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WALDO ANSALDI VERONICA GIORDANO AMERICA LATINA. A CONSTRUCCION DEL ORDEN EDADES DE MASAS A LAS SOCIEDADES OCESOS DE REESTRUCTURACION Ane EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA [375 ciamiento y asistencia técnica a la represidn, y plants la semilla de in Céndor. La CIA promovié una mayor coordinacién entre los ser- teligencia de la regidn. Un historiador estadounidense atribuye a un dela CIA la organizacién de las primeras reuniones entre funcionarios uruguayos y argentinos para discutir la vigilancia de los exiliados [aCIA también actué como intermediaria en las reuniones entre los de los escuadrones de la muerte brasilefios y los argentinos y uruguayos. jn de servicios técnicos de la CIA suministré equipos eléctricos de ilefios y argentinos, y ofrecié asesoramiento sobre el grado de shock rpo humano puede resistir”. egrama confidencial enviado al embajador estadounidense Robert general Alejandro Fretes Davalos, jefe del Estado Mayor de las das paraguayas, en octubre de 1978, este revelé que “todos los jefes ios de inteligencia de los paises de América del Sur en la Operacion tenfan en contacto unos con otros a través de las instalaciones ién de los Estados Unidos en la Zona del Canal de Panama que América Latina. Esas instalaciones eran empleadas para coordinar y las violencias en Colombia guna, el caso mas emblematico de ejercicio de la violencia politica tina es el de Colombia, y no solo por la larga duracién de la con- lilitar. La apelacién a la violencia en Colombia tiene una magnitud fa de cualquier otro pais de la regién. Seguin cAlculos de los tiltimos 10 provoca entre 15 y 20% de las muertes violentas, mas o menos al de las producidas por los accidentes de transito. La mayorta de los incide en que el grueso de las victimas se encuentra en poblacién civil co Leal Buitrago sefala un aspecto decisivo para una adecuada En una sociedad predominantemente agraria, atrasada produc- rcialmente, dominada por una clase terrateniente que ejercia el modo oligdrquico, el proyecto reformista de la “Revolucién en uico aglutinador frente a las emergentes burguesias comercial e alas demds transformaciones de la estructura de clases en el seno colombiana. Alli radica uno de los factores mas sobresalientes uraron el conflictivo proceso politico que se inicié durante la segun- cidn de Lépez Pumarejo (1942-1945) y que desembocé en los 376| W. ANSALDI Y V. GIORDANO. veinte afios de la etapa hist6rica nacional conocida como la La Vio Buitrago, 1989: 313). El asesinato de Gaitdn, en la ciudad capital del pais, el 9 de a popular —conocida como el “bogotazo”— expresada en saqueos, incend vias, iglesias y otros edificios, y la formacién de Juntas Revolucionarias caéticamente y alcanzase grados de horror. Comenzé asi el periodo lan Violencia, que pudo desarrollarse porque el Estado —reformado, aunque tes, durante la Republica Liberal se encontraba en. una profunda cris desde 1947, crisis que expresaba, en palabras de Daniel Pécaut (198 “la dislocacién de toda imagen de unidad nacional”. La Violencia apar cialmente, sefiala el mismo autor, “como la estrategia mediante la cual las elites sustituyen al Estado para manejar directamente la ‘cuestién social” La Violencia —“un fenémeno totalmente rural, aunque en uno od (como sucede en los departamentos de Valle y Caldas) sus origenes nos”— fue “la mayor movilizacién armada de campesinos (ya sea com lleros, bandoleros 0 grupos de autodefensa) en la historia contemp hemisferio occidental, con la posible excepcién de determinados p la Revolucién Mexicana” (Hobsbawm, 1983: 264-265). Para Pécaut (1 566), en cambio, La Violencia fue “un proceso sin precedentes de des cién del campesinado”. La guerrilla liberal, con fuerte base campesina, surgié como resistendl da en 1949, En 1950 se sumé el Partido Comunista, que impulsé la estt la autodefensa campesina. Entre 1949 y 1953, la accién campesina se ra si bien, como observa Pécaut (1987: II, 561-562 y 565), tanto las reas raciones guerrilleras como las de autodefensa armada eran basicamente de refugio” y, sobre todo, expresién de rivalidades internas y “localismo’ del aislamiento de los combatientes. “La geografia de La Violencia corn parcialmente a la de los conflictos agrarios. [...] £a Violencia no nacié regiones cafeteras, pero si encontré alld su terreno de eleccidn”, ya produjo actores sociales colectivos, comprometié “en la lucha a inn protagonistas que lucha[ban], en muchas ocasiones, por asegurar su sup cia y la de sus intereses, y en muchas otras, por ser participes de la repa excedente, directamente 0 por intermedio de los diversos eslabones de la de comercializacién” (Pécaut, 1987: II, 494 y 559). No solo se enfrentaron liberales y conservadores: en esas rivalidades int guerrillas comunistas y liberales se enfrentaron violentamente entre s{ entre y 1952. EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA |377 El paso siguiente era previsible: las direcciones de los Partidos Liberal y Con- lor coincidieron en la necesidad de poner fin a las acciones armadas y ar el orden. Para logarlo propiciaron un golpe de Estado que no encontrd ina resistencia y que fue perpetrado por el teniente general Gustavo Rojas acl 13 de junio de 1953. Conocido como “Golpe de Opinién’, la concor- a liberal-conservadora hizo de este el instrumento para llevar adelante un to restaurador oligdrquico disfrazado de “reconciliacién” y “pacificacién al” bajo la consigna “La Patria por encima de los partidos”. ojas Pinilla ordend a las Fuerzas Armadas el cese unilateral de las operacio- mntra los insurgentes, a los cuales ofrecié la paz a cambio de la rendicién. En (0s jefes de las guerrillas liberales dispusieron el cese de las hostilidades, ds importante de ellos, Guadalupe Salcedo, en septiembre firmé la paz con jlerno, acto por el cual fue duramente criticado por otros dirigentes guerri- quienes lo acusaron de traidor.>* Segtin Daniel Pereyra, fueron 10.000 los matientes que entonces abandonaron la lucha, actitud que no compartieron pos que operaban en Tolima, los cuales no aceptaron la amnistia, se reple- sin desarmarse y conformaron el Bloque Sur de Coordinacién. n junio de 1954, Rojas Pinilla promulgé un decreto de amnistia para considerados incursos en delitos politicos cometidos antes del 1° de de ese aiio, en el marco de la guerra de partidos, ¢ indulté a todos los ados y/o condenados por tales hechos. Los beneficiarios de esa medida into los guerrilleros liberales como los conservadores, pero también los ilitares y los integrantes de las fuerzas de seguridad, mas no los comunis- los cuales la represién continud y se intensificé, amén de ilegalizar Otro decreto, dado al mes siguiente, dejé en manos del Tribunal ‘Superior la aplicacién discrecional del indulto, conforme la gravedad o del delito achacado. de Rojas Pinilla fue peculiar: los guerrilleros (liberales 0 conserva- que entregaron sus armas pero no aceptaron integrarse en las fuerzas de ad fueron asesinados. En contrapartida, hubo guerrilleros (liberales y es elocuentes: “Capitén Veneno”, “Chispas”, “El Tigre”, “Sangre Negra”, ite”, “Alma Negra”, “Zarpazo”, “Capitan Venganza” (Vidales, 1997: capi- 1). Y otros, liberales, que como los ya sefialados de Tolima no se rindieron waron la lucha. gosto de 1954, la Asamblea Nacional Constituyente, con mayoria con- designé al general Rojas Pinilla presidente de la Repiiblica por cuatro in octubre fue otorgada la ciudadania politica a las mujeres (derecho junio de 1957, Salcedo fue asesinado por la policia en un confuso hecho. Bogota, corriendo igual suerte que otros jefes guerrileros también firman- jesde la poz. 378| W. ANSALDI Y ¥. GIORDANO efectivizado a partir de las elecciones de 1957). En enero d la creacién del Movimiento de Accién Popular (MAP), parti Gobierno de Rojas Pinilla. Concebido como una “tercera dad para romper el secular bipartidismo, el MAP y Rojas ron reordenar el pais apoyandose en una alianza de trab Iglesia y Fuerzas Armadas (de alli que se lo haya caractetiza populismo), cuyo soporte ideolégico se encontraba en la do Iglesia y en los ideales bolivarianos. La burguesia (tanto lai comercial), en cambio, se opuso, en particular por el intento: establecer un impuesto a las ganancias industriales y a las exp por su politica de libre importacién y por imponer la particip el sistema bancario y la industria del cemento. La estrategia combatida por liberales y conservadores, que utilizaron h: de comunicacién —que estaban bajo su control— y hechos para Rojas Pinilla, como la después llamada Guerra de Villa ofensiva militar contra campesinos de Tolima organizados en g fensa, el ataque a una manifestacién estudiantil bogotana por p: Colombia (que habia participado en la guerra de Corea) y la rep) la Plaza de Toros de Bogota (febrero de 1956, realizada como cién ala actitud del publico que con silbidos repudiaba la pres presidente), entre otros. Las practicas dictatoriales de Rojas Pini una creciente pérdida de base social y politica, alejandolo del o pueblo y Ejército, el ultimo sostén de su régimen. La activa camp antigubernamental de liberales y conservadores —que en julio de: firmado el pacto de Benidorm y un aio después el de Sitges~ res pues no solo logré el apoyo de la Iglesia, la burguesia comercial sectores de la poblacién (entre ellos el Partido Comunista y los sino también, tras una huelga de diez horas, expulsar a Rojas Pi y reemplazarlo por una Junta Militar el 10 de mayo de 1957. Gobierno de transicién hasta agosto de 1958, fecha en la cual el Frent acordado por los pactos sefialados entré en vigencia, previo ple aprobatorio (diciembre de 1957). Ambos pactos eran, pues, expt reconciliacién entre los dos partidos tradicionales, con explicita: otras fuerzas politicas, Los pactos de Benidorm y Sitges, firmados en esas localidades eg el conservador Laureano Gémez y el liberal Alberto Lleras Cama sentacién de sus respectivos partidos, devinieron un punto crucial politica colombiana. Mediante ellos, los tradicionales rivales acorda el Frente Civico (llamado Nacional a partir de 1957, cuando se sum k militar opuesta a Rojas Pinilla), alternandose en el ejercicio de la pres distribuyendo por partes iguales los cargos publicos, primero pens: afios, que en 1959 el Congreso bipartidista extendiéd a dieciséis (1958+ EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA |379 fodos presidenciales, dos para cada partido. Asimismo, se acordé I derecho de ciudadania politica femenina, asignar a educacién el 10% esto nacional y delegar en el Congreso la facultad de adelantar la la Constitucién. necanismo expresaba una ficcién de democracia —muy exaltada por la norteamericana-, con su ritual de elecciones periédicas. Cuando islativas (Congreso de la Republica) y para los cuerpos colegiados ientales y municipales, cada uno de los dos partidos del Frente —Libe- dor— presentaba listas con distintos candidatos que competian una especie de elecci6n interna no resuelta por los afiliados sino por la adepta a cada partido). Segiin lo pactado, el primer presidente debia lor, pero como el partido no acordé un unico candidato se decidid a liberal: en mayo de 1958, Lleras Camargo fue elegido. Durante su 0, el Congreso aprobé, en septiembre de 1959, un Acto Legislativo la alternancia (que pasaba a tener rango constitucional): En los tres periodos constitucionales comprendidos entre el siete (7) de to de 1962 y el siete (7) de agosto de 1974, el cargo de Presidente de spUblica sera desempenado, alternativamente, por ciudadanos que per- qcan a los dos partidas tradicionales, el Conservador y el Liberal: de tal a que el que se elija para uno cualquiera de dichos periods, pertenez- |partido distinto del de su inmediato antecesor. Por consiguiente, para ja alternacién a que se refiere este articulo, el cargo de Presidente de publica en el periodo constitucional comprendido entre el 7 de agosto é2y el 7 de agosto de 1966, sera desempefiado por un ciudadano que nezca al Partido Conservador. 