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FRANCISCO QUIROS LINARES Departamento de Geografia, Universidad de Oviedo Un geégrafo del exilio: Leonardo Martin Echeverria (1894-1958) Resumen Martin Echeverria, seguider de Ratzel en cuanto a la geografia humana, es uno de los primeros ge6gratos espaioles provedentes del ‘campo de las Letras que realiza un esfuer7o de aprosimacién a la Geo ica. Llev6 a cabo una importante tarea de difusién de la Geo: ‘rafia glemana en Espana, y escribio dos ob ‘ograffa de Espafia (1940) que representa el inicio de In modemnizacién e este tipo de obras, y una Geografia humana (1254) escrta ya en el cxilio, Es de destacar también su interés por la Geograffa politica catia sigaificativas: una Ge- Resume Un géographe du exit: Lecnardo Martin Echeverria (1894- 1958) Martin Echeverria, suiveur de Ratzel en ce gui conceme a Ia Geographie humaine, fut un des premicts géogtaphes espagnols pro- ccedant du domaine des Letres qui réalisa un effort W'aproximation a la Geographie physique. IIa réalisé une importante tche de diffusion de a Géographie allemande en Espagne, et i a écrit deux oeuvres signifi catives: une Geographic d'Espagne (1940) qui représente le début de la modemisation de ce type d'ocuvres, et une Géographie humaine (1954) eerite dgja pendant I'exl. II convient de souligaer aussi son in- (erét par la Géographie politique A DIASPORA de técnicos, cientificos y hombres de letras fue una de las consecuencias mis negativas, y de més prolongados efectos, de la guerra civil iniciada con el golpe militar de 1936. Pese a ello, y salvo en el campo de la literatura, en el que [a atencién fue relativa mente amplia y temprana (La narrativa espafiola en el exilio, de J. R. Marra-Lopez, data de 1963), el interés por los exiliados ha sido més bien escaso y tardio, de tal ria, 42(1997), pigs. 67-88 Austeact A geographer of the exile: Leonardo Marin Echeverria (1894 1988}. Martin Echeverria, Ratvel’s followes with regard to Human Geography, is one of the first spanish geographers coming from Hu- ‘manities who made an effort to approach Physical Geography. He ea- ried tough an important task of diffusion of German Geography in Spain, and wrote tWo significative works: a Geography of Spain (1940) which represents the begining of the modernization of this kind of works, and Human Geography (1954), which was already \wrote in the exile. It is also noticeable his interest in Political Geo- raphy Palabras clave / Mots clé/ Key words Mann Echeverria (Leonardo), Historia de la Geografia espanol Geogeatia moderna, Geogratia de Espaiia, Martin Echeverria (Leonardo), Histoire de la Géographie espag- role, Géographie modeme, Geographic d' Espagne. Géographie politi- que. Martin Echeverria (Leonardo), History of Spanish Geography. modern Geography. Geography of Spain, political Geography afia politic, manera que no s6lo st quehacer intelectual, sino incluso su propio nombre, ha sido olvidado entre nosotros. Antes de la guerra civil todo estaba a punto para que se configurase una escuela espafiola de Geografia, cuya cristalizacién queds retrasada en algunos decenios a causa del conflicto, A ello contribuyé el exilio de figu- ras destacadas, la mayorfa de las cuales trabajaba en las Escuelas Normales, los Institutos de Ensefianza Medi 68 ER A © en otros campos no universitarios’. De una de esas fi- guras del exilio vamos @ ocupamos, Leonardo Martin Echeverria nacié en Salamanca en 1894, En el Instituto General y Técnico de esa ciudad se gradué de Bachiller en junio de 1910, y entre los cursos 1910-1911 y 1915-1916 estudié en la Universi- dad salmantina la licenciatura en Derecho’, en cuya Fa- cultad tuvo algunos catedriticos particularmente desta. ados, entre los que se encontraban, por ejemplo, Fran- cisco Bemis, de Economia politica y Hacienda publica; Dorado Montero, de Derecho penal; Deméfilo de Buen, de Derecho civil, y Federico de Onis, de Lengua y Lite- ratura espafolas; los dos iiltimos también exiliados al término de la guerra civil. Bs muy posible que las ideas de estos profesores desempefiasen algtin papel en las posteriores actitudes y vinculaciones de Leonardo Mar- tin. Simultineamente curs6 la licenciatura en Filosoffa y Letras, Seccién de Historia; estudios que, al no impartir- se en la Universidad de Salamanca, hubo de seguir en otra, para lo que eligié la de Zaragoza, donde supers los ejercicios del Grado de Licenciado el 3 de mayo de 1916". Es de suponer que los estudios de Historia los cursa- se como alumno libre y que, en consecuencia, su con- tacto con el profesorado fuese reducido: sin embargo, es posible que, en un caso al menos, ese contacto jugase al- ‘giin papel en la posterior dedicacién geogrifiea de Leo- "ya eireunstancia ya a sehalaron en la época J, Caran y Podeo Chico. Est limo, hacigndose 0 de opiniones express por cl primero en 1927, ba ia molar como la renovation geogratica habia sido inpulsada «por las profes res de Goografa de fs escuelas nosis en un set geogrétio fico» (Cit (60, Ps Metadulogi de fa Geugrafia. Mii 1934, cfr. pigs. O46 619), GGonralo de Repu, macho mis no 95 pis, unvas vorduderamente geogsticas en las Faultades de Leas yn ls Instn tos. slo salvaba eciertsescucls normalese (Ge REPAKAZ Rel? J. TFRRE 0: Exp La terrae hombre, ef arte. T. 4, Barcelona, 1954: ef. pi. 133. EL texto Fue redactaso ants de fa Guerra Civil Seti el «Acta de mci en la calle de Sante Spiritus (ov del Regisiro Civil de Salamanca, Nucié 14, tae jo dol comandante de Infanteria Av olin Marcin Ferninder, de Belipa Echeverria Iiuregw, El padre habia nacido en Rened de Esgueva (Valladolid). de donde proce tabi Jo abuels po termes la made habia nacido en San Sebati, y los abuelos tal tan, de Azcoitia yell de Fuenterabi, os proved > Dios procedentes del Expdiente personal de Leonawde Marth, conser- sad on el Archivo Univ 1 asignats.