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Filosofa Autora LIA) |P|UTIA =] FILIAINJE|UJR| |PIR/E\ViE|R/S|O}, SIPIR| | N/KILIE LIA} (|LIE|S|B) I jA|NJA} | T)/O|P/O}F\O}- BII|C|A| |Y MUIL/T|I/C/JARITIO\GIRIAIF| I ICIAl , 0} [COMo| HAIclE|R UINIA| |CIAIR'TO|- GIRA FIA SONEA NOE “|Z|O/}R|RIA|” EL La tarde del 25 de junio de 198% moria Michel Foucault en el pab de enfermedades del sistema nervioso del Hospital Salpetriare de Pa ‘Su muerte pravocada por el SIDA pero cuyas causas fueron com: bajo el nombre “tara infecci6n cerebral” nos introdujo en la era pos fen el que el hecho de haber desvelado colectivamente los procesos cconstruccién cultural a través de los que se producen nueslras ident dades de género y sexuales no impedia que siguigramos inmetsos los circuitos de la opresion, la exclusion o la normalizacion, E| mismo Foucault que haba examinado de forma Icida la funcion discilina de los saberes y de las instituciones médicas en la construccién de Ia heterosexualidad y la homosexualidad, de lo normal y lo patolégi desaparecia azolado por un virus que poco después pasaria a llama opularmente “el céncer gay". 406mo hacer entonces una carlogratia de las précticas y las repre taciones que emergen de los movimientos feministas, gays, lesbianos, queer, transexuales y transgénero en esia intempestiva y contrad @poca post-sexual? ZVendria una cartogratia a formar parte de los diagramas del poder sobre el sexo o bien podria ésta actuar como maquina de transtormacién politica? La imagen del zorro, nos recuerda Antonio Negri en su introduccién libro de Althusser sobre Maquiavelo, corresponde major a la idea del poder de transtormacion politica que la del ledn. Al uso realista de fa fuerza opone Maquiavelo la téctica det zorro: “ta simulacion de la re= volucién en ausencia de todas sus condiciones y la provocacién que consiste en expresar ininterrumpidamente una verdad revolucionaria ue en condiciones dadas es inacepiable... ser zorro significa ocu de la potencia del cuerpo, de los cuerpos, de la multitud, més que del poder y de la politica.” Asi, me dispongo en las paginas que siguen a intentar cuestionar Ia tarea cartogrética (més que a reclizarta con ls tacticas del zorro, 0 mas bien, de la zorra, puesto que de polticas de genero y sexuales se trata. 1 Aone Meg Maguey Austr, ercLaus Atha. Momdovsoy neato Bi Hoge 2004 te 1 1. Cartografias identitarias o del “leon” Parten de la nocién de identidad sexual {o de diferencia sexual, en el ‘caso del feminismo), ya sea ésta entendida como un hecho natural 0 bioldgico incontestable 0 como el producto de un proceso de construc~ én hisi6rica 0 lingtistica (explicado con instruments tebricos mar- xslos, psicoanalticos, elc:) que una vez constituide funciona come un ‘nacleo duro e invariable cuya trayectoria puede ser trazada y descrita como la fisica de un solide. Este tipo de cartagratia empieza por ser una texonomia de identidades sexuales y de género (masculinas o femeni- fas, heterosexuales u homosexuales) que se presenian como legibles fn la medida en la que son muluamente excluyentes, Aqui el cartégrafo ideal es un elnégrato desencarnado que haciendo abstraccién de su propia posicién identitaria, aparece como neutro ~ni masculine ni femeni- 1, ni heterosexual ni homosexual- y capaz de registrar los movimientos de las diferentes identidades sexuales y de los usos del espacio, de las practicas urbonas o artisticas que emanan de éstas. No es diffil reco- hover que hasta no hace mucho, la mayoria de las historiografias del tte moderne y contemporéneo no eran sino cartogratias identitarias, dominantes (o mayores, por decirlo con Deleuze y Guattaril que regis fraban las précticas masculinas y heterasexuales como si éstas por sf solas pudieran agotar {a geogratia de lo visible. Por tanto, dentro de esla metodologia, et cartagrafo de las identidades sexuales minaritarias hace las veces de un detective de lo invisible, a medio camino entre el policia secreto y el vidente capaz de sacar a la luz geografias hasta hora ocultas bajo el mapa dominante, Si el peligro de la cartogratia dominante es su tendencia hagiogrética, su aspiracion utbpica que le lleva a imaginarse como gran relato y a borrar, absorber o recodificar aquello que excede o resiste a la norma; el peligro de la cartograifa identitaria de las minorfas es funcionar, por decirlo con Foucault, como “un acta de vigilancia’, solapandose de al {gin modo con el mapa que arrojarfan los dispositives de control social para acabar convirliéndose en un archivo de victimas que més que cri- ficar la opresién y su diferencia terminan por estetizarta. En este tipo de cartogratia la transformacién de la ciudad o la product cién artistica levadas a cabo por la minorias sexuales son sintomas (en el sentido ctinico del término) de la identidad, signos y sefias de una Gilerencia constitutva 0 hislérica que puede ser después y sogin las épccas (pensemos. por ejemplo, en el desplazamiento enire el arie dege~ nerada olemén y el arte gay) denunciado, romantizada 0 mercantlizada. ote de ts eprrties de Coenchtane Mirioats oe rons otal a Ac tear tomes ok on scores iO lavsen ate i st lcse sca moace ance geo nls canogratos doninarieg Noda mejor pare ue carograla Je iced tenceewal qe fcoeltu ura geogratahaosriea gua ‘a desde los eecenaros de la pedo gogo Portals cotter Sar Tes gaya 0 Gr Wezer una Genecoga sien en la que Miguel Aga ps sacotamteie ol lao Ge ta erat seal a Corawepo ya fceshomerte hacia Andy WaroL. Lo mismo oe pot deck po ar {bal ecco do explores lemista ge leans etoron esenciass (ale emits = ete produce por mules deapfopan Sorograies on los quo os mleiosseldesy br ecurve totexe