9 tanto las elecciones subsiguientes ya tenfan un ganador indisputable intes de realizarse, lo que pone en duda el cardcter competitivo del régi- esar del mantenimiento de una estructura bipartidista. En la practica, res y liberales presentaron durante este periodo un unico candidato ambos partidos por lo que el votante no tenia la posibilidad de vorar do de su preferencia sino tinicamente por el candidato oficialista o tos disidentes que lograron presentarse a elecciones, lista restringida una nueva institucionalizacién del poder militar mediante la apro- le dos Estatutos Organicos, el de Defensa Nacional y el de Policia Se cred el Consejo Superior de la Defensa Nacional, integrado por stros de Gobierno, el Comandante General de las Fuerzas Armadas y lel Estado Mayor Conjunto, Los dos instrumentos legales y el nuevo 10 militar proyectaron a las Fuerzas Armadas a un papel protagonico atrol social y en la represién de los conflictos internos. Un instrumento il fue el Estatuto de Radio-Difusién, un instrumento de censura que 380| W. ANSALDI Y V. GIORDANO la autonomia institucional de las Fuerzas Armadas en el ejercicio de lavi represiva. Ciertamente, el Frente Nacional puso fin a la violencia bipartidi enfrenté largamente a liberales y conservadores y que solo en el perié 1956 se cobré entre 200.000 y 300.000 vidas (las cifras varian se; res), mas no terminéd con la lucha armada como modo de resolucié conflictos sociales y politicos. Pero su impacto en la politica colomb mucho mas alla de este campo y se proyecté en el futuro al mantene so acentuar) algunas légicas de la practica del periodo formal de Frente. En efecto, ese periodo presenta algunos hechos decisivos, en destacamos; 1) la aparicién de organizaciones politico-militares de i revolucionarias, una de ellas con importante base social campesina; 2)¢ miento de poder politico, con amplios margenes de autonomia en laa la seguridad publica, a las Fuerzas Armadas, sin ruptura del orden inst de la democracia formal. La virtual piedra libre para las acciones con gentes del Ejército tuvo un componente adicional nada desde: participacién de narcotraficantes y paramilitares desempefiando la cién; 3) la constitucién de las que Carlos Vidales (1997) ha llamade narcotrafico y de la politica; 4) el intento fallido de constituir alternativas; y 5) como! corolario; la consagracién y primacia del li sociales. En términos de Pécaut, a La Violencia le sucedieron las Violet ralidad que, conforme Dario Betancourt Echeverry (1990: 58-66 de particularidades regionales y una “compleja mezcla de asp econémicos, sociales, étnicos y culturales”. De allf que, a su j década de 1950 podian distinguirse tres violencias: la partid enfrentamiento entre liberales y conservadores), la econdmico- tuvo entre las mujeres, particularmente las campesinas pobres, - abusadas de forma terrorifica”. La brutal agresién de género tuvo! expresion en las reiteradas violaciones seguidas de muerte de a las cuales se les desgarraba el vientre para extraer el feto y sus animales” (Luna, 2001: 82). Décadas después ~y hasta hoy— pueden distinguirse, afadimos, of cias: la guerrillera derivada de la campesina de izquierda de los af narcotraficante y \a paramilitar. EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA {381 -1966 aparecieron las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colom- C); en enero de 1965, el Ejército de Liberacién Nacional (ELN); en 967, el Ejército Popular de Liberacién (EPL); en abril de 1974, el e fuera de la geografia social de operaciones. Por el contrario, se gestaron opio campesinado, en un medio rural que les proveyé combatientes y gistico, ademds de una tradicién de lucha, es decir, una clase que le sir- ladeclaracién del 20 de julio de 1964— la organizacién hizo explicita in por “la via revolucionaria armada para la toma del poder” y su inten- una reforma agraria revolucionaria para entregar a los campesinos confiscadas a los terratenientes. Para alcanzar los objetivos se propuso tun “frente tinico de todas las fuerzas democraticas, progresistas y : del pais”. cho, las FARC comenzaron a constituirse en 1964, cuando la Sexta Ejército colombiano, por orden del presidente Leén Valencia, a el Plan LASO (Latin American Security Operation) contra las el campesinado habia constituido grupos de autodefensa, es decir, parte de la nueva estrategia de ayuda militar a los Gobiernos lati- anos en el marco de la DSN. El operativo militar movilizé 16.000 dos, helicépteros, aviones de reconocimiento y bombarderos, 9s elementos bélicos. Su magnitud generé la reaccién internacional on. esa denominacién, la organizacién rendia homenaje a Manuel Quintin 2 Chatre (1880-1967), indigena paece que entre 1914 y 1917 lideré en 3a uN Movimiento reivindicando el acceso a |a tierra para su puebio. nerd la que ha sido considerada una “guerra racial". Una de las ones que se le formulé a este dirigente fue la de querer instituir una a indigena. itodefensa, “como sistema y como realidad" fue fuertemente critica- los cubanos, basdndose, justamente, en la experiencia colombiana. é Debray (1967: 21-37). 382] W. ANSALDI Y V. GIORDANO de intelectuales de renombre, encabezados por los franceses Jea Simone de Beauvoir y Jacques Duclos. La protesta no hizo me sién del Gobierno, que tampoco acepté la mediacién del s Torres —rechazada también por los altos mandos del Ejército y| la Iglesia— y siguié adelante con el operativo. La represién fue te (1994: 63) sefiala que los campesinos muertos por los bombat se estimaron en 16.000. Solo en El Dorado, cerca de Plana centenares de campesinos acusados de “bandoleros”. Los ditigen nos de las “reptiblicas independientes”, al tomar conocimiento d gubernamental, evacuaron a la selva a mujeres, nifios, ancianos y: imposibilitadas de combatir, al tiempo que mantuvieron un de hombres y mujeres armados (las FARC han sostenido que fue ganizados bajo la forma de guerrillas méviles. El Partido Com envidé dos comisarios politicos, Jacobo Arenas, miembro de su Co tivo, y Hernando Gonzalez Acosta, estudiante universitario inte Juventud del partido, que fue muerto en 1965 en una embose: en Riochiquito. El operativo militar se inicié el 27 de mayo de 1964 y su pri Marquetalia, recuperado para el Estado en junio, siguiéndolo en di Pato. El ejército tomé el pequefio poblado donde residian Man Vélez y el grupo de su extrema confianza, lugar que los militares Susana, en homenaje péstumo a la esposa del presidente de la Rep no pudieron atrapar a Marulanda, cuya larga vida estuvo marca increibles y a quien se dio por muerto infinidad de veces. Previsto para efectivizarse en tres semanas, no solo no se prolong varios que si bien terminé con las “reptiblicas independientes”~ no pud a la insurgencia armada, que lleva, entonces, casi cincuenta afos ininterrumpido. F En julio de 1964, en el fragor de la ofensiva militar, los co nbs Marquetalia realizaron una asamblea en la cual se tomaron decisi ion y estratégicas, como la lucha mediante las ya sefialadas guerrillas programa agrario y la propuesta de frente tinico. En la Primera Guerrillera, convocada a fines de 1965, se definieron planes de: tar y politica, de organizacién y propaganda, y se identificé al. como Bloque Sur. Un afio después, la Segunda Conferencia de el nombre de la organizacién por el de Fuerzas Armadas Revoluei Colombia y extender las acciones a otras dreas del pafs. En la Te crear una escuela nacional de formacién ideoldgica y en la Séptima, en mayo de 1982, se resolvié la conversién en Ejército del Pueblo hecho que implicé un profundo replanteamiento de las acciones milit entonces, la organizacién se habfa expandido tanto que en mayo cuando se firmaron con el Gobierno de Belisario Betancourt los EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA | 383 uego, Tregua y Paz (Acuerdos de La Uribe), contaba con 27 frentes que comenzar a establecer las cosas con absoluta claridad y precision; Ue la primera Conferencia cred el Bloque Sur, la segunda Conferencia a5 FARC. Esa es toda la historia. La historia de la guerrilla del sur de Tolima safios cincuenta, es otra historia que nada tiene que ver con Ia historia C, que tiene su origen en Ia resistencia de Marquetalia (apud Alape, nds pertinente y correcto sefialar que entre Tolima y las FARC hubo rupturas dentro de lineas de continuidad, tanto en el cambio de las ope- ilitares cuanto en el de los proyectos politicos y las bases ideolégicas de | plano militar, el cambio estratégico mds notable —una de las tantas de la capacidad militar de Marulanda~ fue el pasaje de la autodefensa a guerilla mévil. En el sur de Tolima, los grupos de autodefensa foperaban en un drea propia definida por la “regidn, el peso de la civil y de la familia, y por influencias politicas tradicionales derivadas les y conservadores”, pero también —aunque el autor no lo dice- de los tas, Después de la “Operacién Marquetalia” y de la toma de Riochi- ejército, Marulanda adopté y desarrollé nuevos criterios respecto io, la guerra, [las] areas operacionales y la definicién de la movilidad como principio esencial de la guerrilla”. El necesario desplazamiento de os més alld de’Tolima y en proyeccién hacia la ocupacién de las tres as (Oriental, Central y Occidental), y de ah{a todo el territorio nacional ando por Chaparral, Limén, Rioblanco, Herrera, Planadas, Gaitania— undamental conclusién de la Primera Conferencia del Bloque Sur”. En ra etapa de ese cambio, lo primordial era asegurar la sobrevivencia de los néviles, apelando a un procedimiento clasico de la guerra de guerrillas: erat, atacar al enemigo, huir. Como es obvio, el modus operandi de la igeneré cambios también en el accionar de las Fuerzas Armadas: el Ejér- ndoné las operaciones con un alto ntimero de efectivos y pasé a operat acamentos poco numerosos, como una contraguerrilla que replicaba los entos de las partidas insurgentes (Alape, 1998: 76-78). utir de ese viraje posterior a la caida de las “reptiblicas independientes” de supervivencia como guerrilla, las FARC se expandieron territorial mente. Su teatro de operaciones y el de todo el conflicto armado Elnmero maximo de efectivos alcanzado por las FARC ha sido estimado 384] W. ANSALDI Y V. GIORDANO han sido y son el de las areas de frontera interior, en montafias set a menos de 800 metros, con baja densidad de ocupacién dem nueve grandes zonas de colonizacién reciente, impulsadas por 16s nos tras el fracaso de las modestas y esporddicas politicas agrarias gubernamentales Urabd-Darién; Caribe-Since-San Jorge; Serrania Magdalena Medio; Zonas del Pacifico (Narifio y Chocé); Saraver Piedemonte andino de la Orinoquia; Ariari-Mera; y Caqueté-Putuma cios, 2001). A En su larga historia, las FARC han resultado ser la mas importa zacion guerrillera. Su insercién en el espacio social y politico ha ex transformaciones significativas. Durante el periodo 1964-1982 la se caracteriz6 por ser una guerrilla campesina que realizaba una in actividad politica en el seno de la clase. Después de la Séptima celebrada en mayo de 1982, se produjo un profundo replanteo en militar como consecuencia de la decision de incluir en el nombre dela cién la expresién Ejército del Pueblo (EP) de donde la sigla devino (FA Este cambio ha sido asociado con la incorporacién de cuadros de clas la recomposicién de la dirigencia, y su efecto mas notorio ha sido la de lo militar sobre lo politico (Pérez Rivera, 2001: 18, n, 14). Poro esta Conferencia ratificé el principio de combinar todas las formas de armada y la politica. Pari passu la constitucién de las FARC se formé otra organizaciés militar, el Ejército de Liberacion Nacional (ELN), cuya creacién fue elt de la confluencia de la Juventud del Movimiento Revolucionario Libs escisién del Partido Liberal); la Brigada de Liberacién José Antonio G mada por jévenes universitarios encabezados por Fabio Castafio Vazqu Medina Morén y Ricardo Lara Parada, y el Movimiento de Obreros, Es y Campesinos, una iniciativa de otros estudiantes liderados por Antonio y Federico Arango. A diferencia de las FARC, el ELN no surgié de ent pesinado ni fue una respuesta militar de esta clase. Su génesis fue basi juvenil urbana. Para esos grupos, la Revolucién Cubana era la fuente d cin. La Brigada Galan se formé a partir de 11 jévenes colombianos viajado a Cuba, becados por el Gobierno Revolucionario, para estudi la conviccién de que también iban a “defender la Revolucién Cubana formacién militar. La primera columna guerrillera estaba integrada por 18 jévenes daba Castaiio Vazquez. Después de unos meses de preparacién, se p cha el 4 de julio de 1964 en San Vicente de Chucuri, en el departam tander Sur, en la Cordillera Oriental. Su consigna, de cufo artiguista,et hay patria para todos, no hay patria para nadie”. El primer combate s de enero de 1965, al ocupar Villa Simacota en la tierra donde se EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA [385 Scomuneros de Nueva Granada-, donde dieron a conocer su programa eel “Manifiesto de Simacota’, cuyos dos primeros puntos expresaban: auténtica revolucién que contemple la eliminacién del latifundio, el dio y el monocultivo, que realice una distribucion técnica y justa de la los campesinos que la trabajan [...]. de Rementeria (2009: 345) ha seftalado acertadamente las dos carac- iniciales de las acciones elenas: 1) comenzé a operar en una regién —la lena Medio— donde las condiciones subjetivas no eran las mejores, la cual existia una condicién politico-militar (la ausencia de autoridad a condicién militar (encontrarse en el corazén geografico del pais) és; 2) la organizacién “aparecia como la respuesta politico-militar y en | cumplia la condicién politica nacional- al congelamiento politico del ional y a la imposibilidad dentro de tal régimen politico de establecer nativa politica de masas a la hegemonfa liberal-conservadora” . iembre de 1965 se conocié un hecho de alto impacto: el sacerdote Torres Restrepo se habia incorporado al ELN. Perteneciente a familias s tradicionales de Colombia, tuvo una formacién catélica aunque eseran liberales-, que lo llevé a ordenarse sacerdote (1954), formacién apleté en Europa, donde tomé contacto con la Democracia Cristina y por las cuestiones sociales y sensible a la situacién de los pobres auné ndicién de sacerdote y socidlogo para bregar por soluciones inspi- Concilio Vaticano II y la Teologia de la Liberacidn. Se esforzé por icidir el cristianismo con el marxismo en pro de una nueva sociedad, ctistiana, basada en la justa distribucién de la riqueza. Al respecto 0s marxistas luchan por la nueva sociedad, y nosotros, los cristianos, N0s estar luchando a su lado”. Como socidlogo fue un estudioso de las gs sociales urbanas y rurales de Colombia, ademas de creador, junto a ‘als Borda, de la Facultad de Sociologia, en la Universidad Nacional en 1960. En esa casa de estudios, Torres se desempeiis como profesor ellin. etividades como sacerdote lo llevaron a enfrentamientos con la jerarquia ca del pais, concluidos con su renuncia al sacerdocio (1965), al tiempo idizaba su accién politica, inicialmente a través del Frente Unido del movimiento de masas que promovié con el objetivo de unificar a todas gs revolucionarias y opositoras en torno a un programa de diez puntos, auales estaban las reformas agraria y urbana—y luego, al evaluar la impo- 386 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO sibilidad de realizar cambios sociales profundos por la via pacifica y a la lucha armada del ELN. En su “Proclama desde las Montafias” so El pueblo no cree en las elecciones [...]. Me he unido al Ejército Nacional porque he encontrado alli los mismos ideales que en el de Movimientos Populares [...]. Todos los patriotas colombianos deb en pie de guerra. f El azar quiso que el cura rebelde que proclamé: “Si Cristo vivieras rrillero” muriera en su primer combate, en febrero de 1966. Su m un profundo impacto en buena parte del mundo, y llevé a much a seguir su ejemplo, destacdndose los casos colectivos del colombian Sacerdotal de Golconda, el movimiento chileno Sacerdotes para el So (participe de la campafia a favor de la presidencia de Salvador Aller Comunidades Eclesidsticas de Base, entre otros, 0 los individuales, de Ernesto Cardenal, sumado a la guerrilla del Frente Sandinista de Nacional, en Nicaragua, y los sacerdotes espafioles Domingo Lain Sar en combate en febrero de 1974) y Manuel Pérez Martinez (“Cura P zaragozano hijo de campesinos pobres), que se incorporaron como cot tes al ELN, donde Pérez llegé a ser comandante politico hasta su mu enfermedad en 1998. ? En 1968, los elenos experimentaron una profunda crisis dena ticas de autoritarismo e intolerancia, que llevé a una fractura en dos la militarista y la llamada proletaria, encabezadas respectivamente pot y Medina, y generadora de una practica terrible que se prolongé hasta I fusilamiento de varios combatientes por parte de la propia organizacié procedimiento para zanjar las diferencias. Entre ellos, el propio Medi jefe, en 1968. Ello debilité al ELN y favorecié la represién gubert cual, por afiadidura, se beneficié con la captura de los archivos de la o en 1972, lo que llevé a la detencién de casi 200 militantes. En 197! jo un nuevo fraccionamiento, el de Replanteamiento. En 1978, ct Castafio se fue a Cuba, solo quedaban 40 guerrilleros. Pereyra (1994: 66) expresiones de un dirigente del ELN, quien reconocia al menos dos deb en su practica: la no articulacién de su lucha con un movimiento de bi se lar, y la inmadurez para resolver las diferencias politicas internas. A p: tt afio se dio prioridad al trabajo polftico y con él a la conexién entre la ac militar y la de masas, a la reunién de los campesinos. También se produjo mera coordinadora del trabajo cristiano”, accidn contributiva en la soluci crisis, la cual se alcanzé hacia 1983, cuando Manuel Pérez Martinez (Con te Poliarco), quien tenfa una posicién menos militarista y mas humanista al frente de la alicafda organizacién y la llev6 a la recuperacién de la ac militar y a la redefinicién de las estrategias de combate. Segtin el Mi Defensa, el ELN contaba con 4.500 efectivos en 2003 y 3.665 en 2004, EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA |387 ha logrado continuar con sus acciones hasta hoy, es decir, durante dio siglo, sin alcanzar su objetivo de tomar el poder. Es, sin duda, como de las FARC, un tiempo demasiado largo. No obstante, en el caso eleno estar atencién a una decisidn politica tomada en los inicios de su tar: “La negativa del ELN a repartir tierras entre los campesinos, entando que eso seria resuelto una vez se tomara el poder. Aqui el ELN ié la consigna movilizadora de los campesinos: ‘La tierra para el que la Lenin; pensaron, seguramente, de acuerdo con la ortodoxia, que ya la tierra deberfa ser ‘socializada’, es decir, estatizada, Esta incapacidad para afincarse en las condiciones socioeconémicas locales le impidieron las condiciones subjetivas para tener un pleno respaldo de las masas as, lo que creé las condiciones para su derrota militar y, por lo tanto, a’ (Rementeria, 2009: 345). acién de los elenos en el Magdalena Medio difiere de la de las FARC, en acota el citado socidlogo. Esta organizacién, conformada y dirigida, ds en sus primeras dos décadas, por campesinos (con tierra y sin ella), ales desocupados y demandantes de tierra y/o poblacién marginal ona, cumplia con la condicién objetiva nacional (su vinculacién politica o Comunista) y con la subjetiva de responder a los intereses cam- su enfrentamiento con los terratenientes. “A diferencia del ELN, las itran a resolver, en la medida de lo posible, las necesidades inmediatas sde los campesinos. En tanto que las FARC representan los intereses del campesino y reciben su respaldo de masas, su accién militar guerri- iativa tactica y logra la maxima movilidad operativa” (Rementeria, organizaci6n