LETRA Y ESPIRITU
DIALOGO ENTRE LITERATURA Y TEOLOGIA
per raras
Cecilia I. Avenatti de Palumbo y Hugo Rodolfo SafaCESAR VALLEJO
CESAR VALLEJO:
UN LATIDO VITAL Y SINCERO
Por Estrella Koira
Serroduccién
Siempre son dificiles las selecciones, tanto como personales. Ineludible-
s=ente son marcas de lectura con explicitas o ticitas intenciones que se impri-
sen en un corpus textual. En todo momento el que selecciona siente la injus-
Scia de lo que “queda afuera” y la esperanza de que lo que se muestre sea sufi-
Senate estimulo para el acercamiento del otro a la lectura de todo el conjunto.
Sin embargo, como de intenciones se trata, es necesario explicitar las de este
sxbajo. Por un lado, nos lleva a una seleccién el hecho de buscar vextos que se
seedan trabajar desde la perspectiva del seminario; por otro, esto no es sufi-
Gente si no existe un eje ordenador para orientar esta buisqueda. En funcién
cello nos parecié significativo realizar un andlisis de la construccién del suje-
= en los poemas de Vallejo, ya que desde esta problemética podiamos obser-
sar la relacién del hombre consigo mismo, con la naturaleza, con el prdjimo,
con el lenguaje y la cultura, con Dios. Finalmente, querfamos presentar en
ierta discusién las figuras que las conforman y los conceptos que de aquellas
selciones se puedan inferir.
Una voz en brisqueda que se rebela
Los dados eternos
Dios mio, estoy llorando el ser que vivo;
me pesa haber tomédote tu pan;
pero este pobre barro pensativo
no es costra fermentada de tu costado:
tii no tienes Marfas que se van.202 LETRA Y ESPIRITU
Dios mio, si ui hubieras sido hombre,
hoy supieras ser Dios;
pero ti, que estuviste siempre bien,
no sientes nada de tu creacién.
Y el hombre si te sufre: el Dios es él!
Hoy que en mis ojos brujos hay candelas
como en un condenado,
Dios mio, prenderds todas tus velas,
y jugaremos con el viejo dado...
Tal ver joh jugador! al dar la suerte
del universo todo,
surgirdn las ojeras de la Muerte,
como dos ases fiinebres de lodo.
Dios mio, y esta noche sorda, oscura,
ya no podrés jugar, porque la Tierra
es un dado roido y ya redondo
a fuerza de rodar a la aventura,
que no puede parar sino en un hueco,
en el hueco de inmensa sepultura.
Aproximdndonos de manera interpretativa al poema “Los dados eternos”
(Los heraldos negros, 1918), podemos observar que este yo lirico se muestra
como sujeto sufriente, como aquél que lleva el peso de su existencia como una
carga dificil. No s6lo lleva el peso de su vida, sino, ademés, una espiritualidad
pasada que se convierte en culpa: “me pesa haber tomédote tu pan”!
Esta caracterizacién dolorosa del hombre se profundiza ya que se conseru-
ye formalmente como una escisién, a modo de tensién entre objeto y sujeto
dentro del mismo yo lirico: “Dios mio, estoy lorando el ser que vivo", ;Qué
figura de sujeto se presenta aqui? ;Por qué se muestra como un “yo” que llora
“a su ser” y no como un ser llorando?
Si analizamos este verso podemos observar que luego del vocativo aparece
la frase verbal estoy orando que refiere al sujeto, acompaiiado por un objeto,
el ser que vivo, que también remite al sujeto, pero extrafiamente. Formalmente,
por lo tanto, el yo lirico no es univoco, sino que se presenta desdoblado en una
situacién donde el sujeto es también objeto, movimiento que le permite pen-
sarse a s{ mismo. Si reflexionar es volver sobre sf, este texto plantea el gesto
desde el orden sintéctico. La voz que enuncia no puede presentarse integra-
1. VALLEJO, CESAR. 1981. Los Heraldos Negros, en: Obras Completas. Barcelona, Laia.ESTUDIOS, ANTOLOGIAS, BIBLIOGRAFIAS 203
sente y por ello se desenvuelve dentro de una oscilacién peligrosa entre sub-
secividad y objetividad, movimiento que seré figura constante en los poemas
& Vallejo, inaugurado sutilmente en Los Heraldos. Negros y exacetbado en el
sesto de sus poemarios.
Inmediatamente se introduce una construccién adversativa que genera un
cambio en el tono del poema e instala una voz en rebeldia que trata de dife-
senciar ambas naturalezas, la humana y la divina. Es este “yo” conciente de su
sxistencia que invoca a un Dios arbitrario y alejado del hombre, separacién
aque se refuerza formalmente en las posiciones que ocupan en las estrofas: el te
xino Dios queda en posicién inicial, lejos de lo humano que se despliega en el
resto de los versos.
