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Bacay, Jorge 20 pasos hacia adelante Jonge Bucay ;cootdinado por Tomas Lambré.- 1a ed, - Buenos Aires Del Nuevo Estzeme, 2007. 144 p.: 22x15 cm. ISBN 978-987-609.073.5 1. Superacin Personal. L. Toms Lambré, coord. Thule DD 158.1 20 pasos hacia adelante ‘Autor: Jorge Bucay © Jorge Bucay, 1997 © de esta edicién: Editorial del Nuevo Extremo $.A., 2007 Carranza 1852 (C1414COV) Buenos Aires, Argentina ‘TelfBax: (54-11) 4773-3228 e-mail: editorial@delnuevoextremo.com nww.delnuevoextremo.com Director Editorial: Miguel Lambré Coordinador de Eicidn: Tomés Lambré Imagen Editorial: Marta Cénovas ISBN: 978-987-609-073-5 Primera edicién: septiembre 2007 Reservados todos los derechos. Ninguna parte de esta publicacién. puede ser reproducida, almacenada o transmitida por ningrin medio sin permiso del editor. Hecho el depésito que marca la ley 11.723 Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Introduccién Desde que empect.a escribir para otros, hace mds de veinte afios, y sobre todo desde que alguien decidié acompafiar mi osadia publican- do lo que yo eseribia, he intentado centrar cada una de mis palabras cen aquellas ideas, sugerencias y propuestas que enconcré utiles en mi propio camino, y que por esa razdn cref que podrfan servir de ayuda a ‘otros que transitan por espacios patecidos en su propia brisqueda. ‘Alo lango de estas dos décadas, intenté hacer en cada libro, en cada articulo y en cada columna, lo mismo que hice durante toda mi vida como profesional de la salud, por un lado, aportar una pequefia luce- ita, quizs ingenua o insignificance, con el propésito de ayudar a otros a iluminar las zonas que encuentren oscuras en sui camino y, por otro, ofrecer el tipo de ajuda que yo personalmente necesité en muchos momentos dificil, (Més sorprendido aun que halagado he recibido y aceptado cn varias ‘oportunidades la inviucén de periddicos de Argentina, de Méjico y 20 PASOS HACIA ADELANTE 7 de Espafia, para publicar mi manera y estilo de ver y explicar algunos aspectos de la conducta humana. Muchas de estas columnas semanales son las que de alguna manera hicieron de semillas a este libro. He querido en ellas, lo mismo que pretendo aqui: Aportar la palabra, a idea 0 el cuento que nos ayude a renovar la conviccién de que lo que sigue puede ser y seré mejor; el pensamiento, El estimulo que desde afuera de uno mismo sea capaz.de actuar como un disparador positive ‘para cada uno individualmence y, desde all, para todos en conjunto. “Te propuse tantas cosas, que a fuerza de repetidas, muchas veces ya sabfas: Repasar lo aprendido para compartirlo con los dems Pensar en vos para poder después pensar en los demds, adecuadamente, ‘Anticipar el puedo al quiero, para que el deseo no quede condiciona- do por la fantasia de una limitacién de tiempos pasados, donde posi- blemente otro yo anterior no podia, no sabfa o no querfa saber. ‘Terminar con el tiempo en el que aquellos que fuimos se quedaban, dependiendo del cuidado de algunos y de la decisién de otros. Y dos cosas, para m{ fundamentales: ‘Te propuse que te ocuparas de sentirte cada vez més vivo. ‘Te propuse que trabajaras para volverte cada vez. més sabio. No ereo que necesite contarte cules fueron las herramientas que utili- oé para ayudarte en estos desafios, lo sabés, Me he valido de unas ppocas ideas propias y de muchas aprendidas; me he valido de centena- res de cuentos de todas ls épocas y de todas las culturas. Pensamicnto vivo y vigente de muchos maestros, enredado, expuesto y oculto, en miles de historias, anéedotas y leyendas urbanas que nos confirman tuna y otra yeu que no estamos solos en nuestro camino, ni en el dolor, ni en las creencias, nien los temores, ni en Jos buenos momentos. Historias y conceptos que nos obligan a nuestra primera conciencia ‘gregaria: no somos los tinicos que sentimos el deseo de construirnos vidas cada vex més flies y mucho menos los inicos que tenemos el derecho de intentatlo, 8 /aoRee aucer “Todo se puede simplificar y todo se puede complica; y la dos cosss se pueden hacer con intencién de ayudar a aclarar 0 como intento de confundir 0 esconder un pedazo de la verdad. Elijo empezar con este cuento como homenajea la decisién de aque- llos que trabajan a favor de que la ayuda sea ayuda y no solamente informacién iniiil. Una manera de agradecer a los que, como yo mismo, deciden siempre no complicar la realidad y un reconocimien- to a todos los que generosamente comparten dia a dia lo poco o mucho que saben, con amor, profesionalidad y vocacién de servir. Hace muchos aios, en plena carrera espacial, los Estados Unidos y la Unidn Sovitsica se esforzaban por ser los primeros en Uegar a la Luna, La vanidad, el reconocimiento mundial, el pretigio cientifico 19 el presupuesto de la NASA y su equivalente ruso estaban en juego. La tecnologia era, por supuesto, la clave. Teonologia y desarrollo al servicio de cada problema, de cada detalle cde cada sieuaciin que con seguridad se iba a presentar 0 gue imprevis- tamense podia llegar a presenters; sobre tado de cara a los efectos de la causencia de gravedad ya los dems factores de la vida en el espacio, La experiencia significaba dos grandes pasos, comunes a toda explora- ciin cientifiea: primero, bacerla posible y, segundo, registrarlo todo, Dado que la computacién no contaba todavia con microchips era obviamente exencial que les acronautas eftctuaran registros exactos «en vivo y por escrito de cade vivencia, situacién, problema o descu- brimiento, Esto condujo avn problema tan menor en apariencia, que nadie habta pensado en, antes de lanzarse al proyecto: sin gra- vedad, la tinta de los bollyafos no corre. Este pequefio punto parecé voverse erucial en aquellos tiempos. El _grapo que consiguiera soluconar esta dificultad ganaria, ol parecer, Ja carrera espacial. Nunca ames en toda la bistoria del mundo la caligrafia habia sido tan inportante. 20 PRSOS HACIA ADELANTE / 9) EL gobierno de los Estados Unidos invirtid millones de délares en (financiar a un grupo de cientificos que pensara exclusivamente en cate punto. Y al cabo de algunos meses de tarea incansable, ls inven- ores presentaron un proyecto ultrasecreto, Se trataba de un boligrafo gue contenta un mecanismo de minibombeo que desafiaba la fuerza de gravedad. Este pequetio invento permitié, despuds de destrabar el primer viaje a la Luna, que toda una generaciin de jévenes pudiera escribir grafitis cobscenos en los techos de sus aula y en los batios de todo el mundo. Los Estados Unidos, en efecto, legaron primero a la Luna, pero no {fie porgue los rusos no hubieran podide resolver el ema de la vinta. En la Unitn Sovittica habtan solucionado el problema apenas unas horas desputs de darse cuenta de la dificulrad planteada por la ausencia de gravedad... los cientificos rusos simplemente renunciaron 1 los boligrafos y decidieron reemplazarlos por Idpices, Sin complicarnos, pero sin perder de vista el objetivo, te propondé en las préximas paginas que nos animemos a dar algunos pasos en la direecién de nuestro crecimiento y aurorrealizacién. Ninguno de estos veinte pasos te seré desconocide ni noyedoso. Si aparecen aqui ¢s, como siempre, para ordenat lo que ya sabés y, en todo caso, para invi- tarte a que ratifiques en cada capitulo que aceptas el reto que irteme- diablemente significa enfrentarse al desafio de volverse uno mismo. 10 /sn6e Buea 1. Trabajd en conocerte ‘Mrexrnas diagcamaba los conceptos y escribia gran parte de los conte- nidos de este libro cumpli cincuenta y siete afios. Casi me sosprendié darme cuenta de lo mucho que me alegré la fecha esta vez. Yo mismo, «en otro momento de mi vida, hubiera discutido, como quiaés lo hagas vos ahora, el valor del ritual de cumpli alos. Hasta no hace tanto yo sostenla que estas «nifierias» son pertinentes y razonables solamente en el mundo infantil de los més pequefios, nuestros hijos 0 nietos. Para ellos, solia decir yo, el fesjo de cumpli un aiio més se justifica ampliamente silo pensanos como una minima compensacién anticipa- dade lo que se avecina oon el crecimiento: el desembarco de mis res- ponsabilidades, mas debers y cada ver més obligaciones. Pero a nuestra edad, segufa argumentando, esto no patece motivo de ningsin festejo. Nuestro propio fenguajsa veces tan esclarecedor, parece hacernos saber desde el principio que el dfa del cumpleafios no trac consigo cdemasiadas buenas noticas, Desde el vamos, combina en su nombre, dos palabras que no én Yano nos agobia pronunciar: «cumplir» y cafioss, como si quisierseandenaenos a envejecer y obedecer hacién-~ donos olvidar, quizs notun ingenwamente, lo que sf se debe festejar. 20 PASOS HACIA ADELANTE (1 Porque el dia del cumpleafios, ese mismisime dia, se festeja nada mis y nada menos que un aniversario més del dfa de nuestro nacimiento {en la mayoria de los idiomas, inglés, francés, catalin, hebreo y chino por nombrar sélo algunos), la palabra que se usa para cumpleafios se puede teaducir literalmente como adia del nacimiento» o «dia del ani- Decididamente no pretendo empezar ninguna rebeldia lingiistica para cambiar el idioma, pero sf quiero conseguir que tomemos conciencia de este hecho més que condicionante para evitar que el peso etimols- giico de la palabra «cumpleafios» nos arruine la Festa. De hecho sostengo que Simos hemos dado cuenta de que vivir es una cosa deseable y nos sabemos contentos por ello, Si hemos descubierto que queda mucho por hacer y que lo haremos... Si podemos sentir més que «muy de ver en cuando» gratitud por des- pertar cada mafana, Entonces, tal vex podamos recuperar de corazin el deseo de festejar ‘nuestros cumpleafios, y por qué no, de compartir con otros laalegrla de estar vivos un afio més. Y llegados agus, no seré dificil establecer naturalmente esta sana cos- tumbre que recomiendo casi a cada persona que me consulta: Hacernos en ese dia el regalo que mas nos gustaria que nos hhiciera nuestro amigo mds incondicional. Es muy sugestivo ver cémo muchos vivimos pensando y comprando regalos de cumpleafios para los que queremos y casi nunca lo hacemos con nosotros mismos, Vuelvo a mi novedoss experiencia. Quizds por mi mayor conciencia de una vida més que afortunada. 