Está en la página 1de 7
Enmancel Kant Filosohé de [a Historia, México « Fondo de Cato Enea, 1987 2QUE BS 2a reUsTRACION? 1784 Le ilustracién es 1a lberacién det hombres de su culpable incapacided.. La incapacidad sige nice Ja imposibilidad de servirse de su inte~ ligencia sin Ja guia de otro. [Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta ce inteligencia sino de decision y valor para scrvirse por sf mismo de ella sin Ia tutela de otro] jSapere aude! Yen el valor de ser- vis dts oropie randall ol kom Ac le ilustracion La pereza y Ia eobardia son eausa de que tuna tan gran parte de los hombres continie a gusto en su estado de pupilo, a pesnr de que Innes tiempo Ja Naturaleza los Jiberé de ajena tutela (naturaliter majorennes); también lo son de que se haga tan fail para otros crigirse en” dono estar emancipadal Tengo s mi disposicién un fibro qine me. pres- ia au inteligencia, un ena de almas que me s ofrece su conciencia, un médico que me preseri- be lis dicts, ete, etc. asf que no necesito moles) tarme. Si pueda pagar no me hac ya habe si Gigo, eo imi hombre, tan fastidiose tarea, Los tutores, que tan hondadosamente se han arrogado este ofi- cio, caidan muy bien que Ja gran mayorfa de los hombres “(y no digames que todo el sexo fello) considere el paso de In‘emancipacién, ade ands ie muy dificil, en extrem peligroso. ‘Des- pués de entontecer sus animales domésticos. y procurar cuidadosamente que no se salgan del taming trilleeo donde Jos metieron les mues- tran los poligios que Tes amenszarian caso de aventuratse a salir de él. Pero estos peligros 10 son ton geaves pues, con unas cuantas caidas, aprenderian a cuminar solitos; ahora que, lec- tones de esa naturaleza, espantan y Je curap 2 ceuniquiora Jas ganas de nuevos cnstyes. (is, pues, diffcil para cada hombre en tiovlar lograt salir de esa incapacidad, conver tida Gi en segunda aturaleza, Le ha co- biado afiaén y se siexte realmente incapaz dc servitse de su propia raz6n, porque nunca se Te permits intentar Ja aventura. Principios y férmulas, instrumentos mecinicos de, un uso, fo ms bien abuso,, racional de sus dates na 5 hacen veces de ligaduras que Je stje- S} Quien se desprendiers de po Be ellis apenas oo atrevera a dae un salto inse= guro para salvar una pequefa 2anja, pucs no esti acostumbrado a fos: movimientes sem. barazados. Por este razén, pocos son Jos que, con propio estuerzo de su espiritu, han logra- do superar esa incapacidad y proseguir, sin em- bargo, con paso firme. - Peco ya es més fic que el piblico se ius. tre por sf mismo y haste, si se Je deja en liv Ddertad, casi inevitable, Porque siempre se en- contrarn algunos que piensen por propia cuen- ta, hasta entre los establecidos tutores del gran montéa, quienes, después de haber arrojado de si-cl yugo de Je tutela, diftndirdn el espiritu de una estimacién racional del propio valer de cach hombre y de su vocacién a pensar por sf missno, Pero aquf ocurre algo particular: el pillica, que aquellos personajes uncieron con este yugo, les unce a ellos mismos cuando son incitados al efecto por algunos de los tutores incapaces por completo de tod i asi resulte de perjudicial inculear prejuicios, porque acaban vengindose en aquellos que fic ron sus sembradores sus cultivadores. Por esta sola razén el piblico slo poco a poco llega a ilustrarse.[Mediante una revolucién neaso. s6 ogee derrocar el despotismo personal y acabar «on la opresién econdmica 0 politiea, pero nunca se consigue Ja verdadera reforms de Ia manera ” de pensar; sino qué, auevos prejuicios, en. lu ‘gat de os. antiguos, servicin de riendas. para condueir al gran tropel]| ama esta ilustracién fo se requiere mas que una Gs, Wertad;)y In mis inocehte entre to- cs Jas que llevan ese nombre, a saber: libertad ae hacer uéo~ pablo de su razén integramente. ‘Mas oigo exclamar por todas partes: (Nada de razones! El oficial dice: jno razones, y haz la instrucciGn! El funcionario de Hacienda: jna- a de razonamientos!, ja pagar! El revere. do: jno razones y cree! (s6lo un, sedor en el undo dice: razonad toda lo que queriis y 20- bre Jo que querdis pero jobedeced!) [Aqui nos ‘encontramos por doquier con una