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Antes de consagrarse como uno de los més grandes direc eee eee Cua eee as POIROT nis CC emer ae nie aber Se eee ea ctr ot De han Meiers eres Cel PAN a eae oll eae ee Creer eae a ca Cra r Rees cién y consolidacién de lo que habria de ser la «nueva ole rence Muchos de estos articulos, dificiles de encontrar hoy dic, han sido recopilados ahora por su autor. Otros, inaditos, dedicados a los direciores que mas le gustan: Ingmar Berg: CU ture eur ta Mut) ee ol om Ors iivel, Carl Dreyer, Jean Vigo, etc. se afiaden o los anteriores oe UL Me ee el eet RRR ele UR clme Rn ae ee eRe tT oer ae Se ee Ue Moe elotd Peet era eT ee aera o eee ecu Caren TT Mol Leo RM Mien ot Ue Coc ROCs nados ol cine sino para todos aquellos que creen que el coe een terete SDB YIANNIS: EW OVAN ES 0)35150 0 6) 00 DEERME At ODI RRB NOC BSE BI CloRsI obs UL uso meV ene ele a ‘ENGMAR BERGMAN... LUIS BUNUEL... MAX OPHULS... Berio 0) RRS) ROU hoc ABEL GANCE...GEORGES CUKOR... HOWARD HAWKS... SACHA GUIDRY... ORSON WELLES... ROBERTO ROSSELLINI... PUES OS FAS an LUTON NST 5 Der OIA IAA NCU LAS PELICULAS DE MI VIDA LAS PELICULAS N€ MI VINA FRANGOIS TRUFFAUT Mensajero Versién espafola por Angel Antonio Pérez del original francés: LES FILMS DE MA VIE, Librairie Ernest Fiammarien. | A Jacques Rivette | | | © Ubraire Ernest Flammarion, Pais, 1975 © Ediciones: Mensaero. - Avda, de las Universidader, 13 - Apartado 73, BILBAO-ESPANA - 1976 ISBN: 84-271-0965.7 Deapésico Legal: BI - 617 - 1976 Printed in Spain «Creo que cualquier obra es buena en la medida que expresa al hombre que 19 ha creado ORSON WELLES Estes libros estaban vives y me han hablodon. HENRY MILLER (L livres de ma vie) SUMARIO dn qué plensan los erticos?- L-EL GRAN SECRETO Jean VIGO: Jean Vigo murid 2 los 29 afos. ‘Abel GANCE: Napoedn le tour de Nesle Jean RENOIR' Un festival jean Renoir (Carl DREYER: La blancura de Carl Dreyer. mst LUBITSCH: Lubitsch era un principe. Charles CHAPLIN: The great dictator» "A King in New York (Un roy on Nuovo York) ‘Quien es Charles Chopin? John FORD: jQue Dios bendiga a John Fordi Fritz LANG: Fritz Lang en Amértes Frank CAPRA: Frank Capra, el curandero Howard HAWKS: Scarface (El terror del mp. ‘Gentlemen prefer blondes (Los cabalerr as refierén rubies) Lond ofthe Pharaons (Terra de fraones) Joseph von STERNBERG: Jet Pilot (Amora redcce) Aled HITCHCOCK: Rear window (Lo ventone indicret) To catch @ thief (Atrapa un ladrsn) The moony mer (Paso eapobie) The birds (Los pajoros) Frenzy (Frene!) 1. ALOS CINEASTAS DEL SONORO: Los americanos Robert ALDRICH: Kies me deadly (El beso morta) Vero Cruz (Veracuz), The big knife William BEAUDINE: The feethered serpent (Cherlie Chan en Hija) Pag, " 5 2 a n % 7 a 85 2 3 95 7 100 403 109 40 m 17 9 133 15 Seotee CUOR: I shuld open wo (Un in fener). Samuel FULLER: Verboten!. . Elia KAZAN: Baby dol. face in the crowd, Stanley KUBRICK: Poths of gory ret LAUGHTON: Te iho ce ura nce dl cra} Joshua LOGAN: Fienie (Pena) Sidney LUMET: Twelve angry men (Goce hombres sin piedad}. Joseph MANKIEWICZ: The barefoot contersa (La condeso descalz) ‘Anthony MANN: Men in war (La colin de los deblos de ccsre) Robert MULLIGAN: Fear tries out (El precio del ent). ‘Otto PREMINGER: Bonjour tristesze (Buenos des, tristezo) Nicholas RAY: Jonny Gutor (Jehan Guiter) 2 Bigger thor life (Mas poceroso que a vido). » Douglas SIRK: Writen on the wind (Ecrito sobre el viento) Edgar ULMER: The noked dav. Charles VIDOR: Love me or leave me Billy WILDER: The seven yecr feck (Latentacign vive arrbe) Il -LOS CINEASTAS DEL SONORO: Ios franceses (Claude