Está en la página 1de 6

HERBERT VORGRIMLER

LA CIENCIA LITÚRGICA: UNA NECESIDAD


VITAL PARA LA TEOLOGÍA Y PARA LA IGLESIA
Modestas aspiraciones de un teólogo
La Constitución Sacrosantum Concilium, sobre la liturgia, del Vatica-
no II fue la primera que se debatió (20.10-7.12.1962), la primera
que se aprobó (4.12.1963) y la primera que, con mayor o menor
éxito (véase ST, nº 121,1992,68-72), se puso en práctica. Hoy no
somos plenamente conscientes de lo que significó el paso del latín a
las lenguas vernáculas en la liturgia. Se ha dicho que, cuando esto
sucedió nos dimos cuenta de que no era sólo el latín lo que no se
entendía. Esta dificultad permanece. Existe un desfase entre lo que
actualmente constituye la fe y la esperanza cristiana y el lenguaje de
la liturgia. El autor del presente artículo se hace eco de este desfase y
lo mira desde la perspectiva del teólogo y con el rigor del científico. La
pregunta es ésta. ¿Qué piensa un teólogo sistemático de la praxis
litúrgica actual y de lo que debería hacer hoy la ciencia litúrgica para
que esa praxis responda a las necesidades del creyente de nuestros
días?
Liturgiewissenschaft: für Theologie und Kirche lebensnotwendig. Bes-
cheidener Hoffnungen eines Dogmatikers, Trierer Theologische Zeit-
schrift 109(2000)319-324.
Desearía comenzar estas es- tradición clásica.
cuetas reflexiones de carácter El sistemático se ve hoy aco-
personal poniendo frente a fren- sado por más de un flanco. En
te la ciencia litúrgica y la teología dogmática y en teología moral su
sistemática, sobre todo la dogmá- doctrina debe contar con el tes-
tica. timonio de la Escritura. Y ha de
El liturgista insistiría en que su transmitir el contenido de la fe y
especialidad es teológica y no sólo las normas fundamentales del
histórica ni tampoco exclusiva- comportamiento al «hombre de
mente práctica, y reclamaría que hoy» con sus dificultades especí-
en la dogmática se escuche su voz, ficas. Esto implica una doble ta-
si es que no se quiere prescindir rea: descubrir la orientación y los
total o parcialmente de algunos límites de sus afirmaciones tenien-
tratados de la eclesiología y de la do en cuenta tanto la tradición
sacramentología. Apelando al ve- como la doctrina del magisterio y
nerable axioma Lex orandi, Lex cre- acertar a «traducirlas» en lenguaje
dendi exigiría de la dogmática la actual para el hombre de hoy.
consideración de locus theologicus El sistemático pediría al litur-
de primer orden, al lado o inclu- gista que se deje ya de aquel axio-
so por encima de la patrística y la ma, que no es sino un principio

235
de la historia de los dogmas sur- relación ciencia litúrgica-reflexión
gido en otro tiempo con un plan- teológica en algunos casos con-
teamiento limitado, pero que nada cretos.
tiene que ver con la liturgia. Basta
que advierta cómo las iglesias van La «imagen de Dios»
quedando vacías y cómo muchas
personas experimentan hastío 1. Recurso a la Trinidad. Hay teó-
ante una liturgia rutinaria y siem- logos que, sin percibir tanto la
pre igual y buscan nuevas formas importancia de la confesión de fe
de celebración y plegaria. Y que de Israel, que fue la de Jesús, se
se pregunte si, en esta situación, dedican a especular y, aplicando
la ciencia litúrgica no se compor- la eclesiología de comunión del
ta demasiado como guardiana de Vaticano II a la Trinidad, hablan con
una tradición inalterable sin apor- todo detalle de Dios como una
tar nada al diálogo ecuménico y comunidad de personas. Saben
sin hacer nada de su parte. En mucho de la vida interna de esa
definitiva: las partes importantes comunidad antes de la creación,
de la ciencia litúrgica estarían sin que se les ocurra preguntar-
mejor en la sistemática, en la his- se, como hacía Rahner.«¿De
toria de la Iglesia y en la pastoral, dónde lo sacamos esto?» Así
y, por consiguiente, sobraría una proponen la comunidad de Dios
especialidad para la liturgia. ¿O es como la «imagen» originaria y el
esto una caricatura? modelo de la comunidad eclesial
Mi profesor y buen amigo J. A. y con ello se forjan un medio para
Jungmann entendía la liturgia cier- descalificar todo género de críti-
tamente como una ciencia histó- cas y disenso intraeclesial por no
rica crítica, pero sin ignorar los responder a la obediencia y al
planteamientos e implicaciones anonadamiento del Hijo de Dios.
teológicas. Cierto que conserva Pero cortan con la relación de
los testimonios insustituibles de origen. Pues las especulaciones
la tradición, para cuya interpreta- sobre un diálogo intradivino tie-
ción se requieren conocimientos ne también su tradición. Elisabet
especializados. Y sus «objetos» de Dijon (†1906) adoraba a su
son también, aunque no sólo, ele- Dios como «mis Tres». ¿Qué ha-
mentos esenciales de la «memo- bría dicho Jesús a esto? Existen
ria cultural». Pero, a la vez, abre tradiciones divergentes imposi-
posibilidades de creatividad reli- bles de armonizar.
giosa y litúrgica que muestran Si la ciencia litúrgica trabaja en
cómo hoy, siendo fiel a la tradi- su génesis histórica, ilumina los
ción, puede darse algo nuevo que intereses, las mentalidades, los
no sea pura repetición de lo anti- trasfondos que subyacen a deter-
guo. Considero que una ciencia minadas formulaciones. Y, cuando
litúrgica así es la que, en la situa- se trata de formulaciones no se-
ción eclesial actual, la dogmática cundarias sino constitutivas de la
ha de reafirmar como absoluta- liturgia, esa iluminación resulta
mente imprescindible. Veamos la sumamente importante. Pero esto

