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a Colte bia AG hehinn DYvTER AUERO Ue SOA ‘o protegerlos,o ambas cosas, En otras palabras, el lector se enewene tra con las voces de personas que hablan, profusamente, del poder politico. Afios después de los hechos, estas voces ciertaente con- tienen elementos de andlissretrospectvo (los saqueados en ocasio- nes describen lo que ocurri en aquel momento usando pruebas ‘que recén aparecieron después de los episodios) yd justiicacin ‘etroactiva (los saqueadloresracionalizan sus acciones,ineluso ave- ‘esaquellas que también para ellos son incorrectas). Lo que es sor Drendente sin embargo, es que todos ellos lejos de cvitar hablar de politica en sus relatos dle los acontecimientos y ss consecuencias (Eliasoph, 1998), hablan casi exeisivamente de politica (partidaria Yel Estado). A diferencia de lo ocurrido en ots situaciones, vite ‘mas yvitimarios hablan de sus problems cotidianos (antes y des- ppués de los saqueos), de los origenes yd las soluciones posbles, no com el Lenguaje de los parentescos (Lomnitz, 1975), de ka religién (Semin, 2000), dela brujerfa (Ashforth, 2005; toler, 2004), de la ambicibn econémica o de los meéritos personales (Bourgois, 203; Dohan, 2008; Edin y Lei, 1997; Ehrenreich, 2002) sino en el len. ‘quaje de la politica. Kn el iim capstao,reflexiono sobre la sux: fancia de este lenguaje politico como una ventana a los universon morales de ls personas. Este no fue un libro facil de escribir. No slo debido alacant ‘dad de trabajo de campo que implicahay el caso emocional,aveces agotador, provocalo por ls largasy lifes conversaciones eon los autores yas vctimas de la violencia. Fue una trea espinosa porque constantemente fui ajustando (y todavia sgo haciendo) I mirada tras iba desarollando la invesigackn y todavia mis, mientras ia escribiendo, Creo que finalmente comprendi la gran comple ‘da implicada en el proceso de “comstruir un objeto sociolighe! Guano mas investigué los saqueos, mas vi sus dimensiones grses, ‘Yeuanto mis eflexioné sobre el abajo de campo anterior y actual ao largo de ineas grises, mas intrigantes se wlvianciertosaspecion ‘delossaquecs. Sil final de este viaje cubisa el lector lega a una me- {Jor comprensidn de los saqueos,ycon una mayor sensibiidad vee ‘ode un rea dela poli que con mucha frecuencia es descuidada, ‘te libro hab logrado su objetivo, a Gltres Primo Levi (1988: 38) describe la conmocién experimentada por el recién Hegado al campo de concentracin de la siguiente Elmundo en el que uno haa sido strjado era tertile, evo tame ‘ign era indesitable nose ajastaba a nngtin model; elenemigo rodeaba todo, pero también eta adeno el “nosotros” habia pe ido su ites, los contenentesno eran do, no se pod perebir ‘nasola froncer, sno varias deel confssry qixisinnomerables, {que te exendian entre cca sno de nostro, Una entsba exper o porlo menos la soidaridad de lor propio compaieros ena deg: 6, pero aquellos que un esperaba furan alias, so caoeexpcin- tes,noestaban abi Lo que baba, en cambio, eran ménada sels, yrenre ells una desespereda lucha sedaeinntermpid, Elmundo al que uno era arrojado estaba muy lejos de sersim- ple, dice, porque no podia "ser reducido a lo dos Bloque de vic timas y vetmarios” debi a la existencia de la “hibrida clase det prisionero-funcionario” (Primo Levi 1988: 37), Elpriilegio distr tado por certosprsioneros y la colaboracién que brindaban alas autoridades del campo forma parte del armazén del campo de ‘oncentracin "y es, al mismo tiempo, su mas inquictante earacte ristca, Es una zona gris, eseribe Lev, "mal definida, donde lads partes, lade Jos amos yla de ls eclavos, se separany también con- vergen. Esta zona gris posee una estructura interna inrefblemente complejay dene en sf misma tantosingredientes