AUTANT-LARA: La troverste de Pari (La raves de Paris), En cas de metheur (En cove de desgroca) Jneques BECKER: Cosque d'or (Pris, bolo fonds). Touchez pos au Grisbi Arsine Lupin (Las eventaras de Arsenio Lupin. Le trou (La evasin, Jncques Becker, un ake despuds desu mueree, . | Robert BRESSON: Les dames du bois de Boulogne (iat damas del eaque de Belen). Un condammé & mort s'est échappe (Un condenado muerte se a escapedo) aeeut René CLEMENT: Monsieur Rois Henr-Georges CLOUZOT: Le mystire Picasio (Ei misierio Picasa) Jean COCTEAU: Le testament @’Orphée (El testamento de Orfeo). Sacha GUITRY' Ascosin et voleure «= Sacha Guitry el malieioso Albert LAMORISSE: Le ballon rouge (El globo 10). Max OPHULS: Lolo Montés (Lola Antes) Max Ophls ha muerte Jacques TATI: Men oncle (i i). Ingmar BERGMAN: La obra de Ingmar Bergiman Gries y susuros. Luis BUNUEL: Buti, el constrictor Norman MAC LAREN: Blinkity Blenk Pag 108 29 432 135 139 12 144 a “9 133 156 188 163 166 m m4 17% 178 18 105 189 190 13 196 20 202 205 23 27 ma 27 29 24 243 250, 255 260 264 a Roberto ROSSELLINI: Roberto Rossellini prefiere Ia vida . Federico FELLINI: Le not de Cabra (Les neches de Cabira) Otte mezz0(Felliny, ocho y medi). ‘Orson WELLES: Ciudadano Kono el gigonte fed! ‘Confidentcl Report (ster Arkadin) Touch of ell (ed de mai) Humphrey BOGART: Semblania de Humphrey Boga Jsmes DEAN: James Dean ha muertos V.—MIS COMPANIEROS DE LA NUEVA OLA ‘Nolet brouilard de Alain RESNAIS {Les mauvoises rencontre de Alexandre ASTRUC. Le pointe courte de Agnés VARDA... . Et Diew crea la fanme (Y Dies cree lo mujer) de Roger VAGIN Le beow Serge (EI bello Sergi) de Claude CHABROL les amon de Louls MALLE Tous les garcons «'appellen Petrik de jaan-Lie GODARD Paris nous epparien de neques RIVETTE. Vivre sa ve (Vivir su vida) de Jesn-Lue GODARD Adieu Philippine de Jacques ROZIER YYocances portugoses de Pierre KAST : Le fu fllt Foego fotue) de Louis MALLE eta ‘Mariel (Mare) de Alain RESNAIS Las vierges de Jean-Pierre MOCKY. «| | | Levi home tena ie) decade Gi Le cinéma de papa de Claude BERRI Les amis de Gérard BLAIN Las gants blancs du digbe de Laszlo SZABO. Vincent, Frongas, Poulet es autres de Claude SAUTET Les doigts dans latte de Jacques DOILLON. Pas. 24 280 2a 23 ct 294 28 304 an m2 316 na 0 3m 33 a4 38 29 3 Bs 32 24 336 40 at 33 8 jEn qué piensan los critico: é P Un dia de 1942, impaciente como estaba por ver la pelicula de Marcel Carné Les visiteurs du soir, que echaban por fin en mi barrio, en el cine Pigalle, decidf faltar a la escuela. La pelicula me guste mucho, y esa misma tarde, mi tla que estudiaba violin en el Con- servatorio, pasé por casa para Ilevarme al cine. También ella habia clegido Les visiteurs du solr, y como por supuesto yo no Iba acon fesar que ya la habla visto, tuve que volverla a ver disimulando para que no se diera cuenta, Fue exactamente aquel dia cuando caf fen la cuenta de hasta qué punto puede ser emocionante profun- ddizar mas y més intimamente en una obra que se admira y llegar hasta hacerse la llusin de que uno revive su creacién. Un afio més tarde aparecié Le courbeau de Clouzot que me sa- tisfizo todavia mas, Debi verla cinco o seis veces entre la fecha de su estreno (mayo de 1943) y la Liberacién, que supuso su prom hibicién. Mis tarde, cuando de nuevo fue autorizada, la volvia a ver muchas veces cada afio. Llegué a conocer su diélogo de carre- Ulla, un didlogo muy madure sf se compara con el de las demés peliculas y que contenfa un centenar de frases fuertes cuyo sentido Iba adivinando progresivaente. La intriga de Le courbeau giraba en torne a una epidemia de cartas anénimas