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EL DOCTOR FAUSTO DE THOMAS MANN 1 COMO SE LLEGA AL ___ AIRE LIBRE En el afto de 1943, el destino de Ale- maniano podia salir del centro de las preocupaciones de Mann, La guerra esta en su punto cenital. Diez, doce afios, le ofrece el diablo a Adriin Leverkuhn. Diez aftos han pasado ya desde aquel enero de 1933 cuando Hitler ascendié al poder. Dos afios faltan para el desmoronamiento dela Alemania Nazi. Después de terminar elciclo delasnovelasde José, elautor se enfrenta a un dilema: terminar el Krull, abandonandotreintaafos atras oescribir sobre algo que habiaanota- do como posible proyecto de trabajo en 1901, relacionado con el pacto dia- bolico de un artista. Textualmente escribe en El Nacimiento del Doctor Fausto: «..al buscar de nuevo aque- llos papeles, al encontrarlos, mesenti presa de una extraia sensacién ani- mica: una excitacién interna que me revelé claramente que en aquel mi- Profesor del Depto, de Sociologia. Universidad Nacional cleo vagoy escueto anidabaya desde el principio un aura de potencia vital, un ambiente biogréfico que determi- naba habia de ser una novela» (1). En mayo de 1943 toma la decisién, Las anotaciones de su diario me: clan las referencias al Fausto con Jas noticias de la guerra: la lectura de la historia de la Musica de Paul Bekker y un bombardeo de Berli Los preparativos para la invasion de Europa y unas confidencias a Bruno Frank sobre el plan del Fau to. Se mezclan la historia de Alema- nia, su tragedia personal como r. presentante exiladoy sin nacional dad de la «otra» Alemania, la huma- nista, y sus ansias de escri novela que fuera «su Parsifal», el gran proyecto que siempre habia pensado como final de su obra, como cierre de su ciclo vital. «Las dificultades parecen insuperables yaello se agrega el presentimiento de que retrocedo ante Ia empresa porque adivino intimamente que sera la altima» (2). No podia ser de otra manera. Tenia queunirsela catastrofe universal con el dolorde buscar unanuevanaciona- lidad, la americana, y el de ver a sus hijos alistarse en las fuerzas de los Estados Unidos. Y él, tan alemin como para ajustar cuentas con el pro- ceso que llevé su patriaal holocausto, enla novela del pacto cerrado con las. mas oscuras fuerzas del crimen. Ale- mania sera la protagonista. Adrian Leverkuhn un mero pretexto, Am bos, Adrin y Alemania, se debatiran por igual entre la razén y el camino del demonio. Lo mismo que el arte, colocado en medio de la pugna entre Jaformay la expresion,el misicoy su patria iran a la locura y a la destruc: cién. Para los dos quedara vedado el amor. Para el artista «hermano del criminal y del loco» y para la nacién germana, nacida y crecida en el re- sentimiento, solamente sera posible el pacto ffustico. De modo maestro, Mann logra escri- bir una novela alemana que es al tiempo profundamente universal. De la misma manera que los conflictos bélicos provocados por Alemania en el siglo veinte tuvieron que ser gue- rras mundiales, asi también la lucha () Thomas Mann, Et macimiento del Doctor nes GP, 1967. entre lo racional y lo irracional, entre loamableyloaspero,entrelasensuz- Iidad y el ascetismo, toca con todos los hombres que en esta época bre- gan atormentados por salvar un resto de significado a las cosas y a sus semejantes. Tal animo permite entender los te- mores que rondan al escritor. Bis- marck pretendié que los alemanes solamente temian a Dios. Bl senador de Lubeck, Johan Heinrich Mann, padre de Thomas, comenté mientras Jeia la afirmacién: en realidad los ale- manes tememos a muchas cosas! Es Golo Mann @) quien refiere este re- cuerdo de su tio Heinrich y pinta asi, de cuerpo entero, al burgués aleman relegado por Ia arrogante nobleza prusiana, al burgués realistay escép- tico, sobre todo