como para con- fanclir muestra necesidad de juzgat” (Primo Levi, 1988: 42). Esta 2o0na gris, aficma Levi es una 7ona de ambigiedad que desi la d- 3s/amigo-enemigo que loatraviesa visin biparsta ce norotrarel a PMTER AUYERO ‘odo; una tendeneia maniquea "que rechava las medias tint yk complejdades, que tiene latendencia a reducir el rio de los acon tecimientos humans a conflicts, lo confictos a dielos: nosotros yelos" (Primo Levi, 1988: 37) {La zona gris es, para Levi, no slo ‘una region concreta en el espacio socal del campo de concentra- cin, Es también, y muy importante para los propésitos de este bro, una herramienta conceptual que nos advierte contra las dico- tomias demasiado rigidas —y engafiosas—; en nuestro caso, saqueadores, por un lado, autordades y saqueados por el otro!) ‘Como en la vida real de los campos de concentracin des con esmerado detalle por Primo Levi, las cosas antes, durante y ‘espns del saqueo son mas desordenadas de lo que parecen en realidad, Efectivamente, existe un area gris en la que ls actvida- des de aquellos que perpetran la violencia y aquellos que presi blemente tratan de controlara, se unen. Escudifiar esta Sea gris. nolo nos permite comprencler mejor la dnsmica de los saqueos en particular, sino tambien, y éte es el objetivo genera de este I bro, sirve para intgrrfa valencia coletoa “exroordinaria"en deste ds dee "normaldad” poltica{De manera muy semejane'a ade Lei, ‘entonces, concibo la zona gris como un objeto empiico, a la vez ‘que como una lente analitica que conduce nuestra stencién hacia tun rea borrosi donde los limites normativos se disuelen, los acto: res del Estado y las élites politicas promocionan o activamente toleran o partcipan en la prodiuceién de los dafor’) ‘Aunque js de ser un area de imvestgicin claramente delimi- tad, fa zona gris de la politica ha atrafdo la atencin de algunos laheroina in hogar San Franco, Calor (de pra pan) Pi e Bourgoin iden do "zona ri" para capa el emporio ab tin racionespenonaler dae stoi qe predominate nie ‘specie, Como rer caro en x roo en dea ane ‘erent La referencias wen los campus de concen no ene ‘encn de preenar una analog ere enc sence po lade te taal ye ipo de lena coec aq emia Hage recent Jode Pio Ler porie iu al donde tropece por primera er cn a Hea de to ey ge een a ete ata de Hae bn dein ‘ee iene teas del opacio sacl Laz0Na ons s ‘estudiosos sien todavia de manera dspersa.Lainvestigacion s0- ‘re los origenes y las formas de la violencia comunal en el suds. teasitico, por ejemplo, desta los laos generalmente ocilos en- tne politica partidaria yla violencia. Al escribir sobre los nuevos Jnmigrantes que vven en los margenes de las ciudades moderna Y3u papel en Tes disturbios comunales en la regién, Veena Das acvera que los ‘aitanes de estos barrios pobres marginale y “colonise no auto: ‘rads [.-] se convierten en un feeurso humano para condi vida cule de ls partis pti, Estas som ls personas que se usa ‘como “rompehitelg qe forman parte de as muliuadsreunidas ‘ra mostaral mundo lapopulsidad” de alg deren particular, ‘Yqueconsiyen fs instrumentor que se ocupan de low adversaries politicos. Noe sorprendente, pues, que en la organizacin de os i turbistengan in pope fndamentalen la perpen dela viene (1990; 12; el subrayado eo} ‘Siguiendo estos tineamientos, lands de Shaheed (1990) de fos conficts Pathan Maja durante 1985-1985 muestra que os die turbios pueden ser “asteados directamente hasta las acciones de tos partidos politicos religionost Mis recientemente, Larissa Mac- Farquhar (2008) identifica ts conexionesexistentescnte el jefe del Partido Nacionaista Hindi Shiv Sena, Bal Thackeray, y los ds bios antimusomanes en la India contempornea (véase también Wilkinson, 2004) {FI concepto de “sistemas instnuconalizados