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Alain Guerreau EL FEUDALISMO UN HORIZONTE TEORICO ALAIN GUERREAU EL FEUDALISMO Un hotizonte tedrico Prélogo de JACQUES LE GOFF EDITORIAL CRITICA Grupo suitria Grialbo BARCELONA ‘Tea iin LE FRODALISME. UN HORIZON THEORIQUE ‘Tradociéa cvtllns de JOAN LORENTE Coben: Eni Sates (© 1500: Edldons Le Syeomore, Pris (© 1966 de In tracsgn caelana para Eaptia 9 Amésc: Eats Gifs, $.A, calle Ped de la Gieu, 98, Bcslons34 ISBN: 617052228 Depésito Ig B. 41-1988 impress en Eopata $984. HUROPE, 8.A., Recaro, 2, BareloonS PROLOGO ‘Me gustaria que los historiadores y partcularmente los medieve- lista: Ieyeran este ensayo de Alain Gnerrema, y que lo hicieran 2 fondo. Aunque para ello deberén —como he hecho yo— superar la irsitacién y a veces la indignacién que se siente ante Ia lecture de algunas péginas de Tos cuatro o incluso einco primeros capitulos de Ia obra ‘Alain Guetreau posce temperamento y talento de panfletario, ‘Tiene lar cualidedes y los defectos necessrios para ello, Entre las primers, la franquess, la provocacin postiva y, tratiadose de nuce- tra época y nuestro medio —l de intclectuales © histoiadores—, el ir directamente al grano pera proclamar algunas verdades que apetece decir 7 que, espero, apeteceré escuchar. Cuando Ia toma con el fatisefsmo y el «mito eotidiano» no pue- do por menos que flicitale por remover aguas tan enfangedas. El ‘mundo universitario esté complicado en tal cielo de relaciones, de interes y de compromisos reciprocos que solamente se critica a es paldas de uno, en charlas de pasillo o en conversaciones telefnicas. ‘Las resefias son casi siempre aprobatorss, las defenses de tesis idle Ticas. Las malas pasadas se perpetran fuera de campo. El debate de {ideas languidece, En cuanto al medio intelectual, 0 que se hace pasat ‘por tal, sobre todo el parsino, se complace en darse cobe mutes mente, salvo en easos en que el nimero de apariciones en televisién fo al volumen de ventas de un autor rebasan el limite que el resto menos favorecido de Ja tuba puede soportar. Se produce entonces ‘Lataque a utes 7 dientes, cualquier golpe os vélidoy el hombre, que 10 la obra, te convierte en blanco. ‘Alain Goerreau esté realmente interesado en las ideas pera —y ‘es entonces cuando las cosas se estropean— no sabe siempre dominar 28 ‘BL PEUDALISMO Se creo gem Sours meee le oe ree eee mie sete ioe ee tmp Sap des ei oe a hi i cps gi 1g ne a ee ee eee eee Sane ee ee ee eee ae so Se a end neni re grees ee ee soe ee oo Sr bln en eprom le form mre eu ae leer a en aie ome oe Ss a ee ee see oh ae en oe srt lg oo een cw oe ee Se a end dena ei vee ei ee sen es en ui Tent, ace hy ie rl ol fee dal pe ee 3 tee ee ida tuvieron autonomia alguna. Ademfs, conviene no engafiarse So ee ee ce cl a cra hee froin 7 eres ere Be i fren i Ua ee ee ee eae si ate ine, oe 8 crs i ca fs a ae i ee ee ee ee se nto arnin oe ee eee ms cai et bl at aes ere eee eee ee eee a mee ne oe te ee ee eth oot pte! Tam chp ee rs on be ep oa Caen ee ee PARA UNA TEORIA DEL. PEUDALISMO 229 si no permanente, en cualquier caso poco modifcable en el seno del sistema. Hay que buscar una I6gica social global y dejar de imagi- nar, por ejemplo, que la varlacién de una tase de exaccién permi- ‘irfa explicar cualquier evolucién del sistema feud. Ta posanactOn pe LA Tonesta Enel momento en que el reinado dela burguesia hizo descubrir la cexistencia de Ia economia y que las relaciones sociales, recuriendo f Aristtles, fueron etiquetadas como politea (tipo de relaciones que serfa mejor no pretender balla antes de Snales del siglo xv, si se quiere cvtar el contrasentido que produce el actual sentido de ces nocién), se olvid6 ripidamente lo que la Tplesia signifiaba. La Dbarguesta canfundié ereencias y zeligi6a, rlgidn © Iglesia, coavir- tiéndolo todo en un asunto privado. La historia de la Tsiesia fue més estrictamente que nunca un asunto de clévigos y lat luchas ideo igicas de retaguardia de Tos partidasios del antigo régimen se aia dicron a la