Está en la página 1de 184
Traduccién de wuananDo uuco azcunna: Introduccién, Primera, Segunda y Tercera Parte y Conchusién José saznén: Textos ilustrativos wonenennen Se 5 El oficio de socidlogo Presupuestos epistemol6gicos por Pierre Bourdieu Jean-Claude Chamboredon Jean-Claude Passeron Siglo veintiuno editores Argentina s. {UU 1317 CIs04Nc, BUENOS ARES, REPLALCA AIDEN Siglo veintiuno editores, s.a. de c.v. (ARO DEL AQUA NB, CELEEACION COFOACAN, uh MONE. 301 Bourdieu, Pierce BOU Eofco de seilogo / Perr Bonide, Jean Cade Camboreden y Jean Claude Paseron- It ed, 1 ei Buenos Ares Sigio XXUEdivores Argentina, 2008." | 8376p. 2ixT4em. (Sociologia) Traducclén de: Fernando Hugo Azcurray Jo Sarbin ISBN 987-110510 1. Chamboredon, Jean-Claude I, Paseron, Jean-Claude ML Tito - 1. Sociologia ‘Titulo original: Le mai desc © 1978, Ecole Pratique des Hautes Etudes {Visection] y Maton and Co. © 1975, Siglo XI Editores, SA. de CY. en coedicién con Siglo XXI de Espaiia Editores, sa Portada origina de Marfa Luisa Martiner Passarge Adaptacién de portada: Daniel Chaskielberg DP reimpresién argentina: 500 ejemplares © 2002, Siglo XXI Edlitores Argentina SA. ISBN 987-1105-10-X, Signi». EK Tops. 3/6 67649 of. NP tov Qe09 70 Impreso en Artes Grificas Delsur Alte, Solier 2450, Avellaneda, cen el mes de abril de 2004 Hecho el depésito que marca la ley 11.72 Impreso en Argentina ~ Made in Argentia INDICE PREPAGIO A LA SEGUNDA EDICION INTRODUCCION: EPISTEMOLOGIA ¥ METODOLOGIA, Pedagogia de In investigacién, 14. Episwmologia de las ciencia Gel hombre y epistemologia de las ciencias de la naturaleza, 18. La Imetodologia yl desplazamiento de le vigilancia, 20. Et orden ‘pistemoldgica de razones, 24 PRIMERA PARTE: LA RUPTURA Ta mecuo st COMQUITA comer La sat DEE zen unerrATo Ti."Proociones y seeiear de roptura, 28; 13, La iain dela Erusperenciey el principio de Ia m-concince, 2; 13, Neturaleca ‘Leonie pert lenge 37,18, econ tine Toe on Fetetano, 20. %e"Teorta y aden tin, 4 12 Teor do Eocimiento socoliico tori del stoma social $8 SEGUNDA PARTE: LA CONSTRUCCION DEL OBJETO TL. ee RECHO SE. CONSTRUYE: LAL FORMAS OF LA. RENUNCTA EOIIRIETA ILt. “Las abdicaciones del empirismo", 54; IL2. Hipétesis 0 sx- pests, 58, 1L3. La falsa neutralidad de las téenicas: objeto cons fruido 9 artefacto, 61: TL4. La analogia y Ia construcsiém de hips. tesig, 72; 115, Modelo y teoria, 76 ‘TERCERA PARTE: EL RACIONALISMO APLICADO I, rz waco st conquisra, cONSTRUYE, COMPAUENA: LA sIMAAQUIA DE oe actos enisreMoLsorcos TTL. Consecueneia de las operaciones y Ia jerarquia de Jos actos cpisteroligicos, 83; TIL2. Sistema de proposiciones y sistematica, 917 HIL3. Las parejas epistemoligicas, 94 cONCH.USION: SOCIOLOGIA DEL CONOCIMIENTO ¥ EPISTEMO- LociA Eshozo de wna sociologia de In tentacién poitvista en sociolo- isa, 100, El arraigo social del sacilogo, 10% Forcaleza cientfica Y vigiancla epistemolégica, 106 1 ar 54 st 6 inproe ENDICE 7 ‘TEXTOS ILUSTRATIVOs ut 145, 1a reNtacion ptt maoreisio 196 [NOTA SOBER LA sBLAccz6m DE Loe TexTos it rojetamo del projetor'y dat intelectual of ASR ber 6583: ne rer, 8 acLos: ed 1.6, Tonia ¥ Twapicibe Taéni04 202 SOMMK UNA ketsrEawoLooSA coRCORDATARIA 113, Ravin arguitecténica y razin polémica ‘202 1. G. Canguilbem, 113 121 19. G. 202 BG Racha 28 2, ta consenuccadn pet omyerg 296 inerropucciGN: EPIsTEMOLoGia Y azTODOLOGIA 195 Bi entede 0 is serene pation seorouoale van aeoowernut, 125 La ilusiin positivista de una ciencia sin supuestor 208 3 eplan, 1M. Weber, 208 ; “Hey tater ln aches sociales como cota 217 4. ua aupruma Oe ee ee at 11. munociowss + icoiels o& urea, 199 _ as orca Bt Las pena a hl opameligin taf Fess Glan Bat Py 1a dicta ronal come instrumented ruptra 136] Eiymantmene etune arian acto 2h ‘Nias t M. Ma ; hE. Kats, 204 El elie login coro coulyvante deta vigilancieeptemoligiea 138 mee = bee ee 230 6. J. H. Golithorpe yD. Lockwood, 158, meueticie dete ste: bow: 12 Le HUSK RE LA TRANEPARENGIA YL PRINGITIO BR A 1 450 23. ua mia EPTALIMG ot tat shdot: onseTe conrmeMO | a fileria arcana como fundamento de ta ilsiin de ta Se cla niin weeea «86 EF vaflsilded 150 eT Sebotenan yA Seton, 208 7B Durkheim, 150 Imagenes subjetivas y sistema objetivo de referencia 254 La igroroncis metidia 153, B11. H. Goldthorpe yD. Lockwood, 25+ 8. E Durkheim, 158 Las categorias de la lengua indigena y la construccin de los EL incite del usoive @ ta substance 157 tifice a 9. Le Wingenstein i strauss, 257; 29. M. Mauss, 259; 30. B. Mati Ri ping St rb tc ga de 2 bs 2.6 Ua Seno, 25 = rn 160 2.4. LA ANALOGIA Y LA CONSTRUCCION DE HUPSTESIS, 262 2o Dessbeias 108: El uso de los tipos ideales en sociologia 262 El cédigo 7 et documento 164 ‘31. M. Weber, 262 11. P. Shand, 105 tf “28 Weber, _ 7 13: nagunaizae Y CUUTURA: GUNTANGIA ¥ssrEea De REZACIONES a Sones y oa ie profundes como producto jean <9 1G] Eee ela ca nla po a 12K. Stare 167 52. Panik, 270 La naturales coma inriante piolgicay el parelogimo de le Gee ao cass or eee bee 173 38 Duke 24 as . " ies ta Analogia teria hip a geterildd de a explain da ls expcificidadeshitrzas por Paced de rn SE NOR Campbell 277 Th i. Weber 178 = 14. us wcotoate taorrises T tos ronenss pe tawovare $83 fF 3. EL maciONALISMO APLICADO La nosografia del lenguaie 183, LA IMMLICACION DE LAS OFERACIONES ¥ LA JERANQUIA DE LOS 15, M. Chastaing, 183 a ‘ACTOS: "mreoubnese 283 os exquemas or bioogia 190 Teoria y experimeniecion 253 16. G. Canguithem, 190 35.6. Canguilhem, 284 invotce Las cbetospredilecoe det emspirismo yn i a a Siraata ox PRORONICIONES ¥ veRUPICACIOW stsrEnTica ES safle come Calo metadligas 00 37. L. Hemsley, 296 La argumentacion cular 300 1 ee Mind 30 prueba por an sistema de probaildades convergent ga Gh Darwin 508 ‘ nae ae = Ls naneoay EPLoTEMOLbGIEAS 1e ftepa dialog 38 1 odo &, baba, 310 neo-positivime, scoplamiento det sensuclisma y del formalize 2s Scams 10 del sensuaismo y del fermalismo 315 2B Duskhein, 32 a CONCLUSION: SOCIOLOGIA DEL. CONOCIMIENTO Y EPISTEMO- ocin 397 Las mundanatidades dela cemcia 307 43.6. Bochelans, 327 De ta reformer det entendimiento sociligico 3 oe a Mat ee controler erszadon'y la transi le censure 48°. Polanyi 362 ais ae LSTA DE TEXTOS 5 iwoice veMirico 351 PREFACIO A LA SEGUNDA EDICION La preparacién de esta segunda edicién abreviada nos permitié modificar el proyecto inicial de continuar el volumen consa- do a los Presupuestos epistemoldgicos con un segundo tomo ue habria tratado de la construccién del objeto sociolégico y Uh tercero, destinado @ presentar una recopilacién critica de Jos instrumentos, tanto conceptuales como técnicos, de la inves- tigacién. Finalmente, nos parecié imposible realizar en estos campos el equivalente del trabajo de construcciin que la jnesdstencia de una epistemologia de las ciencias sociales habri hecho posible y necesario; al no poder, en un terreno tan mani- fiestamente cubierto, y basta obstaculizado, optar por la inge- nuidad, no hemos podido resignarnos de antemano a la discusion moderada de las teorias y de los conceptos en vigor, de las que la tradicién universitaria hace el presupuesto de toda discusién teérica, Estariamos tentados, preferentemente, de someter estos Presupuestos epistemolégicos a una revisin que tendiera a ‘subordinar totalmente el discurso a una intencién pedagégica, realizada con tanta imperfeccién on el estado actual de la obra De esa manera, cada uno de los principios hubieran q fijados en preceptos 0, al menos, en ejercicios de interiorizacién de la postura, Por ejemplo, para desprender todas las virtualida- des heuristicas implicadas en un principio como el de Ia pri- macia de las relaciones, hubiera sido necesario mostrar en ‘sus componentes (tal conio se hace en un seminario, o mejor en lun grupo de investigacién, cuando se examina la construccién de una muestra, la elaboracién de un cuestionario o el anilisis de una ceric de cuadros estadisticos) cémo este principio ordena las elecciones técnicas de la investigacién (construccién de series de poblaciones separadas por diferencias pertinentes desde el punto de vista de las relaciones consideradas, elaboracién de preguntas que, secundarias para la sociografia de la poblacién 10 EL OFTCIO DE sociétoco propiamente dicha, permiten situar el caso considerado en un sistema de casos dentro del cual adquiere sentido 0, inclusive, movilizacién de técnicas gréficas 0 mecanogrificas que permitan aprender sinéptica y exhaustivamente el sistema de relaciones entre las relaciones reveladas por un conjunto de cuadros esta Aisticos). Nos hemos detenido, entre otras razones, por el temor de que este esfuerzo de esclarecimiento pedagégico pueda llevar, debido a los limites de Ja conmunicacién escrita, a negar que la fensefianza de investigacién es uma ensefianza de invencién y que pudiera estimular la canonizacién de preceptos desgasiados de una nueva metodologia o, peor aun, de una nueva tradicién tedrica. No es un riesgo ficticio: Ia critica, en su mamento herética, del empirismo positivista y de la abstraccién metodolégica, tiene enormes posibilidades de confundirse, actualmente, con los dis- cursos previos de una nueva vulgata que consiga, tuna vez més, postergar la ciencia sustituyendo el honroso lugar de Ia pureza teérica con 1a obsesién de la impecabilidad metodologica. Setiembre de 1972 Los textos ilustrativos que constituyen la segunda parte de este libro (pp. 111) deben ser leidos paralelamente a los andlisis en el curso de los cuales son utilizados o explicados, Las remisiones @ estos textos son indicadas en la primera parte del libro mediante una nota entre corchetes que Ueva el nombre del autor y el niimero del texto. Al final del libro (pp. 345) incluimos un indice especial que facilita la consulta, INTRODUCCION EPISTEMOLOGIA Y METODOLOGIA “£1 método —escribe Auguste Comte— no es susceptible de ser estudiado separadamente de las investigaciones en que s¢ lo em- plea; 0, por Jo menos, seria éste un estudio muerto, incapaz de fecundar el espiritu que a é! se consagre. Todo lo que pueda decirse de real, cuando se lo encara abstractamente, se reduce a generali- dades tan vagas que no podrian tener influencia alguna sobre el régimen intelectual. Cuando se ha establecido, como tesis ldgica, que todos nuestros conocimientos deber: fundarse sobre la observa~ cin, que debe procederse de los principios hacia los hechos y de Jos hechos hacia los principios, ademés de algunos otros aforismos similares, se conoce mucho menos netamente el método que a quien estudia, de modo poco profundo, una sola ciencia positiva, aun sin intencién filoséfice, Por haber desconocido este dato esen- cial, nuestros psicélogos se inclinan a considerar a sus ensuefios como ciencia, cuando creen comprender el método positive por haber leido los preceptor de Bacon o el Discurso de Descartes Ignoro si, mas tarde, seré posible seguir @ priori un verdadero curso de método del todo independiente del estudio filoséfico de las ciencias; pero estoy convencido de que ello es imposible hoy, ‘puesto que los grandes procedimientos légicos no pueden atin ser explicados, con suficiente precisién, por separado de sus aplica- clones, Me atrevo a agregar ademas que, aun cuando una empresa de este tipo pueda ser realizada —lo que, en efecto es concebible—, silo por el estudio de las aplicaciones regulares de los procedimien- tos cientificos podra lograrse un buen sistema de habitos intelec- tuales, hecho que es, sin embargo, objtivo esencial del método.” + © A, Comte, Cours de philosophie positive, t. Bacheier, Paris, 1830 (ci- tado segtin la edicién Gernier, 1926, pp. 71-72). Podria sefalars, com Canguihem, que no es facil superar la seduccién del vocabulario que "aoa 12 EL OFTCIO DE soctéLoGo Nada habria que agregar a este texto que, al negarse a disociar 1 método de la practica, de entrada rechaza todos los discursos del étodo, si no existiera ya todo un discurso acerca del método que, ante la ausencia de una oposicién de peso, amenaza imponer a los investigadores una imagen desdoblada del trabajo cientifico, Pro- fetas que se ensafian con la impureza original de la empiria’—de quienes no se sabe si consideran las mezquindedes de la rutina Cientifica como atentatorias a la dignidad del objeto que ellos piensan les corresponde o del sujeto cientifico que pretenden encar- nar— o sumos sacerdotes del método que todos los investigadores observarian voluntariamente, mientras vivan, sobre los estrados del catecismo metodolégico, quienes disertan sobre el arte de ser socislogo o e! mado cientifico de hacer ciencia sociolégica @ menudo tienen en comiin la disociacién del método o la teoria respecto.de las operaciones de investigacién, cuando no disocian la te método o la teoria de la teor‘a, Surgido de la experiencia de inves- tigaciin y de ous ificultades cotdianas, nuestro propésitoéxpli- cita, en funcién de las necesidades de esta causa, un “sistema de costuumbres intelectuales”: se-dirige a quienes, “ermbarcados” en la prictica de la sociologia empirica, sin necesidad alguna de que se Jes recuerde la necesidad de la medicién y de su aparato tebrico y técnico, estén de acuerdo totalmente con nosotros sobre aquello acerca de lo cual estamos de acuerdo porque va de suyo: la nece- sidad, por ejemplo, de no descuidar ninguno de los instrumentos conceptuales o técnicos que dan todo el rigor y la fuerza a la veri- ficacién experimental. Slo quienes no tienen 0 no quieren hacer Ja experiencia de investigacién podrin yer, en esta obra que ‘apunta a problematizar la practice sociolégica, un cuestionamiento de la sociologia empirica* ‘conduce sin cesar a concebir e) método como susceptible de ser separedo de tgnciones en que es puesto en prictica: [A. Comte] “enveha en Ia Primera leeciin del Curso de flowfia postive que tel métoda no ex susceptible 4e ser estudiado por seporado de las investigaciones en que es empleado>, ello sobrentionde que el empleo de un método supone ante todo si poresion” (G. Canguilher, Théorie et technique de Pezperimentation che: Claude Bernard, Colloque du centensice de ta publication de L'intraduction d étude de la médecine experimentale, Mosson, Paris, 1967, p. 24), 2 La divisiin del campo epistemotigico segtin ln légica de ls pares (cfr. 3* parte) y las tradiciones intmlctusles que, al :dentifienr toda refleyion con ‘espcculacion pura, no permiten percibie Ja fancién técnica de une reflexisa sobre Ia relaciéa con los vknicas, otorgan fuerte peobabilidad al malentendido ‘que aqui tratamos de enfrentar: en efecto, en esta organizacséa dualista de las nrisremoLooia ¥ METODOLOGIA 3 5 bien os cierto que la enseiianza de la investigacién requiere, de me ‘fe quienes la conciben como de los que la reciben, una eecbrencia directa y constante a la experiencia en primera persona Tein practica, “la metodologia de moda que multiplica los pro- f de investigaciones refinadas pero hipotéticas, las conside- Siefones criticas de investigaciones realizadas por otros (.. .] 