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Colonialismo y antropologia en Pera Rodrigo Montoya El propésito de este articulo es el de ofrecer algunos elemen- tos que pueden servir para definir positivamente el objeto y las tareas de la Antropologia en el Pera contemporaneo. Hacerlo su- pone, como condicién indispensable: lo. Partir de la matriz es- tructural de la sociedad peruana —imperialismo, estructura de clases, lucha de clases—; 20. Enjuiciar la practica antropolégica para saber si ésta es 0 no capaz de dar cuenta de esta matriz y, 30. Precisar las tareas que le corresponden a la nueva Antropo- Jogia, dentro de las tareas de una ciencia social, para dar cuenta, efectivamente, de esta matriz estructural. Lo que intento en este trabajo es esbozar algunas ideas ge- nerales que estan lejos de constituir una tesis acabada. Se trata de un conjunto de proposiciones para un debate teérico, atm au- sente en el Pert. En otros trabajos (Montoya 1969, 1971a) hice ya un enjuicia- miento critico de la Antropologia en el Pert, apuntando algunas ideas para plantear una alternativa. Una conclusién que debe ser retomada aqui es que no podemos seguir importando y ensam- blando Antropologias surgidas en otros contextos histéricos y pen- “sadas para realidades diferentes a la nuestra. No podemos seguir haciendo Antropologia norteamericana del Pert de la misma for- ma que la “Chrysler Pera” ensambla sus automéviles en nuestro pais, Partir de la realidad peruana y hacer una Antropologia para el Perd no resulta de un nacionalismo hueco sino de una evidencia cientifica: la especificidad de la formacién social. peruana y de 23 una obligacién fundamental de contribuir en el proceso de su trans- formacién; no mds en beneficio del imperialismo, sino precisamen- te, para destruirlo. En la practica social de esta lucha nuestra Ciencia Social ira gestandose seguramente. Antes de abordar directamente el tema, creo pertinente sefialar algunas cuestiones fundamentales: lo. El esfuerzo de definicién de un objeto para la Antropologia peruana debe partir de la matriz estructural peruana y no de las Antropologias hechas en las metrépolis de las Namadas ciencias sociales. No existe una Antropologia. “La Antropologia” es una abstraccién. Lo que existen son diferentes tendencias antropold- gicas que varian de pais a pais y dentro de cada uno de ellos. No es lo mismo la Antropologia social inglesa que la Antropolo- gia Cultural norteamericana o la Etnologia francesa. Es impres- cindible rescatar la historicidad en el andlisis de estas diversas tendencias. Por eso, hablar de Antropologia en el Pert significa precisar de qué Antropologia, para qué realidad concreta, en qué momento histérico y para qué. No se trata, por lo tanto, de par- tir de tal o cual “escuela”, de tal o cual “modelo tedérico” por “aplicar” a la realidad peruana. Lo importante es partir de la es- pecificidad de la formacién social peruana de su matriz estruc- tural singular, resultado de su insercién dentro del capitalismo mundial, Este punto de partida no significa, de ningin modo, ol- vidar los desarrollos tedéricos de otras Antropologias. Significa te- nerlos en cuenta, utilizarlos no supeditandose a su simple aplica- cién ahistérica y acritica, sino tomandolos en su propio contexto histérico y dando cuenta del proceso por el cual pueden tener sen- tido en las condiciones histéricas especificas del Pert. 20, Responder a la pregunta: ;Cual debe ser el objeto de la Antropologia en el Peri? significa situarse al margen de la no- eién de propiedad sobre determinados aspectos 0 partes de la rea- lidad, existente entre las diversas disciplinas sociales. [La pers- pectiva asumida en este articulo es que se trata de construir una Ciencia Social sobre una base ya existente: el marzxismo. La labor nuestra en el Peri debe consistir, entre otras cosas, en participar desde y para el Peri en la tarea de construccién de una Ciencia Social que no puede confundirse con tal o cual Antropologia o con tal o cual Sociologia. En otras palabras, se trata de pregun- tarnos cémo insertar el trabajo cotidiano de los futuros Antro- pélogos dentro del proceso de cambio real de la sociedad peruana, que es lo unico que puede justificar la existencia de una ciencia social y de una Antropologia como parte del proceso para lMegar 24 a ésta. Una de las tesis de Marx sobre Feuerbach establece cla- Tamente que no se trata mas de sélo conocer el mundo sino de eambiarlo, No se trata por Jo tanto de “salvar” o “no salvar” a la Antropologia, de defenderla o né de la Sociologia.]