confusién, cabriendo ese género de estudios del més ab- soluto descrédito. Actualmente Ja situacién sigue siendo poco bei Tante: la historia ereligiosa» es una expecalidad poco prestigiosa 7 os mejores medievalistes no sienten el més minimo remordimiento ‘cuando edifican tess enteras sobre docamentos ecleséstcos sia hablar de la Iglesia. Todos saben, sin embargo, que si Clodoveo legs a dominar las Galias fue porque conté con el apoyo de la Telsia, y que todavia en 1789 el clero seguia sienda a Joe ojos de todos el primer estado. ¢Qué rastro de escrito anterior « 1150 canservarfamos sin la Tplesia? ‘El eatoliismo reinaba ... desempefiaba el principal papel», os cribia Mare; ala Tplesia, encién y sintesis més general de le domi nacidn feudal», declarabs Engels. gDestellos de geaios? (No, simple- ‘mente sentido comén! La Tglesia fue la dnica instinucign cash coex- tensive del feudalismo de la Europa occidental; ninguna dominacién fe tan general ni continuada. El sentido contemparénea de «poder» como ¢jecicio de una soberanfa, Ia cual es en parte lo que esti en juego en esa actividad llamada politics, y eerciéndse en el marco del ‘stado, impide comprender lo que eta la Telesia, por lo que es ne- cxserio deshacerse radicalmente de 4, del mismo modo que hay que cevitar totalmente el uso de la eposicién piblico/peivado, 230 sm wovpALisMo ‘Avalzando el dominium hemos constatdo una alia superpo- sien entre ol campo semdntico del dominium el vocabularo Ket. fGen: aleulto catslico es fundamentalmente una cvstién de poder; fay que demottar cfm por ga. 7 Iglesia es la ved ta comunidad de Tos cxstianos y la del ler: laieveradistncén entre lrgos y lnloe no impide que le ‘lsigacdn del todo (eentdo etimlégic) pucda epicuse & und arte Gnicamente, la parte consagrada que esté obligada a represen < GEE iouln’ Enperas con Gn rp Invetariode To dveroe conurles ercidos por el cleo, Se pes} coniderbles dade el bsp inpsio ralgeren a Je mucho tempo basa que fron ter pasar de que ae dione de docamentacin sobre ello, J this sbuadante co totes, apenas ban dado agar etaon impor fants y,paraiicamens, ow movence eobte wager sproimach- fox wonan a repesentar entre ann quits parte yun trio de lx ‘rs, ain ctr los dvcnos ingresoe sudan, cate ellos el dlezmo que, dese los Caralingoe, no exe menor inportaats. Esa fanutoder sigue formabe prte dela misma estctre del ero: cbiencién rativamente fly angi problema de brenda odo ten adgutdo por le Iglesia era deforma deft, y los cigs foeron siempre os que mls prepridoeextaban pars comervar It cucta memota de ss derecho, af como para adanisrar sos pes: Sones con elo y dlgenca, Durante la alta Bdad Media Ia Tlesn fo la aice oruzaton capa dena cert acumslicén, Io que teidentemente fe proporcond una fies reltive. considerable en Chalglr dbo de a sciiad social en qoe can acumulca fuse Telesis conoaba tiempo, tanio el anual (end) como cl diam Geapo de tabso (aparién de ls campanse en Ta pace ‘acroving) 7 tempo de festa, tempo dep, tempo de sboen (Centre gee lis palabras dels lengas rmdains que design {Estey vienen del txmino latino fer designe Ia Seta tall: ona, dal mnmo tpedo que el trmino aleinin que design el memo Ecnccpto, Messe, vene de mis). Ese proceso de contol es my Strumate menclonalo, por mie gue se inerte en el ceo de It ladon soils. Lay cbecrvacones de Tooqus Le Goff han de} fmosedo Ie inperianda capital cl contol cel tempo ciudad, oe cs también cl tempo rtoanal: In custion dels campana, ll PARA UNA TEORIA DBL, PEUDALISNO 2a | cuestién de los santos petones. La Iglesia, més abstratamente, com | wolaba también el tempo histérco, 2 la vez mediante el eémputo| | desde cl nacimiento de Cristo) y mediante ln perspective gencal | de la historia del mundo, de Ia Creacién al Juiio final. | “Br control que Ia Iglesia ejercia sobre Tos marcos expacales era ‘menos absoluto, pero sin embargo cere una notable inluenis en el sector: en el plano general, marcando implicitamente los limites dela cristiandad; en el plano regional, por los limites de ls deri, los