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Justo Villafane * Norberto Minguez : o auerO (se de Teoria General wi) COLECCION «MEDIOS» Director: Angel Benito Catedeitico de Teoria General de la lnformacién y decano de la Facultad de Ciencias de la Informacién 4e la Universidad Complutense de Madrid Disefto de cubierta: Jenny C. de I. Reservados todos los derechos. El contenido de esta obra esta protegido por Ia Ley, que estable- ce penas de prision y/o multas, ademés de las correspondientes indemnizaciones por daios y perjuicios, para quienes reprodujeren, plagia- ten, distribuyeren o comunicaren piblicamente, cen todo o en parte, una obra literaria, artistica 0 Cientifica, 0 su transformacién, interpretaciéa 0 ejecucién artistica fijada en cualquier tipo de soporte o comunicada a través de cualquier otro medio, sin la preceptiva autorizacién, © Justo Villafanie Norberto Minguez = © Ediciones Piramide (Grupo Anaya, S. A.), 1996, 2000, £002 Juan Ignacio Luca de Tena, 15. 28027 Madrid Teléfono: 91 393 89 89 ‘www edicionespiramide es Depdsito legal: M. 38.781-2002 ISBN: 84-368-1004-X Printed in Spain Impreso en Lerko Print, S. A. Pasco de la Castellana, 121. 28046 Madrid Forma y sentido en las narraciones graficas y cinematograficas El cine y el cémic comparten una cualidad esencial, que es su propia naturaleza se- cuencial, aunque en el primero se manifieste mediante imagenes méviles y en el segundo através de imagenes fijas. Su secuencialidad hace que ambos medios sean propicios para la narracién y tanto en la produccién de cémics como en la cinematogrifica abundan los relatos, especialmente los de ficcién. Otra caracterfstica compartida es su construccin mediante operaciones de montaje que consisten en la articulacién de distintos segmentos espacio-temporales, Finalmente, al cine y al cémic les une el hecho de que en su estructu- ra ambos manejan materiales expresivos heterogéneos: el cine combina imagenes méviles con sonidos y el cémic imagenes fijas con lenguaje verbal escrito, En este capitulo anali- zaremos los componentes y las f6rmulas de produccién de significado mas caracteristicos de las narraciones graficas y cinematogrificas. 17.1. El sistema narrativo del cémic EI nacimiento del cémic tiene lugar, como sefiala Javier Coma (1978, 5), en parte como consecuencia de Ia lucha que mantienen tres magnates de la prensa norteamericana por alcanzar al mayor ntimero posible de lectores. A finales del siglo x1x Joseph Pulitzer (The World), William Randolph Hearst (The Morning Journal) y James Gordon Bennet (The Herald) comenzaron a editar suplementos dominicales en color cuyo espacio estaba dominado por ilustraciones y tiras cmicas. Gracias a avances técnicos como el que perfeccioné la reproduccién fotomecanica fue posible realizar grandes tiradas con profu- sién de elementos icénicos atractivos para los inmigrantes que no dominaban el inglés y para clases sociales poco dadas a la lectura, Con el cmic comenzaba asi una etapa de de- mocratizacién de la cultura icdnica. Sin embargo, el hecho de llegar a mas gente sucedfa a costa de que los eémics respetaran Ia ideologia del American Way of Life como formula para no poner en peligro los {ndices de ventas. Otro recurso para mantener las ventas fue la serializacién, que obligaba a los leciores a mantener su fidelidad a un periédico. Respecto a los géneros abordados, en aquella época destacaban la caricatura y el gag cémico, a los que después se unié el género de aventuras, que utilizaba una ilustracién realista y a menu- do paisajes exéticos. También son importantes los géneros policiacos y la ciencia ficcién protagonizada por stiper-héroes defensores de Ia ley y el orden, Posteriormente el cémic ha © Ediciones Pirémide 296 / Principios de Teorta General de la imagen sido vehiculo para la disidencia y la cultura tinderground, supuestamente marginal, pero apta también para las élites culturales. En nuestro pafs el cémic tuvo una aceptaci6n tardia como medio artistico de expresién grifica y literaria de pleno derecho. Antonio Lara (1967) ya sefialé acertadamente en uno de los primeros articulos sobre este tema el parale~ lismo entre cémic y cine, en cuanto que fueron dos medios que inicialmente contaron con cl aplauso popular, pero minusvalorados y vistos con indiferencia por la clase dirigente, Es conocido que en Espaiia durante mucho tiempo el cémic fue un simple entretenimiento para nifios, lo que erréneamente fue interpretado como producto de inferior calidad. 