0 los Teredictos metodologicos”,® no podria remplazar una reflexién Tobre Ia relacién justa con las técnicas y un esfuerzo, atin azaroso, trasmitir principios que no pueden presentarse como simples Perdades de principio porque son el principio de la investigacién Je verdades. Si bien es cierto, ademés, que los métodos so distin- mde as tenicas, por lo menos en que tos san “lo sufciente jenerales como para tener valor en todas las ciencias o en Zenit be importante de ella esta reflexion sobre el método debe también asumir el riesgo de Fever los andlisis mas clasicos de la tpistemologia de las ciencias de la naturaleza; pero quiz sea nnecesario que los sociélogos se pongan de acuerdo sobre principios tlementales que aparecen como evidentes para los especialistas en Giencas de Ia naturalezao en iota de las ciencis, para gals de la anarquia conceptual a le que estén condenados por su indi- ronda ate la raflesion epistemoldgica, Ea realidad, el esfuerzo. por examinar una ciencia en particular a través de los principios generales proporcionados por el saber epistemoligico se justfica ¥ S impone especialmente en el caso de la sociologia: en ella todo eonduce, en efecto, a ignorar este saber, desde el estereotipo huma- nista dela irreductibilidad de las ciencias humanos hasta las carac teristicas del reclutamiento y Ia formacién de investigadores, sin olvidar la existencia de un conjunto de metodélogos especializados Tones cpstemoligicas to intent de velver « insertar las operaciones {Concen en ie jrarguia de los actos epistemoligicos ser cas inevitablements [Barpretada tomo un otaque dirigido conta Ia tence, y los tenon pose ‘gun reconocemos la contribueign capital que ls metodoldgos y en particaar BAI. Decarfed, an aportad ala racionalizacion de a practca ool, Iebemos que corremos el riesgo de ve bon ubique mis cerea do Fads and Fable of American Sociology aus de The Language of Socal Research. #1. Nocdham, Structure ond Sentiment: A Test-case in Social Andivo- logy, University of Chicago Press, Chiapo-Lopdres, 1962, pal. Ta Kaplan The Conduct of nguiry, Methalology of Behavioral Science, Chandler Sin Francisco, 196% p. 25. EI mismo autor oe lnmenta de que ol {Srmino “tcnologia” haya adguiido ya un sentido especilizado observe q0e Dutra nlicare ton elovadeefaciod aun gran minaero de estos caliiadon tonne “merodlégims” (Did, p.19)- 14 BL OFICIO DE sociéz000 en la reinterpretacién selective del saber de las otras cioncias. Por tanto, es necesario someter las operaciones de la prictica sociolé gica a la polémica de la razén epistemolégica, para definir, y si es Posible inculcar, una actitud de vigilancia que encuentre en el ‘completo conocimiento del error y de los mecanismos que lo engen- dran uno de los medios para superarlo. La intencién de dotar al investigador de los medios para que é| mismo supervise su tra- bajo cientifico, se opone a los lamados al orden de los censores cuyo negativismo perentorio sélo suscita el horror al error y el Fecurso resignado a una tecnologia investida con la funcién de exorcisme, Como la obra de Gaston Bachelard lo demuestra, la episte- smologia se diferencia de una metodologia abstracta en su esfuerzo por captar la légica del error para construir la logica del desc. brimiento de la verdad como polémica cont ‘esfuerzo para someter las verdades pr métodos que utiliza a una rectific: 6 (G. Canguilhem, texto ré 1}, Pero la accién polé fica no tendria toda su fuerza si el “psicoandlisis del espiritu uno contra otro, como bburgués y proletario [...], querria verlos mantener una relacién personal de individuo @ individuo. No considera que, en el marco de la divisién del trabajo, las relaciones personales se convierten ecesaria e inevitablemente en relaciones de clase y como tal se cristalizan; asi toda su verborragia se reduce a un voto piadoso Que quiere cumplir exhortando a los individuos de esas clases a Ser fuera de toda capaci, no noe imports. ConcKdasenor silo que In = do mde all do terra concecia actual" CE ‘Métaphysique et de Morale, wv, mayo 1898, repreducida en Sociologe et PI sophie, ¥. Alean, Paris, 192 simboloe yy aun de cosas simbolizadas que forman una especie ssubsirat, y que le concede a Mauss el ménto “de haber recurrdo al Ciente como proveedar del carieter comin y expocfico de los hechos sci (C Lévi Strauss, “Introduction”, en MM. Mauss, Sociologie et Aa ur, Patis 1950, pp. xxx y soe [hay ed. esp]). Bs en ese sentido que ‘moce ya en Taylor la afirmaciin, sin duda confuse y equivoca, de lo que ber “a naturalezs inconecionte do oe interpreteciones, ‘tienen siempre el Caricter de racionalizaciones 0 de elabarac razones por las evales st practica una cost 7 fom muy distintas de las que se invoca p justficarla” (Anthropologie structural, Plon, Paris, 1958, p. 25 [hay ed. esp Tal es el sentido de 1s critica que Durkheim hacia de Spencer: “Los haechos soriales no som el simple desarvollo de los hechos priquicos, ino que ‘sos dltimos som, en gran parte, Ia prolongaciéa de ls primeros en el interior de la conciencia. Esta proposicién es muy importante ya que el punto de vista Seman expone ol sctiogo,« cada instant, a au tome la casa por efecto Y¥ iprocamente” (De la division du travail seeial, 7 edic, Uy, Paris, 1960, BMI [hay ed. esp). Eo EL ovtcio De socié.oc9} desechar de su espiritu Ja idea de sus y de su) ‘eprivilogio» particular [...]. Para destruir la ”. Independientemente de las ideologias de la “participacion” y de Ja “‘comunicacién” a las que respaldan a menudo, las técnicas clisicas de la psicologia social conducen, en razén de su episte} mologia implicita, a privilegiar a las representaciones de los indi ‘Viduos en detrimento de las relaciones objetivas en las cuales estan inscriptas y que definen la “satisfaccién” o la “‘insatisfaccidn’| ‘que experimentan, los conflictos que encierran o las expectativ © ambiciones que expresan. El principio de la no-conciencia pone, por el contrarie, que se construya ei sistema de relacion objetivas en el cual Jos individuos se hallan insertos y que se ex jpresa mucho mas adecuadamente en la economia o en la mor, fologia de los grupos que en las opiniones ¢ intenciones decla ‘de los sujetos. El principio explicativo del funcionafniento de un: organizaciin est’ muy lejos de que lo suministre'la descrip de las actitudes, las opiniones y aspiraciones individuales; en rigor, es la captacién de la légica objetiva de la organizacién lo proporciona el principio capaz de explicar, precisamente, aquella actitudes, opiniones y aspiraciones.** Este objetivismo proviso que es la condicién de la captacién de la verdad objetivada de I sujetos, es también la condicién de la comprensién total de la rela ccién vivida que los sujetos mantienen con su verdad objetivada en un sistema de relaciones objetivas.® 1 K. Mary, lddotoieellemande (tu 1. Melts), en Onveres Phi phiques, t. 1x, A. Costes, Paris, 1947, p. 94 [hay ed. esp.)- 1 Raa rece la palope encuentra toe de indeed lei ena ele os grapes pacino te eaten ye laters ‘Estados den scldgd ghoul No se ten rubs em cae tes ives Sete soma ei arenes polis eve mere, uu for wide an relocones seer ante Ine farsa soe 12'S fuera neces, por lar neriddes do la tren pdasilen, Inet olan se era eri i ings eS Sloligon corns gers woerar con, le scloge = silence sie Same a cae Se [elon “Ea nage sone parse misma exstencn, a speracon de oposicién ficticia que subjetivistss y objetivistes hacen surgir arbitreriamentes Sila sociologia es. posible como cisacia objetiva, es porque existen relai tree ci, reptilian ne tire, emcees Yen elses ta gue ab som ahead le sl Sn) ga pardon fr capeds so por roles dol serra 7 Se "ifelinentacdn beds f-} Pere a diferencia de los cenia mata 3A XUPTURA 33, Neturaleca y cultura: substancia y sistema de relaciones [Si el principio de la no-conciencia no es sino el revés del referido al ambito de relaciones, este iiltimo debe conducir al rechazo de todos los intentos por dofinir la verdad de un fenémeno cultural independientemente del sistema de relaciones histéricas y sociales {del cual es parte. Tantas veces condenado, el concepto.de natura- Jeza humana, la més sencilla y natural de todas las naturalezas, subsiste sin embargo bajo la especie de cqnceptos que son moneda corriente, por ejemplo, las “tendencias” 0 las “propensiones” de ciertos economistas, las ‘'motivaciones” de la psicdlogia sotial 0 las “necesidades” y'los “pre-requisites” del andlisis funcionalista. Lafilosofia esencialista, que es la base de la nocién de naturaleza, todavia se practica en cierto uso ingenuo de los criterios de and- lisis como el sexo, Ja edad, 1a raza o las aptitudes intelectuales, al cofisiderarse esas ‘taracteristicas como datos naturales, necesarios y eternos, cuya eficacia podria ser captada independientemente Ge las condiciones histéricas y sociales que los constituyen en su especificidad, por una sociedad dada y en un tiempo determinado. De hecho, el concepto de naturaleza humana esta presente cada vez que’se trasgrede el precepto de Marx que probibe eter- nizar en 1s naturaleza el producto de la historia, o el precepto de Durkheim que exige que lo social sea explicado por lo social y sélo por lo social [K. Marr, texto n? 12; Durkheim, texto n? 13). La formula de Durkheim conserva todo su valor pero a condicién de que exprese no la reivindicacién de un “objeto real”, efectiva- mente distinto del de las otras ciencias del hombre, ni la pre- ‘uns antropologia total no puede detenerse on una construccia de relaciones bjetivas porque Ie experiencia de les significaciones forma parte de la sigui- ficecién sotal de la experiancia: la soclogia, aun la menos sospechosa, de subjtivismo, fecurre a conceptos intermediarics y mediadores entre lo subje- tivo y lo objetivo, como alienscién, actitud o ethos. En efecto, le corresponde consiruir el sistema de relaciones que englaba y el sentido objetivo de las ‘onructas organizadas segin regolaridades mensorables y las relaciones sing lares que los sujetos mantienen ton las condiciones objetivas de su existencia y ‘an el sentido objetivo de sus conducts, sentido que ios pe ‘Sesporeidos de dl. Dicho de otro modo, la descripcin de la ‘Yidad remite a la descripeién de la interirizacion de la objtividsd” (P. Bour- ian, Un Art moyen, Patie, Ea. de Minoit, 1970, 2° edic, pp. 18.20; 1* edie. 1965. 36 EL OFICIO DE SociéLos0 tensidn sociologista de querer explicar sociolégicamente todos los aspectos de la realidad humana, sino la, fuerza de la decision metodolégica de no renunciar anticipadamente al derecho de la explicacion sociolégica o, en otros términos, no recurrir aun prin- cipio de explicacién tomado de otras ciencias, ya se trate de la Diologia o de la psicologia, en tanto que la eficacia de los métodos de explicacién. propiamente sociolégicos no haya sido completa- mente agotada. Ademas de que, al recurrir a factores que son por definicion transhistéricos y transculturales, se corre el riesgo de dar por explicado precisamente lo que bay que explicar, se con- dena, on el mejor de los casos, a dar cuenta solamente de las seme- § janzas de las instituciones, dejando escapar, como dice Lévi- Strauss, aquello que determina su especificidad histérica 0 su criginalidad cultural! “Una disciplina cuyo primer objetivo, si no dl tinico, es analizare-interpretar las diferencias evita toda difi- cultad al tener en cuenta nada més que las semgjanzas, Pero, al ‘mismo tiempo, pierde toda capacidad para distingwir lo general, a Jo cual aspira, de lo vulgar con lo que se contenta” # [Maz Weber, tezto 1 14). ae Pero no basta quo las caracteristicar-atribuidas al hombre social en su universalidad se presenten como “residuos” o inva- riantes descubiertas por el anilisis de las sociedades concretas para que sea decisivamente descartada esta filosofia esencialista que debe la mayor parte de su seduccién al esquema de pen- samiento segiin el cual “no hay nada nuevo bajo el sol”: de Pa- reto a Ludwig von Mises no faltan anélisis, aparentomente histéri- os, que se limitan a sefialar con un nombre sociolégico principios explicativos tan poco sociolégicos como la “tendencia a crear aso- iaciones”, “la necesidad de manifestar sentimientos por actos exteriores", el resentimiento, !a bissqueda de prestigio, la insacia- bilidad de la necesidad 0 la libido dominandi.** No se campren- 28 Claude LéviStrass, Anthropologie structurale, op. city v.19. 3 Pera probar que le acttud eritca contra e] eapitalismo no estaria ins piradasivo on el resentimiento propio de individuos frustrados ens aml fecial, von Mises seals, independientemente de toda expeciiceign sociolgea, Jn propersin m in autajusuicern, ademie de Ia aspivacin a asco soiak [Es porque haben fracasado en sie postbildades de axcenso como consecueaia de alguna infeioridad natural ("las cualidodes Bologicas de los cuales std provitto un hombre. limitan, muy rstrechaments, el campo dentro el cual Duede presar servicios a Tos otto") que mucha gente volreia contra. ol Expitaliemo el reectimiento nacido de a ambicibn frvstrada. Resumiendo: como, sogin Leibui, ests estableeid desde tempos iamemoriales en Ia esecia a RUPTURA ar deria que los socidlogos puedan con tanta frecuencia renegar de ‘su condicién de tales proponiendo, sin otra razéu, explicaciones que no deberian utilizar sino como tiltimo recurso, si no fuera que In tentacién de la explicacién por las opiniones declaradas no se encontrara reforzada por la seduccién genérica de la explicacién lo simple, denunciada incansablemente por Bachelard por su Nineficacia epistemolégica”, +4, La sociologia espontanea y los poderes del lenguaje Sila sociologia es una ciencia como las otras que sélo tropieza con una dificultad particular en ser como ellas, es, fundamentalmente, en razén de lalespecial relacién que se establece entre la experien- cia cientifica y la experiencia ingenua de! mundo social y entre las expresiones ingenua y cientifica de las mismas, En efecto{o basta on denunciar la ilusién de la transparencia ¥ poseer los principios capaces de romper con los supuestos de la sociologia espontinea para terminar con las construcciones ilusorias que planiea.. rencie de las palabras, herencia de las ideas”, segiin 1a sentencia de Brunschvicg, el lenguaje comin que, en tanto tal, pasa.inadver= tido, encierra en su vocabulario y sintaxis toda una filosofia petri- ficada de lo social siempre dispuesta a resurgir ea palabras comu- nes 0 expresiones complejas construidas con palabras comines que ; el soci6logo utiliza inevitablemente. Cuando se presentan ocultas bajo las apariencias de una elaboracién cientifica, las prenociones pueden abrirse camino en el discurso sociolégica sin perder por ello la credibilidad que les otorga su origen: las precauciones con- tra el contagio de la sociologia por la sociologia espontinea no setian més que exorcismos verbales si no se acompanaran de un esfuerzo por proporcionar a la vigilancia epistemolégica las armas indispensables para evitar el coniagio de las nociones por las pre-_$ nociones. En la medida en que es a menudo prematuro, el deseo de desechar la lengua comin sustituyéndola pura y simplemente por una lengua perfecta, en cuanto esté totalmente construida y formalizada, corre el peligro de remplazar al anzlisis, més urgente, de César que habei de pasar el Rubicén, el desting de cada sujeto social ‘etaria contenido on su naturalera definida ea lo que ella tiene de pricoldgica (a voces de biolSgica). El esencialismo eva logicamente a uns “waciodica" (Lodwig von Mises, The Anti-copitalist Mentality, Van Nostrand, Princeton (N.), Toronto, Londres, Nueva York, 1956, pp. £33). 38 EL oFtcio pz socii090 de Ja légica del Lenguaje comin: s6lo este anélisis puede dar al sociélogo el medio de redefinir las palabras comunes dentro de un sistema de nociones expresamente definidas y metédicarmente depuradas, sometiendo a la critica las categorias, los problemas ¥ esquemas que la lengua cientifica toma de la lengua comin y {que siempre amenazan con volver a introducirse bajo los dis- fraces de la lengua cientifica més formalizada. “El estudio del ‘empleo logico de una palabra ~-escribe Witigenstein—nos permi- te ecapar de la talluencie de cietias exprestines po (...