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La problematica identificaci6n del Degollador es un sintoma de la dificil correlacién de los datos escritos, pro- venientes en su mayoria del siglo xvil, sobre el panteGn nortefioy la sociedad desaparecida hacia 800 d.C. Podria- mos alegar que la gente de Chimor 0 Chim son sus des- cendientes directos y que llevan consigo el pensamiento mochica, lo que no deja de ser cierto; aun asi, la tardia documentacién s6lo reflejaria esta iltima fase y més bien su proceso de descomposicién tras la doble devastacion, Nevada a cabo por incas y espafoles. Si nos concentramos en el universo sobrenatural, estas escasas fuentes mencio- nan al Sol (Shian o Sian), la Luna (Rem), el Mar (Ning) y las estrellas que conforman las ‘Tres Marfas (Pati), ¢s decir, la constelacién de Orién.” Todas estas divinida- ds tienen su correspondiente en el mundo quechua: Inti, Quilla, Mama Cocha y Chaccana,” pero no sabemos si el grado de reverencia con que contaban en el norte fue si- milar al de los incas. Calancha nos dice de manera direc- ta que la Luna era adorada por los indios de Pacasmayo ‘ylos demds valles de los anos como principal y superior dios, pero la denomina Sian, palabra que las otras fuen- tes dan como nombre del Sol.* En realidad, dado que las culturas costetias, por enci ma desu constante interaccién con otras regiones, resul- taban de muchas maneras antitéticas con la sierra sur pervana y Bolivia, no me extrafiarfa que la Luna tuviese ‘un papel preponderante, como sucede en diversas etnias de Ia Amazonia. Hay que tomar en cuenta, por ejemplo, la importancia de las mareas para la pesca, actividad que * Calancha, Cidnica moraliada, vol, p. 1248, Gonadles Holguin, Vocabulario de la lngua geal de toe el Per, p90. Matlones, "Brujerias de la Costa/Brujerias ce la Siena", pp. 260.62 201 Se rea dede hors antes del amanecer y que sirve de indcador fj yreflujo maritimo, asf como la presen, ia dla fama LaLana y e! Mar resultan, entonces, Ie Persniicacin de ferzs con las que hay que estableces un paco par aeguar la supervivencia. Eso no descarte aS pelo pone en condicién equivalente, por lo me, ‘os sin fa spetiordad manifiestaen el pantedn serrano, Par termina con este primer acercamiento a las soci aces cosas del nore, una corta mirada a su reflexion sobrela muerte nose nuevamente hacia el mar. Las al ‘as uni hacia is las guaneras montadas en el lomo les labs matna (tunis); alli 1as aguardaba la huacs (deiduden exe ao) Huamancanfac, quien recibfa el rec ‘eto desusicespara que auxiliase sus sembradifos. Nece, ‘aan lis depscones de los millares de aves guaneray que hac unos desovaban en las rocas de las islan Con al guano mejraban sus cosechas, dado que constite, Ye el meorabono psble; en contraparte, se le celebraba con bails yoends, pensando también que alli estaria los Humana, esperindolos, al final de sus dias ™ 5. Los doses guerreros Oto cajun de does mayores, que aleanzaron seguie dors mit ald desu ugar de origen, surgié simulténea, ‘mente sors del ago Titicaca (Bolivia) y en la sierra ‘central del Peri, en o que hoy es el departamento de Ayacuche, Comoe havsto en las paginas anteriores el Molina, Pabula 9 ras d os inca. 21 "Molina, Paula rts de los inca, p 2%; Millones, Histria y po der nls Andes enrales,pp, 109-10, 231 roina gobemant se lara Viracocha, es deci leva el rome del di, que probablemente se iniclara en Cha- vin Indusolleg.a decir que el propio dios Viracocha es quien fea aonsgjado no batallar contra los chancas, rove se eta par que co [e decir el cuerpo momificado y viviente aq gotta alos chancas] no me haga deshonra ya Ios mics mal waiamiento. Y ese muchacho Ynga Yur angi gure noir y presumir que yo he sido mal corde (que he tomaclo mal acuerdo}. Volved y de- tle que meri de sx mocedad..