En Rusia, el teatro nacié con retraso, Mejor
ficho, durante siglos se confundio con los ritos
Jigiosos, sin separarse de ellos lo suficiente para
sdquirir plena autonomia, En esto influyeron
relativo aislamiento —tanto geografico como
istorico—, el clima y otros factores de menos
;portancia, Rusia se acered decididamente a Eu-
-opa durante el reinado de Pedro el Grande, 9-sea
mntre los siglos XVII y XVIII. ¥ en este mismo
iodo nacié tn teatro que se puede llamar ruso
pesar de que no es completamente auténomo.
jstinto de la tradicion popular (que transmitia
representaciones en parte miticas y en parte rea-
fistas), este tipo de teatro nacia con fines decidi-
mente didacticos, y casi siempre lo interpretabart
lactores alemanes y, mas tarde, italianos. Pero no
siempre tenia que ver gran cosa con el arte; 0 por lo
menos todavia permanecia aferrado a principios
ya superados en Europa, viviendo de sucesivas
Imitaciones. Citemos, como ejemplo, la “tragico-
media” Vladimir, 1705, de Feofan Prokopovich,
Ique es la primera obra de argumento y realiza-
Icidn rusos. En el mismo periodo, se produjeron
Mistintas tragedi de inspiracion clasica y otras
Kéc tipo mundano y burgués. Los principales auto-
ses fueron Alejandro Sumarokov (1718-1777) y
ina escena de Las almas muertas. de Gogol, en la adaptacion
rl del Piccolo Testo de Florence, diigida por Tatiana
vlova.
XXIV
USIA: DE PUSHKIN
A LOS CONTEMPORANEOS
Denis Ivanovich Fonvizin (1745-1792). Entre los
organizadores, se distinguié Grigorevich Volkov
(1729-1763).
Por lo tanto, el teatro ruso del siglo XVIII aun
no cuenta con valores propios, sino que vive de la
imftacion del europeo, pudiéndose asegurar que el
verdadero drama ruso solo nacié en el siglo XIX,
y precisamente con Pushkin, precedido unica-
mente por ;Qué desgracia ef ingenio! (1823),
de Alejandro Sergeevich Griboedov (1795-1829),
agradable comedia de fondo satirico, en la cual ya
afloran la amargura y la atencion por los senti-
mientos ‘“‘cualesquiera’”” de que mas tarde se nutri-
ra el mejor teatro ruso, hasta Gogol y Chejov.
Alejandro Sergeevich Pushkin (1799-1837) es
uno de los mejores escritores de la literatura rusa.
Mas atin, puede decirse que es el iniciador de
toda una actitud literaria, tan atenta a las razones
populares (en sentido lato, incluso religioso) como
a las culturales. Ademas, es el representante de
los fermentos que fueron propios de las clases
intelectuales de la época, las cuales, a pesar de
vivir en una Rusia zarista, dominada por un despo-
tismo rodeado de lujo, ya advertian la Hamada
que subia sordamente del pueblo miserable. No te-
nian una clara conciencia social (ésta solo se for-
maria en una segunda etapa), pero ya sentian la
desazon de una vida demasiado encerrada en si
misma. Sus ideales fueron romanticos, y en espe-
cial byronianos; pero se trataba de un byronismo
que al pasar de un pais (Inglaterra) a otro habia
sufrido muchas transformaciones.82 Rusia: de Pushkin a los contemporéneos:
EL “BORIS GODUNOV”’
Pushkin, muy famoso por su gran poema en
verso Eugenio Oneguin (1833) tuvo una dispo-
sicion natural por el teatro. Ademés el conoci-
miento de las obras de Shakespeare, apresuré
en él ciertas intuiciones, de las cuales nacid, ins-
