Está en la página 1de 113
to < 116 1 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS vl Vil vill IX Xl xil xill Ly QUIMICA FISICA FISICO-QUIMICA BIOQUIMICA BIOLOGIA QUIMICA INDUSTRIAL INGENIERIA ELECTRICIDAD Y ELECTRONICA GEOLOGIA MATEMATICAS ARQUITECTURA HISTORIA Y FILOSOFIA DE LAS CIENCIAS METALURGIA | Seccién XII HISTORIA Y FILOSOFIA DE LAS CIENCIAS: (6) Dr. Eugenio Ortiz de Vega we RL TIG JOAQUIN. TEMPLADO Proleoe de Invesigncon del € 5.1.6 teorias evolucionistas TS EDITORIAL ALHAMBRA OLCUCCCLOLETPPAPL PLE LELTLE SES LELEA EERE LELE LLL LSS FESTCETTT TST TFSI USELS Prinyra odeton, 1974 EDITORIAL ALHAMBRA. 8. A RE. 182 Ciaudio Coello, 76. Madrid Enrique Granados, 61. Barcelona Doctor Albifiana, 12. Bibao-14 Trinidad Grund, 17. Malaga © 02250060 © Es propiedad cel autor Reservados tofos los derechos SBN 84-205.0486-A Deposito legal. M. 7.961 - 1974 Impreso en Espaia - Printed in Spain RAYCAR, S. A. Impresores. Matilde Hernéndez, 27. Madrid (19) SSSSIFEDITIFSIEESESEEDES LESTE INDICE GENERAL Capitulos Prélogo - 1. Edad Antigua : Los filésofos de la escuela Jénica y ts Idea de evolu elon, 2 Empsdecies, 3. Aristoteles, 4. 2. Edad Media ... .. : Las Ideas cosmogénicas en las Sagradas Escrituras, 6. 3. El Renacimiento : Innovaciones en el campo de la Historia Natural, 10 {oe problemas biogeograticos, 11. La Interpretacion de fos foslles, 13. 4. El progreso de las Ciencias Naturales en los si- glos XVII y XVIII eee 17. La generacién esponténes, 18. Embrio- Rirmacién ¥ epigénesis, 19. Paleontologia, 20. 5. Los primeros transformistas La influencla de ta «Enciclopediae. 21, El estudio de los Fasiles, 22. De Maillet, 23.” Buffon, 24. Maupertuis, 26. Diderot, 2. Erasmus Darwin, 28 6. Lamarck ‘La volucion lineal y slempre renovada, 31. La funcion Grea al Srgano” La "horencla de los caractores adgui: ‘Soe 38. “ARogida que tuvleron las teortas de Lamarck, 39 La primera mitad del siglo XIX Blogeografla: Félix de Azara, 43. Anatomia comparada y Palgontologia: Cuvier, 48. Geologia: Lyell, 90 8. Los precursores inmediatos de Darwin ‘Wells, 54. Prichard, 58, Lawrence, 55, Mathew, 85. Chambers, 56. Spencer. 7 9. Darwin . El viale del «Beagle: observaciones blogeogréticas y pa Teontologieas, 61. La teorta de la seleccion natural, 67 EF origen de as. especies, 70. La labor posterior de Paginas x 1 10 16 at 30 53 59 vi INDICE GENERAL Capituios 1". 12. 13. 14. 15. 16, 17. Danwin, 75, El origen del hombre, 76. Trabajos boténicos y ltimos aftos de vids, 78. La personalided clentifica y humana de Darwin, 79. Wallace Evolucion y gen del hombre, 86. Wallace, 80. leccion natural, 64. E problema de! or “Darwinismoe, 88. Personalidad de sPinglatercer Huxley, 03. Hacekel, 95. El derwiniemo en Francia y en Espa- fa, 97. "La influencia darwinista, 89. Tendencies evolu- Gieristas a finales del siglo XIX, Welsman, 100. £1 ‘ocato del ‘darwinismo, 102. El desarrollo de ta Genética . 405, La teorla_cromosémica ‘Morgan, 108. El mutacionisma: De Vries, Mutaclonismo y evolucion, 113. EI problema de la herencia de fos caracteres ad- quiridos ; aeae El neolamarckismo, 115 influencia del medio ambiente, 120. El neodarwinismo ... ... ... « Genética y_seleccién natural, 121. La teoria 'e!"estudio. experimental ‘de le evoluc! Las ideas finalistas hardin, 133, Otras tendencies, 196 ipo. 136, Macromutacionis: 187 mo, 138, Sobre el origen del hombre El Hombre de Neanderthal, 129. Los pitecéntropos, 140, El fraude do Plltdown, 141. Los australopitecos, 142. El Homo hebiliss, 143." Considereciones finales, 143. EI problema del origen de la vida na TTeorias de la eternidad de la vida, 147. Le evolucién bio Guinica, 149. Mipotesla ‘ctuales sobre el origen de los primeros organiames, 151. Epilogo Bibliogratia . Indice de autores Indice de materias 82 92 105 115 124 132 138 148 153 187 165 wo INDICE 0, wu. Ww. vl vit vu. Xt xi XitL XW. Xv. xv xvi xv XIX. XxI, Xxtl XXII XXIV. DE LAMINAS sla Creaciéne. Anénimo flamenco (hacia 1570) Portada de la +Enclelopedia» (1751). Lamarck Eoquone filogenético dat reine animal (sein Lamarck, 1809). El archipiélago de las Galdpagos y su situacién geografica, quanas marinas de las Islas Galépagos. Los «pinzones+ de las Galépagos. sPinzén artesanor (Cactospize pallida) Darwin. Pagina del manusctito de +El origen de las especies, Wallace. Restos féslles de Archseopter!x ‘Arbol filogenético del reino animal (segin Haeckel). Embriong Mendel. Hugo de Vries. Thomas #1. Morga Mutactones en Drosoplila. melanogaster Ronald A. Fishor Formas normal y moldnica de Biston betularia George G. Simpson. Pierre Teilhard de Chardin. Esquema filogenético de los Hominides fesiles conocidos (eogin Aguirre, 1966), Craneo de Australopithecus boise SECTTAIETATALVALILILALLELLALTLILTIILILELELEL ELIS SSSSCSLESEESSSSEEELLESEELESESSESEBLELESELESEEELITI PROLOGO La historia de la Gicncia muestra que el progreso en nue: fros conocimientos se tia producida mediante una compleja in- | teraccién de hechos e ideas, datos y teorlas. Las ideas precon- cebidas, los prejulcios de época, han retrasado !a marcha del |, Progreso cientitico, ef cual ha seguido complicados derroteros en los que con frecuencia aparecen mezclados la verdad y e! error. Pero los hechos bien establecidos, la interpretacién co- rrecta de los fenémenos naturales, han acabado siempre por | desplazar a las teorlas erréneas gracias a la labor de muchos | | hombres de clencia que se han sucedido en el transcurso de la Historia./De todos ellos se ha ido conservando la parte positiva de su bra, que ha encontrado su lugar adecuado en las teorias formuladas por los grandes autores cientiticos. | az4,una de las mas apasionantes aventuras del intelecto humano en su busqueda de la verdad la constituyan los antece- dentes historicos y ef establecimiento definitivo de a teoria de | fa evolucién biolégica, 1a cual atane a todos los seres vives y | | afecta, por tanto, af hombre y a su posicién en la naturaleza. ‘Tos juicios «a priori» se han dado en este caso con més fre- cuencia que en cualquier otro, ya que la teorla de la evolucién eva aneja una fuerte carga emocional de la que es dificil des- prenderse. Como un ejemplo concreto en tal sentido baste se- fialar Ia interpretacion de los fésiles. Segiin las ideas de cada época y Ia posicidn intelectual de los que trataron el tema, han sido considerados como restos de antiguos animales marinos, siuegos» 0 caprichos de la Naturaleza, testigos del Diluvio uni- versal, huellas de animales transportados y utilizados por el hombre, restos petriticados de organismos de otras épocas. Finalmente, los datos paleontoldgicos han hallado su interpre- tacién correcta en In teoria de ta evoluctén Encruclfada de las clencias blolégleas, ef problema dela evolucién orgdinica aburca aspectos de todas ellas y ha side a x HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS la vez causa y efecto de muchos avances Ievados a cabo en el estudio de los seres vivos. Seguin la teoria de la evolucién los organismos actuales des- cienden de formas primitivas que, a través de Innumerables ge- neraciones, se hen Ido modificando en el transcurso de los tiem- pos geoldgicos. Los cambios evolutivos han sido a menudo divergentes en las distintas lineas de descendencia. En el com junto del proceso se pueden sefielar una serle de trayectorias que conducen desde formas simples a otras més complejas. EI concepto de evolucién comprende, pues, las siguientes notas fundamentales: continuidad en ef tiempo, enorme dura- cién, cambios Irreversibles e irrepetibles y progreso. Con este sentido preciso la idea de evolucién es una adquisicién de la ciencia modeme: fue establecida definitivamente por Darwin hace poco més de de un siglo. Pero la obra de Darwin representa Ia culminacién de un largo proceso en el que se han cruzado muy diversas corrientes in- telectuales; incluso los mismos aportes clentiticos en relacion con el problema han sido muy variados y, @ veces, hasta con- tradictorios en apariencla. Se puede decir que una serle de |iro- nes dispersos de /a historia de la Ciencla acabaron tinalmente por encajar, como las plezas de un mosaico, para dar lugar a tuna teoria coherente y revolucionarla: 1a de la evolucién orga nica. Aunque Ia idea de evolucién, en su significado preciso ac- tual, es bastante reciente, clertas notas de las que integran el concepto de este complejo fenémeno son muy antiguas; tanto que se pueden rastrear en las entiguas culturas. Pero interpre- tar estas viejas ideas resulta dificil, ya que s6lo nos han queda- do referencias fragmentarias, cuyo sentido exacto es casi impo- sible descifrar. Algo anélogo sucede, en menor escala, con au- tores relativamente modernos, @ cuyas ideas evolucionistas se es ha dado interpretaciones bastante dispares, quizé porque no fueron expresedas con claridad suficiente. Un ejemplo notable on este sentido es el de Lamarck. Para tener una visi6n clara de! desarrollo historico de las ideas evolucionistas es necesario exponer tanto las teorlas par- ticulares de una serie de autores anteriores a El origen de las especies, Ja obra cumbre de Darwin, como la trama cultural y las diversas contribuciones cientificas que sirvieron de base PROLOGO xt para la enunclacién detinitiva de la teoria de la evolucién. Es preciso también diferenciar el hecho de la evolucién de las hi- pétesis explicativas del mismo; desde este punto de vista se debe enfocar Ia obra de Darwin y su teoria de la seleccién na- tural. Conviene, asimismo, tratar con ecuanimidad de la movi- da historia del evolucionismo después de Darwin hasta Negara nuestros dias, para poder procisar, finalmente, a posicion de Jas teorias evolucionistas actuales. El presente libro es el resultado de muchas horas de lectura y estudio. Desde hace bastantes afios ef autor se halla muy in- teresado en el problema de 1a evolucién de los seres vivos y periddicamente ha dedicado parte de su tempo a investigar di- versos aspectos histéricos del evolucionismo. La lectura de las obras originales fa ha simultaneado con la de trabajos y libros sobre historia de 1a Biologia, en especial los relacionados con el desarrollo histérico de las teorias evolucionistas. En el plano experimental ha enfocado una serie de trabajos hacia el estudio de la «especiacién» 0 formacién de nuevas especies, uno de los problemas claves en el campo de la Biologia evolutiva, El autor tiene la esperanza de que esta dilatada preparacion sirva para que el texto, sobre un tema dificil de tratar, sea lo mas claro y preciso posible y anhela que la obra sea lo que pretende ser: una exposicién resumida y objetiva de la historia de las ideas evolucionistas. A lo largo del texto se han ido intercalando citas literales de Jos autores estudiados. Esto no se ha hecho por afén erudito, sino por necesidad casi Ineludible, a fin de expresar con exacti- tud los datos e ideas con los que se fue edificando la teoria de la evolucién. Las referencias de segunda o tercera mano condu- cen con frecuencia, en ciertas obras de sintesis, a desvirtuar de tal modo las concepciones y teorias evolucionistas que no las reconoceria ni el propio autor al que se atribuyen. Expresamente se ha concedido una mayor extensién relativa @ los pocos autores espafioles que aparecen en este libro. Tal es el caso de Azara, por ejemplo, cuya obra merece ser mejor conocida que lo ha sido hasta ahora. Manifiesto aqui mi agradecimiento a mi colega