracién de lo “narrado, Cuestién nada de accesoria, a veces factible a veces no, pero que no “opera® para una gran proporcién del contenido del relato); sino[cémo ese alguien se representa cante s{ y ante otros-\el transcurrir de su vida y 10 reiatal Cuando se cuenta 1a vida, nunca tenemos entre manos la versién verbal de lo que ella fue, sino un “discurso nterpretativo? | -retazos de hechos dibujados. por. una perspectiva peculiar, selecciones, montajes, .omisiones encadenamientos, atribuciones de causalidad, etc.- cuya particularidad es’ estar estructurado en torno a 1a construccién de una figura que aqui denomino personaje 4/. En otras’ palabras, el relato construye una vida -recurriendo a ‘una divérsidad ‘de materiales y mecanismos- y sélo..en @eterminado sentido es esa vida: se.ha extingido -y se diluye * cada Thstante- cualquier otra existencia que 1a del texto -Para’Wecirlo de una forma poco rigurosa: si es, interesante la dimerisién autobiogréfica que posee toda novela, lo que aqui 15 interesa es la dimensiér n “novelistica® de toda autobiografia, En consecuencia, 1a preocupacién metodolégica : debe centrarse en generar un modelo’ de anélisis del relato autobiografico 5/, que permita precisar_ los presupuestos, _Mecanismos y condiciones que regulan la elaboracién_de_la__ propia biografia. La posibilidad de gestar un modelo de anélisis tal, se basa en el supuesto de que las formas de narrar una vida (y, por tanto, sus contenidos), no son ilimitadas ni azarosas,. sino al contrario, . corresponden’a estructuras de relato relativamente acotadas y compartidas socialmente. Se trata de procesos de semantificacién> ‘del pasado 0, mejor dicho, de los recuerdos del pasado que afloran en una situacién especifica. [El producto final indudablemente posee un sello personal, pero cada sujeto lo elabora y desarrolla a base de atribuciones de significado preexistentes en su universo cultural.) De alli que hablar hoy de relatos de vida -posea una connotacién muy diferente ala de hace algunas décadag, cuando su potencialidad generalmente se aceptaba sélo. ‘en el marco de las orientaciones sicolégicas 0, a lo ms, como un recurso narrativo ejemplificador del efecto de las estructuras , sobre los sujetos: representacién gréfica (en carne y huesos») de aquellas cuestiones ya probadas por los 16 estudios de corte macrosocial. En la actualidad, en gran parte de los ambientes académicos se reconoce la validez relativa (como lo es toda validez) del enfoque autobiogrsfico para las ciencias sociales, aceptando que través del conocimiento y anélisis de la versién que da una persona acerca de s{ misma, es posible aprehender ciertos procesos colectivos y compartidos de atribucién de significado} En esta perspectiva es vélido aceptar que al investigador no le interesa el relato sélo en cuanto relato, sino como manifestacién de otra cosa. En otras palabras; asi como el historiador oral utiliza el testimonio para conocer sucesos relativos: al entorno del testigo, cada texto autobiogréfico particular puede concebirse como un camino, un material para el conocimiento de las estructuras narrativas con que el hablante construye el «s{ mismo» y sus procesos especificos de atribucién de sentido. El discurso autobiogréfico esté compuesto -para usar la terminologia de Schutz (1974, Cap. 2)- por «construcciones de primer nivel: elaboraciones propias del sentido comén, plagadas de elementos subjetivos que reflejan el punto de vista del actor. El problema y el desafio del modelo ya mencionado (pero ciertamente no sélo de é1), es que el andlisis cientifico debe necesariamente incorporar y dar cuenta de esa dimensién subjetiva propia del discurso, pues 17 en ella cristaliza la perspectiva del hablante y el fundamento de su accién. Sin embargo, simulténeamente se espera que el tratamiento analitico de tal relato satisfaga los requerimientos de objetividad, en el sentido de que sus procedimientos y aseveraciones estén expuestos a la verigicacién intersubjetiva. En palabras de Schutz (Ibid, 82- 3): oe > eCémo es posible reconciliar estos principios aparente- mente contradictorios? La pregunta mss seria a la que debe responder la metodologia de las ciencias sociales