} Estos andlisis buscan apartarnos de los prejuicios que nos incitan a creer que los hechos deben estar de acuerdo con ciertas imagenes gue afloran en nuestra lengua.” # Por no someter el lenguaje comiin, primer instrumento de la “construccién del mundo de los ‘objetos",**a una critica metédica, se esta predispuesto a tomar por datos, objetos preconstruidos en y por la lengua comtin. La preocu- ppacién por la definicién rigurosa es imitil, ¢ incliso engafiosa, si el principio unificador de los objetos sujetos,a definicion no’ se sometid'a ls"critica** Como los filésofos que se lanzan a la buis- 28 1. Wingenstein, Le cahior bleu at lo caer Brun (tr G. Durand), Pacis, Gallimard, 1963, p89 3 Véase Ernst Cotsiter, “Le langage et Ia construction di monde dos objet”, en Journal de. peychologie normal et patholgique, vol 30, 1933, pp. 18-4, y “The Influence of Cangvago upon the Development of Scentiic Thought", en The Journal of Philosophy, vol. 32,1936, pp. 308327. riende Ta riic ue hacla Wittgenstein de Tos joes 4 Tos cuales Tlevan los juegos de_palabras sobre ln polabre ‘Sego": Lat hombres no juegaa ni como sus decorados i eomo sus stint clones. No jaegan con los palabras como sobre ra ecens; no con el violin So, una bata: oct fort como a nfrtunay non a armenia Ge vals como un dvs vegan con wn proyeetil como juegan a la Slots, por ejemplo, fia. Ponden decir jgar tna staan et Joga Siete dc ugar oe fae ME Chang. Toue net ps Journal de peychologie normale et pethologique, = 3, jliosetiembre 1059, pp. 303308), criten Lica Hingntic « 1a cual M. Chasing somete ta palabra rr toe toe ae socisloges”“wsttld I eniiguapalsbra ‘iuegpr por el nelogsmo soci Feemsese om alnas dosrncioes sie Se lor jen, la vlanted de Jugar®o ela sctivided Hbren el lagador por une diac caificaa de quet Td otachada de optim del individu sin prescuparae el Gempo libre Uigio Stes vacecones pegndas nie In antigua ovo, heer liber. Recmalierse 2 Splece de Jars poe el obey ado de lay dsracines cidade Ge Cantarcenr Sombre imanche Genpats de Je baie le : ese yor lk signer juego Breit Tor 1A RUPTURA 39 queda de una definicién esencial del “juego”, con el pretexto de que la lengua comin tiene un nico sentido comin para “los juegos infantiles, los juegos olimpicos, los juegos mateméticos 0 fos juegos de palabras”, los socidlogos que orgenizan su problemé- tica cientifica en torno de términos pura y simplemente tomados del vocabulario familiar, se someten al lenguaje de sus objetds treyendo no tener en cuenta sino el “dato”. Las demarcaciones que efectia ‘el vocabulario comin no son las \inicas preconstruc- Cones inconscientes e incontroladas que sé insintian en ef discurso ito, y esa téchica de ruptura que ei la critica logica de Ja sofiologia espontinea, encontraria, sin duda, un instrumento imemplazable ett Ta nosografia del 1 comin que se pre- Senta, por Io menos como esboro, et! 1a obra de Wittgenstein {M. Chastaing, texto 15)" “ Tal critica daria al sociélogo el medio de disipar el halo se- mantico (fringe of meaning, como dice Williams James) que rodea labras mas comunes y controlar las significaciones dudosas a las metiforas, aun las que aparentan estar muertas, que corren el peligro de situar Ja coherencia de su discurso en otro orden distinto del que pretenden inscribir sus formufaciones. Sea que alguna de esas imagenes puedan ser clasificadas sequin el orden, biolégico 0 mecénico, al cual remiten, o sogtin las filosofias implicitas de lo social que sugieren: equilibrio, presién, fuerza, tensién, reflejo, raiz, cuerpo, célula, secrecién, crecimiento, regu: lacién, gestacién, decaimiento, etc., esos esquemas de interpreta- cién, tomados a menudo del orden fisico 0 biolégico, corren el * riesgo de transmitir, con el pretexto de la metifora y dé la Hario- nnimia, una filosofia inadecuada de Ia vida social y, sobre todo, de desalentar la biisqueda de la explicacién especifica proporcionando sin mayores esfuerzos una apariencia de explicaciin ® (G. Can- fuera de toda finolided utitori, si puede olvidar | YY empleados, hasta incluso clos trabajos easeros>” (ibid), alnbros de su context de uso y asignarles de esto’ modo una Sipe stance (van ifr, L, Witgenin teow 8.157). No es otra cota que pagar con Ia misma moneda: «i la soiologia padecis Ia importagin ieontsiede Se copes ¢ haupeses Galen, Caos debi en otra época, eliminar, no sin difcultad, de las nociones tales como Ta de “edlula” 0 “tejido” sus ‘connotaciones morales 0 pliticas (ef. infra, ©. Canguithem, extn w 16, p. 190) ) BL oFtcio 3 sociéto30 ilhem, texto n? 16]. Asi, un psicoanélisis del espiritu sociolégico die, sin duda, encontrar en numerosas descripciones del pro- so revolucionario, como explosién que sucede a la opresisi un quema mocanico, apenas traspuesto, Asimismo, los estudios de fusién cultural recurren, a menudo mas inconstiente que cons, entemente, al modelo de la mancha de aceite para intontar plicar la extensidn y el ritmo de dispersién de un resgo cultural, to seria contribuir a la purificacién del espiritu cientifico mas e a analizar concretamente la légica y las furaciones de los es. amas comp el de “cambio de escala”, por el cual se permite trans- ir al nivel de la socieded global o mundial observaciones o enn. dos vélidos sdlo en el nivel de grupos pequefios; como el de la tanipulacién” o del “complot” que, descansando en definitiva re la ilusién de la transparencia, tiene la falsa profundidad de a explicacién oculta y proporciona las satisfacciones afectivas Ja denuncia de las criptocracias, o incluso el de la “accién a tancia” que obliga a pensar en la accién de los medios modern comunicacién sogiin las categorias del pensamiento magico Como se ve, la mayor parte de estos esquemas metaloricos | comunes a las palabras ingenuas y" al discurso cientifico; de ho aquellos deben a esta doble perienencia su eficacia seudo- licativa, Como dice Yvon Belaval, “si nos convenicen, es porque hhacen dudan y oscilar, sin que lo sepamos, entre la imagen rensamiento, entre lo concreto y lo abstracto. Aliado de le ima, tcin, el lenguaje trasplanta subreptciamente la verdad de la dencia sensible a la verdad de la evidencia logica” # Ocultando origen comtin, bajo el omnato de la jerga cientifica, eins esque. s tmixtos evaden la refutacién, ya sea porque proponen de wdiato una explicacién global y evocan experiences cotiianas concepto de “sociedad de masas” que puede, por ejemplo, en. tar su paralelo en la experiencia de los embmtellanitntes de i y el termino “mutacién” que refleja a menudo slo la vulgar criencia de lo insdlito), ya sea porque remiten a una filosalia ntinea de Ja historia, como el esauema del retorno ciclico, ndo considera sélo la sucesién de las estaciones, o como ef * Noam Chomsky muestra cémo el Lenguaje de Skinner, que hace wn cy LA RUPTURA mntenido que el “es mnalista cuando no tiene otro contenido qu et pa ingenuo, o bien porque tropiezan con aide ices ya ulgarzaon coy olde i compres fesquemas cientificos como ee compres ciogr reduce, par ejemplo, la im a del mes encndeadon Dur said popes de a fea que | centfice se expone siempre a hallar en las evidencis del n- {ido comiin residuos de teorias anteriores que la fedispone a que los conceptos y teo- bandonado; dado que todo predxpone pucepios Y 10, Flas sociologica® pasen al dominio public, el sociélogo, care al ‘iquier otto cientifico, de “retomar dk ee michtos comones, para volcalosen la cena tic, 108 elementos que ésta ya habia depositado en ellos” * - Sind que ol ig enn toga qe renuni analogies de explicacién o de cox a nt el so ql en derma ace defor pare- digmas —inchuso mecdnicos— con fines pedagézicoso heuristicos ts preciso usaros cientifica y metddicamente. Asi como las Elenciasiscasdebieron romper eatogéricamente con las reprov ‘aclones animistas de la materia, y de la accién sobre ella Gencias sociales deben efectuar ta “upars pisemeliic’” que iferencis facién cientifica del funcionamiento acacia artfichtintaso anteopamorficas. slog andi de fometer a la experiencia de la explicitacién total Tos eaves ‘ilizados por la expicaci socokgica es como se evita el con, Lag a a aided estructural con os euemas comin nten una afinida nas com Secs nga se eo cuando se je de imitar ls movimientos de a costurera: la socio- Togia obtedtia sin duds sus mejores frutos de una adecoads re, sentaciSn de la epistemologia de las ciencias rales us verificar en cada momento que construye verda- Gefamente maquianes de coser, en lugar de transplantar penose Serta los movbniontesespontaneos de la précica ingen igue, son objet, 22 structure, M. Biviére, =P, Duhem, La thiorie physiaue, Para 1954, edi seviead y auoentada, po 397. . 32 Faye taren da contol seminico, la. silage puede armarse no sélo de lo que Bachelard signa como peicoanins del con wa frites puremante lgicay Tingistis, sino tabi, de una soil fecial de lor esquemas de interpretaciin de EL OFICIO DE sociéz0do 5. La tentacién de profetismo ctualmente la sociologfa tiende a mantener con el public rcunscripto al grupo de pares, una relaciOn opaca que siempre ore el riesgo de encontrar su légica en la relacién entre el autor xitoso y su puiblico, 0 incluio a veces entre el profeta y su adi- rio, ello en razén de que tiene més dificultades que cualquier ra ciencia en desprenderse de la ilusién de la transparencia y alizar irreversiblemente la ruptura con las prenociones ¥ porque menudo se le asigna, volen nolens, la tarea de responder a los errogantes tines sore et porvenir de a civilizac El vci- go esta expuesto, mucho més que cualquiera de los otros es alistas, al veredicio ambiguo y ambivalente de los no especilistas 2e se creen autorizados a dar crédito a los andlisis propuestos, no stante éstos descubran los supuestos de su sociologia. expon. nea, pero que por eso mismo son inducidos a impugnar la ¥. una ciencia que no aprueban sino en la medida en qué a ence que aps ng ania mg op s objetos de reflexin del sentido comin y de fa reflexién comin bre esos objetos, no tiene nada que oponer a la certeza comin del recho que tiene todo hombre de hablar de todo lo que es hurmano juzgar todo discurso, incluso cientifico, sobre lo que es bu ano, ¢Cémo no sentirse un poco socilogo cuando Jos anzlisis del ocidlogo” concuerdan perfectamente con las palabras de lo charla tidiana y el discurso del analista y las palabras analizadas estn paradas nada més que por la fragil barrera de las comillas? ™ > es casualidad si la bandera del “humanismo”, bajo la cual se nen quienes creen que basta ser humano para ser sociélogo los que llegan a la sociologia para satisfacer una pasién dema- do ktumana de lo “humano”, se utiliza como punto de concen. cién de todas las resistencias contra la sociologia objetiva, apo ndose en la ilusién de la reflexividad o en la afirmacién de los prescriptibles derechos del hombre libre y creador. ca slo gue comolga con su objeto no etd nance exnto la complacencia cémplice de las expectativ as que el pibice tende a tancferr hoy tobe ie Sconces manas”, y que seria mucho mejor Uamar ciencias del hombre. tanto acepta determinar su objeto y las funciones de su discurso 1% Proferimot dejar para cada cn Fr 2 Prelerinoy dejar par cada ctor el cuiado de encontrar Is iat hae eet deen A mtn 1A RUPTURA & de acuerdo con Jos requerimientos de su publico, y presenta a la fantropologia como un sistema de respuestas totales a los interro- antes Ultimos sobre el hombre y su destino, el socidlogo se vuelve Profeta, aun si el estilo y la tematica de su mensaje varian segin que —como “pequefio profeta acreditado por el estado”— res- onda, cual sifuera duefo de la sabiduria, a las inquietudes de la Yalvacién intelectual, cultural o politica de un auditorio de estu- diantes 0 que, practicando la politica tedrica que Wright Mills concede a los “estadistaa” de la ciencia, se esfuerce en unificar al pequeiio reino de conceptos sobre los cuales y' por los cuales cree Feinar 0, més aun, que, como pequefio profeta marginal, contri- buya a forjar en el piiblico en general la ilusién de acceder a los filtimos secretos de las cioncias del hombre [Max Weber, B. M. Berger, textos n'* 17 y 18). El lenguaje sociolégico que, incluso en sus usos més contro- lados, recurre siempre a palabras del léxico comin tomadas en una acepcién rigurosa y sistematica, y que, por este hecho, se vuelve equivoco en cuanto deja de dirigirse slo a los expecialistas, se presta, mas que cualquier otro, a utilizaciones falsas: los juegos Ge la polisemia, permitidos por la secreta afinidad de los conceptos. mds \dos con los esquemas comunes, contribuyen al doble significado y a los malentendidas que aseguran, al doble juego pprofético, sus auditorios multiples y a veces contradictorios. Si, Como dice Bachelerd, “todo quimico debe Iuchar contra el alqui- mista que tiene dentro”, todo socidlogo debe ahogar en si mismo elprofeta social que el piblico le pide encarnar. La elaboracién, ‘aparentemente cientifica, de las evidencias que son las que mejor ‘onstruidas estin para encontrar un piiblico porque son evidencias piblicas, y la utilizacién de una lengua de maltiples registros que Yuxtapone las palabras comunes y las técnicas destinadas a ser- Virles de garantia, proporciona al sociélogo su mejor disfraz cuan- do cree, a pesar de todo, desalentar a aquellos cayas expectativas satisface dando una grandiosa orquestacién a sus temas favoritos ¥ ofreciéndoles un discurso cuya apariencia de esoterismo reffe ‘en realidad las funciones esotéricas de una empresa profétical La sociologia profética opera, por supuesto, con la légica, segtin la cual fl sentido comin construye sus explicaciones cuando se contenta con sistematizar falsamente las respuestas que la sociologia espon- tinea da a los problemas existenciales que Ia experiencia comin encuentra en un orden disperso: de todas las explicaciones senci- lias, las exphicaciones por lo sencillo y por la gente sencilla son las “4 EL OFICIO DE soci6x060 mis frecuentemente esgrimidas por los socidlogos proféticos que vven en fenémenos tan familiares como la televisién el principio explicativo de los “cambios mundiales”. "Toda verdad —decia Nietzsche— es sencilla: no es esto una doble mentira? Relacionar algo desconocido con algo conocido alivia, tranquiliza el espirita y ademas da cierta sensacién de poder. Primer principio: una ex- plicacién cualquiera es preferible a una falta de explicacién. Como en rigor, de lo que se trata es de deshacerse de las representaciones angustiosas, no nos exigimos demasiado para hallar medios de alcanzarla: la primera representacién por la cual lo desconocido se declara conocido hace tanto bien que se la tiene por verdadera.” Que este recurso a las explicaciones per lo seacitlo tenga por funcién tranquilizar o inquietar, que haga uso de los paralelismos ‘ala manera pars pro toto, de sistematizaciones por alusiin o elip- sis 0 de los poderes de la analogia esponténea, es porque el resorte explicativo resido siempre en sus profundas afinidades con la s0- ciologia esponténea. Ya lo decia Marx: “Semejantes frases litera- rrias, que, con arroglo a una analogia cualquiera clasifican todo dentro de todo, pueden hasta parecer ingeniosas cuando son dicks por primera vez, ¥ tanto més cuanto mas identifiquen cosas con- tradictorias entre si, Repetidas, e incluso con én, como apotegmas de valor cientifico, son tout bonnement (Ilanamente) necias, Sélo buenas para cindidos literatos y charlatanes vi- sionariog.que enchastran todas ls cencis con su empelagosa