y amigo el pro: fesor don Eugenio Ortiz que en todo momento me ha animado a Ja publicacién del presente libro, faciliténdome Ia consulta de xi HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS obras y revistas relacionadas con el tema; ha leido el texto en su totalidad y le debo valiosas sugerencias. Si se ha deslizado algiin error, por supuesto que es mio y no suyo. Gracias a los profe- sores don Salustio Alvarado y don Alberto Sols he podido con sultar determinedos tibros; la protesora dona Maria Dolores An. gulo me ha proporcionado la fotografia de T. H. Morgan, y el pro: fesor don Emillano Aguirre, la de G. G. Simpson; con algunos de ‘mis compafieros del C.S..C. he mantenido un fructifero inter- cambio de ideas. A todos les doy publicamente las gracias. J. TEMPLADO capituo 1 Edad Antigua Frente a las antiguas narraciones miticas, los griegos fue. ron los primeros en buscar una explicacién natural del origen del mundo. Anteriormente ya se habia producido cierto desarrollo técni: co y cientifico, al menos en dos de las civilizaciones més an- figuas, la egipcia y la babilénica. Pero con los griegos se intro- \ dulo la filosofia especulativa en la Ciencia, Este elemento es- ecifico constituye la auténtica originalidad del saber heleno. Seguin Farrington (1971), dicha cuslidad tiene sus anteceden. tes en la iliada, donde se advierte ya una visién del mundo pro- funda y original que discurre como un fermento a través del Pensamiento griego, En la obra de Homero los acontecimientos Que forman la Historia se presentan en intima relacién con los. Personajes que intervienen en ella. Esta concepcién convierte al hombre, al menos en parte, en autor de su propio destino Y no en un simple juguete en manos del Hado. La visién del mundo que tuvieron los egipcios y los sumerio- babilonios estuvo condicionada por las doctrinas de los libros sagrados, cuyo mantenimiento ortodoxo dependia de la clase sacerdotal. Los griegos no poseyeron libros sagrados. Como fuente de su vida intelectual dispusieron de una poesia muy sit gular, humanizada, que fue compuesta, hacia el siglo IX a.J.C. en Jonia, en la franja costera del Asia Menor. Precisamente en esta misma regidn, tres siglos mas tarde, los hombres intenta- ron por vez primera explicar la naturaleza sin invocar los. pode- res sobrenaturales. El pensador griego que tlegaba a una con clusion la defendia como suya propia. Por tanto, con los gric gos se empez6 a reconocer el cardcter del saber cientifico y a la vez aparecieron los sabios «individuales., frente al saber «co- lectivo» de las civilizaciones mas antiguas. SUVSCSCSCTTTFTSVPOSPSEPDIVDPFIS 2 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS Antes que los filésofos griegos trataran de dar una explica- cién racional el mundo y atrevidamente postularan su unidad ica, los profetas hebreos establecieron la unidad moral de la Humanidad en torno a la nocién de un Dios unico, creador y eterno. En el transcurso de su accidentada historia el pueblo hebreo recogié algunas de las antiguas leyendas sumerio-babi- Iénicas sobre el origen del mundo y el Diluvio universal, las cua- les influyeron en el relato biblico de la Creacién y del Diluvio. Esta influencia circunstancial tuvo més adelante efectos muy duraderos, a través del cristianismo, en las concepciones cos- mogénicas del mundo occidental. La cultura filoséfico-cientifica griega y las concepciones éti- co-religiosas de los hebreos fueron igualmente importantes, pe- ro se desarrollaron con total independencia; a pesar de su pro- ximidad espacial permanecieron en ta ignorancia mutua durante iglos. Sélo Hegaron a unirse al final de los tiempos antiguos, sobre los restos de las dos civilizaciones que les habian dado nacimiento. Los filésofos de la escuela jénica y la idea de evolucién Los primeros filésofos griegos —siglo VI aJ.C.— fueron na- { turales de Mileto, en Jonia/ de aqui el nombre de milesios 0 “ escuela jénica primitiva con que se les conoce.,Partiendo de una serie de observaciones muy sencillas intentaron dar una expli- cacién de todo lo que existe. Se plantearon el problema de des- | cubrir la cause primaria del cambio, el elemento comin del | cual se han originado todas las cosas. Aunque el «elemento I | primordial» varie en cada caso —en Tales de Mileto es ol agu en Anaximandro, lo indefinido («apeirons); en Anaximenes, el aire—, todos ellos coincidieron en ver el cosmos en tin incesan- te fluir, como un mundo camblante, en sevolucténs natural y continua. En sus concepciones cosmogdnices predomind la idea de continuidad en Ia naturaleza, de ta cual tuvieron una vision dinamica "En fos fragmentos que han quedado de la obra de Anaximan- | dro (610.546 a..C.) se hallan ciertas referencias que se vienen | considerando como el primer antecedente del evolucionismo bio | l6gica/ Los primeros animales habrian aparecido en el agua para jaser luego a la vida terrestre. «Los primeros seres vivientes EDAD ANTIGUA a nacleron en lo hémedo, envueltos en cortezas espinosas (esca- mas), que, al orecer, se fueron trasladando a partes més secas ¥ que, cuando se rompié la corteza (escama) circundante, vi- vieron, durante un corto tiempo, una vida distinta» (en Aecio, “Begin Kirk y Raven, 1969) En cuanto al origen del hombre Anaximandro supuso que sen un principio, nacié de criaturas de especie distinta, porque los demés seres vivos se ganan la vida en seguida por si mis- mos y solo el hombre necesita de una larga crianza; por esta raz6n, de haber tenido su forma original desde un principio, no habrfa subsistido (en Plutarco, segin Kirk y Raven, 1969). Es muy dificil interpretar estos fragmentos, que ademas no son los originales, sino que han llegado a nosotros a través de otros autores. Lo tinico indudable es que Anaximandro traté de explicar racionalmente el origen de los animales y del hombre. } ,,,b@ concepcién dindmica de la naturaleza alcanzaré su punto culminante dentro de la filosotia griega con Heréclito (544-484 aJ.C.). «Todo existe en estado de continuo cambio», la frase que tradicionatmente se le ha atribuido, expresa su concepeion de lo real como cambio, como algo fluyente en constante de- L venir. Hay que sefialar que a estas concepciones que tienen un matiz evolucionista, por su idea de cambio y de continuidad en la naturaleza, les falta un elemento fundamental para ser asi mmilables al concepto moderno de evolucién: la idea de progre- 80, de cambios irreversibles e irrepetibles. La creencia en el eterno retorno de todas las cosas predominé en el pensamien- to cosmolégico heleno; la naturaleza estaria sometida a unos ciclos en perpetua repeticion. Empédoc También en Empédocles (490-435 aJ.C.}, el autor de la teo- ria de los «cuatro elementos-, se encuentran algunas referen- cias que pueden interpretarse como un confuso antecedente de la teoria de la seleccién natural/Tanto el hombre como los a males habrian surgido de la tierra y se habrian originado de miembros y érganos unidos al azar, stendo solo viables las unio- nes arménicas. (Nuchas razas de seres vivientes deben haber Mate na Dette enaeeteeeeeasesenmeaeeemnnaneaneneennanannnne PSSSEESESESSS ESSERE LSE 4 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS muerto y sido incapaces de reproducirse y continuar su estirpe. Porque en el caso de todos los seres que ves respirando, el aliento vital ha protegido y preservado desde el principio de su existencia cada raza particular. bien por su destreze, o por su valor 0 por su velocidad (en Lucrecio, segin Farrington, 1971) Por otra parte, la idea del «ser» de Parménides (540-470 a.J.C.) como algo Inmutable, Inmévil, gravité por su fuerza légica no s6lo sobre el saber filoséfico griego, sino también en el pen- ‘samiento occidental hasta el siglo XIX. Platon y Aristdteles se ajustaron a esta visién eminentemente estética del cosmos al elaborar sus respectivos sistemas filosdficos. Todo ello con- tribuy6 a que se tuviese durante mucho tiempo una visién «fi jistae del mundo. Aristoteles Dentro de esta visidn estética de la realidad, Aristoteles ini cié el estudio y la ordenacién de las innumerables formas de animales. Una tarea semejante realizé su discipulo Teofrasto en relacién con las plantas. Con Aristételes (384-322 J.C.) el conocimiento de los seres vivos dio un avance inmenso. Reconocié claramente los princi- pales problemas de la Biologia: sexualidad, herencia, nutricion, crecimiento, adaptacién, y los abordé en sus obras. Su ordena- cién de los animales, basada en los estudios de Anatomia com- parada, ha constituido el fundamento de los sistemas de clas ficacién. De acuerdo con esta ordenacién, Aristételes deduce que la Naturaleza progresa desde los seres més sencillos hasta los mas complejos; pero no hay que entender estas afirmaciones en sentido filogenético, evolutivo, como erréneamente han preten- dido interpretarlas diversos autores, sino en el sentido pura- mente formal en que se basa la idea de la «Scala naturae» 0 «Gran cadena de seres», como se llamaré més adelante esta ordenacién lineal de los distintos grupos de organismos. La obra de Aristételes, con sus aciertos y errores, represen- ta una cima del pensamiento’ humano que ha influido amplia y largamente en Ia historia cultural de la Humanidad. 4 DESSSSES, 18 Creacion de! mondos, etadro de an maestro Haman ‘ndnima, hacia 1520 (Nuveo do Estrasbuego) EDAD ANTIGUA j/ Cuando Grecia fue conquistada por Roma, la cultura helé- {niga fue absorbida por los romanosf Pera esto no se produjo sin “que tuviera lugar un cambio radical en la manera de enfocar el iconocimiento cientifico| La desinteresada aficién a la Ciencia de los griegos fue sustituida por el utilitarismo romano, y la Cien- cia vino a convertirse en mera técnica{ta ciencia, romana 10 fue sino un reflejo de la griega, y mientras las técnicas de apli- Jcacién progresaron, el verdadero conocimiento cientifico per- maneci6 estacionario. Este fendmana tuvo incalculables conse- Cuencias para el futuro desarrollo de la Ciencia, que fue lang deciendo a lo largo de muchos siglos. Lim, i, Grabado que raprasente «Le apoteosis de ta Rada, en Io portada da Enciclopedia (1751) AMORA MAAMBAOAE DEDEDE MRMEMAEAMAMAMEAMREREABDOE DDO OOO re capruo 2 Edad Media | La cultura de ta Antigtiedad acabé por deshacerse con la invasién de los bérbaros y el derrumbamiento del Imperio Ro- | mano, el cual quedé dividido en una mitad oriental y en otra | occidental, cuyo destino fue muy diferente. - La mitad oriental sobrevivié durante mas de mil aiios, con | una cultura y unas formas de vida eminentemente conservado- | ras La cultura bizantina, cuyo principal vehiculo de exprosicn fue la lengua griega, no fue creadora; su mayor mérito fue la conservacién de la literatura antigua. /Cuando Bizancio sucumbié jante los turcos, se produjo una emigracién de sabios y de libros hacia Occidente, lo cual contribuy6 a preparar el Renacimiento. “EI Imperio Romano occidental se desmembré en una serie de peauetios estadosyacupads por las diversas tribus bérbaras fi insegura situacién interna de tales estados contribuyé a la destruccién de la prosperidad material y la cultura se deterio- 6 répidamente. El Gnico poder que constituyé un lazo comin entre los hombres fue la Iglesla, que actué a la vez como fuerza cultural unificadora. “Como es ldgico, Ia concepcién cristiana de la vida hizo de | 1a Teologia la clancia suprema, que fue cultivada con