Está en la página 1de 202
doe; 129254 ZIM RY Sf Qt 12226} Jeffrey Burton Russell Lucifer El diablo en la Edad Media Traduccién de Rufo. G. Salcedo Siglo ? ware EDITORIAL LAERTES ‘THTULO ORIGINAL Lucifer Copyright © 1984 by CORNELL UNIVERSITY (© DELA TRADUCCION Rafo G. Salcedo (© LAERTES, S.A. DE EDICIONES ‘Montseny, 43, bajos (08012 Rarcelons ‘Teléfono 93-237 68 69 ISBN: 84-7584-281-X Deposito legal: B. 33.129-1995 IMPRESION Romanya / Valls, $A, . Verdaguer, 1 (08076 Capellades (Barcelons) COMPOSICION TEXTO Grafolet, SL. ‘Aragon, 127, 18 14 (08015 Barcelona ‘Teléfono 93-453 46 99 DISENO OX Estudio Rambla, 25, Entlo. 28 (08002 Barcelona ‘Teléfono 93-412 56 55 IMAGEN DE CUBTERTA ‘San Wolfgang y el diablo fragment), de Michael Pacher Indice Prefacio. Bee Abreviaciones. 15 1. La vida de Lucifer........ 7 2. El diablo en Bizancio .. 27 3. El diablo musulman .. 55 4. Folklore ms 67 5. La diabologia en ala Edad Media temprana .. 101 6. Lucifer en el arte y Ia literatura medievales tempra- nos = 143, 1. Breit eros 8. Lucifer en el gran arte y la gran fiterauura ‘medievales 234 9. Lucifer en el escenario... 278 10. Nominclioas, mises y bes. at 11. La existencia del diablo .. 343 Ensayo sobre las fuentes. 355, Bibliografia ... 379 Indice alfabético. 398 Indice de ilustraciones Cristo separando a los corderos de los chivos. Mosaico. Siglo VI 23 Maestro de Schloss Lichtenstein, La tentacién de Cristo. Oleo sobre lienzo. Siglo XV.. 33 caiso sana Lizao de ene los rerio anata de Sn manent Benno ee At Cristo sefala al traidor Judas. Iluminacién de manuscrito. Siglo XI. 7 Cemuno, el dios cético de la naturaleza salvaje. Detalle del caldero de Gundestrup. Siglo I 0 Ul .d.C. n Representacién de la leyenda de Tedfilo. Jluminacién de ‘manusctto. C, 1200. - 8 Los demonios en el infierno, representados como monstruos estlizados. Iluminacién de manuscrito. Si alo XV... yt San Jerénimo tentado por un diablo con aire de trasgo. Tluminacién de manusesito. Siglo XI 15 Angeles decapitando a Ia Bestia del Apocalipsis.umina- cidn de manuscrito. Siglo XI 129 Representacién anglosajona del mago James. lumina~ ién de manusctt0, Siglo XI eerwnrn Bl infierno como monstruo gigante que engulle a los condenados. Iluminacién de manuscrito. Siglo XI... 159 Gristo conduce a Juan el Bautista y a los patrarcas he- bbreos fuera de ia boca del inflemo. lluminacién de ma- uscrito, C. 1150 161 Cristo alancea a Satin mientras saca a los justos del in- fiemo. HuminaciGn de manuscrito. C. 1200 .. 167 San Miguel disputa con un demonio la suerte de un alma. Frontispicio de altar. Siglo XIIL 199 Bl arcingel ata al drag6n. lluminacién de manuscrito. Siglo XI.... 203 Gtowo, Judas recibe su aga por traicionar a Cristo Oleo sobre lienzo. 1306... 209 Satin tonura a los condenados atado a una parrilla al rojo. lluminacién de manuscrito. Siglo XV. 213 Michael Pacher, San Wolfgang y el diablo. Oleo sobre lienzo. Siglo XV... 258 Dante y, 2 su alrededor, el infiemo, el purgatoro, las esferas celestes y el cielo, Temple sobre madera. $i glo XIV ssn 259 ‘Unos dlemonios torturan a pecadores por avaticia y wst- ra, Fresco de Taddeo di Bartoli, 1362-1422 . 265 Eva y la serplente. Estatua. Siglo XI wn 293 El diablo, como monstruo amorfo, devorant Fresco de Giusto da Menabuoi. siglo XIV 297 Brujas dando el asculum infame en el trasero del diablo. Muminacién de manuscrit. Siglo XV.. 329 Goya, Aquelarre. Oleo sobre lienzo. 1794-1795 335 4a bruja de Bere eleva pore diablo. Cratado on madera, Siglo XV vonesseunnnnosn 339 Para los Casebolt, Kaufman, Ratcliff y Traynor, cuya amabilidad y sabiduria bicieron que mi juventud en Berkeley “fuese feliz. LAETIFICABANT IUVENTUTEM MEAM. Lucifer Sila actividad intelectual se divorcia de la vida, no sélo se baceestérily alienante, sino también dattinay quizd, en tiltimo término, criminal (J. Estoy convencido de que vivimos en sun estado de emergencia bumana que no nospermiteentretenernos con bagatelas. RAIMUNDO PANIKKAR Tot enim vulnera Satanas accipit quot antiquarius Domini verba describit. Las palabras del historiador del Seor son heridas infligidas al diablo.) CASIODORO Prefacio Este tercer Volumen de Ia historia del concepto del diablo sigue a EI diablo (1977) y 2 Satan (1981)*. El primer volumen seguia el concepto hasta el periodo del Nuevo Testamento; el ‘segundo lo llevaba hasta mediados del siglo V, cuando sus lineas bisicas habfan sido trazadss. Aqut describo las ideas sobre el dia- blo que prevalecieron en la Edad Media. Incluyo