feminists yeu idloge can la precucion ars seven susttudee Bet ua sre dl cio Net Gps Mt Ks el ue [ok mies ti videncn ya ones, ec] te coogi eect orice y do obras nles, la narracién ident foria es una de las tentaciones de todo proyecto cartogratico de la que no estan exenias incluso aquellas carlograffas que adoplan e! lenguaje ¥ los instruments criticos de la deconstruccién feminista constructvista Y queer de las identidades sexuales. Durante la década de los noventa, Beatriz Colomina, Mark Wigley, Diana. Agrest, Jane Rendell, Barbara Penner, lain Borden y Jennifer Bloomer le- \varan a cabo diferentes intentos de desvelar las reléricas de género pre sentes en los discursos y las practicas arquitecténicas, Los resultados de estas lecluras dejan entrever ol polencial transiormador de estos apara- {os criticos en una historiografia, que més adn que la del are moderna y conlemporéneo, escondia tras presupuesios formalistas complicdades con las narrativas helerosexuales y coloniales dominantes. Por no citar sino tlguno de los ejemplos que més han sacudido el relato tradicional de la arquitectura moderna, Diana Agrest cuestiona el sexo del cuerpo que sitve desde Viruvio hasia Le Corbusier como modelo a la imaginaclén ‘arquitectonica, Colomina desenmascara las retbricas raciales y de género presenies en el disefio de Adolf Loss para la casa de Josephine Baker, ‘mientras Mark Wigley deconstruye en términos de género la relacién en {re estructura y omamento presente en la arguitectura madeira. Abriendo este campo critica a los estudios gays, lesbianos y queer Aaron Belsky, Christopher Reed, Joel Sanders, Michael Moon, ouglas Crimp y José Miguel Cortés entre otros examinan las retoricas mas culings y heterosexuales en las praclicas y los discursos arquiteclé- riicos modemos y contemporaneos’. Por otra parte, mientras la erica 2 eat Colonia Ea Sonat & Space Pincton Dieta Press Naw Yor 1952 Dana Aare. ‘he Sox of arnt, Mary Abas Ne Yr, 1996 Mark Ngo, He Hol Designer ree, MIF Fess Comix 185 Jane Reng, Bararo Panne yin Boren Gender Space reece An rieraeceunaymteaucion alge Lanon Now York 208 21 de los encyce et qu hey postions to rar “atogals gueo” esol pubicas po Mirae Neon y Ee KSedpick en utes (Seger mi) Space iecendo08, 1984 eanaenao eon (rote Oueer Space on Strtront r t ond Jrchiecre clos on Now Yt io 1984 vor fan: orn By, ie reece td Sane Sex Des Wi {8 Compa. New Yo, 897, Creo onsen Roars Hesornan Sis ‘et, Bord Cm, ew Hear doe Sk eMac Moin ‘chet Pes Now Yak 18 Da ‘As: Cute ne! An 188 Joa Mgnt & Co Poles Arqsecv, ger y cnt soe Botebva, 208 género y queer penetraba (lentamente) Io historia y la teoria de la mitectura y el urbanismo, los estudios gays, lesbianos y queer co- 19 a eniender el espacio y la praduecién de visibifidad como jentos constitutives en la produccién histérica de la identidad y la econocimiento politicos. de principios de los afios noventa, en el emergente ambito de fsludios gays, lesbianos y queer, se fueron realizando diferentes tisis historicos sobre la presencia de las subculturas gays y en la fguracién de las ciudades (especialmente) americanas, sus usos dos de los espacios normativos y la produccién de geogratias denies. La mayoria de estos esludios, sin embargo temaban como /a subcultura gay, urbane, blanca y de clase media, a menudo na~ jay separada de toda influencia y relacién con la subcultura a, transgénero o transexual. Bi con rasirear unas cuantas publicaciones ralalivamente recientes la cuestién de espacio y sexualidad, para verificar que tras la no~ ncién “espacios o cartogratias queer” operan dos retéricas opuestas ‘tspacializacion de las identidades gays y lesbianas. En uno de los dios més conocides e influyentes, Aaron Belsky define el “espacio como “indi, inmoral, un espacio sensual que existe para y por jencia. Es un espacio de espectécula, consumo, baile y obsceni- d Un uso desviado y una deformacion de un lugar, una apropiacién les eciticios y de los cédigos de la ciudad con fines perversas. Un picio que se encuentra entre el cuerpo y la tecnologia, un espacio ante artiicia®, para explicar después que se trata en realidad Faquel espacio generado por la condicién cultural experimentada os hombres homosexuales en Occidente durante el siglo veinte,™ proyecto cortogréfico permitira a Belsky establecer relaciones entre casa de Oscar Wilde, las calles del Greenwich Village, el pier 52 de 0 York, os laberinios entre arbustos de Central Park, la casa de +5 Moore, o los clubes sadomasoquistas de San Francisco al pre~ ro solo de naturalizar y estetizar procesos politicos, sino de produ- nvevos silencios (en términos de género, sexualidad, raza, diferencia poral, etc) ia cartogratia gay emerge como consecuencia de Ia extrusion bajo acidad que genera Ia cartografia dominante, la carlogratia de las jeas lesbianas apareceria como un negativo de la cartogratia gay. decir, como sugiere De Lauretis, haciendo referencia a la parad6jica ecién de la figura de la lesbiana en ralacién con las tecnologias vi- ces: la lesbiana se encuentra en el punto muerto del espejo retrovisor. ‘Miguel 6. Cortés, por lo demas inspirado por metodologias foueaul- ins creas a ese tpo de caogatas | gor dno: Vion K Nona, vile Lis: he te perspectios eons, bos osu f Rasa! ord Fonegenrd Pep, ‘lrarseunes son et ndozor | Chega Chicago UR 2000; ah Hobertony Get se Say Mat lild> “he Isbin | LagraceVlano,he ag Rng Back, Serpents Ta. len Dovid Belly lene, Mep- | Landes, 188 Judtn Aaron @ Carer ie ese Gecophiee ct Sones 95 | ond Pion Tanager aces ad Saal Lies, is Probyn Lesbians in Space ender, | Naw re Mew er 208, Pl Calla ev Char onde Stucue of Ming Gard: |g. Tha Peso