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CiasDEeMA EL RACISMO: UNA INTRODUCCION Michel Wieviorka Traduceién de Antonia Garcia Castro Exxst Tucenpuat Antropologta en vez de ‘metafisica Marc Aust Eloficio del antropélogo gedisa editorial Indice IntRobucci6N, 13 PRIMERA PARTE: HERRAMIENTAS PARA EL ANALISIS 1. Del racismo cientifico al nuevo racismo 21 Elracismo cientifico ....., f Pees Elnacimiento del racismo cientifico...... 24 Laconvergenciadelos saberes........... 25 Las implicaciones del racismo cientifico... 29 La decadencia del racismo cientifico . 3M Elnazismo. 31 Raza y racismo 2... 32 Las relaciones de razas. 35 ismo institucional 36 ¢Un racismo sin actores?, ... 7 rea y deb de ra idad del concepto ‘mo institucional Elracismo cultural. SEGUNDA PARTE: LA ACTUALIDAD DEL RACISMO «nuevo racismo» .. az Debates renovados.. 6 Cen m Dos racismos 0 dos légicas?. - Ol : i 5. La produccién contemporinea del racismo 2. Blespacio del racismo 51 en las sociedades europeas 117 El racismo universalista 53 Elfin de la sociedad industri = 120 Elracisme delacaiday dela exclusion social. 55 Los trabajadores inmigrantes ante el racismo 120 La identidad contra la modernidad.......... 57 La nueva figura del inmigrante........... 122 Elracismo de las identidades en conflicto.... 59 Exclusion y segregacién ee ees Elespacio tedrico del racismo ... + 6 125 Racismo y antisemitismo . 6 126 : La escuela. . ace 126 3. La diversidad de las expresiones concretas apeiaaniiaiier ete ieenanae delracismo.. 4 publicos es El prejuicio.... # os Condiciones favorables al racismo |... 129 Las fuentes del prejucio El brote de las identidades culturales........ 131 El rumor de Orleans ... - Felinectoelisnio Bt Pasoalacto .. . Las identidades culturales. 133 La segregacién : Las redes diasporicas . 134 La discriminacién 7 e Retorno al antisemitismo . 137 La desestructuraci6n de las sociedades nacionales. 138 |. La violencia racista, me ais al Violencia racista y politica ..... 8 De un pais al otro. . 142 violencia infrapolitica. . : : ' een 92 6, Lainfluencia delos medios de comunicacién 145 La violencia politica. .. Los origenes sociales dela violen genes 94 El pluralismo de los medios de comunicacién 149 os origenes sociales de la violencia racista. .. Los origenes identitarios de la violencia racista 99) ua fiherstaaga t we 150 La totalizacion por la violencia 103 ntes y después ee ee medios de comunicacién: vectores Conclusién de la primera parte: cuatro niveles .. 105 racismo? Ae Las representaciones racistas dela alteridad 159 El tratamiento dela diferencia por los medios de comunicacién. Contra el racismo. 164 166 Las dificultades del antirracismo . 171 Debates y controversias S 172 Los debates estadounidenses .... 173 La critica francesa del antirracismo 175 Los niveles de la accién antirracista .....+.+. 177 Laaccién militante de base.......-4+0005 177 Las politicas antirracistas ........+s00e0+ 182 ¢Politicas especificas? 188 La dinamica propia del racismo.......-+. 188 Racismo e inmigracién ........-eeeee.++ 190 Conclusién 195 Bibliografia, 2.026.000 es 199 Introduccién En tanto introduccién al andlisis del racismo, este libro constituye en si mismo una definicidn de dicho fend- meno. Pero puede ser dtl, aunque sea provisionalmen- te, artiesgarse a dar una primera definicién: el racismo consiste en caracterizar un conjunto humano mediante atributos naturales, asociados a su vez.a caracteristicas intelectuales y morales aplicables a cada individuo rela- cionado con este conjunto y, a partir de ahi, adoptar al- unas practicas de inferiorizacién y exclusidn. Las ciencias sociales nunca estin en posicién de exte- ridad 0 neutralidad en relacién con los objetos que estuian, y los investigadores, los profesores y los estu- antes que pretenden producir, difundir y apropiarse conocimientos relativos al racismo tampoco se pre~ an como indiferentes. A menudo consideran que al nteresarse por el fendmeno contribuyen a combatirlo. Ye manera simétrica, los actores cuyo compromiso se 13 1, Del racismo cientifico al nuevo racismo El término «tacismo» surgié en el periodo de entregue- tras, imponiéndose en el lenguaje corriente de las so- ades occidentales, y luego de todo el planeta, a lo o de los aftos de posguerra, Pero si bien la palabra es te (la incorporaron en el diccionario Larousse en 1932), las ideas y las pra as alas cuales remite son anti~ 4s y no se vinculan exclusivamente con la experiencia ‘dental, Resulta tentador hablar de