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aa TORCH TIRE LQUE SIGNIFICA DNS ae Pelee KOLA TAT re idvestiga cilis EDUCACION Y PEDAGOGIA \\ www.fondodeculturaeconomica.com Tee eel CTU teu eidg ica (i) PO rece aire ee aOR culturales y politicas que lo definen y organizan. Desde una Pe etre Ure arincrrrd rim etsy por Bourdieu, la andadura reflexiva y critica que se inicia con la pregunta sobre qué significa investigar, permite al autor (profesor de la Universidad de Salamanca), estudiar el estilo Pte a eR Ue ree CMU ale de pre y posgrado (norma y forma), las relaciones sociales que condicionan la practica cientifica y su concepcién de LPM) ame tates a ae elec conocimiento), la soledad del investigador y el sacrificio del etter at En ;Qué significa a Led Exorcismo del trabajo de investiga- cién, Gil Villa nos invita a participar y suscribir una posicion de Cee R usm ee a ee Tee eb Pee ee teen unease aur ett el fundamento de esta posicion radica en afirmar la implicacion social que reviste la produccién de conocimiento. Al respecto, la conclusion critica y democratica, que propone Fernando Gil en este ensayo, es rotunda: todo puede ser investigado por iT Le aa Poh MAO Oe cee a Me eee Complutense de Madrid y, desde 1991, Profesor Titular de Sociologia Pet ee rue Ce mnie ara emotes MC MeU etme te MCCo ee eLG Cee MCC CM term nt cones Pe et eo ha niet cee ko ous misc Peet eC Rn con MELON Individualismo y cultura moral (CIS, 2001), La exclusién social (Ariel, 2002), Elogio de la basura. La resistencia de los excluidos (Ediciones Uni- eee Re ener Maen oe ON ee eae] PARC C EMO Aan coe eee eee ns a ea eel Distribucién mundial para lengua espafiola Primera edicién, 2013 Gil Villa, Fernando {Qué significa investigar? Exorcismo del trabajo de investigacién / Fernando Gil Villa Chile: Fondo de Cultura Econémica; Benemérita Universidad Aut6noma de Puebla; Instituto de Ciencias de Gobierno y Desarrollo Estratégico, 2013. 196 p. ; 13,5 x 21 cm (Colec. Educacién y Pedagogia) ISBN 978-956-289-112-7 ©Fondo de Cultura Econémica Ay. Picacho Ajusco 227; Colonia Bosques del Pedregal; 14200 México, D.F. ©Fondo de Cultura Econémica Chile S.A. Paseo Bulnes 152, Santiago, Chile Registro de Propiedad Intelectual N° 229.901 ISBN 978-956-289-112-7 Coordinacién editorial: Fondo de Cultura Econémica Chile S.A. Disefio de portada: Macarena Rojas Libano. Diagramaci6n: Gloria Barrios A. Se prohibe la reproduccién total o parcial de esta obra -incluido el disefto ti- pogréfico y de portada-, sea cual fuera el medio, electrénico o mecénico, sin el consentimiento por escrito de los editores. Impreso en Chile por Salesianos Impresores S.A. 1. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 1.1. RACES CULTURALES DEL TRABAJO DE INVESTIGACION El trabajo de investigacién es, ante todo, y como su propio nombre indica, un trabajo, de manera que su sentido ultimo debe ser interpretado de acuerdo al valor cultural que tenga éste en una determinada época y sociedad. En Ta nuestra (queda marcado por el individualismo, medido en funcién del criterio abstracto del esfuerzo del sujeto, que pasa por duefio y sefior de su destino. Para hacerse compatible con ese marco de creencias, el sistema académico se organiza sobre ciertas practicas y nor- mas destinadas a concentrar la responsabilidad en el estu- diante. Ni la organizacién concreta del trabajo, es decir, las normas que lo regulan, ni el azar, ni el tutor, son considera- dos participes del fracaso o del éxito del resultado final. Las comisiones encargadas de coordinar el Master 0 el Doctora- do de cada departamento imponen criterios arbitrarios den- tro del respeto de ciertas directrices generales establecidas por las universidades y las administraciones educativas. Tos alumnos suelen acatar tales Grdenes con menos resis- tencia atin de la que oponen en el grado, como si la urgencia por conseguir el titulo de posgrado, y la sensacién de que se trata de una etapa educativa especial cuya altura refuerza la autoridad sagrada de los profesores doctores, generaran la 27 See er sat ei Eat ee tes aed alia 28 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? obligacién moral de agradecimiento por haber sido admi- tido, por formar parte de los privilegiados, Io que implica no discutir normas tan arbitrarias como el numero de citas © paginas obligatorias o el grado de asistencia. La actitud sumisa no debe considerase tipica del estudiante. Es mas bien uno de los objetivos claves de un sistema de ensefianza basado en la memoria y el examen y ajeno a los aprendizajes creativos, participativos y dinémicos. Una de las funciones sociales que cumple dicho sistema, al socializar a los alum- nos desde los primeros afios en la obediencia y en la recep- cin pasiva de contenidos y valores. Precisamente inculca los valores mas deseados por los empleadores en cuyos bra- zos acabaran los estudiantes, alguien que Ilegue puntual al trabajo, aseado, con buenos modales y obediente. En teorfa, a medida que se asciende en la piramide edu- cativa, se otorgaria al alumno mds autonomia, en corres- pondencia con la que se le otorgarfa a un trabajador mas cualificado. Pero este esquema l6gico parece mas que discu- tible hoy en dia por razones varias, entre las que destaca la vulnerabilidad de la poblacién joven, incluida la graduada, que flota a la deriva en una sociedad incapaz de ofrecer- le caminos de emancipacién dignos. Otro de los grandes motivos es la falta de pensamiento critico, lo cual a su vez se explica no s6lo por la falta de instruccién al respecto —pues si el tinico culpable fuera el propio sistema educati- vo el argumento seria tautol6gico—, sino por la influencia de las nuevas tecnologias y en particular de la red en el es- tudio, asi como por la falta de alternativas institucionales que permitan una formaci6n integral y amena. También es interesante la falta de referencias intelectuales, la pérdida de trascendencia del papel del profesor universitario, que, vic- tima él mismo de la mentalidad tecnocratica que impera en la academia, se olvida de sus sefias de identidad, esas que durante toda la historia le convirtieron en algo mas que un simple experto que transmite un programa concreto dentro EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 29 de una relacién contractual que otorga créditos a cambio de un salario. El caso es que el estudiante de posgrado que se enfrenta a un trabajo de investigacién, lo hace desde una situacién de fragilidad maxima. Ello contribuye a que prenda en él la ideologia del sacrificio y heroicidad, unico vehiculo apro- piado para sobrellevar la sumisi6n exigida. Sila primera sensacién, debida a la inseguridad sembra- da desde tantas perspectivas —y atin habria que hablar de una que las envuelve todas, un tiltimo circulo concéntrico, macrosociolégico, en el que la sociedad debe ser definida como sociedad de la incertidumbre—, es por tanto la que se en- cuentra solo ante el peligro, la siguiente consecuencia l6gica es la que uno debe andar con pies de plomo. Todo lo que digas 0 escribas puede ser considerado en tu con- tra. Esa parece ser la regla implicita que rige el momento te- trible del inicio del trabajo de investigacion. La presuncion de inocencia, esa garantfa jurfdica destinada en su dmbito, precisamente a ofrecer un minimo de seguridad y tranquili- dad, queda invertida, siquiera de modo informal, en la rea- lidad cotidiana de la investigacién. La ingenuidad queda expuesta de forma alarmante y, debido al paternalismo que Ta amortigua, se transforma, via sarcasmos de los profesores y tutores, en infantilismo, cortando de raiz una de las fuen- tes de energia que el estudiante pudiera tener. Con ello, se da una nueva vuelta de rosca a la incertidumbre y ansiedad del apren ~~ Andar con pies de plomo es una cuestién que afecta al tiempo y a las fuerzas implicadas. El primero pasara muy lentamente. El trabajo avanza despacio por los continuos bloqueos que impone la cautela en un ambiente de inseguri- dad. En cuanto al motor que sirve de inspiracién, queda des- cartada desde el inicio la hibris, esa potencia basica que activa el orgullo del héroe por serlo, su autoconfianza generadora de arrebatos temerarios que en materia de escritura deberian 30 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? provocar impulsos creativos, golpes de gracia asestados a las paginas o pantallas en blanco que esperan desafian- tes. Ambos, tiempo y fuerza de inspiracién, quedan como amordazados, contenidos. La autocontencién es una ma- nifestacién del autocontrol del sujeto