* 30. En consecuencia, la definicién de un objeto especifico para la Antropologia significa asignarle a ésta, determinadas tareas que son parte de las tareas de la Ciencia Social dentro de una misma matriz de pensamiento y no simplemente de una divisién del tra- bajo, entendida como un conjunto de tareas practicamente inde- pendientes, cuya adicién no puede ser nunca la Ciencia Social. Las tlamadas ciencias sociales se dividen la realidad en trozos y, de modo general, cada “cientifico social” conoce lo suyo e ig- nora el resto porque no piensa la realidad social como una unidad- totalidad. Por esto es que el Socidlogo clasico no se ocupa de la economia y remite sobre ésta a sus colegas economistas y éstos, a su vez, a los socidlogos, cuando se trata de las “relaciones so- ciales” o a los Antropélogos cuando se trata de la “cultura” o de la “sociedad primitiva” 0, finalmente a los psicélogos cuando se tra- ta de la “personalidad.” No se trata de oponer al trabajo espe- cializado un espiritu erudito decimonénico, Se trata en el fondo de redefinir el trabajo de los especialistas, de formar otro tipo de especialistas cuyo trabajo rescate la unidad-totalidad de la rea- lidad social. I. Matriz estructural del Peri en funcién de la cual tiene sentido plantear el objeto de la Antropologia Los pilares de esta matriz a los que deben ser referidos los elementos constitutivos del Pera son el imperialismo, 1a estruc- tura de clases y la lucha de clases. Cada uno conduce a los otros; constituyen una unidad y su divisién sélo responde a fines de co- nocimiento. El imperialismo es la categoria cientifica con 1a que se’ tiene que dar cuenta de eso que generalmente suele llamarse “domina- cién externa” o “metropolitana.” Para nadie es una novedad que los recursos fundamentales del pais estan en manos de empresas extranjeras, pero el imperialismo es mucho mas que un simple problema de propiedad de extranjeros. El imperialismo vincula al Peri con el sistema capitalista mundial, lo hace Plenamente 1 Emilio Mendizdbal, antropélogo peruano de la vieja prs por ejemplo, considera que hay que “salvar” a la Antropologia Ja nefasta influencia de los que “sociologizamos” Ja sacrosanta Antropologia. 25 dependiente de éste. Todo el proceso esencial de la economia pe- ruana republicana esté marcado por este hecho de la dependencia del imperialismo, Es en funcién del carécter que esta dependen- cia adopta en cada coyuntura precisa que el modo de produccién capitalista hegeménico, articula, ordena, el conjunto de relaciones de produccién precapitalistas. La predominancia nitida del modo de produccién capitalista sobre todos los otros supone también la redefinicién de antiguos modos de produccién. La propia expan- sin del capitalismo se ha hecho hasta este momento a costa no precisamente de la extincién del precapitalismo (servidumbre, aparcerfa, produccién parcelaria, comunal, comunista primitiva) sino, esencialmente, de su utilizacién dentro de un contexto dife- rente (Montoya 1971.b). EI imperialismo tiene en el Pert una historia que atin no esta estudiada, en etapas diferentes que van desde la inversién comer- cial financiera en el siglo xx, pasando por una inversién pro- ductiva en enclaves —agricultura de exportacién, mineria, petré- leo, ete.— hasta una etapa reciente de abandono de los enclaves para producir una inversién diversificada en la que la realiza- cién y acumulacién de Ja plusvalia se hacen ya dentro del Pera y no exclusivamente en las metrépolis imperialistas, como en los periodos anteriores (Quijano, 1968; 1970; 1971). La estructura de clases existente en el Pert resulta, precisa- mente, de la articulacién de clases del modo de produccién capi- talista y las clases constituidas a lo Jargo del precapitalismo mer- cantilista. Es dentro de este contexto estructural que se produce la lucha de clases. Es esta articulacién estructural la que puede permitirnos en- tender a las economias indigenas, tanto serranas como selvaticas, alas que no podemos considerar ni un minuto més como islotes o economias auténomas o “desintegradas” de la “economia nacional.” Dentro de esta matriz imperialismo-estructura de clases-lucha de clases se encuentra la explicacién de lo que el dualismo, el pluralismo,’ intentan describir como variantes del culturalismo en el Pert (Valcarcel, Matos, Mangin y otros, 1964). La descripcién en términos de “indios, cholos, mestizos y criollos”, es a todas luces insuficiente. La simple descripcién detallada de los grupos étnicos en el Peri no puede fundar un objeto cientifico para la Antropologia peruana. Importa mas precisar las formas concretas 2 Sobre el dualismo puede revisarse practicamente toda la literatura turalista, en icular la del) Instituto Indigenista del Pert. 8 Sobre el pluralismo, ver particular los textos de Matos, Fuenza- lida (1989) y Alberti-] Puenzalida i969). 