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LA COLONIALIDAD DEL SABER: EUROCENTRISMO Y CIENCIAS SOCIALES. PERSPECTIVAS LATINOAMERICANAS Eduardo Lander (Compilador} @ EDITORIAL DE CIENCIAS SOCIALES, LA HABANA, 2005 ‘Tamado de fa edicibn: La eofoniatidad del saber: enracentrismo y des, Perspectives larinoamericanas, Edgurde Landes (compilado’), Buenos Aire “Argentina, 2005, Eick: Alin Cid Fleitas y Rayrna Cafias Disefio interior v de cubierta: Yailin Alfaro ‘Camposicign computarizada: dalmis Valdés Herrera Correecin: Royma Cafas © Edgendo Lander (compiladr), 2005 '© Sobre la presente edicién: Editorial de Ciencios Sociales, 2005 ISBN 959-06-0798-5 mad lector, le estaremos muy auradeeides si nos see Heyar su opinign, por escrito, cerea de este libro y de nuesiras ediciones. Instituto Cubano del Lito Editorial de Ciencias Sociales Calle 14, no, 4104 ¢/ 41 y 43, Playa, Ciudad de La Habana, Cubs ‘email: ditorialmil@eubare cute indice Prefacio / VII Francisco Lorez Secreta Presentacién / 1 Ecarno LANDER Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos / 3 Eocaxpo Lanper Europa, modemidad y curocentrismo / 41 Ennigus Dusset La colonialidad a Io largo y a lo ancho: el hemisferio accidental en cl horizonte colonial de la modernidad / 57 Water D. MicnoLo Naturaleza del poscolonialismo: del euracentrismo al globocen- trismo / 86 FerNanoo Cononie El lugar de a naturaleza y fa naturaleza del fugar: gglobalizacién 0 postdesarrollo? / 115 Artuno Escosan Ciencias sociales, violencia epist el otro” / 153 Saxmiaco Casmno-Gonez ica yl problema de la “invencién Superar Ia exclusién, conquistar Ia equidad: reformas, politicas y capacidades en el dmbito social / 173 AteiaNDRo Moreno Abrir, impensar, y redimensionar las ciencias sociales en América Prefacio Latina y el Caribe. i GEsposible una ciencia social no eurocéntrica en nuestra regién? / 189 ‘Francisco Lopez Seonera Colonialidad del poder, eurocentrismo y América Latina / 216 eae ea Francisco Lopez SecReRa La Unidad Regional de Ciencias Socisles y Humanas para América Latina y el Caribe con sede en la oficina dé la UNESCO en Caracas, a partir de conversaciones nuestras durante 1997 con Immanuel Wallerstein —en ese momento Presidente de la Asociecién Mundial de Sociologin—y Edgardo Lander, tomé la decisién de participar en el Congreso Mundial de Sociologia (Montreal 24 de julio al 2 de agosto de 1998) en cl simposio Alternativas al eurocentrismo y colo- nialismo en el pensamiento social latinoamericano contemporineo, + _ La perspectiva latinoamericana acerca de temas claves como la colonialidad det saber y cl impacto del eurocentrismo en las cien- ias sociales de la regién, dio lugar a un fructifero debate que co- menz6 en el propio simposio y que continud luego durante afio y medio de manera virtual coordinado por Edgerdo Lander. + Los Trabajos que inicialmente se presentaron se enriquecie- ronal reeseribirse, y se decidié solicitar contribuciones a otros auto- res especialistas en el tema. Sin In tenacidad y talento de Edgardo Lander, haciéndonos suge- rencias relevantes todos los autores insistiendo en el cumplimiento del cronograma, este libro La colonialidad del saber: euracentrismo y ciencias sociales. Perspectivas latinoamericanas no hubiera teni- Go feliz culminacién. A élen primer lugar como director del proyecto y editor de la obra, ¢ igualmente a todos los autores que coatribuye- ron a este libro, queremos agradecer un esfuerzo que redimensiona Ja presencia de la UNESCO en un tema clave, ya abordado desde otros dngulos en valiosas historias de América Latina y Africa de la vil Organizacién, enire otros textos y programas que hacen énfasis en este polémico asunto, igualmente tratado en los Informes Mundiates de la UNESCO sobre cultura y cicneias sociales, Caracas, 2 de fobrero de! 2000 vill i i ' | | ' ; kK \ Presentacion Epcaroo LANDER Este libro tiene su origen en el simposio Alternativas al euracentrismo _» colonialism en el pensamniento social latinoamericana contenipa- ‘rduteo, organizado en el contexto del Congreso Mundial de Sociolo- gia realizado cn Montreal, entre julio y agosto de 1998, con cl patrocinio de Ia Unidad Regional de Ciencias Sociales y Humanas para América Latina y cl Caribe de Ia UNESCO. El encuentra convocado a partir del siguiente texto’ 1 eurocentrismo y ¢! colonialismo son como cebollas de mul- fiples capas. En diferentes momentos histéricos del pensamien- to social critico latinoamericano se han develado algunas de estas eapas. Posteriormente siempre ha sido posible reconocer aspecios y dimensiones (nuevas capas de ocultamiento) que no hhablan sido identificadas por las criticas anteriores. ‘Hoy nos encontramos ante replanteos globales y fundamenta- les de los saberes y disciplinas sociales en toda el mundo. El Informe Guibenkian, coordinado por Immanuel Wallerstein es una significativa expresién de estas reflexiones, como lo son la critica al Orientalisma, los estudio postcoloniales, Ia critica al discurso colonial, Ios estudios subaltemnos, el afrocentrismo y ol post-oceidentalismo. EI propésito de este simposio es recoger, incorporando pata ello ‘una perspectiva histérica, los debates Iatinoamericanos actuales a propésito de estos asuntas. En un mundo en el cual parecen impo- nerse, por un lado el pensamiento tinico del neoliberalismo, y por el otro descentrar la desorientacién y el escepticismo de Ia posimoder- nidad, {CuSles son las potencialidades que se estén abriendo en el ccontinente cn el conocimicnto, la politica y en la cultura a partir del replanteo de estas cuestiones? {Cuil es la relacion de estas perspec- tivas te6ricas con el resurgir de las luclas de los pueblos histérica- mente excluidos como fas poblaciones negras c indigenas en América Latina? {Cémo se plantean a partir de estos asuntos los (viejos) de- bates sobre la identidad, y en toro a la hibridez, la transculturacion y alla especificidad de la experiencia histérico-cultural del continen- tc? {Cuailes son hoy las posibilidades (y realidad) de un didlogo des- de las regiones excluidas subordinadas por unos saberes coloniales y curocéntricas (Asia, Africa, América Latina)? En el aito y medio posteriores a la realizaciém de dicho simposio, y a partir de la continstidad de los intercambios y debates entre sus participantes se han producido tanio modificaciones importantes on Ja mayor paite de los textos originales, como la incorporacién de textos de otros autores que han realizado eportes significatives a los temas debatidos eu el simposio. De esta manera, este libro Iejos de reflgjer la publicacién tarda de les presentaciones realizadas en un simposio, recoge dos afios de trabajo colectivo que han sido extre- ‘madunente estimulantes, con seguridad para todos, pero muy espe- siaimente para el editor. Quiero aproveebar nucvamente Ia oportunidad para agradecer a todos los autores —participantes 0 20 en el simposio— por la riqueza del debate que hoy ponemos en ma- nos de los lectores, (Quiero reconocer igualmente el apoyo con el que contd este pro- yeclo descie que fue inicialmente pensado hace tres afios por parte de Francisco Lépez Segrera en su doble cardcter de patracinadar (Con- sojcro Regional de Ciencias Sociales de Ia UNESCO para América Latina y el Caribe) y como participante académico. Por iiltime, pero’no por ello menos, quiero agradecer la calidad del paciente ¢ invalorable trabajo editorial realizado por Julieta Mirabal para la publicacién de este libro. Caracas, enero 2000 Ciencias sociales: saberes coloniales y eurocéntricos! Epcarno LANDER” En los debates politicos y en diversos campos de las cicncias socia- les, han sido notorias las dificultades para formulas alternativas te- ricas y politicas a Ia primacia total del mercado, cuya defensa mis cohereate ha sido formulada por el neoliberalismo. Estas dificulta- des se deben, en una importante medida, al hecho de que el neolibe- ralismo es debatido y confrontado como uns teorfa econdmica, cuando cen realidad debe ser comprendido como el discurso hegeménico de tun modelo civilizatorio, esto es, como nna extranrdinania sintesis de los supuestos y valores bésicos de la sociedad liberal moderna en tomo al ser humano, la riqueza, Ia naturaleza, ls historia, el progre- so, el conocimiento y la buena vida. Las altermativas «las propuestas ncoliberales y al modelo de vida que representan, no pueden buscar- se cn otros modelos o tcorias en el campo de la cconomia, ya que Ia economia misma come disciplina cientifica asume, en lo fundamen- tal, la cosmovisién liberal, as La expresién ms patente de Ia eficacia del pensamicnto cientifi- ‘co motemo—espocial mente en sus expresiones tecnocritieas y neo- liborales hoy hegeménicas— es lo que puede ser descrito literaimeate como la naturalizactén de las relactones sociales, la nocién de acucr- doa la cual las caracteristicas de la sociedad llamada moderna son la expresién de las tendencias espontineas, naturales del desarcollo hist rico de la sociedad. La sociedad liberal industrial se constituye—des- de esta perspectiva—no solo en el orden social descable, sino en el timico posible. Esta es la concepcién segtin Ia cual nos encoatramos hoy en un punto de Tlegada, sociedad sin ideologiss, modelo civiliza~ torio nico, globalizado, universal, que hace innecesaria la politica, en la medida en que ya no hay altemnativas posibles a ese niodo de vida. 3 Esta fuerza hegeménica del pensamionto neoliberal, su capacidad de presentar su propia narrativa hist6riea como el conocimiento ob- Jetivo, cientifico y universal y a su visién de Ia sociedad modema como la forma mas avanzada —pero igualmente normal— de la experiencia humana, esté sustentada en condiciones histérica-cultura- les especificas. Et neoliberalismo es un excepcional extracto, purifica- do y por ello despojado de tensiones y contradicciones, de tendencias y opciones civilizatorias que tienen una larga historia en la sociedad ‘occidental. Esto le da ta capacidad de constituirse en el sentido co- ‘iin de la sociedad moderna. La efieacia hegeménica actual de esta sintesis se sustenta en las teciénicas transformaciones en Iss relacio- nes de poder que se han producid en ef mundo en las itimas déca- das. La desaparicién o derrota de las principales oposiciones politicas que ha enfrentado histéricamente la sociedad {iberal (cl socialismo real, y las organizaciones y luchas populares anti-capilalistas en to- das partes del mundo), asi como Is riqueza y el poderio militar sin rival de Ins sociedades industrinles del Norte, contribuyen a la ima gen de fa sociedad liberal de mereado como Ia tinica opcién posible, como el fn de la historia. Sin embargo, la naturalizacién de la sociedad liberal como a forma mas avanzada y normal de existencia humana no ¢s una construceidn reciente que pueda aribuirse al pensamiento neoliberal, nia ta actual coyuntuira geopolitica, sina que por el con- trario tiene una larga historia en el pensamiento social occidental de 1s iltimos siglos. La bisqueda de altemativas a la conformacién profundamente excluyente y desigual del mundo modermo exige un esfuerzo de dcconstruccién del cardcter universal y natural de la sociedad capita- lista-liberal, Esto requiere e! cuestionamiento de las pretensiones de objetividad y neutralidad de los principales instrumentas de natura- lizacién y legitimacién de este orden social: el conjunto de saberes ‘que condeemas globalmente como ciencias sociales. Este trabajo de deconstruccién ¢s un esfuerzo extraordinatiamente vigoroso y mul- tifaedtico que se ha venido produciendo en los titimos afos en tudas partes del mundo. Entre sus contribuciones fundamentales se desta- cant: las miltiples vertientes de la critica feminista,*el cuestionamiento de Ia historia europea como Historia Universal,’ cl desentrafiamien- to de la naturalean del orientalismo,* In exigencia de “abrir fas cien- cias sociales”; los aportes de los estudias subalternas de la India; la produccién de intelectuales africanos como V.Y. Mudimbe, Mahmood 4 Mamdani, Tsenay Serequeberham y Oyenka Owomoycla,* y el am- plio especiro de la llamada perspectiva postcolonial que encuentra especial vigor en muchos departamentos de estudios cultucales de niversidades norteamericanas y europeas. La bisqueda de perspee- tivas del conocer no eurocéntrico tiene una Targa y valiosa tradicién en América Latina (José Marti, José Carlos Martitegui), y cuenta con valiosas contribuciones recientes, entre estas las de Enrique Dussel’ Arturo Escobar,"® Michel-Rolph Trouillot,"” Anibal Quija- no," Walter Mignolo,”® Femando Coronil" y Carlos Lenkersdorf.!* Este texto sv inscribe dentro de este esfuerzo, argumentando cn él que es posible identificar dos dimensiones constitutivas de los saberes, modemos que contribuyen a explicar su eficacia natwralizadora, Se trata de dos dimensiones que tienen origenes histéricos diferentes, y que sole adquieren su actual potencia naturalizadora por In via de su estrccha imbricacién, La primera dimensién se refiere a tas sucesi- vas separaciones 0 particiones del mundo de lo “real” que se dan histéricamenic en Ia sociedad occidental y las formas en que se va construyendo el conocimiento sobre las bases de este proceso de su- cesivas separaciones. La segunda dimensién es la forma en que se artictlan fos saberes modemos con la organtzacién del pacer, espe- cialmente las relaciones coloniales/imperiales de poder constituti- vas del mundo modemo. Estas dos dimensiones sirven de sustento sélido a una construccién discursiva naturalizadora de las ciencias sociales 0 saberes sobiales modemos. |. Las miltiples separaciones de Occidente ‘Una primera separacion de Ia tradicién occidental es de origen reli- gioso. Un sustrato fundamental de las formas particulares del cono- cer y del hacer tecnol6yico de {a sociedad occidental la asocia Jan Berting a In separacién judeo-cristians entre Dios (lo sagrado), el hombre (lo humano) y la naturaleza, De acuerdo a Berting, en esia tradicién: ~-Dios cre6 al mundo, de manera que el mundo mismo no es Dios, y 0 sc considera sagrado. Esto esta asociado a la idea de que Dios creé al hombre en su propia imagen y lo elev sobre todas las otras criaturas en Ia tierra, dindole el derecho [...] a 5 intervenir en el curso de los acontecimientos en Is tierra. A die ferencia de la mayor parte de los otros sistemas religiosos, las recncias judeo-cristianas no contienen inhibiciones al control de la naturateza por el hombre.!* Es sin embargo a partir de In Hustraciéa y com cl desarrollo poste- rior de las ciencias modemas cuando se sistematizan y se multiplic can estas seperaciones."” Un hito histérico significative en estos sucesivos procesos de scparacién to constituye la ruptura ontoldpica ‘entre cuerpo y menie, entre la razén y el mundo, tal como es formu- Jada en la obra de Descartes.!" La ruptura ontolégica entre la razén y el mundo quiere decir que el mundo ya no es un orden significativo, esti expresamen- te muerto. La comprensidn del mundo ya x0 es un asunto de estar en sintonia con el cosmos, como lo era para los pensado- res griegos eldsicos.[..] El mundo se convirtié en fo que es para los ciudadanos el mundo modemo, un mecanismo desespiri- tualizado que puede ser captado por los conceplos y representa. jones construidos por ta razén.* i: sta total separacion entre mente y cuenga dejé al mundo y al suerpo vacio de significado y subjetivigd radientmente & fe mente, Esta subjetivacién de la mente, esta radical separacion entre mente y mundo, colocé a los seres husmanos en tina posi- cin externa al. cuerpo y al munéo, con una postutainstumen- Se crea de esta manera, como sefala Charles Taylor, una fisura anolégica, entre Ia razén y el mundo." sepuracién que no esia pre. senic en otras culturas.”* Solo sobre ia base de estas scparacicacs —base de un conocimiento descorpareizado y desconieviualizada es concebible ese tipo muy particular de conocimiento que pretende ser des-subjetivado (esto es, objetivo) y universal Estas tendencias se radicalizan con las separaciones que Weber coneeptualizé como consttutivas de la modemidad cultural, y una Crecente sein quo se deen la sociedae madera ence I pobla- inen general y el mundo de los especialist Ciba en general los especialisias y los expertos. Como [Weber] caracterizé la modernidad cultural como la separaciéa de Ia razén sustantiva expresada en la religion y la metafisica cen tres esferas auténomas: ciencia, moralidad y arte, que se di- ferenciaron porque las visiones del mundo unifieadas de la reli- gién y la metafisica se escindicron. Desde el siglo xvat, los problemas heredados de estas viejas visiones del mundo pudic- Ton orgenizarse segtin aspectos especificos de validez: verdad, derecho normativo, autenticidad y belleza que pudieron entoa- ces sor tratados como problemas de conocimiento, de justicia y moral o de gusto. A su vez pudicron institucionalizarse el dis- curso cientifico, las teorias morales, la jurisprudencia y Ia pro- duccién y critica dearte, Cada dominio de la cultura correspondia aprofesiones culturales, que enfocaban los problemas con pers pcctiva de especialistas, Este tratamiento profesional de la tra- dicién cultural trae a primer plano las estructuras intrinsecas de cada una de las tres dimensiones de la cultura. Aparecen las estructuras de Ia racionalidad cognitivo-instrumental, de la mo ral-prictica y de Ia estético-expresiva, cada una de ellas some- tida al control de especialistas, que parecen ser més proclives 3 estas Igicas particulares que el resto de los hombres. Como resultado, crece la distancia entre la cultura de los expertos y la de un piblico mis amplio. El proyecta de moderidad formulado por Ios filosofos del slu- inismo en el siglo xvi se basaba en el desarrollo de una cien- cia objetiva, una moral universal, y una ley y un arte autéuomos yy regulados par légicas propias. En Ia autoconciencia europea de {a modernidad, estas sucesivas separaciones se articulan con aquellas que sirven de fundamento al contraste esencial que se establece a partir de la conformacién colo- nial del mundo entre occidental © curopeo (concebido como lo mo derno, lo avansedo) y los “Otros”, el resto de los pueblos y culturas del planeta. La conquista ibérica del continente americano es el momento fundante de los dos procesos que articuladamente conformat ta his toria posterior: Ia modernidad y la organizacién colonial del mun- do. Con el inicio del colonialismo en América comienza no solo Ia organizacién colonial del mundo sino —sinmultneamente— la cons- titucién colonia! de los saberes, de los lenguajes, de la memoria™ y del imaginario.* Se da inieio al largo proceso que culminaré en los siglos xvin y xix en el cual, por primera vez, se organiza la tatalidnd del espacio y del tiempo —todas las culturas, pueblos y territories 7 del plancta, presentes y pasados— en una gran narrativa univers En esta narrativa, Europa es—o ha sido siempre— simultdneamente el centro geogrifico y Ia culminacién del movimiento temporal. En este perioda moderna temprano/colonial, se dan las primeros pasos en la “articulacién de las diferencias culturales en jerarquias crono- ldgicas™” y de lo que Johannes Fabian llama la negacién de fa sinwul- taneidad (negation of coevainess).* Con los cronistas espafioles sc da inicio a la "masiva formacién discursiva” de construecién de Eu- ropwOccideate y lo otro, del curopeo y el indio, desde Ia posicién privilegiada del lugar de enunciacién asociado al poder imperial.” Esta construccidn tiene como supuesto basico el caricter universal de la experiencia europea, Las obras de Locke y de Hegel —ademas de extraordinariamente influyentes— son en este sentido paradi maticas. Al construirsc 1a nocién de la universalidad a partir de la experiencia particular (0 parroguial) de la historia europea y realizar Ja lectura de la totalidad del tiempo y del espacio de Ia experiencia hhumana a partir de esa particularidad, se erige una universalidad ra- dicalmente excluyente. Bartolomé Clavero realiza un significativo aporte a esta discusién en surandligis de las eoncepiones del universalismo, y del individuo y sus derechos, en el liberalismo clisico y en el pensamiento consti- tucional. Es este un universalismo no-universal en la media en que nioga todo derecho diferente al liberal, que esté sustentado en la pro- picdad privada individual.” La negacién del derecho del colonizado comienza por In afir- macién del derecho det colonizador; fo es de un derecho colec- tivo por vn derecho individual. Locke en el segundo Treatise of Government, concibe més concretamente ese derecho como derecho de propiedad, como propiedad privada, por una razén ‘muy precisa. La propiedad para él es derecho ante todo del in- dividuo sobre si mismo. Es un principio de disposicién perso- nal, de esta libertad radical, ¥ el derecho de propiedad también puede serlo sobre las cosas en cuanto que resute del efercicio de Ia propia disposicién del individua no sélo sobre si mismo, sino sobre la waluraleza, ocupiindola y trabajéndola. Bs el dere cho subjetivo, individual, que constituye, que debe asf prestar constitucién, al derecho objetivo, social. El orden de la socic~ dad habré de responder a la facultad del individuo. No hay de- recho Ieg{timo fuera de esta composicién." “Let him [the Man] plant ia some in-land, vacant places of America’, que el hombre asi colonice tas tierras vacantes de América, un territorio que puede considerarse juridicamente vacio porque no esti poblado de individuos que respondan a los, requerimientos de la propia concepci6n, @ una forma de ocupa- cidn y explotacién de la tierra que produizca ante todo derechos, yy derechos antes que nada individuales. [.