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172.2 C82Q asco aad Ciudadanos del mundo Hacia una teoria de la ciudadania Alianza Editorial Primes ei: 2 Peleg 199 Resor ode ders coed dea obra ct presto re Ly: ur euiec peas pin yoo aes Slo. eC cucnde 8 ive ecg ais a psp ae Ban, ‘© Alana Estoril. S.A, Madrid 1997 1998, 1999 rasa een 17007 ded 9139938 88, ‘San anes, Dept eat 99-199 Inne 2 Aol ee ioe Fre Spin “= Indice Tagua De eric tein dl rte ICO \Hacia una teria dela ciudadania CCvidad! une vita necesito El iberalsmo y los minimos de justicia El comuniterismo y los maximos de vida buena aa ‘Ciudadania: una sintesis de juticia y pert lems den conoid ded dante m (Weiadadana pottica. Del hombre pltco at Tombre legal enn anaturlnadela dada Eibombee ye udadano «. Cid par cx com dad polis 38 30 cy » > » » » » > > » » > > > . > » . > > > » . lide! del iadadano Los licites del cidade atenonse Dela tore le rita. Cudadania como extaruo legal Giudadania modema ELE stado modern Lanacion 2 Seas de identidad TL Ciudadania social. Del Extado del bienestar al Estado de justi nnn El concepto eanénico de iudadania El surgimiento del Esado del bienestat (Cota a solidarided «instinaonalizada> ET Exado soca: una exgencia tea Tnstitcionalizr los misimes de justia, no de bienesar z Del Estado del bienestar al Eada de jus Laciudsdania socal a debate [La Europa socal. TV, Ciudadanta econémica. La tansformacién de Ia economia Qué significa ser un eciudadano econd. ‘nicoe? : El concepto de dadania conémica Erie cai eplinde ecmomi Sikcole epi ‘Una concepein renovada de la empresa Giudadans de empresa y empress ciadadana ‘Marco de wna empress ie. Names bel ecii dla cds El fn del abajo? La nueva clase dient: lor ‘bere del saber Reparto de responsabilidades? El tercer Liga del bene, kigca dela benecenca V. Ciudadani vl, Unveil aritocracia. El argumenco de la sociedad cll son. El decive dela aristocracia En busca dela excelenca | Elecgen de las profeiones ‘Rasgos de una acivided profesional rica de las profesiones La cpinisn pablics, un lugar para ejrcer a dadania cl... : La lasracion dels sais. Kant) Une raxén pili domertcade Reali) Las antonas de la sociedad cl. Habermas) pinion pablica c. ‘VL Ciudadania interculrural, Miseria del etocen: “Mulcltrasmoe inerclturaismo Los oigenes del debate multicultural Innercuuralmo como proyecto tio y palin Problemas biscos de un proyecto intereul- ‘ural GCaracterisain de etary Tipas de diferencias calturaes CCiudadaniareivindieativa: problemas ju cos 7 Problema xcs de un proyecto itercularal La construccién dela identidad personal Eegr la propa identi. a form ia del Estado el berlin re ‘dice! Genen todas ls cues igual gna? (Desde dénde determinarlo que humaniza -ylo que deshumaniza? ric intereltral VIL Bavear ena coda Aprende const 1 mundo juntos ‘Los valores estan de scrulidad «Sobre gustos no hey nada escrito? “Elmundo de os valores Los valores morales El progreso mora. Eclucaren lor valores eivicor Libertad. gual Respeto activo on Solidaridad Diélogo 2 Eplloo. El ideal dea ciudadaniacosmopelita 10 ‘Un proyecto comin y reals. ‘Gindadania soil cosmopoia:universal- dar la codadana toca Globlincin comic y goblin 21 25 29 261 Introduccién ea «grotesco teolégico» al «grotesco ee (retorno a la isla del Doctor Moreau) [No camiars «coo pts tI Ley ‘Peso noses Habre? ‘Novae abebidy laa (Acoso sctet Hea? No ces crea paced a Ley Meso nose Homie? No ancl ote Hombres el Ley, beso no ones Homr? (HG, Wel, Le ide Dr. Mare. 12) Hiace ya un siglo, en 18%, el novelsta inglés Her bert George Wells publicé una de esas obras que {nguietan ala getes sencilla -y no tan sencilas— por. ‘que parecen remover los cimientos de la ier, trast ‘arel orden sereno dela creacién, Prohibida durante algiin tiempo, Le ila del Dr. Moreau vio mis tarde :muliplicarse las ediciones en las mis diversas lenguas ¥ vino'a converse en uno de esos elisicos de la ite- rata que han servido asa vez ls guioistas como fuente de inspiracién. Actores tan eélebres como Charles Laughton o Burt Lancaster prestaron su ima gen alsiniestro doctor Moreau, y el no menos célebre Michael York asumié en la versi6n de 1977 el papel > » > > > » > > > > » > > > > > > > . > > > » » » » . . todo si tiza el ingrediente del terror como forma de comunicar un mensaje sobrecogedor, pero no tanto por su forma como por su contenido. Este «sel caso de tres relatos al menos de esa misma época, {que suelenrecordarse por el temor gue en la panta Il infunden sus presuntos monstrues, més que por Jo doloroso del mensaje de las novelas originarias: el Frankenstein de Mary Shelley, La isla del Dr. Morea de Herbert George Wells y El extraio caso del Dr Jekyll y Mr Hyde de Robert Louis Stevenson. Cutio samente, los espectadoressuclenclsificar esta pei- ceaulas en el género del terror, causado por esos sees deformes que amenazan constantemente con mos trara través de la pantalla su repulsiva imagen. El engendro creado por Frankenstein desruye de forma implacable alos seres queridos del doctor; los ‘eaumanimales, os «slvaes», del Dr. Moreas i ‘quietin desde un comienzo a Prendick con su fisico Iibrido de animal yhumano y acaben dando muerte ‘su mismo exeador; Mr. Hyde, por su part, sale del ‘ocultamiento en que su propio nombre le confna, se va epoderando paulatinamente del cada vez mas indefenso Der. Jekyll. Los monstruos atentan contra sus propios creadoresy contra el resto de la humani- dad, sembrando el terror. ~ Sin embargo, no es éste como sabemos— el mensaje que quieren transmitir ls tes mencions das obras, sino uno bien distinto: los monstruos no son las criaturas engendradas en clandestins labo- :atorios por cientificos ebrios de afin investigndor, sino esos mismos cientificos ciegos e irresponse bles, capaces de engendrar seres condenados a la B infelicidad con tal de ver satisfecha su curiosidad insaciable ‘Los moastruos, Jos auténticos monstruos por senies Jecompasin de sent, on Franken, Moreau ‘Son los creadores, no Tas riaturas. To quehace a Wells, Tmismo ealficdasu obra de agroteseoteagicom,inclyéndoa as en un gé- ero, no wd terror», ina de critica tec. Eran los tiempos en que tiunfaba el darwinismo y Jos cientifiosvishumbraban la posibilidad de cola- boar en Is ransformacign de una especies en otis ‘modificando sus rasgos externos intemos. Una po- sibildad que su vez aria todo un dmbito nuevo de reflexién porque, sel hombre era capaz de ea, aquedaba ambign legitimado para interpelar a propio Creadory preguntale por qué con la vida no fe habia dado tambien Ia capacidad de ser feliz (Frankenstein), por qué un Indo del ser humano es inevitablemente perverso (EID. Jey), por qué conformado a unos seres con inevitable tendencia brat mal reserbiéndoles# la ver que se compor ten bien (E/ De Moreu) Es el Creador,no las ei. cures, quien tiene aguf que dar rasa det mal en une ‘A fines del ax, en un ambiente impregnado de e- ligiosidad, mis 0 menos profunds, este dillogoacu- sador dela riatura descichada con su Creador tiene una innegable grandersy produce ens gente sen- cis, y no tan sencilla tersble senacign de que se conmueven ls cimientos de la erra En el caso de Wells la tersble sensacién de que las personas no Somos sino animales, dotados de instnts ytenden AB cias animales, los que un cientifico enloquecido, un cereador irresponsible, se empeia en convertr en ‘otra especie, en especie humana ‘Para lograrsu objetivo, Moreau trata de modificar Jos rasgos anatémicos y fisil6gicos de un centenar de snimales utlizando un doloroso procedimiento de viviseecin, que marcaré su ingreso en una carica- tura de humanidad, Moreau practicari sus experi- mentos en Ia «Casa del Dolor», y el suftimiento acompafardya siempre a este amago de seres huma- ‘nos que, incapaces de transformarse en seres verda- al animal de que es un ser humano, aungue no lo B ooo crea Ley y castigo hacen posible, pues et Tessie rata [Gir ombargo cviene a deck