236 Herbert Vorgrimler


es justamente lo que el dogmáti- lla exposición del Catecismo de
co a veces tampoco consigue.Así, la Iglesia Católica según la cual la
sólo en parte se ha investigado omnipotencia de Dios significa que
por qué en las controversias cris- Dios en cada momento puede
tológicas del siglo IV la fórmula hacer lo que quiera. Los estereo-
«Gloria al Padre por el Hijo en el tipos se transmiten a través de los
Espíritu Santo» fue substituida por siglos. Pero hay seres humanos
los monjes por un «...y al Hijo y...». que, ante las desgracias y las ca-
¿Qué ideas presidieron la redac- tástrofes, en la cama de un hospi-
ción de las doxologías en la litur- tal preguntarán: ¿Creen lo que pi-
gia de las horas? ¿Cómo se ex- den o no piensan nada? O bien:
presan los himnos sobre la Trini- ¿Podía Dios, pero no quiso? ¿O es
dad? que sólo quiere en aquellos casos
Queda mucho por investigar excepcionales, que denominamos
sobre la prehistoria de las ideas «milagros», para dejar claro que
que llevaron a la celebración del podría, si quisiese, como pensaba
domingo de la Santísima Trinidad. Agustín?
Después de los trabajos de Jung- 3. Otras cuestiones relacionadas
mann sobre el puesto de Jesucris- con la «imagen de Dios». Se trata
to en la plegaria litúrgica, muchos de cuestiones en las que la dog-
autores han dirigido su atención mática debería considerar las in-
hacia los destinatarios de dicha ple- vestigaciones de la ciencia litúrgi-
garia. ¿Por qué las oraciones si- ca. ¿Hasta que punto ha influido
guen empezando con un ¡Señor en los textos litúrgicos la termino-
nuestro Jesucristo! y acaban con un logía sacrificial? ¿Cómo se justifica
Dios Omnipotente? la formulación de que la Iglesia
2. Dios «Omnipotente». Desde pone ante el Padre el Cordero
tiempo inmemorial predomina en que nos reconcilia con él? ¿Nece-
la liturgia la invocación al Omnipo- sita el Padre que se le recuerde
tente. Hay en la liturgia una invo- esto, cuando la iniciativa en la re-
cación a la omnipotencia muy her- conciliación es toda suya (véase
mosa, en la que no se ha reflexio- Rm 3)? ¿En qué contextos y con
nado lo bastante: la omnipotencia qué connotaciones se encuentra
la muestra Dios apiadándose y el término «sangre»?
compadeciéndose. Pero no tiene Entre los estereotipos que
su correspondencia en el conjun- requieren examen se halla el re-
to del lenguaje litúrgico. El Omni- curso a la intercesión de los san-
potente es también loado porque tos. ¿Es que, sin esa intercesión,
su providencia no defrauda. Biblis- Dios dejará de ayudar o, gracias
tas e historiadores del dogma se a ella, cambiará su decisión? El
esfuerzan por arrojar algo de luz hecho de que, pese a que la fe
sobre el largo camino que va des- desaparece, queden todavía per-
de el hebreo El Schadday (Dios sonas que, justamente en las
Todopoderoso; véase Gn 17,1), zonas rurales, tomen parte acti-
pasando por el griego Pantokrator va en la liturgia aún no prueba
y el latín Omnipotens hasta aque- que, gracias a esa participación,