-] sino hay cultivo y cosechia, ni la ocupacién efectiva sirve para generar derecho; otras usos no valen, esa parte de Ia tierra, este continente de América, aunque esté poblado, puede tode- via considerarse vacante, a disposicién del primer calono que Iegue y se establezca. El aborigen que no se atenga a esos con ceptos, a tal cultura, no tiene ningun derecho.” He aqui el punto de llegada del discurso propietario, punto de partida de Ia concepcién constitucional. ¥ no es desde luego ‘una mera ocurrencia de un pensador aislado. Estamos ante una manifestacién realmente paradigmitica de toda una cultura, quizés todavia la nuestra. Para la perspectiva constitucional, para esta nueva mentalidad, Jos indigenas no reiinen las condiciones para tener derecho al- guno, ni privado ni piblico. The Wealth af Nations de Adam ‘Smit, su riqueza de las naciones no menos paradigmdtica, con tiene y difunde la conclusién: ‘The native tribes of North America’ no tienen por su particular ‘state of society’, por un estado que sc juzga primitivo, ‘neither sovercign nor commonwealth’, ni soberano ni reptiblica, derecho politico al- uno tampoco. Con este alcance de privacién juridica de la poblacién indige- na, podra ser alegado por tierras americanas incluso a efecios judiciales no solo John Locke, sino también Adam Smith, su Wealth of Nations. Valen més como derecho pata privar de de- recho, que el propio ordenamiento particular. Fue asi necesario establecer un orden de derechos universales de todos los seres humanos, como paso precisamente para negar el de- recho a la mayoria de ellos. El efectoes, no Ia universalizacién del derecho, sino Ia entroni- zacién del propio universo juridico, con expulsién radical de cualquier otro. Ya no es solo que el indigena se encuentre en 9 una posiciéa subordinada. Ahora resulta que no tiene sitio nin- guno si n0 se muestra dispuesto a abandonar completamente sus costumbres y deshacer enteramente sus comunidades para conseguir integrarse al tinico mundo constitucionalmente con- cebible del derecho. [.] no se concibe solamente un derecho individual, este derecho privado, Derecho, también se admite colectivo, de una colecti- vidad, pero solo aquel o solamente de aquella que se correspon- da y sirva al primero, al derecho de autonomia personal y propiedad privada, a esta libertad civil fundamental que enton- ces asi se concebia, Dicho de otro modo, solo cabe como piibli- c0.el derecho no de cualquier comunidad, sino solamente de la institucién politica constituida conforme a dicho fundamento, con vistas a su existencia y aseguramiento, ‘Tanto las comunidades tradicionales propias como todas las ex- tuadas, cuales aquellas indigenas sin soberano ni constitucién, ‘quedan excluidas de un nivel peritario del ordenamicnto juridi- co 0 incluso del campo del derecho sin més, lo uno respecto a las propias y Io otro, lo més excluyente, respecto a les ajenas que aoi no reapondan e Ja forma estatal.”? El universalismo de la filosofia de la historia de Hegel reproduce este mismo proceso sistemético de exclusiones. La historia es uni- versal en cuanto realizacitin del espiritu universal. Pero de este espiritu universal no participan igualmente todos los pueblos, ‘Ya que la historia es la figura del espiritu en forma de aconte- cer, de la realidad natural inmediata, entonces los momentos del desarrollo son existentes como principias naturales innte- diatos, y estos, porque son naturales, son como una pluralidad a una fuera de la otra, y ademas del modo tal que a pueblo corresponde uno de ellos; es su existencia geografica y aniropolégica.” Al pueblo al que corresponde tal momento como principio na- tural, le ¢s encomendado la ejecucién del mismo en el progreso de la muitoconcieneia del espiritu del mumdo que se desplicga, Este pueblo, en la historia universal, y pora esa época, es el dominante y en ella solo puede hacer época wna vez. Contra este sut absolisio derecha @ ser portador det actual grado de de- sarrollo del espiritu del mundo, Jos espiritus de los otros pue~ bios estén sin derecho, y cllos, como aqueltos cuya época ha pasado, no cuentan en la historia universal" De este universalismo eurocéntrico excluyente, se derivan las mis- mas conelusiones que en Locke respecto a los derechos de los pue- bios. A diferencin de los pueblos que son portadores histéricos de la raz6n universal, las naciones bécbaras (y sus pueblos) carecen de soberania y de autonomia Un pueblono es atin un Estado, y el trinsito de una familia, de una horda, de un clan, de una mulitud, etc, a la situacién de Estado constituye la realizacién formal de Ia idea en general en ese pueblo, Sin esa forma cafece, como substancia ética que es en si (an scl), de la objetividad de tener en las leyes, en cuanto determinaciones pensadas, una existencia empirica parasi y para los otros universal y omnivalida y, por tanto, no es reconocido: su autonomia en cuanto carece de legatidad abjetiva y de rac nalidad firme para sf es sélo formal y no es soberania.*" (...] ocurte que las naciones civilizadas consideren a otras que se les ban quededo atris en tos movimientos substanciales del Estado (los pucblos pastores frente a Ins enzadores, los agrica- Jas frente a ambos, etc.), como barbaras, con la consciencia de un derecho desigual, y traten su autonomia como algo formal. La narrativa de Hegel esta construida sobre una triada de cont nentes, (Asia, Africa, Europa). Estas“... partes del mundo no estin [.-] divididas por casualidad o por razones de comodidad, sino que se rata de diferencias esenciales”. La Historia se mueve de Oriente 8 Occidente, siendo Europa el Occidente absoluio, luger en el cual el espiritu aleanza su maxima expresién al unirse consigo mismo." Dentro de esta metanarrativa histérica, América ocupa um papel am- iguo. Por un lado es el continente joven, con la implicacién poten- cial que esta caracierizacién puede tener como portador de futuro, pero su juventud se manifiesta fundamentalmente en ser débil e in: maduro- Mientras su vegetacién es monstruosa, su fauna es cnde- ble," ¢ incluso ef canto de sus pajaros es desagradable? Los aborigenes americanos son una raza débil en proceso de desapari- ibn." Sus civilizaciones carecian “de los dos grandes instrumentos del progreso, el hierro y el caballo” América siempre se ha mostrado y sigue mostréindose fisiea y es- piritualmente impotente.® W Incluso las eivilizaciones de México y del Perit eran meramente naturales: al averearse el espiritu, la llegada de Ia incomparable civi- lizacién europea, no podian menos que desaparecer.* Il, La naturalizacién de la sociedad liberal y el origen histérico de las ciencias sociales El proceso que culminé con la consolidacién de las relaciones de produccién capitalistas y modo de vida liberal, hasta que estas ad- quirieron cl cardcter de las formas naturales de la vida social, tuvo simulténeamente una dimensiéa colonial/imperial de conquista y/o sometimiento de otros continentes y territorios por parte de las poten ‘eias europeas, y una encamizada lucha civilizatoria interna al territo- rio europeo cn Ia cual finalmente termind por imponerse la hegemnonta, del proyecto liberal. Para las generaciones de campesinos y trabaja- dores que durante los siglos xvii y xix vivieron en came propia las extraordinarias y traumiticas transformaciones: expulsion de la tierra y-del acceso a los recursos naturales; Ia ruptura con las formas ante- Fiores de vida y de sustento —condicién necesaria para la creacién de la fuerza de trabajo “libre”, y la imposicién de la diseiplina del trabajo fabril, este proceso fue todo menos natural. ‘La gente no entré a la fébrica alegremente y por su propia volun- tad. Un régimen de disciplina y de normatizacién cabal fue necesa- rio. Ademas de Ia expulsién de los campesinos y los siervos de Ja tierra y la creavién de la clase proletaria, Ia economia modema re- queria una profunda transformacién de los cucrpos, los individuos y de las formas sociales. Como producto de este régimen de normali- zaci6n se creé el hombre econémico.® En diversas partes de Europa, y con particular intensidad en el Reino Unido, el avance de este modelo de organizacién no solo del trabajo y del acceso a los recursos, sito del conjunto de la vida, fue ampliamente resistido tanto en las ciudades como en cl campo. De~ tengimosnos en la caracterizacién de esa resistencia, de este conflicto cultural o civilizatorio, que formula el historiador inglés E. P. Thomp- son, licido estudioso de la sensibilidad popular de ese periodo: Mi tesis es que Ja conciencia de la costumibre y los usos de 1a costumbre, eran especialmente robustos en cl siglo dieciocho: 12 de hecho algunas de las ‘costumbres’ eran de invencién recien- ‘ey eran en realidad reclamos de nuevos ‘dereckos'. [..] la pre- sién para ‘reformar’ fue resistida obstinadamente y en el siglo dieciocho se abrié wna distancia profinda, una alienacién pro- funda entre Ia cultura de patricios y plebeyos.* Esta es entonces una cultura conservadora en sus formas que apela a, y busca reforzar los usos tradicionales. Son formas no- racionales; no apetan a ninguna ‘raz6n’ a través del folleto, ser- mon o plataforma; imponen las sanciones del ridfeulo, la vvergiienza y las intimidaciones. Pero el contenido y sentido de esta cultura no pueden describirse tan facilmente como conser- vadores. En la realidad social cl trabajo esta valviéndose, década tras década, mas ‘libre’ de los tradicionates controles sefioria- les, parroquiales, corporativos y paternales, y mis distanciado de fa dependencia clientclar directa del seiiorio.* De af una paradoja caracteristica del siglo: encoutramos una cultura tradicional rebelde, La cultura conservadora de los ple- Deyos, tan a menudo como no, resiste, en el nombre de la Cos tumbre, esas racionalizaciones econémicas ¢ innovaciones (como i cerrarniento de las tierras comune, la disciplina labo ral, y los mercados ‘libres’ no regulados de granos) que gober- nantes, comerciantes, o patronos buscan imponer. La innovacién es mis evidente en la cima de la sociedad que debajo, pero como esta innovaciénno es un proceso (ecnolégico/socioldgico neu- wal y sin normas (‘modemizacién’, ‘racionalizacién’) sino fa innovacién del proceso capitalista, cs a menudo experimentado porlls plebeyos en la forma de explotacién, o la sprapiacién de sus derechos de uso tradiciouales, o la ruptura violenta de mo- declos valorados de trabajo y ocio... Por lo tanto, la cultura ple- beya es rebelde, pero rebelde en la defensa de las costumbres. Las costumbres defendidas son las de la propia gente, y algunas de ellas estén, de hecho, basadas en recientes aserciones en la prictica.® Las ciencias sociales tienen como piso ta derrota de esa resisten- cia, tienen como sustrato las nuevas condiciones que se erean cuan- do el modelo liberal de organizacién de la propiedad, det trabajo y del tiempo dejan de aparecer como una modalidad civilizatoria en ppugna con otra(s) que conservan su vigor, y adquiere hegemonia como 13 la tinica forma de vida posible. A partir de este momento, las lu- chas sociales ya no tienen como eje al modelo civilizatorio liberal y Ja resistencia a su imposicién, sino que pasan a definirse al interior de ta sociedad liberal..” Estas son las condiciones histéricas de la naturalizacién dc la sociedad liberal de mercado. La “superioridad evidente” de ese modelo de organizacién social —y de sus paises, cultura, historia, y raza— queda demostrada tanto por la conquista y sometimiento de los demds pueblos del mundo, como por la “supe racién” bistérica de las formas anteriores de organizacién social, una vez que se ha logrado imponer en Europa la plena hegemonia de la organizacién liberal de la vida sobre las mititiples formas de resis- tencia con las cuales se enfrenté. Eseste el contexto histérico-cultural del imaginario que impregna el ambiente intelectual en el cual se da la constitucién de las discipli- nas de las ciencias sociales, Esta es la cosmovisidn que aporta los presupuestos fundantes a todo el edificio de los saberes sociales mo- demos, Esta cosmovisin tiene como oje articulador central la idea de madernidad, nocién que captura complejamente cuatro dimen- siones bisicas: 1) la vision universal de la historia asociada a la idea del progreso (a partir de Ia cual se construye la clasificacién y Jerarquizacién de todos los pueblos y continentes,y experiencias bis- toricas); 2) la “naturalizacion” tanto de las relaciones sociales como de Ja “naturaleza humana” de la sociedad liberal-capitalista; 3) la naturalizacién tt ontologizacién de las milltiples separaciones pro- pias de esa sociedad; y 4) Ia nccesaria superioridud de los saberes que produce esa sociedad (‘ciencia’) sobre todo otro saber. Tal como lo carneterizan Immanuel Wallersicin y el equipo que trabajé con él on el Informe Gulbenkian,” las ciencias sociales se constituyen como tales ex un contexto espacial y temporal especiti- co: en cinco paises liberales industriales (Inglaterra, Francia, Ale- mania, las Italias y los Estados Unidos) en la segunda mitad del siglo pasado. En cl cuerpo disciplinario biisico de las ciencias sociales —al interior de las cuales continuamos hoy habitando— se establece en primer lugar, una seporacién entre pasado y presente: la disciplina Jistoria estucia c! pasado, mientras se definen otras especialidades que corresponden al estudio del presente. Para el estudio de este se acolan, se delimitax, dmbitos diferenciados comrespondientes a lo social, lo politico y lo econdmico, concebidos propiamente como regiones ontologicas de la reslidad bistérica-social. A cada uno de 14 una disciplina de las cieacias sociales, con su objeto de estudios, sus métodos, sus tradiciones intelectuales, sus departamentos universi- tarios: le sociologia, la ciencia politica y la economia. La antropolo- gia y los estudios cldsicos se defiuen como los campos para el estudio de ios oiros. De Ia constitucidn histérica de las disciplinas cientificas que se produce en Ia academia occidental, interesa destacar dos asuntos que resullan fundantes y escnciales. En primer lugar, esté el supuesto de Ja existencia de un metarreiato tniversal que lleva a todas las cultu- ras y a los pucblos desde lo primitivo, lo tradicional, a lo moderno. La Sociedad industrial liberal es Ia expresién mis avanzada de ese proceso histérico, es por ello el modelo que define a la sociedad moderna. La sociedad liberal, como norma universal, sefata e! vini- co futuro posible de todas las otras culturas o pueblos. Aquellos que no logren incorporarse a esa marcha inexorable de Is historia, esti destinados a desaparecer. En segundo lugar, y precisamente por el cardcter universa! de la experiencia histérica europea, las formas del conocimiento desarroltadas para la comprensién de esa sociedad se convierten en lac tinicas formas vilidas, objetivas, universales del conocimiento, Las categorias, concepts y perspectivas (economia, Estado, sociedad civil, mercado, clases, etc.) se convierten ast no solo en categorias universales para e! anitisis de cualquier realidad, sino igualmente cn proposiciones normativas que definen el deber ser para todos los pueblos del planeta, Estos saberes se convierien asi en los patrones a partir de los cuales se pueden analizar y detectar Js carencias, los atrasos, los frenos e impactos perversos que se dan. como producto de lo primitive o Io tradicional en todas las o”ras sociedades. Esta es uoa construccién euracéntrica, que piensa y organiza a la totalidad del tiempo y del espacio, a toda la humanidad, a partir de su propia experiencia, colocando su especificidad histérico-cultural como patron de referencia superior y universal. Pero es més que eso. Este metarrelato de la modernidad es un dispositivo de conocimien- to colonial ¢ imperial en que se articula esa totalidad de pucblos, tiempo y espacio como parte de Ia organizacién colonialimperial del mundo. Una forma de orgenizacién y de ser de la sociedad, se transforma mediante este dispositivo colonizador del saber en la for- ‘ma “normat” del ser humano y de Ia sociedad. Las otras formas de 15 ser, as otras formas de organizacién de la sociedad, las otras formas del saber, son trasformadas no solo en diferentes, sino en earentes, en arcaicas, primitivas, tradicionales, premodemas. Son ubicadas ea tun momento anterior del desarrollo histérico de la humanidad” lo ccual deatro del imaginario del progreso enfatiza su inferiosidad. Exis- tiendo una forma “natural” del ser de la sociedad y del ser humano, Jas otras expresiones culturales diferentes son vistas como esencial ontolégicamente inferiores e imposibilitadas por ello de Iegar a “su- perarse” y legar a ser modernas (debido principalmente a la inferio~ ridad racial). Los més optimistas las ven como requiriendo la accién civilizadora 0 modernizadora por parte de quienes son portadores de una cultura superior para salir de su primitivismno 0 atraso. Aniquila- cién 0 civilizacién impuesta definen asi los tinicas destinos posibles para los otras. El conjunto de separaciones sobre el cual esti sustentada la no- cién del caricter objetivo y universal del conocimiento cientifico, esti articulado a las separaciones que esiablecen los saberes sociales nize la sociedad modema y cl resto de las culturas. Con las ciencias sociales se da el proceso de cientifizacién de la sociedad liberal, su ohjetivacién y universalizacién, y par Ia tanto, s natwralizacisn FL acceso a la ciencia, y la relacién entre ciencia y verdad en todas las disciplinas, establece una diferencia radical entre las sociedades modemnas occidentales y el resto del mundo. Seda, como sefiala Brno Latour, uma diferenciacién bisica entre una sociedad que posce la verdad —el control de la naturaleza— y otras que no lo tienen. in los ojos de los occidentales, cl Occidente, y solo el Occidente no es una cultura, no es solo una cultura, aPor quié se ve el Occidente a si mismo de esta manera? ,Por qué deberia ser Occidente y solo Occidente no una cultura? Para comprender la Gran Division enire nosotros y cllos, debernos regresar a la otra Gran Divisién, aquella que se da entre huma- nos y no-humanos [...] En efecto, la primera es la exportacién de la segunda, Nosotros los occidentales no pademos ser una cultura mas entre otras, ya que nosotros también movilizamos a Ja Naturaleza. Nosotros no movilizamos wna imagen, o una re- presentacién simbélica de la naturaleza como lo hacen otras sociedades, sino a Ia Naturaleza, tal como esta es, 0 por lo me- nos tal como esta es conocida por fas ciencias —que permane- 16 con en el fondo, no estudiadas, no estudiables, milagrosamente identificadas con la Naturaleza misma. Asi, la Gran Divisién Intema da cuenta de fa Gran Divisién Externa: nosotros somos los tinicos que diferenciamos absolu- tamente entre Naturaleza y Cultura, entre Ciencia y Sociedad, mientras que # nuestros ojos todos los demas, sean chinos, amerindios, azande o barouya, no pueden realmente separar 10 que es conocimiento de lo que es sociedad, lo que es signo de lo que es cosa, lo que viene de Ia Naturaleza, de lo que su cultura requiere. Hagan lo que hagan, no importa si es adaptado, rezu- lado o funcional, clios siempre permanecen ciegos al interior de esta confusién. Ellos son prisioneros tanto de lo social como del lenguaje, Nosotros, hagamos lo que hagemos, no importa ccuan criminal o imperialista podamos ser, escapamos a la pri- sin de lo social y del lenguaje para lograr acceso a las cosas mismas a través de un porton de salida providencial, el del co- nocimicnto cientifico. La particién interna entre humanos y no humanos define una segunda particién —una extema esta vez— através de la cual los mademos se han puesto @ si mismos en un plano diferente de Tos premodermnos.”