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cha tke Bassye nerabilizado, amenazado desde sus condiciones de existencia?, gqué impacto en la subjetividad, en la percepcién de sf y en su posi- cionamiento enel mundo tiene esta negacién de su condicién de sujeto del conocimiento hacedor de su historia personal y social, desposefdo.de un lenguaje que le permita nombrar un universo compartido con otros, explorable y transformable, en una relacién que necesité hist6ricamente y necesita hoy del cardcter denotativo del lenguaje?, a qué sistema de relaciones so ividualizado, estable, que permita sustraerse al vértigo, Ia ambigiedad y la saturacion; no es —ademés de un triste premio consuelo— una forma de re. forzar la alienacién y el aislamiento, la fragmentacién subjetiva y. social, a la vez que darle sostén a la desmentida de la percepcién instrumentada por el nuevo orden? El agnosticismo gqué recursos proporciona al sujeto para salir de la pasividad, enfrentar la pobreza y la significacién negativa del otro, la dificultad en la simbolizacién, las vivencias de inexistencia, de aterradora amenaza, el riesgo de desinsersién, la experiencia de estar a merced de los acontecimientos, la implosién psicosomatica, el refugio en la violencia andrquica, y la cafda en la melancoli- zacién? El agnosticismo posmoderno, el relativismo cognitivo y el irra- lismo, que hoy hegemonizan los espacios académicos, aportan legitimacién teérica al escepticismo. social, a la falta de proyecto, cuestiones éstas profundamente entrelazadas con las formas de sufrimiento y patologfa actual. ‘LOS CRITERIOS DE SALUD MENTAL Introduccié6n El tema de los criterios de salud y enfermedad fue intense y compartidamente trabajado por Enrique Pichon-Rivitre y por mi desde fines de la década del 60, Esta tarea comtin que daba continui- dad a la desplegada anteriormente por Pichon-Rivigre se desa- rrollé procesando una diversidad de experiencias y era requerida por las vicisitudes de un orden social en tumultuoso cambio, Ese acontecer abria cuestiones que obligaban a repensar esa particular forma de relacién sujeto-mundo a la que llamamos salud mental. BL-andlisis de.esta relacién hace la éspecificidad de las concep- ciones.de salud mental, indisolublemente ligadas a las concepcio- es oe Di chon-Rivitre publies lo medular de estas ideas elabo- radas en conjunto en un reportaje de la revista Los Libros (Insti- tuciones en Salud Mental, N? 34, abril 1974). Algunas de ellas fueron recogidas més tarde por Vicente Zito Lema en Conversaciones con Enrique Pichon-Riviére sobre el arte y a locura. Después de la muerte de Pichon-Riviére he continuado la tarea a partir de aquellos ejes fundantes, intentando profundizarlos y enriquecerlos sobre la base de ms de veinte afios de practica y 155 -soyafhs soj axque o1qureoz070 fo we[sBax an sazopea, A seuou ‘seonopid op oqunfuts, [= be efouazajar sey UpronyHeUt OURUIPY 1 ¢ “oorjoquiis £ [eueyeM z0A eT e ‘EIS opunUE outs vroustiadxe ns v ep as.enb opunur up) ‘opunu 79 woo « owstus o8su00 ojafns jap’ ugobjal duudd "Sosao0ud ap orinfuoo owoD yeIWOM PNIEs BI & SyUSTIEqUEUTMHOP BroUEZaJoL YDOY soWISY mbEe BSE “eWeipijos" epi vy orreueds 10d aUefi BAB Jcopysep'« s20biy Weitiowr pajes e] on’ sompep oys0 tog “vaoagox0 “ezuvUO v] “PEprENxes E[ op seul0} sel ‘oIqH odurey Jep osn jo ‘sponsnf vf ‘eayyod vl “xeTrutey wpra vy ‘ofequas 2 ss0[8os seaxiapuc seTUL{sip