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EL GIRO REFLEXIVO DE LA HISTORIA yatencién a las series Francois Dosse Diretin de avenigaighy Publicaciones me : Reto di Propiedad Inlet No 21,240 ISBN 978: Disetoy dijramacin: Franetea Monteal 2 Santiago de Chile, 2012 | Impreso por SalesianotImpeésores S.A. Inpice Presentacién edivores Introduccién Frangois Dosse| 1. Recorridos epistemolégicos 1, Michel de Certeau y la + dela historia 2. Del uso rezonado del anaes 3. El momento emolégico | | 4. La historia bajo la prucha de le guerra de las memorias ia del tiempo presente e historiografia Il, La atencidn @ las singularidades 6. Hl acontecimiento entre Kaitos y Huellas 7. Cuando Pierre Chaunu se relataba.:. i 8. Las mil y una vidas de la biografia i 9. Figurashistéricas, contecimientos memorables 4, La HISTORIA BAJO LA PRUEBA DE LA GUERRA DE LAS MEMORIAS Desde principios del afid 2000, y cada afio un poco mis, Francia atraviesa' una confusién extrema a Propésito de las cuestiones memoriales, que alcanza incluso un punto dlgide en el deitio colectivo en el afio 2005. Paul Ricoe: en lo cierto de lo que crefa cuando afitmaba, de La Mémoire, Histoire, ’Oubli, “me perturba el inguictante especticulo que da el exceso de memoria aqui, el exceso de Mediante su intervencién pretendia clatificar Ja situacién al distinguir estas dos dimensiones, la hi mejor conjuntamente, Desde la publicacién Ao 2000, los drapes suits por los conicrosmipmoriles no-han dejado de mulriplicatse en una confusién ¢reciente. Legitimamente, puede asombrer que Ricoeur no se haya vuclto .en mayor medida un recurso para aclarar estos confliceos, durance {os cuales cada uno tiene la tendentia a crisparse'en plsiciones absolutas y negadoras de la ofa, Este trabajo de cl i6n, "Paul Ricoeur, La Mémsire, ’Hineiv, FOubE, Pati, Le Seu, 2000, p.1. 101 Et Gino neruixivo DE LA HISTORIA poco solicitado y 1a confusién o el repliegue crispacio de cada, tuno de estos polos no ha dejado de agravarse, hasta el punto que Pierre Nora .ostica en 2006 “un malestar en la identidad historic crisis no depende de un simple mal coyuntural sino de una profunda crisis de historicidad en que crisis dellhorizonte de espera, del proyecto histor mundial y del vueleo hacia lo que is Hartog llamz nnuievo régimen de historicidad caracterizado por el presentismo, La guerra de las memorias . Entre los sintomas de nuestras patologlas memoriales, recordemos esta a legislar en materia memorial. A veces letamente loable, como es el caso que se da el 13 de julio de 1990 con la adopcidn de la Ley Gayssot, que aspiraba a obscaculizar las tesis negacionistas que recusaban la cexistencia de las cémaras de gas del nazismo. Pero a éomienzos de los afios 2000, se asistié a una aceleracién mucho més problematica del género. El 29 de enero. de 2001, se adopra ‘una ley para calificar la masacre de los armenios de 1915 como Ja llamada ley “Taubira” define la trata de negtos y la esdavitud transatlintica como ctimen coritra la humanidad desde el siglo XV y finalmenie, |a ley del 23 de febrero de 2005 estipula “que los programas Feconocen en particular el rol positivo de la presencia francesa en ultramas, especialmente en Africa del Norte”: |El poder politico llega aht con sus leyes para prescribira los historiadores no solamente cual debe ser la memoria que debe transmitirse a * Picre Nora, Le Débat, septiembre-occubre 2006. 