puntos de vista ‘ortodoxos orientales e islimicos, pero pongo énfasis en el pensa- :miento occidental, que concede al diablo la mayor atenci6n. No ‘conozco los idiomas necesarlos para estudiar el Islam con detalle, Y s6lo doy una breve descripcién comparativa de su vision del diablo. Los componentes primarios de la diabologia cristiana en 1 periodo medieval pertenecen a la patristica, la escolistica y la teologia mistica; al arte, la literatura y el drama; a la religién popular, la homilética y las vidas de santos; y al folklore. Aunque unas pocas obras literarias medievales distinguen centre Satén y Lucifer, la tradici6n afirma su unidad y emplea los ‘érminos indiscriminadamente como nombres de un mismo per- sonaje, el diablo, la personificacin del mal. El nombre de -Luci- fer~nacié della asociacién del gran principe desafas 14, la estrella ‘matutina, Helel-ben-Shahar, que caede los cielos por orgullo, con el querubin de Ezequiel 28, «perfecto en sus caminos desde que fue creado hasta que fue hallada la iniquidad en él, y de ambos con Satin, principe de este mundo y obstructor del reino de Dios. No se sabe cincio se reunieron exactamente los tres conceptos, pero Orfgenes los trataba como una unidad en el siglo II. * Bl dtabo, publicado en ext misma colecién,n#3, 1995. Satan, Cornell, University Pres, Ithaca. 12, Lucifer En estos volimenes trazo la historia de un concepto. Mi filosofia es declaradamente idealista: parte de que las ideas importan en si mismas y de que el contexto social en que surgen es menos importante para entender las ideas que si se hace al revés. Disctepo del materialismo que hoy predomina en la profesion hist6rica y niego que el materialismo moderno tenga ning marco objetivo dentro del que puedan juzgarse las ideas. 1a funcién primordial de! historiador es, mas bien, abrir nuestras mentes a [a infinita riqueza de las posibles visiones de! mundo yayudamos a entender que nuestra propia visi6n, sea cual sea, es precatia limitada, y esté abierta a cambios sibitos yradicales. El contexto social influyé en la diabologia s6lo en un sentido amplio: la cultura medieval temprana, dominada por el mo- nasticismo, sigui6 la visién tradicional del diablo, desarrollada or los padres det desierto; més tarde, el auge de las ciudades permitié el crecimiento de las universidades y el enfoque escoldstico de la diabologia y de la teologia en general. Pero el desarrollo similar de las ideas cristianas y musulmanas sobre el diablo y la cercania de las opiniones protestantes del siglo XVI. con las escoldsticas del siglo XII indican que unos émbitos sociales enormemente diferentes podian generar ideas casi idénticas. En general, la diabologia cambi6 durante ese perfodo en detalles refinados més que en puntos principales. Esta consisten- cia inusual deriva de la consistencia general de la teologia ristiana en Ia Edad Media, que puede atribuirse a su relativo aislamiento y seguridad culturales en relacién a nuevas ideas amenazadoras, Solo desde finales del siglo XVII, cuando Europa bullia de ideas nuevas y el cristianismo se vio sometido a una critica amplia que lo for26 a enmendar sus puntos de vista de modos fundamentales, la diabologia fue mas consistente que ‘otros aspectos de la teologia, probablemente porque un modo Aitil de deshumanizar a los antagonistas consiste en acusarlos de ser instrumentos de Satin. La diabologia no fue objeto de ningtin ataque serio hasta que el furor de brujeria de los siglosXVIy XVII _gener6 crueldades intolerables que se basaban y se justificaban en la creencia en el diablo, Las fuentes son mucho més numerosas para la diabologta ‘medieval que para la anterior, de modo que este libro s6lo puede ofrecer una selecci6n racional. Hay temas, importantes en si Profacio mismos pero tangenciales para la personificaci6n del mal, que se marginan o s6lo se tratan brevemente; ése es el caso del infierno, el purgatorio, la muerte, el milenarismo, los demonios menores, el Anticristo, el pecado original, y todos los detalles técnicos sobre la historia del arte y la critica literaria, Doy las gracias a todos los que han contribuido a la formaci6n de este libro, en especial a Cameron Airhart, Joseph ‘Amato, Milton Anastos, Theodore J. Antry, Kathleen Ashley, Hieromonk Auxentios, David Berges, Carl T. Berkhout, Alan Bernstein, Felipe Cervera, Richard Comstock, Spencer Cosmos, David Darwazeh, Hal Drake, Kathleen E. Dubs, Alberto Ferreiro, Abraham Friesen, Nancy Gallagher, Joyce Manheimer