Fonegontora, Ca Pres Son Cure, V2, 1380 yl més | onc, 1957 Klara Boowvr etird Staak’ | Aaron Sse OACK p. 5 Tenor a gure omit ary | 6 Aaron Betsy Ken, tianas, explica: Tas lesbianas mas que concentrarse en un terra do {aunque lo hagan ocasionalmentel,tienden a establecer les priva ~ en gran manera de una orgnizacion poftca tan evidenie nilida como la de los gays” Mientras que la figura del gay aparece co tun “iéneur perverso” (por recoger la feliz expresion de Aaron Belsky) lesbiana se ve desinaterializada, de modo que su inscripcion en el cio es fantasmatica, tiene la cualidad de una sombra, posee una cond ion transparente o produce el efecto anti-rellejo det vampiro. En el extremo opuesto, la doble situacién de habitante legitimo del ppacio pablico (por su condicién masculina) y de cuerpe marginal 4 vigllancia y normalizacién (por su condicion homosexuall conver ¢ sujato gay en un hermeneuta aventajado del espacio urbana: el gay. puede ser entendide como un flaneur perverso que pasea sin rumba. delerminado por la ciudad en busca de novedades y acontecini Su experiencia le convierte en un privilegiado observador que todo) ve y todo lo conace de una ciudad que parece no tener secrelos para 61. ef gay penetra mas alla de la superficie y descubre el carécler coculto de las calles, convirtiéndase en un intérprete de la vida urbe (sobre todo nocturnal" La retoricas de ta cartogratia gay y lesbiana son tan epuestas que po rian identiicarse una en términes de utopia de desterrtrilzai los espacios y de su régimen de sexualizacién dominante,y ar en| minos no ya de distopia © agorafobia (nocién cuyo sentido ha sida tizado perlinentemente por Roselyn Deuische’) sino més bien de log ppodriamos denominar fopofobia, del rechazo de toda especialzacin dol horror a toda cartogratia. ‘As{ mismo, cuando el eritico de arte Douglas Crimp decide acomeler la tarea de dibujar una cartografia de las redes en torno a las que se conslituyé la comunidad artistica en Nueva York durante los arias setenta y su relacién con el impacto de las micro-poltcas gay y ls bianas emergentes después de Stonewall, opone las fotogratfas de a eespacios de crusing lligue) gay en sur de Manhattan (Soho, Lite ca, Lower East yWest Side) . espacios que se convertrian des las que realiza en la misma época (en torno a mediados de los a setental y en los mismo lugares Cindy Sherman. Mientras que en los fotogratias de crusing gay las calles desiertas det centro de Mant procuran el “sentimiento de un sujeto solitario que se apropia de fa cludad, la posee, ot sentimiento de que la ciudad puede perienecer 8 1M 6. Conta gnc p 1823 3 Rosin Detach, gorchobis" an Eons Art or Sata Pes. Pess, Combis, 1986 aquellos maricas que salen buscande la mismo que otros maricas”®, en las fotogratias de Cindy Sherman, las calles desiertas se convierten en territories amenazantes, dice Crimp. Ya no se trata de Nueva York, sino de “una ciudad genérica’: Ia ciudad se conviere un escenario cinema~ fagratico en el que representar una feminidad amenazada. ¥ concluye Crimp: “the city is not a good place for her to be’: la ciudad no es un buen sitio para ella, Es esta doble retérica {a que permite, por ejemplo a Cortés, comparar y ‘poner las obras de Jess Martinez Oliva, David Wojnarowics o Robert Gober y las de artistas como Cathie Opie {especialmente Ia serie de fo tografias Domestic (1995-2000) que reiraia la vida doméstica de grupos de lesbianas en Estados Unidos) o las serie de fotografias de piscinas vacias de Cabello ~Carcollar~ de nuevo (a lesblana seria un fantasma 0 na identidad visual que se mide més por su capacidad de escapar de la representacién, y por tanto por su ausencia que por su presencia” El cardicter topotdbica de la identidad lesbiana tal como ha sido repre- ssentada per la mayoria de los estudio, hace de la nacién de cartogra- lesbiana un curioso oximoron : la lesbiana en cuanto identidad ven- dria definida precisamente por esta ausencia de localizacién espacial, Presenindose como un elemento radicalmente anticariogralico. No in- vestigaré aqui la relacién contlictiva y compleja entre lo que podriamos llamar et fesbotipo Ino ta lesbiana como naturaleza a identidad sino ta lesbiana como representacién] y los dispositives cartegraticos. Me limi- faré a sefialar que hasta ahora el lesbotipo ha sido sistemticamente bborrado no s6lo de las topogratias dominantes. sino lambién de las asi Wamadas topogratias © geogratias gays. Lo mismo podria decirse de otras practicas sexuales e identidades politcas complejas que ponen en. cuestion los términos mismos thombre/mujer, helerosexual/homosexual) ‘que movilizan la cartogratia como las identidades transexuales y trans- ‘género, las précticas drag king, le pedofiia, la bisexualidad o la pan- sexualidad... Hasta aqui, por tanto, algunas de la limitaciones de hacer ccartogratia con el leén, 10 Deus Crnp"arrmanes Cio de conferercion Use Reco, Meroe, Rago orl MP3, Canela em wwoumacoae 1a ob ce Camas Sora Geos sao, feos, ef Que ce reprearton inte en erpoin pole aparece {hese anes como una encepctin gut Conlie aeel a tas mode Is tendencatosisien dole tecbanas Nr Cores, pC. 5.158 i Si #6, 1560, Flora ance y Negra. x0 nce 2, Cartografias queer o de la *zorra” Pero, Lqué podria ser, frente a una cartogratia identitaria, una cartogra~ fia hecha al estilo de la “zorra’ de Maquiavelo? Fétix Guattari y Gilles Deleuze han sido aquellos que més profusamente y de un modo mas radical ha utilizado la nacion de cartografia en un sentido critico. De- leuze adopta precisamente esta nocién para describ la tarea llevada a cabo por Foucault en Vigilar y Castigar: “Foucault no es un escritor’, se atreve a