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2° edicionLA MEMORIA
“EL hombre habita en su memoria”
Aloise Alzheimer
“Gracias a la memoria somos 1o que somes, sabemos quiénes somos
-y nuestra vida adquiere sentido de continuidad”
José Maria Ruiz-Vargas.
En la magistral novela de Gabriel Garcia Marquez Cien aifos de
soledad la enfermedad del insomnio flagela el pueblo de Macondo y
con ella una grave amnesia que afectaba a quien la padecia. Sin
embargo, Aureliano Buendia dié con la solucin. “Un dia estaba
buscando el pequeno yunque que utilizaba para laminar los meta~
les, y no recordé su nombre. Su padre le dijo “tas” Aureliano escri-
bid el nombre en un papel que pegé con goma en la base del yun-
quecito: tas. Asi estuvo seguro de no olvidarlo en el futuro [.] alos
pocos dias descubrié que tenia dificultades para recordar casi todas
las cosas del laboratorio. Entonces las marcé con el nombre respec-
tivo. Cuando su padre le comunicé su alarma por haber olvidado
hasta los hechos mas impresionantes de su nifiez, Aureliano le@PARA QUE SIRVE EL CEREBRO?
explicd su método y José Arcadio Buendia lo puso en préctica en
toda la casa y més tarde lo impuso a todo el pueblo. Con un hisop
entiniado marcé cada cosa con su nombre: mesa, sll elo, puerts,
pared, cama, cacerola[_ J. Poco a poco, estudiando las infinitag
Posibilidades del olvido se dio cuenta de que poda legar un dia en
«que se reconocieran las cosas por sus inscripciones, pero no se recor.
dara su utilidad. Entonces fue més explicito, El letrero que colyé en
la cerviz dela vaca era una muestra ejemplar de la forma en que los
habitantes de Macondo estaban dispuestos a luchar contra el olvido.
Esta es la vaca, hay que ordefarla todas las maRanas para que pro-
duzea leche y a la leche hay que hervitla para mezclarla con el caté
y hacer café con leche. Ast continuaron viviendo en una realidad
escurridiza, momenténeamente capturada por las palabras pero que
habia de fugarse sin remedio cuando olvidaran los valores de la
letra escrita Bn la entrada de la ciénaga se habia puesto un anuncio
gue deca “Macon” y oro mds grandee a cal ental que deca
"Dios existe”
Esta preciosa historia sobre la memoria, o mejor dicho, sobre las
consecuencias de la falta de memoria ilustra la importancia de esta
funcion cerebral. Casi todos nosotros nos quejamos de nuestra falta
de memoria y nuestros padses evan aos insinuando que sus fallos
de memoria son premonitorios de que una demencia se cierne sobre
ellos. Sin embargo, en los wltimos afios la memoria ha sido algo
denostada en la educacién planteando que no es tan importante la
adquisicién ce conocimientos como la resolucion de problemas (:n0
send cierto que cuanto més conocimiento mas posibilidades de resol
ver una situacién?),
La memoria debe ser consicerada como uno de los aspectos més
fundamentales dela vida ya que refleja nuestra experiencia del pas
do, permite adaptamos a cada uno de las situaciones que se nos
plantean en el presente y nos proyecta hacia el futuro. En definitiva,
la memoria envuelve a cada tno de los aspectos de nuestra existon-
cia: lo que pensamos, lo que hacemos, cémo nos comportamos, la
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140
LA MEMORIA
relacién con nuestros semejantes. Todo esté impregnado de nuestra
historia y de nuestros conocimientos. De nuestra memoria,
Como este libro pretende ser un libro sobre el cerebro hagamos
tuna breve historia de las ideas sobre la las funciones cerebrales, en
general, y de la memoria en particular. Esta historia puede ser divi-
dida en tres eras. La primera era abarca el periodo comprendido
entre la antigiiedad y el siglo II, Durante este perfodo el debate no se
entra tanto en el estudio de la memoria como tal sino en la localiza-
ign del alma, siendo los érganos del cuerpo la fuente de toda la vida
mental. Plat6n (Atenas 428 a.C. ~ Atenas 348 a.C.) conocido fildsofo
de esta era, en su Theaetetus, comparaba la memoria con una jaula
de péjaros. Adquirir un nuevo recuerdo es como afiadir un péjaro
nuevo a la coleccidn ya existente en la jaula, mientras que la accién
de recordar era como capturar el mismo péjaro para inspeccionarlo.
‘Lametafora de Platén resulta una magnifica metéfora sobre los pro-
‘cesos de la memoria proporcionando vatias razones potenciales por
Jas que un acontecimiento puede no ser recordado con postenon-
dad. Puede que el pajaro no fuese capturado y colocado en la jaula 0
Dien que cuando lo colocamos se escurra entre la puerta y nuestros
dedos y hulla volando (es decir, no registramos esa informacion). El
ppajaro puede morir en cautividad y, por tanto, no estara cuando
vayamos a buscarlo (es decir, Ia informacién puede haberse destrui-
do en el almacén). Una tercera posibilidad es que, al ser el pajaro uno
de los miles existentes en la jaula, no seamos capaces de recuperarlo
cuando lo deseamos (fallo en la recuperacién de la informaci6n).
