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Jorge Botella
Un debate que una y otra vez florece en la sociedad es si la buena direccin del
progreso est en fomentar la competitividad, o est en favorecer la igualdad por
la ayuda a los ms dbiles. Quienes apuestan por la primera opcin lo hacen
defendiendo que la competitividad por la promocin y la supervivencia hace a la
gente ms esforzada, mientras que el igualitarismo y la ayuda perpetan la
debilidad en la sociedad. Por el contrario, los que se inclinan por una promocin
cooperante de toda la humanidad siguen el principio de que quien ayuda se
ayuda, y que el respeto a la dignidad de la persona humana exige, al menos,
facilitar la oportunidad de acceder universalmente a un honrado modo de vida.
La tica de la competitividad se fundamenta en que favorecer el instinto de
esforzarse para estar por encima de los dems fomenta la capacidad de ejercicio
del bien para la humanidad. Esta tendencia -que no est alejada de la de
supervivencia de las especies- debera hacer un mundo mejor, ya que la
multiplicacin del esfuerzo personal es el fundamento del desarrollo. En lo que
cada uno se supera para vencer las dificultades de la vida y proveerse de un
estado mejor radicara el progreso de la humanidad, ya que la competitividad no
necesariamente debe desalentar al perdedor, sino que le prepara ensendole
cmo debe redoblar su esfuerzo para lograr su promocin.
La cooperacin directa en favorecer un crecimiento armnico de la sociedad, lo
ms igualitario posible, siempre ha reivindicado que la marginalidad, por la
disposicin distinta de las personas por su diferente naturaleza, es un elemento
que primero hay que superar para que se pueda comenzar a pensar en la igual
oportunidad para competir. Pero como la esencia de la competicin excluye la
compasin por el ms dbil, nunca se alcanzar un mnimo de igualdad de
oportunidades para armonizar solidaridad y competitividad.