26 de articulacién de estos grupos como grupos o né necesariamente con la matriz estructural del pais. Los Campa del oriente perua- no son, al mismo tiempo, productores de café en las grandes ha- ciendas capitalistas o semicapitalistas; los quechuas son también obreros asalariados en las minas y en las haciendas ganaderas capitalistas. Atm el trueque, que es una forma tradicional de in- tercambio por reciprocidad (Mayer, 1970; Esteva Fabregat, 1970; Fonseca, 1972a y 1972b), esta expresando ya una vigencia del sis- tema de precios del mercado capitalista por la carencia de mone- da. Los hombres del pre-capitalismo constituyen la mano de obra barata para el desarrollo capitalista, ofrecen los productos ali- menticios necesarios para la produccién capitalista y los sectores urbanos, y, al mismo tiempo, constituyen parte del mercado in- terno de la produccién capitalista. Estos hechos indiscutibles son parte vital de la llamada, “sociedad indigena” y merecen una atencién fundamental que hasta el momento la Antropologia pe- ruana no les ha prestado. En la instancia politica de la formacién social peruana se com- binan, igualmente, formas de organizacién politica que van desde el aparato estatal capitalista, consolidado nacionalmente, hasta el sistema de alealdes varas en los Andes y formas de organizacion tribal en los grupos étnicos de la selva. Estas formas estén pro- fundamente ligadas, mas alla de las apariencias, y es evidente que el Estado capitalista usé y sigue usando adn las formas tra- dicionales para asegurar su control nacional. Dentro de esta mis- ma instancia politica la lucha politica se realiza combinando for- mas distintas de comportamiento que derivan de sistemas de va- lores diferentes que no pueden ser reducidos a la simple ideolo- gia capitalista. En la instancia ideolégico cultural esta matriz estructural so- porta, a su vez, sistemas de representaciones, formas de menta- lidad que guardan seculares vinculos con el pensamiento andino y los sistemas de pensar y sentir de los grupos selvaticos, dentro de un proceso en el cual el capitalismo es ya parte constitutiva de esos sistemas de representaciones, La magnitud e importancia de esta presencia del capitalismo dentro de “lo tradicional” esta aun por estudiarse. En esta instancia ideolégica, el aparato estatal dispone del sistema educativo escolarizado como la punta de lanza fundamental para imponer de modo total y rotundo la concepcién burguesa de ta vida y, en la otra cara de la medalla, destruir los elementos propios de las ideologias indigenas (Montoya, Mo- lina y Roncagliolo, 1972). 28 En esta triple articulacién —econémica, politica y cultural-ideo- légica— de la matriz estructural peruana aparecen realizandose las clases sociales, sobredetermindndose con factores étnicos, que hasta hoy nunca han sido tomados en cuenta en los analisis de clases; de la misma manera que la antropologia tradicional, al analizar los problemas étnicos, nunca tomé en cuenta la estruc- tura de clases del Peri. Esta estructura de clases, fracciones, es- tratos y grupos de clases, se esconde detras de formas especificas de estratificacién social que corresponden al nivel superficial con el que es vista la desigualdad social.+ Esta matriz estructural observada en su proceso histérico remite al estudio de un hecho fundamental en el Pert: el hecho colonial. El Pert actual es fruto de su condicién histérica de colonia. EI imperialismo, en esta perspectiva, es una etapa superior de la- condicién colonial, una forma especifica de neocolonizacién. Desde el primer instante en que la conquista espafiola instalé en América una situacién colonial. Lo que antes fue un conjunto de grandes sociedades independientes, empezaron a perder su propia autono- mia y pasaron a ser satélites de una metrdpoli colonial que impuso su crganizacién politica, que quebré la matriz econémica redistri- butiva (Murra, 1952) del imperio incaico para someter a sus ha~ bitantes a un tipo de produccién para el mercado, dentro de rela- ciones de produccién serviles, principalmente. La orientacién principal de los espafioles tuvo que ver con la explotacién minera. Agotadas éstas o por falta de recursos tecnolégicos para seguir explotandolas, tuvieron que volver los ojos sobre la agricultura no para producir mecanicamente un feudalismo europeo sino para instalar unidades de produccién diferentes, que tampoco eran ca- pitalistas, en las cuales se articulaban las relaciones de produccién serviles dentro de un universo de intercambio mercantilista prac- ticamente generalizado (Macera, 1968; 1972). La organizacién del espacio inca dentro de una economia re- distributiva siguiendo lo que en el imperio empezaba a precisarse como un ideal andino, “el control vertical de un maximo de pisos ecolégicos” (Murra, 1972), fue quebrada. Le sucedié una sobrevi- vencia localizada, desconectada nacionalmente, de los antiguos ele- mentos de la sociedad inca reorganizados en funcién de los intereses 4 La distincién entre estratificacién social y estructura de clases pue- de ser vista en el libro de Stavenhagen (1970). Un antropélogo norteame- ricano, William Mangin (1967) al analizar la estratificacién social en el Callejé de Huaylas concluye que en la zona existen cuatro “clases”: crio- Ios, mestizos, cholos e indies, identificando el concepto de clase social con una categoria racial, y, por eso, desnaturalizindola. 