de isturbios ae Paul Brass capeura muy bien esta conexiones por lo {general obscura. estos sitemas de dirs sefala Paul Bras, *conocidos agentes se expecializan en convert incidentes entre sembros de comunidades diferentes en distbiosémnicos. Las ac tvidades de ets especatas (que eperan bajo un certo contol ‘deloslideres de los partidos policos] son generalmente necesarias para la expansion de incident nical de provocacicn" (1996 12) [a deseripetn de un pehtuan (luchador/¢jecutor que taba para un jefe pottic) itustra todavia mse punto: la génesis de muchos episodio ce violencia coletiva hay que hllrtaen el rea donde ls © 6 eR avin. acciones de los politicos profesionalesyla de los especilistas en violencia (personas que controlan los medios para infigir dafio personas y objetos) se encuentran y entremezelan, Elreciente estudio de la mafia palermitana realizado por Jane yyPeter Schneider (2003) también requiere de laatencién analiti- «ade los lazos entre Ia politica del Estado y la del partido, yl vio- Tencia colectiva organizada Los mafiosos compartian con cler- tas élites politicas y del Estado un espacio moral y politico que los palermitanos lamba el nics. Como dicen los Schneider Las podeross ites —terratenientesaretocritiosy clique cups: un importants cargos politicos —protegian alos mafionsL. ev ‘ando que fueranjuzgados por el Estado, Esta elacin pod tomar os format: foergiamentoy manengliona El primero se refire a “ayorecr"[.] alos mafiosos por medio de protecclén,courtadas, lugares para esconderse, etc: el segundo, a hecho de drigilas 0 “usrlos” para lograr los props objetivor (2008 1), Tal como To entienden los Schneider, lini “significa més ‘que una simple reciprocidad entre mafiososy el Estado; apunta a una vast rea gis donde es imposible precisardénde termina uno yy empieza el otro" (2008: 34) El trabajo de Linda Krischke (2000) sobre las transiciones la politica multipartdaria en Africa subsahariana brinda ejemplos * Al reconsider sutton de a predece- sores fos bandos.) recanocen que elloe "rata dl poo de pete ‘eins dels dis de hacendadony notables, dea poli (Schnader Sch ‘elder, 3008; 9)-Uoa ation ar pur eneonvare en uno de lo ob ‘rvadresmirstntos dt atone, eantopiogschiterador Aton lok (cont 1):"Daas as condones epee de ta fr des yo kan ossenes qu depender en gran media de otras pana Esimportante tenet fecuenaque tio os pros aoner queen de pee pars ope ‘ar como bias hata pra sobre Fas una cacao de> tines provcados pore waa sare bandolersmo sl de Hotbawim tne lev esis de Anévica Latina wes Josep (1980), Fh prt adona lesjore elenmecrurainto dea posteny sen pene Amen Enns vee Beta Cac (1298, azole ® adicionaes del constanteéntretejdo entre partido y Estado en ta produceién de violencia) A través de casos en Camertn, Kenia y Ruanda en la década de 1990, Krischke muestra que las ites ic entes, cuando se en amenazadas por la oposicin local y forza. das a hacer reformas por agentes externos (agentes que son ast ‘er otros poderososExtadas o agencias de préstmos) recurren ala “represin informa, esdecis,“iolacionesencubiertas patrocinadas ot autridades del gobierno, pero levadas a cabo por terceras per ‘ona Lo hacen, argument ella, para frustar as transcions de rmocrticss “Un alto nivel de confit, escribe, ‘entre los regime- nesy susadversarios, unio ala poderosa presion para emprender ‘una nominal tansicién demoerdtica sin tener en event estas 1e- laciones, hace que los gobiernosseslentan mAs nclinados imple- rmenta la represin informal” (Kischke 2000: 384). Los nuevos medio de coercién que ponen en peligro ls regimenes sm le savlosa cabo por “agentes susiuto, como eseusdrones de lam teas organizaciones de jovenes de ls partidos, ylidere radicio- rales, contra los criticos reales del gobiernos, 0 contra