a2 ¥6, Teoria y tradicién teérica ‘Al colocar su epistemologia bajo el sino del “gpor qué no?” y la dintoeia ds i rabtn clenciica Uejoal dela duicnstinntied 9, ctor, de la ruptura continuada, Bachelard niega a la ciencia la segu- ridad del saber definitive para recordarle que no puede progresar sino es contionand cormtanamente ls principis msmos de ss propias construcciones. Pero para que una experiencia como In de Michelson y Morley pueda desembocar ent un cuesions- rmiento radical de los postalados furdamentales de Ja teoria, tiene 2% Karl Marg, Fondernts de la Critique de T8conomie plus, 1 (uni Brow, hres Pt 187,» 30 (Sy os Elmont [ottemenices por la ece dele eos ‘buen Aiea S fo X00, tor, p38) pes “ss LA RUPTURA % que existir una teoria capaz de provocer tal experiencia y dar Togar a un desacuerdo tan sutil como el que hace surgir esta ex- periencia, La situacién de la sociologia no es tan favorable a esas roezas te6ricas que, Hevando la negacién ex el corazén mismo fe una teoria cientifica aparentemente acabada, hicieron posibles {as geometrias no-euclidianas o Ia fisica no-mewtoniara; el socid- logo esté limitado a los oscuros esfuerzos que exigen las rupturas siempre repetidas y a las ineitaciones del sentido comiin, ingenuo © cientifico: en efecto, cuando se vuelve hacia el pasado teérica de su disciplina, se enfrenta.no con una teoria cientifica consti- ttuida sino con una fradicién. Tal situacién contribuye a dividir en dos el campo episternolégico, manteniendo ambos una relacidn con- trapuesta con una misma representaciOn de Ia teoria: jgualmente incapaces de oponer a la imagen tradicional de Ja teoria otra que sea propiamente cientifica 0, por lo menos, una teoria cientifica de la teoria cientifica, unos se lanzan a cuerpo descubierto @ una préctica que busca encontrar en st misma su propio fundamento {edrico, otros siguen mantenicndo con la tradicién la tipica rela ‘cibn que las comunidades de literatos estn acostumbrados a con- servar con un corpus en que los principios que se proclaman disimulan los supnestos tanto més inconscientes cuanto més esen- Gales son y en que la coherencia semantica o légica pueden no ser otra cosa que la expresion manifiesta de la ultima seleccién asada en una filosofia del hombre y de la historia mas bien que fen una axiomatica conscientemente construida, Los que se afanan en hacer el compendio de las contribucio- anes tebricas heredadas de los “padres fundadores” de la sociologia, {no acometen una empresa andloga ¢ la de los teélogos o canonis- fas de la Edad Media, que reunjan en sus enormes Summas el conjunto de los argumentos y asuntos legados por las “‘autorida- des”, textos canénicos o Padres de la Iglesia? ** Los “‘teéricos” * Besta lisica elacién a una teadicibn se observa siempre en ls primeroe momentos de la historia de una ciencia. Bachelard sefiela que hay, en ls libros Gontifcos del siglo sont, wna eradicisn pardsita que refleje todavia la desor- (Ganizacion y dependencia de la fortaleta ciantifica en relacion a la sociedad Eiindens, Si “el Baron de Marivetz y Gousser, al teatar sobce el fuego en su Clebee Physique du Monde (Paris, 1870), s» dbligeron y honcaron Je exars- far cusrenta seis teorias diferentes antes de proponer tuna buena, la suya", fs porque fu clencia np rompié con su pasedo, incluso el més balbuceante, por {i Que, careate de wna organizeciin propia ¥ de normas auténomas ta disc: HOA cleatifiea estd siempre concebida sobre el modelo de la converseciéa ‘uncana (La formation de Cesprt scientifique (vase edic. esp: La formacién 46 EL OFTEIO DE socié106o contempordneos de la sociologia estarian indudablemente de acuer- So.con Whitehead on que "oes cnc dbe alvidar a tos funda Gores”; esas sintesis differen menos de lo que parece de las compilaciones medievales: el imperativo de la “acumulacién”, al que manifiestamente se consagran, es otra cosa, a menudo, que Ja reinterpretacién, con referencia a otra tradicién intelectual, del imperativo escolistico de la conciliacién de los contrarios? Como to sefala E. Panofsky, los escolésticos “no podian dejar de adveetir que las autoridades, y aun los diferentes pasajes de la Biblia, esta- Yan frecuentemente en contradiccién. No les quedaba otra cosa, centonces, que admitirlas a pesar de todo ¢ interpretarlas y reinter- pretarlas sin cesar hasta que estuviesen reconciliadas. Pues esto To que hacen los tedlogos desde siempre” ** Tal es, en esencia, la (égica de una “‘teoria” que, como la de Talcott Parsons, no es mas que la reelaboracién indefinida de los elementos todricos artificial- mente extraidos de un cuerpo escogido de autoridades,*) 0 bien la logica de un corpus doctrinal, como la obra de Georges Gur- vitch, que presenta, tanto en su t6pica como en su procedimierito, todos los rasgos de las recolecciones canonistas modievales; vastas confrontaciones de autoridades contradictorias coronadas por las concordantiae violentes de las sintesis finales.%° Nada se opone mis totalmente a la razén arquitecténica de les grandes teorias sociolégicas, que abarcan todas las teorias, todas las criticas te6- ricas e incluso todas fos empirias, como la razén polémica, la que “por sus dialécticas y sus criticas” condujo a las teorias modernas de la fisica; y en consecuencia, todo separa el “'sobre-objeto”, “re: sultado de ta objetividad que no conserva del objeto sino lo que ha criticado”, del sub-objeto, nacido de las concesiones y compro- del expirita clentifico, Buenos Aizes, Siglo XXI, 1972}, Contribution & une paychanalvee de la connaisance objetive, # edie, Vrin, Paris, 1955, p. 27) CE infro, G. Bachelard, wxto n° 43, p. 397. TE Panofsky, Architecture gothique et pensée scolastique (trad. P. Bour- iou), Baie. Mincit, Paris, 1967, p. 118, ‘28 No es el aspecto menos artificial de una obra como The Structure of Social Action de T. Parsons el tratamiento que hace de las doctrinas clisicas pata hacerles confesar su acumulacién, 12°F] traticionslismo tesrico quits tobreviva por Ia oposiciia que ene cuentra en lor practicstas mas postvisas, incluso en lo que les oponen: choy Que recondac, con Politzer, que "no se puede, a cual fuere Ta sinceridad de fe intencién y In voluatad de precisén, transforciar Ia fisica de Aristteles en fisica experimental?” (G. Politzer, Critique der fondements de la prycho- loge, Rieder, Paris, 1928 p, 6 (hay ef. esp.}). | 1 i si la ata LA RUPTURA a isos en virtud de los cuales surgen los grandes imperios de las teorias con pretensiones universalistas [G. Bachelard, texto r? 19). Jado que la naturaleza de las obras que la comunidad de sociélogos reconoce como teéricas y sobre todo la forma de relacién 4a esas teorias que favorece la légica de su transmisién (frecuen- temente inseparable de la légica de su produccién); la ruptura con las teorias tradicionales y la tipica relacién con las taismas, no es més que un caso particular de la ruptura con la sociologia espon- tanea: en efecto, cada sociélogo debe tener en cuenta los supuestos ientificos que amenazan con imponerle sus probleméticas, sus teméticas, y sus esquemas de pensamiento, Asi, por ejemplo, hay problemas que los socidlogos omiten plantear porque la tradicién profesional no los reconoce dignos de ser tenidos en cuenta, no ofrece los instrumentos conceptuales o las técnicas que permitirian ‘tratarlos cariénicamente; inversamente, hay problemas que se ‘exigen plantéar porque ocupan un lugar destacado en la jerarquia consagrada de los temas de investigacién. Asimismo, no hay de- runcia ritual de las prenociones comunes que no termine rebajén- dose a una muy bien hecha prenocién escolar para desplazar del __guestionamiento las prenociones cientificas. 7 Si es preciso emplear contra la teoria tradicional las mismas | armas que contra la sociologia espontinea, es porque las cons- | trucciones més complejas toman de la légica del sentido comin | no sélo sus esquemas de pensamiento sino también su proyecto (fundamental: como en efecto lo seftala Bachelard, no han efec- tuado la “‘ruptura”, que caracteriza “al verdadero espiritu cle fico moderno”, con “la, simple. idea de orden y_clasificacién”. Cuando Whitehead sefiala que la légica clasificatoria, que se sitia a mitad de comino entre la descripcién del objeto concreto y la ‘explicacién sistematica que proporciona la teoria acabada, procede siempre de una “abstraccién incompleta”,®” caracteriza correcta- mente las teorias de la accién social de espiraciones universales , como la de Parsons, no consiguen presentar las apariencias generalidad y exhaustividad sino en la medida que utilizan esquemas “abstractos-concretos” totalmente andlogos en su empleo ¥ funcionamiento a los géneros y especies de una clasificacién faristotélica, Y Robert K. Merton, con su teoria de la “teoria del alcance medio”, puede renunciar a las ambiciones, insostenibles WA. N. Whitehead, Sciekce and the Modern World, Mentor Book, Nueva York, 1935, p. 3, 8 EL OFTcIO DE sociéu06o m la actualidad, de una tooria general del sistema social, sin por llo cuestionar les supuestos légicos de esas empresas de clasifi- acién y esclarecimiento conceptual basadas en fines mis bien que cientificos: el proceso de cruzamiento —de ele- ado titulo: “substruccién del espacio de atributos"— es sin duda an frecuente en la sociologia universitaria (piénsese en la tipo- ogia mertoniana de la anomia o en las diversas tipologias de miil- iples dimensiones de la sociologia de Gurvitch) que hace posible 2 interfecundacién indefinida de gran parte de la descendencia e los conceptos escolares! Querer sumar todos los conceptos here ados por la tradicién y todas las teorias consagradas, o pretender esumir todo lo que existe en una suerte de casuistica de lo real ‘costa de es0s ejercicios didécticos de taxonomia universal/éque, omo dice Jevons, son caracteristicas de la edad aristotélica’ de la jencia social, “estan condenadas a derrumbarse en cuanto apare- en las similitudes ocultas que encubren los fenémenos”,** es des- onocer que la verdadera acummulacién supone rupturas, que el rogreso téérico implica la integracién de nuevos datos a costade mn enjuiciamiento critico de los fundamentos de la teoria que qquéllas ponen a prueba) En otros términos, si es cierto que toda eoria cientifica se atiene a lo dado como a un cédigo histérica- mente constituido y provisorio que se erige para una época en el rrincipio soberano de una distincién inequivoca entre lo verdadero ‘Io falso, la historia'de una ciencia es siempre discontinua porque | refinamiento de la clave de desciframiento no contimiia nunca asta el infinito sino que concluye siempre en la sustitucién pura ; simple de una clave por otra. -7. Teoria del conocimiento sociolégico y teorka del sistema social Una teoria no es ni el més grande comin denominador de todas as grandes teorias del pasado ni, a fortiori, esa parte del discurso ociolégico que se opone e la empiria escapando pura y sencilla- mente al control experimental; ya no es més la galeria de las eorias canénicas en que éstas se reducen a Ja historia de la teoria, ni un sistema de conceptos que, al no reconocer otro criterio de ‘entificidad que el de 1a coherencia seméntica, se refiere a sf 31 WS, Jevons, The Principles of Science, Methuen, London, 189, p. 601. ya RUPTURA 49, mismo en lugar de medirse en los hechos, ni tampoco esa suma de pequeios hechos verdaderos o de relaciones demostradas acd alld por unos u otros de modo disperso, que no es otra cosa que reinterpretacién positivista del ideal tradicional de la Swnma sociolégica. # La representacién tradicional de la teorfa y la repte- sentacion positivista, que no asigna a la teoria otra funcién que la de representar tan completa, sencilla y exactamente como sea posible un conjunto de leyes experimentales, tienen en. comin el despojar a la teoria de su funcién primordial, que es la de ase- gurar la ruptura epistemoldgica y concluir en el principio que ex- planes conradiecanes, fnaierencas 0 laguras y gon flo ce surgir en el sistema de leyes establecia = Pero las precauciones contra la renuncia teérica del empi- rismo no podrian sin embargo logitimar la intimacién terrorista de los teéricos que, al excluir la posibilidad de teorias regionales, ahogan Ja investigacién en la alternativa tipo todo o nada, del hi puntillista o de la teoria universal y general del sistema social. Bajo la invocacién de la urgencia de una teoria sociolégica se confunden, on efecto, la insostenible exigencia de tuna teoria universal y general de las formaciones sociales con la inexorable demanda de una teoria del conocimiento sociologico, ‘Hay que disipar esta confusién que las doctrinas sociolégicas del ‘siglo xx fomentan, para reconocer la convergencia, evitando caet ‘en el eclecticismo 0 el sincretismo de la tradicién teérica, de los principios fundamentales que determinan la teoria del ‘conoci- miento sociolégico de las grandes teorias clasicas como el funda- mento de ‘eorias parciales, imitadas a un orden definido de hechos. En las primeras frases de su introduccién a los Cambridge Eco- nomic Handbooks, Keynes escribia: “La teoria econémica no roporciona un cuerpo de conclusiones establecidas y de inme- 2 La comparacisn de lap proposiciones consideradas como establecides, presenta un interés evidente x se tata de ‘an medio ehmodo de uvilizar la snformacién adquicde (cfr. B. Berelson y G. A. Steiner, Human Behavior: An inventory of Scientific Findings, Harcourt, Brace & World, Nuc. ‘va York, 1954). Pero ante ese tipo de compilaciéa "mevinicamente emp Se datos descomtextuslirados no podria ser presentado sin usurpacion, saga te lo hace a veces, coma una totia o como fragmento de una teoria fatara, kya realizacién est de hecho abandanada a las investgaciones también futu as. Asimismo, el trabajo teérico que coasiste em probar la cokerencia de un ‘Sstema de conceptos, incluso sin referencias a las investigaciones empinicas, tiene une foncién poritiva, a condicion, sin embargo, de quo no s2 presente como le construccién misma de Ia teoria cieatifies, \ 52, EL oFtci0 DE soctét060 sector de lo real, es s6lo con fines pragmaticos, Ta investigacién cientifica se organiza de hecho en torno de objétos construidos que no tienen nada en comtin con aquellas unidades delimitadas por la percepcién ingenua. Pueden verse los lazos que atan ain la sociologia cientifica a las categorias de la sociologia espontinéa ‘en el hecho de que a menudo se dedica a clasificaciones por sec- tores aparentes, por ejemplo, sociologia de la familia, sociologia del tiempo libre, sociologia rural o urbana, sociologia de la juven- tud o de la vejez. En general, la epistemologia empirista concibe las relaciones entre ciencias vecinas, psicologia y sociologia por ejemplo, como conflictos de limites, porque se imagina la division cientifica del trabajo como divisién real de lo real. Es posible ver en el principio durkheimiano sogin el cual “hay que considerar los hechos sociales como cosas” (se debe poner el acento en “considerar como”) el equivalente especifico del golpe de estado tedrico por el cual Galileo construye el objeto de la fisica moderna como sistema de relaciones cuantificables, o de la decisin metodologica por la cual Saussure otorga a la lingiis- tica su existencia y objeto distinguiendo la lengua de la palabra: en efecto, es una distincién semejante la que formula Durkheim ‘cuando, explicitando totalmente la significacin epistemolégica de Ja regla cardinal de sa método, afirma que ninguna de las reglas implicitas que incluyen los sujetos sociales “se encuentra integra- ‘mente en las aplicaciones que de ellas hacen los particulares, ya que incluso pueden estar sin que las apliquen en acto” El se- gundo prefacio de Las reglas dice claramente que se trata de pre- cisar ‘una actitud mental y no de asignar al objeto un status ontalégico [Emile Durkheim, texto r? 22). Y si esta suerte de ‘tautologia, por la cual Ja ciencia se construye construyendo su objeto contra el sentido comin —siguiendo los principios de cons- truccién que la definen—, no se impone por su sola evidencia, es porque nada se opone mis a las evidencias del sentido comiin que la diferencia entre objeto “real”, preconstruido por la percep- ign y objeto cientifico, como sistema de relaciones expresamente cconstruido. ¢ ‘8 Emile Durkheim, Ler rigles de la méthode socnlogigue, S* edi. revisada yeaumentada, F. Alcan, Paris, 1901; citado eegim Ia 15* ed. de ror, Paris, 1083, p. 9. (Hay ed. exp: Las reglas del métedo sacioligio, Buenos Aires, Schapire, 1973.) 