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I N T R O D U C C I Ó N

El Impacto del Cerebro


en el Mundo Actual
• Javier se considera a sí mismo un “herido ambulante”.
Trabaja como mensajero llevando paquetes y cartas a las
oficinas y departamentos en el centro de la ciudad. Le
gusta usar corbata aunque la temperatura sea muy cálida
y haya mucha humedad. Su presencia es muy agradable y
la gente que se cruza con él en la calle ocasionalmente le
sonríe y saluda. No obstante, si alguna señora por casual­
idad se detuviese a preguntarle cómo llegar a algún sitio
cercano, Javier la miraría con los ojos en blanco y comen­
zaría a tartamudear. Podría, incluso, enfurecerse y gri­
tarle un montón de obscenidades. Lo que esta señora y
otras personas que lo ven en la calle no podrían saber de
primera intención es que Javier sufrió hace años una
lesión cerebral severa. Sus cicatrices son invisibles.
• Alicita solía deslizarse cuesta bajo por la colina cercana
en su flamante bicicleta. Tantas veces en su corta vida
había caminado, corrido o montado, dejándose ir cuesta
abajo por esa colina, que hasta con los ojos cerrados sabía,
instintivamente, que ya había llegado abajo. Eso es exac­
tamente lo que hizo ese hermoso día de primavera. Pero no
vio las ramas del árbol caído atravesadas en medio del
camino. Chocó con ellas de frente, a toda velocidad, y su
cuerpo voló por encima del manubrio. Al caer se golpeó la
cabeza. Todavía se encuentra internada en un hospital de

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LA VIDA DESPUéS DE UNA LESIóN CEREBRAL

rehabilitación, recuperándose de la lesión cerebral que


­sufrió como consecuencia de este accidente.
• A Oscar le encantaba su nuevo puesto gerencial. Como
vicepresidente a cargo de ventas de una gran corporación,
sus responsabilidades no tenían fin. Pero no le importaba
en lo absoluto, porque siempre había sido un hombre
repleto de energía y entusiasmo. Siempre tenía tiempo
para escuchar las quejas y sugerencias de sus subordina­
dos. Cumplía con todos sus proyectos en la fecha prevista
y siempre se las arreglaba para estar un paso más allá,
sacándole ventaja a la competencia. En conclusión, Oscar
era un verdadero dínamo ejecutivo y no era ningún secreto
que ya lo estaban preparando para ocupar el puesto más
alto en la companía. Eso era antes del accidente. Un
choque  que tuvo en la carretera lo dejó aturdido, confun­
dido y perplejo. Aunque sufrió solamente una lesión leve
en la cabeza, el daño fue suficiente para dar al traste con
sus habilidades gerenciales. Ya no podía ser el líder—un
destino que se negaba a reconocer como suyo. Por no poder
aceptarlo se fue convirtiendo en un alcohólico amargado e
infeliz.
Tres historias de tres personas diferentes cuyas vidas se han
visto alteradas irrevocablemente por una lesión cerebral.
Lamentablemente, comparten esta devastadora situación
con muchas otras personas. Sus accidentes no son una
ironía  aislada del azar. Dos millones de personas sufren
cada año daño cerebral leve a moderado, y un 17% sufre un
trauma grave al cerebro que trae como resultado déficits neu­
rológicos y pérdida de la conciencia. Lo que es más lamenta

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El Impacto del Cerebro en el Mundo Actual

aún es que sólo un 5% de estas personas reciben la ayuda que


necesitan.

UNA SOLA VIDA QUE VIVIR


No hace mucho, en la década de los setentas, el 90% de los
pacientes con lesión en el cerebro no sobrevivían el trauma.
Actualmente, gracias a los numerosos avances de la medic­
ina, la mejor tecnología y atención médica que se puede pro­
porcionar en casos de emergencia, un mayor número de
personas logran sobrevivir—y no solamente los militares que
sufren lesiones cerebrales en batalla, sino personas normales
y corrientes con vidas normales y corrientes. Teniendo en
cuenta el hecho de que la gente hoy se arriesga mucho más
que antes—saltando al vacío amarrados a la cuerda elástica
del bungee, escalando montañas, guiando el auto a veloci­
dades vertiginosas, tratando de ganar a toda costa cualquier
competencia—no podemos negarnos a la evidencia: la lesión
cerebral se ha convertido en una especie de “silenciosa
­epidemia”.