20 coloniales de Espafia y no mas del Estado Inca. Las formas eco- némicas politicas e ideolégico-culturales impuestas por los espa- oles para montar su imperio colonial se impusieron como las tnicas formas nacionales (a pesar de la precaria organizacion del Estado) en su alcance geografico y en su organicidad. Los pueblos indigenas empezaron a perder las condiciones historicas para su desarrollo auténomo. Desde entonces, la reproduccién de sus formas econé- micas, politieas y cultural-ideologicas se hizo dentro del someti- miento y con los elementos que el sistema colonial iba introdu- ciendo en los pueblos indigenas, Quebrada la unidad de conjunto que uniformiza, sélo quedé por siglos un conjunto disperso de desarrollos locales desiguales. Al caracter nacional que alcanzé la sociedad inca por el control estatal casi generalizado, le sucedié en la época colonial y en la nuestra el profundo localismo de los pueblos indigenas. Entre los quechuas, por ejemplo, no hay nada equivalente a un sistema educativo nacional escolarizado. La edu- eacién informal quechua se realiza localmente a través de la tra- dicién oral y las experiencias concretas de la vida social quechua. Tampoco existe un sistema politico quechua que unifique las uni- dades locales. Quedan restos locales de lo que habria sido antes un sistema unitario. De la forma inicial de organizacién politica de las comunidades impuesta por la corona (sistema de alcaldes varas, sistema unificado por la corona) queda hoy un sinnimero de variaciones locales, con innovaciones propias. Entre los varas de Paucartambo, en el Cuzco; de Aymaraes, en Apurimac; de Puquio, en Ayacucho; de Huachocolpa y San Isidro de Acobamba en Huan- eavelica; de Huasican'cha, en Junin y de Vicos en Ancash, no sélo hay variacién de nombres sino de funciones y puestos diferentes en el sistema jerarquico y en las formas de insercién diferentes dentro de la administracién estatal-nacional. El caracter de este articulo me impide detallar este punto que considero fundamental para el estudio de la instancia politica de la matriz estructural peruana. (Conviene dejar constancia que un sistema social cen- tralizado conserva y supone también variaciones regionales-loca- les pero en un grado muchisimo menor que ahi donde no existe centralizacién institucional, que es, precisamente, el caso de las comunidades quechuas en el Pert). La independencia de Espafia no significé la ruptura de la si- tuacién colonial. Por el contrario, el proceso republicano, profun- dizé la dominacién sobre los indigenas, La monarquia espafiola traté de conservar lo indigena y su legislacién fue eminentemente proteccionista, reconociendo legalmente la inferioridad del indio. 30 La Republica reconocié Ja igualdad legal del indio frente a los criollos y mestizos. En nombre de esta igualdad, entendida como la libertad de comprar y vender, se produjo yna gran expansién de las haciendas, latifundios existentes a costa del saqueo de las tierras comunales compradas con mil y una triquifiuelas. En 1920, fue reinstaurado el proteccionismo, que dura hasta hoy, y se im- puso en las comunidades un sistema nacional de juntas comunales para reemplazar a la antigua institucién de Alcaldes varas, como parte del proyecto de expandir y consolidar el Estado burgués. Hoy, el sometimiento indigena es muchisimo mayor por la con- solidacién del Estado capitalista, que sigue asumiendo, frente a las instituciones indigenas, un comportamiento colonial. Los efectos del sistema educativo nacional implantado en la regién andina son liquidadores de lo indigena y su tratamiento merece una atencién fundamental de los antropdlogos. Como consecuencia de este hecho colonial y su efecto des- quiciador sobre los pueblos indigenas, probablemente ya no tiene sentido hablar de una “sociedad indigena quechua.” No existe como unidad auténoma por estar profundamente sometida. Lo mismo ocurre con los aymaras y ocurrira también con los pueblos sel- vaticos, sila tendencia sigue siendo la misma. Esta situacién co- lonial ha sido resistida hasta hoy con enorme heroismo, como lo senalé tantas veces José Maria Arguedas. Los quechuas supieron seguir creando, a pesar de la dominacién, El arte y la danza, donde Ja dominacién no llegé totalmente, tiene atin en los Andes un vigor indiscutible, Otros pueblos sucumbieron, muchas lenguas dejaron de hablarse ya. La tendencia estructural de hoy apunta en la mis- ma direccién. ;Podemos conformarnos con una “Antropologia de emergencia” para estudiar a los pueblos indigenas, “rapidamente antes que desaparezcan”, en términos de Lévi-Strauss, o se trata de actuar de otra manera para impedir y cortar esa tendencia, para buscar un desarrollo nuevo, una alternativa inédita para los pueblos indigenas? II, Hacia un