escéptico, tinica de- fensa posible de aquella clase social que en Alemania transité la historia enel tren equivocado. En lanovela se teme a muchas cosas. ‘Abundan los contrapuntos y se deve- Ian oposiciones falsas. Las monedas tienen dos caras y su relacién es am- bigua.Se teme al orden pero también aldesorden. Mann -comoen el Tonio Kroger- comprende la ambigiiedad del orden. Este debate, el de la iber- tad posible bajo un orden y el de la libertad concebida como Ta ruptura del mismo, es intuido por Mann como un debate mal planteado. Al fin y al cabo la ambigiiedad resultante de superar los limites, de romper las normas, es también susceptible de convertirse en orden nuevo. Mien- tras Mann escribe, consulta a sus amigos. Stravinsky le recuerda que no se puede componer musica sin limites que la contenga, Schénberg, aquien tiene a la mano en California, muestra con su nuevo orden tonal cémolaruptura dela armonia clisica (8) Golo Mann, Heinrich Mann y su obra «Exar amen de wna Efocas, revista UNIVERSITARIA, Num. 3, Vol XIV, marzo de 1977 desemboca en un orden todavia ms tiranico, si se quiere. De la misma maneraquelasrevoluciones después del desorden inicial imponen un mar- co nuevo de referencia para la socie- dad, el arte, cuando se rompen los limites formales, busca limites nue- vos que lo contengan. Frente a la afirmacién de Adriin Leverkuhn: «El orden lo es todo. Epistola alos roma- nos trece: lo que es de Dios es del orden», se alza pocos parrafos mas adelante otraafirmacién: «pienso que a miisica es la ambigiiedad erigida en sistema». Nosele escapaa Adrian queelorden, matematicoademés, de lo tonal, no sélo no impide sino que hace posible, la construccién de una escala propia sobre cada una de las doce notas de la escala cromatica. ‘Una impresi6n similar causa el trata- mientodelaoposicién entre culturay barbarie, lacual serevelamejor como sucesi6n. Mann juega con el contra- punto entre el orden tonal de la mist cay elalarido primitivo, pero éste no se presenta como lo opuesto sino como la cuna de la musica. También en el simil de la mariposa que debe romper la crisdlida para vivir un dia, lo burdo precede a la belleza. La am- bigiiedad creaunaatmésferadesaso- segada, que es, simbélicamente, el desasosiego de la historia alemana desde los tiempos de Durero y de Lutero, hasta el alarido hitleriano. Parailustrar claramente el ambiente que rodea la novela, Mann hace de la Reforma un motivo central de aobra. El lugar de nacimiento del protago- nista y del narrador es una pequefia ciudad en el corazén del pais de la Reforma, rodeada por las ciudades de Eisleben, Wittenberg, Quedlin burg, Grimma, Wolfebuttel y Eisena- ch. Para Mann, la Reforma es un puente que no solamente conduce de los tiempos escolisticos hasta el pre- sente, sino que, en sentido inverso, permite penetrar en la Edad Media de maneramis profunda quella tradi- cién catélica. Esta tiltima, ajena a la division de la Iglesia, no contiene el elemento de relacién existente entre el orden roto y el nuevo orden, No es la mariposa frente a la crisélida Adrian Leverkuhn es protestante y Serenus Zeithlom catélico. Elmuisico se inscribe en la tradicién aspera y atormentada, en la tradicién de la soledad del hombre frente a Dios. El narrador, en la tradicién catélica de «mas amable cultura». La armonia spiritual de Serenus Zeitblom la re- laciona Mann con el ambiente de la vieja ciudad donde crecié, donde los recuerdos se remontaban a la edad precismética cuando el mundo cris. tiano era uno. Adrién en cambio, esti ena linea del desgarramiento refor- mista, en lalinea de la «larga peniten- cia» de Lutero, en la linea de una moral ascética. Y el ascetismo sera unadelas caracteristicas salientes de la vida apartada y contemplativa de Adrian Leverkuhn. Lavida del narrador es unavida