politico-militar fue el Ejército Popular de Libe- EPL), creado en 1965 como brazo armado del Partido Comunista de | Marxista-Leninista (PCML), una escisién del tradicional PCC diri- dro Vazquez Rendén, Pedro Leén Arboleda (muerto en combate Francisco Caraballo, Francisco Garnica y otros. El nuevo partido se entto de la controversia del comunismo internacional durante la década ‘el llamado maojismo, es decir, en las posiciones del Partido Comu- a, pero en 1975 se alineé con las del Partido Comunista de Albania, comenzé sus acciones militares en 1968, en particular en Antioquia, elacién a las armas no fue inicialmente prioritaria: hasta 1973 su acti- ncipal “consistia en crear zonas de apoyo a la guerrilla’, conforme los os del maoismo. El nticleo inicial, de apenas diez combatientes, se omar haciendas, repartir ganado entre campesinos y ajusticiar hacen- 6 afirmarse en Alto Sint y San Jorge, extendiéndose hacia las regiones y Uraba (Antioquia). Desde ese afo también se llevé a cabo “un 388 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO trabajo urbano como apoyo a la guerrilla rural” (Pereyra, 1994: 67), en las ciudades le permitié alcanzar un significativo apoyo popular en una ciudad industrial, a fines de la década de 1970. En abril de 1980, en el XI Congreso del PCML, se produjo lan las tesis chinas. Entre las conclusiones a las cuales se llegé se sefialé: Los conceptos maoistas sobre guerra popular prolongada, to centro de gravedad del trabajo las zonas marginadas para cr campo las ciudades, implicaba tomar en la practica, al campo, nario de trabajo y no un frente de guerra en Cundinamarca, pre zonas de mayor desarrollo industrial. Desde entonces y durante la década de 1980, la organizacién dio a las acciones en areas agroindustriales, sobre todo en la bananerad donde estaban radicadas empresas multinacionales, y en zonas de fundios, colonos y campesinos (departamento de Cérdoba) y c también en las explotaciones petroleras de Antioquia, Purumayo y! Norte. Relacionada con ese cambio estaba la decisién, también aprobi Congreso, de “formar un ejército de combatientes profesionales pre convivir y combatir en los grandes centros agroindustriales ¢ inclusoe des centros industriales urbanos”. ue Entre mediados de 1984 y 1985, el EPL dio cumplimiento al acug alcanzado con el Gobierno de Betancourt. La disminucién de la activi fue parcial, pues dentro del EPL el sector liderado por Caraballo -pa la tesis de la guerra popular prolongada— discrepé del proceso de paz, fuerte sobre todo en El Uraba, y continud sus operaciones hasta 19 apresamiento de Caraballo (38 afios de prisién), otros 14 dirigent Bogota en 1994, y la desercién masiva de combatientes de los di algunos de los cuales se entregaron a las fuerzas paramilitares diri Castafio. Las acciones militares del EPL se reanudaron después de la toma: cio de Justicia por parte del Movimiento 19 de Abril y del asesii William Calvo —Secretario General del PCML y representante de en las negociaciones de paz—, en noviembre de 1985. Empero, fuertemente hostigado por las Fuerzas Armadas (que afectaron su capaci tar) y los paramilitares (que, ademds del aspecto bélico, erosio: sociales y politicas de los guerrilleros), campafia en la cual se produjeron de campesinos y simpatizantes, ademas de combatientes y mandos. _ A partir del segundo semestre de 1990, el EPL comenzé el pro movilizacion y posterior incorporacién a la vida civil de poco mas de. batientes, acentuado desde febrero de 1991. En el marco de nego el Gobierno, la organizacién se reciclé legalmente con el nombre deE Paz y Libertad. EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA | 389 También fue importante el accionar del Movimiento Revolucionario 19 de (M-19), una organizacién de caracteristicas singulares, Surgié en el interior 1 Alianza Nacional Popular (ANAPO), partido politico creado por Rojas en 1961. A partir de 1962, la Alianza fue ganando un significativo y iente apoyo en los comicios de 1964, 1966 y 1970, presentandose como alternativa amenazante para las posiciones del Frente Nacional. En las elec- es presidenciales realizadas el 14 de abril de 1970 se produjo una situacion confusa, pues ANAPO, que llevé la candidatura de Rojas Pinilla, sostuvo jas ganado, desplazando al candidato oficial, el conservador Misael Pastrana eto. El presidente Carlos Lleras Restrepo impuso el toque de queda, tras lo eanuncid el triunfo de Pastrana en medio de acusaciones de fraude electo- éntre las varias derivaciones de esa situacién, un grupo de anapistas llegé a clusién de la imposibilidad de cambios institucionales por la via pacifica y or la lucha armada, constituyendo en 1973, con hombres procedentes de anizaciones, el M-19. el testimonio de Vidales (1997, capitulo IV), quien fue miembro de ecién Nacional del M-19, la mayorfa de sus fundadores eran marxistas y de diferentes organizaciones. la VI Conferencia Nacional (marzo de 1979), se definieron como una ion politica militar que lucharia por una revolucién de liberacién paz de llevar al pueblo a dirigir su destino y su Estado, proceso que de llevar necesariamente al socialismo. La contradiccién basica se expres6 una dicotdmica distincién entre amigos (obreros, campesinos, sectores lates) y enemigos (la oligarquia nativa y el imperialismo yanqui). En esa también se aprobé un reglamento interno, de definido corte militarista, o las pautas de los ejércitos convencionales. I M-19 realizé varios operativos urbanos, basicamente de propaganda de notable repercusién. La primera accién publica de la organizacién sustraccién de la espada de Simén Bolivar, guardada en la Quinta de en enero de 1974. Los guerrilleros proclamaron entonces: “Bolivar, tu Ive a la lucha”, La consigna de combate fue “Con el pueblo, con las poder”. En 1976 secuestraron y ejecutaron al dirigente sindical José Mercado, presidente de la Confederacién de Trabajadores de Colombia, aron de aceptar sobornos para abandonar la defensa de los intereses sy estar “entregado totalmente al imperialismo” (seguin la declaracién de jteman). tte 1978 y 1982, cuando el liberal Turbay era presidente de Colombia, el ealiz6 varias acciones resonantes. En diciembre de 1978 asalté el Canton na guarnicién militar al norte de Bogotd, construyendo un tinel de 80 llevarse 5.000 fusiles (“cuando no teniamos mds de 2.000 militantes ién de manejar armas”, sefiala Vidales, que eleva el ntimero de armas ), golpe que generé una feroz reaccién represiva del Ejército, tan fuerte 390] W. ANSALDI Y V. GIORDANO que, afiade Vidales (1997, capitulo [V), la organizacién carecié de “laf soportar el impacto del contragolpe”. En febrero de 1980 un cor ro ocup6, en ocasién de una recepcién diplomatica, la embajada de la R Dominicana, y tomé como rehenes, entre otros, al embajador de Estado yal Nuncio Apostélico. Para liberarlos, solicitaron la libertad de uno tantes prisioneros y la entrega de dinero. Tras dos meses de nego rehenes fueron liberados y el comando se refugié en Cuba. cotraficante cartel de Medellin, pero el operativo se frustré pues Lehi escapar mientras era trasladado. También intenté secuestrar a Jorge Le uno de los jefes del mismo cartel, pero la inteligencia militar s ¢ informé a Ochoa. Pablo Escobar Gaviria, el principal jerarca de Medellin, organizé un operativo contrainsurgente que logré capt importantes comandantes guerrilleros. La respuesta del M-19 fue el Martha Nieves Ochoa (hermana de los jefes cartelistas) y con él la cont narcotraficante mediante la constitucién de un grupo paramilitar den Muerte a Secuestradores (MAS). Tras liberar a la mujer, este grupo ¢ realizando asesinatos sistematicos de guerrilleros, en particular en Antio Magdalena Medio. La represién provocé un cambio téctico por parte del M-19, t6 sus operativos urbanos y abrié un frente rural en las montafas, geografico-social que le era extraiio y donde sufrié varios reveses milit En 1982, el conservador Belisario Betancourt Cuartas llegé a cia con el apoyo de la ANAPO y tras derrorar al ex presidente liberal Lépez Michelsen (1974-1978). El nuevo mandatario aprecié con p la coyuntura en la que debia ejercer su cargo: en el interior de avance guerrillero; en el exterior, la revolucién nicaragiiense en vadorefio Frente Farabundo Marti de Liberacién Nacional en a de recomposicién, pasando —tras el fracaso de la ofensiva y la insur 1981— a la constitucién de formaciones militares de cierta enver una de las principales preocupaciones de Betancourt fue la neutral guerrillas de su pais mediante el logro de la paz interior, para lo a politicas sociales favorables a las clases populares (un modo de quit base a la salida armada); concedié una amnistfa general a presos politia los que habfa varios dirigentes guerrilleros y propuso negociaciones co nizaciones insurgentes en procura de una salida politica del conflicto. maniobra impacté con fuerza en ellas, que reaccionaron de diferente! Como resultado de las negociaciones se firmaron los Acuerdos de La Us Corinto, en febrero y en agosto de 1984, con las FARC-EP y con dn f EPL, respectivamente. Por ellos, Betancourt y los jefes guerrilleros ord cese del fuego a las fuerzas a sus respectivos mandos, al tiempo que se negociaciones para una solucién politica que pusiese fin a la violenci EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA |391 yel sector del EPL liderado por Caraballo se opusieron a acordar con o, alegando que tal accién produciria la desmovilizacién popular. caso de los Acuerdos de La Uribe (Ilamados también Acuerdos de Cese yy Tregua), el cese bilateral de las acciones bélicas no contemplé la entre- por parte de las FARC, al menos mientras se buscaba una solucién. Por iniciativa de la Comisién de Paz, Didlogo y Verificacién, creada por iemno a tales efectos, se acordé que, al cesar los combates, se abriria un prueba de un afto para permitir la organizaci6n politica pacifica de las yos miembros podrian acogerse a los beneficios de la ley 35 de 1982 y 0s complementarios, con el compromiso gubernamental de respetar las onstitucionales para las practicas politicas. De estos acuerdos surgira tridtica, a la cual nos referiremos més adelante. sla reaccién negativa de sectores de las Fuerzas Armadas ante la posibili- ‘una solucién politica generé acciones que frustraron esta solucién. Entre eld al sabotaje y obstaculizacién de las negociaciones, y al asesinato dispuestos a incorporarse a la accién politica pacifica, operativos a sumaron grupos paramilitares de extrema derecha y narcotraficantes. isin del M-19 de retomar la via armada. El hecho més detonante de yaetapa fue la toma del Palacio de Justicia, en Bogota, en noviembre de ita de un episodio confuso, con muchos puntos atin no esclarecidos. n, el Comando Ivan Marino Ospina, integrado por 35 guerrilleros y el comandante Luis Otero Cifuentes, ejecuté la “Operacién Anto- por los Derechos del Hombre”, ocupando militarmente ese edificio mando numerosos rehenes (unos 350 entre magistrados, empleados, sde la justicia, visitantes). El M-19 demand6 la publicacién de las actas isién de Verificacién y de documentos del FMI, entre otros, pero demanda fue requerir la concurrencia del presidente Betancourt al lusticia para ser objeto de un juicio puiblico, presidido por la Corte le Justicia y con todo el pueblo colombiano desempefiando —a través tadiales— la funcién de fiscal acusador. Como es obvio, el Gobierno anda que consideré descabellada. ativa gubernamental dejé expedito el camino a la represién. El Gobier- que la coyuntura politica no era favorable para la negociacién, en edida para no darle la razén a los grupos mds reaccionarios que acu- court de haber entregado el pais a las organizaciones guerrilleras. bién evaluaban que si el presidente aceptaba la peticién del M-19, perderia prestigio y autoridad frente a la opinién publica nacional internacional, es decir, seria humillado. 