es, sin duda, la siguiente: cémo es posible elaborar conceptos objetivos y una teor{a objetivamente verifica- ble de las estructuras subjetivas de sentido? La respuesta se halla en la idea segin la cual los concep~ tos elaborados por el cientifico social son construccio- nes de las construcciones elaboradas en el pensamiento de sentido comén por los actores de la escena social. Las construcciones cient{ficas elaboradas en el segundo nivel, de acuerdo con las reglas de procedimiento véli- das para todas las ciencias empiricas, son construccio- nes objetivas de tipos ideales y, como tales, pertenecen a- una especie diferente de las elaboradas en el primer nivel, el del pensamiento de sentido comin, que deben superar. Son sistemas teéricos que contienen hipétesis generalmente susceptibles de ser puestas a prueba...". Las afirmaciones propias del anélisis cient{fico no son sinénimo de verdad absoluta, eterna e inmodificable, sino “construcciones de segundo nivel»: verdades relativas atribuciones de sentido histéricas y en permanente autodestruccién, cuya validez se sustenta en el método, es decir, en ser una experiencia controlada, y no una mera 18 expresién del punto de vista momentaneo, intimo e itreproducible del observador.%& Esta plena potencialidad del relato autobiogréfico se revela cuando se asume su naturaleza discursiva, esto’ es. como una estructura narrativa de tipo lingiistico en la cual el contenido importa tanto y al mismo tiempo que su forma Dicho de otro modo, y otra vez en contraste con el testimonio, la cantidad de informacién empirica que el relato ‘contiene no es tan importante como el caudal interpretativo que en 61 se asoma. Para concebir de este modo el género autobiogr4fico ‘es preciso romper con aquella tradicién del pensamiento analitico que tiende a separar radicalmente la interpretacién de la descripcién, como si no fuese una clasificacién confeccionada sobre la basé de caracter{sticas atribuidas a un texto, sino propiedades inherentes y tipicas de diferentes tipos de enunciados. Ai hablar de discurso interpretativo> no estoy haciendo referencia a un cuerpo lingifstico hoc de tipo calificativo o valorativo, que por definicién se opone a lo «descriptivo>, a la enumeracién de las caracter{sticas fenomenolégicas con que un hablante da cuenta del mundo «objetivo». Lo interpretativo no hace alusién, en este caso al menos, a una parte? del texto, en la cual el sujeto recapitula sobre lo que ha narrado y agrega sus opiniones en 19 torno a ellé (aun cuando eso suele ocurrir), revelando de esta forma -para la culminacién maxima del placer antropolégico- lo m&s {ntimo de su €visién de mundo». Al contrario, el relato de vida constituye en si mismo -como totalidad inseparable- una interpretacién, 0, mejor dicho, es un proceso en el cual fluye un conjunto organizado (aunque no necesariamente coherente) de interpretaciones, que se sobreponen, complementan, contradicen y oponen mutuamente. Para aclarar lo anterior tomeios como ejemplo un enunciado aparentemente que critica Todorov (1987, 9) el cientista social que trabaja con discursos tiene la posibilidad, y en ocasiones el imperativo, de hacer referencia a lo extra discursivo, pues el texto se relaciona en su generacién misma con un exterior explicativo y un antecedente causal a 61: "La tésis de que el mundo es inaccesible resulta igual- mente forzada. Desde Kant es lugar comén de la epistemo— logia el reconocer el cardcter construido del conoci~ miento, el no creer en una percepcién transparente de los objetos; se puede por tanto criticar a los empiris~ tas o a los positivistas. Pero de ahi a negarle todo contenido a la percepcién hay un trecho que no conviene franquear sin haber meditado antes.” 