7s, sin dud, pongue Is cenire las nas favorables a la ex suacién de comienea 0 de recomienzo se cuenta icitacion de los principios de expstraccién que LA CONSTRUCCION DEL ObJETO 53 No es posible ahorrar esfuerzos en Ja tarea de construir el objeto si no se abandona la investigacién de esos objetos precons- truidos, hechos sociales demarcados, percibidos y calificados Ja sociologia esponténea,® o “problemas sociales” cuya aspiracién a existir como problemas sociolégices es tanto mas grande cuanto sms realidad social tienen para la comunidad de sociélogos. ® No basta multiplicar el acoplamiento de criterios tomados de la expe- rriencia comin (piénsese en todos esos temas de investigacién del tipo “el ocio de los adolescentes de un complejo urbanistico en Ia ‘zona este de In periferia de Paris”) para construir un objeto que, producto de una serie de divisiones reales, permanece como un objeto comiin y: no accede a la dignidad de objeto cientifico justa- mente porque se somete @ la aplicacién de técnicas cientificas, Sin duda que Allen H. Barton y Paul F. Lazarsfeld tienen razén cuando sefialam: que expresiones tales como “consumo opulento” © “White-collar crime” construyen. objetos especificos que, irre- Guctibles a los objetos comunes, toman en. consideracién hechos conocidos los que por el simple efecto de aproximacién, adquieren ‘un sentido nuevo;? perojlanecesidad de construir denominaciones especificas que, auh cGmpuestas con palabras del vocabulario comin, construyen nuevos objetos al establecer nuevas relaciones Caracterizan a una clencia, que la ergumentacién polémica desplegada por los urkheimistas pare imponer el principio de la especificdad de los hechos ‘conserva, aun hoy, un valor que no es slo arqueoligic, ‘Muchos socidlogos prineipiantes obran coma si bastara darse wn objeto dotado de realidad soeist para power, al mismo tiempo, un abjeto dotado realidad ‘ocioldgicar dejando a un lado. las inmumerables monografios de fldos, plein eitarse todot esos temas de investigncién que no henen otra problemétien que la pura y simple dengnacién de grupos sociales o de peoble- ‘as percibidos por la conclencia comin, en un momento dado 3Nq es cuualidad si soctres de Ia wciolagia, como por ejemplo el estudio 4e os mstios de comunicacién modernos 9 del tiempo Libre, som los mis [ermeables a las probleméticas y esquemas de la sociologia espontines: ademés fe que esos objetoe exsten ya en tanto que temas obligados de la conversacin fomtin sobre In sociedad moderna, debe. su cargn ideoldpica al hecho que es ‘on el mismo que se Telacions el intelectual cuando estudia la relaci de las clases populares con la cultura. La_relaciin del intelectual com Ia cultura ‘encierra todo el problema de ew relacidn con Is condieion de intelectual, mine tan dramésicomente plantesda como en el problema de ma relacién con clases populares como clases desprovistas de. cultura TAH. Borwn y P. F. Lazassleld, “Some Functions of Qualitative Analysis in Social Research”, en S.-M. Lipsat v N. J. Smalser (eds), Sov ology: The Progress of a Decode, Prentice Hall, Englewood Cliffs (NJ), 1961, pp. 9122 5 EL OFICIO DE soctdLoGo. entre los aspectos de las cosas no es mas que un indicio del primor grado de le ruptura epistemolégica con los objetos preconstruidos e la sociologia espontinea. En efecto, los conceptos que pueden superar @ las nociones comunes no conservan aisladamente cl poder de resistir sistemticamente ala implacable légica de a ideo- logia: al rigor analitico y formal de los conceptos lamados “‘ope- ratorios” se opone el rigor sintético y real de los conceptos que se hhan llamado “sisteméticos” porque su utilizacidn supone la. refe- roncia permanente al sistema total de sus interelaciones* Un objeto de investigacién, por més parcial y parcelario que sea, no puede ser definido y construido sino en fimcién de una problemé- | tiea tedrica que permita someter’ a un sistemético examen todos os aspectos de 1a realidad puestds en relacién por los problemas que le son planteados._j ml, “Las abdicaciones del empirismo” flexién tradicional sobre la ciencia, en el sentido de que no hay i la actualidad se coincide demasiado facilmente con toda la re- lobservacién 0 experimentacién que no impliquen hipétesis. La * Los concenot y propsconesdefiids exclusivamente por mu career “operatorio™ pueder. 30 tor mie que la formulacidn logicamente, ireprochsble de premoniconcsy. pr ete morn sou las concep secoastion’y popes Stiones tércas Io aue al objeto peconstrldo es el big, conse Al Done a em erat ead opera ina 2 corre el peliro de tomar una sple tesinologa elitr ora heck 5 eta Pitot se ple eninge lasiori ao bce Operadonally Defined", Americtn Journal of Secoleger Tam, SOW 190, bp. s82 480) per una verddera tera, abaoiande pra una invesgacen “rior al prabema de I stematcidad de lr emcee popunson Yao de su fecundidad tedrica. Como lo subraya C. G. Hempel, privilegiando les efnconee eperacicnls” en Uetenest dels eripeiea Witeay oie a ratura metallica coneagrada tls ceneas socks ede @ agers ge ecologle tendra que prove, para prepay su, porn de Sila sientifica, de una amplia coreo posible game G2 términes “operacionelimente detnido” y "de un empleo contain salvos emo al franco te os fonceios tienen putters ter eparadn Ge la leborecéa ieee, Ea le formulecién de sums coorptusledotdos de tna perdnenca eta Ie gue sevemplea en el progres enfin: tle formuloconsy ergen al dese tmisny tein cuyo imperatio empinta'w peracgalse Solo pertnenls in) pin drm por ale (CHa, Fundamental of Concept Formation bn Empat Research, Univeraty af Chcage Press hice ge, London, 1952, p. 47). oi LA CONSTRUCCIN DEL OBJETO 58 dofinicién del proceso cientifico como dislogo entre hipétesis y experiencia, sin embargo, puede rebajarse a la imagen antropo- morfica de un intercambio en que los dos socios asumirian roles perfectamente simétricos e intercambiables; pero no hay que olvi- dar que lo real no tiene nunca la iniciativa puesto que sélo puede responder si se lo interroga,,Bachelard sostenia, en otros términos, que el “vector epistemolégico [...] va de lo racional a lo real y no a la inversa, de la realidad ¢ lo general, como lo profesaban todos los filésofos desde Aristételes hasta Bacon” (Gaston Bache- lard, texto n? 23), ‘Si hay que recordar que ‘la teoria domina al trabajo expe- rimental desde la misma concepcién de partida hasta las iltimas manipulaciones de laboratorio”,* o atin més que “sin teoria no es posible ajustar ningun instrumento ni interpretar una sola lec- tura’”! es porque la representacién de la experiencia como pro- tocolo de una ccmprobacién libre de toda implicacién teérica de traslucir en miles de indicios, por ejemplo en la conviccién, todavia muy extendida, de que existen hechos que podrian trascender tal ‘como son a la teoria para le cual y por la cual fueron creados. sin embargo, el desafortunado destino de la nocién de totemismo que Lévi-Strauss compara al de histeria) bastaria para destruir creencia on la inmortalidad cientifica de los hechos: wna vez jbandonada la teoria que los unia, los hechos del totemismo vuel- Yen a su estado de datos de donde una teoria los habia sacado por in tiempo y de donde otra teoria no podré sacarlos més que confi- riéndoles otro sentido.** Basta haber intentado una vez someter al anilisis secundario un material recogido en funcién de otra problemética, por apa- rentemente neutral que se muestre, para saber que los data mis ricos no podrien munca responder completa y adecuadamente a los interrogates para Jos cuales y por ls cuales no han sido cons fruidos. No se trata de impugnar por principio la validex de 1a utilizacién de un material de segunda mano sino de recordar las condiciones epistemolégicas de ese trabajo de retraduccién, que se refiere siempre a hechos construidos (bien o mal) y no a datos. Tal-trabajo de interpretacién, del cual Durkheim dio ya el ejemplo en ZI suicidia, podria constituir la mejor incitacién a la °K. R. Popper, The Logic of Scientific Discovery, op. ct, p. 107. 26 P. Duhom, La théorte physique, op. city p. 27. 1 Claude LdviStrauss, Le toteasme aujourd’hul, rur, Paris, 1962, p. 7 bay ed. esp). 56 EL OFICIO DE socibio60 igi égica en la medida en que exige una explici tacién metica de las problematias y printipice 4s comstineon del objeto que estin comprendides tanto en el material conto en el nuevo tratamiento que se le aplica, Los que esperen milagros de la triada mitica, archivos, data y computers desconocen lo que ‘separa a esos objetos preconstruidas lamados hechos cientificos (recogidos por el cuestionario por el inventario etnogratico) de los objetos reales que conservan los museos y que, por su “exce- dente concreto”, ofrecen a la indagacién posterior la posibilidad de constructiones indefinidamente renovadas. Al no tener en cuenta esos preliminares epistemolégicos, se estd expuesto a con- Siderar de modo diferente lo idéaicoe idensficar io difer “te, a comparar lo incomparable y a omitir comparar lo comparab or fel hecho de que en sociologia los “datos”, atun los mas objetivos, se {obtienen por la aplicacién de estadisticas (cuadros de edad, nivel de ingresos, etc.) que implican supuestos teéricos y- por lo mismo dejan escapar informacién que hubiera podido caplar otra cons. truccién de los hechos."* El positivismo, que considera los hechos como datos, se limita ya sea a reinterpretaciones inconsecuentes, Porque éstas se desconocen como tales, ya sea a simples confirma siones obtenidas en condiciones téenicas tan semejantes como sea posible: en todos los casos efectia la reflexién metodologica sobre las condiciones de reiterabilidad como un sustituto de la reflexion _ epistemolégica soore la reinterpretacién secundaria Sélo una imagen mutilada del proceso experi ase een ciate fl rc, epee ne pecialista de una ciencia impugnada, el socislogo esté particular. ‘mente inclinado a reafirmar el carécter cientifico de su disciplina sobrevalorando los aportes que ella ofrece a las ciencias de la naturaleza. Reinterpretado segrin una ldgica que no es otra que la de la herencia cultural, el imperativo cientifico de la subordi- nacién al hecho desemboca en la renuncia pura y simple ante el dato. A esos practicistas de las ciencias del hombre que tienen ‘una fe poco comtin en lo que Nietzsche Hamaba “el dogma de la inmaculada percepcién”, es preciso recordarles, con Alexandre Koyré, que “la experiencia, on el sentido de experiencia bruta, no % Gir, P. Bourdie y J, C Paueron, “La comparaiité des syudines lactone Catal y 6. Parody Blut dra ot mei, Cakiers du Cave. de Socologie Raropane, Paris, La Haya, 1967, pp. 20-58, a ese LA CONSERUCCIN DEL oBJETO 57 desempedé ningdin rol, como no fuera el de obsticulo en el naci- iento de la ciencia clésica”.* ‘Ocurre, en efecto, como si el empirismo radical propusiera ‘como ideal al socidlogo anularse como tal, La sociologia seria menos vulnerable a las tentaciones del empirismo si bastase con recordarle, como decia Poincaré, que “los hechos no hablan”. ‘Quird la maldicién de las ciencias del hombre sea la de ocuparse de un objeto que habla. En efecto, cuando el socidlogo quiere sacar de los hechos la problemética y los conceptos teéricos que le permitan construirlos y analizarlos, siempre corre el riesgo de sacarlos de la boca de sus informantes. No basta con que el socidlogo excuche a los sujetos, registre fielmente sus palabras y razones, para explicar su conducta y atin las justificaciones que proponen: al hacer esto, corre el riesgo de sustituir lisa y Mana- mente a sus propias prenociones por las prenociones de quienes estudia o por una mezcla falsamente cientifica y falsamente obje- tiva de la sociologia espontinea del “cientifico” y de la sociologi tanea de su objeto.r Obligarse a mantener —para indagar lo real o los métodos de cuestionamiento de lo real— aquellos elementos creados en realidad por una indagacién que se desconoce y se niega como tal, es sin duda la mejor manera de estar expuesto, negando que la ‘comprobacién supone la construccién, a comprobar una nada que ‘ce ha construido a pesar de todo, Podrian darse cientos de ejemplos en que, creyendo sujetarse a la neutralidad al limitarse a sacar del iscurso de los sujetos los elementos del cuestionario, el sociélogo propone, al juicio de éstos, juicios formulados por otros sujetos ¥ termina por clasificarlos en relacién a juicios que él mismo no ‘abe clasificar o a tomar por expresién de una actitud profunda juicios superficialmente provocados necesidad de responder fa preguntas innecesarias, Todavia mas/_eI fociélogo que niega la construccién controlada y consciente de su distancia a lo real y de su accién sobre lo real, puede no sélo imponer a los sujetos pre- guntas que su experiencia no les plantea y omitir las que en efecto Surgen de aquéllas, sino incluso plantearies, con toda ingemuidad, las preguntas que sus propios propésites le plantean, mediante una confusién positivista entre las preguntas que surgen objetivamente 3 A. Koyré, Brudes Galiléennes, 1. A Taube de le science classique, Her mann, Paris, 1940, p. 7. Y agregar “Las cexperiencias» de las que se reclama (© habri de reclararse mis tarde Galileo, aun les que ejecuta realmente, no fon ni habrdn de ser mince mis que expercacias de pensamiemto” (bid, p. 72). 58 EL OFIGIO DE socIéLoGo. y aquellas que se plantean conscientemente. El sociélogo no sabe qué hacer cuando, desorientado por una faisa filosofia de la obje- ‘vidad, se propone anularse en tanto tal. No hay nada més sorprendente que el hiperempirismo, que renuncia al deber y al derecho de la construccién teérica en pro- vecho de La sociolégia espontinea y reencuentra la Filosofia espon- tanea de la accién humana como expresién de una deliberacion consciente y voluntaria, transparente en si misma: numerosas encuestas de motivaciones (sobre todo retrospectivas) suponen que los sujetos puedan guardar en algin momento la verdad obje- tiva de su comportamiento (y que conservan continuamente una memoria adecuada), como si la representacién que los sujetos se hhacen de sus decisiones o de sus acciones no debieca nada a las racionalizaciones retrospectivas. ' Se pueden y se deben, sin duda, ecoger los discursos més irreales, pero a condicién de ver en ellos no la explicacién del comportamiento sino un aspecto del mi mo que debe explicarse. Cada vez que el socidlogo cree oludir la tarea de construir los hechos en funcién de una problemética teé- rica, es porque est dominado por una construccién que|se des- conoce y que él desconoce como tal, recogiendo al final natla ms que los discursos ficticios que elaboran los sujetos para enfrentar Ja situacién de encuestado y responder a preguntas artificiales o incluso al artificio por excelencia como es la ausencia de pre- guntas, Cuando el socidlogo renuncia al privilegio epistemoldgico es para caer siempre en la sociologia espontinea, 12. Hipétesis 0 supuestos Seria ficil demostrar que toda préctica cientifica, incluso y sobre todo cuando obcecadamente invoca el empirisino més radical, implica supuestos te6ricos y que el sociélogo no tiene mis alter” nativa que moverse entre interrogantes inconscientes, por tanto incontrolades e incoherentes, y un cuerpo de hipdtesis metédica- 4 La nocién de opinién sin dude debe eu éxita, prbctico y teérco, a que concentra todas las ilusiones de la tilosofla stomistice del penssmient y de 4s filosfig espontinen de las relaciones entze al pensamiento y a acciém, comenzando por el rol privilegiado de la expresiin verbal comp Yadicador 66 Jas disposiciones en acto. Neda hay de sorpeeadente entances si los socélogos que ciegamente confian en los sondecs se exponen continuaznente a coofundir Jas decloraciones de acciéa, o peor ain les declaraciones de inteacion cou probabildades de acciin. 