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‘Chakrabarty, Dipesh . 2008 "La poscoloniaid y el artiicio dela historia’, en Al _margende uropa. Pensomiente poscolonialy dfrencia ‘stereo, Tusquets Eaters, Barcelona spas, Dipesh Chakrabarty AL MARGEN DE EUROPA Pensamiento poscolonial y diferencia histérica Traduccién de Alberto E. Alvarez y Araceli Maira Coleccion dirigida por Josep Ramoneda on la colaboracién de Judit Carrera 1 La poscolonialidad y el artificio de la historia Empuiad el pensamiento hasta los extremos Louis Althosser Recientemente se ha alirmado, como elogio al proyecto poseo- lonial de Estudios Subalternos, que demuestra, «uiza por prime- ra vez desde la colonizacién», que slos indios estan dando mues- nas sostenidas de reapropiacion de la eapacidal de representarse ‘ast mismos fdentvo de la diseiplina de la historia.’ En mi calidad de historiador perteneciente al colectivo Estudios Subalternos, en ‘cuentro la felictacin contenida en este comentario grata pero pre- matura. El objetivo del presente ensayo es problematizar la idea dels vindioss aque se representan asi mismos en a historias. De- jemos de lado, por ef momento, los confusos problemas de iden- tidad inkerentes a un proyecto transnacional como el de Estudios Subalternos, en el que los pasaportes y los compromisos borran las distinciones de etniidad de una manera que algunos conside- fatian caracteristicamente posmoderna. La proposicion que alegs- sé es mas perversa. Consiste en que, en io concermiente al discutso académico sobre a historia -esto es, la shistoria» en tanto que dliscurso producido en el Ambito institucional universitario-, “ tonces el itereambio de las prneas palabras, Ella cop uno {ns bran, lo pap y ie “Estas ty delgado, Yo te dv ben Nose osgrade!y no recuerdo si apate de rep faren sus palabras, eset! sigueraconmovide La horble Incertdunbre acer dela mse curopes hia ue aa Ua rome yd confsars de cn ya al trices cs quese hacia neesrio,dreclament alo foe omenza el romance aly some se pevenase, Desa de un fato le pregunté con tinder “as excuchado algo de m Sia cuopea?": Mois ncabee pars desir No" No obama Ine artesgus de nusvo » pregunt: “Has oldo el nombre de Uh hombre mado Bectoven™. Ano conan movimento Uc cabecn fe sunt ma rangi pero no dl wd sataecho ‘AS-que volts preguntrs "Saber Geter su nombre?" lla ‘plc lentamene"B, E, EH, O, VE, Nr Me sea muy ‘Nena (19 ns qedamos dormidass# desea de ser emodernosimpregn todas y cia una de eracone de lo dos voters dea sutoblograia de Chava Su legenaro momore representa shots store cla dl nun indo-brinico Sin cmbarp, claw ceca de il fina qe exci en ng sobre su date exe no pao Se emples aq a focus to make a clan bras of que sgiien cafes conto apa “bat space (We foe 1) 68 ene que la partcipacidn de Chaudhri en la vida piblicay en los Circulos literarios se interrumpe para hacer sitio @ algo pareeido 4a intimidad. ¢Como leer este texto, este relato de un varén i. dio que se hizo a si mismo, a quien nadie superaba en su ardor Por la vida pablica del ciudadano, quien sin embargo casi munea Feproduljo por escrito, sies que alguna ver lo lego a hacer: la ott ‘ara del ciudadano moderno, el yo privado interiorizado que conse tantemente busca publico? ¢Lo publica sin lo privado? :Un elem plo mas del canicterincompleto de la transformacion burgucsa en Ia India? Estas preguntas son suscitadas por el rlato de transicién que {su vez sitia al individuo moderno en el fin mismo de la histo "ia, No deseo confer a la autobiogratfa de Chaudhuri una repre: ‘sentatividad de la que tal vez earezca, Los eseritos de las mujeres, como he mencionado, son diferentes, v los estudiosos atin estan empezand a examinar el mundo de las autobiografias en la his. toria india. Pero, si uno de los efectos del imperialism europeo No hay por que tomar al pie de la letra esta descripeién, pero lo naturaieza dela comunidad figurada en estas lines resulta cl ta Mezela, en palabras de Gayatrs Spivak, sel sentimiento de co- Inunidad que pertenece alos vinculos nacionales ¥ las organiza- Tones