12. /JoR6e oucay Tal vez por la certeza de sentirme transitando el camino que yo mismo elegt para mf. Posiblemente por la alegeia de que mis afios me encuentren embarca- do en un nuevo proyecto, el de este libro. Seguramente por estar asistiendo orgulloso a la madurez de mis dos hijo. Probablemente por la suma de todo lo dicho y mds cosas, este afio fes- tej cumpli 57. Fiel a lo que ensefio, me regalé la tltima grabacién de Rigoletro en las ‘Arenas de Verona y también una més que discreta reunién, a la que ime di el gusto de invitar a mis amigos més queridos, a algunos colegas y a muchos compafieros de ruta a los que hacfa mucho tiempo que no vela, All brindando con ellos en la fiesta que me habfa armado para compartir con cllos mi alegria, confirmé lo que sostengo desde hace muchos afios: ningiin vinculo constructive con los demds se puede establecer y fortalecer si no se apoya en una buena relacién de cada tuno consigo mismo. Y este concepto no es més que la mejor expresin de la necesaria cuota de sano egofsmo, Un camino cuyo tltimo paso coincidird con la autorrealizacion, y ‘cuyo primer paso no puede ser otto que el de conocetse, saberse, des- ccubtirse. Des-cubrirse, es decir, qutar la coberrura que me impide verme. Animarme a sacarme lis méscaras. Mostratme ante mf y ante los demas tal como soy. Asumir la responsabilidad de todo lo que soy; que incluye todo lo que hhago y todo lo que digo, Conocernos es el primer paso si pretendemos dejar de pedirles a los otros que sean veedorss de nuestras vidas. Conocernos es comatnoral tiempo de mirarnos interiormente, conce- tar con Jo que creemes,con lo que pensamos, con lo que sentimos y con Jo que somos, més ali de todo lo que 2 otros les gustarfa. 20 FASOS HACIA ADELANTE 113 Conocemmos es empezar por el principio. Por la primera de aquellas {ues preguntas existenciales que acompafian al hombre desde los tiem- pos més lejanos y que aparecen en todas y cada una de las culturas ancestralest Quin soy? sAdénde voy? {Con quién? ‘Tres preguntas que, como siempre digo, deben ser contestadas en ese rigurovo orden, aunque ms no sea para impedir que sea mi rambo el que determine quién soy y yo acabe volviéndome esclavo de mi camino. Ties preguntas que respondidas en orden, una y otra ver, alcanzardn para evitar que mi compaficra, © compaficro, de ruta se «rea con el derecho o la responsabilidad de decidir por mf el camino a seguir. Un cuento algo kafkiano nos ayudard en este punto a refmos de nos- ‘otros mismos, Un hombre viaja en el metro cupa su cabeza en ef rabajo que le espera en la oftcina De repente alza la vista y le parece que otro hombre en el asiento de enfrente lo mira fijamente. En su abstraccin ni siquiena nota que lo que ve es solamente su ima~ gen reflejada en un espejo —gDe dinde conosco a este tipo? —se pregunta al notar que si ros- 10 lees familiar Vuelve a mirar y la imagen, como es obvio, le devuelve la sonrisa —Y dl tambitn me conoce —se dice en silencio, Por mds que intenta dejar de pensar en esa imagen de la cara fami- iar, no consigue alejarla de su pensamiento. El hombre llega a su destino y antes de ponerse de pie para bajar del 14 aon wey tren, saluda a su supreesto compaitero de viaje con wn gesto, que como no podia ser de otra manera, el otro devuelve inmediaramente, En su trabajo, no puecle dejar de preguntarse: —2De dinde conosco yo a ese tipo? Cémo le gustaria tener una fotografia de ese hombre para poder mos- trdrsela a sus compatteros, Quizts alguno de ellos podria ayudar a identificarlo... Al finalizar su jornacta decide caminar hasta su casa para darre el tiempo de buscar en su memoria. Una hora mas tarde entra en su departamento, todavia sin respuesta. Se ducha, cena, mira la relevisiin, pero no puede presear atencién. —2Dénde he visto a ese hombre? —se pregunta todavia al acostarse A la manana siguiente se despierta con una sonrisa.. Vis sé —dice en voz alta, sentindose de golpe en la cama y golpe- ndose la frente con la palma de su mano—. ;Cimo no me di cuenta antes? Ha resuelto el problema que lo tenia interrumpido, —jLo conozco de la peluguerta...f Si no empezamos por conocemnos ser imposible saber quiénes somos, reconocernos en nuestas actos y hacernos responsables de cada uno de ellos. Nunca sabremos con clatidad cual es l Ifmite entre el aden- troy el afuera. Si es cierto que queremos conocernos, deberemos aprender a mirarnos con valentia decidiendo simplemente ser, aun a riesgo de perdemnos por un rato. Sélo asi podremos logar que sea nada mas que lo interior lo que nos defina. Una tarea de por sf dificil, sobre todo si uno pretende encarat- fa sin aislarse de los dens, sin renunciar a sus grupos de pertenencia social, familiar 0 labval. Y que quede claro que esto no significa igno- rar a todos ni volverssordo a sus opiniones, entre otras cosas porque no ignoro que necestamos de sus miradas para completar nuestra per~ 20 PASOS HACIA ADELANTE (15 cepeién de nosotros mismos, para ver todas esos aspectos que se ocul- fan en puntos ciegos a nuestra mirada; s6lo significa no condenarnos ‘andar por el mundo preguntando a los demés quiénes somos © ‘cémo deberiamos ser. {No deberlamos anticipar lo social a lo individual? Ahora y aum a riesgo de ser acusado (una vez més) de individualista, sigo sosteniendo que al objetivo del bienestar comin le vendria muy bien que cada uno empezara por ocuparse de su propio desarrollo, aunque sélo sea para poder ayudar de la forma més apropiada, més justa y més eficaz al projimo. Durante toda la semana el nifo habla perseguido literalmente al padre por toda la casa con su tablero de ludo debajo del braze. Queria que el hombre se sentara con él a cumplir su promesa de jugar una partida para estrenar el nuevo tablero que le hablan rega- lado para su cumpleatios. —Ahora no puedo, Huguito le habla dicho el padre mds de una eo—, tendremos que esperar al fin de semana... Por eso el sdbado, apenas se levanté y al ver que su padre estaba sen- tado al escritorio, Huguito corrié a su cwarto a buscar el tablero todavia sin estrenar, —Hoy es fin de semana, jno, papi? —pregunté el pequefio. St, hijito —reconocié el padre—, pero abora tengo que serminar sun trabajo atrasado. Pidele a tu madre que juegue contigo... No, no —protesté la pulga de seis anitos—. Ti me prometiste.. —Es verdad. Pero en este mamento tengo otras cosas mds urgentes (que atender.. ZV cundo vas a terminar de atender ests cosas? —Deniro de dos horas —dijo el padre exagerando, con la intencién de desanimarlo, Buf... —dijo el nito, 9 dndose la vuelta salié de la habisacién. 46 /0no6 wucay La-aguja grande haba aleanzado ta pequeta justo cuando éata lle gba al niimero 12, y eso segtin le dijo su madre, significaba que habian pasido exactarnente dos horas. —augamos abors, papi? —No, hijo. Lo siento. Tedavia no be terminado con mis cosas. —Pero me dijiste denro de dos horas... Eso es ment —No seas ash, Huguito, tengo trabajo pendiense. El nifio ya empezaba a dejar excapar un par de lagrimas, cuando su padre suve una idea. Toms de su escritorio una revista que mostraba en la tapa un colorido mapa del mundo con division polttica. —Mira, hijito, te voy a proponer un juego —le dijo, mientras arran- caba ta hoja y buscaba en el cajén de su excritorio un par de tijeras. Et hombre hizo varios cortes, transformando la boja en un monién de papeles de forma irregula —Eito es un rompecabecas, Un puzale, como los lamas wi. EL juego consiste en armar el mapa del mundo poniendo cada pals en su sitio —dijo el padre. Cuando termines de montar el mundo, juga- remos al ludo, El padre sabia que, sin tener idea de como se configsuraba el planisfe- rio, el nito tardarta mds de una hors en armarlo y que exo los leva- ta hasta el almuerzo. Después de (a siesta quiads podria finalmente senvarse a jugar con si hijo, coma se lo habia prometido. Osra vez resoplando, pero intuyendo que si no aceptaba esas condi- ciones no habria ludeeljovencito tomé los papeles que su padre le dabay se fue a su cusr, Pasaron cinco minutes quiads seis, cuando Huguito entré en la habitacién com ef mapa del mundo perfectamente armado. Cada pats en su sitio yoda la hoja pegada con cinta scotch, —Ya esed, papi. :Abon vamos a jugar al ludo? El padre sonrié, confi. —sPero cbmo lo bist? —pregunts examinando el perfcto resultado — Si munca viste un mape de! mundo, gedmro lo armaste tan rhpida? —No, papi... Yo nurs habla visto un mapa del mundo, como éste.. 20 PASOS HACIA ADELANTE 137 Pero cuando cortabas la hoja, yo me fijé que del otro lado habfa una ‘foto de un hombre. Entonces, cuando legué a mi cuarto di vicelea los ipapelit y puse una al lado de la otra las partes del sefor.... Cuando terminé de armar al hombre, el mundo... se armé solo. Puede que sea una deformacién profesional, pero después de tantos afios, estoy convencido de que solamente trabajando con los indivi- duos el cambio que queremos para el mundo se volverd posible. Serd por una deformacién profesional, pero me pasa con demasiada frecuencia, tanto hablando con un paciente en mi consulta como con- testando a las preguntas de un reportaje; sin darme cuenta me sor- prendo hablando de todos cuando yo sélo queria hablar de cada uno. (Quiads sea la demostracién de que no hay diferencia entre todos y cada uno. Serd por una deformacién profesional, pero después de tantos afios, sigo creyendo que solamente sabiendo quignes somos podcmos ‘empezar el trabajo de ser mejores para nosotros mismos y para la humanidad. 