Galper, Robert Griffin, Barbara Hambly, Wayland Hand, Kristine E. Haney, Richard Homan, Warren Hollister, John Howe, Karen Jolly, Henry Ansgar Kelly, Morton Kelsey, Moshé Lazar, Ruth Mellinkoff, Charles Musés, Raimundo Panikkar, Robert Potter, Cassandra Potts, Cheryl Riggs, Roy Riggs, Russell Riggs, Kevin Roddy, Jennifer Russell, Ellen Schiferl, Patricia Silber, Kathleen ‘Tim Vivian, Jack Vizzard, el difunto Charles Wendell, y Marke Wyndham. En los tres voltimenes hablo como ser humano ademés de como historiador. Seria presuntuoso y fitil tratar un problema tan fundamental como el mal sin enfrentérsele personalmente. Si nos tomamos las ideas en serio, debemos encararlas con rnuestras personalidades integras, La funcién de la historia, y de todo aprendizaje, humanistico y cientifico, consiste, mas alld de la seguridad de nuestros acogedores estucios y laboratorios, en. buscar dentro del cosmios y dentro del alma, con amor; siempre con amor, es decir, con el dardo encendido que proyectamos hadia'las tinieblas del mundo con la esperanza de iluminar, aunque solo sea brumosamente y por un momento, el paisale verde y brillante que se extiende a nuestro alrededor. En estas paginas pueden encontrarse muchos defectos, lo mismo que en Jos dos voltimenes anteriores, e inconsistencias entre ellos. Seria mal historiador, y peor persona, si no entendlese més cosas al final del tercer volumen que al comienzo del primero. JEFFREY BURTON RUSSELL Santa Barbara, California B Abreviaciones Eldiablo: Jeffrey B. Russell, Eldiablo. Percepciones del mal desde ia Antigiiedad basta el cristianismo primitivo, Laertes, Barcelona, 1994. Satan. Jeffrey B. Russell, Satan: The Early Christian ‘Tradition, Whaca, 1981. CCCM: Corpus Chtistianorum Continuatio Medievalis. CCSG: Corpus Christianorum Series Graeca. CCSL: Corpus Christianorum Series Latina: CSEL: Corpus Scriptorum Ecclesiasticorum. EETS: Early English Text Society. Hefele-Leclercq:K. F. von Hefele y H. Lecleroq, Histoire des conciles d'aprés les documents originaux, 11 vols. in 21. Hil- desheim, 1973. MPG: J.P. Migne, ed., Patologia Graeca, MPL: J. P.-Migne, ed., Patrologia Latina. Mansi: Johannes Mansi, ed, Sacrorum coneiliorum nova collectio. CS: Sources chrétiennes. Todas las citas de autores medievales no remitidas a nin- guna edici6n especfica se encontrarin en MPG 0 en MPL. Las abreviaciones de obras individuales se encontraran en las notas a pie de pagina a Ja primera menci6n del autor de Ia obra. 1 La vida de Lucifer El malesreal einmediato. E18 de marzo de 1981, Los Angeles, ‘Times informaba de las actividades del asesino convicto Steven T. Judy: EI brutal asesinato que hizo de ayer el dio dia de la vida de Judy ruvo lugar hacia las 8 de Ia tarde del stbado 28 de abril de 1979. Terry Lee Chasteen, de 23 aos, llevaba a sus nifios (Misty Ann, de 5; Steven, de 4; y Mark, de 2) 2 la guarderta, de camino hacia su trabajo en un ‘supemercado de Indianapolis, cuando se retir6 a un lado de la carretera a sefias de un hombre que leindicaba que tenfa problemas con el coche. Era judy que, al cabo de s6lo cinco dias de haber said de Ia cireel tas una acusacién de robo 2 mano armada por 750 délares, juga al buen ‘samaritano. Fingiendo ayudar, estropes completamente el coche de fa Joven y después ofreci6 ala familia levarles él El paseo terminé en White ick Creek, donde violé a fa mujer y después a estranguls con jirones que le habia arrancad6 al vestido. Cuando los nfs echaron a llorar, Judy los acalle a uno tras ou en el fot. 129 de abril de 1981, el Times informaba de la convicci6n de Lewis Nontis, de treinta y tres afios, y su asociado, Lawrence Sigmond Bitaker, de'cuarenta: El caso Noris-Bitaker incluy6 algunos de los testimonios mis chocantes de los anales de los tribunales penales norteamericanos, Se atestigué que, ene junio y octubre de 1979, los dos merodearon por ¢l firea sur de Bahia y el Valle de San Femando en una furgoneta 1. W,C. Rempel, Los Angeles Times, 8 de marzo de 1981. 