aquellot ‘considerados como tales” (Krischke 2008: 397). En otras palabras, Jos empresarios de la violencia, generalmente vinculadoe alas re desde influeneia (Krischke 2008: $98), estin a cargo de la lucha ppara bloquedr las transiciones a la democracia, Entre otros, Krischke cita: a Camerin, lo mil Ion poderoes jes tradkionaen design 4os por el gobierno, princpalmente ene] nore musulmn han pre- eee ect ere a Peet alae uands, bajo el presidente Habyarimana, tanto el MRNDD comosu ‘ston exiemiss la Coalition pou la Dense dela République (CDR), onganizaroa milcis 2 partir de las amas dela joven de $0 partido, el Iteraamey el Inpucamgniespectiamence. Par ralclamene a ls mica, que estan formas por la juenid - ‘bana una organzacién de escuadrones de la muerte mds select, [NewociZero, estaba drgida por oficiales de segridad de aio ine, miembros dt sequito presdencial. En Kenia, "guerreros de las ‘etnias Kalenjin y Maat, grupos fuertemente representador en el a {wu ALYERO pando gobernane,y mie recientemente"ovene partidaios ANU" Suministrton otro mecanismo de control por parte del Estado (2008: 398), ‘Que os lideres del partido y funcionarios del Estado (burdens tas yagentes de la poiefa) pudieran esta “detrs" —més que con- ‘alos episodios de violencia coleciva, apenas debe sorprender ‘los estudiotos de la politica latinoamericana, En un estudio de- tallado de “la violencia" —comolleg6 a ser conocidala ola de vio- Jencia politica que maté a 200.000 personas en Colombia en las écadas de 1940 y 1950— la historiadora Mary Roldan (3002: 22) ‘muestra que en Antioquia “el conflicto entre partisnos propor. ‘ioné el catalizador nical ala violencia". Afirma ella que no s6l0 Jos burécraaa del Estado ‘promovieron’ la violencia queasolé la re i6n, sino que también poiciasyalcaldes partiiparon atiamente fen los aaques partisanos. Adem, firma: “La violencia en dees periéicas (de Antioquia) fue en gran medida producto de acaso concert ysitemstico leads cabo or leas autoridades regionales mis que el resultado "natural de los conflicts partisans enteevecinos de sri. ]e Estado regional fuera fueron ls instgndones principales dela violencia en bt Perferia[..] Lo gobernadres y vs subordinadosadministrativas ‘usleroa un papel exaordinariamente importante en la promocin de la violencia partsana en Antioquia entre 1946 y 1040 (Roldan 2002: 2 Las élites politica, sea ella, no sdlotoleraron 0 instigaron Javolenca, sino que fueron los autores. Si bien miembros del par- tido organizaron los aaques a lugares y personas, la policia actus como tropa de choque partidaria [para prucbas adicionales sobre ‘el caso colombiano, véase también el estudio de Braun (1985) s0- Dre a violencia durante el Bogotazo de 1948 que sigui6 al asesina to de jefe liberal Gaitin). En una afirmacion que resultaré fair ‘para aquellos que estudian la violencia politica en otras partes del ‘undo, Roldan (3002: 82) apunta que si bien muchos ciudadanos ee JAZ0NA cus » atibuyeron In excalad devotee a fle de eres ois tia foeras eran con tana frecuencia los autores mismos de a iolenca entre 1946) 149, que unos preguntas por qué algien se Imolstara en sigerr que la preencia ce as aoridades pdira Ihaber sido de cha suda"> Enel contnenteamericano contemporineo, tenemos aris rehtosetnoticos dela zona gre dela plies, Ta exkauava txploracion de laipandils jamsiquiasrealizada por Gunst tesa os azos que las bandas tena con To partidos politicos thrant la cada de 1980 yor renutadosgeneralmente vole tordelo que ellalama lazos estilo mafia” (1996: 88). Los orige es de Ins pails jamaiquinas dela droga en Nuc York, a tment Gunst, pueden ser encontrado en as bandas, qu ean, fn vealiad,agrupacionespolicas armada porideres po con ligadosa Saga o Manley La reienteetnogratie de Goldstein (2008) ce Feliidade Eterm una fel et Rio le ancno, propor ‘ona pracbasadiionales dela colusiém entre acres det Est do (en este cat, la policy empreseroe violent (pandileron Telacionados cone trfico de droga. En realidad, uno de los actores en fa vida cotdiana de la Favela el “potcts-bandido" {punta al corayn de as relaconesfetimas que existe ene os policy las pandllas locales de tafcanes de droga en pee facial, can “inimas” que lo nites comfunden ye funden.