mis estables de toda la Europa feudal; en el plano lod, por la corganizacién del espacio de las perzoguias: reductos consagrados de Jos cementeios,recintos de las iglesins, recorridos ceremoniales de Jos calvarios. Ei conjunto formaba une sida red muy jerarquizads ala cual se superponta otra red muy ramifcada y muy compeja de caltos de medio y largo radio de aecién que, permancntemente, len zaba sobre los caminos innumerables muchedumbres siempre renovs- ds de peregzinos de toda laya. En sums, una red fja y una red ite nerante, ‘Ya he hablado del contol de Ja Tglesia sobre los laos de paren-| tesco y de las formas de matrimonio que la Tplesia impuso, al menos como norma. He mostrado igualmente la importancia del parenteseo espititual y de los otros distntos tipos de seadoparentesco més o| ‘menos garantizados por la Iplesia, y, en cualquier caso, con frecuen cia selados por un juramento sobre los evangelios. La originalidad del matrimonio cristiano y del parentesco esprit ha sido ya suficiente- sente subrayada como para que volvemos sobre ello, Tempoco debe sez descuidado el papel de la Iglesia en le eleecién de los nombres propios, La Iplesia controlsba lo excncal del sistema de ensefanza. Desde las escuela episcopales y monésticas de la ata Edad Media a los colegios de los jeruitas y los orstorianos, psando por las universé dacs, todo lo que cuenta pertencc6 a Ia Tplesa. Ese contol del saber (pignsese también en el Indice) acompafaba un contol extrecho ¥ iultforme de las erencias y de la moral: cl catecismo seiterado reectualzado en ls sermones dominicales; la prética de la confesign {individual permitié penetrar en las conciencas para intentarorientar més directamente las conducts. Entre los émbitos de inteevencia ‘moral dela Telesis, hay que mencionar al menos Ia actitud frente al préstamo con sur cuyas consecuencas, por més que disutidas, no dejaron de tener un gran alcance. Este monopolio del saber y de la 232 2 ruazisuo smoral pao spoyare efcazments en cl monopolio de lo exeritn hata el siglo sat y en una posiién dominate en los distntos bios de Ia epresentacién (ca las cidade hasta el Renacimient, en el campo menudo hasta el siglo zz). Vea el destino medieval de la pint. 1, de In esultura, de Ie msce y del canto, del texto: incluso en arquitectra, Ie Telesia no suvo quien compitera con ella basta el siglo a. a Tlesia controlaba igualmente el sistema de asistencia y de hospitals. El lento desarrollo de este sistema, desde los hospicoe smondsticos de la alta Edad Media hasta los grandes hospitals del ansguo 2égimen, fue esecialmente obra de les Srdenes mondstcas; ‘ada vez ms, por ota pte, de Gedens femeninas, Fst acividad, jastiicada por el deber de carded y sostenida por la rgueza ede Sidsica, sigue siendo una de las mds nobles crcaciones de la Edad Media. ‘Quedasfa por determina la natualea y el eleance del contol de Jn Tplesa sobre los poderes prindpescos y reales yexaminar en particular Ia cuesen de Te consagraién de is eyes. Creo que puede fvanzse Ia hipéusis de qu, en este cas, la Tlesiaintervena si rmulténesmente como clero detentador de lo sagrado y como popu Christianus,y que la consegracién eles intrvenfasolameste para sutentfcar de agin modo la relaién privlegiada eotre el pacblo y su rey en el momento en que esa rolacién se renovaba; de ese ‘modo ls consagracién real pattiipaba por una parte del control de perentesco (Events de Is legitinided) y por otre del conto del tem po (ccinador como denominacioncs socilzadas de Ia cronaogia ge ‘erl). Hl cao de Guillermo el Congustador en 1066 ha ido rien temente puesto de tlieve por K.U. Jischke (Wilbelm der Eroberer. Sein dopplier Herrichaltoantritt im Jabre 1066, 1977). Por mois {ue algunos eruditos hayan ereléo un deber poner en dda Ia soider de las afimacions de Janke, étas me paecea mercer un breve resumen: tas la micrt de Harold Godwinson, Guillermo hizo ex- volver sue restos en una tela pérpura, los enters bajo un vémulo al bre del mar, ¢ hizo colocar sobre ese témulo una picdra con la