Colombani M C 2000 Dispositivo Polc3adtico Dispositivo Educativo Una Lectura Polc3adtico Pedagc3b3gica Morc3b3n Instituto de Investigacic3b3n de Educacic3b3n y Humanidades PDF

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1 AD Carer e2- dex Dispositivo politico-dispositive educativo. Una lectura politico pedagégica del Libro II de Republica. “Puesto que hemos llegado y no sin dificultad, a este resultado en nuestra discusi6n, {no convendria estudiar lo que de alli se deduzca, es decir de qué manera, mediante el auxilio de qué ensefianzas y de qué ejercicios, podrén formarse hombres capaces de ‘mantener nuestra organizacién politica, y a qué edad deberiin consagrarse a dichas ensefianzas y ejercicios?”" En trabajos anteriores, hemos acompatiado el interés politico de Platén a partir de la seleccién de dos libros de Las Leyes, el Ly el VIII, a fin de visualizar la relacién entre la formacién de los ciudadanos y el complejo fopos de Ja relacién que los sujetos guardan con sus placeres?. En el presente articulo nos proponemos seguir con el tratamiento del interés politico de Platén pero enfocado desde el plano educativo, para ver cudl es el * dispositivo politico que sostiene la formacién de los futuros gobernantes. . No se trata ya de la relacién de los sujetos con sus deseos y placeres, sino, mas bien, el camino ideado por Platén para conducir a los hombres al punto que los habilite para el ejercicio politico. a 1 No se trata de n tema otro respecto a los tratados en los articulos mencionados, sino, més bien, una lectura complementaria de lo que constituye un modelo de integral. ‘Tampoco se trata de desviarnos de nuestro habitual enfoque antropoldgico, ya " que la lectura sigue privilegiando la dimensién del hombre como aquel fopos donde se opera cierto ejercicio del poder en aras de una cierta transformacién que vehiculice la conduccién politica El tema sigue girando en tomo a la constitucién de un tipo de sujeto que debe encarnar la responsabilidad de gobemar la polis, lo cual parece combinar dos nociones capitales; askesis y mathesis. ' platén, Repiiblica, VI, 502, o-d 2 Nos referimos a los articulos “Dispositivo sexual-dispositivo politico. Una lectura politic- ,/ antropoligica del libro VIII de Las Leyes (835, b842, a)” y “La preocupacién politica en Platén. Un abordaje antropolbgico-politico de Las Leyes”, especialmente confeccionados para ta cétedra: Seminario: Problemas Especiales de Filosofia Antigua, Facultad de Humanidades, Universidad Nacional dde Mar del Plata, marzo-julio de 2009. El libro VI, al cual pertenece la cita que encabeza el presente trabajo, ha dejado atras Jos libros donde Platén ha intentado delinear con esfuerzo el mejor modelo de politeia, esto es de organizacién politica, lo cual no significa que se trate de una repiblica en sentido contempordneo, como si el autor estuviese pensando en un régimen republicano. La obra comienza con una conversacién trivial hasta desembocar en el tema de la justicia, Sécrates aparece como el narrador sostenido de toda la obra y en ese libro.I sus interlocutores son Polemarco y més tarde el sofista Trasimaco. En el libro II el tema continia con la presencia de Glaucén y Adimanto, hermanos del propio Platén, que desplazan en cierto sentido el protagonismo que Trasimaco tuviera en el primer libro. Si bien la obra puede haber demandado a Platén més de 10 afios, entre el 390 y ¢1 380 a. C., la distancia entre ambos libros parece cercana, Promediando el libro Il, Plat6n incorpora el tema de la justicia como necesidad social, como contrapartida de la injusticia. Dice Sécrates: “Si admites una justicia para el individuo, zno admites también otra justicia para la ciudad entera? [...] gY no es acaso una ciudad més grande que un individuo? [...] Por consiguiente, Ia justicia pudiera muy bien encontrarse allf en caracteres més grandes y més féciles de discemnir. Entonces, si os parece bien, examinaremos primero cudl es la naturaleza de Ja justicia en las ciudades, y después Ja estudiaremos en ada individuo, tratando de descubrir