* ‘Al desribi ls opiniones de los vecinos cere del posible autor + Un pun snr respect apap de funconaisparariosy deat enn pepetrucn de olen fu ela ace mucho emo pr Sten Schad tno ro wre ar bates ene de a violencia po Tica en Combi ci (1974 109) La wolena pala de Cato] tengran pares bes extend deo cfs compa ages po iis banca enact Sbre a coneones eae is ees. theindicncay ha voencn interpersonal, sealer (2002) Paor ese tun fuerte argumente acereadelasrlclonesenreeaumente de compte ‘etal el detalamiente dele esd nena, yl ebsente) snan- {odelaominalidad ylent (sino) durante hansen x a democrac ‘Par una descripson via de et, visto desde ol punt de vis de una fosinda vase Cay (03). “ yeasscine det reciente homicidio det hermano de wn dono (jefe), Goldstein (2008: 188-90) escribe: Alserinterrogadon, nadie exaba seguro des os jecutores eran bane clos, policias o “policasbandidos". La expres “poiciasbandi- os", a como se usa entre los vecinoe de Flisiade Eta, eefera opi sentido de In imposibiida de exeapar del wolencn en ‘sx mundo. Eran conacentes del violencia de las pansy la nor malzada yrutinariacorrupein de la poli, pero el policaband- lo parecia significar algo més. Parectateferirse ala posibiidad de ‘que ambas entidadesineviablemente operaran de acuerdo com las regs de a yenganza yl reputacion pessoal, yu horros dso 6m sefiniaba el reconocimiento por parte de Tox velos de adi funcionatidad det sistema judi.) En lajerga vernal, expe sin polcirndid” capa el sentido del quiebre del inpero de la leyen ls bari ds pores, defndo en lao la naturale corrapta deta poles, Finalmente, e trabajo etnogratic eva a eabo no hace m- ‘cho por Arias (2008, 2004) en wes fayelas de Rio, drige la tencién. ala superposicion entre violencia colectva (en su caso, asociada. con el trifico de drogas)y la politica partidaria (en su easo, ana version moderna del clientelismo). En una versién resumida dela historia de las favelas,Avias (2004: 2) sefiala que “ema década de 1980s aes de droga comenzaron a usr a Imchos tesdenies de as fel en 8 operaciones, prone la cesta ja lox pobre yortcand su Meriago poltic, Loe polices, al veri erecient raga de as AM (atic de woe tos a ocaciones ects), tabajban mi drcamente con os trfeantes para ategurane lon votos Durante est period, las AM emperron a apna com intrmedvion ete tabeanesecnosy funcionarie de Estado» La violencia en curso en las fivelas de Rio, retratada de mane ra memorable en la pelfeula Fernando Meielles, Ciudad de Dies, aromas ‘esel resultado de la consolidacin del poder poltico de las pandt- Mas de la droga. Au ver, este proceso no podria ser comprendido sin examinar, como hace Arias, las conexiones ente los diferentes niveles del Estado, craficantes de drogasyresdentes de as iveas En ss detalladasyvariadas deseripciones de a violencia en las Fa vyela y de los esfer70s individualesy colectivos para enfientarl, Jun mensaje aparece una y otra ve: “Muchos burderatas, policasy politics ewan su parte 6 de alguna otra manera trabajan con los traficantes para logra sus objetivos personales|...] Los funciona ros corruptos del Estado trabajan con poderosos delincuentes lo. ‘ales para enriquecerse y conseguir votos” (Arias, 2004: 4). La si perposicion y el entramado entre las acciones de los traficantes, los miembros de las asociaciones vecinalesyfuncionarios