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RICHARD WILKINSON KATE PICKETT ra BD ol TC Desigualdad Un andlisis de la (in)felicidad colectiva Titulo original: The Spirit Level. Why More Equal Socteties Atmost Always Do Better © Richard Wilkinson y Kate Pickett, 2009. All rights reserved Edicién origmal: Allen Lane, un sello de Penguin Books Ltd., 2009. De esta edicién: © Turner Publicaciones $.L., 2009 Rafael Calvo, 42 28010 Madrid Primera edicidn: octubre de 2009 Reservados todos los derechos en lengua castellana. No esta permitida la reproduccién total ni parcial de esta obra, ni su tratamiento o transmisi6n por ningén medio o método sin la autorizacién por escrito de la editorial. ISBN: 978-84-7506-g18-0 De Ja traduccion: © Laura Vidal Sanz, 2009 Disefio de 1a coleccién: Enric Satué Bustracién de cubierta: ‘The Studio of Fernando Gutiérrez Depésito Legal: 8. 1 437-2009 Impreso en Espaiia La editorial agradece todos los comentarios y observaciones. tumer@turnerlibros.com INDICE Noia sobre los graficos .. 15 Primera parte: Exito material, fracaso social I El fin de una era 2 TL = éPobreza o desigualdad? ... 33 I Cémo Ja desigualdad se mete bajo la piel ..... bl Segunda parte: El coste de la desigualdad IV __ Vida comunitaria y relaciones sociales ..... 69 Vs Salud mental y drogas .... 85 VI Salud fisica y esperanza de vida ..... 95 VIL Obesidad: mds diferencia de renta, nn Rendimiento académico ....... 125 Madres adolescentes: fa historia se repite .... Violencia: una forma de hacerse respetar .... C4rcel y castigo Movilidad social: desigualdad de oportunidades ........... 181 HMM Rg Tercera parte: Una sociedad mejor XIII Sociedades disfuncionales ..... . 197 XIV Nuestra herencia social ....... XV = Igualdad y sostenibilidad ... XVI Construir el futuro ..... Apéndice .... Referencias bibliograficas ... Agradecimientos A nuesivos padres, Don y Marion Chapman George y Mary Guillemard PREFACIO E. habitual exagecar la importancia del propio trabajo, una tentacion en la que nosotros no deseamos caer. Sin embargo, si hemos de conve- nir en que este libro no es una coleccién mis de recetas y prejuicios sobre cémo arreglar el mundo. El trabajo que suscribimos es el resultado de un largo proceso de investigacién (mas de cincuenta afios-persona, entre ambos) dedicado, inicialmente, a investigar las causas que provocan esas grandes diferencias entre las personas respecto de su salud y su esperanza de vida, e igualmente entre los distintos niveles de la jerarquia social, todo ello en el marco de las sociedades modernas, En un principio, nos centramos en comprender por qué el deterioro de la salud es mas acu- sado conforme se desciende en la escala social, de forma que, en gene- ral, los pobres tienen peor salud que los miembros de las clases medias, y €stos, a su vez, son més proclives a la enfermedad que los individuos de los sectores sociales mds altos. Como les pasa a quienes trabajan con los factores sociales que con- dicionan la salud, nuestra formacién epidemiolégica nos leva a consi- derar que los métodos mas apropiados son los que se emplean para determinar las causas de las enfermedades en el ambito poblacional: ira- tar de descubrir por qué un grupo de personas contrae una determinada enfermedad mientras que otro grupo se libra, o explicar por qué una enfermedad en concreto se vuelve mas comtin. Estos mismos métodos pueden, sin embargo, emplearse también para determinar las causas de otros problemas, no s6lo los relacionados con 1a salud. Pensando en la locucién “medicina basada en la evidencia”, que des- cribe los esfuerzos actuales para que los protocolos médicos se basen en una informacién fidedigna sobre lo que funciona o no en el tratamiento de jas enfermedades, pensamos en titular este libro Evedence-based Politics [Soluciones basadas en la evidencia]. El estudio en que se apoyan nuestras conclusiones se basa en el trabajo de muchos equipos de investigacién DFS(GUALDAU de diferentes universidades y organizaciones. Hemos empleado métodos reproducibles para estudiar problemas observables y objetivos, y nues- tros informes sobre investigaciones se han publicado y han sido evalua- dos por colegas en revistas cientificas y académicas. Esto no quiere decir que este libro esté exento de conjeturas. Los resul- tados siempre son susceptibles de interpretaciones, pero la eleccién de una de ellas en detrimento de fas demas suele basarse en razones fun- dadas. Las teorias y expectativas iniciales a menudo resultan cuestiona- das por nuevos hallazgos cientificos que hacen necesario repensarlas. Nos gustaria invitar al lector a recorrer el camino que hemos hecho, jalo- nado por cifras y datos y dejando fuera sélo algunos “callejones sin salida” y desvios equivocados que tanto tiempo nos hicieron perder, hasta Ile- gar a comprender mejor cémo es posible mejorar la calidad de vida de las personas en las sociedades modernas. Expondremos las pruebas, y nuestras razones para interpretarlas de la forma en que lo hacemos, para que el lector pueda juzgar por si mismo. Generalmente, la desigualdad se intuye como un elemento de corro- sion social. Pero, en las sociedades desarrolladas, parecia poco proba- ble que los niveles de desigualdad fuesen tan acusados como para resultar cuantificables. Y es que muchos descubrimientos se deben tanto a la suerte como a una decision tomada sobre bases bien fundadas. Si el panorama que describimos no habia sido expuesto hasta ahora se debe probablemente a que gran parte de los datos fueron inaccesi- bles hasta estos tiltimos afios. Con informacién internacionalmente com- parable, no sélo sobre la renta y su distribucion, sino también sobre diferentes problemas sociales y de salud, era cuestién de tiempo que alguien Hegase a las conclusiones que nosotros exponemos. Las datos, cada vez mas completos, nos han permitido —a nosotros y a otros inves- tigadores- analizar la manera en que las sociedades difieren entre si, des- cubrir cémo un determinado factor va unido a otro y poner a prueba con rigor las diversas teorias. Parece que los nuevos descubrimientos se aceptan con mayor facilidad en las ciencias naturales que en las sociales, como si las teorias fisicas fue- sen inenos controvertidas que las teorias sobre el mundo social. Pero la his- toria de las ciencias naturales esta plagada de enconados enfrentamientos personales que empezaron como desavenencias teéricas y que, a menudo, marcaron las vidas de sus protagonistas para siempre. En el campo de las PREFACIO ciencias de la naturaleza, las controversias suelen confinarse al mundo de los expertos: la mayoria de las personas no tiene opiniones formadas sobre las teorfas enfrentadas de la fisica de particulas. Silas tienen, en cam- bio, sobre como funciona la sociedad. Las teorias sociales tratan en parte sobre nosotros mismos; de hecho, casi podrian ser consideradas una proyeccion de nuestra autoconciencia o de la conciencia que las socie- dades tienen de si mismas. Mientras los cientfficos de la naturaleza no tienen que convencer, uno a uno, a las células o a los atomos para que acepten sus teorfas, los tedricos sociales han de enfrentarse a una plétora de puntos de vista individuales y a fuertes intereses subrepticios. En 1847, Ignaz Semmelweiss descubrié que si los médicos se lavaban Jas manos antes de atender a las mujeres durante el parto se reducia drds- ticamente el ntimero de muertes por fibres puerperales. Pero para que su estudio fuese de utilidad hubo de convencer a mucha gente —en espe- cial a sus colegas médicos- para que cambiasen sus habitos. Su verda- dera batalla no fue el descubrimiento en cuanto tal, sino lo que siguié. Sus teorias fueron ridiculizadas y esta incomprensi6n le condujo a la locura y, al final, al suicidio. Pese a esto, sus colegas médicos no toma- ron en serio sus conclusiones hasta que Louis Pasteur y Joseph Lister des- arrollaron la teoria de las enfermedades producidas por gérmenes, que explica por qué la higiene es importante. Vivimos un periodo pesimista. Ademas de preocuparnos por las con- secnencias del calentamiento global, es facil darse cuenta de que muchas sociedades, a pesar de su éxito material, estén cada vez mas lastradas por los fracasos sociales. De ser correctos, la teorfa y los datos presen- tados en este libro nos dicen como poner en practica mejoras sustan- ciales en la calidad de vida de la gran mayoria de la poblacién. Sin embargo, si no cambia la percepeién de la sociedad que tiene la mayo- ria de las personas que la forman, esta teoria habré muerto nada mas nacer. La opinion pablica s6lo apoyara los cambios politicos necesa- rios si algo parecido a lo que planteamos en este libro logra calar en la sensibilidad de la gente, Por ello hemos creado una fundaci6n sin animo de lucro cuyo propésito es difundir las conclusiones de este libro. En el momento de escribir esto se trata de poco mas que una pagina web {sin fondos ni conocimientos técnicos): www.equalitytrust-org.uk. Con- fiamos, al menos, en que sirva para sugerir que aim hay esperanza para todos nosotros. NOTA SOBRE LOS GRAFICOS LOS DATOS A PARTIR DE LAS CIFRAS: COMO INTERPRETAR LOS GRAFICOS DE ESTE LIBRO L. mayoria de los graficos que empleamos en este libro son cua- dros en los que se relaciona la desigualdad con diferentes problemas socia- les y de salud. Muestran relaciones que pueden ser (1) internacionales, comparando distintos paises ricos, o {2) de Estados Unidos, compa- rando sus diferentes estados, En todos los graficos la desigualdad de renta se ha colocado en el eje horizontal (el x), de forma que las sociedades con niveles bajos de desigualdad quedan a la