politicass con sese otro sentido de comunidad euyo modelo structural es (el lan ola familia [extensa) La historia colonia deta India presenta una gran canta de casos ena ls indo sc arogaron a condcin de suet preisamente mondo, det tr dl contxto dels instuciones moderas yn ocsions, en nombre dl renecio maermzaor nacional, daponivos de memoria coleivaa la vz anthistiosy no madernen* No ne amos con ello i espacida dels indos de actu como sueton Aevados del que ens universes reconoceros corm wn st tk dea historias lo que Peter Burke denomina sel renace dl pasado) slo qc insatimos en a exlstencia parla de comin tes contrarian queen ls luchas diversas que se desarolaron Cha india colonial io consruciones del pasado alistéicas 4 ‘nado pporcenaron fas xmadamenteigrons ee Nos enisonttamos, pues, ante un dilema mediante cua t- foto dela Hatori india se rida sf namo, De un lado, es 2 la vez sujet y objeto dels modernidad puesto que representa. tina sipestaunidad denominada sel pueblo Indios que sempre cst dvidida en dor un ele modernteadora yun campesinado or moderna En cuanto sufeto dviido sin embargo, habla esd dento de un mctarrelto ge ecb el Bstado-nacin: ye ‘ijeto teri de al metarelat sloped ser na ssropay Bi perteal una Europa construda por ls eats ue tant el impe- fs como nanan e han conta ana trode de ausomepreeniaisn que el nos posde adopt eq ex Ibe om Bhabha, on ach denon smincicor™ Ea historia nda asia en la mane socialise onachonalsas ms abnegada, sigue siendo un siitacne de certo sujto moder hos deta historia europea yet condenadaarepesemar a tit te figura de carci y defacto, El velato de raneiion sempre ‘Stan sprofundamente income orem pares producenexcrzos dentro del expacio de lo smimlico =, en consecuenel, dentro del provestodenominado “histori indiar~ por epreenarla siren yl orgie deo aindow; ox en ex cuea donde resutenapropiads lee die Prlivos de memoria anthistcos ya storiaasanstris rls claes suber, Aas constrccones de eapesnoe ron de eins emicss» de pasado een ence tran un higar en textos que sm designados historia indie pret “mente mediante un proceiento que subordinates felaton a increas de demestracion yal calendar secular ylinesl que debe 2 seguir la escritura de la shistorias, En consecuencia, el sujeto an tihistorco y antimodemo no puede enunciatsteoria» dentro de los procedimientos epistemolog cos universitarios ni siquiera euan- do estos mismos reconocen y«documentans siexistencia. De una ‘manera muy parecida alo que suicede con el esubalternos de Spi- vak (0 con el campesino de la antropologia, que slo puede tener luna existencia citada dentro de un enunciada mayor que perte- rece tinicamente al antrop6lego),sélo puede hablarse por y sobre este sujeto mediante el relato de transicién que en definitiva sien pre privilegiart lo moderna (es decir, «Europas) En la medida en que se trabaja dentro del discurso de la shis- toria» producido en el espacio institucional de la universidad, no ¢s posible pasar por alto la esitecha connivencia que se da entre la historia» y el (los) relato(s) modernizador(es) de la cludadania, de lo pablico y lo privado burgueés ¥ del Estado-nacién, La shistor sa en tanto que sistema de conocimiento se halla Firmemente in- sertada en pricticas institucionales que invocan constantemente el Estado-nacién ~dlan testimonio de ello Ia organizacion y las po liticas de enseitanza, contratacién, promocién y publicaciones de los departamentos de historia, politicas que sobreviven los espo- ‘ridicos intentos (valientesy heroicos) de determinados historia: dores de liberar la whistoria» del metarrelato del Estado-nacion, ‘Solo hay que preguntarse, por ejemplo: spor qué hoy en dia la his: toria es parte obligatoria de la educacion de la persona moderna en todos los paises, incluyendo aquellos que estavieron muy bien sin ella hasta fechas tan tardiae como cl siglo avin? ¢Po que los niftos de todo el mundo han de estudiar en la actualidad una asi satura llamada shistoriao, cuando sabemos que esta obligacion no ‘es natural ni antigua?” No es preciso