orde- nada, libre de sobresaltos, feliz de definirse como una vida de humanis ta. Fildlogo, humanista en el sentido clisico, se casa con una mujer de nombre Helena,y elnombreno fuelo Ultimo que contd para aquel amante UNIVERSITAS Humanistica 55 de todo to griego. Tuvo unos hijos comunes y corrientes, y, profesor de liceo en la mejor tradicién alemana, corregia con empefio montafias de deberes de latin. No es casualidad pues, que el autor lo coloque en la tradicidn de la especulacién raciona- lista de la escolastica catolica. En otro sentido, la tradicién protes- tante es puesta por Mann como un camino mas corto hasta la barbarie deuna Alemania que no se romaniz6, enel sentido de la adquisicion de una cultura grecolatina, sino de manera superficial, puesto que su cristiani in se hizo ya fuera del influjo espi- ritual de una cultura clasica. Cultura y barbarie, no vienen a tener alli el mismo sentido que en el Occidente europeo, donde es vilido ver dos con- ceptos en oposicién. Varias veces alude el autor a la Ale- mania de antes de la Guerra de los ‘Treinta Afios. El padre de Adrian pa- rece un aleman del viejo cufio, como. trasplantado de la época anterior a aquella contienda de las grandes po- tencias porel predominio europeo. Y el Demonio, en el capitulo de su con- versacién con Adrian, justificasu pre- UNIVERSITAS Humanistica 56 senciaen Italia por el espiritu cosmo- polita de un aleman de antes de la Guerra de los Treinta Aftos. Con esta guera, secuela de la Refor- ma, Alemania pierde toda ilusién de unidad. No la tenia es cierto, era evidente su debilidad politica y esta- bala margen, impotente, desplazada del centro de las decisiones euro- peas. Pero porlomenoslailusién del imperio se mantuvo en las épocas quevan delosStaufferalos Habsbur- g0. Si no existia la nacién alemana, era porque Alemania constituia el centro del Imperio, Pero después de Ja guerra, la debilidad alemana ante los Estados nacionales de Occidente se convirtié en humillacién, Esta si- tuacién persistié durante los siglos deascensodel capitalismo, hasta que Prusia-y Bismarck: logran finalmen- te la ansiada unidad nacional. Existe otro aspecto de la Reforma que refleja la novela. Es otro puente, ahora hacia el futuro, hacia el fasci mo, después de haber sido soporte de la idea prusiana del Estado, Lute- ro puso la religion al servicio del Estado, al servicio del colectivo. Y colectivo quiso ser el Estado prus no, absoluto al cual deben servirle primero los hombres. En Francia, Luis XIV pudo exclamar que el Esta- do era él mismo. En Prusia, en cam- bio, los Hohenzollern apenas eran los primeros servidores del Estado. Docilidad y colectivismo marcan la marchade Alemania hastasupostrer pacto con el Diablo. Mann acusa al puebloaleman deexcesivadocilidad, de manera expresa en su novela IL SABES TAN BIEN COMO YO QUE NUESTRAS RELACIONES EXIGEN, MAS IMPERIOSAMENTE CADA DIA, UNA EXPLICACION Satanis y Adridn Leverkuhn, Alema- niay el nihilismo, como los enamora- dos un dia, tras muchas miradas y suspiros, deben precisar sus rela nes. Han vivido cerca mucho tiempo. Desde loslejanos dias cuando Adrian contemplabalagotavorazy las crista- lizaciones que semejantes a plantas lograba su padre en curiosos experi- mentos, el Tentador lo rondaba. Ten- tar la naturaleza, escudrifarla, siem- prehasidoen cierta perspectiva, bor- dear el abismo de lo demoniaco. La risa de Adrian, su bésqueda de «cual: auier orden», la sifilis, pacto faustico que concluye con los diminutos fla geladores, a despecho del honesto aviso de Esmeralda, todo eso y mu- cho mas, lo acercanal sefior que dice y no hace, en el decir de Lutero. ‘Alemania también vive en lasmismas proximidades. Vatambién camino de concertar el pacto que ha de firmar con su sangre. Y es aqui donde cobra pleno significado el simil de