izquierda y las sociedades con altos niveles de desigualdad, a la derecha. Las consecuencias de la desigualdad en la salud y fa sociedad se mues- tran en el eje vertical (el y}, en el lado izquierdo del gréfico. En la mayoria de los graficos estan representadas dos cosas. En pri- mer lugar hay una serie de puntos que representan a los paises ricos, oa los estados de Estados Unidos, de manera que los lectores pue- dan apreciar con facilidad la comparacién entre unas sociedades y otras. En segundo lugar aparece una linea, llamada linea de regresién, que muestra la relacién mas ajustada entre desigualdad en la renta y el problema reflejado en ese grafico. Esta linea no la escogemos nos- otros, sino que se ha calculado empleando software estadistico. Tam- bién es posible calcular hasta qué punto es improbable que el patrén resultante sea fruto del azar unicamente. Hemos incluido una linea de ajuste éptimo uniendo los puntos entre si s6lo si las posibilidades de que la relacién sea producto del azar resultan muy escasas, Cuando el grafico no incluye esta linea quiere decir que no existe un indicio probado de relacién. Sila linea de ajuste 6ptimo asciende marcadamente de izquierda a dere- cha muestra que el problema, social o de salud, esta mas extendido en las sociedades més desiguales. Este patrén tiende a aparecer con ele- mentos que consideramos negativos, como la violencia: DESIGUALDAD eje 7: eje x Si la linea desciende marcadamente de izquierda a derecha, muestra que las consecuencias sociales y de salud estan menos extendidas en socie- dades mas desiguales. Este patrén se observa para cosas que general- mente se consideran positivas, como la confianza: oh. eje yy eye x Si los puntos de un grafico estan dispersos significa que se dan otros factores que influyen en el resultado. Esto no tiene por qué entenderse como que la desigualdad no sea una influencia poderosa, sino simple- mente que hay otros factores que también influyen. anemia ‘otros lerse mple- NOTA SOBRE LOS GRAFICOS ejey Si los puntos estén menos dispersos quiere decir que existe una rela- cion estrecha entre la desigualdad y los resultados, y que la desigualdad es una herramienta perfecta para predecir dicho resultado. ce y [ eje x Puede ampliar la informacion sobre nuestros métodos en www. . equalitytrust.org.uk PRIMERA PARTE EXITO MATERIAL, FRACASO SOCIAL I JUST GOT A $$ 200,000 TAX cuT...t LOVE THIS COUNTRY! BUT WHY (S(T SucH A DUMP?! G Andy Singer 2007, poliueslesrtoons coun [Me acaho de ahorrar 200.000 délares en impuestos. iMe ENCANTA este pais! ILe que a0 entiendo es por qué parece un VERTEDERO!] 1 EL FIN DE UNA ERA Ast como gran poder el dinero tiene st de regalos se trata o de salvar a un enfermo con él, en la diavia pitanza su importancta es pequeiia; gran diferencia no hay entre ricos y pobres a ta hora de saciarse. Euriprpes, Electra* E. una paradoja notable que, en la cima de los logros materiales y tecnolégicos, 2 muchos de nosotros nos devore Ja ansiedad, seamos tan proclives a la depresién, nos preocupe tanto cémo nos ven los demas, estemos permanentemente inseguros de nuestras amistades, sintamos un irrefrenable impulso consumista y tengamos una vida comunitaria escasa o nula. Como no gozamos de unas relaciones sociales relajadas y carecemos de la satisfacci6n emocional que todos necesitamos, buscamos consuelo en la comida, en las compras compulsivas, en el gasto desmesurado, o caemos victimas de los excesos ante el alcohol, los medicamentos psi- coactivos o las drogas. éCémo hemos llegado a padecer tanto sufrimiento mental y tanta alte- racién emocional cuando gozamos de niveles de riqueza y confort sin precedentes en la historia de la humanidad? A menudo sentimos que nos falta algo de tiempo libre para pasar con los amigos, aunque hasta eso nos puede parecer algo inalcanzable. Hablamos de nuestras vidas como de una batalla constante por la supervivencia psicoldgica, pero lo cierto es que el lujo y el derroche de que alardeamos son tales, que amenazan incluso la integridad del planeta. * Traduccion de Manuel Fernandez Gahano. Planeta. Barcelona, 1986. DESIGLALDAD Una investigaci6n dei Harwood Institute para la Innovacién Publica (encargada por la Merck Family Foundation) demuestra que, en Esta- dos Unidos, los ndividuos tienen la impresién de que entre ellos y la satisfaccion de sus necesidades sociales de alguna manera se interpone un materialismo grosero. Un informe titulado Yearning for Balance [Anhelo de equilibrio], basado en un estudio a escala nacional entre los estadou- nidenses, demostré que eran “sumamente contradictorios en cuanto a riqueza y ganancias materiales”."* La gran mayoria de las personas dese- aba que la sociedad “abandonase la avaricia y los excesos, y los sustitu- yese por una forma de vida ms centrada en valores, en la participacién comunitaria y en la familia”. Pero también tenfa la impresion de que estas prioridades no eran compartidas por una gran parte de sus conciudada- nos, los cuales, pensaban, se habjan vuelto “cada vez mas despegados, egoistas e irresponsables”, En consecuencia, cada vez se sienten mas aislados. Sin embargo, dice el informe, cuando se reunié en grupos de estudio para debatir sobre estas cuestiones, la gente se mostré “sorpren- dida y emocionada al comprobar que habja otros que compartian sus puntos de vista”. En lugar de servirnos para hacer una causa comin que nos acerque a los demas, la desazén que sentimos por la pérdida de valores sociales y la btsqueda de recompensas materiales se viven a menudo como una ambivalencia estrictamente privada que nos aisla de los demas. Hace tiempo que la clase politica ignora estas cuestiones y que ha renun- ciado a articular una visién compartida, capaz de inspirarnos para crear una sociedad mejor. Como votantes, hemos abandonado toda conviccién colec- tiva de que la sociedad puede ser diferente. En lugar de una sociedad. mejor, lo dnico que perseguimos -la mayoria al menos— es mejorar nues- tra propia situacién como individuos en esta sociedad, tal y como es. El contraste entre el éxite material y el fracaso social que se produce en muchos paises ricos es una significativa sefial de alarma. Sugiere que, para lograr mejoras en Ja calidad real de vida, tenemos que alejammos de los estindares materiales y de crecimiento econ6mico actuales y concen- trar nuestra atencién en mejorar el bienestar psicoldgico y social del con- junto social. Sin embargo, en cuanto sale a relucir Ja psicologia, la discusién * Los mieros en superindice corresponden a las referencias bibhograficas incluidas al final de! libro, AL FIN DE UNA BRA. tiende a centvarse casi exclusivamente en remedios y tratamientos indivi- duales. El pensamiento politico se paraliza. Hoy dia es posible componer un panorama nuevo, convincente y cohe- rente, de como podemos liberar a las soctedades de un comportamiento tan poco funcional. Una comprensién mas cabal de lo que ocurre cam- biaria la forma en que percibimos el mundo que nos rodea, la inten- cidn de nuesiros votos y también, sustancialmente, nuestras exigencias politicas. En este libro mostramos que la calidad de las relaciones sociales se construye sobre cimientos materiales. La escala de las diferencias en la renta tiene un efecto poderoso en nuestra manera de relacionarnos. En lugar de culpar a los padres, a la religion, a los valores, a la educacién o al cédigo penal, demostraremos que la reducci6n de la desigualdad puede ser un potente nivelador de nuestro bienestar psicolégico. De! mismo modo que fue necesario realizar estudios sobre el aumento del peso de jos bebés para demostrar que el carifio de quien los cuida es crucial en su desarrollo, han sido necesarios estudios sobre tasas de mortalidad y de distribucién de la renta para poner de manifiesto las necesidades socia- les de los adultos y demostrar que la sociedad puede satisfacerlas. Mucho tiempo antes de la crisis financiera que se precipité a finales de 2008, algunos politicos briténicos que comentaban el deterioro de la vida en comunidad o el auge de determinadas conductas antisociales, hablaban de una “sociedad rota”. El colapso financiero desplazé enton- ces la atencién a la economia rota, y mientras que la culpa de esa socie- dad rota se atribuia en ocasiones a los mds pobres, de la economia rota se echaba la culpa sobre todo a los ricos. Los responsables de las insti- tuciones financieras més prestigiosas, estimulados por las perspectivas de salarios y primas atin més elevados, se olvidaron de toda cautela y cons- truyeron un castillo de naipes, una fragit burbuja especulativa. Pero lo cierto es que tanto la sociedad rota como la economfa rota son resul- iado del aumento de la desigualdad. LO QUE INDICAN LOS DATOS Empezaremos por exponer las pruebas de que estamos cerca de agotar Jos beneficios del crecimiento econémico. Durante miles de afios, el modo DESIGUALDAD mas efectivo de mejorar la calidad de la vida humana ha sido elevar los estandares materiales. En otras épocas, cuando el lobo de la escasez acechaba sin tregua nuestra pueria, los buenos tiempos eran simplemente tiempos de abundancia de los bienes materiales basicos. Pero para la gran mayoria de Jas personas de los paises présperos, las dificultades de la vida no tienen ya que ver con llenar el estémago, tener acceso a agua poia~ ble y manienerse calientes. Y, por primera vez en la historia, los pobres estén -en lineas generales~ mAs gordos que los ricos. El crecimiento econémico, durante tanto tiempo motor del progreso, ha cumplido en gran medida su funcién en los paises ricos. No es s6lo que el aumento del bienestar y la felicidad no sean ya la