102 LA MisTORIA BAJO LA PRUEBA DE LA GUERRA DE-LAS MEMORIAS Jas nuevas generaciones, sino ademas la manera en la cual ella debe ser presentada. Una verdadera incongruencia cuando sc Ja deontologfa que prevalece cri nacional es el respeto de la libertad )6, una'nueva ley penaliza toda puesta'en 10s grupos portadores de memoria comprendieton bien lo que se pone en juego y la posibilidad de hacer valet sus derechos ante autoridades piblicas y se organizaron en asociaciones cuyo fundamento consiste en asentar una solidez memorial mas allé de la usura del tiempo, en transmit una fidelidad memorial aa gene sea sino muy | sido el verdadero precursor de Adolf Hider! En cst ro de cextravagancias, hay que mencionaral Colectivo de tillanos, ‘Guayaneses y Reunioneses que se destacé .ente-al ir Ja justicia a un historiador prof 1u; por haber escrito una obra, publicada por Gallimard y recompensada por el Senado, sobre-lys tratas de negros’ y por haber comentado esta cdgica pagina de la historia ala justicia “una sancién ejémplar” y Claude Ribbe| uno de los pparticipantes de este colective y auitor del escandalosd libro sobre “Le crime de Napoléon puilicadé én diciembre de 2005, precisa indluso:cual debiera ser el Cargo: “El ibro de Pétré-Ghénouilleau le concieme pura y simplemente a los tibunales, bajo el cargo‘ pene 3 Olivier Pere Grenouileaa, Lee Trt négrites, Hua bitin global, Pasi, Gallinard 2004 108 1 cimo BEELEXIVO DE LA HISTORIA de racismo y apologfa del crimen contra la humanidad.” {Nada tds que sol A este ritmo, no se ha cerminado de desenterar Jos cadiveres|y los tibunales ya estén continuamence llenos en nombre de Ids herencias por asumix. La de la trata remonta all siglo XV, peto se puede ir més lejos todavia como con humor sugicre Frangpise Chandernagor:“:Se votarén por ejerhplo, para complacer a franceses de origen asiético, sanciones ch apoyo 0 uunalley para decir que én el siglo XII los Minamoto exterminaron cruelmente 4 los Taira? Como lo hace notar el historiador del tiempo presente Henty Rousso, pero denunciando en esta ‘ocasién los peligros del presentismo: “;Cémo pensar seriamente ‘quese pueden ‘reparar’ los dafios causados por la trata de negros 4 partir del siglo XV?"5 Por parte de los dirigentes politicos de todas las opiniones, [a itresponsabilidad es también ampliamente compartida y reina 1 mayor desorden, tanto en la derecha como en la inquierda, El diputado de derecha UMP encargado en 2003 del Informe sobre la presencia francesa en Ultramas, Michel Diefenbacher, incerviene en la asamblea nacional el 11 de junio de 2004 para alabar “la firme voluntad de la representacién nacional de que la historia ensefiada 2 nuestros nifios, en nuesttas escucls, suarde intacto el recuerdo de la epopeya de la Francia més grande”, Se retoma asl, como lo subraya récientemente Romain lenguaje fpicamente colonialist, el del siglo XIX europeocentrado. Los debates parlamentarios sefalan hasta qué punto es el ambito de la ensefianza, de la transmisibn, jet que es apuntado y que los diputados del UMP quieren eoatrolat. Ast, ionnel Lucs (UMP), defendiendo la ley dl 23 de febrero de “Frangoise Chandeonago, « Usnfr des Bonne intentions» Te Monde 17 diciconbre 2008. Stenry Rous, Ls Monde, 2 dcibre 2005. ‘Rowan Bend Mair np, Par Du Cog ad 104 La MisronIA nAJO 1A PRUEDA DE LA GUERRA DE LAS MEMORIAS 2005 ante la asamblea insi Ja manera en a cual ‘Lo quees verdad, es ques sefiala les escolares tienden a contar la historia de modo parcial, Los libros en circulacién tienen tuna visiGn demasiado negativa sobre este tema”. La izquiérda participa también en este clima de confusidn y es el PS quien logea aprobar ante fa asamblea nacional el 12 de octubre de 2006 la ley de penalizacién para quienquiera que emita dudas sobre el genocidio armenio, Un punto de vista semejante puede ser condenado en adelante 2 un afio de prisién y a tuna multa de 55 mil euros. Como dice.con humor Pierse Nora, gpara cuindo una ley que defienda la causa de los Rusos blanicos ys? {Una ley para indemnizar alos. descendienes de lo protestantesmasactados durante la matanza Albigenses exterminados®” Patos desbordamien no son verdaderamente una novedad, como ss: Garcia’, aunque se piense en el contficto de dos siglos: je politico, Pero el carécter particulamente intenso actual se debe a la pérdida dé valor estructurante scién, Aunque (cada uno, de un campo al otto, ‘evindicaba la verdidera Frias eta configuatin la que vuela en pedazos en los afids 1980”, bajo el doble golpe dé una mutacién