| triode Salamanca. Consaba la cenciatura en Do- recho. Tas que tes correspond al Curso Prepartrio, co sie con la Facultad de Filosofia y Letras; del ttl de ks 19 ealifcaciones dos igron notables y 17 sobresaentes,obteniendo en fos © 12 Premio. as ejtevios del Grado de Licencado los reli en junio de 1916 Archivo General de ls Adninistacidn. Min leeajo 5783-26 bis io de Insrucin Pili nardo Martin. En efecto, la tinica asignatura geogrifica existente en el Plan de Estudios de Historia, titulada «, suprimiendo la consideracién de la fauna, También se modifican los contenidos, en particular los referidos la Geografia Fisica, sin duda porque en este campo las aportaciones eran més numerosas, pero también porque Leonardo Martin llevé a cabo un nota- ble esfuerzo de asimilacién, citcunstancia muy a tener en cuenta por tratarse de uno de los primeros gedgrafos, espaftoles procedentes del campo de las Letras que deja constancia escrita de su esfuerzo de aproximacién al na- twralismo, Por esa misma raz6n tos detendremos algo mis en la consideracién de las paginas que consagra a la Geogratia fisica de Espaita, La obra se inicia con un capitulo introductorio, sin equivalente en la Geograffa de 1928, en el que se hace la presentacién del espacio fisico espaifol, su relacién, posicional e histériea, con Africa y Europa, y su papel en el mundo mediterraneo y atkéntico, Junto al texto hay que destacar las nueve paginas de «Noticia bibliogréfi- cam, que no se ciflen a las cuestiones anteriores, sino que constituyen una sintesis de la produccién geogrifica so- bre Espana, desde Polibia fasta 1934, que se remata con la mencién de las aplicaciones de la fotogrametsia te- rrestte y aérea a la ejecucién del Mapa Nacional y de la UN GEGGRAFO DEL EXILIO: LEONARDO MARTIN ECHEVERRIA (1894-1958) n cartografia catastral de Espaiia. Sintesis destacable, no s6lo por su amplitud enumerativa, sino también por lo que denota, en bastantes ocasiones, de conocimiento personal de las obras mencionadas, El tratamiento del relieve se abre con un capitulo en el que, de forma sintética, se expone la constitucién geolégica de la Peninsula; comienza con la presentacién de los grandes conjuntos morfograficos (Meseta, Depre- siones y Cordilleras exteriores), para seguir con la evo- luci6n paleogeogrifica, desde el Arcaico hasta las for- maciones cuatemarias. En «El relieve y sus formas actuales» aborda, en 39 paginas, 1a descripcisn de cada una de las unidades del relieve peninsular (e insular), con atencién a la tectoni ca, la litologfa y los agentes del modelado. Asf, son fre- cuentes las referencias a las formas cérsicas, al model: do glaciar. a los paramos calcéreos, los canchales y pe- nedos graniticos, ete; todo ello, claro esta, dentro de las limitaciones dimensionales del texto y de los conoci- mientos de la época, concluyendo con la consideracién del relieve de los archipiélagos, Este capitulo esté ilustrado con 29 cortes geoldgicos, dos esquemas geolégicos de Tenerife y La Palma, y tres bloques diagrama, La bibliografia, con comentarios muy extensos (que exponen la evolucién en el conocimiento de las distintas unidades de relieve) es un buen reperto- rio de mas de 90 referencias precisas, aparte de la sim- ple mencién de otros autores de interés meramente his- tGrico, La consideraci6n de las costas la plantea desde un punto de vista geomorfoldgico, de tal modo que no hay ‘ninguna similitud de tratamiento con la obra de 1928: “| caricter de una zona litoral depende directamente del re- lieve continentainmediato, determinante en lineas generales de naturaleza y disposicién de las eostas, aunque en sus detalles se modifican sensiblemente por la accion del mar (. sentido se ejerce la accidn de los efos a ut ). En opuesto nino en el ma. ce szando con sus aearreos los senos y babas © haciendo avanzar la linea de costa con la formacin de deliss, rlleno de estos y unin al continente de algunos isloes préximos «..) a lo cual también contribuyen los arastes de las maeasy corrientes mari nase (pig. 95). De acuerdo con ese enfoque, pone de manifiesto la disimetrfa en la formacién de arenales entre ambas ma genes de los estuarios cantabricos, por el predominio de Jas corrientes del Oeste; describe y explica las rasas can- tabricas: pone en juego la subsidencia como factor gené- tico de las rfas; tiene en cuenta ese mismo factor, més la litologia y la tecténica, en la explicacién de las rfas ga- aw Flow owen FE sowe [eden ae FG teespomance BPA atic detest Fic. 6, Dos cortes geoldgivos (del macizo de Covadonga y det Montserrat a Barcelona) ineluidos en Esparia. El pais y fos habivantes (pigs. 52 y 72x: reducidas de tamiaio, Mayores dificultades encontré Martin Echeverria pa- ra desarrollar el resto de los apartados de la Geografia fisica. El clima lo wata de forma no muy distinta a la utilizada en 1928, y constituye una buena sintesis, si se tiene en cuenta el estado de los conocimientos en la épo- ca, reflejado en la brevedad de la bibliografia disponi- ble, Pero el problema es aun mayor al abordar la red flu- vial (capitulo que se abre con la consideracién de las formas lacustres y de las zonas endorreicas). pues en la «Noticia bibliografica» Echeverria no puede mencionar ningtin estudio sobre regimenes fluviales: de ahi que tenga que atenerse a la descripcidn de los cursos, a la que procura dotar de algiin contenido prestando aten- cién a la naturaleza del relieve y, en alguna medida, a los condicionantes climéticos. Esa forzosa limitaci6n del tratamiento se refleja en las ilustraciones: un soto mapa de Espaita que incluye, para doce rfos. la repre~ seatacién de su caudal mediante citculos proporcionales en una tinica estacién de aforo para cada rio; en cambio, ‘os ofrece los perfiles longitudinales del Duero, Guadal- quivir y Ebro superpuestos a sendos cortes geolégicos, aparte de algunos cortes transversales, como el del Ebro en las Conchas de Haro, el del Guadiana en los monies de Helechosa, 0 el croguis geol6gico del torno del Tajo en Toledo. ® E Respecto a la vegetacién y el paisaje. ya en 1928 ha- bia sefialado Echeverrfa, como vimos, la falta en Espaiia de «estudios recientes que correspondan af concepto modero de fa biogeografia». En 1940 la situacién no era sustancialmente distinta. de tal modo que también aqut se produce la disparidad entre lo que deberia ser el tratamiento del enunciado y Je que es posible. En esa disyuntiva, Martin Echeverria. que es consciente de la relacién que los paisajes vegetales guardan con el clima, los tipos de suelos y el relieve, opta por partir de las grandes formaciones vegetales y de ta divisidn Gspaii imeda-E'spafia seca para desarrollar su exposicisn, Pero en Ja «Noticia bibliografica» de ese capitulo. defiende un estudio del paisaje que no se circunseriba a Ja vegetacién, pues considera necesario «inctuir tambiés otros factores determinantes del paisaje, con los rasgos sobresalientes de la fisiografia del lugar» (pag. 206), Por iltimo, es de destacar que esa «Noticia» termina con un apartado dedicado a los paisajes en la