18° Lucifer acorazada que ellos llamaban «Murder Macks [Mack el Asesinod. Las cinco victimas conocidasiban de los 132 los 18 aos. Las jévenes vctimas eran obligadas a someterse repetidamente 2 violaciones y otros ukrajes sexuales, que en dos de los casos duraron dos jomadas, Algunas eran obligadas a transportar colchones de aire y aparstos de torura desde la furgoneta hasta promontorics herbosos en las montahas de los alrededo- res de Glendora, donde fueron asesinadas cuatro de las victimas. Los shomicidasrajaban a las muchachas con tenaclls, las golpeaban con una lave inglesa, les insertaban punzones en el crdneo y las estangulaben con colgadores de alambre. En el caso de la primera victima, Lucinda (indy) Schaefer, de 16, que fue secuestada mientras iba a pie de la ‘iglesia a casa en Torrance, Nomis y Bitaker rechazaron su muego de que le permitieran rezar antes de matarla, Se pusieron a estrangulacla inmediatamente con un colgador de alambre™ El mal real, absoluto, exige que lo veamos. Nos amenaza, a cada uno y a todos. Sino lo examinamos, corremos grave peligro. ‘Y deningiin modo podemos trivializaro, Sino selo percibe como la personificaci6n del mal real, el diablo pierde todo sentido. Bl ndcleo del mal es la violencia. En Violence and Res- ponsibility, J. Haris define la violericia como lo que -ocurre ‘cuando se inflige dao o sufrimiento 2 una ovarias personas por parte de un agente que conoce (0 deberia razonablemente conocer) que sus actos tendran por resultado el mal en cues- {iGne*. El suftimiento es un aspecto del dolor, con tres componen- tes distintos. El primero es la causa del dolor, ya sea natural, ya violencia deliberada, Esa accion de causar daiio es el malactivo: es ahf donde habita Satin. El segundo es el dolor definido estzctamente como una respuesta fisica aguda a estimulos sensoriales. En este sentido, el dolor es moralmente neutro: puede ser constructivo si nos hace saber que nos quema un pie. Eltercero ¢s el sufrimiento, una respuesta al dolor que incluye cl terror, la ansiedad, la alarma y el miedo a la aniquilacién. Bl sufrimiento es un mal pasivo, resultado del mal activo'. 2. R. West, Jos Angels Tes, 29 de sri de 198. 3.4. ams, Volone ana sisponiily Londres, 1960, p. 39, Véies también jl, Volnce Neva Yor 1969 | Contalas ventas Oa, 960) FH. Arend, On Volence (Nueva Yor, 1969), 8. Yochelsony § Semenow, The ‘rntnalPesonatipy 2 vos, (Nvera York, 1979, ep. WO P 10 ‘4 Drogas como te meeting no alvin dl Galor en mayor medi que lo Ta vida de Lucifer 19 Ia violencia puede definirse como la inflicciGn maligna de sufrimiento, Hay provocaciones de dolor (por ejemplo, la de la cxchilla del cirajano) que no pueden ciasificarse como violentas porque el propésito es sanar, no causar daiio. La infliccién de sufrimiento de modo consciente y deliberado es el nticleo de la violencia y del mal moral. -Los males naturales, como las inundaciones o la atrofia muscular, son también ejemplos de violencia. No se los puede echar 2 un lado como moralmente neutros © como necesidades l6gicas del cosmos. Si Dios es responsable del mundo, lo es de esos males naturales y del sufrimiento que comportan, La doctrina del doble efecto no puede liberar a Dios de responsabilidad. Fl -doble efecto- es la istinci6n entre lo que una persona pretende estrictamente y aquello,que esa persona prevé como resultado probable de un ‘acto; por ejemplo, si una persona ve a otras dos ahogindose a cierta distancia, puede nadar para salvar a una, con el animo de hacerle el bien aun sabiendo que la otra probablemente se ahogard. Las limitaciones del -coble efector quedan claras con ‘otro ejemplo: una persona desencadena una guerra nuclear con Ia intencién de liberar al mundo de injusticta, Parece imposible que un Dios ominisciente no se proponga lo que, de modo absoluto, sabe que seri las consecuencias. Dios sabe, de modo seguro y claro, que al crear el cosmos lo crea con nifios tor- turados. ‘Actualmente, se enfrentan dos cortientes de pensamiento. Una de elias nos aleja del sentido del mal. El vago igualitarismo de nuestros tiempos insiste en que no hay pautas cuslitativas. i no hay pautas de-valor entre las preferencias personales, entonces nada es realmente bueno o malo...incuyendo los actos de Nomis y Bitaker. La corriente contraria es una conciencia renovada del mal, a veces vinculada a un interés reavivado por al diablo. Un elemento de esta cortiente es el auge del cristianismi evangélico, aunque ha quedado superado por un ‘escepticismo creciente entre los catélicos acerca de la existencia, inigen, Véase D. Bakan, Disease, Patn, and Sacrifice (Chicago, 1968), p. 86. ‘ease N. Zaocowsk, People in Pain (San Francisco, 196, para Is elatvidad clr dal sufininto 20 Lucifer del diablo, pese a las advertencias del papa Pablo VP. La conciencia renovada del mal deriva de los acontecimientos del siglo XX. Desde 1914, guerras mundiales, desarraigos y crime- nes, campos de concentraci6n, estados totalitarios, el genocidio de judios