pirado en la historia rusa, el Boris Godunov
(1825), una obra de gran aliento, dividida en vein-
ticuatro cuadros, en el transcurso de los cuales el
teatro de un usurpador (el zar) se amplia hasta tal
punto que asume a un mismo tiempo, como en
Shakespeare, los motivos de la tragedia y de la
comedia, Obra, por lo tanto, muy rica, tanto en
el sentido propiamente poético, como en el sentido
estrictamente teatral, de escena, y que sefiala el
nacimiento de un verdadero teatro ruso de valor
més que nacional. Pero la vena del Godunov es
iinica. Pushkin no volvi6 a repetir el experimento
“en grande’’, Lo que no significa que sus otras
obras sean despreciables. Pero mientras en el
Godunov se dejé inflamar shakesperianamente por
un teatro pico de grandes proporciones, suce-
sivamente restringié el compas, produciendo
obras de pequefias proporciones, como Mozart
y Salieri, El caballero avaro, El convidado de
piedra, El festin durante la peste, de 1830. Sin
embargo, su actividad teatral fue corta. En efecto,
Pushkin murié en un duelo, victima de una cos-
tumbre y una conducta sociales, a s6lo treinta y
ocho aos de edad
GOGOL. “EL INSPECTOR”
Con Nikolai Vasilievich Gogol (1809-1852) las
condiciones ya habian cambiado. Gogol, en lugar
de ser, como Pushkin un oficial noble del zar,
era un pequefio empleado, y mas tarde humilde
profesor, miembro de una familia cosaca ucra-
niana tipicamente patriarcal. Su mirada, que no se
distraia con el lujo y el esnobismo, se dirigia ex-
clusivamente hacia lo ruso. Su inspiracion era tipi
camente popular y su ‘corazn estaba decidida-
mente al lado del mujik (en efecto, la llamada
de la masa popular obligada a la semiesclavitud
se habia hecho mucho més intensa). En cierto
sentido, Gogol es el hombre nuevo. Como ya es
sabido, su obra narrativa (Las almas muertas) es
mucho mas importante, pero también en el teatro
consiguié librarse de las sugestiones extranjeras
y de cierta grandeza del Romanticismo para ser
fiel a los hechos. Pero su realismo no es ciego res-
peto a una desnuda y cruda transcripcién de la
realidad. Hace pasar los hechos a través del ojo de
la aguja de su humor, los deforma, los afila y
extrae jugo de ellos. En El Inspector 0 El Revisor
(1836), éstos son de una evidencia natural. (Al
llegar a una ciudad de provincia, un viajante es
confundido con un inspector gubernativo; los ciu-
dadanos ya no saben qué hacer para tenerlo de
su lado; y la desilusion, una vez descubierto el
equivoco, es atroz, aunque se resuelva en clave
comica.) Pero esta naturaleza esta continuamente
recorrida por una vena humoristica que muerde
y arafia sin miramientos, con la sola intencién de
mostrar lo absurdo de un sistema burocratico en
el que Gogol ve representada la esclavitud de todo
un pueblo. Pero El Inspector, no toma como
nico blanco a la buroeracia, sino a todo método
de amordazamiento de la verdad en un sistema
legitimista demasiado rigido. Después de El Ins-
pector Gogol escribié cortas obras mas 0 menos
caricaturescas (algunas comedias y cuatro obras
en un acto); obras agradables, a pesar de no estar
completamente resueltas, entre las cuales la mejor
es seguramente El matrimonio (1842) en la cual
vuelve a encontrarse renovado, el viejo tema de
La Celestina de Fernando de Rojas.