realizar un gran ejerciclo tedrico para advertir ue la razon de esto reside en lo que han conseguido el imperia- lismo europeo y los nacionalismos del tercer mundo: la universe lizacion del Estado-nacion como la forma més deseable de com Ridad politica. Los Estados-nacién tienen la eapacidad de imponer ‘sus juegos de verdad, y las un versdades, pese a la distancia crite «ea que puedan asumir, formar parte del conjunto de instituciones ccémplices de tal proceso, La seconomiss¥ a shistoriae son las dos formas de conocimiento que sorresponden a las dos principales instituciones que et ascenso (y posterior universalizacin) del = den burgués ha dado al mundo: el modo eapitaista de procccidn 4 34] Estado-nacin historias alana la grade cade 10. Un istoriador conti oa opton areca es conan. Por fo tanto, estuoso hate ae tado en sun propos terminos, ero x part dee eis tieatoros ste la cudedsni a modern Dade ae temas siempre nos remitrén als propuewas aioe: ken Slosotapoticasmodemas (europea) inchs In ees ee av dela economia que ahora parcee-aatrals enn ‘ruciones de los sistemas marin, se remunte eaten) alas ideas ica dei Europa diciocheseas® un Nec ae tercer mundo est condenado a concebi -Earopar ene original deo “moderno= mientras quel histones ons tae enentra ante um difcliadsemeiante naga ule sos dela mayor parte dela hutmandad Deals etahes ied Gotiiana dels hstrias no ocidenales cons que eer Sin embargo, el punto de vista de que snosoteos:hacemes his teria searopeas con nuestro archive tan dictates hase uropeo abre la posibiidad de una poles de oo pee oe alianza entre as historias dominantes metopolianee he oe dos penicos de crater salen, Benominarcene ee como el de a provinclizacin de “Europas le Boone eo ge Pertalsmo medemo y el naionlomo el reer ee a ho universal mediante la acldn sonjunta dele ve lencia.Flossicamente, tl prove be onan ges ea ert on ina tasendenc isles dal tela eae tos constructs burvcrticos dela cudadania, el Eaedoriederes 3 de a privacidad burguesa producides por ls Hosohe sie ok un terveno qu el hime Mars comparteconeeten nae clas dl pensamionto ponetnctlsa lo lose ei En partic me alien lavalietedeclraion de Coste Pa, = 5 notable libro El entato seal stn ia cel concept de! inidvo modo pertencees cesenen Ge Siento patiarals eProvincializar Europa? EI proyecto de provincializacin de «Europa remite @ una his- toria que ain no existe: por Io tanto, slo puedo relernin vel ce 75 ‘manera programética, Para anticiparme a los equivoces, no obs- tante, he de detallar lo que rio es, mientras expongo lo que puc de ser Para empezat; no demanda un rechazo terminante y simplista de la modernidad, los valares liberals, los universales, ln clencia, la raeén, los grandes relatos, las explicaciones toalizadorss, etcé- ss, Jameson nos ha recordado no hace mucho que la facil ecuae cidn que a menudo se establece entre «una concepeidn filoséfica Sella totalidads y suna practica politica dl totalitarismo» resulta “perniciosa».” Lo gue separa ambas alterativas es la historia: con- Bictos contradictorios, phirales y hetrogéneos, cuyas consecuencias rhunca son predecibles ni siquiera etrospectivamente-siguiendo esquiemas que procuran naturalizar y domesticar tal heterogenei- dad, Esos conflictos incluyen la coercién, tanto en nombre de a ‘modernidad como en contra de ella: violencia fisica, institucional yy simboliea, a menudo administrada con un idealismo sonador; ‘iolencia gue desempena un papel decisvo en el establecimiento de significados, en la ereacign de regimenes de verdad, en la de- Cisidn, por as decirlo, de qué universal» gana, y el de quién. En nuestra calidad de intelectuales que trabajan dentro del sistema fcadémico, no somos neutrales ante tales hichas ¥ no podemos fin- tir que estamos fuera de los procedimientos epistemol6gicos de EI proyecto de provineializar Europa, por lo tanto, no puede ccaracterizarse como un proyecto de rlativismo cultural. No pue- dle originarse en el punto de vista segun el cual la razén-la eiencia- los universales que avudan a definir a Europa como