la mari- posa. Alemania, como la hetaira es- meralda, debe lograr un puesto bajo el sol mediante la ruptura de la crisi- lida, Sélo por el desgarramiento pue- de acceder al aire libre. Sila ciencia no me da la verdad, que me Ia dé el Diablo. Es el pacto del Doctor Faus- to. Sila cultura burguesa esté agota- da y no me da la masica, rompamos las formas, neguemos el humanismo y accedamos al arte por la via de lo irracional, es el decir de Adrién, Sino se puede tener un lugar entre las grandes potencias por medios pacifi- cos, se puede apelar al desafuero, como hace Alemania. Si no se puede ser una clase social auténoma, si la incapacidad historica para liderar la sociedad alemana no se puede supe- rar, si no es posible estar en la van- guardia, sinuncala burguesiaalema- na podra ser como la francesa o la inglesa, pues entonces hagamos el pacto con el Diablo. Como en el No veccento de Bertolucci, cuando el heredero de la propiedad dice a su hermana, refiriéndose al fascista: no tendra los modales apropiados, pero sera nuestro perro guardian! Asi la burguesfa alemana concluye su con- trato con Hitler. No tendra los moda- les apropiados, pareceria decir von Papen al oido del viejo Mariscal Hin- denburg. Pero ser nuestro perro guardiin, pudo haber respondido Krupp. Sélo que los pactos con el De- moniotienen término fijo. Lamariposa rompe la crisdlida para vivir un dia Durante mucho tiempo, Alemania dice pero no hace. De frustracién en frustracién discurze su historia hasta el siglo XIX. Las guerras napoleéni- cas, le dan una esperanza. Es la Ale- mania de Goethe, de Beethoven. Pero laluz de la unidad se apaga. Como se apagara en 1848, cuando en la Asam- blea Nacional de Franefurt, una bur- guesia ilustraday rica que aspiraba al poder y a la unidad, fracasa. El cami- no de la unidad nacional por la via de una revolucién democratica, esta ce- rrado. Asila burguesiaalemana continiia su andar subordinada. Eslanobleza pru- siana, la que puede liderar el proceso de unidad. Nueva frustracion de la tarea historica de una burguesia. El 1° deenero de 1871, Bismarck puede saludar el afio nuevo de un Reich Aleman unido. Estado «aristocratico y militar» dice Thomas Mann. Es el Estado en que él nace, por familia burgués hasta la médula, en una ciu- dad burguesa, Lubeck. No debe olvi- darse que fue en Lubeck donde Cas- torp, burgomaestre dela ciudad en el siglo XV, proclama la necesidad dela libertad denegociar. Yes Castorp,en la Montafia Magica, el iltimo de la estirpe de los fundadores de la Han- sa. Los sentimientos de la burguesia alemana son ambiguos. Admiracion y envidia para Bismarck, orgullo y temor al mismo tiempo. El tentador le davueltas a Alemania. Para lograr la unidad debe recurrir a la guerra Sacar‘a Austria del juego primero, en la tarea de Prusia. Luego hacer una Alemania de hecho frente a Francia, para tornarla en una nacién de dere- cho. En adelante, el Reich esun intru: so. La disputa por las colonias fue un festin al cual llegé tarde. Debe desa fiara Inglaterra en los mares. Aspirar a.un lugar en el reparto del imperio ‘otomano. Al final, sobreviene la Pri: mera Guerra Mundial. Para Thomas Mann, el pueblo aleman es el nico que va con entusiasmoal holocausto Pero, hay mala conciencia. Se tiene conciencia del desafuero. Aun el pri- mer ministro la admite cuando se refiere a la invasién de Bélgica. El pacto faustico no se ha protocolizado expresamente, Esdespués dela Primera Guerra que Alemania, masresentidatodavia, va hacer el pacto total. Ahora dice y hace. La republica liberal de Weimar es flor exética para una burguesia que nunca pudo serlo del todo. La tabla de salvacién cree encontrarla en Hitler. Sera su perro guardian. Sélo el desafuero total, sin mala con- ciencia y sin reparaciones podrin salvarla de la relegacién. Y