y de camboyanos, y-la amplia difusin del hambre en tun mundo de riqueza, han pulverizado las suposiciones del progresismo secular. Aeroplanos, misiles y napalm son conere- iones fisicas de lo demonfaco en nuestros dias. Los horrores del siglo XX han llevado a reconsiderar supuestos de progreso y a una disposicién’ mayor a creer que el mal es radicalmente inherente a la naturaleza humana y quiz4 al cosmos‘. El diablo esté arraigado en Ia percepcin de ese mal sadical. Es falso suponer que la creencia en el diablo esta des- fasada y es supersticiosa. Lo que hay que preguntarse de cual- quiet idea no ¢s si esta desfasada, sino si es cierta. La creencia de que las ideas nuevas son necesariamente mejores que las viefas es una suposicién infundada e incoherente, y ninguna {dea que encaje en una visiGn coherente del mundo puede ser calificada adecuadamente de supersticiosa. Los que creen en el diablo sin encajarlo en su visi6n del mundo quiza sf sean su- ppersticiosos, pero los que disponen de una estructura coheren- le que incluya ese concepto no lo son. La'supersticién es cual- quier creencia sostenida por alguien que no ha situado-esa creencia en una visi6n coherente del mundo. Esta definicién di- fiere de la usual de diccionario, que se remite a creencias basa- das en la ignorancia, La definiciOn de diccionario no funciona porque Ia ignorancia de un hombre es la sabiduria de otro. Los 5, Pablo VI, alocuci6a de 15 de noviembre de 1973, Ecclesia, 32 (1972/00, 160. 6, Eiprogresismo secular padece un vciolgieo en centr, Sino-exisen absolutes que trasclendan ala humanided, entonces no existe nada que pueda lievara fa humanidad en ningusa dveccién particulary noe movemos al azn. Sin ‘su objetivo, el movimiento no tiene significado. Si nuestro objetivo es Tal Chidad, pPodemos avanzartazando el camino hasta Tal Ciudad y yendo hacia ella, pero sinotenemosobjetho,etavanzarun kilémetr hacia Tal Gudado hacia calquier ‘ints un movinenosinsendeo, noun progres. Decirque-eltombre etablece ‘51s propies objetivos: es ura evasién, porque los fines humans cambian con frecuencia y radcalmente. Se puede progresir en trminos de tl o cual objetivo limitdo pero, a menos que haya un fn generaly defintivo, noes posible hablar se progreso global La vida de Lucifer jesultas sostienen creencias que los marxistas consideran supersticiones; los marxistas sostienen creencias que los fenomendlogos creen supersticiosas, etcétera. Nadie puede pretender vélidamente a un conocimiento absoluto v objetivo. Antes de preguntarse por la existencia del diablo, esti la preguita de qué es el diablo. El midiodo enipleaco Ga este libro para responder a la cuestién es la historia de los conceptos, que sun esfuerzo por examinar las bases del pensamiento hist6rico, construir un sistema coherente de explicacién hist6rica de los concepts humanos yvalidar ese sistema como al menos igual de fiable que tos sistemas cientificos. En términos generales, el método empieza, como deberan empezar todos los sistemas, con el escepticismo epistemolégico, con la comprensién de que no se sabe nada en absoluto y nada puede saberse con certeza “absoluta, La tinica excepcién es el esddenktde Nietzsche: algo esté pensando. El conocimiento absoluto (conocimiento,) no es alcanzable. Podemos alcanzar un grado menor de conocimiento partir dela experiencia (conocimiento,). Pero el conocimiento, ‘es privado; nonecesariemente es validado 0 aceptado socialmen= te, Si comparamos nuestras experiencias con las de otros y aprendemos de ellos, podemos entonces, inalmente, elaborar el ‘onocimieato, tin conocimiento validado pablicamente, Sialgén presunto condcimiento, 10 5 validable dentro de un sistema coherente, entoncesnoés conocimiento sino supersticién. Todos somos supersticiosos alguna vez, y algunos lo somos siempre. El conocimiento, s6lo puede llamarse conocimiento cuando forma parte de una visi6n del mundo coherente, Existen y existirin muchos sistemas de Pensamiento coherentes; su valor relativo puede juzgarse por su grado de coherencia y también por la amplitud de su capacidad para acoger fenémenos. El sistema solar de Copémico es mejor que el del mundo geocéntrico de Prolomeo, no porque el de Prolomeoses incoherente sino porque el de Copérmico puede abarcar los fendmenas de un modo més fécily simple. Pero no es asequible ningtin conocimiento, con el que pueda juzgarse absolutamente ningéin sistema’. 