1A CONSTRUCCION DEL O87=70 59 mente construidas con miras a la prueba experimental, Negar la formulacién explicita de un cuerpo de hipétesis basadas en una tworia, es condenarse a la adopcién de supuestos tales como las ciones de Ja sociologin espontinea y dela idologta, o decir jos problemas y conceptos que se tienen en tanto sujeto social cuando no se Ios quiere tener como sociloge.De este modo Elihu Katz demuestra como los autores de la encuesta publicada bajo el titulo The People’s Choice no pudieron encontrar en una investi- gacidn basada en una prenocién, la de “masa” como pablico ato- mizado de receptores, los medios de captar empiricamente el fenémeno més importante en materia de difusién cultural, a saber el “flujo en dos tiempos” (Two-step flow), que no podia ser esta- blecido sino a costa de una ruptura con la representacién del pi blico como masa desprovista de toda estructura"* [E. Kate, texto r? 24) ; ‘Aun cuando se liberara de los supuestos de la sociologia ‘espontinea, la préctica sociolégica, sin embargo, no podria reali- zar nunca eY ideal empirista del registro sin supuestos, aunque sms no fuera por el hecho de que utiliza instrumentos y técnicas de registro, “Establecer un dispositive con miras a una medicin, es planteat una pregunta a !a naturaleza", decia Max Planck, ‘medida y los instrumentos de medicién y en general todas las Ope- raciones de la préctica sociolégica, desde la elaboracién de los cuestionarios y la codificacién hasta el anélisis estadistico, son otras tantas teorias en acto, en calidad de procedimientos de cons- 35 B Katz, “The TwoStep Flow of Communication: An Upto-date Report on am Hypothesi™, Public Opinion Quaterly, vol. 21, Spring 1957, pp. 61-78: “De todas las ideas expuestss en The Peopl Choice, la hipotsis del ‘lujo en dos tiempos es probablernente la menos apoyada en datos empiricos. Larrazén de ello es clara: l proyecto de investigacion no anticipabe la im tancia que revietirian en el andliss de datos ins eelaciones intorperssnals Dado que Ia imagen de un pablico atomizado inspiraba tantas indegaciones sobre las mass media, lo mds Sorprendente es que las redes de influencia inter personales pudieran tiamar, por poco que sea, la atencin de los investigndores". Para modir con qué fuerza una téenica puede excluir un aspecto del fencmeno, ‘basta saber cimo, can ctr prablemiticas y otras técnicas, ls scidlogos rurales '¥ ls etndlogos taptaron desde tempo atrds Ia Iigica del ewo-stepfiow. Lo ‘icmples de estes descubrimientos que hay que redescubrir abundan: os a como A. H. Barton y P.F. Lazarsleld recverdan que el probioma de los “grupos informales", de ios que hace mucho tiempo eran conscientes. otros soridlogos, slo aportcieron trdiemente y como un “descubrimiento sorpren- 2 los investigadores de la Western Electric; cfr. "Some Fonctions of icative Analysi im Social Research” (loe. cit). 60 EL OFICIO DE soctbLoco truccién, conscientes o inconscientes, de los hechos y de las rela- * Contra el positivismo que tiende a ver en la hipétesis sélo el producto de una generacién espontinea en un ambiente infe- 39 Et uso menamaniaco de una técnica particular es ol mis frecuentey tambicn el mis frecuentemente denunciado: “Dad un martillo a un ni, di Kaplan, ¥ se veri que todo to habra de parecer merecedor de un mnartllen’ (The Contuct of Inquiry, op. cit. p. 112). ‘38 C Bernard, Invraduetion d Perude de le métecine expérimantal, op cit, cap. 1, pardgrafo 2. 1A CONSTRUCCION DEL OBJETO 3 cundo y que espera ingenuamente que el conocimiento de los hhechos 0, a Jo sumo, la induccién a partir de los heches, conduzca de modo automético a la iormulacién de hipétesi, el anélisis eidé- ‘ico de Husserl, como el anilisis histdrico de Keyré demuestran, a propésito del procedimiento paradigmitice de Galileo, que una FRiptesis como la de la inercia no puede ser conquistada wi cons- truida sino a costa de un golpe de estado teérico que, al no baller. ‘ningiin punto de apoyo en las sensaciones de la experiencia, no a legitimarse mas que por la coherencia del desafio imagina- tivo lanzado a los hechos y @ las imagenes ingenuas o cultas de Jos hechos.** Tal exploracién de los multiples aspectos, que supone un distanciamiento-decisivo respecto de los hechos, queda expuesta a las facilidades del intuicionismo, del formalismo o de 1a pura fespeculacidn, al mismo tiempo que sélo puede evadirse slusoria~ mente de los condicionamientos del lenguaje 0 de los controles de la ideologia. Como lo subraya R, B. Braithwaite, “un pensa- ‘miento cientifico que recurre al modelo analégico es siempre un pensamiento al modo del «como six (as if thinking) [...]; la con {rapartida del recurso a los modelos es tuna vigilancia constante”."* [Al distinguir el tipo ideal como concepto genérico obtenido por 25 E Husserl, “Die Krisis der eroplischen Wissenschaften und di tronszendentele Phinomenologie: Kine Einleitung in de phinomenclogiche Philosophie” (trad. francesa E. Gerzer, “La crise des sciences européennes et In phanamenologie tsanscendantale”, Ler Btudes Philosophiques, 0. 2 y 4 Paris {hey ed. esp.}). Koyré, mis sensible que cualquier otro bistoriadar de I de Galileo, no vacila sin erabarg iniciadn por Galileo, Es la toria, es decir motor de Ta revolt fn este (ato In intuicin tories del principio de inercia, que precede « la Sxperiencia y. le hace posible volviendo concebibles las experiencing suscep- Able de vaidar la tora CE: A, Kaye, Ender nen is, Gale et fa loi dinertie, Hermann, Paris, 1966, pp. z © KB, Brathwaite, Scientific Explanation, Cambridge University Press, Cambridge, 1963, p. 93. No es casuel si, en ciencias que como Ia econometri recurren desde hece tiempo a la construccién de modelos, la conciencia del Poligre de vinmanizsciin” contra la experiencia que es inherente a, tolo Droceso formalist, ex decir simplificador, es mas acentuado que en secinlogia. FEAlkert mostr te “coartada ilimitada” que significa el bébito de rezonar ceteris peribus: La hipétesis we vuelve irefutable desde el momento en que tole ‘servacion contearia de la misma puede imputaree a 1a variacion de los facto tes que aquiélla neutraliza suponiéndolos constantes (H. Albert, "Modell Pls ismus's en E. Tositsch (ef), Logik der Soviauissenchaften,, Kiepeaheuer lund Witsch, Kala, Berlin, 1965, pp. 406-434), 74 EL OFfcI0 DE sociéz0c0 induceién, de la “esencia” espiritual o de la copia imprestonista de lo real, Weber sélo buscaba explicitar las reglas de funciona- miento y las condiciones de validez de un procedimiento que todo investigador, aun el mis positivista, utiliza consciente o incons- cientemente, pera que no puede ser dominado més que,si se utiliza con conocimiento de causa, Por oposicién a las conitruc- ciones especuilativas de la flosofia social, cuyos refinamientos logi- cos no tienen otra finalidad que construir un sistema deductivo bien ordenado y que son irrefutables por ser indemostrables, el tipo ideal como “guia para fa construccién de hipétesis”, segiin Ta expresién de Max Weber, es una ficcién coherente “en la cual la situacién o la accién es comparada y medida”, una construccién concebida para confrontarse con lo real, una construccién prézima —a una distancia tal que permite medir y reducir— y no aproxi- sada. El tipo ideal permite medir la realidad porque se mide con ella y se determina al determinar la distancia que lo separa de lo real (M. Weber, texto n? 31]. Con la condicién de prescindir de las ambigtiedades que deja subsistir Weber al identificar el tipo ideal con-el modelo, en el sentido de caso-ejemplo o caso-limite, constraido o comprobado, el razonamiento como pasaje de los limites constituye una técnica irreemplazable de construccién de hipétesis: el tipo ideal puede extenderse tanto en un caso tedricamente privilegiado en un grupo construido de transformaciones (recuérdese, por ejemplo, el rol que hacia jugar Bouligand al tridngulo rectingulo como so- porte privilegiado de la demostracién de la ‘pitagoricidad”)*" como ‘un caso paradigmitico que puede ser, ya sea una pura ficcién obtenida por el pasaje de los limites y por la “acentuacién unila- teral” de las propiedades pertinentes, ya sea un objeto realmente observable que presenta en el mas alto grado el mimero mayor de propiedades del objeto construido, Para escapar a los peligros inherentes a este procedimiento, hay que considerar al tipo ideal, no en si mismo ni por si mismo —a la manera de una muestra reveladora que bastaria copiar para conocer la verdad de la colec- cién integra, sino como un elemento de un grupo de transfor- maciones refiriéndolos a todos los casos de la especie del cual es uno privilegiado, De este modo, construyendo por una ficcién metodolégica el sistema de conductas que pondrian los medios mas rracionales al servicio de fines racionalmente calculados, Max Wer 5 Véawe G, Bachelord, Le rationalisme appliqué, op. ct, pp. 91.97. 1A CONSTAUCCION DEL oBJETO 5 ber obtiene un medio privilegiado para comprender la gama de conductas reales que el tipo ideal permite objetivar, objetivando su distancia diferencial al tipo puro. No existe el tipo ideal en et sentido de muestra reveladora (Instancia ostensiva), que haga ver lo que se busca, como lo indicaba Bacon, “al descubierto, bajo una forma agrandada 0 en su més alto grado de potencia”, que pueda tommarse objeto de un uso riguroso; se puede evitar Jo que se ha amado “el paralogismo del ejemplo dramético”, variante del “pa- ralogismo de la francaise rousse” a condicién de advertir en el caso extremo sometido a observacién, el revelador del conjunto de casos isomorfos de la estructura del sistema; es esta légica lo que hace a Mauss privilegiar el potlatch como “forma paroxistica” de la especie, los cambios de tipo total y agonistico, o que permite ver en el estudiante literario parisiense de origen burgués y en sa inclinacién al diletantismo, un punto de pertida privilegiado para construir el modelo de relaciones posibles entre la verdad sociolé- ssica de la condicién de estudiante y su transfiguracién ideolégica. Elars inveniendi, entonces, debe limitarse a proporcionar las téenicas de pensamiento que permitan conducir metédicamente el trabajo de construccion de hipétesis al mismo tiempo que disni- nuir, por la conciencia de los peligros que tal empresa implica, los rriesgos que le son inherentes. (Fl razonamiento por analogia que muchos epistemélogos consideran el principio primero del descu- brimiento cientifico esta Hamado a desempeiiar un papel especifico ‘en la ciencia sociolégica que tiene por especificidad no poder cons- tituir su objeto.sino por el procedimiento comparativo Para libe- 3% Asi, Goffman concibe al hospital psiquiitrico reubicindolo en 1a seria de instiuciones, cvartelen o internados: el caso privilegiado an Ia varie cone truida puede ser entonces aquel que, tomado aislademente, mejor disimula ‘por sus funciones oficiabmente humanitaris la Logica del sistema de ls casos Isomorfos (cir. &. Goffman, Asiles, Editions do Minuit, Paris, 1968) ‘5 Véave, por ejemplo, G. Polya, Induction and Analogy in Mathematics, Princeton University Press, Privcaton (NJ), 1954 ts. 1 7 u- Durkheim rugeria ‘ya principio de wna reflexién sobre el buen uso de la analogia, “El error de os socidloges biologists no es haberla usado (la analogia), sino haberla usedo ‘mal. Quisieron, no controlar Iss leyes de Ia sociolog'a por las de la bilogia, fino deducir las primeras do les segundes, Poro tales deducciones carecen de ‘aloe; pues si Tes layes de la vida se vuelven a encontrar en le sociedad, es bajo rBuevas formas y con corecteres expecifices que la analogia ao permite cone turar y que sélo puede slcancarss por la obeervacion directa, Pero si se ha comenzado a determiner, con aycda de procedimientos sociolégices, cirtas condiciones de In orgenizacién sociel, hubiers sido perfectamente lepitimo ‘examinar luogo si no presentaban sumilitudes parcial con las condiciones de 76 BL oFICIO De sociétoco xarve de Ia consderacién eogrifia de casos que no contenen n si mismos su causa, el socidlogo debe multiplicar las hipstesis de analogias posibles hasta construir la especie de los casos que explican el caso considerado. Y para construir esas analogias mis- mas, es legitimo que se ayude con hipétesis de analogias de estructura entre los fenémenos sociales y los fendmenos ya esta- blecidos por otras ciencias, comenzando por las mas préximas, Linguistica, etnologia, o incluso biologia. “No carece de interés, observa Durkheim, investigar si una ley, establecida por un orden de hechos, no se encuentra en otra parte, mutatis mutandis; esta comparacién puede incluso servir para confirmarla y compren- der mejor su alcance. En suma, la analogia es tuna forma Jegitima de comparacién y ésta es el nico medio prictico que Aisponemes para conseguir que las cosas. se Vuelvan inteligi bles.” © En resumenj la. comparacién orientada por la hipdtesis de las analogias constituye no sélo el instrumento privilegiado de Ja ruptura con Ios datos preconstruidos, que pretenden insisten- temente ser couiderados en si mismos por si mismos, sino también el principia de la construccién hipotética de rel entre las relaciones. | BiniSes oe Saeco 115, Modelo y teoria Es sélo a condicién de negar la definicién que los positivista usuarios privilegiados de la nocién, dan de modelo. que se 1¢ puede conferir las propiedades y funciones comtinmente conce- didas a la teoria. ©? Sin duda, se puede designar por modelo quier sistema de relaciones entre propiedades seleccionadas, abs- tractas y simplificadas, construido conscientemente con fines de descripcién, de explicacién o previsién y, por ello, plenamente manejable; pero a condicién de no empleat sinénimos de este tér- izacién ema, a coma lo determina el biologie de sv lad. Pande revere ici que ind ogi debe eer carters cma qe no inl descubrie” (. Durkheim, “Representations indicus ot repre Saios collective, ewe de Metephysaue et de Moras, eyo 1058, PPratacid en: Siclogte et philophi, Paris F. Aleem 194, 3 ed, ror ‘ED ii ‘#1 En ene parigrafo el vocablo tora se tomark en ol sentido de teria parcial de lo sci (fra, pasig 7, pp 18-50), “ee La CONSTRUCCION DEL OBIETO 7 mino que den a entender que el modelo pueda ser, en este caso, otra cosa que una copia que actia como un pleonasmo con Jo real y que, cuando es obtenida por un simple procedimiento de ajusie y extrapolacién, no conduce en modo alguno al prin- cipio de la realidad que imita, Duhem criticaba a los “modelos mecinicos” de lord Kelvin por mantener con los hechos sélo una semejanza superficial. Simples “‘procedimientos de exposicion” que hablan sélo a la imaginacida, tales instrumentos no pueden Guiar ol descubrimiento puesto que no son sino, a lo sumo, otra ‘sa que una puesta en forma de un saber previo y que tienden 1a imponer su légica propia, evitando asi investigar la légica obje- tiva que se trata de construir para explicar tedricamente lo que no hacen mas que representar.