La ciencia litúrgica: una necesidad vital para la teología y para la Iglesia 237
se pueda concluir una determina- lo rápido que se ha dado el salto
da «imagen de Dios». ¿Quién, fue- a lo escatológico. Cierto que en
ra de Dios, penetra en el corazón algunas postcomuniones se alude
de los seres humanos? Hasta tal a la «fuerza» que nos proporcio-
punto resulta problemática la for- na la Eucaristía, pero con ciertos
ma como en la liturgia se habla resabios mágicos. En realidad, lo
de la fe. Precisamente lo que de- que, de acuerdo con la mayoría de
bería hacer la ciencia litúrgica es, estas oraciones, piden los fieles es
a base de los textos litúrgicos, la salvación eterna, la bienaventu-
poner en evidencia la «imagen de ranza. ¿Dónde aparece su vida
Dios» de la liturgia oficial con to- concreta? ¿Dónde se expresa su
das sus contradicciones y sus ten- esperanza en la presencia de Dios?
dencias peligrosas. Con esa con- Acaso quede claro por esos
cepción de Dios debería confron- ejemplos que no cabe identificar
tarse la dogmática. ¿Sería posible, liturgia y ciencia litúrgica. La litur-
al menos, acortar la distancia en- gia en sentido oficial presenta un
tre el discurso de la dogmática y conjunto cerrado. La ciencia litúr-
de los textos oficiales de la litur- gica no se puede limitar a acep-
gia y lo que espera de Dios el cre- tarlo, explicar su desarrollo y, en
yente -«cuanto mayor es la nece- la línea de Guardini, poner de re-
sidad más cerca está la ayuda de lieve el «contenido doctrinal de
Dios»? la vida cultual» y ofrecer indica-
ciones para la praxis litúrgica. Más
El problema de la vida con- bien lo ha de someter a examen
creta crítico desde el punto de vista
teológico e histórico y, sobre la
La pregunta es: ¿dónde asoma base de ese examen, ha de pro-
la vida concreta de los seres hu- poner revisiones y reformas. Tal
manos tanto en la ciencia litúrgi- modo de proceder la jerarquía no
ca como en la dogmática? sólo lo tolera sino que también
Y empecemos por el mismo lo desea.
Jesús. En los dos credos que po- Podríamos poner ejemplos de
seen rango litúrgico –el apostóli- cambios logrados. Baste uno: el
co y el niceno-constantinopolita- Dies irae. Es una bendición que,
no- no se dice palabra de la vida pese a algunas excelentes versio-
concreta de Jesús entre el naci- nes musicales, la ciencia litúrgica
miento y la pasión y muerte. Los haya logrado relegarlo al museo
misterios de la vida de Jesús, que de los recuerdos. En este sentido
tuvieron un papel tan relevante en considero ejemplar la labor de la
la escolástica y luego pasaron a los ciencia litúrgica, incluso para la
Ejércitos Espirituales ignacianos, dogmática. Sólo el que opinase
en la liturgia sólo están represen- que el estado actual de la liturgia
tados por el bautismo y la transfi- es ideal y válido para todos los
guración. Claro que está la litur- tiempos sería el auténtico promo-
gia de la palabra. Pero, si pasamos tor de la eliminación de la ciencia
a las oraciones, llama la atención litúrgica.