! Este cuerpo 0 conjunto de polaridades entre Ia sociedad modema occidental y Jas otras culturas, pucblos y sociedades, polaridades, jerarquizaciones y exclusiones establece supuestos y miradas espe- cificas en el conocimicato de los otros. En este sentido es posible afirmar que, en todo ef mundo ex-colonial, las ciencias sociales han servido mas para el establecimiento de contrastes con la experiencii hist6rico cultural universal (normal) de 1a experiencia europea, (herra- mientas en este sentido de identificacidn de carencins y deficiencias que tienen que ser supcradas), que para el conocimiento de esas so- ciedades a partir de sus especificidades historico-culturales. Existe ‘una extraordinaria continuidad entre Ins diferentes formas en las cuales los saberes curocéntricos han legitimado Ia misién civilizadora/ normalizadora a partir de las deficiencias —desviaciones respecto al patrén normal de lo civilizado— de otras sociedades, Los diferentes discursos histéricos (evangelizacién, civilizacién, la carga del hom- bre blanco, modemizacién, desarrollo, globalizacién) tienen todos como sustento la concepcidn de que hay un patr6n civilizatorio que cs simulténeamente superior y normal, Afirmando el caricter uni- 7 versal de los saberes cientificas curacéntricos se ha abordado el es- tudio de todas las demés culturas y pueblos a partir de la experiencia ‘moderna oceidental, contribuyendo de esta manera a ocular, negar, subordinar o extirpar toda experiencia o expresién cultural que no ha correspondide con este deber ser que fundamenta a las ciencias so- ciales, Las sociedades occidentales modermas constituyen In imagen de futuro para el resto del mundo, el modo de vida al cual este Hega- ria naturalmente si no fuese por los obsticulos representados por su composiciéa racial inadecuada, su cultura arcaica o tradicional, sus prejuicios magico religiosos,® o més recientemente, por el populis- ‘mo y unos Estados excesivamente intervencionistas, que no respetan Ia libertad espontduea del mercado. En América Latina, las ciencias sociales, en la medida en que han apelado a esta objetividad universal, han contribuido a la bisqueda, asumida por las lites latinoamericanas a lo largo de toda la historia de este continente, de la “superacién” de los rasgos tradicionales y premodernos que han obstaculizado el progreso, y la transformacién de estas sociedades a imagen y semejanza de las sociedades libera- les-industriales.* Al naturalizar y universalizar las regiones ontolé- zgicas de la cosmovisi6n liberal que sirven de piso a sus acotamientos disciplinarios, las ciencias sociales han estado imposibilitadas de abordar procesos histérica-culturales diferentes a los postulados por dicha cosmovisién. A partir de caracterizar las expresiones cultura- les “tradicionales” 0 “no-modemnas”, como en proceso de iransicién hacia la modemnidad, se les niega toda la posibilidad de I6gicas cul- turales © cosmovisiones propias. Al colocarlas como expresién del pasado se nicge la posibitidad de su contemporaneidad. Esti tan profindamente arraigada esta aocién de lo moderno, el patrén cultural occidental y su secuencia histérica como lo normal o universal, que este imaginario ha logrado acotar una alta proporcién de las luchas sociales y de los debates potitico-intelectuales del con- finente. Estas nociones de la experiencia occidental como lo moderno en un sentido universal, y de Ia secuencia hiistérica europea como el patron normal con e! cual es necesatio comparar atras experiencias, permanecen como presupuestos implicitos, aun en autores que cx- presamente se proponen la comprensidn de In especificidad histéri- co-cultural de este continente. Podemos ver, por ejemplo, le forma como Garcia Canclini aborda la caracterizacion de las culturas lati- 18 noamericanas como culturas hibridas. A pesar de rechazar expre- samente la lectura de la experiencia latinoamericana de la moderni- dad “como eco diferido y deficiente de los paises centrales”™ catacteriza al modemnismo en los siguientes términos: ‘Si el modemismo no es la expresién dé la modemnizscién so- sioecondmica, sino el modo en que las élites se hacen cargo de a interseccién de diferentes temporatidades histéricas y tra. tan de elaborar con ellas un proyecto global, ,cuéles son las temporalidades en América Latina y qué contradicciones gene- a su cruce? La perspectiva Pluralista, que acepta la fragmentacién y las combinaciones miltiples entre tradicién, modemidad y pos- modernidad, es indispensable para considerar la coyuntura lati- noamericana de fin de siglo. Asi se comprueba [...] como se deseavolvieron en nuestro continente los cuatro rasgos o mavi- mientos definitorios de la modemidad: emancipacién, expan- si6n, renovacién y democratizacién. Todos se han manifestado en América Latina. El problema no reside en que no nos haya~ ‘mos modemizado, sino en la forma contradictoria y desiguel en que estos componentes se han venido articulando.”” Parece aqui asumirse que hay wn tiempo histérico “normal” y uni- versal que es el europeo. La moderidad entendida como universal tiene como modelo “puro” a Ia experiencia europea. En contraste, con este modelo 0 estindar de comparacién, los procesos de Ia mo- demidad en América Latina se dan en forma “contradictoria” y “de- sigual”, como interseccién de diferentes temporalidades histéricas ‘(qtemporalidades curopeas?). IN, Alternativas al pensamiento eurocéntrico-colonial en América Latina hoy Enel pensamiento social latinoamericano, desde el continente y desde afuera de este —y sin llegar a constituirse en un cuerpo coberente— se ha producido uoa amplia gama de busquedas de formas alternati- ‘yas del conocer, cuestionndose el caricter coloniaV/eurocéntrico de los saberes sociales sobre e] continente, el régimen de separaciones a que les sirven de fundamento, y Ia idea misma de In moderaiad como modelo civilizatorio universal De acuerdo a Maritza Montero, a partir de las muchas voces en busca de formas altemativas de conocer que se han venido dando en América Latina en las tiltimas décadas, es posible hablar de la existen- cia de un “modo de verel mundo, de interpretarlo y de actuar sobre él” que constituye propiamente un epistenre con ct cual “América Lati- na esti cjerciendo su capacidad de ver y hacer desde una perspectiva Otta, colocada al fin en el lugar de Nosotros”. Las ideas centrales articuladoras de este paradigms son, para Montero; las siguientes: Una concepcién de comunidad y de participacién asf como del saber popular, como formas de constitucién y a la vez como producto de un episieme de relacion. La idea de liberacién a través de Ia praxis, que supone la movi- lizacién de la conciencia, y un sentido erftico que lleva a la desnaturalizacién de las formas eanénicas de aprehender-cons- muir-ser en el mundo. + Laredefinicién del vol de investigador social, el reconocimiento del Or come Si Mismo y por lo tanto Ja del sujeto abjeta de fa investigacién como actor sacial y constructor de conocimicnto, El candicter histérico, indeterminado, indefinido, no acabado y relativo del conociniento. La multiplicidad de Voces, de roun= dos de vida, la pluralidad epistéiica. + Laperspeetiva de la dependencia y luego, la de la resistencia. La tensién ente minorfas y mayorias y los modos altemativos de hacer-conocer. + Larovisién de métodos, los aportes y las transtiormaciones pro- vocados por ellos.®” Las contribuciones principales a este episteme larinoamericana las ubiea Montero en Ia teolagia te la liberacién y la filosofia de fa liberacién,” ast como en la obra de Paulo Freire, Orlando Fals Bor- da" y Alejandro Moreno.” IV. Tres aportes recientes: Trovillot, Escobar y Coronil ‘Tres libros recientes nos ilustran el vigor de una produecién tedrica cuya riqueza reside tanto en st perspectiva critica del eurocentrismo 20 colonial de los saberes saciales modemos, como en las reinterpreta- cciones de le realidad latinoamericana que offecen, a partir de otros supuestos.” ‘Mrcee: Ror Troutior ‘Las implicaciones de la narrativa histérica universal que tiene a Eu- ropa como tinico sujeto significativo, son abordedas por Mickel-Rolph Trouillot. En Silencing the Past. Power and the Production of History, analiza el cardcter colonial de la historiografia accidental mediante el estudio de las formas como ha sido narrada 1a revolu- cidn haitiana, haciendo particular énfasis en caracterizar e6mo ope- ran las telaciones de poder™ y los silencias en Ta construcciéa de la narrativa histérica.”* ‘Las narrativas histéricas se basan cn premisas o comprensiones anteriores que ticnen a su vez como premisas la distribuci6a del po- der de registto (archival power), En cl caso de Ia historiografia haitiana, como en el caso de la mayoria de los paises del Tercer Mundo, esas comprensiones anteriores han sido modeladas profun- damente por convenciones y procedimientos occidentales." De acuerdo a Trouillot, la Revolucién Hoitiana fue silencinda por Ia historiografia accidental, porque dados sus supuestos, esta revolu- cién tal como ocurrid, era impensable.”” De hecho la afirmacién de que afficanos esclavizacios y sus des- cendientes no podfen imaginar su libertad —y menos atin, for- ular estrategias para conquistar y afianzar dicha libectad—no estaba basada tanto cn la evidencia empirica como en una onto- logia, una organizacién implicita del muado y de sus hubitan- tes, Aunque de ninguna forma monolitica, esia concepcién del mundo era ampliamente compartida por los blancos en Europa y las Américas, y también por muchos duefios de plantacién nno-blancos. Aunque dejé espacio para variaciones, ninguna de estas variaciones incluyé la posibilidad de un Levantamiento revolucionario on Ias plantaciones de esciavos, y menos aiin ‘uno exitoso que condujese a erear un Estado independiente. Asi, la Revolucién Haitiana entté en la historia mundial con la particular caracteristica de ser inconcebible atin mientras ocurria,™ 21 En un orden global caracterizado por lo orgenizacién colonial del mundo, la esclavitud y el racismo, no habia lugar a dudas en cuanto a la superioridad europea, y por 10 tanto acontecimientos que la pui- siesen en cuestién no eran concebibles.” Lo impensable es aquello que no puede ser eoncebido dentro del rango de altemativas posibles, aquello que pervierte todas las respuestas porque desafia los términos a partir de los cuales se formulan las preguntas, En este sentido, ls Revolucion Haitiana fue impensable en su tiempo: reté el propio marco de referencia a partir del cual sus proponentes y opositores exami- naban la raza, el colonialismo y la esclavitud. La visién del mundo gana sobre los hechos: In hegemonia blan- ca ¢s natural, tomada como dada; cualquier altenativa todavia esta en el dominio de lo impensable."! Deacuerdoa Trouillot, el silenciamiento de la Revoluci , el silenciami la Revolucién Haitiana es solo un capitulo dentro de la narrativa de la dominacién global sobre los pueblos no europeas.** Arouxe Excovat En Encountering Development, The Making and Unmaking of Third World, Arcuro Escobar se propone contribuir a ieee ca de un marco de referencia para la critica cultural de la economia ‘como una estructura fundacional de la modernidad. Para ello analiza el discurso —y las institucionalidades nacionales ¢ internacionales— del desarrollo en la posi-guerra, Este discurso, producido bajo con- diciones de desigualdad de poder, construye al Tercer Mundo como forma de ejercer control sobre él. De acuerdo a Escobar, desde es- tas sesigualdades de poder, y a partir de las categorias del pensa- miento social europea, opera la “colonizacién de la reali oe pelaah op Ja “color ‘én de Ja realidad por el A partir del establecimiento del patron de desarrollo occidental como la norma, al final de Ia segunda gucrra mundial, se da la “in- vencién” del desarrollo, produciéndose substanciales cambios en la forma como se conciben las relaciones entre los paises ricos y los pobres. Toda fa vida cultural, politica, agricola, comercial, de estas sociedades pasa a estar subordinada a una nueva estrategia,! 22 Fue promovido un tipo de desarrollo que se correspondia con las ideas y expeciativas del Occidente préspero, Io que los pai- ses octidentales consideraban que era el curso normal de la evolucién y el progreso, [..] al conceptualizar el progreso en esos términos, la estrategia del desarrollo se coavirtié en un poderoso instrumento para la nonmelizacién del mundo." La ciencia y la tecnologia son concebicas no solo como base del progreso material, sito como la fuente de direccién y de sentido del desarrollo.” En las ciencias sociales del momento predomina una gran confianza en la posibilidad de un conocimicnto cierto, objetivo, con base empirica, sin contaminacién por el prejuicio o el error."* Por ello, solo determinadas formas de conocimiento fueron conside- radas como apropiadas para los programas del desarrollo: e] conoci- miento de los expertos entrensdos en fa tradicién occidental." El conocimiento de los “otros”, cl conocimicnto “tradicional” de fos pobres, de los campesinos, no solo era considerado no pertinente, sino ineluso como uno de los obstculos @ Ia tarea transformadora del desarrollo. En el periodo de Ia post-guerra, se dio cl “descubrimiento” de la pobreza masiva existente en Asia, Aftica y América Latina." A par- tirde una definicidn estrictamente econémica y cuantitativa, dos ter- eras partes de la humanidad fueron tvansfarmadas en pobres —y por lo tanto en seres carentes y necesitados de intervencién— cuan- do en 1948 el Banco Mundial definid como pobres a aquellos paises ‘cuyo ingreso anual per cépita cra menor a US$100 al aiio: “..si el problema cra de insuficiente ingreso, la solucién era claramente el desarrollo econémico”." De esta forma El desartallo obré ereando anormalidades (los ‘pobres', los ‘des- nutridos, los ‘analfabotos’, las “mujeres embarazadas’, los ‘sin tierra’), cnormalidades que entoaces procedia a tratar de refor- ‘mar. Buscando eliminar todos los problemas de In faz de la tierra, del Tercer Mundo, lo que realmente Jogré fue multipli- carlos hasta el infinito, Materializindose en un conjunto de pric- ticas, instituciones y estructuras, ha tenido un profundo impacto sobre e| Tercer Mundo: las relaciones sociales, Ins formas de pensar, las visiones de futuro quedaron marcadas indeleblemente por este ubicuo operador. El Tercer Mundo ha llegado a ser lo 23 que es, en gran medida, por el desarrollo, Este proceso de llegar 4 ser implied seleccionar enire opciones criticas y altos cosios, y los pueblos de! Tercer Mundo apenas comienzan ahora a com- prender cabalmente su naturaleza.7? Detris de la preocupacién humanitaria y Ia perspectiva positiva de la nueva estrategia, nuevas formas de poder y control, mis suliles y refinadas, fueron puestas en operacién. La habilidad de los pobres para definir y hacerse cargo de sus propias vidas fue erosionads en una forma mas profunda que quizis nunca antes. Los pobres se convirtieron en el blanco de priicticas mis, sofisticadas, de una variedad de programas que parecian inelu- dibles. Desde las nuevas instituciones del poder en los Estados Unidos y Europa; desde las oficinas del Banco Internacional para la Reconstruccién y el Desarrollo y las Naciones Unidas; Gesde las universidades, insttutos de investigaciones ¢ institu: ssiones de los Estados Unidos y Europa; y desde las nuevas ofi- cinas de planificacién de las grandes capitales del mundo subdesarrollado, este era el tipo de desarrollo que era activa- mente promovido, y que en nos pocos afios extendié su alcan- ce a todos los aspectos de la sociedad.” La promusa organizadors era la creencia en el papel de Ia mo- demizacién como la inica fuerza eapaz de destruir Jas supersti- ciones y relacioaes arcaicas, a cualquier costa social, cultural 0 politico. La industrializacién y la urbanizacién eran vistas como inevitables y necesariemente progresivas rutas a la moderniza- cidn.2* Estos procesos, de acucido a Escobar, deben ser entendides en el marco global de Ia progresiva expansiéa de estas formas modermas no solo a todos los dmbitos geogrificos del planeta, sino igualmente al corazén mismo de la naturaleza y la vids. Si con la modernidad podemos hablar de la progresiva conguis- ta semidtica de Ia vida social y cultural, hoy esta conquista se tha extendido al corazén mismo de la naturaleza y la vida, Una vez que la modernidad se he consolidado y la economia se con- vierte en una realidad aparentemente ineluctable—para la ma- yorfa un verdadero descriptor dc Ia realidad— el capital debe abordar Ia cuestién de la domesticacién de todas las relaciones sociales y simbolicas restantes en términos del eddigo de la pro- 24 duccidn, Ya no son solamente el capital y el trabajo per se los que estan en juego, sino la reproduccién del codigo. La realidad social se convierte, para tomar prestada la expresion de Baudrillard, en ‘el espejo de la producci6n’.* En Ia biisqueda de alternativas a cstas formas universalistas de sometimiento y control de todas las dimensiones de la cultura y Ia vida, Escobar apunta en dos direcciones complementarias: 1a resis- tencia local de grupos de base a las formas dominantes de interven- cién, y la deconstruccién del desarratlo,*tarea que implica el esferzo dela desnaturalizacién y desuniversalizacién de la modernidad, Para esto iltimo hace falta una antropologia de la modernidad, condu- cente a In comprensién de In modernidad occidental como un fené- meno cultural ¢ histérico especitico.”” Esto pasa necesariamente por Ja desuniversalizacién de los dmbitos en los cuales se ha separado la sociedad moderna, {Cul es el cédigo cultural que ha sido inserito en la estructura de la economia? ,Qué vasto desarrollo civilizatorio resulté en Ia actual concepcién y practica de la economia? [...] Una antro- pologia de In maderidad centrada en la economia nos lleva 8 narraciones del mercado, produccién y el trabajo, que estén en Jas rafces de fo que podria Ilamarse In econom{a occidental. Estas narrativas son raramente cuestionadas, son tomadas como Jas formas normales y naturales de ver la vida. Sin embargo, las nociones de mercado, economia y produccién son contingeo- cios histéricas. Sus historias pueden ser-descritas, sus genealo- gias marcadas, sus mecanismos de poder y verdad revelados. Esto es, le economia occidental puede ser antropologizada, para demostrar cémio est’ compuesta por un conjunto de discursos y pricticas muy peculiares en la historia de las culturas. La economia occidental es generalmente pensada como un sis- tema de produccién, Desde la perspectiva de la antropologia de Ja modernidad, sin embargo, la economia occidental debe ser vista como una institucién compuesta por sistemas de produc- cién, poder y significacién. Los tres sistemas se unieron al final del siglo dieciocho y estén inseparablemente ligados al desarrollo del capitalismo y Ia modernidad. Deben ser vistos como formas culturales a través de las cuales los seres humanos son transfor- macos en sujetos productivos. La economia no es solo, ni si- 25 aur Prinejpalment, una entidad material. Es ante todo, una produccién cultural, una forma de producir sujetos humanos 7 les de un determinado tipo." 7 ee ae cémplices de la racionalizacién de n ‘ra al contribuir a Ja naturalizacién de consiructos de I economa, la politica, align, el i eo car epee los bloques primarios en la construccién a cxistencia de estos dominios ciedad. La minios como pre- oe 7 universales debe ser rechazada. Por el contrario, He bmas intemogamos sobre los proceso simbélics y sociales =n qué estos dominios aparezcan camo auitocevicl gue ace to-evidentes Feznvanoo Coron Del libro de Femando Coronil The Magica! State interesa dostacar $i anilisis de algunas de las separaciones fundantes de los saberes, eat eto, anunoshoiadonparieds noscenateiee Siones de a excuson del expcin yd natratean guess ey ‘islercamente en Ia caracterizacién de la sociedad moderna, De afuerdo a Coron ninguna generaizecién puede hacer justice aI liversidad y complejided del tratamiento de la naturale: ey via social oecidental. Sin embargo, considera quan los puradigmas dominontestenden a reproduc os supests Que ataviesana la eltura modern en ls exales la naturleza ¢s un supucsio mis, Las visines del progress hist post, ‘ores Ia Mustasin afrman la princi dl tempo sobre el ‘raci yde la cul sobre a naturale, En téminos de estas laridades, la naturaleza esté tan profundamente a 0 sana nte asociada e espacio y geogiatls que ests categories con icevenels Presenten com meiforas une de ola, Al diferencias os {soradores yes inte sociale utslmene presenta al geografia como un escenario inerte en el tenen fuga los evenios histériees, y a a naturaezs eel material paiva con el eul los humanos hacen su mundo, La pparaciGn de In historia de ta geogr io del tie : afia_y el dominio del tiem- o sobre el espacio tiene al efecto de products mndecros aoe 26 ciedades cortadas de su ambiente material, como si surgieran de la nada." ‘Nien las concepciones de la economia neoclisica, ni en las mar- ‘xistas, la nsturaleza es incorporada centralmente como parte del pro- ceso de creacién de riqueza, hecho que tiene vastas consecuencias. En la teorfa neoclisica, la sepsracién de la naturaleza del proceso de creacidn de riqueza se expresa en a coneepeién subjetiva del valor, contrada on el mercado. Desde esta perspectiva, el valor de cualquier recurso natural se determina de la misma manera que toda otra mer- canefa, esto es por su utilided para los consumidores tal como esta es ‘medida en el mercado." Desc un punto de vista macroecondmico, le rermuneracién de los duefios de la ticrra y de los recursos naturales os concebida como una iransferencia de ingreso, no como un pago por un capital natural. Es esta Ta concepcién que sirve de sustento al sistema de cuentas nacionales utilizado en toda el mundo." Manx, a pesar de afirmar que Ta trinidad (trabajo/capital/tierra) “eontiene en si misina todos los misterios del proceso social de pro- duceién',™ termina por formalizar una concepcién de la creacién de rigueza que ocurre al interior de la sociedad, como una relacién capi- tai/trabajo, dejando fuera a ta naturaleza. Como lw nstuialeza uo crea valor, la zenta se refiere a la distribucién, no a la ereacién de plusvalia,* Para Coronil es fundamental el aporte de Henry Lefebyre'™* en tomo ala construccidin social del espacio como base para “pensar ¢l espacio en términos que integren su significado socialmente cons. truido con sus propiedades formales y materiales”. Interesan aqui dos aspectos del pensamiento de Lefebvre sobre el espacio. El pri mero se reficre a Ia concepcién del espacio como producto de las relaciones sociales y de In naturaleza (estos constituyen su “materia prima”). [Elespacio] es tanto el producto de, como Ia condicién de posi- bilidad de las relaciones sociales. Como una relacién social, cl espacio es también una relacién natural, wha rolaciGn entre so- ciedad y naturaleza a través de la cual fa sociedad mientras se produce a si misma transforma y sc apropia de la naturateza."