intensidad | por los Padres de la Iglesia simulténeamente con los estudios \ biblicos. Mientras tanto se descuidaron los estudios clentificos. Especialmente lamentable fue la situacién de las ciencias bio- légicas a lo largo de la Edad Media, ya que sélo se hicieron al- ‘gunas compilaciones basadas en datos de autores cldsicos y en leyendas de la época, pero sin aportar nada realmente nue- vo en este campo del conocimiento. } | Las ideas cosmogénicas en las Sagradas Escrituras Con la expansién del cristianismo, las ideas cosmogénicas ' contenidas en Ia Biblia alcanzaron resonancia universal. Los au- 6 PUSCHH SHS SSO HRP SPE EEESSSSESSO EDS SH DDESERELEBEERE BED EDAD MEDIA 7 tores del Antiguo Testamento se interesaron primordialmente Por la dimension ética del hombre, en relacién con la existencia tun Dios eterno y creador/El estudio de los fenémenos na- turales quedaba muy lejos de su mente y en este sentido se limitaron a compartir las ideas cosmogénicas de otros pueblos de Oriente. Es muy notable, por ejemplo, la influencia de anti- guas leyendas sumerias en el relato genesiaco del Diluvio uni- versal. La Biblia fue traducida de! hebreo al griego y de éste al la tin, La traduccién més acreditada durante mucho tiempo fue la de San Jerdnimo, conocida con el nombre de Vulgata (afio 520) {a interpretaci6n literal de las Sagradas Escrituras, en todos Sug aspectos, tuvo varias consecuencias. “Del cémputo cronolégico de los datos contenidos en ellas, que a la vez se intentaron relacionar con diversos hechos histé: Fieos, se llegé a la conclusién de que el mundo habia sido crea do s6lo unos milenios antes de Cristo. Segin las versiones, desde la Creacién hasta el nacimiento de Cristo, el tiempo transcurrido era de 4.000 afios de acuerdo con los célculos mas restringidos, hasta 5.550 segin los més amplios. San Isidoro de Sevilla (560-636) en su obra Etimologias, al tratar «De la division de los tiempos» da un cémputo cronolégi- co detallado, relacionando datos biblicos e histéricos, cuyas prin- cipales fechas son las siguientes: desde Adan hasta el Diluvio | transcurrieron 2.242 aftos; desde el Diluvio hasta el nacimiento de Abraham, 942; desde Abraham al nacimiento de Jesucristo, 2.028. En resumen, la Creacién habria tenido lugar 5.210 afios antes de Cristo. La imagen «fijistas que se desprende de todo el relato del Génesis («Dijo luego: Haga brotar {a tierra hierba verde, hierba con semilla, y rboles frutales cada uno con su fruto, segiin su especie, y con su simiente, sobre la Tierra... Hizo Dios todas las bestias de la Tierra segtin su especie...») coincidié en este sentido con las ideas platénicas y aristotélicas adaptadas al dogma cristiano y todo ello condujo a la creencia en la fijeza 0 inmutabilidad de las especies de animales y plantas, la cual per- duraré durante mucho tiempo en el orbe cristiano. Se ha dicho que algunos Padres de la Iglesia, entre los que destaca San Agustin (353-430), sostuvieron opiniones que pue- den interpretarse en favor de que hubo una cierta evolucion 8 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS césmica y biolégica antes de la creacién del hombre —hipéte- Pero aqui, como en otros casos, hay que distinguir dos modos de concebir el parentesco entre los seres vivos. Se puede pensar en un parentesco idea! entre ellos debido a una creacién continua de formas y a una sucesién légica de las especies, pero esto no implica que des- clendan los unos de los otros. Por el contrario, cualquier concepcidn de tipo evolucionista lo primero que afirma es que existe un parentesco real entre los distintos grupos de seres vivos, ya que unos se han origi- nado de otros, es decir, que hay una verdadera filiacién entre ellos. El mismo Aristételes s6lo concibié el primer tipo de orde- nacién, ‘Otro aspecto de las repercusiones de la narracién del Géne- ‘sis fue la interpretaci6n de los fésiles. Aunque en la Antigiedad algunos autores, como Jenéfanes y Herodoto, los consideraron correctamente como restos petrificados de organismos de otras 6pocas, la opinin de Plinio de que eran s6lo «caprichos de la Naturaleza» predominé durante mucho tiempo. Otros autores, in embargo, los relacionaron con el Diluvio universal; una de as opiniones més antiguas en este sentido parece ser la de San Isidoro, quien en las Etimologias escribe: «El primer diluvio tuvo lugar en tiempos de Noé cuando Dios omnipotente, ofendido por los pecados de los hombres, cubrié de agua toda la Tierra. y borrado cuanto habia, no quedé més que el espacio entre el cielo y el mar, de lo cual tenemos todavia indicios en las rocas que vemos ain en los més altos montes, formadas de conchas y ostras y socavadas por las aguas» (libro Xill, capitulo 22) Durante Is alta Edad Media en la Europa occidental el nivel cientifico y cultural decay6 a lo largo de varios siglos. La acti- vidad clentifica se refugié en los monasterios. Mas tarde tuvo cierto desarrollo en las universidades, las cuales comenzaron a funcionar a partir del siglo Xill. Durante los siglos Vil y Vill los drabes alcanzaron un. gran poder militar y politico, que fue seguido por un desarrollo cul- tural muy apreciable, ya que asimilaron los conocimientos de los pueblos cue fueron conquistando. De este modo los sabios islimicos desempefiaron un importante papel en la transmision de la cultura clentifica antigua al mundo occ! ‘que se habia olvidado de ella. Ademés de esta transmision de saberes. los CLC TTATLATASETATIT TELE EDAD MEDIA 9 frabes aportaron valiosos trabajos originales en mateméticas, astronom{a, geografia, medicina y técnica; en contraste, hicie- on avanzar poco los conocimientos bioldgicos, los cuales que- daron reducidos a meras aportaciones utilitarias en agricultura y medicina. En ol siglo XIII diversas circunstancias, entre las que hay que contar la creacién de las universidades, contribuyeron a que el occidente cristiano comenzase a sobrepasar culturalmente al mundo arabe. Entre todos los sabios de entonces destacé la fi gura de San Alberto Magno (1206-1280), que realizo una gran la: bor de recopilacién en todos los campos del conocimiento. Gran admirador de Aristoteles, tuvo muy en cuenta sus obras, con lo cual preparé el terreno para la sintesis del pensamiento filosdti- 0 aristotélico que llevé a cabo Santo Tomas de Aquino, el mas famoso fil6sofo y tedlogo de la época. Alberto Magno, ademds de llevar a cabo una tarea verdaderamente enciclopédica en el campo de las ciencias bioldgicas, efectus bastantes observacio: nes originales Este contacto directo con la naturaleza que inici Alberto Magno, no prosperé hasta mucho més adelante. Los sablos me- ievales consultaban y explicaban los textos antiguos, clésicos © érabes, déndole una importancia primordial al texto, sin preo- cuparse de observar directamente los fendmenos naturales. El principio de autoridad prevaleci6 hasta el Renacimiento. ELTESILELAEGAITLSSEE LETTE TECTUTTTITITYYYYYITIVITIVITIVIVITILITIIT TTT Tit? cartuo 3 El Renacimento Durante el Renacimiento se produjeron a la vez dos grandes movimientos culturales aparentemente contradictorios, pero que en realidad fueron complementarios. Por un lado, se llevé a cabo la restauracién del saber de la antigiedad clasica, y, por otro, se establecieron las bases para la realizacién de investigaciones originales y la adquisicién de nuevos conocimientos. ‘Lo mejor de la clencia antigua habia sido tan valioso, y la ciencia medieval tan pobre, que la publicacién de los textos clé- sicos completos y corregidos representaba una adicién positiva al saber utilizable por los hombres de ciencia renacentistas, Los editores de obras cientificas cldsicas estuvieron tan seguros de su valor intrinseco que se esforzaron por editarlas tan exacta- mente como pudieron desde el punto de vista filolégico. ‘Al mismo tiempo, junto a los estudiosos que imitaban los mo- delos clisicos y que escribfan y lefan con facilidad el latin y aun el griego, hubo hombres de ciencia que fueron auténticos ade- lantados en su época, que Ignorando 0 conociendo mal tas len- guas clésicas, realizaron las creaciones més originales de su tiempo. A titulo ejemplar, pensemos en Leonardo de Vinci Innovaciones en el campo de la Historia Natural En el campo de la Historia Natural surgieron, a lo largo del siglo XVI, una serie de innovaciones que camblaron el rumbo del estudio de los seres vivos. El naturalismo en el arte, con la con- sigulente observacién directa de animales y plantas; 1a realiza- clén de ilustractones cada vez més exactas en las obras clentift cas; la publicaclin de grandes tratados enciclopédicos como los de Gesner y Aldrovandi; la exploracién de nuevos territorios poblados de animales y plantas nunca vistos hasta entonces; la creacion de los primeros Jardines botdnicos y museos; los progresos en los estudios anatémicos, de los que hay que desta- 10 EL RENACIMIENTO / car los dibujos de Leonardo y la Fabrica de Vesalio, publicada en 1543..., todas estas corrientes innovadoras contribuyeron decisi- vamente a romper ta imagen anquilosada de la naturaleza que habia predominado en la época medieval. Este aporte enorme de nuevos conocimientos sirvié de base @ una vision mas real y amplia de la naturaleza. Con la vuelta a la observacion directa de los fendmenos naturales pronto quedé superado el saber me- dieval y también el de los clasicos. Los problemas biogeograiticos El descubrimiento de América fue uno de los acontecimien- tos que més contribuyé a este cambio de mentalidad. Su explo- j facién no sdlo aporté una cantidad enorme de datos nuevos, sino | que hizo considerar los hechos ya conocidos desde nuevos pun- } tos de vista. EI conocimiento de animales y plantas aument de modo muy notable y quedé de manifiesto con toda claridad la existencia de diferentes faunas y floras en los distintos con! nentes. Surgieron asi los primeros problemas de tipo biogeogrs fico. ~ A fines del siglo XVI el padre Acosta plantea, concretamen- te, el problema «cémo sea posible haber en Indias animales que no hay en otra parte del mundo» y trata de compaginar este hecho indudable con a creencia en una creacién Gnica y locali- zada de las especies y en el Diluvio universal José de Acosta nacié en 1540 en Medina del Campo (Valla- dolid). A los doce afios entré en un noviciado de la Compafiia de Jestis y en 1566 fue ordenado sacerdote. Anteriormente habia estudiado, durante varios afios, filosofia y teologia en la Univer- sidad de Alcalé. En 1570 marché al Perd, donde desarrollé una gran labor apostélica y fue provincial desde 1576 a 1581; més ‘adelante marché a Méjico, y en 1587 volvié a Espafia. Murié en 1600. F~Su obra més importante es la Historia natural y moral de las Indias, publicada en 1890. El libro abarca la realidad ameri- cana, como indica su titulo, bajo dos grandes aspectos: el mun- do fisico y blolégico, y el mundo humano o «moral». De los siete libros en que esté dividido, los cuatro primeros se refieren a la naturaleza y los tres restantos a la etnografia y a la historia Al tratar de la cosmografia y geograffa fisica referidas al Nue- 2 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS vo Mundo, asi como de sus minerales, plantas y animales, se manifiesta la Independencia de juicio del Jesuita espaol res- pecto a las ideas preestablecidas por la ciencia antigua. Se en- cuentra con una multitud de hechos que no encajan en Ia vieja Imagen del mundo que tenian