objeto posible para la Antropologia en el Pert La Antropologia clasica ha centrado su objeto de trabajo en la Hamada “sociedad primitiva.” Desde sus origenes, la Antropologia alenté el deseo de dar cuenta de la sociedad humana en general, a través de la comparacién constante de lo occidental europeo con todas las formas indigenas pertenecientes a sociedades distintas. Este deseo universalista, de por si vdlido, esta, sin embargo, muy 31 lejos de ser aleanzado. Es mas, la reduccién posterior de casi todo el trabajo antropolégico a las sociedades primitivas aleja aim mas a la Antropologia de ese propésito inicial. Al objeto “sociedad primitiva” le ha sucedido, en otros Antro- pdlogos, la Hamada “sociedad tradicional” que no es simplemente “primitiva”, “fria” o de “tecnologia simple” ni tampoco simple- mente industrial. Dar cuenta de la sociedad tradicional significd, aqui en el Peru, observar los procesos de “aculturacién” dentro de la polaridad de categorias descriptivas como “tradicionalidad”- “modernidad”, “rural”-urbano”. Hay en esta perspectiva un paso adelante, por razones histdrico-politicas que no interesa precisar aqui, en tanto se trata de ligar lo exclusivamente indigena a un contexte global mayor. Lo que es fundamental cuestionar es la perspectiva tedrica con la que se plantea esta relacién y no la intencién de dar cuenta de esa relacién. La realidad peruana, como unidad-totalidad, ha recibido un tratamiento antropolégico diferenciado en razén a Ja aplicacién de diferentes corrientes de pensamiento antropoldgico en el mundo, La corriente que tiene que ver directamente consel origen de la Antropologia en el Pert, con los trabajos mds numerosos y con una forma concreta de politica reformista proimperialista, grados mds grados menos, es la culturalista proveniente de Estados Unidos. Armados con la utileria teérica del culturalismo (“cultura”, “sub- cultura”, “integracién”, “desintegracién”, “aculturacién”, “cam- bio cultural”, etc.) mas las nociones de “tradicionalidad” y “mo- dernidad”, antropélogos norteamericanos y peruanos constataron la “desintegracién” del pais y contribuyeron directamente a la gestacién del “dualismo” y su aplicacién politica en la teoria ex- plicita del “cambio cultural” entendido como un proceso de “in- tegracién de la poblacién aborigen” a la “sociedad nacional” que fundé en el Pert, otros paises andinos y latinoamericanos la lla- mada “Antropologia aplicada” y los programas diversos de “des- arrollo de la comunidad” (Vasquez, 1952; Holmberg, 1960, 1966; Dobyns, 1970, Programa Andino, 1961) Este culturalismo dualista (Valcarcel, Matos, Mangin y otros, 1964) ha producido una gran cantidad de trabajos que basicamente son prisioneros de una limi- tacién fundamental: su caracter descriptivo y no explicativo. Las. tipologias que resultan sobre el pais se expresan en términos ra- ciales-culturales indios, cholos, mestizos, criollos y la explicacién de lo que ocurre en el fondo de la matriz estructural del Pert esta ausente. ;Podemos seguir haciendo esta Antropologia? Evi- dentemente, NO. 32 Agotadas las posibilidades de la corriente culturalista en los limites estrechos del “dualismo cultural y social”, el pensamiento culturalista incorporé algunos conceptos fundamentales del pen- samiento sociolégico latinoamericano de la década del 60 (“depen- dencia”, “dominacién interna-externa”, “colonialismo interno”, re- jacién “metrépoli-satélite”, etc.) para pensar la realidad en términos de una “sociedad pluralista” integrada dentro de un sistema “circu- latorio”, “arborescente” de dominacién cuyo eje central es Lima; sistema en el cual las relaciones entre los “satélites” son como las relaciones entre los “islotes de un archipiélago”. (Matos-Fuenzali-~ da, 1969, Alberti-Fuenzalida, 1969).La incorporacién de estos con- ceptos nuevos derivados de la teoria general de la Dependencia, constituye un paso adelante pero incompleto en tanto el pluralismo cae también dentro de los limites de un esquema esencialmente descriptivo que, sin embargo, percibe ya intuitivamente algunos elementos de la matriz estructural peruana. El imperialismo apa- rece en la concepcién pluralista como un simple enunciado “domi- nacién externa” pero no como una categoria tedrica provista realmente de contenido. El concepto de clase esta, igualmente, ausente. Una segunda corrienie dentro de la Antropologia peruana, de mayor vuelo tedérico que la anterior, es la que podria denominarse como una Antropologia de reconstruccién de la sociedad andina. En ésta la meta central se expresa en tratar de saber cémo fue el Imperio Incaico; cuales fueron sus componentes estructurales pen- sados en los propios términos de la sociedad inca y cuanto de esta sociedad andina queda atin en los pueblos quechuas y aymaras de nuestro tiempo. El objeto central es, por lo tanto, un pasado por reconstruir con el agregado fundamental de que la busqueda