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SEGUN DAPARTE EL “ACONTECIMIENTO MODERNISTA” Y LA ANTINARRATIVA DE LO REAL 5. Eleventohistérico’ Para que comience el proceso de verdad, debesucederalgo. Lo que ya esta —lasituacion del conocimiento como tal—no generamés que repeticion, Para que una verdad afirmesuno- vedad, debe haber un suplemento. Este suplemento esta com- prometidocon elazar, Esimpredecible, incalculable. Esmas alla deloquees. Yo lollamo un evento. De estamanera, apa- rece una verdad, en sunovedad, porque unsuplementointe- rrumpela repeticion. Badiou Nunca pensé que veria el dia en queunAfricano-Americanoy una mujer competirian porla presidencia de los Estados Uni- dos (...). (E)stenoesun fragmento de historia que le esta suce- diendoa otra persona; esto nosesta sucediendoanosotros. Hillary Clinton Estamos a punto de hacer algo importante; podemos hacer historia. (...) Podemos hacer historiasiendo, por primera vez enmuchotiempo, unmovimiento popular de gente de todos los colores. Barack Obama El debate reciente acerca de la periferia de los estudios hist6ricos domi- nantes harevelado hasta qué punto “pertenecera la historia” (adiferenciade estar “fuera de ella”) o “tener una historia” (a diferencia de carecer de ella) se hanconvertido en valores ligados adeterminadas busquedas modernasde identidades grupales. Desde el punto de vista de aquellos grupos que recla- man haber sido excluidos de la historia, ésta esvistacomo una posesi6n de los grupos dominantes, que se adjudican la autoridad de decidir quiéno qué "Traduccin de Moira Pérez. 123 Hayden White seraadmitido en la historia, y por lo tanto quién o qué sera considerado real- mente humano. Incluso entre aquellos grupos que se enorgullecen de perte- necer ala historia (entendido aqui comoser civilizado) o de tener una (aqui, comocontar con unagenealogfa real, a diferencia de una mitica), se ha soste- nido desde antafio quelahistoriaesescrita por los vencedoresy en su prove- cho, y que, por lotanto, laescritura historica es un arma ideologicacon la que se duplica la opresion de los grupos ya vencidos, despojandolos de sus pasa- dos histéricos, y consecuentemente también de susidentidades. Aunsi durante mucho tiempose hasostenido que “la historia” esunsitio enyunacondicion de ser de todo aquello que es “verdaderamente” hamano, y que“la historia” esun proceso o relacion universal (al igual que la entropia olagravedad), “la historia” misma demuestra que “la historia” fueinventada y cultivada en Occidente como una ciencia aprendida, que esta basadaen preconceptos especificamente occidentales, aristocraticos, racistas, genéri- cos/de género, y clasistas, y que no es ms “universalista” en cuanto asuapli- cabilidad a otras culturas, que el cristianismo o el capitalismo. Porlo tanto, verala “historia” comoun “regalo” con genuino valory utilidad Pparaquienes desean ingresar en opertenecer aella, puede ser engarioso. Esenelcontexto de esta problematica que quisiera encarar aqui lacuestion de lanaturaleza,el significado, y la funcion discursiva del evento historico. Quisiera resaltar que con el término “historia”, me refierociertamenieal “pa- sado” pero también aalgo diferente ymasamplio. Cada individuoy cada grupo tienen un pasado, porel hecho mismo decontar con algun tipo de herencia ge- néticay cultural. Peroun pasado conformado por herencias genéticasy cultu- * ralesnoes lo mismo que un pasado historico. En nuestra época (estoes,enla modernidad tardia), un pasado espectficamente histéricoes creado porinves- tigadores profesionaleso de algtin modo autorizados socialmente,apartirdelo que noes mas que un pasado virtual hasta que esestablecido como realmente sucedido, sobre la base de evidencias de un determinado tipo y autoridad. El pa- sadohistorico es una construccion realizada seleccionando enel marco delam- plioespectro detodosloseventos del pasado humano, unconjunto especifico deaquellos eventospara los que puedenestablecerse lugaresy tiempos especi- ficos de acaecimiento, y que pueden ser encuadrados en relatos diacrénica- mente organizados de laauto-constituci6n de un grupoa través del tiempo. Tal como hanotado Michael Oakshott, este pasado hist6rico es bastante diferente del “pasado practico” que la mayoria de las personaslleva consigo, 124 Elevento histérico bajola forma de memoria, imaginacion, trozos de informacion, formulas y practicas que repetimos rutinariamente, € ideas vagas acerca de “la historia” de las que nosservimosen el transcurso del dia, para poder llevar adelante ta- reastan dis{miles como ser candidatoa presidente por los Estados Unidos, justificar una politica de guerra o de aventura econémica, planear una fiesta, o defender un caso ante laley.” El pasado historico existe solamente en los li- brosy articulos escritos por investigadores profesionalesde los pasados,y di- rigidos mayormente a ellos mismos, mas que al publico en general. De acuerdo con la doxa de los profesionales, este pasado histérico es construido comoun fin en s{mismo, tiene una limitada onulautilidad practica,ycon- tribuye sélo en una minima medida a la comprensién de lo que la gente comin entiende como “el presente”. Es parad6jico que,a medida que los es- tudios historicos profesionales se tornaron cada vez mas cientificos, resulta- roncada vez menos utiles para cualquier finalidad practica, incluyendo aquella tradicional de educaral laicado en las realidades de la vida politica. Losestudios historicos modernos son genuinamente dianoéticos en su fina- lidad y su método, de naturaleza contemplativa més que activa. Paralos es- tudios hist6ricos modernos, un evento historico es cualquier ocurrencia que se preste a una investigacion por medio de las técnicas y procedimientos vi- gentesen laactualidad enel gremio de los historiadores profesionales. Este tipode eventos puede aparecer en la vida practica de una determinada socie- dado dealgun otro grupo, peroen tantoes plausible deserestudiadocomo evento “histrico”, es desplazado de la categoria de eventos pasadosutiliza- bles para fines practicos, hacia aquel “pasado histérico” que loconvierteen un objeto decontemplacion, mas que una herramientao instrumento para serusadoen el presente con fines practicos. Desde los tiempos de Herédoto existen convenciones, reglas y procedi- mientos para decidir qué tipo de eventos pueden ser legitimamente: conside- tados “historicos”, con qué fundamentos y tipos de evidencia pueden ser establecidoscomohechos, y como se puede relacionar cualquier considera- cién histérica de un conjunto cualquiera de hechos hist6ricos, a otras consi- deraciones y hechos de tipo propiamente historico. Enlamodernidad, los eventos histéricosson considerados como pertenecientesa laclase deeven- tos “naturales”, y antitéticos a aquellos “sobrenaturales”. De la mismama- eS Michael Oakshott, On History and Other Essays. Indianapolis, Liberty Fund, 1999, p. 18. 125 Hayden White nera, las consideraciones histéricas son incluidas en la clase de procesos na- rrables,” mientras que se las considera antitéticos al tipo de narrativas deno- minadas “mitos”, y a cualquier tipo de “ficcion”. De acuerdo con laideologia occidental de la historia,” “la historia” nacié enunlugary tiempo determinados, se desarroll6 entre los pueblos que ha- bitaban en dicho tiempo y lugar, se expandi6 temporal y espacialmente junto con laexpansién de la civilizacion Occidental, y de hecho es relatada como la historia del modo en que sucedié dicha expansién al resto del mundo. Los profesionales de la historia“modernos” (siendo esta ultima, a su vez, unanoci6n Occidental y un modo de existencia social) afirman, por supuesto, haber limpiadoa lanocion de “lo historico” de suespecificidad cultural en tanto ideologia especificamente occidental, y haberla consti- tuidocomo una ciencia “blanda”, pero igualmente universal. Sin embargo, mientras que la ciencia fisica moderna podria ser adoptada por una deter- minada cultura sin por ello tener que abandonar necesariamente sus valores einstituciones tradicionales y dominantes, es dudoso que lasculturas no Oc- cidentales puedan tomar la “historia” sin sacrificar gran parte desu bagajecul- tural tradicional -en la misma medida en que dichas culturas dificilmente podrian tomar el cristianismo oelcapitalismo sin perdersusidentidades es- pecificas, basadas en su supuesta relacién con un pasado que tal vez no tenga nada de “historico”. De esta manera, pareceria ser que la “historia” es o ha sido durante la mayor parte de los ultimos dos milenios, una construccién y un valor en Oc- cidente, mientras que otras culturas han optado por relacionarse con sus pa- sados de manerasa veces similares, pero en ultimainstancia diferentes, del modo “histérico”.’° Es por este y otros motivos, que recientemente se han 7 Los procesos dramaticos, que entiendo como procesos que presentan un conflicto entre seres hu- manos y otras fuerzas, poderes, etcétera (reales o imaginarios), cuyo fin o resolucin termina siendo revelador delaaccion que llevaaél, aunque nosea previsiblea partir de cualquier momento dado del proceso comoun todo. Los tipos de tramaenlos principales génerosdel drama occidental sirven como modelos de sus contrapartesen|a historia real, no de modo ficcionalizante, sino por- que las variedades de conflicto que esquematizan son posibles de maneralatente en aquellostipos de sociedad que, como la occidental, pueden tener “una historia”. 7 Por “ideologta dela historia” entiendo el punto de vista seguin el cual la historiano essolamente unaciencia de larelacin entre pasado y presente, sino que es tinicaen suadecuacién paradevelar losmodosen quelahumanidad se creaa si mismaalolargo del tiempo. 75 Puede Cecirse lo mismo de las otras dos maneras de representar los procesos hist6ricosen Occi- 126 Eleventohistérico desarrollado teorias acerca de la historia, dentro y fuera de Occidente, conel objetivo de identificar aquellas ambigtedades del tipo generalmente atri- buidoa las ideologias, losmitosy las religiones, mas que aquellas encontra- dasen las disciplinas cientificas. En otras palabras, ha habido recientemente unesfuerzo por “deconstruit” la historia, en linea con ladeconstruccion de losconceptos de “ser humano”, “raza”, “género”, “literatura”, “sociedad”, y otros pilaresdel humanismo occidental. Aquellos gruposexcluidosy subal- ternosse han opuesto, evidentemente, aestateorizacionde la historia, por considerarla otra tactica més diseriada para excluir su reclamo de “pertenecer alahistoria” del mismo modo que sus opresores, o de “tener una historia” propia que fundesu identidad, al igual que aquéllos. Sinembargo, lateoria dela historia (a diferencia de lasteorias historiol6- gicas olasconsideracionestedricasacerca de lanaturalezay usos del conoci- miento histérico) se desarrollé en la cultura occidental en un momento particular dela evolucion de losestudios historicos—el momento en el quese profesionalizaron, se academizaron, y comenzarona reclamar para st elsta- tusde unaciencia (moderna).”* No puede existir unacienciaen el sentido modernosin unateoria, y de hecho es sintoma de la modernidad de una de- terminadarama de actividad cientifica, el que sea divisible en una dimen- sion “teérica”y una “practica” (0 “aplicada”). Antes de este momento en su dente:losanalesy la crénica. Estos generos pueden presentarmotivos genuinamentehistoriolégicos, perono completan ni realizan el contrato implicit en la composicion de unahistoria. Véase ‘White, “The Value of Narrativity in the Representation of Reality” en White, 1987, pp. 1-25 (*Elvalordela narrativaenlarepresentacién de larealidad” en White, 1992] En relacion con las diversas maneras de representarel “pasadohistorico”, ver. Goody,en The Theftof History. Cambridge: Cambridge Uni- versity Press, 2006. [E|Robo de la Historia] ,cuyo titulo refiere, seguin Goody, “a lacooptaciéndela historiaporparte de Occidente” (1); 1. Hacking, Historical Ontology. Cambridge, Harvard University Press,2002;yM. Sahlins, Islands of History. Chicago, University of Chicago, 1985. 