que denunciaban abortos, adulterios, y corrupciones diversas y en ese sentido, fa pelicula constituia una ilustracién bastante verosimil de lo que contemplaba a mi alrededor en aquella época de guerra e inme- diata posguerra: colaboracionismo, delaciones, mercado negro, " Mis primeras doscientas peliculas las vi en «estado de clandes- tinidads, gracias a los novilles que hacia en la escuela o entrando cen el cine sin pagar —por la salida de emergencia o por la ventana de servicios— 0 incluso aprovechindome por las noches de la ausencia de mis padres, con la necesidad entonces de volver a estar fen mi cama, fingiendo que dormia, en el momento en que ellos regresaban. E| precio de este gran placer —sumido como estaba en un sentimiento de culpabilidad que no podia sino aftadirse a las emociones que me pracuraba el misma espectéculo— eran fuertes dolores de vientre, el estémago hecho cisco y el miedo en el cuerpo. Experimentaba una gran necesidad de entrar dentro de las peliculas y lo consegula acercindome més y més a la pantalla para asi abstraerme del resto de lasala. Desdefaba las peliculas historicas, las de guerra y los westerns porque resultaba mis dificil identi- ficarse con elias. Por eliminacién no me quedaban més que las policiacas y las de amor. Al contrario de los pequefios espectadores de mi edad, no me identificaba con los protagonistes herdicos sino. con los personajes desvalidos y todavia més asiduamente con todos aquellos que se encontraban en apuros o eran acusados sin razén, Es comprensible, pues, que me sedujera desde el prin- cipio la obra de Alfred Hitchcock, consagrada por entero al miedo, y después, Ia de Jean Renoir, inclinads hacia la comprensién: ‘clo terrible de este mundo es que tedos tienen sus razonesn (La régle u jeu). La puerta estaba abierta, y yo dispuesto a empaparme de las ideas y las imdgenes de Jean Vigo, Jean Cocteau, Sacha Guitry, Orson Welles, Marcel Pagnol, Lubitsch, Charlie Chaplin (por supuesto), de todos aquellos que sin ser inmorales «dudan de la moral de los demds» (Hirashima, mon amour) ° Con frecuencia me preguntan en qué momento de mi cin filiasenti deseos de convertirme en director de cine o en critico y, a decir verdad, no lo sé. Lo Gnico que sé es que queria acercarme més y més al cine, Un, primer paso, pues, consistié en ver muchas peliculas: el segundo, en anotar el nombre del director al salir de la sala; el tercero, velver a ver a menudo las mismas peliculas y elegirlas en funcién del director. El cine, en ese periode de mi vida, actuaba como una droga hasta el extremo de que el cine-club que fundé n a... en 1947 llevaba el pretenciose pero revelador nombre de «Circulo Ginémano». No era raro que viese la misma pelicula cinco 0 seis veces en el mismo mes sin ser capaz luego de contar correcta- rence su argumento, porque, en un instante preciso, una masica que subia de volumen, una persecucién en la noche, el Ilanto de Una actriz, me emborrachaban, me arrebataban y me arrastraban rms alld de la pelicula. En agosto de 1951, enfermo y prisionero en la seccién de dete rides en un Hospital Militar —donde nos ponian esposas incluso para ducharnos © mear— me sublovaba en el fondo de mi catre al leer en un periddico que Orson Welles se habia visto obligado 1 retirar de competicién su Otelo en Venecia porque sus produc tores no podian permitirse un fracaso ante una superproduccién bricénice, el Hamlet de Laurence Olivier. jEpoca feliz, vida feliz aquella en que se nos ve més preocupados por la suerte de las personas que admiramos que por la nuestra propia! Velntitrés afios después, sigo amando el cine