los clésicos y entonces rechaza (0 modifica en muchas ocasiones las Ideas tradicionales al en- frentarlas con la realidad. El padre Acosta no pretende hacer en su Historia una re\ sién exhaustiva de los fenémenos y seres naturales de América, sino razonar sobre su significado apoyéndose en una seleccién de ellos. Al estudiar el origen de los primeros hombres en Amé- rica, escribe «porque no se trata qué es lo que pudo hacer Dios, sino que es conforme a razén y al orden y estilo de las cosas humanas» (libro |, capitulo 16), y tras examinar la cuestién con- cluye que «es més conforme a buena razn pensar que vinieron por tierra los primeros pobladores de Indias» (capitulo 20). En este orden de ideas Acosta expone asi sus deducciones: «... ES para mf una gran conjetura para pensar que el nuevo or- be, que llamamos Indias, no est4 del todo diviso y apartado del otro orbe. Y por decir mi opinién, tengo para mi dias ha, que la una tierra y la otra en alguna parte se juntan, y contindan, o a lo menos se avecinan y allegan mucho...» «Si esto es verdad, como en efecto me lo parece, facil respuesta tiene la duda tan dificil que habiamos propuesto: cémo pasaron a las Indias los primeros pobladores de ellas, porque se ha de decir, que pasa- ron, no tanto navegando por mar, como caminando por tierra; y ese camino lo hicieron muy sin pensar, mudando sitios y tie~ Fras poco a poco; y unos poblando las ya halladas, otros buscan- do otras de nuevo, vinieron por discurso de tiempo a henchir las tierras de Indias de tantas nactones y gentes y lenguas» (I, ca- pitulo 20). En cuanto al origen de la fauna americana, el padre Acosta llega a conclusions andlogas a las del origen del hombre ame- ricano, tanto sobre aquellas especies similares a las de Europa como a las que son caracteristicas del Nuevo Continente. «Halldronse, pues, animales de la misma especie que en Eu- ropa, sin haber sido llevados de espafoles. Hay leones, tigres, osos, jabalies, zorras y otras fieras y animales silvestres, de los cuales hicimos en el primer libro argumento fuerte, que no sien- do verosimil que por mar pasasen en Indias, pues pasar a nado EL RENACIMIENTO el océano es imposible, y embarcarlos consigo hombres es lo- cura, siguese que por alguna parte donde el un orbe se continta y avecina al otro, hayan penetrado, y poco a poco poblado aquel mundo nuevo. Pues conforme a la Divina Escritura, todos estos animales se salvaron en el arca de Noé, y de alli se han propa- gado en el mundo» (Historia, IV, capitulo 34). «Mayor dificultad hace averiguar qué principio tuvieron di- versos animales que se hallan en Indias y no se hallan en el mundo de acé. Porque si allé los produjo el Criador, no hay para qué recurrir al arca de Noé, ni adn hublera para qué salvar en- tonces todas las especies de aves y animales si hablan de criar- se después de nuevo; ni tampoco parece que con la creacién de los seis dias dejara Dios el mundo acabado y perfecto. si restaban nuevas especies de animales por formar, mayormente animales perfectos, y de no menor excelencia que esotros co- nocidos» (IV, capitulo 36). El sabio jesuita rechaza. pues, la posibilidad de una crea- cién miltiple en el espacio y escalonada en el tiempo. Y siem- pre fiel a la interpretacién literal del relato biblico del Diluvio universal y del arca de Noé propone una serie de grandes mi- graciones de las especies animales para explicar tas diferencias faunisticas entre los distintos continentes... «Todos los anima- les salieron del arca; pero por instinto natural y providencia del | cielo, diversos géneros se fueron a diversas regiones, y en al- | gunas de ellas se hallaron tan bien, que no quisieron salir de | ellas, 0 si salieron no se conservaron, 0 por tiempo vinieron a | fenecer, como sucede en muchas cosas. Y si bien se mira, esto no es caso propio de Indias, sino general de otras muchas re- giones y provincias de Asia, Europa y Africa: de las cuales se lee haber en ellas castas de animales que no se hallan en otras» GV, capitulo 36). "Como veremos mas adelante, este tipo de problemas biogeo- graficos habia de desempefiar un papel decisivo en el estableci- mmiento de la teoria de ta evolucién. La interpretacién de los tosiles La interpretacion correcta de los fésiles constituye un ele- mento basico en cualquier posible teoria de la evolucién. Los | fésiles son los «documentos histéricos» que han quedado del po Vi receccccarecerrrecerceeeccecearatadteceereceeqae “ HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS proceso evolutivo. Pero son documentos muy incompletos y frag- mentarios, dificiles de_interpretar. nos visto que desde la Antigledad la existencla de los fésiles ha Intrtgado y estimulado la curlosidad del hombre. .C6- ‘mo se explica, por ejemplo, la presencia de masas de conchas marinas petrificadas lejos de la orilla del mar o Incluso en lo alto de las montatias?{Durante el Renacimiento se continué con- ;'siderando este tipo de hechos de modo muy diverso. Siguiendo a Plinio muchos pensaron en los fdsiles como meros caprichos de la Naturaleza; otros, que eran estructuras formadas bajo in- \ fluencias astrales; otros, finalmente, creyeron que se trataba de restos de organismos enterrados durante el Diluvio universal. Dos hombres, sin embargo, llegaron a enfocar bastante acer- ( tadamente el problema: Leonardo de Vinci y Bernard Palissy. Leonardo de Vinci nacié en Jos alrededores de Florencia en 1452 y murié en 1519, estando al servicio de Francisco |, rey de Francia. Hombre inquieto, viajé mucho por la Italia de la época, prestando su concurso como Ingeniero militar, artista, inventor, arquitecto, a distintos principes y magnates de entonces. Su obra pictérica, a la que principalmente debe la fama, fue mas bien escasa. En el transcurso de su vida, Leonardo utilizé constantemente cuadernos de apuntes, de tamafio muy variable, que llevaba siempre consigo y en los que escribia y dibujaba sobre una mul- titud de temas, entremezclados sin orden ni concierto. Al lado de parrafos sobre tratados que nunca llegé a publicar, anotaba gastos y cobros, escribfa recuerdos personales, transcribla pa- sajes de los autores que lefa y exponia su pensamiento sobre los asuntos més diversos; a la vez, realizaba esbozos sobre las figuras de sus cuadros, dibujaba méquinas imaginarias 0 que pensaba construir, trazaba planos de construcciones y fortifica- clones, hacia observaciones naturales y anatémicas acompafia- das de magnificos dibujos... Lo més curioso del caso es que casi todos sus textos estén escritos de derecha a izquierda, al revés, de tal modo que para leerlos es necesario ponerlos fren- te a un espejo. Ello se debi6, sin duda, a que Leonardo era zur- do y quizé también al deseo de que sus anotaciones no pudieran leerse con facilidad. De todos ests manuscritos no llegé a publicarse nada en tiempos de Leonardo. En su testamento los legé a su discipulo SSEELSLESSSFFFIFTFESEEHSEFSESSFIIIIILILEEEELESIIIIITD 5 EL RENACIMI Francisco Melzi, quien los conservé reunidos hasta su muerte, acaecida en 1568. Poco después comenz6 la dispersién de los manuscritos. El polifacético pintor no dejé ninguno de sus es- critos preparado para ser publicado, aunque en ellos se hallen con frecuencia sefialados los sumarios de muchos tratados que tenia en proyecto. | Leonardo se plantea el problema de los fésiles en varias Jpartes de sus manuscritos, pero donde la cuestién se trata con mas amplitud es en los que actualmente constituyen el Codice Leicester. Bl sabio florentino pone en duda que el Diluvio fuese verda- {deramente universal. En cuanto a los fésiles rechaza tanto un \Influjo astral para explicar su origen como que sean debidos lal Diluvio biblico. «Si ti dices que las conchas [fosilizadas] que en los confines de Italia, en nuestros dias, se encuentran Hlejos del mar y a bastante altura, estén alli a causa del Diluvio, te respondo que, creyendo que tal Diluvio superase siete codos al monte més alto —como escribié quien lo midié— tales con- chas, que siempre estén proximas a las costas marinas, debieror quedar sobre las montaiias y no tan cerca de su base, a una {misma altura y dispuestas por capas» (Cod. Leic. 8 v.) ~_”"Habiendo observado tnicamente fésiles de terrenos relativa- mente recientes, similares a los de especies todavia existentes, Leonardo no Ilegé a vislumbrar que muchos de ellos correspon- Jden a especies extinguidas. Este mérito se debe atribuir a Pa- lissy. ~ Bernard Palissy (1510-1589), ceramista francés, fue uno de los primeros en formar una coleccién de fésiles y realizé obser- vaciones sobre sus yacimientos en los estratos de la cuenca parisiense. Rechazé ia hipétesis diluviana para explicar 1a for- macién de tos fésiles, pero sus explicaciones sobre su origen son también confusas y complicadas. Por causas obvias, tanto las ideas de Leonardo, que perma: necieron inéditas, como ta obra de Palissy, escrita en francés Porque desconocfa las lenguas clasicas —grave defecto en aque- lla época—, no alcanzaron una difusién adecuada, capituco 4 El progreso de las Ciencias Naturales en los siglos XVII y XVIII El paso del Renacimiento al perfodo barroco sefiala el co- mienzo del pensamiento cientifico moderno. Una serie de hom- j bres que nacieron en el siglo XVI, pero que realizaron toda su | labor, o al menos Io fundamental de ella, en el XVII fueron los | Iniciadores de la ciencia moderna. Bacon y Descartes en Filoso- | ffa, Harvey en Biologia, Galileo y Kepler en Fisica y Astronomia, | entre otros nombres menos eminentes, fueron los representan- tes_de una nueva concepoién de la realidad: el racionalismo. Ta actitud racionalista frente a la naturaleza dio buenos re- sultados en el progreso cientifico, el cual fue a la vez efecto ¥ causa del desarrollo de la metodologia cientifica, de la Inven- \clén de nuevos instrumentos de observacién y medida, de la |fundacién de entidades cientificas y publicaciones periddicas |dedicadas a la Ciencia. Con la aplicacién sistemética del método cientifico las ob- servaciones fueron cada vez més exactas y objetivas, se intro- dujo la experimentacién y se extendié la tendencia a expresar los resultados, siempre que fuese posible, en forma matematica. EI Invento de instrumentos de observacién, como el anteojo astronémico y el microscopio, hizo, por un lado, que se ensan- chara fisicamente la visi6n del Universo y, por otro, que se vie- ra la extrema complejidad del mundo de lo pequefo. La crea- cién de nuevos aparatos de medida, como el relo} de péndulo, el barémetro y el termémetro, dieron lugar a la realizacién de series de observaciones comparables cuantitativamente. A lo largo del siglo XVII, las reuniones particulares de hom- bres de ciencia se transformaron en las primeras academias y sociedades cientificas, que disfrutaron de la proteccién de reyes y magnates. En Roma la «Accademia dei Lincei» fue fundada ha- cia 1603 por el principe Federico Cesi. La «Académie des Scien- LAS CIENCIAS NATURALES EN LOS SIGLOS XVII Y XVII 17 cess se constituy6 oficialmente en 1668 bajo la proteccién de Luls XIV y de su ministro Colbert. En 1660 fue fundada la +Ro- yal Society» de Londres, que dos afios més tarde merecié ta aprobacién real. Estas corporaciones, ademas de mantener vivo el espiritu cientifico con sus reuniones periédicas, contribuyeron a sufragar los gastos que ocasionaban muchos experimentos que no podian ser abordados