7 Estoy intentando introducir algo del lenguaje heideggerianoen las discusionesacerca dela his- toria, el conocimiento hist6rico, laconciencia historica, y demas. Porlotanto, utilizo eltérmino historiaen losmuchos sentidos que tiene en Ser y Tiempo de Heidegger (Paragrafos 72-77) yluego utilizoel términohistorial [en inglés “historial”, N. deT.] parasignificar “de tipo hist6rico” [eninglés “history-like”,N. de, historiologia pata la real, para-, pseudo o pretendida “ciencia de la historia”, historiosofia para “el tipo de sabidurfa que supuestamente derivamos del estudio de lahistoria”, his- toriografia para ‘laescritura acerca de lahistoria’, etcétera, posiblemente inclusohistoriogonta, his- torionomia, etcétera, Es un gesto inutil, y no tengo esperanza alguna de que sea tomado por el discurso angloparlante, primero, porque es demasiado particular como jerga, ysegundo, porque podria contribuirala larificacion del término historiay susdiversos derivados, cuya vaguedad es fundamental para mantener el mito de que el término historia designaalgo real 127 Hayden White desarrollo, lacomposicion historiografica era tratada como unaactividad completamente “natural” o comin, que podia ser ejercida por cualquier per- sonailustraday con laeducacion necesaria para leer documentosantiguosO interrogar exitosamente a los testigos de loseventos del pasado. Antes de este momento, podfan encontrarse diferencias respecto del “significado” deriva- ble del estudio de los asuntos publicos del pasado (maxime en lo que res- pectaa las afirmaciones sectarias de tipo religiosoo politicoen relacién con los eventos pasados), pero estas cuestiones no eran tanto “tedricas” como “practicas” sobre todo en cuanto requerian el esfuerzo deestablecer “los he- chos” en cuestién como un preludionecesario para la evaluacion desu posi- ble significado. Paraquienes, através dela fe, tomaban como un hechoala Encarnacion, laResurreccion, oel descenso del Espiritu Santo, el problema dela relacion entre hecho ysignificado ya habia sido resuelto de manera relativamente sen- cilla. Por el contrario, para el historiador cientifico, la unica facticidad plau- sible deseratribuidaa aquellos hechos pretendidamente “milagrosos”, seria su status comocreencias defendidas por personas especificas en tiempos y lugares espectficos. Deberfa considerarse a la facticidad de estos eventos como basadaen un tipo de evidenciano admisible en el discurso hist6rico(0, mas precisamente, historiolégico). Obviamente, encasos como este Ultimo los historiadores cientificos esta- rian taninteresadosen la naturaleza de los eventos analizados, comoen lade aquellaevidencia ofrecida comoaval de su facticidad. En historia, cualquier evento reportado, del tipo que sea, debe ser tratado comoun hecho poten- cial, ya que descartarlocomo imposible antes de investigarlaevidenciadesu acaecimiento, violarfalos principios empiristas que gobiernan el trabajo his- torico desde los origenes mismos del género. Perola distincion mismaentre eventos naturales y eventos milagrosos, indica laimportancia de distinguir entre eventoy hechoen el discurso historiol6gico. Dado que uneventomi- lagrosoes lamanifestaci6n de un poder por fuera de lanaturaleza, ya fortiori por fuera dela historia, se trata del unico tipo de eventoquenunca podraser tratadocomo un hecho historico. La version canonica de la distincion entre evento y hecho es que “un hechoes uneventobajo una descripcion”~donde “descripcion” puede en- tenderse comoun elenco evidente delosatributos del evento—o una “predi- cacion” —através de lacual se asignaeleventoasu tipo correspondiente y,en 128 Eleventohistorico general, se le atribuye un nombre apropiado.” Un evento no puede ingresar en la historia, hasta que sea establecido comoun hecho. De lo cual puede concluirse: los eventos suceden, los hechos son establecidos. Un hecho puede ser construido como un suceso através del habla laescritura, yen este sentido ser concebido como evento. Perolos hechos son eventos de un tipo especial: se trata de eventos del discurso que son acerca de otroseventas del discurso, y otros tiposde eventos mas all4o por fuera de él. De acuerdo con este anilisis, un hecho historico difeririade otros tipos de hechos, de acuerdocon las reglas vigentes en los discursos historicos para determinar cuando un determinadoevento puede ser descripto como del tipo propia- mente caracterizado como “historico”. Ahora bien, generalmente, quienes saben algo del tema no tienen dema- siadas dificultadesen definir “evento hist6rico’, y distinguira éstos de otros tipos de eventos, pseudo eventos, yno-eventos, naturales, sobrenaturales, imaginarios, ilusorios, etcétera. Y los historiadores generalmente tienen bue- nasreglas(o, al menos, reglas probadas y confiables) para determinar de qué manera deben establecerse los eventos como hechos, o como realmente acaecidos, y no sdlo aparentemente sucedidos, o falsamente reportados como sucedidos. Ninguno de estos procedimientos es cientifico, enel sen- tido de requerir reproducciones experimentales del evento bajo condiciones de laboratorio, osu subsuncin bajo las leyes causales o relaciones que go- biernan la clase de eventos ala que perteneceria. Pero son suficientemente buenos parael tipo de usos sociales basicos ideados como contribucién del conocimiento hist6rico desde su invencién en Grecia durante el siglo Va. C. Entonces, aceptemos que hay eventos y hay hechos. Aceptemos, tam- bién, que existen series deeventosy estructuras de eventos que pueden ser factualizados, estoes, fechados, ubicados geogrificamente, descriptos, clasi- T Laliteraturaacerca del “evento” y el “evento hist6rico” es amplia. Toda reflexion acerca de lahis- toriadeberia teneral evento comoun objeto de discusi6n, y toda reflexion acerca de lahistoriaque carezca de dicha discusion adolece de algo fundamental pera la comprensién de qué esa fin de cuentas |a “historia”. Puede encontrarse unasintesis itil de los problemas que esto conlleva, enel tratamiento magistral de “evento” que ofrece Krzysztof Pomnian en la Enciclopedia Finaudi, el primer capitulo de su —brillante, pero poralgiin motivo generalmente ignorado—libro Krzysztof Pomiatt, “Enciclopedia Einaudi.” LOrdre du temps. Paris, Editions’ Gallimard, 1984, [El Orden del Tiempo, N. deT,]. Lanocién de “hecho” comoun “evento bajo una descripci6n” proviene de A. Danto, Analy- tical Philosophy of History, Cambridge University Press, 1965. Véase también Badiou; Ricoeur; y Veyne. 129 Hayden White ficados, ynombradossuficientementebien como para permitiruna distincion entre hechos “atomicos” oindividuales, yalgoasicomo hechos“compuestos” omacro—hechos “amplios” como “LaRevolucion Rusade 1917” o“grandes” como “El Renacimiento”. Esto también nos permitirfaimaginar unaamplia gama de “hechos histéricos” que constituirian esa “historia” que es el objeto de estudio de “los historiadores”. Pero estamanera de pensar acerca de lahistoria—como un agregadode hechos- presupone por peticion de principioselestatus deesos “eventos” que sonelcontenido, elreferente, olacondicion necesaria deloshechos. En los ultimos tiempos, ha habido una amplia discusion respecto del eventoen general, y del evento hist6rico especificamente. Enhistoriografia, elstatus de eventoen relacionconel Holocausto es objeto de unextenso de- bate: jel Holocausto es 0 fue un evento tinicoen lahistoria, y por lotantoin- comparable (o inconmensurable) con otros eventos de tipo similar? De la misma manera, podemos referirnosal evento ahora denominado 11/9. El ataquealas Torres Gemelasel 11 deseptiembrede 2001, gfueuntipo absolu- tamente nuevo de evento, incluso emblematico de una nuevaera y paradigma- tico de una categoria de eventos historicos hasta entonces inimaginables —eventos que requeririan, por consiguiente, la busqueda de nuevos princi- piosde explicacion para su contextualizacion? ,O setrata, simplemente, de un evento que result6 ser inesperadoen los Estados Unidos, un evento in- imaginable séloen ese contexto— dado que, obviamente, eramas que imagi- nable para sus perpetradores? Enlamayor parte de estas discusiones, nosetratade establecerel hecho de queunevento hayatenido Jugar. Loquese cuestiona eslanaturaleza delevento, sunovedadrelativa, elalcancee intensidad de suimpacto, ysusignificadoolo querevelarespecto dela sociedad enla quetuvolugar. “Nadaser4igual”, se dijo respecto deamboseventos; “gel fin de lainocenciaestadounidense”, sedice respectodel 11/9; “Nuncamas”, fue una respuesta al Holocausto. Sibien las respuestas de este tiposon comprensiblesy—sise las entiende figurativamente—est4n mas que justificadas, tambiénescierto queno siem- prese registra de qué manera ellas presuponen implicitamente unaideapre- cisadeen quéconsiste unevento historico—a diferencia de un evento natural. Estos tiltimos, como pueden ser un terremotoo unaavalancha, siempre ha- bran sido concebibles, imaginables, posiblesy, en algunos lugares, incluso probables. Sus consecuencias desastrosas se atribuyenalosseres humanos, 130 oe Elevento histérico insuficientemente Preparados para la ocurrencia de este tipode eventosen las areas fisicas alas queafectan. Porconsiguiente, si bien losefectos de di- chos eventos sobre los seres humanos y grupos de un determinado lugar pueden ser propiamente descriptos como “desastrosos” (incluso “tragicos”) los mismos epitetos podrian serutilizados para describir aloseventos mis- moss6lode modo figurativo. No hay “desastres” (y ciertamente no hay “tra- gedias”) enlanaturaleza. El hecho de que haya en la historia gran cantidad de eventos alos que estos epitetos pueden ser atribuidos legitimamente (o al Menosapropiadamente), muestra lamedidaen que la “historia”, pese asus esfuerzos de volverse cientifica, permanece vinculada anociones miticas del Cosmos, lostipos de eventos queocurrenen él, y los tipos de conocimiento que podemos tener de ellos. Ennuestraépoca, muchos otros eventos posibilitados por nuevas tecno- logtas y modos de produccién y reproduccién han modificadolanaturaleza de las instituciones y las practicas que habfan permanecido intactas durante milenios—por ejemplo, la guerray lamedicina. Estas han cambiado tan radi- calmente, que se torno imposible escribir una historia de, por ejemplo, la guerra, como un cuento acerca deun desarrollo continuo desdelaera de pie- dra hasta ~digamos—nuestros dias, Lasarmas de destruccion masiva produ- cen unsalto revolucionario en la historia de la guerra..Losantibioticos y la ingenieria genética cambian definitivamente la naturaleza dela medicina Parael futuro previsible. Todo ello sugiere que los principios que hacen po- sibleel cambio histéricoenuna primerainstancia, puedena su vez modifi- carse. En otras palabras: el cambio mismo puede cambiar, almenos en la historia, si no también en la naturaleza. Si esto es asf, entonces también Puede cambiar la naturaleza deloseventos.”