18 /soRce aucar 2. Decidi tu libertad ‘St EL PRIMER PASO, segtin hemos dicho, es conocerse, el segundo debe- rfa ser, sin duda, su necesario acompafiante: concederse la libertad. Y digo concederse y no conseguir ser libre porque me refiero al pro . Es muy importante establecer esta diferencia, porque, como tantas veces lo he dicho, aquella definicién corresponde a la omnipo- tencia y no a la libertad. Aquélla es sobrchumana y no existe: mien- tras que ésta es posible, deseable y real. A veces patecerfa que nos {gusta 0 que nos conviene confundir estos dos conceptos: posiblemente pata poder justficar ante nosotros mismos nuestro «miedo a la liber- tad» como maravillosamente lo enuncia Erich Fromm en el libro que lleva ese mismisimo ticulo, La libertad, tal como la entiendo y la propongo, consiste nada més (y nada menos) que en la posibilidad o el derecho que tiene cada uno de clegir una (y 2 veces més de una) de las alternativas que se presentan ‘en un determinado momento. 20 PASOS HACIAAUELANTE / 19 La libertad es la capacidad de elegir dentro de lo posible. Esta libertad incluye y necesita, por supuesto, a honestidad de no calificar como imposible lo que ficticamente no lo es, solamente para nnegat que descarté todas las otras opciones por mis principios, por zis temores 0 por mi conveniencia, La consecuencia de dar este paso hacia nuestra libertad es también saceptar que algunas situaciones donde no podemos elegir son, en rea- lidad, producto de una eleccién previa. Sin embargo, parece demasia- do tentador para muchos decir que no se podia hacer otra cosa, para disminuis asf su responsabilidad en el resultado de su eleccién, Declararse libre es dar el paso hacia la definitiva auronomia, asumir el costo de mis decisiones aunque hoy me dé cuenta de que me equivo- ‘qué, aceptar que era posible hacer todo lo contratio y que yo no lo hice, admitir que, de hecho, otros lo hicieron aunque siga parcciéndo- me lo més Iégico haber hecho lo que hice. ‘Casi ninguno de los que nos dedicamos a pensar y ensefiar los meca~ nismos que relacionan nuestra vida cotidiana con el deseo de una mejor calidad de vida dejamos de remarcar una y otra vez que este desaffo, el de vivie ms y mejor, equiete, entre muchas otras cosas, una cuora nada despreciable de valentéa. Hace falta coraje y solider para enfrentarse a los precios que casi siempre la sociedad querré cobrarnos por la osadia de enfrentarnos a cll, por la frescuta de declararnos libres de decidir pot nosotros mis- ‘mos, por el desplante de desconocer la inviolabilidad de sus manda- tos o por la insolencia de pedir explicaciones a las actitudes de los mds poderosos. Hace algo més de medio siglo, una fila tarde en Mosct, el entonces sccretario general del Partido Comunista, Nikita Kruschev, denun- ciaba en el Vigésimo Congreso de su partida, los horrores cometidos durante el gobierno del despético hombre fuerte de todas las Rusias, 20. /0R6E BUCA Jusip Stalin, muerto ines ais antes, después de haber ejecutado sumariamente a miles de opositores y mandado matar a todos los vie- jes companeros de la Revoluciin de Octubre, entre ellos al mismisimo Lein Tratski. Por primera vez, el premier ruso Kruschev conté frente a un centenar de sorprendidos representantes partidarios, cbmo, despiadadamente, Stalin habla encarcelado y torturado a miles de los que osaron opo- nnerse a su autoridad, habla ordenado departaciones en masa para otros santos y habla mandado recluir a todos los demds de por vida cn las edreeles de la helada Siberia. El secretario general relaté con detalles los planes siniestros para oprimir alos pates sardlites de la entonces Uamada Unién Sovidtica, aplastando en cada lugar a las fucrzas rebeldes con el poderto de la fuerza militar del soviet Stalin (en la realidad Tésiv Zissariénovich Deugahsvibli) no habia escatimado crueldad para hacer saber al mundo, dentro y fuera de Rusia, que nada frenarta su intencién de decidir los destinos de la parte del planeta que quedé baja su «control» desputs de los acuerdos de Yalta. Los que allt estaban contarlan después que la situaciin era tan tensa que podta escucharse la respiracién de algunos después de que el seere- tario general diena su minucioso e impresionante informe. De pronto, una voz se escuché saliendo de entre las cabezas aglutina~ das de los dirigentes. La vox preguntaba casi increpando a Kruschew: —2¥ dinde estabas ti, eamarada, mientras todo esto pasaba? Todas entendieron lo que la frase insinuaba sin decirlo, Nikita Kruschev habia trabajddo muy cerca del fallecide tirano, habla sido depositario de su conftanza, habla sido parte de la dirigencia de saguella cruel etapa estalinista de la Unién Sovidtica La pregunta ponta en evidencia que, con st silencio, el abora denun- ciante habia sido de alguna manera cémplice de las mismas infamias que en ese momento denunciaba. Elsecretario Kruschev bien silencio. La pregunta a viva voz habla conseguido callar a todos. 20 PASDS HACIA ADELANTE / 2 2 Quite dijo es0? —pregunté luego, con firmeza, No hubo respuesta —;Dinde esta el que hizo esa pregunta? —volvié a preguntan,esti- rando el euello como buscando una mano levansada entre la mulitud. Rusia no era ya la Rusia de Stalin, pero estaba muy lejos de ser wn modelo de democracia 0 un estado que pudiera garanticar la integri- dad de los que se oponéan al régimen. Los servicios secresos del soviet {que luego se convirtieron en la famosa KGB, seguian siendo poderosos y temibles. Nadie contests a la pregunta de Nikita Kruschev. Fue entonces cuando el secretaria del Partido dio la respuesta genial a la incémoda pregunta: Ya que no te animas a decirme dénde estds, voy a contestar a tw ‘pregunta de manera que no te quede duda de mi respuesta. :Dénde cstaba yo en aquellos dias?... Yo estaba exactamente en el mismo lugar y en la misma posicién en la que ti estds ahora. ‘Todos hemos vivido situaciones en las que nos ha sido muy difteil hacernos del centro de la escena para denunciar un atropello 0 una injusticia... ¥ con mayor © menor éxito nos hemos planteado si debfamos o no animarnos 2 tamafa rebeldia. Reflexionando acerca de esta historia tan real como reciente uno se ‘queda pensando qué podemos y debemos animarnos a hacer, a pregun- ‘ar, protestar y a cuestionar, aun en minorfa, frente a los eaprichos de algunos o las injusticias de muchos; quizas con la tinica restriccién de ccuidar que esa libertad sea ejercida dentro de! estado de derecho, que no involucremos en nuestra queja a quien no quiere estar involucrado yy que nuestra forma de protesta 0 de rebeldia no esté disefiads para destrui alos que piensan diferente, sino para sumar & todos en la consteuccién de un mundo mejor. Como en todas las cosas, los problemas empiezan en las peque- fas cosas En nuestra vida cotidiana, vos y yo hemos pasado y seguiremos pasan- 22 / JORGE BueKY do por esos momentos en los cuales, sin demasiada conciencia, decidi- ‘mos renunciar a algunas libertades. 2Qué me euesta —pensamos a veces— renunciar a mi elecci6n? Después de todo —nos decimos— es un tema tan poco importante.. Para qué hacer de esto una cuestién? —terminamos argumentan- do—. Ademés de ser ciertamente un tema menor... Seguramente sea transitozio. Y hasta respiramos hondo antes de dar por cerrado el asunto y nos conformamos con la renuncia a nuestro rumbo, convencidos de que la Jucha por Ia libertad es la batalla de las grandes cosas y no la de las ‘Sin embargo, muchas veces estas ideas son el disfraz con el que escondemos fa falta de energia que le ponemos al defender nuestras fibertades, sed muy bien ser eapaz de desapegarse de algunas actitudes, preten- siones y caprichos, pero habré que temerle aun a las «pequefiasy renuncias, cuando no son elegidas con nuestro corazén, con concien- «ia y con responsabilidad. Es necesario recordar que la libertad ¢s tan importante como para no renunciar a ella ni siquiera por un momento. Puede sonar casi heroico cl desafio, pero estoy absolutamente convencido de que todos somos ‘capaces de esa cuota de sana osedia ‘Tan trascendente es este paso que te propongo, que para algunos pensadores lo que define el paso de ser un individuo a ser una Persona Adulta (asf, con maytisculas) es justamente nuestra libertad, la capacidad de optar entre dos © més posibilidades y la responsabili- dad que se debe asumir después de cada decisién. Y aunque a veces ‘no podremos elegir lo que pasa, siempre podemos clegir cmo actuar frente a ello, Decfa Octavio Paz que la libertad es simplemente la diferencia entre dos monostlabos: Sf y NO. Esl derecho que me doy de elegir una u otra respuesta lo que me 20 PASOS HACIA ADELANTE / 23, hace libre 0 eselavo (y no el alto precio que con frecuencia debo pagar por mi eleccién), Dar este paso seré una manera de decidirnos a enearar nuestra vida con absoluto protagonismo, con responsabilidad sobre todo lo que nos ocurre, entendiendo los hechos de nuestra vida como ; una consecuencia deseada o indeseable de algunas de nuestras decisiones. Soy responsable de las decisiones que tomo y, por lo tanto, soy libre de quedarme o salir, de decir o callar, de insistir 0 abandonar, de correr los riesgos que yo decida y de salir al mundo a buscar lo que necesito. Una viejbima y conocida leyenda cuenta que todas las vivencias y las emociones bumanas sollan encontrarse en un frondoso bosque magico «jugar, AU, el odio, la esperanca, la envidia, el amor y el miedo correteaban riendo sin parar, perseguidos por el rencor, la locura, la sraicin, la alegria y la curiosidad. Dicen que un dta, jugando a las escondidas, at locura buscaba at amor, que se habla escondido entre una montata de hojas, cuando la traicién le acercé un tridente de afiladas puntas y la insté a pinchar cenire las bojas para descubrirlo, Ast lo hizo la lacura sin medir el dao que resultarta de su accibn, Cuenta la leyenda que, desde entonces, el amor se quedé ciego y que la lacura llena de eulpa deci- ib guiar sus pasos. Mi genial amiga, escritora y cuenta cuentas, Vivi Garcia dice que, después de tanto andar juntos, el amor y la locura terminaron haciendo parcja y disfruraron inmensamente. Pocas cosas son eter- nas, y legs un momento en el gue el amor, cansado de santo delirio, descontrol ¢ incertidumbre, dejé a su lazarillo y decidié casarse con la razin. El amor wo se equivoch en su decision, porgue guiado por la razin los peligros desaparecieron y las inseguridades se desvanecieron junto «on elles 224, /soRGe aucay Nad es perfecto, porque pasado un tiempo el amor empezé a darse cuenta de que en medio de tanta seguridad estaba muy tranguilo, pero se aburria como una ostra Dice Vivi que después de mucho pensarlo y consultarlo con su amiga a fantasta, el amor tomé una decisién, 0 mejor dicho dos: seguiria casado con la razén, pero se daria la libertad, de vez en cuando, de encontrarse con su vieja y amante compatiera, para dejarse llevar por ella y perderse en la locura, por un rato, antes de volver, renovado, a os brazos seguros de li razén. 