fiteracura en fen- guas espaiiolas. Al abordar la Geografia humana Leonardo Martin tropieza, como ya le habia ocurrido en 1928, con difi- cultades atin mayores, derivadas de ta inexistencia de trabajos previos en los que apoyarse. Asi, una parte del problema ha de resolverlo mediante el estudio de las ac- tividades productivas, al modo de la Geografia econ6- mica. Por otro lado, acomete e} estudio de fa poblacién y de las formas de poblamiento, y es en esta parte donde se percibe mayor novedad o diferencia. Tras un anélisis hist6rico de la evolucién de la po- blacién absoluta, desde Augusta a {930, plantea el papel de la altiud, del clima, de la situacién y de la actividad industrial en fa distribucién de las densidades de pobla- cién, para acabar con una breve alusién a las migracio- nes campo-ciuded. AL tratar las formas y tipos de la poblacién rural con- sidera 1a casa rural en cuanto expresiGn de Ia dependen- cia respecto al medio, y analiza los tipos de vivienda en Ja Espafia hiimeda y en la Espafia seca; omite en cambio Ja consideracién explicita de las formas de poblamiento rural, sin duda por carecer de base bibliogrifica para ello, En cuanto a Jas ciudades, tras {a consideracién del proceso urbano desde la Protohistoria al siglo xx. se de- tiene, en primer lugar, en Madrid y Barcelona, como ciudades mayores (incluyendo sendos esquemas de su crecimiento), para tratar luego el resto de las ciudades segtin umbrales de poblacién, a la par que introduce una caracterizaci6n regionalizada de las mismas. A destacar Fio. 7. Un ejemplo del tipo de representacién grifica ublizado en Jos eapitulos de Geografia humans en Esparia. El pas yas habitantes ‘pix, 425); reducidy de tamaiio que en la «Noticia bibliogréfica» del capitulo de las ciu dades, de s6lo nueve Iineas. tiene que limitarse a sefialar ~ Ja inexistencia de bibliografia geografica sobre ese tema. Hay que afadir. por tiltimo, la inclusién de dos capi tulos ya presentes en la obra de 1928: uno sobre «E] pueblo espaiiol y las diferencias regionales». en el que examina las aportaciones humanas desde el Paleolitico hasta la colonizacién de las Nuevas Poblaciones de Sie- rra Morena e introduce la consideracién de indicadores antropolégicos y de las diferencias idiomiticas; otro. de. dicado a Jas regiones hist6ricas y a la formacién del Es- tado En total, y prescindiendo del la Geografia fisica ocupa 149 paginas de texto y 24 de bibliograffa, mientras a ta Geografia humana se destinan 222 paginas de texto y tan slo 18 de bibliografia, cinco de las cuales corresponden al capitulo «El pueblo espa- jiol y las diferencias regionales». El desequilibrio salta a la vista, poniendo de manifiesto fa parvedad del aporte en el campo de la Geograffa humana (mayor aiin si se tiene en cuenta que gran parte de la bibliografia citada procede de otros campos), frente al desarrollo, notable- mente mayor, de las ciencias de ta Naturaleza en fas que se apoyan los capitulos de Geogratia fisica. Pero dentro de estas tiltimas también hay diferencias sensibles: fren- te a las catorce paginas de «Noticia bibliografica» que suman el relieve y las costas, sélo hay diez para el cli- ma, la red fluvial y la vegetacién. Una tiltima cuesti6n a destacar es el esfuerzo grafico de Leonardo Martin; en particular, el uso, cuando le es ipitulo introductorio, UN GEOGRAFO DEL EXILIO. LEONARDO MARTIN ECHEVERRIA 18 posible, de los bloques diagrama. Esta técnica, difundi- da por Davis. habfa sido introducida en Espaita por Ca- randell", de quien Echeverria tomé algunos ejemplos para su Geografia de 1928, que reproduce, mejorados, en la de 1940. A eso debe afjadirse el uso del mapa geo- ligico de Espaiia y la profusién de costes de ese caréc- ter. junto con el uso de fotografias aéreas oblicuas, de las que introduce cerca de 40 en la obra de 1940. La Geograffa de Espaita publicada por Echeverrfa en 1940 representa un avance muy notable respecto a la de 1928, resultado del esfuerzo de sintesis e integracion llevado a cabo por el autor. Es evidente que ese esfuerzo da mejores resultados en Ia parte consagrada a la Geo- graffa fisica y, en particular, en las paginas dedicadas al relieve. Eso no hace sino reflejar la desigualdad del avance entre Geografia fisica y Geografia humana en la Espaia de la época y. dentro de la primera, la posicién de relativo privilegio en que se encontraba el estudio del relieve, consecuencia del mayor desarrollo institucional de los estudios geolégicos. frente a los biogeogréficos, hidrolégicos o climaticos. Eso dificultaba los estudios de paisajes «el estudio del paisaje espafiol esta apenas iniclade. aunque algunos gedgralos modemos se esfuerzan en buscar las descrip- clones mis sintéticas y comprensivas de la gran variedad de co- marcas espatiolas» dice Echeverria (pag. 206) en el capitulo dedi vegetacién y el paisaje>, doa «La n resumen, el libko de Martin Echeverria es expli- cativo cuando puede serlo, y meramente descriptivista cuando no hay otra posibilidad. Con ello no hace sino reflejar el estado de los conocimientos geogréficos so- bre Espafia en aquel momento, pero por el conjunto de las cuestiones planteadas, y por las interrelaciones que procura establecer, sefiala un punto de inflexién en la bi- bliografia geografica sobre Espaiia; entonces la dificul- tad de ir més alld era insalvable. Buena prueba de ello es la comparaci6n que cabe tablecer con la Geografia de Espaita y Portugal dirigida por Manuel de Terdn y publicada por la editorial Monta. ner y Simén. En esta obra, los dos primeros tomos, de- dicados a la Geografia fisica, aparecieron en 1952 y 1954, respectivamente, y son obra de cuatro naturalis- s; la parte dedicada a la Geografia humana, que debe- Sean Soké Sabaris,ctado por Love ONTIVEROS, Antonio: «C jos a "La sora de Cabra, centro geogriica de Andalucia” de don Juan Can ell Poricays, en Estudios rgionales,w° 35, 1993, pgs, 251-289; véase pie 1.1958) 5 ria haber sido el tomo i de la obra, no llegé a aparecer nunca, como reflejo de la dificultad que segufa existien- do para abordarla satisfactoriamente. 