17.1.1. Iconografia Por iconograffa entendemos aquellos recursos icénicos que bien siendo de propia creacidn o bien compartidos con otros medios forman parte del repertorio gréfico caracte- ristico utilizado por el cémic con el fin producir significados estables que sean comprensi- bles para el ptiblico. Gasca y Gubern (1988, 14) seialan dentro de este repertorio los este- reotipos y las situaciones arquetipicas, que son personajes 0 situaciones sometidos a representaciones icénicas caracteristicas basadas en unos rasgos peculiares que se con- vierten en sefias permanentes de identidad, Estos estereotipos rigidamente codificados son parcialmente responsables de que los eémics sean hoy en dia un lenguaje universal. Hay determinados personajes fuertemente estereotipados cuya caracterizaci6n es ine- quivoca para el lector: el detective y el policfa (figura 17.1), defensores de la ley y salva~ dores de una plaga peor que la guerra: los géngsters que golpean a América en su base fundamental: la familia; el malo, que suele llevar perilla y ensefta los dientes cuando son- rie (figura 17.2); el delincuente, caracterizado no s6lo gréficamente, sino también por su lenguaje (figura. 17.3); el vagabundo desalifiado, con remiendos y con el hatillo a cuestas JE Viens D’avoie UNE DEE HORRIBLE / Figura 17.1.—Dick Tracy. © Chester Gould, The Figura 17.2.—Astérix y Cleopatra. © Goseinny y Wellfleet Press (1990), Uderzo, Dargaud Editeur (1965). © Ediciones Pirimide Forma y sentido en las narraciones gréficas y cinematograficas / 297 ‘Jove ola MB TONTO, MES patraein, Que ME simieks U4 REGLA Figura 17.3.—Makinavaja. © v4, Ediciones El Jueves, 8. A. (1989). (figura 17.4). Respecto a las situaciones arquetfpicas, podemos sefialar la situacién peli- gtosa en la que la vida del héroe corre un gran riesgo (figura 17.5); la caida de algin per- sonaje (figura 17.6) 0 de muchos personajes (figura 17.26); la sudoracién como conse- , GHTN GAT KIO BACK AIN'T, SUCH A’ EASY JOB Ag WouGeT. OM WELL-MAYOE oe RAT WOULDA BEEN GAD RAYS SAG Oe RanAeS, Toe TN THE MRO A THE FILING CARE. Chae Figura 17.4,—Dick Tracy. © Chester Gould, Figura 17.5.—Dick Tracy. © Chester Gould, ‘The Wellfleet Press (1990) ‘The Wolifleet Press (1990). Figura 17.6.—Fabula de Venecia. © Hugo Pratt (1987), (© Biiciones Pirimide 298 / Principios de Teoria General de la Imagen cuencia de una situacién comprometida (figura 17.7); el hambre de algtin personaje que se manifiesta mediante la representaci6n en un globo de la comida deseada (figura 17.8); el desfallecimiento o el mareo representado por Ifneas circulares que rodean al personaje (figura 17.9); una partida de cartas tépica de una historia de ambiente policiaco (figu- ra 17.10); una recepcidn en el Palacio Real —con sesién de bel canto incluida— en la cual la ambientacién exquisita y el vestuario de los personajes identifican claramente la escena (Iémina 9.1). Figura 17. 7-—Las aventuras de Tintin. El © Hergé, Editorial Juventud ( sisi H Qué atluvio!l Vamos 2 guaracernos has 48 que escempe Figura 17.8.—Las aventuras de Tintin, Et Cetro de Otokar. © Hergé, Editorial Juventud (1958). © Baiciones Pirimide Forma y sentido en las narraciones graficas y cinematogréficas / 299 THAT GIRS BATES. STARING Jpee me ocurre PRETTY HARD ACCORDING TO THE THAT's Swett! (HOPE HE HAS: ANE LIVES. Figura 17.9.—Las aventuras de Tintin, El Cetro de Figura 17.10.