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Don Quijote de la Mancha (fragmento)

" En esto, le vino al pensamiento cmo le hara, y fue que rasg una gran tira de
las faldas de la camisa, que andaban colgando, y diole once udos, el uno ms gordo
que los dems, y esto le sirvi de rosario el tiempo que all estuvo, donde rez un
milln de avemaras. Y lo que le fatigaba mucho era no hallar por all otro
ermitao que le confesase y con quien consolarse; y as, se entretena pasendose
por el pradecillo, escribiendo y grabando por las cortezas de los rboles y por la
menuda arena muchos versos, todos acomodados a su tristeza, y algunos en alabanza
de Dulcinea.
(...)
Llensele la fantasa de todo aquello que lea en los libros, as de encantamientos
como de pendencias, batallas, desafos, heridas, requiebros, amores, tormentas y
disparates imposibles; y asentsele de tal modo en la imaginacin que era verdad
toda aquella mquina de aquellas sonadas soadas invenciones que lea, que para l
no haba otra historia ms cierta en el mundo.

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