20 PASOS HACIA ADELANTE J 25 3. Abrite al amor EL TERCER Paso es descubrir el amor. No existe la realizacién personal si no somos capaces de sentirnos amados y de sentir que amamos a alguien, intensa, comprometida y desinteresadamente. La palabra «amor» es posiblemente una de las més usadas en los dlti- mos doscientos afios. A st sombra se han justificado las atrocidades sis espantosas y se han explicado las actitudes mds solidarias. Los santos, los dictadores, los bondadosos, los ascsinos, los sacerdotes y los hechiceros: los eruditos y los analfabetos, los amantes y los desamora~ dos; todos hablan de amor; aunque muchos de ellos ni siquiera sepan de qué estin hablando. Es cierto que definir sentimicntos es de todas maneras un gran desaflo yun reto imposible de salvar del todo, sin embargo, podemos aproxi- ‘marnos, compartiendo algunas ideas acerca de ellos, ara comenzar, vale la pena aclarar que el amor verdadero y trascen- dente del que hablamos no es el amor «inconmensurabler de las nove- las roménticas, supuestamente eterno y por decreto excluyente. 20 PASOS HACIA ADELANTE / 27 ‘Tampoco es necesariamente el amor de las tragedias griegas, dramético ¢ irvesistible. No es ninggin sentimiento sublime, reservado para unos pocos, ni tampoco algo que se siente exclusivamente en un momento de la vida frente a una tinica persona. E] amor al que debemos abrirnos es el amor de nuestro dia a dia, el sentimiento posible y cotidiano al que nos referimos cuando sentimos ‘que squeremos mucho a alguiens. Si partimos del concepto del queter como el més puro interés por el ienestar de otra persona, seréficil entender que lo que estoy propo- ido como tercer paso es animarnos a sentir con honestidad, verda- dero interés por lo que les suceda a otros, ya sea tu hijo, tu madre, cu pareja, tu vecino 0 un alguien andnimo y desconocido, Estoy convencido de que para llegar ala meta es imprescindible que seamos capaces de cosechar por lo menos una relacién con alguien {que no sélo sea importante para nosotros, sino que ademds consiga hacemos saber que somos importantes para dl. Alguien que festeje sinceramente cada uno de nuestros logros. Alguien que quiera acompafiarnos tanto en los momentos files ‘como en los dificiles. Alguien que sea capaz de respetar nuestros tiempos y nuestras elecciones. Alguien que disfrute de nuestra compafa sin pretender ponernos en la lista de sus posesiones. Alguien por quien nos sigamos sintiendo queridos aun en los desen- cuenttos, aun después de esos momentos de discusi6n o de enojo. Una persona, en fin, cuyo bienestarsiga importéndonos, aun en los momentos en Jos que furiosa por alguna razén o cegada por su bron: a, nos asegure que ya no nos quiere; aun cuando lastimada y dolorida se empefie en prometer que jamés nos perdonard. Todos los filésofos, pensadores, religiosos y terapeutas de la historia deben de haber creado su propia definicién acerca del amor. De entre las que Hlegaron a mi, elijo la de mi colega Josef Zinker, que propone cen su libro El proceso creative... 28 /soRse aucay Elamor es el regocijo por la sola existencia de la persona amada, Quizis a vos no te satisfaga, Quizés prefieras apoyarte en tu propia defini PPor si acaso, te dejo también mi particular manera de poner en pala~ bras el significado y el aleance del mejor de los amores. Para mf, el amor es la sincera decisién de crear para la persona amada un espacio de libertad tan amplio, tan amplio, tan amplio, como para que ella pueda elegir hacer con su vida, con sus sentimientos y con su cuerpo lo que desee, aun cuando su decision no me agrade, aun cuan- do su eleccién no me incluya. Quiero compartir con todos mi versién de un cuento que siempre me fue muy significativo, una historia originalmente escrita hace medio siglo por uno de los grandes de la literatura, que se hizo conocer como OHenry. in. Esta bistoria transcurre en la Francia de 1900, en los comienzas de un durksimo invierno. Marie era una nifta de 11 aos que vivia en una antigua casa pari- sina. Desde que el flo se habla hecho sentir ella empezh a quejarse de un intenso dolor en la espalda que se voluta intolerable al toser, Cuando el médico Uegé a verla le dio a su madre el diagndstico que mds temias suberculosis, En esa época, todavia sin antibisticos, la infeciém eva casi una garantia de muerte. Lo tinico que los médicos podian hacer ena rece- tar algunos paliatives para el dolor, cuidados generates, reposo... y fe. —Estos pacientes como casi todos —les dijo el profesional— tienen ‘ads posibilidades de curarse si le dan pelea a la enfermedad: si Marie dejara de luchar por su vidd, morirfa en algunas semanas. —Y luego agregé, sabiendo que era més un deseo que un prondsti- co—: Estey seguro de que si la mantenemos calentita, bien alimenta- day con muchos deseos de vivir, cuando el invierno pase, ella estard fuera de peligro y la tuberculosis serd sélo un mal recuerdo, 20 PASOS HACIA ADELANTE / 29 Cuando el doctor se fue, la madre de la nitza miré el calendario. Faltaban todavia dos largos meses para que llegara ta primavera. Sabiendo que ninguno de sus compatieros de clase vendrta a verla, ‘por el comprensible aungue injustificado temor al contagio, la madre se legd hasta ea eseuelita de Marie para rogarle a la maestra a gue se acercara a su casa a darle algunas clases, no tanto por el aprendivaje como por gastar algo de su tiempo de encierro y aburrimiento, La maestra le dijo que no podia hacerlo. Lo sentla, pero habla cuatro ninos en el curso en la misma situtcién, ella no podia ocuparse de ellos, debsa cuidar de los que todavia asistian a clase. Al dia siguiente, mientras colgaba guirnaldas caseras por la casa tra- tando de contagiar la alegria que no sentia por las fiestas, la madre vio la pallida cara de su hija y la tristeza reflejada en su expresién. Fue entonces cuando tuvo la idea. Con la ayuda de la casera se dedi- é la mafiana completa a mover todos los muebles de la casa para poder llevar la cama de Marie junto a la ventana de la sala que daba al pequeno patio central compartide. Desde alli, penss la madre, por lo menos verd ese paticcito interior, el ciprés en el centro del jardin, las enredaderas en las paredes, las ventanas de los otros das edificios. Seguramente, se dijo, se distracrd aungue sea viendo a la gente pasar de ida y de vuelta de sus ocupaciones 0 de sus compras de fin de af. Entrado enero, el invierno se volvié mds y mas frio, y con ello la nitia se agravd, Mas de und noche wn atague de tos termind con un vori- 10 de sangre y la consiguiente desesperacién de la pobre jovencita y de su madre. Una manana, al volver de las compras, la madre encontré a Marie con la mirada perdida de cara al ventanal. Nada tenda que ver ya sa nifia con la Marie que ella recordaba de apenas unas semanas satrds, La madre se acereé a preguntarle cbmo se sentia esa mafiana y la nina le dijo que tenia mucho miedo de morirse. La madre la abra- 26 con fuerza, sosteniendo la cabeza de su hija contra su pecho tra- 30 /s0RGE aucay tando de que su hija no se diera cuenta de que loraba, La nifia sefialé hacia el patio y le dijo: —Mira, mami, cues esa enredadera en la pared del edificio de enfrente? Hace semanas estaba llena de hojas, algunas mds verdes, otras mds amarillas, Mirala abora qué pocas hajas le quedan. Acabo de pensar que cuando la tiltima de las hojas de la enredadera catia, mi vida también legard a su fin. —No tienes que pensar en es0 —le dijo su madre, acomodando las al™mobadas y secindose las lagrimas de espaldas a la nifia—. En pri- mavera todas las enredaderas fubrican nuevas hojas y la vida verde ouelve a nacer «Pero son otras hojas...», penss la jovencita sin decirlo. La enfermedad seguia su curso con altas y baja, pero cada dia la madre vela cémo el dnimo de la paciente decata en la misma magni- tud que su estado general Hasta que una manana la madre descubrié. a Marie muy interesada mirando hacia arriba por la ventana. Sin querer interrumpin, se acercé con cuidado tratando de ver qué era lo que Hamaba la aten- itn de su bifa, Se trasaba de un joven pintor que junto a su ventana en el tercer piso del edificio de enfrente, pintaba con colores vivos imagenes de Parts: Notre-Dame, Montmartre, el Moulin Rouge... Por primera vee en muchos dias, vio a Marie entusiasmada y alegre. La madre compartia esa alegria, algo por fin habia capturade su interés, quizds ella pudiera convencer al pintor para ayudarla, Esa misma tarde, eruss al edificio y golped en la puerta del artista, Cuando el joven y estrafalario pintor abrié, le conté gue era la madre de una nina que vivia en la planta baja, en el edificio de enfrente, le conté de su grave enfermedad y lo que el médico habla dicho. —Lo siento mucho, sefiora —dijo el pintor—, pero no entiends para qué me ba venido a contar todo esto. —Vine a pedirle que se acerque a darle algunas clases de dibujo, 0 de 20 PASOS HACIA ADELANTE / 3 ‘pintura a Marie. A ella siempre le interesb