afirmar Deleuze, “sino un nuevo cartégraic’, puesto que en su obra Ia escritura ‘no funciona nunca como mera representacion objetiva del mundo, sino que organiza un nuevo tipo de realidad”. Para Deleu- 2e, a carlografia,relacionada al mismo tiempo con el mapa y con el diagrama, dibuja ta forma que toman los mecanismos del poder cuando se espacializan (como en el caso del Panéplico de Bentham y el poder isciplinario descrito por Foucault), pero puede operar tambien como luna “maquina abstracla que expone las relaciones de fuerza que cons- tituyen el poder " dejandolas asi al descubierlo y abriendo vias po: de resistencia y transgresién.” Siguiendo este doble programa, la nocion de cariogratia despliega {oda su potencialidad en la obra de Félix Guattari de 1989 Cartogra- phies schizoanaiytiques: No sin cierta sorpresa, averiguamos leyendo 4 Guattari que su cartografia esquizoanalltica no tiene como objetivo dibujar una red de espacios transitados por sujelos minoritarios, ni mu- ‘cho menos facilitarnos una taxonomia de lugares habitados y transtor- mados por la locura (del neurético 0 del psicético}, sino més bien “esbo- Zar-un mapa de fos modos de la produccion de la subjetividad™. Dicho mapa no se podré hacer, nos advierte Guattari, sin tener en cuenta lo que él denomina las tecnologias de la representaci6n, informacion y comunicacién que (como auténticas maquinas performativas) no se con- tentan con vehicular contenidos dados, sino que producen la subjetivi- dad que pretenden describir. Desde este punto de vista, una cartografia busca dibyjar un paisaje de lo que Guattari llama “equipos colectivos de subjetivacién.”® Opone esta tarea de hacer una cartograffa a tres tra- diciones cldsicas de produccion de saber: la historia, la sociologia y Ia Psicologia. Bicho de otro modo, una cartografia es una contra-historia, luna cantra-sociolagia y una contra-psicologia, Por ello, Guattari concibe la cartogratia no simplemente como una técnica de representacién de las subjetividades pollticas dadas, sino fy de ahi su interés para los politicas sexuales) como una auténtica practica revolucionaria de trans- formacién estética y politica Sin duda, La Historia de la focura, Vilar y Castigar y La historia de fa ssexvalidad de Michel Foucault, podrian repensarse hoy como carlogra~ alogonb’ Cru, 1975 1363. 1575, aims 43 Vr Robe Suse y Arnaud Vion, secabuare do Gee ote, in ar, 20.17 1 Fits Oust, Cortgantiesseiecanayh- ie Cais. Pars 568 Sets Cust, Onc 16 Fes Guat, OBC. fias queer en el sentido Guattariano del término: dispositivos de subje- tivacién de la modemidad de los que surgiré una “implatacién miliple de ‘perversiones”: "to histérico’, “el niflo masturbador’, “el enfermo menta'’, “el criminat’ “el homosexua’..”. Las nociones cariogréficas de ppanéplico y de heteroiopias de Foucault pertenecen a un intento de dor ‘cuenta de la transformacion del ejecicio de poder en Occidente y su felacién con el cuerpo a partir del siglo XVIll que llevard hasta la con- ceptualizacién de la “biopolica’. Si el panéptico, recorders protolipa ‘arquitecténico creado en 1791 como espacio de vigilancia y geslién de \a produccion industrial (y no penitenciaria, en principio] de grupos hu= manos se corvierte en el modelo diagramatico del biopoder no es tanlo por su prolusién factica en el tejido urbano del siglo XIX (puesto que ‘como sabemos no seréi construida hasta mediados del siglo XX) sino porque permite a Foucault pensar la arquitectura implicitamente visual de la relacion cuerpo-poder en la modernidad, Pero de lo que se trata en realidad es de pensar la arquilectura, el desplazamiento y la espacializacién del poder como tecnolagias de produccién de la subjetividad. De este modo, lo importante no son solo los programas y la distribucién espacial especifica de lo que a ama 1a “arquitecturas de encierro" -Ia prisién, el hospital, la caserna y el ‘campamento mittar, la fabrica 0 el espacio doméstico- sino mas bien {a copacidad de éstas para funcionar como auténticos exoresqueletos el alma. Foucault nos invita de este modo por primera vez a pensar la ‘arquitectura y los estructuras de espacializacian (el muro, la ventana, la puerta, el peep-hole, el armario, los urinarios, la distribucion vertical horizontal de programas, elcl, pero también de temporalizacién que &slas proponen (fuidez o retencién de la circulacion, ord ‘ca de la accién, cistribucién secuencial de visibiidad-invsibidad, etc) ‘como ortesis-paiticas, dispositivos duros y externas, de produccion de la subjetividad. La produccién de sujetos desviados en la modemidad es inseparable {de la modificacion del tejido urbano, de la fabricacién de arquilecluras politicas especficas en la que estos circulan, se domestican o resisten a la normalizacién. La centralidad de las nuevas estrategias de producciin {de saber sobre ol sexo (la medicina, la psiquiatro, a justicia penal, la demogratia) no existe sin sus exo-esquelelos lécnicos respectivos, sin lo que podriamas llamar el despliegue de una architectura sexvalis: et sillon ginecolégico, a camisa de fuerza, la colda, et pupitre, el ediicio social, etc. Se organizan agenciamientos especifcos de arquitecuras de ‘sexualizacion que funcionan como “redes de placeres-poderes” aricula- dos en puntos maltiples: surgen el ama de cosa burguesa y la intimidad doméstico: las nuevas normas de higiene y canalizacién de desechos; 17 Wie Foxe Hod a sonido 1 wend sb, Mon Sef 00 197- pti 48 Miho Favours dla Sewateoa onc, 60. pereja heterosexual maltusiana y la cama de matrimonio: la separa in del dormitorio de los padres y de los hij; la histérica y et vibra~ mécico; la feminidad publica y el burdet el nih