particularmente por los investigadores. Las publicaciones de tales sociedades cientificas y la crea- cién de revistas de aparicién periddica hicieron més répida la comunicacién entre los hombres de ciencia y la comparacién de los resultados obtenidos. Las Philosophical Transactions of the Royal Society, que comenzaron a publicarse en 1662, y el Journal des Scavans, en 1665, marcan el comienzo de las revis- tas cientificas que tanto desarrollo habfan de adquirir en los si glos siguientes. Sistemética En el curso de los siglos XVII y XVIII se ampliaron y raciona- lizaron los avances iniciados en el XVI en los distintos cam- pos de las ciencias naturales. El conocimiento sistematico de los seres vivos progresé / mucho en esta época. Se establecié el concepto de especie co- mo una unidad constante y se elaboraron nuevos sistemas de clasificacién y nomenclatura con Ray y, sobre todo, con Linneo, lo cual permitié su répida ampliacién por adicién de nuevas formas procedentes de todo el mundo. El sueco Karl Linné (1707-1778) senté las bases de la clasi- ficacién y de la nomenclatura modernas. Su obra principal fue ‘el Systema naturae, que aparecié en 1735 como un folleto de 14 paginas y que pronto ejercid una gran influencia. Se suce- dieron las ediciones cada vez con mayor extension. La decima edicién, de 1758, se considera como punto de partida en e! can: po de la sistemdtica; comprende dos tomes, el primero, con mas de 800 paginas, constituye un catélogo razonado de las especie: de animales conocidos hasta entonces, distribuidas on clases 6rdenes y géneros. Cada especie se denomina con dos nombres latinos 0 latinizados; el primero corresponde al género y el se. gundo a la especie, y va acompafiada de una breve descrip. 20 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS resulta la siguiente afirmacién del filésofo N. Malebranche: «To- dos los cuerpos de los hombres y de los animales que nacerdn hasta la consumacién de los siglos quiz han sido producidos desde la creacién del mundo; quiero decir que las hembras de los primeros animales quiz4 han sido creadas con todos aque- Ilos de la misma especie que han engendrado y que deben en- gendrar a través de los tiempos» (Recherche de la verité). En contra de las ideas preformistas C. F. Wolff (1738-1794) defendié la teoria de la «epigénesiss. Wolff fue el fundador de la Embriologia moderna; basdndose tanto en observaciones mi- croscépicas como en hechos experimentales Ileg6 a la conclu: sién que el organismo no se halla «preformado» en el huevo, ‘sino que sus estructuras van surgiendo a lo largo del desarrollo embrionario. Paleontologia El estudio de los fésiles progresé en la Italia de! XVII gracias a las obras de F. Colonna, A. Scilla y N. Steno. Especialmente este ultimo, darés afincado en Florencia, reconocié claramente el proceso de le sedimentacién y la significacién de los estra- tos, relacionando su edad con su distribucién vertical. Pero todo ello ajusténdose a la hipétesis de las inundaciones diluvianas para explicar el origen de los fésiles y dentro del cuadro de la cronologia biblica. Hay que sefalar en su favor que todos ellos estudiaron sobre todo los fésiles de los terrenos terciarios de Italia, muchos de los cuales apenas difieren de las especies actuales. Lamack im, 1. primer esqueme filogenétco del amarch, 180). carro 5 Los primeros transformistas Hacia mediados del siglo XVIII se produjo un verdadero dile- ma sobre el origen de las distintas especies de sores vivos. Por un lado, parecié establecerse la constancia o fijeza de las especies; por otro, comenzaron a plantearse las doctrinas trans- istas 0 «transmutacionistas», como entonces se decia, en el campo de los seres vivientes. Esta situacién intelectual, pa- radéjica a primera vista, se explica si se tiene en cuenta que del concepto de especie establecido por Ray y Linneo, y tam- bién de la teoria de la preformacién, se deducia que las especies deben permanecer constantes a lo largo del tiempo; por el con- trarlo, el estudio de los fésiles inducia a pensar en cambios su- fridos por los organismos en el transcurso de los tiempos geols- loos; asimismo, la teorla de la epigénesis facilitaba, o al menos ‘no se oponia, a las tendencias evolucionistas. Como se verd a continuacién, los autores que primeramente plantearon la hipétesis de una evolucién generalizada no fueron haturalistas «profeslonales+. Estos fueron «fijistas» en su ma- yoria, con la Gnica excepcién importante de Buffon, que fluctué mucho en sus ideas y al final s6lo llegé a proponer un evolucio- nismo restringido. La influencia de la «Enciclopedia» [ En realidad las ideas evolucionistas que se formularon du- | rante la Ilustracién se debieron més a un determinado clima in- telectual que a os avances concretos llevados @ cabo por las Letencias biologicas. Entre las ideas caractoristicas de la’ época, sRazn>, «Naturalezas, «Humanidads, «llustracién*, hay que destacar a de «Progreso», que més 0 menos explicitamente constituyé una especie de denominador comiin de los movimien- tos intelectuales de la época. Segtin Bury (1971) la confianza im, 1. primer esqueme filogenétco del amarch, 180). carro 5 Los primeros transformistas Hacia mediados del siglo XVIII se produjo un verdadero dile- ma sobre el origen de las distintas especies de sores vivos. Por un lado, parecié establecerse la constancia o fijeza de las especies; por otro, comenzaron a plantearse las doctrinas trans- istas 0 «transmutacionistas», como entonces se decia, en el campo de los seres vivientes. Esta situacién intelectual, pa- radéjica a primera vista, se explica si se tiene en cuenta que del concepto de especie establecido por Ray y Linneo, y tam- bién de la teoria de la preformacién, se deducia que las especies deben permanecer constantes a lo largo del tiempo; por el con- trarlo, el estudio de los fésiles inducia a pensar en cambios su- fridos por los organismos en el transcurso de los tiempos geols- loos; asimismo, la teorla de la epigénesis facilitaba, o al menos ‘no se oponia, a las tendencias evolucionistas. Como se verd a continuacién, los autores que primeramente plantearon la hipétesis de una evolucién generalizada no fueron haturalistas «profeslonales+. Estos fueron «fijistas» en su ma- yoria, con la Gnica excepcién importante de Buffon, que fluctué mucho en sus ideas y al final s6lo llegé a proponer un evolucio- nismo restringido. La influencia de la «Enciclopedia» [ En realidad las ideas evolucionistas que se formularon du- | rante la Ilustracién se debieron més a un determinado clima in- telectual que a os avances concretos llevados @ cabo por las Letencias biologicas. Entre las ideas caractoristicas de la’ época, sRazn>, «Naturalezas, «Humanidads, «llustracién*, hay que destacar a de «Progreso», que més 0 menos explicitamente constituyé una especie de denominador comiin de los movimien- tos intelectuales de la época. Segtin Bury (1971) la confianza im, 1. primer esqueme filogenétco del amarch, 180). carro 5 Los primeros transformistas Hacia mediados del siglo XVIII se produjo un verdadero dile- ma sobre el origen de las distintas especies de sores vivos. Por un lado, parecié establecerse la constancia o fijeza de las especies; por otro, comenzaron a plantearse las doctrinas trans- istas 0 «transmutacionistas», como entonces se decia, en el campo de los seres vivientes. Esta situacién intelectual, pa- radéjica a primera vista, se explica si se tiene en cuenta que del concepto de especie establecido por Ray y Linneo, y tam- bién de la teoria de la preformacién, se deducia que las especies deben permanecer constantes a lo largo del tiempo; por el con- trarlo, el estudio de los fésiles inducia a pensar en cambios su- fridos por los organismos en el transcurso de los tiempos geols- loos; asimismo, la teorla de la epigénesis facilitaba, o al menos ‘no se oponia, a las tendencias evolucionistas. Como se verd a continuacién, los autores que primeramente plantearon la hipétesis de una evolucién generalizada no fueron haturalistas «profeslonales+. Estos fueron «fijistas» en su ma- yoria, con la Gnica excepcién importante de Buffon, que fluctué mucho en sus ideas y al final s6lo llegé a proponer un evolucio- nismo restringido. La influencia de la «Enciclopedia» [ En realidad las ideas evolucionistas que se formularon du- | rante la Ilustracién se debieron més a un determinado clima in- telectual que a os avances concretos llevados @ cabo por las Letencias biologicas. Entre las ideas caractoristicas de la’ época, sRazn>, «Naturalezas, «Humanidads, «llustracién*, hay que destacar a de «Progreso», que més 0 menos explicitamente constituyé una especie de denominador comiin de los movimien- tos intelectuales de la época. Segtin Bury (1971) la confianza a HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS optimista en que el hombre es perfectible, es decir, capaz de un progreso indefinido, inspiré la totalidad det movimiento cultural, por grandes que fuesen las discrepancias entre las opiniones de algunos autores. Dentro de la corriente racionalista de aquel tiempo, sobresa- li6 por su profunda influencla el grupo de filésofos, escritores y sabios franceses que colabord en la Encyclopédie ou diction naire raisonné des sciences, des arts et des métiers Li Enciclopedia, fundada por Diderot y dirigida por D’Alem bert, se publicé entre 1751 y 1765, con la pretensién de acumular todo el saber de la época, para encerrar en la unidad de un sis- tema de tipo laicista la infinita variedad de las ramas del cono- cimiento. Aspiraba a ser una biblioteca de instruccién popular, pero se convirtié a la vez en un érgano de propaganda, destina- do a transformar los principios y el espiritu de los gobiernos y a destruir el sacerdotalismo. En los diecisiete volimenes publicados figuran cuestiones de orden moral, histérico, cientifico y préctico, expuestas con una filosofia hostil a las ensefianzas de la Iglesia. Partidarios a ultranza del racionalismo, los enciclopedistas negaron a Reve- lacién y cualquier posible interpretacién sobronatural de la Hu- manidad y del Universo. Consideraron el mundo exclusivamente en términos de un orden natural desentrafiable por medio de la ciencia y la razén, ‘Muchos pensadores notables de la tlustracién colaboraron en la obra; Voltaire, Montesquieu, Buffon, Rousseau... escribie- ron algunos de sus articulos/Las ideas radicales expuestas en la Enciclopedia fueron reforzadas por publicaciones indepen- dientes de sus colaboradores més asiduos, especialmente por las del propio Diderot, del Barén d'Holbach y de Helvetius. La influencia de la Enciclopedia se dejé sentir a lo largo de la segunda mitad del siglo XVIII y supuso la emancipacién pro- gresiva respecto a las creencias tradicionales. EI estudio de los fésiles El conocimiento cada vez més detallado de los fésiles. junto con el de los estratos y formaclones goolégicas que constituyen la corteza terrestre, impusieron gradualmente la idea de que la Tierra ha tenido una historia mucho més dilatada que la que se LOS PRIMEROS TRANSFORMISTAS 2 deduce del relato biblico. El problema de la naturaleza y forma- cién de los fésiles comenz6 a resolverse consideréndolos como restos petrificados de organismos, muchas veces muy distintos de los actuales, que vivieron en épocas pretéritas. | No se tardé en pensar que la Tierra habia camblado de con: figuracién en el curso de los