Sel Ue ‘ouDp £ ouoiio1ap 0 oouumsep K UpwSriysu0s ep opruss Jo uo “eigo ue Piss jeyueU papes ET “{B]0s UPIA BL |p seTUEISUT se] SEPOT us 0130 n opour un ep aquesaid pase pnjes z] ep UORMNSUE eT ‘TeIvOUT PNIES, v1, oP, uoTONASUE BL op S010y9939 outos equoMIeaISp[ Sopruyap Os enb sojjenbe ‘sisoqu}s uo ‘oarjexystutmpe £ o9fus93 [Buosied ‘sorstazes £ sopeydsoy wos 0] ouros “eqaydxe em0y ue Efe B UeBT es onb. souotazrUTSi0 op oqunfuos [2 o[9s uedinred ou UpTsTUysUOD ese UG "TEDOS UOHONIY -suod Bun ‘ouvd uli uo ‘se “[epos UoejusSeAdor oto A oseo0Id owdd [e{USUE PA[ESv| onb uo wpuny es oypay ose op vaBo| wT” “septoqorpesqea Se -1UBap Warqurd ous “soUdDTIGSp Sp SsES-« WEUgepur ABH Oj9s oW*[eiusMr pajes ¥| ep [2 $0 0] OWod ‘oooAMMbs ouas1e} 9380 UT “pepoisos B] ue YP 9s-onb worgojospr pUpIs -19atp 6 ‘souordeouos ep peptsieArp BI 09 SoUrEs}uOSUS Sou “ezUOUE -epuny v] onb vrioysty eB] ep A opunur jap ‘ora{ns ep ugredeouos vun v wAueos £ vordult [eyueU pHyEs ep UoLdaoUND ¥pos Ig “PEPIS “2941p BI $9 SeT|e ep BU “odur¥o jap se1opeziqeueiqoid souoNsono seqUNsIp uco souresuooue sou ‘sajtasejer K SexOPEZ{UBBLO SOLIEILI9 s0qs9 ep ‘putes ep souopdesuca se| ap vorPwe, e] Tepsoqe TY “ugwourosd & ugwueacid op seazey se[ exed opypa equompensr se ojsq “oqUoreyor owL0D E[usUs} 10d ‘SETLIST SSTODEIOGLIS A senitUeT souOTETEdT SBTUTISIP Se] ep OULD sv ‘equ pes ue seompod sel ep, sopezHuaseyos of 0 expend uo [9 B]49s [SUSU pnfEs op up!odeouod v| ‘siseIujs ug “sejuU -ued upioezrtesio ap seuoy ap UoTeayTtE[ By] OUtod JSB ‘oTUD9I00 98 -H09} o[jouresep us ‘soqueSe soJUTISIP So] ep upHeULIOS ¥] ByUOLT ‘Tequeut pnyes ue souowoe se[ uBULIsep es onb uv upIOE|God © 9p sepepiseoou sv] zeSepur eyfuiied sou opuey ue ‘oret19 o3sg, “SoUODENIS 0 svIMoNse sega ue DIOWABiN ap sofun 80] owi09 sazuorongasia soucroonns sv] X soppiouersis svingons3s sel ojuey ‘renyeae & rezyeue ‘vied opwsesou f o[qisod prized @ oqund je ornf oysont e 89 jejueut pnes op oLIOyTIO uM ep UNDE -ogele BL, opeuorueur sozue ofeyiodex jo we exgrary-uoysig PUL. 9] ewoo onb opuorue enbsod so ‘oarzalqns & yot008 .1209;U09 72 10 opoucrsouuoo aguauzonzon & “osrifuce “osnfip ‘ofetdiuos ooo teztx2 eB. 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Resulta importante comprender la dialéctica entre hechos, proce- sos y relaciones sociales y un sistema de representaciones 5: les. Estas representaciones sociales tienen una base material, surgen de un orden de fenémenos distinto al plano de lo simbélico, de la conceptualizacion, al que pertenecen. Como representaciones intentan dar cuenta de esa base material, de hechos y procesos, operando a la vez sobre ellos. Podemos hablar entonces de una relacién de determinacién recfproca’, ‘La coneepeién de salud mental es una representacién social incluida en un sistema. Este criterio que define lo “sano” y lo “en- fermo” es una presencia que puede ser explicita o implicita, pero alcanza siempre una enorme vigencia normativa. Como lo hemos sefialado en la escena social coexisten y se con- frontan distintas concepciones de salud mental, de lo “normal!” y de lo “patolégico” Algunos de estos criterios son dominantes, hegeménicos. Con esto queremos decir que hay formas hegeménicas de interpretar la subjetividad y evaluar las conductas de los sujetos. Hay hipétesis con mayor vigencia que otras acerca de la pertinencia o “adecua- cién” de formas de pensamiento, sensibilidad y accién, de