la monalcja de la cobra-, tan antigua como la mentalizacién, hecha de repeticién y latigo, es su ineficacia. Aunque la forma ‘extema de los animales cambie un tanto, inteligencia yy Sentimientos siguen siendo basicamente los mis- thon Dea que la uc de Morena suponga pra gu calaco, pret chumarinlee, © ego ins senor edgar del caper peas ‘na desapariciGn de la inteligencia y la razén huma- unas. Sencillamente, porque entre la presunta «ley de los hombres» creada por Moreau, y el haber intelec- tual-sentiente de los saluajes torturados no existia nin- guna sintonia, ningiin bumus favorable donde arrai- ger, Unas pautas de conducta desarraigadas no tie- ‘nen mis perspectiva de futuro que su desaparicién ‘en cuanto deja de funcionar el latigo. "Por poe falar, una vez mocrto Moreau «creador»), Prendick certifica con toda claridad ‘que esa muerte es definitiva, que no hay esperanza alguna de resurreeci6n. Obviamente, trata de eng: fiar a los salvajes asegurindoles que Moreau se ha ‘ido por un tiempo, pero regresaré, porque teme por su vida. Pero ese engafio consciente es. cba sis contundente de que sebe que no volvers, que el Cientifico creador ha perdido la vida a manos de sus cine EI final es sin duda la consecuencia logica de to- dos estos sucesos, Las bestias van regresando paula- Siumente «surat oar, yao queda dent Irumanizan precede tno lal Sabor de una 16 > > > > > > . > > . > . > . 2s sate i Hacia una teoria de la ciudadania Civilided: una virtud necesoria En la década de los noventa de este siglo xx pré- -ximo a expirar se ha puesto de actualidad un térmi- ‘no tan antiguo como el de «ciudadania» en esa dea del saber que los anglosajones designan con el voca- blo Moras, y que tiene por objeto reflexionar tanto sobre a moral como sobre el derecho ya politica. Se ‘multplcan las «teoras de a ciudadanta»,y en los dis cursos morales, en el amplio sentido mencionado, me- snudean las referencias ella: cudadania politica de los ‘miembros de un Estado nacional, cudadanta transna- ional, en el caso de comunidades supraestatales ‘como la Unién Europea, cudadania cosmopolit, como referente necesario de una repiblica mundial 1 ite capo y el sexto een su oigen en una revistin y reclaboracin profndar de «Ciodaanl socal yuu, DPE ND age 6. “Eure. del ODA *. ‘Qué razones abonan a deslumbrante actualidad de __m tan afijo concepta? ‘De entre las miltiples razones que podrlan adu- cirse, una parece constitu el er nto sobre el que Tipo de sociedades adolece claramente de un défict > > > > > > > » wevvws se aplica a las heridas de los injustamente tratados ppor Ia sociedad. Asombra contemplar cémo un buen miimero de argentinos aplaudis la Guerra de Jas Malvinas, justamente en Ia época de los desapere- cidos, y cémo banderas, himnos, vivas 4 la patria pueden hacer olvidar a sectores enteros de poblacio- es que estén siendo relegados diatiamente. Por es0 desde las exigencias de justcia resulta bastante ms convincente “ETfogar pdbico esl sector dela administacisn delineate las necesidades y aspiraciones piblicas, y se siia® sis allé del hogar doméstico y de la economia de Jel: mercado. Su promocign asegura una certa econo ‘mia comin, ue incide en una mis justadstribucién © dela riqueza. Sin embargo ~sc lamentaba Bell en los aos setenta- el hecho extraordinario esque no te ‘nemo ainguna teria socolgica del hogar pblico (0). Ninguna flosofa politica (con la reciente ex- cepcién de John Rawls, pero nada de los autores co alias) que tate de elaborar una teora dela justi; + Gia istbucvabasada ene caricter central deho- gy tt piblico en la sociedad, la década de los setentay los onentr se eaceraa por la proliferacién de publicsciones en tomo ala" Zh Corina, Bic sn moral, Mati, Teoon 199,14 1 La mal de Espasa Cape, IT cp. 9 Dani Bell obit, cap. 6. x eiteroney nocién de justicia distributiva. Algunas de estas teo- vias intentan reforzar el acuerdo’ entre los ciudada- tos en tomno a una nocién de justia, con el in de fomentareu sentido de permencia a una comunidad y su afin de participar en ella: con el fin de fomentar ‘su civilidad. En cst sentid, tnt a tradi posta publ cana como el iberlismo social reeverdan hasta [Puntos necesrio logs una oben soil ue rita, no va protege ley a democra- Saliberl, como queria Be, sno llevar adelante cua Tesquiera proyectos politicos y econémicos, incluido cl de,transformar la economia capitalista. E insisten cen que tal cohesién no puede lograrse s6lo mediante d re una legislacin coercitiva- mente impuest, através de lalibre ery Dretensign,componen ese conepto de cada ‘ge contayel rai esr del iid, oe conte rin deer dee civ, Come oe conuph de cuaddonn eepsgele sts det Divi he genes) Al @ cattle 9a At Chae ee dled Precisamente porque la cohesin socal se presen ta como imprescindible en las sociedades postibera les, el concepto de ciudadania es uno de los que ge- neta una bibliografia més abundante en nuestro mo ‘mento y, en la mayor parte de los casos, se trata de reforzar con al el imprescindible hébito de la civi- lidad. Yj Ei lberlisme 9 ls minima de justice En este sentido se pronuncia de las mas Televantescorienes de nuestro momen to, el lBeralsmo pola, y eoneretamente 38 mixi- sno represeatante, i ‘misma conaste en elaborar uns cencama en las instrucones de esa sociedad los ciu- dadanos prestarn de buen grado su adhesin a unas instituciones que no hacen sino reflejar sus propias convicciones acerea de lo que es justo. Por eso, el método fllossfco consist en tratar de desea e a eutur police de une sociedad anges To or sida denen i at cons ttuir con ello una teora de a ee 26 at Foes dee. Se cae ae pin ‘Gover ls deata M= femocracia liberal. Si una teoria semejante sé ramen ea gawts ‘ciudadanos ya comparten, su puesta en instituciones mop si “Sin emt disefio de una teoria semejante ofrece dificultades diversas. Entre ellas, el hecho de Gye ences prs exstan gropos conde ferentes cosmovisiones, con distintas concepcionés delo que es una vida digna de ser vivida, con lo que Rewis ha lanado citi edocs comprebes vas del bien», capaces de orientar la vida de una per- sna en su conjunto. Diversos grupos religiosos, dis- ‘tintas doctrnas filoséficas, diferentes ideologias pol ticas proponen a los ciudadanos diferentes proyectos cde vida feliz. Cémo organizar a convivencia entre 30s no deja de resutar un pro fica gue ales dum Sloane Se baa sence pact exces te, eto nos enconacn en un stad we. ralmente iteista», en la cada ralmente epolitetstax, en \a que cada grupo acepia, ia de valores y nada tiene en comin con [ender @ His tr ftpo inpoos als dense iter dl poder paso sx prope vida Fl, con ‘encontramos en una mora mente efforkier. Tntentamos desentrafar si Ts doctrinas Comparten, aun- no eoincidan en 0 de su cosmoviién, estos esas ane une speed rales Plait ‘De aqui surge la hy etlebre distincién en el émbi “sa Con, dc de le saided cid, Madi, Ane wh /Slanda, 1984 a eco » Compe de indedout unctioa bo Brn eh ebe| bomber | o ndedave , aes deat ae it To > 40 &tico-politico entre Jo justo y lo bueno, entre una el que et miembro de una sociedad, dy Egpera’ de ella!“ > “seen de sn, cari pose I ‘Sore fap jntca, que le perneche de os biznes “apr arte de grapes dew sed, yes isin ‘Biscndotes coho para pode levaradelane,— 4 “Rides de felt as ead Seated cniarla vida ‘Por su cuenta royecto de vida feliz. 