la semejanza con la grande en los rasgos de la pequefia”, . La cita no hace sino devolvernos el isomorfismo entre el Estado y el individuo, quienes no constituyen estamentos divorciados, sino, por el contrario un campo semejante de constitucién, El punto del isomorfismo queda justificado en aquella perspectiva que ubica la justicia como la subordinacién de lo inferior a lo superior. Asf, en el plano del Estado, todos deberén subordinarse a los fildsofos, encargados de gobemnar, mientras en el plano del individuo, el cuerpo deberd subordinarse al alma, como elemento superior y rector. La ciudad ideal que Platén imagina tiene su origen en el punto de una necesidad, con un minimo de necesidades, oficios, una vida comunitaria y armoniosa, donde no se menciona'la netesidad de un gobierno, Tal es el argumento que Sécrates expone: “ Ia ciudad tiene su origen en que cada uno de nosotros no se basta a si mismo y necesita de muchas otras cosas. [...] Tenemos, pues, que un hombre se une a otro levado por una necesidad, y a otro Ilevado por otra necesidad diferente, y como. las necesidades son > Repiiblica, I, 368, €-369, a varias, su multiplicidad retine a muchos hombres en un mismo lugar, que se asocian para ayudarse entre si, y a esta sociedad le damos el nombre de ciudad. Estas necesidades que Sécrates enumera son las bésicas necesidades de una comunidad: la alimentacién, 1a habitacion, la del vestido; necesidades que importan un nimero especifico de individuos para que puedan satisfacerlas. Es el punto donde Sécrates alude "ala excelencia del trabajo a realizar: “Por consiguiente, se rinde més y mejor, y con * mayor facilidad, cuando cada individuo realiza un solo trabajo, de acuerdo con sus aptitudes y en el momento exigido, sin preocuparse de otros trabajos”. Platén esté poniendo en boca de Sécrates lo que constituye la ciudad ideal, Ia ciudad sana, en contraposici6n a lo que seré la ciudad enferma, que Reptiblica intentaré, no solo describir, sino también sanear, en el marco de una lectura que parece echar mano a la metéfora médica, para intersectar medicina y politica como topoi también isomérficos. Veamos c6mo se resuelve Ia ciudad sana: “En primer lugar, consideremos el género de vida que los ciudadanos as{ organizados habrin de llevar. ,Qué otra cosa harén sino procurarse trigo, vino, trajes y calzado? También construirén sus viviendas; durante el verano, trabajarin generalmente semidesnudos y descalzos, y durante el invierno debidamente abrigados y calzados..[...] Vivirin satisfechos con su mutua compaiia y, por temor a la pobreza 0 a la guérra, no tendran mas hijos que los que les permitan sus recursos”, Esta armonfa de una comunidad muy acotada en sus necesidades y vinculos se rompe cuando aparece lo que Platén llama la ciudad lujosa. Esta ciudad incrementa sus necesidades, complejiza sus vinculos y surge entonces la necesidad de defenderla, con la consecuente complejizacién de funciones y estamentos. Sécrates y Glaucén avanzan sobre la descripcién de una ciudad malsana: “De cualquier modo, yo creo que la verdadera ciudad, o sea aquella que goza de una sana constitucién, es la que acabamos de describir, Mas si tit quieres que echemos un vistazo a una ciudad malsana, nada nos lo impide. Hay raz6n, segiin parece, para creer que alguios no estardn contentos con ese género de vidé; agreguemos manjares, ungtlentos, perfumes, cortesanas, golosinas, y todo ello en abundancia, No entrard, pues, dentro de lo simplemente necesario lo enumeramos ai-principio, o sea la vivienda, los trajes y el calzado: habré que introducir 4 Repiilica, I, 369, b-c ‘ $ Repiiblica, U1, 370, b-e © Repiblica, I, 372, 0-€ la pintura, el bordado, y procurarse oro, marfil y materias preciosas de toda clase”. Como se puede apreciar, la nueva configuracién de la ciudad parece estar muy firmemente emparentada con las necesidades superfluas y vigorosamente relacionada con los placeres, andlisis que hemos efectuado abundantemente, a partir del daiio que los mismos pueden ocasionar. Malsana llama Platén a esta