relacién consigo mismo y con el mundo. Apunto con esta reflexién a que nos interroguemos —analizando los distintos escenarios de experiencia, los distintos espacios vincu- lares, grupales ¢ institucionales en los que nos configuramos como sujetos— acerca de la operacién de esos eriterios hegeménicos o de esa contradiceién de criterios respecto del ser 0 del “deber ser” del sujeto, En esos esconarios se multiplican mensajes relacionados con la pertinencia o impertinencia de formas de pensamiento, sen- sibilidad y acci Estas concepciones, presentes y actuantes en distintas instan- ee nie i Sem, Meera ele, aie «2 Seay entities Cert Cesta oa oo do se eee 158 cias de la vida social, tienen alta eficacia en la constitucién de la subjetividad, en particular en lo que hace a Ja identidad, la pertenen- cia social, familiar y grupal, y la autoestima. La normativa acerea de la salud mental es socializadora’ ¢ in- corporada como ley no escrita en cada experiencia social y vineu- lar, como ocurre con otras representaciones sociales. A la vez esta fuertemente implicada con las relaciones sociales y la problematica \ del poder. Esta afirmacién no resulta novedosa luego de hacer un recorri- do critico del pensamiento psiquidtrico,,clesde la perspectiva de Foucault o la del institucionalismo, o la que en la préctica hospi- talaria y la conceptualizacién clinica desarrollara E. Pichon-Riviare a partir de la década del 40. Hemos podido vivir en nuestro pais, asf como en otros en este siglo, la “psiquiatrizacion de la disidencia”. Llamamos psiquiatri- zacién a la adjudicacién de locura a los que quieren desocultar los aspéctos siniestros de un sistema®. Este fue el caso de las Madres de Plaza de Mayo, denominadas locas y el de los disidentes en la “PULRS.S. cuando ya se habia derrotado en ella a la revolucién socia- lista. Internados en hospitales para enfermos mentales quedaban descalificados como sujetos sociales pensantes. ‘Hemos comprendido también por una experiencia social que ratifiea y potencia el aporte clinico, hasta qué punto se ha ex- tendido una relacién de poder perversa que se expresa en la des- mentida sistemédtica de la percepcién y la marginacién de quien percibe y denuncia relaciones y conductas patogénicas, pero que al hacerlo queda aislado, como ocurre frecuentemente en el grupo familiar y en distintas instituciones. Esto genera en el sujeto un dafio psicolégico, si no encuentra dentro de sf y en su trama vin-' cular y social, los apoyos necesarios para persistir en esa compren- sin de la realidad. Esta desmentida y marginacién apunta a negar Ja capacidad cognoscente de quien al indagar y penetrar en lo oculto, develéndolo, transgrede o viola un mandato instituide por + Paradéjica o quizds coherentemente, B. Pichon-Rivitre fue y contimia siendo vietima de esa pslquiatrizaciSn, marginante y descalificante atin en supuestos re- conocimientos de su tarea innovadora. 