3. NUESTRA PATRIA: UNA GEOGRAFIA PARA LA GUERRA (1938) La Guerra Civil produjo una importante alteracién de la vida cultural. aunque en ta zona gubernamental. y a pesar de las circunstancias. se multiplicé el esfuerzo del Gobiemo, de las organizaciones politicas y sindic les, y del Ejército Popular. La creaci6n de escuelas y bi- bliotecas. la alfabetizacién de adultos, y la difusién de la cultura escrita y plastica fueron consideradas no sélo co- mo una aspiracién popular a satisfacer, sino también co- mo instrumento de lucha ideol6gica. Las referencias a esa doble consideracién son infinitas en la propaganda de ta zona republicana. Dentro de ese contexto se inscribe el folleto publica- do por Leonardo Martin bajo el titulo de Nuestra Patria. que vio 1a luz en los dfas de ta batalla del Ebro. en el ti timo cuatrimestre de 1938. tiempo en el que su autor era Subsecretario de Propaganda, Nuestra Patria es. pues, una obra concebida durante la guerra para servir como ectura geogréfica y patridtica, en sentide etimol los combatientes del 0, a ército Popular, pero también al pueblo de la retaguardia, Por la época, y por la finalidad, el folleto de Leonar- do Martin se emparenta con otro publicado en 1937 por Pau Vila: La fesomia geogrdfica de Catalunya (Comis- sariat de Propaganda de la Generalitat de Catalunya, 44 pags., un mapa pleg.), pero se diferencia en que, en rea- lidad, Nuestra Patria es sintesis previa de Espaita. El pais y los habitantes, obra con la que coincide en su es- tructura bisica y con la que comparte bastantes ilustra- ciones®. Nuestra Patria es una «geografia para la guerra», pero no en el sentido de Lacoste. sino en otro bien dis- tinto, No sirve para facilitar operaciones bélicas ni el dominio militar de un territorio, sino que pretende con- tribuir a identificar al soldado, y al ciudadano en gene- ral, con su propio pais. Pese a ello, el texto de Martin Echeverrfa se mantiene ajeno a cualquier referencia bé- lica o a la consideracién de la realidad politica inmedia- ta. Es un texto estrictamente civil, ajeno a cualquier "Son coincidentes. por ejemplo. los griticos de las piginas 46/2 51/261, 597306, 6008 y 41425, ER i A GEOGRAFIA ILUMANA ESPANA EL PAIS ¥ LOS HABITANTES C Fic. 8. Portadas de las dos obras publicudas en el exili. confrontacién, tal vez no sélo porque su autor se coloca- tba en una perspectiva cultural, sino también porque, mi- litante de Izquierda Republicana, preferiria no echar ‘mas leiia al fuego de ta guerra fraticida. Solamente en una pagina, la 76, hay una referencia politica, aunque bien general y ponderada”” Por las fechas en que se publicé, Nuestra Patria no pudo alcanzar mucha difusién, y el resultado de la gue- rma civil se traducirfa en su prictica desaparicién, dada Ja personalidad del autor, del firmante del prologo, Julio Alvarez del Vayo, y aun del organismo editor, Damna- tio memoriae que, como hemos visto alcanzé también a la edicién de 1937 de la Geografia de Espaita de Labor, cuya venta queds prohibida, como se prohibié también Ta importacién de la obra de 1940, que sélo pudo intro- ducirse clandestinamente. Con Pau Vila, Angel Rubio. y otros, Martin Echeverrfa pas6 a formar parte de la némi- na de ge6grafos de preguerra olvidados durante muchos aiios, o para siempre, a causa de su forzoso exilio®, © ePorgue no abstante ta enorme falsificacin histérca de quienes entre nosotres se dicen modemamente traicionalisas, ka fecunda y vendaders tid «idm espiola no consist ct recordar I trata os funestos procedimientos de gobierno de los peores Fermandos. Carlos © Alfonsos entre a sta de nuestos antiguos reyes. sno en alumbratinstiucones brotadas do la entraia del ali popular y resturaas en cuanto tengun de dis, corregidas por Ia arn. Al ‘margen del manejo de concepts vigenes en a Spoca, coma el de alma popular. ! prafo resulta bien moderado para as cireunstancias en pe fe ert. Fiee en eso notublemente Mstin Echeverria de las actiuds de G. de Repay {arimado por orasconviecionespoltcas)vsibles en La tragulia tbiea 0 en Diario de nuestra guerra °° Tal ver sea ya demasiado tarde para hacer una nsimina ¥ valoracion de los geserafos y profesor de Geograta enilados. Carles Sene de la Calzaa {Lesn, 1917), exiliado a los 22 aos en Mico, donde hizo sus estos de Geos UL LA GEOGRAFIA HUMANA (1954) En 1954, cuatro aos antes de su muerte, Leonardo Martin publicé en Méjico un manual de Geografia hu- mana, destinado a su uso en la ensefianza. No conocemos la primera edicién de esta obra, sino Ja 20°, publicada en 1994, Ia cual recoge diversas actua- lizaciones, fundamentalmente de caricter numérico, que no parecen haber afectado a la esencia del texto. Martin Echeverria considera la Geografia econémi ca, y la politica, como partes de la Geograffa humana (véanse pags. 11-12), y para él, ésta éhtima sconsideta Ia Tierra como morada del hombre y estudia las relaciones reeiprocas que se establecen entre ambos. Exige indispensablerrente la Geografia humana un conoci- ‘miento previo de la Geogratia tisica y requiere, por otra parte, el auxilio de la Antropologis, la Ftnogratia y demés ciencias ybe se ‘ocupan del hombre. en particular de la Historia, que nos permite cexplicar ls Humanidad presente a la luz del pasado» (pig. 7). El contenido lo estructura de este modo: ~ PRiNci0s DE GEoGRAHiA HUMANA ~ E] medio geogritico y las regiones naturales = Problemas de distribucién geogrfica ~ GeOGRAFIA ECoNomticn ia la UNAM, ¥ autor de divers obras de Geografi, hiro en 1976.un pi ter inventatio (Ease Abell, (1) que, bast ahora. no i sido ampliado, En tee ls personas que cit, en diversos plies de América, cabe Jestacs. a juga por las informaciones que sobre ells suministra,y por Tas que aparecen ch os Aiceiatis encielopicos de Mico, is siguientes = Felipe Guerra Pfu (Madd 1005. Mésico 1985), ingeniero militar, que cenire 1928 y 1930 taba on el Museo de Historia Natral de Madi, in Mei co, mlenrastrabajaba en Pemex. se lieneié en Geograia y en Letras en la [Una doctorindose en Geogratia. Pue asesor del Instiuto Mexicano de Reeut- sos a0 Renovablesy dtecoe de su Departamento de Fotogeoloy: también Tue rmiembeo de la Comisin de Estudios de Terrorio Nacional, y eatedsticn de ‘Geozratia y de Plneacién en el Colegio de Geogratia de I Facultad de Fioso fia y Lexis de la Uns y cn la Facullad de lngenieris dela isn Universidad Has 1948 habia permanecida en la Repiblica Dominicana ~ Josefina Oliva Teixelles(o bien J. Oliva Teixell de Coll) nacida en 1912, ‘stoi en Ia Universidad de Zaragora: en Méjeo fue profeora dela escuekt Preparatona dela UNAM. y autora. en colaboracion con Marcelo Santa, de un libro de texto de Geografiafisica y humana. y de otro yobre la Geograia de América en los cronisas de los sglos xvty ev. Fae presidents de la Asoeia. ‘dn Mexicana de Gedigrafs Profesionules. ~ Angel Rubio, anda, profesor en