7 nk persona ens conjuntg, Aquelos valores que_C. [te por supe, dedara su ° “yextoscomparfen componen los Pmimos de fuscia plz de docina plc neament interes ‘guns not dopa ee dna aslo cee oe ‘puncir, aunque fos ‘rupos tenga distintos ‘comprometerse en la defensa dela concepeisn Baa vida els cisintos proyectos de madximor de la jusca en tomo ala que ya existe un acuerdo, » de feiidad, Rawls se reliere a los mininios de justica consciente o inconscientemente. Potenciar la adhe > con la expresin «concepcién moral dela justicia SiGn a esa concepeién de justca ya compari, to > para la estructura basica de una sociedad, y a las maria como referente para resolver los conflicts que > dines propueans ce felicidad oom le expres: cen la sociedad se presenten, es un deber moral de ci > ~) | -— Por nuestra parte, en exe libro iremos mis allé de 9 F (Sis lls eas mine Yas i race polos bara ma vaio compares, yea de miximos, ‘Cosmas eps qe tngu en cena al esiaiadan © Posiectoen titer Osctaemase « "iit etnies | 0 ee ee Raat abimene miso ymisimes, mis Lecce momento Gnicamente pe . ens na consists en . tendetnosevanar acta de qu, «pats de 1971, f ehice os aim i Phuralistas ‘cha de publicacién de Teoria de la Justicia, proliferan. "cue ymulicalurales deben tener buen cuidado en aticu- trabajos sobre jusica dseabutva, como los de No- le misimos y minimos de modo que ni quede a0 Zick, Walzer o Macintyre: pertenecer a una comuni- a as ofa dad justa parece esencial para sentrse ciudedano, ‘mplicado en ell bey d «cud fer se ser li afl es . «. h_Eleomunitarismo y los mésimncs de vida buena - "Aa Conn, ts minis, Maid, Teco, 1986 ata Sin embargo, las eoria liberals dela justi, que sis a Tecnoy 193, ope cocuparon los anaqueesylos escaprates dela libre ime pT, Es tly, Maid PPC 195. tas del ramo en a década de los setenta, ruvieron pede pest mau 2B Cote nnn So (eae) “ Om oie nl due enfrentarse en los ochenta al menos aun fogoso, contrincante: el movimiento ro, del que forman parte autores verdaderamente heterogéncos, El comunitarismo, como bien dice Michael Walzer, tal vez no pueda presentarse como una altenativa al liberalismo, sino s6lo como una critica recurrente a sus insuficiencias, pero, ciertamente, presenta una critica que es fundamental para el tema que nos ‘ocupat, En principio, la presunta neutraidad de la con: cepeién moral de Ja hablaba Rawls, ‘con respecto a lo que llamabe las «doctrinas compre hensivas del bien» pueda no ser tal en Ja pri Teel comuniacono oa argue dco, bral de justicia pueda configurar en realidad una doctrina comprehensiva mas, una ética de méximos ‘més, y tratar de exterminar a las restantes. En tal ‘aso cacriamos inevitablemente en el totalitarismo li beral, que se tendria en principio como una cultura superior a las dems, y acaberfa proclamsndose cul- turn tinica. De donde se seguisia el monismo moral, ‘no el pluralismo, el monoculturalismo, no el multi- cculturalsmo, ere, por ts prs oi ona dela us cia, precamente ens ain de no opt pr ingu na concepcién concreta de Is vida buena, se presen. 1a como procedimental, Una teoria semejante debe * Michael Wales, La crea omnia dl iberalisnoe, Le Poti, nie. 1 (1956), 47-6, Pa un posi cote vex Angel Casta (i), Communit # Nass, Bercelons, Pros 1995. 30 indicar qué principios habia de incosporar una so- ciedad pata ser justa, mencionando lo que es bueno 2 slo cuzndo es indispensable para determinat lous \& 10, Esos principos se reliren més a procedimientos para tomar decsiones justas que a contenidos bue- nos, cn lo cual la teoriapierdefuerea motivadors. 19°" ,Cémo motive alos ciudadanos para que colaboren > Xen la cosa pablca desde una fay descamada racio- nalidad procedimental que se expresa através de las teoriaslberales de la justicia? Sie! liberal con su concepcién dela justicia inten ‘ta fomentar algo tan visceral como la adberién de los ta “Clonal ala que pertenecen,y que son los que Te prO— ‘Ponen Formas de wide buena ‘De ahi que los comuniiarios acusen alos liberales dde profesar un individualismo desarraigado, incapaz 9 Ver ap. VI de exe mime abso. 3 coo We wevevvvveveves cde ofrecer alos individuosideales de vida personal y omunitaia Hs, por con, oficen logue po deiamos lamar oncepeiGn comple de lo bueno ene al nina: Pf recuperar. en el ‘contexto de las comunidades, porque es en ellas “onde aprendemos tradiciones de sentido y de Bie, TSBs des as formas de vida de as comunidades ‘concretas; slo desde los ethot de las comunidades} puede disefiarse una concepcién de justicia u otra, no desde la presunta neutralidad frente a las distintas| cde vida. Sélo la persona ques sen miembro de una comunidad concreta, que pr una forma de vida determinada; sélo quien se reconocido por una comunidad de este tipo tuno de los suyosy cobra su propa identdad ¥ 32 FS ad tara ha de complementar al menos la éica de la jus ei, lo bana jut tal para vivir licidad que se encuentran| «pl iets eines como Ter le Vid 0 Lene and the Limits of Justice iian en este sentido: en el sentido de que no basta la racionalidad de ajustica, soo ue nemo contr con aed a procede del senimiento de perenengia a Le utente Barons, Pais, 1s9e Pens bacco » . » » » » . . s e Hsmo de justicia, de que hablamos anteriorment Lyjudedous du abcontete de deruorous ]_nided". ¥ no deja de ser cutioso que lo que Macln- tyre defende sn un especial apego# la democrci res ser cone emo un sequiendipemable_ para mantener una «democracia sosterible: si que- [emo SUPE 1a CHS V Contradicctones en ls so- ciedades posteapitaistasy posliberaes, si pretende- mos asegurar una edemocracia sostenibler, ademés de diseBar modelos racionales de justicia, es preciso reforear en los individuos su sentido de perenencia a tena comridad,Pincipiosy actitades son igualmen-| teindispensables. be fsa AA Ciudadanta: una sintesis de justicia y pertenencia La polémica entre lberales y comunitarios ha dado -y esté dando pie~ en los ilkimos tiempos a toda suerte de debates, clectivos y congresos, tanto fen el mundo anglosajén, en el que se enfrentan ex: ppresamente liberales y comunitarios?, como en el ‘germénico,en el que confrontan sus diferencias los universalstas de culo kantiano y los contextualisas c (> C ° Alsdis Macloye, Tar ls Virad, Barcelo, Cetin, 1967; Michal J, Sandel, Liberalism andthe Lis of Jas, Cambridge Universi Press, 1982 "Ver, por empl, Shlomo. Avnes/A. de Shalt eds), Commasitois and individu, OxSord Unversity Pres, Made, Temas de Hoy, 199; André Berter/Pablo da Sivei- ‘a/Her Pou coord), Lilac communecarins, Pats, PUE, 1997 3 ARO LENE OER NAM 0 nisin tA ig de tradicign hegeliana”. Sin embargo, al hilo de las dlsputas parece i sugienido en lated yen dieu sercero, quecxelconcepia de Gudadey |! Erpinchosceaindeqwelmlatiicr | diclns, lec de aber ysenine Gude eso una comunidad, ‘motivar_a Jos individuosa~ (> {sabaiar por ela. Con lo eal en este concepto se da: +). «que una eons semejante podria ofrecer mejores a ia alos que a comunidad, une la ‘rcionalidad de la justcia con el calor del sentimien- {to de perienencia. Por es0, elaborar una teoria de ‘Gudadania, ligada@ las teorias de democracia y ust cia, pero con una autonomiarelativa con respecto @ ella, seria uno de los retos de nuestro tiempo. Por- fian cita los dos lados que hemos ido comentando: el ¥%*%"«!_ yes para sostenery reforzar una democracia poste. lado «racional», el de una sociedad que debe ser jus: ‘ta para que sus miembros perciban su legitimidad, y “" lado oscuro, representado por eos lanes de per. me Tenenda, que no gue f parte de nuesiraidentdad (Antelossetos(anta los { ‘que cualquier comunidad se cuenta es eniances Dosible apelar a laren y al sentmento de sus yp" 10s de esa Gomuni- 7 ‘miembros, yx que son iu id, cosa suys, Fer Pep chil de func yl sctiiene de Senet wes eee daa mec I Dn be nt Semmes ea po cual en la nO" venta se pone de actualidad un viejo y nuevo concep. tor el de ciudadanta Walia Kuhimana (i), Mond nd Sikbet, Frank for, Suba, 1986 Adela Corns, Ei sr more x. ° Will Kymlcla/Wayne Noman, «Re ofthe Cizen:A Survey of Recent Work on Ciizeadip Theory, Eibic, 104 950, 332541 tel dn yoo lets M4 Oe ee Ler hE a pee posed ‘ral también en el nivel de las motivaciones: una de- ye ocraciaen qe se den Gia as exgencas Hoes ‘Es eens oe ea po Teorlas de la ciudadania proliferan, ofreciendo a los * «humanimales» de Moreau Ia posibilidad-de darse sus props lye Sin embarge, ls coeas no son tan seneilas. Cons ‘truir una teoria de la ciudadanfa que satisfaga los re- shustosexgidos por nocones actuals de asia y perteneni una nocd de cudadania apes de mo tivar a los miembros de una sociedad a prestar su ad- +hesién a proyectos comunes sin emplear para ello re- ‘cursos embaucadores, exige enfrentar un conjunto ‘amplio de problemas, heredados a menudo, y nue- ‘or en ocsiones. Proms denote) edt Presentar un elenco de tales problemas no resulta fic, mucho menos aportar soluciones, pero intenta ‘emos en lo que sigue ofrecer una cierta panorimmica, “© tomando como hilo conductor la claves que compo. 