burgués, forma parte de las herencias que pasan al investigador por su genética, junto a la ya comentada responsabilidad personalizada. A ese nivel, el autocontrol ha sido observado en trabajos clasi- cos, desde N. Elias a M. Foucault 0 P. Freund. Los procesos de socializacién politica confluyen con los provenientes del mundo del trabajo en el cuerpo del sujeto, que se racionali- za ademés de privatizarse. El doctorando, como expresion maxima de la persona que se enfrenta a un trabajo de inves- tigacion, se convierte en un campo de contradicciones que terminan por avalar este fenémeno. Tradicionalmente, tiene toda la vida para completar lentamente su trabajo. Paralela- mente, la orientaci6n es tan flexible que no tiene un horario obligatorio ni un calendario que le presione para realizar las distintas actividades. Precisamente por esa tedrica libertad el éxito depende del autocontrol. Sélo quienes han logrado un dominio maximo de su cuerpo acaban la tesis. Tal cuerpo no s6lo abarca, obviamente, las vastas llanuras fisicas de la pereza sino también las que tienen que ver con la resisten- cia académica, por tanto con el espfritu de rebeldia y con el atrevimiento intelectual. El cuerpo le pide al investigador ira en el estudio, pero los cdnones lo desautorizan. Ortega y Gasset lucha contra este prejuicio aprovechando una deliciosa anécdota aca- démica: “E14 de junio de 1866, un discfpulo predilecto de Mommsen present6 en la Universidad de Berlin, con motivo de su disputa doctoral, la tesis siguiente: Historiam puto scribendam ese et cum ira et cum studio (La historia debe ser escrita con iracundia y con entusiasmo). La ma- yor inocencia que se puede padecer es creer que la ira et cum studium EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 31 son incompatibles con la objetividad. |Como si ésta fuese otra cosa que una de las innumerables creaciones debida a la ira et studium del hombre!”" {Cual es el sentido de la regla que impide dejar rastros emocionales en la escritura del trabajo de investigacién? La vulgaridad que delata. El caracter ideal para el burgués oc- cidental, se rige por el mismo principio: “Dejar entrever c6- lera u odio en gestos o palabras —observa un filésofo— es inutil, es peligroso, es necio, es ridfculo, es vulgar”? Habria que subrayar la ultima palabra para entender la conexi6n. Si el autocontrol es entendido en nuestra cultu- ra como un medio imprescindible para separar al hombre del animal y sujetar el cuerpo, esta exigencia sera todavia mayor para quienes se supone que van a formar parte de la élite de_la sociedad. Los que aspiran a dirigirla deben concentrar en su persona las virtudes de la época. Es légico pues que el trabajo de investigacion, mas alla de la funci6n pedagégica declarada de instruir en ciertas habilidades en el arte de la observacién, y de la funcién igualmente expli- cita de revelar la verdad sobre alguna cuestién oscura que preocupa a la humanidad, sirva para cumplir otra funci6n social oculta. Un trabajo de investigaci6n investiga antes que el objeto de estudio declarado, la propia personalidad; trabaja, antes que el mundo exterior, el mundo interior, el campo de los sentimientos. Obsérvese la relaci6n que se establece entre las fun- ciones explicitas e implicitas. La ciencia al servicio de la verdad es el lema que ennoblece la investigacion. Sin em- bargo, en la realidad, este objetivo es muy diferente de otro ' José Ortega y Gasset, Obras Completas, Madrid, Revista de Occidente, vol. 4, 1966, p. 419. ? Arthur Schopenhauer, Parerga y Paralipémena, Madrid, Valdemar, 2009, p. 504. 32 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? politicamente incorrecto e inconfesado: la ciencia al servicio de la distincién social. Es més, ambas cosas pueden verse como contradictorias. El trabajo de investigaci6n sirve para separar del vulgo a quien lo hace, no solo porque le otorga un titulo que le faculta para acceder a mejores puestos de trabajo, sino porque le instruye en cierto manejo del len- guaje que lo separa del pueblo. De esa forma, el hecho de que no pueda materializarse la primera ventaja, sobre todo en épocas de crisis, en las que los doctores van al paro, no invalida el argumento, pues dentro de esa mayoria de des- empleados, el uso culto del lenguaje verbal y no verbal, las muestras de contencién emocional en la expresién, el cardc- ter grave tras el paso por el calvario de la investigacién, si- gue creando categorfas sociales. La contradicci6n estriba en que la ciencia toma su le- gitimidad en las sociedades democraticas tinicamente si se establece sobre una igualdad de oportunidades en la dimen- sién de su formacién (cientifica) y sobre todo si divulga los resultados y los materializa en mejoras de la calidad de vida de toda la poblacién. Ello exige, en primer y muy impor- tante lugar, que se cumpla la condicién de divulgacién del conocimiento. Ahora bien, el estilo académico que se exige en los trabajos de investigacién es, por naturaleza, elitista. Antes al contrario, odia lo vulgar, y por tanto su matriz, el vulgo 0 pueblo, como lo demuestra el hecho de > que identi- fica y agrupa a sus enemigos, los aspectos negalivos que el investigador debe esforzase en erradicar, segtin el grado de vulgaridad que los caracteriza, como observabamos en la cita anterior. Esta contradiccién es mds grave, si cabe, en las cien- cias sociales por dos motivos, uno indirecto y otro direc- to. En primer lugar, cuanto mds técnicos sean los trabajos de investigacién, cuanto mds ininteligible y criptico sea su estilo, mas facil seré que los intermediarios encarga- dos de darles vida y ponerlos en circulacién, los gestores y EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE, 33 responsables de las polfticas sociales, los encierren en el cajn de sus despachos y se olviden de ellos. En segundo lugar, més dificil sera que cuando sean publicados pue- dan llegar a la poblaci6n en general actuando directamen- te sobre ella, formandola, es decir, limpiando el tema en cuestién de prejuicios, abriendo las conciencias y atacando directamente el sufrimiento que causan las discriminacio- nes, las omisiones 0 los malentendidos. ¢Por qué raz6n una tesis de maestria 0 de doctorado sobre el maltrato de la mujer, sobre la xenofobia en la escuela o sobre la corrup- cién politica, por citar algunos ejemplos, no debe ser di- vulgada? Lo menos que se puede decir es que es un triste desperdicio el que montafias de trabajos de investigacién cada afio sean abandonados y se conviertan en ficheros electronicos fantasmas, destinados a vivir en las catacum- bas de las universidades. Pero, ¢se trata de eso, de un simple desperdicio, o de un despilfarro de enormes proporciones que no nos podemos permitir ni desde el punto de vista practico ni desde el pun- to de vista ético? Igual que quien tira a la basura una barra de pan que le sobr6. Puede que no le dé importancia. Puede que le diera més si pensara en la suma de todas las barras de pan que se desperdician y en las vidas que salvarian si se distribuyeran entre quienes pasan hambre. El problema, en este caso, es justamente la distribucién, cémo hacer llegar las barras de pan a sus destinalarios. Pues lo mismo sucede en los trabajos de investigacién. La condici6n previa nece- saria para su divulgacién es que sean construidos con un estilo comprensible. EI propio Ortega y Gasset, coherente con su critica al modo de quehacer cientifico, no se cansaba de repetir que la claridad es la cortesia del filésofo. El sen- tido comtin avala el lema, pues por mas profunda que sea una investigacién siempre habra una manera de expresar sus resultados de forma transparente para que pueda ser compartida —lo cortés no quita lo valiente—. 34 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? Debemos ahondar en la consecuencia que marca el jue- go de la doble funcién de la investigaci6n. Para ello pode- mos retomar la interpretacién del texto clasico. Recordemos que Schopenhauer estd dirigiéndose a un puiblico especffico, que esta instruyendo al ciudadano burgués. Tras animarle a esconder sus sentimientos, le insta a “Parler sans accent; esta vieja regla de las gentes de mundo propone que uno deje al sentido comin del otro adivinar qué es lo que se ha dicho; si es lento, antes de que haya terminado, ya est uno lejos. En cambio, parler avec accent significa hablar a los sentimientos; con lo que todo resulta de modo contrario”.