consecuencia visible del creci- miento econémico, es que se han producido aumentos a largo plazo en los niveles de ansiedad, depresién y muchos otros problemas de indole social. Parece que las poblaciones de los paises ricos han Llegado al final de un largo viaje histérico. El trayecto de ese viaje puede observarse en el grafico 1.1, que mues- tra cual es la tencencia de la esperanza de vida en paises que se encuen- tran en distintas fases del crecimiento econdémico, vista en relacion con Ja renta nacional bruta per capita. En los paises mds pobres, la espe- ranza de vida aumenta rapidamente en las primeras fases del crecimiento economico, pero después, empezando por los paises de renta media, la tasa de aumento se ralentiza. Conforme crece la calidad de vida y los pai- ses se enriquecen mas y mAs, la relacién entre crecimiento econémico y esperanza de vida se debilita. Con el tiempo desaparece por com- pleto y la curva ascendente en el grafico 1.1 se vuelve horizontal, demos- trando que, en los paises ricos, el progresivo enriquecimiento deja de traducirse en mas esperanza de vida. Eso es lo que ha ocurrido ya en los treinta paises mas ricos, los situados en la esquina superior derecha del grafico 1.1. Pero si la curva del grafico 1.1 se estabiliza no es porque hayamos alcan- zado las cotas maximas posibles de esperanza de vida. Con el tiempo los paises mas ricos siguen cxperimentando mejoras sustanciales en la. salud. Lo que ha cambiado es que esas mejoras han dejado de estar relacionadas con la calidad media de vida. Cada diez afios, en los pai- ses més ricos la esperanza de vida aumenta en dos y tres aiios. Esto sucede con independencia del crecimiento econdmico, de forma que la espe- ranza de vida en un pais tan rico como Estados Unidos no es mayor (sarejop 9) widyo sad penue way voor 00 08, ooo evoror a e = 00 page, ae emma a gNS oe wou wed at {soue) epra ap urumiodeg Gréfico 1.1. El desarrollo econémico sélo contribuye al aumento de la esperanza de vida en sus primeras fases.? Ta aR he DESIGUALDAD que la de Grecia o Nueva Zelanda, que apenas son la mitad de ricos. En lugar de progresar de forma proporcional, lo que sucede con el paso del tiempo es que la curva se estanca: los mismos niveles de renta se asocian a una esperanza de vida més alta. La observacién de estos datos nos leva a concluir que, conforme los paises se vuelven mas ricos, el aumento de la calidad de vida tiene menos incidencia en Ja salud. Aunque Ja buena salud y la longevidad son importantes, hay otxos ele- mentos que contribuyen a la calidad de vida. No sdlo la relacién entre salud y crecimiento econémico se estabiliza, pues lo mismo ha ocurrido también con Ia relacion entre este dltimo y la felicidad. Al igual que sucede con la salud, el gtado de felicidad de las personas aumenta en las prime- ras fases de crecimiento econémico y luego se estanca. Este es un argu- mento importante, expuesto por el economista Richard Layatd en su libro sobre Ia felicidad. La cultura, al menos en algunos paises, es también un condicionante cuando menos probable de los indices de felicidad. En algunas sociedades, no decir que se es feliz puede considerarse como una admision de que se ha fracasado en la vida, mientras que en otras, afirmar que se es feliz puede sonar autocomplaciente y conformista. Pero a pesar de las dificultades, el grafico 1.2 muestra que la “curva de la feli- cidad” se estanca en los paises ricos de forma més o menos paralela a la esperanza de vida. En ambos casos, las mejoras sustanciales Ilegan con las primeras fases del crecimiento econ6mico, pero cuanto mis rico se vuelve un pais, ese aumento de riqueza contribuye en menor medida a su grado de felicidad. En estos graficos, las curvas para la felicidad y para la espe- ranza de vida se estabilizan coincidiendo con los 25.000 délares de renta per capita, aunque hay indicios de que es posible que con el tiempo haya que aumentar el nivel de renta necesario para que esto ocurra.* La prueba de que los niveles de felicidad dejan de aumentar conforme Jos paises ricos acrecientan sus niveles de riqueza no procede sélo de com- parar distintos paises en un momento determmado (como muestra el grafico 1.2). En algunos paises, como Japén, Estados Unidos y Gran Bre- tafia, es posible examinar los cambios en los niveles de felicidad durante periodos tan prolongados como para comprobar si aumentan conforme el pais se enriquece. Y los datos muestran que, en estos paises, la felici- dad no ha aumentado ni siquiera a lo largo de un periodo tan largo como para permitir que Ja renta real se duplique. Los investigadores han obser- vado este mismo patrén empleando otros indicadores de bienestar, tales 26 (sorejop v9) ede sad pence wey cover o000f p00 on 00% ° byay saumsag, 0 ZYAy Anus, afeqwaas0g Gréfico 1.2. Felicidad y renta media {no disponemos de datos para el Reino Unido).5 DESIGUALDAD. como la “medida del bienestar econdémico” o el “indicador genuino de progreso”, que tratan de calcular los beneficios netos del crecimiento des- pués de eliminar los costes que genera, tales como la congestién del tra- fico y la contaminacién. Asi que, ya sea la salud, la felicidad o cualquier otro indicador del bien- estar que se considere, el panorama resulta similar. En los paises mas pobres, el desarrollo econémico contimia siendo muy importante para el bienes- tar de los individuos. Del aumento de la calidad de vida material resultan mejoras sustanciales, ya sea en los indicadores objetivos del bienestar, como la esperanza de vida, 0 en los subjetivos, como la felicidad. Pero con- forme los paises pasan a engrosar las filas de los econ6micamente prés- peros, el aumento en la renta media va perdiendo importancia. Hay, sin embargo, un patron predecible. Cuanto mas se posee, cada cosa que se adquiere ~ya sean barras de pan o un coche~ contribuye menos al bienestar de uno. Si se tiene hambre, una barra de pan lo es todo, pero cuando estamos saciados una barra mas 0 menos no supone ninguna diferencia sustantiva, ¢ incluso puede convertirse en un estorbo si se pone rancia. Antes o después, en el Jargo camino del crecimiento econdmico los paises alcanzan un nivel de prosperidad que no se compadece con un aumento equivalente en el grado de satisfaccién, y el aumento de la renta se traduce cada vez menos en mejor salud, felicidad o bienestar. Un buen ntimero de paises desarrollados ha experimentado un aumento continuo de su renta media durante los tiltimos ciento cincuenta afios, pero la riqueza adicional no les resulia ya tan beneficiosa como antes. El anélisis de las tendencias en las diferentes causas de mortalidad avala esta interpretacién. Conforme los paises se enriquecen, las patologias aso- ciadas a la pobreza disminuyen progresivamente y, en consecuencia, las grandes enfermedades infecciosas -1a tuberculosis, el cdlera o el saram- pién...-, que en la actualidad siguen siendo endémicas en los paises mas pobres, pierden poco a poco su caracter letal. Conforme estas enfer- medades “pobres” desaparecen, quedan ~y se incrementan— las llama- das enfermedades de la prosperidad: Jas patologias cardiovasculares degenerativas y el cancer. Mientras que las enfermedades infecciosas aso- ciadas a la pobreza son muy comunes en la infancia y a menudo causan la muerte de muchos adultos jvenes, las enfermedades de la riqueza apa- recen mas a partir de la madurez y en la vejez. 28 2). FIN DE UNA BRA Las pruebas confirman que si las curvas de los graficos 1.1 y 1.2 se esta- bilizan es porque los paises han alcanzado un umbral de calidad de vida imaterial a partir del cual los beneficios del crecimiento econdémico son menos evidentes. Lo que ocurre es que, en las sociedades mas prospe- ras, las enfermedades que antes eran propias “de les ricos” han pasado a a caracterizar a los pobres. Algunas, como las cardiopatias, las embolias y la obesidad eran més frecuentes entre la poblacién rica. Por ejemplo, las dolencias cardiacas solian considerarse propias del hombre de nego- cios, y antes los ricos eran los “gordos” y los pobres los “flacos”. Sin embargo, a partir de la década de 1950, en los paises ricos estos patro- nes se han invertido. En definitiva, las enfermedades que antes eran comu- nes entre los mas favorecidos, ahora cunden entre los pobres. LOS LIMITES MEDIOAMBIENTALES PARA EL CRECIMIENTO Precisamente ahora, cuando los paises ricos constatan que los beneficios reales derivados del crecimiento econdmico han tocado techo, nos vemos pbligados a reconocer los problemas que esta generando el calentamiento dobal y los limites que la proteccién del medio ambiente pone a ese crecimiento. La drastica reduccién de las emisiones de carbono para prevenir el cambio climatic y el aumento del nivel de los mares puede suponer que incluso Tos niveles actuales de consumo sean insostenibles, en particular si la calidad de vida de las regiones mas pobres y de las +conomias emergentes aumenta, como cabe esperar. En el capitulo XV discutiremos cémo las perspectivas descritas en este libro encajan con las medidas disefiadas para reducir el calentamiento global. DIFERENCIAS DE RENTA ENTRE SOCIEDADES Y EN EL SENO DE CADA UNA DE ELLAS Somos Ja primera generacién que ha encontrado nuevas respuestas a la. pregunta de como podemos mejorar la calidad de vida, ¢Pero cual de estas nuevas respuestas es més plausible que el propio crecimiento eco- mémnico? Para contestar a este nuevo interrogante hay que tener en cuenta ac hecho clave: Ja manera radicalmente distinta en que nos afectan las DESIGUALDAD diferencias de renta dentro de nuestra sociedad y las que separan una sacie- dad rica de otra pobre. En