Siguiente inseripcién grabeda: «Agu repose, por orden del Duque, el rey Harold; que Al guarde Ia costa el mate. Desde entonces, Gui Texmo fue rey. Su consagracida tavo lgar dos meses mas tarde, alia de Navidad, en Westminster; all, un obispo normando pid en francés alos normandos si aceptaban a Guillermo por rey, luego el PARA UNA THOMA DEL FEUDALISHO 233 arzobispo hizo Jo mismo en antiguo inglés a los anglosajones pre- sentes; tras la aprobacién de ambos grupos, se desarallé la ceremo- nia de Ia coronacién. La legtimidad parece asf fundarse eabre toda tuna serie de elementos: la fuerza militar, certs aspectos del ritual vikingo-normando, la aprobacién del populus, a consegracién ecle- sial. Hl poder real no ea asf, en realidad, mis que el resultado de ‘una manipalacidn compleja de elementos varios, entre los cuales la ‘consagtacién, con la cual el ritual eclesdstico buscabe sobre todo perfeccionat una legitimidad ya adguirida: Ia fuera se confundia con 4a consagracién misma; la peetica de Tos juicios de Dios era Ia mani- festacién evidente de ello: el més fuerte era aquel a quien Dios apo- yaba. En Ja misma tortura habia sin doda la apicecién de este prin- ipio: quien no resist no ere apoyado por Dios, y, por tanto, era culpable. Es evidente que le concepci6n contemporiaea de la jarti- cia, vertebrada por la idea de que el pasado es siempre cognoscible ¥y que, una ver restituido, besta con aplicarprincipios unfvocos este- bilecidos por a misma colectvidad, ere completamente extrafa al sis: tema feudal. Los sinicns prinipios fjas eran aquellos que descendlan Ge a ey dvi: Jo sara, fez, Jn jst, eran te noeones Poder sobre dmbitos ilimitados, sobre el tiempo, sobre el expa- cio, sobre el parentesco, sobre Ie ensefanza, sobre el saber, ls creen- cias y-la mora, sobre las representaciones, sobre las obras de asis- tencia, sobre los fundamentos del poder y de la justicia; serfa mis fil inventariar lo que Ia Tglesia no conttolabe: en tear, nada. Por cotta parte, desde el siglo v basta el siglo xm ese poder general no esa de reforzarse en todos sentdos, de extenderse y de refinase: todo el mundo sabe que del siglo xr la mitad del siglo xr los ‘papas fueron expaces de vencer y de humillar a los més grandes sobe- anos lncos y es indiscatible que el gran desarollo de los siglos = HL sata cdo et Elo fk ei, De forma més general, la Tglei st motriz principal toma oul les dae lal nets ae ga se Se puede intentar profundizar el aniisis caracterizendo el poder de Iplesia en tézminos de funciones. Guy Bois acepta ver en el papel de la Iglesia una funcién reproductiva, cass poco discuible: ppor el control del parentesco, por el control dela ensedanza, par el control de la expansién externa del sistema, Ia Tglesia ba autonomi- zado en cierto sentido Jo esencial de Ia repreduecién generalizada del 234 {EL PEUDALISMO sistema, lo que, salvo error de mi parte, constituyé uns novedad ab- soluta en In historia de Ia humanidad. Sin embargo, bay que ir més allé de esta constataciSn, En efecto, se ba visto que el sistema de produecién feudal, sintetizado por Ia relacién de dominium, reposaba sobre ds pilares: el vinculo de los hombres a la tierra y la cobesiGn, de la organizacién de la acistocracia. La vineulacién al suelo era tna vvincalacién con los vivos y con los muertos. Le vincalacién con los 3 fue doblemente sacralizada y fijads: por el matrimonio tinico e indisoluble, por Ia proliferacidn del parentesco espiritual, Pero la ‘vinculaciéa con los muertos goz6 asimismo de suficente atencién, Desde el siglo v Je Iglesia se preocupé fuertemente de relacionar ce- ‘meaterio e iglesia: a partir del siglo vir todos los muertos fueron enterrados en las iglesias o en su inmediato alrededor (fenémeno de- mostrado por Ia obra de J. D. Urbain, Le socitsé de conservation Etude sémiologique des cimetiéres d’Occident, 1978, a peser de deter- rminads incertidambre sobre las épocas «antiguas; vésse el capiculo «Nacimiento de un reino», pp. 71-87). La nueva separacién entre iglesias y