racismo sin te- + elanacronismo respecto a los antiguos g ienes los bérbaros, més allé de la n sin duda seres humanos, pero sis rmente infe- también, evocar el espesor del racismo en al as sociedades asisticas, El fenémeno es, sin duda, a Su concepto, o al menos.a su denominacién, Nuestro enfoque sera sin embargo més prudente, y aremos a la era moderna y a las sociedades oc- les. Esta elecciGn esta relacionada con la ve tad de no constituir el racismo en constante antropol6. gica, en virtualidad que hace de cualquier grupo huma. no el vector eventual de categorias que a otros grupos humanos para poder agredirlos mejor, mantenerlos a distancia o minimizarlos. Permite, en cambio, considerar el racismo como atributo de las so- ciedades modernas, individualistas, tal como se empeza- ron adesarrollar en Europa occidental al final dela Edad Media, «El racismo -eseribe Louis Dumont (1966)-, responde bajo na forma nueva a una funci6n antigua Todo ocurre como si representara, en la sociedad iguali- taria, un resurgimiento de lo que se expresaba de mane- ra diferente, més directamente, en la sociedad jerarquica [: Supriman los modelos antiguos de distincién y tendrin la ideologia racista» El fendmeno, desde este punto de vista, no caracteriza a las sociedades tradicio- nales, «holistas», en el vocabulario de Dumont (es decit, donde el conjunto predomina sobre los individuos); emerge en Europa a partir del momento en que se ope- ra su expansiOn planetaria, con los grandes descubri- mientos y la colonizacién que es ya, desde el siglo xv, tun proceso de mundializacién econémica. En esta pers- pectiva, en la que el racismo ¢s indisociable de la mo- dernidad, la nocién de raza se difunde a partir del siglo XVIII. Por eso los debates actuales sobre el rol de la lustracién y la renovaci6n religiosa en aquella época son particularmente interesantes: un historiador como George Mosse (1985), por ejemplo, ve en esto los fun- damentos del racismo, mientras que Tzvetan Todorov (1986) encuentra inadaptada y simplificadora la idea de 22 una relacién de causalidad entre la filosoffa de la Thus- tracién y el racismo. El racismo, en la medida en que esté asociado a la modernidad, puede ser abordado desde dos entradas Principales. La primera, por orden de aparicién histori. a, lo considera primero como un fendmeno ideoldgico, tun conjunto de doctrinas ¢ ideas més o menos elabora. das; la segunda, que se impondré progresivamente a lo largo de este libro, da prioridad al examen de sus moda. idades concretas, interesndose entonces por la conti- nuidad de la que precede, por los discursos y los es. critos, pero también y sobre todo por las formas en las wales se expresa en la prictica, como las masacres, la explotacién, la discriminacién y la segregacién, por ejemplo. “ El racismo cientifico Las doctrinas e ideologias racistas han evolucionado considerablemente a lo largo de la era moderna, En un primer momento, durante los siglos xviry xvitt, domi- ‘nan, no sin gran diversidad, representaciones del Otro que se podrian definir como protorracistas. Algunas, particularmente, explican las diferencias fisicas entre ulricanos o indios de Norteamérica (diferencias que se pperciben como causa o sefal de inferioridad) por el en- tomo en que viven: el clima, la naturaleza, pero también cultura y la eivilizacién en la cual han sido socializa~ ‘los, Desde este punto de vista, el negro africano es un 23 salvaje, pero puede ser «civilizado» ¢ incluso ver que su apariencia fisica se transforma con la colonizacién. Elnacimiento del racismo cientifico El racismo propiamente dicho, es decir, la idea de una diferencia esencial, inscrita en la naturaleza misma de Jos grupos humanos, o sea, en sus caracteristicas fisicas, no comienza realmente a difundirse sino al final del si- glo xvi y en el siguiente. Se abre entonces la época del racismo cldsico, para el cual la «raza», al asociar atributos biolégicos y naturales y atributos culturales, puede ser objeto de teorizacién cientifica. Esta inflexién también esta vinculada con la creciente importancia que adquiere por entonces la idea de nacién. Muchos pensadores, contemporineos 0 cer- canos a nosotros, subrayan que la relacién con la nacién es el sustento del racismo moderno. Asi, Hannah ‘Arendt, en su estudio sobre los origenes del totalitaris- mo (1951), dedica un capitulo al nacimiento de la ideo- Jogfa racista, dela cual examina el marco nacional a par- tirde tres centros principales constituidos por Francia, ‘Alemania