én las scnsibilidades que substituye a la figura del héroe la de la victima y bajo los efectos de'la munldializacién, (que relativiza fas fronteras ndcionales. ico ela gee des méaoie en Chistian Dalat, Fag eee ee j | os EL cio mpripavo ps 1a MIsToRIA Frente aestos desbordamientos memorials, se compren la reaccién de los historiadores de oficio, que correspond a defendet sw’oficio con sus métodos especificos para ha frente a eas exigencias que a veces se transforman cn I conminacién a transi Los historisdores viens ajo la dertominacién “Libertad para la historia’, reclamand {a abrogacién de todas las leyes memoriales bajo cl Hamado dé eminentes historiadores", En 2005, se ha visto constivuiese también un Comité de vigilancia frente a los usos piiblicos dé Js histori, “para luchar contra tantas mezcls entre historia y ‘memoria’. Esta viva reaccién de la corporacisi historiadora contra las verdades oficiales es legitima y a la ver participa de un combate més general contra todos los ataques hacia la democracia. Sin embargo, es necesario subrayar el cardcter no Corporativisca de esta reaccién, lo que precisé con exactitud René Remond, quien presidié la asociaci6n Libertad para la ria: “El text 1 les pertenece més que alos politicos. Ella es el bien de todos”. René Rémond se encuentra en este punto plenamente deacuerdo con Paul Ricoeur, cuando recucrd stancia es el ciudadano quien decide en i entre el polo memorial y el polo dela historia, de abt la inecesidad de aclararlo én sus elecciones. Madeleine Rebériowe se mantuvo muy aislada y Fue muy Kicida mucho antes de que | Aéma, Elisbech Badinces, Jean-Jacques Becker, Frangoise Alain Decaux, Mare Fert, Jacques Julliard, Jan Leclant, Pierre Nora, Mona Qzouf, Jean-Claude Perro, Antoine Prost, ‘René Rémmond, Mautice Vase, Jean-Pierre ernant, Paul Vey, Petre Vidal Naquet, Michel Winock, * René Rémond, Lisir, a° 306, febrero 2006, p. 84. 106 [La MISTORIA BAJO 1A PRUEBA DE LA GUERRA DE LAS MEMOREAS el conjunto de historiadores midiera los tesgos de la inflacién de las leyes memoriales. En efecto, desde 1990 aiiando la ley Gayssor fue adoptada por la Asamblea Nacional ella escribe: “La comprenderlos ——ambas son por supuesto inseparables—, puede ser enunciada, fijada por la ley y puesta en obra por la ns, ella edita presctipeiones, ‘operacién historiogréfica nose limita a la adminisracién de la prueba. Considerar la funcién historiadora como reduciéndose ala simple veriicacin dela veracidd facta u fancién de cstablecimiento delos hechos, tendrfa por efecio hacer retroceder |e dseiplina hacia el plano epistemolégico de hace més de un siglo. Ahora bien, se sabe desde hace ticmpo que dl hiscoriador tno puede limicarse a establecer los hechos y que hacer historia consiste ch construis en fabricar, en Yeeat”,decta inhcuso Ltcien| Febvre, fundador en 1929 de la revista: Annales junto a Marc Bloch, Por supuesto; se sabe también que la verlad histérica ¢s siempre revisable en furcién de niievos archivos, de nuevas preguntas, que la esuréecién del pasado cs impotibley que no se puede rener conocimiento del pasado sino mediayzado por un >. Todas estas consideraciones sobre la prictici historiadora ido exploradas por Ricoeur desde Histoire et Vérité cn los afios 50; nego con su: trilogta) Temps et récit en los afios 80 y finalmente en La Mémoire Histoire, UOubli, en el 2000. Priede hai * Madeleine Rebésious,« La génocide, le juge et Thistorien 138, noviesnbre 1990, p 92-94, 107, Ex cino Rertmuvo pe 1A stor sorprender pues que este enorme trabajo reflexivo no haya si movilizado|para salir de los impases, de las aporias actuales de esta confrontacién estéril entre los portadores de memoria que dictan sus leyes a historiadores que ya no quieren escuchar} hablar més de memoria. Es lo que lamenta con justa razén Eric Vigne: “Todo, en las reacciones dc los historiadores tespecto de! «sas memoris, parece hacer temer que ellos piensan la relacié enue la. ip yy la memoria