ciudad, sembrando discursivamente la idea de enfermedad, al tiempo que ve que la primera estructura resulta insuficiente y exige un cambio profundo, que puede ser la causa de eventuales conflictos: “Debemos, entonces, agrandar nuevamente la ciudad. En efecto, la primera, Ia ciudad sana de que he hablado, ya no es suficiente; habré que ampliarla y enarla de una multitud de personas cuya presencia en las ciudades no tiene més razén que la de satisfacer los deseos no necesarios [...] Habra también que aumentar el niimero de servidores. [...] De igual modo, necesitaremos animales de toda especie para aquellos que tengan ganas de comerlos”®, El impacto parece ser cuantitativo porque hace falta, més cantidad de personas, pero también cualitativo porque deberdn hacer su aparicién individuos de cualidades diferentes para satisfacer ciertas necesidades: cazadores de toda especie, artistas que imitan utilizando figuras y colores, poetas y su cortejo de rapsodas, actores, bailarines y aquellos que fabrican distintos elementos. Como se ve en la enumeracién, Platén-estd pensando en enclaves vinculados al placer: la misica, la danza, la poesia, etc, , En cuanto a los servidores, la enumeracién transita por pedagogos, nodrizas, amas, doncellas, barberos, cocineros y maestros de cocina, asociados estos iiltimos a la dimensién del placer de la comida o los platillos, lo que determinaré la incorporacién de los animales, también referidos. - i Un pérrafo aparte queremos brindarle a la necesidad de que existan médicos en una ciudad tan compleja. Lo hacemos a partir de las reiteradas comparaciones de Platén con el campo médico para pensar la politica, especialmente, la administracién de la polis segiin una recurrente metéfora médica, jugada en términos de salud-y enfermedad. En el libro DI Platén describe el perfil del médico, en un tratamiento conjunto, no casual, con la figura de los jueces: “Los mas habiles médicos _respondi_serdn los que se hayan dedicado desde una edad temprana al ejercicio de su arte, familiarizandose con el mayor nimero de cuerpos y con los més enfermizos y que, no siendo ellos mismos de constitucién muy sana, hayan sido victimas de toda clase de enfermedades: Porque no * Repilblica, Il, 372, e373, a * Repiiblica, 1,373, b-c ¢s, creo yo, con el cuerpo con lo que curan el cuerpo -en ese caso no serfa posible que ji . . - estuviesen 0 que hubiesen estado enfermos__, sino con el alma, y el alma enferma, 0 ”*, La comparacién con el que se enferma, no puede curar ningiin mal, sea cual fuere juez, de neto sentido terapéutico, indaga, una vez mds, en el tipo de vida que deben Hevar aquellos sujetos encargados de sanear la polis, ubicados en una funcién nodular del dispositivo politico. Los términos en que Sécrates se expresa asi lo indica: “Pero el juez, amigo m{o, gobierna con su alma el alma de los demés, y no conviene que la suya viva desde la juventud en relacién con las almas perversas, ni que hayan cometido toda ‘ suerte de crimenes con el fin de que pueda répidamente conjeturar, baséndose en su propia experiencia, los crimenes de los deméds, as{ como el médico diagnostica las enfermedades ajenas basdndose en las suyas'® Claramente el arte de la conduccién, sea del tenor que sea, implica cierto camino a seguir, asi como un cierto conocimiento; que compromete la vida toda. La complejidad estructural que venimos persiguiendo entra en un terreno espinoso; el pais puede dejar de ser autosuficiente y de bastarse a si mismo en sus necesidades elementales y acotadas, y entonces necesitar extenderse hacia otras tierras. Dice Sécrates: “gNos veremos obligados, entonces, a extendemos sobre el pais vecino, si queremos poser tierra suficiente para el cultivo y el pastoreo, y no harén nuestros vecinos otro tanto con el nuestro, si, franqueando los Ifmites de lo necesario, se abandonan también ellos al insaciable deseo de poseer?"'