masturbador y sus uales de pedagogia, vigilancia y ocultacion; a prostituta y los barrios. inos, el homosexual y los puertos y las cérceles; la masculinidad he- sexual y el espacio publico come lugar de debate, organizacion y lucci6n de discurso y visibildad social. riamos decir que, contrariamente a la opinién coman, lo propio de sociedades modernas no es haber obligado al sexo a permanece el ambito privado, sino haber producido las idertidades sexuales y género como efectos de una gestion poltica de los émbites privados pablicos y de sus modes de acceso a lo visible. De esta carlografia ultiana continuada después par ertices queer como Eve K. Sede ick y Michael Moon o Judith Butler surgen varias conclusiones provi- ales: do cuerpo es potencialmente desviado, contemplado como un “indivi que debe ser corregido”® y por tanto debe circular a través de un junto de arquitecturcs polticas lespacio doméstico, escuela, hospital, ema, fabrica, etc) que aseguran su normalizacién, Sin una especia- én politica del cuerpo (verticalizaci6n, privatizacién del ano, control a mano masturbatoria, sexualizacion de los genitales, etc), sin una ston del espacio y de la visibilidad del cuerpo en el espacio publico hay subjetivacién sexual Implicito en este anélisis de los procesos subjetivacién esta un nuevo concepio de cuerpo: cuerpo magquini- IDeleuze-Guaitar), plataforma tecno-viva (Donna Haraway), “cuerpo formativo” (Judith Butler) en todo caso cuerpo que se conslituye en cidn con lo inorgénico, con la electricidad y el haz de luz. con los, vos materiales sintélicos y su capacidad para funcionar como érga- 5, con los objetos de consumo, con la maquina y su movimiento, con sistemas de signos y su inscripcion codifcado, con las nuevas tec~ ogias fologralicas y cinematograticas de representacion. que coracteriza al espacio pablico en le modernidad occidental es lun espacio de produccién de masculinidad heterosexual. Bajo la parente indiferencia de nuestros espacios democraticos, como ha de- tado Eve K. Sedgwick, subyace la paradbjica y constitutiva relacion ire homofobia y homoerotismo: el espacio public se caracteriza al smo tiempo por la exclusion de Ia feminidad y la homosexualidad y el placer derivado de estas segregaciones. Lo pablico es, por tanto, na erotizacion des-sexualizante del separatismo masculino”. De aqui, chee Fava ta Ano, Gl sai Pai 188 Ete organo es degeendeo raves {sel Moro eh Eee Ke Sau ree Me, Count UF, New Yeh 385. ‘85 posible concluir, que la sexuolidad feminidad, genérica, no s6la la homosexual, es en realidad un tipo de sexualidad perifériea, en cuanlo su produccion se lleva a cabo por exclusién del espacio publica, 3 Circulando a través de estas arquitecturas de subjetivacion y sor « fécnicas de representacién visual, los sujetos sexopolticos emergen fen el siglo XIX al misma tiempo coma objetos de conacimiento y cana figuras de espectéculo y representacién publica, Ast la histeria. la titucién, ta homosexualidad son inseparables de las planchas ielegt ‘cas de las histéricas del laboratorio de la Salpétriére de Chateot, 0 {os “invertidos” del laboratorio fotogratico del Institut fOr Sexualwisse Chall de Magnus Hirschfeld, de los freak shows, de fos planos de hil nizacién de los barrios chinos, de los archivos policies, pero tambien de los Glbumes de fotos privados. No es posible entonces hacer una historia de la sexualidad en la modemidad sin dibujar carlografas sir perpuestas de normalizacion y de resistencia, Lo importante de este andlisis Foucaultiono no es sélo pensar la tidad sexual como el efecto de un proceso de construccion poltica, sino ideniifcar las técnicas semioticotécricas, visuales, arquitecténicas y urbonisticas a través de las que se lleva a cabo esta construccién. Lo que no habfamos imaginado hasta ahora es que el trabajo tania discursive como técnico} de los arquitectos, urbanistas,fotegratos, matégratos, demégralos, ingenieros del lerritorie.. era, entre olras (a produccién de un sujeto sexual. 4 Los espacios de subjetivacion son espacios performatives. Como ‘mos, uno de los impulsos post-identitarias en la metodologta fn Yy queer surge de Ia interpretacion performativa de la idenidad «@ cabo por Judith Butler en Gender Trouble. A través de una lecura cruzada de los saberes disciplinarios de Foucault, de los aclos de performativos de John Austin y del andlisis del fundamento ctacionel de la tuerza performativa de Jacques Derrida, Butler arma que ai lad de género y sexual no tienen realidad ontolégica més elé Conjunto de actos perormatives (convenciones discursivas y repel fituaizada de performances corporates) que las producen. Desde punto de vista, dibujar una cartogratia queer requiere acentuar ebro 2 discurso, la representacién y la arquilectura consiruyen el sje dicen expicar, describiro albergar, més que de constr un arcivo los discursos, represeniaciones y espacios producides por las subal ras gay, lesbianas,iransexuales 0 Irensgénero Uno de los peligros de la generalizacién de este andlisis performative al estudio de los espacios de sexualizacién es, como nos recuerda Eve K: Sedgwick, la reduccion de fenémenos no-lighisticos a estructuras y procesos que proceden del andlisis de los actos de habla. Sedgwick fos alerta frente a la reduccién del gesto, la estilzaci6n corporal 0 la modificaci6n somética a eventos lingUisticos. Resulta necesario llevar ‘a cabo una interpretacion teatral, corporal y tecténica de la nocion de pperlormatividac®. En el caso de una cartogratia queer, esta dimension ro lingUstica cobra una relevancia especial, puesto que lo que nos in {teresa aqui es mas bien entender fos espacios y sus divisiones