® éPodemos acaso imaginar la irrupcion de un nuevo tipo deevento, que evidenciariaun sistema de existencia distinto yalternativo, porcompleto di- ferente delnuestro? Las fantasiasde culturasalienigenas enel espacio exte- tior y las teorfas de universos paralelos 0 antitéticos, reflejan el deseo, la esperanza oel temor de que existaeste tipo de lugares alternativos, desde los cuales emanarian eventos muevosy extrafios. Estas fantasfas pueden parecer ilusorias, Pero no son més que nuestra nocién de “historia” considerada ee a ™ Véase White, “The Modernist Event.” en White, 1999. [“El acontecimiento modernista” en White, 2003] 131 Hayden White comoun proceso compuesto por sociedades, culturasy razas mutuamente ex- cluyentes, cada unamidiéndoseconlaotraen busca desu Lebensraum y delos recursos que habilitenaunauotraa prevalecer por: sobre sus contendientes. Ynos6lo eso: lahistoriamisma, con su divisionentre pasadoy presente quedividela naturaleza humanaen avatares tempranos y’ tardios (cuyas di- ferencias frecuentementeseconsideran mas notorias que las similitudes), ya contiene evidencia mas que suficiente de una’ discontinuidad radicalenel tiempo. Enefecto, seconsideraa Jahistoria comocompuesta por eventos de untipoqueejerce cambiosenel substrato humano comin, resultando mas en mutaciones que en meras variaciones de la herencia comun. Basta con imaginarse cudn diferenteesel tipo de evento quela tecnologia modernista es capaz de producir, con respecto a aquellos que eran familiares para un campesino del siglo XII. Ciertos eventos de la modernidad —viajes enelespa- cio, ingenieria genética, armasnucleares~son tan radicalmente diferentes de cualquier cosa concebibleen el pasado, que incluso un campesino oun bur- guésmodernos podrian ser disculpados por tomarlos como “milagros”. Tan diferentes son, en efecto, ciertos eventos del presente respecto de cualquier cosa que los hayaantecedido, que podemos entender que ciertos intelectua- les sientan la necesidad de hablar del “fin dela historia” o de hablar, como Marx, de todo lo sucedidohastahoy como “prehistoria” oun preludioal ver- dadero drama de una humanidad que finalmentese harealizado, y queha es- capado alo que antes entend{amos por historia y por naturaleza. Ciertamente, los estudios historicos occidentales se recuperaron sélo re- cientemente de un ataque continuo perpetrado desde sus propios flancos contralanocién misma de “evento”. Norecapitularé detalles del ataque por parte dela escuela de Annales (en las décadas que siguieron a lall Guerra Mundial) contra lanaturaleza fetichista del evento historico ylanaturaleza nfticade laidea de que los procesos historicostienen eltipo de coherencia encontrado en los cuentos, las fé abulas y lasleyendas. Los filosofos moder- nos/modernistas de la historia tipicamente distinguen entre, porun lado, unatradicion de historiografia convencional, popular o amateur, enfocada eneventose interesadaen dramatizarlos y, porel otro, una historiografia més cientificae iluminada, enfocadaen estructuras, procesos delargoplazo (la longue durée) y el tiempo “lento”. La “historia de eventos”, se decia,era poco mAs que entretenimiento y poco menos que fantasia, en cuanto alimentaba los suefiose ilusiones de un humanismo enbancarrota. De hecho, el histo- 132 Eleventohistorico tiador francés Fernand Braudel intent6 reducirel acento dela investigaci6n historicasobreelevento, porque lo veiacomo el fundamentodeun enfoque narrativista de la historia, que convertiaa la historia en un drama y reempla- zaba la gratificacion emocional por una satisfaccion intelectual sobre el pro- ceso, satisfaccién propia de la ciencia (véase Ricoeur). De hecho, lanocion historiologicade evento es muchomas cercanaa la dramatica (omésbien la dramatistica) que a cualquier concepcién cientffica de él. Lasnarrativas historicas presentan demasiada fluidezcomo paraavalar cualquier pretension de Tepresentacion realista de loseventos que constitu- yen su objeto de estudio. A diferencia del tipo deeventos (osumade eventos) naturalesestudiados porlas ciencias fisicas, los eventos historicos reales se dan de modo mas bien tosco e irregular, mayormente como resultado de la intervencién de agentes y agencias humanos sobre las trayectorias que su- Puestamente debian seguir. Aqui encontramos otro tépico del discurso modemista ‘acerca de los eventos: la distincion entre eventos naturales e hist6ricos, de acuerdo con la Presenciao no de seres humanos-sus motivaciones, sus intenciones, sus de- Seos, sus motores—en su desarrollo. El drama, como laépica,es un modode Presentacién oral, de imagenes, de gestos o literaria, que ofrece unaaccion como una serie de eventos dentro de un escenario finito. A diferenciade la €pica, en él se asignan distintos grados de significadoa loseventos, Pparaast permitir que la serie sea percibidacomo una secuenciacon principio, medio y fin. Una secuencia historica se periodizao estructura en actos y escenas, cada una relacionadacon las que lesiguencomo unarealizaciono cumpli- miento delo que le antecedié. Sin embargo, estollevaa plantear la pregunta: ¢cudlesladiferenciaentre un evento que culmina una secuencia yuno que le dainicio? O también: jel evento historico marcauna Tupturaen unaserie, y un punto de metamorfosis desde un nivel, fase o aspecto del continuo hist6- Tico hacia otro? ;O es mas bien signo de una transicion de una fase del conti- nuoaotra? Esto se sugiere en la discusion metafisicadel evento que Alain Badiou pre- senta en El sery el acontecimiento, luego prolijamente resumidaen Infinite Thought.” El autor asume que el ser es todo lo que esel caso, y que no hay Alain Badiou, Infinite Thought: Truth and the Return of Philosophy. Traducciénde Oliver Felthamy Justin Clemens. London, Continuum, 2004. [Pensamiento Infinito, inéditaen espafiol, N.deT.. 133 Hayden White nada que no seael caso. Nuncase puede agregar nadanuevoal ser, y por lo tantoninginevento—entendidocomo laerupcion dealgo que proviene de afuera de latotalidad del ser— podria tener nunca lugar. Y sin embargo, los eventosparecerian suceder todo el tiempo, al menosante los: observadores 0 cronistas de sucesos del mundo real. Esta “aparienciade suceso” podriaser construida como un evento, pero perteneceria masa la conciencia que al mundoexterioraella. Entonces, ;comoes posible este tipo de evento? Tal comolo entiendoyo, Badiou considera que los eventos parecen suceder porque hay una dispari- dadentreel ser, porun lado, yel conocimiento del ser, porel otro. Loseven- tos suceden cuando debe afiadirsea lo que se sabia previamente acerca del ser, el conocimiento de unaspectosuyo hasta entonces desconocido. Lo que se registraen laconcienciacomounevento seria, digamos, este “shock’ pro- ducidosobre el sistema de conocimiento por la naturalezainsistente deuna verdad recientemente descubierta acerca del ser. En realidad, sostiene Ba- diou, laporcion de verdad nueva loess6loaparentemente: es comoel descu- brimientoen matematicas de un numero primo hastaentonces, desconocido. Siempre estuvo “aht” (estoes, siempre estuvo “enningun lado”, salvo eluni- verso de ntimeros), s6lo esperando, podria decirse,aesacomputadora que esta permanentemente generando para su registro nuevos nuimeros primos detodoslostamaiios, excepto infinitos. Entendido de estamanera, el evento escomo la repentinaconcienciade que aquello que se crefael ultimo namero primo no era mas que el antetiltimo, y de que de hecho —a medida que la computadoracontinua produciendo nuevos nuimeros primos-su. jerarquia ysustancia se reducen rapidamente: el penultimo nimero primo desciende oretrocedecon la aparicion del ntimero mas nuevo. Ahorabien, podria parecer que todo esto tiene poco que ver con, cualquier comprension posible de los eventos que suceden en la experiencia diaria Véase cap. 2. Larelacion estructura-eventoes| el modelo preferidoen losandlisis contemporaneos deleventoen ciencias sociales. Véase Franko; M.,, Franko, ed. Ritual and Event: Interdisciplinary Perspectives. New York, Routledge, 2007. Stuart Mclean, The Eventand Its Terrors: Ireland, Famine, Modernity. Stanford, Stanford University Press, 2004 de Mclean, que iene que ver con lahham- brunairlandesa de 1845 en adelante, evento que era conocido popularmente como “elevento”y que inspiré una ampliadiscusion acercade qué podria serexactamente un evento hist6rico; ySe- well, cap. 7, “A Theory ofthe Event” en Wit. Sewell, Logics of History: Socal Theory and Social Trans- ‘formation. Chicago, University of Chicago Press, 2005. 134 Eleventohistérico comun (sealo que éstasea), oque se conciben desde el saber convencionalo desde disciplinas “practicas” tales comolas cultivadasen las ciencias huma- nas y sociales. Y esto se debe a que ya se asume generalmente que con “evento” se indicameramente un sucesonoan ticipado porel conocimiento Presente del mundoy sus procesos. P Por ejemplo, lapreguntaimportante entelacion con loseventos que ocu- Trenen loque Paul Veynedenomina “el mundo sublunar” de “la historia”, es siunevento dado cualquieraesasimilableaunou otro delos sistemas de co- Nocimiento recibidos y disponiblésen unadeterminada comunidad, osi re- quiere una revision o incluso un total abandono del sistema previamente considerado como capaz de identificar, clasificar y determinar adecuada- mente aun eventocomo “apropiado”.® Si hay alguna dimension metafisica enestanoci6n de evento, se relacionaconel status de la “historia” entendida como unaesfera de la existencia habitada Porseres humanos y sujetaaleyes © principios pertenecientesa (pero ligeramente desviadosde) aquellos que gobiernanel resto de la “naturaleza”. Ciertamente, el conocimiento de esta “historia” no incluyea todoslosseres humanos que vivieron oviviranenel transcurso del tiempo del mundo. Elconocimiento dela historiaes siempre fragmentario, incompleto, y parcial, un motivo por el cual loseventos de tipo especificamente “historico” pueden suceder, continuardn sucediendo, y de hecho no podran no suceder, dentro del futuro “previsible”. Peroelevento historico comienzaa parecerse sospechosamente al tipo de evento que Ba- diou caracteriz6como un “suplemento” del ser-en-general. Depende de la postulacion de un conocimiento del ser, y por lo tanto de su conocedor, como condicién de posibilidad de su acaecimiento. Esto significa que los eventos historicamente espectficosno podrian ocurrir, previoalaexistencia deuntipo espectficamente hist6rico de conocimiento. Notendrian base o contextoalguno contra loscuales desplegarsu novedad. Por otra parte, un evento histérico aparecera como nuevo séloen tanto yencuanto pueda ser reconocido como perteneciente (sustantiva, inhe- Tente, o potencialmente) ala clase de eventos ya reconocidos como “hist6- ticos”, y ala vezsea aprehendido como extrafioa esa clase. Concebido de Zs *°Paul Veyne, Commenton écrit V’histoire suivide Foucault révolutionne histoire. Paris, Editions du Seuil, 1978.p.157. [Veyne, Como se escribe la historia. Foucault revoluciona Ia historia. Madrid, Alianza, 1984. NdeE. | 135 Hayden White este modo, cualquier evento hist6rico “nuevo” pareceriaestara lavezden- troy fuera de “lo historico”. Esaqui dondehace su aparicion la “investiga- cion historica”: su objetivo es establecersi el evento nuevo pertenecea la “historia” ono, osiesalgan otro tipo deevento. El evento encuestion no debe necesariamente ser nuevo en el sentido de haber alcanzado solo re- cientemente la conciencia historica. En efecto, su ocurrencia puede ya haber sido registrada en las leyendas, el folklore, oel mito, y sera, porlo tanto, unacuestion deidentificar su historicidad, narrativizarlo,y mostrar que es apropiado para laestructurao configuracion del contextoen el que apareci6. Unejemplo(e incluso paradigma) de esta situacion podria serla conocida “busqueda del Jestis histérico”: el establecimiento de la historici- dad (oahistoricidad) del “Jesus” representado en los Evangelios, no sélo como un hacedor de milagros, sino también como en Si mismo elmayor milagro de los milagros, el Mesias 0 Dios Encarnado cuya muerte y resu- rreccion pueden redimir al mundo. Laidea de que loseventos histéricosno podrian haber ocurrido antes de lainvencion de laidea de historia y de lacategoria de lo histérico, no es mas que una paradojalogica. Cualquier