los capitulos Iv a XII nos hemos centrado en una serie de problemas sociales y de salud tales como la violencia, las enfermedades mentales, la malernidad adolescente y el fracaso escolar, que en todos los pafses son mas comunes entre los pobres que entre los ticos. Por eso es facil concluir que la renta mis alta y la mayor calidad de vida hacen de salvaguarda frente a estos problemas. Sin embargo, cuando comparamos sociedades diferentes en cuanto a nivel de renta y calidad de vida, constatamos que los problemas sociales antes aludidos guardan una relacin escasa o nula con Jos niveles de renta media en una sociedad. Tomemos la salud como ejemplo. En lugar de observar la esperanza de vida en paises ricos y pobres, como en el grafico 1.1, fijémonos tnica- mente en los pafses ricos. El grafico 1.3 muestra sélo estos iltimos y confirma que, entre ellos, algunos pueden ser casi el doble de ricos que otros sin que eso conlleve que disfruten de una esperanza de vida mayor. Y sin embargo, en el seno de estos paises ricos las tasas de mortalidad estan estrecha y sistematicamente ligadas a la renta. El griifico 1.4 ilus- tra la relaci6n entre tasa de mortalidad y niveles de renta en Estados Uni- dos. Las tasas de mortalidad corresponden a personas en distritos postales clasificados por la renta familiar media del area en la que viven. A la dere- cha vemos los distritos postales con menores tasas de mortalidad, y ala izquierda los mds pobres y con tasas de mortalidad més altas. Hemos ilus- trado este punto con datos de Estados Unidos, pero en cada sociedad encontramos variaciones similares mas o menos pronunciadas. Las ren- tas mas alias se asocian con tasas de mortalidad mAs bajas en todos los niveles sociales. Y no tiene que ver con que los pobres tengan peor salud. Lo que resulta Iamativo del grafico 1.4 es la regularidad de Ia variante salud en una determinada sociedad. Se trata de una variaci6n que nos afecta a todos. Dentro de cada pais, la salud y la felicidad de sus habitantes estén rela- cionadas con su renta. Las personas més ricas tienden, de media, a ser mas saludables y mas felices que las personas mas pobres de esa misma sociedad. Pero si comparamos unos paises ricos con otros, el hecho de que los habitantes de una sociedad sean, de media, el doble de ricos que los de otra no supone diferencia alguna en los parametros de salubri- dad y felicidad. RRS PAR RRA SUPRA TAPE Rspecanza de vida - hombres y mugeies on sn . Gene © Ne Loans eames, sre esitode Grafico 1. 20.000 25.000 39.000 a5 000 0.000 Renta nacional pet cépita (ent délares} .3- La esperanza de vida no guarda relaci6n con las diferencias en la renta media entre paises nicos.® 3 8 23 Morlafidad por cada 10 000 habitantes (justaca por edad) 8 3 Renta media por distritos postales en Estados Unidos Gréfico 1.4. Las tasas de mortalidad estan estrechamente relacionadas con las diferencias de renta dentro de las sociedades.” DESIGLALDAD éQué sentido podemos encontrarle a esta paradoja, a saber, que las dife- rencias en renta media y calidad de vida entre poblaciones extensas 0 paises no importan en absoluto, pero que las diferencias de renta den- tro de esas mismas poblaciones si importan, y mucho? Hay dos expli- caciones plausibles. Una es que en los paises ricos probablemente no haya que considerar tanto el nivel de renta y la calidad de vida en sf mismos, sino en comparacién con otras personas de la misma sociedad. Tal vez los niveles estandares no importan, y lo significativo sea, sim- plemente, el lugar que ocupamos en relacién con los demas, es decir, dénde encajamos en la jerarquia social. La otra posibilidad es que el desnivel social en salud (grafico 1.4) sea el resultado no de los efectos sobre la salud de la renta relativa o del esta- tus social, sino de los efectos sobre la salud de la movilidad social, que separa a los sanos de los enfermos. {Quizé las personas sanas tienden a ascender en la escala social, mientras que las menos sanas terminan en su punto mas bajo? Esta pregunta se contestard en el capitulo siguiente, en el que veremos que, ya sea al ampliarse 0 al reducirse, las diferen- cias de renta denéro de una sociedad son importantes. ¢Soportan las socie- dades mds o menos igualitarias el mismo lastre de problemas sociales y de salud? ied éPOBREZA O DESIGUALDAD? Pobreza no es una pequeiia cantidad de bienes, ni tampoco la relactin entre medios y fines; sobre todo es una relacién entre personas. La pobreza es un estatus social [. ] Ha crecido [...] como una odiosa distincion entre clases ... Marshall SaHLINs, Economia de la Edad de Piedra éCUANTA DESIGUALDAD? E. el capitulo anterior vimos que el crecimiento econémico y el aumento de la renta media ban dejado de contribuir de forma sustan- cial al bienestar general de los paises rices. Pero también comproba- mos que, en el seno de cada sociedad, los problemas sociales y de salud siguen fuertemente asociados a la renta relativa de los distintos secto- res que la componen. En este capitulo veremos si el grado de desigualdad de la renta supone alguna diferencia para los miembros de una deter- minada sociedad. EI gréfico 2.1 muestra como varia fa incidencia de las diferencias de renta de un pais desarrollado a otro. De arriba abajo, podemos obser- var como aumenta el grado de desigualdad segtim descendemos. La lon- gitud de las barras horizontales muestra cuanto mas rico es el 20% mas rico de la poblacion de cada pais, comparado con e) 20% més pobre, en un baremo de cero a diez. Entre los paises con mayor desigualdad figuran Singapur, Estados Unidas y el Reino Unido (los graficos se refie- ren a la renia familiar, ajustada al nimero de miembros de cada famu- lia, una vez descontados los impuestos y los subsidios). ‘ntsss Smith, buy up the rights to ibe Bible and get that (part changed about the rich man and the eye of tie needle” [‘Seftorita Smith, compre los derechos de la Biblia y haga que cambien la parte donde hablan del rico y el qa de la aguja”] 34 EPOOREZ4 © DESICUALDAD? Hay muchas maneras de medir la desigualdad de la renta, y todas estn relacionadas enire si, por lo que emplear una u otra viene a ser lo mismo. En lugar del 20% més rico y el 20% mas pobre podriamos comparar el 10% 0 el 30%. O podrfamos observar la proporcién de todas las rentas que tecibe la mitad mas pobre de cada poblacién. Lo normal es que ésta obtenga el 20% o el 25% de la renta total de un pais y !a mitad mas rica el 75% o el 80% restantes. Otras mediciones mas sofisticadas inclu- yen el llamado coeficiente Gini, que mide fa desigualdad en todas las capas sociales en hugar de considerar sélo los extremos. Si toda la renta fuese a parar a una sola persona (desigualdad maxima) y el resto no recibiera nada, el coeficiente Gini seria igual a 1. Si la renta se compar- tiese de una manera igualitaria y todos tuvieran exactamente los mis- mos ingresos (total igualdad) el Gini equivaldria a cero. Cuanto mis bajo Desigualdad de renta Grdfico 2.1. {Cuinto més rico es el 20% mis rico que el 20% més pobre en cada pais?* DESIGUALDAD es su valor, mas igualitaria es una sociedad. Los valores mas comunes suelen estar entre el 0,3 y 0,5. Otro medidor de la desigualdad es el indice Robin Hood, que, como puede deducirse de su nombre, nos indica qué proporcién de la renta de una sociedad habria que quitar a los ticos para darsela a los pobres. Para evitar que nos acusen de escoger los medidores que mejor enca- jen con nuestras tesis, decidimos utilizar datos proporcionados por agencias oficiales en lugar de calcularlos nosotros mismos. Cuando comparamos la desigualdad entre diferentes paises, empleamos la pro- porcion de renta percibida por los paises que estén por encima del 20% mas bajo; es algo facil de entender y es uno de los medidores que proporciona Naciones Unidas. Cuando comparamos la desigualdad entre estados norteamericanos utilizamos el coeficiente Gini; es el medi- dor mas comin y lo defienden los economistas y la Oficina del Censo de Estados Unidos. En muchos articulos académicos, como hacen tam- bién otros autores, hemos empleado dos medidores distintos de des- igualdad, para probar que elegir uno u otro rata vez afecta a los resultados, ¢SUPONE UNA DIFERENCIA EL GRADO DE DESIGUALDAD? Una vez alcanzado el punto en que el crecimiento econdmico ya no se traduce en una mayor calidad de vida (en vista de los problemas que plantea el deterioro medioambiental), équé diferencia suponen las desi- gualdades de renta que vemos en el grafico 2.1? Se sabe desde hace aiios que la mala salud y la violencia estan mas extendidas en las sociedades mas desiguales. Sin embargo, en el curso de nuestra investigacién comprobamos que los problemas mas comu- nes en el extremo inferior de la escala social estan, generalmente, mas extendidos en las sociedades mas desiguales. No se trata sélo de la mala salud y fa violencia, sino también, como se vera mas adelante, de muchos otros problemas. Casi todos ellos vienen a confirmar la cada vez més extendida impresién de que las sociedades modernas son, a pesar de su prosperidad, sonoros fracasos de integracién social. Para averiguar si estos problemas eran mas comunes en los paises mas desiguales, recogimos datos comparables internacionalmente —que g6 ePOBREZA © DESIGUALDAD? ademés fuesen fiables—, tanto sobre salud como sobre otros proble- mas sociales. Los problemas sobre los que obtuvimos datos son los siguientes: + Nivel de confianza. + Enfermedades mentales (inclnida la adicci6n al alcohol o a las drogas). + Esperanza de vida y mortalidad. + Obesidad. + Madres adolescentes. + Rendimiento escolar de los niios. + Homicidios. + Tasas de poblacién