Pana del Insitute Nacional. del Li eco Femenino y de la Facultad de Filosofia y Lea; autor de wahajs de inesti- ‘2acién sobre la pataorma continental y sobre el stapén del Darin = Domingo Martinez Baro, profesor de Matematica y de Geogral Escuela Superior de Cienvias Econdnicas de la Repiblica Dominica, ~Lavdelino Moreno, »ge6grafo burgulés. que fue profesor en las Univer: Sidades de Madtid y Valencia, lo fae tambien en la de Santo Domingo y. en Guatemala en a Universidad de San Carle. ~ César de Madariaga Rojo. madrilefe. profesor de Geogralia econémica n'a Facultad de Administracion Industal y Comercial de Bogots ~ Asvonio Jan Morente, cordobés, profesor de Geopoitica ea la Univers dad Cone de Quito UN GEGGRAFO DEL EXILIO: LEONARDO MARTIN ECHEVERRIA (1894-1998 si La produecisn — Geografia de la circulacion lu Guoararia Pouinics En el estudio de! medio geogrifico, ademas de con- siderat los factores del mismo, se ocupa de los grande: . basados en las grandes for- maciones vegetales, para introducir luego el concepto de regi6n natural, definible no sélo en yirtud de la vegeta- cidn, sino del conjunto de los factores del medio geogri- fico. En los «Problemas de distribucién geograficay se ocupa de la distribucién del hombre, de las razas, len- guas y religiones, de las migraciones, y, por diltimo, de Ja poblacién y del habitat rural y urbano, En el apartado de «La Produccién» considera en pri- mer término los recursos econémicos naturales, huma- nos y culturales, para tratar luego las actividades econd- micas agrupadas en cuatro conjuntos: produccién espon- tdnea renovable (caza, pesca y explotacién forestal), fe némenos de conquista vegetal y animal (agricultura y ganaderia), explotacién de recursos minerales y, por tl- timo, transformacién de materias primas. Como hemos visto, cierra la Geograffa econdmica con el estudio de las vias de comunicacisn y transporte Finalmente, la Geografia politica ta plantea en dos bloques. En primer lugar, trata muy brevemente de las sociedades y de los Estados, para dedicar luego sendos capitulos al Imperio Briténico y 1a Comunidad Briténi ca, a los Estados Unidos de América, América latina, Pafses europeos y la Urss. La Geografia humana de Leonardo Martin es un ‘manual destinado a la ensefianza en un nivel que no se especifica (Ia portada se limita a decir: «De acuerdo con los Programas Oficiales»), pero es muy probable que esos programas condicionasen en alguna medida la es- tructura de los contenidos, por lo que no resulta posible conocer hasta que punto la obra refleja con exactitud la visién que de la Geograffa humana tuviera Martin Eche: verria. En cualquier caso, se trata de una obra singular por el hecho de no exist, en su época, otra equivalente de autor espafiol, aunque pudieran sefalarse algunos ante- cedentes”. Si bien denota su vinculacién con la escuela alemana de Geografia, marca en ocasiones su distancia ™ Por ejemplo, la pure dedicud lt Antropogengafia en la Geogr ge eral de Huguet del Villar (1909), st equivalents en lade los hermanos leguer: «do Croselles (1917) 0, mis prima en tiempo. La Tierra humanicada, de Le ‘oncio Urabayen, esritaen 1937 y etada en 1949, respecto a planteamientos que no comparte, ademas de hacerse evidente su conocimiento de otras escuelas 2 grifieas, como la francesa o la norteamericana, asi como su familiaridad con disciplinas afines, en particular ta Historia. Junto a la amenidad del estilo que caracteriza todos sus escritos, fruto de la amplitud de su cultura, hay que destacar, por tltimo, la presencia de aspectos novedosos, como el que representa la atencién prestada al problema de la conservacién de los recursos naturales (pags. 122-125), probablemente como reflejo del interés institucional que se le prestaba en Méjico. Iv OTROS TRABAJOS GEOGRAFICOS Para terminar, cabe hacer menciGn de tres trabajos mas, dentro de la corta relacién de titulos de nuestro au- tor. En primer lugar, su colaboracién en la Geografia universal del Instituto Gallach, en cuyo tomo 11, publica- do en 1931. escribié 1a parte correspondiente a Holanda, Bélgica y Luxemburgo”. En segundo lugar, y con mayor interés, las dos co- municaciones presentadas al Congreso de Geografia de Amsterdam, en 1938, bajo el titulo de «Madrid y su Tie- ra» y «Una comarca espafiola: La Alearrian; éstas, jun- to con otra de Pau Vila («Le peuplement en Catalogne. Le probleme de I’eau») fueron las tinicas comunicacio- nes de gedgrafos espaiioles publicadas en las Actas de aquel Congreso" Se trata, evidentemente, de dos trabajos de circuns- tancias con los que Leonardo Martin quiso contribuit a que la Espaita republicana estuviera presente en Amster- dam”, Sin embargo no son, en absoluto, desdefiables; denotan conocimiento personal de los espacios objeto de ambos trabajos, y un esfuerzo de anélisis que no era simple improvisacién Por error dela eitoria olan pula spares bajo el tulad «Pafses Ba Belgica y Laxemburgo» "Ls comunicacin de Vila apa 6 en Tos Rappions des Commisions (pgs. 837-546). Habra que ahudir cara comunicsci6n presentada por Inacio Bauer, de Ceuta (presumiblomente se tate de eitory hombre de negocios de 86 nombre) tulad Ls Is se6gtafo ria comunicacdn ene propiament caricterseogritco. ites dans le Ris, presentuda en la Seceiin ne, jraphiecoloniale (pigs. 349-350), pero ni a au autor puede considerisele 2 ne tomo prime de Is Campres rendu del Congreso (pi 4) se se fala que se imsribieron once thicmbros espaol y una insitucins etuvieron resentadas site insiuciones: se inseibiron nueve delegudos.y esta ‘resentes siete. Aunque no s entende may bien esta clasificacion, puede ded irse que el nimero bajo. moles presentes, tal ver de ambos bandos, fue muy Las dos comunicaciones tienen notable similitud en su estructura, pese a lo cual don Leonardo Martin las presenté en dos Secciones distintas del Congreso: La telativa a Madrid en ta Seccién mt a, Géographie hu- ‘maine, y la relativa a la Aleartia en la Seccién v, Pay- sage géographique, lo que no parece responder a otra inalidad que la de hacer presente a Espaiia en ambas, secciones, En «Madrid y su Tierra» considera esta comarca co- mo un espacio fisico, de planicies y vegas, y en un sen- ido més restringido, histérico, como la antigua jurisdic: ci6n de la Tierra de Madrid. La lectura del medio fisico (geomorfologia, clima y vegetacién) precede a la consi- deracién de las etapas del poblamiento y, de forma ne- cesariamente sumaria, a la del nicleo urbano