asi, Ale- mania y Adriin, «amigo mio, patria mia», marchan ala destruccién y ala locura. Victimas de su propio inven- to, aprendices de brujo, olvidan que Esmeralda les advirtid que su cuerpo era peligroso. Humanistica 57 TIL. PERO NO AQUI, BAJO ESTE CIELO PAGANO Y CATOLICO Como Durero, para «disipar mi frioa losrayos del sol» marchael Demonio a Italia. Asi como Durero va a con- frontar su arte aleman con el renaci- miento italiano y produce de la sinte- sissu terrible Apocalipsis, asi Adrian, con los mismos ojos vaa Palestrina, a Roma, en viajes que evocan Ia propia vida de Thomas Manny de su herma- no cuando van a Italia, también con los ojos de Durero, mientras deciden su arte y sus vidas. También Alema- nia va a mirarse en Italia. Y todos, al final producen una obra especifica- mente alemana, pues Durero no es Bellini, ni el Apocalipsis de Adrian es la musica de Palestrina. Thomas Mann sale de Italia para producir su novela alemana, Los Buddenbrook,y finalmente el Demonio (ibaaescribir Hitler) no esitaliano (Mussolini) sino aleman. El simbolo aparece muy claramente en el capitulo XV. Adrian le repro- cha a Satanas que aparezca en Italia. «Aqui precisamente, en esta tierra extrafia, fuera de vuestros dominios, donde es casi nula vuestra populari- dad? Absurda falta de estilo!» Pero Lucifer tiene argumentos. Asu turno Je reprocha a Adrian que eche en el olvido la vieja nostalgia romantica que la hermosa tierra italiana inspiré siempre a los alemanes. Aleman se declara, pero aleman ala manera an- tigua, cosmopolita de corazon.Como un aleman de antes de la Guerra de los Treinta Aftos, va a ver en Italia lo que fue el Imperio que pretende ha- INIVERSITAS Human(stica 58 ber heredado, Alemania se asoma a Italia para reconocerse. Hitler admiré a Mussolini, Fascinado copié laorganizacién fascista. Pero el fascismo no podia llegar a donde lle- 196 el nacional-socialismo, Es en Ale- mania donde el Diablo es popular. Pero bajo ese cielo catélico y pagano, cn esa tierra del humanismo, de la razén,y por qué no decirlo, del amor alavida, el fascismo no podia ser del todo. La criminalidad exrema se re- serva a Alemania. Podia ser suya la fascinacién de la muerte. Frente al demonio hitleriano, Musso- lini resulta ser apenas un pobre dia- blo. Un bufén. Las mismas muertes los definen, Mussolini capturado con su amante, huyendo casi solo, es ametrallado ala orilla de una carrete- ra. Antes habia sido depuestoy hasta detenido. Su cuerpo y el de Clara Petacci, colgados de los pies en una gasolinera de Milan fueron expues- tos a los escupitajos del pueblo, El otro, Hitler, va a la destruccién con toda la nacién alemana, En su cueva, bajo los terribles bombardeos, se quita la vida por su propia mano, lo mismo que Eva Braum. nadie escupi- 4 su cuerpo. Doscientos galones de sgasolina en el crater de una granada, serdn su postrer infierno. Es el dia- blo. Albert Speer hace que la Filar- monica de Berlin, en su tltimo con- cierto antes de la caida, interprete el Creptsculo de los Dioses de Wag- ner. Hasta el final de abril de 1945, bajo el fuego, se dieron los concier- tos:son el Diablo. Desaparecen entre llamas «acorralados por mil demo- nios». El gran mentiroso envenena a sus hijos y a su mujer antes de suici- darse. «Entre los grandes del régi- men, ebrios durante tanto tiempo de poder, de riquezay de injusticia, pasa, justiciera, una ola de suicidios», es- cribe Zeitblom. Y mas adelante: «Has- tael ultimomomento se invocan enel animo popular, y no sin cierto eco las crueldades y ensafiamientos de cier- tas viejas leyendas germanicas». Laopciénitalianano puede ser,ni por su desarrollo, ni por su posicién entre la spotencias, ni por las limitaciones del fascismo, igual que la opcién ale- mana, Sirve de modelo inicial, pero el discipulo integra las lecciones