. La nueva ciudad, la “malsana”, trae consigo el peligro del conflicto, de la eris, y esto se debe fundamentalmente a la aparicién del exceso. “Digamos tinicamente que heinos descubierto el origen de la guerra en esta pasién de la cual nace el peor flagelo, tanto para los individuos, como para las ciudades, cada vez que se produce””* Parece sobrevolar, en la descripcién hecha por Platén, la nocién de hybris, ya que es el deseo desmesurado de riquezas o placeres superfluos ¢] que puede acarrear el conflicto. Enfatizamos este aspecto porque de la mano del conflicto apareceré la necesidad defender el tertitorio y con ello la necesidad de un estamento de guardianes que cumplan la funéién, otrora impensable. Es en este punto donde cobra importancia la educacién de esos guardianes que serdn los que gobiernen la polis, ya que “Si la ciudad contintia creciendo, amigo mio, * Repiiblica, II, 408, d-e " Reptiblica, UI, 409, a © Repiblica, M373, d-e ” Repiblica, I, 373, € tendremos que ampliarla con un ejército, no pequefio, sino poderoso que salga a campafia para luchar contra los invasores en defensa de su territorio y de los bienes que acabamos de enumerar”” Si cada uno debe cumplir con excelencia su funcién, los guardianes deberén hacerlo con 1a maxima excelencia por la delicadeza de su tarea, en la medida de que “cuanto mas importante es el oficio de estos guardianes, mayores son el tiempo, las dedicacién y los cuidados que exigen’"’, El tema es ver cémo el dispositive educative esta al servicio del dispositivo politico en lo referente a la formacién de los guardianes, siendo ésta la primera vez que Platén utiliza el témino viaxes, En los libros Il y Il, Platén plantea los lineamientos de Ja educacién basada en las artes tradicionales de la nobleza, como la musica, que comprende tres Areas: el canto, el ritmo y la melodia, y la gimnasia Ahora bien, los guardianes encargados del gobierno de la ciudad constituirén una clase aparte y superior, diferenciada de los artesanos. y' campesinos, Esta superioridad nada tiene que ver con cuestiones econémicas, ya que no percibirén por sus funciones més que un magro salario, sino por la cualificacién para desempefiar la funcién, merced a un tipo de educacién, que es la que nos interesa como fenémeno politico, esto es, como fendmeno capaz de lograr cierta transformacién, ‘Mis all de las bondades del dispositivo y de sus logros, parece darse algo del orden de la naturaleza, Tal parece ser la afirmacién de Sécrates cuando afirma: “A nosotros, pues, nos corresponderé elegir, si somos capaces de ello, a los que por su naturaleza y sus aptitudes son los mas apropiados para la custodia de la ciudad”!* Ahora bien, el primer punto consiste en pensar las cualidades del guardién para To cual Socrates acude a uaa couipatedlon cate un jOvOl pene AS Tala p wu Joven dé noble nacimiento, estableciéndose un juego de palabras entre oxvha&, cachorro de perro y oviaf, guardidn, ya que ambos tienen la sagacidad de descubrir al enemigo, la _ velocidad para perseguirlo y la suficiente fuerza para luchar con él; a esto se suma la valentfa y la necesaria fogosidad. A ella se refiera Sécrates en estos términos: “{No has advertido’que esta fogosidad es algo indomable e invencible y que un alma animada por ella es incapaz de retroceder ante el peligro?"®, El alma aparece como una fuerza vital y se halla insuflada por la fogosidad o coraje, a veces también traducido por célera, pasién ® Repitlica, IL, 374, 8 * Repiiblica, 374, TL, ¢ . ° Repiiblica, I, 374, € " Repiiblica, Il, 375, b ‘o nervios. El tema es ver cémo puede dosificarse ese elemento para que los hombres no se vuelvan indiscriminadamente violentos; el tema es donde encontrar una naturaleza que retina Ja fogosidad y la mansedumbre. Retorna entonces la comparacién con el perro de reza que parece reunir en su naturaleza ambos caracteres: mansedumbre con los conocidos, fogosidad con los que desconoce: “Tu sabes que es propio de los perros de buena raza el ser tan mansos como es posible con las personas de la casa y con los conocidos, y lo contrario con aquellos que no conocen”!” Lentamente Sécrates va Ilevando la conversacién al punto capital del desarrollo discursivo y al meollo de lo que va a constituir el dispositive educativo. Todas las cualidades que fuimos enumerando desembocan en otra caracteristica que parece de una naturaleza diferente y plantea otro tipo de tratamiento: “{Pero no crees que nuestro futuro guardidn necesita todavia de otra cualidad y que, ademas de ser un hombre fogoso, deba ser naturalmente fildsofo?'