7. Para un mayor deszrolo sobre l historia de los conceptos, véase Bt diablo, cap. 2, y Satan, pp. 1529. Vexe umbin S, Toulmin, Human Understanding, 3 vols. Princeton, 1972—){La comprensiin bumana, 3 vols. (iadrid, 1977, esp. vol. 1, p51. 21 22 Luctfer ‘Hay sistemas que resuelven mejor clertos problemas. Unas cuestiones las trata mejor la fisica, otras la poesia. El mejor sistema para definir y explicar construcciones humanas tales como la Constituci6n 0 el diablo es la historia de los concepts. Este sistema es mejor porque se basa en el menor niimero posible de supuestos no demostrados, abarca todo concepto humano y lo hace con la mayor economia compatible con una plena explicaci6n, La definicién que ofrece es al mismo tiempo Ja més amplia y la més coherente. Otros enfoques de la defini- i6n del diablo son solipsismos, razonamientos aprioristicos ose basan en una u otra autoridad eclesiastica, pero todos ellos tienen problemas de validaciGn®. Por qué deberfa aceptar nadie Ia visi6n del diablo que tiene usted, 0 tiene su tio, o su pir ‘a menos que encaje en una pauta coherente? La definicién hhistérica, por otra parte, deberfa ser aceptable desde cualquier punto de vista ideol6gico. Protestantes, catGlicos, ateos, musul: manes y marxistas deberian poder aceptar las lineas generales del desarrollo del concepto (aunque, por supuesto, habré desacuerdos en los detalles), El diablo es lo que es a historia del concepto que se tiene de él, Nada mas puede saberse de él. La historia del concepto del diablo reveta todo lo que puede saberse de! diablo, y es el nico modo en que puede conocerse al diablo (en el sentido del conocimiento,). Cada cual puede optar por ‘reer 0 no en el diablo, o por utilizar ese concepto para ilustrar talo cual punto; fos marxistas, por ejemplo, sélose interesarin por éLen la medida en que ilustra la historia social, Pero cada cual deberia poder coincidir en la definicién histérica del diablo. 1a historia de los conceptos observa las ‘percepciones individuales del diablo (conocimiento,); describe esas percep- ciones tal como irradian y adquieren validaci6n social, convir- tiéndose en conocimiento, ‘muestra c6mo esas constelaciones crecen con el tiempo, excluyendo gradualmente las excentrici- dades y formando las fronteras de una tradicién; y percibe la tradici6n como una ‘cosa siempre inacabada (en la medida en ‘que alguien siga teniendo una percepeién directa del mal). El 8, -La aworidad univer puede reclamarse para un sistema aberacto € fncempora de -pauas raclonalesséo si antes se ha demostad sobre que base dscanse es autoridad universal e incualficada; pero ningrin esquema formal puede demostar por si mismo su propia aphiabilidad CToulmin, vol. fp. 63). La vida de lucifer Gristo separa a los corderos de los chivos en la primera representacin plistica conocida dle! diablo, ala izqulerda de Cristo, junto a los chivos; el buen dngel esta la derecha del Sefior, con los corderos. El diablo es azul: del color del aie inferior al que ha sido arrojado; el buen dngel 25 rojo: del color del fuego y del reino etéreo que el Angel habit ‘Mosaico del siglo V1, San 23 Apollinare Nuovo, Révena. Con la autorizacién de Hiimer Verlag, Munich 2 Lucifer concepio es tetradimensional, viéndose su existencia completa ene espacio el empo hans el presente toria del concepto del diablo_tlene_profundas a ‘si mismos, Dios, los cconsistente con la realidad. Lo mismo que los historiadores y 10s ieniificos, los tedlogos saben que no pueden adquirir el conocimiento,, que sus propias percepciones son privadasy que cualesquiera sistemas ideen o acepten son precarios como todos los demés sistemas. Con estas reservas en mente, el te6logo ‘empieza suponiendo (todos los sistemas teol6gicos, hist6ricos y cientficos se basan en supuestos) que la mente humana puede adquiriral menos algin conocimiento sobre Dios y el diablo que trascienda las percepciones meramente humanas. La historia de los conceptos proporciona al tedlogo el nico cuadro coheren- te del diablo demostrablemente congruente con la realidad hist6rica. Los teblogos historiadores pueden, personalmente, aceptar o rechazar Ia tradici6n histérica, pero no pueden definir significativamente al diablo en términos que le sean ajenos. Los historiadores trazan las lIineas del desarrollo de un concepto sin ninguna clase de afirmaci6n en cuanto a su veracidad religiosa; los tedlogos historiadores utllizan estas lincas para distinguir entre los desarrollos legitimos y los llegtimos, entre las ideas duraderas y las que no encajan duraderamente en la