lo moderno son sencillamente vespecficos de wna cultura» y;en consecuencia, pertenceen sélo a las culturas europeas. Pues la cuesti6n no radica fen gue el racionalismo ilustrado sea siempre en si mismo irrazo- hable, sino que se trata de documentar cémo -mediante qué pro eso historico~ su staz6ns, que no siempre ha resultado evidente para todos, se ha hecho parecer obvia tan lejos del terreno en el {ue emergid. Si, como se ha afirmado, una lengua no es mas que un dialecto respaldado por un ereito, cabria decir lo mismo de los Twlatos sobre la «modernidad. que, de manera précticamente uni- versal, apuntan hoy’ en dia a una determinada »Europas como la ‘ondicién primaria de lo moderno. Puede demostrarse que tal Europa, lo mismo que «Occidenter, es una entidad imaginaria, pero la demostracidn como tal no reba 16 ja su atractivo ni su poder” proyecto de provincializar Europa hha de incluirciertos pasos adicionales:en primer lugar, el econo cimiento de que la adquisicin de Europa del adjtivo «moderna» pra sf mista consttuye una parte integral dl relato sobre el im perialismo curopeo dentro dela historia global y en segundo lu far la conciencia de que el hecho de equiparar una determinads ‘ersidn de Europa con la smodernidad» no es solo obra de euto eos: los nacionalismos del tereer mundo, en su calidad de ideo logias modernizadoras por excelencia, han sido Socios en pie de igualdad en este proceso: No pretendo pasar por alto los momen- tos antlimperialistas en las travectorias de tales nacionalismos: slo subrayo la idea de que el proyecto de provineializar Europa ro puede ser nacionalista, nativista ni ativico. Al deshacer el nudo necesario que liga la historia -una forma diseiplinada y regulads institucionalmente de memoria colectiva~ alos grandes relatos de los derechos, la ciudadan‘a, el Estado-nacidn y las esferas publica y privada, no se puede evitar problematizat sla Indiaw al mismo tiempo que se desmantela »Europa El objetivo es escribir dentro de la historia de la modernidad las ambivalencias, as contradicciones, el uso de la ferza y las tra zgediase ivonias que Ia acompatian, El hecho de que en muchas eir= ‘cunstancias la retéricay las demandas de igualdad (burguesa), de derechos civiles y de autodeterminacion mediante un Estado-na- ion soberano, hayan proporcionado poder en sus luchas alos r= pos sociales marginales resulta innegable -este reconocimiento es indispensable para el provecto Estudios Subalternos, Sin embar- 40, lo que realmente se minimiza en las historias que, tanto de ma nera implicita como explicit, celebran el advenimiento del Est do moderno y la idea de ciudadania, es la represin y la violencia, que resultan tan decisivas para el triunfo de lo moderno como el poder de persuasién de sus estrategias reéricas,"Esta ironia -los ‘imientos no democréticos de la democracias~ se percibe mejor que en ningtin otro sitio en la historia de la medieina maderna, de la salud publica y de la higiene personal, cuyos discursos han ‘cumplido un papel central a la hora de emplazar el cuerpo del in- dlividvo moderno en la interseccidn de lo public y lo privado (tal ¥ como la define y la disputa el Estado). La victoria de este dis- ‘curso, sin embargo, ha dependido siempre de la movilizacion, en su nombre, de medios efectivos de coercion fisica. Digo ssiempre> porque tal coercién es originaria-fundacional (sto es, hist6rica), n asf come pandémicaycotidiana. En relacon con la ile fu dacona, David Arnold proporelona in buen ejemplo en un est dio reciente sobre la historia de ar caress en ia indi, Arold miestra qe ln cere dela prison colonial fe exencial para parte dela Investigcin poner sobre exadsicas meds ai Ietarasydomaprficas den nda, pe em ena prin dow As Torcuerpos io restaban access ao vergence dlernizadores”Acerea de ln corein que se sigue proutendo en nombre dea naion yi madera podernor er un eempo se lente en la campaa ina pars eadicar lai levada cabo ‘lon aoe stein. Dos médicos entadounidense (ano deals, se furamente, orig nda) que parcparon en ich proce de fciben at su