* Hl protector deljoven Ifder, aun con los atributos pres- tados del rig Dis de los Bastones, ya no es Viracocha, sel So ylama hijo del Sol a Yupanqui, quien después ‘dees uno tomar el nombre de Pachacuti Inca Yupan- «qui aluiendo as capacidad de transformar el mundo. Como hemes vite Vicocha no desaparece del panieon incaico, pero Ine Sol, es ahora quien preside el po ano. Laconsrecén del saga incaica no cillmina con tals ene desaroloslaterales que van apareciendo poco a poon As pr jemplo, al lugar del iltimo enfrentanfien- toaelereaerdaconel nombre de Oma Chilliguas;fup alle dondeloschanasse convirtieron en céndores para ppder ‘volry sapane, Desde entonces los ayllus levan el jlom- ‘re de céodorguachos, aludiendo probablemente al or- fandaden que quedahan (huacchar pobre huérfano)./° Loschines no desaparccen de la historia andina|con peo Samay mac dele eas, p69. ‘Gone gun, eabulari dela lengua gerade td Pe p16 Dol "Un nl de Cristdbal de Albornor’ p. 86. su derrota, Pasado el ardor de las batallas, el inca Yupan- qui (o Pachacuti) decide atraerlos para su servicio y, tras las ceremonias de rigor, Asto Guaraca, uno de los jefes so- brevivientes, se suma a las tropas incaicas que parten ha- cia el sur. Otra parte de los chancas, ahora sometidos, es enviada para acompafiar a los cuzquefios en la conquista, de los huaneas de la sierra central. Pero esta dable coo- peracién parece haber sido una estrategia de division. Unos y otros suftieron vejimenes y atentados de parte de ls incas y decidieron huit. Anco Ayllo (el mallki oun nuc- vo lider con el mistno nornbre) echando delante a las mujeres, caminé y atravesé las provincias de Chachapoyas e Gudnuco, y pasando por aquellas sierras hasta llegar segtin también dicen, a una laguna muy grande que yo creo que debe ser lo que ‘cuentan del Dorado, a donde hicieron sus pueblos y se han multiplicado mucha gente. ‘Asto Guaraca fingi6 conformarse con las explicaciones por los maltratos suftidos y pidié permiso para retirarse asus tierras. No todas abandonaron la tierra de sus ancestros. En 1584 aparecen los nombres de Asto Guaraca y Usco Vil- ca como seguidores del movimiento mesiénico det Taki Onqoy. Alonso Asto Guaraca es un “cacique” de la provin- cia de Soras al que se le descubren “guacas” (en este caso objetos de culto) ajenos a la fe catélica. A Francisco Usco Vilea se le castiga, en la provincia de Apcara, por tener tres mancebas. Ambos, junto con muchos otros jefes étni- ‘cos, son vinculados con la “idolauia’, cuyo nombre po- ‘dria traducirse como “la enfermedad del canto”. Una vez ea, Cini del Por primera pare, p. M5, 933. resads,perdieon sus bienes y fueron azotados, tras auilados 0 deserrados."* vafos més tarde, fguran los chancas en Ia mita minera del argue de Huancaveica (trabajo forzado bajo el go- biemo espaiol) De 1690 a 1779 todavia esta registrado el repariniento "Chance", al lado de “Asto”, entre otros, Eon ua nimero considerable de tibutarios. Un final poco legate para quienes compitieron por un imperio™ 8. Chimi ‘Don Vietor Bravo Cajunol me miré con una sonrisa y me wo # pregunta: “De veras quiere ir al Infierno?” ‘Ante mi respuest, se rasc6 Ia cabeza y me dijo: “No es un, ‘buen lugar, le ha costado la vida a siete maestros, s6lo jor dar a ela ala huaca; desde entonces no puede co- Picea agen, porque ahora mira hacia el mar. Pero no es seguro pas por all. En todo caso, no vaya solo, El si- tio se lama Caagrande y alli todos son compactadas”. La entrevista to lugar en Técume. A o lejos se distin. guia a gine pirtmide de La Raya, uno de Tos vein- fe ymismondelos que apenas esconden los adobes que fueron uno de es limos refugios de la cultura Mochi. caen un desrllo diferente al de los valles de Moche y ‘Ghicama. Desde hace muchos afios los arqueslogos lala. razon cultura Lambayeque, y ha sido rebautizada como Seda, en ee afin territorial que domina la profesién y fen el que en repetidos casos se ha procurado que el nue- ‘So nombre perpetie el de su redescubridor. El proyecto de woe (c,d as huazas,Millones, largo eaimino ine eas ‘Silos, iy fde en ls And centrale. 