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A rat de! desconciertoterico sg2nerado por la crisis del Movimiento Moderno, como muchos, me vi enfrentado a un rabijoso autocuestionamiento, seconsiruccién y reconsrucciGn de las bases reflexivas de mi ofico, que todavia no termina. De agaf resultaron dos trabajos publicados en el eatélogo dela Cuarta Bienal ‘ Arquitectura (Chile, 1983): “El orden complejo dela arquitecura” (en version sindptica) y “Nuestra idemidad sumergida” ‘Aunque may diferentes, ambos twabajos se me hicieron inseparables, ya que Jn eflexin acerca de la identidad la diversdad de culrurase historiidades dentro <ée nuestra misma cviizacién occidental ‘itu6 mi conprensin teérica de la rquitectura dentro de una perspectiva mis amplia, la vez que mas establey flexible ¥ pude asi desprenderme del rgido nexo que sueieextablecerse entre los nvevos productos arqutectnicos que surgen cada temporada y ¢! paralelo discurso teérco -el correspondiente “ismo”- en que xacionalmente se legtiman. Esta visién mis ‘mplia me hizo posible la hipétesis de que lana misma estructura te6rica subyacente originara ta diversidad de arquitecturas, simplemente por diferencias de contextos de aplicacin, de interpretaciones, 4e historicidades. Es asi como en “El orden complejo de fa arquitectura” procuré organizar las categorias de variables principales de informaci6n que interactuarian Permanentemente en la problemética proyectual. El proptsito era des-cubrir una estructura subyacente que, en un esquema simple e inclusivo, permitiese ubicar en su lugar la infinidad de asuntos arquitecténicos {que surgen en cada momento, sin perder la isin de conjunto y la continuidad acumulativa de su acervo, para evtar as, en lo posible, dos de os errores mas manifiestos e nuestro tiempo: el exror por afirmar en {forma excluyente verdades parciaies,y la consecuente y ya aburrida succsion de “ismos” pendulares que de ello se deriva, y en los que cada verdad parcial es sustituida y borrada por la contraria que la sigue, en una cadena de verdades-crrores que se ‘etroalimenta en espiral. El esquema logrado 8t4gafcado en a figura sept una wologa autre En esta perspectiva e me hizo Patente que un cal tesco normative a arqutectura de sempre ha sido el de aproximare la “armonia", 0 “unida en a diversidad’ 0 “congrucncia”, 9 “equine homensttio”, tetera, ents dverass, Categorias de variables 3 modo, por ejemplo, de un eptome, como lo on as catedrales pias, cuya bella coherenia formal einseparble dels meds ténicos involucrads, os cometdos de soy signified persegsidosy el contero integral en que fueron constrvidas, todos tos cues conforman una unidad mate.alypostica indsclble Consecuentemente, comprendl ue los redueconsmosparcialzants eran Susantvamenteerfneos cosa que por demas, no es nada niwedoea. Ya'on siglo XV, Leon Batista Albert deca: "La Actividad ye oficio de la Congruenea es juntar miembros diferentes entre st det ‘modo que componen una totlidad bel. como la Congruenci, ext es, como la principal ley dela Naturaeza requere. Exo 6s aquello hacia lo cual la Arquitectura Principalmente apunta 1 Valga lo anterior para explicar mi incomodidad de partida con el nombre de “regionalismo eritico’ con que Kenneth Frampton bautiz6 ala biscueda de una ‘modernidad apropiada en que muchos arquitectos de Iberoamérica y de otras “periferias” estamos empenados. Es posible que este nombre sea adecuado para una taxonomia histérica vista desde el centro (ex ‘uya dptica lo que ocurre fuera se ve como“ regional), tal como hace Frampton de ‘acuerdo con sus propésitosy su perspectiva ero tengo serias reservas ante la adopcién Por nosotros de la misma actitud, pues ‘uestra éptica y nuestros propsitos son muy diferentes. no somos observadores distant, sino actores involucrads y, como tales, necesitamos un nombre que sea inttinseco y directamente expresivo de la actitud que {queremos construir. Como bien sabemos, cn Ja etapa de la vulgarizaciOn los nombies de las diversas acitudes arquitectSgicas (por iemplo el “Funcionalismo”) constituyen de Stine | a NOL ZAe Kite or sia imagen y sustancia del impulso Tcol6gico que guia a la arquitectura masiva, que en los hechos construye la ciudad; y las ‘arcalizaciones y pequefias desviaciones Iniciales, por proyecein angular, devienen en grandes errores durante la etapa de su ‘pensamiento woleada sobre aus propias teglas". Pero esta siempre saludable cautela intelectual critica, empleada de ese modo, exigencia teria, no de una receta. 