™" En segundo lugar, para Lefebvre, la tierra incluye “los terrate- nientes, a aristocracia del campo", “el Estado-nacién confinado den- 27 tro de un territorio especifico” y “en el sentido més absoluto, Ia poli- tica y la estralegia politica”." Tenemos asi identificadas las dos ex clusiones esenciales implicadas por Is ausencia del espacio: la naturaleza, y Ia territorialidad como dmbito de lo politica." Coronil afirma que en la medida en que se deja afuera a la natura lcza en la caraeterizacién teérica de [a produccién y del desarrollo del capitalismo y le sociedad moderna, se esta igualmente dejando al espacio fuera de la mirada de la teoria. Al hacer abstraceiin de ia naturaleza, de los recursos, del espacio, y de los territorios, el de- sarrollo histérico de la so ‘dad modema y del capitalismo aparece como un proceso inverno, autogenerado, de la sociedad europea, que posteriormente se expande hacia regiones "atrasadas”. En esta con: truccién ewrocéntriea, desaparece del campo de visidn el colonialis. mo como dimensién constitutiva de estas experiencias histérieas. Estin ausentes las relaciones de subordinacién de territorios, recur. sos poblaciones del espacio no europeo. Desaparece asi del campo de visibilidad la presencia del mundo perifériea y sus recursos en la constitucién del capitalismo, con lo cual se reafirma la idea de Euro. pa como tinico sujeto historia. La reintroduccién del espacio —y por esa via la dialéctica de los ies elementos de [a trinidad de Marx (trabajo, capital y tierra) permite ver al capitalismo como proceso global, mis que camo un Proceso auto-generado en Europa, y permite incorporar al campo de visi6n a las modernidades subalternas,!! 28 Er recordar la natutaleza —reconociendo teéricamente su sig- nifieado histérico— nos permite reformular las historias domi. nantes del desarrollo histérico occidental, y cuestionar la nocion de acuerdo a la cual la modlernidad es Ia ereacién de un Occ. dente auto-propulsado." El proyecto de la parroquializacién de la modernidad oeciden- {al [.-} implica también el reconocimiento de la poriferia como el sitio de la modernidad subattema. El propésito no es ni ho. mogeneizar, ni catalogar las miltiples formas de Ia modemi- ded, menos alin clevar a la periferia mediante un mandato seméntico, sino el deshacer ins taxonomias imperiales que fetichizan a Europa como el poriador exclusiva de la modemiided ¥ borra la constitucidn iranscultural de los centros imperiales y ls periferins colonizadas, La critica del focus de la modernidad Y las condiciones para una critica desde sus margenes, erea las cond inherentemente desestabilizadora de la modernidiad misma, Al desmontarse la representacién de la periferia como fa cncarna- ci6n del atraso birbaro, a su vez se desinitifica la auto-repre- sentacién europea como la portacora universal de le razén y cl progreso histérico.' Una ver que se incorpora la naturaleza al andlisis social, la orgs- nizacibn del trabajo no puede ser abstraida de sus bases materia- Tes." En consecuencia, la divisién internacional del trabajo tiene que ser entendida no sola como una division social del trabajo, sino igualmente una divisién global de la naturaleza fa Hamarse Ia divisién internacional de la naturale ‘asus bro mae para cvsoninternaconl del trabajo: contituyen dos mensions cle wn proceso unitrio, El foco exclusive en el trabajo oscurece a la visién el hecho inclu- dible de que cl trabajo siempre esté localizado en cl espacio, que este transforma a la naturaleza en localizaciones espectti- eas, ¥ auc por lo tanta su estructura global implica también una divisién global de la naturaleza.'"* ae Come la produit de materi pra en Ta perifeia est ge seraimente organiznds en tora a Ja explotcién no solo del trabajo sino de los recursos naturales, yo creo que cl estudio de} neocolonialismo requiere un desplazamiento de foco del de- sigul uj del valor a estrustiradesigual del produesién intemacional. Esta perspective coloca en el anlisi tas reaeiones entre a producei6n de valor social yl iquta amural? ara comper con este conjunto de escisiones, en particular ls que sse han construida entre los factores materiales y factores eultura- tes.'* Cornilpropone wan perspective polis dea produccién que incluya dichos érdenes en un mismo campo anatitiea, Al igual que Arturo Escobar, concibe el proceso productivo simultineamente como de ereacién de sujetos y de mercancfas. istica en la produceién abarea tanto Una perspectiva holfstica en torno a ci la produced de mereacis, come Ia fomacibn de os agentes sociales implicados en este proceso, y por lo tanto, unifica den- 29 ‘0 de un mismo campo analitico los érdenes materiales y cultu- rales denivo del cual los seres humanos se forman a si mismos mientras hacen su mundo. [...] Esta visién unificadora busca comprender Ia constitucidn histérica de los sujetos en un mun- do de relaciones sociales y significaciones hechas por luma- nos. Como estos sujetos eslin constituidos bistéricamente, a la vez que son protagonistas de Ia historia, esta perspectiva ve Ia actividad que hace a la historia come parte dele historia que los forma ¢ informa su actividad.""* Una apreciacién del papel de In naturaleza en la creacién de Fiqueza offece una vision diferente del capitalismo. La inclu- sidn de la naturaleza (y de los agentes asociados con esta) debe- ria reemplazar a Ja relacién capitaVtrabajo de a centralidad osificada que ha ocupado en la teoria marxista. Junto con la tierra, la relacién capital/rabajo puede ser vista dentro de un proceso més amplio de mercantilizacién, cuyas formas espect- ficas y efectos deben ser demostrados coneretamente en cada instancia. A la uz de esta visi6n mas comprensiva del capitalis- mo, seria dificil reducir su desarrollo a una dialéctica capital/ trabajo que se origiuu cu lus cuntros avanzados y se expande a la periferia atrasada, Por el contrario, In divisién intemacional del trabajo podria ser reconocida mis adecuadamente como si- ‘multineamente una division internacional de naciones y de na- turaleza (y de otras unidades geopoliticas, tales como el primer y el tercer mundo, que reflejan las cambiaates condiciones in- ternacionales). Al incluir a los agentes que en todo el mundo estén implicados en la ereacién del capitalismo, esta perspecti- ya hace posible vislumbrar uma concepciéa glabal, no eurocén- ‘tiea de su desarrollo," Notas * Quiero comenzar nor agradecer a mis esndiantes en ef Dectorade de Ciencias Sociales de la Faculiad de Ciencias Econémicas y Sociales por las fructferas Giscusiones que hemos sostenido en torna a esios asunios eh los iitimos dos Universidad Central de Vencaueta, Caracas. ‘Ver, por clemplo, los ensayosinefuidas en: Linda Christinsen-Rufinan (edit £3): Feminist Perspectives, Inlemational Sociological Association, Pre-Congrese 30 ine They Toney Sctguebesay etn: dflen Palas he Ercan a1 Femando Coronit: The Magicul State. Nature, Mane: and Modernity in Vena tela. Chiaxo University Press, Chicago, 1997; y "Beyond Oceiventalisn “Toward Noninperial Geohisiorical Categories” en Cultural andhropolog, vol. 1, no. 1, 51-87, 1996 Carlos Lenkersdorf Las hombres vendadaras. Voces testinouias tajolabales, Siglo XAT Editores, México, 1996, “Techwelogical Impacis on Human Rights: Models of Development, Science and Technology and Fiuman Rights” on C, G. Wearamantry (editor), Te nnpact of Tecinologyon Liunan Rights. Global Case Studies, United Nations Univers ly Press, Taliyo, 1993, p. 18. “De acuerdo a Max Weber, el eristianisme heredé el judsismo su hostlidad al pensamiento migica, Esto abr el earning para importantes logros econdmieos ya que las keas migicesimmponen severas m= ‘aciones a Ia racionaizacn dels vida econdmice. Conta legada del aseetismo Drotestane esta desmitfieacibn del mundo se eamplet6” (dem). Dads In naturalizacin tanto de los zelacones sociales como de ls acotamestos de los saberes modemcs, ineluids la fundante separacion suelo/abjet, resulta slifcl fa compresion de caricterhistGrico cultural especifien de estas formas del saber sin acu a oiras perspectivas cultures que nos parmiten des-familiare zomos y por lo tanto desnaturalzar la abjetiviad universal de estas formas de concebir Ia realidad. Un texto que cesult partcularmente hminador en este seotida os el de Carios Lenfersdort, ys citada. Lenkersdortestudia la cosmovie sidn de los tojolaboles a través de sw lengua. Caraceria lo que lism ne longa fnvereubjeriva cn la cual no hay separacin eat aja y sujet, como expresion {dena forms de compresion del mundo que earece de las mitipleescisiones que Jian sida naturalizadas por la eulrura occidental. Erédérique Apffel-Marglin: “Introduction: Rationality snd the World en Erédérique Apffel-Maraliny Stepion A. Margin, Decoloniing Knowledge. From Development fo Dialogue, Croreadon Press, Oxford, 1996, p. 3 fern, Tbldem, p. 4 idem, p. 6, idem, p. 7. Jurgén Habeas: *Modemidad, un prayccto incompleto” en Nicolas Casullo (compilador), debate modemnided posmadernidac. Pontosus Editores, Buc hos Aires, 1989, pp. 137 y 138. En palabras de Tzveten Todorov: "el descubrimiento de América es to que ‘nun y Funda nucstaidesuciad presente; toda fecha que permite separar {dos épocas es arbiraria, no hay ninguna que eanvenge mis pars marzarel aac ‘mienla de fz ers moderna que c) aio 1492, en que Calin atraviesa el actano Aullico, Todos somos destendientes de Colén, ean &l comienza nucstra genes. Jogia —en la medida en que fa palabea ‘comienzo" tiene sentido". Le eonguisa de América. El problema del otro, Siglo XXt Edivores, México, 1995 (1982), pls. Walter Mignolo: The Darker Side ofthe Resaissance., ed. cit, 32 ‘Ver Anibol Quijano: Raza’, etna" y 'nacibn’ en Maritegui. Cuestionesabice- tas", 04, ct Wolter Mignolo: The Davkur Side of the Renaissance. € cit, px “Poresto quiero decir una tendencia persistent y sistema de biear los refe- rentes de (a antropologie en un tiempo difecenie al prasente del produstor del discursoantropolégico", Johannes Fabtin: Tine and she Other How Anthropology ‘Makes its Object, Columbia University Press, Nueva York, 1983, p31 Walter Mignolo: The Darker Side ofthe Revaissanctn 08. cit, p. 328, * Ver Bartolomé Clavero: Derecho indiena y enlura constiticfonal en América, Siglo XXI, México, 1994; y Hopp) Conclusion, Cultura y Lengua Constitucio: tuales, Editorial Trota S.A., Madd, 1997 % Bartolomé Clavero: Derecho fndigena cule constitucional en Avucrica, cl. cit, ped y 22 » thidem, p22. » Idem, % Ibidem, pp. 22 y 23, % hidem, p. 23, % Ibidem, pp. 25 y 26. Ibidem, p. 27 Ja historia universal no es el mero witunal de mu fueraa, os doc, necesided fae iracional deun destino ciego, sino que, ella es rizdn en si (an sel) y para sy su ser para-s en el espirtw es saber, en ella es el desarrollo neceserio, linicamente desde el eoncepto de su libertad, de los moments de I razin y ash desu outeconcioncia y de su libertad ls expiciacion y realzacién del espiritu universal." GW. F. Hegel: Filasofia vel Derecho (Resgos fundercentoles de Is filosofis del deresho © Compendio de derecho natural y ciencia del Estado), Euiciones de la Biblotecs, Universided Cental de Venezuela, Caracas, 1976, 7.333 2 Mhidom, p. 334 “ Tbidem, pp. 334 y 335. + Thidem, pp. 335 y 336, ® tbider, p. 336, GQWF Hegel: Ensvitopidie der pilasophisclen Hissenschafien, Merk, vol V1, 1. 442, Citado por Antonella Gerbt, La disputa del imevo mundo. Historia de ‘a polémica, Fondo de Cultura Econémica, México 1993 (1955), p. $33, GW. Hegel: Lectures on the Philesoply of History, Cambridge University Press, Combridge, 1975, pp. 172, 190 y 191. Citada ‘por Femando Coron “Beyond Oceidentlism..” en Cufwaldirepolagy, ed. cit, p. 58. Antonello Gerbi: op. eit, pp. $27 y 337, “ Ibidem, p. 37. # thidem, p. $42, 33 idem, p. 545. bide, p. 537, © GW.F Hegel: Phiosophie der Geschite, ed. Lasson, voll pp. 189-191, Citado por Antonello Gerbi, op. ct, p. S38. Antonella Gerbi: op. cit, pp. 545 y SAB % Amuro Escobar: Encountering Development ed. city p. 60 © Customs in Conmon (Studies in Traditional Popular Culture), The New Press, Nueva York, 1993, p. 1 # Thidem, p. 9 5 Thidem, pp. 9y 10, + Para un andlisisextraordinaramente rio de este proceso, ver el texta de E. P. ‘Thompson, a citado. Eel paso, par ejemplo, dela resistancs al maquinismo y al diseiplina labora, 2 la lucha pore! derecha a Ia sindicalizacién y por la liitacin dela jornada de Uwabajo. "Mientras cf capitelismo (0 l mercado’) rehicieron Ia naturaleza huma- ray la necesidad humana, In economia politica y su antagonists revolucionario ‘ssuimieran que este hombre econdenica era para simp". EB. Thompson, op. ci, pels. % Tramanvel Wallerstein: op. ® Ver Johannes Fab: op. cit "Los problemas del euracentrismo no residen solo en ls dstorsiones en Ia com- prensin de los ofrar. Esl simétricamente implicado jgualmente la distorsién en Inautecomprensién europea, al conccbirse como cent, como sujeto nico dela historia de la modemiciae. Ver mis abajo la discusion de Fernando Coraail sobre este ential sunco, Bruno Latour: We Have Never Been Madera, Harvard University Press, Cambritize, 1993, p. 97, © Tbidem, pp. 99 y 100. © EL estudio de estos obsticulos cultural, sociales ¢institucionales a la moderni- zacidn consttuyd el eje que orient la arplisima produccin de la socialogiay la antropalogis de le madernizacién en fas déeadas de los nits 50 y los 60. | Bl arnbivalente discusolatinoamericano, en su rechazo ala dominacié europea, pero en su interalizacién de su misineivilizadora, be asumido la forma de wn proceso de auto-colonizacion, que asume distintas formas en diferentes contestos Y perfados histGries,” Femando Coronl: The Magical State... ed eit, p. 73 © ‘Néstor Gareia Cenclnis Culturas hitrides, Editorial Grialbo y Consejo Nacio- ral dela Cultura y las Artes, México, 1989. © Perry Anderson: “Modernity and Revolution” en New Left Review, no. 14, mar- zo-abril, 1984, citado por Néstor Garefo Canclini: op. ci, p. 69. [Néstor Garcia Canclini op. cit, p. 330 'aradigmas, conceptos y relaciones para una nueva era, Cémo pensar las Cen cias Sociales desde América Latina” en Seminario Las efancias econduicas 34 sociales rflesiones de fin de siglo, Direccién de Estos de Postarado, Facul- lad de Ciencias Econmicns y Soviates, Universidad Central de Venezuela, Cara cas, 20 de junio de 1998 (mimeo), Maritza Mantero: op. ct Enrigue Dussel: Introduccion a fa flasofia de la liberacién, Neieva Amésica, Bogols, 1988; y J.C. Scannone: Nevo puna de partida dela flasoftalatinoa ‘merieaiva, Guadalupe, Buenos Aires, 1990 Accién cominal. Una varada colonbiane, Universidad Nocional, Bogoti, 1959; y "Pot ia praxis. Et problema de como investigar fa realided para tonsformarla”™ 8 Critica y politica en ciencias sociales. 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Staten “EL poder es constitutivo de la histori, Rastreando el poder através de varios ‘momentos’ simplemente ayuda a enfatizar el carieter findamentalmente procedimenta de la produccién histric, insistir en que la que la historia es Fmporta menos que cdo tenbnja fa historia; que e] pad miseno tabaja eonjun- tamente con la historia: y que las prefetencinspalitiens drlarndas de los histo adores tienen poca influencia en la mayoria de las pricicns reales del poder" Tider, p28 "Los silencios son inerentes en la historia porque cada evento singular entra. ala historia careciendo de algunas de sus prtesconstitivas. lg siempre se omite rizatras algo es reisirado. Nunes hay un ciezre perfect de ningin evento. Ast quello que se coaviere en deto, lo hace con auroncias inmates, espectficas osu produccién como tal. En otras términas, el misma mecanismo que ace posible cualquier regisirohistico, ambi asegure que na todos los Heckos histéricos {pt Sedo ines. los tee el eet dfereacial de os meds de ro duce histérica desde el primer regisro que tonsforma us event en un dato” idem, p. 49, Tbidern,p. 35, Tider, p27 Tbidem, p. 73. Tider, pp. 80 y 81. idem, np. 82 y 83 Tider, p. 93. bier, p. 107 “si muchos aspectos del colonialism han sido superadas, ls representeciones dl Tereer Munci a través del desarrollo na soa menos abarcentes yeficaces que sus contraparies coleniales”,Ibider,p. 15. 35 % tide, pS. "En snes, me popongo habla det dewrola como una expe rineia hisiéiea singular, is erescion den dominio de pensamientoy accién por Ja via dol anilisis de las earaeieristieas ¢ interelaciones d los tres ejes gus lo definen: las formas do! conocimiento que se efieren a este y 0 través de los cuales ate se constituye como tal y es elaborado en la forma de objetos, concep. ‘as, teorias y similares el sistema de pader que regula su prictiea, y las formas ie subjtividad gestadas por este discurso, aquélos através de las cuales la gente Nega a reconacerse a si misma como dessrrllnds o subdesarrollada” lbidem, 2.10. 4 Ibidem, p. 30, ® thidem, p. 26. idem, p. 36. © Tbigem, p. 37, thidem, p. 111. % Toidem, p. 21 1 Mbidem, p24 Arturo Escobar: “Tiaginando el futuro: pensamiento erica, desarrollo y movie ‘ientos sociales" en Margarita Lépez Maya editors), Deservollosdemacracta, UNESCO, Rectorada de In Universidad Ceoital de Venezuela Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 1991, p. 12, Arturo Escobar: Encountering Development... e8 ety p. 39, > idem, blder, p. 203, thidem, pp. 222 y 223 bldem, p11 % Ibidem, p59. © Tbidem, p. 61 "= Bbidem, n. 23. "= bide, p. 2 | dejar ata nauraleza fuera del cileulo econdinica de I produceién de riguces fen la cuentas nacional, et proceso de croacién-desiuccign que siempre est implicado en ta transformaein productiva de a naturelezs queda redacide a una le Sus dimensiones. Su “lado escuro”, fa destraccidn/consima/agotamienta de reeursos, se ace eompletsmente invisible, Citado por Femande Corani, The Magic State, ed. cit, p. $7 '™Tbidem, p. 47. “La concepeién esiritamente social dela ereacién de I explala- cidn en Marx busca evitar In ftichizacin del capital, el dinero y ta ierra coma fueates de valor. Pero termina por excluir lu explatacidn de la naturaleza del nilisisde I produeciéa capitalists, y brra su pope en la formacisn dela riqae- 22", Ibidem, p59. The Production of Space, Blackwell, Oxford, 199% 36 s Femando Cor "© Thier, p. 28 " Tbidem, p, 28. De acuerdo con Lefebvre, el modelo dual simplificedo (capital! tnabajo) no es eapaz de dar cuenta de la erecienteimportancia de la natualeza para la produccién capitals Henry Lefebvre: ap. cit, p. 325, Citado por Femando Coronil en The Magica? Staten, e4, cit, 57. ° Solo partic de estas exclusiones es posible fa concepcit de “Io econbimico”™ ‘como une regen ontolégica separads tani de la naturaleza coma de la paltica, lal como se apuntd en Ia parte Il de ese texto, "idem, p. 8 1 Tbidem,p. 7. 4 wider, 74 ™ Tbidem, pp. 29 y 30 3 Ihidom, 29, 6 iden, 2 "biden, p. 32. "Tider, p. 15. idem, p. 4 Tider, p61 ils The Magical State. e4. cit, p. 28 Referencias bibliograficas Apet, Kant-Orto, Ennigue Dusset v Ratt Fonner B.: Fundamenta- cin de la ética y filosofta de ta liberacién, Sigio XXI Editores y UAM Iztapalapa, México, 1992. APPFEL-MAnGun, Frépiuqus: Introduction: Rationality and the World, en Frédérique Apffel-Marglin y Stephen A. Marglin, Decolonizing Knowledge. 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En general no se estudia ese deslizamiento semdntico, y, por ello, es dificil discutir sobre el tema, En primer lugar, la mitoldgica Europa es hija de fenicios, de un semita enionces.