0 la censura o limitacién informativa, al punto de que el Ministerio eaciones llegd, en algtin momento, a ordenar a los canales de televi- de la difusién de imagenes sobre la situacién en el Palacio y difun- un partido de fiitbol. La subsecuente intervencién del Ejército 392| W. ANSALDI Y V. GIORDANO Pprovocé una confrontacién armada en medio de la cual cayé no solo la} de los miembros del comando guerrillero sino también otras p incluyendo a varios magistrados de la Corte (incluido Alfonso su presidente), hasta un total de 94 muertos. El sucio operativo militar fue caracterizado como holocausto y/o En 2005 se constituyé una Comisién de la Verdad para investigar lo | informe preliminar fue entregado en noviembre de 2006, sin despejar Alli, los miembros de la comisién —tres ex integrantes de la Corte Justicia— dieron crédito a una versién que ya habja circulado en ti toma, segtin la cual Escobar, jefe maximo del cartel de Medellin, h do dos millones de délares al M-19 para que, al tomar el Palacio, d expedientes de las causas contra narcotraficantes detenidos y presioné jueces encargados de expedirse en los tramites de extradicién a La versién nunca fue comprobada y una investigacién de la época de’ encontré elementos probatorios. a La Comisién asigné la mayor responsabilidad al M-19 (pagina 101 me), pero no escatimé la asignacién de responsabilidades a las Fuerzas At al propio presidente de la Republica, a quien se le imputé que desde el del operativo decidié “no negociar, lo cual no era incompatible con el di con las acciones conducentes a la salvaguarda de la vida de los rehenes”. t6 también no haber tenido ninguna intenci6n real y efectiva de la vida de los rehenes. Betancourt no recibié informacién precisa del de de los hechos, ni tampoco asumié el mando o supervisién del operative —de su competencia en tanto comandante en Jefe-, lo cual produjo “un poder porque el Presidente simplemente fue espectador del desarrollo dell tecimientos’. De modo tal “que el Gobierno Nacional no actué, simplen enteré de los hechos cumplidos” (pp. 42 y 46). Adicionalmente, la Comisién de la Verdad concluyé: [d]esde el mismo momento en que se dio por finalizada la “recupe Palacio de Justicia se empezé a enmascarar la verdad de lo ocumic edificio en ruinas continud bajo el control de las Fuerzas Armadas, in dose en principio el acceso de cualquier autoridad judicial que no fuer justicia castrense (p. 47). Posteriormente, el Gobierno liberal de Virgilio Barco Vargas (19 impulsé un programa de lucha contra el narcotrafico, otro destinado adi la pobreza y un tercero de negociaciones con la guerrilla. En este ca mpc acuerdos con el M-19 y el EPL, El M-19 levanté una propuesta de d armas a condicién de una conyocatoria gubernamental para la coi una Asamblea Nacional Constituyente encargada de reformar la de modo tal que garantizara la formacién y libre actuacién de terceros superando la dfada Liberales/Conservadores y permitiendo la represents EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA [393 . La nueva Constitucién fue aprobada en 1991, ya bajo el Gobierno liberal César Gayiria Trujillo. diversas organizaciones guerrilleras intentaron aunar sus acciones, pri- en 1985 mediante la Coordinadora Nacional Guertillera, que articulé al ‘al Comando Ricardo Franco Frente Sur y al Movimiento Armado Quin- crecentando su composicién en 1987 con la sumatoria de las FARC, el ELP, convirtiéndose entonces en la Coordinadora Guerrillera Simon (CGSB). La nueva estructura apuntaba a fortalecer la posicién de los entes frente al Gobierno de Barco, tanto en lo atinente a acciones armadas eventuales negociaciones por la paz. Buscaba enfrentar con mds fuerza reptesiva gubernamental y superar la frustraci6n del agotado “proceso wocado por Betancourt, que incluys sistematicos ataques a las organi- errilleras por parte del propio Gobierno y las Fuerzas Armadas, amén cotrafico y los paramilitares. nel saboteo de la salida politica a la confrontacién armada fue significativo nato de Jaime Pardo Leal, presidente de Unién Patridtica, en octubre de Pardo Leal era una figura prominente: como miembro del Comité Central Comunista habia impulsado la constitucién de la Unién Patriética, a ntendié como un instrumento apto para canalizar la lucha armada hacia itica mediante inclusiones y garantfas de participacion y un progra- mas, Fue candidato a presidente de la Republica en las elecciones de ‘obteniendo el tercer lugar con 328.000 votos (4,6%), un resultado sin antes en la historia de la izquierda colombiana, lejos de los 4.214.000 y 00 del liberal Virgilio Barco Vargas y del conservador Alvaro César Hur- tivamente. Pardo Leal fue un valiente denunciante de las estrechas entre politicos, narcotraficantes y paramilitares. El crimen de Pardo ade los miembros de la UP asesinados desde 1985 a 472, cifra que duplicara al cabo de los siguientes veinte aos. te el proceso de constitucién de la CGSB se realizaron varias “cumbres cinco Conferencias entre septiembre de 1987 y abril de 1989 (y es hasta octubre de 1993) y la Primera Cumbre de Comandantes (sep- bre de 1990), en la cual Manuel Marulanda (FARC-EP), Manuel inez (ELN) y Francisco Caraballo (EPL) se encontraron por primera historia de la guerrilla. Como algunos de los participantes lo reconocie- starde, ese proceso tropez6 con importantes dificultades politicas inter- unas de ellas resultantes de la decisién del M-19, la mayoria del EPL y las ciones menores de aceptar la propuesta de paz del presidente Barco y, ¢,dejar las armas y desmovilizarse. No es un dato menor el hecho de que zaciones estaban por entonces derrotadas militarmente, a diferencia de C-EP y el ELN. Estas dos organizaciones y la fraccién del EPL liderada nballo acordaron reconocer y ratificar la necesidad de la “unidad popular ucionaria”, considerada requisito para triunfar. La consigna guia era, al 394 W. ANSALDI Y V. GIORDANO respecto, la proposicién de Camilo Torres: “Debemos recoger lo que no: dejar lo que nos separa”. Empero, mas allé de los embates de las fuerzas enemigas, una altaa responsabilidad en el fracaso de la CGSB les cupo a las propias orga revolucionarias. En su VIII Conferencia (octubre de 1993), las FARC resol sujetar la continuidad de la Coordinadora a la aceptacidn por parte de ki fuerzas de sus fundamentos politicos, ideolégicos y militares, posicién red porel ELN. Asi, la continuidad de los nexos unitarios quedé fuertemi da, tanto que en algunas dreas del pais las FARC Ilegaron a considerar com naza la presencia de otra guerrilla. Elenos y farcianos se agredieron mutual en Arauca, Oriente de Antioquia, Cauca y Narifio, dejando un saldo con ble de muertos. En un punto se repetia la tragedia de 1970, cuando | enfrentaron con el EPL, reiterada a fines de los aftos noventa, en este ca Movimiento Jaime Bateman Cayén, una disidencia del M-19 que de tinuar las acciones armadas, operando con alguna incidencia entre 1990. La expansién del Frente 6 de las FARC, desde el departamento de Cauc Cordillera Central, area de ese Movimiento, no se tradujo en acciones co sino en rivales. En 2000, el comandante Rommel, por entonces al Bateman, murié en un enfrentamiento con el Ejército en Caicedonia. EL9 de diciembre de 1990, el dfa de las elecciones para la Asamblea¢ tuyente, siendo presidente el liberal Gaviria, las Fuerzas Armadas ~prete que la guerrilla no respetaba los acuetdos alcanzados y continuaba secuestros y atentados— atacaron los campamentos de las FARC-EI Verde, sede del Estado Mayor y del Secretariado Nacional de la organi se encontraban, entre otros, los comandantes Manuel Marulanda, Alfons y Ratil Reyes (Jacobo Arenas, partidario de las negociaciones con el habfa fallecido meses antes a rafz de un infarto). La “Operacion Colombi su nombre oficial ya habfa sido propuesta, sin éxito, por Gavitia ¢ ministro de Barco. Empleando aviones y helicépteros artillados, las tropa bardearon el campamento, no sin resistencia por parte de la guerrilla. EIS riado logré evadirse, frustrando el objetivo principal del operativo. A pesar del ataque a Casa Verde y de las primeras reacciones de Tirofij quien el ataque cerraba las puertas del didlogo), la CGSB no eludié ba ciones con el Gobierno. De alli la firma, en mayo de 1991, por represent ambas partes, del Acuerdo de Cravo Norte, en el que decidieron celebra del 1° de junio de ese afto, “conversaciones directas, inicialmente en € con representantes al mds alto nivel decisorio encaminadas a buscar negociada a la confrontacién politica armada”. Representando a la C participaron los comandantes Alfonso Cano (Guillermo Leén Séenz V las FARC-EP) y Antonio Garcfa (Eliécer Erlinto Chamorro Acosta, dé al Gobierno el Consejero Presidencial para la Paz, Horacio Serpa, a por Alvaro Leyva. Tras dos reuniones en la capital venezolana, las n EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA |395 ron, en raz6n del golpe de Estado en ese pais, a Tlaxcala (México). Los s de paz cesaron en mayo de 1992 por decisién unilateral del Gobierno, para ello el secuestro y muerte (por paro cardfaco) del ex ministro ino Duran Quintero, operacién realizada por el EPL. En su momento, el ELN evalué positivamente la fase de unidad de las jones guertilleras, considerando que Colombia asistia a un proceso de ncias y luchas populares, en particular las promovidas por la Central de Trabajadores (CUT), los