35 ecco , ne > > D > > > > » » nen Ja estructura del libro y reflejan distintss facetas “Y _ de a ciudadania, no sélo la dimensin politica: 1) La ciudadania es un concepto con una larga historia en la tradicién occidental, que tiene en su corigen una dable ra, la griega y la latina. Esta doble tule, mis politica en el primer caso, més juridicaen el segundo, puede rastrearse hasta nuestros dias en la dlisputa entre dstintas tradiciones, como son la repu: blicanayla liberal, a propia de una democracia par- ticifaivay de una representativa, 2 Ta nocién de cadadania que se ha convertido ? nuestros dias en canénica es la nocin de ciudada- née social de T. HE. Marshall, que sélo el Estado del (9 Bienes sido capr descsfacer, por muchas de ficiencias que haya podido mostrar. Las dificultades » Y | por las que atraviese esta forma de Estado despiertan A | serias sospechas de que no vayan a rebsjarse las ex ‘S } gencias que plantea la nocién de ciudadania social Un Estado de Justicia parece hacerseimprescindible. ' 3) La nocién de ciudadania, habitualmente res y tengida al mbit politico, parece ignorarl dimen sin piblica de a economia, como si las actividades econémicas no precsaran una legitimacién social, pprocedente de cudadanos econdmicos 4) Curiosamente, la sociedad cil, que parece en principio ajena ala idea de ciudadania por referirse precisamente alazos sociales no politicos, se presen ‘a hoy como la mejor escuela de cvilidad, desde lo que sehallamado «el argumento dela sociedad csi (Consist tl argumento en afirmar que es en os gru- pos de la sociedad civil, enerados libre y esponté neamente, donde ls personas aprenden a partcipar s Niue (ee 36 | ( sam yor msn pen oe dc et, pus, dese ea perpectv late ‘Gea eae de ddan, En ete sentido sen ‘que Michael Walzer hablaré de una «ciudadania omplejan, mientras que en nuestro tzabaj tate sos de ir algo mis lejos y hablar de cixdadente cil. 5) La ciudadania propia de un Estado nacional parece quebrarse desde las exigencias de las ideolo- iB ge fas egripalitay, ce referan tales ideclogias a la Coexstenca de grupot con distinas culurs, 0 @ otros tpos de grupos sociales. En el primer caso, se [EF presenta el problema de generar una iudadanta mul ‘ealtural oben, como baremos en este trabsjo, una Ciudadania near: nl egundo es, as et. |B tencias de los disntos grupos sociales parecen re > > > D > > . » » Gudedawn yreyes memye a len Hatter publes 7 dele otea sabre the 4a cde lo que era un ciudadano en la Atenas clisica, y es ‘én Son Tas sock ‘Prepoliticas las que recu- Aristételes quien da cuerpo teérico @ la nocién de ‘ren a la violencia, mientras que las que emprenden ciudadania politica, prestindole un apoyo ético y el camino politico optan por la deliberacién piiblica asco bar erp wis cue, ecunee Porque -como apuncard Assees~al hombre es (En venta ciudad) dc Psices- nos preccupamos Ee Ae tS Ainkte staves dos ssnts pads y dn plies y gee fire ce de mlechoare tes de frets ois eonocen nieces con Save con ellos, ytambitn de disco unto con oe Eee alas oa é es lo bueno y lo malo, qué es lo justo y lo in- sombre ecco, sino intl qu ada pericipen a. : Jaintonimmaakisepecedacm: | con exci os ego publics, no cos ee ecando la dicusién como wn estorbo pra la sci, page eee coerce calleeee . ‘sino como paso previo indispensable a cualquier accién tn : om {inl iden un eto y snclgico~e evident: na > ee og Lon wanhos prcltizn, ee eee eee era ; amo ra ico anal que sens plan Gp La Cotanense * $c | Soresgn del ry dpc por ele etaan . ; esa mk im er rp ner sencin de dolor ye placer 7 sip wos . Cmtatnne ‘otros; pero la palabra es para manifestar lo conveniente y Do | attend Bi ara trata, rds que In wolencia, Io dao loo yl iit, yes exchsv dl bomb » ‘mas que Ia imposicion; ma luso que Ta votacion ‘frente alos demés animales, eftener, silo, eTsentido del . ‘que ho ¢ sino el recurso diltimo, cuando ya se ha em- ‘bien y del mal, de lo justo y de To injusto, ete. yTa comu- > ‘pleado convenientemente la fuerza dela palabra. Una tradicién se va abriendo paso desde este hu- =e oo » «mus —Ta tradiciGn republicana clvica— que entender ‘Baral, 1974; Cris dele epblia, Made, Tau, 1973; Sobre le > Ss | rot, Mai Anas Eda Dis, Joe M! Maco 7 _ ‘Wiley dos Seve dcmeps ple de vnc 7 Taide, Hit dee Gur del Pepe, Mai Sr Hamel Aron en fon A. Binur Nant Ecbera . uc Clie Head 19623 vale (Ca ends or ve Bn Bama 1943999. . . as cosas es Jo que: a casa va cu ae ‘Ante la pregunta clisica, que continia abierta en ros dias, «que es una vida digna de ser vii- pr) Se repuet eke penpeva seta Giertamente, si por /égor entendemos, simple y anamente, «razéno, esta plenamente justificada la catia cortiente, setin la cual, Occidente opté des de sus inicios por la raz6n, olvidando la dimensién ~pcendente» humana, la dimensin del deseo. El cul- {tivo de la razbn habria preocupado més al Occiden- teen su conjunto que el dele voluntad, el desarrollo ticips activate en 00 y rraciOn de una ye dela dimensién intelectiva més que el de la desidera- seeeiee ieee eae iso ee | SL im Yin embargo, una tale es desafortunada y i se? So Faso y To js, porque todos los ¢ © son capaces de. ora y, en Consecuencia, de socia- —™ soba 3 pean ee eno tnbicndepaape ae SS lar sus aoe ides y adquirir virtudes. Por eso ie lS en Etna sade oe jo Rimaant Noo aoe a eT yt?” aya ido asumiendo la deliberacia como condicién int indispensable de una vida politica auténtica; ni tam- 4. ope sso commas ema oo jp, Sedo sissy gacer Seen I wu! © cias individuales una voluntad comin, Lies pu En este punto conviene hacer un alto en el camino a y considerar las consecuencias que tiene para una Ce 6gos por «palabra» y zodn tikon, fables ¥ 206n polititén, por ® Aine, Poti, Iwo y nota de J. Mais, Masi, Tsao de Enis Plies, 170,11, 1255 «7-18. % cn lo que respecta a la tradicién que comentamos, porque la palabra esti ligeda sin duda a la razén, pero también a a sensacién y al deseo, ya que el hombre es hasta tal punto una wnidad de inteligencia 17 deseo, ue sélo puede caracterizirsele como «inte- Tigencia deseosar 0 adeseo inteligente™ Desde esta perspectiva, el hombre es un ser deseo- 0 de felicidad, que tiene la oportunidad de escare- ‘cer intligentemente qué tendencias conviene poten- iar y cuiles refrenar para alcanzar la meta. Por es0 cs prudente quien acuerda deseo ¢ intelgencia, op tando por los deseds mis conducen cd Si tal acuerdo se busca en el seno de la comunidad, yo indvidualment con les otros 2 Se hemor entado en el tmbito dela ci “Por su part, Ta expresion zoon polikon podtta traducirse por «animal polio», en cuyo caso ha- blamos dado por zanjado que la palabra nos leva 2 Ariel, Bie «Nilay, lousy nots Juin Maras, adi Insite de Estados Poti, 170, VI, 2, 13946, 4 . > . > ° ° ° . ° . . modo de ser Wore, y [se. tus que intenta constrar una buena 2! wedso’ bien comin en su participacin obo AST S.A Poa oh ce, p32. Heald id ecesatiamente a partcipar en la actividad politics, sea del tipo que fuere. Cuando lo bien cierto es que Ia palabra y el sentido dela justcia nos levsn a vivir cen sociedad, una de cuyas formas ¢s la comunidad politica, Si Aristéceles se refiere preferentemente & ‘esta tltima, es porque entiende que la forma supre- ma de sociedad es la que constituye una unidad au- tosufiientey, en consecuencia, independiente de las dems, Una unidad de este tipo no puede ser la fami- lia ni tampoco la etnia