* Esta Europa venidla del Orieais es algo euyy cou tcnido es completamente distinto a la Europa “definitiva” (la Europa moderna). A Grecia no hay que confundirla con ta futura Buropa Esta Europa futura se situnba al norte de la Macedonia, y al norte de Ja Magna Grecia en Halia. El lugar de Ja Europa futura (Ia “moder- na”) cra ocupado por lo “bérbaro” por excelencia (de manera que posteriormente, en cierta forma, usurparé un nombre que no le os propio, porque el Asia (que sera provincia con ese nombre cn el Im- perio romano: solo Ia actual Turquia) o el Africa (Egipto) son tas Cculturas mis desarrolladss, y los griegos clisicos tienen clara con~ ciencia dello. El Asiay el Africa no son “bérbaras”, aunque tampo- co plenamente humanas.® Lo que serd Ia Europa “moderna” (hacia el norte y el neste de Grecia) no ¢s la Grecia originarin, esti fucra de stu horizonte, y es simplemente lo incivilizado, lo no-politico, lo no- ‘humano, Con esto queremos dejar muy claro que la diacronia unilineal Grecia-Roma-Europa (esquema 2) cs un invento ideoldgico de fines del siglo xvi romdntico alemin; es entonces wn manejo posterior conceptual del “modelo ario”, racista En segundo lugar, lo “Occidental” sera el imperio romano que habla latin (cuya frontera oriental se siti aproximadamente entre la 4) Enea y Serbia), que shora contiene al Aftica del norte, Lo peedentat se opone alo “Oriental”, el imperio heénic, que ie le gricgo. En lo “Oriental” esié Grecia y el “Asia” (Ia provincia natolia), y los reinos helénicos hasta los bordes del Indo, y tammbiéa el Nilo ptolomeico. No hay cancepto relevante di se llama 'y Concepto relev: to relevante de lo que se lamara En tercer lugar, Constantino, a des vi in i mano oriental cristiano, . pete hiatal n , 8¢ enfrenta al mundo arabe musulmai i arabe musulmén ere- Giente, Es muy importente recordar que “lo piego clic pe atist6teles, por ejemplo— es tanto cristiano bizantino como dr musulmén? ai Aclaraciones a las flechas: Iai las flechas: Ia influencia griega no es direct Europa latino occidental (pasa por las lochs ay). Laseosenca ic Ia Europa modema no entronea con Grecia, ni tampoco directa ‘mente con el mundo bizantino (fe bizantis lecha d), sino mas bic do latino romano occidental cristianizado, Sa conch mune Exquema 1 ‘UENCIA HISTORICA DIUNDO GRIFGA A ROPA MODE! =e ipa cs | [ates] [ eS | promos] (Cambiea judy (ese sie vin) “Mundo drabe-onsulan 42 En cuarto lugar, [a Europa latina medieval se enfrenta igualmente al mundo arabe-turco. Nuevamente Aristételes, por ejemplo, es con- siderado més un filésofo en manos de los arabes que de tos eristia- nos. Abelardo, Alberto Magno y Toms de Aquino, contra la tradicién y arriesgindose a condenaciones, usan al Estagirita. En efecto, ‘Avistiteles sera estudiado y usado como el gran metafisico y logico en Bagdad, mucho antes que sea traducido en fa Espaiia musulmana al latin, y de Toledo llegue a Paris a finales del siglo xu. Europa se distingue avora del Arica, por primera vez (ya que esta es musulma- na berebere; el Magreb), y del mundo oriental (principalmente del imperio bizantino, y de los comerciantes del Mediterratieo Oriental, del Medio Oriente). Las Cruzadas son el primer intento de la Europa latina de imponerse en el Mediterréneo Oriental. Fracasan, y con ello la Europa Intina sigue siendo una cultura periférica, secundaria aislada por el mundo turco y musulmén, que domina geopolitica- mente desde Marruccos hasta Egipto, la Mesopotamia, el imperio Mogol det norte de la india, los reinos mercantiles de Malaka, hasta Ja isla Mindanao en Filipinas en el siglo xm. La “universalidad” musulmana ¢s la que llega del Atléntico al Pacifico. La Europa latina te uu Cullusa petifévica y munea ha sido hasta ese momenta “centro” de la historia; ni siquicra con el imperio romano (que por sw ubica- cién extremadamente occidental nunca fue centro ni siquiera de la historia del continente euro-afro-asidtico). Si alggin imperio fue cer tro de In historia regional euro-asiatica antes del mundo rmusulmén, solo pocdemos remontarnos a los imperios helénicos desde los Seleu- sidas, Ptolomeicos, ct de Antiocas, etc. Pero,-de tedas maneras, cl helenismo no es Europa, y no aleanzé wna “tniversalidad” tan am- plia como la musulmana en el siglo xv. En quinto lugar, en el renacimiento italiano (especialmente des- pués de la caida de Constantinopta en 1453), comienza una fusion novedosa: lo Occidental latina (secuencia ¢ del esquema), se une con lo griego Oriental (flecha a), y enfrenta el mundo turco, el que, olvidando el origen helénico-bizantino del mundo musulmén, per- mite Is siguiente ecuaciéa false: Occidental = Helénico + Romano + Cristiano. Nace asi la “ideologia” eurocéntrica del romanticismo alemin* (esquema 2). Esta secuencia es hoy fa tradicional.” Nadie piensa que es una “in- vencién” ideolégica (que “rapta” a la cultura griegs como exclusiva~ mente “europea” y “oceidental”), y pretende que desde la época griega 43 Esquema 2 SECUENCIADEOLOGICA DE GRECIA. ALA EUROPA MODERNA Miuno wage (Rina peaenay oa inde Siena AT ] i io europe madera Yromana dichas culturas fueron “ y ron “centro” \isi6n es doblementefass:en ein open fae cone ee bo hay fictieamente todavia historia m sRlienes yuxtanuesias y aisagas: Jaro lées, del Siam, de fa China, del mu América, ee) Bn segundo lugar, 7 Fale gate” (el Mar Rojo.0 Antiogui, gn de al riente, no son el “centro” sino el li ental | mercado euro-afo-asiftco), eae ‘enemos asi a le Europa latin: m 1 Ia Ei ia del ‘musulman, periférica y secundaria en el. tinente euro-afro-asidtico, mana. perss, de los reinos io mesoamericano o ine: en Porque el lugar geopolitico Ie im. iglo xy, sitiada por el muni brn eu clenern siden dale Esyuema 3 GRANDES CuLTuRNSY A US AREAS be CoNTACTOS A INAUR (NO NAY ainRlcANiaNtE STOR RAT sen el A Cot SIGLOXY {mongoles) a : aces ‘Mundo ture musuimdn }—»—China Cudearas det jane Octane Pacifica tn Heese Dectiirindaas omen Cu 44 ‘Aclaracién: la lecha a indica la procedencia del homo sapiens en ‘América y las influencias neoléticas del Pacifico; nada més. Il. Dos conceptos de “Modernidad” Llegados a este punto de Ia descripcién entramos en el centro de la discusién. Deberemos oponemos a Ia opinién hegermdnica en cuanto ala interpretacién de ls Europa modema (a le “Modernidad”), y no como un tema extrafio a {a cultura latinoamericana, sino, contra | opinién corriente, como problema fundamental en la definicién de la “Jdentidad latinoamericana” —para hablar como Charles Taylor—. En efecto, ltay dos concepios de “Modemidad”, El primero es eurocénttico, provineiano, regional. La Modemidad es una emancipacion, una "salida™ de la inmadurez por un esfuerzo de In razén como proceso critico, que abre a Ia humanidad a un nue- vo desarrollo del ser humano. Este proceso se cumpliris en Europa, esencialmente en el siglo xvi, El tiempo y el espacio de este fend- meno lo describe Hegel, y lo comenta Habermas en su conccida obra sobre el tema —y es uninimemente aceptado por toda Ia tradicién ‘curopen actual— Los acontecimientos histéricos claves para la implantacién del principio de la subjetividad [moderna] son Ia Reforma, 1a Thus- tracién y la Revalucién francesa? Como puede abservarse se sigue una secuencia espacio-temporal: casi siempre se acepta también el Renacimienio italiano, la Reforma yy la flustracién alemana y In Revoluciéa francesa, En un diélogo con Ricocvr,"® este nos proponia ademas el Parlamento inglés. Es decir: Italia (siglo xv), Alemania (siglos xv-xvi), Francia (siglo xvi), Inglaterra (siglo xvi). Denominamos a esta vision “eurocéntrica” ‘porque indica como punto de partida de la "Modernidad” fenémenos {intra-curopeos, y el desarrollo posterior no necesita més que Europa para explicar el proceso. Esta cs aproximadamente la visién provin- ciana y regional desde Max Weber —con su andlisis sobre Ta “racionalizacién” y el “desencanto"— hasta Habermas). Para mu- hos un Galileo (condenado en 1616), Bacon (Nowun Organun, 1620) ‘Descartes (£1 discurso de! método, 1636) serian los iniciadores de! proceso modem en cl siglo xvi 45 | Proponemos una segunda visién de la “Modernidad”, en un senti- do mundial, y consistirfa en definir como determinacién fundamen. echo de ser (sus Estados, ejércitos, Sconomfa, Mlasofia, ete.) “centro” de la Historia Munclial. Es decir, foe ube empiticamente Historia Mundial hast {492 (como fecha de iniciacién" del despliegue del “Sistema-mundo”)." Ani. entre a gue fecha los imperioso sistemas cultumlcs coenistian lege cl Bolo £09 Ia expansion portuguesa desde siglo xv, que Hoga al Extremo Oriente en el sigo xv, y coat descubrimiento de fpinérica hispanica, todo el planeta se torneo} “lugar® de “una sola” Ustoria Mandial (Magalianes-Eleano da le vege de cireunvala- cidn a la tierra en 1521), Espafia, como primera na Ielesia dominads por el Estado grav al conden Cisneros, etc.) abre la primera etapa “Modema" | mercantilismo mundial, Las Inioas de plata de Potosi y Zacatocas (destubinnne en 1545-1546) Frrcosen, Scumulae tigueza monetariasuficiente px Tuzcor en Lepaito v i El Atlantico suplante al Mediterraneo, Pare nosotros, la “centralidad”™ Gf la Europa latina en la Historia Mundial ce 12 determinacién fun damental de la Modernidad. Las deme determinaciones se van dan- don torno a ella (Ia subjetividad coustituyente, ta propicdad privada, {a libertad del contrato, etc.) El sigio sv (bee. Descartes, ete.) sou ai ie Se 8 Siglo y medio de *Moderidaa” con efecto y no Furie de partide. Holonda (que se emancipa de Espaita en 1610), Inglaterra y Francia continuatin cl ceming abierto, Ea segunda etapa de la “Modernidad” tae Revolucién indus- {fal del siglo xvnt y de ia tustracibn, profimdsexs Yamplian el hori- come 2 comenzado a fines del sigto xv. Inglatere reemplaza a Espana ‘lento del Imperialisma en tomo a 1870) Ste Europa Moderna, desde 1492, “centro” de la Historia Mun- Glial, constituye, por primera vez en le historia, a todas las otras cul- ‘uras como su “periferia” 46 Esquema 4 A MUNDIAL A" DEL SISTEM, “CERTRO-PERIFERI ESTRUCTURA “Ci Europa Moderna 1492 stra) Asia Mundo Attn Avia” Musuimén bani det Chins ‘Aclaraciones: : : la primer periferia; : ae tas occidentales; ; cesclavismo en sus costas Eee 7 ‘i ae colonias (conso Goa, etc.) per Flecha ¢: alg mntinental, ; o ancipecion de Estados Unidos; én hispanoamericana. e: emancipacién hispanoc id se deja de Jado a Jn habitual de In Modernida Pa ga Bape melloel silo xm hispaaoamereane, qu en ae ‘nada tiene que ver con la jn undnime de fos especialisias na zvercon Mode weind” sno. ane con el fin de la aa Mes acho nae janimidades y prt la valzie idad”, con wn senti Mistata conceptalizacién de la "Modernided”, mia var én de la racionalida 7 al lp que os llovard 8 una interpretacién eels senldad TRuuetns avers dels que pieasan “realizar {como He ome de io {que se opanen a ella (como los “Pos como de Portugal y Espana, a7 Ill. Racionalidad e irracionalidad 0 el mito de la Modernidad Si se entiende que la "modernidad" de Europa sord el despliegue de [as posibilidades que se abren dosde su “centralidad” en la Historia Mundial, y ' constitucin de todas las otras eulturas como su ‘per? feria’, podré comprenderse cl que, aunque toda cultura es stiocéatrien, cl elnocentrismo europeo modem cs el nico que puede pretender identificarse con la “universalidad-mundialidad”. El “curocentrismo” dc la Modemidad es exactamente el haber confndida li universal dad abstracta con la muncialidad concreia? hegemonizada por Ei Fopa como “centro”. El ego cogita modemo fue antecedicio en mas de un siglo por el ég0 conguiro (yo canquisto) préctico del hispano-lusitona que im- uso su voluntad (la primera “Volumtad-de-Poder” madera) al in. tio americano. La conquista de México fue el primer ambito del ega modemo, Europa (Espafia)tenfa evidente superioridad sobre las car, furas aztecas, mayas, incas, ec.," en especial por sus arinas de hier! enrssentes en todo el horizonte euro-afro-asiitico—, Europa mo- gemma, desde 1497, usard ta conquiste de Latinoamérica (ya que Norteamérica solo entra en juego en al sigho xv) como tampolin para sacar une “ventaja comparativa” determinante con respecto a Sus abtiguas culturas antagénicas (lurco-rmusulmana, etc.) Su supe. floridad serd, en buena parte, fuio de in acumulacién de rigueze, fePeriencia, conccimienios, ete, que acopiard desde In conquista de Latinoamérica.!6 La Modemidad, como nuevo “paradigma” de vida eotidiana, de Somprensi6n de la historia, de Ia cicncia, de Ia religiéa, surge al fal del siglo xv y con cl dominio del Aikintico, El siglo xvues ye futo del Siglo Avs; Holanda, Francia, Inglaterra, son ya desarrollo posterior ex el horizonte abierto por Portugal y Espaiia. América Latina entra en Ja Modernidad (mucho antes que Norte América) como la “etre cara” dominada, explotada, encubierta, Si la Modernidad tiene un nécieo racional ad intra fuerte, como (arli de la Humonidad de un estado de inmadutez regional pro, Tinpana, no planctaria; dicha Modemidad, por otra parte ad extra, realiza un proceso irracional que se aculta a sus propios ojos, Eg Geir, por su contenido secundario y negativa mitico,” la “Modemi 48 dad” es justificaci6n de una praxis imacional de violencia. El mita podria describirse asi i a tis desarro- civilizacién moderna se autocomprende como mi inde superior (lo que significard sostener sin conciencia una Tie oleh ante eae eT Ee 2) La swpeioridad obliga 2 detalles mls primiiva dos, barbaros, como exigencia mora! 3) El eamino de dicho proceso eductivo de desolla debe ser sexuide por Ewropa (ede hecho, deaollouniineal yaa curopea, lo que determina, nuevamente sin conciencia alguna, a “falacia desarrollista”) : 4) Como el birbar se oponeal proceso civlzador, a praxis mo- dem debe ejerer en timo cas a volensa fuera neces rio, para destruir los obsticulos de la tal modernizacién (la ‘guerra justa colonial). Sa 5) Esta dominacién produce victimas (de muy variad ") violeneia que es ntepretada como wn ata nevitable y eon e -ritual de sacrificio; el héroe civilizador envis Strives del net de ser olocaustos den crificio salvador (el indio colonizado, el ae afticano, la é fa tierra, etc. mujer, In destruccién ecolégica de et 6) Para el moderoo, ei birbae i e uaa “eulpa”™ (el oponerse al proceso civlizador)” que permite al "Moderaidad”presex tarse no solo como inocente sino como “emancipadora” de esa “culpa” de sus propias victimas, 7) For Skim, y por et eardeter “civiaerio™ db "Moder das nterpretan como inevitable los sulfmientos osc ficios (los costos) de la “modemizacién” de los otros pueblos “atrasados” (inmaduros)®, de las otras razas esclavizables, de! otro sexo por débil, ete or todo ello, si se pretend [a superaién de la "Modemidad ri necesario negar la negacién del mito de la Modernidad. Para tll, ln “otr-cara"negada y vietimnda de la “Madernidad” debe pri. rmernmente dea ‘i es la “victima inocente” jente descubrirse como “inocente™: es la “victima del saerifcio sual, que al deseubrirse como inotentejuzga a ln Modem” come culpable dal violencia sicadora,conguis- tadora originaria, constitutiva, escncial, Al negar la inocencia de la 49 “Modernidad” y al afirmar la Alteridad de “el Otro”, negado antes como victima culpable, permite “des-cubrit™ por primera vez la “otra cara” oculta y esencial a la “Modemidad”: el mundo periférico colo. Ril, ef indio sacrificado, el nogro esclavizado, la mujer oprimida, el nifio y 1a cultura popular alicnadas, ete., (las “victimas” de la “Mo- demidad”) como victimas de ua acto irracional (como eonttadiccién del ideal racional de la misma Modernidad). Solo cuando se nicga el mito civilizatorio y de la inocencia de la Niolencia modema, se recanoce Ia injustieia de la praxis sacrificial fuera de Buropa (y atin en Buropa misma), y entonces se puede igual. ‘mente superar Ia limitacién esencial de la “razén emancipadora™. Se Supera la razén emancipadora como “razén liberadora” cuando se descubre el “eurocentrismo” de la razén ilustrada, cuando se define {a “falacia desarrottista” del proceso de modemizacién htegeménico. Esto es posible, aim para la razén de la Ilustracién, cuando éticamente Se descubre Ia dignidad del Oro (dela otra culsura, del otto sexo y Béner0, ete,); cuando se declara inocente a las victimas descle la afic, ‘macién de su Alteridad como Identidad en a Exterioridad como per- Sonas que han sido negadas por la Moderaidad, De esta manera, Ia razén moderna cs trascenulid (pero n0 como negacién de la razin en cuanto tal, sino de Ia razén violenta eurocéntrica, desarollista, hege- monica), Se trata de una ““Trans-Modernidad” como proyecto mun. ial de tiberacién donde Ia Alteridad, que era co-esencial de la Modernidad, se realice igualmente. La “realizacién” de le Moderni- Gad no se efectia en un pasaje de la parencia de la Moderaidad a la actualidad de dicha Modemidad europea, La “realizacién” serfa ahora el Pasaje trascendente, donde la Modemidad y su Alteridad negada (las victimas), se co-realizerén por imutua fecundidad creadora, El Proyecto trans-modemo es una co-realizacién de lo imposible para ja sola Modemiad; es decir, es co-realizaciéu de solidaridad, que hhomos llamado analéctica, del Centro/Periferia, Mujer(Vatén, diver. 2s razas, diversas etnias, diversas clases, Humanidad/Tietra, Cultu- 2 occidental/Culturas del Mundo Periférico ex-colonial, etc.; no por pura negaci6n, sino por incorporacién*! desde la Alteridad 2! De manera que no se trata de un proyecto pre-modermo, como afirmacién folelérica del pasado; ni un proyecto anti-moderno de 50 sgmypos conservadores, de dereche, de grupos nezis 0 fascistes 0 po- pulistas; ni un proyecto post-modemo como negaciéa de la Moder- nided como critica de toda razén, para eacr en un irracionalismo nibilista. Debe ser ua proyecto “trans-moderno” (y seria entonces una “Trans-Modernidad”) por subswncién real del eardcter emanci- pador racional de la Modernidad y desu Alteridad negads (“el Otro de la Modemnidad), por negacidn de su carscter mitico (que justifica Ia inocencia de la Modemidad sobre sus victimas y por ello se tora contradictoriamente irracional). En ciertas ciudades de a Europa medieval, en las renacentistas del Quatrocento, crecié formalmente | cultura que produciria In Modernidad, Pero ta Moderni¢ad real mente pudo nacer cuando se dan las condiciones histéricas de su origen efeerivo: el 1492 —su empirica mundializacién, Ia organiza- cidn de un mundo colonial, y el usufructo de le vida de sus vietimas, en un nivel pragmatico y econémico, La Modernidad nace realmente ence] 1492: esas nuestra tesis, Su real superacién (como subsuntion (y no meramente como Aujhebung hegeliana) es subsuncién de stu curicter emancipador racional europeo irascendido como proyecto mundial de liberaciém de su Alteridad negada: ta “Trans-Moderai- dad” (como nuevo proyecto de liberacién politico, econémico, ecolbgico, crotico, pedagigico, religioso, etc). Proponemos entonces dos paradigms contradictorios el dela mera “Modernidad” curocéntrica, y ol de In Modernided subsuinida desde ‘un horizonte mundial, doade cumplié una funcién ambigua (por una parte, come emancipacién; y, por otra, como mitica cultura de la Violeneia) Le realizacin del segundo paradigma es un proceso de “Trans-Modemuidad”. Solo el segundo paradigma ineluye a la “Mo- deraidac/Alteridad” mundial, En la obra de Tzetan Todorov, Noso- tras y los otras,” el “nosotros” son los europeos, y “los ot70s” somos nosotros, los pueblos del mundo perifirico, La Modemiidad se defi- 36 como “emancipacién” con respesto al “nosotros”, pero no advir~ {i6 su carécter mitico-sacrificial eon respeto a “los otras”. Montaigne lo vio de alguna manera cuando escribié: Ast, podemos Hamarlos barbaros con respecto a nuestras reglas de Ja razén, pero no con respecto a nosotros, que los rebesarnos en toda especie de barbarie! 