persona razonable sabria que laidea de historia y la categoria de lo historico deben haber surgido de la reflexion acerca de untipo deeventos manifiestamente diferentes de otros,de manera que el término “historia” y la categoriade “Johist6rico” deben tomar su sig- nificado desu referencia aeste tipo deeventos. Pero imaginemos un tiempo anteriora laexistencia de laideade historiay lacategoria de lo histérico, un tiempoen el que se habian identificado diversos tipos de eventos, pero no los histéricos. De acuerdo conla evidencia disponible, parecerfa que los griegos (que supuestamente habrian inventadola idea de historiaen tanto estudio del pasadoy el género de escritura historicacomo una consideracién de los eventos pasados que dicho estudio establece como acaecidos) aparente- mente no tenfan una palabra que significaralo que nosotros hoy entendemos por “historia”. Esas{comola palabra griega y ‘totopia. (historia) inicialmentesignificara solo “investigacién” y luego, como metonimia entre elresultadoy la activi- dad que lo produce, llegaraa significarlos “descubrimientos” resultantes de dicha investigacion. Masallade eso, también se convertir4, por sinécdoque, enunnombre—“lahistoria”— para loseventos descriptosenel relato, como “aquello que sucedié en el (o un) pasado” -0 algo por elestilo. La palabra 136 Eleventohistérico griega para los sucesos del pasado erat ‘yeyevnéva (ta gegenémena), pero eltérmino més utilizado paranombrar un relato de los sucesos pasados (ba- sado ya sea sobre “una investigacion” oen latradicion heredada)era logos (6 2.6706). De alliel desprecio de Tucidides hacia Herédoto, como un mero “lo- ggrafo” o contador decuentos acerca del pasado, para diferenciarlo de lo que él mismo hacia ensus “investigaciones” acerca del pasado yelanilisis de sus procesos. Cabeaclarar que “logografo” era el término utilizado para caracterizara quien investigaba el pasado reciente, en contraposicién alo que podria lla- matse (de acuerdo con Antonin Liakos) un “arqueo-logografo”, que investi- gaba el pasado remoto.*! Tucidides investigabael pasado reciente mas que el remoto, para identificarlas causas de las guerras entre Atenas y Esparta, de modo que podria serconsiderado un logégrafo, aligual que Herédoto. Pero su investigacion no era mas sistematica que la de Herédoto, sélo lo era de modo diferente-en tanto habriautilizado, aparentemente, principios deme- dicina hipocratica como modelo paraleer los stntomas de la plaga que des- truy6 o debilito fatalmente a las ciudades-estado griegas y sus imperios, mientras que Herédotosecontentaba, para la explicacion de loseventos que relataba, con el tipo de principios generales enunciadosen la filosofia preso- cratica (explicaciones del tipode “todo lo que sube, baja”). Erael tipodesis- tematicidad que utilizaba, lo que dio a Tucidides el titulo (moderno) de primer historiador “cientifico”. Lo cual puede ser entendido como que no sdloubicabaa loseventosen relatos, sino que también ofreciaun argumento respecto de su relevancia parael objetivo de explicarlas causasy efectos de los eventos que investigaba. 8!Nopude confirmarlaexistenciadeltérmino. archaiolographos para designar un investigadorde Jos “origenes” o el pasado remoto. Quien me: introdujoal término fue Antonin Liakos, delaUniver- sidad de Atenas, en un ensayo sobre el: pensamiento histérico dela Grecia clasica, que permanece -hastadonde yo sé—inédito, Loadopto porque quierocreer que, implicita en la practica de los pri- meroshistoriadores griegos, yacia unadistincién importante entre el pasado reciente o proximoy aquel remoto o absoluto, y que el primeroerael dominio propio de quienes luego serfan denomi- nados*historiadores”. Bernard Williams sugiere que la investigacién hist6rica nace cuando el pa- sado remoto (que otrorase imaginaba habitado por diversos tipos de monstruos, dioses, héroes {fantasticos, etcétera, ademas de por seres humanos) es Tepentinamente captado como habitado porpe:sonasiguales nosotros y, porlotanto, como entendiblea partir de los mismos principios decomprension utilizados para entendernos a nosotros mismos. Véase B. Williams, Truth and Tuthfulness: An Essayin Genealogy. Princeton, PrincetonU.P, 2002, pp. 160-161. 137 Hayden White Eneste sentido, puede atribuirse a Her6doto el mérito de haber inven- tadoel evento espectficamente historico, y sugerido su diferencia Tespecto de los tipos de eventos derivados de acciones de dioses y espiritus. A Tucidi- des, entonces, puede atribuirsele la invencion de una version del métodoo los procedimientos hist6ricos para estudiar y analizar (y nomeramente pre- sentar) aquello quesucedi en el pasado, buscando comprender el presente. Pero es debatible que Tucidides de hecho estuviera “haciendo” historia, o aportando un nuevo métodoal anilisis delos tipos de eventos que Herédoto habfa investigado-siendo indefinible silos eventosespecificamente “hist6- ricos” son subsumibles bajo leyes generales ono. Entodo caso, fueron los ro- manos quienes presentaron el término historia (con su significado primario de cuento onarracién como aquel tipo de consideracién “apropiada” parala transformacion de una serie de eventos en una “historia”) como base parala nocién del evento histérico en tantolaespecie de evento que, aunque ocu- rriendo en|a vida realy no en laimaginaria, podria ser presentado legitima- mente en la(s) forma(s) de los tipos de cuentos y fabulas que otrora se habfan referidoa dioses, demonios, fantasmas, héroes, y otros seressobrenaturales porelestilo. Coneste desarrollo, podriamos afirmar, se logra laidea de his- toriacomo unalaconsideracién veraz de los eventos realmente sucedidos en el pasado, bajo la forma de un relato con trama. Y esto nos ofrece al menos una manera de identificar un evento espectfficamente histérico. Tal como afirma Paul Ricoeur: un evento histérico es un evento real capaz de servir como elemento de una “trama”. O, como solfa decir Louis O. Mink: un evento historico esaquél que puede ser descripto verazmente de modo que sirvacomo elemento de una narrativa.” Todo elloimplica que los eventos no devienen en “historicos” s6lo por haber sucedido realmente, por haber sucedido en un momento especifico del pasado y en un lugar especffico de este mundo, y por haber tenido un efecto identificable en los contextos en los que irrumpieron. Y estoes porque una lista de dichos eventos, incluso unalistaen orden cronologico, podria constituirun anal ouna cronica, pero dificilmente una historia. Para que un evento singular, un conjunto o unaseriede eventos dadoscalifiquen como Paul Ricoeur, Time and Narrative. Vol. 1. Trad. Kathleen McLaughlin y David Pellauer. Chicago, University of Chicago Press, 1984, p. 208 [Tiempoy narracién, I, Configuracién del tiempo en el relato historico, Siglo XXI-México, México, 1995) 138 Eleventohistérico “hist6ricos”, deben también ser descriptibles validamente como si tuvieran los atributos propios de loselementos en la trama de un relato. oe Ahora bien, lamencién dela palabra trama despierta otro espectro que, para los historiadores profesionales, es casi tan amenazante como lapalabra mito. No solo porque la palabra trama [plot] esen inglés la traduccion del mythos griego, sino también porque generalmente se considera a latrama comoel recurso que daalas ficciones literarias su efecto explicativo.™' Se trata de un debate extenso, incluso demasiado como parasintetizar aqui: aquél acerca del modo de insertar un evento en una serie, de manera que se lo trans- forme en unasecuencia y se ofrezca asi algiin equivalente de una explicacion para su acaecimiento. Baste con decir que, en lo que aqui nos compete, la trama o lo que he dado en llamar tramado [emplotment] es un elemento comuna todos los tipos de discurso narrativo: mitico, ficcional, o historico Deestamanera, podemos decir que silosmitos, los cuentos de ficcion y las historias comparten unamisma forma (elcuento, fabula, parabola, alegoria, etcétera), entonces también comparten un mismo contenido que, siguiendo aFrank Ankersmit, podriamos llamar “sustancianarrativa”.° El concepto de “sustancia narrativa” nos permite afirmar que el evento historico, a diferencia del evento natural, esnarrable.®° Ladoxa de la investigacién historica profesional moderna sostiene que no hay tramasen la historia (los eventos del pasado), del mismo modo enqueno ® si bien numerosos estudiosos de lengua y cultura griegas han opuesto mythos a logos como “cuento’ o “trama”, Herddoto y otros hablan de logos yno de mythos al referirse al “relato” que estan contandoo quieren contar. De hecho, varios diccionarios presentan al mythos como leyenda, fic- cién oinclusomentira (pseudos) y conservan para logos el significado de un “relato” que puede ser imaginario o verdadero, segim el caso. Estas diferencias nos permiten mantener ladistincion entre lanarracién (elcontar o despliegue del relato) y lanarrativa €lrelato contado, su “final” revelado, ylaconexion que se establece entre principioy fin), sibien los griegos tendfan aunirambosy notar suimplicancia mutuaenlaelaboracién de cualquier consideracion “historial” dada del mundo. Sin dudas, “trama” (“plot”, N. deT] tiene sus equivalentesen alemén (die Handlung) y en francés, italiano, espanol, ydemés, como son “intrigue”, “intreccio”, ‘intriga”, “trama”, etcétera. ®Véase F Ankersmit, Narrative Logic: A Semantic Analysis ofthe Historian's Language, Dordrechtand Boston, Martinus Nijhoff Philosophy Library, 1983, cuyo argumentose encuentra resumido, au- mentadoy contextualizado en su ensayo “Statements, Texts, and Pictures”,en Ankersmity Kellner (ed.) ANew Philosophy of History, The University of Chicago Press, Chicago, 1995. ®6 David Carr argumenta que las formas narrativas son’ un paradigma adecuado para las secuencias historicas, dado que los seres humanosen sociedad tiendena’ intentar dar orden asus vidas, pro- yectar planes, y actuar de acuerdo con escenarios de vida narratologicos. Véase David Carr, Time, Narrativeand History. Indiana University Press, Bloomington Indiandpolis, 1986 139 Hayden White podriahaber unatrama amplia, abarcadoray total de la Historia (en el sen- tidodeun plano un fin, objetivo, propésitoo télos predeterminados parala trayectoria total del desarrollo humano, desde sus origenes oscuros hastael fin inimaginable). Laobjecionalas|lamadas grandesnarrativas dela historia (cuyo rechazo serfa,segun Lyotard, la caracterfstica dominante del pensa- miento posmoderno), es que nociones fantasticas como “providencia’”, “fata- lidad”, “destino”, “progreso”, “dialéctica”y demis, noserian mas queresiduos deaquellos suetios miticos y religiosos del tipo dejado atras hace tiempo por la‘modernidad”. Laobjecion general alas “grandes narrativas” es que repre- sentan un tipo de pensamiento teleolégico que ha tenido que ser superado paraque tomen forma las ciencias naturales modernas. No hay teleologiaen lanaturalezay, en tanto la historia pertenece a dichanaturaleza (y noalain- versa)—oalmenosasisecree—no puede haberteleologia en la historia. Y esto incluye tantoala historia local, como launiversal. Indudablemente, los seresy grupos humanos tipicamente piensan de ma- nerateleoldgica, estoes, hacen planes parasus actividades presentes y futuras alaluzde fines, objetivosy propésitos imaginados. Se podria hablar delasin- tenciones humanas como orientadasa fines, e incluso utilizar la intencionalidad como base para distinguir la naturaleza humana delaanimal. Pero, como dice elpoeta,“Los planesmejor trazados de ratonesy hombres...”,yladoxanosad- vierte: “De buenas intencionesesthechoelcaminoala perdicién”. Losseres humanosylasinstitucionesbien pueden planear sus actividades y practicas convistasaun fin, pero sugerir quelos destinos de los individuos