\2 Ciertas formulaciones cienti- ficas de las prenociones del sentido comin hacen pensar en esos ‘autdmatas que construian Vaucanson y Cat y que, en ausencia del conocimiento de los principios reales de fuincionariento, ape- aban a mecanismos basados en otros principios para producir tuna simple reproduccién de las propiedades mis fenomenales: como lo subraya Georges Canguilhem, la utilizacién de modelos se revel6 fecunda en biologia en el momento en que se sustituye- ron los modelos mecénicos, concebidos en la légica de la produc cin y transmisién de energia, por modelos cibernéticos que des- cansan en la transmisién de informacién y dan asi con la légica del funcionamiento de los circuitos nerviosos.** No es una casua lidad si la indiferencia a los principios condena a un operacio- nalismo que limita sus ambiciones a “salvar las apariencias”, sin perjuicio de proponer tantos modelos como fenémenos hay, © multiplicar para un mismo fenémeno modelos que incluso no son contradictorios porque, productos de un trabajo cientifico, estén igualmente desprovistos de principios, La investigacién apli- ‘cada puede contentarse, sin duda, con tales “verdades en uh 50 %", segin la expresién de Boas, pero quienes confunden una restitucién aproximada (y no préxima) del fenémeno con la © Entre los modelos incantrolados ‘que obstaculizan la captacién de las analogies profundas, hay que tener en cuenta también los que transite et len- Beigel oss uring rape, ate U4 9p 97.8) 2G. Canguilhem, “Analogies an ‘in Biologsal Discovery”, Scientific Change, Historical Studies in the Inielectual, Social and Technical Contitions for Scientific Discovery and Technicat Invention, from Antiquity to the Present, Symposium op the History of Science, Heinemann, London, 1963, pp. 507-520, 78 EL OFICIO DE socrétoco teoria de Js fendmenes se exponen a inexorabes fracas y sia embargo incomprensibles en tanto no se aclare el poder expli- tativo de coincident cane a poaes a Confundiendo entre la simple semejanza y la analogia, re- lacin entre relaciones que debe ser conquistada contra Ist apa: Fiencias y construida por un verdadero trabajo de abstraccién Y por una comparacién conscientemente realizada, los modelos ‘mamétices, que no captan mis que las semejanzas exteriores se oponen a los modelos analégicos que buscan la comprensién de 10s principios ocultos de las realidades que interpretan. “Razonar por analogia, dice la Academia, es formar un razonamiento fun- dado en las semejanzas o relaciones de-una cosa con otra” o mis bien, corrige, Cournot, “fundado en las relaciones o semejanzas en tanto éstas muestren las relaciones. En efecto, la visién de la mente, en el juicio analégico, se refiere tmicamente a la razén de las semejanzas: éstas no tienen ningiin valor desde ol mo- mento que no revelan las relaciones en el orden de hechos en que Ie analogia se aplica”.# oe Los diferentes procedimientos de construccién de hipétesis pueden aumentar su eficacia recurriendo a la formalizacién que, ‘ademés de Ja funcién esclarecedora de una estenografia rigurosa de conceptos y Ja funcién critica de una demostracién légica del igor de las definiciopes y de la coherencia del sistema de enun- ciados, también puede cumplir, bajo ciertas condiciones, una fun- cién heuristica al permitir la exploracién sistemitica de lo posible y Ja construccién controlada de un cuerpo sistemitico de hipd- Xesis como esquema completo de las experiencias posibles. Pero sila eficacia mecinica, y metédica a la vez, de los simbolos y de Jos operadores de la 2égica ode la matemética, “instrumentos comperacién por excelencia”, segin la expresiin de Mare Barbut, permite llevar a su téramino la variacion, imaginaria, el Fazonamiento analégico puede cumplir también, incluso carente de todo refinamiento formal, su funcién de instrumento de des. cubrimiento, aunque mis trabajosamente y con menos seguridad. En su uso corriente, el modelo proporciona el sustituio de una experimentacién a menudo imposible en los hechos y da el medio de confrontar con la realidad las consecuencias que esta expe- Hiencia meutal permite separar completamente, porque fictic 4 A. Cournot, Fssas sur ler fondemente de nos connaissances et sur le caractéres de ia eritique philosophique, Hachete, Paris, 1912, p. 6 LA CONSTRUCCION DEL oDseTo 79 mente: “Luego de Rousseau y bajo una forma decisiva, Marx censeié, observa Claude Lévi-Strauss, que la ciencia social al igual que la fisica no se construye a partir de los datos de la sensibi- Iidad: el objetivo es construir un modelo, estudiar sus propiedades ¥ las diferentes maneras en que reacciona en el laboratorio, para ‘plicar soguidamente esas observaciones a la interpretacién de lo que sucede empiricamente”.*® Es en los principios de su construccién y no en su grado de formalizacién que radica el valor explicativo de los modelos. Por cierto, como se ha demostrado a menudo de Leibniz a Russell, el recurso a “evidencias ciegas” de los simbolos constituye una excelente proteccién contra las obcecadas evidencias de la intui- cidn: “El simbolismo es ttil, indiscutiblemente, porque torna las cosas dificiles. Queremos saber «qué puede ser deducido de qué», Al principio todo es evidente por si; y es muy dificil ver si una proposiciin evidente procede 0 no de otra. La evidencia es siem- pre enemiga del rigor. Inventemos un simbolismo tan dificil que nada parezca evidente. Luogo establezcamos reglas para operar ‘con los simbolos y todo se vuelve mecénico””** Pero los matem: ‘cas tendrian mnenos razones que los sociélogos para recordar que la formalizacién puede consagrar evidencias del sentido comin fen lugar de condenarlas. Se puede, decia Leibniz, dar forma de ecuacién a la curva que pasa por todos los puntos de una super- ficie, El objeto percibido no se transforma en un objeto cons- truido como por un sencillo arte de magia matemética: peor, en Ja medida en que simboliza la ruptura con las apariencies, el sim- bolismo da al objeto preconstruido una respetabilidad usurpada, que lo resguarda de la critica teérica, Si hay que precaverse de las falsos prestigios y prodigios de la formalizacién sin control epistemolégico, es porque reduciendo las apariencias de la abs- traccién @ proposiciones que pueden ser obcecadamente tomadas de la sociologia esponténea o de la ideologia, amenaza inducir ‘a que se pueda ahorrar el trabajo de abstraccibn, que es el tinico ‘capaz de romper con las semejanzas aparentes para construir las analogias ocultas La captacién de las homologias estructurales mo siempre tiene necesidad de apelar al formalismo para fundamentarse y 45 C, Lévi-Strauss Trstestropigues, Poo, Peris, 1955, p, 49 [hay ed. exp]. 40 B, Ruwell, Mysticiem and Logic, and Other Essays, Doubleday, Anchor Books, Nueva York, 1957, p. 73 (inst. publ. Philosophical Eeseys, George Allen & Unwin, London, 191, 9" o8,, Mysticism and Logic, 1917 (hay ed. esp) 30 EL oFICIO DE sociSLeco ara demostrar su rigor. Basta seguir el procedimiento que con- jujo a Panofsky a comparar la Summa de Tomas de Aquino y a catedral gética para advertir las condiciones que hacen posible, egitima y fecunda tal operacién: para acceder a la analogi ulta escapando de esa curiosa mezcla de dogmatismo y empi- ismo, de misticismo y positivismo que caracteriza al intuicio- smo, hay que renunciar a querer encontrar en los datos de la ntuicién sensible el principio que los unifique realmente y some- er las realidades comparadas a un tratamiento que las hace gualmente disponibles para la comparacién, La analogia no se stablece entre la Summa y la Catedral tomadas, por asi decirlo, ni su valor facial, sino entre dos sistemas de relaciones inteligi- les, no entre “cosas” que se ofrecerian a la percepcién ingenua ino entre objetos conquistados contra las apariencias inmediatas / construidos mediante una elaboracién metédica (E. Panofsky, ezto rf 32) “De esta manera, es en su poder de ruptura y de generali- cin, Jos dos son inseparables, que se reconoce el modelo teé- ico: depuracién formal de las relaciones etre aquellas que lefinen los objetos constraidos, puede ser transpuesto a érdenes e la realidad fenomenal muy diferentes y provocar por analogia quevas analogias, nuevos principios de construccién de objetos P. Duhem, texto nr’, 33; N. Campbell, texto rf 34). Asi como el natemético encuentra en la definicién de recta como curva de urvatura nula el principio de una teoria general de las curvas, a que la linea curva es un mejor generalizador que la recta, asi a construccién de un modelo permite tratar diferentes formas ociales como otras tantas realizaciones de un mismo grupo de ransformaciones y hacer surgir por ello propiedades ocultas que 0 se revelan sino en la puesta en relacién de cada una de las ealizaciones con todas las otras, es decir por referencia al sistema ompleto de relaciones en que se expresa el principio de su afi- dad estructural. *" Es éste el procedimiento que le confiere st 47 Es el mismo prodidimiento, que consiste en concebir el caso particular feel do composiciones Iégices, que en as operaciones mis concretas de la victica wcioligica como la intarpretacién de una relacién estadistica puede erminar invirtende la significacion de la nocién de cignficatividad etadistica: si como la matemitica pudo considerer la ausencia de propiedades como una ropiedad, del mismo modo una ausencia de relaciin estadstica entre dos ariables puede ser altamento significative si se considera esta reaciét dentro el sistema completo de relaciones de la que forma parte. TA CONSTRUCCION DEL OBJETO at fecundidad, es decir sw poder de generalizacién, a las compara. ciones entre sociedades diferentes o entre subsistemas de una misma sociedad, por oposicién a las simples comparaciones susci- tadas por la semejanza de los contenidos. En la medida en que estas “metiforas cientificas” conduzcan a los principios de las homologias estructurales que pudieran encontrarse sumergidas cen las diferencias fenomenales, son, como se ha dicho, “teorias en miniatura” puesto que, al formular los principios generadores y unificadores de un sistema de relaciones, satisfacen completa- mente las exigencias del rigor en el orden de la demostracin y de la fecundidad, en el orden del descubrimiento, que definen tuna construccién teérica: graméticas generadoras de esquemas, pasic bles de ser transpuestas, proporcionan el principio de los proble- mas y de cuestionamientos indefinidamente renovables; realiza- iones sistemétices de un sistema de relaciones verificadas 0 a verificar, obligan a un procedimiento de verificacién que no puede ser més.que sistematico en si mismo; productos conscien- tes de un distanciamiento por referencia a la realidad, remiten siempre a la realidad y permiten medir en la misma las propie- dades que st irrealidad sélo posibilita descubrir completamente, por deduccién.# 4 Seria indispensable en cienéiae sociales una educacién del espicita Gnttico para que, por ejemplo en sus informes de encuesta los weldlogos ompan mis a menido con el procedimienta inductive que alo sumo tonduce 4 un balance recapitulativo (eft. infra, pag. 112, p. St) para reorganizar en foncién de un principio unifcador (0 de varis),'s fin de explicar sstemit ‘nine cninta Ge relacones empirizaments comprobuiay ey dace para obec igencia térica, aunque fuera al nivel de una 7 TERCERA PARTE, EL RACIONALISMO APLICADO ML, EL HECHO SE CONQUISTA, CONSTAUYE, COMPRUERA: LA JERANQUIA DE LOS ACTOS EPISTEMOLSGICOS EL principio del error empirista, formalista o intuicionista radica en Ja desvinculacién de los actos epistemol6gicos y en una repre- sentacién mutilada de las operaciones técnicas de la que cada una supone actos de rupture, construccién y comprobacién. La discu- sidn que surge a propésito de las virtudes intrinsecas de la teoria ode la medida, de la intuicién o del formalismo, necesariamente es estéril, porque descansa en Ia autonomizacién de operaciones cuyo sentido y fecundidad dependen de su insercién necesaria en un procedimiento unitario, mrt, Consecuencia de las operaciones y la jerarquia de los actos epistemologicos Aunque la representaciin mas corriente de los procedimientos de investigacién como un ciclo de fases sucesivas (observacién, hipstesis, experimentacién, teoria, observacién, etc.) tenga una utilidad pedagégica, lo consigue sustituyendo la imagen de un encadenamiento de operaciones epistemolégicamente alificadas or une eniumeraciéa de tareas dlimtadas sogim Ia Logica de Ia divisién. burocritica del trabajo, por lo que es doblemente enga- sa, Al proyectar en el espacio bajo forma de momentos exte- riores, unas a otras, las fases del “ciclo experimental”, recompone imperfoctamente el desarrollo real de las operaciones, ya que, en. realidad, en cada una de ellas esta presente todo el ciclo; pero mas profundamente, esta representacién deja escapar el orden légico de los actos epistemolégicos, ruptura, construccién, prueba de los co EL OFICIO BE sociétoco rks dete alas i Se ret sep no significa decir que a cada uno hechos, que nunca clones concretas de quista, construye y comprueba, ® epistemolégicos, ruptura, aS sxperimentacion vale io que ale te cise, comprobacién: Prueba, y el valor heuristico y probetorio de une ot sieerss &¢fimcidn dl grado on el cual parm romper tan Tees a ‘onocer las apariencias, i mn las aparien- ita que no hay contradiecién ni ecleciclane a) ono al insisir simal. laciones:construidas sobre eae, % Poder de cont o ida is trol retias ono nado ee, recioes aptrentes, a cuduse do fica cuando, controlada, control episemoligico de as demas neato conteibuye al ‘tenons particular, por sienna iicamente tal 0 cual acto epistemolig molec Ta cone He Puptura al poder de tomoligico a una thenica one onan rendu pt Et ean nr luskin. de estar exent estandarizadas del cuest i 9 Ia compro- “tar exento de todas las exigenciae episwmaliicee ne ner le ec dst ary Patni pr br wn 85 BL RAGIONALISMO APLICADO ¢s legitima la condena del intuicionismo cuando, al afirmarse en Ta conviccién de que un sistema social expresa en cada una de sus portes la accién de un tinico y mismo principio, cree captar por Bina suerte de “intuicién central” la légica unitaria y tinica de una cultura, ahorrindose de ese modo, como tienden a hacerlo iumerosas descripciones culturalistas, el estudio metédico de Jos diferentes subsistemas y la indagacién de sus interrelaciones reales, Sin embargo, cuando la eaptacién intuitiva, es decir uno intuito, de la unidad inmediatamente perceptible de una situa- cién, de un estilo de vida o de una manera de ser, conduce a indagar en sus relaciones significantes propiedades y relaciones que no se presentan sino sucesivamente en el trabajo analitico, Constituye una proteccién contra la atomizaciin del objeto que resulta, por ejemplo, de recurrir a indicadores impotentes de obje- var las manifestaciones de una actitud o de un ethos sin frag- mentarlas? De esta forma, la