* La ocultacién de los sentimientos es una habilidad que se entrena. Ahora bien, lo que se esconde, en el fondo, no es la emoci6n. Si lo fuera, la excusa moral, la prudencia como defensa psicolégica ante la exposicién del otro, serviria. Pero la verdad es que el sentimiento no es sino un caballo de Troya que alberga el pensamiento, verdadero protagonista objetivo que se pretende ocultar. Tal pensamiento se arroja sobre el campo sentimental del otro como una bomba. Anti- cipamos sus efectos explosivos, su carga negativa. Lo que se oculta es la mala conciencia de nuestra intencién tiltima de uso manipulador de la verdad, algo que seré més evidente alli donde haya més cantidad de la misma, en la casa del investigador cientifico. Se trata de una sencilla estrategia de las “gentes de mundo” que se exporta del proceso negocia- dor de la comunicacién en la vida cotidiana, al campo de la investigacion. La manipulacin de la verdad con la finalidad de sacar un beneficio personal, auténtico fil6n argumental de las series de ficcién, genera, en el pensador, es decir, en quien reflexiona sobre ello, aunque no Ilegue al fondo, un poso de mala conciencia. Tal poso puede verse como una ‘sombra fantasmal que persigue con mas o menos insistencia —dependiendo de su personalidad— al aprendiz de brujo, * Ibid. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 35, digo, de investigador, precisamente porque planea sobre su trabajo cierta asociacién vaga e inconsciente con la brujeria, por tanto con la tentacién de la manipulaci6n de los hechos investigados. El que ese trabajo sirva para distinguirle so- ci almente por el poder que le otorga el “saber superior” que tedricamente representa —contradiciendo asi su juramento y su compromiso con la democratizacién del conocimiento, su heroica y desinteresada dedicacién a la bisqueda de la Verdad—, alimenta constantemente aquella sombra. 1.2. UN TRABAJO MUY MASCULINO Una consideracién del tema desde la perspectiva de género confirma nuestras sospechas. La sociedad académica es una réplica de la sociedad patriarcal general y por tanto refleja sus valores. La mujer, escribe el fildsofo clasico hace mas de siglo medio, “no esta destinada a la gran labor intelectual” .* Hoy, en pleno siglo XXI, las polfticas de igualdad no con- siguen negar estas palabras con cifras. gCuéntos premios Nobel se conceden a mujeres investigadoras? ;Cudntas ca- tedraticas hay en Espafia? La tendencia general que marca la nivelacién de los géneros no es uniforme ni imparable, como pareciera a simple vista. Las reformas legislativas en materia de educacién y ciencia pueden implicar retrocesos aunque sea como efectos no procurados. Tal es el caso de la fatal combinaci6n, que se vive en el caso especifico de Espa- fia en los primeros aiios de la segunda década del siglo XXI, de crisis econémica y nuevos sistemas de promocién. Una vez abandonado el procedimiento de las “habilitaciones”,° la cdtedra se concede automatica y tnicamente tras el * Ibid., p. 1073. ’ Procedimiento que consistia en superar dos pruebas piblicas ante un tribunal nacional elegido por sorteo. 36, QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? reconocimiento de cuatro tramos de investigacién avalados por una comisi6n nacional de evaluacién. Puesto que cada tramo consta de seis afios, en el mejor de los casos se exigen 24 aiios de dedicacién exclusiva e intensa en la carrera del investigador, lo que en el caso de la mujer implica renunciar al tiempo de dedicacién que exige la maternidad, algo obli- gado en una sociedad como la espafiola, caracterizada por una amplia desigualdad en la practica en la distribucion de las tareas domésticas. Para hacer el cdlculo, no debe olvidar- se el aumento de la precariedad de dicha carrera. La edad media de consolidacién, de acceso funcionarial a una plaza de profesor universitario, asciende a los cuarenta afios. Por otro lado, la crisis afiade obstdculos al no convocar 0 amor- tizar las plazas de los catedraticos jubilados 0 al no renovar el contrato a un gran ntimero de jévenes investigadores. Pero ahondemos en la caracterizaci6n sexista del trabajo de investigador tal y como se ha concebido tradicionalmen- te. Los prejuicios se van sumando a medida que extrapola- mos al ambito académico las supuestas pocas virtudes y los muchos defectos que definen a la mujer en comparacion con el hombre y que planean como una nube de creencias sobre la sociedad, certificada por la autoridad del experto en me- teorologia que representa el filsofo clésico que presta su testimonio en pleno coraz6n de la época moderna. ePor qué las mujeres no estan capacitadas para las labores intelec- tuales que exige la investigacion? En primer lugar porque “toman la apariencia de las cosas por lo verdadero” y pre fieren las pequefieces a lo mas importante” .’ Ambas manias, obviamente, atentan directamente contra los procedimien- tos mas basicos del trabajo de investigacién, el cual se basa en el rigor y el orden. En segundo lugar, siempre para el pensamiento sexista, la mujer suele tomar sus decisiones © Arthur Schopenhauer, op. cit., p. 1075. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE ar de forma apresurada, lo cual pasaria factura en un ambito como el cientifico (la paciencia es la madre de la ciencia). En tercer lugar, la mujer, debido a que su naturaleza se aproxi- ma mas a la del animal, se encuentra atada al presente, es decir, exhibe cierta incapacidad para remontarse tanto hacia el pasado como hacia el futuro. De nuevo, este defecto es es- pecialmente lacerante para quien decide dedicar su tiempo a la investigacién porque todo trabajo en esta materia debe partir, por definicién, de un capitulo inicial de antecedentes que exige sumergirse en la historia del tema, y de un ca- pitulo final de conclusiones y resultados esperados que exige anticipar la evoluci6n del problema estudiado. Todos estos aspectos se pueden considerar al mismo tiempo con la finalidad de extraer una conclusién volviendo la vista hacia el plano de los sentimientos, cerrando asf el cfr- culo de nuestro argumento: la mujer muestra mas “compa- sion, y por tanto, mas amor al ser humano”.” Y es que la idea basica que moviliza toda esta ideologfa sexista, al consistir en la minusvaloraci6n, acerca a la mujer no sélo al animal sino también y sobre todo al nifio. La supuesta puerilidad esencial de la mujer certifica su déficit o incapacidad con- génita, pueden permitirse “las expresiones sentimentales”.* Ellas son, en realidad, materia sentimental que se derrama de forma incontenible y por tanto peligrosa. Representan justamente, aquello que la ciencia pretende exorcizar, no de paso o indirectamente, sino como objetivo principal. Pues su misi6n no es sino la herencia ilustrada que concibe la razon cientifica como el arma mas letal ideada por la hu- manidad més civilizada de la historia, la de la época mo- derna, para acabar contra los fantasmas de los prejuicios y las supercherfas. La oposicién entre raz6n y sentimiento se constituye asi en uno de los esquemas mentales sagrados de ” Ibid. * Ibid., p. 1073. 38 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? la modernidad. La polarizacién exagera los extremos y les impone una carga moral: el sentimiento representa el Mal. El trabajo de investigacién es también, ademas de una indagacién concreta en un problema, un trabajo moral en el que se debe perseguir al Mal y acabar con él. De ahi que en este peculiar paradigma el investigador pueda ser compa- rado con un héroe o con un santo, a veces sacrificado en la batalla, convertido en martir. En definitiva, el mal debe plegarse al bien, como el sen- timiento y los juicios de valor deben ceder ante la raz6n ob- jetiva, como la mujer debe someterse al hombre, como lo privado —dmbito al que se asigna la mujer— debe some- terse a lo ptiblico —al que pertenece lo académico—, como el saber inferior puramente prdctico debe someterse al sa- ber superior de caracter mistico (0 capaz de hacerse mito, como la tecnologia actual), como los ciudadanos vulgares que conforman la masa acritica inexperta y lega deben ren- dirse ante la distinguida y prestigiosa élite de doctores y académicos. La deconstruccién del trabajo de investigacién no puede separarse de la del sistema académico, que a su vez forma parte de la aplicada a la cultura occidental moderna. Su di- secci6n a través de cortes transversales especificos, como el del género, pone de manifiesto los defectos congénitos mas conocidos como la hipocresia y el cinismo de la burguesia intelectual —Ia cual apadrina la investigacion académica— asi como los mecanismos psicoldgicos (sociales) con los que habitualmente