porque, a pesar de su impor: ‘ancia, ni son autosuficientes, ni perrechan aun in- dividuo de las instiuciones’necesarias para llevar a vida Benn, La unidad soil autSnome ea o- Ui a dad, prow de las isttacones ste aso muerres wna vida Fale De ai gr serombre en plentud ea part ip acramentsen los suns dela pol cose ‘slo pueden hacer los que son libres ¢ iguales. pudetele 2 epreedada ‘Un medio indispensable para ello es la educacién, porgue a ser cidadano se aprende, como acs todo lo que ey inportante en vida La educaci civca serduna dave includible de a udadaniagriegay de Ja republicana CClerament,s esta idea de ciudadani, tl como Auiséeles la bosguea, fuera una fel desctpcion de Ja experiencia coidiana en a Grecia de os sighs vy Wa. J.C, habriamos dado ya con la respuesta que andébamos buscando desde la Introduecin de este libro, Bestia con qu los «humanimales dela Ila del Doctor Moreau hubieran sido capaes de adqui- ri, ademas de vor, e uso dela palabra, para poder dlstnguir entre lo convenienteylo dain, lo justo y lo injusto, el bien y el mal desde aqui se habrian ewrpercatado de que el modo mis adecuado de pract ar tales distincioes seria el de vivir como ciudada nos en una pols Sin embargo, de eta nocién originaria de ciuda- dani se a dicho con razén que muy posiblemente se trate de un mito, mis desarollado en los libros {que en la vida cotdiana, més propio del teria que de la prictca. ¥ de un mito -a mayor abundamien to- agucjado de fuertes limitaciones incluso en la Los LINITES DE LA CIUDADANA ATENTENSE Elideal de un ciudadano particpativo, que aprecia la implicacion en la cosa pablica como la forma de vida mas digna de ser viva, ha seguido inspirando 9 (Cae Ba bes © iguslesn ern lols cm 8 ciadadanosateiens, ao Tosser Tatnanos por e ig. ETuniversalismo deTs Hl es sn eh emi de Soe ies em gel a canismo civico, Desde Rousseau, pasando por el fee ioe pee fd Saami dome tc eet ae eee Arendt o los comunitarios hadi ¥ muy espe- ‘cialmente, Benjamin Barber, la participacién directa 0 los asuntos piblicos es Ta marca de Ta qudada—— ‘Tis? Sin embargo, todos ellos se han visto obligados ‘@superar al menos cuatro de las grandes limitaciones aoa La primera de ellas es el hecho de que Ia ciudada- § siaateniense ‘exclusiva, y no inclusiva. Ciuda- 1 See ish elicited a eam ee seo acs Hebos de lor apsole, 6, 3738; 22, 25.2925, y 2. 54 "sn nes de cndacania de Rass y Habermas, a prinera 2X» de las cuales insste en el valor de las ibertades cv teoria de la ciudadania relevante exté dispuesta prescindir de los derechos subjeivos, als que hace Z}F sereedora la ciudadania legal, ninguna rebaja la im- “y- ortancia dela delberacién en los asuntos publics. y* Eneste sentido, resultan paradigmaéticas las nocio- ~, les ypolitcasy eclama la parcipacién ciudadane "> aves del ejercicio de la rezén plies, mientras que <” Ia eceora deliberatva dela democracia» de Haber- :mas toma del modelo liberal la defensa irrenunciable de los derechos subjsivos,y del modelo republica- 10, laimportancia del poder comunicatvo, nico ca- paz de legitimar a vida pltica™ = En cualquier caso, convene recordar en ocasiones Ja dobe raz dela ques origina el concepto de iuda- dania para entender por qué a menudo ha dado lugar ‘ confusiones y, sobre todo, para tomar de cada una de esas ries lo mejor, superando sus limitaciones. eco e e indadonia moderna e EL Estapo Moosano Aunque las raoes de Ia ciudadanta sean. oh romans, el concepto actual de ch An Tos [_y XV, de las revoluco- © 2 John Ras, El berlin polio, rgen Habermas, Die Einbesibung des Andrey, Feaskiut, Subtharp, 19%, 277 252; Adela Corina, res opicadey democracs rac, 15-19. 3 COCO COO CUO K EE COU UVUS EEUU EEUYLUUGUUUS nes francesa, inglesa y americana y del nacimiento_ ‘apitallsmo, La proteccion de los derechos natu ‘als delradiaon meen exe acento dun tipo de comunidad politica ~el Estado nacional mo- demo- que se obliga a defender Ia vida, la integridad yy propiedad de sus miembros. Con la 1a Eide modeno sew coniguande Cal Scepis de Giada, igdo en princi « los dows tad de Ta expresiOn estado nacional, «Esta Byam ‘ZirT quchece al sémino «Exadoe, fe utlizado por vez primera por Maquiavelo en la expresin sa 10, paticipio de stare, reftindose con él ala organi- 2aci6n estable, al eparato esablecido, con sus cargos © burocracia y su goberante, el Principe. Por st parte, fue Bodino quien, con su concepto de «sobe- ania», dot6 al Estado absolutista de su siglo y el s- suiente de autonomia, neutraldad en el orden reli Bioso y poder absoluto En cualquier cas, el concepto de «Estado» se re- fiere « una forma de ordenamiento politico, que se fue configurando en Europa a pari del siglo xm y ‘asta fines dl xvatoinicios del x,y que desde alli se extendié a todo el mundo cvilzado, liberindase de agin modo de sus condicionamientos concretos de nacimiento, Los miembros de pleno derecho de tun Estado son sus cudadanos, aunque existan otras formas de «pertenenciav, como el permiso de res- ddencia, la figura del «trabajador invtado» (Gastar beiter) 0 el refugiado, El elemento nuclear del Estado modemo es la centralizacién del poder por una instancia cada vez bre teteteee & pels 56 ee ag Peder « ee mas amplia, que termina por abarcar todo el imbito delas relaciones politica. Seg la célebre caracter- zacién de Weber, el Estado ejerce el monopolio dela poder y concentrindolo en una instancia en parte nitaria y exclusiva, El Estado ostenta la soberania cn un terttoro, que tiene por caracteres la unidad del mandao, le tersitorilidad y el ejercicio de la so beranta através de técnicos (Cuiles son los fines del Estado es, como querria Hans Albert, una cuestiin de tecnologia social, ‘que histéricamente puede responderse desde dis- tintas doctrinas. En los orgenes de la concepcién del Estado, éste se presenta como necesario en principio al menos desde cuatro perspectvas: 1) como garantia de la paz, que es el interés comin a los individuos sumidos en un estado de guerra (Hobbes); 2) como agencia protectora, que evita que cada individuo tome la justia por su mano (Locke-Nozick); 3) como expresién de la voluntad ‘eneral, que exige el abandono de la libertad natu- ral, pero concede la libertad civil (Rousseau); 4) como garante de la libertad externa, sin Ia que es imposible la realizacin de la libertad trascenden- tal (Kant) Estas exigencias alumbran el nacimien- { delllamado Estado de derecho de la tradicinli- beral, que garantiza alcanzar estas metas por me- dio de imperio de la ley. En el Estado son los ciudadanos quienes osientan Ja necionalidad de ese pais, entendiendo por «naco ‘alidad> el estatuto legal por el que una persona per: tenece a un Extado, econocido por el derecho inet: 7 ‘nacional, y se adscribe a é. Los rasgos adscriptivos, hhabituales son la residencia iu sol) y el nacimiento (Gus sanguinis), pero en un Estado de derecho, como cl modemo, la voluntad del sujeto es indispensable Dara conservar la nacionalidad 0 cambiarla, como también la voluntad de ls ya ciudadanos de ese Es- tado, En realidad esos rasgos adscriptivos son crite- ios administrativos que se utlizan para otorgat la nacionalidad de modo implicto una persona, @ ‘menos que explicitamente renuncie a ell Ciertamente, una ciudadania legal, como la que se funda en la nacionalidad, proporciona benefcios a quien Ia ostenta; sobre todo como recuerda Mi- chael Walzer-si el Estado al que pertenece es fuerte Sin embargo, no parece un mévil suficentemente potent oo Pra compromise personae at tareas pblicas, porque, en defnitiva, para que el Es. tadofncione basta con que loscvdadaos ttre tu limpsio de ley cumplend con nut deberes ‘en este punto es donde parece que el otro lado del Estado nacional a nai pest en. cios impagables, Lanacion Aunque el término «nacién» es enormemente vvago, puede entenderseen principio por nacién una ‘comunidad acufiada por una raiz comin, con un Jengusje, cultura e historia comunes, aia