intuicién no sélo contribuye al descubrimiento, sino también al control epistemoldgico en la me- ddida en que, controlada, le recuerda a la investigaciin sociolégica ‘su objetivo de recomponer las interrelaciones que determinan las totabdades construidas. Asi es como la reflexién epistemolégica demuestra que no se puede desconocer ta jerarquia de los actos fepistemolégicos sin caer en la desvinculacién real de las opera- ‘ones de investigacién que caracterizan al intuicionismo, al for- malismo o al positivismo. El racionalismo aplicado rompe con la epistemologia espon- tanea, fundamentalmente cuando invierte la relacién entre teoria 2 No sera ind reintroducir todo este conjunto de experiencias, actitudes y normas de observacién que resume el imperativo ie} "trabajo {obee el terreno” en una practicn socologica que, a medida que se burocratia, {lends a inuarponer entre el que concibe Ia encuesta y los que la estudian, el faparato de ejecutantes y ol fico! In experiencia directa de los ind- Zsos y les situaciones concretas en las que viver, ya se tate del decorado “otidiano de lu vivienda, del paisaje 0 de los gestos y entonaciones, no cons ‘Stuye sin dude de por si, un conocimiento, pero puede proporcionar el 1a30 nnutivo que 2 veces hace surgir In hipétesis de inslita relaciones, pero sste- gic el etndlogo como todos los que recurren a la observeciin participant, ‘cone el peligro de tomar el “contecto humana” por un medio de conocimiento J, sensible a las exigencies y sedveciones de su objeto que traicionan las evoca- Gonos nostilgicas de bugares y gestes, debe realizar wn esfueroo particular fan construir una problemuitica capaz de rou:per las configuraciones siagulares fave le proponen los objetos concrets. = EL OFICIO DE SocIéLoco: y. experiencia. La més elemental de las operaciones, la observa- ‘ién, que describe el positivismo como un registro tanto mas Tiel por cuanto implica menos supuestos teéricos, se hace cada vez mis cientifica en tanto los principios teéricos que la sostienen son més conscientes ysisteméticos. Subrayando que “para. la gramética es ya un primer triunfo presentar correctamente los datos primarios de la observacién”, Noam Chomsky agrega que ‘la determinacién de los datos pertinentes depende de su posible insercién en una teoria sistemitica y de que por tanto’ pueda considerarse que el éxito de mas humilde nivel no es mae facil de aleanzar que los otros [...]. La determinacién de datos vale- deros y pertinentes no es fécil. Lo que a menudo se observa 0 es pertinente ni significante, y lo que es pertinente y signif cante es frecuentemente dificil de observar en lingtiistica al igual que en un Laboratorio de fisica 0 en cualquier otra ciencia” > Par su lado, Freud sefiala que “aun en la etapa de la descripcién, es imposible evitar que se apliquen ciertas nociones abstractas al material disponible, nociones cuyo origen no radica seguramente en Ia mera observacién de los datos”! Se puede encontrer una prueba de la inmanencia de la teoria de la observacién pertinente en el hecho de que toda empresa de desciframiento sistemstico, por ejemplo el andlisis estructural de un corpus mitico, descubre tecesariamente lagunas en una documentacién reunida a ciegas, tun si los primeros observadores sélo buscaron, por tun deseo le registro sin supuestos, una recoleccién exhaustiva. Més aun, ucede a veces que una lectura detenida hace aparecer “hechos™ }@ advertidos por los mismos que los examinon, asi es como ‘anofsky hizo resaltar en el plano del presbiterio de una catedral a expresién inter se disputando, miles de veces leida antes de él so Ng gStomsky, Current Issues in Linguistic Theory, Mouton, La Hays, t. 4 (Gitado em K. M. Colby, An Introduction to Psychoanalytic Research, sic Books, Nueva York, 1960. A. Comite mismo no era consciente del vl meplacientemente le adjadicaban sus adversarios a la teorie ponitniva, “Se, ua parte toda teoria tiene que estar necesariamente besada en observer phen, POF otra, se aprecia igualmente que, pars consagrarse« la chuerrocidn, stro espiritu necesita de una teoria cualquiera. Si al contemplar lov fend eos, vo los relacionamos de inmediato a algunos principson no wo ses rene posible combinar esas observaciones,sslada nin provecho, sino que extariamos totalmente i lo.mis seguro es que los bechos permanezcan inndvertidos i” (A. Comte, Cours de philosophie' positive, op, 1415). ‘muestra percep: by 5, lecciéa wy 7 EL RACIONALISMO APLICADO 4 pica de Ja daléctica ecolisticn, ie _guandp I em come a ats ein oe ee me Tn a de canvas oc Li Ia endificacién escolastica de las nS “ ae: zara la observaciin vale también pera Ia expe rimentacha, aunque ls exposcines cliscas oa be on eee ee snto de llegada de un proceso articulado en etapa: Ceo ee eee principios o supuestos weéricos: “Una experienc’ an aes Planck no es otra cosa que una pregunta dirigida a : ene a, Ja medida, la lectura de la respuesta. Pero antes de a eseiancia: ‘se debe pensarla, es decir formular la pew a Se quiere dirigir ala maturelesa,y antes de sacar una coclusén de la medida, se debe interpretarla, 0 sea comprender aed puesta do ln natualeza, Bates dot tareas corresponden al te rico”. Por su parte, sélo la experimentacién exitosa Cot = Gonfirmada” puede atertiguar ol valor explicaivo ye, per Geductivo de una teria es decir estblecer su capacdal de ar un cuerpo sstemitico de, propoicioes suscpsbes Se encontrar confirmacién o invalidacién en 1a prueba els hechos;" pero nos en el acuerdo puro simple con los hechos aque se bass el valor terico de experiment Hay a tablecer, como en efecto lo subraya Gee ing Ly ae cmon aoa are Cou cit, 10. 5 Panolky, Architecture gothique et pendeseoatqut op. et eM Planck Lime te monde danse pysoue moderne, Coie, Pasi, 1963, 938. ; pe © Sito mop dea enisomelog ota cote ow para apo de oy ca brn nen ee oy cps Sein xen sete of ele coin abe fmt "ea ao here ened pero erpre druncnte fewiablo™ (A, Cole, Cours de pape Fonte, Bechler, Par 1895, ty lectin 38 Obey ee.) dings ‘menos negativaments, el discurso cientifico de todos Ios cents. Poe enon: Fane a chutes qe aie quo “ue torn, vale dy cand 2 Enortrar quae fale (cha port Branscvicg. nama romarracaa tie Gets shea ieerer are Foner she “aha aaa wai eer ra Wr etree sate Poe ts a Ceteron of Demnrcaton”, The Logic of Seiemifie Discovery, 0p. be aly 8687), 88 EL oFIcio bE. sociéLoco bacién, buscada a partir de la suposici la suposicién tomada como principio, no es debi a una coincidence, aunque sea reiterada, tno que es soc keenn envi tony pipihees aa se ha desembocado en cs ‘anguilhem, texto n? 35). Es decir qe Jos hechos que convalidan la teoria valen lo que ne Ta teo- . ave pon 3 ajo ello Para que los hechos respondan a lo que se quiere hacerles temente i pepe Se sri a2 Fae aus wa eeee oe el caso oa eee elaboraciones a ones que s6lo pueden encon- oo hhechos de algin modo a su medida’ 0 de ‘eee ae datos Peckos como expresamente, 0 in- ese trabajo que no puede fundar la produccid artogénesis de sus propios hechos tedricos mas ae ealo nae ba: aun. Lamar, parafraseando a Nietzsche, el “dogma ‘dele mma @ concepcién”. * El objeto, se ha dicho, es lo que objeta. La experiencia no cumple con su funcién sino ‘en la medida en que eons Te tele ae ee Principio de la realidad wse al principio del placer que gustetan tant at fantasia gratuits de ero formal cm ficciones demasiado complacientes del intuicionismo los os alta escuela de la teoria pura, do esp iando se gomete la hipétesis a verifcacién e incluso cua ss erificada o desmentida, no se ha terminado con la teoria tampoco con la construccién de hipétesis. Toda experiencia ¢o- ee areas tiene por efecto intensificar la dialéctica de y de la experiencia, pero sélo a condicién de que se sepa pensar adecuadamente los resultados —aun los nogetvoe- que Produce e interrogarse sobre las Tazones que obliga lor heckos 5 Canteen, parse tty a mle the asec, rae ly hci ee oa G. Ganguilhem habernot autorizado a reproducit < : “ea bay que recordar que. correspond 8 todo sistema de proposicic gue pen Rather tee ee = que prevenirse también contra la inclinaciin a identificar este topes ° SESS Spear tare «ui oe eee Sao ae anes ee ee Saat men agemen ois aoe in STE AS RS ee grates ae gees SR oer sete eae ee mae oat rohan 4 Ls teria que validan” (C. Hempel, Fundamentals fF eect? ne tots 9 th [EL RACIONALISMO APLICADO 89 e “los puntos de det ‘a decir no, Cuando Brunschvieg recuerda hnimiento son puntos de reflexién”, no intenta sugerit que al Choque insuperable de la experiencia” pueda bastar para desatar ecanicamente la reflexién cuando se carece de Ja decisién de eflexionar y pensarse reflexionando. Como dice B. Russell: “Los inéritos de tuna prueba radican en que infunde cierta duda sobre fl resultado que produce; y cuando una proposiciin puede ser rubada en clertos casos, pero no en otros, se transforma en sos pechosa de falsedad en esos otros casos”. La comprobacién de din fracaso es tan decisiva como una confirmacién, pero sélo condicién de que coincida con la reconstruccién del cuerpo siste- mitico de proposiciones tedricas en el cual toma un sentido posi- Tho. "Es wenfederamente excepcional, dice Norman Campbell, que una nueva ley sea descubierta o sugerida por la experimen- facién, la observacién y el examen de los resultados; la mayor pparte de los progresos en In formulacién de nuevas leyes resultan Be la construccién de teorias que pueden explicar las leyes anti- gguas.” '? En resumen, la dialéctica del proceso cientifico no puede Ser reducida a una alternancia, incluso reiterada, de operaciones independientes, por ejemplo le verificacién siguiendo a la hipé- tesis, sin mantener con ella otras relaciones que las de confron- tacién. ‘No hay operacién, por parcial que sea, en la que no se en- cuentre la dialéctica entre la teoria y Ia verificacién. Por ejem- plo, con motivo de la elaboracién de un eédigo, las hipdtesis Jmnplicadas por el cuestionario deben ser retomedas, especificadas ¥ molificadas en contacto con los hechos que se trata de enalizar, ara ser sometidas a 1a prueba experimental de la codificacién y Gel anilisie estad{stico: la férmula tecnolégica segiin la cual el eédigo debe ser “detenido” al mismo tiempo que el cuestionario (a riesgo de hacer volver lo que os digno de ser cifrado en lo que able, es decir a menudo pre-cifrable), implicitamente en- es cifra CGerra una epistemologia fijsta puesto que termina por hacer ‘esaparecer una de las oportunidades de ajustar a los datos las ‘categorias de la captacién de datos, Asimismo, los procedimientos 1 1. Brunschvicg, Ler étapes de la philosophie mathématique, €. Alcan, Paris, 1912. 3t'B, Rseell, Myztcinm and Logic, op. city p. 74, 22 N. Campbell, What i Seience, Methven, London. 1991, p, 88. Véase también J.B. Conent, Modern Science and Modern Man, Cotumbia ( ross, Nueva York, 1952, p. 53. a PL oPtcio DE sociét0G0 de sondeo més formalmente irreprochables pueden perder toda significacién sociolégica si la eleccién del método de muestreo no esté manejada en funcién de las hipétesis y objetivos espoci- ficos de la investigacién, Por lo general, la ilusién de que exis. ten instrumentos para todos los fines estimula al investigador @ ahorrarse el examen de las condiciones de validez de sus teonicas, en el caso particular en que debe utilizarlas; los controles tecno. égicos se vuelven contra su inteneién cuando concluyen en la ilusién de que se puede abstener del control de e:0s controles; ademas de que puede provocar Ia parslisis y aun el error, la mania metodolégica a menudo permite, no tanto ahorrar pensa- miento que cualquier método permite, sino ahorrar el pensa- miento sobre el método,"* Ademis de que las minucias rutinarias de la préctica siem- pre corren el peligro de hacer aborrar la consideracién de obje- tos que no valorarian la bondad del instrumento, amenazan hacer olvidar que, para captar ciertos hechos, no se trata de afinar tanto el instrumento de observacién y medida como cuestionar el ‘uso rutinario de los instrumentos. Si Uvarov hilbiera dejado hacer a su asistente quien, preocupado por el orden de su laboratorio, todas las mafianas ponia en su lugar las locusta migratoria, de color gris, extraviadas del lado de los locusta danica, de color verde, no habria advertido el hecho de que esas dos especies no eran mis que una ¥ que la locusta danica se volvia gris cuando dejaba de estar sola: gno es acaso probable que muchas de las ‘écnicas tradicionales, cuando son empleadas sin un control epis- temolégico, destruyen el hecho cientifico del mismo modo que el principio de orden del asistente de Uvarov? El desumbra- miento ejercido por el aparato técnico puede, tanto como el pres- tigio del aparato teérico, impedir una justa relacién con los hechos y con la prueba por los hechos, La subordinacién a los autora. tismos de pensamiento no es menos peligrosa que la ilusién de la creacién sin apoyo ni control. El refinamiento de las técnicas de comprobacién y de prueba puede, si no se acompaiia de una redoblada vigilancia teérica, conducir a ver cada vez mejor en ‘cada vez menos cosas, o incluso a que falte lo esencial por uno de exon equivoces que ‘bacen pareja funcional con In ubliznién iega de las técnicas destinadas a aguzar y controlar Ja vista (CW. Mills, texto n° 36} > 1 Véase infoa, . Bachelard wxto n® 2, p. 12, ¥ i i i al 3 ot EL RACIONALISMO APLICADO 12, Sistema de proposiciones y verificacién sistemética i écti vale 1a teoria que Silas operaciones de la préctica valen Jo que vale Ja teoria que indamenta, es porque la teoria debe su posiciOn en la j w= ade ‘Is operaciones al hecho de que actualiza el primado eptte- roldgico de la raaén sobre la experiencia. No sorprende por tant que constituya ta condicién fundamental de 1a ruptura, de la ects a experimentacién, y esto en virtud de la siste- Stavelded que la zoreceraa silo uta teorin Gentficn puede foponer a las exigencias de la socologia espontinea y a las falsas Sistematizaciones dela ideologa, la resistencia organizada de un cuerpo sistemitico de conceptas y relaciones determinada tanto por la coherencia de lo que exciuye como por la eaherencia, de Jo que establece; slo ella puede construir el sistema de hechos entre los cuales establece una relaciin sistemética (L- ae le, ? 37]; sélo ella, por wltimo, puede dar a la experimenta- ain a ae oder de desmenti¢ presentindole un ‘cuerpo de hhipétesis tan sistematico como integramente esté expuesto en cada una de elas. . . yue Bachelard decia de la fisica experimental seria dese be Pop dela socologia: "El tiempo de las hipétesis des vanadas y cambiantes ya pas6, como también pasé la época de las experiencas rar ycisiadat, Ahora Ja hiétesis os sntoie ‘cho, la verificacién puntillista que somete @ experimenta- Cones pacar ona sere Gscontnua de hiotesisperelarias no puede recibir nunca de la experiencia més que desmentidas sin grandes consecuencias. Piénsse, por ejemplo, en las facilidades ue tis isis de los resultados de una encuesta cuan wee eT csudso entiation por umidad de interpretacign- al 10 plantear la pregunta de la articulacién de las proposiciones que se desprenden de cada cuadro 0 de esas series de cuadros que 14a pole fe a prommtons, aa poplar o ioe cent ei fe Este iP ppcnan i aert esac ren nes nate gn ov tn si gon ot a a ete ne Tetasnk Weenie tS Raby (fg Feptoe of Bema ne Reel Se ee i al) Somme Chane, op ® eae (Patterns of Discovery, Cambridge University Press, Cambridge, 1985) G, Bacheland, Le nowvel sprit scientifique, op. city p. 6.

También podría gustarte