*. En realidad, la palabra filésofo esta entendida en sentido literal, amante del conocimiento; no ain en un sentido més intelectual, que recién Platén utilizard en Ja parte final del libro V, cuando afirme: “En tanto que lo filésofos -expliqué no reinen en las ciudades, o en tanto que los que ahora se Iaman reyes y soberanos no sean verdadera y seriamente fildsofos, en tanto que la autotidad politica y la filosofia no coincidan en el-mismo sujeto, de modo que se aparte por la fuerza del gobierno a la multitud de individuos que hoy se dedican en forma exclusiva a la una o a Ia otra, no habrén de cesar, Glaucén, los males de las ciudades”’Platén, parece estar abrochando la alianza entre filosofia y politica y exponiendo en la figura del filésofo la ecuacién perfecta de ambos topoi. b. Los relatos antiguos como medios de formacién Si retornamos al libro Il, el perfecto guardién “ha de ser filésofo, valeroso, égil y fuerte por naturaleza”” y el plan de educaci6n que se inicia precisamente en este libro es general, sin la especificidad ain del papel que habré de jugar Ja filosofia una vez avanzada la obra. En este punto se trata més bien de sanear Ja ciudad. viciada, de purificarla; de alli que el acento recaiga fuertemente en los guerreros. Repiblica, i, 375, ¢ " Repiblica, U, 375, ¢ , ° Repiiblica, V, 473, e-4 : » Repiiblica, 1,376, ¢ Ahora bien, {Qué caracteristicas tendré esta educacién, més allé de tratarse de una etapa en cierto modo inaugural? Sécrates interroga al respecto: “,Serd facil encontrar una mejor que Ia establecida entre nosotros desde hace largo tiempo y que consiste en educar por el cuerpo por la gimnasia y el alma por la misica?”*! Tengamos en cuenta que Ia idea de mtisica encierra toda la formacién espiritual; no tiene el sentido restringido con que utilizamos el témino hoy en dia. Por ello debemos entender el conjunto que encierra la literatura, las artes, el canto y la danza, vale decir, todo aquello vinculado a las Musas, aquellas bienhabladas hijas de Zeus, que Hesfodo presentara en su Teogonta como hijas precisamente del padre de todos los dioses y de Mnemosyne, la Seffora de las colinas de Eleutera, y que con su presencia y accién cubren precisamente el espectro del que hablamos”, Resulta entonces que el ampo de la misica esté fuertemente ligado a la formacién-conservacién del alma, mientras que el de la gimnasia, a la del cuerpo. i ‘Aclarado esto se comprende el trama que sigue en la disquisicién sobre qué tipo de literatura conviene a este segmento del dispositivo educativo. : Se inicia pues una larga consideracién en torno a dos clases de narraciones, unas veridicas y oreas falsas, que vienen de la boca de los poetas y constituyen el corpus de relatos con los que se educan a los niflos, ya que por alli comienza su educacién, que Juego sigue por Ja gimnasia. Esta primera etapa es decisiva en la formacién porque la maleabilidad de los niffos hace que lo que se imparte en este momento modele fuertemente su cardcter. De allf el celo que merece la calidad de Ja literatura.’ Sin duda Socrates se est refiriendo a Homero, a Hesiodo y los demés poetas: “Ellos han compuesto esas fabulas ficticias que contaron a los hombres, y que sc cuentan todavia [...] Lo que hay de censurable en ellas ~contesté- ante todo y sobre todo, es decir, sus indecorosas mentiras [...] han pintado en esas ficciones de una manera errénea la naturaleza de los dioses y de los héroes, como un pintor que hace retratos que en modo alguno se parecen a los modelos que intentar reproducir”. Platén aparece como un firme detractor del antropomorfismo presente en Homero y Hesfodo. Sigue la linea critica de autores como Jéndfanes, Herdclito, Anaxégoras, Demécrito y Protégoras, entre otros. Es la respuesta a ese antropomorfismo uno de los rasgos dominantes de 1a irrupcién del Jogos como nuevo esquema de ver y nombrar la realidad. 