—Dick Tracy. © Chester Gould, The Ottokar. © Hergé, Editorial Juventud (1958). ‘Wellfleet Press (1990). Dentro de la iconografia del cémic ocupa también un lugar importante el gestuario. El cuerpo humano es una fuente inagotable de expresividad que utiliza al maximo sus miembros para producir distintos significados segtin su posicién 0 movimiento, desde las manos en alto indicando rendicién (figura 17.5) hasta el golpe en la frente indicando que se ha tenido una ocurrencia (figura 17.2). Como sefialan Gasca y Gubern (1988, 126), el rostro constituye no sélo Ia sede de los drganos sensoriales més importantes, sino también la sede mas importante de la expresividad humana, lugar que desvela los sentimientos nds intimos y el cardcter de los scres humanos. El cémic ha establecido un cédigo de ex- presividad facial cuyos signos principales son: cabello erizado y ojos desorbitados para expresar terror 0 célera; cejas altas indicando sorpresa (figura 17.7); cejas fruncidas para enfado 0 concentraci6n (figura 17.11); mirada ladeada para expresar maquinacién; ‘cuanto alprofesor Ha ‘Upbisun habed gresguardar todavia un digo sia gue haya gecibige To fos, ‘papele Figura 17.11.—Las aventuras de Tintin. El Cetro de Ottokar. © Hergé, Editorial Juventud (1958), 1 Ediciones Pirémide 300 / Principios de Teoria General de la imagen \ ojos y boca muy abiertos para expresar sorpresa; nariz oscura para expresar borrachera; boca sonriente mostrando los dientes para indicar una maniobra astuta (figura 17.2). También el cémic ha desarrollado iconografias para la representacién del movimien- to, pues como hemos sefialado, al estar constituidas sus secuencias por iméigenes fijas no puede representar ¢] movimiento de un modo natural, En la figura 17.12, por ejemplo, la caida en vertical de Tintin viene sefialada con unas Iineas cingticas; un mareo se puede hacer patente gracias a las Iineas circulares que rodean al personaje (figura 17.9); Abrara- curcix atiza un descomunal pufietazo a un romano, siendo su movimiento de brazos y pies descrito por sendas Ineas cinéticas (figura 17.13); en la figura 17.14 el movimiento de elevacién de Ja pistola y del dedo que aprieta el gatillo también estan representados, igual Figura 17.13 —Asiérix, Le combat des Chefs. © Goseinny y Uderzo, Dargaud Editeur (1966) © Ediciones Pirimige Forma y sentido en tas narraciones gréficas y cinematograficas / 301 Te uae SRaeD 1a EACH tet Figura 17.14—La Balada det Mar Salado, © Hugo Pratt (1987). que la trayectoria del tapn de una botella de vino en la figura 17.15; en la figura 17.16 el giro de Astérix est definido por unas lineas, mientras que en el caso de Obélix se ha pro- ducido una descomposicion del movimiento en sus distintas fases. Un caso tipico de ico- nografia relacionada con lo cinético, aunque no expresa exactamente el movimiento, es el de las lineas, a menudo puntuadas, que indican la trayectoria de la mirada de un persona- je, conyirtiendo asf la observacién de un objeto en algo relevante para el desarrollo de la historia (figura 17.5). El iiltimo elemento iconografico al que nos vamos a referir es el constituide por las metéforas visuales, definidas por Gubern (1981, 148) como convenciones grificas que ex- presan el estado psiquico de los personajes mediante signos icénicos de cardcter metaféri- co. Entre estas metiforas visuales encontramos el signo de admiracién para indicar sorpre- sa (figura 17.7), el plato suculento 0 el hueso que indican hambre (figura 17.8) y el corazén que simboliza la pasin amorosa. Algunos de estos casos son en realidad metonimias pro- cedentes del lenguaje verbal y expresadas con imagenes: la bombilla de tener una idea lu- minosa; el tronco cortado por tna sierra que simboliza dormir como un tronco; kas estrellas que se ven al recibir un golpe (figura 17.15); los sapos, las culebras y otras imagenes casti- cas proferidos por un personaje encolerizado y que sin duda serfan malsonantes y censura- bles si fueran expresados verbalmente. Proximo a las metéforas visuales se encuentra el uso de sistemas lingiifsticos no verbales como las notas que representan la expresién musi- cal de un personaje que canta (Iémina 9.1) 0 de un aparato que reproduce una melodia. Egiciones Pirimide 302 / Principios de Teoria General de la Imagen Figura 17.16.—Astéri. Le combat des Chefs Goscinny y Uderzo, Dargand Editeur (1966). 