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Una noche, unos chicos celebraban una fiesta en un parque, entre risas y alcohol

comenzaron a contar historias de terror. En la misma calle, haba un cementerio


y uno de ellos coment lo mucho que le aterraba pasar por all. Aprovechndose
del miedo de su amigo otro de los jvenes advirti al resto con la siguiente frase:
No se os ocurra nunca pisar sobre una tumba cuando se ha puesto el sol. Si lo
haces, el muerto te agarra y te mete dentro.
Mentira replic Alexandra Eso son slo supersticiones.
Si tan valiente te crees por qu no nos lo demuestras? Te dar 10 euros si te
atreves, apost el chico.
A m no me dan miedo las tumbas ni los muertos, respondi ella. Si quieres
te lo demuestro ahora mismo.
El chico le tendi su navaja. Clava esta navaja en una de las sepulturas le dijo.
As sabremos que has estado all. Sin dudarlo Alexandra cogi la navaja y se
dirigi con paso firme al campo santo bajo la mirada atnita de sus amigos.
El cementerio estaba lleno de sombras y haba un silencio sepulcral y sin
quererlo el miedo se fue adueando de la chica que con cada paso senta cientos
de ojos vigilarla y un aliento helado en la nuca.
No hay nada que temer, se repeta Alexandra para tratar de calmarse a si
misma.
Escogi una tumba y pis sobre ella. Despus se agach rpidamente, clav en
el suelo la navaja y se dispuso a marcharse. Pero no pudo. Algo la retena! Lo
intent de nuevo, pero segua sin poder moverse. Estaba aterrada.
Alguien me sujeta! grit, y cay al suelo.

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