7. Apropiada en cuanto “hecha— propia En nuestra cvlizaciGa, acualmente {ntercomnicads, nos Vegan muchas ideas teenicas, modelos que, una vex pasados por el digestor de restr identidad 5 decir, una Sex pasados por ia selectividad des onveniencia a nuestra stuackiny, ses el ‘ato, adaptados aela, pueden y deben scr ~"necos propios” a nuestro acervo..Esta ‘segunda denotacién dela “apropiacion” de deseable e ineluctable desafio de “nodemizacién que nos planteé el devenit Fisica de Oecidente. En ese sentido en Jngar de hablar de la bisqueda de una arquitecura apropiada me parece mis, ‘explictamente preciso hablar de la bisqueda de una modernidad apropiada, en nuestro caso, delaarqutectura Este desafio de. ‘modemidad se hace arduo para nosotros, entre otras circunstanciag por las siguiente: 1LUna modernidad “a presion”. Las sociedades que se modernizaron priser, por ‘ejemplo EE-UU, lo hicieron por un proceso indudablemente orginico de desarollo inierno-de la propia sociedad. La ceacién de tnuevas formas de vida moderna no pudo Surge sino dela endogénesis de ella mismas, jr que no haba presin externa que seguir, ni modelos que copiar: nadie se habia ‘modernizado antes. De ahi que estas nuevas formas de modernidad fueran, por as decilo, “esponténeamente apropiadas” a ss realidad. Pero Tos bendficos aportes iulizatoris de esta modernidad (Gemocracia, bertad de pensamiento y de omercio, masicacin progresva de as aspiraciones etoétera), provoearon, por el tfecto de demostracbn de su inexorable potencia de propagacién, una crecente presign de moderizacin en las sociedades todavia no modernizadas, como fue nuestro caso: Por eso, nuestra modernizacién no ha Sido organica i es espontineamente ‘apropiada sino, més bien, producto de la resin riginada por nvesiro retraso relative fem un mundo intercomunicado “TEI atractivo simbali de los modelos exigenos de modernidad Tmpelidos a modernizarnos, nox encontramos ton los modelos coneretos de modernidad, probadamente exitosos, que nos legan de fuera (principalmente de culturas tan dGterentes de la nuestra como tas del hemisferio norte) De estos modelos ‘conocemos, someramente, us mecanismos ‘sicos ms aparentes yu Gxto; pero no satemos mucho acerca de la historieidad de su gestacién, de su cortespondencia a ‘peculiardades de la locaidad en la que Sorgen, de a organicidad, de la oportunidad desu aplicacibn, eteftera, factores DAsicos todos eos para su Exito original. Pero la negacidn de esta dimensiin decsiva de “puestrsWdeniaad genera falas en el digesior ‘sélectivo de influencias externas “nodemizadoras. Ese factor es postblemente que mis nfl Sobre ls dificukades de nuestra modernizacién. Yes Garo que, de no 5 stra condicéin de retaso reltivo ‘prodrfa en verdad significa una enorme ental de disponer de una vastsima gama Ge ideas, tenia y modelos de Eto ‘Somprobado, y de una amplisima informacién alrexpecto Eso que parece haber ocurid® Tal menos, visto desde lejos-enelcaso del Japon, caya selective e inteligente adcouscion de aportes externos ha so herramienta principal de su acelerada ysostenida ‘modernizacon...“a la japonesa”. m1 Finalmente, cabe anotar que el concepto de modernidad apropiada no se fefiere solo al imperativo de adecuacién de ‘Gereas generilidades eivlizatorias universales Tas peculiaridades de cada lugar, sino ‘ambien -como e] nombre lo denote ~explicitamente- a la pecuiarizacién de cada Igjesia em Quintay, | Valparaiso; Feradnder Cos fe inaplial Max Poa args. equa iglesia de mado ‘enna “cudad nuova’ fe (Conse ag una ania pa Foctoria baller, act 1 de pescadore con formal sacral dele adi iglesia fas meaiforas de genes “manos cruticeas” verse a rac (campanaridh barca por el exeroryde ie ™orfol ‘esquel de balena ene sin ‘presto, no surge de vocal [fuerte carga, en sérminos de valores de | ioaemnidad, de que estin dotados, yla \ superionidad genérica de europens y rnorteamericanos hace que esos modelos. ‘esulien simbdlicamente tan atractivos que fags vemos impulsados 2 a mimesis. fs propiacén simbolica dela vivencia de ¥ mediante larepeticin del gesto, en forma “atamente independiente de la adecuacion bjetiva de tales modelos a nuestra realidad “Todo lo cual, junto con Ia intercomunicacion ‘mundial y la eplatante superoridad ‘antativa y cualitaiva de I informaci6n {al “otro mundo" respecto dela del nuestro, acrecienta adn mis la tendencia a estas esis inapropiadas. “Va recurrente negacién de nuestra dentin por parte de Tas elites. Las elites -qreroamericanas en general, y las chilenas en particular, dsponen de una influencia ‘ecacostrumbradamente alta, por la fuerte jerarquizacén informal de nvestras ‘eededades. Estas tan inflayentes elites niegan _Fecurentemente nuesra idenidad mestza y $e autorracionalizan como culturalmente ceuropeas (o norteamericanas, més tarde). La Fistorico propio o “Fmodemidad” abstract, valida en cuanto Zategoria, no existe como concrecion Iistdrica: Fo que existe, en Tos hecho, son “as moderidades- esto es, las peculiares vivenfas coletivas de cada sujeto histSrio, ‘nla direccin a que apunta la categoria. ‘Creo que esta puntualizacion tedrica tiene para nosotros bastante importancia ‘prictica, ya que sirve para elucidar algunas falacias go, sin que To sepamos, nos ‘mantienen presos, y que se hallan ocultas en cl concepto del “espiritu de 1a Epoca”, que {ania influencia ha venido ejerciendo entre nosotros desde hace ya varias décadas, Me parece que la falacia més gruesa que subyace neste concepto (tal como se ha entendido teire nosotros, que es lo que aqutiteresa) radica en el concepto implicito de una ‘unica epocal universal, supuesto que ya ‘en Jos ais 20 y 30 recibimos con expos sbsolutizantes International Style eteétera, y que timamente se a morigeradd en el Planteamiento de ia interaccin dialéctica Entre el esprit de la époce (universal) y el ae pet dl lugar Qo). Creo queen mee sete Shown oy. Tre Readin v eata abOdy eh Flanteamiento, muy acertado en cuanto ‘proximacion descrptiva a Jo suedido en uestra arquitectur, y que implica un avance totable respecto de nuestro exocentrismo Inia, con todo deja atin intacta en 10 SHstanevo la flaca el esprta universal en tin momento del tiempo, que interacts “Gialecticamente con ls pecliridades locales en el espacio. cExiste este “espiritu dela epoca” universal? aa ‘Enverdad “el espirito dela Epoca, visto como unicidad universal, me parece ‘Sovio que e& una Wusién 6plica eurocéntrica tan rotunda como Ia de la falacia de “tx Fistor universal” (obre la cual sa ha eserito tanto que no vale Is pena insistir en elo): una cuestion que no eudin en a realidad obetiva ‘eos het, sno en Ta ecentricidad 8¢ 105 pnts de vista Pues si bien, por ejemplo el Feceptcisme poamoderno puede ser Sramenterelevante en el “esprit de la época” de algunos sectores contemporineos, x obvio que, por el contrario, resulta de televancia cuasi nla para otros sectores “gualmente contemporincos (dela €p0ca), pero enfrentados a asuntos mis primarios: Teaxores que mal pueden experimentar él Gesencanto posmoderno, estando todavia uy lejos de acceder siquiera a los encantos {el madernismo, o recién enfrentindose a él Ele caso, por ejemplo, del emergente mprendimiento empresarial informal, hoy protagonizado por sectores populares de Tima, que implica acttudes de pujanza y comperitvidad caacteritca de 1s albores dela modernidad. {Cul es entonces el texptita de la época? CEste entusiasmo remoderno, 0 el oro deseneanto pposmoderno? Pei En cada Tocus histérico,sepin st desenvolvimiento, evan configurando Giertos impulsos y certas pereepeiones are, ante un “ahora” que 0 €S ‘Sniversao-abstracto, sino-un concreto ahora, ‘do aqui, de acuerdo con sendos devenires irrepetibles y con las cuestiones a que se van viendo enfrentados sus sujetos histéricos. Lo propio sucede en la modernidad apropiada Es certo que, de esia modernidad en parte ‘buseada y en parte resultant tal como hemos dicho a efectos del andlisis, €5 rant incusiva de efementor exipenos de Fader adaptador 8 cada stuaci, 9 St “propiedad” en cuanto conte tambien ermentos puramente propios. Pero, x1 vez, tex mucho mas que exo. Pues sbien esta SSnstlacin anata es valida, la sintesis ‘Gisenciatvesattante-ta moderizacion Fistoricamente real, cualquiera que sa, en {aia cas no €8 promedioaritmético de Gstos comiponentes, nun produto predeterminable al modo de as miuras Tota, sino una recombinacin siempre Reitae irrepetible, un impulso vivencial con Je propia ADN, proyecado a la exstencia sequin latent vocacine impredecble FReerad una moderidad apropiads ela v En sintesis, me-parece que ta actitud ‘que queremos construir ante Ia stuacién que Gebemos enfrentar, su naturaleza intrinsecs, ‘su carga de valor, sus imégenes, sus impulsos J, finalmente, su vocaciOn latente a ser proyectada en libertad, queda mejor servida on el nombre de bisqueda de una ‘modernidad apropiada; que no es un “ismo” ~exerayente, igado'aruna ocalidad geosrafict, “ano-uriigerativo te6rico de 18 arquitectura, fen cada contexto: en su lugar y su €D0%. ae 1. Ver soma Ne 20/28), ano 1884, pas 42 2 Yee Batt Albert Ten Books on Arciactor ‘Boek XL, Chapter V poets Toons) Laine Leta, “El Reponlimo Cio 3 yates epalnatual ch AV, dceabre BS, Maso 1 erado de Soo, ELOte Sender ‘x prsent abso, que dat esetembre de 6, oe Frade porel ator x el Hl Eacoeno de ‘id os pone Serena N° 24, etiembre BST p, 308 Pavey Pa pe qs etectinorgnicamete anemia 2. atin ara ea pues SEES ere len dcembre de 987

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