siglos, que el mar habla cublerto extensas regiones que forman hoy parte de los continentes, que en tiempos pasados vivieron animales y plantas que no existen fen la actualidad y que lac especies actuales han aparecido en fecha relativamente proxima. La conclusién Iégica que de todo ello comenz6 a deducirse fue que la Tierra habia pasado por una serie de edades o perio- dos, cuya duracién era muy superior a la admitida hasta enton- ces, y en cuyo transcurso habian sufrido profundas modifica- clones tanto los mares y continentes como las faunas y floras que los habfan poblado. De Maillet Fruto directo de este modo de concebir la historia de la [Tierra fue una obra titulada Telliamed, que se publicé en 1749. Su autor fue un diplomético llamado Benoit de Maillet (1656- 1738), cénsul francés en Egipto durante bastantes afios, que vviajé ‘mucho por los paises mediterréneos haciendo una seric de observaciones de tipo geoldgico. Todos los datos que fue recogiendo quedaron reunidos, junto con una serie de especula- clones més 0 menos afortunadas, en un manuscrito, recopiado varias veces en vida del autor, pero que no fue publicado hasta después de su muerte. El extrafio titulo de Telliamed es simple- mente la transcripcién al revés del apellido del autor. La obra peas al lado de observaciones atinadas, ideas muy fantés- Ss. “Fras exponer acertadamente el mecanismo de la sedimen- tacién y el significado de los restos fésiles, De Maillet trata de | explicar el origen de los primeros seres vivos en las aguas dol mat por una especie de pangénesis. Posteriormente los animales terrestres procederian de los marinos mediante unas transfor maciones subitas. Asi los peces habrian dado lugar, por cjemplo, a las diversas especies de aves 24 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS Tal seria, sogin De Maillet, «el sistema segin el cual los animales terrestres desclenden de los marinos y que establece la formacién de éstos en el mar a partir de simientes que llenan las aguas, blen se suponga que estas simientes son eternas 0 bien que hayan sido creadas». Buffon Atencion particular, como precursor del evolucionismo, me rece el Conde de Buffon, uno de los cientificos més brillantes de la llustracién francesa/ Georges-Louls Leclerc de Buffon na- Cié en 1707, el mismo affo que Linneo, y murié en 1788, un afio antes que estallara la Revolucién francesa. Estuvo vinculado por amistad y por algunas de sus concepciones a los enciclopedis- tas, aunque no pertenecié propiamente a su grupo. Su influencia en el campo de las ciencias naturales fue Inmensa, solo compa- rable a fa que tuvo Linneo, aunque de muy distinto signo. Buffon mostré al principio aficién a las mateméticas y a la mecénica, pero en 1739 fue nombrado superintendente del «Jar- din du Rois y desde entonces se dedicé por entero a la Historia Natural. El sablo francés poseyé una mente inquieta, y a la vez ordenada y sintética, que le permitié abordar los grandes proble- mas de la Biologia y de la Geologia a lo largo de una extensa y detallada obra sobre Historia Natural, que comprende en total cuarenta y cuatro volimenes. Mostré una gran liberalidad hacia la Ciencia y excelentes dotes organizadoras, con fo cual dispuso siempre de buenos colaboradores. El primer tomo de su Histoire naturelle aparecié en 1749, y cl dltimo, en 1894, dieciséis afios después de su muerte. En los quince primeros volimenes, que tratan de los mam{feros, conté con la colaboracién principal de Daubenton. Los siete siguientes, que se publicaron entre 1774 y 1780, constituyen una especie de suplemento, y contienen algunas obras de carécter general, como Epoques de la Nature (1778). Mientras tanto, a partir de 4770 y hasta 1780, aparecieron los nueve tomos dedicados al estudio de las aves, en los que el colaborador més sobresaliente fue Bexon. Més tarde (1783-88) vieron la luz cinco volimenes sobre los minerales. Finalmente, Lacépéde se encargé de los ocho uiltimos, péstumos, en los que se estudian los reptiles, pe- ces y cetdceos. La obra de Buffon y sus colaboradores en el do- LOS PRIMEROS TRANSFORMISTAS 25 minio de la Zoologia trata, pues, exclusivamente de los animales vertebrados. Su amplia concepcién, el magnifico estilo del autor, la cla- tidad en la exposicién y el interés popular de los temas hicle- ron de la Histoire naturelle una obra muy leida en su época Buffon, ademas de gran vulgarizador, fue un pensador original, ue mantuvo teorias que se adelantaron a su tiempo. El sabio francés se esforz6 en descifrar el origen y la evolu- elén de la Tierra de acuerdo con los conocimientos cientificos de entonces. Ya en 1744, en la Théorie de la Terre desarrolla Ideas «actualistas» sobre la formacién de las montafias y de los terrenos sedimentarios, asi como acerca del origen de los fési- - les. Pero es en Epoques de /a Nature, publicada en 1778, donde establece una serie de periodos de tiempo muy largos, a través de los cuales la Tierra habria pasado hasta adquirir su configu: raci6n actual. Hasta siete épocas diferentes y sucesivas distin- gue Buffon: la formacién a partir de un Sol incandescente y el progresivo enfriamiento de la Tierra, la condensacién de las ‘aguas que constituyeron un océano universal, la emersin de los continentes y el desarrollo de la vegetacién, la aparicion de gran- des animales terrestres, la separacién de los continentes con grandes migraciones de plantas y animales, la aparicién del hombre. — Aunque Buffon no haya descifrado el origen real de las ca- [ denas montafiosas y se haya equivocado al admitir un periodo en que el mar recubria la totalidad del Globo, acerté al menos en afirmar que la Tierra habia sufrido cambios profundos en el transcurso de grandes espacios de tiempo, que los climas ha- bian cambiado y que la flora y la fauna habian aparecido en un cierto orden. A todo ello hay que afiadir que Buffon fue de los primeros en sefialar taxativamente que muchos restos fésiles corresponden a especies extinguidas. De lo expuesto se puede pensar que el sabio francés se ha- llaba muy predispuesto a aceptar las doctrinas evolucionistas en el dominio de lo viviente. Pero la cuestién no esta claray De fiecho se ha venido discutiendo el alcance de sus ideas evolu- clonistas y son bastante diversas las interpretaciones de los dis- tintos autores que han estudiado su obra. En parte ello se debe ‘a que tales ideas se hallan esparcidas en los numerosos tomos de su Histoire naturelle, y sobre todo a que fueron contradicto- 26 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS rigs @ lo largo de su vida, Buffon parece haber sentido mas que hinguno de sus contemporéneos el dilema planteado en torno al origen de tas especies. Es evidente que en principio tendié hacia un evolucionismo césmico: sin embargo, en 1753, pareci6 declararse a favor de la Constancla de las especies, y més adelante se decidié por un Gvolucionismo restringldo con su hipétesis de la «degeneracién». En un ensayo contenido al final del tomo 14 de la Histoire naturelle (1766) subraya los cambios sufridos por los animales Gomésticos, que atribuye al clima, al alimento y a la influencia humana; india también como posible causa de variacién en las especies salvajes el nimero de individuos, y acaba por sefaler ‘que «comparando asi todos los animales y situando cada uno fn su género, hallaremos que las doscientas especies [de ant males cuadrapedos], cuya historia natural hemos estudiado, pue- Gen reducirse a un mimero bastante pequefio de familias o esti pes principales, de las cuales no es imposible que todos los Otros hayan salido» (De /a dégénération des animaux, en Histor re naturelle, XIV: 358). En contraposicién a la obra de Linneo, la de Buffon da una vision de la Naturaleza mucho més dinémica. Influyé de modo muy notable en la trayectoria cientifica de Lamarck, también en la de Cuvier, pero con resultados muy dispares. ‘Maupertuis +E] matemitico Pierre-Louis Moreau de Maupertuis (1698 1759) desarrollé una labor muy notable en el campo de las cien- Glas biologices, cuyo valor no ha sido reconocido hasta fecha relativamente reciente. Quizés porque sus ideas se adelantaron tanto a su tiempo, que sélo han podido ser debidamente apro- das en el siglo XX. ‘Maupertuls, tras una visita a Londres en 1728, fue el primer sabio francés que comprendié y expuso la teoria de Newton ‘Sobre [a gravitacién universal, En 1736 fue nombrado Jefe de le ‘expodicién francesa que debia medir un arco de meridiano en Taponia, a la vez que La Condamine era encargado de la expe dicién similar al Pera, con objeto de demostrar el achatamiento de la Tierra hacia los polos. En un principio amigo de Voltaire, fue recomendado por éste en 1740 a Federico el Grande para LOS PRIMEROS TRANSFORMISTAS ar que reorganizara la Academia de Ciencias de Berlin. Ey 1746 wee rio al principio «de la menor acci6ns, atribuido més tarde @ otros matematicos. Fecisamente un matentendido en torno a la prioridad go Mospertuts en Ta formulactén de dicho principio y una dlecustén aoe ty valor le acarrearon ta enemistad de Voltaire, quion & sentir de 1752 en diversas publicactones le hizo objeto de, We Part ge a garcasmos. La reputacién de Maupertuis se resinti6 ‘bide @ estos ataques que afectaron incluso a su fama postum las principales obras del matematico francés que tratan de quostnnes blolégicas son Vénus physique (1745), Systeme de le coast 754) y Essai de Cosmologie (1756), en las cuales entre temas muy diversos, enfocados con mas © menos acierto, ei tudia el mecanismo de Ia reproduccién y do la herencia, obsorva ta aparicién de cambios bruscos 0 mutaciones en los. organi: mmos'y llega a entrever el principio de la seleccién natural en re- lacién con el origen de las especies. Rechazando ovismo y animatculismo, Maupertuis tuvo en queria tanto los gérmones de! macho como tos do la hembra, siete poder explicar edecuadamente los fendmenos de la Yo, aan aque en el hijo aparecen tanto los rasgos del padre rang toe de ta madre. Realizé experimentos de hibridacton ¥ st come ee cepecialmente por os problemas de la heroncla en el fombre, llegando a investigar un caso de polidactilia, Toowaidere que las variedades humanas, Jo mismo que as razae de animales, se han producido por cambios bruscos. ave fuego se han conservado: «Vemos aparecer razas de perro, de palomas, de canarlos, que no oxistian antes on le Naturaleza, las vasa Kan sido. al principio s6lo individuos fortuitos: ta erla y {a multiplicacion repetida han hecho de ellos especies.» Tir excluir por completo la tnfluencia que el clima y el ali mento pueden tener on 1a produccién de nuevas formas, Wal: pertuis basa en la aparicién fortuita de mutaciones, «acciden- portal ldos por los gérmeness, una verdadera concepcién 208 tee eae Tales cambios sufrides por los gérmenes masculine y femenino perdurarian desde la primera reproquecion sobre Y quier organizacién precedente. +ZNo podria explicarse, i! caeo pregunta Maupertuis— cémo a partir de sola dos indivi duos be habria podido producir la multiplicacién de tas especies su0e Separes? Todas ellas deberian su origen a algunas produc: SELELELEEV I FETT IVS IVITIVIS IIIS ISIUUUVILLsIsiriey HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS LOS PRIMEROS TRANSFORMISTAS 29 ‘que alcanz6 cierto éxito y que contiene muchas ideas de la épo- ca sobre Fisiologia y Medicina, En ella aborda algunos de los problemas biolégicos relacionados