ylos grupos pueden ser predeterminados del mismo modo en queloest4eldeunroblea partirdelabellotade laque nace, esuna posibilidad ala vez reconfortante yes- peluznante. Reconfortante, porque quita responsabilidad al sujeto-agentede lahistoria; espeluznante, porque quita responsabilidad al sujeto-pacientede lahistoria. Adernds, tal comosuele decirse, el determinismosiempre eslo que gobiernaa otras personas, noa unomismo—excepto cuandouno quiere evadir responsabilidades por una accion espectfica. Pero gysi fuera posible que losseres humanos fuesen ala vez tanto libres como determinados, responsables como no tesponsables por susacciones? Pensar algo asf es, porsupuesto, un escandalo parael filésofo, y unaimbeci- lidad para la persona con sentido comun. Y sin embargo... Alrededor de los orfgenes de la filosofia occidental, y mas espectficamente enlasensefianzas legendarias del fundador del Estoicismo, Zenon de Citio 140 Eleventohistorico (fallecido en 265 a. C.),encontramosla asociacion de lanocion de “evento” con lade “destino”, que luego serfa un lugar comun en las reflexionesacerca del tiempo incluso hasta Heidegger, Ricoeur y Badiou. Aparentemente, Zenén habria sostenido que todoincidente ocurrido en la vida de una per- sona podiaser interpretado como evidencia de la intervencién de la provi- dencia, para convertir quello que de otro modo seria una mezclasin sentido de eventos, en un destino (con su sentido de que el final de la vida ocurre no solamente en un determinado tiempo, sino también en un determinado lugar-lo cual explica nuestra nocién de destino [de un viaje, N. de T.] como un lugar hacia el cual nos dirigimos). Aqut, por cierto, lostérminos eventoy destino se traducen enelementos de un dramacon un supuestoinicio, nudo,y fin, un desarrollo, y una caida de laaccién luego de laescena del reconocimiento (anagnorisis). Ellos funcio- nan mas como esquemas generales que como conceptos, comoelementos mis del mito que dela’ ciencia,y huelenmésa narrativa que aargumento. Por supuesto, la etimologia no explica nada, pero la relaci6n mitologica entre eventoy destino indicalas maneras en las que, en el pensamiento poético, un término problematicocomo evento (con suconnotaciéna avez de algo con sentidoy algo falto de él) puede funcionar como operador en un proceso en el que se asigna cosmos al caos gracias a una imagen de coherencia formal (destino, fatalidad, moira, telos). Como sea, la relacion de evento y destino como figuray realizacion, me ofreci6 ciertacomprension deloqueera,ami parecer, una sorpresa lexicografica: la presentacion en mi diccionario Roget de “destino” como anténimo de “evento”. © Roget’ Thesaurus of the English Language in Dictionary Form, Being a Presentation, etc. De C. O. Sylvester Mawson. New York, Garden City, 1940, p. 166. En laentrada “Evento”, bajo “antonimos” encontré slo lainstruccién enigmatica “Véase Destino”. Yendoa “Destino. -1. Sustantivos”,en- contré “destino, fatalidad, suerte, porcion, condena, fortuna, fatalismo, futuro, estado futuro, exis- tencia futura, en adelante, proximo mundo, mundo que vendra, vida que vendra, prospecto, expeclativa”, y, mas adelante: “Antonimos: Véase Evento”. Me preguntéen qué sentido “evento” podria ser siquiera considerado como “anténimo” de “destino”. Y entonces comprendi{ que “evento” esantitéticoa “destino” en tanto este ultimo connotanosélo “fatalidad” sino, mas gene- -zalmente, el “desarrollo final” de una secuencia de sucesos, cuyas unidades (0 partes) individuales se constituyen en reaccién o respuesta “erupciones” omas bien “interrupciones” exégenas alaca- dena hasta el momento de suocurrencia. Estacomprension, a su vez, me permitié verlarelacion probable en un nivel seméntico entre evento y narrativa, en la cual, como yasugitieron Minky Ri- coeur, unevento histéricoes un suceso contingente que puede ser aprehendido comoteniendo un lugar en la trama de (algun) relato. 141 Hayden White Buscaba el anténimo de “evento” porque queria comenzar mi reflexion acerca del evento histérico colocandolo en la matriz del cuadro hermenéu- tico de Aristoteles, para discernir cuales podrian ser sus contradictorios, con- trariose implicantes.** Si se piensa en “evento” como un concepto, entonces precisamente por ser unconcepto, debe tener un término opuesto o antité- tico que nos diga cual seria sucontradictorio. La convencién que colocaa “evento” en unarelacion de contradicciéncon “destino” sugiere que, quiz4s, almenos se puede saber que un evento puede estar relacionado conel plano sobre ocontra el cual sucede; como “parte” de un proceso puede oponérseloa la“totalidad” dela que forma parte. Elevento nunca puede ser la totalidad del proceso del que forma parte , porque “destino” denominaalatotalidad del proceso del quecualquier evento dado essdlouna porci6n. Peroentonces estonos dejael problema de identificar el contrario del tér- minoantitético de evento—es decir, destino—-que deberia ser, de acuerdo con elrazonar de Aristoteles, lo “no-destinado”, o cualquier cosa que no tenga una determinada direccién, lugar, sustancia, y sea por lo tanto solamente un pseudo-evento, elemento de un pseudo-destino (Ramé).® Y esto sugiere que sealo que fuere que termine siendoel “evento”, lo que podemosafirmar con seguridad es que no esel destino; noes el proceso completo que puede final- mente atribuirle significado ala contingencia-el significado de unlugaren una secuencia, ubicacion, o situacion. Esto implica que el evento no es y nunca serd el todo de aquello de lo que esuna parte, elemento 0 factor—ex- ceptoal final, cuando vuelve en sf o encuentra finalmente el lugar al quees- taba destinado a llegar. Quizas esto es lo que tenfa en mente Heidegger cuando hablaba dela historia como el “estar en transito” [“on-the-way-ness”, n.det.] del Daseinrumboa un lugar al que nunca llegartfa, y del destino del Dasein como eine Verwendung, un vagar, un encaminarse, una deriva, desli- zamiento o recorrido que siempre termina siendo sin destino, porque el des- tinoimplicaloapropiado, y la humanidad es ohne Eigenschaften.® ® Aristoteles. “On Interpretation”, en The Basic Works of Aristotle. Ed. Richard McKeon. New York: Random House, 1941,cap.7,N°. 19, pp. 44-61. [“Sobre lainterpretacion”, en Tratados de Logica (Organon), Gredos, Madrid, 1988] ® Hans Ram6, “An Aristotelian Human Time-Space Manifold: From Chronochorato Kairotopos.” Time & Society 8.2(1999), pp. 309-28. El ohne Eigenschajtenalude, por supuesto, ala genial novela de Musil acerca de lacondicion mo- dern(ist)a, que equivale exactamente ala nocién heideggeriana del Dasein como “serarrojado” en 142 Elevento histérico Peroahora, para llenar nuestro formulariode Tazonamientos, debemos postularlo contrario (no locontradictorio) delevento mismo. Y si—tal como yahemosindicado-no puede sernilatotalidad (que esel destino) ni las otras partes del todo diferentes de simismo, entonces el evento debe ser otra cosa, que noesni parte ni todo del todo, que puede solo ser, creo, alguna combina- cién de lono-eventoy no-destino. De donde provendria, supongo, layuxta- posicion modern(ist)a de evento y estructura como modelo para la construccién cientifica de lanaturaleza de lo historico. Enel pensamiento modernista, la estructura toma el lugar del destino, la providencia, la fatali- dad, la fortuna y demés, en tanto el “significado” de los asuntos humanos por ejemplo, enel paradigma estructuralista—debe terminar siendo nada més quesu forma, lacual se oponeauna “naturaleza” cuyo significado, cada vez mas, se revelacomo poco més que “caos”. En este modelo, esel evento el que obstaculiza laestructura, sea lo que sea que resistael serincorporado en “Joquees” en cualquier momento dado. Desde un punto de vista ontolégico, todo eventoesuna verguenzay un desaffo; una verguenza parala inteligibi- lidad delaestructura, y un desafio al poder de la estructura de proveerun sig- nificado para todo lo que es. No deber4 sorprendernos, entonces, que el estructuralismo haya resultado ser la antitesis misma dela visién historica del mundo. Entanto un todo détventoscon cada uno de ellos comosuceso individual (una especie de “universal concreto” que resiste ser subsumidoa ningun universal, por un lado, y ser reducidoa un agregado de particulari- dades, por el otro), lahistoria pareceria ser poco masque lacondicion dela cual cualquier estructuralista quisiera escapar. Ahorabien, todo esto podria serbastante desconcertante, de no ser porel hecho de que (fuera de las diversas areas de estudios historicos y de aquellas disciplinas cuyas operaciones siguen teniendo por componente principal algo asicomo un “método historico”) lanocién de evento ha sido bastante desacreditada comoelemento del pensamiento cientifico. Estanocion sigue siendo habitual en ciertos tipos de escritura literaria, la novela, elromance, la poesta, la teologta, el mito, etcétera—tipos de composicion llamadas “ima- ginativas” o“imaginarias”, y generalmente relacionadas por afiliacion gene- Ebene id peels unmundosin cualidades. Al ser humano como vagabundo, sersin hogar que desea un lugar de re- sidencia, se le niega permanentemente este lugar porque el mundo al que fue “arrojado” esta for- mado porun espacio en el que los “lugares” son s6lo paradas pasajeras de descanso para este ser-sin-cualidades. 143 Hayden White alégicaa los modos pre-cientificos de pensar, explicar, y vivir con el mundo mas que de él. De hecho, hay gran cantidad de escritos contemporaneos que sugieren que lanocién de evento-y especialmente aquella que formay auto- rizaunacreenciaen larealicad de “la historia"—es un desplazamientoa partir de modos miticos de pensar, y que en realidad tiene mas en comun con una idea religiosa de milagro, quecon cualquierconcepcién cientificade lo que podriallegaraserun evento. Este corpus de escritura contemporanea tiene sus origenes en el género hibrido de la “novela historica” que, en oposicién alas reglas del juego que aun estaba formulandola profesion historica, encara abiertamente el pro- blema de la relacion entre pasado y presente, laambigiedad del “pasado re- ciente” y la paradoja de la presencia del pasado en el presente -como en Scott, Manzoniy Dumas, pero también en. Balzac, Stendahl, Flaubert, Dic- kens, Tolstoi, Thackeray, Trollope, Conrady una seguidilla de casos meno- tes. Eslanovela historica la que sienta las bases para la novela modernista, dondeel evento comienzaa disiparse y la linea entre pasado y presente se es- fuma, al igual que aquellaentre la conciencia yloinconsciente. Elmoder- nismo, con todo su alarde de novedad en “la manera en la que vivimos ahora”, restaura la dignidad (como fuente de conocimiento para “la reali- dad”) delo arcaico, otrore abandonado por la historia debido asu falta de documentacion, y consignado alas tiernas piedades de laarqueologia y “las antigtiedades”. Talcomo sostienen Auerbach y otros, el modernismo podra ser muchas cosas, pero ciertamente noes una fuga respectodel realismoy la historia. Li- beraal evento historico de las persuasiones domesticadoras de “latrama”, anulando a “la trama” misma. Ademés, lejos de abandonar la realidad en pos dela fantasta,el modernismo muestra cuanto de lo fantastico esta contenido en‘loreal”. El modernismono solo extiende horizontalmente elalcance del evento histérico, permitiéndole tomar contacto con areas adyacentes del tiempo, sino que tambiénrevela su profundidad, mostrando cuéntas capas designificado oculta, cuan labiles son sus pulsiones, cuan resistente es ala concreci6n. Elmodernismo pone aprueba las profundidades del evento historico del mismo modo en queel psicoandlisis pone a prueba las del evento psiquico.%! 