51 Futuro mane Dos paradigmas de modemidad (Simplificacién esquemética de al 6 iitica de algunos momentos que-c ina | comprensién de ambos patadigmas) eee Léase diacrénicamente desde <{ hacia Gy de a hacia i 1) Determinaciones mis relevantes: op Europa en el momento del “descubrimienta” (1492) Br Bl presente europea modemo a eae royecta de “realizacién” (habermasia " &: Proyecto de reaiacio rasiana) de la “Modemnidad” te) ™asiba” del continente (de Africa y Asia posteriormen- Er El presente “perifrio” : Proyecto dentro del "Nuevo Orden Mundial" depen G: Proyecto mundial de liberacién Trane moderna” Ki Mereantilismo hispanieo (Renacimiento y Reforma) K: Capitalismo industrial (La “Aufctérung") M1) Relaciones con una cieria direecién o flechas: Historia europea medieval (lo pre-made bs Historia "modemeurapen, NOSeme euope0) & Praxis de ealizacion de C i} Historias anteriores a Ia conquista eure és i ye quista europea (América Latina, colonial y dependiente mercantilista £ Historia del mundo periférico al capitalismo industrial 8 Praxis de realizacién de F (desarrollismo) 52 fh: Praxis de liberacién o de realizacién de G Praxis de solidaridad del Centro con Ia Periferia 1,2,3,m: Tipos histéricos de dominacién (de A=>D, etc.) Il) Los dos paradigmas de Modemidad: [ J: Peradigma curocéntrico de “Modernidad”: [R>K=sB=C] {(): Paradigma mundial de “Modernidad/Alteridad” (hacia una “Trans-modemidad”); (A/D=>B/E=3G) A los 500 afios det comienzo de la Europa moderna, leemos en Informe sobre el desarrollo humano 19975 de las Naciones Unids que el 20 % mas rico de la humanidad (prineipalmente Europa acci- dental, Estados Unidos y Japén) consume e! 82 % de los bienes de la tierra, y el 60 % ms pobre (la “‘periferio” histérica del “Sister mundial”) consume el 5,8 % de dichos bienes. {Una concentracién Jamas observada en Ia historia de le humanidad! ;Una injusticia es- {ructural nuncs sospechada en la escala mundial! {No es este acaso el fruto de fa Modernidad o del Sistema mundial que inicié la Europa occidental? Notas "Universidad Aurénoma Metropolitana fapalapa (UAM-1), México, > Véase ti obra! /uaanismo semita, EUDEBA, Buenos Aires, 1969, donde yo seeuperibamos s Grecia del ripo "Mederno". Por su pane, escribe Martin Boral, en Black thena. The sfrodstatie Roots of Classica! Civiizaion, Ruwgers Uni- versity Press, New Jerse, ¢ 1, 987: "Homer and Hesiod both refored 1a Ewa ‘ba. who was ehays soen as a sister or some other close relative fo Kadimas. as “rhe dowahter of Phoints[..) Homer’ frequent use of Phat inthe sense of ‘Phocnicion’, and the lor wniversal idenification of Europa aud Kados with Phoenicia. 2 Aristételes no las considers Inumanas como los ariewos ("vivientes que habitan fa polis") en su Polen I, 1, pero tampoco son ccnsideradas birbaras. + Esto explieo,en parte, que las luchas dela desarticulada Yugoslovie desde 1991 tienen “area historia (a Crone lating, posteiormente eatalica, conta Ia Serbia srioga, que despnts seré onedoxs) 5 Mucha raz6n tiene Samic Amin, Eurécentrism, Monthly Review Press, Nueva York, 1989, euondo eseribe: "Ciiristianity and Islam are thus Both heirs of Hellenism and renin, for this reason, ewin siblings, even they have been, ceriain moniewts, refeitess adversaries” (p, 26). Mesa mvy bien que i ilo- safia helénica sirvié primero al pensarniento cristiano bizantina (del siglo 51), posteriarmente al abe musulman (cuyo esplendor eomienza en el sigia vit 53 ———— eS taste de inspire rot beta dn arisctica,y poseriomene cl empoc! Hstco nino dese nes el silos ambien tng cee neo ena ene sgh wen eam, soa dooce oa _ eee ade orgen eristane Bw de os mitts de las hipstsis de Marin Bema op ese . 4180-20 5 mostar ls Imorania del movinloge ie NN ech Seog (Chere Greta WetaeeNae a e ends Inia Indoarope, ya deeacenea dea enalge e eor onn end a cua ys lai ies paras tees ce Arles hasta siglo svn) pemiea s idelogs prese end Ime din cals cls gee conta sant an trae See Grecia utopoleicay yeast a Ins istovas de i Hosoi, donde se Gri sop) y Roma se pad pet tia Ele cig ee famente a Descares y Kant “al ek was ma wae ne goad et dice fut anda il ny anon wre ng of Mkeinon wate ier, Goce tecournmatr dain ae als gus jeal and educational writings, the theorist Finally, a feas were given practical effect when he becanie Pris iin ar of Edt oundd the uri of etn dn Gren Pe, Hoy of Chal eat Cara ne 5 teteraentime y ace yeadcgna, MMO: Y Sado dl "Por slmplo, Charles Taylor, (Source of he $ ‘enity, Harvard University Press, Comtridg 1996) eb ee ee em Dessay ce Es das nents grees ose ata en, Sa Ai 7 q ss ara Kant (Was hefStutirung?, A 481), 1 Rerplesnkte irs Mad San Fak. [ilotaiae Ltera-on. La sida del pense del Taco Nondo Capone Gav, "Vase mi bn 1492: £1 enc eden Nuva Usopl Maa, 1992 (lon Our Paes ae en Hes De 85 Fon Ve Dai) = [mmaniel Waller, The Naors isometry ord Sten, Academe Press, Son ® Univeraidd aaee aes ara oe pts, or mp, Kat ons principio Gee morlind, De eho, sn ening, cs ena aS 54 5, nongolas 0 esarollodiacénica de la Movlemidad deberfa ser: Renaeimiento, Conquista de Latinoamérica, Reforma, tustracién, ete. Be sebida que Max Horkdeimer-Theodor Adorno, Dioletik der ayftlaring (1944), Fischer, Frankfort, 1971 (véase Niegen Habermas, Der philasophische iskurs der Moderne, Sukamp, Frankfort, 1988, pp, 130 38: "Die Verechingung ‘yor: Mythos und Aufklsrung”), define un cierto nivel mico de ta Modernidad, ‘que Habermas no puede admit, Nuestro sentida de “mito” se sitia no en un sivelinra-curopea (como en el caso de Horkdeimer, Adorno. Hebermas), sina en un nivel Centro-Periferia, Norte-Sur, es deir, eo un nivel munis % Kant op, elt, nos habla de inmadurez “culpable” (versehuldeten). EI mismo Francisca de Vitoria, profesor de Salamance, admite como tikima ra- zn para declarar Ie guerra, el que les indigenas opongan impedimentos = la predieacién de la doctrina eristana, Solo para destair esos obstéculos se puede dace la guerea, > ara Kant waning: inmaduro, rudo, no-edueade, 31 Traducimes de esta manera la palabra subsuntion en Marx que, por st etimmolo- la lotina, correspond Ia ufichung hepelinna, © Vase mi Philasophie der Befrelung, con respecta al "momento unaléctico” del ‘movimiento dialéetico subsuntivo (3.3) (edicin italiane en Quetiniana, Brescia, 1992), 2 Seuil, Paris, 1989, 2% Dex Cunibates” en Qeisres Conpliter, Gallimard ade, Pasi, 1967, p. 208, » United Nations Dovelopment Programme (UNDP), Hine Development Report 1992, Oxford University Press, Nuova York, 1992, p. 35. En 1930 la diferencis entre los 20 % mis ieasde a humanidndy los 20 emis pobres era de 1.30, en 1990 es de | 59 (casi el dable en solo 30 aos). Vase también ene tema, The Iwention of the Americas. Eclipse of "the Other” and the Mth of Marderity, Continuum Publishing, Nueva Yors, 1995; The Underside of Modernity. Ricoew’ ‘Spel, Taylor and the Philosophy of Liberavion, Hurmanities Press, Nueva York, 1996 y Brien le la Liberdcian en la Edad de te Globaiizacidn y la Exclusion, Egitoril Trotls-UAM.I-UNAM, Maxico, 1998. Referencias bibliogrsficas Amm, Sawin: Eurocentrism, Monthly Review Press, Nueva York, 1989. (Edicion en espafiol: Ef ewrocentrisino, Siglo XXI Edita- res, México, 1989). Bernat, Maatin: Black Athena, The Afroasiatic Roots of Classical Civilization, Rutgers University Press, New Jersey, t. 1, 1987, Dusset, Enrique: Eviea de la Liberacién en la Edad de la Globaliza- cidn y la Exclusidn, Editorial Trotta-UAM.I-UNAM, México, 1998, 55 + The Underside of Modernity R lernity Ricoeuy pel, Taylor an the Philosophy of Liberation, Humanities Price, Nae Got dota petition en espaol: Apel, Ricoeur, Rorsyp las of sais mention ofthe snercas Bape ee 2 (age Mit of Modernity, Continuum Publishing Nuows Vick 1295, (ediisn en espaol: 1492: El encubrinento del Otro Madi 9g §s" 1! Mito ce te Siodernidad, Nueva Uiope, 2 Filosofia de la libercetén, éxi agent laseia dela beracin, Eéicol, México, 1977, Ust, ; Bl humanism semita, BUDEBA, Buenos Ai Bases, orees: De Philosophische Dison wees ee Suhrkomp, Frankfurt, 1988. 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Before the Cold War, the closest the United States had ever come to a permanent foreign policy was in our relationship swith the nations of the Western Hemisphere, in 1823 the Monroe Doctrine proclaimed aur determination to insulate the Western Hemisphere from the contests over the European bolance of ipower, by force ifnecessary. And for nearly a century afterward, the causes of America’s wars were to be found in the Western Hemisphere: in the wars against Mexico and Spain, and in threats 10 use force to end Napoleon II's effart to install a European dynasty in Mexico (Henry Kissinger, Years of Renewal, 1999: 703). |. Sobre el imaginario del mundo moderno/colonial La tesis que propongo y defiendo aqui es que la emergencia de la idea do “hemisferio occidental” dio lugar a un cambio radical en cl imaginario y en las estructuras de poder del mundo moderno/colo- nial (Quijano y Wallerstein, 1992). Este cambio no solo produjo un enorme impacto en su re-esiructuracién sino que tivo y tiene impor= tantes repercusiones para las relaciones sur-norte en Tas Américas, para la configuracién actual de la “Latinidad” en los Estados Uni- dos, como también para la diversidad afio-americana en el norte, ea el sur y en el Caribe, Empleo el concepto de “imaginario” en el sentido en que lo usa cl intelectual y escritor martiniqués, Edouard Glissant (1996). Para Glissant “el imaginario” es la construccién simbélica mediante la 57 ‘cual una comunidad ( ; (racial, nacional, imperi bea slinisma. En Glissany el termine noviene oe se sant, el téxmi cpcién some beast misma, En el término no tiene ni la acepot ec mEBE HK i tome seuido mis eek ees analitico contemporineo, en e "of ina una esiuctura de diferenciacion com fo Simbat et Or edeoolonial a imagen que tenemos hoy 4 cidental es, por un lado, un la ‘ oes espa ut largo proceso de construecion del” ‘maginario, desde a transis ae sero n cidn del Met sane dt frmectn del creo comer dat Ataoice eso bs ‘xtcrioridad". Esto es en O: imagen “inte tan en Oceidente la imagen" rage astrulds por Ietradosyleiradas, visors y ae ested. Caton oto tivo, funcionaries eclesiisticos y possadorss erie hasta feel naee eT Do de un “afuero™ La crstandad eure idont Renee ca ible XY. era una cristiondad marginada quese eta, fee a cn afety ol Occidente, dstinguiéndose de acts no Phan pie Qecidente de Jafet era tambign la Europa dela oer egy MOrOS, Ia expulcién de lus judo y Ia expansion ect ene Peo amoes Judes yametnds (conc timpo anti loseaete desidentar 2: fotos llos pasaron a configurarse, en el inaeea ic ‘stiano, como la diferencia (exteriodad) en el ren: inte yporel discars colonial incluidas sus ‘sas y Septilveda; o al discurso d Gesu y Sepived; ‘0 del Norte de Europa ible zit tea ls flea Sur de Europa y exuong en eros ean cnet bit pr space ee i mentos falta de ellas) de las com ‘ a 8) de unidad rio, reli civilizaciones) que el imaginario ocldental rege ier en su ropia autodeseripcisn, Si bi Propia autodeseripcién, Si bien este rasgo es planetatio, on eve eu 58 ticulo me limitaré a evaminar las respuestas desde fas Américas al discurso y ala politica integradora y a la vea difereucindora de Euro- pa primero, del hemisferio occidental luego y del Atlintico Norte, finalmente. Pero qué entieado por mundo moderno/colonial o sistema mun- do/moderno colonial? Tomo como punto de partida la metifora sis- tema mundo-moderno propuesta por Wellersteia (1974), La metéfora tiene la ventaja de convocar un marco histérico y relacional de re- flexiones que escapa a Ia ideologia nacional bajo Ia cual fue forjado cl imaginario continental y subcontinental, tanto en Europa como en las Américas, en los tltimos doscientos aos, No estoy interesado en determinar cusintos afos tiene el sistema mundo, si quinientos o cinco mil (Gunder Frank y Gills, 1993), Menos me interesa saber la edad de la modemidad 0 del capitalismo (Arrighi, 1994). Lo que si me interesa es la emergencia del circuito comercial del Atléntico, en el lo xvi, que considero fundamental en Ia historia del capitalismo y de la modemidadicoloniatidad, Tampoco me interesa discutirsi hubo ©.no comercio con anterioridnd a Ia emargencia del circuito comer: cial del Atlantica, antes del sigla xv1, sino el impacto que este mo- mento tuva en Ia farmacién del mundo modemo/colonial en e} cual estamos viviendo y siendo testigos de sus transformaciones planetarias. Si bien tomo la idea de sistema-munde como punto de partida, me desvio de ella al introducir el concepto de “colonialidad” ‘como ol otro lado (el lado oscuro?) de la modernidad. Con ello no quiero decir que 1a metéfora de sistema-mundo modemo no haya considerado el colonialismo. Todo lo contrario. Lo que si afirmo es que la metifora de sistema-mundo modema deja en la oscuridad la colonialidad del poder (Quijano, 1997) y la diferencia colonial (Mignolo, 1999, 2000). En consecuencia, solo concibe cl sistema- mundo moderne desde su propio imaginario, pero no desde el imagi- nario conflictive que surge con y desde la diferencia colonial. Las rebeliones indigenas y la produccién intelectual amerindla, desde el siglo xvi en adelante asi como la Revolucién haitiana, a comienzos del siglo xrx, son momentos constitutivos del imaginario del mundo modemo/colonial y no meras ocurrencias en un mundo construido desde el discurso hispinico (por ejemplo, el debate Sephlveda/Las Casas sobre fa “naturaleza” del amerindio, en el cual el amerindio no ttvo su lugar para dar su opinién; o la Revolucién francesa, conside- rada por Wallerstein momento fundacional de la yeo-caltura del sis- 59 tema-mundo modemo (Wal ssid, ie cntmbueln de Anibal Gujrat age EH ee con Wallerstein (Quijano y Wallorsieih, 1: damental al esbazar las condiciones bajo del poder (Quijano, 1997, 1998) fue y ou en cl articulo co-escri a escrito 1992), es giro tebrico fun las cuales la colonialidad , Asia), que contribuys . que contribuyd a la autedefin- pa, y fue parte indisociable del carta Sigloxu. Ese momento en in consieciéa del imagines cea che gestae oma y assfoaco or Inglaterra'y Francia Sa.l roy isién civilizadora” no aparece en la hist Serggelalsm contada por Arighi (994) nla recoustmecion de Geuaat Je storia del eapitaismo se la ve “dentro” (en Busooos s fale dentro hacia afuera (desde Europ hacia ls colons) ae Gl colonia dl oder es invisible. La consecuencia esque el mo, como la modemnidad, aparece e Smeno seeulsmo, como a mods, ‘omo un fenémeno eu ¢ anetario, en el quo todo cl mundo particine ina ela a eon pn oe en ue organi2o ial Ta periera con ‘ie auc organiz6y organiza la diferneis colonial la perfone cone Rajo este panorama yeneral, me interesa recorder un eneral, I in Agony pans teresa recordar un prrafo de The increas te ae bon te ong scent cent Ieenth centiy. The erection af hs georsoctd oie ons Americas, we ura cas, was the constitutive act ofthe modern worlds The Americas wer corporated inta an already existing r "pe Me y capitalism world-economy. There could not hace i re been @ captain world-econonty without the Americas (1992: 449) Dejand ws endo de Haak #8 connotaciones pasticularistas y trunfalistas Sconornia conic ee, ANOeer Y de dscuti i hubierahabido o no Plantes eiatita mundial sin las rguezas de las minasy de lng YP acclet teers eS que la economia capitalisa eambié de rumba Jralinton, 14 roces0 con la emergencia del cizcuito comercial del » la transformacin de la concepcién aristotélica de la es. 60 clavitud exigida tanto por los nuevas condiciones bistdricas como por el tipo humano (e.g., negro, africana) que se identificé a partir de ese momento con Ia esclavitud y establecid nuevas relaciones entre raza y trabajo. A partir de este momento, det momento de emergen- cia y consolidacién del circuito comercial del Atlntico, ya no cs posible concebir la modernidad sin la colonielidad, el lado silencia~ do por la imagen reflexiva que la modemidad (¢.g,, los intelectuales, el discurso oficial del Estado) construyé de si misma y que el discur- so postmademno criticé desde la interioridad de la modernidad como autoimagen del poder, La postmodernidad, autoconcebida en la li- nea unilateral de la historia de! mundo moderne eontinia ocultando {a colonialidad, y mantiene Ia logica universal y monotépica —des- de In izquierda y desde Ia dereclia— desde Europa (0 el Atléntico Norte) hacia afuera, La diferencia colonial (imaginada en lo pagano, lo barbaro, lo subdesarrollado) es un lugar pasivo en los discursos postmoderos. Lo cual no quiere decir que cn realidad sea un lugar pasivo en la modemidad y en el capitalismo. La visibilidad de la diferencia colonial, en cl mundo modemo, comenz6 a notarse con los movimientos de descolonizacién (0 independencia) desde finales del siglo xvitt haeta la segunda mitad del siglo xx T.# emergencia de la idea de “hemisferio occidental” fue uno de esos momentos, Pero antes, recordemos que la emergencia del circuito comercial del Attantico tuvo la particularidad (y este aspecto es importante para la idea de “hemisferio occidental”) de conectar los eircuitos comer- ciales ya existentes en Asia, Aftica y Europa (red comercial en Ia ‘cual Europa era el lugar mis marginal del centro de atraccion, que cra China y desde Europa “las Indias Orientales”) (Abud-Lughod, 1989; ‘Wolff, 1982), con Andhuac y Tawantinsuyu, los dos grandes eireui- tos desconectados hasta entonces con los anteriores; separados tanto por el Pacifico como por el Atlantica (Mignolo, 2000). El imaginario del mundo modemo/colonial no es el mismo cuan- do se le mira desde la historia de las ideas en Europa que cuando se Te mira desde la diferencia colonial: las historias forjadas por la colonialidad del poder en Ins Américas, Asia o Africa. Sean. estas historias aquellas de las cosmologias anteriores a los contactos con Europa a partir del siglo xvi, como en la constitucién del mundo modemo colonial, on el cual los Estados y las sociedades de Africa, ‘Asia y las Américas tuvieron que responder y respondicron de dis- tintas maneras y en distintos momentos histéricos. Europa, desde 61 Espaia i 'a espalde al norte de Africa y el Islam en el siglo xv maar iBén tunes estuviron bajo contol imperial occidental tod a pat cee ts responder a su uerza expansive, sobre ir lo XIX, cuando el Islam renové su relacia Europa Levis, 1997) Elsurde Asia Indias ydivenoc peo africa. Peaigae Ro Puede haber modermidad sin colonalidad; ou i rasa eagesConstatve def modernidad,y no derivative, a as, sobre fodo en las tempranas ex M a : ipranas experiencias en el Ca- Gisehewroméiey eles Ants Cero usa naga gal Grau ico. A partir de ese momento, tronsfomnaciones y adapaciones del madela de congas a es 22 Principios zeligioso-epistémicos que se impusieron dead eros tesigiay Bumerosos ejemplos que pueden sr invocados saul eae (adorauélaavt.y Fundamentalmente en los Andes y en Mesounirice (ésome, 1986: Grizinsi, 1988, Hovescano, 19349 Matos . Proficr, si cinbargo, convacar algunos mis reclcaien ee uals modernidad/eoloiaidod persisin en su doble eg istic) Ga de Ovcidente (lo cual Significaria una total falt ape ee es exterioridad interior y exterioridad exteri _ aie Tesistencia y de oposicién trazan la exterioridad e Forts! sistema), Este doblez enenja muy bien en'ln meee pe peli el Estado espatiol como diversos Estados di le a Tah ted aa ails de su descubrimiento fre: ate : st mt intelectuales indigenas que hiss {M8 Ue protein ls celebracion, Lanovelbt de Lage ee Ma » Ancluyé un “mapa de los quinienios afios" en su non rela Almanac Of The Dead (1991), ublicada us ato aes sesquicentenario, : cae La primera declaracié: ain desde la Selva Lacand e ion, Imenzndilendo "Somosel producto de S00 ais deluche"rgehis Rigoberta 62 Mencia, en una ponencia lelda en la conferencia sobre democracia y Estado multi-étnico en América Latina, organizada por el socidiogo Pablo Gonzélez, Casanova, también convocé el marco de 500 afios de opresi6r la historia del pueblo Guatemalteco puede interpretarse como una concrecién de In diversidad de América, de la lucha decidi- da, forjada desde Ins bases y que en muchas partes de América todavia se manticne en el olvido. Olvido no porque se quiera, sino porque sc ha vuelto una tradicfon en Ia cultura de Ia opresién. Olvido que obliga a una lucha y a una resistencia de nuestros pueblos que tiene una historia de 500 aitos (Menchii 1996: 125). Pues bien, este marco de 500 afios es el marco del mundo moder- no/colonial desde distintas perspectivas de su imaginario, el cual no se reduce a Ia conffontacién entre cspafioles y amerindios sino que se extiende al criollo (blanco, negro y mestizo), surgido de la impor- tacién de esclavos afticanos como de In poblacién blanca curopea ‘ransplantada por sus propios intereses, en Ia rayoria de los casos, 8 las Américas. Que la etno-racialidad sea el punto de articulacién del imaginario construido en y a partir del circuite comercial del Atlin tico, no excluyc los aspectos de clases, los cuales estaban dados de entrada en Jos repartimientos y en la transformacién que experiment Tnesclavitud, como se In conocfa en el Mediterrineo, @ partir de 1517, cuando se transportaron los primeros quince mil esclavos desde Afti- ca. Y tampoco niega los aspectos de género sexual y de scxualidad que analiz6 Tressler recientemente (Tressler, 1995). Solo que la ctno- racialidad se convirtié en el engranaje de Ia diferencia colonial com- figurada a partir de [a expulsién de los moros y de los judios, de los ‘debates sobre el lugar de los amerindios en la economia de a cris- tiandad, y, por ultimo, por la explotacién y silenciamiento de los esclavos africanos, Fue con y 2 parlr del circuito comercial del Atlin- tico cuando la esclavitud sé convirtié en sinduimo de negritud El panorama que acabo de esbozar no es una descripcién del colo- nialismo sino de la colonialidad, de la construecién de mundo mo- demo en el cjercicio de Ia colonialidad del poder. Pero, también, las respuestas desde la diferencia colonial a la coereién programada o sjetcida, por la coloniatidad del poder, B) imaginario del mundo modemo/colonial surgié de la compleja articulacién