limitacién: de Ja Iibertad. Pero gqué limitacién es obstéculo a la ilustracién? ZY cual, por el contrario, es- timulo? Contesto: el uso piiblico de su rziu } Je debe estar permitide a todo el mundo y, {fo 5 40 Ginices qu puede tiner ilstreion. los hombres; su “aso~privadg js podrd. limitar.a endo cefiidaitiente, sia que por ello se retra- “een gran medida Ja marcha’ dé-Is ilustiacss Entiends™por iso’ pibliéo’ aqié!” Ge, eh dad de siaesth6, a8 pucde hacer de 1S prdpia Fe Z6ianke el gran piiblico del zm res. Por uso privado entiendo el “Personaje puede hacer en su calidad de. fur cionario. Ahora bien; existen muchas empresas de interés piiblico en las que es necesario cer to nutoniatismo, por cuya virtud algunos micm- bros de Ia comunidad tienen que comportarse psivamente para, mediante una unanimidad ae~ Gificial, poder ser dirigidos por el Gobierno hacia Tos fines piblicos 0, por lo menos, impe~ dlidos en su perturbacién:fEin este caso no cabe razonar, sino-que hay que-obedecer...Pero ‘en Ja medida en que estz parte de Jk méquine se considera come miembro de un ser comtin total y hasta de Ia sociedad cosmopolita de los hom- bres, por lo tanto, en calidad de maestro que se dirige a un piblico por escrito haciendo uso & su razéa, pucde razonar ein que por ello padezean los negocios en Jos que Ie correspon e, en parte, Jn consideracién de micmbro pa~ sivo, Por eso, seria muy perturbador que un oficial que retibe una orden de sus superiores se pusicra a argumentar en el cuartel sobre Ja pertinencia 0 utilidad de Je orden: tiene que ‘obedecer. Pero no se le puede prohibir con jus- ticle que, en éalidad de entendido, hage obscr~ vaciones tobre las fallas que descubre en ol ser~ vicio militar y las exponge al juicio de sts lec- tores, El ciudadano no se puede negar a contri- bbuir con Jos impuestos que Je correspondeas y hasta una exitica indiscreta de esos impucstos, cuando tiene que pagarlos, puede ser castigada por escandalesa (pues podria provocar Ja resi 9 tencia general). Pero. ese misino sujeto acta sin perjuicio de eu deber de ciudadano si, en calidad de experto, expresa piiblicamente su pensamiento sobre Hn inadecuacidn 0 injusticia dle Jas gabolas, Del. mismo modo, el clérigo esti obligado a ensefiar Jn docttin y 2 predi- ‘ar con arreglo al credo de Ja Iglesia a que sirve, pucs fué aceptado con esa condici6n. Pero ‘como doctor tiene In plena libertad y hasta el deber de comunicar al piblico’sus ideas, bien probadas © intencfonacdlas acorca de Ins deficien- cias que encuentra en aquel credo, asf como el de dar a conocer sus propuestas de reforms de Iareligién y de Ja Iglesia. Nada hay en esto que pueda pesar sobre su conciencia. Porque lo que-ensefia en funcién de su cargo, en calidad de ministro de la Iglesia, lo presenta como algo a euyo respecto no. gor de libertad para ex- poner lo que bien Je parezea, pues ha sfdo co- Tocado para ensefiar segtin Ins prescripcionés y en el nombre de otro, Dirk: nuestra Tgle- sia enéefia esto 0 Jo otros estos son Jos argu mente: de que se sirve. Decluce, en In. oca- sign, todas Ins ventajas préctices para su fe~ ligresfa de principios que, si bien él no suseri- birfa con entera conviccién, puede obligarse a predicar porque no es imposible del todo que contengan oculta Jn verdad 0 que, en el peor de los casos, nada impliquen que contradiga. 7° a la religién interior. Pues de creer que no os &ste el caso, entonces sf que no podria ejer- cer el ctgo con arteglo = su gonsincias ten- fei que ronuneam [Por fo were se que de su razéit hace un clétigo ante su feligresia, constituye un aso grivados porque se trata sicm- den sero damésico, mingue'ta at cia sea muy grandes y, en este respecto, no es;como sacerdots libre, ni debe selo, pues? to que ministra un mandato ajeno. Pero en cx- dad de doctor que se ditige por medio de sus exctitos al pablico propiamente dicho, es de~ ties al munclo, como clérigo, por consiguicnte, que hace un so piiblico de su razén, disfruta de una libertad ilimitada para serviree de su propia rain y hablar en nombre propio. Por= que pensar que los tutores espirituales del puc- Mo tengan que ser, a su vez, pupilos, rop ta un absurdo que