reclusa. + Movilidad social (uo obtuvimos datos sobre Estados Unidos). En ocasiones, las relaciones entre problemas de distinta naturaleza pare- cen forzadas o cuando menos casuales. Por eso, para estar seguros de que nuestros descubrimientos eran sdlidos, también recogimos datos sobre estos mismo problemas sociales y de salud, o similares, de cada uno de Jos cincuenta estados de Estados Unidos, Jo que nos permitié compro- bar que, efectivamente, los problemas estaban relacionados de manera direcia con la desigualdad en ambos campos independientes. Tal y como afirmé Lyndon Johnson, “Estados Unidos no es simplemente una nacion, sino una nacién de naciones”. Para presentar un panorama general, hemos combinaclo los datos sobre problemas sociales y de salud de cada pais y de cada estado de los Esta- dos Unidos de manera independiente, que nos permitiese configurar un indice de Problemas Sociales y de Salud por cada pais y para cada estado. Todos los elementos de estos indices tienen una consideracién equiva- lente, de manera que, por ejemplo, la tasa de salud mental tiene la misma influencia en la tasa general de la sociedad que la tasa de homicidios 0 de maternidades adolescentes. Aspectos como la esperanza de vida esian medidos a la inversa, de manera que cuanto mas altas son las tasas mas graves son los problemas. Cuando observamos los graficos percibimos cuan alto es el Indice de Problemas Sociales y de Salud, pero estan refle- jadas el resto de las cosas. (Para més informacién sobre como seleccio- amos los paises incluidos en los graficos de este libro, véase el Apéndice). DESIGUAI DAD Peor Fetus | 3 ; > a +N dle unites hae 2 Frama © | 5 4 € 3 z pron meor __. Baja Alta Desiguaidad de renta Gréfico 2.2. Los problemas y sociales y de salud estan estrechamente relacionados con la desigualdad dentro de los paises ricos. Empezamos por mosirar (en el grafico 2.2), que los problemas socia- les y de salud tienden claramente a ser menos frecuentes en los pai- ses mas igualitarios, Cuanto mayor es la desigualdad (a la derecha en el eje horizontal), mayor es su puntuacién dentro de nuestro Indice de Problemas Sociales y de Salud. Estos problemas estan, de hecho, mis extendidos en paises con mayores desigualdades en Ja renta. Ambos factores estén relacionados de forma muy estrecha, y el mero azar difi- cilmente nos proporcionaria un resultado parecido. Para subrayar que la prevalencia de los problemas sociales y de salud en el conjunto social se relaciona més con la desigualdad que con el nivel medio de vida, en el gr4fico 2.2 mostramos el mismo indice de problemas sociales y de salud, pero esta vez en relacion con Ja renta media (renta media per capita). El grafico muestra que no hay una tendencia clara hacia mejores resultados en los paises mas ricos. Esto confirma lo que vimos en los graficos 1.1 y 1.2 del primer capitulo. Sin embargo, ademas de saber que los problemas sociales y de salud son mas comunes entre los sectores menos favorecidos de cada socie- dad (tal y como muestra el grafico 1.4), ahora sabemos que el peso 3 EPORREZA O BESIGUALDAD? Peor (eee Zande Bonds gece tips Neopet Suse hpne Major 20.000 a5 ave enue 35.000 4yooo0 Renta anual per eéputa fen dolares} ‘Grifico 2.9. En los paises ricos, los problemas sociales y de salud estan s6lo zeramente relacionados con la renta media anual. general de estos problemas es mucho mayor en las sociedades mas desiguales. Con objeto de comprobar que los datos no se deben a un capricho del azar, veamos si se produce un patrén similar en el examen de los cncuenta estados norteamericanos. Para cada estado conseguimos encon- wxar datos sobre practicamente los mismos problemas sociales y de salud gue los que incluimos en nuestro indice internacional. El grafico 2.4 muestra que el Indice de Problemas Sociales y de Salud esta fuertemente relacionado con el grado de desigualdad en cada estado. El grafico 2.5 muestra que no existe una relacién clara entre el indice y los niveles de renta. Los datos de Estados Unidos confirman el panorama interna- conal. La posicién de Estados Unidos en el grafico internacional (gra- Sco 2.2) muestra que, en comparacién con otros paises, el alto nivel de zenta del conjunto del pais no contribuye en absoluto a mitigar sus azoblemas sociales y de salud en la comparacién con otros paises. Hay que sealar que parte de la razén por la que nuestro indice —que combina datos de diez problemas sociales y de salud diferentes~ esta tan estrechamente ligado a la desigualdad es que su combinacién tiende 39 Pear Indie de problemas sociales y de salud Maer Bya Aka Desigualdad de renta Grafico 2.4. En Estados Unidos, los problemas sociales y de salud estén relacionados con la desigualdad, [Véase correspondencia de las abreviaturas en las pp. 292-2934] Peor ns z a 3 s Tye 80s 2 " om ~~ 5 ave aon en i vor WN ae E uv sun R g i = be ett Bhat g we at wei sto = a + = se NT ag Mee we ue aa 0 Tse aun 15.000 20.000 35.000 yp 000 Renta oacional per edputa (en ddlarest Grafico 2.5. En Estados Unidos, los problemas sociales y de salud sélo estén ligeramente relacionados con la renta media. [Véase correspondencia de las abreviaturas en las pp 292-293.) 40 En cada pais se pregunté a individuos escogidos al azar si estaban o no de acuerdo con esta afirma- ciéa: “La mayoria de la gente es de fiar”. Las diferencias entre paises son grandes. Las personas confian mds las unas en las otras en los paises escan- dinavos y en Holanda; Suecia posce los niveles de confianza mas altos, con un 66% de la poblacién que cree en que se puede confiar en los demas. El nivel de confianza més bajo lo tiene Portugal, donde sélo el 10% de la poblacién cree que los demas sean dignos de confianza. Asi que, dentro de estas democracias de mercado ricas, hay una diferencia de mas de seis puntos en los niveles de confianza y, tal y como ilustra el grafico, los nive- les de confianza altos estan ligados a bajos niveles de desigualdad. VIDA COMUNITARIA Y RELACIONES SOCIALES | bo erm & z + huwva Zed = sim £ 40 eAnsiabs 3 o Austra * i wa 3 & i hens on So io Desiguaktad de rema Gréfico 4.1. El porcentaye de personas que opinan que “la mayoria de la gente es de fiar” es mayor en paises mas igualitarios. 'y Pi gui 70 “0 Ne se" 40 30) La mayona de In gem es de Fiar (a de acuerdo) 20 aa aus Bye Deesgunidad de rents Aha Grafico 4.2. En los estados mas igualitanos hay mayor ntimero de personas que opman. que “la mayoria de la gente es de fiar” (datos disponibles slo para 41 estados de Estados Unidos). [Véase correspondencia de las abreviaturas en las Pp- 292-293] DLSIGUALUAD Los datos sobre confianza en Estados Unidos, que se muestran en el gra- fico 4.2, estén tomados del General Social Survey [Sondeo social general], realizado por el gobierno federal, que leva supervisando el cambio social en este pais desde hace ms de un cuarto de siglo.”! En este sondeo, como en log de cardcter internacional, se pregunta a las personas si creen que la mayoria de la poblacién es de fiar. En Estados Unidos hay hasta cua- tvo puntos de diferencia entre distinios estados, Dakota del Norte tene un nivel de confianza similar al de Suecia -el 67% de su poblacién cree que se puede confiar en los demas~ mientras que en Misisipi sdlo el 17% comparte ese sentimiento. Al igual que ocurre con los datos inter- nacionales. los niveles bajos de confianza estan relacionados con nive- les alios de desigualdad. Lo importante de estos graficos sobre confianza y desigualdad es que ilustran hasta qué punto la vida es distinta para las personas de estas sociedades, segtin a la que pertenezcan. Imaginemos a alguien que vive en un lugar donde el go% de la poblacién desconfia de los demas y en cémo este hecho debe influir en el dia.a dia, en la interaccién social entre las personas en el trabajo, en ja calle, en las tiendas, en las escue- tas, En Noruega no es extrafio ver en tas terrazas de los cafés mantas para paliar el [rio de los clientes. Nadie se plantea que alguno de estos clientes o la gente que pasa por la calle vaya a robar las mantas, Son muchos los que sienten nostalgia de los tiempos pasados, cuando se podia dejar ta puerta de la casa abierta o confiar en que, si uno perdia la cartera, ésta le seria devuelta. De todas las grandes ciudades de Esta- dos Unidos, Nueva Orleans es una de las mas desiguales. Este fue el telén de fondo de las tensiones y desconfianzas que hemos descrito antes en las escenas de caos tras el huracdn Katrina. éLA GALLINA O EL HUEVO? En Estados Unidos la confianza ha caido de un 60% en 1960, a menos del 40% en 2004.7! Pero, ées Ja desigualdad Ja que crea niveles bajos de confianza, 0 ¢s la desconfianza la que crea desigualdad? (Qué fue primero? El politélogo Robert Patnam, de la Universidad de Harvard. en su libro Solo en da bolera, demuestra que la desigualdad est4 relacie- nada con el “capital social”, términe con el que se refiere ala suma tot VIDA COMUNITARIA 1 RELACIONTS SOCIAI 6S ae ta participacién de los individuos en la vida comunitaria. Putnam scribe: La comunidad y la igualdad se refuerzan mutuamente [,..] El capi- tal social y la igualdad econémica avanzaron en tandem durante gran parte del siglo xx. En las décadas de 1950 y 1960, la distri- bucién de riqueza y de renta era més igualitaria de lo que habia sido durante un siglo [...] Esas mismas décadas vieron también el auge de Ja cohesién social y el compromiso civil. Los maxi- mos de igualdad y capital social coincidfan [...] A la inversa, el ‘iltimo tercio del siglo XX fue un tiempo de desigualdad al alza y merma del capital social [...] La coincidencia de ambas tendencias resulta reveladora: en algtin momento alrededor de 1965-1970, Estados Unidos revirtié el curso de su historia y empez6 a ser un pais menos justo econémicamente y menos cohesionado social y politicamente. En otro articulo, el mismo autor afirma: Las flechas causales tenderan a volar en ambas direcciones: los ciudadanos de los estados [estadounidenses] con alto capital social hardn mas por reducir las desigualdades y las desigualdades mis- mas tenderdn a ser socialmente separadoras.”