cementerios no se proidujo hasta finales del siglo xv11 0 co- ‘mienaos del xvin. La obligacidn de Ja misa dominical era también Ja obligacidn de una visita dominical a los muertos. Ese culto fune- tario, estrechamente socializado, fijado en el espacio, imbricado en los aspectos generales y obligatorios del culto cristiano, aparecié como una de las més sblidas garantias de la estabilidad de las poblaciones, Por lo que respecta a Ta organizacién de la aristocracia, fue una fun- cin casi monopolizada por la Iplesis hasta el siglo xs; a partir de ‘entonces debi comparticis con los estados. Hasta el siglo xr, la in- ccomporacién de une tierra marginal al sistema feadal se hacia por la conversién de Ia aristocracia al cristinismo (sajones, polacos, bil os, checos, btingaros, escandinavos). A partir de esa conversién, las ‘poblaciones etan integrades —por su aristocracis— cn las redes del saber (lengua latins) y de parentesco que les ssimilaban al resto de Js cristisndad. Hasta el siglo xm de hecho, la perdurabilidad y Ta ‘homogeneidad de la Iglesia constituyeron el fundamento nico de In cohesién atistocrética, el nico contrapeso eficaz de Ia 1égica tribal y guerrera que articulabe Ia aristocracia feudal: de ahf la importan- ia absolutamente fondamental de una separacién extrema entre el ordo clericorum y el ordo laicorum, puesto que la supervivencia del sistema como tal iba en ello Organizada durante el bajo imperio, conjuntamente con el movi- PARA UNA TEORA DI, FEUDALISNO 2s aiento que Hews a la eran del sistema dominic, la Tplesia se conatity6 en plea capital sn la cual el sistema era sbekeeamente inconceible: Ia Iglesia sstiray6 sin demasiado efucr a la orga. saci extatalromand, yx asy debited. Contolaba en reali ny ene ston ca ea ltd oii Y en defnitiva resulta necesaio dec que la Iglesia no organi tnt Zamente le reprodaccGn, sino las mismas rlaciones de. product. os muliformes controles del dempo, del espacio, apercen como creme de om fin ec, Dek nto ea sia perc en eacfcio dels estados una parte de su papel oan Patio dela cl eo, su dominacn Shisvese dace fs os sitados estado, y justamente esto es Io que ocurié partir de Fe- lipe V el Hermoso en el siglo xan. No obstante, el sistema, aie smal ya ou plentad,suponfa in fencamiento constante de los d= tablecdos. De exe moda se ve empezar en el plriseelar contra tod To ue todavia esopaba al conral eelesistien, es deci, lo que Ia historiograia densa ac tualmente culms popular. (Véase sobre ef tema un ejemplo tralmenterelatlo'y anaizado por Jean Claude Schmit en sa obra Le sine Ueovier. Guinefort,quériseur enfants depuis le XIIP die, 1979, ara cmatar este anss solamente fala echar un répido visto 4.la manera en qu los aspects ctiguetad noemalmente com pet tenedents a la seligign tari, telogs,anltectrareigios) hea consibido ala area de cohesin y de satalizacion del sistema feo “odavia no se ha echo un buen ands sociolic y estructural de Ja mis, Ua simple estudio de estaisienlingisice sobre los textos que su Tturgia inclaye serfa reveladar. Me contentaré com tee lina algunas observacions de tipo impresionists. La primera parte lela mia se cntra en elequlbioente les lectures (epitola, cram. gelio: los propos dela pace) y el credo (texto fo y fundameataly el sermén seria el puente entre ambos aspetos, es dec, Ie plabra consagrade que ia Tlesiadiige al mundo, Este parte artcale pues tT mets i domingo, d depo Ye ber, Hf equens tempor ct aporimadamente a “Tiempo del clo Hnsrico anual lectures comesponientes; 2. dempo eclesiligico: la placa dl cues 3. iempo de las generacones: ln atencin de los fle; 4, siempo eelesilgico (eteridad): tezo conjunto. del. credo 236 BL PEUDALISMO see aur Ta verdad del Libro; 2 pep a se Sea ceca sams ee Fm ee ae ee ce sree ran roo Dist nt ede in Se eee ea zat, ce cee eee i at pe ely, Scena cere eh a er as ‘por para indulgencia (comunién), El modelo de Ia relacién dominus/ pe a nen ee eed ‘sacerdote es el intermediario necesatio, r que es el sacerdos, 2 robe gd pence mete pes no Fae 4 Sedat er cae eee Ce ee aa pe 6 a ine a Seer es © ee en coon ln ee en eens mea Ghent cee a plete le fk came oe Se iho ee: lee fieles/clero, servidores/amo. Li cape rl wane cet a el Le cout dee ei te noopend soccer ee fol eb comet te A re el ian re cee ‘tomé realmente un sentido antifeudsl. Suprimir Ja transubstancia- i a on A ee i eee ee oe Sie one ‘PARA UNA TEORIA DEL. FRUDALISNO 27 sobrenatural, santos, reliquias, milagros; Dios se convertia ea algo abstracto, y' la naturale completamente cognoscible, del mismo ‘modo que a sociedad: los protestantes aportaron el idealismo critic. 