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OCTAVIO PAZ. 463 | jaro estoy clavaclo aqui, como el baniano entretejido por su pueblo | F ices, pero podria estar alld, en otro ahora —que seria el mismo aho- Cada tiempo es diferente; cada lugar es distinto y todos son el mis- “jon lo mismo. Todo es ahora. wvento mien, 10 est after ¥ Polvoso de fy 3tro de mea ito a Esplendog © de su pasado, movimiento de ay “BL OGRO FILANTROPICO”* [fragmento] dic, la luz se hy endor te 208 peludos de Es tirano fuero injusto | I fi 1. Dar a la razén de Estado oe : Jutisdiccién sobre el gusto », n0 hay fondo table, impene- way es como si sjos. Admirable s realidades son ‘xterioridad sin 20s, bajo la luz erente mis all 5 del perro des. 20, el pico hi- ridiculo de sus onto al ver esta iedo del moni- y, no obstante, i JOAN RUIZ DE ALARCON, Los favores del mundo {x OTROS LIBROS he expuesto las razones que me hacen sospechoso cual- ier intento de poner la literatura y el arte al servicio de una causa, un _purdo, una iglesia 0 un gobierno, ‘Todas esas doctrinas —por més opues- que sean sus ideales: convertir a fos paganos 0 consumar la revolucién ‘pundial— se proponen un fin parecido: sometet al arte y a los artistas. Cier tp, muchos y muy grandes poetas han escrito para la mayor gloria de una “un imperio o una idea. No hay que confundir, sin embargo, las inten- cones del artista con el significado de su obra; una cosa es lo que quiere ‘deci el escritor y otra lo que dicen realmente sus escritos. Es dificil com- “par las opiniones de Dante sobre la querella entre los gtielfos y los gibe- dades sin peso, | ta nolo es conmoverse con el relato de Francesca y su pasién desdicha- sel buitreun | Beto lo que me prohibe adherirme a la dudosa y confiwsa doctrina’ del Ylarealidadde | “#% comprometido” no es tanto una reserva de orden estético como una ‘epugnancia moral: en el siglo xx la expresién “arte comprometido” ha _dsignado con frecuencia a un arte oficial y a una literatura de propaganda, Desde suv nacimiento en el siglo xvii, la literatura moderna ha sido una ¥ Jo mismo son mismo y es 0 nel camino de © propusiera, a sste ahora de la 22 Onivio Par, “El ogro filantr6pico” (fragmento), en Bi agro filamtrdpice, 2* ed., México, Joaquin Moco, 1979, pp. 7-10. 466 OCTAVIO PAZ literatura critica, en lucha constante contra la moral, los poderes y ls ing tuciones sociales. De Swift a Joyce y de Laclos a Proust: literatura cau cotriente y, a menudo, marginal, Por eso no €s extrafio que nuestros poe, mas y novelas hayan sido mAs intensa y plenamente subversivos cua, menos ideolégicos, La literatura moderna no demuestra ni predica ni raz, na; sus métodos son otros: describe, expresa, revela, descubre, expone, os decir, pone a la vista las realidades reales y las no menos reales irrealidade, de que estin hechos ¢! mundo y los hombres. Los escritores moderns casi siempre sin proponérselo, al mismo tiempo que edificaban sus obras han realizado una inmensa tarea de demolicién, critica; al enfrentar la real dad real —el interés, la pasién, el deseo, fa muerte— a las notmnas y al des cubrir en el sentido al sinsentido, han hecho de la literatura una suerte de reduccién al absurdo de las ideologias con que sucesivamente se han justi cado y enmascarado los poderes sociales. En cambio, la “literatura com. prometida” —pienso sobre todo en el mal llamado “realismo socialists’ al ponerse al servicio de partidos y estados ideol6gicos, ha oscilado cont nuamente entre dos extremos igualmente nefastos: el maniqueismo del propagandista y el servilismo del funcionario. La “literatura compromet da” ha sido doctrinaria, confesional y clerical. No ha servido para liberar sino para difundir el nuevo conformismo que ha cubierto el planeta de monumentos a la revolucién y de campos de trabajo forzado. Movidos por un impulso generoso, muchos escritores y artistas han que ido set los evangelistas de la pasin revolucionaria