e Inglaterra al final del siglo xvuty al princi- pio del siguiente En Francia el fenémeno, segain Arendt, se vincula en un principio con las inquietudes de la nobleza en su oposicién, como lo muestra entre otros el conde de Boulainvilliers, al pueblo y ala burguesia, de un lado, ya la monarquia, del otro: la nobleza francesa, dice Arendt, 24 identifica ala caida de su casta con la caida de Francia y luego con la de la humanidad entera» (1982, p. 89). En Alemania, los romAnticos por un lado, exaltando la no- bleza natural, y los nacionalistas del otro, en busca de un origen tribal comtin, conforman dos corrientes cuya amalgama se opera al final del siglo x1x para constituir el racismo «en tanto plena ideologia» (ibid,). En Ingla- terra, por tiltimo, el racismo es indisociable de la expan- sidn colonial, pero también de las expectativas de las clases medias, que quieren es inalterable, natural cirreductible? Por otra parte, el racisma cientifico es claramente una ideologia en la que se afirma la superioridad cultural in- discutible de la raza blanca, ya que la civilizacién esté asociada a los blancos y a us atributos fisicos, mientras que la barbarie o lo salvaje lo esté a las otras razas. El contenido del racismo cientifico evoluciona, sin embargo, lo largo del tiempo: a comienzos del siglo XIX, las clasificaciones de las razas se fundan sobre todo en los atributos fenotipicos (color de piel, tipo de cabe- Ilera, forma de la nariz y otras caracteristicas del orga- nismo que se manifiestan a la observacién). Luego el es- queleto es objeto de un interés creciente, y sobre todo el crdneo (la capacidad craneana o el angulo facial) la cra- neometria se convierte en una actividad cientifica im- portante. Por tiltimo, en el contexto de un desarrollo de los nacionalismos, el esfuerzo de clasificacién también sirve para distinguir dentro del mismo Antiguo Mundo (por ejemplo alpina, mediterrénea y nérdica), para justificar discursos y conductas que pretenden m nimizar a los judios 0, en Inglaterra, a los irlandeses, cuando no sirve a ciertas minorias culturales como ar- 320 gumento para afirmarse, tal como se observa por ejem- plo en los escritos del padre fundador del nacionalismo vasco, Sabino Arana, que hablan en términos hist6ricos, pero también biol6gicos, de la raza vasca: los domina_ dos también se pueden apropiar del tema de la raza. La decadencia del racismo cientifico El nazismo El nazismo marca el apogeo de este poderoso movi- miento de ideas. Recurren ampliamente a ellas, en todos los ambitos del saber, a medicina, la biologfa, la qui- mica y la genética, pero también la antropologfa, la ps quiatria, a historia, la arqueologia, las ciencias juridicas o la demograffa, todas movilizadas para definir, catego- tizar, dentificar y clasificar las poblaciones en términos de raza -comenzando por los judios, pero no sdlo con ellos, asegurando su tratamiento «cientifico». De ma- nera idéntica, el nazismo se apoya en los mismos cono- cimientos para afirmar la superioridad de la raza aria y dotarse de una legitimidad hist6rica, cultural y natural, Elfin de la Segunda Guerra Mundial y la toma de con- ciencia de lo que fue la barbarie nazi significaron, si no Ia desaparicién del racismo cientifico, al menos su des- legitimacién: antes, Jean-Paul Sartre dijo, en relacién con la modalidad especifica que constituye el antisemi- tismo, que, segun su opinién, de ahora en adelante éste remitia al erimen (1954), Raza racismo Previamente, incluso, al descubrimiento de los horrores nazis y de la descolonizacién de los afios cincuenta, se podia pensar que el racismo cientifico estaba condena- do cientificamente, Su «retirada>, segiin el titulo de un Iibro de Elazar Barkan (1992), corresponde al perfodo de entreguerras y, si nos remitimos a ese libro, ala inter- vencién de militantes de izquierda, judios, mujeres que cuestionaron sus fundamentos. Muy pronto algunos autores trataron de defender un principio de disocia- Gi6n, separando la idea de raza del racismo, y trataron de salvar la primera mientras luchaban contra la segun- da, Asi, la antropéloga estadounidense Ruth Benedict, en Race and Racism, publicado por primera vex en 1942, sostiene que la raza es una clasificacién fundada en rasgos hereditarios que constituyen un terreno de in- vestigacin cientifica, mientras que el racismo es un dogma contrario a cualquier demostracién cientifica, « sino en la cultura, su lengua, su religin, sus tradiciones y sus costumbres. E. nuevo