en un marco distinto. Thomas Mannlocom- prende asi y pone en la pluma de SerenusZeitblom as conversaciones que éste sostiene con Monsefior Hin- terpfortner, quien sin apasionamien- tos niilusiones, entiende que Alema- niase lo hajugado todo a carao cruz, Y mientras escribe los primeros capi- tulos de la vida de Adrian, Serenus reflexiona sobre los acontecimientos italianos de 1943. El texto es mas claro que cualquier comentario: «...y con mezcla de espanto y de envidia, con el convencimiento de que éra- mos incapaces, para bien o para mal, de hacer otro tanto, recibimos la no- ticia de que un pais cuyo estado de espiritu le permite atin sacar de una serie de escandalosas derrotas las necesarias consecuencias, se habia desprendido de su gran hombre, al objeto de ofreceral mundo, unos dias después, lo que también se pide de nosotros, pero que nuestra misma miseria nos haré mucho més di poder dar: la rendicién sin condicio- nes. Somos, en verdad, un pueblo completamente distinto. Nuestro es piritu, imperiosamente tragico, esta en contradiccién con lo razonable y conlocorriente. Nuestra obsesién es el destino, sea éste cual fuere, aun- que sea el inscrito en el cielo enroje- cido del ocaso de los dioses». El Apo- calipsis de Durero. El de Adrian Le- verkuhn, El de Alema W. ¢LLAMARAS ENGANO EL AZUL DEL CIELO? En una de las discusiones de la Aso- ciacién estudiantil de Halle, la facultad creadora del hom- bre fue teolgicamente proclamaday reconocida como un eco de la omni- potencia divina, como manifestacién de la presencia inmanente de Dios, como un don que el hombre recibe del cielo. Viejo y.auevo problema el que pone Mann en boca de aquellos estudiantes. Procamacién que esta en la via de Platén, Filén de Alejan- driay San Agustin. Pero estavia noes ‘inica: son muchas vias. En Alemania una de esas avenidas del pensamien- to lleva a Shopenhauer y a Nietzche. ‘Mas all, lleva a los planteamientos de Deutschilin, el estudiante en cuya boca pone Mann laafirmacién de que s6lo dos ideologies son propuestas a su eleccién: la Social y la Nacional Nacionalismo y Socialismo. Siniestra premonicién en los comienzos de si- glo. Es Deutschlin quien en ta misma dis- cusién del pajar donde afirmé lo ante- rior, plantea como cosa de mal gusto ‘que la juventud trate de hacer anali- zarse asi misma, porque una forma de vida que trata de hacer tal, investi- garse y definirse, desaparece como forma. «La verdaiera existen co- rresponde exclusivamente al ser di recto ¢ inconsciente». Es este uno de los motivos centrales de la obra. El contrapunto constante entre el privilegio de la razon y el legio de lo irracional. Entre la razon y el mito. Entre el espiritu sazo- nado de los seftores florentinos, y el misticismo medieval aleman. Entre ‘Magquiavelo y Lutero el hombre dela fe, Deutschlin exalta la pujante falta de madurez del pueblo aleman, pue- blo joven en medio de una Europa apoltronada, pueblo capazdetener fe enlavida, Aqui Mann no puede dejar de referirse a Kierkegaard. Se guar- da, en cambio, de mencionar a Nietz che. Pero es necesario acaso mencio- narlo? Basta con seguir mencionando a Lu- tero. El contrapunto entre la Reforma, yel orden de los estatutos de la Igle- sia hace que Serenus Zeitblom ini ne sus simpatias por los tolerantes como Crotus Rubianus, canénigo de Halle por allé en 1530, Pero no hay lugar paralos Crotus porque «talesel destino dela tolerancia, del amor ala cultura y ala paz, entre losruegos del fanatismo». Para el reformador, los estudios humanisticos y la razén cli sica son fuente de perturbacién, La balanza luterana se inclinaba por lo subjetivo, por el individuo, que solo, sin la mediacién sacramental y litar- gica, debia enfrentar trigicamente el problema de su relacién con Dios. ‘Thomas Mann toca sagazmente el problema