'Y¥ en el fondo, desde el siglo xvr Ie idea misma de discatir el prin- cipio de transubstanciacién supoafa, al menos para ciertos individuos, In ides de que la naturaleza se bastaba por sf sola, es decir, el agnos: ticsmo, cuando no el atefsmo: los artistas de Nuremberg evocados por Jean Wirth (wéese referencia anterior) eparecen casi exatamente donde se les esperaba, a teolopia (eflosfia de la Edad Media») es un esunto de bas- ‘ante menos aleance, en cujos arcmnos se encuentran sin embargo buenas oportunidades de divesidn. Esti clato (1) que todos aquellos que tratan de teologa en la sctuaidad tienen como preoeupacién pri mordil evitar que el vulgo tenga acceso a esa ciencia, utilizando tun leogoaje ininteligible, mucho més embrollado todavia que el de ‘os autores estudisdos. Sia pesar de todo, armados de valor, consegui- ‘mos traspasar la nube que eavuelve las idess, el expectéculo ee de lo ‘nis animado. Vésse, por ejemplo, en pleno siglo xx, a un buen fran- dseano queriendo vengar a su cofrade Ockham de Duns Escoto: Camille Bérubé (La connaissance de Vindividuel au Moyen Age, 1964, libro por otra parte excelente). Aunque munca se baya dicho, cl problema que en dl se debate es muy sencillo: lo individual es ef nominalismo, lo general, el realismo. La cronologia del asunto y las tomas de posicién de los principales autores son muy clara: el no- ‘inalismo va de Abelardo « Lutero, el reslismo es santo Tomés y Duns Escoto. Las posturas teol6yicas del Dactor subtilis y del Vene- abil inceptor pueden parscee conmplees, no bey mle que conocer sus vidas: Duns Escoto, expulsado de Francia en 1303 porque se habia declaredo partidasio del papado y por tanto en contra de Felipe el Hermoso; Guillermo de Ockham refupiéndose en 1328 en la corte del ‘emperador Luis de Beviera y lenzando inflamadas diatibas contra cl papado. Pierse Bourdieu escribié que la flosafia es politica de medio a medio; aqui se dinf como minimo que Ia orientaciéa del ‘pensamiento abstracto es corlario de Ia eleccin de legtimidad. Basta ver que el individuelismo nacido de las précticas urbana, ligedo al nacimiento de los estados, confuye en la Reforma, mientras que el realismo fia sobre la consideracién de les csenciae generles y el sostenimiento del papado. La euestién de las relciones de la erquitectura con Ia extructara 238, BL wpUDALISNO social he obtenido con Erwin Panofsky destellos propios de los gran- ‘des momentos del pensamiento, El ensayo de André Scobeltzine (Lert {kodal et sn enjew social, 1973), menos conocido, es un estudio muy ppenetrante de la oposici6a rominico/gStco, donde se ve de qué modo os gramfticas morfolégicas y arguitecturales representan abstract ‘mente dos formas de la sociedad feudal. Serfa necesario analizar en Ta misma pesspectiva la evolucién musical. Me limitaré a una simple aprozimacisn Constrida entre 1086 y 1110 aproximadamente, y luego prolon- sada por un gran ndrtex entre 1122.y 1147, la abadia de Cluny, con Inds de 187 metros de longitad y 73 metros de anchura, era ts igle- sia mis espacioea de la ctstiaadad, Lo poco que queda de ella basta para demortrr su vastedad, su equilibria, el festo de una construc én semejante. EI monastero estaba situado en los confines de la orgofia meridional, en un palsaje ondulado y verde, sin duds en pleno desarrollo en el siglo x, en el momento de la fundacién, y ya fen su plenitad a fines del siglo x1; Ia riqueza aprcola local era cier- tamente muy