DE OSTROVSKY A TOLSTOI
Después de Gogol, la actividad de la escena rusa
quedé centrada, por lo menos como novedad, alre-
dedor del Maly Teatr de Mosci, que reunié a los
mejores nombres del tiempo, corriendo a menudo
el riesgo de irritar y despertar las sospechas de
la severisima censura gubernamental. Fue de este
ambiente, que hoy en dia lamariamos de van-
guardia, del que salié un nombre nuevo, el de
Alejando Nicolaevich Ostrovsky (1823-1886), el
cual ciertamente no tuvo el espiritu renovador de
Gogol pero supo pintar con evidencia las condicio-Arriba: La muerte de Ivan ef Terrible, de Aleksey Tolstoi,
representada por el Teatro de Aric de Mosca. Abajo: un mon-
taje inglés de Un mes en of campo, de Turguenev; a la dere.
cha: EY caddver viviente, de Lev Tolstoi, representado por la
compaiiia Vachtangoy fle Mose
Rusia: de Pushkin alos contemporéneos 3
nes de la sociedad (y en particular el ambiente de
los comerciantes de clase media), sirviendose inclu-
so —cuando sentia necesidad de ello— del grotesco
y la caricatura. En conjunto, fue un dramaturgo
de fondo realista que empleé un didlogo sélo en
apariencia dispersivo. Su obra mas conocida, in-
cluso en el resto de Europa, es El huracdn (1860).
de tonos mas bien sombrios y una rara fuerza de
profundizacion psicolégica. Historia de un matri-
monio fracasado que se resuelve con un suicidio,
el autor hace campear en ella la violencia de las
supersticiones colectivas y lo inexorable del set=
niento religioso, que a cierto punto se comvilhe
en terror y pide venganza de quien ha pecual
Por lo tanto, en muchos aspectos, EY huraaie =
una critica dirigida contra la Rusia primiting: aime
atin sobrevivia en la del siglo XIX, Las Gems
obras de Ostrovsky no tienen ciertamente fs aise
fuerza tragica de El huracén. Las sitemciones
son mas cotidianas y los personajes memos peeble~
maticos; algunas veces incluso se descubae l@ son-
risa del autor; siendo ésto lo que ocurse @= Entre
los suyos uno se las arregla (1850), se primera
comedia, en Incluso el mds listo puede eaer en
ello (1868), en Dinero loco (1870), y en El bosque
1871).
En la segunda mitad del siglo XIX, Rusia,
gracias, en parte, a sus mejores escritores, fue
tomando conciencia de su propia condici6n social,
que estaba muy atrasada; a pesar de la estrecha
vigilancia del zarismo, los movimientos revolu-
cionarios comenzaron a dejar sentir su peso; fi-En la pagina anterior: Incluso el més listo puede caer en ello,
de Ostrovsky, en un montaje de la Schauspielhaus de Zurich.
Abajo, a la derecha: una escena de Las tres hermanas, de
Chejov, dirigido por Giorgio de Lullo.
nalmente, el pais entré en un largo y dramatico
periodo prerrevolucionario. Entre los autores que
triunfaron en teatro durante este periodo, Ivan
Sergeevich Turguenev (1818-1883), narrador de
fama internacional, entre 1843 y 1852 escribid
cierto nimero de obras teatrales de gran éxito,
entre las cuales figuran Donde el hilo es delgado se
rompe, El pardsito, El soltero, Un mes en el
campo, La provinciana y El pan ajeno. Aleksey
Konstantinovich Tolstoi (1817-1875) represento
dramas de argumento histérico sobre Ivan el Terri-
ble, Boris Godunov y otros grandes personajes de
la historia rusa. Aleksey Antipovich Potekin (1829-
1908) y Alejandro Vasilevich Sukovo-Kobylin
(1817-1903) fueron autores de dramas realistas de
cierto valor. En Contra la corriente Viktor Ale-
jandrovich Krylov (1838-1906) consiguio dar un
‘cuadro dramatico de las condiciones de los siervos
de la gleba, consiguiendo dominar la escena de
San Petersburgo también con sus obras sucesivas.
