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Siete vidas una noche

Alma libre imposible de someter, suave al tacto, serpiente que se enrolla


y libera un bisbiseo que traspasa el corazn, jugada mortal.

Eres estampa jovial de falsa docilidad, en tus dgitos escondes las


esquirlas curvas que atrapan y desgarran al imprudente.

Acrbata magistral, de techo en techo saltas dibujando risos en el


vaco, relmpago, cabriolas que baan de vida la inocua noche.

Sin miedo a la muerte, cual maestro del trapecio, entregas en un


segundo la existencia misma.

Confas en filamentos de plata, gua y equilibrio en estos los terrenos de


Morfeo, cuerdas de arpa que cortan el aire acompaadas de sinfona
vehemente.

Eres sangre tibia colmada de fro y preciso instinto, un asesino cruel y


despiadado, un amante insaciable, gentil pero manipulador compaero.

Tus ojos de luna nueva y menguante, resplandor que vigila el paso de las
tenebrosidades, estrellas gemelas que hielan todo corazn a distancia.

Eterno infante, tu curiosidad no parece tener lmites, virtud peligrosa que


puede desencadenar en una muerte temprana.

De brujas y hechiceros el cmplice, almas equivalentes que compartan


las bondades de la oscuridad, y que sufrieron el castigo de la hoguera.

pocas de sol en alfombras ridas, soberano aliado de dioses vivientes de


una nacin poderosa y sumergida en el enigma, Egipto faranico.

Hermoso ser de misterio, ejemplo perfecto de vida, de la luz la paz del


descanso, de las sombras el guerrero implacable.

Colma este mi espritu, hasta que desparrame sus miedos, libera la


criatura nocturna que vive en l, adntrame en la noche, aventura sin
igual.
Vivir, vivir intensamente sin miedo a la muerte, sin miedo a
caer, recorrer el cielo sin alas, saltar al abismo sin mirar sus
profundidades.

No quiero vivir atrapado en el miedo, deblame los misterios de las


sombras, dame el poder para vivir, y llegado el momento sucumbir siete
vidas en una noche.

Por Adalberto Armas M.

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