111, 24 ‘Tricume fue dirigido por el explorador Thor Heyerdahl, quien me encargé hacer la etnografia del pueblo contem- poriineo que se levanta a un costado de las pirdmides."" En realidad, los alcances de la investigacién arqueol6gica yetolégica quedaron rebasados por la curiosidad de los responsables del proyecto y magnificos amigos: Dan Sand- weiss y Alfredo Narvaez, intrigados tods por los cambios cen la tikima fase de la sociedad mochica (Mochica V, en cl criptico lenguaje de esa especialidad) y la influencia det viejo Estado (imperio, interaccién, etestera) de los waris, Los mochicas del norte, como también se les llam6, nuvie~ ron asu disposicién “un grupo de cinco valles, uno grande, Jequetepeque, et pequetio Zafa y el todavia mas pequeiio Motupe (...] todos esos valles habfan formado una unidad ‘econdmico-hidrolégica, es decir, que han estado interco- nectados mediante sistemas de irrigacion’"." Para Kosok, en momentos en que las excavaciones en la zona eran po- bres, los edificios correspondian a la €poca chimii, aunque también sugitié que podfan ser anteriores. Interpretan- do estas dudas, Schaedel™ nos informa que la iconografia ‘mochica en su tiltima fase reflejarfa cambios dentro de su sociedad, sobre todo en el decaimiento stibito de la trax dicién de vasos pintados y Ia preferencia por los vasos-estri- bo que corresponden al Horizonte Medio. Acercéndose més al reconocimiento de Kosok, Schaedel concluyé que el desarrollo de este complejo de valles, con tanta tierra cultivable y espacios enormes, no pudo ser controlado des- de el incipiente desarrollo transregional de los mochicas. Mas adelante, sus descendientes, los sefiores de Chimos, lograrfan la hazati, °® ailiones, “Ticume: 500 afos despues", yp. 279251, ° Kosok, Lif, Land and Woter in Ancient Par p. 115, ' Schaedel, The Transition fom Cigdom to Satin Norther Pen 235, En todo caso, los mochicas del norte tuvieron como tl tia capital a Pampa Grande. El reconocimiento de este ugar dio pie al estudio de Ia sociedad Lambayeque o Si cén, que ¢s a primera sociedad nortefa ala que puede atrbuire alguno de los escasos documentos que tenemos sobe I regién, en lo que parece ser él relato de los in- vasores del Fstado Chim, Como To anticipara en varias ‘oportnidades Schaedel, las sociedades previas al resur- {inieno del alle de Moche se organizaron como centros ‘ceremoniales de enorme prestigio, asentado en el valor sagrado de su mandato. Sicfn no se escapa a esta regla y su ubcacién fue también pronosticada como sitio impor- tante “ene pequeio valle de La Leche (que) constituys ‘un par funcional del adyacente y extenso valle de Lam bayeque"* Hac deparaento de Lambayeque, incho mis hacia el nome, se cracteriza por ser un desierto seco y cildo, de condiciones especialmente agotadoras en el ve ano, durant el cuales cl que la temperatura sobrepa- se los cuarenta grades cenigrados y donde la escasez de ‘agua es permanente. Al sureste de Mérrope, al borde del desert de Sechua, termina el expacio de recorrido con- fable, con temperaturas que descienden con brasquedad cn as noches. Uno de sus casrios es el mentado Casa- grande Nos exvaio que las gentes de Sica se concentrasen cen corto espacio bien irrigado y que la capital y los tempos, ms que centros poblatios,fueran santuarios de pererinacin, como lo Fue Cabuachi en las arenas de Naz €2, Se han ubicado doce templos de adobe y piezas arts ticas de gran calidad, pero fte en la tumba de la Huaca oro donde e pudo vecuperar materiales exquisite, co- Shinada, Cbs Sin, p. 20. 296 mo el adorno de cabeza (en realidad una corona muy compleja) con la imagen de un murciélago, que acompa- fiaba a quien parece ser el personaje principal, enterrado. Junto con dos mujeres sacificadas, La cara del jefe, rey 0 ‘curaca llevaba una mascara hecha de wna sola lamina de 70, lo que clemuestra la maestria de los orfebres; también se desenterraron estandartes, guantes y copas acompafian- do el hallazgo. Salvo el murciélago, todas las otras piezas, de alguna forma, nos eran conocidas en la amplia iconograe fia moche. El ser representado (si realmente corresponde almurciélago) también es parte de las imagenes mochicas, pero resalta por el detalle con que se ha trabajado su figu- 2, que nos recuerda los objetos de las tumbas de Sipan* Nos hallamos en territorio sagrado, a pesar de las ad vertencias del curandero de Tiicume, Ea cierta forma, tam- bign el Diablo es un dios, en el sentido de que integra el cireuito sobrenatural, Es terra de gente de trabajo con metales y, como Vulcano, asociada al fuego. Su pericia fue apreciada por os incas mucho antes de que los espaiio- les vieran en el oro el patrén monetatio que estaban bus- cando. Incluso hay la posibilidad de que la fabricacin de cobre arsenical se llevara en serie para la conformacién, de laminas de tamaiio y grosor estandarizado, a las que se les ha llamado “naipes”."