De esta forma, entre realismo, anhelos revolu-
cionarios y contragolpes reaccionarios, se llegé ala
pentlitima década del siglo. A través de adapta-
ciones teatrales, incluso estaban presentes en los
escenarios las mejores obras de Fedor Dostoievski
(1821-1881) y de Lev Tolstoi (1828-1910) quien
ademés escribié expresamente para el teatro. Su
drama mas importante, El poder de las tinieblas,
es de 1886. Es~tina sombria historia de campe-
sinos pobres, en la cual, los delitos que se come-
ten tienen en su raiz, como Unica razon de los
mos, la ignorancia, la supersticion y su per-
manencia fuera de la historia. Con un lenguaje
de inigualable sequedad y sencillez, todo el drama
se desarrolla con la fuerza primitiva de una repre-
sentacién religiosa, cerrandose con una confesion
publica a la que sigue la expiacion. En él se encuen.
tra, en definitiva, la inequivoca admisién del mal
unido a la condicién humana, pero al mismo tiem-
po la denuncia de las “‘tinieblas” que lo hacen
posible. Las demas obras teatrales de Tolstoi
—El cadéver viviente, postuma; Los frutos de la
instrucci6n, El primer destilador, comedia contra
el alcoholismo— estan muy lejos de tener la misma
intensidad y no van mas allé del normal desarro-
Ilo de tesis educativas, con alguna que otra inter-
vencion de tipo dramatico.
Rusia: de Pushkin alos contemporneos 85
UN NUEVO TEATRO: CHEJOV
Al hablar de la direccién, ya hemos hablado del
Teatro de Arte de Moscu. Aqui debemos afladir
que el autor-tipo, el que con sus textos represent6
la posibilidad de una nueva interpretacion, de un
teatro no declamado, intimista, lirico, en que se
cuidaba mucho el conjunto y la atmésfera en la
cual se colocaban los hechos, fue precisamente An-
ton Pavlovich Chejov (1860-1904), quien, licencia-
do en medicina, afectado por una grave forma de
tuberculosis, después de haber escrito varios cuen-
tos empezo a escribir para el teatro pequefias‘obras en un solo acto de sabor comico. Pero en
su caso se trata de una forma comica en cuyo
fondo hay mucho de amargo. De la misma forma,
en estos actos tinicos, la representacion de la reali-
dad a menudo desemboca en una especie de su-
rrealismo. Resumiendo, a pesar de respetar las
Iineas maestras de la reciente tradicion rusa (tal
vez su mayor influencia sea la de Gogol), Chejov
introdujo en el teatro ruso un nuevo elemento,
sobre todo en lo tocante al ritmo. Poco a poco fue
substituyendo la accién por una especie de accion-
pensamiento, debido a lo cual, todo lo que ocurria
en escena resultaba meditado, cada ademan asu-
mia un valor propio y a menudo servia para
resolver una situacién, mientras que antes era ne-
cesario el llamado efecto teatral. Ademés, Chejov
logré todo esto sin alejarse nunca de la base social
de la provincia rusa. En sus obras, es facil reco-
nocer a los personajes cotidianos, a los que uno
puede encontrar en el mercado, por la calle o en
algin chalet de las afuergs. Con el tiempo, el
arte de Chejov, sin nunca servirse mas que de
poquisimos elementos, se fue refinando. De las
obras en un solo acto, casi siempre sacadas de
cuentos anteriores (son famosas El oso, 1888;
Peticién de mano, 1889; Aniversario de ta funda-
cidn, 1892; Los estragos del tabaco, 1902) paso
a traves de los “‘estudios dramaticos” de 1887,
que también son obras en un acto (El camino real
y Canto del cisne), a sus mejores obras, En ellas,
Chejov profundiz6 més; pasé de lo coniico a una
forma irdnica constante, debida mas a los detalles
que al conjunto (en efecto, el conjunto tiene un
fondo sombrio, es de un pesimismo sin esperanza);
y, una vez abolidas las escenas madre, lleg6 a una
forma dramatica que podriamos lamar “hori-
zontal””. En realidad, sus comedias se arrastran
de acto en acto sin que en ellas se descubra
ningin esfuerzo inventivo; y mas que basarse en
un principio y un final lo hace en la continuidad
Mas que los hechos aislados, son las situaciones
de los que nacen, lo que sirve de sostén al desa-
rrollo de sus dramas. Lo que significa que Chejov
consiguio distancias por igual tanto del individuo
como de la colectividad; y que, de acuerdo con un
personalisimo sentimiento poético de la historia,
sumergié cada destino en su espacio natural: el
de los “‘dems”’. El que lo hiciera sin dejarnos
sentir el choque, a través de un teatro en el que
al silencio contrasta con el excesivo ruido de los
escenarios, es la mas viva sefial de su genialidad.