Movimientos Civicos y el Movimiento 10, Cristiano e Indigena. javance de las guerrillas fue un hecho innegable, particularmente durante da de 1990, cuando se intenté llegar hasta el Océano Pacifico y asegurar edores que llevaran a él desde la Cordillera. Segtin algunos autores, ese cre- ento fue coetaneo con el debilitamiento del cartel de Cali, en un contexto fsinatos, masacres y desaparicién de personas, descollando la accién del , forma de violencia a la cual nos referimos més adelante. Enesa zona, la presencia primera fue del ELN, desde 1984 (en la Cordillera ntal), si bien entre 1989 y 1993 los elenos sufrieron el fuerte embate de ilitares del cartel del norte del Valle, quienes en su pretensién de ocu- el espacio asesinaron a campesinos, la base sobre la cual podian apoyarse los ileros. Esa campafa fue tan fuerte que obligé a estos a replegarse hacia las ades, en particular, Cali. De ese repliegue surgié una base urbana y semiur- a, que no descarté una nueva expansién en el Area rural (en la Cordillera ital), alcanzando su punto més alto en 1999, para comenzar a caer en 2000, las intensas operaciones de las Fuerzas Armadas. A partir de alli, los elenos won en una fase de estancamiento. En el caso de las FARC, la ampliacién de su presencia y de sus acciones en el Valle del Cauca se dio a partir de 1998-1999, en particular en la a Central. Varios frentes rurales y uno urbano (en Cali), que llegaron con unos 900 combatientes, dieron cuenta del valor estratégico que la ién le dio al Valle, tanto que uno de los més importantes jefes Pablo imbo~ fue designado responsable del Area. on afios de expansién territorial y social de la guerrilla, que llegé a ope- vla periferia de las principales ciudades: Bogotd, Cali y Medellin. Incluso s barrios populares urbanos actuaron milicias urbanas. A su vez, en el mural, las FARC-EP y el ELN controlaron buena parte de los municipios, ando como un Gobierno local de hecho, aunque sin alcanzar a conformar ostenible y continua situacién de soberanfa miiltiple. Como se vera en 0 capitulo, ese crecimiento se frend ¢ incluso devino en repliegue de S. 396 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO. La violencia narcotraficante Como pocos paises en el mundo, Colombia esta asociada a la produe de cocaina y a su comercializacién internacional, mucho més que a suc cién de segundo productor mundial de esmeraldas. A su vez, la explotaci esmeraldas es una actividad estrechamente vinculada a la politica y a los polit (incluyendo la venta de cargos puiblicos) y al narcotrafico. A riesgo de abusar de la cita, vale reproducirla in extenso por su preci “La estela de violencia dejada por el narcotrafico parece infinita y es prob que perdure por muchos afos. El narcotréfico ha penetrado hasta los iis resquicios de la sociedad, de la politica, de la econom{a e incluso de la cult y del deporte. Cientos de millones de délares provenientes del negocio cocaina han pasado por las manos de industriales, obispos, colonos, m res, congresistas, guerrilleros y mercenarios. Han posibilitado, de ala mafana, el auge de una nueva burguesia rica, poderosa y violenta.| potenciado todos los conflictos politicos, econémicos y sociales ac en largas y tortuosas décadas de historia republicana. Han desatado gue Y han cambiado la posicién geopolitica de Colombia, que dejé de’ “Tibet suramericano’ para convertirse en la ‘Mega-Sicilia’, el principal ca de batalla de la ‘guerra mundial de las drogas’” (Sarmiento y Krauthau 199d) Hay, al menos, tres recursos, entrelazados, mediante los cuales el na devino componente decisivo en la sociedad colombiana. El primero es co tancial a la condicién ilegitima del negocio: al no haber reglas de derech bles en el mercado de la droga y a las relaciones entre los grupos (“empresa competencia, la disponibilidad de un aparato de violencia propio es cont entre los jefes de los carteles de la droga y los politicos, cuya manifestaci alta fue la eleccién del propio Escobar, llamado “el Zar de la cocai congresista suplente por el movimiento Alternativa Liberal, en 1982. Elte rrilleros, politicos, policias, funcionarios, etc. que no acuerden con ellos,¢ tados a la disyuntiva “plata o plomo”: los interpelados 0 aceptan el di soborno (plata) o son muertos a balazos (plomo). Aqui es donde aparece de sicarios de los carteles. Segtin Vidales (1997, capitulo IV), las primeras mafias aparecieron lu los afios del Frente Nacional y fueron las de los esmeralderos. En los yai de estas gemas, “bajo control del ejército, comenzé la actividad de robos escala. Pronto hubo mis delitos, mas délares y mas violencia en las re esmeralderas. Politicos corruptos compraban y vendian cargos de audito las minas, para negociar con las mafias y favorecer el comercio clandes violencia. Mas arbitrariedad. Mas corrupcién”. Y afiade: “Las mafias EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA [397 en su beneficio el tradicional ‘clientelismo’ de la politica colombiana. an apoderado de puntos claves en la estructura gamonalista y caciquista de artidos politicos. Han logrado intimidar, neutralizar, corromper, sobornar lente Convertir en socios de sus fechorfas a magistrados, ministros, tatios, jefes civiles y militares”. El documentado libro de Fabio Castillo /) corrobora las afirmaciones de Vidales. teleccién de Escobar Ilevé al ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla iatio bogotano El Espectador a denunciar su vinculacién con el narcotra- campaita que produjo la renuncia de Escobar al cargo. Corolario previsi- ibril de 1984, Lara Bonilla fue asesinado por sicarios, y en diciembre 86, Guillermo Cano Isaza, director de El espectador, cata asesinado del bien el formato de institucionalizacién politica directa quedé ocluido para bar; la frustracién no impidié su propia activa participacién politica indi- yla de los narcotraficantes en la politica en todos los campos y niveles, una gn que incluye a poderosos politicos. En los inicios de la década de 1980, it que a lo largo de su actividad siempre realizé inversiones en infraes- y provey6 ayuda econdmica a los barrios marginales— habia construido das en una de las comunas de la ciudad de Medellin. Se trata, en fin, versiones —los “costos de la ilegalidad”, como los Ilaman Luis Fernando Sar- oy Ciro Krauthausen— con el objetivo de neutralizar la accién de la policia sticia. “Al invertir en la comunidad, los empresarios narcotraficantes se ran la benevolencia de los beneficiarios”, obteniendo, entre otras cosas, uro contra las delaciones ¢ incluso refugios en caso de persecuciones. De lo que logran es legitimidad ante la poblacién (Sarmiento y Krauthausen, 103-105). jestrategia de accién social y politica de los narcotraficantes incluye, ade- lela recién sefialada, otras formas, entre las cuales las de “sobornar e infil- “amenazar y matar” son muy importantes. Sarmiento y Krauthausen, las principales relaciones entre narcotra- sy la clase dominante tradicional, la que controla la casi totalidad de las oder, se han establecido en la actividad econdémica. La cuestién no es de portancia: el narcotrafico es una actividad ilegal, pero cuando quienes an ‘lavan’” el dinero adquiriendo legalmente propiedades, su actividad por esta razén, legal. fablo Escobar y Carlos Lehder no han sido los Unicos narcotraficantes pre- ies en la politica nacional, sino que, al contrario existe, por ejemplo, mas ‘un congresista que ha participado activamente en el narcotrafico. Sin mbargo, al parecer, por lo general son politicos con intereses en las ganan- jas que brinda el mercado ilegal y no empresarios ilegales con intereses en asredes de poder que brinda el Congreso” (Sarmiento y Krauthausen, 1991: 115, nota *). 398 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO. Si las acciones estratégicas anteriores no resultan suficientes, queda a una tercera: el empleo de la violencia contra las autoridades, con un res que los autores que seguimos aqui evaltian como “aterradoramente eficaz:| muerto no detiene, juez muerto no sentencia, ministro muerto no acusd’, podrian haber afiadido: periodista muerto no denuncia. En 1991 el presidente Gaviria decidié no extraditar a Estados los catalogados narcoterroristas confesos (disposicién que poco después a rango constitucional), al tiempo que la mayoria de los narcotraficantes 0 la reduccién de la violencia generalizada -limitdndola a secuestros y “modelo Cali”, es decir, acceder a las redes de poder, infiltrarse dis te entre las autoridades y efectuar “encubiertas, pero masivas, inversione economia legal” (Sarmiento y Krauthausen, 1991: 117-122). La ins los aparatos estatales se realiza mediante el financiamiento de politi cionarios, incluyendo a miembros de la Policia Nacional. Un caso bien fue, por su magnitud, la financiacidn de la campaiia electoral del liberal Samper Pizarro en 1994, tanto mas destacable porque logré derrotar al ¢ dato conservador Andrés Pastrana Arango.*} En cuanto a las incutsioi economia, ellas se caracterizan “por la inversién agropecuaria que valo propiedades rurales, acelera la circulacién monetaria, eleva los niveles de re las utilidades del comercio e incrementa los beneficios de los grandes prop rurales de las regiones aledafias”. Un efecto de las inversiones del narcotréfi sido el de contribuir tanto a la redistribucién de ingresos como a aumen concentracién del capital (Camacho Guizado, 2009: 371-372). Se han sefialado arriba las victimas principales de la violencia na cante, pero la lista no se agota allf. Una parte no desdefiable de ella ha ejercida intercarteles, siendo destacables el asesinato de los hermanos co del propio Escobar por sospechas de robo al cértel- y la guerra que e principios de la década de 1990 (aunque algunos retrotraen el enfrenta hasta mediados de los afios ochenta), a los de Cali (hermanos Rodriguez Or la) y Medellin (Pablo Escobar Gaviria y hermanos Ochoa Vasquez), en la antagénica concepcién de uno y otro sobre las relaciones con el partidarios de la penetracién en los aparatos estatales y el financiamiento: politica, unos (Cali), y de la accién violenta o narcoterrorismo, otros (Medell 43. El llamado “Proceso 8.000" es considerado la prueba judicial mas del financiamiento de la actividad politica colombiana por los nare ficantes. Se lo conoce con ese nombre por ser ese numero el del ente tramitado en la fiscalia de Cali a partir de denuncias sobre fond narcotréfico para el financiamiento de la camparia de Samper, lo cual} admitido mas tarde por el tesorero de esta. Hubo varios condenados, el presidente fue absuelto. EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA |399 ntamiento se impuso el primero, llevando finalmente a la muerte “a manos de las autoridades colombianas y estadounidenses”, en iormente, el Estado arremetié contra los vencedores, capturando a cipales jefes a mediados de 1996. Ambos hechos, sefiala Alvaro Camacho (2009: 368 y 374), “produjeron cambios radicales en la estructura de iciones del narcotréfico”. nizaciones, estrategia iniciada por Pablo Escobar Gaviria y Gonzalo Gacha —“El Mexicano”, aunque era colombiano-, la cual fue pron- esbordada por organizaciones de terratenientes (algunos de los cuales én narcotraficantes) que devinieron en grupos paramilitares explici- 9s paramilitares de Cérdoba y Urabé, la Policia Nacional y los aparatos de ia y seguridad nacionales” (Camacho Guizado, 2009: 369 y 377). a cuestidn compleja, controversial, ambivalente y oscura es la de las rela- -reales 0 supuestas— entre el narcotrafico y las organizaciones guerrilleras. ajador norteamericano en Colombia, Lewis Tambs, acufié en 1982 el 9 “narcoguerrilla” ~el cual ha tenido una notable difusién— para referir- §, a su juicio, estrechas relaciones y connivencia entre las organizaciones nilitares y los narcotraficantes.