un requisto indispensable: l componentes x we 38 ws Habitualmente suele entenderse que el Estado, heredero del Levatin hobbesiano, es una creacién anfical, que no tiene més base en la naturaleza de Jos seres humanos que el inter que les mueve a me jorar su posicién. La persona se convierte en ciuda- dana de un Estado, est dispuesta a someterse a su ‘coaccin, porque de ello cbtiene venajas, pero no se ‘es miembro de un Estado por naturalezs, sino pot artificio, El Estado es una unidad administrative, en ‘euyo seno podemos encontrar actualmente disintas Jenguas, cultures y etnias, que forman Estados pluri- lingies, muticulruralesy poliéticos.Y, precisamen- te porestesu caréter artificial, parece posible modi- ficar el trazado de sus limites por pactos interestata- Jes, o que un ciudadano eambie de nacionalidad sin {que esto signifique une traiién. La nacién, por contra, aparece como la comuni dad natural en la que se nace, como el conjunto de personas unidas por el vinculo del pisansje, que une 4 un mayor nimero de miembros que una familia, pero es similar en cuanto a su naturalidad. Compar. ten us miembros costumbres, lengua, incluso el pai- saje, por naruraleza y no por coaccién. Y de hecho Jos romanos utlizaron las expresionesnatio 0 gens, como o opussto a cvs, refiriéndose con ells co munidades de origen que se integran a través de una lengua, unas costumbres y una tradicion, pero no es ‘tin integradas polticamente. Este seria, sunque con ‘matices, el sentido que conservan en el romantcis- ‘mo alemén, sobre todo en las obras de Herder y Fichte, heredando ademis de cierta tradicin teol6- fica un carkter normativo. 59 weevurUs CV UE EINE EOOOUUGUYE Dios, en su infnita sabiduria, habria creado una gran diversidad de naciones, alas que ls seres hu- ‘manos pertenecen por naturaleza. Y, como la ley na- tural es normativa, tales naciones deberian ser con- servadas y fomentadas, y sus miembros deberian em- pefiarse en la tarea de conservarlas y fomentarlas, ssumiendo los rasgos distintivos de cada nacin, ¢ impidiendo que se pierdan. Secularizado este entra- mado regio, es la Naturaleza la que sitia a cada ser humano en una nacién, yla que exige que no se pierda la riqueza dela diversidad nacional de lengua y cultura, porque cada nacién realiza una peculisr sporacn ala armonia del conjunto;amonfa quer, ‘ss ie da antes por Dios, ahora por la Naturaeza. Esta explicacién telgloyide queda en el trasfondo del concepto de navi, dotindole de un earicter rnormativo y también, de forma contradictori, de ca- ricer coactivo. Porque, curiosamente, ls rags in- declinables de la nacién no seréa los que sus miem- bros naturalmente sientan, sino los que decide un srupo, que se erige en exegeta de la Nanuralza,eim- pone coactivamente esos rasgos ¢ los restanes, de- ‘nunciando por traidores a quienes por naturleza no comparten su punto de vista. Esta incoherencia en la vivencia de a nacin entre afiemar que cada persona Pertenece a una nacién por natualezay tratar a en- ‘lén seguido de imponerle coactivamente lo que debe sentir como miembro de esa naci6n, es uno de Jos sfntomas de que la nacién no es tan natural como se pretende, 10, la naci6n, en su actual facrura se ha ido ‘configurando como la otra cara dela moneds del Es 0 tado. A panic dela Revolucin Francesa los Estados necesita legtimar su exstencia,y para lograro re curren a los habitantes de su tertorio, dciendo de cllos que componen esa unided natural la nacion- capaz de prestar una base de lealtad al Estado. La configuracin de los Estados nacionaes es entonces un proceso por el que se justan entre si un Estado y tuna nacién,formada por el pueblo. Con lo cual se ‘cha de ver que tan contingente esa formacin dela nacién como la del Estado tan artifical la una como lvoe, Ss Por ota pat, tanto del orden finalta dele va *°” riedad nacional como del caricter natural de lana cin queda bien poco en cuanto se reflexions un tanto, En lo que hace al orden finalist, ninguna co- rricnte teolipica que se precie defiende un plan fi nalista de Dios del que formen pare Ia pluralidad de naciones. La voluntad de Dios, al menos en la tradici6ncrstiana, tiene que ver con las personas y con su salvacién en comunidades ereyentes, no con la supervivencia de las naciones;y tampoco ninguna coctiente flosfica actual relevante justifica la diver sidad de culturas y lenguas desde una Naruraleza ‘que obra por fines ‘Mis bien la diversdad de tradiciones,lengias y culturas, que genera ‘entre quienes las comparten, es un acdtecer histo, como tal, bare incl del seres hums: os que eno tundra so bred i ‘toria y cultura. No existe un plan de la Naturaleza, {Que se mueve por fines, sino un hacerse juntos en tradiciones diversas, que no se deserrollan separadas 6 entre si, sino que se encuentran, aprenden unas de otras, generan algo comin y mantienen lo verso, Por eso hoy en dia la ides de nacién que genera adhesin y leahad noes la que un grupo o varios im- pponen coactivamente, sino la que libremente acep tan porque se sienten unidos por una historia co ‘iin, por unos simbolos comparidos, en sentido amplio El retomo a os tribalsmos impuests es sin duda ‘un retroceso en este tiempo en que caminamos ha- cia dentidades epostaciondlesy, el sentimiento na- ional ha de ser en verdad sentido y, como la fe rel iosa, no coaccionado. Cada cual puede sentico li bbremente en el grado en que lo sient, y su cultivo consist en recordar con caro las tradciones com paridas, en dejar que cada cual se exprese en las Jenguas comunes. ‘Actuar de otro modo es atropellr el rasgo esen- ‘ial el ndcleo de la ciudadania modem: la autono- ‘iad cca pons, por sq cindadanay 9 [id wom Las bases de un Estado nacional seguizian siendo, en principio, as que Kant proponia como propias de ‘una consttucién 1. la libertad de cada miembro de a sociedad, ex cuanto hombre 2 Ia igualdad de éte con cuslquier tr, en cuanto sb- div, a 3. La independencia de cada miembro de una comuni- dad, en cuanto ciudadano™ La vivencia dela igual autonomia es la condicién sin Ie eual no puede una persona sentirse pertene- ciente a una comunidad politica, Pero a estas tres claves, propias de un Estado modemo, es preciso aiadi ls que le corresponden como Estado de un pueblo, de una nacin en sentido amplioy libre, cu yos miembros comparten una histori, una naciona lidad, unos vinculos de solidaridad?, La historia representa la memoria colectvs tejida con acontec- ientos, simbolos, personajes y mitos; le nacional- dad no se refiere al estatuto legal de quien goza de lun pasaporte, ni tampoco al nacionasmo como ‘deologia politica, sino al sentimiento de compartir ‘unas tradiciones y una cultura; la solidaridad, por dl- timo, esl fuerea emocional que liga al grupo en una ‘dentidad comtin, en sentido amplio, porque se com- ‘prometen en una actividad comin, Con todo, estos rasgos que darian forma a un ciudadania politica resultan sobradamente insufi- cientes para integrar en la comunidad a los que de brian sentirse sus miembros, sino quedan también recogidas en Iaidea de ciudadan‘a otras dimensiones ue iremos considerando a lo largo de los restates capitals. 