° Mas contundente todavia es Eric Uslaner, pohtélogo de la Universidad de Maryland, que esté convencido de que es fa desigualdad lo que afecta ala confianza y no al revés.”? Si vivimos en sociedades con un capital social mayor, entonces tendremos mas amigos y vecinos, y eso puede incrementar nuestra confianza en la gente que nos rodea, gente que sentimos que es como nosotros. Pero Uslaner sefiala que el ipo de con- fianza que se mide en prospecciones como el European and World Values Survey es la confianza en extrafios, en gente que no conocemos y que a menudo no es como nosotros. Empleando abundantes datos proceden- tes de diversas fuentes, Uslaner demuestra que las personas que confian en los dems son optimistas y con un gran sentido del control de sus vidas. La relacién que hemos tenido con nuestros padres también afecta a nues- tra confianza en los demas. DESIGUALDAD En un estudio realizado con su colega Bo Rothstein, Uslaner demues- tra, empleando un tesi estadistico de causalidad, que la desigualdad afecta ala confianza, pero que no existe “un efecto directo de la confianza en Ja desigualdad, sino que, mas bien, la causalidad empieza con la desi- gualdad”.”* Afirma que “la confianza no puede prosperar en un mundo desigual” y que la desigualdad de renta es el “primer motor” de la con- fianza, con un efecto sobre ésta mayor incluso que las tasas de desem- pleo, la inflacién o el crecimiento econémico.”” No son los niveles aceptables de bienestar econémico los que generan confianza, sino la igualdad econémica. El grafico de Uslaner (el 4.3) muestra que la con- fianza decliné en Estados Unidos durante un periodo en el que la desi- gualdad aumenté raépidamente. Los mimeros muestran Ia relacion entre el nivel de confianza y la desigualdad, todos los afios entre 1960 y 1998. Los cambios en la desigualdad y la confianza caminan juntos en el tiempo. Cuando la desigualdad es mayor, las personas se preocupan menos las unas de las otras, hay menos reciprocidad en las relaciones y la gente tiende a arreglarselas sola y a solventar sus problemas sin preocuparse de cémo repercutiran sobre los demas, lo que provoca, inevitablemente, una caida de la confianza. Como seiialé ‘Tocqueville, tendemos menos a identificarnos con aquellos a quienes no vemos como nuestros iguales; las diferencias materiales nos dividen socialmente. fox a 65 4 4 Eso - 2495 3 # 30 os ong O45 indice Gin: de desigualded Grifico 4.3. Conforme aumentaba la desigualdad, disminnia la confianza.” 76 VIDA COMUNIIARIA \ RELAGIONES SOCIALLS LA CONFIANZA CUENTA Tanto Putnam como Uslaner demuestran que Ja confianza lleva a la colaboracién. Uslaner muestra que en Estados Unidos las personas que confian en los demés tienden a dedicar mis tiempo y dinero a ayudar a otros. “Los que confian” también son mas proclives a creer que existe una cultura comun, que Estados Unidos se sostiene sobre la base de unos valores compartidos y que todo el mundo deberia ser tratado con respeto y tolerancia. También son defensores del orden legal. La confianza afecta al bienestar de los individuos, y también al bien- estar de la sociedad civil. Cuando los niveles de confianza son altos, Ia gente se siente segura, tiene menos preocupaciones y ve a los demas ‘no como competidores, sino como colaboradores. Hay diversos estudios convincentes, realizados en Estados Unidos, que relacionan la confianza con la salud, a saber, que las personas con niveles de confianza altos viven mas tiempo.”? De hecho, las personas que conffan en los demas se benefician de vivir en comunidades con niveles de confianza eleva- dos, mientras que aquellos que confian menos en los demés tienen un entorno social menos solidario."" La contianza, o su ausencia, fue cuestion de vida o muerte para algu- nas de las personas atrapadas por los efectos del huracdn Katrina. La confianza fue también crucial durante la ola de calor que azoté Chicago en 1995. El socidlogo Exic Klinenberg, en el libro que escribié sobre aquel suceso,” sefiala que los afroamericanos pobres que vivian en dreas con niveles de confianza bajos y niveles de delincuencia altos estaban demasiado asustados como para abrir las puertas o las ventanas de sus casas, y tampoco se atreviau a abandonar su hogar para acudir a los refugios acondicionados por las autoridades locales. La gente no se preocupé de sus vecinos y cientos de personas ancianas 0 con alguna dolencia que fas hacia mas vulnerables murieron de calor. En vecin- darios hispanos igualmente pobres, pero caracterizados por niveles de confianza altos y una activa vida comunitaria, el riesgo de muerte fue mucho menor. DESIGLALDAD “TIPOS DUROS” Otro signo de la erosién de las relaciones sociales y de la falta de con- fianza entre las personas fue el rapido aumento de la popularidad de los vehiculos todoterreno en las décadas de 1980 y 1990. En el Reino Unido es costumbre referirse a estos vehiculos con el apodo despectivo de “trac- tores de Chelsea”. Chelsea es uno de los barrios ricos de Londres y el apodo hace referencia alo ridiculo de conducir un vehiculo todoterreno en zonas exclusivamente urbanas. Pero los coches mismos llevan nom- bres que evocan imagenes de cazadores y aventureros intrépidos: Outlan- der, Pathfinder, Cherokee, Wrangler, etcétera. Otros aluden a imagenes todavia mas rudas, de soldados y guerreros, con nombres como Troo- per, Defender, Shogun, Raider y Crossfire. Y sin embargo son vehicu- los destinados a la ‘jungla urbana”. Parece que !a popularidad de los todoterrenos no se debe sélo al inte- rés en proyectar una imagen dura, sino que lambién refleja una des- confianza creciente y la necesidad de sentirse a salvo de los demas. Josh Lauer, en su articulo “Driven to extremes” [Conducidos hacia los extre- mos], se preguntaba por qué la rudeza militar en un vehiculo resul- taba mas valorada que su velocidad o Ja belleza de su disefio, y también. qué significaba la popularidad de los todoterrenos en Ia sociedad esta- dounidense.** Lauer llega a la conclusién de que esta tendencia retle- jaba las actitndes norteamericanas ante el crimen y la violencia, una admiracién por el individualismo despiadado y la importancia de evi- lar el contacto con los demés. En definitiva, era una expresién de desconfianza. Los todoterrenos no son vehiculos pensados para la vida comunitaria, para ayudar al vecino a transportar su bicicleta o para recoger a autoestopistas {el autoestop empezé a declinar en la década de 1970, justo cuando empez6 a aumentar Ia desigualdad). Como bien observ6 un antropdlogo, la gente intentaba protegerse de las amcna- zas de una sociedad hosca y desconfiada “conduciendo un todoterreno con apariencia de coche blindado y tratando de parecer lo mas inti- midaioria posible ante atacantes potenciales”.3) El experto en encues- tas Michael Adams, al escribir sobre las diferencias de valores entre Estados Unidos y Canada, apuntaba que, en este tltimo pais, los mini- buses se venden dos veces mas que los todoterrenos, mientras que en Estados Unidos es exactamente al contrario (Canada es, por supuesto. 78 ‘VIDA COMUNITARIA ¥ REI ACIONBS SOCLAT PS un pais més igualitarie que Estados Unidos).°* Simulténeamente al aumento de la popularidad de los todoterrenos, en Estados Unidos se manifestaron otros signos de la creciente incomodidad y del miedo de las individuos respecto a los demas, como el significativo aumento del numero de viviendas en urbanizaciones cerradas* y la populari- zaci6n de los sistemas de seguridad para el hogar.** Ultimamente debido al dréstico aumento del precio del combustible, las ventas de todote- rrenos han disminuido, pero la gente sigue sintiendo atraccién por esa imagen de “tipo duro”, asi que proseguira la popularidad de estos vehiculos. EL ESTATUS DE LA MUJER. En muchos sentidos, las sociedades mas desiguales son también mas mas- culinas, al menos en términos de estereotipos. Cuando pusimos a prueba esta tesis, comprobamos que el estatus de la mujer esta tan condicio- nado por la desigualdad como los niveles de confianza y las relaciones sociales. En Estados Unidos, el Institute for Women’s Policy Research confec- ciona medidores de la situacién de 1a mujer. Basandose en los datos de estos medidores, algunos investigadores de la Universidad de Harvard demostraron que el estatus social de la mujer estaba unido a la desigualdad de Ia renta entre los estados norteamericanos,°” Tres de los indicadores fueron: la participacién de las mujeres en la politica, sus niveles de empleo y salario, y su autonomia social y econémca. Cuando se combinan estos tres medidores para cada uno de los estados y se relacionan con los niveles estatales de desigualdad de renta, encontramos también que el estatus de Ja mujer es significativamente peor en los estados mas des- iguales, aunque no de forma muy acusada (grafico 4.4), El hecho de que los puntos estéa bastante dispersos alrededor de Ja linea del grafico mues- tra que hay otros factores, aparte de la desigualdad, que afectan al esta- tus de la mujer. Sin embargo, en aqueilos estados en Jos que la desigualdad es mayor hay una tendencia que no puede atribuirse al azar: la existen- cia de menos mujeres que votan o que