bajo el modo de Ia competencia. no como uni dindmica slidaria". Enesco, hay que records hhasta qué punto la historia se ha enriquccido con los-acicates de las memorias plurales. Ella no seria lo qué es sin este aporte decisive que la reconfigura en todo momento. Los mayores ‘enriquecimientos de la historia le vienen de Ja dignificacién hist6tica conquistada porlas memorias, ya sea de las mujeres, de {as minorias regionales, de las minotiasreligiosas o de los grupos sociales sin vor, Es este recortido en la memoria ccolectiva de las ‘expetiencias mas diversas el que ha enriquecido constantemente ala historia en'su estado reflexivo ehistoriogrifico. Como decta Michel de Certeau, “un acontecimiento es lo que él llega a sex”. Es tejido por sus huellas narrativas en su des-tiempo (aprés-coup) Como decta ya Lucien Febvre durante su conferencia inaugural cen al Collage de France de 1932, la historia no es algo dado, sino algo “ccnstrido”, “creado”. Ahora bien, dar marcha atris y de separar de nuevo radi ¥y memoria es fuerte y no solamente entre los historiadores de profesién, la encontramios también en los antropélogos como Emmanuel Terray quien hace absoluto este corte comolrespucsta ala guerra de las memorias discuriendo Ia idea mismalde deuda 7 de tansmisién y preconizando incluso un deber dé evido y "Erie Vigie,« Accoids et désaccondsave les historens», 2006p. 40.0. 108 LA MISTORIA BAJO LA PRUEBA DE-LA GUERRA DE LAS MEMORIAS tun corte radical entre los hechos y su interpresacién". Es sin embargo esta relacién de complementariedad la que es puesta en evidencia por Ricoeur, doble dependencia en relacién con el antes y el después, como lo precisa su conferencia en Budapest de 2003. fl muestra cémo la memoria es en primer lugar la matriz de la historia en cuantc cesté a la base de la interpenetracién no se da sin tensiones, a veces futertes, pero es cl horizonte inffanqucable de las relaciones historia/memorii. Ricocur agrega que la confiontacién entre las dos no se puede ‘anjar en el plano epistemolégico para saber quién tiene la Ia historia, entre la fidelidad de una y la verdad de ls otra, no puede ser zanjada en el plano epistemoldgico”.” No se puede fidelidad memorial al precio del despliegue de una epistemologta hhistoriadora informada, abjerta a los legados de las miemorias heridas. A este respecto, la'intervencién de Paul Ricocur-y. su definicién de una politica de la “justa memoria” tuna perspectiva que no tiene nada de -esenci ‘memoria’, muy dificil si no imposible de alcanzat, no por eso deja de ser aciael cual conviene tender y que se inscribe, como siempre en Paul Ricoeur, en unl, enla puesta en obra de la capacidad de las sociedades hnmanas y de L a responsabilidad civica de cada uno. "Tammanuit Texay, Face aux abus de émoire, Pais, A Paul Ricozas, La Mémoire, [Hisaire, (Oubli, op. cit, p bees Ex. ciko REELEXIVO D5 14 HIsroRIA El trabajo de clarificacién de Paul Ricocur Endl recottido que lo conduce de la fenomenologia.a la ontologfa,Rjcoeut moviliza de hecho dos tadiciones que toda su obra filosoficaincenta articular conjuntamente. Bs, por otra parte, con el fascro de esta verdadera concentracién que se mide el aporte eseicial de Ricoeur. El logos griego le ofrece el z6calo de partida.pata cesponder al enigma de la representacién del pasado en la! memoria, Platén ya se planted la pregunta por cal “qué” del retuerdo, respondiendo en el Teeteto con el Eiki (laimagen-recuerdo). Ahora bien la paradoja del Eiki es esta presencia en el espiritu de una cosa ausentc, esta presencia de lo ausente. A esta primera aproximacién, Aristételes agrega ota caracterstica de la memoria con el hecho de que ela leva ta marca del tiempo, lo que define una linea froneriza entre la itmaginacibn, la fantasia por un lado y la memoria ue se refierea una anterioridad, a un “habiendo si cules son esas huellas memoriales? clot, ls soni de tres didenes segtin Ricoeur, quicn se mantiene, vigilante, a distancia de