91 Véase White, 1999. [2003 dele traducci6n al castellano. N. de E.] 144 Elevento histérico Y de hecho, modificala relacion entre eleventoy su contexto, disolviendo el limite entre ambos. Todo esto confluye en la creaci6n de un nuevo modo de escritura literaria, en la que la linea entre discurso facticoy discurso de fic- ciénse tornaborrosa, resultandoen untipo de escritura(lainfame écriture) que destruirfa toda la autoridad artistica del realismo anterior, propio del siglo diecinueve. En adelante, la historia, el evento historico, yla historicidad misma, son apropiados por un nuevo tipo de escritura que, a falta de un mejor nombre, podemos denominar postmodernista. Sin embargo, no alcanza con invocar un “nuevotipo de escritura” para dar cuenta de los cambios en el modo en que “la historia” y el “evento” -su contenido tipico—son construidos en nuestros tiempos. En efecto, unacom- prensi6n distintivamente “historica” de la invencién de un “nuevo tipodees- critura” requiere que identifiquemos el nuevo “contenido” o fenémeno que seria adecuadamente representado por este nuevo tipo de escritura. Ya he aludidoa“elevento modernista” como tal contenido, fendmeno o referente. Ahora bien, quisiera ir mas all y sugerir que la“sustancia” del “contenido” deeste nuevo tipo de evento, es oftecida por la idea historiotetizada [historio- theticized] de “trauma”. El origen moderno del término traumdticoes lame- dicina, donde se lo utiliza para caracterizar una herida (mas precisamente: una penetracion de piel y huesos) y lacicatriz (fisica y psiquica) resultante de esa penetracion. Cuando se la utiliza para caracterizar un cierto tipo de evento historico, el término traumay su forma adjetivadatraumdtico son bas- tante convencionales, e indicanalgo asicomo un golpe muy fuerte a un sis- tema social o politico, requiriendo el tipo de ajuste, adaptacién o reaccion que cualquier organismo deberiaatravesar para sobrevivirlo. En lateoria psicoanalitica, sinembargo, los terminos traumay traumatico son utilizados (inicialmente de modo metaforico) para indicar un shockal or- ganismo quetiene el efecto somatico y/o fisico de“desatar” los “impulsos” pre- viamente retenidos en alguna especie de equilibrio, produciendo estados neuroticos o psicoticos (paranoia, histeria, obsesi6n, etcétera), ytesultandoen ladisfuncionalidad del organismo. Laconcepcion fisicalista del trauma (des- arrollada por Brevery Freuden ladécadade 1890) nodifiere demasiado desu contraparte historioldgica, en la que se veal evento histérico como un sobre- salto significativo de un sistema historico (social) que agitasus instituciones, practicasy creenciasy resulta en comportamientos grupalessimilares a los que se manifiestan en condiciones dehisteria, paranoia, fetichismo, etcétera. 145 Hayden White Sin embargo, Freud y otros psicoanalistas desarrollaron luego otraidea de trauma, que presuponiaun elemento caracterfsticamente “historico”,en tantoconllevaba un elemento de “posterioridad” (No jachtraglichkeit) entendido como “efecto (temporalmente) desfasado” sobre el organismo, notablemente similaralo que lahistoriologiaentendiacomo una relacionespecificamente historicaentreel pasadoy el presente. Ahora, Freud describiala dimensién psi- quica del traumacomono sélounshock (repentinoy disruptivo) sobre elor- ganismo, sino también como uno que dejaba ena psique de ciertos tipos de individuos una especie de lugarsin sentido hasta que, bajolaimpresion deun evento posteriory de aspecto similarala experiencia original, ellugarerare- pentinamente tevivido oanimado. Coneste segundomomento, se develaun significado tan sobredeterminado que hiere al organismo nuevamente-de hecho, lohiere doblemente: primero, por el recuerdo delaescena original de incursion y el repentino descubrimiento de su significado, y luego, poruna ulterior repeticion del gesto original de alejarlo de laconciencia, ahoraacom- patiado, dealgan modo, por: sentimientos de culpaporno haber reconocido de qué se trataba en primer lugar. Existe una similitud entre, porun lado, elmodoen que Jos historiadores conciben larelacion entre el pasado hist6rico yl presente, y, porel otro, la concepcion freudiana dela relacion entre un evento traumaticoen lavida de unindividuo, y su “retomo”a laconcienciaenalgin momento posterior— perocon unimpacto lo suficientemente fuerte como para volver disfuncio- naladichoindividuo, Laideadeevento traumatico permite aFreud postular una “historia secreta” del individuo y, por extension, detodoun puebloona- cién, contra la cual se debera comprender a la version “oficial” del pasado comounacoartada o sublimaci6n en respuestaa los sentimientos de culpa derivados del acto original. En Moisésy la religion monoteista (Der Mann Moses und die Monotheistische Religion) ** la teoria del evento historico traumatico permite aFreud postular un crimen terribleen elpasado hebreo (estoes: el asesinato de Moisés por parte del pueblo al que habia cargado con una obli- gacion imposible haciala Ley), que dariacuenta’ del ferviente ascetismo, la auto-disciplina, la imposibilidad de convertirse en unanacién, elvagar sin rp Sigmund Freud, Moses and Monotheism Trad. Katherine Jones. New York, Vintage, 1955.[Moisés ylareligion monotefsta: tres ensayos, en. Freud, Obras Completas, Vol. CLXXXV1, Hyspamérica, Bue~ nos Aires, 1993. Traduccion directa delaleman de Luis Lopez Ballesteros y de Torres. N.deE.] 146 Elevento histérico pausa, laculpa, y la melancolfa del pueblo judio. Este “retorno de lamemoria teprimida” del crimen primordial—elasesinato del Padre—constituye el pa- sado-en-el-presente que los Judios, al menos, viven como “historia” 9 Sin dudas, lanoci6n freudiana dela “historia” del pueblo judiocargacon todas las marcas del mito —pesea sus guitios hacialadisciplina histrica con- temporaneay sus propios esfuerzos porsonar “cientifica”. Perola expresion “mitagogia” [“mythagogy”] es sumamente apropiada parael tipo de relacion causa-efecto entre presente y pasado que él denomina nachtraglich (retra- sado). Es “magica”, conllevando nociones tales como accion a distancia, efecto diferido, latencia, entre otros. Freud no rechazanicuestiona la idea historica convencional de que un evento en un determinado momento y lugar “se esparce”, digamos, tanto en eltiempo comoenel espacio, produ- ciendo otros eventos que seran vistoscomo “efectos” de una “causa” anterior. Pero sf postula otrotipo de evento, cuya verdadera naturaleza y efectos se en- tierran en lamemoriaindividual ycolectiva, yacen latentesallf por unacan- tidad indeterminada de tiempoy luego, en respuestaaunevento posterior de efectos similarmente invasivos, resurge bajo una forma que alavezrevela yocultaasu prototipo remoto. Este evento-el evento traumatico-tiene laes- tructura del modelo de figura-cumplimiento propio de las teodiceas hebrea ycristiana. Enel modelo de figura-cumplimiento, un evento historico significativo ser4reconocidoensu doble ocurrencia, la primera vezcomointimacion de una posibilidad de significado, y lasegunda como “explesion” [“expletion”], que completa o realiza lo que estaba solo implicito (0, para utilizar un tér- mino psicologico, latente) en el evento anterior. Los modelos teleolégicos son conocidos: lasubstitucién del cordero por Isaacen elsacrificio de Abra- hames una anticipacion de la Ley de Moisés que lo “realiza”; lacaida de Adan que se realizaen la Resurreccion de Cristo, etcétera. Unequivalente secular del modelo de figura-cumplimientoen lateoria historiologica seria algo ast ® Véase particularmente parte 3, secc. 1, “The Historical Premisses”. [Véase Freud, Op. cit., Pri- meraparte. A. ‘Lapremisahistorica’, pp. 3274-3279. N. de E.]. Ver “The Fiction of History” de Mi- chel de Certeau, donde trata el texto de Freud como una novela; de Certeau, “The Fiction of History: The Writing of Moses and Monotheism.” The Writing of History. Trad. Tom Conley. New York: Columbia UP, 1988, pp. 308-54. [“La iccién de la historia. Laescritura de Moisés y el monote- ismo”, en Laescritura de lahistoria. Universidad Iberoamericana, México D. F, 1993, 2*. Traduc- cién de Jorge Lopez Moctezuma. N. de E.] 147 Hayden White como el argumento de que la causa remota pero determinante dela Revolu- cion Francesa fue la Reforma Protestante. En el argumento de Tocqueville, la Reforma yaconteniaen estado embrional, podria decirse, laRevolucion que pone fin al Antiguo Régimen. Cabe aclarar que no se esta diciendo aqui que elevento anterior predetermina al posterior, o que este ultimo deba sercon- siderado el telos haciaelcual todo tiende, una vez ocurrida la Reforma. Nose trata aqui de una idea teleologica de la causalidad historica. Nadie podria haber predicho lairrupcion de la Revolucion Francesa sobre labase de cual- quier conocimiento que pudieran haber tenido de laReforma. Solo una vez ocurridala Revolucion, fue posible ver lo que la Reforma habia posibilitado. Deigual modo sucede con el evento llamado “traumatico” o “traumati- zante” en Freud. No existe unanecesidad absoluta de que un abuso sexual temprano hacia un nifio por parte deun adulto irrumpa posteriormente en lavida bajola forma deun “trauma” y produzca efectos debilitantesen elado- lescente o el adulto. Todo depende dela ocurrencia de un segundo evento, si- milaral primero peroabiertamente identificable como lo queeso pretende ser el desencadenante de la respuesta de reconocimiento-represion que ahora ocultao bloquea de algtin otro modo el accesoa amboseventos, y los relegaa un espacio por fuera de la “historiareal” a la que pertenecen. Elequi- valente enla historia real seria una especie de esquizo-historiologiadondeel deseo de conocer ola obsesi6n con el pasado se encuentran conunaaversion orechazoigualmente fuertes hacia cualquier conocimiento del pasado que amenace la version benevolente de la realidad hist6rica construida como pantallacontrala verdad amenazante. Sibien no cuento con elespacio para entrar eneste tema ahora, quisiera sugerir que la teorfa de “los dos cuerpos del rey” de Kantorowiczanaliza un toposde esta esquizo-historia. Es necesario resaltar, por supuesto, que Freud no erani un historiador profesional, niun filésofo (dela historia) profesional, y que niloshistoriadores profesionalesnios filésofos profesionalestenfan razon algunaen particular paraentendersuconcepto delevento traumatico como una contribucién al estudio cientifico de la historia, el pasado histérico, ola relacion historica entre el pasadoy el presente. Muy porel contrario, es posible que Freud haya tomado mitos onociones contempordneas acerca de la historia, como mo- delo paraconceptualizar el tipo de relaci6n entre presente y pasado que que- ria denominar “traumatica”. Freud eraunaficionado o diletante en historia, arqueologia, y antropologia, y estaba interesado encualquiertipo decono- 148 Eleventohistérico cimiento que pudiera dar lugar aun uso terapéutico en el tratamiento deen- fermedades psicologicamente inducidas. En otras palabras, estaba mas inte- resado en “el pasado practico” que en el pasado histrico, compuesto por y destilado enlostomos de historiadores, antropélogos y arquedlogos profe- sionales, para la ilustracionde sus pares profesionales.