del Esta do nos impiden hablar de la “politica paralela” [como hizo Leeds (1996) cuando estudié las imitaciones que los arones de a deo- ‘za planteaban alas autoridades demoeritica ya loajeles comuni- tarios en el nivel local fines dela elécada de 1980 y comienzos de ladécada de 1990] ynosllevan a explorar ls redesilegales que co- nectan aactores diferentes y crean un area donde es dificil si no imposible, comoo expresan los Schneider, establecer limites bien defini, TTAst pues qué tienen en comtin todos estos ejemplon? Todos re- teafan la actvacin de conexionesclandestinas entre actores poli os. Estis conexiones clanestinas son, todos cinciden en ll, fon ‘damentales para comprender tanto la politica partdaria cotdiana ‘como laviolencia colectva extraorinaris. Coma de inmediato vere mos, estas nteraccionessolapadasy cults son tambien fundamen tales en la politica de Argentina? a [La zona gris de la Argentina “Hay numerosos informes acerca de actos de intimidacin yt {ques fsicos a adversarios politicos en Buenos Aires y otros lugares Ierados a cabo por benefciaris de programas de asistencia social miembros de partidos politicos oseguidares de wn lider de partido cy JAVIER AUERO {que son wsatos como grupos de choque (Verbitsky, 2002; Vales 20082). También abundan los informes acerea de Ia sospecha de tazos entre politics, funciomarios electosy redesilegales (L6pez Fehagie, 1996; Otero, 1997) yacerea de relaciones peligrosss entre ‘agentes de la pola y panclilas criminales —a veees en el centro Iismo de los episcodios de violencia colectiva como cont ‘elarios (Kollmann, 13 de febrero de 2005, 15 de abril "El periodista Leas Guagnini (19 de octubre de 2003) brinds una, descripcion detallada de los lzos entre las pandillas del fo (los trstemente célebres barrabravas?) ylasatoridades locales y pol ticos (principalmente, pero no de manera exclusiva en el gran Buenos Aires). Los barrabravas® trabajan durante las campaias leetorales pintando los nombres de los candldatos en las paredes, ‘suminstrando proteccién para lo candidatoseintimidando a los adversriog: “Son la mano de obra que mas de un politico usa co- tno grupo de choque y paga con dinero de los contribuyentes” [mis pruebas de Ia colusin entre politica, delincuenca y aci6n. policial pueden verse en Klipphan (2004)] | Juntos, todos esto relatos apuntan aun iawecigentre empre> sitios de la violencia, agentes del Estado y elites poliicas que ex nds que un feniémeno effmero, Parece haberse convertdo en la ‘manera en que la politica partidaria opera en el pats. Pero la cien- cia politica y la Iteratura sociolégica sobre Argentina apenas si lo mencionan, como s pertenecieraal terreno de las merasanéc- dota sn ningiin efecto en el funcionamiento de ls instituciones de las que los académicas se preocupan (es decir, partidos pol ticos, congresoy legislaturas,y agenciasestatales), Pero tiene sus cfectos. Témese, por ejemplo, el caso de la policia de la provine ‘ia de Buenos Aites um actor elave en la realizacién de los s- ‘queos yen la manera en que la politica cotidiana es dirigida en sa provincia crucial de la Argentina—. En general se coincide ‘en que la policfa de Ia provincia de Buenos Aires ha estado invo- Tucrada en el juego clandestno, la prostituciGn, los negocios de la droga, los secuestros el robo de automéviles durante las dos ‘ikimas décadas (Rother, 16 de noviembre de 2008; Isla y Miguez, 2005; Binder, 200; Klipphan, 2004). Un ex subsecretario de Segu- tao s ia ‘dad! en la provincia de Buenos Aires, analista muy perspicaz del (mal) comportamiento dela policia provincial, asevera que hay tuna “relacién perversa entre la politica el crimen y la acciin de la policia” (Sain, 2004: 87) Durante Ios comienzos de la década de 1990, asevera Sain (2008: 