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Lectio Divina

La Biblia es la Palabra de Dios siempre viva. La Lectio Divina es un modo de orar con la Escritura
de modo que la Palabra entre en nuestro corazón y se haga realidad en nuestra vida. María
santísima es el gran icono del cristiano que lee y escucha la Palabra, la fiel discípula de su Hijo,
pues ella escucha atentamente lo que Dios le dice por medio del ángel Gabriel, en profundo
silencio, con entera disponibilidad, y exclama: "Hágase en mí según tu Palabra".
La Lectio Divina es un modo de leer la Sagrada Escritura que consiste básicamente en alejarse
gradualmente de los propios esquemas y abrirse a lo que Dios quiere comunicar en cada lectura
bíblica. Tiene los siguientes pasos:
Un paso previo, Statio (detención) consiste en dos cosas: a) Encontrar un lugar tranquilo donde
leer y orar, p. ej., la capilla, b) Hacer silencio en el interior para escuchar a Dios.
Lectio (lectura): Es el momento en el que leemos la Palabra de Dios lenta y atentamente, de
modo que penetre dentro de nosotros; nos ayudamos del lápiz y de los colores para marcar lo
que nos llama la atención; y de la imaginación para hacer una composición de lugar que nos
permita situarnos en la escena bíblica leída. Es importante que la lectura no sea fragmentaria y
superficial, sino atenta al contexto, a las referencias, a los textos paralelos... La actitud
fundamental en este momento es de lectura-escucha atenta del texto, buscando captar el
significado del párrafo en todas sus palabras.
Meditatio (meditación): Durante esta etapa se reflexiona y se rumia el texto bíblico a fin de
que extraigamos de él lo que Dios quiere decirnos. Es necesario conectar la lectura con el
mensaje central o global de la Palabra con el núcleo del mensaje bíblico. ¿Qué tiene que ver
esto que he leído con la revelación del Padre, con la Encarnación de Jesús, con el Espíritu
Santo? ¿Cómo se relaciona con la Buena Nueva, con las Bienaventuranzas? ¿Con el Padre
Nuestro? ¿Con las parábolas del Reino?
Oratio (oración): Es el momento de dejar aparte nuestro modo de pensar y permitir a nuestro
corazón hablar con Dios. Nuestra plegaria está inspirada por nuestra reflexión de la Palabra de
Dios.
Contemplatio (contemplación): Consiste en ponerse en disponibilidad ante el don del amor
que se nos da, dejar vibrar dentro de nosotros al Espíritu Santo. Es el momento en el cual
nosotros sencillamente reposamos en la Palabra de Dios y escuchamos, en lo más profundo de
nuestro ser la voz de Dios que habla dentro de nosotros. Mientras escuchamos, nos estamos
transformando por dentro gradualmente.
Discretio (Discernimiento): Se trata de una tarea que se va dando en todos los eslabones
anteriores. Se ha iniciado en el mismo momento de la "lectura". Distingo cuál es la voluntad de
Dios. Cada ser humano, es un ser único, irrepetible, original. Y vive su vida en unas coordenadas
distintas, en el mundo y en la Iglesia. La respuesta a la Palabra de Dios no es automática,
mecánica. Es personal y madurada en el discernimiento personal.
Actio (Acción): La Palabra da frutos. Se cumple, se realiza. Vida, testimonio, anuncio,
compromiso, aceptación del dolor, seguimiento de una vocación particular (matrimonio,
sacerdocio o vida consagrada). Aquí llegamos al puente o paso de la lectura a la vida cotidiana.
Desde lo alto de la contemplación se nos envía al valle de la vida, a la plaza del pueblo, al taller,
al trabajo; al liceo y a la universidad. En la oración normalmente este paso se concretiza con un
propósito (algo concreto que hacer: algo que confesar; alguien a quien pedir perdón; una tarea
a desarrollar; un compromiso de oración; una decisión a tomar; etc.).

Parroquia Cristo Crucificado RETIRO APÓSTOLES: SACRAMENTO DE LA CARIDAD Codigua, 4-6 de Mayo de 2007
Ejercicio:
El siguiente ejercicio guiado debe realizarse paso a paso, dejando tiempo suficiente para
poder hacer oración con cada una de las preguntas. Al finalizar, para evaluarlo, se
pueden hacer preguntas sobre alguno de los pasos (preguntas).

A. Statio: Busca un lugar tranquilo donde leer y orar, haz silencio en tu interior para
poder escuchar a Dios.
Haz la señal de la Cruz e invoca al Espíritu Santo con la siguiente oración u otra de tu
parecer:
Ven, Espíritu Santo
ilumina mi mente, abre mi corazón
para encontrar en tu Palabra
a Cristo, Camino, Verdad y Vida...
Ayúdame a seguir hoy,
el llamado de Cristo
en una vida nueva, según la Palabra.
Y ser para todos en el mundo
un enviado del Señor,
un hermano y un amigo
un discípulo misionero
del Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Amén.

B. Lectio: Lee lenta y atentamente la lectura, de modo que la lectura penetre en


nosotros, podemos ayudarnos de lápices para marcar lo que nos llama la atención; y de
la imaginación para hacer una composición del lugar que nos permita situarnos en la
escena bíblica leída.
C. Meditatio: Preguntémonos ¿Qué quiere decirnos Dios con este texto?
D. Oratio: Preguntémonos ¿Qué le puedo decir a Dios a partir de lo que él me ha dicho
en el texto?
E. Contemplatio: Preguntémonos ¿Qué caminos o acciones podemos observar en
nuestra vida como respuesta al Dialogo con Dios?
F. Disctretio: Preguntémonos, de los caminos observados en el paso anterior, ¿Qué
desea Dios de mí?
G. Actio: Preguntémonos ¿Cuál será la forma práctica de llevar a cabo lo que Dios quiere
de mí? A ¿Qué me comprometo de ahora en adelante?

H. Culmina pidiendo la intercesión de María, madre y discípula de Cristo diciendo: Dios


te salve, María, llena eres de gracia...

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