CAUSA Y EFECTO
Es un hecho indiscutible: Cualquier persona puede sufrir una
lesión cerebral en cualquier momento. No obstante, en algu­
nas situaciones específicas el riesgo es muchísimo mayor:
• Los jóvenes de 15 a 24 años siempre corren riesgos más
graves y descabellados—sufriendo accidentes al montar sus
motocicletas y bicicletas y chocar sus autos, los cuales cau­
san más lesiones al cerebro que cualquier otra actividad.
• Las cifras vuelven a subir a partir de los 70 años, cuando
la mayor parte de las lesiones cerebrales ocurren como con­
secuencia de una caída.

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LA VIDA DESPUéS DE UNA LESIóN CEREBRAL

• Los accidentes de bicicleta se están convirtiendo en una


de las mayores causas de lesiones en la cabeza—y son
responsables por más de 1.300 muertes cada año. Usar un
casco protector puede reducir en forma radical este riesgo.
• Las causas de las lesiones cerebrales varían según la ubi­
cación geográfica. En San Antonio, Tejas, una ciudad donde
abundan en demasía los autos, los vehículos de motor son los
principales culpables de estas lesiones. En algunos casos las
armas de fuego y los asaltos son los responsables de la may­
oría de las lesiones al cerebro. En ciudades donde hay gran
actividad de construcción y urbanización los accidentes del
trabajo causan el mayor daño.

EL PODER DE LA MENTE SOBRE EL CUERPO


En muchos sentidos el cerebro es nuestro órgano más vul­
nerable. Una lesión en la cabeza no se puede sanar de la
misma forma que el corazón, el hígado, o una pierna frac­
turada. No es cuestión de “reposar durante unas semanas”,
“descansar bien” o “tomarse dos aspirinas y llamar al médico
en la mañana”. La lesión cerebral afecta nuestra identidad
como seres humanos: nuestra forma de pensar, actuar y sen­
tir, y puede ser devastadora para nuestros seres queridos,
nuestros familiares y amigos, quienes de repente se encuen­
tran frente a frente con un extraño incapacitado que sufre de:
• Disfunción cognoscitiva, incluyendo pérdida de la memo­
ria, de la percepción y de la capacidad de comprender,
­déficits en la atención, en la organización, en las destrezas
para resolver problemas y en el razonamiento.
• Discapacidades o impedimentos de índole física,
­incluyendo parálisis parcial, espasticidad, falta de coordi­
nación y equilibrio y dificultad para tragar.

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• Problemas del comportamiento, incluyendo una excesiva


agresividad, depresión y cambios repentinos de estado de
ánimo, accesos de violencia e incapacidad para controlar los
impulsos.
Pero aun en esta terrible situación, no todo es negro. Los
avances médicos y tecnológicos que han mantenido con vida
a los pacientes con lesiones cerebrales nos han permitido
también desarrollar tratamientos mejores y lograr mejores
resultados.

EL FACTOR “RE”
La recuperación del cerebro a menudo requiere una rehabil­
itación abarcante e intensiva. Reentrenar y reaprender llevan
tiempo y requieren constancia, un conocimiento experto y un
ambiente estructurado y seguro. De hecho, sin la rehabil­
itación es muy posible que el paciente no pueda alcanzar ni
siquiera un mínimo de su potencial. La prueba: en un estudio
de jóvenes con lesiones cerebrales severas y graves
­trastornos  cognoscitivos y emocionales, el 50% de los que
recibieron tratamiento de rehabilitación pudieron funcionar
productivamente tres cuartas partes del tiempo, en oposición
a apenas un 36% de los que no recibieron tratamiento. En la
última instancia, los pacientes que recibieron tratamiento no
sólo presentaban después menos trastornos de índole emo­
cional que los jóvenes que no recibieron tratamiento, sino
que también mejoraron su desempeño en las pruebas de
memoria y aprendizaje. Otros estudios de pacientes con
lesiones cerebrales severas que habían recibido tratamiento
de rehabilitación comprobaron que muchos de esos
­pacientes  fueron capaces de volver a funcionar como ciu­
dadanos útiles contando con el debido apoyo.

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LA VIDA DESPUéS DE UNA LESIóN CEREBRAL

Estos resultados no deben sorprendernos. Solamente en el


entorno de rehabilitación el paciente puede tener a su dis­
posición los equipos más avanzados y la atención médica más
completa. Y sólo en este ambiente la familia puede recibir la
instrucción y educación que desesperadamente necesita para
poder sobreponerse a los problemas de la vida diaria que trae
la lesión cerebral, y ayudar a la persona lesionada.
No obstante, el argumento más poderoso a favor de la
rehabilitación es la meta que esta se plantea: lograr que la
persona lesionada pueda funcionar en forma independiente.
Con un tratamiento exitoso, el paciente puede recuperar al
menos algunas de sus capacidades para:
1. Vivir, trabajar y disfrutar la vida en sociedad.
2. Volver a tener vida social y volver a desarrollar sus
relaciones familiares en una situación de mayor
­igualdad.
3. Participar en la comunidad.