paibicas © privadas, su opacidad y su transparencia, su accesibilidad o su cierre, ‘ho tanto como escenarios vacios en los que se lleva a cabo el drama de a identidad, sino como auténtieas tecnologias de produccién de sub- jetividad. Si volvemos @ algunos de los textos candnicos de la teorla queer, coma Mother Camp: Female Impersonators in America de Esther Newton o al documental Paris is Burning de Jennie Livingston, dos de los primeros estudies de (a cultura drag queen en Nueva York que sirvieron como base antropolégica para la definicion performativa de la identidas sexual y de género de Judith Buller, veremos que al fenémeno del “drag” no es s6lo un proceso de travestismo corporal, sino que implica la transformacion de un espacio, su uso desviado, es decir alge que ppodriames denominar, la fabricacion de “drag spaces’, de espacios per- formativos. Como explica Eve K. Sedgwick: “drag, la teatralizaci6n del género, no es tanto un acto coma un sistema helerogéneo, un campo ecoldgico cuya relacionalidad se dirige tanto hacia ese mismo espacio como hacia las normas que lo cuestionan. Si perdemos de vista esta di- mensi6n espacial, el fenémeno complejo de (a teatralizacion del género queda simplificado y reficado”™ Por fanto, la invencion de nuevos sujetos sexuales a finales det siglo XIX (hetosexualidad/homosexualidad, normal/perverso, histérica/casta, ‘masturbador/reproductor, etc] es inseparable de la circulacion de estos. ‘cuerpos en espacios que aclan como featros de subjetivacién. Asi por ejemplo, nos recuerda G. Didi-Huberman, la histérica no existe fuera del agenciamiento pertormativo de los dispositivos fotograticas que la represenian, de la cama, ia silla y el ames que fijan una pose duran- te el tiempo que requiere la inscripcién fotogratica. La histeria como espectaculo induce un equipo de produccién: el paciente como actor, el médico como director, la comunidad cientifica coma pabiico, Didi-Hu- bberman no duda en calificar @ Charcot de “coreégrato de la hisleria” donde la hipnosis no es tanto una solucion hermenéutica o lerapéutica ‘como una técnica que permite producir performativamente el sujeto 2 Ee K Secavok Tochigi, Die Duron. 203,» 6-7 22 K Seca OH, 200,» sexual fologralico”. En definitiva, una carlogratia queer no propone to un andlisis en términos de identidad, sino de produccién de su dad, menas de posicion que de movimiento, no tanto de represer ‘como de performatividad, menos en términos de objelo o cuerpo a terminos de tecnologias polticas y de relacionalidad, 23 ver Geotges Datubaoran La imenctn de le sera Chaco y le oogrt tesaica fe Sopetera,Ctera Mowe, 207 Pistas para una cartografia zorra: representacion post= y politicas del espacio en Annie Sprinkle La recurrencia de la figura del flaneur*ttlaneur heterosexual en las cartografias dominantes, aneur perverso en las cartogratias gays y la escurridiza fldnause lesbiana topafdbica en las atn escasas carlogralias lesbianas) me ha llevado a imaginar otros cuerpos, distnios en su posi- cin y su estatus polico-sexual que padrian entrar en ralacién con este privilegiado paseante de la modemidad. Si tenemos en cuenta la segre- gacién masculina que estructura el espacio pablico, observaremos que el “gontleman” de Baudelaire “que se pasea por las calles de la ciudad", taquel que segin Walter Benjamin es el primero en haber experimentado el nuevo espacio de la metrOpolis moderna, se encuentra con un cuerpo que, marcado como femenino, ha adquirido, sin embargo, la condicion de pablica: el cuerpo prostituido, aquel que como nos explica Benjamin esta- blece con el fldneur moderno una “comunidad sexual’ Mientras que el figneur aparece como el protolipo individual y bohemio de las nuevas cla- ses burguesas consumidoras en las que la conciencia poltica se ve des- bancada por ta intoxicacf6n estética, el cuerpo prostitulde ocupa mas bien la posicién de un trabsjador sexual del espacio péblics (en el que opera como mercancia para el consumo sexual de aquell, representante de un invisible sub=proletariado sin estatuto legal y sin carla de ciudadania. Este cuerpo trabajador sexual anénimo del espacio piiblico me inleresa ‘como nueva figura de Io politico, como indice de una nueva cartogratia. Notemos que aqui la identidad de género y sexual han dejado de tener relevancia, mientras que es la préctica misma de poner el sexo a trabajar fen el espacio pablico la que define los posibles vectores carlograticas. ‘A través y con Annie Sprinkle como “puta multimedia” e indudable in- terlocutora de estas ficciones del fi€neur en las cartogratias identitaras, uerria llevar a cabo un ligero desplazamiento desde unc historia de las practicas arlisticas y de representacion gays y lesbianas hasta una posi- bile cartagrafia hecha al estilo maquiavélico de la "zorra’. Ya no partimas ‘aqui de una identidad de género o sexual ontolégica {mujer, gay, lesbiana, tc), ni dado ni construide culturcimente, para hacer después la historia de sus practicas artisicas, discursivas y de representacion, sino que mas bien, tomando como punto de pariida una metodologia cartogratica (en el sentido Guaitariano del término y por oposicion a hisiérica, sociologica y psicologica) y queer (por oposicién a identitaria o naturalist}, se iratara de entender la espacializacién de fa sexualidad, a visiblidad y la circulo- cién de los cuerpos y la lranslormacién de los espacios plblicas y priva- dos como actos performativos capaces de hacer y deshacer la identidad:* Annie Sprinkle, nos explica en su aulobiogralia Posi-Porn Modernist: My 25 Years as a Multimedia Whore, siendo todavia Ellen Steinberg, 2k water Senjann, eons Frans Foto | drawn Ss Gator