tradiciOn’. La idea del desarrollo de la 9._ laexposilén cisiadel desarolo dela doocinaes}.H.Newman, Bay on the Development of Britian Docrine Londres, 1846) (Teoria del desarrollo doctrinal Barcelona, 1991). Vease Gonther Biemet, Newnan on Tradition Gndtes, 1967; G. Ladner. The Kea of Reform (Cambridge, Mass. 1955) KF. Monson, Tradition an authority inthe Wester Cburch 300-1100 Ceninceton, 1969); B. Trecoey, The Orig of Papal nfaliblty (Leyden, 1972; O. Chadwick, ‘From Basuet to Newman (Cambridge, 1950; J. Pelikan, Historical Theology (@iueva York, 1971); a validex de! método histrico raraive se ba demostrado smuchss veces, en especial en A. C. Danto, Anabjtical Pboscpby of History La vida de hucifer doctrina tiene sus dificultades; ya no esperamos las respuestas, claras que esperaba J. H. Newman. La posibilidad de que la tradicién entera sea objetivamente falsa no desaparece; ninguna tradiciOn basada en supuestos falsos ha tenido ninguna validez. Pero el nico modo en que puede definitse el diablo es por medio de su tradici6n, y si la tradicion se hace demasiado intrincada, incoherente 0 extraviada, entonces se hace err6nea. Pero sila tradici6n es Falsa, entonces no tenemos absolutamente ninguna idea sobre el diablo, y cualquier afirmacién sobre él carece de todo sentido, filosofica y lteralmente. Sise utiliza mal, ‘el método puede generar una tautologia: creemos porque ‘ereemos. Peto la validacién de la creencia no es la ereencia misma; es, més bien, la tradicién demostrable de lo que ha creido Ja comunidad en el espacio y el tiempo, combinada con una atenciGn critica en la eliminacién de distorsiones y detalles innecesarios. las alternativas ala creencia en la tradici6n entendida como vehiculo de verdad son (dejando de lado el escepticismo, el solipsismo la tautologia): I)ia observacin empiric, inaplicable a seres tales como el diablo, inobservables normalmente por medio de los sentidos; 2) el consenso enudito democritico, siempre cambiante; 3) la confianza en la sola Escritura, basada asuvezen supuestosindemostrablesen cuanto aque la Eseritura sea objetivamente cierta y sea la tnica fuente de revelaci6n®, (Cambrilge, 1965) Uaiworta y narractén: ensayas de flosofta ana de ta ‘bistoria Barcelona, 1989) y P- Miz, The Sbapes of Tima (MidAitown, Conn, 197. 10, _B esivezo por basa la comprensin teolégiea exclusivamente en as, scrturts topa con muchas eficulades 1) las proplas Bscrturas dependen dela traci el canon del Nuevo Testamento no queds etabecido hasta el ig tV; 2) esdiosos dscrepan en cuanto al fielidad ala realidad histérica en las ‘iferentes secciones de lx Escrnua; 3) cualesquiers Tecturas se hagan de la Escrnura, © incluimos expresamente las waducciones, son interpremaciones © ‘eisgess 4) a conianza en la Fscritura es inacepable para los no cxstizn 3) ‘as toss las Goctnascrsianas,Incluyendo fa Trinidad y la Cistologia sdemls del diablo, sélo son vagas y esein incoadas en lx Esertue, y exigen lagas lscaslones y debates para deserellarse. Hl pepel del abo, por supueso, es ‘menos an fuerte en el Nuevo Testamento como en I raicién subsiguiente, Los stores del Nuevo Testamento -petenecian 2 una Iglesia que esperaba ansiost- ‘mente a segunda egada del Ser, ypreferfan entender a redencién no tanto seqin las ctegovis jurdicas de Ia satisaccin o el més» como sein It Lucifer ‘4 ladialéctica aplicadaa la revelacién (el metodo escoléstico), que cambia en el tempo tanto en la interpretaci6n de la Escritura como en la funcidn de su l6gica; 5) la autoridad de las instancias eclesidsticas por medio de la sucesi6n apostdlica, basada de nuevo en supuestos indemostrables. S6lo el enfoque hist6rico es verificable y aceptable por aquéllos cuyas creencias no sean obstinadamente irracionales. Hoy tenemos mas motivos que nunca para preocupamos porel mal, en el que parece que nos hayamos de mantener hasta el fin de los tiempos. En el siglo XIX, las personas podian creer que, sibien las cosas podian irmala veces, tenfamos tiempo para resolver las dificultades y poner les cosas en su sitio. Los mar- xistasy otros progresistasseculares podian suponer que el futuro traeria un mundo mejor. Pero ahora se nos ha agotado el tiempo. J. Robert Oppenheimer y sus colegas empezaron el fin de los tiempos, y empezaron a acabar con el progresismo secular. Al cabo de diez mil millones de afios, nosotros, alo largo del siglo XX, hemos iniciado el proceso de terminar con la evolucién, con €l progreso, con Ia vida, Debemos enfrentarnos al mal