las empresas reduccioniitas como la de Changeux y de su Homme neuronal, para el cual la K6gica cortical explicaria por sf sola todos fos comportamicntos huin Ricos de distinguir las huellas memoriales corti satetiales. Coin esta tercera ‘materiales, documentales, estamos yaen ¢l campo ‘én del historiador. Fllas constituyen por sf solas laimbricacién inevitable de la historia y de la memoria, lo que revela, por lo demés, la expresién de Carlo Ginzbuig de un patadigma “indiciario” del que dependeri la historia, puesto al paradigma “galileano”, Esta memoria es frégil, ya que puede impedida, manipulada, comandada y4l mismo La MISTORIA BAJO LA PRUEBA DE LA GUERRA DE LAS MEMORIAS “pequetia felicidad” del reconocimiemto inaccesible la historia ‘que sigue siendo un conocimiento mediatizado. En el horizonte de la fenomenologfa de la memoria, Ricoeur apunta al “Yo puedo” del hombre capaz en tomo a tres cuestiones: el ‘poder “el arte de olvidar” y el Saber perdonar”. in embargo, es cohveniente escapar de la memorial” y Ricoeur recongce que hay un corte entre el nivel memorial y el del discurs oy que éste se efectiia con Ja escritura: Ricoeur retoma aqui el mito de la invencién de la ‘escrituta como pharmaton en el Kedro de Platén. En relacién. ania a memoria, la esctitura ks a la vez remedio que’protege del ues ctapas constitutivas. El define una primera etapa mediante Ja cual la historia rompe con fa memoria, cuan testimonios para transformarlos en documentos, pasandolos por jetiva los jen conocidas del método de ériticainteznay externa dé las fuentes, lo verdadero de lo fal, desechand las diversas formas de falsificacién. Es ld fase archivistica que'sd reficre aun hugar que no es solamente un lugar espacial, fisicamente situado, sino un lugar social, yen esto Ricocur reconoce otra yez su deuda respecto a la definicién de Michel de Certeau de la primeia parte ‘de la opecacién historiogsifica. Contaramente§ Raymond * ‘Aron, quien elude la cuestion del lugar de enuntiacién para insistir mejor en la subjetividlad del historiador, Rieveur sigue’a ‘Certeau en su manera de hacer prevalecer una nde lo no-dicho y de valorizar la historia en tanto quc institucién de saber con su légica endégeria propia, Y Ricoeur inkiste en’ que am EL cto REFLEavO DE LA HISTORIA cLacto de archivar no es neutto, sino el resultado de una accié propiamente humana (y no de una pasividad padecida), de que él dengmina un proceso de archivacién, insisticrido.en lL préctica de poner aparte, de operat una eleccién. At también, ¢|apoy2 en Certeau para decir que tod6 comie istribuciGn del espacio. En esta fase, documental, vos se pregunta por I que efecrivgmente tuvo lugar: “los téiminos yerdadero/fili pueden ser tomados legftimamente en este nivel en el sentid poppetiano de lo refutable y de lo verificable.... La re del negacionismo se juega en este nivel” En este estadio, el historiador esta en la escuela de la sospecha, en este trabajo de objetivacién de Ta huella, con el fin de respondera la confianza. otorga su lector, La prueba documenta se mantiene én tensién entce la fuerza dela atestaciény el uso medido de la contestacién, de la mirada crftica. El segundo momento de la operacién historiografica «3 el que Ricoeur califiea como Ia tentativa de explicacién! comprensién. Aqui, Ricoeur se distancia de Dilthey y de su separacién. entre estos dos niveles indisociables, que dejan de ser asimilados a la interpretacién que es una nocién; més vasta, desplegada en los tes estadios de la epistemologia histotiadora “Bneste sentido, laincerprecacign es tin rasgo de la busqueda de la verdad en historia quc atraviesa los tres niveles: la interpretacién és un componente de la intencién misma dé verdad de todas las operaciones Iistoriogrificas"’”: El historiador profundiza entonces la auronomia de su proceso respecto a Hy memoria acién, haciéndose a pregunta de “;por qué”, movilizando los diversos - esquemas de inteligibilidad a su disposicién. El