85), el gobierno de Buenos Aires hizo un acuerdo expe to com la policia provincial: para lograr “nivelesrespetables de gurdad publica, et gobierno entregé ala policia na gran cantidad de recursos materiales y financieros y un importante grado de li: bertad de accién (es decir, impuntdad), El gobierno provincial ‘ambien Te aseguré ala policia que no intervendlria en lis activida- des ilegales ce autofinanciamiento que hacia mucho tiempo ha bian sido desarrolladas por la policia. Este "cirevito de autofinan- ‘icin ilegal’, como lo llama Sain (2002: 86), sel producto dela participacin de miembros eave de la jerarquia policial en una “ampli red de actividades delctvas que giraban en torno al ue- 0 clandestino, la prostimcién, fio de drogasy de arn, 0- ‘bos (Sain 2002: 86), En 1998, el ministro de Justicia y Seguridad de Buenos Aires, Leon Arslaniin, admits que los intentos de re- forma babfan fracasado en cuanto a desmancela fa "recaudlacin clandestina* que alimenta al sstema policial con recursos que provienen de las actividades delictvas” (Sain 2002: 115) Las pricticas ilegalesy chandestnasestin de esta manerainstine conaliadas en la fuerza poicial (sla y Migue7, 2008).* En su per ceptiva y detllada descripeién etmogrifica de la via en las villas pobres de Quilmes (Buenos Aires), la antrop6loga Nathalie Puex analiza este mismo fenvsmeno, pero visto desde abajo, examinando Ja impresion que los vecinos de ls villas pobres tienen de a cone- xdon entre a aetvidad criminal ylapoicia, asi como ls conexiones coneretas entre los jovenes de las villas pobtesy las nutoridades: 5 La pti Aonawon rnd una descrpsin mi pentane scwcd con erat, erecta dea manera ne del et inc Tales ena foera pola Aprenderaserun agente de poli, esta sp lial implica necoramente aprender ase dlincente, pr enc lb ns boemantenciones de ou nueon el ci © swmnnves Para muchos villerst el agente de police chorro*, al igual (que e pac. El ficial de piano representa ae porque él mi tho paricipa de la activided deita, (Esta partipacion crea una] Smmagen deta pli anto de una fuerza represiva como de wn pro- cedar de abajo La mayor de los delinewentes orenes en as ¥- las pobres “raja” para fa polit: en otras palabras son parte de ‘uns organizac6n lita sgh por policas que ofecen el abajo a ‘tos jenesvllro, Muchos de ls jétenes obtienen sus ingresos por partcipar en eta organzacién (2003: 0) Junto con las conexiones existentes entre el mundo del crimes ‘yet de la aplicacion de ka Ie, losanalistas también sefalan que hay sn Area en la que ambos mamdos se tocan einteracttan con las po Iitieaspartdarias, Parte de los fondos que la poicia de Buenos Ai res recoge de sus actividades legales sirven para financtarse; otra ‘parte sefialan los abservadores, ayuda a sostener la maquinaria fel partido politico ms grande del pas, el Patio Jusicialista, Co- smo comenta Sain (2004: 2), el mundo de la politica, el sistema de seguridad —principalmente la policfa—y el mundo del crimen ‘constituyen tres instanclas infimamenteligadas”. O, como un ex tministro de Justicia le dij al New York Ties, “Hay poficos que son, Jadtones yfinancian sus eampafas con dinero de la corrupeisn po- licial” (Rother, 16 de noviembre de 2008). No debe sorprender {que las niciativas del Estado para reformar al polcia de Buenos ‘Aires (que tuvieron lugar durante Ia segunda mitad de ia década ‘de 1900) se encontraran con la firme resistencia de “politics pe- ronistas locales, intendentes y punteros*, asi como de aquellos d- rigentes del partido radical” (San, 2002: 90) Estos grupos “tienen ‘una relacion bien acetada con la maguinaria de la poici’,cuyos ‘eeutsos legalmente obtenidos se ditigieron, en parte, financiar Actividades paridarias (Sain, 2002: $0), Las Tuerzas poiciales no som, certamente, fs