cluacidn en ua aden dela tb Ho, ene ead coho «En medio de la agradable noche india, un intruso irrumpi6, cempujando la puerta de bambi en la sencilla cabaia de ado- be. Era un vacunador del Gobierno, con érdenes de vencer toda resistencia contra la vacuna de la viruela, Lakshmi Singh se despert6 gritando y se apresuré a esconderse. Sv marido sal de la cama, agarr6 un hacha y persiguié al intruso hasta el jardin. Afuera, una cuadrilla de médicos y policias redujo répidamente a Mohan Singh, En el momento en que lo sujeta- ‘om contra el suelo, otro vacunador Ie inyecté la vacuna contra la viruela en el brazo. Mohan Singh, un enjuto jefe de la triba Ha de cusrenta ahs. se retoreis ante Is aguja, haciendo que Ja zona de la vacuna sangrase. El equipo gubernamental lo in- moviliz6 hasta que le inyectaron una cantidad suficiente de ‘vacuna,[,] Mientras los dos policias lo contenian, el resto del ‘equipo redujo a los demas integrantes de la familia ¥ los va- ‘cuné por tuo, Lakshmi Singh dio un mordisco profundo a uno de los doctores en la mano, pero fue en vanos." No hay manera de escapar del idealismo que acompatia a esta violencia. El subtitulo del artfeulo en cuestién reproduce incons- clentemente ls instntos a la vex militares y bienintencionados de Taempresa. Reza asi: «Cémo un ejérito de samaritanaselimind la viruela dela terra» as historias que pretendan desalojar a una Europa hiperreal del centro hacia el que gravita actualmente toda imaginacion bis- nm torica deberén buscar sin descanso este vinculo entre violencia © idealismo que se encuentra en el neleo del proceso mediante o ‘ual los relatos de ciudadania y modemidad Ilegan a hallar cobijo natural en Ia shistorias. Estoy aqui en profundo desacuerdo con el punto de vista de Richard Rorty en el intercambio de opinicnies ‘que mantuvo con Jigen Habermas, Rorty critica a Habermas por Ja conviccion de ste «de que el relato de la filosofia moderna es luna parte importante del relato de los intentos de las sociedades dlemoeriticas por autoafirmarses.“° La afirmacion de Rerty sigue 4a préctica de muchos europeistas que hablan de las historias de estas ssociedades democraticass como si se tratase de historias independientes y completas en s{ mismas, como sila autorrepre sentacion occidental fuese algo que slo ocurriese dentro de sus limites geograficos autoasignados, Como minimo, Rory olvia el papel que el teatro colonials (tanta externo como interne) don: deel tema de la wliberad, tal como la define la flosofia politica ‘moderna, se invocé constantemente en auxilio de las ideas de sc silizacions, de sprogreso> y, de modo més tardio, de «desarrollo Aesempens en el proceso de generacién de tal sautoalirmacién {La tarea, tal y como yo la concibo, consistiré en enfrentarse las ideas que legitiman el Estado moderno y sus correspondientes insttuciones, a fin de devolverle a la flosofia politica, del mismo ‘modo que en los bazaresindios se devuelven a sus daehos las mo nedas sospechosas, aquellas categorias cuva valider plobal va no puede darse por sentada,** Y. finalmante ~dado que «Europa no pucde, después de wo, ser provincializada dentro del espacio institucional de le univer. sidad, cuyos protocolos epistemoldgicos siempre nos devolverin al terreno donde todos los contomnos siguen el de mi Europa hi perreal~fel proyecto de provincializar Europa debe ser conseiente de su propia imposibilidad® Por consiguiente, tal proyecto buses luna historia que encare esta politica de Ia desesperanza. Llegs dlos a este punto, ha de quedar claro que esto nto es una apelacion al relatvismo cultural nia las historias natvistas, tdviens. Tar. Povo es un programa para rechazar la modernidad, lo cual const tulria, en muchas situaciones, un suiidio politico. La que pido e= luna historia que deiberadamente haga visibles, dentro dela mise ma estructura de sus formas narrativas, sus propias estrategias y Dricticas represivas, el papel que cumple en connivencia con los relatos de ciudadanfa en la asimilacién a los proyectos del Estado np ‘modero de todas las demis