y los cantores de su Iglesia militante (el Partido). Casi todos, tarde o temprano, al descubrt que se han convertido en propagandistas y apologistas de sinuosas prictcas politicas, terminan por abjurar. Sin embargo, unos cuantos, decididos ai hasta el fin, acaban sentados en el palco de Ia tribuna donde los tiranosy os verdugos contemplan los desfiles y procesiones del ritual revoluciont rio, Hay que decirlo una vez y otra vez: el Estado burocratico totalitario ba perseguido, castigado y asesinado a los escritores, los poetas y los artists con un rigor y una safia que habria escandalizado a los mismos inquisido- res, Entre {as victimas de las tiranfas del siglo xx, a Ja derecha como a la it quierda, se encuentran muchos escritotes y artistas pero, salvo conocidis excepciones, la mayorfa no pertenece al campo de los 4comprometidos” sino al de los sin partido y sin ideologfa. El arte rebelde del siglo xx no la sid! ag ce yk at deresyy ls ing satura conta vers BO | etsivos ¢ oredica nim bre, expone. _ bre, expone, « ales irrealidad, ves modem aban sts obras Mfrentar la rea, ormmas 9 a des. una suerte de € se han justg. iteratura com: 10 socialista— oscilado cont- niquefsmo del a comprometi do para libers > el planeta de >» -tistas han que- cantores de su 0, al descubrit uosas préctica , decididos air fe los tiranosy al revolucions © totalitario ha 2s y los artistas mos inquisido- acomo a lait- alvo conocidas mprometidos” siglo xx no ha OCTAVIO PAZ 467 jg arte oficialmente “revolucionario” sino el arte libre y marginal de silos que 20 han querido demostrar sino mastrar. ty fveratura politica es lo contrario de la literatura al servicio de una cau- _ Brota casi siempre del libre examen de las realidades politicas de una so- # gad de una €poca: el poder y sus mecanismos de dominacién, las clases ips intereses, 105 grupos y Los jefes la ideas y las creencias. A veces la ite- 1 are politica se limita a la critica del presente; otras, nos offece un proyec- fpde futuro. Va del panfleto al tratado, del cabier de doléances al manifes- de la apologia al libelo, de Ta Reptiblica al Bruneais encore en effort si | Ghsvoules tore republicans, de La Citth det Sole a BL18 brumario de Luis | Napoleén Bonaparte. La literatura mexicana, desde Fray Servando Teresa ik Mier y Lorenzo de Zavala hasta Luis Cabrera y Daniel Cosio Villegas, | jpsido particularmente rica en textos de critica politica. A esa tradicién rnesicana pertenece EI agro filantrépico. Esta compuesto por una seleccién jg los articulos y ensayos que he escrito durante los tiltimos aitos, casi to- dos ellos publicados en Plural (1971-1976) y en Vuelta. Fl titulo viene de “jmensayo sobre la peculiar fisonomia del Estado mexicano. Mis reflexiones sobre el Estado no son sistemiticas y deben verse mas tien como una invitacién a los especialistas para que estudien el tema. Ese ‘studio es urgente. Por una parte, el Estado mexicano es un caso, una va- edad de un fendmeno universal y amenazante: el cdncer del estatismo; por lyotra, sera el administrador de nuestra inminente ¢ inesperada riqueza pettolera: zest preparado para ello? Sus antecedentes son negativos: el Es- tado mexicano padece, como enfermedades crénicas, la rapacidad y la ve~ ‘nalidad de los fancionarios. El mal viene desde cl siglo xvt y es de origen hispdnico. En Espaiia se llamaba a la plata de los cobechos y sobornos “unto - deMéxico”. Pero lo més peligroso no es la corrupci6n sino las tentaciones fradnicas de la alta burocracia, contagiada de la manfa planificadora de “auestro siglo. El peligro es mayor por la inexistencia de ese sistema de con- ttoles y balanzas que permite a la opinién ptiblica, en otros paises, fiscalizar haccién del Estado. En México, desde el siglo xv, los funcionarios han vis- ‘tocon desdén a los particulares y han sido insensibles lo mismo a sus criticas "gue a sus necesidades.

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