de fuorens, ce vo- ces oidas o apngadas, de memorias compactas 0 fracturadas, de his- 63 F torias contadas desde un solo lad. i 7 lado que suprimiecon otras memorias sehistris que se ontarony euentan desde la doblecoaciencia qe era Ia diferencia colonial, En el siglo xvi, Sepilveds y inn Satyam, de disine mara yen dats Pesicouss ok tui la diferencia colonisl. Guaman Pomac Isilinecti os aaron, escribieron desde Ia difereacia colonial en la que fe adios por la colonialidad del principe So seen io i poder. A principios del si Sprigloge c ntelectual negro, W.E-B. DuBois, inodujo shea ne Se obl eonsenci” gue Captura el dilema de subjetividades for on la diferencia colonial, experiencias de quies vi, ‘odesnidad desd la coloniaidad, Extras sone y oe ee americana que es la experiencia de Du Bois, sin a eri ki is, sino también la “con- Tuo we Raci6 a Rigoberta Menchi*(1982) 0 “la conciencta de “Neva mestiza” en Gloria Anzaldia (1987). Citemos a Du ere Jtis a pecuh Peculiar sensation, this double-censefousness, this sen feta ning a! e's sof through the eyes of the others, of ‘suring one's soul by the tape ofa world that looks nn anused contempt and pity. One ever fe ee ns "and pity. Oue ever feels his nvo-ness dn dmeriean, a Negro; hvo souls, nvo thoughts, vo unrecnaiy sung v0 mene eal none dark body |. The history American Negro is the history of this strifethis las fo.attain self-conscious manhood, to merge his douphe cs ta ad cae anoad, merges double selfs El principio de doble-conciene i ‘ onciencia es, en mi argumento, la caracte- visa del macnete del mundo mademo-colonial desde ls mirge. de los imperios (desde las Américas, desde al & ia, desde Arica del Norte y del S ra), Pero también, coset a ur del Selate). Pero tambié comprucba hoy por las migraci s @ Buropa y's Boece igraciones masivas « Europa y 4 1 Unidos, desde el interior de tos pak ie coa ptses Unidos, desde el interior de tos patses que fueron o nue sor se Sains ls nogosanfoadicames, coma palsasery Inglaterra; los magrebinos en Francia; los lating, {os Estados Unidos. La doble conciencia, en sutnn, we na es euencia de In eolonialidad del poder y la manifestaeta th subjetivi- 64 dades forjadas en la diferencia colonial. Las historias locales varian, porque la historia misma de Europa fue cambiondo en el proceso de forjarsea sf misma en el movimiento expansivo de Occidente. En las divisiones continentales y sub-continentales establecidas por la car~ tografia simbélica cristina (e.g, Ia trilogia continental del mundo conocido hasta entonces, Europa, Africa y Asia), el horizonte colo- nial de las Américas es fundamental, sino fuadacional, del imagina- rio del mundo modemo. La emergenci det “hemisferio occidental", como idea, fue un momento de transformacién del imaginario surgi: do en y con e! circuito comercial del Atlintico. La particularidad de la imagen de “hemisferio occidental” five Ia de marcar, de manera fuerte, la insercién de tos crioltos descendientes de europeos, en ambas ‘Américas, en el mundo modemo/colonial. Esta insercién fue, al mis- ‘mo tiempo, la de la consolidacién de Ia doble conciencia crialla que fue forjdndose en el proceso mismo de colonizacién, lental Il, Doble conciencia ctialla y hemisferio oc La idea de “hemisferio occidental” (que solo aparece mencionada ‘como tal en la cartografia a partir de finales del siglo xvi), establece ya una posicién ambigua, América cs la diferencia, pero al mismo tiempo ia mismidad. Es otro hemisferio, pero es occidental. Es dis- tinto de Europa (que por cierto no es el Oriente), pero esti ligado a ella. Es distinto, sin embargo, a Aftica y Asia, continentes y culturas que no forman parte de la definicién del hemisfério occidental. Pero {quign define tal hemisferio? ,Para quién es importante y necesario definir un lugor de pertenencia y de diferencia? ;Para quienes expe- rimentaron la diferencia colonial coma criollos de descendencia his- pinica (Bolivar) y anglo-sajona (Jefferson)? Lo que cada uno entenié por “hemisferio occidental” (aunque la expresién se origind en cl inglés de las Américas) difiere, como es de esperar. Y difiere, también como es de esporar, de manera no tcivial, En la “Carta de Jamaica”, que Bolivar escribié cn 1815 y dirigié a Henry Cullen, “un eabailero de esta isla”, cl enemigo cra Espaiia, Las referencias de Bolivar a “Europa” (al norte de Espaiia) no eran referencias a un enemigo sino la expresién de cierta sorpresa ante ¢] hecho de que “Europa” (que supuestamente Bolivar en esa fecha localizaria en Francia, Inglaterra y Alemania) se mostrara in- 65 diferente alas luchas de independencia que estaban ocustie 30s aos, en la América hispana, Teniende en cuenta ae, ‘amiscn ex ese period, Inglaterra era ya un imperio en desarrollo con varias décadas de colonizacién en ta India y enemigo de Espatia, es posible gue Mr. Cullen recibiera con interés y también con placer las datribas de Bolivar contra los espaiioles. La “leyenda negra” dejé su marca cn lingo de! mando modemofstena. Por otra parte, el enemigo de Jefferson era Inglaterra aunque, con- taro Bolivay,fefferson no reteiond sobre hecho dene Boor fia no se incensara en la indepeadencia de los Estados Unidos de Norte América. Con esto quiero decir que las referencias cruzadas, de Jefferson hacia el Sur y de Bolivar hacia el Norte, eran en realidad referencias cruzadas, Mientras que Bolivar imaginaba, en la carta a Cullen, 1a posible organizacién politica de América (que en su ima ginario era la América hispana) y especulaba a partic de las sugeren. Cias de un dudoso escrtor francés de dudosa esti, el Abe de Pradt (Bornholdt, 1944: 201-221), Jefferson miraba con entusiasmo los movimientos de independencia en el Sur, aunque con sospechas los caminos de su futuro politico. En una carta al Baréa Alexander von Humboldt, fechada en diciembre de 1813, Jefferson le agradecia el euvlo de observaciones astronémicas después del viaje que flumbalet habla realizado por América del Sur y enfatizaba ln oportunidad del viaje en el momento en que “esos paises" estaban en proceso de ‘hacerse actores en su escenario”. ¥ agregaba: That they will throw off their Euro heir European dependence I have no doubt: but in what kind of goverment their revolution will end Lam not so certain. History, I believe, furnishes no example of apriest-ridden people maintaining a free civil goverament{,..] bu in whatever gover ments they end they willbe “American” vernunents, no longer fo be involved in the never-ceasing boll goverment no ong volved in the never-ceasing broils Por su parte, Bolivar expresabs con yehemencia: Yo deseo mas que otro alguno ver formarse en i onal Sugai ve erate to a i orsu libertad y gloria. Aunque aspiro a la perfeccién del gobicr- no de mi patria, no puedo persuadirme que el Nuevo Mundo sea or el momento regido por una gran repiblica (1813: 25) 66 Mientras Bolfvar hablaba del “hemisferio de Colén”, Jefferson hablaba del hemisferio que “América tiene para si misma”. Eran, en realidad, dos Américas en las que pensaban Jefferson y Bolivar. ¥ lo «ran tanibién geogréficamente, La América ibérica se extendia hasta lo ques hoy California y Colorado, mientras que la América sajona sno ba més alli, hacia el oeste, que Pensilvania, Washington y Atlanta Donde ambos se encontraban era en la manera en que se referian a las respectivas metropolis, Espaita ¢ Inglaterra, Al refericse a la con quista, Bolivar subrayaba las “barbaridades de los espafoles” como “parbaridades que la presente edad ha rechazado como fabulosas, porque parecen superiores a la perversidad humana” (1815: 17) Jefferson se referia a los ingleses como exterminadores de los ameri- ‘anos nativos (“extermination of this race in OUR America”, énfasis agregado, W..M.), como un capitulo adicional “in the English history of the same colored man in Asia, and of the brethen of their own color in Ireland, and wherever else Anglo-mercantile cupidity can find a two-penny interest in deluging the earth with human blood” (1813: 24), A pesar de que las referencias eran cruzadas, habia esto en cormin entre Jefferson y Bolivar: la idea del hemisferio occiden- tal esinbe ligada al surgimiento ce la conciencia criolla, anglo ¢ his- pinica, La emergencia de la conciencia criolla negra, en Haiti era diferente, Era una cuestién limitada al colonialismo francés y a la herencia africana, y el colonialisino frencés, como el inglés, en el Caribe, no tuvo la Fuerza de la inmigracion inglese que estuvo en la base de la formacién de los Estados Unidos, 0 de los legados del fuerte colonialismo hispénico. La conciencia criolle negra, contraria a la conciencia criolia blanca (sajana o ibérica), no era la conciencia heredera de los colonizadores y emigrados, sino heredera de la es- clavitud, Por eso Ia idea de “emisferio occidental” 0, como luego lo diré Marti, de “nuestra América” no era comim entre ellos. En sum, “hemisferio occidental” y “nuestra América” son figuras fundamen- tales del imaginario criollo, sajén e ibérico, pero no del imaginario amerindio (en el norte y en el sur), 0 del imaginario afro-americano (tanto en América Latina, como en el Caribe, como en América del Norte). Sabemos, por ejemplo, qué pensaba Jefferson de la Revolu- cién Haitiana y de “that race of men” (Jefferson, 1984). La concien- cia crioila en su relacién con Europa se forjé como concieacia ‘gco-politica més que como conciencia racial. ¥ Ta conciencia crio- Ila, como conciencia racial, se forjé intemnamente en la diferencia 67 con Ia poblacién afto-americana y amerindia, La diferencia colonial Se {ransformé y reprodujo en el periado nacional y es esta transtor- ‘macién la que recibié ol nombre de “calonialismo intemo”, El colo- nialismo intemo es, pucs, la diferencia colonial ejercida pot los lideres dela construccién nacional, Este aspecto de la formacién de la con- cieneia criolla blanca es el que transformé el imaginario del mundo modemio/colonial y establocié las bases del colonialisme interno que atravesé todo el periodo ds formacién nacional, tanto on la América ibériea como en la América anglo-sajona (Nelson, 1998). Las ideas de “América” y de “hemisterio occidental” (no ya las “Indias occi- dentales”, designacién hispinica de la territorialidad colonial) fue Ton imaginadas como ¢l lugar de pertenencia y el derecho a la autodeterminacién. Aunque Bolivar pensaba en su nacién de perte- nencia y en el resto de América (hispana), Jefferson pensaba en algo nds indcterminado, aunque Io pensaba en cambio sobre la memoria de la territorialidad colonial sajona y sobre ua territorio que no habia sido configurado por la idea de “Indias Occidentales”. “Indias Ocei dentales” fue la marca distiativa det colonialism hispanico que de. bia diferenciar sus posesiones en América de aquellas en Asia (0.2, {as islas Filipinas), idenificadas camo “tnrlins Orientalee”. En la for. macién de Nueva Inglaterra, en cambio, “Indias Occidentales” era un concepto extrafio, Cuando la expresién se introdujo al inglés, “West Indies” se us6 para designar fundamentalmente el Caribe inglés, Lo que estaba claro para ambos, Bolivar y Jefferson, era la separacién gc0-politica con Europa, de toe Europa que en un caso tenia su cen {ro en Espatia y en el otro en Inglaterra. Puesto que las designaciones anteriores (Indias Occidentales, América) fucron designaciones en 4h formacién de Ia conciencia castellana y europea, “hemisferio oc- cidentat” fue la necesaria marca distintiva del imaginario de la con- ciencia eriolla (bianca), post-independencia. La conciencia eriolla ho era, por cierto, un hecho nuevo puesto que sit conciencia criolla no huubiera habido independencia ni en el Norie ni en el Sur. Lo nue- Yo ¢ importante en Jefferson y en Bolivar fue el momento de trans formacién de Ja conciencia criola colonial en conciencia criolla Postcolonial y nacional y la emergencin del colonialismo interno fren- tea la poblacién amerindia y afro-amerieana. Desde ta perspectiva de ia conciencia criotla negra, tal como Ja describe Du Bois, podemas decir que la conciencia criolla blanca es una doble conciencia que no se reconocié como tal. La negacién de 68 Europa no fue, ni en la América hispana ni en la angle negacién de “Europeidad” puesto que ambos casos, y cn todo el im- pulso de la conciencia criola blanca, se trataba de ser americanos sin dejar de set europeos; de ser amtericanos pero distintos a los amerindios y a le poblacién afto-americana, Si la conciencia criolla se definié con respecto a Europa en términos geo-politicos, en térmi- tos raciales se definié su relacién con la poblacién criolla negra y con la indigena. La conciencia criolla, que se vivid (y todavia hoy se vive) como doble aunque no se reconocis ni se reconoce como tal, se reconocid en cambio en la homogeneidad del imaginario nacional y, desde principios del siglo xx, en el mestizaje como contradictoria expresién de homogeneidad. La celebracién de la pureza mestiza de sangre, por asi decirlo, La formacién del Estado-nacién requeria In homogencidad més que la disolucién y por lo tanto o bien habia que ocultar o bien era impensable la celebraciGn de Is helerogencidad. Si no hubiera sido ast, sila conciencia criolla blanca se hubiera recono- cido como doble no tendriamos hoy ni en Estados Unidos ni en In Amética hispaia, ni en el Caribe, Jos problemas de identidad, de ‘multiculturalismo y de pluriculturalidad que tenemos. Dice Jefferson: The European nations constitute a separate division of the globe; their localities make them part off distinct system; they have a set of interests of their own in which itis our business never to engage ourselves, America has a hemisphere to iiself(1813: 22) Jefferson negaba a Europa, no la Europeidad. Los revolucionarios haitianos, Toussaint!’ Ouverture y Jean-Jacques Dossalines, en cam- bio, negaton Europa y Ia Europeided (Dayan, 1998: 19-25). Directa o indirectamente fue la diaspora africana y no el hemisferio occiden- tal lo que aliments el imaginario de los revolucfonarios haitianos. Ba cambio, Ia yelemencia con que se plonteaban en Jefferson y Bolivar le scparacién con Europa era, al mismo tiempo, motivada por el sa- berse y sentirse, en iltima instancia, europeos en les mérgenes, eu- ropeos que no eran pero que en el fondo querfan serlo, Esta doble conciencia criolla blanca, de distinta intensidad en el periodo colo nial y en e! periode nacional, fue la marca y el fegado de la intelec- ‘ualidad independentsia a la conciencia nacional durante el siglo x Repito que la caracteristica de esta doble conciencia no era racial sino geo-politica y se definia con relacién a Europa. La doble con- ciencia no se manifestaba, por cierto, en relacién al componente 69 merino 0 afto-americano, Desde el punto de vista erillo, cémo fc: etiolloe indio o negro al mismo tiempo, no era un problema que aa que resolver. En este contexto —en relacién con las comuni- bie lactale es ease ae la conciencia eriolla blanca finié como homogénea y distinta. Si los eriollos bi hicieron cargo de su doble isla posi te a ar ‘conciencia se debi6, quizis, a que uno ck tard “ da conceptualizaci in del hemisfcrio. ceidental fue la ti tae on de ipaee a Gece Lo cual no era posible, para la cot cia criolla negra: Africa, a pesar de su localizacion scowrafinn nunca fie parte del imaginari ico occidental Ne se f imaginario geo-politico occidental. No | permitido a Du Bois, como tam aoa : : 5 CC 1poco Ie estuvo permitido a Guama oma de Ayala 08 Gras dela Vesaendlsigon senieneny a fe ge slurs forma eropes on ls mirgznes. Vrnds loble conciencia, pero dable concieneia ai fin, fueron consecuenciasy son ls legndos cel mundo modemaeararna Il, El hemisferio occidental y la motamisiro occidental y la geocubura del sslemamundo Uo de os spas iu dstingu los proccsos de destoloizacén en : as a finales del sigho xvui y a principios del xix es, tena ota Kor debe {1982}, elliecho de que la descolonizacisa s 105 de los “erillos” y no de los “nativas"™ 14 luego, en el siglo xx, en Afi it Hay sin embargo Igo, e xx, en Affica y en Asia, Hay sin embargo, elemento importante a tener en euenta en ia primera sleada de dee, ‘olonizaciéa scompaiada dela idea del “hemsfero occidental” y Is rrmacién del imaginario del mundo modiemoleoloniel resumé en esta imagen geo-olitca oe i 1 idea de homisferio occidental ‘ 7 lental encontré su mome: genet sindependencis de seals angosy earn , su momento de consolidacién se lo encuentra 2 7" eas, in se lo encuentra casi un si- slo mis tarde, después de ls guerra hispano-amierieana y durante la presidencia de Theodor Roosevelt, en los alboces del siglo Historias necesitan un comienao, la historia dela reaticulne {£ de laidea de hemisferio occidental en el siglo x, to su comion Fagg Nenezuele cuando as fuerzas armadas de Alemania e Ingltera eo para presionar el cabro de la deuda ex ' r in externa, ura hispauo-americana (1898) habia sido uno guerra por el con, 70 trol de los mares y del canal de Panamé, frente a las amenazas de paises imperiales fuertes, de Europa del Oeste, un peligro que se repelfa con el bloqueo de Venezuela. La intervencién de Alemania e Inglaterra fue un buen momento para reavivar el reclamo de autono- mia del “hemisferio occidental" que habia perdido fuerza durante y en los afos posteriores a ln guerra civil en Estados Unidos. El hecho de que el bloqueo fuera a Venezuela, cred las condiciones para que Ia idea y la ideologia de “hemisferio occidental” se reavivara como tuna cuestién no solo de incumbencia de Estados Unidos sino tam- bién de los pafses latinoamericanos. Bl diplomatico argentino Luis Maria Drago, Ministro de Asuntos Exteriores, dio el primer paso en sa direccién en diciembre de 1902 (Whitaker, 1954: 87-100), Whitaker propone, a grandes rasgos, una interpretacién de estos aiios de politica internacional que ayuda a entender el cambio radi- cal en el imaginario de! sistema-mundo moderao/colonial que tuvo Jugar a principios del siglo x1x con fa reinterpretacién roosveltiane de Ia idea del “hemisferio occidental.” Segiin Whitaker, la propucsta de Luis Maria Drago, Ministro Argentino de Asuntos Exteriores. Para solucionar el embargo a Venezuela (propuesta que llego a conocerse como Ia “Doctrina Drago"), fue en realidad, una suerte de “corola~ rio” a la Doctrina Monroe desde una perspectiva multilateral que involucraba, por cierto, a todos los Estados de las Américas. Whitaker sugiere que [a posicién de Drago no fue bien recibida en Washing ton, entre otras razones, porgule en Estados Unidos se consideraba la Doctrina Monroe comio una doctrina de politica nacional e, indirec- tamente, unilateral cuando ella se aplicaba a relaciones internacio- nales, Drago, ea cambio, habia interpretado la Dactrina Monroe desde Argentina como un principio multilateral valido para todo el hemis- ferio occidental que se podia poner en cjecucién ex y desde cual- quier parte de las Américas. La segunda de las razones, segiin Whitaker, fue una consecuencia de lo anterior. Esto es, si en verdad hrabia necesidad de un “corolario” para extender ta efectividad de la Doctrina Monroe a las relaciones internacionales, este “corolario” deberia surgir en y descle Washington y no ea y desde Argeatina ode cualquicr otra parte de América Latina, Bste fue, segun Withaker, cl camino seguido por Washington cuando, en diciembre de 1904, Roo- sevelt propuso su propio “corolario” a Ia Doctrina Monroe. Aunque semejante al propuesto por Drago, tenia importantes diferencias. Whitaker eaumera las siguientes: a) ambos “corolarios” estaban di- 71 rigidos a resolver ef mismo problema (la intervencié imc) y esbanbusados ore las miss pens Ga ee propontin ag del hemistirio occidental); b) ambos “corolerios" Beponlin solver bea mediante tuna excepeidn a la ley in- sleanza sia soli medintun “imerfom polr ore not through a universally agreed amendinen to iron (itor, 954 100). Las diferencias, sin embargo, hevcn Taegu Foe ato a Configuration del nusvo orden muni doscnacionas eo-celonial o postcolonial en el grupo de los tae Imaginary sa eetales. Un cambio de no poca monta en el rence ere £2 lv estructura del mundo modernoeclonial Las dif tre Roosevelt y Drago se encontra i Ja manera de implementar la nueva politica cambio, Roosevelt reclamé para E: . wa Estados Unic los derechos de administractin de Is H oloemsenes derec nistracién de la autonomi hhemisferio oeidenit (Whitaker, 1954: 100), La Posies Wye FEiiealagn con idea de hemisferio cide" nce tie findamenta enn Sonfiguscién del mundo moderno/colonial y ic la mademidad/colonialidad. La conclsié Miaker éste capitulo del mundo modemaleolonial os on ene dat scant 4e la implementacién del “corolario Roosevelt” en vex Western ane isso" —the leaders in Washington and those 1 'estern Europe came to understand each other bes tier as Lite went on. The same development, howeren, veka eee Cornntarable gap between Anglo-Saxon America and Latin. mente (Whitaker, 1954: 107). mat El momento que acabo dé n ‘acabo de narrar, basado en Whitaker, sugir las