238 Herbert Vorgrimler


El «shock» de Auschwitz dicional de alto rango hasta el in-
tento espontáneo de realizar un
Auschwitz ha puesto en mar- diálogo sobre la fe con una plega-
cha un proceso de concienciación ria conclusiva. Así, la ciencia litúr-
de la dogmática. En la reflexión gica refleja no sólo la herencia del
teológica, transida de dolor, sobre pasado, sino también la vida con-
las raíces del antisemitismo reli- creta de fe del presente. Se trata
gioso se redescubrió que la elec- de diminutas unidades consisten-
ción de Israel y la alianza de Dios tes en las denominadas «iglesias
con su pueblo siguen vigentes y domésticas» con «liturgia domés-
que nuestros salmos y plegarias tica». En ellas cada uno aporta su
tienen su origen en el judaísmo. fe viva, se da una comunidad de fe
También afloró a nuestra concien- y se actualiza el «sentido de fe»
cia qué potencial antisemítico de los creyentes, el cual, dogmáti-
contienen todavía algunos textos, camente, es de primer orden, por-
aun de los actuales. Así, por ej., que en el «sentido de la fe», en la
resulta desoladora la automaldi- profundización del conocimiento,
ción del pueblo que Mateo libre- el Espíritu Santo actúa inmediata
mente inserta en el relato de la e imprevisiblemente y sin que
Pasión (Mt 27,25). Y, pese a todo, podamos disponer de él, mientras
la liturgia actual no se abstiene que para dicho sentido, las tradi-
de afirmar que la herencia de Is- ciones doctrinales abstractas y sis-
rael pasó, sin más, a la Iglesia. Con temáticas y los dogmas oficiales
tales premisas la dogmática no constituyen sólo reflejos secunda-
puede conseguir nada. Únicamen- rios. Si la ciencia litúrgica pone de
te la ciencia litúrgica puede brin- relieve qué convicciones de fe se
darle una ayuda efectiva exami- expresan hoy tan espontánea y
nando todos los textos y propo- «carismáticamente» y cómo se
niendo cambios o, dado el caso, manifiestan en formas litúrgicas e
introducciones aclaratorias. A incluso en doxologías, le prepara
modo de ejemplo: ¿por qué no li- a la dogmática una fuente de pri-
mitarse a leer en la liturgia de mera categoría. Su valor supera lo
Semana Santa la Pasión según San que una vez existía en el sentido
Marcos, dejando la de los otros de fe de los primeros tiempos.
Evangelios para los exegetas, para Entonces, sí que se realizará lo
la lectura privada de la Biblia y que los liturgistas piensan cuan-
para la música sacra? La ciencia do reivindican el axioma Lex oran-
litúrgica ha demostrado de lo que di, lex credendi.
es capaz.Y por esto resulta insus-
tituible. Conclusión
La liturgia «doméstica» En el futuro, es de suponer que
la relación entre ambas ciencias
Recientemente se habla de un no consistirá en que la ciencia li-
concepto amplio de liturgia que túrgica presenta a la dogmática sus
abarcaría desde el patrimonio tra- textos como fuentes sacrosantas

La ciencia litúrgica: una necesidad vital para la teología y para la Iglesia 239
de la fe y exige de la dogmática su de suerte que cada una a su ma-
integración en su acervo doctri- nera, se vaya ajustando a los «sig-
nal. Más bien se irá descubriendo nos de los tiempos». En la medi-
hasta qué punto el conjunto de la da en que tal aggiornamento se
teología del futuro depende de la consiga, resultará evidente la ne-
comunicación interdisciplinar y de cesidad de la teología dogmática
la colaboración de ambas con par- y de la ciencia litúrgica para la fe y
ticipación de la teología práctica, la praxis de la comunidad eclesial.
Tradujo y condensó: RAMÓN PUIG MASSANA

Cuando los ángeles de la muerte hayan barrido todos los escom-


bros fatuos –que nosotros llamamos historia– de los espacios de
nuestro espíritu (aunque, naturalmente, quedará la auténtica esencia
de la libertad realizada); cuando todas las estrellas de nuestros ideales,
con los que osamos engalanar el cielo de nuestra existencia, se vayan
extinguiendo hasta apagarse; cuando la muerte haya impuesto un vacío
terriblemente silencioso y nosotros, creyendo y esperando, la hayamos
aceptado en silencio como auténtica esencia nuestra; cuando después
nuestra vida, que hasta ahora se nos antoja tan larga, aparezca como
una única breve explosión de nuestra libertad que fue rodada como
en cámara lenta, una explosión en la que la pregunta se transformó
en respuesta, la posibilidad en realidad, el tiempo en eternidad, la
libertad ofrecida en libertad realizada; y cuando después, en un terrible
sobresalto de alegría indescriptible, se nos muestre que este terrible
vacío silencioso, que nosotros experimentamos como muerte, en
realidad está inundado por el misterio original que llamamos Dios, por
su luz pura, por un amor que todo lo toma y todo lo da; y cuando,
después aún de ese misterio incomparable, aparezca el rostro de Cristo,
el bendito, y nos mire –y esta concreción es la superación divina de
toda nuestra aceptación auténtica de la incomprensibilidad del Dios
incomparable– entonces, entonces yo no me atrevería a describir
propiamente lo que vendrá, pero sí a señalarlo, balbuceando, como el
que por ahora puede esperar aquello que viene, mientras experimenta
personalmente el naufragio de la muerte como el comienzo de lo que
viene. Ochenta años son un tiempo largo. Para cada uno, el tiempo de
la vida, que se le ha concedido, es el breve instante a través del cual se
transforma en aquello que será.

KARL RAHNER, Erfahrungen eines katolischen theologen, en K. Leh-


mann (ed.), Vor dem Geheimnis Gottes den Menschen verstehen. Karl Rah-
ner zum 80. Geburstag. München-Zürich, 1984, pág. 119.

240 Herbert Vorgrimler

También podría gustarte