de la razén y de la fe. En- tiende la contradiccién de la teologia cuando las necesidades historicas hacen que los hombres conciban un mundo previsible, un mundo razona- ble, un mundo técnicamente gober- nable, San Anselmo de Canterbury es el primero entre los cristianos en sujetar a Dios a las necesidades logi- cas. Con Santo Tomas de Aquino toma forma plena el aristotelismo cristia- no. Dios sale a la vida cotidiana, para ser mas lejano y se hace una diferen- ciacién mayor entre el plano de lo natural y el plano de lo divino. Ahora es el primero motor aristotélico. La naturaleza y la ley natural aparece de nuevo en el siglo XII para dar co- mienzo al mundo que todavia vivi- mos. El siglo XII, el mismo de los fundadores de la liga hanseética. Larazén no produce problema algu- no alos griegos. Es de origen divino, si, pero como no existe entre ellos palabra de Dios, como no hay verdad revelada, no existe tampoco contra- diccién entre razén y fe. El logos es cualidad esencial del hombre, cual dad diferenciadora frente ala natura- leza. Esta es también divina, pero el logos no se opone al destino. En cambio,como lo advierte Mann la misma ortodoxia cristiana «cometié. UNIVERSITAS Humanietica 60 el error» de tratar de demostrar, me- diante laraz6n, los principios de la fe. Para San Agustin, sise cree, se puede conocer. El conocimiento es posible mediante la iluminacién interior que sélo Dios puede dispensar. Pero el neoplatonismo cristiano se ve puesto al revés cuando Anselmo de Canter- bury plantea que por larazén se pue- de llegar a Dios. Dios y la naturaleza son objetivados. Se tornan previsi- bles. El milagro se aleja porque las Teyes que Dios hace para la naturale- za, en. un acto de infinita sabiduria, no son susceptibles de cambio. Seria reconocer, si se cambiaran, imper- feccién en la ley. El burgués puede tener ya su mundo previsible: para que lo calcule! Qué tiene que ver todo esto con la Alemania de Adrian Leverkuhn? Que Jodigael propioThomas Mann: «Cabe observar, en este punto, la infiltra- cion del pensamiento teolégico en esas corrientes irracionales de la filo- sofia, cuyo armazén tedrico tiene como temas principales lo antitedri- Co, lo vital, la voluntad, el impulso y, para decirlo de una vez, lo demoni co... Peroelintelecto del hombre civ- lizado, sea ese intelecto burgués 0 simplemente civilizado, no puede sustraerse a una sensacidn de males- tar. Puestaen contacto con eleespiritu dela filosofia vital, con el irracionalis- mo, la teologia corre peligro de con- vertirse en demonologia». Mann plan- tea sin evitar ir al fondo de las cosas, como si Io hace Adrién por los tiem- pos de Halle, la evidente ahistorici- dad de las corrientes irracionales de Ia filosofia. En esto radica su valor, su progresismo, su toma de partido por el hombre y por la vida. V. LA PARODIA. PODRIA SER DIVERTI- DASI NO FUERA TAN ALARMANTE EN SU ARISTOCRATICO. NIHILISMO Enel mundo deloaleman se desarro- Ila la evolucién musical de Adrian Leverkuhn, desde los cannones it fantiles hasta el lamento del Doctor Fausto. Este Fausto de Mann, recoge todos los temas de su obra. Y no podia faltar desde luego, el problema del artista, el mismo de Tonio Kro- ger, de José y de Adrian. Leverkuhn en el curso de su vida transita por toda la historia de la musica occidental, desde la polifonia renacentista hasta la escala dodeca- fonica de Schénberg. Hanne, la cria- da de Buchelhof, lo inicia en los se- cretos de la armonia con esos céno- nes de sencillo contrapunto que fue- ron, siglos atras, la superacion revo- lucionaria del unisono medieval. Mas adelante, estudiante en Kaisersas- chern, vive en la casa del tio Niko- laus, propietario de una tienda de instrumentos musicales. Alli, Adrian ‘se encuentra en el momento histori- co de Wagner, cuando comienza a