posibilidades de la solidaridad hu- ‘mana, La politica de la desesperanza exigi a semejante historia {gue exponga ante sus letores las razones por las que tal dilema re sulta necesariamente ineludible."Esta es una historia que intenta ilo imposible: procurar su propia muerte buscando aquello que fesistey escapa a fos mayores esfuerzos humanos por traducir di ferentes sistemas culturales otros sistemas semiticas, para que «1 mundo pueda imaginarse, una vez mas, como radicalimente he- {erogéneo, Esta tarea, como he mencionado, es imposible dentro e los protocolos de conocimiento de la historia universitaria, pues Ja totaidad de ta institucion académica no es independiente de la ‘otalidad que ha sido creada por lo maderno europeo, Tratar de provincializar esta «Europa» supone considerar lo moderne ine: ‘itablemente impugnado, escribir, por encima de los relatos de la ciuladanis recibidos y privilegiados, otras narraciones de nexos hhumanos gue extraigan sostén de pasados sonados y de futuros en los que las colectividades no se definan por los rituales de la iu sladania ni por la pesadillade la stradicion creada por la emoder- nidado, Desde luego, no existen espacios (inira)estructurales don- e tales sueiios puedan habitat. Pese a ell, éstos reaparecerin en Ja medida en que los temas de la ciudadanta y del Estade-nacion ominen nuestros relatos de transicién histrica, pues esos sue~ ‘os son lo que lo moderno reprime para poder existr, Posdata (1999): este capitulo reproduce de modo condensado "i primer intento (de 1992) de articular el problema de provin- cializar Europa, Esta declaracién original sigue siendo el punto de partida de lo que sigue. Algunas de las cuestiones mencionadas -la necesidad de crticar el historicismo y de encontrar estrategias para pensar la diferencia histrica sin abandonar el compromiso con Ja teoria~ se desarrolla en el resto del libro, Pero la «politica de la ddesesperanza» que proponia con alguna pasidn ya no impulsa la ar- jgumentacion general aqut presentada 80 2 Las dos historias del capital Este capitulo presenta una lecturaseleciva pero escrupulosa de Marx, La critica marxista del «capitals introduce en la categoria, dos aspectos del pensamiento decimonsnico europeo que han re- sultado centrales en la historia de la modemidad intelectual en Asia ‘meridional: el sentida de lo humano abstracto propio de a llustra- cid y la idea de la historia." Asimismo, Marx converte estos dos «elementos del pensamiento en herramientas exiticas para compen der el modo capitalista de produceidn ¥ el imperialismo europeo ‘moderno. Los debates en torno a los privilegos ya la justicia social en la Tadia siguen siendo impulsados por el racionalismo, el hue ‘manismo, el historicismo y el antiimperialismo, categorias que Forman parte de este legaclo, El proyecto Estudios Subalternios resultarfainconcebible sin la vigorosa tadicion india de historio- trafia marxista® Ast pues, las obras de Marx constituyen uno de los momentos fundacionales de la historia del pensamiento an- tiimperialista. Regresar a ellas supone revsar la relacin entre el ppensamiento poscolonialy los legados intelectuales del racionali mo, el humanismo y el historicismo posilustrads. Un libro como éste no puede permitirse no tener en cuenta a Marx, Hay varias maneras de explicar el hecho de que el eapitalismo alobal exhiba algunas caracteristicas comunes, pese a que cada ejemplo de desarrollo capitalista tiene su propia historia. Cabe, por ejemplo, considerar que las diferencias entre las historias son invariablemente superadas por el capital «largo plazo, Por otto lado, la tess del desarrollo desigualconcibe estas diferencias como negociadas y contenidas, aunque no siempre superadas, dentro de J estructura del capital. ¥ en terer lugar, cabe considerar que el capital produce y hace proliferar las diferencias. El historieismo std presente en estas diversas maneras de pensar: Todas compar- ten la propension a entender el eapital segan la imagen de una a

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