el arte, ;sabe? Si usted ipudiera bajar a la casa de vex en cuando a charlar con Marie... yo ipor supuesto, le pagaré lo que pida... —y con un tono de rucgo ter- ‘miné diciendo—... Su vida ;rabe? quizds dependa en alguna medida de que usted acepte mi pedido, No por el dinero sino por la pena que le daba la imagen de la nia ‘que ya habta visto desde la ventana, el joven artista empecd a bajar un dia s1y otro tambitn a la casa de Marie, levando consigo algunas telas, carbones y colores para hablar de pintura y para animar a la joven a que utilizara su tiempo en cama para dibujar y pintar. Durante las siguientes semanas crecid entre ellos una extrafia amistad. Una tarde, cuando el pintor bajé a verla, Marie Uoraba en su cama. Qué sucede, mon cher? —le pregunté. Marie le conté de su relacién con la enredadera y luego le dijo: —Ayer cuando te fuiste, hubo mucho viento y muchas hojas se eaye- ron, Cuando la tormenta pasb conté las bojas que quedaban, De las miles que habia entre sus ramas quedan nada mds que 28. ¥ yo sé lo que eso signifia, si se cayeran todas hoy mismo no habria un maita- nd para mic El pintor intenté convencer a Marie de que esa asociaci6n era una tonterta: —La vida seguird de todas maneras —le dijo—, no debes pensar ask. Tienes que practicar las escalas de colores y dibujar las manzanas que se pedi; si no, munca Uegards a exponer. De hecho, gracias a haber practicado mucho en mi vida me ba llegado una invitacién para ‘exponer mis pinturas en América. Ik ins? —pregunté Marie, sin querer escuchar la respuesta. —Volveré en mayo a més tardar —le dijo el pintor—. Alls, si bas practicado iremos a pintar en la campi te enseharé a pintar con dleo. t recorreremos los museos y —No sé si estaré cuando regrees, pintor —contesté Marie— De- pende de la enredadera, El artista, encaritado con la jovencita, la abvazd y prefirié no 32 / JORGE Bucky hablar de esa fantasia, Sélo la bess en la frente y le dejé indicactones de qué hacer para estar ocupada hasta que él regresara. Cuando se fue, Marie sintié como si el mundo se le derrumbara y en tun negro presagio vio como, mientras el pintor eruzaba el patio, el tiento arrancaba de la enredadera tres hojas de golpe y las dejaba caer violentamente en el patio. Desde ese dla, cada maiiana la nina controlaba desde su ventana la cantidad de bojas que quedaban en la enredadera... y cada matiana registraba un agudo dolor en el pecho cuando comprobaba que en la noche alguna de sus acompahantes habla caido para siempre —2Qué pasa, hija? —le pregunté su madre, después de una agitada y febril noche. —Mira, mama —dijo Marie, senalando la ventana—, Sélo quedan tres hojitas: wna abajo, junto al cuadro, otra en misad de la pared y na mds sliea, arriba de todo, al lado de la ventana del pintor. Tengo miedo, mama. —No te asustes —contesté la madre, con wna conviccién gue no tenla—. Esas hojitas van a aguantar; som las mds fuerteszentiendes? Faltan nada mds que dos semanas para que llegue la primavera. La mirada divertida de Marie se volvié la oscura expresién de un ‘obsesivo control de las pobres tres hojitas. ¥ una noche de febrero, en medio de una feros tormenta de viento y luvia, la hoja del medio se solté de su amarra y volé lejos. Marie no dijo nada, pero redoblé sus rezos para pedirle al buen Dios que protegiera a sus hojitas. Mama —grité una mahana—, Mamd, ven iQue pasa, hija? —Queda séla una, mami, sblo una, La de abajo del todo se cayé anoche. Me vay a morin, mami, me vey a morir. Por favor, abréza- ‘me, tengo miedo, mamita, Mucho miedo. —Hay que tener fe, bijita —dijo la madre sragando saliva y repri- miendo el lanto de su propio miedo—. Ademds, faltan pocos dias 20PASOS HACIA ADELANTE / 33 para la primavera y todavia queda una hoja, Bs la boja campeond, sabes? —St, pero hace un rata la vi temblar... Tdpame, mamd, tengo flo. La madre la arropé con sus mantas y salié por unos pastas flor, La nina volaba de fiebre. Cada momento que Marie estaba despierra miraba por la ventana la tinica hoja que todavia resissla. En la punta de la enredadera la pequeia hoja marrén verdoso se aferraba solitaria a su base, y la znifia al verla cruzaba instintivamente los dedos pidiéndole interna mente que resistiera para que ella también pudiera salvarse. ¥ la hoja resstia. Nieve, luvia y viento, pasaron los dias y la hoja aguanté... Hasta que wn dia, mientras Marie miraba su esperanta, vio que sun rayo de sol iluminaba la hoja. y descubrié que a su lado y mds abajo en la enredadera pequefos botones verdes hablan empezado a parecer. —Mami, mami, la hoja ba resstido, Iegd la primavera, mami. No es maravilloso? La madre corvié junto a su hija y la abrazd con otras ldgrimas en sus ‘jos, ella no estaba pensando en la enredadera sino en su bifa que también se habla salvado, Si, hija, es maravilloso. Pasarom los dias y la nifia comenzé muy despacio a recuperar sus fuerzas, En la primera salida a la calle que el médico autorizs, Marie corrié al edificio de enfrente para preguntar por su amigo el pintor. La casera se sorprendié al verls, quizds porque no ent habitual que alguien sobreviviera a la tuberculosis, —Me alegro de que estés bien —le dijo mientras la besaba con since- ra alegrla—. Tu amigo todavia no vuelve, pero me ha asegurado que en unas semanas lo tendremos por agui. Mandé esto para ti ¥ remetiendo la mano en su escote le alargé una carta para ella: 34 / Jone aucay PARA ENTREGAR A MI AMIGA MARIE. «Hola, Marie: Tad como ves, todo ba pasado. Para cuando leas esto faltarin dias para retomar nuestras clases de pintura Yo he comprado nuevos colores y pinceles: ast que quiero regalarte lor que fueron mios. Dile a la casera que te abra mi apartamento y llévate mis cosas. Practica mucho, recuerda las manzanas... 9 las escalas de colores La nia saliaba de alegrta. Después de pedirle la lave a la casera subié a la pequetia bubardilla por sus pinturas. Una vex alli se acercd a recoger el asril que estaba como siempre junto a la ventana, Mirando hacia afuera vio desde arriba su propia ‘cama en el edificio de enfrente ‘Sin pensarlo, Marie abrié la ventana e instintivamente buseé a su amiga, la boja heroica, la que aguanté todo, la mas fuerte de todas las hojas ¥ le vio, Alt estaba en la pared, a un costado, muy cerca del marco de madera de ta ventana, AUls estaba. Pero no era una hoja verdadera, era una hoja que habia pintado en el ladrillo su amigo el pintor... Seremos capaces de amar as? , nos vamos. —Pero zy las cosas? los muebles, el televisor la heladera, la ropa. —provesté—, no pueden llevérselo todo. Giovanni me mind, respiré profiendo apelando a la paciencia que los sabios tienen con los que sélo la jugamos de ilustrados y me dijo: Qué importancia tienen ests cosas, con vida... todo lo demds se puede volver a hacer ignore... Si nosozros seguimas A finales de 2005 las fotogeafias de todos los diatios mostraban las imagenes espantosas de la lava bartiendo una vez més Nicolosi. No habia victimas, el pueblo habia sido evacuado antes de que la ‘erupcidn descruyera cada pared, cada drbol, cada baleén y cada flor Nunca més hablé con Giovanni, pero cerrando los ojos puedo adivi- nar que, pasado el peligro, Giovanni trepé la ladera con sus vecinos y en pocas semanas volvieron a reconsteuir el pueblo, para empezar su historia, por octava ver. Este paso debe servir para recordar que por dificil que parcaca, por dura que haya sido la experiencia, por eostoso que haya resultado el error, ¢s siempre posible volver 3 empenar. Mec contaron esta historia.., Dien que asi sucedié verdaderamente. La profesora entrd en la clase ext tarde com wn sonrisa muy particn- lar. Con sus das y sus rucltas tenéa con sus aluronos adolescentes una 20 PAS0S HACIA ADELANTE / 123, relacién que entre todos bablan logrado construir agradable. Los pri- meres meses habtan sido duros y varios factores podrfan haber hecho (que no tuviera arreglo, Trabajar con adolescentes nunca era tarea facil. Menos ain con esos jévenes que ya tenian antecedentes de haber conseguide que las dos profézoras de Instruccién Civica ante- Tiores a ella pidieran la cuenta. Menos atin cuando la suya era la tiltima hora de clase del lunes, momento en el que todos los alumnos deseaban una sola cost: jrse a casal Por eso, euando les dijo que éste era un dia muy especial para ella, ‘no mentla. —Hoy no vamos a hablar de leyes, ni de instituciones politicas. Hoy vamos a empezar un experimento, si es que todos me ayudan. Los jbvenes hablan aprendido a querer y respetar desa joven docente principiante, que se hizo cargo del eurro admitiendo desde su primer dia que estaba muerta de miedo. —He ivatido estas cintas azules... Son simples trozos de cinta de raso, pero nosotros vamos a decidir que cada una lleva un mensaje oculto, ‘algo que yo tengo para decirle hoy a cada uno. ¥ déndole la espalda a la clase esribié con tiga en el pizarrén. El mensaje 5. Eres importante para mé Luege las miré a todos y siguié: —Voy a pedirles que vayan pasando al frente y me dejen que les ponga una cinta de éstas en el pecho a cada uno... Porque de verdad cada uno de ustedes ha sido, durante todo este ato, y sigue siendo ahora, importante para mt. Entre sorprendidos y divertidos los jdvenes se mivaran y el primera de da fila de ta ixquierda se puso de pie y paso. La profesona, en eftcto, Je colocé una cinta sujetdndola con un alfiler,y después de darle un beso en la mejilla hizo un gesto para gue pasara otro de sus alumnos. Ast toda la clase quedé galardonada con las cintas azules. Tados se sentian emocionados y agradecidos. Gracias «todos por este afio de trabajo... —siguié la profesora— 124 /s0RGe aucae Pero ahora vames al experimento. Voy a darle a cada uno tres cineas aaules para que se las lleve. Quiero pedirles que cuando Neguen a casa se sienten un momento a pensar quién, entre us relaciones, es una persona importante para ustedes. Puede ser un amigo, una pare- Jit, un familiar 