los racionaliza. Uno de los mas socorridos y famosos, el de la proyeccién, emerge en este punto con toda su fuerza grafica: el prejuicio machista sobre la inclinaci6n femenina a la mentira esconde la mala conciencia del cien- tifico, su irresistible tentaci6n a manipular el saber-poder. Este aspecto fundamental asoma en el estado de énimo. Su tono alegre contrasta con las constantes preocupacio- nes masculinas, las cuales se encarnan a la perfecci6n en el EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 39 cefio fruncido de El Pensador, en la gravedad del doctor que consiguié completar varias estaciones del calvario de la in- vestigacién. No estamos aqui ante el temor a la mujer como una constante antropoldgica sino ante una clase de temor espe- cifico, el temor al bienestar,al placer del trabajo que realiza. En este sentido, la mujer representa la felicidad ignorante, la ilusi6n de la humanidad, prejuicios contra los que reacciona violentamente la conciencia del investigador. Como obser- vaba Foucault en su lectura de Nietzsche, si se interroga a la conciencia cientifica en su historia, se descubre que tras la mascara de la objetividad neutra, la voluntad de saber es mal- vada. Y concluia: “El andlisis hist6rico de ese gran querer- saber que recorre la humanidad pone, pues, de manifiesto que no hay conocimiento que no repose en Ia injusticia”.’ Si, segtin Schopenhauer, la simpatia que demuestra la mujer por los desgraciados no es buena para el hombre, en general, porque demuestra debilidad, menos convendria al académico, al investigador, tan seguro de sf mismo. A me- dida que ascendemos en el sistema educativo la ensefianza va perdiendo su aspecto ltidico, s6lo excusable en las etapas previas, infantiles, “femeninas”, y va ganando gravedad. En la cépula de la pirdmide, en los estudios de posgrado, la seriedad alcanza su maximo esplendor pero siempre a costa de la tolerancia y de la ternura. “Algtin dictado de nues- tra cultura prohibe al hombre hablar de ternura o abrirse al lenguaje de la sensibilidad, pues en su educaci6n se le ha insistido en ser lugar de dureza emocional y autoridad a_ toda prueba”.'’ El autor de estas palabras confiesa que cuando un hombre, como es su caso, se atreve a defender un * Michel Foucault, Nietzsche, la genealogia, la historia, Valencia, Pre-textos, 1988, p. 70. " Luis Carlos Restrepo, El derecho a la ternura, Bogota, Arango editores, 1994, p. 15. 40 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? discurso sobre la ternura, “aparece de inmediato el fantas- ma de afeminamiento”."' Si aceptamos que la Academia re- fina su caracter a medida que se desarrolla, utilizando el recurso de la personalizacién, entonces, la organizaci6n y gestion del trabajo de investigacién deberia ser sumamen- te masculino y minimamente femenino. Y en efecto, no es dificil comprobar tal cosa a través de la observaci6n. La so- ledad del aprendiz de investigador encaja en el estilo del padre ausente y poco afectivo, lejos de la madre presente que da dnimos. El ritual de la defensa ptiblica de los trabajos de investigacién de posgrado ofrece mas datos al respecto. Los doctores del tribunal que los juzga se ensafian en sus criticas. Si éstas fueran grabadas por una cdmara y mostra- das después a un jurado popular de personas graduadas 0 licenciadas en esa rama, con toda seguridad éste apostaria a que los candidatos han sido reprobados. Tan potentes, en profundidad y en extension son tales criticas. Hay algo desmedido en las mismas, un componente sddico que luego se oculta en la increible —por ilégica— votacién positiva en casi todos los casos del trabajo de inves- tigacion evaluado. Este doble movimiento es tan acusado, es tal el contraste entre los momentos de explosién y la efusi- vidad de los aplausos y apreton de manos posterior, que un observador externo no puede menos que sentirse abrumado por el mismo, en principio, y tentado después de calificar de tragicomedia con tintes esquizofrénicos el absurdo y maca- bro ritual. Si se tiene en cuenta la argumentacién que aqui seguimos también podria interpretarse la contradiccién, para deshacerla, como un reflejo de la hipocresia del caracter cientffico que a su vez hereda el genio burgués patriarcal, masculino y autoritario. De acuerdo con nuestro esquema, el beso (0 el abrazo) final de los doctores académicos es tan falso como el de Judas, y tanto mas cuanto més santo sea el " [bid. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 41 doctor que lo ofrece, como en el caso de Judas. La falsedad y la ironfa que lo acompafia expresan, a través del lenguaje no verbal y del silencio, el doble juego, el doblez del acadé- mico, su situacién de clase contradictoria, al verse obligado a cooptar a un nuevo elegido, para asegurar la reproducci6n de la élite, lo cual es bueno y necesario —tranquilizando su conciencia como servidor ptiblico, de semental que cumple con la funcién social de permanencia de la especie—, pero también es peligroso, porque aumenta la potencial compe- tencia personal por la consecucién de un puesto entre los préceres, beatos o santos. 1.3. EL REFERENTE CRISTIANO. EL BECARIO CRUCIFICADO El trabajo de investigacién, en la cultura académica actual, es concebido como una larga travesia en el desierto, de in- cierto resultado. La caracteristica que mejor lo define es, por tanto, la ansiedad. Un sinfin de dificultades aguardan al es- tudiante. ;Por qué hacerlo entonces? Porque la recompensa prometida es grande. La magnitud del premio guarda 16- gicamente cierta proporcién con los problemas para con- seguirlo. Aun asi, muchos se preguntardén si valié la pena ponerse en marcha. Y es que la meta no es una meta normal, sino una mezcla de realidad y ficcién. Como toda Tierra Prometida, el obje- tivo de la investigacién es de naturaleza mitica. El grado de dificultad y la consiguiente carga de ansiedad arrastra- da son tales que, aunque se Ilegue a la meta, la frustraci6n estd garantizada. El mand recibido sabra a poco, tanto por su aportacién calérica —entendidos como rendimientos econémicos de la inversién realizada en tiempo, dinero y desgaste emocional, por tanto en términos de capital huma- no—, como por su beneficio espiritual —que, traducido al lenguaje de nuestra reflexién significa prestigio por el titulo 42 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? al que da acceso el trabajo—. El grado de doctor, el circuito de maxima dificultad, deja una sensacién de fuerte resaca (pensemos que el ntimero de victimas es igualmente pro- porcional a la dificultad de la travesfa). En el grado, menos que en el master. En el master, menos que en el doctorado. Tras el momento de euforia, tras la defensa, llega el momen- to depresivo del Eclesiastés, en el que se toma conciencia de la vanidad del acto y de la inutilidad y sinsentido de la aventura. Cuando el flamante doctor consigue echar la vista atrds con la suficiente serenidad, recordara a los colegas que se quedaron en el camino. “Muchos seran los llamados pero pocos los elegidos”. Esta frase retumbaré en su memoria, para sentirse superior 0 para sentirse culpable, dependiendo de su cultura moral. En ambos casos la consecuencia consistiré en aumentar la cantidad de sufrimiento existente, bien sea indirectamente, en los demas, al fomentar en los nuevos doctores actitudes y estrategias de distincidn discriminatorias, bien directamen- te, a través del arrepentimiento. La sensaci6n de haber sido victima de una vana ilusién aumenta cuando el doctor, es decir, quien logré superar con éxito las tres travesias, observa que la carrera continua en la practica. Oye en los corrillos académicos con desazon el rumor de nuevos y remotos Dorados. Algunos colegas ya se han embarcado en la nueva aventura de los posdoctorados. Asi pues, lo que se vendié como fin no lo era. La carrera parece no acabar nunca. Un sudor frio lo embarga, debera seguir sufriendo. ;Hasta cuando? Toda la vida. Porque el sentido de la carrera del investigador no es aut6nomo, sino que ha sido copiado de referentes simbélicos mas genera- les y de sus ideologias anexas. Como en la tradicién judeo- cristiana, la vida verdadera sdlo comienza tras la muerte. El mundo de la investigacién sdlo puede ser un valle de lagri- mas. Quienes perecieron en el intento son héroes martires. Quienes se hacen viejos y cosechan éxitos son simplemente EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 43, héroes. Estos tltimos se iran decantando por una trayecto- ria lidica o por otra esforzada. Aunque se trata de opciones que