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Reconstruir el país y reconstruir la política

- El imperativo de la unidad y la fraternidad internas .

Hemos perdido un millón de votos en los últimos 15 años, entre otras


cosas, por el deterioro de nuestra convivencia interna, muy relacionada con la lógica
perversa de los lotes y los grupos internos. Eso debe terminar. Debemos derribar
nuestros propios muros, caretas, prejuicios y divisiones internas . Debemos querernos
un poco más, tratarnos con un poco más de cariño. Nos hemos hecho mucho daño en
nuestra vida interna. Hemos descabezado a casi todas las directivas que nos hemos
dado en los últimos 12 años. Eso debe terminar.

Cuando en enero pasado los partidos de la Concertación descabezaban a


sus directivas, o pedían la cabeza de sus Presidente, tras la derrota presidencial –que
todavía nos duele- nosotros levantamos la voz en el Consejo Nacional del mismo mes
para pedir la unanimidad para que esta directiva, que es nuestra directiva, pudiera
concluir su período normalmente. Así entendemos un aspecto central de la
renovación de la DC: cuidar nuestra convivencia interna y fortalecer la fraternidad. Por
aquí comienza la renovación de la política.

Quiénes no apoyamos, en enero de 2009, a la directiva encabezada por el


camarada Juan Carlos Latorre, hicimos un compromiso público y solemne al momento
de elegir la directiva nacional: jamás haríamos una crítica por los medios de
comunicación. Transcurridos 18 meses desde su elección, podemos decir que hemos
cumplido a cabalidad con esa promesa.
-Volver a las raíces.

Paradójicamente, el primer paso hacia la renovación de la DC, en una perspectiva


de futuro, es volver a las raíces.

Se trata de volver a los fundamentos éticos, doctrinarios y valóricos de la DC para


proyectarnos al futuro. En nuestras raíces y en nuestra historia están una parte importante de las
claves en torno al futuro.

Debemos tener en claro que volver a las raíces no es volver al pasado. No


podemos retrotraer el reloj de la historia. Nos sentimos orgullosos de nuestro pasado y de
nuestra historia, pero nuestra mirada ha de ser necesariamente una mirada de futuro. Para que
sea potente, esa mirada tiene que estar anclada en el espíritu de los padres fundadores y en el
carisma que ellos le imprimieron al partido.

-Existe Hambre de identidad en nuestro partido.

¿Qué es ser DC en la era de la globalización, a medio camino del desarrollo, al


interior de un complejo proceso de transición y consolidación democrática, con elementos de
continuidad y cambio, enfrentados al nuevo escenario de oposición a un gobierno de derecha?

La respuesta la encontramos en nuestra propia historia y los lineamientos que


hemos ido dibujando a través de ella. No tenemos para qué vestirnos con ideas y ropajes ajenos.
El meollo de las respuestas en torno a la cuestión de la identidad demócrata cristiana está en
humanizar la globalización y el desarrollo. Colocar al ser humano en el centro de las cosas.
Queremos un desarrollo humano, con todos y para todos, marcado por aquello que nos define
desde nuestros inicios y que debemos reponer en la nueva agenda del siglo XXI: la justicia
social. Es ese el concepto más característico de la DC a través de nuestra historia. La dignidad
de la persona humana, del trabajo y el trabajador, es la trama y guía de toda la doctrina social
de la Iglesia. A partir de esa columna vertebral que recorre todo el social cristianismo,
articulado en torno al concepto de “comunidad de personas”.
E n eso consiste la renovación de la política: en la buena política y las buenas
prácticas en relación a los nuevos desafíos del siglo XXI.

No se trata tan solo de un cambio en nuestros estatutos internos. Ello, por cierto,
es necesario y fundamental. Lo que hace a la renovación de la política es, principalmente y de
manera fundamental, un cambio de actitud. Debemos preguntarnos, en primera persona
singular y plural, que hemos hecho mal para llegar a este estado de cosas. La gente nos ha
dado una oportunidad al obtener un buen resultado en las recientes elecciones parlamentarias.
Debemos también dar crédito a la actual directiva por dicho resultado. La gente nos ha
mostrado tarjeta amarilla en varias oportunidades. Hemos hecho oídos sordos a esa
advertencia ciudadana. Debemos aprovechar esta nueva oportunidad que está dada por una
representación parlamentaria interesante y promisoria.

Finalmente, debemos cuidar nuestros liderazgos, con miras a las próximas


contiendas electorales de 2012 y 2014.

-Somos el centro de la centro-izquierda. Para un sistema multipartidista como


el nuestro, es inevitable plantearse la cuestión de las políticas de alianzas.

Para un partido como el nuestro, este siempre ha sido un problema complejo


(Narciso Irureta: históricamente, algunos nos han visto como la nueva cara de la derecha,
mientras que para otros somos la otra cara de la izquierda).

Una cosa sabemos: no somos un partido de derecha.

Es más. Debemos ser una alternativa a la derecha, decididos a enfrentarla


políticamente y derrotarla electoralmente. Por eso estamos en la oposición.

Yo creo que Chile NO ES un país de derecha; sin embargo, debemos tomar nota
que ganó la derecha y preguntarnos por lo que hicimos, o no hicimos, en los últimos años para
llegar a este resultado electoral.
¿Cómo pasó el “piñerismo”, que es más que RN y la UDI, del 44% de la 1ª
vuelta al 52% de la 2ª vuelta?