del presente actual, en tanto el presente significa una presencia del pasado, puede servir para comprender mejor el pasado ya perdido. Los trabajos de Murra y Zuidema, a pesar de importantes dife- rencias teéricas, son los ejemplos mas logrados de esta tendencia. (Murra, 1956; 1962; 1964; 1967; 1972; Zuidema, 1964; 1966a; 1966b; Wachtell, 1966). La matriz estructural del Peri contemporaneo esta, por lo tanto, ausente en esta problematica etnohistérica “apo- litica” y mal podria exigirse a estos autores que den cuenta del Peri contemporaneo y contribuyan directamente a su transfor- macién. Lo dicho no niega en absoluto el valor de esos estudios para un mejor conocimiento del Imperio incaico, porque son, hasta este momento, lo mds serio y mejor que hay. Esta es una vertiente teorica importante pero con ella no damos cuenta de la matriz 33 estructural peruana, por lo tanto, el camino no puede ir por ahi. En una linea estrechamente ligada a esta Antropologia de re- construccién pueden situarse los trabajos de Alejandro Ortiz (1970; 1971) antropédlogo peruano que se ha esforzado por analizar una buena parte de los mitos andinos peruanos coloniales y contem- poraneos a la luz del estructuralismo de Lévi-Strauss. El caracter especifico de su objeto: estructura interna de los mitos andinos, para demostrar la continuidad en el tiempo y en el espacio de un pensamiento andino atin vigente. Las limitaciones propias del es- tructuralismo en general, imposibilitan a esta vertiente tedrica para ofrecer una explicacion de la matriz estructural contem- poranea del Peri. Ofrece si elementos valiosos que seran de mucha utilidad para dar cuenta de la instancia cultural-ideologica de esta matriz. Al margen de estas corrientes y con el marxismo como comin denominador, otros antropdlogos venimos trabajando dispersos, en diferentes universidades del pais, tratando de encontrar una An- tropologia para el Pert. Ahora bien, la definicién del objeto para la Antropologia en el Pert, sdlo puede ser entendida como parte de la definicién del objeto de la Ciencia Social en general y, en particular, en el Pert. Si en el nivel general el objeto de la Ciencia Social es producir una teoria general sobre la sociedad y un conjunto de teorias especificas, “regionales” para tal o tal tipo de sociedad (capitalista, feudal, por ejemplo), en el Pert la Ciencia Social debe producir la teoria sobre la matriz estructural del Pert; es decir, las formas especificas de articulacion de sus componentes, encontrando y ex- plicitando la légica implicita, invisible, que debajo de la apariencia articula, ordena y define las tendencias de funcionamiento y cam- bio de la formacién social. Marx escribié: “Si la apariencia y la esencia de las cosas se confundieran, toda ciencia seria inutil” (Et Capital, tomo III). {Dentro de esta tarea de la ciencia social en el Pert, 1a Antro- pologia debiera asumir el estudio de la instancia cultural ideolégica existente en el Pert, fundada en la matriz imperialismo, estruc- tura de clases, lucha de clases y actuando sobre ella en su proceso histérico.] Esta es una meta por alcanzar a partir de las condicio- nes histéricas concretas en que se viene desenvoiviendo el variado pensamiento antropologico en el Peri. No partimos de cero y menos de una situacién abstracta. Si hasta hoy 1a Antropologia viene trabajando con los sectores indigenas del pais no tenemos por qué abandonar este hecho real. Tenemos el deber de dar 34 cuenta de la insercién de los sectores indigenas dentro de la matriz imperialismo-estructura de clases-lucha de clases, sus formas es- pecificas de articulacién y accién con y sobre esa matriz. ;Qué suerte corre el indio dentro del imperialismo? ;Qué les espera a los pueblos indigenas dentro del proceso de desarrollo capitalista del pais? ,Qué alternativa oponer al simple integracionismo, tnica via existente hasta hoy como forma impuesta por los gobiernos reformistas proimperialistas para resolver el mal llamado “pro- blema indigena”? Estas son algunas de las preguntas que debemos Tesponder desde la condicién de antropdlogos. El integracionismo concluye inevitablemente en la cocacolizacién y transistorizacién del indio; es decir en su aniquilamiento. ;Podemos, antropélogos, conformarnos con eso o se trata de asumir responsable y valien- temente otra actitud, otras tareas, otra metodolegia? Estas preguntas, este objeto, implican una ruptura con la An- tropologia clasica que reduce su universo de estudio alo que es lo primitivo y lo simplemente “tradicional.” Al hacerlo se priva a si misma la posibilidad de entender y dar cuenta de la situacién contemporanea de los pueblos indigenas en la época del impe- Tialismo y, en consecuencia, no tiene nada qué decir ni hacer en el proceso de transformacién del mundo. (Meillassoux, 1964: 351-352). La referencia a la situacién concreta en que estamos tratando de hacer Antropologia