tienen que ver con reacciones légicas explicadas por un complejo conjunto de factores, entre los que cuentan la personalidad y las circunstancias que rodean a cada suje- to, la suerte juega un papel fundamental. Algunos, sobre todo si tienen la posibilidad de lograr una sinecura gracias a su nuevo titulo de doctor, se afanaran por vivir lo mas cémodamente posible. Puesto que se sufrié tanto durante tantos afios, ahora es hora de pasarlo bien. La ansiedad que se acumul6 en el estudio sacrificado se cambia, como si de una moneda de oro se tratase, en el mercado del placer. Asi se explican esas transformaciones —que en ocasiones nos llaman la atenci6n— de personas tan esforzadas y conteni- das que hacia el final de sus vidas intentan convencernos para que formemos parte de la secta del carpe diem, de la que son fanaticos seguidores. En el caso opuesto, se mantendrén apegados a un intenso ritualismo de maneras y habitos que se extenderd insensiblemente del trabajo académico a todos los Ambitos de la vida social y privada. Aunque muchos estudiantes se enfrentan a la, para ellos, penosa tarea de realizar un trabajo de investigacion, en contra de su voluntad si se trata de un requisito para el grado 0 como opcién personal (aunque generalmente con escasa conviccién) para el master y el doctorado, existe una figura que recoge de forma ejemplar el perfil del trabajador: el becario. EI becario de investigacién con contrato de trabajo bien puede definirse, en efecto, como un trabajador. De hecho existen asociaciones a distintos niveles territoriales que tra- tan de defender sus derechos, regulados por contratos que los vinculan a fundaciones 0 administraciones ptiblicas. El becario recibe una ayuda 0 salario para realizar su trabajo de investigacién. Dado que esa ayuda tiene un plazo de tiempo limitado de varios afios, el aprendiz de investigador labora 44 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? bajo una presion afiadida a la que emana de la naturaleza del trabajo y de la organizaci6n del sistema académico en el que cobra vida, las cuales, como se vera, son maytisculas. La figura del becario nos es util para comprender las perversidades que encierra la concepcién imperante de la investigacin no s6lo porque concentra la presién por su si- tuacion concreta, a la manera de un prisma, sino también porque, desde un punto de vista diacrénico, proyecta ese haz de luz densa sobre toda su trayectoria vital, sobre su futuro, tifiendo su destino con el mismo color de la incerti- dumbre. Pues se supone que, en caso de superar con éxi to la prueba de la via dolorosa de su primer trabajo de investiga- cin, después hard otro, y luego otro més, y asi hasta el final de su carrera, e incluso, a diferencia de las demas ocupa- ciones, mas alla de la misma, cuando haya acabado su vida laboral, si es que vive para contarlo. Por esa raz6n, su figura estd inexorable y profundamente unida a la tradicién de la investigacién de la que forma parte, explicando no sélo su identidad personal y laboral, sino también su estatus social y su posicién econdmica. Pero fijémonos, por el momento, en el inicio de su an- dadura. Enseguida, pasado un primer momento de euforia y celebracin familiar tras haberle sido comunicada la ob- tencién de la beca, como si de un premio se tratase, comen- zara el calvario. Nunca como al principio, dada su légica falta de experiencia, sentiré con tanta fuerza el sentimiento de pérdida (en el sentido de estar literalmente perdido). Es cierto que dicha ansiedad es compartida de forma universal por todo neéfito. Hasta el aprendiz del oficio mas simple se supone que la experimenta. Sin embargo, en el becario dicha ansiedad cobra la proporcién maxima. Ello se debe, de nuevo, tanto a la forma que toma la division del trabajo social dentro de las unidades o departamentos de investi- gacion como a las presunciones subyacentes que sirven de gufa orientativa no escrita para avanzar en las tareas EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE, 45 diarias. En cuanto al primer aspecto, si bien es cierto que todo aprendiz ocupa la posicién mas baja de la escala labo- ral y suele encargarse, ademas de su trabajo, de tareas infe- riores de intendencia que no figuran en su contrato, escrito o verbal, como traer un café 0 comprar folios, lo normal es que esta dimensién negativa se compense con otra de signo opuesto en la que se le somete a refuerzos positivos 0 ne- gativos, inviténdole a reuniones o celebraciones especiales o exonerdndole por sorpresa de algunas cargas durante un periodo de tiempo, de manera que pueda concentrarse en su tesis. En el caso de la investigacién, especialmente la li- gada a la tradicién universitaria espafiola, sin embargo, la relaci6n con los jefes, con los cétedros (en masculino), esta basada en el distanciamiento. Como en el caso de Kafka, la autoridad del padre ausente aumenta la angustia de la rela- cién de subordinacién. La soledad viene a ser para el becario lo que un viento impertinente para un caminante con dificultades, un agra- vante de su ya de por si complicada situaci6n. Al igual que la sensaci6n térmica hace que se experimente el frio en un modo no proporcional sino superior a la temperatura obje- tiva, el aislamiento del investigador primerizo multiplica su malestar. De ahf que, si le aplicamos el calificativo de negro, cosa que sucede a menudo cuando nos referimos a los tra- bajos sucios que debe realizar como favores a los miembros con mas poder del departamento —como realizar entrevis- tas para sus proyectos de investigacién, procesar datos de campo en el ordenador, rellenar formularios 0 ir a recibir al aeropuerto a un colega—, si bien se trata de un rasgo com- partido con los aprendices de otras ocupaciones, en este caso, se acerca al rango mas bajo de las mismas, aquél que en el folclor corresponde con escenas antoldégicas de la historia de la esclavitud, como la animada en los campos de trabajo al atardecer por canciones tristes del género negro espiritual: Nobody knows, the trouble I’ve seen/Nobody but Jesus. 46 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? A través de esta melodfa conectan las cargas metaf6ricas de las figuras del becario y de Jesucristo, itinerantes dolo- rosos y solitarios. Las estaciones que salpican el particular via crucis del académico aprendiz son Tas tutorias con su director de tesis. Ante la puerta del jefe-tutor, el becario se ‘detiene un momento para tomar aire como Jesucristo en el Getsemant y se encomienda a Dios: —"Padre mio, si es po- Sible, aparta de mi esta copa de amargura; pero no se haga lo que yo quiero sino lo que quieres ta”.” La historia es bien conocida. Dios no parece estar por la labor, con lo cual condena a su hijos —el paternalismo en las relaciones académicas es evidente—, a seguir sufriendo. Considérese al respecto el siguiente testimonio: “BI procedimiento por el cual un profesor realiza el seguimiento de la labor diaria de su apadrinado resulta, por lo general, siniestro. Lo habitual es que le diga, dandole golpecitos en la espalda: ‘Trabaje, gn 3 trabaje, siga usted trabajando y ya me lo ensefiaré Se comprende entonces la sensacién de abandono y el lamento al que inevitablemente conduce: “Elf, Elf, lema sa- bactani? —Seftor, sefior, gpor qué me has abandonado?”."* La suerte estd echada. La historia se aproxima lenta- mente a su climax. Todo final tiene sentido de muerte. Crucifixién de Cristo y del Becario en el tribunal que juzga la tesis en el dia del juicio final —tras los posibles juicios parciales—. Pero la muerte no es definitiva para el cristiano, el cual cree en la resurreccién. Tras la prueba mas dura, Cristo reaparece al tercer dia, como el becario tras unos dias de 2 Mt 26,39. Jordi Llovet, Adiés a la universidad. El eclipse de las humanidades, Barcelo- na, Galaxia Gutenberg /Circulo de lectores, 2011, p. 59. “Mt 27, 45. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 47 resaca que requieren las celebraciones. Comienza ahora, tras la muerte inicidtica, un periodo de transici6n, una nue- va fase con la que sofiaba el esclavo, la era de la libertad. Y sin embargo, la nueva era queda de repente diferida. Je- sucristo asciende a los cielos, se marcha y con ello vuelve a dejar solos a los humanos, eso si, con la promesa de que volverd, una segunda venida, supuestamente la definitiva, precedida de una larga tribulacién.'