17.1.2. Lenguaje verbal escrito EL lenguaje verbal escrito en los cémics est por lo general asociado a dos elementos graficos que son los cartuchos y los globos. El cartucho es una forma grifica que contiene el discurso de alguna instancia narrativa, la cual no forma parte de la historia propiamente dicha, Suele tener una funcién explicativa que sirve para fijar el significado de las image- nes que sin la ayuda del lenguaje verbal podrfan resultar ambiguas. Los cartuchos ayudan al lector a situarse en el relato bien desde un punto de vista espacial (figura 17.17), tem- poral (figura 17.18) 0 bien explicitando directamente lo que nos muestra la imagen (figu- © Buliciones Pinimide Forma y sentido en las narraciones gréficas y cinematograficas / 303 Figura 17.18 —Fabula de Venecia, © Hugo Pratt (1987), ra 17.5) y, por tanto, cumpliendo una funci6n de redundancia. En otros casos el cartucho sirve para recomendar cuidado a un personaje (figura 17.19) 0 para que la instancia narra- tiva haga preguntas ret6ricas sobre lo que haré el protagonista (figura 17.20). Desde un punto de vista grafico los cartuchos suelen tener formas geométricas rectangulares 0 cua- dradas, aunque pueden incluso llegar a desaparecer con el objeto de conseguir integrarse en la imagen adaptdndose a su composicién. Los globos son los elementos gréficos que contienen el discurso de los personajes, he- redando asf la funcién que cumplfan las filacterias medievales. Estén constituidos por un contenido escritural, aunque en ocasiones puede ser icénico, y por un continente grafico gue suele tener forma de globo con un rabillo que sobresale en Ia direccidn del personaje que emite Ia locucién encerrada en el globo. Cuando la voz proviene del fuera de campo el final del rabillo no aparece en Ia imagen, y cuando proviene de varios emisores simul- téneamente el globo posers varios rabillos. Dicho continente puede tener formas muy va- riadas y legar a cualificar el contenido escritural significando distintos estados de énimo © condiciones de locucién. Asf, un globo de Iineas quebradas significa una locucién muy potente o una voz proveniente de un aparato receptor (figura 17.21); un globo punteado indica cuchicheo o sonido tenue, en forma de lagrima indica tristeza y en forma de témpa- © Eaiciones Pirtmide 304 / Principios de Teoria General de ta Imagen Yes, MR, GOVERNOR — mL DO ALLIN MY POWER To FIND THE CHILD. MLL GET ORDERS | ALL PATROLMEN AND HicHWay Pouce {7o) To SEARCH Every / J THE FIRST THING THAT MEETS My BYES! =-4 BOTTLE OF HAIR. BLEACHING FLUID -Us2D || 70 CHANGE THAT Kids HAI. FROM BLACK To BLOND! “THAT COMPLETES THE DESCRIPTION- THAT CHILD 15 BUDDY WALD | AHA ~ EXACTLY AS | EXPECTED! Figura 17.19—Dick Tracy. © Chester Gould, Figura 17.20.—Dick Tracy. © Chester Gould, ‘The Wellfleet Press (1990). ‘The Wellfleet Press (1990), INCREIBLE MA FAL2O HAW, HAW, HAW, HAV PERCHE” NON + PUNOTIE AD ANCONA © Ib A Chics PEL! ARNENI A VENEZIA Figura 17.21 —La Casa Dorata di Samarcanda. © Hugo Pratt, RCS Rizzoli Libri (1987) nos de hielo indica desprecio. Si en lugar del rabillo, la conexién entre globo y personaje se efectiia mediante burbujas eso indica que el contenido escritural o ieénico corresponde al proceso mental del personaje (reflexién, deseo, suefio...), como ocurre en las figu- ras 17.6 y 17.22. El orden de lectura de los globos en la cultura occidental da prioridad a la zona izquierda de la vineta sobre la derecha y a la parte superior sobre la inferior, aun- que en ocasiones el globo de una vifieta irrumpe en la vifieta contigua (figura 17.22), Este © Ediciones Pirdmide Forma y sentido en las narraciones graficas y cinematograticas / 305 peeing TWes0 ue Me PALTE AL. RESPETO. S RHACEN Figura 17.22.—Arizona Love, © Chartier/ Giraud, Ediciones Junior (1991). orden tiene mucha importancia, pues puede llegar a determinar la composicién de la vifie- ta. Respecto al contenido de los globos el dibujante puede optar entre una gran variedad de rotulaciones que contribuyen en la produccién de significado. Asf, un texto que estd en negrita tendra mds énfasis que otro que no lo esté (figuras. 