* Entonces, sibien utilizaba el trabajo de académicos profesionalesen otras areas de investigacion, estaba menos interesado en contribuiraesas areas, queen utilizar cualquier elemento de ellas que pudieracontribuiralacon- ceptualizacion de un posible tratamiento para individuos (y grupos) que pa- decieran el malestar conocido en aquella época como “melancolfa” —una condicién depresiva que se tornaba crénica cuando un individuo prolon- gaba la pérdida impensable de un objeto querido, pérdida que los modos normales o convencionales de “duelo” no lograban aplacar. Ahora bien, el punto teorico importante del concepto psicoanalitico de traumaen Freud, reside enel hecho de que, de acuerdo con Freudmismo,no existe algo asi como un eventoinherentemente traumatico. Incluso la especie mas horrorosa de la pérdida encuentra diferentes respuestas en diferentes personas, algunas veces bajo Ja forma de traumatizacion, otras enel duelo, otrasatin en los variosmodos de sublimacion, represion o simbolizacion que tienen lugara lo largo del proceso de “elaboracién” de la experiencia de la pérdida. Y aquise hace necesario enfatizar nuevamente las diferencias entre lanocién médica o fisiologica de trauma, y aquella psicolégica, psicosoma- ticao psicoanalitica. Desde un punto de vista fisico, podria haber eventosin- herentemente traumaticos, que serfan cualquier evento con una fuerza lo suficientemente violenta como para destruirel organismo (individual oco- lectivo). Eluso por parte delos historiadores profesionales del concepto de “crisis” como condicién que pueden sufrirtanto los individuos como los gru- pos, indica que estanocion de evento hist6rico ya existe en el repertoriode la profesion. Pero desde el punto de vista de lanocién psicoanalitica de trauma, hay crisisy crisis. Notodaslascrisis, sobre todo aquellas fisicas que sufre el organismo, son traumdaticas para los grupos o individuos afectados. De hecho, el trauma se refiere solamente aun tipo particular de respuesta a lacri- sis: el modo enel que éstaes (solo) apercibida [appercieved] mas que perci- bida, comoel hurto del yo que luego (bajo lapresion de un evento similar) se %Véase M. Oakeshott, cap. 1.[Véase referenciaen nota 70. N. de E.] 149 Hayden White comprenderay percibira que fue. Como seria unamaneramés “historica”, “historiolégica” o “historiografica” de construir el evento espectficamente “histérico”? O, dicho en otros términos: ¢c6mo seria una manera mas histo- riolégica de construir un cierto tipo de evento psicosomatico (seael “soma” encuesti6n individual colectivo)? 3Es posible que el evento especificamente hist6rico sea un suceso que ocurre en algun presente (oen laexperiencia de un grupo viviente), cuyana- turaleza no puede ser discernida ni nombrada porque se manifiesta solo comola“erupcion” de una fuerzao energie que trastoca elsistema presente y fuerza un cambio (cuya direccion 0 trayectoria es incognoscible hasta que arrancaoseentraenella), con un fin, objetivo o propésito que sélo puede ser discernido, captado 0 respondido en unmomento posterior? Pero noen cualquier “momento posterior”. Mas bien,en aquel momento posterioren el que la erupcion de lo que pareceria estar de alguna manera afiliado con un evento anteriorrevelao parece revelar, enel hecho de esaafiliacion, el“sen- tido”, significado, quid, inclusoanticipacion (aunque de modoveladoyos- curo) tanto del evento original como del sucesivo. Siesto fuerael caso, seria... un milagro. 150 6. El Posmodernismo y las ansiedadestextuales” {Qué uso puede tener el posmodernismo para Europa Oriental? De hecho, gqué uso puede tener para Occidente? La sugerencia de que el pos- modernismo es algo que se vive o se “sobrevive” mas que algo que es culti- vado o adoptado (véase el ensayo de Mostrovic) parece clausurar toda consideracion seria de estos interrogantes. Pero Europa Oriental” comparte, consu contraparte occidental, un problema del que el posmodernismo se ocupa mésseriamente que sus criticos: esto es, el problema dela historia. Y estoesasi, porque el posmodernismonoessino una cosmovisién basadaen unaconcepcion distintiva de la historia, sunaturaleza, su significado y las di- ferentes maneras en que puede ser estudiada y utilizada.** Y la reconstitucion dela historia como un suelo para dotarala vida social modernistade un sig- nificado que trasciendallosintereses y necesidades de una sola generacion es un problema que tantoel Este como el Oeste han compartido, posiblemente desde 1956, pero seguramente desde el colapso del Muro de Berlin, la diso- lucion de la Union Soviéticay el fin (putativo) dela Guerra Fria. Peroel pos- modernismo debilita la naturaleza fundacionista de la idea occidental de conocimiento historico. Insiste en que, cuando se trata de estudiarel pasado, loshistoriadores deben aceptar la responsabilidad de la reconstruccion delo que, previamente, pretendian habersdlo descubierto. Lasnaciones de Europa Central y Oriental se enfrentan al problema dela integracion del pasado estalinista—esmas, de todo el siglo XX—en una narra- *Traduccién de Mariela Solana, Uso el término “Europa Oriental” por deferenciaal titulo: delsimposio. Pretendo abarcar todo, desde los Urales hasta la frontera oriental de Europa Occidental, incluyendo Europa“Central”. °*Esto es cierto aunssi uno tomaen consideracién la definicion que da Lyotard del posmodernismo comola pérdida de creenciaen toda “gran narrativa” por medio de la cual Occidenteha impuesto “sentido” en lahistoria desde los tiempos de Hesfodo. Ya que, como loscriticosde Lyotardnose cansaron de sefialar,el rechazo de todas las filosofias de la historiaes, en s{ misma, ura filosofiade lahistoriaen tantoestablece un I{miteal tipo de sentido que la historia puede decirseque tenga. 151 Hayden White tiva historicacoherente que, al mismo tiempo, justifique elrechazoaciertos aspectos de ese pasadoy afirme su continuidad con él. Porlo tanto, también enAlemania, Italia, Esparia y hasta cierto punto inclusoen Francia, existe el mismo tipo de problema, visa visel pasado fascista, nazi y colaboracionista y, especialmente, respecto al genocidiode losjudios, un crimen nos6loaleman sino también, en general, occidental. Ademas, las comunidades de Europa Occidental estén buscando formas de integrar ese pasado de lanacién con lo que parecen ser nuevas fuerzas globales que efectivamente rechazan la misma nacién como una reliquiaanticuadae ineficiente de un temprano, y ahora trascendido, sistema de economfa politica. Lascomunidades de Eu- ropa Oriental, por el otro lado, intentan simultaneamente entrar a este mundo global y reconstituir lanacion como una unidad viable de organiza- cion social. Estos desarrollos explican las presiones que sienten tanto los his- toriadores del Este como los del Oeste para concebir nuevas formas de integrar los pasados inmediatos de sus comunidades nacionales con un pre- sente que se experimenta como algo queesnosdlo transnacional, sino in- cluso antinacional,en sus tendencias dominantes. Los historiadoressiempre tienen problemas con losmomentostransiciona- lesen las historias de sustemas. Esto sucede no solo porque, hablando propia- mente, todomomento historicoesunatransicionen algun nivel, alestar entre una fase y otradel proceso historico. Esto tambiénsucede porque una “transi- cion” es precisamente lo queno| puedeserrepresentadoen: ningtin medio (inclu- yendo el cine) porque es lo que ocurre “entre” dos estados considerados (relativamente) estables: esel momento del switch” el momento dela “transus- tanciacién”enel queel “vino” de una realidad historica de repente “se convierte” enla “sangre” de otra. Y estemomentono puede ser representado porque tiene elmismostatus queelespacioen blanco que divideloscuadros de una pelicula. Elmomentoen que algo se convierte en otra cosa, 0 en algo diferente alo que habfa sido antes, no puede ser representado en imagenes verbales o visuales porque este momento es precisamente el momento de laausencia dela presen- cia,elmomento en que una presenciaes vaciada de susustanciayllenadacon otra. Yen cualquier reporte cientifico de este fendmeno, debe decirse que tal momento essobredeterminado—demasiadolleno de fuerzas causales—dema- siadollenode“milagros” paraserel tema de una explicacién. Tomese el problema de latransicién entre “la Edad Media” a“la Edad Mo- derma”. ;Nos atreverfamos a preguntar qué “causo” esta transformacion? 152 ElPosmodernismoy las ansiedades textuales &Como podriamos hacerlo, sin preguntarnos antes si la brecha que se pre- sume que existe entre los dos periodos en cuestién (“laEdad Media” y “laMo- dernidad”) realmente existi6? Debemos admitir que el problema de la transicion entre “la Edad Media” y “la Modernidad” existe solo gracias ala fuerza de nuestra creencia de que algo asi como “la Edad Media” y algo ast como “la Modernidad”, de hecho, han existido ynoson meros productos de nuestracapacidad de asignar nombresa diferentes partes de un continuum y crear, ast, diferencias-en-la-continuidad. Dehecho, el problemade latransicion y, por ende, dela distinciénentrela Modernidad y la Postmodernidades del mismo orden aporético. La Moderni- dad puede ser definida como aquello que vino después de la Edad Media o comoaquello que vino antes de la Postmodernidad. Pero, en ese caso, lasus- tanciadelconcepto de modernidad todavia permanece indeterminable. Esesta indeterminabilidad de la historia lo que sabe el posmodernismo ~aunque sepa que lo sabe ono lo sepa. El posmodernismo sabe que viene después del modernismo, atin sin saber en qué consistiaéstey sin saberen qué consiste su propia “posteridad”. Esto esast, porque el posmodemismo extiende el proyecto modernista de desmitificar el pasado hasta incluir el mismo “conocimiento historico” en que esa desmitificacion se baso. En el siglo diecinueve, un “conocimiento historico” recientemente disciplinado y profesionalmente producido fue usado para desmitificar el viejo mundo feu- dal del sacerdocio, laaristocraciay la monarquia. Fue elconocimiento histo- Ticoel que revelé hasta qué punto el Antiguo Régimense habia basadoen la magia, elenganio, la fantasiay laficcién—de hecho, se trataba de un mundo “inventado”. Contra este mundo ficcional y fantastico, la historia establecio laverdad de la realidad -el pasado que uno podiaconocercon seguridad ya que,alseralgo pasado, yano podia cambiar y podia ser, entonces, objeto de una determinacion puramente “factual”. El posmodernismo consideraal co- nocimiento historico mismo como algo “inventado”. Estanoes, por supuesto, toda la historia. En efecto, el posmodernismo nace, en parte, como una respuesta alo que deseo denominar los eventos distintivamente “modemistas” del siglo veinte.*” Nose debe recordar todos ce ee 57 Véase niensayo™ The Modemist Event” en Sobchank, Vivian (de), The Persistence of History: Ci- nema, Television, and the Modern Event, Nueva York/Londres,Routledge, 1996, pp.17-38. (White, 2003.N.deE.] 153 Hayden White loseventos que hacen que nuestro siglo sea diferente alos anteriores para plantear el caso, pero algunas pocas indicaciones pueden ser utiles. Enpri- mer lugar, s6lo en nuestro siglo fueron consagradas todas las implicacio- nes de la industrializacion (expansi6n masiva de la poblacion, urbanizacion y economfas internacionales) y sus efectos (hambrunama- siva, ciclos econdmicos dealzas y caidas, contaminacién de laecoesfera, guerras mundiales y muertes masivas gracias a armas tecnoldgicascomo labomba de hidrogeno). Laescala, intensidad yalcance de estos eventos los hacen impermeables alas categortas tradicionales de la representacion y explicacion historica. Con esto quiero decir quelo que solemos denomi- nar “conciencia hist6rica” no contiene ni las categorias ni las técnicas re- presentacionales requeridas para la historizacionefectiva de estos hechos. Porejemplo, estos eventos nose prestan para el tipo de tratamiento “drama- tico” del que se sirvieron los historiadores por dos milenios como base para larepresentacion de acontecimientos espectficamente “histricos”. Esto significa, entre otras cosas, que no se prestan a serinterpretados por medio de lanarrativizacion. En segundo lugar, la velocidad con que se expanden, a lo largo del globo, las noticias de los eventos en la era tecnologicay la rapidez con que se archivan y diseminana publicos internacionales, en virtud de los siste- mas de television satelital y de las redes de computadoras, han destruido los ritmos tradicionales de las practicas de transmision preindustriales, que daban lugar a una absorcion gradual y selectiva de los eventos alo que se solfallamar “registro historico”. En algan momento de los ultimos cin- cuentaarios, el “registro historico” alcanz6 unacondicion de sobrecarga, similar alo que les pas6 alos masivos almacenes que se utilizaban para guardar los documentos producidos por los estados y corporacionesmo- dernas, saturados mas all de su capacidad e incapaces de reservar sino una fraccion del total de la documentacion producida. Cuanto més se acerca unoal presente, mas eventos se esconden detrasdela gran cantidad de do- cumentos que dan fe de suocurrencia. Entercer lugar, estacondici6n de ocultamiento gracias a lasobredocu- mentaciénes, ellamisma, un producto de instrumentos electrénicosradi- calmente nuevos de registro y presentacion —como el cine, el video, la fotografia digitalizada— que poseen un poder tan asombroso de transformar, metamorfizar o, también, manipular imagenes como para poneren cuestion. 