Pas, 191.350 trio Reus recede del veto Kant 25s el cono Spine se euedenamina | “ima pane oad po Chen ou borat: Aono Srl. Pex-pomm | Souietare a nals de sige XK psa somber al moses My 25 Years 283 Matineda ‘we paseonte dois elt moderna ya od ra Ces Pres, San Frenco, 006 Ge ovpermerir ot ecpace wore. ace deshoce a erode ty Bue Destacere! ger, Pos Beealona 208. “accede al mercado de trabajo como vendedora de palomitas en un cine de barrio" de Tucson, Arizona, que serd poco despues cerrado por la policia por haber aitundio la pelicula pornogréfica producida por Gerard Damiano en 1972 Deep Throat, cuyo impacto marcaré la obra posterior de Sprinkle”. La intriga narrativa de la Deep Threat, tundadora en gran parle de la gramética cinematogratica que se extendera des- puss a todos les cédigos pornograficos durante los selenta, podria de finirse como una cueslién de cartagratia sexual del cuerpo de la prota ‘gonista, Linda Lovelace: una mujer que no experimenta placer sexual a ‘raves de a penetraci6n vaginal descubre gracias a un examen médica ‘que su citoris esta situado en el fondo de su garganta. El pomo-dra- ‘ma @pico consist en ensefiar a Linda una nueva técnica de felacion garganta profunda’) para acceder al orgasmo a través de la estimula- cion de su clitoris gutural Destacaré aqui tan s6lo dos elementos cruciales para entender el ra- bajo posterior de Annie Sprinkle y su deconstruction de las leenologias de representacion de la sexualidad como plalaforma de invencién de nuevos sujetos poltco-sexuales. En primer lugar, esle texto auciewisual cenlrado en tomo al placer femenino y sus enigmas eonstruye una feminidad perversa y patoldgica, que se sitia en el limite de la enfer- medad mental, a siscapacidad fisica y la carencia de conocimiento y conciencia de si. Deep Throat nos ensefa que el cuerpo femenino en la semiologia audiovisual pornogratica es siempre un cuerpo queer. Linda | Lovelace no silo desconace su cuerpo y sus placeres, sino que Sule de un eurioso desplazamniento anatémrico (un clitoris gutural) que alecta ‘ola organizacién de sus érganos y que demanda una reestructuracién de sus practicas sexuales. La pornogtalia apareceré aqui at misma tiempo como pedagogia y como terapia proponiende una niveva terio- rilizacion de su cuerpo que re-organizaré la relacién enlre érganes y | produccién de placer. Lo que resulla exirafo, es que esto nueva espa- Gialzacién del placer produzca un agenciamiento pene-boca-garganta, {que escape a la eccnomia heterosexual y reproductiva que conecla pene y vagina. La historiadora de la pornogratia Linda Wiliams sugiere ‘que [a felacin y lo eyaculacién visible, que se convertirén a partir de los ofios 70 en los sinlagmas coractersticos de la representacién por- nografica heterosexual, aparecieron primero en las primeras peliculas oro gays y mas perlicularmente en la pelicula de Waketield Poole, Boys in the Sand. El porno gay se sitia asi, segin Williams, como el ‘avant-garde de la represeniacion porogrica, infroduciendo nuevos sinlagmas que serdn (yego normalizades al pasar a la pornogratia heterosexual dominante*, Focriamos decir, levando este argumento ol limite y poniendo en cuestion una vez mas la cartograta identitaria, ‘que Ia felacion y la eyaculacien externa en Deep Throat, en cuanto ele~ 2 hoi Spa Oa, 21-25 W 2 Ke Jv Beha Pl akin y Unda ‘tom An sew wh Pe chin ea wih et CQ fap bar 52 Sping mpm 68, fos de ficclén de la narracién porografca, son ta citacion de un, jagma de la narracion pornogrética gay en un texto aparentemente erosexual, ‘segundo lugar, con la llegada de la representacion pornogrética a los populares se produce un nuevo tipo de espacio y una nueva expe~ vyisual que reciama la creacion de un pdblica. Se trata de lo que 12 Wiliams denomina un "espacio piblico oscuro’ en el que, transgre- o los limites de género hasta entonces establecidos por la conten in de la representacién pornogratica dentro de los espacios de prosti~ 0 de los clubes masculinas (época del Slag movie), se encuentran irimera vez el observador masculino y femenino®. Sin embargo, como fecuerda Annie Sprinkle y el cierre del cine donde pasaban Deep joa, esle momento de desprivatizacion de la imagen pornogrética, de piacién del espacio pabico y lranstormacion de la relacion entre es jo_y género sera breve, puesto que a parlir de 1974 se suceden, tanto Estados Unidos como en Europa, diferentes leyes que vendran a re- jar la representacion de la sexualidad en el espacio publica. riosamente, al menas segtn su quloficcion post-pornegratica, Annie rinkle conaceré a Gerard Damiano y Linda Lovelace al ser citada mo testigo en el juicio por divulgacién de imagenes obscenas contra cine en el que trabajaba, Para ese momento, Sprinkle ha comenzado ‘trabajar como prostitute en una caravana en Tucson. Su encuen~ ‘con Damiano la llevara hasta los Kirt Studios de Nueva York donde rabajaré primero como guionista, editora y diseMiadora de escenarios jorno y después come actriz. Durante este tiempo, el cuerpo pablico de nie Sprinkle sera construido a traves de técnicas visuales, cinema lograficas y performalivas como el “pin-up modeling’, el primer plano y fa fragmentacién secuencial hasta convertirlo en un icone medidtico de ‘a cullura popular americana, comparable con otros objetos de consu- tno, Sin embargo, ésle no es un proceso de imposicion frente al que el Cuerpo de la actriz pome funcione como un objeto pasive o décit sino que es conslitutivamente un proceso al mismo tiempa de construccién y de agenciamiento, Esa tension entre normalizacién pomogratica y resistencia post-porno- grafica, comienza de hecho con la eleccién del nombre “Annie Sprinkle” Este