17.1, 17.5 y 17.19), un texto tembloroso significa que el personaje que habla est atemorizado La ausencia de segmento sonoro ha obligado al cémic a buscar recursos para repre- sentar la rica gama de ruidos que es capaz de producir el cine. Con este fin, las onomato- peyas son lenguaje escritural que imita actisticamente aquellos objetos 0 acciones a los que se refiere su significado. En el comic americano muchas de estas onomatopeyas ad- quirieron una gran relevancia gréfica en la vifieta, hasta el punto de que cuando se tradu- cfa el cémic resultaba casi imposible eliminarlas 0 traducitlas, produciéndose una gran di- fusién de onomatopeyas procedentes del inglés que en la prictica se han convertido en elementos universales: boom (retumbar, tronar), crash (chocar), slam (dar un portazo), ring (llamar al trimbre), click (chasquido), bang (estallar, golpear), crack (crujir), smash (chocar, aplastar), knock (golpear). Una sola vifieta puede contener varias onomatopeyas, como la figura 17,15, que incluye el sonido que se produce al descorchar la botella (POP!), el silbido de la trayectoria del tap6n (TCHUIPY) y el ruido del tapén al golpear Ia cara del legionario (PAF’). Las onomatopeyas pueden representar una amplia gama de so- nidos: el sonido del pufietazo (figura 17.13); el golpe dado con el cafién de una pistola (fi- © Biiciones Pirdmide 306 / Principios de Teoria General de la Imagen gura 17.22); el timbre de un teléfono que suena (figura 17.20); la sirena del coche de la policia (figura 17.3); la detonacién del disparo de una pistola (figura 17.14); el silbido de una bala en su trayectoria aérea (figura 17.23). La onomatopeya puede tener dimensiones discretas (figura 17.2) o bien ocupar toda Ia vifleta e incluso rebasar sus propios limites (lémina 9.2). Este tltimo ejemplo es una clara muestra de cémo la onomatopeya se inte- gra grdficamente en Ja vifleta utilizando incluso recursos cromaticos Figura 17.23—La Casa Dorata di Samarcanda. © Hugo Pratt, RCS Rizzoli Libri (1987), 17.1.3. La articulacién narrativa La unidad narrativa baisica del comic es la vifieta, definida por Gubern (1981, 115) como la representacin pictogréfica del minimo espacio y/o tiempo significativo, que constituye la unidad de montaje de un c6mic. Las caracterfsticas plisticas de Ia vifieta es- tn a menudo determinadas por cuestiones editoriales relacionadas con el soporte o publi- cacién que vehicula el cémic (tira, pagina completa, media pagina) y que sin duda inciden en sus distintos aspectos formales y narrativos. Como seiiala Antonio Lara (1968)', la vi- fieta se enfrenta al problema de conciliar dos lenguajes distintos, el ic6nico y el literario, y a este problema aiade Gubern (1981, 119) el de la contradiccién entre la temporalidad del didlogo y la congelada instantaneidad de 1a expresién ieénica. La vifieta est asociada a la eleccién de un formato determinado que posibilita el en- cuadre de un espacio representado segtin una angulacién que identifica un cierto punto de * Citado por Gubern (1981, 118), © Ediciones Pinimide a Forma y sentido en las narraciones gréficas y cinematograticas / 307 vista, El formato suele venir seftalado por las lineas de mayor 6 menor grosor que cierran el espacio de la vifieta, aunque en ocasiones este cierre lineal puede desaparecer total 0 parcialmente (figuras 17.17 y 17.3). A pesar de que predominan los formatos rectangu- lares, las posibilidades de eleccién son casi infinitas, En la doble pagina de la figura 17.24 podemos encontrar formatos cuadrados, rectangulares horizontales y verticales, rectangu- lares superpanoramicos, en forma de T invertida, en forma de L invertida y mixtos; tam- bién se pueden observar distintas posibilidades de encuadre —desde el plano detalle de la tercera vifieta al plano general de la quinta— y de angulacién —desde el encuadre a la al- tura de los ojos hasta el picado bastante pronunciado—, posibilidades compartidas con el cine, cuyas variedades y significacién ya han sido analizadas en el capitulo 8. Todos estos elementos (formato, encuadre, angulacién...) generan en la vifieta un espacio® que puede mantener distintas relaciones con el espacio de la vifieta contigua: de continuidad total cuando ambos espacios coinciden (como en las dos primeras vinetas de la figura 17.24), de