decbnstruye la “This p. 227 i Bids p. 235, | : | La HISTORIA BATO LA PRUEBA DE LA GUERRA DE LAS MEMORIAS ‘masa documental para ponerla en series coherent aqui fenémenos de orden supuestamente econémico, alld de ‘orden politico o religioso.... El establece un modelo en la medida doble giro pragmético que privlegia el estudio de las précticas constitutivas del lazo social c interpretative, basindose en la pluralizacién de las temporalidades y de las variaciones de las escilas de andlisis de una disciplina, la historia, cuyo horizonte consiste en dar cuenta y aoe Jos cambios"®. Se apoya ‘especialmente en aquellos que califica como “maesitos del rigor”: Michel Foucault, Michel dé Certeau et Norbert Flite” y recupera I = de escalas" como idea-fuerza para. salir de la falsa sativa que durante mucho tiempo estructurd cl medio de riadores entre los partidarios del acontecimi los de fa larga duracidn, Para ¢sta demostracién, dl s¢ apoya en los ‘trabajos de la micro-storia'y en los de Bernard Lepetit sobre la cstructuracién de las pricticas sociales y sus represenraciones"! El tercer'nivel de la operacién historiogrifica es el de Ja tepresentacin historiadora en el curso de la cual laescritura loga ‘escriturzcomo pharmakon a la'vea remedio respecig la memoria, que protege del olvido, y yeneno en la medida que clla corte el peligro de sustituir el esfugrz0 de memoria. Es en el plano de la ‘escritura que se sitia la historia en sus tres fases, [pero mas que ‘rangi Dose, empire dee, Pramaniaton deine ans 1a Petouhent, 1995 reoicion. ta Pécouerte poche 1997 Marea [isi POab op ct p. 293-266. Tee dc. Jacques Re Er. cino eastexavo DE LA nisroRtA del historiador mismo, En este nivel, Ricoeur coincide una vez ras con Michel de Certeaw al analizar los componentes de esta actividad escripturaria®, Pero Ricoeur evita toda reclusién de la éctituraen rato discursivo y le da un lugar nodal a un concepto yautiizado en Tempseerévs que esel de rprenuancia. Por éste él entiende la cristalizacién de las espers y aportas de a itencionalidd histoiadora La repreontanciaeslaintencion dl conocimiento histérico mismo situado bajo el sello de un pacto segiin el cual el historiador se da por objeto personajes, situaciones que han existido antes de que se haya hecho relato. Esta nocién se difrenciade lade representacién en la medida en que ela implica un cara acara.con el texto, un referente que Ricoeur ealifica 1 Lagartenencia del texto bi distingue un olvido irreversible que es su polo negative y que *constituye un’doble desaffo para la historia y para la memoria, Pero dl subraya también otra dimensién, que califica como olvido de reserva, que es la condicién misma de la memoria y del historia en tanto que olvido que preserva: “Este olvido dimensiones qué son la memoria, la historia y el olvido como, horizonte escatolégico de una intencién de memoria fliz. En la ‘medida en que la historia es mas distante, més objetivante que 11 memoria, ella puede jugar un rol de equidad para femperar |s exclusividad de las memorias particulars y.contriuir ast a transformar la memoria desgraciada en memoria apacgluada, en justa memoria: Ricoeur nos da ahi, a nosotros los eet ™ Frangois Dosse, Pau Ricoew, Michel de Corea, Lhistoire athdirn _fuire, Pats, UTerne, 2006, "Paul Ricoeut, La Mémoire, lire, LOubli op, ne La msronia naJo LA PRURRA DE LA GUERRA DE LAS MEMORIAS tuna importante Ieccidn sobre nuestra funcién posible sespecto @ una puesta en marcha de la rel: presente para construir el porvenit, es én entre ef pasado y el una buena leccién de esperanea que pasa pot toda una ascesis inteleceal. Mis all de la coyuntifa memorial actual, sintomética de Ja crisis de una de las dos categorias meta 5, elhorizonte de espera, la ausencia de proyecto de nuestra sociedad moderna, Ricocur recucrda la funcién del aceuar, de la deuda ética de le tia para con el pasado. El régimen de historicidad, siempre abierto hacia'l devenir, ya no es més, desde