pero ninguna pelicula es capaz de ocupar tanto mi espiritu como la que en ese momento estoy escribiendo, preparando, rodando o montando... Se acabé para mf la generosidad del cinéfilo, espléndida y emocionante, que 2 veces lena de embarazo y confusion a los que son objeto de ella, No he conseguido encontrar la pista de mi primer articulo, publicado en 1950 en el boletin del cine-club del Barrio Latino, pero recuerdo que versaba sobre La régle du jeu. Se acababa de hallar y visionar una versin integra que tenia catorce escenas 0 planos que nunca habiamos visto. Yo enumeraba minuclosamente las diferencias entre las dos versiones. Y fue probablemente este articulo lo que empujé a André Bazin a proponerme que le ayu- dara a reunir documentacién para el libro sobre Renoir que tenia ya en proyecto, Animéndome a escribir, a partir de 1953, Bazin me presté un grat servicio, ya que la necesidad de tener que analizar el propio placer y describirlo, si bien no logra por arte de birlibirloque convertirnos de amateurs en profesionales, nos hace pisar tierra y nos sitéa, al menos, en un terreno, en ese terreno mal definido desde el que se intenta la critica, El riesgo en ese momento es, Por supuesto, perder el entusiasmo. Afortunadamente, no fue ese mi caso. Explico en el texto que dedico a Cludadano Kane— cémo la misma pelicula es contemplada de manera diverse si 3¢ 5 cinéfilo, periodista o cineasta. Y lo dicho vale no sélo para la 13 pelicula de Welles sino también para la obra de Renoir y el gran cine americano. {fui un buen critico? No lo s6, pero de lo que estoy seguro es de que siempre me colocaba del lado de los pateados contra los pateadores. Mi placer a veces comenzaba alli donde se acababa el de mis colegas: en los cambios de tono de Renoir, en los excesos de Orson Welles, en los descuidos de Pagnol o de Mitry, en los anacronismos de Cocteau, en la desnudez de Bresson. Creo que no era snob en mis gustos. Suscribia la frase de Audiberti: «El poema més oscuro estd abierto a todo el mundo. Sabia que, comer- ciales o no, todas las peliculas eran «comerciales, es decir objeto de compra y venta, Encontraba en ellas diferencias de grado pero no de naturaleza y prestaba la misma atencién a Contondo bajo a lluvia de Kelly-Donen que a Ordet de Carl Dreyer, Me sigue pareciendo absurda y odiosa la jerarquia de los gé- eros. Cuando Hitchcock rueda Psicosis —historia de una ladrona ‘ocasional, fugitiva, muerta a pufialadas bajo la ducha por el pro pietario de un motel que ha disecado el cadiver de su difunta madre— cas! todas las criticas (de entonces) fueron undnimes en eachar el tema de trivial. Ese mismo affo, cuando bajo la influen- cia de Kurosawa, Ingmar Bergman rueda exactamente el mismo tema (El manontial de la doncelle), pero localizindolo en Suecia, en el siglo XIV, todo el mundo se queda pasmado y le conceden el Oscar al mejor film extranjero. Lejos de mi subestimar este premio. Insisto Gnicamente en el hecho de que se trata del mismo tema (en realidad, una trasposicién mas 0 menos pretendida del famoso cuento de Charles Perrault: «Caperucita Rojan). Lo cierto ‘85 que con esas dos peliculas Bergman y Hitchcock han expresado y [iberado admirablemence una parte de la violencia que hay en ellos. Podria citar también el caso de Ledrén de bicicletas de Vittorio de Sica. Siempre se habla de ecta pelicula come si se tratara de fa tragedia del paro en la Italia de la posguerra cuando, en realidad, el problema del paro no se abordaba en este bello film. Sdlo se trata de presentarnes —como en un cuento arabe, segin obser- vara Cocteau— a un hombre que tione que