2 Repiblica, U,376,€ ® Sobre este punto, véase Colombani, M. C., Hesfodo. Una introduccién critica, Santiago Arcos, Bs. As., 2006 ® Repiblica, U, 377, de rd Sécrates revisa a continuacién segmentos emblematicos de la obra de Hesfodo como el mito de la castracién de Urano y el destierro de Cronos por su hijo Zeus, y advierte a Adimanto: “No creo yo conveniente que se relaten con tanta ligereza a * personas faltas de discernimiento y a los nifios, sino més bien callarlos; o si no hubiera més remedio que hablar de ellos, contarlos en secreto ante el menor nimero posible de oyentes, después de haber inmolado, no ya un cerdo, sino una victima més importante y dificil de conseguir, para reducir el auditorio al minimo posible” El peligro de estos relatos consiste en el tipo de mensaje que traen consigo, tales como imaginar las mayores falsedades sobre seres tan excelsos como los dioses, escuchar mentiras corruptoras, venganzas, odios, combates descarnados entre dioses, injusticias, crimenes, crueldades, conspiraciones, discordias de toda especie Una critica semejante al corpus literatio heredado, aparece en Las Leyes en boca del ateniense: “Corren entre nosotros unos tratados escritos que, por la excelencia de ‘vuestro régimen politico, no se hallan, segtin mis noticias, entre vosotros: tratados que unos estin en verso y oros en prosa, y hablan de los dioses refiriendo los més antiguos de ellos cémo se produjo la primera naturaleza del cielo y de las otras cosas; y a poco de empezar explican la genealogia de los dioses y cémo, una vez nacidos, convivieron | unos con otros. Vaya esto bien o no para los que oyen en otros respectos, no es fécil censurar esos tratados dada su antigiiedad; péro, en lo que toca al obsequio y respeto debido a los padres, yo no podria jamés hablar de ellos con elogio, considerindolos provechosos ni fieles en absoluto en su relato””“Platén sabe lo que significa luchar contra el peso de la tradicién, sobre todo porque esos relatos constituyeron los pilares basicos de un dispositivo educativo, ahora puesto en tela de juicio. La critica es fuerte también en el libro XII, siempre de Las Leyes, y llega de boca del propio ateniense: “El hurto de dinero es cosa innoble, y el robo hecho abiertamente, cosa impiidica [...] Que no haya, pues, nadie que se deje engafiar ni, inducir al delito de esta indole por los poetas ni tampoco por ninguna clase de fabulistas, ni que crea que al hurtar o robar por la fuerza no esté haciendo nadas ‘vergonz0s0, sitto tal que los dioses mismos lo practican. Pues esto ni es verosimil ni tampoco verdadero; pero si lo es que quien haga contra la ley cualquier cosa semejante, 2 Remitirse a nota 22 * Repiiblica, Ul, 378, a * Las Leyes, X, 886, b-d 24 ése no es en modo alguno ni un dios ni tampoco un hijo de ninguno de los dioses, y ello es natural que lo sepa mejor el legislador que todos los poetas juntos””” ‘Sécrates avanza abundantemente sobre el tema de la divinidad. Vale decir, el segmento no s6lo trata el tema de la poesia y su accién sobre la educacién de los jovenes, sino que comienza a referirse a la naturaleza misma de la divinidad, distorsionada por aquellas fabulas. En estos términos se refiere Sécrates: “Crees tt que un dios es una especie de mago, capaz de tendernos lazos y asumir formas diversas, ya en realidad presente y cambiando su apariencia en muy distintas figuras, ya ofreciendo de si mismo fantasmas engafladores y sin realidad? ,O no crees, en cambio, que ¢s un ser simple, incapaz més que ningtin otro de apartarse de la forma que le es propia?”