abocs en uaa eter de.todas los absurdos.] Pero {noes posible que una sociedad de clérigos, algo asi\como una asociacién eclesis ‘ica o une muy reverenda elassis (como se suc Te denoiminar entre los holandeses) peda com- prometerse por juramento a guardar un deter- iminado credo para, de ese mado, asegurar w suprema tutela sobre cada uno dle stis micm- bros y, a través de ellos, sobre el pueblo, y para eternizarla, si se quiere? Respondo: es st completamente imposible. Un convenio seme- Jante, que signiticarfa descartar para siempre to- a ilustracion ulterior del género humana, es alo ¢ inexistente; y ya puede ser coufirmade por la potestad soberana, por el Congreso, 0 por das mas: solemnes capitulaciones de paz.” (Una, generacién no puede obligarse y ju 4 colocar a Ia sigiiente eit inn sitigtion tal qu less ible ampliar sus conocinsites.(pre || samaiiente circtinstanciales),,- depurarlos dsl efFor yy-en general, avanzar en el estado de lustracién. Constituiria esto tin crimen con- Ja naturaleza humana, cuyo destino primor- ial radica precisamiente en este progreso. Por esta, raz6n; 1a posteridad tiene derecho a re- pudiar esa clase de acuerdos como celebrados ‘de manera abusive y criminal] La. piedia de toque de tedo lo que puede decidirse como ley para un pucblo, se halla en esta interrogacén des que un pueblo hubiera podido imponerse a sf mismo esta ley? Podria ser posible, en es- pera de algo mejor, por un corto tiempo cir- ‘cunscrito, con el objeto de procurar un cierto orden; pero dejando libertad 2 Jos ciudadanos, ¥- especialmente a los clérigos, de exponer pir lamente, esto es, por escrito, sus observaco- "Hes sobre las deficiencias que encuentran en dicha “ordenacién, manteniéndose’ mientras. tanto: el arden establecido haste que Ja comprensién de 32 {ales asuntos se haya difundido tanto y de tal Imancra que sea posible, mediante tun acuerdo logrado por votos (aunque no por wnanimidsd), clevar ast ol trono vine propuests para pro- teger a aquellas comunidades que hubieran cidido on Ja necesidad, 2 tenor de su opinié ims ilustrada, de una reforma religiosa, sin pedir, claro esta, a los que ast lo quisieren fir con Jo antiguo, Pero es completamente il to ponetse de acuerdo ni tan siquiere por el pla- zo de una genoracin, sobre una constitucion re~ figiosa inconmovible, que nadie podria poner en tela de-juicio ptblicamente, ya. que.con ello se estruir‘a todo un perfodo en 1a marcha de Ja frumanidad hacia su mejoramiznto, perfodo que, de ese modo, resultarfa no sélo estéril sino ne~ fasto para la posteridad. Puede un hombre, ppor lo que incumbe a su propia persona, pero s6lo por tn cierto tiempo, eludir Jn ilustracién ‘a aquellas materias a cuyo conocimiento esté dbligado; pero In simple y pura reaunci, aun- “que sea por st propia persona, y no digamos por la posteridad; significa tanto como violar 7 pisotear los sagrados derechos del hombre. Y {fo que ni un pueblo puede acardar por y-part sf mismo, tienos podra hacerlo un monarca en nombre de aquél, porque toda sit autoridad Je- fisladova descanse precisemente en que asume fh voluntad entera del. pueblo en Ja suya pro~ 3 pia. Si no pretende otra cosa, sino que todo me joramiento real o presuato sea compatible con el orden ciudadane, no podré menos de permitir a sus sftbditos que dispongan por si mismos en aguelio que erean necesario pare Je salvacién de sus alinasy porque no es ésta cucstién que Je ira- porte, ¥ si la de evitar que wnos a otros se impi- dan con violencia buscar aquella salvatién por el libre uso de: todas sus potencias. Y hark agravio-a In majestad de su'persona si en ello se mezcla-haste el punto de someter @ su ins- pecciéa gubernamental aquellos, esctitos en los aque sv sibditos tratan de decantar sus creencias, {ya sea porque estime su propia opinién como Ja mejor, en eayo caso se expone al reproche: Cesar sion est supra grammaticas, Ya poraue rebaje a tal grado su poder soberano que am- pare dentro de su Estado ol despotismo espiri- tual de algunos tiranos contra el resto de sus. siibditos ‘ Si ahora nos preguntamos: es.que vivimos ‘en tins époea dustrada? Ia respuesta Ser4t-Ho, pero si en usa época de