discontinuidad relativa cuando suponemos una cierta proximidad entre ambos espacios (figura 17.3), de contigitidad geométrica cuando el fuera de campo en una vifieta es pro- longado con precisiGn en el campo de la vifieta contigua (figura 17.26) y de discontinui- dad total cuando pasamos de un escenario a otro completamente distinto (figura 17.17) Desde un punto de vista temporal la narracién grafica se rige por los parémetros de orden, duracién y frecuencia. Los acontecimientos de la historia estén organizados por la secuencia gréfica estableciéndose un orden que dard lugar a la representacion de acciones simulténeas o sucesivas. La simultaneidad puede ser producida por el mismo montaje, por recursos gréficos como la vifieta dividida 0 puede venir explicitamente sefialada en un cartucho (figura 17.17). La sucesividad cronolégica esta marcada por la légica de los acontecimientos en su propia visualizacién. En la figura 17.24 las vifietas 5 a 8 son un claro ejemplo de sucesividad: un coche se divisa en la lejanfa / es un coche de policfa que se va acercando al personaje / el coche llega a la altura del personaje / el policfa ha salido del coche y encafiona al personaje. La sucesividad anacrénica es producida mediante el flashback y ¢l flashforward, que indican una falta de coincidencia entre el orden de Ia his- toria y el orden del discurso, y que pueden ser introducidos por elemenos graficos (vifietas 9 globos de caracteristicas plasticas especiales) 0 por elementos yerbales escritos. El fenémeno de la duracién en el cémic parte de una diferencia fundamental respecto a la duraci6n cinematogréfica, pues en el cémic el tiempo que la narraci6n tarda en des- plegarse es muy variable, ya que el lector puede imponer, como en la novela, un ritmo y una duracién de lectura al tener la posibilidad de detenerse y volver atrés para releer. La segunda diferencia fundamental es una convencién propia de las narraciones gréficas que afecta directamente a la duracién. Esta convencién consiste en la posibilidad de asignar al componente icénico una dimensién temporal de instantancidad (cada vifleta, recogiendo El eGmie puede representar tanto un espacio plano como uno estereoscdpico. En este tiltimo caso se puede utilizar una mayor 0 menor profundidad de campo, segtin las necesidades expresivas de cada vifleta. Desde una profundidad de campo reducida que impide ver con nitidez 1 segundo plano (figura 17.13), hasta una profundi- dad de campo muy amplia favorecida por a composicién (Figura 17.22) o por el desplazamiento de los persona- jes entre vifictas (figura 17.25). Entre estos dos extremos hay unos intermedios en los que los dltimos términos son visibles, aunque su definicién sea menor que Ja de los primeros términos (Figura 17.18). © Ediciones Pirimide Forma y sentido en las narraciones graficas y cinematograticas / 309 © Bdiciones Pirdmide 310 / Principios de Teoria General de la Imagen toda una tradicién representativa, plasma por lo general un instante privilegiado, el més significativo), mientras que al componente verbal a menudo se le asigna una dimensién temporal que necesariamente va més alld de ese instante privilegiado. La segunda vifieta de la figura 17.8 coincide con un fragmento de tiempo en el que Tintin y Milou estan lite- ralmente én el aire en su carrera hacia el musco y en el que a una gota de lluvia apenas le da tiempo a recorrer unos centimetros. Sin embargo, para enunciar la locucién contenida en el globo y para efectuar una lectura de la misma es necesario un lapso temporal més amplio que el del instante representado por la imagen. Podemos decir que cada segmento de una narracién grdfica puede estar sometido a una doble duracién: la de la imagen y la del lenguaje verbal escrito, En cualquier caso, estas discordancias en la duracién pueden ser atenuadas por los efectos del montaje y por artilugios gréficos como las lineas cinéti- as que representan el movimiento y, por tanto, una cierta duracién. El modo durativo mas frecuente en el eémic es, como en la mayoria de los medios na- rrativos, la elipsis. En la figura 17.25, por ejemplo, no vemos cémo el personaje