recobrar necesaria- mente su bicicleta, lo mismo que la mujer mundana de Madame de tlene que encontrar de nuevo sus pendientes. Asi pues, rechazo |a idea de que El manantial de lo doncella y Ladrén de bicicletas son Peliculas nobles y serias, mientras que Psicosis y Madame de son 4 peliculas de eéiversiénn. Las cuatro son nobles y serias, las cuatro divierten. Cuando era critico, pensaba que una pelicula, para estar lo- grada, debla expresar simulténeamente una concepcién del mundo y una concepcién del cine. La régle du jeu o Cludadano Kane respon= ‘ian muy bien a esta definicién. Hoy, a las peliculas que veo les pido que expresen o bien la alegria de hacer cine o bien Ia angustia Ue hocer cine, y me desintereso de toda la que no sea exo, et decir, de todas las peliculas que no «vibrann. Este es el momento de confesar que me parece mucho mis dificil ser critico de cine en Ia actualidad que en mi época. Tanto asi que el muchacho que yo era entonces, que aprendia 2 es- cribir escribiendo, que se guiaba més por el instinto que por una verdadera cultura, quizés no lograria hoy ver publicados sus pri- meros articulos. ‘Tampoco André Bazin podria escribir ahora: «Tedas las peliculas nacen libres e iguales», porque la produccién de peliculas —como sucede con la edicién de libros— se ha diversificado y especiali- zado casi por completo, Durante le guerra Clouzot, Carné, De- lannoy, Christian-Jaque, Henri Decoin, Cocteau y Bresson te dirigian al mismo pdblico. Ya no es asi. Pocas peliculas ce hacen hoy para el «gran piblicon, ese que entra por casualidad en un cine, simplemente porque ha visto las fotos de la pelicula colo- cadas ala puerta de la sala, Se ruedan en América muchas peliculas destinadas a las mi- norias negras, irlandesas, y también peliculas de kérate, de surf, peliculas para nifos ¢ incluso para adolescentes. La gran diferencia con la produccién de antafio es que a Jack Warner, Darryl F. Zanuck, Louis B. Mayer, Carl Laemmle, Harry Cohn les gustaban las peliculas que producian y estaban orgullosos de ellas, mientras que ahora los patrones de las «grandes compafias» estén a me- niudo disgustados con las peliculas de sexo y violencia que lanzan al mercado para no quedarse atrés con respecto a sus competidores. En la época en que yo era critica, las peliculas eran con fre- cuencia més vivas pero menos «inteligentes» y «personales» que las de ahora. He puesto estas dos palabras entre comillas porque, 15 para ser exzctos, yo no dirfa que faltaran entonces los directores inteligentes, sino que se vefan obligados 2 enmascarar su perso- nalidad con el fin de preservar Ia universalidad de las peliculas, que realizaban. La inteligencia permanecia detrés de la camara, no intentaba hacerse evidente en la pantalla, Al mismo tiempo, hay que reconocer que en la vida se decfan en torno a la mesa de! ‘comedor cosas mis Importantes y més profundas que las que re~ flejaban los didlogos de las peliculas, y en los dormitorios —o en ‘otros sitios se hacian cosas mucho mas audaces que en las escenas de amor del cine. Quien no hubiera conocido la vida sino a través del cine hubiera podido creer que los nifios vienen al mundo como fruto de un beso en los labios, y ademds... con la boca cerrada, iBien que han cambiado las cosas hoy! El cine en quince afos no sdlo ha recuperado su retraso con respecto a la vida sino que incluso en ocasiones, da la impresién de haberla rebasado. Las peliculas han llegado’a ser més inteligentes —digamos més inte- lectuales— que los espectadores, y con frecuencia tenemos ne- cesidad de echar mano a las cinstrucciones» para saber si las imé