3 Kan, tomo a tpi, en Ter y pra, Madi, Tee 0, 1986, 27. Pasjen parllos en Le par popetus, Masti, eens, 965, 15; La mets de ls eoxtumbes, Madd, Te og 1989 15 32D, Heater, Citaensip, 184. We eecccccccosccce sat Ciudadania social Del Estado del bienestar al Estado de justicia Elconcepto candnico de ciudadania Sies cierto que en los ilimos tempos -como he. ‘mos comentado- proliferan los trabajos en toro al concepto de «ciudadanfa», no es menos cierto que se encuentran con grandes dificutades ala hora de precisarlo. Cuando Ia historia de un concepto em pieza en Grecia hace al menos veinticuatro silos, no es taro que venga cazgedo de un conjunto de connotaciones dficiles de sintetizar en una defini cin. Y, sin embargo, un camino parece til para lo ararlo: tomar como punto de partida alguna cara terizacién que hoy e: se haya ganado el recono- Gimiento de_seancnics, pare pate despots t sco cna peamanes nena ayn cl, cto reno en tuctor da hl cont il eantio socal, quasi re ome Tenn? Hav th cudedmuce seve’ en shad em the o (pwc medare ete En este sentido, el concepto de «ciudadania» que iudadano aquel que en una comunidad politica za no slo de derechos civils (ibertades individu Jes), en los que insisten las tradiciones liberales, no @ sélo de derechos politicos (participacién politica),en «i Jos que insisten los republicans sino también de de- recbos sociales (trabajo, educacion, vivienda, salud, Drestaciones sociales en tempos de especial vulnerbi. vendria garantizada por el Estado nacional, entendi- ddo.no ya como Estado liberal, sino como Estado so- Gal de derecho, —~ ‘Sin embargo, histéricamente he sido el lsmado Estado dl Besar, cel que hemes dafnaado ‘mejor ha encamado el Estado socal y mejor ha con- J/ “s)°" sobre todo en algunos paises europeos, la figura que > ee asistremos brevemente al nacimiento y desarro- +" y sociedad quien sabe que esa sociedad se preocupa/ hha venido a convertirse en canGnico es el de «ciuda: + _activamente por su supervivencia y por una supervi-|! X dante soca), ta como Thomas H. Marshal lo con. fs Vencia digna. Pero esto, a mi jucio, puede lograrlo, 7” ccbi6 hace medio siglo. Desde esta perspectiva, es v4, un Ertédo de fstica, no un Estado de bienestar, pot jy lig histérico del Estado del bienestar, atenderemos a sus critcos,y trataremos de mostrar c6mo —a pesar de todo~ sigue siendo posible eirrenunciable prot yet’ get los derechos sociales, propios de la cidadanta; wage lidad). La ciudadania social se reireentoncestam- 4% bién exe po de derechos sociales cay proeecion yp > ¥ -< % Social, en un Estado de justicia. vel cosmopolita la ciudadania social | + txaninient del Esta el bienetar Si el Bsado nacional a sido el elemento nuclear de la politica en Jos tlimos 400 aos, la conversion ‘el Exado en «Estado del bienestam se inci en las ttibuido, por tanto, a reconocer la ciudadania social” “3 —décadas finales del siglo x00. de sus miembros. Lo cual ha sido sin duda un gran vance, pero que hoy no deja de tener sus proble- ‘mas, porque el Estado del bienestar ha entrado en crisis y las erticas que « €l se drigen, comio figura histérica, esti afectando también ala posibilidad de un Estado social que satisfaga las exigencias de la > » > susbienes, Parece, pues, asilas cosas, que sila demo- cracianacié también como un modo de proteger & los cindadanos frente a los gobernantes, el Estad- providencia elimina ls fenos dela democraca oi ‘Binary entra ea saco» en aguel imbito que los indi v¥iduos se habian eservado como sagrado. El Estado nacional -afirmari Drucker-, que nacié para ser el guardién de la sociedad civil, se ha con vertido en los ilkimos cen afos en ese megaestado, ‘que se adueis de la sociedad civil, hasta el punto de ‘queel amepaestados lega a creer que los ciudadanos tienen sélo lo que el Estado, expresa o ticitamente, les permite conservar. La expresin «exencién ‘abv cs suficientemente expresiva al respecto, ya que daa entender que en principio todo pertenece al e- tado,amenos que haya sido designado especialmen: te para ser retenido por el contibuyente. El megaes- tado degenera, necesariamente, en estado elecorer, porque dispone de los medios necesarios para com: rat los votos. ' ‘Habitualmente,sucle conchuirse de andliss seme- jantes que Urge recuperar de: ma li- a ' an cites maporl pomaed : Forres elke Tiamat yee Tove niga E Estado del bienestar habia ahogado a los individuos en un colectvismo ‘perverso, siendo asi que -segtin estos autores~ el in- 1 dividualismo, como paradigma moral, es insupera- ble; el individuo es la clave de cualquier organizacién ‘ TR Senepves ee sent aac BED eta Spe EN ce socal, police o econémica y por eo urge restaurar una suertede Estado liberal, bien proviso de indi duos inteligentes, compettvos,«excelentes»,alérg- cos a esa medioctidad gris generada por la soidari dad puesta en insttuciones: necestamos ~vienen a decir los exticos del Estado del bienestar~ ciudad nos creativos més que solidatios; empresarios, mis ue idedlogos «excelente» en sus empresas, mis aque dotades de buena voluntad ‘Con todala part de razén que pueden tener quie nes asi se expresan, existen-a mi juicio~ en lo dicho un buen nimero de confusones, que convieneacla- rar porgue nos jugames demasiado en elo como para deja en proclamas més 0 menos vas. De hecho, cualquier politico que en la vida coti- diana pretendieraarrasar sin més el vituperado «me- saestadon y sustturlo, sin conservar nada de él, por tun Estado liberal construido en exclusiva sobre los pilares de la inicatva y la competencia, no s6lo re sultaria regesivo en relacién con conguistas sociales ya irrenuncibles, sino que, a la corta a la larga, perderi las clecciones, porque hay wna dimensién d Estado del bienestar que nadie ex [Pe reir, por poner un ejemplo prctico, a uno [eto puntos de un debate que Television ofreci entre Felipe Gonzile, lider del Partido So Gialta Obrero Espaiol, y José M.* Aza, lider del Partido Populat, antes de las antepentitimas eleccio- nes nacionales. Ante las insinuaciones de Gonzi de que el PP, en el caso de acceder al gobierno, re- cortria las jubilaciones, le preguntaba Aznar inss- Ginde te Bieben toh meginase vooed B {entemente, como sila insinuacién, de puro inerei- be, no pudiera ser sino un amma decors «< no es el indivicualismo ni el retorno @ un liberalismo salvaje, porque el indivi dualismo puro y duro carece de sensibilidad para ‘compadecerse con el Estado social. Ahora bien, puesto que lasolidaridad no puede institucionalizar- eye pretiso recordar qUe s61o una sociedad civil "aap olin ralnt para lana hace realmente posible un Es ‘idosoc To Bage FevsaF de nuevo ls conceptas de «Estado» y «sociedad civil, conceptos que son mé- vilesy no fijs,y ver de qué modo sociedad civil y Es tado han de cooperar en la tarea de ezear una socie- dad lire y juste; asunto del que nos ocuperemos encl capitulo dedicado a la ciudadania civil, 4) Obviamente en nuestros dias, aunque el Estado ‘nacional sigue sendo el nicleo de la vida politica, es imprescindible siruar su accién en ese contexto ‘ransnacional y mundial en el que realmente juega y, frecuentemente como sabemos-, con las cartas mareadas 2 Adela Conina, Bia epliadeydemocacis adic cap.9 1% soveded oe + El Estado social: una exigencia tice * El Estado liberal, como comentamas al final del capitulo anterior, se compromete a garantiar lal bertad delos ciudadanos, pero sobre todo entendida como independencia con respecto a los dems cu: dadanos, de ahi que pretenda presentarse como un instrumento neutral, garante del libre juego de los intereseseconémicos,identiicado con la defensa de Inlegalidad. Desde esta perspectiva el Estado liberal renuncia a cualquier implicacin «materiaby y se 2 See preocupa por establecer claramente los limites con oo vor | ma de Estado que ha recibido el nombre de Estado tuna sociedad cv, que no se ocupa sino de satisacer Je sus intereses individuales sin que el Estado intefiera ** en ella, Por contra, la auténtica clave de esa otra for «wt social de derecko consiste en inclur en el sistema de' jase derechos fundamentals, no slo las libertades clés, sino también los derechos econémies, sociales cult. | rales: la satisfacién de ciertas necesdades bisicas y cl acceso a ciertos bienes fundamentales para todos los miembros de la comunidad se presentan como exigencias éicas # las que el Estado debe responder Y es desde esta exigencia tica bisica desde la que cobra su sentido que se difurinen los limites etre sociedad civil y Estado y que este ‘timo ves como tarea legtimadora suya también la protecién de los derechos de la segunda generacion los derechos ceconémicos, sociales y cultuales-, lo cual le obliga 8 ‘querineoa sad