*4 Entre las pocas opiniones prudentes scto se encuentra la del socidlogo Camacho Guizado (2009: 369): “Si nas de estas vinculaciones pueden tener algunas bases légicas y hasta lo cierto es que no ha sido posible documentar inequivocamente todas +ha dado curso a una fantasia que ahonda las dificultades para un exa- oncienzudo y consecuentemente un enfrentamiento menos erratico y torpe ue se han puesto en practica”. Dicho en otras palabras: la asociacién o-guerrilla es, basicamente (y al margen, incluso, de alguna eventual in) una invencién para justificar la represién (e incluso la intervencién rnorteamericana disfrazada de combate al narcotrafico) y aislar politica ente a las otganizaciones guerrilleras para obligarlas a rendirse 0, al egociar con el Gobierno. vez, Iban de la Rementerfa (2009: 349) sostiene que “[f]rente a la vio- guerrillera -secuestro— la mafia esta en condiciones de responder con la cia mafiosa, ya que ella se ha constituido y desarrollado en el ejercicio de ia social. La respuesta de la mafia por medio de la violencia organizada jo deja de ser paraddjico que la frase fuese creada por alguien que no solo bia de la oposicién de las FARC-EP y el ELN al narcotrafico sino que, poco pués, siendo embajador en Costa Rica, se involucré en el financiamiento “iq contra” nicaragtense (y, segun otras denuncias, los escuadrones de uerte salvadorefias) con dinero proveniente del narcotrafico. 400 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO. a la violencia guerrillera -la subversin contra la subyersién— la consti nuevo poder social dentro del conflicto de la region”. Adicionalmente, la nacidn de coaccién fisica y poder econémico permite a los mafiosos-empre agricolas presionar, mediante la violencia y/o su poder econémico, a los sinos con el fin de apropiarse de sus tierras. Desde el campo guerrillero se admite, en el caso de las FARC -op durante sus dos primeras décadas de existencia al cultivo de la coca-, que‘ la década de 1980 aplican impuestos revolucionarios (10% de las gananci los cultivadores (el llamado gramaje) y a las distintas actividades de los ¢ (laboratorios, pistas de aviacién clandestinas), negando toda vinculaci el trafico de drogas. Sarmiento y Krauthausen (1991: 95) sugieren que de una relacién que beneficiaba a las tres partes: a la organizacién guert por proveerle de fondos; a los campesinos —base social de la guerrilla-, pi la proteccién de las FARC les permitia zafar de las iniquidades y los abuso los acopiadores (lo cual implicaba conflictos con los narcotraficantes), at beneficiarse de las funciones paraestatales desempefiadas por la guerrilla de precios, orden, etc.); a los narcotraficantes, en tanto los insurgentes mante el orden en el drea de cultivo de la coca. La convivencia entre nareos y guertil se rompié en 1986, cuando las FARC y la empresa de Gonzalo RodriguezG se enfrentaron con una violencia atroz. el documento “Deslinde categérico con el narcotrafico”, cuyo dictum haber respetado. Se trata tanto de una exposicién destinada a hacer pil postura de la organizacién como de una guia de conducta para todos los bros de las unidades de combate elenas. El deslinde fue reiterado en los siguientes, insistiendo siempre, entre otros puntos, en “la decisién de este negocio”; la lucha “contra el fendmeno global y no solo contra sus efect la prohibicién de cultivos en zonas de influencia elena donde no han do antes”; “atacar las causas socioeconémicas” exigiendo “al Estado soluci correspondientes a la naturaleza econédmica y social mediante planes altern sustitucién manual de los cultivos y programas de desarrollo social”; “pro el consumo de drogas ilicitas dentro de las comunidades de la base social’ permitir en las zonas productoras, el mercado interno de la droga’; “no ex impuestos en ninguno de los eslabones de la cadena del negocio del narcotréf “impedir el asentamiento de narcotraficantes en las zonas de influencia el En marzo de 2010, el Mando Politico Militar Estratégico del Frente de( rra Oriental, del ELN, dio a conocer un comunicado dirigido “a la comuni regional, nacional ¢ internacional”, en el cual reitera un deslinde categérico el narcotréfico” y su conviccién, “por principio revolucionario” de opos la ptoduccién, el tréfico y el consumo de la marihuana, la cocatna, la hen ye y otras sustancias alucindgenas, por afectar “gravemente la salud de la huma dad, especialmente a la juventud y la nifiez”, fomentar la delincuencia, ocasio EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA | 401 s desastres ambientales” y enriquecer a “los grandes carteles multinacio- los paises industrializados, que cada afio obtienen ganancias por mas de es de délares, que son lavados en el sistema financiero mundial”. ‘fin, segiin resume Thomas Fischer (1999; 272), la intervencién de los straficantes en la sociedad ha convertido a “la mafia [...] en parte del sistema ico”. Las consecuencias son serias: “En la medida en que caducan las de poder tradicionales y los métodos de control social, se emplean s los niveles sociales medios ilegales para la obtencién de los objetivos y consenso en situar los comienzos de la violencia paramilitar en 1981, a y llevada adelante por narcotraficantes, grandes terratenientes y tciantes como respuesta al avance de las guerrillas. naporte destacado para explicar el paramilitarismo colombiano es el tra- Alejandro Reyes Posada (2009: 354-355), en particular su andlisis de jones de posibilidad de la accién paramilitar. Este socidlogo destaca la ncia del papel de previos procesos de mediana duracién: 1) el de las fuer- choque conformadas por liberales y conservadores para liquidarse los unos durante las décadas de 1950 y 1960, experiencia que concluyé diluida de bandidismo social y de venganza de sangre, particularmente en \inifundistas; 2) la aparicién de un masivo movimiento campesino (més l6n) con fuerza suficiente para amenazar la estructura latifundista en las atrasadas de la costa atlantica y los valles interandinos, organizacién tuida tras el fracaso del presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) intencién de concretar una reforma agraria que corrigiera los largamente ites “desajustes estructurales” del campo colombiano. Este segundo pro- ue decisivo: los campesinos fueron derrotados, entre 1970 y 1978, por la adel presidente conservador Misael Pastrana Borrero y la reforma agraria por la del liberal Alfonso Lépez Michelsen. En aquellas regiones donde vimiento de masas fue fuerte y los campesinos tuvieron expectativas de de esa reforma el apoyo a los guertilleros fue retaceado. Pero cuando reformista fue abandonada y, por si fuera poco, reemplazada, durante ente gestion presidencial, la de Julio César Turbay Ayala (1978-1982), coyuntura, entiende Reyes Posada, se desprenden dos lecciones prin- 1) “la estabilidad de la dominacién social depende, en situaciones de de la violencia estatal canalizada por grupos de las elites”; 2) cuando las populares logran organizarse, su accionar se canaliza “alternativamente 402] W. ANSALDI Y V. GIORDANO hacia presiones reformistas o hacia conductas de ruptura abierta’ que, en mantener la cohesién interna, pueden generar acciones colectivas, o bie carencia de organizacién, bandidismo social. Las clases propietarias se movieron guiadas por el temor, si no el alteracién de su situacién privilegiada en materia de control de las institt la estructura de la propiedad y los recursos comunes, temor generado cepcién de que “la tramitacién democratica del conflicto” podia co alteracién. De alli a la apelacién a la violencia privada, ilegitima e ileg pequefio paso, que no tardé en darse. La base juridica para esas acciones databa de 1968, cuando fue pro da -por el presidente liberal Lleras Resttepo— la Ley Ne 48, que autori formacién de grupos de autodefensa auspiciados y controlados por las | Armadas e inspirados en las propuestas contrainsurgentes de Estados DSN, con su concepcién del “enemigo interno”. Empero, la ley no efectivamente hasta el Gobierno de Turbay, diez afios mas tarde de gacién. De hecho, la “caja de Pandora” fue destapada, siguiendo aM Romero (2009: 409-410), por el general Luis Carlos Camacho Leyva, a] comandante del Ejército (mas tarde, ministro de Defensa), quien en sé de 1978 llamé a la poblacién a asumir su propia defensa ante even: de revoltosos y agitadores. Pese a los desmentidos y a los intentos de corregir el sentido de las palabras del jefe militar, lo que quedé claro un organismo del Estado se justificaba discursivamente la apelacién a lavi como forma de aplicar justicia por mano propia. Los militares expresabar que pensaban y sentian las clases propietarias, muchos dirigentes politi némicos y sociales, sobre todo regionales. No se trataba —apunta Rot 413)~ de una “ausencia de Estado”, eufemismo simplificador empleado promotores de la violencia ilegal, sino de “una crisis del Estado de der demonios desatados en 1978 todavia siguen, més de treinta afios desp de la caja. Tal fue el contexto en el cual se produjeron las condiciones de pos para la accién paramilitar, que pronto conté también con condiciones de cin. La primera de las condiciones de posibilidad fue la debilidad estrua Estado para contener a las clases propietarias dentro de “un marco de a democraticas para la resolucién del conflicto social”. La segunda condi posibilidad fue la politica contrainsurgente inaugurada con el Estatutot tidad aprobado por el presidente Turbay en 1978, afto