* De ser asf, nos estarfamos acer- candoa la conformacién de un eireuito comercial que in- cluiria la costa préxima de Ecuador y convertitia alos valles, norteios del Peri en un Potos! precolombino, lo que ex- plicaria el yolumen de talleres de fandicién alimenta- dos con carbon de madera de los algarrobos. Oro, plata y cobre se sumaron en el producto que se conoce como ‘umbaga, y el arte de los lambayecanos hizo posible que "Shimada, Cittwra Sign, p. 83. Shimada, Gulia Sicém p26. 237 legasen de las cosas ecuatorianas enormes eantidades de conchas de aguas cides (Shondyus praca y Conse ‘gsoni1o que probablemente seria una de las cate, de laambicién de Chim y del Cuzco, Este intercamble con Ecuador se refuerza con el hallango de “naipes"e& las tumbas de la cultura manteiio-huaneavilea”™ Tampocs se tata de un tipo de relacion que recién cornenrabs: en 1a huaca El Drag6n se encontraron 1568 piezas de Stom- busy Spondylus a escasamente un kil6metro de lo que mie tarde fue Chan Chan, lo que nos dice que la netesidad de conchas era de larga data entre los mochieas,eincla- so hoy son parte preciada del ajuar magico de los cura. deros de todo el Pert Fue un incendio lo que acabé con la élite de Sica? Ast postula su estudioso ms constante."*En todo caso no fue casual. Desde el sur llegaron las huestes de Nairn. Jap, sila tradicién recogida por Cabello Valboa correspon dle una expedicién de los sefiores de Chimor, vor que podria sera corrupeién de Chejmor, convertida en Chimno antes de su forma moderna." En varias ocasiones, Schaedel ha sostenido que pese al caricter “tibalizado” de sus contiendas la gente de Moche comparta una etnicidad homogénea que se asentaba en su dependencia maritima ya necesidad de deidades que sgarantizasen el equilibrio de sus relaciones con lo sobrena. tural." Si en esta contraposicién de poderes fue posible que alguno de los centros ceremoniales de Lambayeque se alzase sobre los demés, ser siempre dudoso afm Jo, peroesevidemte que Sicén y Ticume (y quizé algunos "Shimada, Culira Sick, p. 158, ‘4 Schaedel, “The Husea “El Dragén",p. 494 © Shimada, Cultura Sicén, p, 172. ‘8 Zeallos, “La parte baj: "El Valle de Chimno", pp. 65.77. © Schadel, “The Husea Pintada of limo", p. $f 238 (otros) tuvieron especial importancia, Luego de la invasin de Ghimé, TMicume fue elegido como sede, y lo mismo sucedié con los incas."* Esto no prueba la supremacfa de un espacio sobre otro: chimties ¢ incaicos tenjan su pro- pia agenda, En lo que la gente mochica pudo estar de acuerdo, ademas de la sugerida y obvia relacién con el mar, es en 1 respeto por Ia Luna y la ambivalencia con respecto al Sol, luego confirmada por haber sido impuesto por los ineas, Podemos también aventurar Ia existencia de un uni- verso religioso ligado a la cultura del desierto: 1o que los ‘mapas europeos Ilaman “el despoblado de Sechura”, que iba desde Ia “provincia de Safa" a lade Piura y que toda- via hoy es un espacio en el que resulta dificil adentrarse. “EI desierto es Dios sin los hombres", escribié alguna vez Balzac, que probablemente nunca pisé alguno, pero acet~ 6 en la sensacién que produce el espacio que oftece Ia nada a nuestro alrededor y donde la noche y las sombras se convierten en seres protectores. No en vano el curande- rode Tiicume me advirtié sus peligros. Seguit la orilla del ‘mar se convierte en un derrotero preciso, anunciado por €l vuelo de las aves guaneras, cuya presencia puede ser augurio de