superarse la armonia tradicional. Adrian es sorprendido por Serenus cuando en un viejo armonio juega con las armonias y modula de mane- ra original, de una tonalidad aotra: «y se dejé oir un acorde, en negras sola- mente, fa sostenido, la sostenido, a las cuales afiadié un mi, y el acorde que hubiese debido ser de fa sosteni- do mayor quedaba, por asf decirlo, al descubierto como un acorde de si mayor por su quinta dominante. Un tal acorde -pretendia él- carece de tonalidad definida. Todo en él es rela- cion y esta relacién forma el circulo». En el preludio de Tristan e Isolda se encuentra un buen ejemplo de sub- version similar a las normas clasicas dela composicién. Latonalidad de tal preludio, después de los primeros compases, se torna imprecisa, por- que Wagner elude el sabor conclusi- vo de volver al acorde de la tonica y modula a tonalidades distintas. Hoy laruptura de la tonalidad en ese pre- ludio podria parecer como pertene- ciente ala arqueologia de la musica, sise piensa en las disonancias actua- les. Pero en su momento atentaba contra nada menos que un orden pre- tendidamente natural. Rameau lo con- cibe asi. Lo natural para el oido huma- no, lo que no puede ser de otra mane- ra,lo que los pichones de tedlogos de Halle hubieran designado como la presencia inmanente de Dios. NosequedaAdriin en Wagner. Como compositor pasa por Mahler, Stra- vinskyySchénberg. Pero cuando ter- mina su carrera, cuando seagotan los afios comprados con sualma, se sien- taal piano, alisa la partitura, arranca disonantesacordes al teclado y cuan- do abre la boca como para cantar, solamente puede emitir un grito, un lamento, un alarido. El alarido primi- tivo, el alarido de antes de la miisica Thomas Mann revela la posibilidad del arte por el camino de Adrin Le- verkuhn. Ya desde los capitulos mu- sicales, marca laendencia. Hay en la musica una infinita nostalgia de sus origenes. Rota la forma, el artista se enfrenta a la posbilidad de una obra que no sea tal. Contradiccién que leva Adrién a afirmar que un orden estipido es preferible a ninguno. En politica la burguesia alemana prefie- rela dictadura dela escoria. El orden estipido. El orden. i ii ae i Nu Ai Ma La busqueda de la posibilidad de la expresién artistica sin obra, eso que llevaalanostalgiade los origenes. En una primera etapa al orden formal Mas alla, a la expresién pura antes del arte formal. Adrian siente una gran simpatia por la miisica de Beis- sel, otro reformador -y para Serenus el reformador es reaccionario- que construye un orden ingenuo, pero orden, para su miisica. Musica, para el ascetismo: «la sensualidad de la miisica va siempre precedida de la penitencia intelectual» dice Adrién. Y quéadmira en Brahms sino es preci samente su entroncamiento con lo arcaico, de donde viene el elemento ascético que da riqueza y una «oscu- ra plenitud» a su obra. Para Adrian, la mtisica trasciende ala energia pura. Pero en este trascen- der el arte se destruye. Cuando se vuelve al alarido primitivo, ya no que- da sino la locura. El circulo se cierra, no da salida alguna: «Pero cuenta demasiado clara me daba de que los, tiempos no eran propicios para po- der, derechamente, en formay modo debidos, hacer obra alguna y que el arte era imposible sin ayuda diabéli- cay fuego infernal debajo dela calde- ra..» dice Adrian en su discurso final. Ya locura lo vuelve alanifiez, como Ta misica lo devolvi6, cerrado el cir- culo, al alarido primitivo. Asi Alema- nia cerré el suyo también. Y la tra gedialacontemplaunaleman, quien sabe que hay otra Alemania:lasuya, adel escritor que ha sabido eludir el abismo. Mas alla del irracionalis- mo que tomé a su patria como for- tin sagrado, puede estar el «mila- gro que devuelva la luz de la espe- ranza». UNIVE!

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