0 cualquier persona, con la sola condicién de gue no sea de esta escuela, Una vee que decidan quién ex exa persona, quiero que se sienten dierante unos minutos frente a ella y le cologuen una de las tres cintas en el pecho, como yo hice en la clase. Antmense a decir- econ sinceridad y sin tapujos por qué es importante su presencia en sus vidas. Después cuéntenle el experimento y entréguenle las otras dos cintas para que continite con la experiencia... Casi todos los alumnes salieron de la clase conmocionades por lo vivide, Casi todos pensaban en la continuidad de la tarea. Casi sados senttan que una de las personas a las cuales le hubleran dado su cinta era la profesora misma, si ella no hubiera excluido de la cleccién a lis personas de la escuela. A Juan Manuel le sucedia todo eso, Hicta tres atos que vivia en ta ciudad y todas las personas que hablan sido importantes en su vida se hablan quedado alld, en su pueblo natal. De hecho, sus tinicos ami- gos evan sus compatieros de la escuela, aparte de ellos casi no tenta rato con nadie, sus vecinos de cuarto, igual que el resto de los que vivian en la pequena pensiin de las afucras, eran inmigrantes y ape- nas hablaban el idioma. Al joven no le dolia tanto la conciencia de su soledad como la impre- itn de que por su culpa podta fracasar el experimento que la profese- 1a les habla propuest. Por la noche, mientras las luces de la calle le lastimaban los ojos metiéndose por las bendijas de las ventanas, Jun Manuel pensaba Unats pocas horas después sonaria el despertador y é1 se levantarta ‘para prepararse y salir justo a tiempo para tomar el tren, el mismo (que cada manana lo levaba hasta la extacién central. Yentonces se dio cuenta. Cada matians, en la estacién, el estudiante se encontraba en el andén con un joven gjecusivo que viajaba a la 200PASUS HACIA ADELANTE / 125, misma bora y bajaba una estacién antes gue él, Nunca habian teni- do siquiera una conversacién, pero bablan aprendido a reconacerse y ‘en Los siltimos meses la sonrisa mutua se habia transformado en un «Hola, qué tal» 0 en un gesto complice que comparttan, todos los dias, semana tras semana, a la misma hora. Juan Manuel se dio cuenta de que ese joven del que ni siguiera sabla el nombre eva la primera persona con quien hablaba cada matana. Se dio cuenta de qué diferentes sean sus mafianas si no se fo crueara nunca més. Se dio cuenta de gue sélo por ese «Hola 0 «Buenos dlas» exe encuentro era importante para él Por la manana muy temprano five a lt estacién a experar a su compa fiero de viaje para entregarle su cinta azul y cederle la responsabili- dad de continuar el experimento con las otras dos. Esa mafiana, debido a la larga charla con el muchacho de la esta- cién, el joven ejecutivo legs tarde al trabajo. ¥ ewanda su jefe, el sefior Garcta, lo regaié, quiads con demasiada dureea, se dio cuenta de que ese hombre temperamental, duro, obsesivo y gritén era impor- ante para él. Habla aprendido tanto del sefor Garcla... y nunca se Jo habia hecho saber. La cinta azul ena una buena excusd. El sehor Garcia no era to que se dice wn hombre sensible; sin embar- 10, desputs de una breve resistencia no pudo evitar agradecerle a su empleado que lo eligiera para darle su cinta. Ahora es su tarea terminar este trabajo, jefe le dijo finalmente, mientras le daba una cinta igual a la que habla dejado en s1 ‘pecho—. Tiene que elegir a una persona que sea importante para usted y darle la cinta... El joven ejecutiva se despidié hasta el dia siguiente y el empresario no tuvo duda de a quitn le pertenecta esa cinta. ;Cudnto hacta que no le decta a su bijo Santiago cudnio lo querta, lo importante que era para él A diferencia de la mayorta de las noches, esta vee dejé sw offcina a las siete y media y condujo por la autopista hacia su casa en medio de la hora pico 126 /soRee euear Una bora después, al egar, su esposa no podia creer tenerlo en la casa tan temprano, Te sientes bien, queride? —pregunts preacupada. Si! —aijo el hombre—. :Dénde ests Santiago? Fn su cuarto, como siempre... ;Pasa algo? Sin consestar, subid las escaleras hasta la planta alte y golpeb la puerta del cuarto de st hijo. —zQuién es? —pregunté el muchacho desde densro. Soy yoore» ppd gPedrias abrirme? —2Qud he hecho ahora? —dijo Santiago mientras abria la puerta 1 se volvia a sentar frente a la ventana sin quedarse a esperar la respuesta. —Nada, hijo... No bas hecho nada. Nada malo. Entonces le contd lo del encuensro con su empleado, le explicé la experiencia de la profesora de escuela y luego le puso la cinta en el pecho mientras le decfa: — Quiero que sepas que eres muy importante para mi. Santiago se quedé como paralizado, mirando a su padre a los ojos Ni siguiera pudo contestar el abrazo que éste le dio con inuswal fusividad. ¥ entonces se puso a lorar y empers a decir: —Perdiname, papa... Perdéname. —No me pidas perdin, hijo. Say yo el que deberta pedirte que me disculpes mi ausencia de todos estos ahs. Es que yo no lo sabia, papd. Perdiname. —aDe qu me hablas, bijo? :Qué sucede? El jouen abrié el pequeno cajén de su mesa de luz.y sacd de alll un frasco de pastillas, Hablaba entrecortado, sin poder parar de Uoran —Son barbitirices, papd.... Pensaba tomarlos y terminar con mi vida esta noche, porgue creta que a nadie le importaba nada de mi. El sefor Garcta sacd de su bobsillo un pafiuelo, sed con él las ldgri- amas de su bijo y luego lo puso sobre la nariz del muchacho. —Sopla —dijo el sefior Garela. 20 PASOS HACIA ADELANTE / 127. ¥ ambos rieron juntos como hacta tiempo que no sucedta. Entre ellos todo empezaba otra vez, posiblemente para legar a un lugar mejor. 128 sonst sucar 20. No dudes del resultado final DijaMte imaginar que has leido cada uno de estos pasos y que has uerido aceptar esta propuesta que te he hecho desde aut de caminar hacia una mayor realizacién personal. Permitime entonces que piense que te ocupaste de conocerte cada dia un poco més, que has conqui tado el espacio de tu auconomfa y que después de entregarte al mejor amor del que seas capaz. has conseguido reiete de tus efectos. Dado ‘que te permitis escuchar activamente, aprendés con humildad y empe- 24s a ser mds cordial y organizds tu tiempo respetando el ajenos ahora {que sabés cémo offecer més atractivamente lo que sos y lo que hacés, podés elegit con més acierto a aquellos de quienes te rodeds. Dejame ‘que suponga que aun con este mismo libro has podido ratificar 0 rec- tificar algunas cosas que sabfas y que has actualizado, has puesto va cteatividad al servicio de tu mejor posesién, que sos vos mismo y te hhas dado cuenta definitivamente de que el mejor sentido de lo equit tivo es intentar igualar hacia arriba aprovechando cada dia de tu vida. Serd por eso que trabajés para terminar con tus adieciones eondicio- 20 PASOS HACIA ADELANTE / 129, nantes y tu apego a las cosas y a las personas, que corrés tiesgos eva- luados y que negocids sdlo cuando es necesario sin ceder lo que no querés y sacdndole partido al fracaso. ‘Ahora, que finalmente no temés volver a empezar como lo dice Alejandro Lerner en su cancién 0 como lo sugiere Hamlet Lima Quintana en su poem Sin fin s+» Que cada uno cumpla con su propio destino, ja su cumbo, reconozca sus pozos, riegue sus plantas, yssicae en la cuenta de que fa errado el camino, ‘que desande lo andado y reconstruya la casa. ‘Ahora, después de haber andado y desandado, después de haber asis- tido a algunas catéstrofes y decrumbes productos de algunos errores cen el camino, después de decidirnos a la reconstruccién de la casa, nos queda para dar juntos solamente un paso, el dltimo, el fanda- mental, quiaés el més decisivo paso de esta propucsta Podrfamos llamarlo de muchas mancras; yo preficro enunciarlo como aprender a confiar en el resultado final. Es indudable que aprender a confiar en nuestras habilidades, dones y posibilidades cs en si mismo un recurso de gran ayuda en el logro de cualquier tipo de objetivos. [No hablemos ya de no creernos el menosprecio de otros, como diji- ‘mos la semana pasada, sino también y, sobre todo, de intencar perma- nentemente rodearnos de mensajes de confianza de otros, fortalecidos yy motivados por la propia y renovada apuesta de nosottos mismos. ‘Quieds sea cierto que no todos pueden conseguir algiin logro especifi- co que se nos ocurra, pero a la ver ¢s cierto que cualquiera puede lograr todo lo que de verdad pretende, si abandona la urgencia, si per- severa actuando congruentemente con el propio deseo, siempre y cuando el deseo sea auténticamente propio y no una necesidad de otros «plantada» en nuestro corazén. Se suele decir que nuestras frustraciones son la mayoria de las veces 130. /JoRse aucay imputables a nuestra impaciencia mis que a la falta de posibilidades concretas, y quizds sea cierto. Cuando se le pregunta al Dalai Lama qué va a pasar con la parte de territorio tibetano que estd bajo dominio extranjero, el gran maestro contesta: eEllos saben gue estén haciendo algo que no es correcto, tarde o temprano se dardn cuenta de que esa tierra no es propia y la devolverin a su pueblo. Sabemos que eso puede tardar mil afios, pero no estamos apurados. Nos tranguiliza saber que ha de suceder...» ‘Sin embargo, somos occidentales y no podemos esperar siglos para «que las cosas sucedan. Necesitamos intervenis, empujar, torces, aco- ‘modar. Precisamos sentir que somos nosotros los ejecutores de la voluntad del cosmos, © por lo menos creer que en parte lo hemos sido. Y no me parece mal. Cada cosa que sueede en el mundo, para bien © para mal, contiene, si nos afeeta, un porcentaje de aporte de nuestra parte (y muchas veces aun cuando no nos afecte). Una partici- pacidn en ocasiones fundamental y en otras nimia, pero siempre pre- sente. Cdmo ignorar nuestra influencia en los sucesos que rodean todas ls cosas que descamos y pretendemos, con las cuales interactua- ‘mos de forma permanente, directa o