* Ya en apartados anteriores, Sécrates se habia referido a la divinidad como “bondad esencial”, siendo imposible que sea la causa de mal alguno; en todo caso son los desgraciados que sufren penas porque los culpables deben ser castigados para reparar sus culpas y, en todo caso, ese castigo es un bien ejemplar por parte de la divinidad. En realidad, “Ia divinidad no es Ia causa de todo, sino tinicamente del bien”? Asimismo, la naturaleza de la divinidad es incompatible con las mutaciones y desplazamientos que Jos relatos atribuyen a los dioses, signo de cambio y de movimiento, marca de aquello que no se comporta siempre idénticamente y que no conserva su forma. La divinidad no puede offecer esta maleabilidad en su forma; por ello, como otras cosas esté més cerca de la perfeccién, tal como compara Sécrates cuando dice: “Luego, todo Io que es perfecto, ya procedas su perfeccién de su naturaleza, ya del arte, o de ambas cosas a la vez, es lo menos expuesto a ser alterado por un agente exterior°Es por ello precisamente que “la divinidad, y lo que a ella ly, por lo tanto, es aquello que por naturaleza no pertenece, es perfecta en todo sentido puede transformarse. Quizés sea el momento de recuperar un nombre vertido en pérrafos precedente y hallar en su pensamiento los antecedentes de esta critica platénica, Nos referimos a Jenéfanes y a su marcada postura frenté al antropomorfismo de los antiguos. Jenéfanés florecié alrededor del 540 y algunos de sus fragmentos devuelven la critica, tal es el caso del fr. 11: “Homero y Hesfodo han atribuido a los dioses todas las ® Las Leyes, XML, 941, 6 Y % Reptblica, I, 380, 4 ® Reptiblica, I, 380, ¢ % Reptiblica, I, 381, b Republica T, 381, b 940 cosas que son objeto de vergiienza y de censura entre los hombres: hurtos, adulterios y ' engafios reciprocos”. En efecto, no hace falta que revisemos los relatos para reconocer las pasiones de los dioses, idénticas a las humanas pero dimensionadas al dmbito de lo divino. Fl fr.12 refiere: “Ellos han relatado, sobre los dioses, una cantidad de acciones contrarias a las leyes: hurtos, adulterios y engafios reciprocos”. Jenéfanes esté “ denunciando la incompatibilidad de los relatos con Ja ley, a Ja hora de fundar una comunidad, regida precisamente por la ley como principio de orden. No sélo sobre las conductas de los dioses se explaya el pensador de Colofén. Dice el fr. 14, enfatizando el antropomorfismo desde otra vertiente: “Pero los mortales “ creen que los dioses tienen un nacimiento, y vestiduras, voces y cuerpo similar al de ellos” En este caso la critica al antropomorfismo se instala en la figura de los dioses, ‘més que en su conducta y, desde alli, el isomorfismo también es censurable, sobre todo por la dimensién del nacimiento. Lo que nace es engendrado y por ende, corruptible. Esta tensién entre el nacer y el morir marca la dimensién humana y, por ende, es inconcebible en el fopos divino, precisamente porque supone una forma de no ser. La critica toma definitivamente un matiz sarcéstico cuando en el fr. 15 ironiza: “Pero si los bueyes, los caballos y los leones tuvieran manos y con ellas pudiesen dibujar y realizar obras como los hombres, los caballos dibujarian figuras de dioses semejantes a los caballos, y los bueyes a los buieyes, y formarian sus cuerpos a imitacién del propio” Nos hemos extendido en el tema, més alla de la tangencial vinculacién con lo politico, aunque sf con lo educativo, porque en el tratamiento que Sécrates propone del tema se pueden ver las caracteristicas de lo mudable y lo no mudable, de lo aparente, porque cambia de estado y no se mantiene en su ser, y de Jo que es permanente en su naturaleza, los cuales constituyen temas nodulares de la ulterior concepcién del cuerpo y el alma y sus diferentes naturalezas; clave, por otra parte, de la dualidad de émbitos que Platén plantea. Los relatos no pueden engafiamnos porque la mentira no s6lo es repudiada por los dioses, sino por Ios propios hombres: “Por consiguiente, todo espiritu superior divino es absolutamente incapaz de mentira [...] La divinidad, pues, es absolutamente simple y veraz en sus accionés y palabras, y no cambia por s{ misma ni, engafia-a los demas 31a totalidad de los fragmentos estén citados por Mondolfo, Rodolfo, El pensamiento antiguo. Historia de la Filosofia Greco-romana 1. Desde los origenes hasta Platén, pp.75-76 