en el cual, recuén sur del continente estaba dominado por dictaduras institucionales de! Armadas. Ese instrumento calificé como subversivas muchas acciones la protesta social no armada y puso a los acusados de ellas a disposicié justicia penal militar. A lo largo de los cuatro afios de aplicacién de esta] represiva quedé probado “que las instituciones castrenses no eran adecu aplicar justicia sino para combatir al enemigo. Muchas pruebas fueron} EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA | 403 te los allanamientos a sospechosos, se generalizaron los robos con el ode decomisar elementos delictivos y se instituyé la tortura sistemdtica ‘0s castrenses de reclusién” (Reyes Posada, 2009: 355-356). Como se portamientos caracteristicos de la DSN, solo que aplicados no por as sino por un régimen politico formalmente civil y democratico. os autores sefalan el secuestro de Martha Nieves Ochoa Vasquez (en rel M-19), hermana de Jorge Luis, jefe del clan familiar narcotraficante, hito divisorio de la historia del narcotrafico y de la violencia en Colom- M-19 evalué como conveniente el secuestro de narcotraficantes por consi- ina fuente facil de ingresos. No era el primer operativo en esa direccién, aver se trataba de alguien de mucho peso. La respuesta de los narcos fue ura: crear un grupo armado para el ejercicio privado de la violencia. aya mencionada organizacién MAS, Muerte a los Secuestradores, al nstituida en una reunién realizada en una propiedad de los Ochoa, en Medellin, de la cual participaron los capas de las mas importantes ones de Cali, Medellin, Bogoté, Leticia, Barranquilla y Cartagena. El imediato era la liberacion de Martha Ochoa, sin pagar rescate alguno, agro; el mediato, el combate a muerte contra guerrilleros y todos cuan- reiterar la practica de los secuestros extorsivos. Lehder, del cartel de el encargado del operativo publicitario-propagandistico (avisos en s de prensa, Iluvia de panfletos desde una avioneta, etc.). nomento inicial fue bdsicamente urbano. Pero casi inmediatamente, bar y Rodriguez Gacha comenzaron la compra masiva de propieda- 'y constituyeron los primeros grupos en defensa de ellas en el Magda- sobre todo en Puerto Boyacé, la violencia paramilitar, y con ella el ento de las muertes, se trasladé al campo, drea donde actuaban las tas primeras formas de paramilitarismo se caracterizaron por enfren- ttilla de modo indirecto, evitando al maximo el combate con los yactuando, en cambio, sobre la poblacién que era parte de las redes ‘estos. La tactica fue eficaz. Se la conoce como modelo Puerto Boyaca nera experiencia controlada por los jefes narcos de Medellin. Reyes 09: 357) indica que su expansidn coincidié con la extensidn territorial or los narcotraficantes en la regidn. Su éxito impulsé la propagacién ares del pais (Cérdoba, Urab4, Putumayo y el Ariari en el Meta), a acién y entrenamiento contribuyeron los nucleos primigenios durante )89. En ese proceso fue decisiva la constitucién, en 1994, de Autodefen- de Cérdoba y Urab4 (ACCC), fruto de Carlos Castaiio y otros. , los grupos narcoparamilitares se desarrollaron crecientemente, en niimero de asesinatos y masacres perpetrados. En aquellos lugares oquia los paramilitares masacraron poblaciones campesinas, amén de guerrilleros del Magdalena Medio. Reyes Posada sefiala que entre los paramilitares asesinaron a mas de 800 personas y forzaron el 404 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO. desplazamiento de las familias campesinas colaboradoras (0 sospechadas de de las FARC. Después de alcanzar este objetivo, formaron grupos de at con “pobladores locales y no con mercenarios a sueldo como en la primerat (Reyes Posada, 2009: 356). La importancia de Puerto Boyacé no fue menor. Se trata de un ate; cual confluian los migrantes boyacenses de la zona esmeraldifera y de lac zacién antioquena, y donde las FARC tenian una presencia que se especialmente en las acciones (extorsiones y secuestros) contra los med grandes terratenientes. Ademés de Puerto Boyaca, Reyes Posada (2009: 357-358) disti dos regiones de accionar paramilitar. Cordoba y Uraba, donde operab fueron la segunda en importancia. Alli, el grupo de Fidel Castafo (herma Carlos) y el Bjército actuaron de consuno para “descabezar el lideraz Cérdoba tenia dos fenédmenos opuestos: uno de los problemas mas serio tribucién de tierras y una veloz concentracién de propiedad agraria en p los narcotraficantes. Esa combinacién fue fatal para los campesinos, quiet daron en medio del enfrentamiento entre dos aparatos militares, el de y el de los paramilitares. La tercera regién estaba constituida por el p ¢ Putumayo, en la frontera con Ecuador “y ruta de la pasta de coca”. operaba uno de los frentes de las FARC, se trataba de un area mal comt con el resto del pais, con cultivos de coca extensivos, laboratorios para miento y pistas de aterrizaje, a lo cual se sumé6 la compra de grandes prop por parte de narcotraficantes, rapidamente enfrentados con los guerrillen Durante la presidencia de Barco se intensificaron las tareas de entrens militar de los miembros de las Autodefensas, en particular técnicas de mo urbano (con elementos improvisados y con material técnico), de bombas incendiarias, operaciones comando, explosivos (a partir tos de uso cotidiano y plastico), uso de medios de control remoto, si defensa antiexplosivos, destruccién de explosivos, sabotaje, entre ott de instructores australianos, briténicos (comandados estos por Petet M ¢ israelies, destacdndose el grupo encabezado por el coronel Yair Gal k jefe del Departamento de Defensa de Israel, retirado del Ejército y: mercenario. El organizador fue Rodriguez Gacha, uno de los jefes Medellin, organizacién que financié los 75 u 80.000 délares que costé realizado en 1988. Segiin un oficial colombiano, la contratacién de K colaboradores fue hecha por el Ejército de su pais (Sarmiento y Krau 1991: 99-101 y 153-156; Reyes Posada, 2009: 413; Salinas, 2006: y 211-212, n. 14). A juicio de Sarmiento y Krauthausen, la consecu importante de las ensefianzas de los mercenarios en Colombia fue la * nalizacién” de la violencia. f EL ORDEN EN SOCIEDADES DE VIOLENCIA | 405 \fines de la década de 1980, los grupos paramilitares “se habfan convertido nas tenebrosas maquinas de guerra que estaban asolando todo el pais” (Reyes 2009: 413). Esa situaci6n llevé al presidente Barco a derogar la Ley ar ilegales las Autodefensas y prohibir a las Fuerzas Armadas acciones icentes a crear o estimular grupos paramilitares. Estas medidas, més las ma optimista para la busqueda de la paz y una solucién politica al largo to armado. Pero no pasé de un momento breve, pues se produjo un nuevo pico de ncia, generado por los paramilitares (que no querian la salida politica) y | cartel de Medellin en razén de su oposicién al tratado de extradicién de icantes firmado por el Gobierno colombiano con el norteamericano. es de 1992, surgid el grupo Perseguidos por Pablo Escobar, conocidos ‘los Pepes”. Sus.creadores fueron Fidel Castafio (el jefe paramilitar ya 0), Diego Fernando Murillo 0 Dom Berna (responsable de la seguridad de enfrentado con el de Medellin. Empero, lo distintivo de “los Pepes” “fue waron de una especie de franquicia de los cuerpos de seguridad del Estado operar en contra de Escobar”, a tal punto que el propio Castafio, un terra- nte devenido gran jefe paramilitar, los catalogé, “en el sentido estricto de abra, el primer grupo paraestatal” (Romero, 2009: 415-416). “Los Pepes” aron un papel decisivo en la persecucién de Escobar y sus familiares de casi 15 meses, hasta alcanzar el objetivo de asesinar al capo en ede 1993. si, se fortalecié la concepcién de la necesidad de la “justicia privada’, esto de poner en entredicho el presupuesto bdsico del Estado de detentar y ejer- monopolio de la coaccién, pasible de ser reemplazado por procedimientos seilegitimos que justificaron las “alianzas entre sectores ubicados en uno lo de la linea entre legalidad ¢ ilegalidad. De la misma manera, esa dis- na utilizar la violencia también sirvié para darle protagonismo politico gados al narcotréfico, contribuir a su aprobacién social y, ademas, su tolerancia por parte de agencias del Estado o sectores dentro de estas” 0, 2009: 418). 406 | W. ANSALDI Y V. GIORDANO. Los paramilitares estuvieron activos como combatientes ¢ hasta 2003, cuando la mayoria de ellos acordé su desmoyili tionadas negociaciones con el presidente Alvaro Uribe. No obs cia en la vida politica colombiana no ha sido erradicada por comy Reformismo-revoluci6n, dictadura-democracia: configuraciones histéricas del orden en sociedai de violencia Una revoluci6n con empanadas y vino tinto: la “via chilena" al socialismo, 1970-1973 En las décadas de 1960 y 1970, América Latina vivid tr : reformistas importantes. Dos de ellas, las desarrolladas en Pert ron autoritario-militares, mientras la chilena tuvo un contenic Como se ha visto en el capitulo 4, el reformismo militar, autorita nalista, sellé la suerte de la dominacién oligarquica en los dos prit Mas alla de las particularidades de cada caso, Perti y Ecuado regimenes que eran ciertamente reformistas y nacionalistas, peto q a cabo las transformaciones en un marco autoritario y con subor con exclusién de las masas, cuya accién colectiva y movilizacié laron permanentemente, incluso con la represién. La falta de: las organizaciones intermedias, el paternalismo y el personalismo aislé de tal manera al Estado que estas experiencias terminaron et fracaso, desde la éptica misma de los objetivos revolucionarios. Elk no contemplaron la participacién de las clases populares sin marginaron a poderosos sectores que todavia contaban con rec para seguir imponiendo sus intereses. Asimismo, estas experienci seriamente afectadas por las divisiones internas dentro de las fuerza que finalmente tomaron la iniciativa de derrocar a los jefes revoluci resultado mds claro y duradero fue la desarticulacién de las bases: nacidn oligérquica. En Chile, en cambio, tal dominacién se derrumbé por el embated reformistas de Gobiernos civiles y elegidos por el pueblo, impulsadas pi la democracia cristiana y luego por la izquierda marxista, que coro! En el capitulo 4 analizamos la experiencia de la DC, mas no lade la el Gobierno porque, pese a su papel fundamental en la eliminacién nacién oligérquica, ella se inscribié en un proceso de reformas cualit apuntaban a una transformacién estructural de la sociedad. En las el 1970 la coalicién Unién Popular (UP) salié victoriosa (con 36% de k consagrando presidente al médico Salvador Allende Gossens, aunque

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