indirectamente. Aceptar que cada cosa nos involucra es aprender a sumar en lo personal, lo familiar y lo social, el suefio con la actitud, el deseo con el proyecto, la necesidad con ka accién, el merecimiento con el trabajo, la paciencia con la deci- sién de no perder nunca el rumbo, la perseverancia con la creatividad. El legendario Bob Hope contaba que desde nifio su suefo siempre fue cel cine, Ser un comediante reconocido y aplaudido en clubes de terce- 1a categoria era importante, pero él sohaba cada semana con la pantalla grander. Un dia, alguien que confiaba mucho en él le consiguié un papelito rasposo en una pelicula de la Warner Bros. Eran apenas dos frases en ina aparicién de 52 segundos, de los cuales la mitad estaba de espal- 20 PASOS HACIA ADELANTE 131 das, pero para Bob era el curplimiento de su mds ambiciosa fanta- sta, Hacerlo le encanté. sCémo conseguir que lo volvieran a llamar? Hope esperd durante semanas el milagro de tun nuevo contrate, pero nada de eso sucedid. El cine era espectacular, pero tenta que hacer «algo para ganarse la vidas no podia quedarse esperando que su opor- sunidad golpeara a su puerta: ast gue acepté un trabajo como come- dianse de gira por medio de centenares de bares a la largo y ancho de Jos Extados Unidos. Tenta que conseguir que alguno de los directore de casting se fijara en sus virtudes, pero zeémo? De pronto tuvo una idea. En cada ciu- dad en la que trabajara se tomarta el tiempo de acercarse al correo local y mandaria dos o tres cartas a la Warner. En todas dirta mds 0 ‘menos: «He vito la pelteula “tal” y me ha encantado. :Quién es exe joven gue aparece al final del film? Se ve que tiene pasta de buen ‘actor. Mis amigas y yo quisiéramos verlo pronto en alguna nuew peliculas, ¥ luego firmarta con un nombre cualquiera. Semana tras semana el actor repitié la rutina en eada presentacién, Dice Hope que ese plan significaba gastarce en estampillas gran parte de lo que ganaba en sus presentaciones; pero él se decta que no era ‘gasto, era inversién. Sis esfterzo y su idea tuvieron su recompensa. A los tres meses cuando levaba ya més de cuarenta ciudades y mds de cien cartas, La Warner lo mandé a llamar para oftecerle un papel en s1 siguien- te pelicula, Elta de la firma del contrato Hope deslieh un comensario para eva- ar el efecto de su estrategia: «:Qué los hizo pensar en mits. Uno de dos hermanos Warner le contest: «Cualquiera que viaje tanto y gaste santo dinero en inventar nombres y mandar eartas merece una oportn- nidado, Han pasado veinte afios desde que mis apuntes escritos para mt rismo y para mis pacientes se transformaron por primera vez en Cartas para Claudia, y con ello en mi primer libro. Desde entonces 152 /sonse Buca ha sido editado 28 veces y ha circulado en el mundo de habla hispana de norte a sur. A veces me preguntan «Cul es de todos sus libros el que més le gusta Y yo contesto (y es verdad) que todos me gustan, pero que hay dos ‘que prefieto siempre, como creo que le sucedert a casi todos los auto- res: el primero y el iltimo. ¥ es que la emocién de recibir en mi casa junto a mi familia aquella primera edicién de Cartas para Clasidia no sc puede olvidar, Setecientos eincuenta ejemplares de hojas escritas en una vieja Olivetd, forocopiadas en la imprenta de la vuelta y pegadas espantosa y desprolijamente antes de ser encoladas dentro de aquella cubierta de cartulina rosa rabioso con destefiidas gruesas letras negras. No habfa sido mi exclusiva decisién editarlo tan precariamente... Antes habia intentado ofiecer mi libro a las tres editoriales que impri- rian y yendfan en Buenos Aires los libros relacionados con la psicolo- fa y con la conducta En cada una habla dejado una copia del texto completo, escrito y enganchado con grapas de metal La reaccién de cada una fue diferente. La primera ni siquiera quiso recibirlo; Ia segunda lo recibié y acept6 que yo hablara con el editor en jefe, que me mir y me dijo en actitud muy portefia: Mir, pibe (en aquel entonces yo tenfa 32 afios), hay dos cosas que en la Argentina no se venden: libros de psicologfa y libros de poesta. Si querés vender un libro alguna ver, escribf sobre otra cosa. Muchos afios después, me enteré de que él, pobre, escribia poesia... El tercero, el mis especial, se rié mucho y mientras me devolvia el texto me pregunt6 si wsinceramente yo pensaba que esto le podia inte- resar a alguien», No lo sé —le contest; y le expliqué que me habja decidido a intentarlo empujado justamente por mis pacientes, que erefan que no sélo les habia servido a ellos sino que lo habfan compartide y que.. El hombre se rié un poco més y explicé muy divertido sobre los pro- yectos de libros que se le acereaban. Cada dia venfan siempre en ‘manos de quienes crefan que sus libros eran imprescindibles para la 20PASOS HACIA ADELANTE / 133 humanidad y que sus familias les habfan confirmado su genialidad y los que... Sent! que era indiil explicarle que no me sentia en ese grupo, de hecho, yo también dudaba de que a alguien més le pudiera interesar Jo que alguna vez habfa escrito para mis pacientes. Aprendt mucho de esas entrevistas. Aprendi que no todo el mundo tiene tiempo ni desco de saber lo que uno hace ni cémo lo haces aprendi que las propias frustraciones deterioran la capacidad de anéli= sis de las cosas de los ottos; aprend{ que los prejuicios de los podero- s0s pueden impedi el despertar de otros, y aprendi finalmente a cal- ‘mar mis ansiedades y a darlea las cosas el tiempo que necestan.. ‘Muchas cosas han pasado en mi vida personal y profesional desde eentonces, Mucha trascendencia, mucho reconocimiento, mucha reali: zacién en lo laboral, muchos cambios en mi forma de ver y de inter- venir terapéuticamente, demasiados cambios y todos muy halagadores ‘Cambios que seguramente son los que se llevan el crédito de todo lo {que se pueda hallar de bueno, sea poco © mucho, en lo que hoy soy. ‘Te dejo este ditimo cuenco.. Huace algunos afios, mientras paseaba por una de las playas de snsucho de las Islas Baleares, me desuve a charlar con un viejo pes cador que estiraba sus redes alo largo de la costa, Fue él quien me conté esta historia, diciendo que habla sucedido alll mismo en una de esas isla, Hubo un tiempo en que los barcos que recorrian el Mediterréneo, ida ¥y vuelta desde Cadiz hasta Erambul, se detenian por fuerza en los Puertos de las islas. Allt, mientras los cargueros descargaban sus mer- caderias y se aprovisionaban de todo lo necesario pana seguir viaje, los marineros repetian el mismo ritual Recibjan su paga y corrtan a la taberna para gastarse hasta el iltimo entavo en vino y mujeres. V cuando el dinero se acababa, dos 0 tres dias desputs, los marineros volvian al barco, saturados de alcohol y 134 sone euear borrachos de sexo 0 al reués, para dormir hasta que el carguero vol- viera a bacerse a la mar Me conté el pescadar que un dia, dos marineros eruzaban el viejo ‘puente de madera construido sobre el rlo, camino de la taberna. Su arco habla entrado en puerto muy temprano en la masiana y la mayoria de sus compatieros se habian adelancado, colgdndase, literal- ‘mente, de los camiones de transporte para ser llevados al pueblo. De pronto, el mds joven de los dos amigos se quedé minando por encima de la barandilla, hacia la costa del rio, Qué haces? Vamos... —Ven agut —dijo el otro—. Mira... ¢No es hermosa? El otro miré hacia abajo y vio a una campesina que lavaba la ropa a orillas del rio, Pensd que no se referta a ella, jamds wsarfa la palabra hermosa para describirla, sobre todo porque dada su edad, su costum- bre y su intencién, cualquier mujer que aparentara tener mds de 25 “ahios era una vieja —aDe quién hablas? De esa mujer... La que lava la ropa, :No la ves? —Si la veo, Pero no entiende qué le ves de hermosa. Mira, en la taberna nos esperan decenas de mujeres mucho mds jévenes, mucho mds guapas, y con toda seguridad, con mucho més deseo de compla- cermos que ella. Vamos, date prisa... —No —dijo el mds joven—, tengo que hablar con ella... Signe ti, se veré en la taberna... Dicho lo cual empezd a caminar hacia abajo, por el sendero que lle- aba al ro. —NNo tardes demasiado... —le gritd el otro saludéndolo desde lejos, ¥y siguib su camino hacia el pueblo, sonriendo, mientras movia su cabeza de un lado a otro negande con el gesto lo que alguna vez le habia pasado. El marinero se acercé hasta la orilla y en silencio se senté en el césped, unos pocos metros por detrds de la joven, sin animarse a hablarle. La muchacha siguié durante mas de media hora con su trabajo y 20 PASOS MACIAROELANTE / 135 Lego se puso de pie seguramente para volver a su casa cargando la cesta de la ropa ya limpia. Me permites que ve ayude? —dijo el joven, insinuando el gesto de Mevarle la cesta —zPor qué? —dijo ella. —Porgue quiero —dijo él —pPor qué? —repitié ella —Porgue quiero caminar un rato a tu lado —dijo él con sinceridad. —Tié no eres de agut. Vivimos en un pueblo muy pequefo 9 aqut no se supone que una mujer soltera pueda caminar acompatada por un extra. —Entonces....déjame llevar la cesta para conocerte y que me conozcas. Por toda respuesta, la muchacha sonrié y empezd a caminar hacia el pueblo, —2Cémo te lamas? —se asrevié a preguntar dl, despuds de dies minutos de marcha, —Nécar —dijo ella, sin pensar si debia contestar —Ndear... —repitid th y luego agregs—: Eres tan hermosa como tu nombre. Tres horas desputs, el muchachito entraba en la taberna y buscaba a su amigo entre el mar de gente y la nube de humo espeso que lenaba el tugurio Cuando sus ojos se acostumbraron a la oscuridad vio que su amigo gesticulaba ampulosamente desde un rincén pidiéndole que se acer- cara. Dos hermosas mujeres casi colgaban de su cuello, riendo con 4 un poco como consecuencia de sus exagerados y torpes movimien 408 y otro poco como consecuencia del alcohol que a esas alturas debta de estar aleanzando ya elevadas concentraciones en la sangre de los srs, Si tardabas un poco mds, te quedabas sin probar el vino —le dijo cwando lo tuvo cerca. Y luego mirando a una de las mujeres que lo ‘acompatiaban agregs—: Stroele un poco de vino a mi amigo, por fever. 