Un teatro si no propiamente del silencio, si de las
palabras ahogadas, de los sentimientos sugeridos
y nunea declamados; resumiendo, un teatro que
refléja una situacion historia de cansancio y de
espera; el punto de crisis entre dos mundos com-
pletamente distintos, el zarista y el revolucionario
(los motines que preludiaron la Revolucion se pro-
dujeron en 1905).
Su primera obra en cuatro actos fue Ivanov, de
1887. Dos alos mas tarde volvié a probar el
teatro con El espiritu de los bosques, pero el ver-
dadero principio de su actividad pitblica lo supuso
el fracaso de La gaviota (1896), fracaso clamoroso
que descorazono profundamente al autor, llevan-
dole a la desesperacion y a la renuncia. Pero la
obra impresioné positivamente a Stanislavsky,
que vio en su desprecio por los convencionalismos
teatrales el germen de un nuevo tipo de drama.
Asi fue como La gaviota se convirtié en el caba-
Ilo de batalla del Teatro de Arte de Mosci,
para el que escribia Chejov entre 1897 y 1903,
tres obras maestras: Tio Vania 1897; Tres her-
manas, 1901, y El jardin de los cerezos, 1903.
GORKI Y ANDREIEV
Maksim Gorki (1868-1936) gozo de una larga
fama tanto en Rusia como en el resto de Europa.
Pero en su caso no puede hablarse de un gran
autor de teatro, comparable, por ejemplo, a Che-
jov. Su fuerza es mucho mas modesta, su inven-
cién no va mas alla de ciertos limites de testimo-
nio de una realidad. Por otro lado, esta demasia-
do ligado a los naturalistas y emplea sus viejos
colores, a pesar de transportarlos a la nueva at-
mésfera revolucionaria. Sin embargo, es un dra-
maturgo con ciertas caracteristicas bien precisa.
Sabe crear un personaje, sabe hacer que se adhie~
ra a.una situacién y finalmente sabe hacer propa-
ganda de sus ideas. El suyo es un teatro muy itil
para hacer tomar conciencia de las condiciones en
que se encuentra la Rusia zarista; es un testimonio,
color, un estudio de la realidad y de los detallesambientales, mAs que un auténtico drama, Sus
obras més importantes son: Los pequefios bur-
gueses (1902), Bajos fondos (1902), Los vera-
neantes (1904) y Moneda falsa (1913), escritas,
todas ellas en el periodo prerrevolucionario. Me-
nos valida, por el contrario, la produccién pos-
terior que abarca hasta 1933.
La obra de Leonid Nikolaevich Andreiev (1871-
1919), que en su tiempo también goz6 de mucha
fama, actualmente resulta terriblemente enveje-
cida. En ella pueden apreciarse las mas variadas
influencias, comprendidas las de Chejov y Gorki,
pero también un incurable exceso de imaginacion,
que en ocasiones le hacer caer en lo artificioso y lo
extravagante. Por otro lado, Andreiev tuvo dos
maneras muy distintas de enfrentarse con la rea-
lidad; una ostentosamente objetiva, la otra osten-
tosamente fantastica. Pero no existe una sola de
sus obras que en uno u otro sentido, no vayan
mas allé de la medida dramatica, La obra mas
conocida de su segunda manera es La vida del
hombre (1907), que pretende, precisamente dar-
nos, una sintesis de la existencia; son igualmente
famosas otras dos de sus obras de teatro: Anatema
(1909) y El que recibe las bofetadas (1915).