154 ElPosmodernismo y lasansiedades textuales latradicional, y tradicionalmente simple, idea misma de percepcion.* La imagen ya noes registroo indice de lo que, de otra forma, podria habersido simplemente percibido por loscinco sentidos. Ahora, mas bien, laimagen es considerada algo producido o inventado més que algoencontrado; algo que, al haber sido producido por los instrumentos de registro, puede ser infinita- mente reproducido y rehecho, de forma tal quelas diferencias que se suponia queexistian entre el fenémenoy su ocasion nominal, entre el fendmenoy su imagen, entre la imagen original y su reproduccin o simulacro, se fueron porlaborda. Esto no quiere sugerir que la sospecha posmodemista sobre la documen- tacion se extienda séloa los eventos modernistas, ya que silos eventos mo- dernistas parecen ser infinitamente complejos y,a su vez, insustanciales en virtud dela formaen que los medios pueden ser utilizados para manipular imagenese indices de ellos, uno sélo debe mirar por unmomento los eventos pasados —como batallas, revoluciones, hambrunas 0 la cafda de los impe- rios— para darse cuenta de queson similarmente complejose insustanciales y de quesu aparente sustancialidad y aperturaa la percepcion fueron, funda- mentalmente, funciones de la penuria de documentos que tenemos deellos y de lacrudezacon que fueron registrados porsus testigos. Con la multipli- cacion deimagenes de la realidad “historica”, parecemosestar més lejosen lugar de mas cerca del pasado mismo. Me parece que nuestro siglo esta justificado en sentirse separado de, en lugar de continuo a, los siglos que lo precedieron. Estamos separados del “pasado” por unaespecie de salto cuantico o cambio radical que ha inaugu- tado un nuevo orden de existencia hist6rica. Ha habidouna transformacién cualitativa de lo que solfamos pensar de los eventos “hist6ricos”, una trans- formacion que requiere nuevas categorias para pensarlos y nuevas técnicas de representacion paracomprender su forma y aspecto. Este sentido de dis- continuidad entre nuestra modernidad y las distintasmodernidades que han precedido ala nuestra es lo que conduce a la devaluacion de todo pasado pre- vio. Siladiferencia entre nuestro pasado inmediatoy los pasados mas remo- tos de la vieja historia parecen mayores que las similaridades, entonceseste pasado mas remoto—todo lo que se supone que ha pasado antes de nuestro % Vease Janet Staiger, “Cinematic Shots: The Narration and Violence” en Ibid., pp. 39-54y Nichols, Bill, “Historical Consciousness and the Viewer: Who Killed Vincent Chin?” en Ibid, pp. 55-68. 155 Hayden White siglo—-puede ser aprehendido simplemente como una reserva de curiosida- desy “coleccionables”.*° Estos eventos pueden ser arrancados de sus contex- tos historicos e insertados en cualquiera de las varias presentaciones del pasado —menos como documentos, reliquias, monumentos 0 fndices del mismo que como virtuales objetos pasados u objetos de un pasado virtual—." Ahora, me gustaria sugerir que cuando se trata de representar la realidad pasada, el posmodernismo nos puede ensefiar que un pasado virtual es alo maximo que podemosaspirar. Aunque todos sabemos que el pasado—o ciertas personas, instituciones, eventos, etc.— alguna vez existieron, sucedieron ovi- vieron, también sabemos que este pasado ya no existe, sucede ovive. Aunque hay evidenciaindudable—en la forma de monumentos, reliquias, restosy do- cumentos—de que el pasado alguna vezexisti6, estosrastros del pasado pueden serconsiderados comoefectos cuyas causas originales han dejado de existir. Estos restos sobreviven en el presente como indicios del pasado, pero yano funcionan como efectos de las fuerzascausales (pasadas) que originalmente los produjeron. Ahora son series de efectos que pertenecen a un orden del ser que essostenido por fuerzas causales que pertenecen aotroorden. Asf, por ejem- plo, laCatedral de Vezelay—un monumento supremo del viejo arte romanesco y del tempranoarte gético eclesiastico—es mucho més un efecto delosesfuer- zos decimononos de Viollet-le-duc, su restaurador original, y dela oficina fran- cesademonumentos histéricos quelo mantiene, que de los esfuerzos de sus constructores originales o dela culturaa la que perteneci6.'"' Ylomismo puede %“Coleccionables” es un término que nombra una categoria de objetosalaventaen Estados Uni- dos que derivan su valorni de su antigdedad ni de su belleza ni desu utilidad, sino s6lode su posi- bilidad de interesaraalguien que pueda querer “coleccionarlos”. No puede decirse siquiera quelos “coleccionables” son una variante moderna de los objetos que solian habitarel “gabinete de curio- sidades” , objetos que hallaban su lugaren una “coleccién” graciasa su naturaleza exéticao su pro- veniencia de lugares desconocidos y misteriosos. Un coleccionable es simplemente un objeto que puede serde interés para alguien por cualquier motivo. En las sensibilidadeshistoricas posmoder- nistas, se cree quelos objetos que habitan el pasado poseen este aspectode “coleccionable”. - 100 Por “virtual”, por supuesto, aludo aese objeto supremo de interés posmodernista: la realidad virtual. 101Y Jomismoescierto de un gran ntimero de monuments hist6ricos de Europa Central, tan fre- cuentemente destruidos y reconstruidos que, practicamente, nada del original puede decirse que persiste. Pienso en a Iglesia de San Matfas, en Budapestola Manzana Central de Poznan, Estosson monumentos virtuales, que producen los efectos de “historicidad” sin las causas de los mismos-a no ser, porsupuesto, que se piense de forma posmodernistay reconozca que la “historicidad” noes sinounefecto. ;Alguno ha intentado definir, alguna vez, la esenciaosustanciade la “historicidad’? 156 ElPosmodernismo y las ansiedades textuales ser dicho de la mayoria de las instituciones que constituyen la sustancia de nuestrassociedadesen el mundo moderno. También, a proposito de nuestra actitud hacia esas “cosas viejas” que componen nuestra “herencia historica” y sobre cuyas bases estamos obli- gados—tanto por conservadores como por liberales—aconstruir nuestro futuro, me parece que el posmodernismo nos ofrece unaactitudeminen- temente saludable. Nos invita a evaluar el pasado desde el punto de vista desu utilidad para el presente. Loque no equivale a sugerir que este “pre- sente” seaalgo conocido en su esencia oalgo con lo que nos tengamos que comprometer sin reservas. Alcontrario, el “presente” es una construccién tanto como loesel “pasado” o el “futuro”. Entones, desde una perspectiva posmodernista, cuando se trata de las aporias de la historia —el pasado, el presente y el futuro—nos encontramos atrapados entre estas construccio- nes. Claro que “jtodo lo sdlido se desvanece enel aire”! Pero jde quiénes laculpa? Noeslaculpadel posmodernismo. Al contrario, el posmoder- nismo es unarespuestaa esta condicién, un producto de lamodernidad capitalista. Quizas sea util en este momento especificar algunas de las implicacio- nes de una idea posmodernista de la historiae indicar algunos de los mie- dos y ansiedades que el posmodernismo despierta en los devotos de la anticuada o, como se ladenomina, “profesional” investigacién historica. Un muy conocido defensor de valores tradicionales (espectficamente, aquellos valores de vida de la clase media victoriana), la profesora Gertrude Himmelfarb, ha expuesto con detalle las objeciones de los historiadores profesionales contra el posmodemismo en el pensamiento hist6rico, dela siguiente manera: ...elposmodernismo equivale a unanegacion de la fijeza detodo “texto”, dela au- toridad del autor por sobre el intérprete, de todo “canon” que “privilegia” los grandes libros por sobre las historietas... detoda correspondenciaentreel len- guajey a realidad, esmés, detode realidad “esencial” ...Enlahistoria, eslanega- cion de la fijeza del pasado, de la realidad del pasado mas alla de lo que el historiador elija hacer con ély, asi, de toda verdad objetivaacerca del pasado. '°* 10 Gertrude Himmelfarb, ‘Tellingit as you like it: Post-modernist history and the flightform fact” en: Times Literary Supplement, Octubre 12,1992,p. 12. 157 Hayden White Laprofesora Himmelfarb procede aextraer las implicaciones morales (0, mejor dicho, inmorales) de este hilo de negaciones de la “fijeza”: “la historia posmodernista, uno podria decir, no reconoce ningun principio de realidad, s6loel principio del placer—lahistoriacomo el placer de los historiadores.”"> Esto equivale a lo que ella denomina “la estetizacion” de la historia, el opuesto conceptual, segtinella, dela cognitivay moralmente responsable historia “critica” de la edad moderna. De hecho, la vision de la verdad de Himmerlfarb, como la de sus prototipos del siglo diecinueve, conlleva un compromiso moral no hacia laverdad en general —de la que puede haber di- ferentes especies!*-sino haciael tipo espectfico de verdad producido porla investigacién y la escritura histérica. Este tipo de verdad es una garantia,no solo contra la “anarqyta”, sino también contra toda forma de investigacion historica interesada que revisase la forma oel contenido dela “doxa” histérica recibida. Asi, Himmelfarb concluye su polémicaen defensa del “principio de realidad” en laerudicion hist6rica con una diatriba contralos marxistasno redimidos, las feministas, losnegros y otros grupos étnicos, los multicultu- talistasy los nuevos historicistas por sus: esfuerzos “radicalistas” para revisar lo que finalmente denomina “historia tradicional”.!®“En lacausacomun del radicalismo”, ellaconcluye: ..Josestructuralistasy postestructuralistas, losnuevos historicistas y decons- truccionistas, han podido pasar por alto cualquier incompatibilidad logicaque haya podido existir entre susteorias. Como los comunistas y los socialistas de una generacién anterior, hanformando un “frente popular” marchando porse- parado por un fincomtn.'°° Enel proceso, se han deshechono s6lo de la “disciplina, lamoral y el pro- fesionalismo” requerido porla “metodologia’ historica, sino también de “la 1 Ibid. LerDigo esto porque el derecho, lafilosofia, las ciencias naturales, lasciencias sociales el an, lali- teraturaylahistoria lidian con la verdad de algunaformau otra. Lapreguntaen cuestiénes:;cudles sonlas diferencias entreestasespeciesde verdades, como son producidas, cual essualcance y uti- lidady, finalmente, cudlessurelativaautoridad? La profesora Himmelfarb lamentael “desprecio” posmodernista hacia laverdad, la verdad, afiade, “no como el principio filoséfico maximo sino comounaregla practica, heuristicadelaacademia hist6rica... Ibid. p. 13. ’>Tbid., p.15. we Ibid. p.15. 158

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