159 Tor 9p ugDesoqeie ep sesxeArp sepepr[epour e usonpuod sosooord soyaTp ep seygno £ sopeqs0s ses0TeA ep uotoeztTeuLE4U vse Ue Uviedo SOE} -UT sosa901d gnb epusiduros osodurey ,upez[i0Fs0qUT Pepotsos,, ovr09 oigs oyefas Te eugap onb ‘eystjduns 4 zejod ugista wun zoA eT y “eyouepors ep seombipue souorsoydxe o suorpuosossd sistia ‘sopeuoous sosdejoa we sepesoudxs serouonoesuoa sus A odiona yep sousts So| ep uopeSou eI ‘uproeidepeezgos B] uos s¥l[o op SeuNTY “uoDEU -2y18 ep seur10} seaonu uesoUes eb soy ‘soles seUATIXe sel (0019 [e £ vIoUE_StXoUL ap 40.10) [e sopeTose oorupd op so ‘oyeAord & warjseds1od op vyfes v] uoo opeuo!y] THB ISH wyBoporiuSpEA -usWSTUT TS —oormouossowos wuraysis [enqe [op svanssieqesED Se] SisypUE [op vxOTY xepand [e— Aoy so[qtsuosduroour ueszs varoadsied u3s2 opsaq ‘osieuuy p382 onb sol Ue seeioos sosaooad S0] ep SoaNefqns soyeJa soy k TETMIUTA JeosqUOIe NS EyBopoFEd o PNIes ep s0j9e5 ousos opel op Prelep os ‘eoNPUNE[qord ns TesepUT Te ‘oougystye & peposesd ows opruyep so oyefns fo 1s onb ue aNSIs -uoo Biipod oqusturereoseMUa ep sosadoid sojse ep o[dutsle uA, ‘oarrefqo oquerursoucd (¢ fesexdxe uoredooucs ‘ese onb sosouoqur “eanelqo [eos aseq (Z ‘eLIO}STY BI A axquioy [op ‘opunu [ap ugfodaouos (T :s010398} $0.3 Soyse soUAUL [e BIUEND UD opustue; epezteue 19s aqep oyusTuTTOUCD A BIBoTOapE UOTDETEL eT “[efoos wuloysts uN Us BUTSEO as onb of ,{ex =hyu wopio jep ordosd, ouzoa xexepisuod fo & oonoasty 07 ap uptoDZ Toute} B[ UOS JoLeyUe jap soLTe|UaWIe[duI0s soMIstHEDOML SOxIQ, “souoweziexetie’ sus[y @ opuatonpuce sejmarsed of A [exeued of axque upDB[ad vl ap sIstpUB [e aafuLed ou anb of ‘o7noHADd Of ap ‘upionzT]DszaqqUN e|-:0UL0D SOMISTIEDOUL Op SPABI} B UNTSIOISIP BSE Ua aumour oorugueBay & oLeyOUTU 107295 UN ap sepEpisessU se] Uo vpequaysns opunu [ep ugIsta ‘auUBUIWOP Koy wIBoOOpr BL ‘ISY “sousrun Sof 8 7DU0I9 -unJ oquerureyfno0 un ep oyafgo 128 ap Uasombax onb soy ‘sosousqut soyprp 10d opeyiseoau oyuoruréiessemus ‘pepreer Bl ep ,oqueTUE =eauosBWUS,, UN -TeZI[wor y apUaly ‘soatFalqo-sassaqur-zod-~opueno~ ‘oysondo ns uo UeULIOJsUBL] BS £ OJUERUIDOUCD ep ugTOIpUOD NS UEP ~s01d souotequeseidas seysq ‘UoToesepUT ap 1eonred oduieo wpED ue svoui99} seuoTEsoqule seqUNISIp se[ v BxoUSdsoTUT 2 coBsqns oor feoygquis ugmonpord ows ‘ouesquos [2 sog “oqueUpoUDDsep © uoisioysip ep eiueny as ved so ou ‘opEp [efD0s. uspso un ue £ corxosry oduion un'ue sotretmy s9195 so] ap erouesrxa 9p. sey01009 souororpuos, se], 1ewTISe], 0 isvede[os9, B spuon & wiesdrequE enb ‘sajeioos seuowejueseder ap vuIeIsts un ‘lepuoque oxsenU y ePepyear B ep oyweTurexeoseut ~uo ‘emUsID Bl ep siseqquE se oqueUIELTesesoU nb o3[e ep ope “By soureyse? ‘joquermooucs op soutuLizg us woIgn o| smqEys anb we? ‘Buneyosumesja4, UeURUOUEP Sesome souMsLe onb o| ep ‘oat, -O8pF of ep joatu [v vozsuezed Pepotoos wT K exquioy [ep ugIDdoo -uoo wun Ud opsjussns ‘[eqUSUF pnfes ep oLreyL uN enb [gq “oaypiuer oyuarusou09 Je woo uprejex ns £ seWojoapr o [Ios uprejueseades op seUTOTSTS Soy ep BwL94 ofejduros [2 ue xepUOYE ¥ BAST] sou UgIOeULIE LIS “pepianelqns vj ep worose seaReuLou X sexopeA uBorduur 038 dq "Te]0s oJosAo1d “uM apsap'& sxquIoy [ep UPdesu0d etn opsep trexoquie 8G. “seonyfod X svotiosry ‘Seonm9uos2 uoronpord ep Ssliomsipuos ustquiey uoUsH ‘sopeIos SoUdTEIUSsaIdaL ONLI HY “opumut [9 Uoo ugtoEjex ns ap £ ogalns [ap ojosrEsep A ugIoeMsyUOD BI Us sejuaTUTAojUT sareMOUIA £ soTEIOS SeroIayy So ap K SeqUED -Suoour sossood so] ap ugrsuesdut09 ¥| ap o voroporq ByErMbIsd ey ep seqiode so] ep o[9s uadins ont ‘oquetutsoucs sp odny ouystp us coysjuaia aaueae [9p S¥l o[9s uos ou ugWoNposd op soUODIpUGD sug ‘seIUBPUTY Se[BID0S SoUO!DE[As UD oJUOISNS UDD ‘soquE;SUOD oquOUL -BqTESe0U OU ‘sBAry9[00 SoUOIOvIOquIa LOS “upTOBZHEUIAIGOLd B SOP “Howos ou ‘sopezriqisiaur squompenaiqey < BuLipide ¥pa waasonE ua sdjuviedo

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