444 mediante fantasmas 0 voces o sefiales que pudiera enviarles, ya se hallen despiertos 0 sofiando”? El largo tratamiento ha servido para fundamentar las pautas de los relatos sobre Jos dioses, que traicionan la verdadera naturaleza de un ser divino. El dispositivo educativo interviene, pues, en las reglas de formacién de los discursos. Sabemos del poder del discurso y, a partir de ello, sabemos también el modo en que se ejerce el control sobre el mismo. La elacién entre discurso y poder queda asf atestiguada y las pautas que han de regir todo relato atestigua la accién politica sobre la palabra™. Conclusiones Hemos abordando el libro II de Repiblica con el fin de analizar una primera aproximacién a la preocupacién educativa de Plat6n. Si bien no aparece aim una preocupacién de carécter més intelectual, que pasaremos a analizar en un futuro trabajo para facilitar su abordaje minucioso, sf aparece una clara preocupacién por el tema a partir de lo que constituye esa primera educacién en torno a la formacién de los jévenes. La impronta que el cardcter recibe de esta primera etapa-formaci6n, sobre todo a partir de la maleabilidad de los j6venes, amerita una reflexién profunda. El trabajo intent6 rastrear Ia progresiva complejizacién de la ciudad, a partir de una primera conformacién, basada en las-minimas necesidades, hasta una ciudad que, a partir dé la complejidad de sus necesidades y apetitos, rece desde lo cuantitativo y lo cualitativo, exigiendo un mayor niimero de personas con cualidades y funciones especificas. El trasfondo de esta complejidad se juega en la tensién entre una ciudad sana frente a otta malsana, en el marco de una metéfora politica que homologa, de algiin modo, al médico con el gobernante. Lentamente y a la luz de un relato como postula Ia discordia como posibilidad y peligro, aparece una fimeién clave al interior de esta ciudad, hija de las nuevas necesidades: la figura del guardian. La priniera educacién contempla los aspectos de la gimnasia como formacién del cuerpo y de la miisica como formacién espiritual; de ellos el libro II culmina con la ® Repiblica, Ti, 382,¢ ~ » Pensamos en esta ecuacién a partir de las consideraciones de Michel Foucauit sobre la relacién poder- discurso, presente, sobre todo, en su texto EI orden del discurso, leccién inaugural de diciembre de 1970, con la cual Foucault celebrara su incorporacién al College de France y ocupara la cétedra que Jean Hyppolite dejara vacante tras su muerte, gad consideracién de los relatos recibidos; en ese marco, intentamos un cruce con Jen6fanes para bucear los antecedentes de la critica al antropomorfismo que Platén parece encamar, asi como ciertas consideraciones en torno a la naturaleza de las cosas y de los " dioses que parecen anticipar ulteriores matices de la dualidad platénica de émbitos. La lectura fue de cardcter antropolégico-politico ‘ya que indagamos eémo la ‘educacién es el medio de constitucién de un tipo particular de sujeto, en el marco de un modelo de subjetivacién que resulta un enclave politico porque sélo desde los juegos de poder se logra establecer tal constitucién. ‘Asimismo, indagamos la relacién entre discurso y poder, a partir de la necesidad de pautar para la nueva ciudad las reglas del discurso, dando cuenta, precisamente, del poder del mismo como efecto de verdad. Como es habitual, Platén esté ordenando el discurso verdadero del falso; el ‘genuino del aparente y esta pautando lo nocivo de lo conveniente. El mismo Platén se comporta como un médico, saneando los discursos y reflexionando sobre las reglas de su formacién-legitimacién. Quizés el cierre del libro ratifique esta funcién de gendarmeria: “Cuando alguien hable asi de los dioses, nos irritaremos con él y no le concederemos el coro, y no permitiremos que los maestros utilicen sus ficciones para educar a los jévenes, si queremos que los guardianes sean piadosos y semejantes a los dioses, en tanto que la naturaleza humana lo permita’”* % Reptiblica, Il, 383, ¢ $43

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