en el Perti no es gratuita, significa sdlo un punto de partida en un largo proceso en el cual lo unicamente indigena no puede fundar un objeto propio para la Antropologia. (Terray, 1969). No podemos aceptar que el Antropélogo sélo se dedique a los pueblos indigenas si reconocemos que las entrafias mismas de la ideologia occidental capitalista (sus sistemas de representaciones con los cuales sus hombres viven y piensan su existencia en rela- cién con el mundo, con otros hombres y clases, consigo mismo y frente a su historia) deben ser cientificamente estudiadas y cono- cidas, para enfrentarlas y destruirlas. Lo cultural-ideolégico ha sido visto, hasta ahora, como un mero “reflejo”, como un simple epifenémeno de la infraestructura econémica. Una visién deter- minista vulgar pretende reducir el marxismo a la simple economia en la que, supuestamente, se encontraria la explicacién de todo y ha convertido la categoria “superestructura” en un cajén de sastre del que se habla sdlo residualmente como lo “no econdmico” en tanto lo esencial estaria sélo en la “infraestructura.” Marx es- taba profundamente lejos de todo eso. Se trata ahora de enfrentar esa prdctica marxista determinista y vulgar, se trata de rescatar 35 como objeto propio de estudio la estructura cultural ideoldgica, dejando constancia que ello sélo es posible a condicién de: 1o., Realizar estudios especificos sobre lo cultural ideolégico en su pro- pia autonomia relativa, y 20., dar cuenta de la articulacién que liga esta estructura con la matriz econémico-politica, sin la cual no puede existir y sobre la cual ejerce no sélo una “influencia de arriba hacia abajo”, sino una accién estructural inevitablemente necesaria para la existencia de esa matriz. Sobre este mismo problema la Antropologia cultural ha hecho del concepto “cultura” su concepto clave, no sdlo para englo- bar descriptivamente “todo lo que el hombre ha hecho” (‘‘cultura material y cultura espiritual”) sino también para explicar la rea- lidad social (“los pueblos son diferentes porque tienen culturas diferentes”). La vaguedad y pretensién totalista, de un lado, y su autoexplicacién, hacen que el concepto cultura tal como es usado dentro del culturalismo no tenga ningdn valor cientifico (Mon- toya, 1969). [Lo que importa en el uso posterior del concepto “cul- tura” es su redefinicién, si es posible, dentro de un marco teérico diferente, la matriz estructural propuesta en este articulo. Sera inevitable el cotejo con el concepto Ideologia, pero esta discusién rebasa el propésito de este articulo.] ' Lo dicho significa que el trabajo de los antropélogos peruanos, en mi opinién, debe encaminarse por dos vias que conducen al mismo objeto, a partir de las condiciones actuales y del nivel teérico en el que estamos. La primera, es dar cuenta de los pueblos indigenas y su articulacién con la matriz estructural del Peri. La segunda, es empezar a generar las condiciones necesarias para que los futuros antropélogos puedan estudiar el universo cultural- ideolégico dentro del cual se produce el capitalismo peruano a través de sus ideologias politicas, artisticas, filoséficas y sus formas concretas de insercién en la matriz estructural peruana. Por otra parte, conviene sefialar el trabajo de redefinicién de los objetos especificos de las disciplinas Economia, Sociologia y Sicologia, principalmente. Los economistas, por ejemplo, tendrén que incorporar en su universo de estudio todas las formas preca- pitalistas de produccién, distribucién, intercambio y consumo de bienes y servicios precisando su articulacién con el capitalismo, eje ordenante de toda Ja economia peruana general. III. Otra Antropologia, gpara qué? El objeto de una disciplina que funda su teorfa y la aplicacién 37 de ésta a su objeto supone un camino metodoldgico; es decir, una légica de investigacion y un conjunto de técnicas. El objeto de una disciplina fija también los términos y los limites de la accién politica de ésta. La evidencia que nos sirve como punto de partida es que todas las disciplinas sociales por su propio caracter tienen formas especificas de accién politica, directa o indirecta, La neu- tralidad es simplemente, absurda. En el caso concreto del Pert, el culturalismo dualista ha con- tribuido claramente a ofrecer los elementos tedéricos en que se basa la politica reformista pro-imperialista. Los planes de “Antropologia aplicada” y “desarrollo de la comunidad” a nivel de gobierno na- cional y por convenios de éste con universidades extranjeras, Cor- nell, por ejemplo, u organismos internacionales (“Plan de Accién Conjunta”, “Integracién econémica y social del Pera Central” —OEA— “Plan regional para el desarrollo del sur del Pert” —Ad- ministracién de cooperacién internacional del gobierno de los Es- tados Unidos—, “El programa andino” para Peri-Bolivia, luego Ecuador y Colombia-OIT-(5) son el mejor testimonio de lo que aqui se