CapiruLo VI
EL IMPERIO CRISTIANO
YY EL NACIMIENTO
DE LA CULTURA BIZANTINA
Mientras ¢l Occidente latino se iba sumergicndo en el caos
y en el barbarismo, en Oriente no s6lo subsistia el imperio,
sino que era el centro de un nuevo movimiento cultural. La
historia de este proceso ha sido mas olvidada que ninguna otra
fase de la cultura europea. Los modernos estudios hist6ricos
han tomado como punto de partida dos momentos: la historia
de la antigitedad clasica y la de las modernas nacionalidades,
ccon Jo que las cosas ajenas a estos esquemas fueron menospre-
ciadas e incomprendidas. Incluso el mayor de los historiadores
del Imperio oriental, Eduardo Gibbon, manifiesta una falta
total de simpatia hacia su cultura, que para él cs simplemente
tun apéndice a la historia de Roma, al paso que su sucesor
victoriano, Finlay, la considera principalmente como un:
troduccién a la de la Grecia moderna. En realidad, la cultura
bizantina no es mera supervivencia decadente del pasado cla-
sico; se trata de una creacién nueva, que forma el trasfondo
de todo el desarrollo cultural del Medievo, y, hasta cierto26 LOS ORIGENES DE EUROPA
Punto, incluso del Islam. Verdad es que la grandeza de la
cultura bizantina radica més en las esferas religiosas y artisti-
cas que en sus realizaciones sociales y politicas. El recrudeci-
miento del interés hacia la historia bizantina en estos tltimos
aiios se debe casi por entero a la nueva estimacién del arte
bizantino, bien que si admiramos el arte de un pueblo no
podemos luego menospreciar su cultura. Sin embargo, la mis-
ma duracién del Imperio oriental muestra que también debi
poseer elementos de fuerza politica y social
Pero si queremos comprender la cultura de Bizancio y
apreciar sus verdaderos resultados, es inttil juzgarla con los
criterios de la Europa moderna, ni siquiera con los de Grecia
y Roma. Mejor seria cotejarla con el mundo oriental, hacién-
dose cargo del sitio que en él ocupa al lado de las grandes