trabajan en la politica, y tam- bién de menos mujeres que obtienen un titulo universilario o que ganan un salario menor. DESIOUALDAD Alto | aw wre Bae ce. apr me aan, 28S 9 | . a ure woaya A Lie won we Nee te ast steno 3a ite WE ay eM xo oe eon ® an ~ soe ou ‘e | wea sae! Baya ‘Aka, Desgualdad de venta Grafico 4.4- Estatus de la mujer y desigualdad en los estados norteamericanos. [Véase correspondencia de las abreviaturas en Jas pp- 292-2031 En el plano internacional nos encontramos wa situacion parecida, tal y como se ilustra en el grafico 4.5. Combinando medidores del porcentaje de mujeres que desempefian cargos politicos, las diferencias He renta entre hombres y mujeres, y el porcentaje de mujeres que ter- minan estudios superiores, para confeccionar un indice del estatus feme- nino, comprobamos que los paises mas igualitarios obtenian mejores resultados. Entre los paises més igualitarios, destaca Japon pordns en este pais el estatus de las mujeres es mas bajo de lo que cabria esperar: también en Italia las mujeres tienen peor estatus de lo esperable, y en cambio en Snocia la situacién es mejor de lo presumible. Al igual que con la dis persién de puntos en el grafico sobre los estados norteamericanos, esto demuestra que hay otros factores que inflayen en el estatus de la mujer dentro de cada pais. En Jap6n ¢ Italia las mujeres han tenido tradicio- palmente un estatus inferior al de los hombres, mientras que Suecia cuenta con una larga tradicién en el campo de los derechos de la mujer. Pero, una vez mas, el vinculo entre la desigualdad de renta y el estatus do ae eee ree VIDA COMUNITARIA ¥ RELACIONES SOCIALES Alo sBaxcmren Belgce* Canad « ‘ Aostra, Hola fa Mia dela Retno Cade Iepon Indice de cstalue femenno slain, Bao Baye Ala Desgualdad de rents Gréfico 4 5. Estatus de la mujer y desigualdad en los paises ricos femenino no puede atribuirse s6lo a la casualidad; hay una tendencia a que ef estatus de las mujeres sea mejor en paises mAs igualitarios. Los epidemidlogos han constatado que en aquellos estados norteame- ricanos donde el estatus de la mujer es mas equiparable al del hombre, las tasas de mortalidad son menores para ambos sexos.*° Por otra parte, parece que estos factores inciden practicamente igual en todas las muje- res, cualquiera que sea su posicién en la escala social.” CONFIANZA SIN LIMITES No es sorprendente que, igual que Jos individuos que muestran mayor confianza en los demas son mas propensos a contribuir en causas bené- ficas, entre los paises ricos los mas igualitarios también son mas genero- sos con los paises mas pobres. La cantidad que fija Naciones Unidas a sus paises miembros pata destinarla a la ayuda exterior es el 0,7 de la renta nacional bruta, S6lo Noruega, Suecia, Dinamarca y Holanda la cumplen —de hecho, su zenerosidad va mas alla de las expectativas de Naciones Unidas- y, tal DESIGUALDAD. Le Norwest * w socese : " emsnana ‘Hote ou cs 0.6 Romo Canale Poreoataqe Desigualdad de venta Gréfico 4.6. Gasto en ayuda exterior y desigualdad en los paises ricos. y como mostramas en el grafico 4.6 con datos procedentes de la OCDE, los paises mas desiguales se gastan un porcentaje significativamente menor de su renta en ayuda exterior. Japon y el Reino Umdo son los dos pat- ses que mas llaman la atencion en este grafico. ‘Tal vez el gasto de Japon, menor de lo que cabria. esperar, sea un reflejo de su alejamiento de la escena internacional tras la Segunda Guerra Mundial, mientras que el gasto de] Reino Unido, mayor de lo esperado, sea el resultado de los lazos histéricos que le unen a muchos de los paises en desarrollo, antiguas colo- nias suyas. LO QUE HEMOS APRENDIDO En este capitulo hemos demostrado que los niveles de confianza social estén relacionados con las desigualdades de renta, evidenciando al mismo tiempo que correlacién no es Jo mismo que causalidad. Existen varias razones por las que pensamos que Ja igualdad es un requisito para una mayor confianza (aunque es casi seguro que ambas cosas se influyen mutuamente}. Uno de los factores que corrobora esta ae bes un ambas Fe esta VIDA COMUALLAIUA Y RELSCIONES SOCIALES afirmacion es la fuerza de la relacion entre ambas variables, que queda patente por lo pronunciado de las Iineas de los graficos 4.1 y 4.2. Los suecos se fian mucho mas de sus vecinos que los portugueses, Cualquier explicacion alternativa tendria que ser igualmente convincente, y en mnes- tros modelos estadisticos hemos encontrado que m la pobreza ni un nivel de vida normal pueden justificar estos resultados. También hemos obser- vado una asociacién sdlida en Estados Unidos y en los pafses desarro- llados. Antes describimos cémo Uslaner y Rothstein emplearon un modelo estadistico para ilustrar el funcionamiento de la confianza y la desigualdad, Ja desigualdad afecta a la confianza y no al revés. Las relaciones entre desigualdad y el estatus de la myer y entre desigualdad y ayuda al exte- rior también aiiaden coherencia y plausibilidad a nuestra conviccién de que Ja desigualdad aumenta la distancia social entre distintos grupos de personas y nos hace menos dispuestos a ver a los demas como “nosotros” que como “ellos”. En resumen, podemos considerar la confianza como un medidor impor- tante de la forma en que una mayor igualdad material puede contribuir a crear una comunidad mAs cohesionada y colaboradora, en beneficio de todos. & "We're all on the same wavelength. Everyone's on an anti-depressant!” i 5 (“Estamos todos en la misma onda. iTodo el mundo va de antidepresivos!”| % v SALUD MENTAL Y DROGAS No es sintoma de salud el estar bien adaptado a una sociedad profiundamente enferma. KRISHNAMURTL SALUD MENTAL EN EL REINO UNIDO Y EN ESTADOS UNIDOS L. salud mental de los nifos ocupa a menudo la primera pagina de periédicos como el briténico Daily Mail, bajo titulares del tipo: “Una generaci6n perturbada”. Se estima que un millén de nifios britanicos ~uno de cada diez, en edades comprendidas entre los cinco y los die- ciséis- padece alguna enfermedad mental.*9 Se ha sugerido que por cada escuela secundaria con mil alumnos, cincuenta sufriran una depresi6n aguda, cien padeceran una crisis de angustia, entre diez y veinte sopor- taran un desorden obsesivo-compulsivo y entre cinco y diez chicas tendrén un desorden alimentario.’° Esta estimacién viene refrendada por el Good Childhood Inquiry [Investigacién sobre la infancia], un son- deo encargado en 2008 por la Children’s Society." Tras encuestar a miles de niios, el informe concluye que cada vez son mas los que padecen trastornos de salud mental y m4s de uma cuarta parte se siente depri- mida, como consecuencia, sobre todo, de rupturas familiares y presio- nes de grupo. El 6% de los niiios de Estados Unidos ha sido diagnosticado de tras- torno de déficit de atencién por hiperactividad, una parologia del com- portamiento caracterizada por impulsividad, nerviosismo constante y una grave incapacidad de concentracién.* En un sondeo nacional, casi el 10% de los nifios de edades comprendidas entre los diez y los diecisiete aiios DESIGUALDAD presentaba dificultades moderadas o severas en las “areas de las emo- ciones, la concentraci6n, el comportamiento o la capacidad de relacio- narse con los demas” 4# éY¥ qué tal les va a los adultos en estas dos mismas sociedades? En una encuesta nacional realizada en el Reino Unido en el afio 2000, el 23% de los adultos padecia un desorden neurético 0 psicdtico, o era adicto al alcohol o a las drogas, y el 450 de ellos padecia més de uno de estos desérdenes.*4 En 2005, los médicos ingleses hicieron 2g millo- nes de recetas para antidepresivos, lo que cost6 mas de 400 millones de libras al National Health Service [Servicio Nacional de Salud].4* En Estados Unidos, uno de cada cuatro adultos ha sufrido alguna enfer- medad mental durante el pasado afio y casi una cuarta parte de estos episodios se diagnosticé como grave; a lo largo de su vida, mas de la mitad padecera alguna enfermedad menial. En 2003, Estados Unidos se gasi6 100.000 millones de délares en tratamientos psiquidtricos.!7 BIENESTAR MENTAL Antes de entrar en comparaciones de salud mental en otras sociedades no est4 de mas preguntarse qué es una mente sana. La National Association for Mental Health in the ux (MIND) [Asocia- cién Nacional para la Salud Mental en el Reino Unido] publicé un folleto titulado “Como mejorar su bienestar mental”, que comienza asi: “La. salud mental no es algo que se tiene, sino algo que se construye. Para estar mentalmente sano, uno debe apreciarse y aceplarse a si mismo”.!