ilustracién. Palta to~ davis mucho para que, tal como estan las co- sa8 y considertdos los hombres en conjunto, se hallen en situacién, ni tan siquiera en disposi- cibn de servirse con seguridad y provecho de su propia razén en materia de religin, Pero ako a e8 cuando se les ha abierto el campo para tvabajar libremente en este’empefio, y percibi- ros, inequfvoeas sefales de que van disminu- yyendo poco 2 poco los obsticulos a Ja ilustra- idm general o superacién, por les hombres, de su merecida tutela. En este aspecto muestra época es Ja época de Jn Hustracién 0 Ja époce de Federico ~~ Un principe que no considera indigno de si declarar que reconoce como un deber no pres- ecibir nady a los hombres en materia de reli- ibn y que desea abandonaclos a su libertad, (que rechaza, por consiguiente, hasta ese preten- cioso sustantivo de solerancie, esta principe ilustrado y merece que el mundo y Ja poste: tidad, agradecidos, Le encomien como aquel que rompié el primero, por lo que toca a! Gobier- ino, las liguduras de Ja tutela y_dej6 en liber- taal a cada uno para que se sirvi pit ri26n en Jes cuestiones que ataffen = st-eon- encia, Bajo él, eérigos dignfsimos, sin men- ‘gua de su deber ministerial, pueden, en su cali- dad de doctores, someter libre y pblieamente al examen del mundo aquellos juicios y opiniones suyos que se desvien, aqui o allé, del credo re~ conocido; y con mayor razén los. que no estén Jimitados por ningéin deber de oficio, Este cs- viritu de libertad se expande también por fuc- ra, avn en aquellos paises donde tiene que lu- char con los obsticulos extérnos que Je levanta 35 un Gobierno que equivoca su misién. [Porque este finica ejemplo nos aclara. cémo en régi- men's libertid nada hay-que temer por Ja tranquilidad pGblica y Jz unidad del ser co- iin. Los hombres poco 2 poco se van des- tastando esponténeamente; siempre que no se trate de mantenerlos, de manera artificial, en estado de rudezai| . (He tratado del puato principal de a ilus-' tracién, a saber, la emandipacién de los hom- bres de su merecida tutela, en especial por Jo que se sofiere a cuestiones de religién; pues ‘en Jo que ataiie a las dencias y las artes Jos ‘que mandan ningén interés tienen en, ejercet iutela sobre sus stibditos y, por otra parte, hay ‘que considerar que esa tutela religiosa es, entre todas, la mas funesta y deshonrosa. Pero el riterio de un jefe de Estado que favorece es- wx libertad va todavia mas Iejos y comprende aque tampoco en.lo'que respecta 2 la Degislecin sy peligro porque Jos sibitos hagan uso pi ico de, su rvz6n, y expongan libremente. al ‘mundo, sus ideas sobre unz mejor disposicién ‘ce aquella, haciéndo una franca critica de lo ‘existente; también en esto disponemos de un br'llante ejemplo, pues ningtin monarca se anti- ‘ip6 al que nosotros veneramos) joe Beto_sélo,aquel que, esclarccido,.no. teme.a Jigs sombras, pero dispone de un, mumeroso,y 6 igciplinado ejército para garantizar la tranqui- lided pbc, puede ‘dest lo que no om un Estado libre: jrazonad todo lo que guardis Lisle. logue. queréis, pero obedeced! .[Y aqui tropezamos con un extrafio e inesperado curso de fas coses humanas; pues ocurre que, si conteinplamos este curso con amplitud, lo coniramos siempre leno de parsdojss: Un grado mayor de libertad ciudadana parece que “beneficia Ja libertad espiritual del pueblo pero le fija, al mismo tiempo, Iimites infranqueables; mientras que un grado menor le procura el &m- bito necesario para que pueda desenvolverse con arreglo a todas sus facultades. Porque oct- re que cuando Ja Naturaleza ha logrado des- arrollar, bajo esta dura céscara, esa semilla que cuida con méxima ternura, 2 saber, Ja inclina clin y oficio del Uibre pensar del hombre, el hecho repercute poco a poco en el sentir del prc blo (con Jo cual éte se va haciendo cada vez mis capsz de In libertad de obrar) y hasta on los principios del Gobierno, que encuentra ya compatible dar al hombre, que es algo mis quc ‘una mégiéna, un trato digno de é ¥ En el Noscero semonad de Bivching &el 13 de Sept, Heo yy 30, el anonclo de fx Revie Mennal de Berlin de, exte misino mes, gue publica In sexpueta que 3 2 A

También podría gustarte