No se necesita ser cientista político para saber que lo hizo por su capacidad de
atraer a sectores medios y del centro político, sectores que nosotros mismos hemos
representado históricamente, y que estamos llamados a representar y a recuperar en una
perspectiva de futuro.

Su discurso del 21 de Mayo, con su componente social, va dirigido a


consolidar la representación de los sectores medios. No menospreciemos el proyecto y el
discurso del piñerismo: ha logrado transformar a la centro-derecha en mayoría absoluta por
primera vez en casi 100 años.

Nuestra política de alianzas está constituida por la Concertación de Partidos por la


Democracia, entendido como un Pacto de Centro Izquierda, con fuerzas políticas afines, que
ha sido capaz de transformar la mayoría social en una mayoría política, asegurando la
gobernabilidad democrática, la estabilidad política, la paz social, el bienestar y el progreso en
Chile, a niveles que no hemos conocido en nuestra historia.

Siempre me he definido como nacido y criado en la DC y


concertacionista hasta la médula de los huesos.
En la hora actual debemos constituirnos, sin complejos y a partir de nuestra
propia identidad, en el centro de la centro-izquierda, no de la centro-derecha.

Siempre he preferido la definición de la Falange como una fuerza política “más


allá de las izquierdas y las derechas”, como una fuerza política de nuevo tipo.

He argumentado en muchas oportunidades que la DC NO ES un “centro”


político a secas, como se le suele entender, como algo anodino, tierra de nadie, como una
suerte de bisagra entre la derecha y la izquierda.

Sin embargo, frente a la irrupción del “piñerismo” que ha llevado a la


centro-derecha al poder, es evidente que hemos de constituirnos en el centro de la
centro-izquierda, con un claro perfil y personalidad propia, con mucha identidad, y sin
complejos.
--Nueva Concertación. No nos conformamos con el estado actual de cosas al
interior de la Concertación. Necesitamos de una nueva Concertación. Los problemas de la
Concertación se resuelven con más Concertación y no con menos Concertación . El 11 de
Marzo de 1990 se cumplió una primera etapa: la de la Concertación por el NO.

El 11 de Marzo de 2010 se cumplió una nueva etapa: la Concertación por la


Democracia como coalición de gobierno.

Hoy debemos recrear, revitalizar, renovar y proyectar la Concertación hacia una


nueva etapa.

Nuestros partidos están en procesos de reflexión interna, en procesos eleccionarios


de los que tendrán que surgir nuevas definiciones. En eso estamos.

La Concertación no hubiese nacido, no se hubiera mantenido, y no tendría


futuro sin el concurso de la DC y las fuerzas políticas afines.

Hoy por hoy estamos llamados a ejercer un claro liderazgo, volviendo a


constituirnos en la primera fuerza política nacional, al interior de una Nueva Concertación
que tiene que renovarse y proyectarse.

Este es el momento de la DC. Debemos ordenar nuestras ideas y definir nuestra


política. Chile necesita y nosotros necesitamos de una DC fuerte y renovada.

A partir de esas definiciones estamos llamados a ejercer un liderazgo que


renueve, amplíe y profundice nuestra política de alianzas, convocando a una amplia mayoría
social y política.

Desde esa posición sostendremos todos los diálogos y definiremos los acuerdos
electorales que sean consistentes con esa política, pero lo que no podemos permitir es que nos
pauteen desde a fuera; cuidado con los cantos de sirena de unos y otros que apuestan a la
división de la DC .

No nos van a dividir. Tampoco nos van a poder de rodillas imponiendo


condiciones.

Cuando la DC se divide es la derecha la que gana.

Vamos a crecer y constituir alianzas a partir de nuestra propia identidad, con las
fuerzas que sean afines, para crecer hacia los jóvenes, los sectores medios y el centro político
estableciendo un verdadero dique de contención en relación al “piñerismo” y la derecha.
Los problemas de la DC se resuelven con más democracia y no
con menos democracia.

- Elección democrática y directa de la nueva directiva, sí o si; c ompetiremos el 29 de Agosto .


Este es uno de los elementos que nos caracterizan como propuesta de renovación. Los
problemas de la DC se resuelven con más democracia y no con menos democracia. No
creemos en la fórmula de una pretendida unidad que termina siendo de la unidad por la unidad,
en base a una lógica del poder por el poder. No creemos en una pretendida “Mesa de Unidad”
que surge de un acuerdo cupular, en Santiago, entre cuatro paredes. Esa no es la democracia
interna que queremos. Aspiramos a que los militantes del partido elijan directamente a las
directivas a nivel nacional, regional, provincial y comunal. No hay sustituto para la
democracia interna.

--Primarias abiertas para los cargos de representación popular. Los problemas de la DC se


resuelven abriendo el partido a los ciudadanos y ciudadanas, y no cerrándolo. La política debe
ser un diálogo con la ciudadanía y no un monólogo. Necesitamos elegir por el mecanismo de
primarias abiertas a todos nuestros candidatos a cargos de representación popular: presidente,
senador, diputado, alcalde y concejales.

--“Somos la continuidad histórica de Chile” (E. Frei Montalva). Hoy los nietos y nietas de los
asignatarios de la reforma agraria están ingresando a la educación superior. Esa es la historia de
Chile de los últimos 50 años. Ahí queda reflejado el liderazgo de la DC.

IGNACIO WALKER PRIETO


CANDIDATO A PRESIDENTE PARTIDO DEMOCRATA CRISTIANO
MOVIMIENTO AMPLIO POR LA RENOVACION

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