* De la misma forma, al becario recién manumitido le dura poco tiempo la alegria de su nuevo estatus. En realidad, acaba teniendo que ad- mitir que tal condicion es, en una buena parte, ficticia. De nuevo se ve inmerso en el camino. En realidad, su carrera apenas acaba de comenzar, de manera que la via dolorosa de su primer trabajo de investigacién debe repetirse una se- gunda vez, y deberia repetirse una tercera, y una cuarta, y as{ indefinidamente, hasta el fin de sus dias. La légica que alimenta ese impulso es extrinseca, para consolidar su posi- cién académica, pero también intrinseca, pues alguien que investigara como diletante no podria detener su curiosidad en.un momento dado puesto que su objetivo no es conseguir un simple titulo (algo demasiado burdo y poco defendible no sdlo para las amistades sino para el ideal del yo), sino conocer el mundo (algo mucho més loable desde el punto de vista ético y mas vendible en el mercado de amistades). De esta forma Ilegamos a una conclusi6n importante: el sufrimiento del investigador nunca concluye. Su redencién queda aplazada a una segunda existencia dentro de su ca- rrera, como en el caso del cristiano. La segunda vida, tras la resurrecci6n, es una vida de segunda categoria, pues el hombre y el becario arrastran una existencia miserable, una vida falsa en pos de otra verdadera que no se sabe cudndo llegara —“Velad, pues no sabéis el dfa ni la hora”—,"° una Mt 24, 29-31. © Mt 25, 13. 48 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? vida que al haber pasado por la prueba de transicién, con- vierte al actuante en muerto viviente. Este concepto, des- de el punto de vista de la sociologia de la muerte, remite a la eclosién tardomoderna del heterogéneo conglomerado de grupos sociales con una existencia apagada —enfermos crénicos, depresivos, adictos a mil y una cosas, excluidos, mitémanos de personajes inmortales—, lo que lleva a la re- visién de las relaciones sociales con la muerte.” Desde la perspectiva cristolégica, remite a modelos de vida misticos como el de San Juan de la Cruz, para los que el sufrimiento es no s6lo el pan de cada dia sino que el tinico modo de lograr la identificaci6n con Cristo: “En el vacio y sequedad de todas las cosas ha Dios de probar los que son soldados fuertes para vencer su batalla”.* La existencia de estigma prueba la calidad de la segun- da vida (de segunda categoria). Las llagas que demuestran que Cristo paso por el rito de iniciacién de la muerte quedan representadas en el carécter de quien pas6 por las muertes de los tribunales de grado, master y doctorado y, posterior- mente, por las comisiones que juzgaron sus proyectos y sus sucesivas obras. Las huellas que dejan todos esos trabajos de investigacién se inscriben unas sobre otras. Cuantas mas haya, mas potente ser el estigma. Es dificil que el académi- co se libre del caracter ritualista, el cual, en términos de Mer- ton, se opondria al tipo social rebelde, al innovador como desviado, al que se salta las normas.'? Extraemos aqui otra de las conclusiones. Tal y como se concibe la investigacion en nuestro entorno, poco favorece la innovaci6n, con lo cual, paraddjicamente, limita las posibilidades de las revoluciones ” Fernando Gil Villa, La derrota social de la muerte, Madrid, Abada, 2011. 8 San Juan de la Cruz, Obras completas, Burgos, Monte Carmelo, 2003, p. 1302. ® Véase Robert K. Merton, Teoria y estructura sociales, México, Fondo de Cultura Econémica, 1972, p. 149. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 49 cientificas, de los atrevimientos que en tantas ocasiones han hecho avanzar la ciencia rompiendo con la tradicién. 1.4. EL PROCESO DE SANTIFICACION DEL CLASICO Debemos insistir en la idea de la posposicién de gratifica- ciones. Si esta es clave en la socializacién de la burguesia occidental, no lo es menos en la carrera del investigador. Es més, en la academia, aquel aplazamiento llega a su maxi- ma expresi6n, y por eso es posible analizarlo con arreglo al trasfondo cristiano. La celebracién de cada trabajo queda anulada por la necesidad del préximo, de modo que la ce- lebracién verdadera y final se anula y pospone para la otra vida, literalmente. El investigador, como el cristiano, debe creer en la inmortalidad. Trabajar para conseguirla es lo que da sentido a la carrera del primero experimentada como via dolorosa. O dicho de otra forma, el investigador sdlo Ile- gard a su maxima realizacién si consigue que su trabajo 0 trabajos sean reconocidos y aclamados por el ptiblico, ha- yan aportado a la humanidad un servicio especial. Enton- ces el esfuerzo de toda una vida de sacrificio habria valido la pena. La fama, la gloria, constituyen pues su verdadero objetivo. Como el cristiano, el investigador es consciente de que s6lo unos pocos lo lograran, los que forman parte del santoral y del reducido circulo de los cldsicos. De ahi que, al final de su carrera laboral, la angustia que siempre le acom- pafié en algtin grado a lo largo de toda su carrera, vuelva a molestarle con una intensidad superior, la misma que sintié cuando empez6 como becario. Es asf como el circulo se cie- rra. Al final de la carrera, como al final del primer trabajo de investigacién —sobre todo, pero también de los sucesivos si se dan—, se reproduce de forma global el juicio final. El proceso de canonizacién de la iglesia catélica guar- da algunas similitudes con el proceso por el cual se eleva a 50 ZQUE SIGNIFICA INVESTIGAR? un autor a la categoria de clasico. Para un cristiano no hay mayor honor que llegar a ser santo, como para un investiga- dor llegar a que le consideren un autor imprescindible en su campo. Aun asi, la élite de santos y de clasicos estd jerarqui- zada esponténeamente en funcién del grado de seguimien- to y dado que la inmortalidad procede en buena medida del recuerdo. Tenemos los santos mas venerados como tenemos los protoclasicos mas citados. De hecho, citar es sinénimo de rezar (reza asi, 0 sea, dice asi tal autor). Y como en el caso de los santos, muchas veces se les cita 0 se les reza de forma oportunista y ventajosa —nos acordamos de Santa Barba- ra cuando truena—. Los rezadores (recitadores) saben tan poco de las personas especiales a los que se encomiendan como los citadores de aquellas que consiguieron dotar su voz de autoridad. Muchas veces ni siquiera les leyeron, 0 lo hicieron superficialmente, apenas parrafos seleccionados arbitrariamente por coleccionistas de citas. El mismo proceso de canonizacion permite que sigamos jugando con la comparacion. La santidad debe estar precedi- da de una dignidad previa, la beatificacion. En el caso de los investigadores, la categoria intermedia que sirve en la prac- tica de puente (necesario pero no suficiente para ser conside- rado un clasico) es la de profesor emérito. En el primer caso, un Consejo de Relatores debe preparar un memorandum exhaustivo en el que se sustenta la fama de —— del candidato. Quien desea ser proclamado emérito debe igual- mente defender con varias memorias su postulacién a través de una relacién de méritos académicos especiales. No cualquier profesor puede presentar su candidatura antes de la jubila- cién. Como en la iglesia catélica, la “fama de santidad” no puede basarse en la simple popularidad, sino que debe de- mostrarse. La normativa que regula la categoria académica comentada en el afio 2012, en la Universidad de Salamanca, exige que el candidato tenga cuando menos seis tramos de investigaci6n reconocidos ademas de seis quinquenios de EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 51 docencia.”” Este tiltimo requisito no funciona como filtro pero si el primero. 