se acerca hasta la chica, ni tampoco el momento en que se sienta junto a ella 0 el momento en que enciende la cerilla, Son todos ellos momentos sin significacién o incluso visualmente de- plorables (como un personaje eternamente a punto de sentarse en el suelo) y por eso son eludidos. ‘También la temporalidad puede venir marcada en la narracién gréfica por una determi- nada frecuencia, y en este sentido las posibilidades son tan amplias como las del cine (véa- se epfgrafe 11.3.3) 0 la literatura, es decir, desde la frecuencia simple a la multiple pasan- do por la iterativa y la repetitiva. En la figura 17.27 tenemos un curioso ejemplo de frecuencia miltiple en el que el mismo mensaje se transmite repetidamente de un persona- jeaotro. El tiltimo aspecto al que debemos referirnos es el moniaje, operacién que en el cémic std sujeta a una doble composicién: por un lado a la organizacién interna de cada vifie- tay por otro a lo que a veces se ha llamado puesta en pagina, es decir, al establecimien- to de un orden y unas relaciones entre las distintas vifletas. A este respecto Umberto Eco (1984, 172) encuentra en el cémic una sintaxis especifica, que no tiende a resolver una serie de encuadres inméviles en un flujo continuo, como el cine, sino a realizar una especie de continuidad ideal a través de una real discontinuidad demandando del lector un importante trabajo de reconstruccién. A esto se afiaden las diferencias entre la unidad de montaje del cémic —la vifieta— y el fotograma (mucho mas pobre en informacién) 0 el plano (sujeto a una temporalidad que incluye el movimiento). El montaje, es en definitiva, aquella operaci6n que define la estructura narrativa y el progreso de la accién. continuacién analizaremos cinco ejemplos en los que se despliegan distintas opera- ciones y funciones de montaje. En la ldmina 9.3 hay un impresionante cambio de punto de vista y de angulacién: de un picado aéreo tomado desde un punto de vista muy elevado Pasamos a un contrapicado tomado précticamente a ras de suelo que muestra a Mike de espaldas. La siguiente vifieta ha dado un giro de 180° para mostrarnos el rostro del per- sonaje en primer plano, mientras que la dltima vifieta se identifica facilmente con una vi- sién subjetiva de dicho personaje. Otro caso interesante de cambio en el punto de vista lo encontramos en la figura 17.26, aunque aqu{ el montaje global de la pagina consigue un marcado efecto de geometria inversa. © Bidiciones Picimide Forma y sentido en las narraciones graficas y cinematogréficas / 311 Figura 17.25 —La Balada det Mar Salado. © Hugo Pratt (1987). Bidiciones Pirémide 312 / Principios de Teoria General de la Imagen Figura 17.26—Las aventuras africanas de Guiseppe Bergman (y 2). © Milo Manara (1989). (© Ediciones Pirdmide Forma y sentido en las narraciones graficas y cinematograficas / 313 Figura 17.27.—La Balada del Mar Salado. © Hugo Pratt (1987). La lamina 10 es un magnifico ejemplo de cémo preparar el comienzo de una historia mediante cambios de punto de vista y escala, y mediante unos simples trazos de ambien- tacién. El relato se abre con un plano general exterior que muestra un paisaje nevado noc- tumo atravesado por un tren. La segunda vifieta selecciona un objeto de todos los que aparecen en el plano general y nos acerca a él, mostréndonos una ventana del tren y un personaje mirando a través de ella. La tercera vifieta nos transporta hasta el interior del tren para permitirnos ver y oir lo que sucede en el compartimiento del personajé que mira por la ventana, Aunque los puntos de vista en las tres vifietas son diferentes, en ningiin momento se pierde la continuidad de la narracién, porque siempre hay elementos espacia- Jes contiguos que nos guian: el paisaje es atravesado por un tren, en el tren hay una venta- nay en la ventana un personaje; éste se encuentra en un compartimiento acompafiado por otto personaje con el que conversa, La escenografia esta sabiamente dosificada para que el lector pueda ir ubicando 1a historia paulatinamente sin necesidad de explicaciones lite- rarias del narrador. La placa adosada al tren nos indica que pertenece a Ja