dominante ya lade los micleos de su contorno. La comunicacién sobre la Alcarria tiene una estru tura similar, pero aqui el soporte fisico, por la dimen- sién de la comarca tratada (5.600 Km?), y contando con el apoyo de los trabajos geol6gicos de Royo Gémez, tie- ne un tratamiento mas amplio, Resulta evidente el cono- cimiento personal del espacio descrito, y es de destacar la familiarizacién de Martin Echeverria con la literatura geolgica y el buen sentido con el que selecciona los da- tos més relevantes para hacer una lectura geomorfol6gi ca del espacio alcarreio. Tras el relieve, la consideracién del clima y de la ve- getacién, para entrar luego en los espacios agrarios, con atencidn a la correlacién entre la litologia y los usos del suelo, Ya en este campo es de destacar la breve mencién del regadio de Almonacid de Zorita, sefialando la des- vineulacién entre la propiedad de la tierra y la del agua y el sistema de riego por sorteo. Analiza luego la densidad de la poblacién (sefiala ya el incipiente fenémeno de la despoblacién de la Alca rria de Guadalajara) y el tipo de poblamiento, para aca- bar con la descripcién sumaria de los nécleos més im- pottauites. Conviene recordar que en la Seccién dedicada al Paysage géographique, a la que Echeverria presenté su comunicacién sobre la Aleatria, la primera cuestion tada fue la relativa al concepto de paisaje en Geografia humana, Don Leonardo Martin, sin duda, prestaba aten- cién a ese concepto y, aunque en sus comunicaciones no hay referencia explicita a ello, parece evidente que iden- -a los estudios de paisajes con los tif studios comarca: les; no s6lo a través del ejemplo de la Alearria, sino también a través de la breve mencién que hace al res- pecto en Espaita, El pais y los habitantes (pig. 206), tando como ejemplo de descripeiones «bastante afortu- nadas» las de Carandell, Otero Pedrayo y Chevalier. Una titima observacién cabe hacer sobre el trabajo alearreiio de don Leonardo Martin, La familiaridad que manifiesta en el uso de la terminologia geoldgica y de Geografia fisica pudo adquirirla por s{ mismo, pero pa- rece més verosimil que en esa familiarizaciGn jugase un papel importante su relacién con gedlogos vinculados al circulo de Eduardo Hernandez Pacheco y el Museo de Historia Natural de Madrid, tales como Joaquin Gémez Liarena (también catedratico de Instituto) y, muy en particular, José Royo y Gémez, también institucionista y militante de Accién Republicana que, como don Leo- nardo Martin, ocup6 puestos politicos en los gobiernos de don Manuel Azaiia. Royo habria ejercido ast una es- pecie de magisterio sobre nuestro autor en el campo de la Geografia fisica, del que se derivaria el salto cualitati- Vo que se aprecia, en ese terreno, entre sus dos obras de 1928 y 1940, contribuyendo decisivamente a la plena formacién geografica de Martin Echeverria en los aftos inmediatos a la Guerra Civil. Hecho tanto mas admira- ble si se tiene en cuenta la intensa actividad politica de ambos en esos aiios. v LA GEOGRAFIA POLITICA EN MARTIN ECHEVERRIA Leonardo Martin fue un buen conocedor de la Geo- grafia politica, y su interés por esa materia es particular- mente visible en las extensas notas que afiadié a su tra- duceidn de la obra de Dix, ya citada. Como fruto de ese terés, derivado de su familiaridad con la obra de Rat- zel y con la de sus seguidores, incluyé en su Geografia de Espana un capitulo sobre «E] Estado espaiiob». que tiene su correlato en la obra de 1940: «Las regiones his- t6ricas y la formacién del Estado espafiob», También en la parte tercera de su Geografia humana se manifiesta ese interés. Para él, la Geografia politica es el estudio de los Es- tados 0 sociedades politicas (1994, pag. 12), y ve el F tado, ante todo, como un concepto geogrifico, una fuer za social y econémica que gravita sobre el suelo y vive en un ambiente determinado (Dix, pag. 14). El fin de la Geografia politica ha de ser, precisamente. 1a explicacién eientiiea y razonaala de la vida de estos seres uosos, que Iuchan y trabajan sin «regua sobre la faz de la Tierra, Hevados, como los individu f.../ por sus apetitos de go- ce, de vanagloria y de dominio, tanto 6 mis que por su instinto de cconservacisn (Dix, pag. 13). UN GEOGRAFO DEL EXILI0: Fig. 9. Este grifico acerca de la situacin de Mabén en tas rutas del Mediterrineo occidental (Esparia.... pig. 14) retleja el interés de pudiera tener otras connotaciones, sobre todo si Martin Echeve- rria la utilizase referida a la contemporaneidad. Pero. salvo omisién por mi parte, s6lo Ia utiliza al hablar de la época de la Reconquista Mis lejos hubieran Negado Tas samay aragonesas (..) de no haherlo impedido los paetos con Castilla, Entonees se buse6 la na tural expansin en et Mediterrneo, det mismo modo que Port gal, una vez terminada su reconquista trata de conseguir su en- ‘grandecimiento en Africa y en las empresas maritimas a través del Atkintico" No se puede dejar de tener presente que el perfodo histérico al que Martin Echeverria se est refiriendo e la plena Edad Media. El sistema juridico-politico de ese tiempo, y las formas de relacién interterritorial, inclufan la posibilidad permanente de Ia expansi6n, bien por ma. Lrimonio 0 por la violencia. Pero refiriéndose a su tiem- po, creo que Martin Echeverrfa en ningiin caso hace uso de la expresin o concepto de «expansi6n naturab> y por el contrario, se manifiesta explicitamente en contra del expansionismo y del uso de la violencia. En cuanto al «despliegue de la raza», en realidad no utiliza tal concepto, sino que refiriéndose a la época de la conquista y colonizacién del Nuevo Mundo eseribe: «Millares de espaiioles marcharon a América, y alli des- plegé la raza todas sus virtudes, en un escenario mucho mais rico y mis vasto que toda Europa» (1937, t 1, pag 128), No es lo mismo hablar del despliegue de las virtudes de la raza que del despliegue de la raza misma, aunque no sea mas que por el hecho de que lo primero podria aplicarse a un solo individuo, mientras que lo segundo, necesariamente, implica masa de individuos y voluntad explicita previa. Ese «desplicgue de virtudes» no parecs Ser otra cosa que un recurso retdtico, sobre todo si se tienen en cuenta los usos literatios de la época. En cualquier caso, don Leonardo Martin habla, co- mo acaba de verse, de «la raza». Eso plantea el sentido que ese término tiene en su obra y, a la vez, el uso que hace de expresiones tales como las de «espiritu nacio- nab», «alma