conexiones de ta politica intemacionl con el mene nee roanmodemo/colonial, es conocido en ia historia de la literahaea yo Enrique Red. Me interesa aqui a esa aqui volver sobre el period ctiende desde Ja guerra hispano-americana (1898) hasta et Seaase Corolario de Roosevelt, para reflexionar sobre la geo-culturn 72 y el imaginario del mundo moderno/colonial y el impacto de Ia idea de hemisferio occidental. Respondiendo a las criticas dirigidas al fuerte perfil econémico del concepto de sistema-munds modemo, Immanuel Wallerstein i trodujo el concepto de geo-cultura (Wallerstein, 1991): Wallerstein construye el concepto, histérieamente, desde In Revolucién francesa hasta la crisis de 1968 en Francia y légicamente como Ia estructura cultural que ata geoculturalmente el sistema-munido. La ‘geo-cult- ra’ del sistema mundo-moderno deberia entenderse como Ia imagen ideolégica (y hegeménica) sustentada y expandida por ta clase do- minanie, después de la Revolucién francesa. La imagen hegemdnica zno es por tanto equivalente a la estructuracién social sino a la manera con que un grupo, el que impone la imagen, concibe la estructuracién social. Por ‘imaginario del mundo moderno/catonial’ deberia enten- derse a las variadas y conflictivas perspectivas econdmicas, politi- cas, sociales, religiosas ete., en las que se actualiza y transforma la cstructuracién social. Pero [a incluye como el aspecto monots hegeménico, localizado en la segunda modemnidad, con el ascenso de Francia, Inglaterra y Alemania al liderazgo del mundo moderno! colonial (Wallerstein, 199 1a; 1991b y 1995). Sia duda que lo que I Wallerstein Ilama In 'geo-cuitura es el componente del imaginario del mundo modemo/colonial que se universaliza, y lo hace no solo en nombre de la misién civilizedora al mundo no europeo, sino que relega cl siglo xvi al pasado y con ello el Sur de Europa. El imagina- rio que emerge con el circuito comercial del Atlintico, que pone en relaciones conflictivas a peninsulares, amerindios y esclavos africa- nos, no es para Wallerstein componente de Ie geo-cultura. Es decir, Wallerstein describe como geo-cultura del sistema-mundo modemo el imaginario hegeménico y deja de lado tanto las contribuciones desde la diferencia colonial como desde la diferencia imperial: le cemergencia del hemisferio occidental en el horizonte colonial de la modcmidad. La geo-cultura de Wallerstein es, pues, el imaginatio hegeménico de la segunda fase de In modemnidad, y es eurocéntrico cencl sentido restricto del (érming, centrado en Francia, Inglaterra y ‘Alemania, desde fa perspectiva de la historia (dcl imaginario nacio- nal franeés). La Revolueién francesa tuvo lugar, precisamente, en un ‘momento de “inter-imperium” en el cual se consolid la Europa de las naciones de espaldas a la cucstién colonial. La independencia de Estados Unidos (que no solo anticipé sino que contribuyé a que Ia 73 ee Revoluoién fra de cee francesa fuera posible) es ajena © marginal sl eoncepto de gnu de Walenta porque, smi ntrpeasbnee oe : ‘asmundo modemio es tie, a cole. eer 20 2 le diferencia Iovinenosensitniens, feeron movimiento desde ia diferens colonia. vimientos fueron genera fe ciao generados por y en la di sguca colonial, aunque esa so reprodia de ott rear aa formaci aciona como foie mds ava Wallerstein des. o-cultura”™ sends et ae el componente hegeménico del an eeon dea Europe de las nasiones y que al mismo tiempo relegs tecimientos “periféricos” lo iment _ aacontes 98 primeros movim fc nizacin de un mundo moderna pero también colonial Tar coon ‘ambiéa colonial, Tal eegu ciudads i Heute ite habion sido pensados en un mundo donde la "ives lament y no de aascombucsl de cindadacor bans fundamen in ios y negros, En este esquema, las diferencia BEST ge setalii fon arbre por eto ni es fo mismo ser mu a Color, La colonialidad es coastituiva deh moace e iui a ho Ge los siglos como Occidente g o ls ue justifican y fy eit lacen necesari SESSRE SS faletald pote!Gujen,9)9deaes a colon . 2000) para corregir las limitack : co-gcogrificas ala vez que logic cept de feumlacion allan ee SB! dl concept de geo-culturaen st fi the case of the medern worldssysteny, i ihe cas often system, it seems to me that rie a ee nn ati Todas widespread acceptance withthe world revolutos of ihe one coplelist workd-economy hasbeen operat since Heese sitteenth century. Xe funetioned for thre eestures Son fron, bout any Fimaly established geo-eutur. Tha is 6 1 From the sixteenth othe eightenth century, noone sea 74 values and basic rules prevailed within the capitalist world. economy, actively endorsed the majority of the cadres and passively accepted by the majority of the ordinary people. The French Revolution, lato senso, changed that, It established two new principles: (1) the normatity af political change aud (2) the sovereignty of people [,.-] The key point to note about these two principles is that they were, in and of themselves, guite revolutionary in their impli- cations for the world-system. Far from ensuring the legitimacy of the capitalist world-economy, they shreatened (o delegitimize it in the long run. Its in this sense that [have argued elsewhere that “the French Revolution” represented the first of the anti- ‘systemic revolution of the capitalist world-economy-in a small in larger part a failure (Wallerstein, 1995: 1166). partasucces ‘La dificultad de Wallerstein para reconocer Ia constitucién del imaginario del mundo moderno sin la participacién de Francia e in- zlatcrra, y por lo tanto, negar la contribucién de tres siglos de domi. rio espaiiol y portugués, es sin duda una consecuencia de lo que concibe como gco-cultura. El imaginario de la Europa del Norte, a partir de In Revolucién Francesa, es cl imaginario que se construyd de forma paralcla al triunfo de Inglaterra y Francia sobre Espafa y Portugal como nuevas potencias imperiales. La emergeacia del con- cepto de “hemisferia occidental” no permitia preveer que marcaba, desde el comienzo, los limites de 1o que Wallerstein llama geo-cul- tura. ¥ lo marea de dos maneras: una por rearticular Ia diferencia colonial; la otra por ir absorbiendo, a lo largo de su historia, el con- copia de “misién civilizadora”, concepto central en fa geo-cultura de Wallerstein, y traduccién de la “misién cristianizadora” dominante de los siglos xvt al xvit pero que Wallerstein no reconoce como geo- cultura. IV, Del hemisferio occidental al Atléntico Norte Samuel Huntington describié ef nuevo orden mundial, después del final de la guerra fifa, en nveve civilizaciones, ‘Las nueve civilizaciones son las siguientes: Occidente, América Latina, Attica (mds especificamente, Africa al sur det Sahara), Is- 75 gue América Latina es, para Hi Para Huntington, uno civilizacién en sf mi ‘iy Ya no parte del hemisterio occidental tt eR St mis- América Latina, par rencia de Oocraen eat Huntington, tiene una identidad que fa dife- flihough an offspring of European civitiation, Latin America (poratist, authoritarian culture, which Euro. Pe has to a much lesser degree (1996. 46 Ser degree and North America not at at Ewwope and North America b i " America both felt the effects of the fion and have combined Catholic cd Proce vom istorically, although this may inci been only Catholic (1996: 46) cultures, bechanging, Lavin America has Portugal). Ademis, tercer elemento, lems, lemento, un dere Latinas, para Huntington, “rhe indigenouscitiongs ne tid nes in Europe, were effectively pat nt a eect and Botsatg 2 it importance from Mexico, Central merien eee (1996. 40) a one hand, to irgentina and Chile, on the others Irperiol o£! areumento de Huntington posa dela ctereech al diferencia colonial, ano on si forme onginae 76 siglos xvi al xvnt, como en su rearticulneién durante el perlodo de strucci6n nacional, que es precisamente donde la diferencia enire Bolivia y Argentina, por ejemplo, se hiace mas evidente, cuando el modelo nacional se impone desde el norte de Europa sobre Ia deca- Gencia del imperio hispinico. Como conclusién a estas observacio- nes, Huntington sostiene: Latin America could be considered either a subcivitization within Western civilization or a separate civilization closely affiliated with the West. For an analysis focused on the international political implications of civilizations, including the relations between Latin America, on the one hand, and North america and Europe, on the other, the latter is the mare appropriate and usefidl designation [...] The West, then, includes Europe, North America, plus the other European settler countries such as Australia and New Zealand (1996: 47). En qué piensa Huntingion cuando habla de “other Buropean settler countries such as Australia and New Zealand”? Obviamente en la colonizacion inglesa, en la segunda modernidad, en Ia diferencia imperial (el colonialismo inglés que “supers” al colouialismo ibéri- co) montada sobre fa diferencia colonial (ciertas herencias colonia- les pertenecen al Occidente, ciertas no). En Jas herencias coloniales que pertenecen al Océidente, el componente indigena es ignorado, y para Huntington la fuerza que estén adquiriendo los movimientos indigenas en Nueva Zelandia y en Australia, no parece set un proble- ma. No obstante, el panorama es claro: el Occidente es la nueva de- signacién, después del fin de la guerra fifa, del “primer mundo”; cl lugar de enunciacién que produjo y produce la diferencia imperial y la diferencia colonial, los dos ejes sobre los que giran la produccién y reproduccién del mundo modemo/colonial. Si bien la emergencia de la idea de “hemisferio occidental” ofrecié la promesa de inscrip- cién de la diferencia colonial desde la diferencia colonial misma, el “corolario Roosevelt” en cambio restablecié 1a diferencia colonial desde el norte y sobre la derrota definitiva de Espafa en la guerra hispano-americana. El hecho es que América Latina es hoy, en el orden mundial, producto de la diferencia colonial originaria y su re- articulacién sobre la diferencia imperial que se gesta a partir del si- 77 Blo xvi en la Europa del Norte y sere i Pals neo-colonial coma fs Estados Uniden, Some deum gon si faut ela importacia que pueden tener esas abstacciones ‘fespoliicas en la re-organizacién del orden mundial en un onda Jerirawicoeivilizateri como es el que propoxe Huntington? Setale- Fg hamenes dos Por un lado las relaciones interneionalesy et ae tr ‘el futuro, Por otra, los movimiontos migralorios Hog polis bien de ls pats que se ven “invadidos® por hax Ciaales de “eivilizacioncs” no-occdentales. Ba el primer cao, la Guesion esque mantener, a Jos mines de Huntington na unidad como Amer . significa otorgarle un lugar en tas alfanzne ‘Sectors ence Segundo, afeca directamente a crecente inmigraeiGn latino amen Same agit Estados Unidos, que inde hacia 2000 unos 30 milo. eae oe SBéticos™. Vesmos mis en dee, aunquc en fon breve, soft dee guera iat como a conocimas des in década det socialist, ex vas teorias nostiearan el orden mundial fro tivo enclandecennroeee ee, ivizstoro, La nocesdad de Huntington de estebleser ua Sons ‘until besado wu civillzcions respondid a su tess funda, Ag as queras del futuro serén guerras entre cvilizaciones més que sieras ideol6gicas (como ta guerra fn) 0 econémiens (come la Beer Gel golle). Immanuel Wallerstein pronasticé el nuevo orden Srenemlce entre 1990 y 2025/2050 (Wallerstein, 1995: 32.35) Sree eect de Wallerstein, ay varias razones para una eoatcién cate inidos y Japén, En tal caso, la Unign Europea seria Segundo grupo fuerte y distinto del primero, En este escenario que, pont ceenares cn aus ecusos hus ntl hua in ina, Wallerstein vaticinal i basi formar pare comin Estados Unidas hey Rea ¢ aliaria con la Unién Euro, i resiee seeane gr Ewope, Le psibilidad de quest eseenaio 78 fas consecuencias de la fuerte atraccién que offecia China (destino de las mirgenes comerciales de Europa). Al final de la consolida- cién econdmica, cultural ¢ ideolégica del Atlantica, se daria un reencventro con la diferencia colonial, en wa de sus ubicaciones geo-histérieas (¢.g,, los jesuitas en China, Spence: 1999). La reorga- nizaci6n y expansién del capitalismo mundial, producirfa un encuen- ‘to entre la civilizacién china (en cl sentido amplio de Huntington, desde 1500 A.C. hasta las actuales comunidades y paises del sureste asiitico, como Karea y Viemam, 1996: 15) y la civilizacién occiden- tal, o-al menos parte de ella. En realidad, uno de los intereses del escenario de Wallerstein era cl de suponer que In eivilizacién ocei- dental se dividirfa: parte de ella estableceria alianzas con la civilizacién china y japoness (0 das aspectos de una misma civilizacién) y Ja otra (ia Uniéu Europea), con uno de los margenes de Occidente, 0 lo que “Huntington llama “la civilizacién rusa ortodoxa”, distinta de sus pa- riontes eercanos, la civilizacién bizantina y le occidental (1996: 45), Esconario fascinante, en verdad, puesto que hacia preveer que el imaginario del mundo modernoleolonial que acompuné y justified Ia historia del capitalismo, estaba a punto de transformaciones radica- tes, Es decir, o bicn el enpitalismo entraria ex una fase en que el imaginario inicial se desitlegracia en otros imaginarios 0 bien el ca- pitalismo ES el imaginario y, en consecuencia, las distintas civiliza- Ciones de Huntington estarian destinadss a ser pulverizadas por la ‘marcha intransigente de la explotacién del trabajo a nivel nacional y transnacional. Seis aftos después de los prondsticos de Wallerstein, el semanario Business Week (febrero 8, 1999), preguntaba, en grandes titulares, “Will it be the Atlantic Cenwny?”, en letras negras. Y en letras mais pequefias y rojas, on la misma tapa, sugeria una respuesta: “The 21 Century was supposed to belong f9 Asia, Now the U.S. and Europe are steadily converging to form a new Atlantic economy, with vast impact on global growth and business”. No hay ninguna sorpresa cn este escenario. Lo diferencia colonial se redefine en las formas globales de colonialismo motivadas por las finanzas y el mercado, més que por la cristianizacién, la misién civilizadora, el destino ‘manifiesto 0 el progreso y cl desarrollo. Lo sorprendente era el esce- nario de Wallerstein. Lo tinico que llama Ia alencién es Ia pregunta “Will it be the Atlantic century?”, refiriéndose al siglo Xxt. Llama la atencién porque ;no fueron acaso los Uikimos cinco siglos los siglos 79 SE del Atlantica? Pero el énfasis aqui no es en el Atlintco, sino en el Ailintico Norte, la nueva designaciéa geo-politica en un imaginario {que reemplaza las diferencias entre Europa y el hemisferio cedar: ‘al por a emergencia Gel Atléntico Norte, Poreiert que este vorenn Fo no se le escap6 a Huntington cuando, al re-delinir Oceides afitmaba: “Historically, Western civilization is European chiltasie 4n the modern era, Western civilization is Euroamerican or Nevth Atlante civilization. Europe, America (y quiere decit Norte Ange a) and the North cltlamie can be found on a map; the Nest come (1996: 47). Con ia desaparicién de Occidente, desaparece tmnbievet bemistero occidental que solo queda, como se adivina en el psa de Kissinger, ctado al vomienzo de este articulo, camo uta enostide interna” de América del Norte en In re-articulacién de la ferent colonial en el periode de eolonialisme global : ‘La segunda consecuencia anunciada ms arriba es el estatuto de ‘as migraciones, del sural norte, queestin preduciendo la“latinec yee ‘eanizacién” de Estados Unidos. Si el “corolario Roosevelt" fae ug triunfo de ta conciencia y del poder anglo-americano sobre ncnre Giencia y el poder atino-americano, las migraciones masivas del soy al narie estin mostrando wna wueva dimension, elorands pep ioe movimientos sociales. Las migraciones del sural norte no licluyen solo blancos-latinos y mestizos, sino también numerosa poblacisn indigent (Varese, 1990) que tiene mis en comin con los indigent nutivos en Estados Unidos que con fos blancos n mestizos en Anse 2 Latina, Por otra parte, debido a la politica de Bstados Uniden crcl Caribe, en su momento de expansidn eon anterioridad a la sesunes guerra rani {a inmigracién affo-americana desde Haiti y anat, fa, complica el escenario al mismo tiempo que pose de relera dimensin silencida en as relaciones note-ur en mance een tos blancos o mestizos, aferrados ala idea de hemisterio occiaeney Para las poblacfones indigenas y afro-nmericanas, la imagen de he, misferio occidental no fue ni es significativa. Este es uno de log ca pectas al gue se referia Huntington al devi, : ‘Subjectively, Latin Americans themsely i ty, sans themselves are divided in their Biridentiication. Some say, ‘Yes, we are part ofthe West thers claim, ‘No, we have our own unique culture’ (Hunt ereeoey imigne culture’ (Hunting. 80 Ambas posiciones pueden sostenerse desde fa perspectiva de la doble conciencia criolla en América Latina, Sera més dificil encon- {rar evidencias de que estas opiniones tuvieran su origen en ta dable conciencia indigena o affo-americana, Ahora bien, esta, distincién no es solo valida para América Latina, sino para Estados Unidos también. Huntington le atribuye a América Latina una “realidad” que es vilida para Estados Unidos, pero que quizis no es perceptible dosde Hiacvard, puesto que desde alli, y desde las couexiones de politélogos y cientificos sociales con Washington, a mirada se diri- ge mds hacia el oriente (Londres, Berlin, Paris), que hacia el sudocs- tey el Pacifico. Espacios residuales, espacios de ia diferencia colonial, Sin embargo, y atin estando en Harvard, el intelectual afro-america- no W. E. B, Du Bois podia mirar hacia el sur y comprender gue para quienes estén histériea y cmotivamente ligados a la historia de Ia esclavitud, la cuestién de ser o no occidentales no se plantea (Du Bois, 1904). Y si se plantea, como en el libro reciente del caribetio- briténico Paul Gilroy (Gilroy, 1993), el problema aparece en una argumentacién en In que el “Atléntico negro” emerge como la me- moria olvidada y soterrada en el “Atlintico norte” de Huntington, Por otra parte, la Jectura del eminente intelectual y abogado indige- na, de la comunidad Osage, Vine Deloria Jr. (Deloria, 1972, 1993) nuestra que ni las comunidades indjgenas en Estados Unidos fueron totalmente eliminadas, como Jo afirma Huntington, ni que en Esta- dos Unidos no persiste fa diferencia colonial que emergié con el ima- ginario del circuito comercial del Atlintico y que fue necesaria para Ja fundacién histérica de la civilizacién occidental, de su Fractura intema con la emergencia det hemisferio occidental. Hay mucho mas, cen los argumentos tle Deloria, que la simple diferencia entre el cris- tianismo protestante y catélico que preocupa a Huntington. Deloria recuerda, para quienes tienen mala memoria, la persistencia de for- mas de pensaricato que no solo ofrccen religiones altemativas sino, més importante ain, altemativas al concepio de religidn que es fu damental en fa erquitectura del imaginatio de Ia efvilizacién occ ental. La transformacién del “hemisferio occidental” ea el “Atkintico Norte" asegure, por un lado, la pervivencia de la civilizacién occi- dental. Por otro, margina definitivamente a América Latina de la civilizacién occidental, y crea las condiciones para la emergencia de fuerzas que quedaron ocultas en el imaginario criollo (latino y anglo) 81 de “hemisferio occidental”, esto es, Ia rearticulacién de las fuerzas amerindias y afro-americanas alimentadas por las migraciones ere. cientes y por el tecnogiobalismo. El surgimiento Zapatista, In fuerza del imaginario indigena, y la diseminacion planetaria de sus discur, S0§ mos hacen pensar en futuros posibles més alld del hemisferio occidental y del Atléntico norte, Pero, al mismo tiempo, mds alld de {odo fundamentalisino civilizatorio, ideolégico 0 religioso, cuyos Perfiles actuales son el producto histdrico de la “exteriorided inte. rior’ a la que fueron relegados (e.g, subalternizados) por la autodei. nicién de la eivilizacién occidental y del hemisferio occidental, cl problema de Ia “occidentalizacién” del planeta es que todo el plane- {a, sin excepeiéa y en los bltimias quinientos aos, vo que zespon. der de alguna manera a la expansién de Occidente. Por lo tanto “mis allé del hemisferio occidental y del Atlantica Norte” no quiere decir gue exista algiin “lugar ideal” existente que es necesario defender, Sino que implica “mis alld de la organizacién planetaria basada en I exterioridad interior implicada en el imaginatio de la civilizacién occidental, del hemisferio occidental y del Atlintico Norte”, Notas "Profesor de Literatura y Lenguas Romances y de Anttopologis Cultural en la Universidad de Duke, Referencias bibliograticas Asu-LucHo, Janet L.: Before European Hegemony. The World ‘Sustem A.D, 1250-1350, Oxford University Press, Nueva York, 1989, Aoonno, Rotena: Writing and Resistance in Colonial Peru, Univer- sity of Texas Press, Austin, 1986, AnzaLoza, Guota: Borderland/La Frontera. 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