indica. E] denominador comin de todos estos proyectos integracionis- tas es que son programas que no cuestionan en absoluto la matriz de dominacién imperialista del Peri y ajustan sus trabajos, en ‘iltima instancia, a las necesidades de reproduccién de esa domi- nacién, por encima de la buena intencién “independencia” y pa- ternalismo de sus responsables y/o ejecutores. Los “proyectos pi- lotos” si tienen éxito, lo tienen a nivel de una sola comunidad, entre las miles del pais. Consideran que el “desarrollo” puede lograrse a nivel de una comunidad sin alterar en absolute la matriz de dominacién del pais, y reducen, por eso el “desarrollo”, a un simple conjunto de obras infraestructurales y de servicios asis- tenciales. El imperialismo no es tocado en ninguno de estos “pro- yectos” que mueven millones de soles. Por el contrario, el impe- rialismo tos alienta, los financia directa o indirectamente y los usa como “modelos” de “cambio social ido” en nuestro pais. 5 He aqui un_parrafo suficientemente explicito: “En Ja regién andina de América del Sur, existen 7 millones de indigenas aymaras y quechuas cuyo nivel de vida es de mera subsistencia: seres humanos que han per- manecido relegados durante siglos, aislados del resto de sus_compatriotas y ajenos a las estructuras sociales y econémicas nacionales. Elevar su ni- Vel de vida, integrarlos en el seno de sus respectivas comunidades, alentar su esperanza en el futuro, brindar a sus paises el pleno poderio de un acervo humano hasta la fecha intacto, tal es la razén de ser del programa andino”. OIT, El Programa Andino diciembre de 1961. Palabras del sefior David Morse, Director General de la OIT. pp. 2-3. 38 (Cuando el proyecto de Vicos, se hablé en Selecciones en espafiol del “Milagro de Vicos”}. Ya en el Pert tenemos 20 afios de pro- gramas de este tipo y el “desarrollo” no tiene cuando llegar... Si buena parte de la Antropologia en el Peri ha servido para esto, podemos aceptar esa via? Sin duda, NO. Hasta hoy, la unica alternativa sobre los sectores indigenas ha provenido del impe- rialismo a través de sus diversos reformismos en América Latina, proponiendo los planes de “integracién” a través de los cuales se impone a los indigenas el modo de hacer y pensar, de ser y sentir del capitalismo, Paradégicamente el indigenismo ha tenido una practica liquidadora de los sectores indigenas al entregarse, en buena parte, a esta “Antropologia aplicada” y a ese “desarrollo de la comunidad.” {Se trata de seguir integrandolos? ;Se trata de cambiar Ios términos de la integracién? ;O se trata de pensar el problema en otros términos y proponer otra alternativa? Esta otra alternativa hasta hoy no existe. Ni en el Pert ni en otra parte. Mientras los Antropélogos se gradian en las universidades hablando y beneficidndose de los sectores indigenas, éstos siguen sometidos a una explotacién cons- tante zy la Antropologia? Bien, gracias. Si esta alternativa no existe, el reto es construirla, si todavia es posible. La primera via para definir el objeto de la Antropologia podria resumirse en lo que podria ser una Antropologia para el estudio del desarraigo del indigena de todo lo suyo y, al mismo tiempo, su arraigo en lo accidental propuesto como su unica salida en las actuales circunstancias, Importa conocer de modo mas preciso las formas en que se produce este desarraigo-arraigo en el que se encuentran los indigenas para dejar de ser lo que son y ser como quieren que sean los que atm mandan. Sabiendo cémo se produce podemos saber cémo evitar que siga produciéndose y en ese camino iremos encontrando los elementos para fundar una alternativa positiva. (El actual proceso de reformas iniciado en el Pert en 1968 con el pomposo nombre de “revolucién no capitalista y no comunista” no ha alterado mayormente la légica sustancial del integracionismo anterior. Le ha agregado una transferencia pagada de propiedad dentro de un esquema conceptual pobrisimo en el cual Jas relacio- nes de propiedad, y la participacion sélo es efectivamente pensada o implementada en un nivel administrativo, principalmente). No sélo nos toca denunciar las formas especificas de explotacién en que se produce este desarraigo sino también ofrecer elementos precisos para definir una alternativa de izquierda para los sectores 39 indigenas que hasta hoy no conocemos, Todo esto puede hacerlo una Antropologia pensada para el Peri. Mas alla, estan las opcio- nes politicas orgénicas de insercién en la lucha de clases. Y esa es una cuestién que cada Antropdlogo debe resolver. Lima, 1972-73 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS Alberti, Giorgio y Fernando Fuenzalida. 1969 Pluralismo, dominacién y personalidad en: Dominacion y cam- bio en el Pert rural. LE.P. varios autores. Lima. Dobyns F., Henry. 1970 Comunidades campesinas del Pert. Editorial Estudios Andinos. Lima. 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