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MODULO FE Y REVELACIN.
Mayo 2017
La lgica del Dios de la vida, que crea para compartir la vida, llega
mediante estos tres caminos:
Quien no ha conocido a Dios, quiere verlo con sus propios ojos.
El Dios vivo crea los seres para la vida.
La relacin de amistad entre Dios y el hombre exige la
reciprocidad en la entrega de la vida.
Esto nos lleva que atreves del amor a Dios, el hombre se mantiene en
una constante oracin, tomando su plan divino, que es el alimento que lo
acerca de su divinidad anhelada de estar pronto en su presencia.
Cristo resucit con su propio cuerpo: "Mirad mis manos y mis pies; soy
yo mismo" (Lc 24, 39); pero l no volvi a una vida terrenal. Del mismo modo,
en l "todos resucitarn con su propio cuerpo, del que ahora estn revestidos",
pero este cuerpo ser "transfigurado en cuerpo de gloria" (Flp 3, 21), en
"cuerpo espiritual"
Jess, el Hijo de Dios, sufri libremente la muerte por nosotros en una sumisin
total y libre a la voluntad de Dios, su Padre. Por su muerte venci a la muerte,
abriendo as a todos los hombres la posibilidad de la salvacin.
La vida eterna:
No es creer en Dios lo que nos dar la vida eterna, los demonios tambin
creen en Dios y tiemblan (porque ya saben a dnde van a parar); sino conocer
al NICO Dios Verdadero mediante un encuentro con Jesucristo.
Dios quiere, que sepamos cmo obtener la vida eterna junto a l, una
vida espiritual que comienza en el da que lo recibes en tu corazn. Y porque la
Biblia lo dice, tambin sabemos que cuando nuestro cuerpo muera, recibiremos
otro cuerpo glorificado y viviremos como dice el libro de Apocalipsis: en un
lugar celestial donde ya no habr mas sufrimiento, ni hambre, ni sed, ni dolor
alguno. El Cordero, Jesucristo, nos guiar a manantiales de aguas de vida y
Dios enjugar toda lgrima de nuestros ojos (Apocalipsis 7,16-17).
Creemos que en la muerte, Dios viene a nuestro encuentro. Los ojos que
la muerte ha cerrado se nos abren. Esto nos permite no temer a nadie, ni
siquiera en nuestra propia debilidad, llegaremos a travs de Cristo a ser el
hombre que Dios imagin cuando lo llamo por su nombre. Viviremos con Dios,
viviremos ntegramente, viviremos para siempre, no en reposo sino en
inconcebible plenitud de paz, de luz y de amor; este es el fundamento de
nuestra esperanza en la vida eterna. Lo que suceder al fin, sin fin (San
Agustn).