36 afios de investigacién evaluada posi- tivamente por agencias externas que aplican criterios suma- mente restrictivos, dado que puntdan mis las publicaciones en revistas y editoriales ordenadas seguin indicadores de ca- lidad que buscan la maxima objetividad. Obviamente, esta ultima nunca se consigue del todo, se trata de una epee maci6n, pero puesto que la lista es internacional y los requi- sitos son numerosos, el grado de dificultad y la competencia aumenta en grado sumo, raz6n por la cual un buen por- centaje de los profesores universitarios ni siquiera alcanza a ver reconocido un tinico tramo de investigacién en toda su carrera. Muchos son pues los Ilamados y pocos los elegi- dos. Muy pocos, poquisimos, son al menos quienes pueden optar a la categoria de eméritos. Tras la presentacion de la candidatura, dos instancias deben votarla positivamente en ambos casos, la Comisién de Tedlogos y la Congregacién de Cardenales y Obispos en el primer caso, y el Consejo de De- partamento y la Junta de Facultad en el segundo. En caso de que el resultado sea doblemente positivo, deberé ratificarlo el Santo Padre y el Consejo de Gobierno de la universidad. Beatos y eméritos tienen sus seguidores, sobre todo lo- cales, engarzados en redes sociales de parroquianos. Son ya venerados y citados, poseen notoriedad social, son conde- corados por sus esfuerzos. El titulo de Emeritus se le otorgaba en la antigua Roma al soldado veterano que habia destacado por sus servicios. EI profesor emérito actual tiene mucho de soldado wvetera no que sacrificé su vida a la investigacién, lo que en plano tiano equivale a haberla vivido con arreglo a las virtudes cristianas en un grado heroico. Normativa sobre nombramiento de profesores eméritos de la Universi- dad de Salam: ji i pees ‘anca (aprobada por el Consejo de Gobierno el 26 de mayo 52 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? El becario soldado inicia, renqueante, su épica ascension hacia la gloria. Deberd coronar 30 ochomiles en un periodo minimo de 36 afios, no pudiendo asaltar mas de una cumbre por afio. Completar con éxito la serie le garantiza un puesto entre la élite académica de su drea cientifica en su pais, pero no en el mundo entero ni eternamente. Por regla general, el brillo de su memoria tendra una limitaci6n proporcional a la difusion y reconocimiento de su obra. Pasados unos afios, sus libros iran a parar al depésito de las bibliotecas, y al no completar un cierto numero de ventas y no reeditarse, de- jaran de formar parte de las bibliografias de los programas académicos, toda vez que éstas se ven obligadas a poner- se al dia, entendiendo por ello el afto de publicacién. Esto quiere decir que el esfuerzo de toda una vida, incluso en el mejor de los casos, allf donde ha rendido sus maximos be- neficios, no garantiza el objetivo de la fama. Su consecucion se aloja fuera de la l6gica. Hace falta la confluencia del azar para lograrlo. O utilizando la jerga cristiana, hace falta un milagro, el mismo que necesita el beato para ser declarado a posteriori santo. Para que algo sea considerado milagro la iglesia exige que no pueda explicarse por causas naturales. El best seller entra dentro de esta categoria. Muchos facto- res pueden ayudar a vender un libro, y por tanto pueden ser relativamente controlados, en funcién de los recursos. Pero la esencia de un éxito editorial continua siendo un misterio. No forma parte de los acontecimientos previsibles, no se guia por la ley de las probabilidades. Mas bien es catalogable como un suceso escalable. El trabajo del investigador autor formaria parte de ese grupo especial de ocupaciones, como el escritor 0 el especulador, por contraste con el panadero o el médico. El escritor hace el mismo esfuerzo para atraer a un lector que para cautivar a millones, mientras que los otros deben afiadir cantidades sucesivas de tiempo y trabajo para aumentar sus clientelas, topando tarde o temprano con un techo. El investigador podria ganar un premio Nobel, EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 53, convertirse en Einstein, en un personaje famoso, pero para ello debe pagar un precio: “son profesiones mas competitivas, producen desigualdades mons- truosas y son mucho més aleatorias, con disparidades inmensas entre los esfuerzos y las recompensas: unos pocos se pueden Ilevar una gran parte del pastel, dejando a los demas marginados, aunque no tengan ninguna culpa’. “Por regla general, —observaba Schopenhauer— cuan- to mas larga vaya a ser la fama, mas tarda en Ilegar”.” De ahi que en la mayorfa de los mejores casos Ilegue tras la muerte, como la santidad. Entonces puede decirse que porta la inmortalidad, esencia del credo cristiano y creencia igualmente basica de la ideologfa que regula nuestra tra- dicién académica. El sentido que se otorga a la vida y al trabajo de investigador como centro de la misma se difiere por definicién a un futuro imprevisible, como queda dicho, incurriendo con ello en la enajenaci6n, ya que su consecuen- cia mas importante es que la recompensa se vuelve extrin- seca. Investigar no es grato, ni mucho menos placentero ni divertido, sino pura labor de soldado y de escalador, puro sufrimiento sinfin. 1.5. SiSIFO EL INVESTIGADOR Es por ello que la figura mitica de Jesucristo puede servir- nos de apoyo para comprender el fenémeno en el que el aprendiz se ve envuelto. Pero no es la tnica. Existen otros personajes que comparten buena parte de las ideas de este paradigma. En especial, me parece oportuno el mito de ' Nassim N. Taleb, El cisne negro, Barcelona, Paidés, 2009, p. 74. ® Ibid., p. 423. 54 ZQUE SIGNIFICA INVESTIGAR? Sisifo. Como se sabe, éste fue castigado a subir la ladera de un monte cargando un gran pefiasco para luego, una vez en la cima, dejarlo caer y volver a empezar. Sisifo es pues, también, un escalador nato. Y es, como los cristianos tras cometer el pecado original, un hombre atado al destino del castigo perpetuo del sufrimiento. Da lo mismo que el motivo del castigo sea oscuro 0 discuti- ble. En nuestra exposicién, podemos quedarnos con éste: 086 revelar los secretos de los dioses a los hombres. De ser asi, se parece a Prometeo, ladrén del fuego. El aprendiz de investigador se caracteriza por la misma audacia, al inten- tar descubrir el misterio que rodea un problema cientifico y social con la finalidad ultima de divulgarlo y mejorar la calidad de vida de la humanidad. ;Es esta una razon para castigarlos?, se pregunta el humanista romantico. ;No seria més bien una accién que deberfa recompensar la divinidad? La respuesta es la contradicci6n, 0 si se quiere el misterio. Cristo también vino a revelar la buena nueva. Es mas, apa- rece como el profeta por antonomasia, puesto que no sdlo desvela con su palabra los arcanos de Dios padre —en el principio era el verbo— sino que lo encarna en su persona al hacerse, literalmente, ese mismo verbo, carne. Todo esto es muy misterioso, y es que en realidad el mis- terio y la paradoja constituyen las claves de esta ideologia que ampara subrepticiamente a la concepcidn imperante de la investigacién. Lo cierto es que la recompensa de la au- dacia de Cristo (pues su audacia con los judios y con Roma estd fuera de toda duda), no fue la fortuna, como reza el aforismo latino, sino el sufrimiento. La moraleja de las his- torias coincide: la revelacién esta prohibida. La profesién de investigador estarfa maldita en sus orfgenes. Eso nos ayu- daria a entender la gran cantidad de cadaveres que deja en el camino, de cruces en las montafias, de jévenes y no tan jOvenes que no acaban su trabajo de investigacion, tirando la toalla en un momento del camino, o de académicos que EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 55 renuncian a seguir escalando cumbres. Sin embargo, la ver- dadera maldicién consiste en no poder abandonar, expresa- da en el hecho de no poder morir. La inmortalidad es la gran pena (por lo demas, un aspecto compartido con otros mitos que versan sobre el mismo tema, como el del vampirismo, el del nosferatu al que le pesa la vida). Cuenta la leyenda que a Sfsifo le concedieron los dioses la inmortalidad, a cambio de vivir siempre en el absurdo hacer y deshacer su camino cargado de peso, como un aprendiz de investigador autor que escribe cien veces un borrador y cien veces lo arroja a la papelera, siquiera virtual de su ordenador. Por eso podemos polemizar, siempre de acuerdo con el sentido de esta exposicién, con las versiones idealistas de Sisifo, como la realizada por el genial Albert Camus. Por supuesto que pueden hacerse interpretaciones optimistas, pero su fuerza estaré siempre limitada a su belleza, a su dimensi6n estética. Un ser humano podria disminuir su vida al salvajismo solitario de un Robinson o sobrevivir en un campo de concentracién gracias a su imaginacién, cier- to, pero en pura ldgica, esto debe ser considerado un mal menor. El ensalzamiento de la vida contemplativa, el con- vencimiento de que la felicidad pasa por el disfrute de los placeres intelectuales que proporciona la vida interior, va unido, como propuesta filos6fica clasica, a la condicién ma- terial de una minima libertad que sdlo otorga una combina- cién de tiempo libre indoloro y soledad. Sisifo no cumple estas condiciones objetivas como no las cumple el prisione- ro de guerra, el esclavo 0 el obrero explotado. El castigo de Sisifo no tiene sentido, observa Camus, si el personaje renueva su esperanza cada vez que sube la montafia. De donde se deduce que la tragedia depende de la conciencia. Ahora bien, es dificil separar la obra de uno de sus actos. Olvidarse del sentido general y atin