racismo, desde esta perspectiva, insiste en la ame a2 naza que la diferencia de ciertos grupos impondria a la identidad del grupo dominante, Expresa por ende u sentimiento de amenaza sobre la homogeneidad nac nal de Gran Bretafia, que desde los afios cincuenta vio entrar considerables olas de inmigracién provenientes de antiguas colonias de la Commonwealth. Segiin este punto de vista, que parece renovar el discurso y la pric tica racista, cada comunidad, étnica 0 nacional, consti- tuye una expresién particular de la naturaleza humana, ni superior ni inferior, sino diferente. Este tipo de enfoque obtiene en Gran Bretafia una importante aceptacién y lo prolongan en particular in- vestigadores que, como Paul Gilroy (1987), se vinculan con una tradicién mas o menos marxista o se refieren al pensamiento de Franz Fanon (1952, 1961), en el que ya contramos la denuncia del racismo cultural, en un sen- tido bastante cercano, efectivamente, al que contempla Ja nocién de «nuevo racismo». Fste no es, sin embargo, un fenémeno exclusivamente briténico, Asi, en Francia bro de Pierre-André Taguieff, La Force du préjugé, publicado en 1988, insiste también, en términos elabo- rados, en la constitucién en el ambito de la extrema de- recha de un racismo diferenciado perceptible en el cam- po doctrinario, especialmente con las publicaciones y las reflexiones del GRECE? o del Club de 'Horloge (Club del Reloj), y en el campo politico con el diseurso titario del Frente Nacional; su conceptualizacién, 2. Groupement de Recherche et d'Erudes pour la Civilisation uropéenne (Grupo de Invstigacin y de Estudios paral Civiliza n Europea) (N. dela 7] més abstracta y desarrollada, se parece a la de Barker, aunque da més nitidez a la oposicién entre jerarquia fi- sica y diferencia cultural. En Estados Unidos otro concepto, bastante cercano, se forjé en los afios setenta para dar cuenta también de la decadencia del racismo clésico, es decir, el de racismo simbélico. Esta expresién designa las formas menos os- tensibles o flageantes del fendmeno, y en particular las variantes contemporineas del prejuicio hacia los ne~ gros. Desde esta perspectiva lo que se evoca, por parte de los racistas, no es ya su inferioridad biolégica, fisica e intelectual, sino el hecho de que, al satisfacerse con las, facilidades que brinda la ayuda social o dejando que sus familias se descompongan, estarfan avasallando los valores culturales y morales de la nacién, empezando por el trabajo y el sentido de la responsabilidad indivi- dual y del esfuerzo. ‘Asi, los importantes libros de Barker y de Taguieff, a los cuales se puede agregar el de Frienne Balibar e Im- ‘manuel Wallerstein (1989) 0 los trabajos de ciencias po- liticas y de psicologia social de los investigadores esta- dounidenses, subrayan bruscamente el paso del racismo clésico, cientifico, a un racismo «nuevo», , «diferencialista» y «simbélico». Un «ncorracismo», co: mo a veces se califica, que parece descartar el principio de la jerarquia biolégica en beneficio del de la diversi- dad cultural, Este nuevo discurso racista se legitimaria ‘menos por la invocacién de una desigualdad de las «ra- zas» que por la idea de la irreductibilidad y la incom- patibilidad de ciertas especificidades culturales, nacio- 44 nales, religiosas, étnicas u otras. El Otro, segiin esta perspectiva, es percibido como el que no tiene ningin lugar en la sociedad de los racistas, es decir, que se le niegan sus valores y su ser cultural. Pero ghay que se- guir hablando todavia de racismo cuando el rechazo y el odio se fundan en la diferencia cultural? Debates renovados Conviene ser muy prudente cuando se trata de cali como racistas a discursos y conductas que remiten al lla- mamiento hacia la integridad de las culturas. :Quién, por ejemplo, podria sospechar como racista al antropélogo Claude Lévi-Strauss (1952, 1971), cuando aboga porque las diferen« s culturales s6lo se comuniquen entre sien la medida en que no corran el riesgo de contaminarse unas 2 otras? Para que haya racismo tiene que haber, cierta- mente, algo més que la defensa y la promocién de la de- fensa cultural como tal. Hace falta, entre otras cosas, la idea de que nacemos en una cultura, y no de que ésta se puede adquirir; hace falta que la cultura sea concebida como un atributo que remite al pasado en comin al cual algunos pertenecen, y otros no, sin que se pueda produ cir realmente un tednsito, sin que haya inclusion:

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