136 / Jones sucey —Bactichame... —dijo el joven—, necesito ru ayuda. —Clare, hombre. Yo pago. —No me entiendes. Me quiero casar. —Ah, Yo también, 2Td prefieres a la morena o a la pelirroja? El mds joven sacudié a su amigo suasemente para centrar su atencién y ‘conseguir que su mente venciera el vino y pudieva prestarle atencién. —Pretendo easarme con Nitcar, la muchacha que vimos hey desde el puente, Y necesito te ayuda, —Esnuviste demasiado tiempo naveganda —dijo su amigo enten- diendo que el jovencito hablaba en serio—. Es muy comiin entre los novates como ti. Despuds de pasar mds de tres semanas a bordo, ‘pisan tierra y e enamoran de la primera mujer que ven. Yo lo enviendo 7 lo he vivido, pera decidir casarse por eso es una locura —Puede se pero la vide es, en sh, una locura. Fl amor es una locura _y la flicidad tambien lo es, Yo no quiero que me juzgues, amigo mio, ‘gutiero que me ayudes... La tarde cata cuando los dos marineros, con su uniforme de ceremo- nas, tocaban a la puerta de la casa donde vivia Néean El ritual de a isla decfa que el pretendiente debia concurrir a casa de la novia con su padvino de bodas para pedirle al padre la mano de su hija. Este pedivta una date, como era la costumbre, 9 si habla acuerdo se cstablecerta en ese momento la fecha de la boda. — Estas seguro de to que haces? —pregunté el improvisado padrino. Mas que de ninguna otra cosa —dijo el pretendiente Finalmente el duerio de casa aparecié El que apadrinaba se adelanté y le dijo parsimoniose: —Mi amigo me ha encomendado que le acompane para pedirle a su bija en masrimonio, Ah... Su amigo es muy aforeunado de pretender casarse com tina de mis bijas. Supongo que vienen por Anna. Ella es realmente una Joya tinica, — Nosotros. —A pesar de que apenas tiene 18 es ya toda una mujer —siguid 20 PASOS HACIA ADELANTE / 137 Aiciendo el hombre sin escuchar a su interlocuror—. Siempre supimos que seria la primera en dejarnos. No silo es bellisima, sina tarabitn hacendosa, sensual y muy saludable. Nunea extuvo enferma... Como comprenderds nos costard mucho dejarla ir con su amiga, pero veo que son gente buena... Te la daré por el vator de veinte vacas. Es que.. No, no, Ni una menos. Ella to vale. Yo lo entiendo —difo el amigo del novio—, pero no es Anna la novia pretendida. Oh... Qué agradable sorpresa —dijo el hombre—. Yo orela que ya no quedaban jévenes que valoraran la inteligencia. Rubles la mds inteligense de las tres, Si bien se puede decir que no tiene el cuerpo perfecto de su herman menor, lo compensa con una mente brillante. Una sagas companera y una amiga fiel. No dudo de que serd una excelente madre, Por ser ustedes se la puedo dar por 13 vacas. ¥ no lo duden, es muy buen precio. —Se lo agradezco mucho, ser, pero mi amigo pretende pedir en matrimonio a su bija Naar Aunque traté de disimularlo, un rictus de sorpresa y de incredulidad pasé por el vostro del jefe de familia —Néear... —balbuced—, Claro... dear. —Si, Nica. —Me parece... me parece... —eb hombre trataba de encontrar una palabra que no conseguta hallar —jMaravilloso! —dijo al fin—. Sélo un hombre inteligente y bon- dadoso pucde ver la belleza oculta en una mujer. Ciertamente lene mucho que aprender, pero también tiene una gran disposicién a aprenderlo, Es una buena oportunidad para conseguir una buena expose a buen precio. Considerando que es la mayor te la daré por el valor de 7 vacas.... Bueno, quizds 6... pero nada menos. Senor —dijo en ese momento el pretendiente—, permitame que le confirme en persona mi decision de casarme con su hija Nicar, Sélo ‘quiero poner una condicién con respecto al precio, 138 / noe eucar —No abuses de tu futuro suegro, querido joven. El pequeto tema de su renguera es un asunto sin importancia.... No se puede conseguir nada por ese precio en esta isla. —Jiustamente por eso —dijo el joven— quisiera tomarla como espo- sas pero quiero pagar por ella el equivalente de veinte vacas, como pides por ta mejor de rus bijas, y na sla ses, —iQué dices? Estas loco? —dijo su amigo tratando de frenar su estupidez—. Difo que te la daria por seiz. Ademds, renguea. ;Por qué quieres pagar por ella mas de lo que vale? —Porque no creo que ella valga menos que su bella y joven hermana. —Trato hecho. Veinte vacas —se apresuré a decir el padre. V agregés quizds temiendo un arrepentimiento—: ;Pero que la boda sea lo antes posible! Ast fue que los amigas se separaron. Uno de ellos voleid al barco y el otro se quedé en la isla. Pasaron cinco aftos antes de que el destino volviera a sraer al marinero al mismo puerto, pero apenas llegd, él no pudo pensar en otra cosa que en su joven amigo. :Qué habria sido de él? Se habria casado en eficta? {Cuknto habia durado su matrimonio? ;Bstarta atin en la isla? Preguntando por aqui y por alld, por aguel joven marinero que algn- nna ves se habia casado con la hija del isleno, le dijeron gue abora vivla en una casa muy humilde que se habla conseruida con sus pro- (pias manos, muy cerca la cima de la montaia, Subiendo por el camino del oeste legarta despuds de media bora de marcha a casa de su amigo. Su estado fisico le habria permitide llegar antes, pero lo detuvo una extraiia procesion con la gue se cruzé al empezar a subir la cuesta, Decenas de hombres y mujeres bajaban al pueblo. Llevaban en hom- bros «-une bellisima mujer a la que permanentemense le tiraban pétalos de flores, le cantaban y adulaban, Ella, mientras tanto, pare- cla irradiar luz; de hecho, sélo pasar a su lado lo hizo sentir mejor Sonriendo a todos, la hermosa mujer saludaba alargando la mano una 9 otra vez a los que se acercaban a tocarla 20 PASOS HACIA ADELANTE / 139) ‘Tuvo que resistir la tentacin de ir detrds de ellos y sumarte al extra ‘io ritual; pero finalmente Uegé a la casa que le babian indicado, Todo parecta tan cuidado y ordenado, que el marinero pensé por pri- mera vez. que quizds debla empeaar a pensar en sentar cabeza Golpes a la puerta y su viejo camarada abrid enseguida, —Queride amigo... —le dijo al verlo—. ;Qué sorpresa verte por aqui! ;Cudndo echaron el ancla? —Esta mafana,.. He venido apenas he desembarcado para saber de 1, gCimo estas? Va me ves... Estoy muy bien, muy feliz. —Cudnto me alegra... ZY tu... esposa? —casi tenta miedo de preguntan Ah, qué pena me da que no esté agus. Hoy es su enmpleasios y la gente del pueblo la vino a buscar para agatajarla; la quieren tanto. La sratan como si fuera una santa. Debes de haberte cruzado con cellos ab subi Ah... sh elaro, ;Cémo iba saber que era ella? Ni siquiera sabla que te volviste a casa, Yo, volverme a casar? ;Qué dices? Sigo casado con Ndcan, la joven cuya mano pediste para mi. —sPero no dices que es la que llevaban en ands hacia el pueblo? Esa no puede ser ella. —2Cimo que no puede? —Perdona, amigo mio, yo la conocl. Nécar era una mujer que apa- rentaba hace cinco afos mucha mds edad que la joven de la proce- ibn. Ademés, ésta es bellisimay 0 espora... Perdona que te lo digas Pero m0 era. No, no era... como ex, Pero se ha vuelto ast como la viste, Pero... gedma puede ser? Pues no lost... Quivds se deba a la dote. Como dices... No entiendo, —¥o pagué por ella una date de veinte vacas, el precio que se pagaba por las mds hermosas,tiernas y maravillosas mujeres, la traté siempre 1140 /sonse aucar como a una mujer de veinte vacas y la ayudé a que supiese que eso cera. Tal vex eso la empujé a convertirse en la famdstca y bella mujer que boy es, Pese a las dificultades, con conciencia absoluta de las complicaciones, sabiendo los riesgos y a pesar del dolor de lo que no resulté como pensdbamos, este iltimo paso nos invita 2 no dudar de que al final el resultado seré el que hemos previsto y deseado. En cualquier camino el tltimo paso nunca lo es por casualidad y siempre nos carga, aunque haya sido elegido al azar, con la sensacién de que todo lo anterior podrfa no servir si falldramos en este stimo Yen este caso hasta podria ser cierto ya que este paso, el vigésimo, es para mf la puerta que nos permite dejar atrés lo pasado y, por eso, es también el pasaporte seguro hacia lo que viene. En las circuns- tancias més dificles y en los momentos en los que nos invade la sensacién de haber perdido el rumbo, cs justamente la certeza del resultado final Io que nos dard la fuerza para hacer y para arriesgars la motivacién para avanzar, desear, insists, valorar y seguir luchan- do por lo que creemos. 20 PASOS HACIA ADELANTE / Lt 20 PASOS HACIA ADELANTE iNDICE 7 Introduecién 111, Trabajéen conocerte 19 2 Decidf tu libertad 273, Abrite al amor 374. Dejésalir la visa 455, Aumenté tu capacidad de escuchar 53 6 Aprendéa aprender con humildad. 57 7. Sécordial siempre 638. Onlend lo interno y lo externo 67 9, Transformate en un buen vendedor 71 10, Blegf buenas compafifas nn, Actuali lo que sabés sin prejuicios 8112, Sécreativo 87 13, Aprovecha el tiempo 9114. Bvitt codas las adicciones y los apegos 97 15. Corré solamente riesgos evaluados 101 16. Aprendé a negociar lo imprescindible 107 17, Tgualé sin competic 11518, Nole remasal fracaso 121 19. Volvéa empezar 129 20. No dudes del resultado final ‘Sin complicarnos, pero sin perder de vista e! objetivo, epropondré en las eee eet ee ee eee eee Deena Eee ee eed SU ae cee eee ee eas re ae oe ee eee TS {que aceptds e! reto que irremediablemente significa enfentarse ol desofio de Ree JORGE BUCAY ee ae ee eee eee ey pensamiento, Jorge Bucay retoma el fecundo didlogo con sus lectores, abierto fete etre Cee ee ewer eee a iluminarnos con sus cuentos y a proponernos que continuemos trabajando y profundizando los caminas que nos conduzcan hacialas des metas que, sin duda, Reet Ree kee Reta a Del Nuevo Extremo ee iret)

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