invertirlo, concentrandose en una de las partes —la subida—, es ya una operacion retérica que cuando deja de serlo para convertirse 56 {QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? en real tiene implicaciones ideolégicas contradictorias. La esperanza de Sisifo, convertido en obrero humanizado por Camus, se acerca entonces, peligrosamente, al modelo de la esperanza cristiana de la redenci6n. Sufra usted y olvidese de su sufrimiento porque una vez muerto sera recompen- sado en el otro mundo. Haga caso omiso —y por lo tanto conviértase en su cémplice— de quienes a su alrededor no sufren sino que viven como dioses, bien porque lo son real- mente, como Zeus 0 Jesucristo, bien porque lo son social- mente, como los ricos. Ambos tipos se muestran encantados con su papel de jueces castigadores de la humanidad. La humillacién del castigado acaba con la rebeldfa. Aceptar el castigo es aceptar como propias unas reglas de juego im- puestas por otros. Unicamente en el caso extraordinario de fa Supervivencia amenazada se justifica tal actuaci6n. Y atin entonces, hay que reconocer la derrota. Concentrarse en los pequefios gestos de la vida para aferrarse a ella es una tarea necesaria pero alienante. Ensalzarla y celebrarla es caer en un idealismo absurdo. Defender la dicha del absurdo es in- sensato porque es contradictorio, y es contradictorio porque es insensato: tarde o temprano se corre el riesgo de que la parte vertiginosa del absurdo conduzca insensiblemente la vida a la muerte. El absurdo es vordgine. Toda vordgine esta dotada de vida. Su vida consiste en fagocitar cualquier cosa cuando ésta se descuida. Hay que estar continuamente alerta. La conciencia no es la tragedia sino el tinico remedio contra la tragedia. En el absurdo no hay vida, hay malestar. Subir la pendiente, con una carga toda la vida, no es vida para los humanos sino para los animales 0 para los humanos degra- dados a su parte animal. “Hay que imaginarse a Sisifo dichoso”.* No podemos. La idealizacién de Sisifo exige la renuncia al suicidio como 2. Albert Camus, El mito de Stsifo, Buenos Aires, Losada, 1957, p. 97. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 57 acto ejemplar, ultimo reducto de la libertad, prueba defini- tiva de la autonomia, de la independencia de los dioses — reales o simb6licos—. Sisifo se deja ver en varias dimensiones del trabajo del investigador. Desde una perspectiva sincr6nica, el estudian- te es un asno destinado a subir las escaleras de la biblioteca cada dia cargado de libros. Desde una perspectiva diacréni- ca, tras el trabajo de investigacién de grado, viene el trabajo de fin de master y después la tesis doctoral. Y después, si se tiene la suerte de conseguir una beca —lo cual es mds dificil todavia en coyunturas de crisis econémicas—, habra que presentar proyectos y atin agradecer el sacrificado tra- bajo que comportan en caso de ser financiados, siguiendo las maneras y modos de Fray Juan, porque de esa forma se nos permite continuar sufriendo una estaci6n mas en el calvario de la fama. El becario se hace eterno, aunque venga envuelto en el disfraz de profesor contratado o funcionario, porque lo mejor que te puede pasar es que la angustia se renueve constantemente. El buen catedratico conserva su alma de becario como el buen general conserva el espiritu del soldado raso. Es esa filosofia de base la que en el fondo da sentido a su vida, aunque luego la ley de gravedad de la personalidad la revista de seda para idealizarla —zc6mo iba a soportar la minima barrera defensiva de la autoconfianza el envite de tamafio masoquismo? —. Pero conviene que no despachemos esta cuesti6n tan a la ligera. Silo pensamos mas detenidamente, aqui debe ha- llarse el resto del trazo necesario para cerrar el circulo del paradigma. Lo que ayuda a Hércules a realizar sus 12 tra- bajos (¢12 capitulos de la tesis?), a Cristo a completar las 14 estaciones de su Via Crucis (zo eran 14 los capitulos?), oa Sisifo a construir eternamente borradores de investigacion, podria ser, segtin lo sugerido hasta aquf, la motivacién del éxito. 58 {QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? “La fama (esa tiltima debilidad de las almas excelentes) [en cita de Milton recogida por Schopenhauer] es la espuela que pica a las almas nobles a despreciar los placeres y a consagrarse a intensos dias de trabajo”2* Sin embargo, tal fin es demasiado vago y oscuro, dema- siado latente y lejano, sobre todo al principio de la carrera del investigador medio, no digamos en el caso de quien no tiene intencién de seguirla tras su tesis. Existe una version mucho menos trascendental de la misma motivacién gene- ral que anima a la mayoria de los investigadores en cuanto que estudiantes que aspiran a un titulo: el credencialismo. El diploma de grado sittia a los individuos en una posicién de ventaja a la hora de competir por un buen puesto de tra- bajo. De hecho, hasta hace medio siglo, el acceso a la uni- versidad era un pasaporte para acceder a las élites de poder europeas. Entre 1960 y 1990 se produce, sin embargo, una masificacién de los estudios superiores que resta rentabili- dad a la antigua licenciatura. Ya durante el ultimo tercio del siglo XX, la teoria del capital humano, que habia demos- trado desde 1950 la importancia de invertir en educacién, tanto a nivel individual como colectivo, se habfa encontrado con algunas limitaciones, especialmente en coyunturas de crisis economica. En tales circunstancias, un titulo superior no garantiza un buen puesto de trabajo, ni quiera un puesto de trabajo cualquiera, sino un puesto en la cola del empleo. Por lo demas, los desajustes entre oferta y demanda en la parte alta de la jerarquia de ocupaciones no se arreglan con decisiones racionales de cada individuo sino que muestran rigideces debidas a factores muy variados, desde la cultura empresarial y sindical (que en Espafia acostumbra a con- fundir la igualdad con el igualitarismo) hasta la mentalidad tradicional que sobrepone el prestigio al pragmatismo (el ™ Arthur Schopenhauer, op. cit., p. 431. EL PARADIGMA DEL INVESTIGADOR COMO HEROE 59 coche y el vestido a la comida). Un pais donde la mayoria de los egresados del Bachillerato opta por la universidad y dentro de ésta por carreras tradicionales, reforzaré inevita- blemente la rigidez estructural de su sistema de formacién y por tanto el riesgo de desempleo. Para el caso que nos ocupa, lo importante es observar que cuanto mds ascendemos en la escala de los grados aca- démicos, mas importante se torna el trabajo de investiga- cién. Este ocupa un porcentaje de créditos muy inferior en el grado que en el titulo de master y constituye la totalidad de la tesis de doctorado. Tanto la saturaci6n del mercado de trabajo de titulados superiores, como las circunstancias negativas, referidas tanto a la coyuntura econémica global como a la estructura de los sistemas formativo y laboral na- cionales, trasladan hacia arriba la inversi6n en educacion como estrategia defensiva en la supervivencia, con lo cual cada vez mas personas tienen que enfrentarse al trabajo de investigacién en més de una ocasién. De ahj la importan- cia de una reflexidn critica sobre su significado, destinada a eliminar prejuicios con la finalidad de favorecer el transito, ayudando asi a materializar la igualdad de oportunidades, verdadera piedra angular de una sociedad libre y justa. La meta credencialista, pragmatica y materialista de lo- grar el éxito a través de un titulo no es incompatible con la meta romantica del heroico investigador que aspira a con- seguir un premio Nobel o llegar a ser considerado como un clasico en su materia. Ambos objetivos forman parte de la misma mentalidad individualista y competitiva de rai- ces puritanas. Es posible que, en el fondo, el altruismo del santo no sea sino una manifestacién invertida e inconfe- sada de su egoismo, de acuerdo con cierta interpretacién filos6fica. En ese caso, gcudnto mas no lo sera el deseo de fama del investigador? Igual que en el comportamiento ca- lificado popularmente de beato, la ostentacién del sacrificio personal parece ser una condicién necesaria para lograrlo. 60 2QUE SIGNIFICA INVESTIGAR? El problema no es la objecién a las metas personales, ni el destino cruel que aguarda a tantos mértires, sino la pérdida de calidad de vida a la que arrastra con su ejemplo a todo un ejército de los miles de reclutas que se alistan cada afio en las universidades para realizar trabajos de investigacion con ese modelo en mente.

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