superior a la prosperided comercial, todavia embrions- ra, Cluny estaba asimismo en el limite de To que’se llama la Francia del norte y Ie Francia meridional, cerca de le efronteralingistica, ‘por tanto con igual cantacto con Ia Furope del sur, de sustrato roma ‘Bo, que con la del norte, més germanizada. Cluny estaba en el reino, ‘pero el Saona, frontera del imperio, transcurre « menos de quince felémetros. Esa posicién centzl, asf como Ia relative prosperidad local, quiag también el alejamiento de un poder feudal fuerte, hicie- on de la sbaca Ie cabeza de un inmenso imperio monéstico con las dimensiones de la cristiandads Ia orden de Cluny controlsbe 1.184 ‘establecimientos en 1109. Ese carécter macrodimensional era eviden- temente Ia pars imagen de le cabeza de ese imperio inigualable. ‘A uncs sesenta kllémetros al sudoeste de Soria, en el extremo oriental dela meseta castellana, en les ondulaciones'de un pequetio valle perpendicular al fo Escalte, efluente meridional del Duero, en clezntto de un paisa érido y volentamente coloreado por los abiga- rrados extratos sedimentarioe que forman barzancos de tiers malus, se levanta une pequeBia construccién esica de aspecto casi anodino: la ermita de San Baudelio de Berlanga (Jacques Fontaine, Lart pré- roman bispanigue: Vart mozarabe, 1977, pp. 27-246, iastraciones 8654), Bs difel deseribzla por dentro. La parte principal del edi- fico, a Ja que se penstra por una puerta tinica en el lado norte, es PARA UNA TEORIA DEL FEUDALISNO 239 casi cundsade (7,5 % 8,5 m); en el centro, un gran ilar terminado cn fotma de un’ haz de pals, cuyas rama cibren el techo; a la derecht de la entrada, es decis, al fondo del edict ccupando la stad del cuadeeda y'abrazada’ al pilar contra se eleve hasta un terco de alture interior una especie de «ninimeaguita» que eostiene unt 2 Ica cee por na ceri abe et by también junta al pilar central, se alaa una especie de pequeta cx $e de pied; avi del pl, ene es nas de las pan hy dispuesto otto pequefio reducto, une linterna rematada por una cupur lila cordabess. Al este dela sla priscpal se abre un pequeto Abside 4 un nivel ligeramente superior, en el lado opuesto a la puerta, y bjo 1a eminimezquitee, una epertar bastante baja da acceso « una gruta (Ga iglesia esté constrida sobre una laera) compucsta de varias se lies sucesvas excavadas en la roca. En total, la planta del conjunto se divide en tres partes: Ie grta, la sala pritcpal y el dbside; visto en seccén, se divide igualmente én tres partes: el aivel del solo, la tribune y a litera stuada encima del per. Queda patente que ete calico, « pesar de sus minisculas dimensiones, es de una ext compleidad; « todo elo se afade un conjunto de frescos también ‘muy exteaios y a cuya descripcién renunci (se ve en ellos un came: Mo, ua elefanie, algunos santos, eters). Ese Fontaine ‘Una ver franguads la dable puerta con arco de herds, se dsj atts el deseo de pledra pura eacar ea la fantarmagore de tuna arguitectta de sudo. Age! el pein ef en el intron, camo no podia sr menor en exe alojaicnto mica de los des ceovlestes eptituale de san Antonio. Desde Iago tempo ss, Jn slaglaided de ls estrcirs fatemas de ee ei intr sido ¢ incluso desconerad « lo erqudlogon qoe han intentado plicit, Sn embargo, el parenteso que poses cot lo par temas simblioon dl spline sutton, tal ceo tat apanten ca Ja termara monéscn de lon primers sigs, pola afrccenes principio de explicaia, la ver adzcoado mu objeto muy eo ‘uccedor de eada ‘uno ‘de los slementon de ta enguscar (pS ins 258255, ‘Probablemente, pues, el eifio fuese canccbido y construido para setvir de dmbito al ezecorido mistcoo: la configuracin descansa o- bre sfmbolos que se encuentran asimismo en los famosos beati de la ‘misma época. La unicided absoluta del edifiio supone a Ja vez una 240 , HEUDALISMO Jimaginecion muy atrevida y una especie de grupo de iniciacién anaco- zeta ignalmentetnia, ‘San Baudelio fue construido sin duda en el siglo xt, en el peli- roto e¢ incontrolado terteno que separaba el