con la evolucion. ‘AE. Darwin ya le llamo la atencién la existencia de drganos rudimentarios en los animales, sefialé algunos casos de mime- tismo, ¢ Incluso llegé a intuir la lucha por la vida entre los dis- 18 organismos. Considers como causas principales de vavia- cién de los seres vivos la domesticidad y las condiciones clima- ticas, jendo Ia herencia de los caracteres adquiridos: tuvo fen cuenta también loa cambios que ee producen en los hibridos ciones fortuitas, cuyas partes elementales no habrian retenido el orden que tenian en los animales padre y madre. Cada grado de error habria producido una nueva especie; y a fuerza de va- riaciones repetidas se habria originado la diversidad infinita de los animales que vemos hoy» (Systéme de la Nature, XLV), Resulta evidente que las concepciones transformistas de Maupertuis se acercan mucho a fo que mas adelante se lamé mutacionismo, con el cual coincide incluso al considerar la se- leccién natural de los organismos como un proceso eminente- i mente negative, como Ia climinacién de los individues defec- eee Interespecificos y la posible influencia de las mutilaciones. ‘Al parecer lleg6 a concebir un evolucionismo generalizado, que expone asi en la Zoonomia: «;Seria una temeridad imaginar Diderot que en la larga serie de siglos pasados desde Ia creacién del mundo, quizé varios millones de siglos antes de la historia del génerohumano, seria, digo yo, una temeridad imaginar que todos los animales de sangre caliente han provenido de un fila- mento viviente que la Gran Causa Primera ha dotado de anima- lidad, con la facultad de adquirir nuevas partes acompafiadas de nuevas inclinaciones dirigidas por irritaciones, sensaciones, voliciones y asociaciones, y asi poseer la facultad de continuar perfeccionéndose por su propia actividad, y transmitir estos per- feccionamientos a su descendencia de generacién en genera cién y por los siglos de los siglos? Extendiendo esta concepcién a los demés animales y a las plantas concluye que «una sola y misma especie de filamentos vivientes es y ha sido la causa de toda la vida orgénicas. Estos primeros «filamentos» vivientes habrian surgido por generacién esponténea. El nombre de Denis Diderot (1713-1784) ha pasado a la pos- teridad vinculado a una obra, la Enciclopedia, de la que fue e! principal promotor. Filésofo, ensayista, escritor que probé for tuna en la novela y en el teatro, Diderot mostré una insactable curiosidad por todos los dominios del saber y se situé en linea con las més extremas manifestaciones intelectuales de su i tiempo. ‘A partir de 1749 concibié un sistema filoséfico materialista que extendi6 a todo fo creado, desde la materia inanimada hasta la actividad mental. En diversas publicaciones posteriores, en especial en Pensées sur I'interprétation de la Nature (1753), se hizo eco de las ideas evolucionistas que venian a reforzar su con cepcién unitaria y dindmica de la naturaleza. En esta breve obra se refiere tres veces al transformismo y de una manera expl- cita a las ideas de Mauportuis. En realidad, pese a los elogios de algunos autores que han estudiado su contribucién al evolu- cionismo, se puede decir que las proposiciones del versatil Di- derot fueron sélo un reflejo de las ideas de otros autores y tu- vieron poca influencia en et desarrollo del transformismo. Erasmus Darwin EI médico Erasmus Darwin (1731-1802), abuelo de Charles Dar: win, fue también naturalista y filésofo, inventor excéntrico, mal poeta que escribié en verso un libro sobre Botanica. En 1794-96 Publicé su Zoonomia, or the laws of organic life, extensa obra ee ee eee eee ee ee Y carituco 6 SI se compara la vida de Lamarck con la de Darwin, ce tiene inmediatamente la impresién de que a éste le salié casi todo bien, y a aquél casi todo mal. No obstante, las teorias lamarckis- tas han desempefiado un papel importante en el desarrollo del evolucionismo, y por ello conviene tratar de su obra con clerto detalle. Lamarck nacié en un pueblo de la regién de Picarde, en el norte de Francia, el 1 de agosto de 1744. Su verdadero nombre era Jean Baptiste de Monet, pero en su juventud hered6 el tity lo de caballero de Lamarck y éste fue el nombre que usé en todas sus publicaciones: En su nifiez comenzé los estudios ecle- sidsticos; los dejé a la muerte de su padre; tenia entonces diect- séis afios. Ingresé més adelante en el ejército y llegé a oficial por iéritos de guerra. Un percance desgraciado que le ocasloné una fesién incurable le obligs a dejar la carrera de las armas. Al gin tiempo después, hacia 1770, marché a Paris con el vago propésito de estudiar Medicina. Para ganarse la vida desempenté varios empleos, pero su interés por la Ciencia, en especial por la Botanica, fue crecien- do de modo que abandoné 10s estudios médicos para dedicarse con exclusividad a los boténicos. En 1778 publicé una obra so- bre la flora francesa con la cual se dio a conocer en los medios ccientificos. A propuesta de Buffon fue elegido miembro de la Academia de Ciencias. Tres aftos después, el mismo Buffon le consiguié un puesto en el Jardin Boténico Real, y Lamarck hizo algunos viajes de estudio acompaiiando al hijo de aquél. Conti nud, hasta 1793, sus trabajos boténicos. En 1793, en plena Revolucién francesa, el antiguo Jardin Botdnico Real fue organizado como Museo de Historia Natural, con aumento del nimero de profesores. A Lamarck le ofrecie- ron entonces una citedra de Zoologia y quedé encargado del 20 LAMARCK 31 | estudio de los animales invertebrados. De este modo, a los cua- Lienta y nueve afios, dejé la Boténica para dedicarse a la Zoologia. Este cambio de rumbo, en lugar de desconcertar al sablo francés, hizo que se entregase con entusiasmo al estudio del reino animal. Al cabo de siete afios, en 1800, dio a conocer por primera vez sus ideas transformistas sobre el origen de los Seres vivos en una conferencia inaugural de curso. Tales ideas fueron ampliadas y sistematizadas en su Philosophie zoologique, publicada en 1809, que es su obra capital, desde el punto do vis- fa teorico, en of campo de la Biologia, Afioo més tarde, entre 1815 y 1822, vieron la luz los siete tomos de la Histoire natu- relle des animaux sans vertebres, obra de tipo sistemético que representa la culminacién de su labor zoolégica y cuyo primer Volumen contlene una introducclén general en la que vuelve a exponer sus ideas biolégicas. Lamarck, que nunca fue afortunado, tuvo una vejez triste, especialmente amarga en la etapa final de su vida. Perdié la vista y murié casi en la miseria a los ochenta y cinco afios —el 28 de diciembre de 1829—, sin que sus méritos cientificos le fueran debidamente reconocidos. La evolucién lineal y siempre renovada Probablemente Lamarck no habria concebido Ia teoria de la evolucién si no hubiese pasado del dominio de la Botanica al de Ia Zoologia. Como boténico fue «fijistas, pero en el estudio del reino animal, en la investigacion de las diferencias de or- ganizacién entre los diversos grupos de vertebrados @ inverte- brados, en ta consideracién de las notables adaptaciones de los animales al medio ambiente, encontré argumentos que creyé | suficientes para sostener las ideas evolucionistas/ V esto de ina vez para siempre, ya que desde 1801 hasta 1818 repitié los mismos hechos y los mismos argumentos en una serie de pu- blicaciones en las cuales viene a variar solamente su extension Las obras zoolégicas del naturalista francés son las sigulen- tes: Systéme des animaux sans vertébres (1801), que contiene el discurso de apertura de curso pronunciado el afio anterior; Recherches sur organisation des corps vivans (1802); Discours diouverture d'un cours de Zoologie pour I’an XI (1803); Discours d'owverture du cours des animaux sans vertebres, prononcé dans jeaneenereeneraacneaanét PPPPPPIASILOTPSSSTIPETISTISSPHPPSSLTISTIDIEE TTT Fs HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS te Muséum d'Histoire Naturelle, en mai 1806 (1800); Philosophie zoologique, 2 vol. (1809) Extrait du cours de Zoologie du Mu dum d Histoire Noturlle, sur Tes animaux sons vertabres (1812) Histoire naturelle des animaux sans vertebres, 7 tonos (1815- 22). Al exponer las concepciones evoluionstes de Lamarck, nos Teferiremos principalmente a la Philosophie zooloique que es ra més conocida. Consta de tre: al la primera trata de evolucién. a eee la Idea directriz det : rlz del pensamiento lamarckiano es que la na- turaleza ha producdo gradual y sucesivaments los Giversos gr ee do sores vvos, desde los més simples @ los mas complejos. Ror tanto Lamarck se opone de un mado rotundo@ fa creencia | en te inmutablided de loo especies animales y vegotales, las uales no tendrian més que una constancia relativa. ' Precisamente en el capitulo que dedica al estudio do la es- ' pecie sefiala una seri ft pecio soi ie de puntos que resumen su teoria de la a) Todos los seres vivos si i ‘on producciones de la naturalez: aque los ha formado a lo largo de grandes espactos de tiempo. b) La naturaleza ha co 22 menzado y vuelve a comenzar ati 7 ies» a. animale: vegetales en lugares y clrcunstanclas favorables, ta vide misma, que posee {a cualidad inherente de hacer progresar la organiza. 1 cién, y la influencia de nuevas circunstancias ambientales y de nuevos hdbitos, ha ido produciendo 08 hébitos, poco. @ poco, los tiempos, todos los organismos. poco, @ través de d) Las especies han sido asi for ; rc madas, gradual y sucesiva- mente; tienen solo una contancla relatva yo pueden ser ten antiguas como lo es la naturaleza. Lamarck era defsta; consideraba a la Naturaleza como poder 0 tn orden de cosas con sus proplas leyes, pero siempre sometida en iltimo término a la voluntad del Supremo Autor. urbe, explear con claridad estas ideas transformistas del turalista francés, conviene exponer primero le Imagen que se 1 formado del conjunto del proceso evolutivo, esto es, cudl ha LAMARCK a sido el curso de la evolucién, y después, tratar de! problems del mecanismo evolutivo, de las causas que, segin él, determi nan ta evolucién. ‘Como hemos visto en el capitulo cuarto, en el siglo XVill alcanz6 bastante difusién la idea de que todas las formas de geres vivos constituian una especie de «gran cadena» o sescalar Gesdo los més sencillos hasta los més complejos; pero esta erlacién de los organismos se consideraba en plan purament2 morfolégico, de ordenacién en el espacio, y no en el sentids de que hubiera una continuldad sen el tlempo», es decir, quo (nos grupos de seres vivos descendieran de otros. Este sentido temporal s6lo se lo dleron a la «Scala naturae» las primeras es- eculaciones transformistas. Es evidente que Lamarck estuvo muy influido, al desarrollar ‘gus Ideas, por el concepto de «Scala naturaes. En todas sus aye sa’ce atione en principio a una imagen lineal para encajar | icorjunto del proceso evolutivo, aunque separando el reino ant oortel vegetal como dos escalas independientes. De acuerdo von gus afirmaciones, los organismos més sencillos, animales ¥ | vegetales, se originaron por generacién ‘espontanea y posterior- vate, en el transcurso de Tos tiempos, 69 fueron formando, Por | tna parte, todas tas clases de animales, y por otra, las de | plantas. ‘Como se ha indicado antes,/creta ademés que esta eval: in se renovaba sin cesar en su punto de partida, ya que todavia, Sctualmente, continuaban forméndose por genoracién, esporte aeeeemeprganismos més simples. «La naturaleza no ha tenido rete que producir directamente, es decir, sin el concurso do Fn: | gin acto orgénico, los cuerpos organizados més simples, anima- [les 0 vegetales; y los origina adn del mismo modo, todos los dias, en lugares y tiempos favorables. Dando a estos cuerpo, que ella misma ha creado, las facultades de allmentarse, Crete | multiplicarse y de conservar cada vez los progrosos adquiridos aa leanizecién, en fin, transmitiendo estas mismas faculte, on ciaos_ los. individuos generados orgénicamente, con ol tiempo y la enorme diversidad de circunstancias siempre Core tore han sido producidos sucesivamente por estos, meds pianos: pos vivientes do todas las clases y érdeness (Phil. z00! 