genes que nos acaban de proyectar en la pantalla son reales 0 imaginarias, pasadas o futuras, si se trata de un hecho o de imé- genes mentales. En cuanto a las peliculas erdticas © pornogréfias, sin ser yo un espectador aficionado a ellas, creo que constituyen una expla- cidn o al menos la deuda que pagamos por sesenta afios de men- tiras cinematogrificas sobre los asuntos del amor. Formo parte de los miles de lectores del mundo para quienes la obra de Henry Miller no sélo ha sido apasionante sino que les ha ayuddo a vivir Me atormentaba entonces la idea de que el cine estuviera hasta tal punto retrasado con respecto a los libros de Henry Miller, fs decir, con respecto a la vida como es. Desgraciadamente no puedo citar todavia ni un solo flim erético que sea el equivalente de Henry Miller (los mejores, desde Bergman a Bertolucci. han sido peliculas pesimistas), pero, después de todo, esta conquista de la libertad es, para el cine, bien reciente y debernos considerar también que la crudeza de las imégenes plantes problemas més arduos que la de las palabras, Al mismo tiempo que la produccién de peliculas en el mundo no ha cesado de diversificarse, la critica por su parte tlende a espe- sializarse: tal critico s6lo entiende y ‘analiza bien las pelfeulas politicas, ol otro de las peliculas literarias, éste de Ise peliculas 16 sin guién, aquel las peliculas marginales, etc. Asimismo la calidad de las peliculas ha erecido, pero a veces menos répidamente que fl nivel de sus ambiclones, lo que provoca con frecuencia una gran diferencia entre las intenciones de una pelicula y su realizacién. Si el critico es sensible s6lo a las intenciones, pondré a la pelicula por las nubes; si se preocupa por Ia forma y es exigente con [a Fealizacién, la pondrd por los suelos en proporcién a su ambicién 1 la que llamard entonces «pretensionesn. As{ pues, era mucho mis féctl antes conseguir la unanimidad de critica y pablico con respecto a una pelicula. De diez peliculas s6lo una tenia ambiciones artisticas y era reconocida por todos (pero no siempre por el piblico). Las nueve restantes eran pe- liculas de simple entretenimiento y, entre ellas, la critica alababa a dos o tres porque la demanda (de diversién o de calidad) era més fuerte que Ia oferta, Hoy casi todas las peliculas son ambi- closas por principio y a menudo desinteresadas porque los pro- ductores que nicamente buscan beneficios (hablo de la situacién ‘en Europa) se han volcado hacla otras actividades (negocios in- mobiliarios, por ejemplo). En suma, Ia funcién de la critica es hoy muy delicsda y franca- mente no estoy descontento de haberme pasado al otro lado de la trinchera, a ado de los que son jurgados. Pero jqué es un ertlea? En Hollywood s© escucha muchas veces esta frase: «Todo el mundo tiene dos ofcios, el siyo propio y el de critic de cineo. Es verdad, y se puede, a voluntag, alegrarse o lamentarse de ello Yo he elegida desde hace tiempo alegrarme, prefriendo ese ex. tado de cosas al aslamiento y la indiferencia en que viven y trax bajan los misicos y, sobre todo, los pintores. No importa quién puede llegar a ser critico de cine. No se le Pedird al postulante ni la décima parte de los conocimientos que se exigen al critico literario, musical o de arte. Un director de ine actual debe aceptar la idea de que su trabajo puede ser juz- gado eventualmente por alguien que quizis no haya visto nunca tuna pelicula de Murnau, En contrapartida a esta tolerancia, cada uno, dentro de la re- Gaccién de un periédico, se creerd autorizado a llevar la contraria "7

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