reino cristiano de las | tderras mosolmanas, Si se admite que la palma era en él Ia imagen ‘materilizada de la ezcalera mistica desde la tierra basta Dios, lewae | ‘mos a la concusién de que en los confines del sistema el cristanis- ‘bo se convertie en una especie de individualismo mistico encerrado fn sf mismo e intentando anular con sos énices fuerzas I distancia entre Dios y el hombre. El contreste resulta esclarecedor cuando vo ‘vemos a Cluny: por ua lado, en el centro, el modelo macrodimensio- ral del arte roménico en su spogeo; pot el otro, en los confines ya sefialados, un pequedio edificio apartado de cualquier genealogis; por tun lado, wna abadta hecha para acoger grandes multitudes y celebrar srandiosss ceremonias litgicas, por el otro, un pequetio cubo Piedra, rechoncho y onitico, copcebido tan sélo para la elevac Imistica de unos cuantos anacoretas que se llevaban su secreto al ‘morir. Podrfames prolongar y afinar durante largo tiempo esta ver- dadera oposicién estructural. La posicn y la forma extremas de fambas construcciones sugieren con sorprendente fuerza el carécter Sistémico hasta Ia perfeceién del monaquismo del siglo x1 y demues- ‘ran con ello la considerable fuerza encesrada en la representaciones ‘materiales elaboradas por Ie Tplesia. Ftichizecion, transmutacién, representacién: podrfamos especifi- car asi las funciones ejercidas por Ia préetica «propiamente religiosa» de la Telesia, institacién que, bajo las més variadas y complejes for. ‘mes, permitié asentar frmemente en los esptis los principios del feudalismo. El dominio que la Telesiaejercié sobre todos los aspectos del sis- | tema feudal eutopeo es incuetionable. Controlando Ia ensefanza y cl parentesco, conttolabs la reproduccién. Asegorando, ella sola hasta siglo x1, parcalmente lego, los fondamentos esenciales de Ia telacién de domininm, controlaba las selaciones de prodoccién. Su | fuerza y su posbilidad de control estaban garantizadas por su orga rizscién, eateechamenteligada a la aristocracia pare su reproducci6n ‘ioldgicay, ala vex, zigurosamente separada de toda Ia sociedad Inica por el celibato de sut miembros: separacién que concretaba socal mente la oposicién sagredo/profano, sacralizabs todavia més pro tegia al cero, coando no sus bienes; concretaba igualmente el pe | | al ‘PARA UA TEORIA DEL FEUDALISNO 24 rentesco espisital en estado puro y reforzaba de este modo el poder de los clérigos para manipular los diversos aspectos del parentesco natural y espiitual; ceaba, finalmente, un soporte slide a un sis: ‘tema de representacién en el cual Ia oposicién natural/sobrenatural permitié progresivamente Ie desacralizacién de la realidad: no es pi radéfico observar, para acaber, que la Iégica no intencional del ‘mismo funcionamiento de Ia institucién eclesitin produjo nece- suriamente su propia negaciéa. No se trata de resumir un esquema cuya exposicién ka suftido ya ‘una condensacién excesva, in cozrer el riesgo de que se produzcan snumerosos malentendidos. Quisiera Gnicamente subrayar, por sltima vvez, dos puntos esenciales: 1) ese exquema concieme tnicamente a Europa, y al construirlo me he comprometido por principio a no ppreguntarme si era o no era extensible: Ia pregunta sélo tendefa sen- ‘ido en caso de haber eabido previamente que era racional y explice- tivo; 2) se trata de un esqueme abierto, modifiable, obviamente in- completo, crtcable; si ha de ter rechazado, solamente aceptara que To fuese por otro esquema, ya que In reflexién tebrca es condiciéa absoluta de Ia actividad cients, BIBLIOGRAFIA, Lor trecientoe ttloe que siguen no constuyen reslieate una bie blografia, sino tnicamente una lista de textos qos, en un grado u oto, Jha contibuido a las refexiones que este libxo rej 0 bien han de enziquecerios en un futuro pedi, Abcles, Marc, Anthropologie et marstme, Bdtions Complexe, Brascles, 1976. Abend, Wolfgang, Hans Heinz Hols, Leo Kotler y Théo Pinks; Ges- ‘riche mit Georg Lukes, 1967; hay td. east.) 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