Sin embargo, la rehabilitación apropiada tiene un precio.


Una persona con lesión cerebral moderada bien podría gas­
tar más de $100.000 en su tratamiento. La cifra podría ascen­
der incluso a millones en el caso de los sobrevivientes de
lesiones severas que necesiten atención médica a largo plazo.
Por fortuna, hay ayuda disponible. En los Estados Unidos,
por ejemplo, el gobierno ya ha reconocido que la lesión cere­
bral es un grave problema nacional. El Congreso declaró la
década de los noventas como “La Década del Cerebro”, des­
tinando $15 millones a la rehabilitación y prevención de las
lesiones cerebrales. Al adentrarnos en el siglo XXI, las inves­
tigaciones relacionadas con las lesiones cerebrales y su
­tratamiento continúan ocupando un lugar de preferencia en

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El Impacto del Cerebro en el Mundo Actual

la asignación de fondos para las ciencias y la medicina, y las


lesiones cerebrales y precauciones de seguridad que debe­
mos tomar para protegernos de ellas siguen apareciendo en
los titulares de la prensa y atrayendo la atención de los
medios noticiosos alrededor del mundo.
También la industria de los seguros en Estados Unidos se
ha rendido a las evidencias, reconociendo los beneficios que
representa la rehabilitación a la hora de reducir los gastos
por servicios médicos. Cada dólar que se destina a la rehabil­
itación de una lesión cerebral economiza hasta $35 en costos
por servicios médicos futuros.
A pesar de todo el importante reconocimiento que está
recibiendo del público y en términos económicos a la lesión
cerebral, no es posible negar el dolor que una lesión de esta
índole significa para cada persona lesionada y para cada
familia que tiene a un ser querido en esa situación, ni tam­
poco el alto costo que, en lo emocional y en lo práctico, rep­
resenta la misma. Después de todo, los vaivenes del destino
no se pueden cambiar a ningún precio, ni hay “descuentos” a
la hora de encarar un problema de tal magnitud. Pero sí hay
esperanza. Y ese es el mensaje más importante de este libro.

LA LESIÓN CEREBRAL: GUÍA PARA LA FAMILIA


Durante muchos años nuestro trabajo se ha concentrado en
el campo de la rehabilitación de las lesiones en la cabeza. A
lo largo de nuestro labor en HealthSouth RIOSA hemos visto
a incontables pacientes incapacitados por causa de una
lesión cerebral convertirse en miembros funcionales de la
sociedad. También hemos visto y sentido durante mucho
tiempo la necesidad de contar con una guía clara y útil que
ayude a las familias que de repente se ven sumidas en esta

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LA VIDA DESPUéS DE UNA LESIóN CEREBRAL

penosa situación—un libro que no sólo contenga toda la


información que necesitan, sino que también pueda inspirar­
les esperanza y confianza. Así nació La Vida después de una
Lesión Cerebral: Guía para la Familia, un libro dirigido no
sólo a usted, el familiar de la persona lesionada, sino también
a los profesionales de la salud que recientemente hayan
­decidido dedicarse de lleno a la rehabilitación de las lesiones
en la cabeza. La demanda existente para este libro en
Estados Unidos y otros lugares del globo nos ha planteado la
necesidad de imprimir una segunda edición—la cual incluye
información más actualizada y está orientada a las preocupa­
ciones de la familia en un nuevo milenio.
En las páginas siguientes nos acompañará en un viaje de
exploración a través del cerebro. Descubrirá cómo funciona
este prodigioso órgano y por qué. Exploraremos, igualmente,
los muchos, variados y complejos síntomas que se pueden
producir cuando el cerebro sufre una lesión. Le mostraremos
el proceso de rehabilitación paso por paso y le pondremos al
tanto de las nuevas teorías de la plasticidad neural y la ter­
apia de restricción y uso forzado de las extremidades.
También le ofreceremos asesoría bien fundamentada para
elegir el mejor hospital de rehabilitación. Y, lo que es más
importante, le diremos cómo puede ayudar al sobreviviente
de una lesión cerebral en la forma más eficaz y que menos
estrés produzca, tanto para el paciente como para usted.
Sabemos que la vida sigue, aun después de una lesión cere­
bral. Es nuestra esperanza que después de leer este libro
usted también comparta esta firme creencia.

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