desde ‘ahora, con Claridad de visi6n y con valentéa, si queremos alguna ‘oportunidad de evitar la ruina que nos amenaza” ‘categoria mis piotoesea de una batalla vietorios: librada por Cristo contra el Diablo y los alas espe CW. J. Dalton, Chris's Proclamation tothe Sprts Roma, 1923, p. 278, Elrable es la belleta; peroel robe también eset arbol verde y en expansion La verdad de un concepto nose encuentra soo en sus origenes, fino en si incegridad. Th. Un enfoque nuevo y excelente del mal, desde wn punto de vist Junguiano, e J. Sanford, Fol The Shadow Side of Reality (Nueva York, 1980. Puede que emerja un nuevo consenso transhistrico por la posibildad de wn fin de los tempos, Hse es ef punto de vista de R.Panikkar ls History the Measure Of Mand, The Toubard Review, 16 G98, 39-45. 2 El diablo en Bizancio La diabologia de tres cvilizaciones (la latina occidental, la onoddka griegi y la isldmica) surgio del pensatnienio patristico, Lataida de'Coristantinopla en 1453 divide la teologia Bizinuina dela teologia ortodona iodérné. La diabologia fue masextensa ¥ precisa @iVel Oceidente latino que’en lag otras nes;-y"felej® Tas diferencias entre, las iglesias oriental. Ld teologia ortodoxa mistica y unitaria qu lade Occidente, pst Henos atoncon al deplete ae Bizanting debtics el monasticismé, 6 1. Bate libro se ocupa sobre todo del desarrollo dela dabologia en €l contexto cistiano; rats la dlabologia musulmana sélo brevemente; no entra en <1 complejo reno de fe cdbalajudia medieval, que se inspraba del gnosis yl crutanismo junto con las adicionesrabinieas. El pensamlento cabalisic, ‘nisicoy untatio, tenia al monism6y, ocasionalmente, pod svar al mal en ef puesto de lo dvino, Ellibr Bar, a priser cba cabalisica, fechada ene siglo Xt dice que el mal es un principio dentro de Dios y-estt en la boca de Dios. \Véase G. Scholem, On the Kabbalab and hs Symbolism Nueva York, 1965), p.92 (ta edbata y su simbolismo (Mack, 1979). La comprensién occdental dela ‘onedentia oriental ha aumeniado en tiempos recientes. Véase especialmente E, Benz, Te Basten OrbodaxChurc(Caicago, 1963). .Geanakopls, interaction ofthe Sibling. Byzantine and Wester Cultures tn the Middle Ags and tala Renaissarice (330-1600) (New Haven, 1970); G. Maloney, A History of Orthod Theology since 1453 Belmont, Mas, 1976; J. Meyendort, Byzantine Toeology: ‘Historical Trends ana Doctrinal Toemes, 23 ed. (Nuevs York, 1979); D. MNicol, (Courcb and Sect tn the Last Centuries of Byzantiane (Cabtioge, 1979), 9. I. ONeara, Neoplatonism and Christan Thought Clbany, 1982; J. Pelikan, The (Christian Tradition, vol. 2: The Spirtof Raster Christendom (600-1700) Chicago, 1974); B. Tatakis, La phlosopble byzantine Pars, 1949), . Ware, The Onbodox Church @akimere, 1963) 28 Lucifer apofitica de la teologia. El punto de vista apofitico es la via ‘Bo cao gail at Dla fee de fale 9s Facognoscbilidad y subraya Ta ConteMplacn y a plegaria en contraposicién a la razén (la tendencia en el pensamiento ‘retical ocetiead somo vs regia pare ls comprenson’ Los postulados de la diabologia bizantina se basaban en los de los padres de los primeros cinco siglos. Las herejias, los sermones y el folklore bizantinos, por otra parte, afiadieron detalles que «carnalizabans la imagen del diablo. Los bizantinos {foun que el dablo e producto be Dios ms que en pandpio independiente; que Dios, no el diablo, hizo el mundo material $a Satpo uno, que ble y1os Jens angele aos Leese Jos bunzol pro cayeron por apo que cabo y sus demonios nos tientan, intentan desviarnos de Dios, y se recrean en nuestro sufrimiento y nuestra corrupdén’. ‘A estas suposiciones fundamentales, el Seudo-Dionisio el Areopagita (Dionisio o Denis) aport6 quiz4 la primera teologia ‘mistica exhaustiva en la cristiandad. Confundido en la Edad ‘Media con el converso de San Pablo y primer obispo de Atenas, y confundido adicionalmente, en Occidente, con San Denis, el ‘ards Gala: Dionisio fe, de hecho, in mone Seo que escribi6 hacia el 500d.C-.Influido porFilén, por Origenes, y por 2, Laighsa oriental ubrayé la belles adem dela verdad de ladivinidad 1 desarrollo iconos, toa religioso relavamente desconocidoen Occidente. os prmeroscritianos se resistin a producirimdgenes, pero shay pinturas de Cristo enel gion, ydesdeel siglo TV se funds el empleo dels plnuras santa. Sobre los Sconce, véase 8, Kuainger, The Artof Byzantium and rhe Medical West (Bloomington, 1970, E. Kitzinger, Byzantine Art in the Making (Cambridge, Mass, 1977} M. V. Anasos,