DE “LA CHINCHE”’
A “LA CUESTION RUSA”’
Con Andreiev se cerré definitivamente una épo-
ca, Por el contrario Gorki sirvid de eslabon entre
al viejo y el nuevo mundo, que, empefiado en
destruir y reconstruir, se ocuparia mas del teatro
como realizacién, como arquitectura (escenogra-
Rusia: de Pushkin alos contemporneos 87
fia, direccién) que como hecho poético. Lo que
quiere decir que asi como proporcioné directores
que, como ya hemos visto, influyeron en la direc-
cién mundial, no produjo autores teatrales de ex-
cesiva talla, El verdadero florecimiento revolucio-
nario tuvo lugar —con Eisenstein, Pudovkin y los
demas— en el cine. Naturalmente, fueron muchos
Allgunas interpretaciones del teatro de Chejov: de arriba abajo
y de izquierda a derecha: La gaviota, Tio Vania y El jardin
de los cerezos en sendas interpretaciones del Teatro de Arte
de Mosc.
Jos que escribieron dramas, destacando, entre los
mismos, Semen Yuskevich (1868-1927); Aleksey
Nikolaevich Tolstoi (1882-1945); Alejandro Blok
(1880-1921) y Nikolai Evreinov (1879-1953), pro-
pagandista del teatro de masas. Por el contrario,
pertenecen al periodo mas maduro de este teatro
(y en parte a su decadencia como propaganda
politica) otros autores. El mas ingenioso, revolu-88 Rusia: de Pushkin a los contemporneos
cionario y rebelde fue el poeta Vladimir Maia
kovski (1893-1930), autor de obras teatrales y re-
presentante del Futurismo bolchevique. Misterio
bufo (1918), La chinche (1928), El bafto (1930) y
algunos grotescos en un solo acto representan
toda su produccién teatral. Siempre agresivo y
vanguardista, el teatro de Maiakovski se sirvid
de muchos efectos escenograficos. A su lado hay
que citar a Vsavelov Ivanov (n. en 1895) autor
del famoso Tren blindado 1469; a Nikolai Nikitin
(n. en 1897), autor de La linea de fuego; a Vsave-
lov Visnevsky (1900-1951), que en 1932 escribio
Una tragedia optimista; a Leonid Leonov (n. en
1899) que con Skutarevski nos proporcioné el re-
trato de un cientifico incierto entre tradicion y re-
volucin; a Isaak Babel (1894-1941), uno de los
principales escritores de la Unin Soviética, que se
En esta pagina, a la izquierda: La chinche, de Mayakovski, en
tun montaje moscotiva. A la derecha: Bajos fondos de Gorky,
representado por el teatro Ruzante de Padua. En la pagina
siguiente: una escena de Crepiisculo, de Isaak Babel.
jntereso episédicamente por el teatro —Crepiiscu-
lo, 1927, y Maria, 1936—, y a Valentin Kataev
(n. en 1897), conocido en todo el mundo por su
satira La cuadratura del circulo. Recordemos,
ademés, a un comedidgrafo de la ultima posgue-
rra, Konstantin Simonov (n. en 1915), que tam-
bien obtuvo bastante éxito en el resto de Europa
con La cuestién rusa (1946), que trata de las aven-
turas de un periodista norteamericano.
‘Como puede verse, no puede decirse que la Re-
volucién le haya dado al teatro —como, por el
contrario, ha ocurrido con el cine— grandes
autores. Al parecer, ha preferido estudiar de cerca
la maquinaria teatral para aduefarse de ella; es
decir, ha preferido crear los instrumentos, el len-
guaje practico (mecénico) de un teatro del futuro,
que —también debido, probablemente al exceso
de propaganda, de control y de censura que tuvo
que sufrir durante el periodo estalinista— puede
perfectamente decirse que atin no ha nacido.