21 Volviendo al ejemplo anterior, alli no sélo se éntréga un ‘tipo de informacién (nivel socio-econémico de la familia de origen, ocupacién de los padres), sino que cristaliza ya una construccién interpretativa, pues entre todas las posibi- lidades de distincién de origen se eligié esas palabras y no otras, fueron ordenadas de tal forma y no de otra, se esco- gieron ciertos criterios y no otros, etc. Todo ello otorga una connotacién especial a’la autodefinicién del origen so- cial que se opone a otras (En el Capitulo N@ 4 se volver& sobre esto). Es verdad que ese tipo de frase es factible de ser contrastada en alguna medida: tal vez se podria saber si la madre del sujeto efectivamente trabajaba en el oficio de costurera y de qué modo lo ejercia, si su padre era obrero, en qué perfodo y en qué rama de actividad, etc. Si tenemos tal posibilidad no es porque las costureras, los obreros y los hogares modestos sean realidades en s{ universalmente evidentes, monosemsnticas y tangibles, sino porquée‘entendemos (compartimos) e¢1 sentido con que el hablante ha clasificado a sus progenitores y a su familia de origen. Ello se debe no a que podamos tonocer y evaluar su experiencia sensible, sino en primer lugar, a que compartimos su lenguaje, es decir, sus ¢ategorias y procesos de interpretacién. En otras palabras comprensién e interpretacién son un solo acto, inherente a toda comunicacién. Segin Gadamer (1977, 461 y ss. Destacados en el original): 22 "...la comprensién no se basa en un desplazarse al interior del otro, a una participacién inmediata de é1 Comprender 10 que alguien dice es (...) ponerse de acuerdo en la cosa, no ponerse en el lugar del otro y reproducir sus vivencias. ...la experiencia de sentido que tiene lugar en la comprensién encierra siempre un momento de aplicacién. Ahora consideremos que todo este proceso es lingifstico. No en vano la verdadera problemética de la comprensién y el intento de dominarla por arte -el tema de la hermenéutica- pertenece tradicionalmente al 4mbito de la gramatica y de la retérica. El lenguaje es el medio en el que se realiza el acuerdo de los interlocutores y el consenso sobre la cosa. (...) El problema hermenéutico no es pues un problema de correcto dominio de una lengua, ‘sino del correcto acuerdo sobre un asunto, que tiene lugar en el medio del lenguaje." Al ser la narracién autobiogréfica un suceso esencialmente lingiistico, una interpretacién que gira alrededor de la propia vida, es, a la vez, un texto que al comprender se interpreta. El comprender y el interpretar. segéh se ha visto, son un mismo proceso. Estamos frente a dos fenémenos que se viven como simulténeos: la interpretacién del hablante (al hablar de su vida) y la interpretacién de quien escucha o lee. Eneste punto es importante también establecer distancia con quienes sostienen Stanley Fisch y sus tesis, por ejemplo- que el texto nada significa, sino que es el lector quien le otorga un significado, 0, segin una posterior versién algo atenuada del mismo Fisch (citado por Todorov; Ibid, 10) el grupo cultural e histérico al cual 61 pertenece: 23 "antes que el texto o el lector son las comunidades interpretativas las que producen las significaciones." Todorov (Ibid.) ha refutado sélidamente tales conceptos, por 10 que agui sélo resta recordar que es efectivo que quien lee participa de la creacién de sentido, ‘pefo de un modo circunstancial e histérico. El lector participa del texto desde una postura determinada, m&s o menos cerdana al universo cultural y lingiistico del hablante. Que ambos interlocutores se comprendan no se refiere a una «comprensién histérica>: el punto de comprensién no se sitéa en los sucesos ni en las vivencias, sino en el texto. Nuevamente en palabras de Gadamer (op. cit., 467. Destacados en el original): esde el romanticismo ya no cabe pensar como si los conceptos de la interpretacién acudiesen a la comprensién, atraidos segin las necesidades desde un reservorio lingiistico en el que se encontrarfan ya dispuestos, en el caso de que la comprensién no sea inmediata. Por el contrario, el lenguaje es el medio universal en el que se realiza la comprensién misma. La forma de realizacién de la comprensién es la interpretacién. Esta constatacién no quiere decir que no. « exista el problema particular de la expresién. (...) Todo comprender es interpretar, y toda interpretacién se desarrolla en el medio de un lenguaje que pretende dejar hablar al objeto y es al mismo tiempo el lenguaje propio de su intérprete”. Es inadecuado, en consecuencia, referirse al relato autobiogréfico sin considerar su naturaleza discursiva, sin

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