luego, la proyeecién de un proyecto plenamente pensado, cerrado sobee sf misino. La logica misma de la accién|mantiene abierto el cainpo de los posibles, Por esta razon, Ricoelir defiende la noci cuando ella ¢s el soporte de una légica loca, sino. esperanza y la tradicién”™, Ja misma firmeza el deber, la deuda de las generaciones presentés para con el pasado, fuente dela érica de responsabilidad. La funcién de la historia se © viva. La historia no es huérfana, como se ctee, bajo la Condicién de responder alas exigencias del aceuat: La os determinismos inducida por la reapertura-haci ‘no comprobados del pasido, hacia ls previsiones. expy descos y temores de los honibies del pasado; permite aren fractura postulada entre una bisqueda de la verdad que: cxclusividad del hisroriador yuna bisquedalde fdclcald que serfa de la incumbencia del memorialista. Li‘ construccij todavia Por venir de una historia social de la metnoria permitiria pensar conjuntamente estas dos exigehicias: “una memoria somnetida a la prucba critica de la historia ya né puiéde aspirat ala idelidad sin "al Rice Dee aon 1 TH i tis Lino REELIGGVO DE LA HISTORIA ser pasada porel cedszo dela verdad, Y una historia resituada pot la memoria en el movirniento de la dialéctica de la retrospeeci6s y del proyedto, ya no puede separa ala verdad dea fideldad qui se liga en q fondo a ls promesas no cumplidas del pasado” duelo de las visiones teleolégicas puede volverse unt del sentido'en las mutaciones y en los de de Ia escritara hist y la posicién presen historiador se pregunta por las diversas modalidades de la fabricacién y de la percepcién del ‘acontecimiento a partir de su trama textual, Este movimiento de revisitacién del pasado por la: esi ‘acompafia la exhumacién de la memoria nacional y sostiene todavia el momento memorial actual. Mediante la renovacién: historiogréfica y memorial, los historiadores asumen el trabajo de duclo de un pasado en sf misnio y aportan su contribucién al cesfuerzo reflexivo e interpretativo actual en las ciencias humanas. Esta inflexion reciente, confirma este abandono/reanidacién de toda la tradicibn histérica emprendida por Pierre Nora en Les ux de memoire y abre la via a una historia totalmente otia, enriquecida por la reflexividad necesaria. sobre las huellas del pasado en el presente, y los historiadores “no deben olvidar que son los ciudadanos quienes hacen realmente la historia —los historiadores no hacen sino decirla; pero ellos san también ciudadanos responsables de lo que dicen, sobre todo cuando su ‘trabajo toca las memorias heridas”™*, ra historiadora Daal Risse «La marque du pst Reed mpipigl or de moral 1998, p31 ! Paul Ricoeur, « Mémoire, Histoire; Oubli », Conferedcia escrca y prenuncad ening el ce mato de 2003 cals ena Earpean Unies, Ae Budapest, Bye marzo 2006.25 | ne 5. HISTORIA DEL TIEMPO PRESENTE E HISTORIOGRAFIA La nocién de “hi ria del tiempo presente” remite a una sobrentiende una reflexién acerca del “Tiempo”, el que durante demasiado ticmpo fue lo impensado de Ki disciplina histética, como decta Michel de Cer pasado luego de tres sigl En Francia, la nocién remite aun laboratoria de ién del CNRS que lleva ese nombre y que fue creado en 1978, clnstivuto de historia del tiempo presence (THTP). Sa primer director, Frangois Bé su creacién como “un. nueyo taller », En gse'entonces, 41 presentaba esta cteacién como la expresién de un verdadero Biro epistemoldgico marcado por el ascenso de fe dimensiéa ‘memorial, la biisqueda ansiosa de identidad y lal criss de los Paradigmas en uso, hata ee tomento, ea ls ceca saciales, as{ como por una incertiduimbre ereciente por el presente y el porvenis. Cuando en 1992, se sostiene en Paris un coloquio corgenizado por el IETTP en torno al tema “Esc cf "Michel de\Certean, Lhistare ele pojehanald entre wience bs sion, Pais, Gallimard, 1987, 4. *Prangois Bédaids, Bulletin de LTHTR N® 1, Pts, 1978

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