tinicas que paricipan en actividades legales. “Important setores de los partidos politicos, brocracias estat Jes, ncluyendo el poder judicial estin involucrados en amplis six temas de corrupcion” (isla y Miguea, 2003: 318). Al seialar hasta ‘end las fuerzas de seguridad estin involucradas en las actividades razor & elictias, Ina y Miguer (200%: $28) aseveran que las ferz8 poli= ciales “funcionan como una organizacion de la matia (especial ‘mente en Buenos Aires) [y] que ella misma produce la violencia delice’ ‘eamos ahora dos ejemplos concretos de la interseccisn entre 1a vida cotidiana de la politica partidaria yla violencia, tomando ‘como ejemplos mi propio trabajo de campo en las provineias de [Neuguén y Buenos Aires [Narracién de tn viaje: Fl Chofa y Daniel en Ja zona gris “Si usted quiere comprender a politica en Cutrakeo, usted te- rhe que hablar con el Chofa..] Usted sabe quién es? Es todo un ppersonaje...] Usted deberis hablar con é.” Estas fueron las pala- bras de un ex inteadente del municipio de Cutralco, un pueblo petrolero en la Patagonia argentina, donde condije trabajos de campo en 2000 y 2001. En ese momento, yo no sabia quién era el CChofa ni sospechabmlarelacin que ello tenfa con mi estudio. A ‘gunas semanas mas tarde, después de que varios de mis entrevista ‘dos en Cutralo ya vecina Plaza Huineul lo mencionaron, ripi- ddamnente me enteré de sus actividades durante los episadies de protests que yo estaha investigando (Aujero, 2003), En esa época, le todo los informes periodistios relacionados com su historia; también los entrevistéa 6 yal fiscal local que est baa cargo de a investgacion de su "caso". Lo que sigue ex una re construccién —basada en aquellos informes perioisticos yen vax Flas entrevitas— dé un momento en la vida de Justo Angel CGuemn (alias Chof."), un momento en el que estiso en el foco de ia acciny tro una gran atencién por parte de los medios de ‘comunicaclén que lo observaron minuciosamente, y que iumina ka existencia y Amcionamiento de la 20na gris 1 14 de agosto de 1905, a policia st el rancho de El Chobien Plaza Hnineul después de enteruve de queelPinurro" Aranda —un asesino condenado que habia escapado dela pris Loral— estaba alliescondido, Fn el rancho de El Chota Ja poica encontré smetrs- « PER AUER ladorasy otras armas de diversscaractersticas,junto con medi ki lode cocaina, Segin la policia, Pierro era un miembro de una pan- ‘lila una siperbanda dirigida por El Chofi— que se presumia hacia conttabando de drogasyarmas desde Bolivia hasta las provi ‘as patagénieas. En el verano de 2001, l fiscal general que era el principal investigador de este caso, me dijo que la pandila de Cho- {también disigia una red de prostitucin: “Era el Zar de las dro gas I prostitucién; contolaba la peor actividad delictiva de la Zonal...) Blea el eriminal timer uno dela zona [La policia no atrapé nia Chofa nia Pinuvo. Ambos escaparon unas minutos antes de que legara la policia —aparentemente alr: tados por micmbros de la misma fuerza que los estaba buseando. Unos dia mis tarde, en un ariculo ttaado "Nadie quiso eapturar al Cho, el periico local La Maiana dal Surin que "El Cho- £4 —1nfgiivo que para entonces poco a poco se iba convirtiendo en un personaje de novela— podria haber logrado escapar porque algunos de quienes debian arrestalo demoraron sus acciones" (IMS, 20 de agosto de 1996: 16), Citando fuentes juiciales, el pe- édico informabm que los agentes de Ia polcia“tenfan mas de un Tazo 0 contacto con #1 Chofa". Fl fscal general confirms esta ver ‘sin: "Guz tenia contactos con agents de policia de bajo nivel. Pero los contactos de El Chofa no se detenian en los niveles ns ajos del departamento local de poliea, Con las armas y las

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