1274). a4 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS. Lamarck rechaza la existencia de una sola «cadena de seres+ ‘al establecer que animales y plantas constituyen dos series se paradas: «Todos los cuorpos vivientes conocides se dividen ne- famente en dos reinos particulares, fundados sobre las diferen- cias esenciales que distinguen los animales de los vegetales: y pese a todo Io que se ha dicho, estoy convencido que no existe Una verdadera transicién por ningin punto entre estos dos rek hos. y por consiguiente, que no existen animales-plantas, 10 que expresa la palabra zoofifo, ni plantas-animales» (Phil. zool. 52), No obstante, al estudiar el reino animal, ordena linealmente las distintas clases de animales y habla con frecuencia de ta sserien, «escala» 0 «cadena» animal, Las clases en las que en- Guadra el complojo mundo de las formas animales son las si guientes: infusorios, pélipos, radiados, gusanos, insectos. aréc: hidos, crustéceos, anélidos, cirrépodos, moluscos, peces, rept les, aves y mamiferos. Esta clasificacién refleja en buena parte sus trabajos taxonémicos sobre los grupos de invertebrados, que hasta entonces habjan sido estudiados mucho menos que los vertebrados. Todas las clases formarian una serie en ta que existe un grado creciente de complejidad u organizacion, que nos sefiala el orden en que la naturaleza las ha ido produciendo «sucesiva- mente» por evolucién. Insiste Lamarck en que dichas clases constituyen una «se- fie» y no una ramificacién «reticular» como aseguraban otros futores: lo mismo cabe pensar hasta el nivel de las familias. Por no ordena también linealmente las especies y los géneros. Opina mas bien que éstos constituyen muchas veces ramifica ciones laterales de la escala o serie formada por los grupos de categoria taxonémica més elevada. En resumen, so trataria de tin proceso evolutive de tipo lineal desde fos grupos sencillos hasta los complejos, que presentaria ciertas ramificaciones le terales. Algo semejante se podria afirmar en el caso de los Vegetales, si el estudio de su organizacién hubiese progresado tanto como el de los animales, indica asimismo el ex-boténico Lamarck. Resulta muy notable que tras haberse ajustado a esta ima- gen lineal de la ovolucién a to largo de toda la obra, en unas adiviones finales a la misma, destine unas cuantas paginas a ex: poner una version mas ramificnda del proceso evolutivo, e in PRETEETLECE CUCU CC COCR CCECCCCUCCCCUEEECECSECEECE EL, LAMARCK cluye un esquema que debe considerarse como el primer «dt | bole filogenético del reino animal (tém. IV). Refiriéndose a dicho cuadro escribe Lamarck: «En él se ve ‘que, en mi opinién, la escala animal comienza al menos por dos temas particulares, y que en su curso, algunas ramas parecen terminarla en clertos lugares» (Phil. zool. Wt: 462), y més ade- ante: «Esta serie de animales que comienza por dos ramas.. |los primeros de cada una de ellas reciben la existencla por ge Ineracién directa 0 espontanea.» Una de tales ramas estarfa formada, pues. por la serie infu- sorios, pélipos y radiados, La otra empezaria con los gusanos, fos cuales habrian originado, por una parte, a los insectos -> arécnidos > crustéceos, y, por otra, a los anélidos -» cirrépo- \dos + moluscos. «A pesar del hiatus considerable que encontra- Imos entre los moluscos conocidos y los peces, aquéllos, a tra vés de los que nos quedan por conocer, han originado a éstos. del mismo modo que los peces evidentemente han dado lugar a los reptiles», sigue especulando Lamarck (II: 458). A su vez los reptiles habrian originado, por un lado, a las aves y éstas a los monotremas, y, por otro, a los mamiferos, siendo los mamiferos anfibios» (pinnipedos) los que habrian dado origen a todos los | demas, Si se compara este cuadro con un esquema filogenética ac- tual se observa que es bastante rudimentario y erréneo, pero i que contiene algunas intuiciones geniales, entre las que destaca “el considerar a las aves y a los mamiferos como dos ramas inde- \ pendientes que tuvieron su punto de partida en los reptiles. En un corto suplemento a la introduccion de su Histoire natu- relle des animaux sans vertébres, vuelve a consignar otro es- quema filogenético més perfeccionado en algunos detalles. Aun- que sigue ajustando, en general, sus argumentos a una visién lineal de! proceso evolutivo, lo hace ya con més restricciones y menos énfasis que en la Philosophie zoologique. incluso llega 2 afirmar que la ordenacién lineal de las distintas clases anima- jes es un buen recurso pedagégico para facilitar su estudio, aun- que no coincida exactamente con el «orden de formacién», © sea, @l orden segin el cual se han ido originando en fa naturaleza fos diferentes grupos. La serie animal estaria constituida en rea- lidad por dos series separadas, presentando cada una, @ st voz, algunas ramas laterales. SEEELELELELLESIILIELLL HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCION! 36 STAs DUSESESSESESLELUELUULULIITY No debieron ser ajenas a esta cuestidn las criticas y suge Archipigtago de Colon ee, fon rencias que muy posiblemente le hicieron sus colegas del Mu 0 de * 2 f seo de Historia Natural. Galépage } La funcién crea al 6rgano. La herencia de los caracteres adquiridos Pero Lamarck no sélo concibié lo que se puede llamar la too- ria general de la evolucién, sino que intents también hallar una explicacién plausible de los fenomenos evolutivos. ;Cudles son las causas de la evolucién? A este problema el sabio francés dio, més que una solucién, una serie de respuestas no siempre demasiado claras, ni mucho menos sencillas. Quiz por ello sus Ideas fueron mal comprendidas e incluso tergiversadas desde el principio. Lamarck reconoce en primer término una especie de tenden- cla general, Inherente a la materia viva, que la impulsa a evolu- cionar hacia formas més complejas. En segundo lugar tiene en cuenta la influencia directa o indirecta de las «circunstanclas» ambientales, del medio ambiente, dirfamos hoy. El primer factor, que podemos llamar interno», tenderia a formar una seriacién © gradacién regular de los distintos grupos animales, en tanto que los factores «externos» tenderian continuamente a alterar la regularidad de dicha gradagién. «Si la causa que tiende sin cesar @ aumentar la organizacién fuese Gnicamente la que tiene influen- cia sobre ta forma y los érganos de los animales, la composicion reciente de la organizacién seria, en progresién, muy regular. Pero no sucede asi; la naturaleza se ve forzada a someter sus operaciones a la influencia de las circunstancias que actiian so- bre ella, y on todas partes estas circunstancias hacen variar los resultados» (Phil. zool. |: 132). Esta interaccién del factor «inter- fo» con los externos» la expresa Lamarck en repetidas ocasio- es: «Es evidente, en efecto, que ol estado en que vemos a to- dos los animales es, por un lado, el producto de la composicién reciente de la organizacién que tiende a formar una gradacién regular, y, por otro lado, es el de la influencia de una multitud de circunstancias muy diferentes que tienden continuamente a destruir la regularidad en la gradacién creciente de la organiza- cidns (Phil. zoo! |: 221). Es decir, que en el transcurso de la evo. lucién habria sido la influencia de los factores ambientales la LAMARCK, a7 Fs ha producido las alteraciones y anomalias que se observan en la sucesién regular de los grupos que forman la escala ani mal, fs [Sobre Ia influencia de las circunstancias, 0 sea, del medio ambiente, en los organismos, hace Lamarck una distincién bas- 8 factores ambientales silo determinatian directa mente ciertos cambios evolutivos en los animales mas simples y, sobre todo, en las plantas. En los animales que poseen un [sistema nervioso desarrollado, la diversidad de circunstancia nbientales originaria en ellos nuevas necesidades, nuevas cos: tumbres y acciones, y éstas, a su vor, repetidas siempre en el mismo sentido, acabarian por determinar la formacién de nuevos ; |érganos al cabo de muchas generaciones, «No son los érganos, es decir, la naturaleza y la forma de las partes del cuerpo de un animal, los que han dado ugar a sus habitos y a sus facultades jparticulares, sino que son, por el contrario, sus habitos, su manera de vivir y las circunstancias en que se han hallado los individuos de que proviene las que han constituido, con el tiem po, la forma de su cuerpo, el numero y el estado de sus srganos, en fin, las facultades de que goza» (Phil. zool. |: 237). «La funcion crea al érgano» se puede decir como expresion que resume tas ideas lamarckianas sobre ef asunto. A fin de dar mayor énfasis a dichas ideas y puder aplicarlas 4 numerosos casos concretos, el naturalista francés formula las dos leye 1+ En todo animal el uso frecuente y sostenido de un érga |no lo desarrolla poco a poco, proporcionadamente a la duracion |de su empleo; la falta constante de uso de un drgano lo debilita jratuaimente y acaba por hacerlo desaparecer 2+ Todo lo que la naturaleza ha hecho adquirir 0 perder a |los individuos por la influencia de las circunstancias y, por tan. to, por la del uso o falta de uso de cualquier drgano, lo conser va a través de la reproduccion en los descendiontes, siomore |que los cambios adquiridos sean comunes a ambos. sexos Estas dos leyes, que se lan denominade abreviakunente dil suso y desuso de los oryanoss y de la eherencia de los caracte Fes adquiridos», son las concepciones lamarekianias que mis difusion han alcanzado y salen a cokacion pre que se habke 38 HISTORIA DE LAS TEORIAS EVOLUCIONISTAS de Lamarck 0 del lamarckismo. Quizé esto se deba a que para mostrar su validez puso una serie de ejemplos concretos, cosa que no hizo al exponer muchas de sus otras ideas. He aqui algunos ejemplos de las consecuencias que acarrea la falta de uso de determinados érganos durante muchas gene- raciones. Los animales que viven bajo tierra, como el topo, 0 en lugares totalmente oscuros, y, por consiguiente, hacen poco uso del sentido de la vista, tienen ojos pequefos 6 rudimenta- rios. Las serpientes que debian poseer cuatro patas como los. demés reptiles, han acabado por perderlas, al cabo de las gene raciones, debido a su costumbre de deslizarse por el suelo y esconderse entre la hierba y «a sus esfuerzos siempre ropeti dos por alargar su cuerpo, a fin de poder pasar por espacios es trechos». Muchos insectos, pertenecientes a distintos drdenes, que debian presentar alas bien desarrolladas, las tienen rudi- mentarias 0 incluso son dpteros, ya que durante mucho tiempo sus habitos no les han impulsado nunca a hacer uso de ellas. Por el contrario, la costumbre de emplear constantemente un 6rgano en

También podría gustarte