‘Aparece una figura, en la segunda estrofa, que atraviesa la produccién valle-
sana: la homologacién entre la figura de Dios-Hombre con el hombre comtin.
En este caso la homologacién se convierte en inversién (“El Dios es él”). Es
tuna estrofa que funciona como un espejo que invierte roles, donde se produ-
ce una transformacién que, de algiin modo, desjerarquiza la relacién entre el
yo poético y Dios invocados como jugadores de una misma partida.
Una ver igualados hombre y Dios, se despliega el campo semédntico del
juego (dado, suerte, jugador, ases) enmarcado en una situacién de excitacién o
sobrenaturalidad cuyos elementos “ojos brujos”, “candelas”, “velas”, nos colocan
en un juego cercano al rito, donde el hombre “condenado” a tener conciencia
del dolor material de la vida (el poeta) y Dios se juegan la suerte del mundo.
Pasamos a considerar ahora algunos elementos del segundo poema del cor-
us: “Agape”. Este texto también pertenece a Los Heraldas Negros, yen él mc:
famente aparece una zona de culpabilidad que ya no tiene que ver s6lo con el
haber participado alguna vez de la condicién de “hijo de Dios’, sino con, la
imposibilidad de encontrar un camino de acceso al otro “yo no sé con qué
puertas dan a un rostro”.
Agape
Hoy no ha venido nadie a preguntars
ni me han pedido en esta tarde nada.
No he visto ni una flor de cementerio
en tan alegre procesién de luces.
Perdéname, Seftor: qué poco he muerto!
En esta tarde todos, todos pasan
sin preguntarme ni pedirme nada.
Y no sé qué se olvidan y se queda
mal en mis manos, como cosa ajena.204 LETRA Y ESPIRITU
He salido a la puerta,
y me da ganas de gritar a todos:
Si echan de menos algo, aqui se queda!
Porque en todas las tardes de esta vida,
yo no sé con qué puertas dan a un rostro,
y algo ajeno se toma toda ef alma'mfa.
Hoy no ha venido nadie;
y hoy he muerto qué poco en esta tarde!
Podemos observar que en este texto la preocupacién por la rima se desdi-
buja y el ritmo se logra por la repeticién de sintagmas y la brevedad de las
estrofas. En el poema anterior era muy fuerte la musicalidad dada por el mane-
jo de la rima, obviamente més ligada a las creaciones modernistas. Vallejo, en
este intento trata de encontrar nuevas formas de hacer poesta.
En este poema aparece una intuicién de aquello que el semejante necesita
ya lo cual el poeta no ha podido dar forma, que est4 marcada formalmente
por la profusién de pronombres indefinidos (nadie, nada, todos, cosa, “se”
impersonal, algo), negaciones.(no, ni) y dudas (jo no sé).
Sin embargo, esta busqueda que genera angustia es, a la vez, un invalorable
motor. Se escribe para encontrar la plenitud. La relacién con el otro se cons-
truye desde el poema, la relacién con Dios y con todo lo creado, también y
sobre todo, la relacién con uno mismo.
La conciencia del abandono
En 1922 aparece bajo el nombre de Trilce un conjunto de textos poéticos que
generan una ruptura en el canon literario latinoamericano del momento. Rupcura
entendida como forma de polemizar y desestabilizar las poéticas anteriores (el
Modernismo en este caso) y como modo de proponer nuevas poéticas. En el caso
de Vallejo, la ruptura se postula en varios aspectos: la puesta en evidencia de la
materialidad de la palabra, el cuestionamiento de su poder de designacién, la
necesidad de buscar un nuevo lenguaje, la desestabilizacién de las categorfas de
espacio y tiempo y la concepcién de sujeto que se desprende de sus poemas.
Recurriendo nuevamente a la figura del sujeto abandonado en el mundo
~si pensamos en el primer poema que vimos, “Los dados...”, alli ya habfa apa:
recido en el verso “tii no tienes Marias que se van”— una vor infantil, en “Trilce
TIT” reclama a sus mayores el haber sido desamparado.ESTUDIOS, ANTOLOGIAS, BIBLIOGRAFIAS 205
Las personas mayores
a qué hora volverdn!
Da la seis el ciego Santiago,
y ya est muy oscuro.
Madre dijo que no demoraria.
Aguedita, Nativa, Miguel,
cuidado con ir por ahi, por donde
acaban de pasar gangueando sus memorias
dobladoras penas,
hacia el silencioso corral, y por donde
las gallinas que se estén acostando todavia,
se han espantado tanto.
Mejor estemos aqui no més.
Madre dijo que no demorarfa.
Ya no tengamos pena. Vamos viendo
los barcos jel mio es més bonito de todos!
con los cuales jugamos todo el santo dfa,
sin pelearnos, como debe ser:
han quedado en el pozo de agua, listos,
fletados de dulces para mafiana.
