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Fi SEXTO SELLO Un. Libro de Hugo Wast No faltaran quienes consideren ino- portuno el escribir sobre las visiones del Apocalipsis, y mucho mas cuando el au- tor no es de la clase de los estudiosos de teologia sino un novelista aunque de fama mundial. Pero si estas almas ti- midas y a veces recelosas leyeren las quinientas paginas del presente libro, re- nunciaran, sin duda alguna, a sus pre- juicios dando gracias a Dios que ha, sucitado un insigne escritor para pre- ecu al mundo el Evangelio. “Habiamos legado”, dice Hugo Wast en la primera pagina, “mas que por oficio, por devoto impulso al borde de las Sagradas s- crituras, a la manera de un nifio que Hega aa orilla del mar. Y nos habiamos detenido, aténitos y humillados, al com- prender nuestra impotencia para pene- trar en aquel piélago insondable y mis- terioso”. Ese devoto impulso, esa preo- cupacién por el porvenir del cristianis- me, esa inquietud del alma cristiana que busca la explicacién de tantos fracasos en la historia de la Iglesia, es el tinico motivo que dié origen a este original y fecundo trabajo. - Es interesante y edificante a la vez, comprobar como el autor ahonda en su tema y con qué profunda inteligencia explica las grandes verdades de la apa- ricién del Anticristo y de la segunda ve- nida' del Seftor, doctrinas fundamentales de la Iglesia, pero atenuadas con el an- day de los tiempos por interpretaciones alegé6ricas que le quitaron mucho de su valor. : En la segunda parte el autor intenta acomodar a la realidad histérica las pro- fecias sobre el segundo advenimiento de Jesucristo, tarea tan ardua en que ni si- quiera los especialistas han llegado a una opinién concorde. Para muchos se- ré mas atrayente la publicacién de al- gunas profecias privadas, p. ej. la de San Malaquias sobre los Sumos Ponti- fices, cuya autenticidad no es dudosa ~ para el autor, mientras rechaza con to- da razén la profecia llamada de Santa Odilia, producto fantastico que un tal Stoffer fabricé durante la ultima gue- rra en favor de Francia, imputandola ala santa Patrona de Alsacia. No podemos menos de admirar los extensos estudios del infatigable autor. pero mas todavia el idealismo en que se inspira. Su libro es una verdadera apo- logia del pensamiento cristiano, lo mis- mo que es una exhortacién para los ca- t6élicos, a fin de que gocen mas de las riquezas de las Sagradas Escrituras, transformandolas en estimulos de un he- roismo cristiano. Pero ¢Para qué detenernos en mas consideraciones? Dejemos la palabra al mismo autor, que en el prélogo expone los motivos y principios que le han guia- do en la composicién de su obra: “Durante anos hemos letdo libros de— Los cuatro Jinetes apocalipticos (Del Ciclo de grebados “Apocalipsis" de Durero) exégesis, para aprender la interpreta- cién de las Hserituras, que ensenan la Iglesia y la tradicion de los Padres, y cuando por nuestra cuenta osamos es- cribir algo, n0 hemos hecho mds que se- guir a los ewégetas, como Ruth a los se- gadores de Booz, juntando algunas de las espigas que no cabian en sus ga- villas opulentas, El océano permanece inexplorado; y la estupenda mies intacte. Pero esas po- cas piedras y esas espigas son pura nos otros una riqueza tan grande, que que- rriamos hacer a nuestros amigos. partt- cipes de ellas; y con ese propésito he- mos dado forma y nos atrevemos a pu- blicar estas péginas. : s sirve de estimulo el recuerdo de algunos pasajes de la magnifiew encicli- = Providentissimus Deus en que el Pa- Leén XIII, al instar porque se estu- - amor y fidelidad las Sagradas Escrituras, exhorta a los seglares a coo- Berar en su medida con los nobles y bri- lentes esfuerzos que en ese sentido rea- an los tedlogos y los comentadores eclesidsticos. Con motivo de la publicacién en pe- riddicos de alyunos de estos capitulos, el autor ha recibido numerosos testimo- wios reveladores del interés que ha des- pertado, a pesar de ser notorias sus de- ficiencias y ninguna su originalidad. Se debe ciertamente al asunto, Agradece- mos cordialmente esos comentarios; y creemos indispensable manifestor aqui que entendemos no haber expresado en ningin momento ninguna opinién perso- nal, que se aparte de las enseiianzas y la fradicion de la Iglesia. Nuestra voluntad al menos ha sido esa”. No ignoramos que “El sexto Sello” y todos los libros de este género, por mas que sean de gran actualidad, no son ca- paces de aclarar todas las obscuridades propias del delicado tema. No obstante ereemos oportuno llamar sobre ello la atencién de nuestros lectores, dejando sin ehbargo la iiltima palabra al Magis- terio de la Santa Iglesia. Is. Fruto de la lectura del Evangélio En Cérdoba hay una Conferencia Vi- centina cuyos miembros estudian cons- tantemente el Evangelio bajo la direc- cin de un celoso Sacerdote Salesiano y lo ensefian a las familias visitadas. En el término de un afio han abrazado la carrera sacerdotal cinco Vicentinos de esa Conferencia. Y entre los hijos de los pobres socorridos, dos han hecho lo mis- mo y dos nifias han ingresado a una Congregacién Religiosa.

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