pseudonimo procede en realidad de una fotografia de un cemen- {erio, lugar que Foucault habia identificado como heterot6pico, precisa mente por su capacidad para funcionar como una ciudad paralela a la ciudad de los vives, un curioso espacio pablico donde el cuerpo. a pesar de ser el principio de organizacién espacial (cada tumba corres- ponde a un cuerpa, a sus restos orgénicas), ha dejado de ser visible: se 78 Unga Witans, ard Core Power, Pass, tnd theory ote Ye’ Clin Gnveaty Press, Sthny Expanded Econ. wap 22 {rata de la fologratia de ta tumba de Annie Sprinkle, una joven nacida fen 1864 en Baltimore que muere a los diecisiele afios. Annie Sprinkle como nombre propio, en el sentide performative dal término, es un acto de habla cuyo pader ilocucionario seré transformar a Ellen Steinberg en ‘cuerpo pablico, y mas porticularmente, en prostitula y actriz pomo, Mien- {ras que la mayoria de los nombres de acirices y actores pomo juegan dde manera intertextual con los. nombres de los iconos hallywoodianos de la cullura popular (y créanme seria posible levar a cabo toda una {genealogia critica basada Gnicamente en el estudio de estos pseudé= ‘mos -Nina Roberis, Julia Channel, Carolyn Monroe, Ciccalina, ele), el ‘cardcter de inscripcion mortuoria del nombre Annie Sprinkle nas invita a establecer relaciones enire el estatuto poltico de la prostitula en la ciudad y del cuerpo en el cementerio, ambos préximos de la condicién de visiblidad del fantasme, entidades que como el virus o el vampiro, nos recuerda Jean-Luc Nancy, deconstruyen los limiles entre lo vivo y fo muerto, la organico y lo inorganico, lo maseulino y lo femenina, o visible y 10 invisible, la realidad y lo virtual e invacan otras taxonomias, otras harraciones biogréficas y otros modos de habilar el espacio”, Por olra parte, a palabra “sprinkle” (en inglés al mismo tiempo verbo y nombre, accién de arinar y lluvia doradal transformada aqui en nombre propio supone desde el comienzo la voluntad de visibilizar y hacer pi biica tanto la orina, un flujo corporal que culturalmente (y especialmente para las mujeres) ha sido objeto de privalizacién, come el acto mismo de orinar, practica cultural genderizada que implica verticalidad y publi cidad en el caso de la masculinidad y pliegue y privacidad en el caso de la feminidad, En 1976 Annie Sprinkle organiza un “Piss~in’ colectivo para celebrar el aniverserio de Ia Independencia de los Estados Unidos del 4 de Julio, y en 1979 dedica el Numero de “The Sprinkle Report-The newsletter devoled to piss art". Desnaturaliza de este modo al acto de orinar con virliéndolo en una técnica del cuerpo y una préctica de ocupacion y de sexualizacion del espacio pablico para las mujeres™. Se recodifica asi tanto la practica corporal y su gestion en el espacio pablica, como el flujo corporal y su visiblidad. Por una parte, se invita a los partcipan- tes, tanto hombres como mujeres, a mear de pie, transgrediendo la gen- derizacién cultural de esta practica. Por otra, como en la fotografia en la que Annie Sprinkle orina de pie sobre la cara de Jack Smith, la re- presentacion visual de la orina, su significado y su materialidad, foman el lugar que ocupa ol semen en la pornografia tradicional desplazando de algun modo Ia eyaculacién facial en tanto que sintagma privilegiada de la gramética pornagrétiea dominante 30 Jeorue Nancy. Linus Goi, ars, 000. {1.41 Spree por no ara en read ina ‘evil na exis ae primero ero) fora que pordiaoThe He Repo uo psco~sodlge sere fe sean tenenine ublcade en S76. Ver A Spee OB '32 Unto snl cos cometanane post poraetébem m9 ton 9 mera sulninmert ‘Specs plas prides 2001-206 Hat yet cover some grey Hai pu int Bot roars ‘or cutng ba crete: ‘yess ond spt nes Body make-up Bra sas foo il to ake bres ook Digg Cora mokes my wal #172 smn bal ‘ean beane Hemernoise ‘neo ossktanon to hook ont show, rose goers ond fo ‘hank goodness! loc back of corel ——__»- i Trever wear gloves erp nny photos hoes cover atoos foco mare a-émenian i fect Borouad ‘tom ante plese square hoops ‘ho whe seams: papor ‘om smudging Teso nook ore esac [NY et eg a se fo sexy ‘exces and fling get) En 1978, sin duda influida por et encuentro con el artista holandés ¢ ‘movimiento Fluxus Willem de Ridder, comienza a publicar sus propias revistas (The Kinky World of Annie Sprinkle’, "Annie Sprinkle's Bazoom- bas’, “Love Magazine") en las que aunque ullizando todavia los f {gos de la representacién pornagratica tradicional a través de los q Su cuerpo habia sido producide como icono porno aparecen algunos desplazamientos interesantes. Asi por ejemplo, en una de las fologta figs, junto a la que podemos leer “Masturbate delante de tus p ‘vemes @ Annie posando semidesnuda de pie sobre un automévit situéndose « la altura de un arbol proximo, en otra serie de fotog Con la inscripci6n “Esto te parece un acio abominable conira natura ‘Annie es penetrada par el mufién de la pierna de una joven ampu Progresivamente, esle soporle serviré a Sprinkle para elaborar un. poltico-sexual de las comunidades de putas. drag queens, lesbianas, bbuiches, practicantes de SM y bodyart (Fakir Mustafar, John Holmes. ronica Vera, Jack Smith, Long Jean Silver, Kenneth Anger, Ron Alhey, por fas que circula. En una de estas revisios Annie Sprinkle publica la que seré una d sus primeras obras emblemalicas “The Anatomy of a Pin-Up" en la @ uiiizando la fotografia como superficie de inscripcién, Sprinkle literalmente una cartogratia de los procesos perlormativas a través los que se produce la ferinidad pornogratica, Indicando con flechas cada una de las partes de su cuerpo, Sp

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