Aguardemos asi, obedientes y sin més
remedio, la vuelta, el desagravio
de los mayores siempre delantcros
dejindonos en casa a los pequefios,
como si también nosotros
no pudiésemos partir.
Aguedita, Nativa, Miguel?
Llamo, busco al tanteo en la oscuridad.
No me vayan a haber dejado solo,
y el tinico recluso sea yo.
Los dos iltimos versos responden a tiempos diferentes. En el poema hay un
presente que se funde con el pasado familiar que hace repentinas apariciones.
Esta evocacin sorprende porque es inadecuada si es pensada como una reco-
mendacién para nifios. Silo seria, si fuera para adultos: el recuerdo de un pasa-
dlo seguro, cobijado por la contencién familiares lo que puede doblar las penas
del presence como la afioranza de un ese lugar sin preocupaciones hoy perdido.206 LETRA Y ESP{RITU
Este trabajo con la temporalidad? es acompafiado por un entramado ex
expresién donde caben voces conversacionales que representan vividamense
Pasado, es decit, que se dramatizan en el poema. Esta forma de concebir ot
Buaje poético impresiona por su sencillez, calidez y humanidad,
Ahora bien, el sujeto como un nifio no sélo nos habla de un hombre
donado por sus mayores que tiene nostalgia de aquel hogar perdido donde
sentia seguro, sino que nos sefiala, ademés, una posibilidad de comenzaz
manejar el lenguaje de otro modo. Para Vallejo existe una compulsa entre
dado", es decir, el lenguaje como tradicién heredada, y la busqueda de un
Buaje que permita expresar una nueva sensibilidad menos retérica y ext
gante. Volver a ser nifo también es una opcién poética: instalarse frente
idioma como nunca visto, jugar con el idioma, recrearlo con la mirada des
juiciada de la infancia.
El poeta comprometido
Considerando en frto, imparcialmente
Considerando en frio, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo tinico que hace ¢s componerse
de dias;
que es Iébrego mamifero y se peina...
Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
Y tepercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
¥,a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su férmula famélica de masa...
Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
Ys Sujeto a tenderse como objeto,
2. En “Trilee LIX”, Vallejo despliega nuevamence esta nocién de tiempo sin diferencias pero
en un contexto dindmico: la multiplicidad de lo creado,ESTUDIOS, ANTOLOGIAS, BIBLIOGRAFIAS 207
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...
Considerando también
que el hombre ¢s en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza
en la cabeza...
Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperaci6n, al terminar su dfa atroz, borrndolo...
Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en summa, indiferente...
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nacié muy pequefito...
le hago una sefia,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
{Qué més dat Emocionado... Emocionado...
Ese sujeto que “se quedaba con algo ajeno en sus manos” ahora se convier-
te en un poeta que trata de interpretar el dolor ajeno y, en el acereamiento
hacia el hombre sencillo que lucha a diario por sobrevivir, encuentra la res-
puesta a esa inquietud que lo aquejaba. Pero ahora no ¢s sélo un simple hom-
bre que espera abrir puertas para poder ayudar a alguien concreto, sino que
tiene conciencia de su condicién de intelectual y como tal se ubica frente a la
realidad, Por ello, en este poema, la tensién entre lo “emocional” y lo “intelec-
tual” ¢s tan fuerte. Si antes tener conciencia de la condicién humana era un
gran peso, ahora se convierte en motivo para la lucha.
Cada estrofa comienza con un gerundio, que implica una actitud intelec-
tual (considerar, comprender, examina), y circunstanciales que connotan una
distancia objetiva frente al hombre, conjunto de elementos que se confrontan
con gestos y sentimientos concretos del ser humano, con sus actividades coti-
dianas, con su condicién de trabajador, con sus contradicciones y hasta con sus
objetos mas despreciables.
La contradiccién anida en el poeta que desea poner distancia observando
frlamente al hombre como animal, pero que, a la vez, se lena de compasién y
de ternura “Considerando sus documentos generales / y mirando con lentes208 LETRA Y ESPIRITU
aquel certificado / que prueba que nacié muy pequefito...” Esto le %
cabeza’, lo sacude como intelectual y lo pone frente a la opcién. Y,
elige:” y le doy un abrazo, emocionado. / ;Qué més da! Em.
Emocionado...”
Esa btisqueda inicial dibuja su laberinto de poemas. Atravesamos t
nuestra brevisima seleccién, que dan cuenta de ese periplo movilizador.
nerario doloroso que comienza planteando un sujeto conciente de sus li
ciones, de su soledad, que intuye un “algo més” que es motor para su
ra y que arriba, esquivo y a la vez sincero, al otro para latir con él. Vi
despojada de esplendores y grandilocuencia. Sinceridad del que se mu
derecho y del revés encarnado en la palabra.
Bibliografia de consulta
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