antigua Unién Soviética; el paisaje nevado y el cartel del apeadero refuerzan la sensacién de que esta- ‘mos en Europa Oriental, asf como Ia botella de vodka y el samovar. El aspecto de los per- sonajes confirma la ubicaci6n, y su ropa, asf como el tren y la placa, nos permiten situar la historia temporalmente sin dificultad. El breve didlogo de los personajes (se tratan de camarada) y la curiosidad por no saber quiénes son y a dénde van, ofrecen all lector el co- mienzo de una historia que promete ser interesante. (© Biiciones Pirémide 314 / Principios de Teoria General de la Imagen Este esquema de apertura con un plano general y posterior acercamiento se suele utili- zar para abrir no ya una historia, sino una secuencia 0 una escena. Asi se inicia la pagina de la figura 17,25, con un plano general muy amplio que describe la playa de La Escondi- da, una isla del Océano Indico. Palmeras mecidas por la brisa y dos personajes: Créneo y Pandora. Fl camina hacia ella. La segunda vifieta es una aproximacién a los personajes que imprime una cierta intimidad a la escena. Las vifietas 2, 3 y 4 tienen estructura de campo y contracampo, representando las dos diltimas los puntos de vista subjetivos de am- bos personajes marcados por distintas angulaciones (contrapicado el de Pandora y picado el de Créneo). Se observa igualmente la composicién ritmica en Ia alternancia de planos generales y primeros planos, y el contraste entre la quietud general de la escena y el dina- mismo producido por el vuelo de las gaviotas. La figura 17.14 muestra un caso claro de espacio fuera de campo significativo. No ve-~ mos el gesto del hombre asesinado, ni cémo se desploma su cuerpo muerto, ni cémo yace en el suelo: sélo unos pies a modo de sinécdoque. El fuera de campo y la elipsis temporal que lo acompafian evitan la violencia del impacto, pero refuerzan el dramatismo de la es- cena, Bl fuera de campo también puede ser un lugar para la autocensura al evitar la mos- tracién de escenas reprobables 0 la desnudez de algun personaje (figura 17.22). La doble pagina de la figura 17.24 demuestra que el c6mic también puede contar his- torias utilizando s6lo imagenes. Las primeras viftetas estin organizadas segin un montaje sintético que va explorando distintos detalles del campo dandonos una idea global de la escena. En todos los casos la composicién de la vifieta y sus formatos aparentemente ca- prichosos estan perfectamente compenetrados. Dichos formatos establecen su propio rit- mo visual dentro de la pagina, definiendo vectores de lectura muy marcados, al tiempo que recuerdan las formas de los intersticios que hay entre los grandes bloques de piedra que aparecen en la primera vilieta. A veces da la impresién de que vemos la escena desde dentro del muro por entre las piedras. Observamos también una gran movilidad en los puntos de vista, movilidad que refuerza el dinamismo de la propia accién representada en algunas vifietas. La direccionalidad predominante es de izquierda a derecha (mirada del personaje, cafda del chorro, trayectoria del coche, direccién de la pistola, sentido de la huida) salvo en la vifeta décima, que establece un gran contraste mediante la representa- cién del personaje corriendo de derecha a izquierda, direccionalidad reforzada por el a lamiento de la figura. La historia cierra con un toque humoristico; si la meada galictica del hombre del cucurucho se ha comido literalmente el coche con policfas y todo, la plici- da actividad desarrollada por el personaje de dudoso aspecto en la iltima vifieta genera todo tipo de incertidumbres respecto a la integridad fisica de nuestro protagonista. Proba- blemente, la historia se repite. ri 17.2. La narracién cinematografica Alo largo de Ja parte cuarta hemos desgranado los componentes fundamentales de la imagen secuencial. Desde los que construyen el espacio hasta los que modelizan el tiem- po, pasando por las distintas formas de montaje o por las funciones del segmento sonoro. En este epigrafe vamos a ver todos estos elementos en funcionamiento y lo vamos a hacer © Ediciones Pirémide

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