del pueblo», 0 «psicologia nacional» 0 re- gional. Comenzaremos por considerar estas tltimas. Maariv, 1937, 1 pi. 14, Otra seferenciaen pig, 143, a hablar de Pongal: «Tiene Portugal en el mir su natural expan.» UN GEOGRAFO DEL EXILIO: LEONARDO MARTIN ECHEVERRIA (1894 1958) 85 La noci6n de espiritu nacional (1937. t. 1, pag. 128) no esta claro en qué sentido la emplea, pues tanto pudie- ra entenderse que le da el de conciencia de pertenencia a tuna nacién, en este caso Espaia, como el de eonjunto de rasgos que definirfan el modo de ser de sus nacionales, En el primero de los casos no habria nada que opo- ner, pues se tratarfa de un hecho abjetive que podria ser constatable a partir de un determinado momento, por existir evidencia documental o literaria, por ejemplo. Pero el hecho de que la forja de ese espiritu la refiera Echeverria a la época de la Reconquista hace poco vero- simil que sea ese el sentido, pues entonces no existia Es- paila como entidad politica. En el segundo de los casos, estarfa asumiendo el mi- to de la existencia de los earacteres nacionales; mito an- terior a la aparicién de los nacionalismos roménticos, pero retomado y reforzado por ellos, desde su origen en el siglo XIX hasta nuestros dfas. Parecido aleance tendrf- an las referencias a la psicologfa nacional o regional y al alma del pueblo, conceptos todos ellos de naturaleza m¢- tica, Pero no debe extrafarnos que aparezcan en la obra de Leonardo Martin, pues han sido de uso muy comin (ain lo son) entre hombres de letras € intelectuales de muy diversas dedicaciones y mentalidades, influidos bien por el lastre de su muy antiguo uso, bien por la cre- encia en determinismos hist6ricos y fisicos, o por otras razones. Baste recordar. al respecto, las ideas de Sén- chez Albornoz y de Américo Castro, coeténeos de Mar- tin Echeverria Faltaban en la época, y hoy no sobran, andlisis de las realidades sociales que tuviesen en cuenta la compleji- dad de los procesos de formacién y modulaci6n de los estereotipos colectivos”, por lo que no debemos extra- fiarnos del uso t6pico. por parte de Martin Echeverrfa, de ciertas ideas o conceptos carentes de cualquier posi- ble verificacién cientifica, pero ampliamente aceptados, Acaso por eso mismo L. Martin utiliza de forma también imprecisa el término «raza», En sentido antro- poldgico no habla. en ningiin caso, de wna raza espanol; antes bien, el epigrafe en que trata esa cuestiém se titula «Las razas de la peninsula» (1937, t.1, pag. 124), yen precisa que no existen razas en el sentido puro de la pa~ © Como ejemplo. una expresion peril de ello pucde verse en Sabino AR a Gora: La patra de ls vatcas. Antologa de eseritospoltcas, Notas sel: cig y ordenscis de textos de Antonio Elor, R&B Ediciones, Dono, 1995, 399 pigs, La contrafiura de esa purilidad, en Jon Juanst: Veigios de Babel Para una argueologia de lox naconalvmos expats, Silo Xx. Made, 1992, 20 pigs. labra, estimando que los pueblos se distinguen no sélo por caracteres antropol6gices, sino por la psicologia, las costumbres, el género de vida, la alimentacién, ete, Al margen de las matizaciones que cabria hacer al respecto, es evidente que el hecho de hablar de las razas espaitolas, en plural, y el describirlas sumariamente des- de un punto de vista antropolégico (siguiendo basica- mente a Ol6riz), es tanto como negar la existencia de una Ginica raza espaftola", Por eso cuando habla de la «raza hispanica» (pag. 127), de «nuestra raza» (pag. 135) e, simplemente de «la raza» (pag. 128), esta claro que lo hace en un sentido cultural o histrico-politico, reconociendo, a la vez, la diversidad interna que ampara el uso de ese concepto comodin (pig. 130)”. A este respecto, es también necesarie tener presen tes las ideas que sobre ef concepto de raza expone don Leonardo Martin, sin duda creyente, en su Geografia humana: [La idea de fa unidad de ta especie humana es profundamente cristiana, confirmada por la ciencia y de alto contenido mors pues significa que cualquier hombre, independientemente de su condicin, es nuestro seman, Para aftadir que tos caracteres diferenciales de tas ra zas consisten tan s6lo en rasgos somaticos, es decir. cor- poteos (1994, pag. 70) En el epfgrafe que, en la misma obra, dediva a «Las supuestas razas superiores y el racismo», afirma que ta pretendida superioridad de la raza blanca es el resultado de atribuir a virtudes raciales lo que es producto de cir- cunstancias geogrificas y vicisitudes histéricas, y que esas teorfas, partiendo de supuestos falsos, Hegacon a conclusiones absolutamer recusables en el onden cientific, e inmorales por fo que se refiere a su significacin hu: mana, Pero han tenido y venen defensores que encubren, bajo un seudocientitismo, ambiciones polticas y orgullo nacional “Como es obvio, el problema se reproduce al hublur de srazas espale- as». pues habrie que saber cules son ¥ por qu métodoscienficos pein ferenciarse: Marin Beoveria no emt en ee problema, y del context sede ce que portals erazase viene a entender los tnt colestivos regional. Por la misma rizén. L- Martin no habla.enningin momento de una “es- peciidud racial espaotie. No obstante, segin RECLERA (pig. 224) L- Martin soscnéta ue la espeifdad racial (..) se log.) después de la Reconquista expulsando a slganos «clerentos reducible» y «dando eoherenca 2 a pola cn. Lo que Esheverradeliteralment,en el apartado de wlnvasionesy em racomese,y neiiendose poble s elementos iredctbies. mis por ‘otivosreligisos que racaless (pip. 128), Tampoes encuentro referencia ky slalidad racial» por pare de Echovert; por lo menes exe concept0 90 aparece la pig 128 de de a obra de Ecversatedicén de 1937), 3 que mite Repucr, nie 18s inmodiatas, i encuento en ells ningun €oncepto eae valet 1a Ft Moderns, es que i coherencia. ‘nse axegurs com Ta expulsion de alg 86 ER haciendo a continuaci6n alusién explicita a las ideas de Thierry y Gobineau, y a las de Rosenberg en cuanto ins: piradoras, en este punto, de las del nacionalsocialismo. Remacha su postura sosteniendo que los caracteres que, por su mayor grado de evolucién, pudieran calificarse de superiores, se reparten de modo parcial entre las dis- tintas razas y que, por otra parte, ninguna de las razas actuales debe ser considerada como pura; ademds, en caso de que hubiera algtin grupo humano de raza pura, «lejos de denotar superioridad, significarta primitivis- mo» (1994, pag. 75) Por tanto, las ideas de Martin Echeverria son bien claras, y