Del siglo segundo al decimoctavo el debate se centra en si las
funciones cognitivas, y entre ellas la memoria, estén localizadas en el
sistema ventricular (una especie de depésitos de Ifquido que existen
‘en la base del cerebro) o si estas funciones se hallan en el tejido cere~
bral propiamente dicho. La hipétesis ventricular fue la defendida
por la iglesia y los creyentes ya que un depésito de Ifquido sin masa
siempre puede contener espiritus etéreos y asi, la dualidad mente-
cerebro puede mantenerse con cierta dignidad.
&(PARA QUE SIRVE EL CEREBRO?
La tercera y ditima era sobre el estudio de Ia localizacién de las
funciones mentales y la memoria abarca del siglo XIX a la actuali-
dad. En esta era, el debate se centra en como la actividad mental se
hhalla organizada en el cerebro. En una primera fase denominada
localizacionismo se defendia que cada funcién cerebral especifica se
relaciona con una regién concreta del cerebro (recuerden la frenolo-
ia), la idea altemativa al localizacionismo defendia que todas las
partes del cerebro estén igualmente implicadas en toda la actividad
mental y que no existe una relacién especifica entre una funcién
determinada y una regién cerebral concreta.
Pero realmente el inicio del estudio actual de la memoria se pue-
de situar en 1953. Por aquel entonces un paciente cuya identidad res-
onde alas iniciales H.M. tenfa 25 afios y era victima de terribles ata-
ques epilépticos. Con el objeto de aliviar estas crisis se le someti6 a
tuna intervenci6n quirdrgica en la que le practicaron una extirpacion
de las porciones mediales de los Idhnilas tomparales, con reseccién
parcial del hipocampo y la amigdala de cada lado. La intervencién
quinirgica tuvo éxito en el alivio de las crisis pero dejé a ELM. con
tuna amnesia profunda y permanente.
HM, puede retener y recordar muy poco de todo lo que le ha
ocurrido después de la operacién (a esto de llama amnesia anteré-
grada). Los médicos que le atendieron (Scoville y Milner) dectan
de él que “haré un dfa tras otro el mismo rompecabezas y leerd las
mismas revistas una y otra vez sin que su contenido le sea familiar”
El propio paciente sefal6 en una ocasién que “cada dia esté aislado
en sf mismo, no importa que alegrias y que tristezas haya experi-
mentado”
+ Scoville y Milner descubrieron que los recuerdos remotos de
HLM. se encontraban intactos y que en las conversaciones con él
hacia continuas referencias a experiencias de su infancia, Sin embar
go, cuando se estudié con mas rigor el caso se observ6 cierta pérdi-
da de memoria para los acontecimientos acaecidos unos afios antes
de la operacién (amnesia retrégrada). Era incapaz, por ejemplo, de
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LA MEMORIA
recordar la muerte de su tio mas querido que habia acontecido tres
afios antes de la operacién y tampoco podia recordar el tiempo que
permanecié en el Hospital antes de ser intervenido,
Cazar y beber
La caza en la sabana Africana consistfa en perseguir a la presa
durante varios dias, por lo que requeria caminar muchos kildmetros
y prestar constante atencién a los movimientos de ésta, Para Krantz
Jos austrolopitecinos debieron competir con otros animales cartvo-~
10s por lo que aquellos que anatémicamente se hallaran més dotados
para correr y tuvieran mayor cerebro, y, por ende, mejor memoria
para recordar donde se hallaba la presa, tendrian mas posibilidades
de sobrevivir. En ese modo de vida la memoria posefa un gran valor
para la supervivencia y la adaptacién ya que permitia relacionar
espacialmente diferentes éreas del terreno con relaci6n a la presa. En
esta linea de argumentacién de Krantz y Fialkowski (comentado en
cl primer capitulo), Eckhadrt propone que, ante la ausencia de agua
cen esta zona semidesertizada, resulta fundamental memorizar don-
de se encuentran las charcas y las fuentes de este liquido elemento
para garantizar la supervivencia. De hecho, los bosquimanos actua-
les (la mayor parte del conjunto de pueblos conocidos como bosqui-
‘manos vive dispersa en el desierto del Kalahari, en el sur de Africa,
fen un érea de més de 500,000 km’, més o menos la extensién de
Kenia o de Francia) cazan en un drea equivalente a 10.000 kiléme-
tos’ y saben localizar a la perfeccién cada charca de agua en esa
extensién de terreno.
Ulrich Neisser, reputado psicblogo de la Universidad de Cornell,
hha sefalado con acierto que recordar es un tipo de conducta ya que
se lleva a cabo con un objetivo en mente, se hace en un momento
concreto y lo realiza un individuo en particular. Por lo tanto, la
memoria como cualquier tipo de conducta humana, sirve para algo
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143{PARA QUE SIRVE EL CEREBRO?
¥y persigue un fin que no es otro que organizar nuestro conocimien-
to sobre el mundo para conformar un modelo predictive que nos
permita anticiparnos al futuro.
Elser humano ha tenido que sobrevivir en un medio hostil y con
recursos limitados, en un entorno cambiante y leno de incertidum-
bres. Para ello se precisa de un sistema de aprendlizaje flexible ya que
Ja rigidez (un estimulo, una respuesta) nos abocarfa al fracaso.
Daniel Denett propone que la tierra esté poblada por tres tipos de