* Y concluye ciciendo que las personas mentalmente sanas son capaces de cuidar de si mismas, de apreciarse y juzgarse empleando estandares razonables y realistas. Las personas que no se aprecian a si mismas tie- nen miedo al rechazo; se mantienen distantes de fos demas y terminan atrapados en un circulo de soledad. También es importante sefialar que, aunque en el cerebro de los enfer- mos mentales a veces se producen cambios en los niveles de deter- minadas sustancias quimicas, nadie ha demostrado todavia que dichos cambios sean las causas de la depresién, en lugar de cambios produci- dos por la depresién, De igual manera, aunque es posible que la vul- nerabilidad genética esté presente en algunas enfermedades mentales, 86 SALUD MLNTAL ¥ DROGAS no puede, por si sola, explicar el enorme aumento de estas patolo- gias en las tiltimas décadas; nuestros genes no pueden cambiar tan rapi- damente. éPERAS Y MANZANAS? Es realmente posible comparar tos niveles de salud mental de distin- tos paises? ¢Acaso las distintas culturas no catalogan de diferente manera los trastornos mentales y tienen diferentes patrones de normalidad 0 de tolerancia ante las diferencias? ¢Es que los individuos de socieda- des distintas son mas o menos reacios a admitir sus problemas emocio- nales, el consumo de drogas o cualquier otro hébito estigmatizado? Nunca habia sido facil obtener medidores equivalentes del nimero de personas que padecen alguna enfermedad mental en diferentes pai- ses, Pero dicha tarea empez6 a ser més facil en la década de 1980, cuando los investigadores desarrollaron entrevistas diagnéstico: un conjunto de preguntas que no tenian que ser formuladas por psiquiatras 0 psicélo- gos, Y que permitian por tanto a los investigadores medir a gran escala el ntimero de personas que se ajustan a los criterios que definen la enfer- medad mental. En 1998, la OMS creé el Consorcio Internacional en Epidemiologia Psiquiatrica, en un intento por calcular Ia cifra de personas con enfer- medades meniales en distintos paises, la gravedad de sus patologias y los modelos de tratamiento. Aunque los métodos que emplea no solu- cionan por completo las posibles diferencias culturales a la hora de interpretar y responder las preguntas del sondeo, al menos en todas partes se hacian las mismas preguntas y éstas se formulaban de igual manera, Entre los paises ricos y desarrollados, las encuestas de la os se han completado en Bélgica, Francia, Alemania, Italia, Japon, Holanda, Nueva Zelanda, Espana y Estados Unidos.!%!° Aunque no son estrictamente comparables, otras encueslas de ambito nacional y muy similares nos dan cifras de la proporcién de poblacion adulta con alguna enfermedad mental en otros tres paises: Australia,” Canada®’y el Reino Unido. DESICUALDAD DESIGUALDAD DE RENTA ¥ SALUD MENTAL En el grafico 5.1 empleamos estos sondeos para mostrar la relacién que se establece en los paises ricos entre la desigualdad de renta y Ja pro- porcién de adultos que han sufrido enfermedades mentales en los doce meses previos a ser entrevistados. La relacin es inequivoca: el porcen- taje de poblacién con enfermedades mentales en los paises desiguales es mucho mas alto. Una relacién tan estrecha no puede deberse al azar, de hecho, todos estos paises estan practicamente alineados, y sdlo des- taca Italia, con menores niveles de enfermedades mentales de los que cabria esperar, habida cuenta de su desigualdad de renta. Al igual que sucedia con los niveles de confianza en el capitulo ante- tior, hay grandes diferencias en la proporcién de personas con enfer- medades mentales (de un 8% a un 26%) entre paises. En Alemania, Italia, Japén y Espafia menos de una de cada diez personas habia padecido algan tipo de enfermedad menial en el afio anterior; en Australia, Canada, Nueva Zelanda y el Reino Unido las cifras son de mas de una de cada cinco personas, y en Estados Unidos, como ya hemos mencionado, mas Assieaha «Bee Ul avin Zeon © 20.0 = Cond Holuida® tunwmne «Kapa | 10.0 h que safe algua enfermedad mentai % oti Desgualdad de renta Grafico 5.1. El ntimero de personas que padecen enfermedades mentales es mayor en los paises mas desiguales 8B SALUD MENTAL ¥ DROGAS de una de cada cuatro. En lineas generales, parece como si, en estos pai- ses, la desigualdad triplicara el porcentaje de personas con enfermeda- des mentales. En los nueve paises de los que tenemos datos procedentes de los sondeos de la OMS, podemos también examinar subclases de enferme- dades mentales, en concreto trastornos de ansiedad, trastornos del estado de 4nimo y trastornos de control de los impulsos y las adicciones, ade- més de las patologias mentales graves. Los desérdenes de ansiedad, de control de impulsos y las patologias mentales graves estan todos estrechamente relacionados con la desigualdad; los trastornos del estado de dnimo, no tanto. En el capitulo 11 vimos que, durante las liltimas décadas, los niveles de ansiedad han aumentado en los paises desa- rrollados. Los desérdenes de ansiedad forman el subgrupo mas impor- tante de enfermedades mentales en todos estos paises. De hecho, el porcentaje de las enfermedades mentales que son trastornos de ansie- dad es significativamente més alto en los paises desiguales. Por des- gracia no existen fuentes internacionales de datos comparables referidos ala salud mental de los nifios y los adolescentes. En cuanto a nuestro otro banco de pruebas, Estados Unidos, descu- brimos algo sorprendente. Se trata de un caso unico entre los numero- sos problemas sociales y de salud tratados en este libro: no encontramos relaci6n alguna entre la salud mental de los adultos y la desigualdad de renta entre los estados norteamericanos. Hay estimaciones por estado referidas a la salud mental recogidas por el United States Behavioral Risk Factor Surveillance Study [Estudio para la vigilancia de conductas de riesgo en Esiados Unidos] y el National Survey on Drug Use and Health [Sondeo nacional sobre drogas y salud], pero la falta de relacion entre Ja desigualdad y la salud mental resulta evidente en ambas fuentes. Sin embargo, 1a desigualdad de renta si esta asociada a enfermedades mentales en mujeres adultas. No se trata de una relacién particularmente estrecha, pero si lo suficiente como para no desestimarla, y esta misma telaci6n se reproduce con la salud mental infantil. El National Survey of Children’s Health {Sondeo nacional de salud infantil] proporciona esti- maciones para cada estado del porcentaje de nifios con dificultades mode- tadas o graves en las areas emocional, de comportamiento o de relacién con los demas.? Aunque, como ocurre con las mujeres adultas, la corre- Jacién de Ja salud mental infantil con la desigualdad de renta de cada 89 DESIGLALDAD 36 1 a2 : % 8 'L a TH | ° 1 Blancos Negros Indios Améucos Hispanos amencanos Grifico 5.2. Porcentaje de aduilos que reconoce sufrur trastornos mentales frecuentes (1y93-2001).%! estado no es especialmente estrecha, sf guarda una relacién significativa con los niveles de desigualdad entre los estados. Existen varias explicaciones plausibles para Ja falta de asociacion entre los medidores de salud mental en adultos varones y la desigualdad. En general, los problemas relacionados con la desigualdad presentan una variabilidad social pronunciada (se vuelven mas comunes conforme se desciende en Ja escala social).* Sin embargo, algunos indicadores sugie- ren que la salud mental en Estados Unidos no presenta una variabilidad social estimable. La explicacién puede estar en los métodos de recopila- cién de datos o en las diferencias de género a la hora de informar sobre enfermedades mentales. Pero, al margen de las posibles explicaciones ~come la aparente resiliencia de las muorias étnicas ante las enferme- dades mentales (véase el grafico 5.2) o la incapacidad para detectar los efectos de Ja creciente desigualdad— es importante recordar que, desde una perspectiva internacional, los niveles de las enfermedades mentales en Estados Unidos son exactamente los que cabria esperar, dado su alto grado de desigualdad general. AFERRADOS A LA ESCALA SOCLAL Asi pues, «port qué las personas que pertenecen a las sociedades mas desiguales tienen mayor tendencia a padecer enfermedades mentales? PRREPRET RRR RT ay ne SALUD MENIAL ¥ BROGAS. El psicélogo y periodista Oliver James recurre a la analogia con una enfer- medad infecciosa para explicar esta relacién. El virus de la “abundancia”, explica James, “es un conjunto de valores que nos hace mas vulnerables ante los trastornos emocionales” y es mds comin en las sociedades mas ricas Tiene que ver con el afén desmedido de ganar dinero y obtener pose- siones, con el prurito de aparentar ante los demés que nuestro nivel de vida es més alto de lo que su realidad impone y con Ia pretensién de que- ter ser famoso. Estos valores nos hacen mas vulnerables a la depresi6n, a laansiedad, al abuso de sustancias estimulantes y a los desérdenes de la per- sonalidad, y estan estrechamente relacionados con los valores que exami- namos en el capitulo m. En otro libro recientemente publicado sobre el mismo tema, Ansiedad por el estatus, el filésofo Alain de Botton describe este cuadro como “una preocupacién tan perniciosa que es capaz de des- truir una parte importante de nuestras vidas”. Cuando fracasamos a la hora de mantener nuestra posici6n en la jerarquia social nos condenamos a “ver a los demés con envidia y a nosotros mismos con vergiienza”.5> El economista Robert Frank ha observado el mismo fenémeno y lo llama “fiebre del lujo”.s® Conforme aumenta la desigualdad y los muy ricos gastan mas y mas dinero en articulos de lujo, el deseo de poseer cosas semejantes invade al resto de la escala social, y sus miembros se esfuer- zan mas y mas por mantenerse “a la altura”. Los publicistas se aprove- chan, alimentando nuestra insatisfaccién y fomentando las comparaciones sociales. Otro economista, Richard Layard, habla de nuestra “adiccién alos ingresos”; cuanto mas tenemos més creemos necesitar y mas tiempo dedicamos a luchar por adquirir riqueza y posesiones materiales, en detri- mento de nuestra vida familiar, nuestras relaciones y nuestra calidad de vida.3 DESIGUALDAD Y DROGAS. Ocupar una posicién baja en el escalafén social resulta oprobioso para Ja mayoria de las personas, asi que no es sorprendente comprobar que el consumo de drogas como la cocaina, fa marihuana y la heroina esta mas extendido en las sociedades més desiguales. La Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito publica un informe internacional sobre drogas®’ que contiene datos desglosados DESIGUALDAD. Alto se puwat 2 \wevn Zolonda e Bg? Ley betslog Uawdos e g g Dua i Nomogne Bees! cheval 3 Porta « z ‘

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