congrueates tanto con lo que deja entrever acerca de sus creencias religiosas como con su conocida trayectoria politica y sus relaciones intelectuales. En otro orden de cosas se atribuye a Leonardo Mar- tin «la intencién de guiar la politica exterior espafiola>, Jo que se concretaria en el hecho de «alentar cualquier accién geopolitica en el Norte de Africa» (REGUERA, pag. 225)”. Pero guiar en ese punto la politica exterior espafola hubiese requeride por parte de don Leonardo Martin manifestaciones no sélo explicitas (que en ningdn lugar hace) sino, sobre todo, més tempranas, pues en 1928 fe- cha de la primera edicién de su Geografia de Espaita, la ocupacién del Protectorado de Marruecos ya estaba con- cluida, de manera que no habfa accién geopolitica que alentar en ese dmbito territorial. En cuanto a otros Ambi- tos, quedaba por materializar la ocupacién del territorio de Ifniy completar la de Cabo Juby y Rio de Oro (que se Hevarfan a cabo a partir de 1934, durante el bienio negro republicanoy; pero sobre esos espacios, reconoci- dos ya a Espafia por tratados internacionales, Leonardo Martin no propone absolutamente nada, Su nulo interés por la expansién colonial es visible en el hecho de que en las lineas que dedica al conjunto del Protectorado es paiiol en Marruecos y de las colonias africanas, no hay la menor mencién de aspiraciones coloniales: de tener- las, serfa raro que no las hubiese manifestado en lugar tan oportuno. Para Espaiia, fuera de los territorios mencionados no habia ninguna opcién posible en Africa, ano ser las en- teléquicas apetencias manifestadas aflos después por Areilza y Castiella en sus Reivindicaciones espafiolas, de 1941 "ga atribucidn parece busarse on un parrafo de Febeveria 1, pi. 139), referdo a a Protohstoria.en el que ale alas smilies de suelo y de -psicologia de la raza» ere Espa y el Norte de Alia, Por iiltimo, no debe olvidarse que Martin Echeverria, fue miembro de Accién Republicana primero (1925) y de Izquierda Republicana después (1934), formaciones politicas azafistas en cuyos programas no figuraba la expansién colonial, imposible, por otra parte, como aca- bamos de ver. Sia eso se afiade que, en cambio, Azaiia tenfa entre sus objetivos de gobierno la reduccién de Ia hipertrofia del Ejército (fruto de su pasado colonial), re sulta evidente que existirfa una contradiccién entre el hecho de que Echeverria alentara acciones colonialista Y, la vez, asumiese responsabilidades en gobieraos que pretendian reducir e! Ejército, instrumento necesirio pa- ra aquellas acciones. En resumen, Leonardo Martin fue un buen conoce- dor de la Geograffa politica, tanto a través de la obra de Ratzel como de la de sus seguidores. Ese conocimiento, y su interés personal por tal materia, Ie hacen una figura singular dentro del panorama hist6rico de Ia geografia espaftola, Manifiesta con claridad su prevencién respecto a aquellos posicionamientos que considera condicionados por sentimientos nacionalistas, circunstancia que obser- va tanto en Dix como en el propio Ratzel. Igualmente cauto se manifiesta respecto a ka Geopolitica, a la que hace referencia ya en 1929, y a cuyo papel hace abierta critica en 1954. La falta de textos de Martin Echeverria correspondientes con la época nazi impide precisar a partir de qué momento toma distancia respecto a aquella cortiente: sin embargo, su actitud negativa ante actitu- des expansionistas y ante el uso de la violencia est ex- presada ya en 1929, y es coherente con su toma de pos tura politica, por lo que no es verosfmil que simpatizase con quienes pretendian 0 ejecutaban acciones expansio- nistas, ni dentro ni fuera de Espana VI CONCLUSION Leonardo Martin Echeverria es un ejemplo, y de los més destacables, de las dificultades para el desarrollo de la Geografia en Espafia durante la primera mitad del si glo Xx y, a la vez, de los caminos por los que, pese a to- do, Hlega a configurarse un primer niicleo de gedgrafos modernos. Se inclin6 en su juventud hacia la Geograffa por mo- tivos que no conocemos con claridad. Aparentemente, esa inclinacién pudo surgir en él al cursar, en la licen- Glatura en Historia, la asignatura de «Geografia politica y descriptiva». Pero tanto 0 mas que esa primera inicia- UN GEGGRAFO DEL EXILIO: LEONARDO MARTIN ECHEVERRIA (1894-1958) 8 cién pesaria su vinculacién al Instituro-Escuela de Ma- drid, como profesor de Geografia, a los 24 afios. Ese da- to le sittia en a Grbita de la Instituci6n Libre de Ense~ fanza, impulsora, como ha puesto de manifiesto Nicolés Ortega, de los estudios y de la ensenanza de la Geogra- fia. Eso suponfa, ademds, relacién con el Museo Peda- ‘g6gico, cuya biblioteca era lugar de trabajo obligado pa- ra quienes se interesaban por cualquier campo de la en: sefianza. Pese a ello, y por mucho que fwese su aprovecha- miento, cuando en 1920 obtuvo la catedra de Geografi ¢ Historia de Instituto, Martin Echeverria no podi satisfactoriamente formado como gedgrafo, tanto por su edad (26 afios) como, sobre todo, por haber carecido de 0 aprendizaje reglado. En consecuencia, hubo de hacer un gran esfuerzo de autoformacién, mediante el manejo de bibliograffa extranjera, sobre todo alemana, pero también francesa y anglosajona Fruto de ese esfuerzo es su participacién en la Co- Debo agradecer In aya recibida de diversas personas istitaciones: en spats, de Angel Cabo Alonso, Nicoks Ortega Cantera, Juan Grijln y Sere leceién Labor. dentro de la que tuvo a su cargo la see- cin de Geograffa, en la que edité no menos de 27 titu- Jos, en su mayorfa de autores alemanes. La lectura de gedgrafos extranjeros le doté de un buen bagaje en Geografia humana, pero en el campo de la Geografia fisica, y aparte del papel que jugase 34 co- nocimiento de los grandes tratados de la época (como el de Martone), el impulso decisive en su formacién pé rece provenit del manejo de (rabajos de los naturalistas espafioles y de su trato personal con algunos de ellos, pertenecientes al circulo del Museo de Historia Natural, en especial con don José Royo y Gomez. La asimilaci6n del saber naturalista, que hubo de su- ponerle un gran esfuerzo, es muy visible en Espaita. El pats y los habitantes, obra escrita antes de 1936. E: obra representa el comienzo de la modernizacién de las geografias de Espana y nos da ya la imagen de un ge6. grafo en posesién de las claves de su oficio, eapaz, en otras circunstancias, de haber creado escuela. 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