salvacidn. No es extrafio, entonces, que uno de Tos documentos coloniales al referirse a Naimlap (lo Mama Namla) lo traduzea como “ave de agua”, y éste sea tuno de los motivos més constantes en la iconografia chi- mii. El relato nos describe a este lider egando a la bo- ca del rfo Lambayeque con su esposa Ceterni (0 Sotenic) Venfa huyendo de “una larga guerra” y se establecié y Prosperé hasta que sus descendientes poblaron desde Pacasmayo hasta Motupe y Olmos." ‘8 Sandweis y Narvier, “El parado de Ticume”, pp. 241-4. " Rubifios, “Un manuscrito interesante’, p36 239 Mucho més elaborado es el relato de Cabello Valboa que presenta a Naimlap como jefe de una expedicion conquistadora, con cuarenta oficiales ya Ceterni, ala que ya conocemos, como su mujer principal, De Ia lista de Personajes que nos proporciona el cronista hay que des- {acar a dos: el primero es Kanmuchec, encargado de “las unciones y color con que el Sefior adornaba su rostro", cuidados que luego son reproducidos en la cerémica los ‘murales, cuando nos muestran a sus Kideres. El ot perso- raje importante en nuestra argumentacién es "Fongasigde, ‘que tenfa cargo de derramar polvo de conchas marinas nla terra que su Sefior habia de pisar”. Si, como cree: ‘mos, la expedicin venfa del “reino” Chim en pos de las riquezis de los mochicas del norte, una de sus ambiciones estaba fijada en el trafico de las conchas marinas, tan ne- cesarias para exhibir su grandeza, Si los chancas constituyen el enemigo necesario para cl surgimiento de los incas, la gente de Chimor, en cam: bio, no ha podido transmitirnes su propia epopeya, sal- vo quelo dicho acerca de Naimlap nos dee satsfechos. Lo que tenemos es un aplastante testimonio arquitecténi- co que es la ciudad de Chan Chan. Como el resto de los ‘monumentos de la costa peruana, esté ubicado en medio, del desierto que caracteriza a esta regién, a unos cuatro. il6metros dela moderna capital del departamento de La Libertad: Trajillo, fundada por Diego de Almagro, el so- cio y rival de Francisco Pizarro. Si aslamos el érea central de losedificios adyacentes, podemos decir que tiene unos seis ilémetros cuadrados, y silos aiadimos podemos ha- blar de veinte, que es la cfra que suelen dar las agencias turfsicas. Un antiguo mirador, que ya no existe, permi- tCaapreciar el cardcter mis notorio de Chan Chan: su ho- "Cabello, Mieinen anita, Una ita dl Pot antigua p. 827. 240 vinomtalidad A iferencia dels ines, ayo pase cunque- ios veri interumpido por Sacauaman, 9 totado distancia de sus anteesores mochicas (uaa de lana EL Braj), Ghan Chan es un espacio cuya consid se aferra alas arenas en lx que se asfonta Como en La Luna estamos en el valle del ro Moche, en lorie nor ita: Los eliflon de Chan Ghan se entenden hase ‘céano; los ms creas extn aun solo klémetro dest aguas. Quiet haya una azn prctca: en ea zona capa itevca es mas superficial toque debi fatar el abe cimiento de sus pobladores con ls afloramientes de ag, lamados weehagueadems dels canales que orientaban las aguas det fo Moche. Son cinco los que hen pode ser documentados: Mochica Moro, Vichanse, Pampa de Huanchacoy el gran canal interes ™ La apariin de Chan Chan como cento wrbanoy co rmo de de poder de Chim taj a colaion ol toma de la presencia de Wari en la conta el Estado norte habria Sido producto de a fnluenciaayacuchana sobre ast tas fates def sociedad noche, Noes une hipeesi aventarada, fn y al eabo tos propies wars se supone {que son heredezor de la interacion Nazeaylasocledad uatpa, dela sierra central Pero los arquecogos nos cen ambi, y suena bastante probable, ue cl Imperio Chim del Periodo Intermedio Tardfo fue tun directo descendiente del Estado Moche. Como sus predecesores, la autoridad centralizada de Chirmdi tuvo tun lugar prominente en el valle de Moche y otorgaba la investidura [gobernante] a un individuo con total autoridad. Como los moches, la gente de Chim ase- guré el fécil funcionamiento del Estado, manteniendo " Zevallos, “La parte baja ‘El Valle de Chimo", p. 71 24

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