menenee gados 4 este punto, quisiera mantener -con otros autores- Ia ditineién entre Estado socal de de G recbo, que respondeva a exigencas diczlitics, y su encaratgn hitrca en un Evado de benetar de cufio keynesiano, que tiene también por mévil el empefio en fomentar el consumo para mantener la scumulacién capital, En efecto, sein Francisco Lapont, entre ots, «nl sutgimiento del Estado social concurren dos or de urns: na de ipo dc, que conse eh peteatase de qu la stisfaceién de eras necesica ‘des fundamentales y el acceso a ciertos bienes bési- ‘cos exige la presencia del Estado bajo formas diver- ‘sas; y otra que surge por criterios de eficiencia econd- rice. La scumulaign capitaista que necestaba la tran sociedad anima exige la provuceign en asa 3; Por tanto, a expansin indefinida dela demande interna lo cual parece imposible sin una dstbucign relativa on recursos en forma de salarios, y sin la presencia del Estado en la economia como regulador de la distribucién, como productor ¢ incluso como onsumidor. La jusfcaion eric da lugar l Estado social, que venia gestindose por dsines caminoe desde mediados del siglo xxx al menos, y la justifica- -cién también econémica da lugar al Estado de! bie- esa ‘Ami juico, bien ambos se han dado unidos en Ja prictica, las exigencias éticas del Estado social si- sven sendoirenunciables, sea cul fuera el mec: Francisco Lapot, «Sobre la precaidad de indviduo en 1a sociedad cy los deberes dl ead demceriicom en Ve os Sociedad ci! y Exad, Madd, Fundacidn F. Ebene tuto Fey Seuaridad, 1930, 8 nismo apt para satisfacela, mientras que el segu do esté en crissy tal vez en buena hore porgue, como haremos més adelante, conviene ditinguir en tte sjstcin yabienestor ‘Ahora bien, en cualquier caso, lo que no es de ley por parte de quienes detentan el poder politico es anuncar que el Estado del bienestar est en criss, afirmar « continuaciéa que el Estado socal sigue Sgn cugoen 5 poe ge Es tudo Sue nevetando interven para Jos Gerechos dela segunda generac, tliat de nu segunda generacion,y enue ‘Wesia so InterveNcion MMEURIDTE por exigencias Et cas con fines «electoreros> espurios, es deci, de compra de votos. Ciertamente resulta ben dificl determinar qué es ‘una exigencia dejustici, hasta dénde llega el «mini- mo decente» que una sociedad debe cubri. Pero si exit ona poli de descubiso de dren un segundo plano motivaciones electoralisas, res ta asante mis seco sobre todo, el Exado fancionaré de forma legtima, ‘Tergiversarambas cosas, dar gato ~Evtado de bie- nesta electorero~ por lidbre ~Estado social de dere- cho- no puede tener a la larga sino dos resultados: perder legitimidad porno cumplir la funcin propia del Estado socal y perder credbilidad por pare de Jos yotages que, la corto ala larga, se pereatan de Ja Gapapa. Creer que los ciudadanos son siempre tontesno es una politica legtima, pero tampocoin- teligente Por eso urge denunciar las petologia del Estado del bienestary suger para el futuro posibles erece- p tas» que no sean mortales también ara las exigen- cias ticas del Estado socal, Tiara nto con el agua ssucia de la baiiera ha sido, y sigue siendo, no sélo una estupidez, sino también wna atrocidad, Insttucionalizar los minimos de justcia, no de bienestar Giertamente la critica al Estado fiscal es hoy un lu- sar comtin, Desde el punto de vista econémico, no parece ser el intervencionismo estatal la medida mis adecuada para reactvar la riqueza;y desde la perspec: tiva social, un estado patemalista no fomenta la lar- sa sino la pasvidad de los ciudadanos, Parece, pues, ‘que el Estado del bienestar,degenerado en megaesta do, en Estado fiscal y, por thimo, en «Estado electo ero», es hoy incapaz de encarnar en la realidad socal al menos dos de los valores étcos ido el tandate de la Modernidad: la fgualdad y la ma La igualdad, porque Ia intervencion estatal a dis ticos de distinto signo vean el aumento de a produc- tividad como el nico eamino incluso pare lograr tuna sociedad mas igyalicra. ¥en lo que hace aa - Bertad, porque el do, no sélo ha traspasado la barrera dela libertaSegativa (dela independen- cia individual), sino que también ha arrebatado en realidad alos iudadanos su libertad positiva, es de- cis, su autonomia, através de una presunta insti cionalizacén dela solidaridad 80 we tintos niveles ha sido un freno para la productividad, "4" + y-de ahi que en nuestro momento pensadores y polis 4 7" En efecto, el megaestado, con la excusa de lograr <1 mayorbienestar del mayor niimero,alegando para ello motives de soldaridad, ha asumido con respec to alos ciudadanos una acitud paternal, que de ne sin remedio nefastas consecuencias, EL patemalsmo consste -recordemos— en impo: ner determinadas medidas en contra de la voluntad del destnaario para evtarle un dafo 0 para procu rarle un bien, y est justifcado cuando puede deca rarse que el destinatario de las medias patemalisas es un «incompetent bisico» en la materia de que se trae , por lo tanto, no puede tomar al respecto de- cisiones racionales. Esta es en defnitva la jusifica. cin de cualquier despotism iustrado, en el gue el gobernante cree conocer sobradamente en qué con sist el bien del pueblo, mientras que ése 6s & sus ojos un incompetente bisico en la materia. Conclir de estas premisas que al patemalismo de los gobemantes corresponde la conviecign de que Jos ciudadanos no son auténomos, sino heterdno ‘os, no parece un despropésito sino, por el conta: io, perfectamente coherente. De ahi que pueda decirse que, no sso el despotismo iustade, sino ‘también el Estado benefactor generan cudadanos be. terbnomos y dependientes, con las consiguientes se cuelaspsicoligicas que ello comport Porque el sujero tratado como si fuera heteréno- ‘mo acaba persuadido de su heteronomia y asume en Ja vida politica, econémicay socal la actitud de de endenciepasoe propia de un incompetente bisico. CGertamenterevindics, se quejay reclame, pero ha Migel de Cervantes, Don Quit de le Manche, Barcelo vet 196, p62. 8 SPPOOCOCO OE OOO OC OOCLEOOOELOEOOOLO® D > > > > > > > > » » dos cisefiar un marco jurdcoen que eect uliber- tad quien lo desee, en que sea solidario quien asi lo quits, Pero debe ntansferible de cualquier Estado de derecho que hoy quiere pretenderse legitimo ~y hoy son eas todos os dea Unin Europea-es ase ‘grat niversalmente ls manos de justice, y no in tenta areata alos ciudadanos su opcin por la 0. lidasidad saisfacer los deeckor bcos dela segunda seneracion, y no empefarse en garacizar el biensta ‘DeciaP J. A. Feuerbach que la felicidad es cosa dal hombre, no del Gudadano, y yo quisiera puntua Tizar por mi cuenta y riesgo que lz mininas de just sre ota els Esa, ientas due el Binesar pigueile cide quien det peculio. La cuesinesr- Drentonoes en delimitar qué neceidades y bienes bisicos han de consideraree como minimos de justi- cia, que un Estado social de derecho no puede dejar insatisfechos sin perder ou legtimidad ‘Del Estado del bienestar al Estado de jstcia En su ensayo En torn al pico: etal ve eso sea co ‘recto en tora pero no srve par la price», ycon- cetamente en ia I parte, esertaexplictamentecon- tra Hobbes, intenta Kant mostra, entre otras cos, «que la felicidad no puede ser un fn de la raxén pic: tice, aplicad esta vez al derecho politico, siGn del Estado es asegurar ua mazco fur do en los prinipios de iberead,igualdad e indepen. dencia,y no procurar alos sdbditos una felicidad aque ellos son muy duefos de procurarse a su modo. 84 Precisamente a libertad, como principio legal, ne una doble faz, ya que consist en «no obedecer a ninguna ota ley mis que # aquella ala que he dado mi consemtimiento»®, y también en que «nadie me puede obligar a ser feliz a su modo (tl como él se imagine d bienestar de otros hombres), sno que es lito a eada uno buscar su felicidad por el camino ‘que mejor le parezea, siempre y cuando no peru

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